Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El Perdón, principal elemento para alcanzar el amor (página 2)



Partes: 1, 2

Lo acontecido en Sudáfrica ha dado pie a muchas
reflexiones acerca de la necesidad de que nosotros en
América latina, tomemos su ejemplo para luchar por un
proyecto de nación, donde todos estemos realmente
incluidos y se vivencie una verdadera democracia, con paz y
solidaridad reales. Lejos de los discursos politiqueros y de una
estructura que cada día refuerza la brecha
económica, social, educativa y cultural. Lo que genera
mayor violencia, resentimiento y hostilidad entre sus miembros,
debido a la falta de justicia social.

Pero, ¿tendremos en Costa Rica un proyecto o plan
acerca de la nación o Estado que se quiere?, porque de ser
así, las cosas serían diferentes, al mismo tiempo
pienso y me pregunto ¿habrá un Madela en Costa
Rica? o un nuevo Sandino en Nicaragua? Qué es lo que nos
pasa?

¿Porqué no luchamos de manera que estemos
dispuestos a pasar hambre, privación de libertad por
nuestros ideales, principios o valores? O es que ya no los
tenemos?. Cómo es posible que el voto sea
"intercambiable", por latas de zinc, bonos de vivienda (o al
menos la promesa de uno) ¿es posible que nuestra dignidad
también sea un producto negociable?

Reflexionar sobre este asunto me duele, porque me lleva
a mi niñez – adolescencia, cuando escuchaba Radio Sandino,
por ahí de 1980 en Nicoya y en mi corazón
ardía un deseo de ir a Nicaragua y formar parte del Frente
Sandinista, pero desde el lugar de una corresponsal, sí,
yo quería ser periodista, para poder decirle al mundo
acerca de la lucha de un pueblo que clamaba "Patria libre o
morir".

El problema es que crecí, dejé de escuchar
la radio, me enredé en mi melancolía reforzada por
la pobreza extrema en que vivía y me dedique a "salir
todas las noches a mirar el cielo y esperar a que los
extraterrestres viniesen por mí, tal vez para huir del
dolor, de tanta realidad…

No sé". Lo que si sé es que nunca llegaron
y yo me tuve que ir. Sí, emigré a San José,
aún allá los esperé, pero tampoco llegaron.
Y Nicaragua sigue sumida en la pobreza, la desidia y una
pseudolibertad que ni ellos se la creen y yo, me encerré
en una burbuja, tomé decisiones buenas o malas, e
inicié mi propia lucha por la sobrevivencia ciega que no
permite ver más allá que las propias
necesidades.

Considero que es muy difícil trascender cuando
tus necesidades básicas no son resueltas,
¿cómo alguien va a pensar en resolver problemas
mundiales o nacionales, si no tiene cómo resolver los
propios? Y mucho menos va a comprender que lleva el cosmos en
sí. Porque según Morin (2003) "todo individuo,
incluso el más reducido, a las más banal de las
vidas, constituye en sí mismo un cosmos[…] cada
cual lleva en sí una soledad increíble, una
pluralidad inaudita, un cosmos insondable "
(p104-105).

El perdón,
como apuesta ética

Por eso, cuando pienso en ¿dónde
están los Mandela de la región, de nuestro
país? ¿en nuestras aulas tal vez?, siendo castrados
por sus maestros y profesores quienes hacen lo que el "sistema
educativo desea", que no piensen, que no luchen, que no
sueñen, que no critiquen y menos que cuestionen el
porqué la brecha económica, social y cultural se
abre cada día más ante sus ojos sin
explicación alguna. Tal vez siendo guiados por docentes
ciegos, presos en su propia indiferencia.

Ante tales preguntas considero que una posible respuesta
sería que cabe la posibilidad de que muchos profesionales,
en diferentes campos, estén luchando por sobrevivir, a su
manera y con lo que pueden y tienen. El problema está en
que nos desgastemos viviendo para sobrevivir en lugar de
sobrevivir para vivir y disfrutar de todo lo que la vida nos
depara.

Lo que sí creo es que como educadores conscientes
de una realidad diferente, de un mundo menos bizarro y con
más y mejor información, podemos hacer la
diferencia, no sé si como Mandela o Ghandi, pero sí
como nosotros mismos y con los que son como nosotros. Porque como
señala Morin (2003) el único antídoto para
la extrema fragilidad de la alta complejidad, es el sentimiento
vivido de solidaridad, es decir, de comunidad entre los miembros
de una sociedad. (p.246)

Pero para que esta comunidad se de, primeramente tenemos
que cumplir una tarea muy importante y es la de sanar-nos. De
qué? de las heridas de nuestro pasado, de la manera
cómo nos educaron, lo que nos dijeron, cómo nos lo
dijeron, no para revivir el dolor causado, ni reducir a esa o
esas personas a la mala acción que hayan hecho, sino para
ser conscientes de que se le perdona, porque como señala
Morin (2006) el perdón

"es una apuesta ética; es una apuesta por la
regeneración de quien ha faltado o fallado; es una apuesta
por la posibilidad de transformación y de
conversión al bien de aquel que ha cometido el mal. Pues
el ser humano, repitámoslo, no es inmutable: puede
evolucionar hacia lo mejor o hacia lo peor. (p.141)

Y es precisamente desde este lugar, que considero la
posibilidad de pensar en el perdón como un rito, esto
porque si éstos establecen una puesta en resonancia, una
armonización entre el individuo que los realiza y la
esfera en que se efectúa su integración ritual,
cabe pensarlo como tal.

Además de que el rito (incluido en el mito)
según Morin (2003) aporta a nuestra vida: confianza,
esperanza, seguridad, alegría, que nos ayudan a enmascara
y rechazar la crueldad de lo real (p.170-175). Por lo tanto,
¿podría ser el perdón, la entrada a ese
"oasis feliz" en la insoportable realidad de la que habla el
autor. Especialmente porque por medio del perdonar hay
liberación, hay sanación, hay paz, hay
libertad.

El perdón como manifestación de
amor.

Es desde esta perspectiva que considero que el
perdón no es solamente la vía regia para la sanidad
del alma, sino la vía para la sanidad de nuestro ser
completo y el camino para llegar a la plenitud del amor, pero ese
amor que va más allá del estereotipo y la
desvirtuación que socialmente se le ha dado. Sino como
fundamento de lo social, donde se produce la aceptación
del otro como legítimo otro. Al respecto Maturana (1988)
señala que

El amor es la emoción que constituye el dominio
de conductas donde se da la operacionalidad de la
aceptación del otro como un legítimo otro en la
convivencia, y es ese modelo de convivencia la que connotamos
cuando hablamos de lo social.

Esta expresión del autor me encanta, porque es
verdadera en nuestra praxis cotidiana, porque cuando aceptamos al
otro tal cual es, con sus defectos, forma de ser,
ideologías, hábitos (buenos o malos!!), es cuando
realmente podemos decir que amamos, sin críticas, sin
máscaras. De manera que si esta interacción no se
da, no es posible que haya respeto, por lo tanto, si no hay
aceptación mutua en un espacio abierto para las
coordinaciones de acciones, es decir para que se de la
relación Yo – Otro, no es posible tampoco que surja un
nosotros y mucho menos el lenguaje. Por que de acuerdo con Bohm
(1987)

El lenguaje es un campo no dividido de movimiento, que
abarca el sonido, el significado, la llamada a la
atención, los reflejos emocionales y musculares
[…], una forma particular de orden […] mediante el
lenguaje coordinamos nuestro comportamiento y juntos damos a luz
a nuestro mundo (p.70- 299)

Es precisamente por medio de este "lenguajeo" como lo
denomina Maturana, que se construye nuestra humanidad, esto
porque él no ve los sistemas sociales como
autopiésicos, es decir, que se reproducen a sí
mismos continuamente, sino más bien, como el medio en el
que los humanos realizan su autopiésis biológica a
través de éste, podríamos decir que se
autoorganizan y construyen redes en las cuales se da la
posibilidad de religar, las vivencias, experiencias y
aprendizajes.

En su enfoque ontológico, Maturana, citado por
(Ruiz, 2002:6) señala que el lenguajear corresponde a una
expresión de la temporalidad humana, donde todo lo que
ocurre, ocurre en el lenguaje, en el aquí y en el ahora,
de ahí su importancia en nuestro desarrollo, al estar en
el núcleo de toda cultura. Y de toda sociedad
humana.

Este proceso se produce cuando existe una
coordinación de las coordinaciones de comportamiento entre
organismos vivos, a través del acoplamiento estructural
mutuo. De tal manera, que solamente podremos comprender la
consciencia humana a través del lenguaje y de todo
contexto social en el que éste está inmerso.
(Maturana, citado por Bohm. 1987:296-300 ).

Lo antes señalado, permite reflexionar acerca de
la importancia de la comunicación y de la afectividad en
las relaciones personales, en especial cuando existe algún
tipo de roce, inquietud o disgusto, a fin de que este no se
convierta en un problema mayor y estorbe nuestro desarrollo y el
del otro. Es decir, que no se le de paso al resentimiento y al
rencor. Lo que coincide con Maturana, en el sentido de que el
papel crucial del lenguaje en la evolución humana, no fue
la capacidad para el intercambio de ideas, sino el incremento de
las posibilidades de cooperación. Porque,

[…] la biología del amor deshace al
enemigo, por eso en la guerra no es permitido que los soldados
hablen entre ellos, porque si eso sucede se acaba la guerra. Por
eso el torturador tiene que insultar y denigrar al torturado,
para que no termine identificándose con él y lo
libere (Maturana, 1988:46)

Es desde esta perspectiva, es que considero que tuvo
éxito la propuesta política de Estado de Mandela,
entre lo que se estableció que las personas que
habían sido víctimas de los perpetradores,
encararan a los que les hicieron perjuicio y se les obligó
a retribuir-les el daño causado (al menos en lo posible),
ofreciéndoles a los afectados una disculpa pública
en primera instancia.

Creo que tiene relación con el perdón como
sanidad y como vía hacia el amor, porque es notable la
necesidad de aceptar al otro, como un legítimo otro, no
como mi verdugo, ni como mi amo; para poder soltar-lo y
así ser libre de esa atadura en la que se está
preso, inmobilizado.

Por esto, es que Levinstein (2006), desde la
física Cuántica afirma que el perdón, "es
dar un salto cuántico hacia la libertad y la
trascendencia, es dejar atrás las ataduras de la materia
caótica y destructiva para cobijarse en los brazos
amorosos del creador". (p.13)

Pero ese soltar no puede ser posible sin el amor, y creo
firmemente que la expresión de Maturana (1988) acerca de
que "en la vida humana, la mayor parte del sufrimiento viene de
la negación del amor, porque los seres humanos somos hijos
del amor" (p.15) es real, porque al resentir-nos damos cabida al
odio, al rencor y no dejamos que el amor cure la herida y
despliegue esa anestesia que hará que el dolor no sea tan
fuerte.

Es por esta emoción que es posible que se de el
perdón, el cual puede estar disfrazado en el discurso,
como amistad, cariño, aprecio, consideración al
otro, como quisiésemos llamarle, pero al final si no tengo
amor, nada soy y mucho menos voy a poder mirar al rostro de quien
me hizo un daño. Porque según Morin (2003) el amor
nos hace amar la vida y el perdón nos permite acceder a
ella.

Hacia una terapia del perdón

Pero nuevamente aparece la duda, acerca de lo
imperdonable, aquello que desde nuestro ser se considera
imposible de aceptar, lo que Derridá (2003) denomina
"imprescriptible" y que tiene que ver precisamente con eso que
según él, no es posible perdonar, pero que al mismo
tiempo nos lleva a pensar que es, en lo imperdonable, donde
está la verdadera esencia del acto de perdonar, pero,
¿porqué perdonamos?

¿Será que perdonamos para amansar,
amortiguar, moderar, adormecer, cicatrizar la angustia o nuestra
conciencia ? ¿pero qué es la angustia?, ¿es
acaso ese desasosiego que sentimos cuando algo nos falta o nos
amenaza, cuando sabemos que hemos hecho algo mal y no hemos hecho
nada por remediar-lo?, no sé, pero lo que creo es que a
pesar de todo , si perdonamos y sentimos alivio, es porque algo
dentro de nosotros se serena.

Pero esta paz no es posible sin un cambio radical en
nuestra manera de pensar, de ver el mundo, de relacionar- nos con
nosotros mismos y con los demás. Porque como señala
Capra (s.f.) "el giro hacia una nueva visión del mundo y
un nuevo modo de pensamiento va de la mano con un cambio profundo
de valores" (p.30). Pero más allá de los valores,
que menciona el autor, considero que debemos transformar –
nos a nosotros mismos y esto solamente es posible cuando como
indica krishnamurti (1997)

Examinemos de cerca lo que es nuestra vida, sin escapar
de ella, sin distraernos con creencias y aseveraciones
teóricas, pero sí observar de cerca lo que nuestra
vida es en realidad, y ver si es posible transformarla
completamente. Con esa transformación puede que afectemos
la naturaleza y la cultura de la sociedad […]. Pero el cambio
en la sociedad es de importancia secundaria; eso ocurrirá
en forma natural e inevitable, cuando como seres humanos, uno en
relación con otro, realicemos ese cambio en nosotros
mismos.

Por lo tanto, no hay más qué decir, si
nosotros no hacemos un alto en el camino, nada va a cambiar,
somos la llave para que esta sociedad sea diferente, pero eso no
va a suceder si nosotros seguimos con los viejos paradigmas,
viejas maneras de relacionar-nos con nosotros y los otros, nada,
absolutamente nada va a cambiar. Porque aunque defendamos que el
perdón es el camino hacia el amor, éste sólo
puede manifestarse cuando existe el verdadero sentido de
«no yo» y le demos espacio a la comunicación
cordial, a la simpatía y a la proyección –
identificación. Al nosotros.

Es decir, cuando, dejemos de pensar equivocadamente, de
vivir y sentir por y para lo que los demás quieren, eso
agota, se malgasta energía y es muy destructivo, porque
las raíces de todos estos problemas disparatados e
infinitos con que chocamos en lo manifiesto, en nuestras vidas
cotidianas no residen en lo manifiesto, sino en lo que
está implicado, en la conciencia universal de la
humanidad; el dolor está ahí"
(p.106-107).

Y es precisamente por este dolor, que se necesita hacer
un alto en el camino y replantear-nos o preguntar- nos
¿qué es lo que nos duele? ¿porqué
duele? ¿qué vamos hacer con eso? Y asumir lo que
nos corresponde en esa dualidad onda / partícula, a saber,
lo individual y lo social, para así realmente ser parte de
la solución y no del problema, de lo que pasa en nuestro
contexto inmediato y en nuestro mundo, el cual día con
día se duele más por lo que le hacemos
(deforestación, contaminación,
sobreexplotación de sus recursos…) y por lo que nos
hacemos a nosotros mismos (celos, envidias, guerras,
egoísmos, homicidios, genocidios,
violencia…).

Para que una vez que haya una verdadera conciencia de lo
que nos corresponde, podamos provocar campos mórficos,
"especie de recuerdo de los procesos materiales implicados, que
con más y más repeticiones, aumenta de fuerza y es
más activo en su control de la dirección" (Peat,
2003:184). A saber, el proceso en la dirección es
más eficaz.

Lo que considero es que podríamos producir un
efecto multiplicador como el de Ferguson hace veinte años
con "la conspiración de acuario y su propuesta de cambio
de paradigma". Y Porqué no, proponer y practicar una
terapéutica del perdón, en tiempos de odio. En
busca de sincronicidades, religamientos y aprendizajes
colectivos, provocados y vivenciados por cada uno de los que
estamos en busca de un mundo mejor para todos.

Referencias
Bibliográficas

Bohm, D. (1985). El paradigma holográfico. Una
exploración en las fronteras de la ciencia. Barcelona.
España. Editorial kairós.

Capra, F. (1996). La trama de la vida. Barcelona.
España: Editorial Anagrama.

Capra, F. (1982). El punto crucial. Ciencia moderna y
cultura naciente. Buenos Aires, Argentina: Editorial
Estaciones.

Capra, F. (s.f.). El nuevo paradigma ecológico.
En nueva Conciencia. Ediciones Integral.

Krishnamurti. J. (1997). Más allá de la
violencia. Madrid, España. Ediciones Edhasa. Cuarta
edición.

Levinstein, R. (2006). El perdón, una onda
Cuántica de libertad. México. D.F. Editorial
Panorama.

Morin, E. (2003). El método V. La humanidad de la
humanidad. La identidad humana. Madrid. España. Ediciones
Cátedra.

Peat, D. (2003). Sincronicidad. Puente entre mente y
materia. Barcelona. España. Editorial kairós.
Cuarta edición.

En Red.

Derridá J. (2003). El siglo y el
perdón

Entrevista con Michel Wieviorka, traducción de
Mirta Segoviano (modificada Horacio Potel) en El siglo y el
perdón seguida de Fe y saber.- 1ª. ed., Buenos Aires,
Ediciones de la Flor, 2003, pp. 7-39. Edición digital de
Derrida en castellano. En:
http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/siglo_perdon.htm

Morín. E. (2006). Magnanimidad y perdón.
Tomado de Ética. Madrid, Cátedra, capítulo
5: 139-147.

En:
http://perso.wanadoo.es/laicos/documentario/485-perdon.htm

Maturana, H. (2001). Emociones y lenguaje en
educación y política. Edición

Dolmen Ensayo. Décima edición.

En: www. Psikolibro.com

Iriarte, G. (2008). El perdón político.
Una oportuna reflexión para iniciar la
Cuaresma.

En
http://www.redescristianas.net/2008/02/08/el-perdon-politico-una-oportuna-reflexion-para-iniciar-la-cuaresmap-gregorio-iriarte-omi/

Ruiz, A. (2002). Los aportes de Humberto Maturana a la
psicoterapia. Instituto de Terapia Cognitiva INTECO. Santiago de
Chile. En http://www.inteco.cl

 

 

Autor:

Lilliana Marín
Badilla

pecaslili[arroba]hotmail.com

Costa Rica

Curso: Holismo y complejidad.

Doctorado en Educación con
Énfasis en Mediación Pedagógica

Séptima promoción

Universidad La Salle

Costa Rica – Enero de 2010

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter