Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La idea de progreso y el caudillismo en Venezuela (página 2)




Enviado por JESUS VARGAS



Partes: 1, 2

Antecedentes

La Venezuela que surge en 1830 con la separación
de la Gran Colombia, era una sociedad que buscaba mantener los
privilegios de las élites dominantes durante el tiempo de
la Colonia. En otras palabras, lo que se pretendía
consolidar era un consenso político fundamentando en el
establecimiento de un sistema oligárquico de gobierno, el
cual incorporase a su seno tanto a los remanentes del mantuanaje
criollo como a los nuevos grupos surgidos de la Guerra de
Independencia, cuyos privilegios sociales se veían
confirmados por las tierras que habían recibido como
resultado del traspaso a nuevas manos del latifundio
colonial.

Por otra parte, a los intereses de la clase latifundista
había que añadir los de una burguesía
comercial que se había fortalecido por las oportunidades
de abastecimiento que ofrecían 3 lustros de
campañas militares. En síntesis, para 1830 el
panorama político venezolano consistía en un
campamento armado de ex combatientes de la Independencia,
recompensados muchos de ellos con la adjudicación de
tierras; pero que veían bloqueadas sus aspiraciones de
conducir los destinos de la República, debido a la
centralización del poder legitimada por la
Constitución de 1830, bajo el poder de José Antonio
Páez y su base de poder: la burguesía comerciante
caraqueña, núcleo dominante del Partido
Conservador.

Ante la obstrucción de su acceso al poder, los
militares-hacendados comenzaron a dirigir entre 1830-1831
rebeliones en el oriente del país que buscaban restablecer
sus privilegios, además de expresar un regionalismo
político que tenía sus orígenes en la
Colonia y que se había fortalecido durante los primeros
años de la guerra emancipadora. En términos
generales, los rebeldes abogaban por un gobierno federalista que
protegiera sus dominios regionales. Por otra parte, este mismo
argumento fue esgrimido posteriormente por los líderes de
la Revolución de las Reformas de 1835-1836, al manifestar
la intención de limitar bajo el manto del federalismo al
poder central, así como otorgar a los hacendados unas
mayores prerrogativas tanto políticas como
económicas.

En este sentido, la aprobación de la Ley de
Libertad de Contratos del 10 de abril de 1834 significó
por lo menos parcialmente cierto entendimiento de los sectores en
disputa, debido a cierto grado de bonanza económica, sobre
todo en las zonas de producción agrícola de los
valles centrales.

Paralelamente, en los llanos se vivía una
situación distinta, ya que los hacendados se enfrentaban
al incremento del abigeato y del bandolerismo, como
manifestaciones de una profunda inconformidad social.

Con la crisis económica que se experimenta a
partir de 1842 en Venezuela, comienzan a evidenciarse las graves
tensiones sociales latentes. La pauperización creciente de
pequeños y medianos propietarios, desposeídos de su
tierra por los efectos del encarecimiento del crédito y de
las ejecuciones hipotecas y la marginalización de
pequeños comerciantes, vinculados esencialmente a los
circuitos de distribución interna de los productos
agropecuarios, son las principales causas de los levantamientos
de los años 1846 y 1847, cuya expresión
política se refleja en la creciente radicalización
de los planteamientos del Partido Liberal y de su vocero, el
periódico El Venezolano. No obstante, los
planteamientos del sector liberal no estaban orientados a
modificar de manera profunda la estructura de la sociedad, ya que
se enmarcaban dentro de los intereses de una clase propietaria:
los hacendados. En tal sentido, durante la década de la
consolidación en el poder de la «autocracia
liberal» (1848-1858), después de los acontecimientos
del 24 de enero y la derrota de José Antonio Páez
(agosto 1849), se experimentan ciertas medidas favorables a la
clase terrateniente: abolición de la esclavitud y
otorgamientos de indemnizaciones a los antiguos propietarios de
esclavos; modificación de la Ley de 1834 y de su
suplantación por la Ley de Espera y Quita de
1841.

Finalmente, ante el acaparamiento de tierras por parte
de la dinastía monaguista, una fracción del Partido
Liberal logra un entendimiento con un grupo de los conservadores
bajo la consigna de «Unión de los venezolanos y
olvido de lo pasado» que deriva en el derrocamiento de
José Tadeo Monagas en marzo de 1858.

LOS COMIENZOS DE LA GUERRA

Con la Revolución de Marzo de 1858 en contra del
gobierno de José Tadeo Monagas, se iniciaron la cadena de
acontecimientos que derivarían en la Guerra Federal. Bajo
la dirección de Julián Castro, el movimiento
insurreccional prometía liberar a todos los trabajadores,
sirvientes y campesinos de las deudas contraídas con sus
patronos. Pero, una vez consolidado el nuevo gobierno, el
predominio de elementos conservadores en su seno junto con
ciertas medidas represivas, reavivaron la lucha.

El 7 de Junio de 1858, un decreto del Presidente Castro
ordena la expulsión de Venezuela de Juan Crisóstomo
Falcón, Ezequiel Zamora, Wenceslao Casado, Antonio
Leocadio Guzmán, José Gabriel Ochoa, Fabricio Conde
y otros futuros jefes de la contienda armada, mientras en los
valles de Aragua, en la sierra de Carabobo y en los llanos de
Portuguesa se levantaban en armas, bandas de campesinos armados.
Al tiempo que la insurrección se extendía, el
gobierno daba muestras de incapacidad para suprimir tales
estallidos, que cada vez eran más intensos. Muestra del
grado de conflictividad social que se experimentaba la podemos
apreciar en un las siguientes consignas: «¡ Mueran
los blancos!» y «Hagamos una nación para los
indios».

En parte como una manera de atenuar la difícil
situación, los congresistas que asistieron a la
Convención Constitucional de Valencia aprobaron la
Constitución de 1858 (31 Diciembre de 1858), la cual
aparte de significar la conciliación entre conservadores y
liberales, otorgaba ciertas concesiones políticas a los
estratos más bajos de la sociedad (sufragio universal de
varones, abolición de la esclavitud). No obstante, la
Carta Magna se encontraba desfasada con relación al
desarrollo de los acontecimientos en el país.

Finalmente, en agosto de 1858, un intento de los
liberales para derrocar a Julián Castro, conocido como La
Galipanada, es debelado y fracasa; pero el domingo 20 de febrero
de 1859, el comandante Tirso Salaverría, seguido de 40
hombres, asalta con éxito el cuartel de Coro, se apodera
de 900 fusiles y lanza el «Grito de la
Federación», cuya fecha pasará luego a formar
parte del escudo nacional, al lado de la fecha del 19 de abril de
1810. La guerra había comenzado.

CONSIDERACIONES GENERALES

En términos generales, la Guerra Federal ha
generado un suerte de mitología que no ha permitido
evaluar de manera seria el impacto de dicha contienda en la
sociedad venezolana de mediados del siglo XIX. En tal sentido, es
necesario precisar algunos puntos claves para una mejor
comprensión de un fenómeno de tal
magnitud.

En primer lugar, la Guerra Federal no involucró a
todo el territorio venezolano. Los combates más
importantes se desarrollaron en la zona de los llanos altos y
bajos (el territorio de los actuales estados Barinas, Portuguesa,
Cojedes, Apure y Guárico); aunque varios brotes se
registraron en la zona central (estados Falcón, Lara,
Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en el oriente
(principalmente en el territorio de los estados Anzoátegui
y Sucre), se trataba en estos casos de actividades de guerrilla
que sólo lograron cobrar importancia en los últimos
meses de la contienda. Regiones enteras del país, como los
Andes, Guayana y el Zulia se mantuvieron prácticamente al
margen de la lucha.

En segundo lugar, los efectos de la guerra sobre la
economía fueron diversos. Si bien es cierto que la
ganadería quedó disminuida (resultado lógico
de la concentración de los combates en las zonas de
tradición pecuaria), hubo otros rubros de la
producción que no se vieron afectados. El café,
cultivado en los Andes, y el inicio del «boom
algodonero» en Guayana, provocado por las incidencias de la
Guerra de Secesión de Estados Unidos (1860-1865), son
claros ejemplos de esta circunstancia.

Además de los aspectos señalados
anteriormente, conviene analizar la Guerra Federal desde los
puntos de vistas político, social y militar, para una
mejor comprensión de tal fenómeno. Desde la
perspectiva política, conviene señalar que durante
el tiempo que duró la contienda armada, el debate
político estuvo centrado en Caracas, en torno a la
oposición entre los sectores liberales y conservadores.
Roto el consenso inicial de la Revolución de Marzo de
1858, Julián Castro buscó la alianza de uno u otro
bando con el fin de lograr su permanencia en el poder. Sin
embargo, estas maniobras sólo lograron acelerar su
caída en 1859; el establecimiento de un efímero
gobierno provisional federalista que duró menos de 24
horas y que, después del episodio de La Sampablera, es
reemplazado por un nuevo Gobierno de tendencia
conservadora.

No obstante, en el propio seno del Partido Conservador
se enfrentan dos tendencias: las de los «civilistas»
o «legalistas», que apoyan a Manuel Felipe Tovar y
Pedro Gual; y la de los «dictatoriales», quienes
promueven la figura de José Antonio Páez como
única salida para reestablecer la paz. Esta pugna se
decantará finalmente con el segundo regreso de Páez
en marzo de 1861, el derrocamiento del presidente Pedro Gual
(29.8.1861) y la proclamación de una dictadura encabezada
por Páez pero dirigida, en realidad, por Pedro José
Rojas.

Asimismo, una vez en el poder los conservadores llevaron
adelante conversaciones con los federalistas en la sabana de
Carabobo (diciembre de 1861), que no lograron un resultado
favorable, prolongándose la lucha hasta las negociaciones
del Tratado de Coche, en abril de 1863.

En el plano militar, la Guerra Federal fue esencialmente
una guerra de guerrillas. Por otra parte, fue por lo menos en sus
inicios, la primera contienda armada venezolana que
utilizó la recién instalada red del
telégrafo eléctrico como medio de
información; aunque al poco tiempo, la destrucción
de los cables y de las estaciones telegráficas
paralizaría este servicio. En cuanto a la dirección
de la contienda, sólo durante el primer (febrero
1859-febrero 1860), se puede hablar de una unidad de mando en el
seno del Ejército federalista, destacando en este
período y hasta la fecha de su muerte en San Carlos
(10.1.1860), la figura de Ezequiel Zamora. Tres grandes batallas
constituyen hitos de excepción en el desarrollo de los
combates: la de Santa Inés (10 de Diciembre de 1859) en el
que Zamora al mando de 3.400 hombres, derrotó a las
fuerzas del gobierno que consistían de 2.300 hombres, con
un saldo de 1.200 bajas entre ambos bandos aproximadamente; la de
Coplé (17 de Febrero de 1860) en que las fuerzas
gubernamentales del general León Febres Cordero derrotan
al Ejército federalista de 4.500 hombres, bajo el mando de
Falcón, y la batalla de Buchivacoa (26,27 de Diciembre de
1862), en la que los generales federalistas Manuel Ezequiel
Bruzual y José González, al mando de unos 3.000
hombres, derrotaron a los 2.500 soldados del general Facundo
Camero. De estas tres batallas, fue en realidad la de
Coplé la que decidió el curso general de la guerra,
ya que a partir de la misma Falcón decidió disolver
su ejército.

Quizás el componente social de la Guerra Federal
sea el más complejo de analizar, debido a que pese a que
con el «Grito de la Federación» se produjo la
irrupción violenta en el escenario venezolano de las
huestes llaneras; la dirección política de la
insurrección, especialmente después de la muerte de
Ezequiel Zamora, la desempeñaron los terratenientes, capas
sociales de la burguesía urbana y caudillos militares
ideológicamente aburguesados.

En este sentido, el propio programa de Zamora era de
naturaleza esencialmente intelectual, primordialmente
política y más bien moderada que radical:
exigía la abolición de la pena de muerte, la
prohibición perpetua de la esclavitud y el sufragio
universal combinado con el principio alternativo de gobierno. Es
por esto motivo, que algunos historiadores señalan que
más que una «insurrección campesina»,
en el sentido europeo de la palabra, la Guerra Federal
significó un renovado intento de fusión entre 2
realidades sociales y raciales, blancos contra razas mezcladas,
de la Venezuela Agraria.

En cuanto a sus consecuencias, se puede afirmar que la
Guerra Federal no modificó las estructuras de una sociedad
agraria tradicional. La solución conciliatoria adoptada
con la firma del Tratado de Coche, en abril de 1863
consagró el triunfó nominal de la
Federación, aunque en la práctica este principio
político nunca pasó de ser una ficción. Una
vez en el poder, Falcón distribuyó liberalmente los
frutos de la victoria entre él mismo y sus
compañeros más allegados. Se le atribuye en este
sentido al general federalista José Loreto Arismendi la
cínica o desencantada declaración «…
luchamos cinco años para sustituir ladrones por ladrones,
Tiranos por Tiranos…».

En síntesis, a pesar de los calificativos tales
como «Crisol de la igualdad social»,
«insurrección campesina» «guerra
revolucionaria»o «guerra social» que se han
utilizado para resaltar su carácter igualitario de la
Guerra de los Cinco Años, en términos generales, al
final de ésta, el fundamento material de la sociedad
oligárquica seguía intacto. Es debido a esta
circunstancia, que muchos autores señalen que en el fondo
la Guerra Federal, nunca pasó de ser un intercambio
ideológico entre las élites políticas del
país.

La idea de la
depuración racial en Venezuela

En la Venezuela de la época colonial, no bastaba
con ser de piel blanca para tener privilegios o incluso,
derechos, para la corona española, quien sabia que la
economía era agropecuaria, sabía también que
quien controlará los principales factores de esta como la
propiedad de la tierra y la mano de obra controlaría de
esta manera la economía y mantendría así el
estatus más alto de la sociedad.

Partiendo de este principio, en Venezuela, podemos
hablar de tres grupos sociales que se distinguen, como
son:

  • Los Dominantes o explotadores, conformados por
    terratenientes y comerciantes;

  • Los Intermedios, conformados por pequeños
    propietarios y pequeños comerciantes, artesanos,
    profesionales y pequeños productores; y

  • Los Grupos Sociales Explotados o Dominados, donde se
    encuentra el mayor número de personas sometidas a
    esclavitud vesollaje o endeudamiento.

A pesar que el factor que definía estos grupos,
estaban compuestos casi exclusivamente por descendientes
directos, y no mezclados de los primeros conquistadores, de este
modo la clase dominante se convierte también en una
aristocracia, o lo que es lo mismo, un grupo de personas que
consideran que ellos son de mejor calidad que el resto, a esta
clase se le denomina para la época como "Nobleza
Criolla".

Por otra parte también las personas eran ubicadas
en un lugar inferior o superior del sistema de jerarquías
sociales de acuerdo con sus características
fenotípicas, es decir, en función de su
fisonomía y el color de la piel ya que para las
aristócratas de la época estas
características definían la calidad de las
personas.

Al tomar estos rasgos como criterios de
organización social de forma excluyente los
aristócratas tenían esto como cuestión
natural pero en realidad esta es una falsa percepción de
la realidad.

Luego de esto comenzaron a darse la mezcla entre Blancos
Puros y afro descendientes a cuya descendencia se llamaría
Pardos o Mulatos y quienes en un principio constituyeron el 50%
de la población pero por la misma estructura de la que ya
hablábamos Constituían la parte más baja de
la sociedad.

Modelos
económicos

AGRARIO1.830 –
1.920

Es un modelo económico basado en la agricultura,
que desempeño un importante papel en el desarrollo de las
poblaciones indígenas americanas, el cual se realizaba en
un contexto de perfecto equilibrio ecológico y de forma
extensiva en la tierra e intensiva en el trabajo. En las labores
agrarias, los indígenas utilizaron técnicas,
métodos y sistemas totalmente naturales e inteligentes
para obtener más producción, en menos tiempo y en
el mismo terrero, sin contaminación.

Posteriormente y con la llegada de los españoles,
este modelo se fue transformando, hasta quedar marginado y a
expensas de otros modelos económicos que perdieron el
interés por la parte agraria, hasta llegar el modelo mixto
en el que se avizoran grandes posibilidades de
rehabilitación de este modelo con la idea de "retorno al
campo".

Antes de la colonización española, la
actividad agraria era la principal fuente de sustento alimentario
complementada con las actividades de caza y pesca.

Después de la invasión europea, el modelo
netamente agrario, se transformó en un modelo exportador
de productos agrícolas, principalmente el
café.

Posteriormente la actividad agrícola fue mermando
con la consecuente introducción de tecnologías que
ocasionaron una serie de transformaciones o reingeniería
no solo desde el punto de vista agrologico, sino también
en el aspecto de las organizaciones indígenas sociales,
políticas, culturales, económicas, pero ante todo
ecológicas por el impacto negativo que ocasionaron con la
posesión desequilibrada de los recursos naturales y la
consiguiente coerción de la fuerza de trabajo.

El modelo agrario cafetalero permaneció durante
algún tiempo, como centro de la economía
venezolana, hasta que en 1920 – 1.921, se produjo la
caída violenta en los precios de varios rubros
agrícolas, entre ellos el café; sin embargo, con la
aparición del petróleo se subsanó en parte
el problema.

Desde 1.921 hasta 1.999, la aplicación de
políticas neoliberales acabó con el pequeño
y mediano productor Venezolano, es así cuando en 1.929,
ocurre la desvalorización del dólar frente al
bolívar lo que sepultó la etapa agraria exportadora
como principal actividad económica del
país.

Es a partir de estos sucesos que el modelo agrario fue
marginado casi totalmente para dar paso a los modelos
capitalistas, rentistas y neoliberales, que otorgaban prioridad y
beneficios solo a una elite de terratenientes y empresarios,
mientras la gran parte del campesinado subsistía en
condiciones precarias.

En la actualidad, el modelo Mixto, sustentado sobre la
base de un modelo productivo capaz de generar un crecimiento
autosustentable, esgrime como estrategia "La Ley de Tierras" que
tiene como finalidad el retorno al campo, con medidas de
desarrollo integral, que buscan no solo mejorar la productividad
de la tierra, sino también la calidad de vida en el sector
rural, lo cual se logrará con el financiamiento de la
renta petrolera.

MINERO1917-1958

Modelo económico venezolano que se caracteriza
por la explotación de minerales tales como oro, hierro y
bauxita, carbón, manganeso, níquel, asbesto, yeso,
mica, azufre, sal, caliza, tungsteno y petróleo, lo cual
ha con vertido al país en la segunda nación que
concentra un 2% de la oferta mundial de minerales en
términos de producción. Todos esos minerales junto
a las perlas marinas han formado parte de las actividades
económicas de Venezuela desde tiempos lejanos. En la
actualidad, la explotación y comercialización del
petróleo y otros de los min erales mencionados,
representan la actividad más importante de la
economía Venezolana.

Antes de la llegada de los españoles a las costas
venezolanas, los indígenas usaban el oro y el hierro en
adornos para complementar su vestuario, en la fabricación
de ídolos y dioses entre otros, complementado con la
recolección de perlas para el mismo fin.

Al llegar los colonizadores aplicaron la pesca
indiscriminada de los ostrales naturales, intercambiaban
impositivamente especias que traían de Europa por los
adornos, imágenes y demás objetos que éstos
fabricaban con los minerales que recolectaban.

En la colonia se destacó la explotación
del cobre en las minas yaracuyanas de Aroa, que fueron mantenidas
por empresas extranjeras hasta el siglo XIX.

Posteriormente y con la aparición del
petróleo, se desarrolló en Venezuela un modelo
económico caracterizado por la explotación y
comercialización del mineral petróleo. Hay que
destacar que este modelo minero no solo se centró en la
exportación del petróleo, sino que también
se manejó la exportación de otros minerales como:
carbón, hierro, bauxita, manganeso, níquel, cromo,
asbesto, yeso, mica, azufre, sal, caliza y tungsteno.

El ingreso petrolero fue utilizado para el desarrollo
industrial, agrícola y pecuario del
país.

Facilitaba el crédito a los empresarios (elites)
para optimizar sus ingresos y a su vez mejorar de sus
industrias.

Permite la transformación rápida de
Venezuela en un país moderno y desarrollado debido al bajo
costo del dólar y a los bajos impuestos.

Es también llamado comúnmente (sembrar el
petróleo), aceptando, pero con serias advertencias de
moderación cierto aumento del gasto público no
productivo e inevitable al desarrollarse instituciones para
canalizar el gato.

El petróleo se percibía como un capital
natural en consecuencia, todo gasto del ingreso que no fuera una
inversión, representaba una
descapitalización.

La cultura rentista es en medida el producto de la renta
petrolera por parte del estado Venezolano, por lo cual se le
denomino capitalismo rentístico.

Indios y
mestizos

Indios: Son indígenas aquellas personas
que se reconocen a si mismas y son reconocidas como tales, como
originarias y pertenecientes a un pueblo con
características lingüísticas, sociales,
culturales y económicas propias, ubicadas en una
región determinada o pertenecientes a una comunidad
indígena.

Conjuntamente con los negros esclavos, los
indígenas ocuparon la posición de menor
jerarquía en la estructura social de la Venezuela
colonial. Su capacidad productiva fue utilizada por los sectores
dominantes mediante la esclavitud en los inicios del periodo
colonial, y bajo la figura de semiesclavitud consagrada con la
encomienda. Los indígenas y los negros no gozaron de
ningún privilegio social.

Mestizos: Esta palabra fue aplicada a los seres
humanos por el imperio español en el siglo XVI, para
denominar a una de las "castas" o "cruzas" que integraban la
estratificación social de tipo racista impuesta en sus
colonias en América: la del hijo de un padre o madre de
raza "blanca" y una madre o padre de raza "india". El sistema de
castas español derivo de la doctrina medieval de los
estatutos de limpieza de sangre. Las personas que eran
clasificadas como mestizas tenían un estatus social
disminuido, que les impedía o limitaba su acceso a la
educación y a posiciones de mando, propiedad o
prestigio.

El mestizaje entre grupos étnicos origino la
conformación de una nueva cultura, diferente a la original
que identifico a cada uno de los grupos participantes, y en la
cual se hicieron presentes múltiples manifestaciones de
dichas culturas. Esto equivale a decir que mediante el mestizaje
se produjo un proceso de sincretismo cultural que sirvió
de base para el desarrollo de la identidad nacional del pueblo
venezolano. Por esta razón que, desde el punto vista
físico, la apariencia de los venezolanos y venezolanas de
la actualidad es tan diversa, y desde el punto de vista cultural,
las expresiones creativas del ser venezolano presentan una amplia
riqueza y variedad. Esto puede observarse en las distintas
variantes nacionales de la gastronomía, la música,
las artes plásticas, las creencias religiosas y el
lenguaje.

Reivindicaciones
socioeconómicas

PROTESTAS Y LEVANTAMIENTO DE LOS
CRIOLLOS

Los criollos o blancos criollos, conformaron la clase
social dominante desde el punto de vista económico. Ya que
fueron los descendientes de los primeros conquistadores que a
través de los repartimientos, las composiciones y la
compra-venta, se convirtieron en propietarios de grandes
latifundios en los cuales desarrollaron plantaciones, haciendas
y/o hatos. Los blancos criollos actuaron como esclavistas,
encomenderos de la mano de obra indígena, y patrones de
los peones sometidos a relaciones de servidumbre.

La sociedad colonial venezolana experimento un alto
nivel de conflictividad entre los diversos grupos que la
conformaron. Las causas de estos conflictos fueron la
segregación política y las diferencias
étnicas y económicas.

En muchas oportunidades, la corona limito el
enriquecimiento de los criollos al imponerles una gran cantidad
de impuestos que pecharon sus actividades productivas, y al
perseguir el comercio ilegal de estos con las potencias europeas
consideradas enemigas por España. A la larga, este
conflicto se convirtió en la principal causa de la
independencia de las provincias venezolanas.

Los conflictos políticos, los blancos criollos se
opusieron a los blancos peninsulares. Este resentimiento tuvo su
origen en el hecho de que los segundos excluyeron a los primeros
del ejercicio de los principales cargos políticos. Los
mantuanos se sintieron con derecho a ocupar dichos cargos con
base en el poder económico que acumularon.

La Real
Compañía Guipuzcoana

La Real Compañía Guipuzcoana fue una
empresa comercial constituida el 25 de septiembre de 1728, con el
objeto de monopolizar el comercio de la provincia de Caracas con
España. Operó en Venezuela desde 1730 hasta 1785,
es decir, durante más de cincuenta años del siglo
XVIII; y tuvo gran influencia en el desarrollo económico,
social y político de la colonia. Fue una empresa a base de
acciones, cubiertas por capitalistas vascos, principalmente de la
provincia de Guipúzcoa, en el norte de España. El
Rey tuvo una considerable participación en el negocio,
pues recibió de los empresarios 200.000 pesos en acciones.
Esta circunstancia dio a la Compañía Guipuzcoana
carácter oficial. De allí su denominación de
Real Compañía.

ACTUACION DE LA COMPAÑIA
GUIPUZCOANA

Las operaciones de la Guipuzcoana se iniciaron a
mediados de 1730, fecha en que llegaron a La Guaira los dos
primeros barcos de la Compañía.

Los resultados de su actividad fueron plenamente
satisfactorios, y puede decirse que los, empresarios lograron los
objetivos que se habían propuesto al constituir la
empresa:

Primero: Aseguraron el comercio con las provincias
venezolanas, que antes beneficiaba en gran parte a los
contrabandistas extranjeros.

Segundo: Aseguraron el envío de frutos a
España, regularizando y aumentando los embarques de cacao
y tabaco, principalmente, y de esta manera pudieron rebajar los
precios de dichos frutos en la Península.

Tercero: Consiguieron frenar y disminuir el contrabando,
persiguiendo y hostilizando a los ingleses, holandeses y
demás extranjeros que venían ejerciendo ilegalmente
gran parte del comercio de la colonia.

OPSICION A LA COMPAÑIA
GUIPUZCOANA

El establecimiento de la Guipuzcoana significó un
cambio profundo en el sistema de comercio tradicional de las
provincias venezolanas. Era la única empresa que
podía vender mercancías europeas en el país,
y la única también que podía comprar los
frutos que se exportaban a España. De consiguiente, los
precios de las mercancías importadas y de los frutos,
dependían ahora de la empresa, la cuál los fijaba
de acuerdo a sus conveniencias, en perjuicio de los consumidores
y de los productores locales. Estos no podían comprar ni
vender libremente, sino a la empresa, a los precios que
ésta fijaba. Además, la compañía
estaba en condiciones de castigar cualquier violación.
Todo esto explica la oposición que ciertos sectores
coloniales hicieron a la compañía. Al principio fue
una oposición sorda, legal, pacífica. Más
tarde llegó a ser oposición violenta.

OPOSICION DE LOS HACENDADOS Y DE LOS
MERCADERES

Los primeros, que se consideraron afectados por el
monopolio de la Guipuzcoana, fueron los hacendados y los
mercaderes venezolanos. Y comenzaron a oponerse a través
del Cabildo, organismo municipal integrado por representantes de
dichos sectores. El Cabildo de Caracas se quejaba de que se
hubiera establecido el monopolio sin habérsele consultado,
o por lo menos dado alguna participación en un negocio de
tanta importancia. Los hacendados ya no podían vender sus
frutos al mejor postor, sino a la empresa; tampoco podían
utilizar las naves de la compañía para enviar
directamente sus frutos a España, pues la empresa se
negaba a ello.

En relación con esto último surgió
una larga disputa entre los hacendados y mercaderes, por una
parte, y la Guipuzcoana por la otra. Los primeros querían
que la compañía les permitiera utilizar una tercera
parte de la capacidad de sus barcos para ellos enviar
directamente sus frutos a España. Alegaban que durante
muchos años fue costumbre repartir así las bodegas
de los buques que llegaban a los puertos venezolanos, y que la
empresa debía respetar esa costumbre. Pero la Guipuzcoana
se negó repetidas veces a aceptar tal cosa, y las
autoridades decidieron siempre la cuestión a favor de la
empresa.

OPOSICION DE LOS
CONTRABANDISTAS

Las actividades de la Guipuzcoana afectaban directamente
a los contrabandistas, sobre todo a los asentistas ingleses. Los
barcos de la compañía inglesa que atracaban en los
puertos venezolanos para vender esclavos, eran inspeccionados por
la Guipuzcoana, que enviaba sus funcionarios a bordo, con
órdenes de confiscar toda mercancía que no fuera
esclavos.

Esta actitud provocó las protestas de la
compañía inglesa ante el gobierno español,
pues consideraba que la práctica de inspeccionar sus
barcos era una violación del convenio suscrito entre
España e Inglaterra en 1713. Pero la Guipuzcoana
continuó hostilizando a los barcos ingleses, vigilando de
cerca las operaciones que realizaban en Venezuela e
impidiéndoles todo intento de comercio ilegal. Esta
actitud provocó la enemistad de los contrabandistas,
quienes en varias oportunidades fomentaron el descontento contra
la Compañía y ayudaron económica y
militarmente los movimientos que se produjeron contra
ella.

OPOSICION DE OTROS
SECTORES

El sector más numeroso de los pequeños
agricultores y comerciantes se vio también afectado por la
Compañía, pues estos grupos eran los más
ligados al comercio de contrabando y la Compañía
venía a entorpecerle. La empresa se hizo particularmente
odiosa, porque trataba de controlar el gobierno de la colonia y
ponía al frente de los cargos a elementos de su
confianza.

El descontento contra la Guipuzcoana estalló en
varias revueltas, entre las cuales fueron las más
importantes: 1) la que encabezó Andrés López
del Rosario, más conocido como "Andresote", y 2) la que
acaudilló Juan Francisco de León.

La rebelión de
Andresote

Ocurrió entre 1732 y 1735, en la región
del río Yaracuy y las tierras vecinas hasta el mar, zona
que se había convertido en centro importante del
contrabando que hacían los holandeses desde Curazao. El
zambo Andresote, nativo de Valencia, se convirtió en jefe
de numerosos esclavos y negros libres de la región,
estableció su control en aquellas tierras y
protegía el contrabando con los holandeses.

El gobernador de la provincia, bajo la presión de
la Guipuzcoana, envió tropas contra Andresote, para
reducirlo y acabar con el contrabando en la zona. Pero Andresote
mantuvo en jaque, por varios meses, a las fuerzas del gobierno y
destruyó en repetidas oportunidades las tropas enviadas
contra él. En 1734, destruyó casi en su totalidad
una fuerza de más de 300 soldados enviados para
combatirlo.

La rebelión de Andresote logró mantenerse
tanto tiempo, gracias al apoyo que recibió de numerosos
sectores enemigos de la Guipuzcoana.

En primer lugar, los pueblos vecinos, cuyos habitantes
colaboraban con los alzados, dándoles provisiones e
informándolos a tiempo de los movimientos de las tropas
del gobierno.

En segundo lugar, los hacendados de la región,
muchos de los cuales aparecieron comprometidos, pues
tenían interés en hacer fracasar a la Guipuzcoana
en su intento de controlar el comercio.

En tercer lugar, los contrabandistas, quienes
habían actuado hasta entonces con gran libertad en la zona
y ahora tenían que enfrentarse a la empresa que se
constituía para combatirlos. Los contrabandistas
proporcionaron a Andresote y sus hombres armas, municiones y
pertrechos para que lucharan contra el gobierno.

La rebelión de
Juan Francisco de León

Origen de la revuelta: La rebelión de Juan
Francisco de León contra la Guipuzcoana se produjo entre
1749 y 1752, en los valles de Panaquire y Caucagua (Barlovento),
y de allí se extendió a los valles de Tuy, y otras
regiones de la provincia de Caracas. El canario Juan Francisco de
León era Teniente Cabo de Guerra y Juez de Comisos de
Panaquire. El factor de la Guipuzcoana denunció ante el
gobernador Luis Francisco Castellanos, el hecho de que en los
valles de Panaquire y Caucagua, importante zona cocotera, se
estaba practicando descaradamente el contrabando con los
holandeses.

En virtud de la denuncia, el gobernador designó a
uno de los empleados de la Compañía para sustituir
a León; pero éste se negó a entregarle el
cargo y, por el contrario, le ordenó salir de Panaquire.
Enterado el gobernador del incidente, ordenó a León
reconocer al nuevo funcionario; pero el isleño
contestó que no entregaría el cargo a ningún
empleado de la Guipuzcoana. De esa manera se inició la
revuelta contra la Compañía.

Desarrollo de la revuelta: Alrededor de
León se fueron uniendo numerosos vecinos de la
región, quienes lo instaban a mantener su posición
y a protestar contra la Guipuzcoana. Alentado por este apoyo,
León se dirigió a Caracas, seguido por centenares
de personas que se le sumaron en los pueblos por donde pasaba,
para plantear directamente al gobernador las quejas contra el
monopolio vasco.

El 20 de abril de 1749, León entró con su
gente a Caracas, y públicamente se entrevistó con
el gobernador. Le expuso el descontento de los vecinos y le
pidió la expulsión de la Compañía.
Varios escritos de protesta presentó León al
gobernador, y solicitó además la reunión del
Cabildo y de los vecinos más notables de la ciudad, para
que libremente dijeran si la Compañía había
sido beneficiosa o perjudicial en los dieciocho años que
llevaba en el país. Con esta convocatoria, León
trataba de comprometer públicamente a los sectores que
hasta entonces lo venían apoyando, darle más fuerza
a sus demandas, y, sobre todo, presentar el movimiento como
resultado de la aspiración justa de los vecinos y no como
acto de rebeldía individual de su parte.

La junta general de los vecinos fue convocada.
Asistieron los miembros del Cabildo y un numeroso grupo de
terratenientes, dueños de haciendas. Esta junta general
acordó lo siguiente:

  • La Compañía era responsable de la
    escasez y elevado precio de los artículos de
    importación.

  • La Compañía era responsable de haber
    rebajado los precios de los frutos, principalmente del cacao,
    cuyo precio, en los años de actuación de la
    empresa, había caído de 20 a 8 pesos la fanega.
    Estos cargos contra la Compañía significaban
    que su actuación había sido perjudicial a los
    intereses de la provincia, y, en consecuencia, se
    pedía su expulsión.

No sólo Juan Francisco de León
pedía la expulsión de la empresa. También se
pronunciaban contra ella el Cabildo, la nobleza, el claustro
universitario y los más diversos sectores de la sociedad
colonial. Ante esta situación, el gobernador optó
por declarar la expulsión de la Compañía;
pero al mismo tiempo, incapaz de enfrentar los hechos,
huyó a La Guaira y se llevó consigo a otros
funcionarios.

Después de varios meses, el Rey destituyó
al Gobernador Castellanos y nombró en su lugar a
Julián de Arriaga, quien llegó a La Guaira a fines
de 1749, con el encargo de resolver el problema suscitado en la
provincia.

Actuación del Gobernador Arriaga: Ofreció,
pues, perdonar a quienes habían participado en los hechos.
Al mismo tiempo, restableció la Guipuzcoana por vía
de prueba, por seis meses, y nombró factor de la empresa a
una persona no vasca. Pero la agitación continuaba y la
gente mantenía su demanda de expulsión de la
Guipuzcoana. El Gobernador Arriaga se dio cuenta de que no
podía controlar mucho tiempo esta situación y
solicitó ser reemplazado El Rey envió un nuevo
Gobernador en 1751, Felipe Ricardos, quien llegó a
Venezuela con 600 hombres armados. Traía instrucciones
precisas para apresar a Juan Francisco de León y sus
principales colaboradores, y reprimir todo intento de continuar
las protestas contra la Guipuzcoana.

Fin de la revuelta: Al saber la llegada de
Ricardos y su propósito de restablecer la
Compañía, León comenzó de nuevo a
movilizar sus gentes para marchar a Caracas y reclamar una vez
más la expulsión de los vizcaínos. Pero el
Gobernador Ricardos actuó con gran energía.
Solicitó refuerzos a Cumaná y La Habana y
movilizó sus tropas contra León, a quien
declaró rebelde y traidor al Rey.

León evitó el encuentro con las tropas de
Ricardos. Seguido de sus principales partidarios, huyó a
los llanos y durante dos meses se mantuvo acosado por las tropas
del gobernador. Entre tanto, Ricardos había detenido a un
buen número de partidarios de la revuelta y embargado sus
bienes. Sin ánimo de luchar contra el gobierno y con sus
gentes dispersas y amedrentadas, Juan Francisco de León y
su hijo Nicolás se entregaron a las autoridades de
Panaquire. Trasladado a Caracas, rindió declaraciones y
fue remitido a España, junto con los principales
comprometidos en la revuelta.

Consecuencias de la
revuelta

Con la prisión de Juan Francisco de León
terminó de hecho este movimiento que mantuvo por
más de dos años agitada la provincia de Caracas, y
dio origen a acontecimientos políticos muy importantes
para la vida de la colonia. Sin embargo, este movimiento, aun
cuando fracasó en sus propósitos, tuvo importantes
consecuencias:

Primero: Las autoridades acogieron las
acusaciones formuladas contra la Guipuzcoana durante la revuelta,
y tomaron medidas para corregirlas.

Segundo: Se creó una junta de precios,
formada por el gobernador, un representante del Cabildo y otro de
la Compañía, para fijar los precios del
cacao.

Tercero: Se aseguró a los hacendados y
cosecheros un sexto de la capacidad de los barcos de la
compañía para que remitieran por su cuenta frutos a
España.

Cuarto: Se garantizó a los cosecheros y
mercaderes criollos el derecho de seguir comerciando con
México y se le negó a la Compañía
participar en este comercio.

Quinto: Después de la revuelta mejoraron
los precios, del cacao y la compañía incremento sus
exportaciones a España.

Sexto: Se permitió a los hacendados y
mercaderes criollos adquirir acciones de la
Compañía, y de esa manera, tener
participación en los beneficios de la empresa.

No hay duda de que esta última consecuencia fue
la más importante. Los nobles criollos, que habían
luchado contra la Compañía y habían apoyado
e incitado a León en su revuelta, eran ahora los que
obtenían los beneficios de aquel movimiento. Teniendo de
su parte a los nobles terratenientes que ahora eran accionistas
suyos, la Guipuzcoana no tuvo ya más problemas serios.
Esto explica, en cierto modo, la tranquilidad y la paz en que
opera la Compañía en los siguientes treinta y cinco
años de permanencia en Venezuela.

 

 

Autor:

Jesus Vargas

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter