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Poesía contemporánea tachirense (página 2)




Enviado por Manuel Rojas



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

En los años finales de la dictadura de Juan
Vicente Gómez, (1930-34) una gran actividad intelectual
tiene como sede el liceo "Simón Bolívar" de San
Cristóbal animada por Carlos Rangel Lamus. Estimula
conferencias y recitales de los alumnos y fomenta la
creación de bibliotecas de temas universales. Una revista
con el nombre del submarino de Julio Verne, "Nautilus" recoge las
prosas y los versos de los estudiantes. Por el mismo tiempo, un
grupo de jóvenes escritores, varios de los cuales
vivían en exilio dentro del propio país amparados
por la fianza que el Presidente del Estado, general José
Antonio González ante el dictador, se unían a los
estudiantes liceístas en el empeño de romper la
censura dictatorial y de actualizar su información acerca
de los cambios políticos y culturales que se
sucedían en el mundo. Entre los estudiantes del liceo, el
contacto lo estableció el zuliano Ciro Urdaneta Bravo,
adolescente dueño de una inmensa información
literaria y de una envidiable colección de autores
modernos. Ciro promovió reuniones semanales en la
buhardilla de Antonio Quintero García, bautizada con el
curioso nombre de "Estero Bellaco". A las reuniones
concurríamos el joven escritor merideño Pedro
Romero Garrido, Ciro Urdaneta Bravo, Leonardo Ruiz Pineda, Miguel
Moreno, Jorge Murillo, Anselmo Amado, Simón Becerra,
Ramón J. Velásquez, Quintero García, de La
Grita, cuentista, poeta, ensayista que había regresado a
su tierra, prófugo de la policía política de
Caracas que lo calificaba de "comunista peligroso". Había
estado en Rusia, vivió en Madrid, París,
Bogotá y México. Sus cuentos, publicados en las
revistas caraqueñas, igual que sus poesías se
perdieron y al final de los días, después de su
dolorosa muerte en Los Teques alguien sometió al fuego las
carpetas de su obra inédita. Fruto de esas reuniones fue
la creación de la revista "Antena" que por no poder
figurar Quintero García, resolvimos Ciro Urdaneta Bravo y
yo asumir públicamente su dirección, la cual, al
día siguiente, nos fue prohibida por ser menores de edad.
Para sustituirla fundamos "Mástil" dirigida por Pedro
Romero Garrido. "El Mástil es una Antena", escribió
Quintero García. Un colombiano de apellido Ramírez
fabricó los primeros clisés para ilustrar la
revista con las primeras caricaturas de los autores universales
pues en sus páginas publicábamos textos de Waldo
Frank, Gorki, Unamuno, Gabriela Mistral, Erenburg,
Marañón. La muerte de Gómez dispersó
el grupo.

En la década de los años treinta viven en
el destierro, pues son adversarios combatientes de la dictadura
gomecista, Rafael de Nogales Méndez, autor de seis libros
de relatos de interés mundial; Manuel Felipe Rugeles,
consagrada figura de la poesía venezolana de este siglo;
Juan Gugliemi, autor de "Andina", la primera novela de un autor
tachirense y Manuel Antonio Pulido Méndez, médico,
escritor, biógrafo, filósofo y humanista de
excepcional formación.

En la cronología de los grupos literarios de este
siglo, a los de "Helios", "Bloques" y "Mástil"
seguirá en los años cuarenta el grupo "Yunque"
promovido por Luis Felipe Ramón y Rivera, compositor
musical, poeta, folklorista, escritor y quien rescató la
música popular tachirense de finales del siglo XIX y de
las primeras décadas del presente. Ramón y Rivera y
su esposa Isabel Aretz son los autores de "Folklore Tachirense"
(BATT) el mejor texto regional escrito en Venezuela sobre la
materia. A Ramón y Rivera acompañaban en "Yunke",
Manuel Osorio Velasco, pintor, poeta y fundador de una escuela o
estilo pictórico; los trujillanos Régulo Burelli
Rivas y Pedro Pablo Paredes, el larense J. A. Escalona Escalona,
poetas de renombre nacional y el escritor merideño Rafael
Armando Rojas. Por el mismo tiempo el escritor y periodista
Hernán Rosales F., desde un programa radial semanal y
desde el grupo "Luis López Méndez" daba a conocer
al gran público, la obra de los escritores y poetas de las
sucesivas etapas de la cultura tachirense. Es la misma
época del regreso a Venezuela de Raúl Soúles
Baldó, médico graduado en la Universidad de
París y dueño de una cultura humanística que
va a convertir su casa en ateneo y su palabra en estímulo
para los jóvenes que buscaban orientar su vocación
literaria. Soúles Baldó era un erudito en estudio
de los clásicos españoles.

Los años cincuenta señalan la presencia de
nuevas voces poéticas que han de alcanzar ámbito
internacional; Marco Ramírez Murzi, Juan Beroes, Dionisio
Aymará. La mayoría de los escritores y poetas que
hemos mencionado encontraron tantas dificultades para perseverar
en su obra que se marcharon de su tierra nativa pues veían
reducido su espacio por la indiferencia colectiva y frustrado su
empeño de perfección.

Otros se fueron en su adolescencia y las exigencias de
la vida les impidió retornar. Tales son los casos de
Gustavo Ardila Bustamante, poeta, autor de maravillosos sonetos y
cronista que realizó larga tarea en el semanario
"Fantoches" y formó parte del grupo de humoristas que en
Caracas integraban Leoncio Martínez, Job Pim, Leopoldo
Ayala Michelena y Joaquín González Eiris; Marco
Antonio Martínez, discípulo preferido de Pedro
Grases y Ángel Rosenblat, filólogo, poeta y
cuentista; Antonio Arellano Moreno, historiador, ensayista y
recopilador de la poesía tachirense en su obra "Poetas y
versificadores del Táchira". En la actualidad, en Caracas,
Fruto Vivas, Tulio Hernández y Fabricio Vivas se destacan
como escritores, ensayistas y animadores de grandes empresas de
trascendencia cultural. En Mérida, Humberto Ocaríz
Espinel, médico, poeta, ensayista, biógrafo y quien
a lo largo de los años ha realizado la más
extraordinaria tarea de estímulo a sucesivas generaciones
estudiantiles tachirenses que asisten a la ULA.

Durante casi cincuenta años un grupo de
intelectuales tachirenses desafió todas las dificultades
para permanecer en el Táchira como sacerdotes de un culto
que contaba con pocos oyentes. Se trata de Aurelio Ferrero
Tamayo, Horacio Cárdenas, Rafael María Rosales,
Carlos Sánchez Espejo, Mardonio González, Gregorio
Pérez Rojas y J. J. Villamizar Molina. Y como pregonero de
la esperanza en la llegada de tiempos mejores para el culto de
las letras y el arte, el maestro Pedro Pablo Paredes.

Los tiempos de la nueva cosecha que tanto reclamaba
Pedro Pablo Paredes han llegado y a la invitación que no
pudieron cumplir los jóvenes de1974, responde con creces
la generación de los años ochenta con el testimonio
de su obra como nuevos poetas, nuevos cuentistas, nuevos
ensayistas.

Los volúmenes 113, 117 y 118 de la "Biblioteca de
Autores Tachirenses" representan el cumplimiento del compromiso
de la BATT de presentar un panorama de la cultura regional desde
sus días iniciales hasta la presencia de las nuevas
generaciones en los campos de la narrativa, el ensayo y de la
poesía. Tiempo centenario que numerosos analistas de la
historia de Venezuela califican como el siglo andino, no
solamente por la preponderancia presidencial, sino por los
grandes cambios nacionales ocurridos en esta centuria y en cuya
realización han tenido determinante participación
venezolanos nativos del Táchira.

Los nombres de Jesús Acevedo Sánchez,
Carmen Teresa Alcalde, Leonor Peña, Antonio Mora, Virginia
Chirinos, Manuel Rojas, Luz Marina Sarmiento, Adolfo Segundo
Medina, encabezan la antología de la "Narrativa
Contemporánea Tachirense" que presenta a diecinueve
autores. La antología de de la "Ensayística
Contemporánea Tachirense" comprende veinticuatro
interpretaciones y acontecimientos y problemas escritos por
Carlos Arreaza Bermúdez, Leonor Vega Febres, Elí
Caicedo Pinto, Otto Rosales, Betina Pacheco, entre otros. Y la
tercera de estas antologías está dedicada a la
"Poesía Contemporánea Tachirense". Son setenta y
cinco composiciones que se presentan como muestra la obra que
elaboran Pablo Mora, Freddy Araque, Osmar Mora, Luis José
Oropeza, Marisol Pérez Melgarejo, Martín
Gómez, Ruth Rincón, para señalar en sus
nombres todo un interesante grupo de poetas.

En la tarea de recopilación y los interminables
trámites efectuados para hacer posibles estas valiosas
ediciones debe dejarse constancia expresa del empeño sin
tregua realizado por Luis José Oropeza y Leonor
Peña

Ramón J. Velásquez

Prólogo
Dragones de Papel

POETA: Adolfo Segundo Medina

En casos como éste, cuando a uno le piden
prologar un libro una antología de poesía pensada y
escrita por chamos jovencitos, ombligoverdes los más, uno
puede equivocarse pensando que se encontrará con una
avalancha de irreverencias, con un rosario de
escatologías, con la furibunda e inmisericorde
artillería de los protervos, los condenados, los
díslocos, perturbadores, sediciosos, los protestatarios de
todo y por todo y sin causa como muchos los tildan. Uno puede
equivocarse, repito, al pensar que hallará en esos
maltrechos papeles pero ¿qué digo, cuáles
papeles si la bendita antología vino en disket? una
ordinaria como ramplona sarta de testimonios amorosos, un
destemplado discurrir de alegatos justificatorios de sus
puerilidades, una insustancial retahíla de ocurrencias
verbales de belleza y atributos poéticos. Puede
equivocarse porque bueno, los ya mayores andamos siempre pensando
que los chamos son inútiles, que no hacen sino joder y
perder el tiempo, que son capaces de construir y subestimamos sus
aptitudes, su talento, su razonamiento y su lógica. Uno
puede equivocarse, sostengo, si no abrigamos, aunque sea, un
poquito de fe, una pizca de optimismo, si no advertimos que,
justamente, de la juventud es de donde surgen las
transformaciones del mundo.

Y más puede equivocarse uno si no ha tenido la
virtud de conocer a los autores de esos textos que ahora
están en nuestras manos. En mi caso las equivocaciones
están lejos de producirse porque he tenido la fortuna de
compartir lecturas y encuentros con la mayoría de estos
jóvenes: con Chucho, con Carmen Rosa, con Betsimar, con
Lenín, con Ender, con Freddy, con Dimitra, Victoria y
Dennis, y sé de su gran responsabilidad a la hora de
ofrecer sus creaciones poéticas. Sé de la seriedad,
la constancia, la disciplina en su hacer literario y cultural.
Por eso no hay desatinos, no existe la posibilidad de errar en
alguna apreciación con respecto a su obra si convenimos,
prudentemente, en que aún tienen mucho camino por
recorrer, que en poesía, como en todo saber nada
está dicho de manera definitiva y por tanto hay que ir
afinando, cada vez más, las aristas de nuestras
creaciones.

He aquí entonces los textos de estos poetas
jóvenes, recopilados por Freddy Ñañez para
esta Antología publicada bajo el sello editorial de Nadie
Nos Edita Editores. Ustedes, amigos lectores, convendrán
conmigo en esta apreciación después de su
lectura.

Los chamos piensan y escriben en serio. Trabajan la
palabra con tesón, con voluntad, con economía y
sustancia, con acomodo al sentido poético del verso, con
belleza y dignidad. Su palabra no es vacía y asumen su
compromiso con ella y con la poesía: "si la palabra no
sirve para nombrarte, no me interesa de ella nada
"…
"Si se pudre como la carne o se diluye en el viento sin
resonancia como las arenas del alma, seguiré callado
entonces"
(Chucho). Porque para ellos es preferible
mantenerse en silencio, encerrarse en el mutismo antes que
cometer el exabrupto de proferir banalidades, de regurgitar
palabras huecas. América Martínez lo deja
claro:

Adentro albergo a otra/ que no ha oficiado la
urdimbre/

de frases hechas y lugares comunes

Y para que no quede duda de cuál es su
posición y su determinación, Betsimar nos proclama
su indeleble sentencia:

Habitaré tus bosques como duende/ antes que
despiertes

Hablaré tu lengua y escribiré tu
historia/ en las piedras de los caminos

Y como la palabra debe ser memoria, vivencia y denuncia,
Carmen Rosa rompe el silencio para decirnos que no confía
en sus problemas y por lo tanto ha destruido ese monólogo,
el monólogo del habla superflua que no da cuenta de
"tantos pobres que pululan", ni de que "el perfecto
resplandor//se esconde en la oscuridad"
que "los otros
viven por demás"
que "las flores se inquietan y
se marchitan"
que "las circunstancias se tornarán
sencillas//los jóvenes morirán// sus padres los
enterrarán//cabizbajos y llorosos".

Los chamos están en lo suyo, es decir,
están en lo que concierne a todos. No andan por las ramas
como aquel Barón de Calvino. Ellos expresan su desencanto,
es cierto, pero también y a partir de aquél, su
esperanza que es nuestra misma esperanza, la de quienes hacer
rato doblamos la esquina y nos hemos resistido a valorar el
profundo sentimiento de respeto y solidaridad que ellos albergan
por la humanidad. Y tienen tanta fe que osan asegurar que "un
soplo de aire bastará para corregirlo todo"
(Chucho),
por eso salen a revolcarse con la lluvia para
preguntar:

Cuántas señas haré en aire
queriendo pintar el silencio

Cuántos árboles nacidos de repente en
la eternidad (Dennis)

o vienen a revelarnos el amor como "grilletes de
este lar tembloroso//que clama tu presencia
"(Dimitra);
confluyen a las esquinas de la poesía para aventarnos en
la cara que ellos no se morirán sin despedirse//sin
regresar a media legua de ellos mismos
(Ender), para
contarnos que hay golpes en las puertas que son como "los de
las malas noticias", …"los de las tormentas"…"como
los del amante celoso, la contrición del disoluto"

(Freddy Durán); llegan y nos conminan, nos exigen, porque
ante su palabra deberíamos postrarnos en ceremoniosa
lectura, ya que son ángeles violadores de nuestra
desabrida placidez; arriban descalzos, dignamente descalzos y nos
someten a su prudente confesión:

Me regocijaba sorprendiendo murmullos al romper sus
secuelas en las crestas de los muros, absorto en los sonidos
crepitantes del reflejo de un clamor mudo, aspiraba la brisa de
las tempestades en el ansia de un coleccionista de tragedias. Era
el merodeador de los campanarios de iglesias paganas

(Lenín)

He aquí entonces a estos jóvenes
representantes de la nueva voz poética en el
Táchira. Helos aquí con la certidumbre de que la
palabra es la fuerza que sostiene al Ser con dignidad en los
farragosos territorios de la existencia; palabra que es
esperanza, optimismo, fe; palabra que es Verdad y conciencia,
creencia y sueño; palabra de luz y sosiego y paz y vida.
Helos pues aquí, ante nuestra mirada de incrédulos
y equivocados.

Adolfo Segundo Medina

INDICE

Freddy Araque

Milagros Arellano

Enrique Ferrer

Raquel Gómez Martín

Geisha Carola Méndez S.

Ángel Osmar Mora

Antonio Mora

Pablo Mora

Dévora Morales

Adolfo Segundo Medina

Orlando Ortíz Araque

Luis José Oropeza

Mateo Parra

Marisol Pérez Melgarejo

Etha de Ramírez

Ruth Rincón

Manuel Rojas

Ernesto Román Orozco

Elsa Marlene Sanguino

Diego Sarmiento

Homero Vivas

Luz Marina Sarmiento

Dexy Ruiz Rodríguez

Daniel Parada

Erasmo Sayago Gámez

Leonor Peña

Carmen Rosa Orozco

América V. Martínez

Julio Romero Anselmi

Yildret Rodríguez Ávila

Iván Romero

Raúl David Márquez Casique

Annie Vásquez

Trina Michelangeli Milano

Betsimar Sepúlveda Hernández

Dennis R. Malpica

Dimitra Giagyzidakis

Ender Rodríguez

Freddy Durán

Argelia García Q.

Lenin Marcano

Miguel A. de los Reyes

Osvaldo Barreto

Pedro Pablo Vivas

Victoria Terán

Freddy Ñañez

POESIA TACHIRENSE

MANUEL ROJAS

"La verdad poética siempre tiembla; porque en
el momento en que las palabras salen a la página
enunciándose bajo la égida de la poesía,
pueden perder todo miedo"
(Fuenmayor Víctor, Bajo
Palabra de Amistad: los otros y el poeta. Universidad Central de
Venezuela, 1992. Pág. 43). La poesía como elemento
de la estética ha variado enormemente desde la
poesía lírica venezolana del romanticismo, con la
representación del poeta José Antonio Pérez
Bonalde, e incluso desde Andrés Eloy Blanco, y su "Canto a
España", obra con la que ganó el Primer Premio en
el certamen promovido por la Real Academia de la Lengua
Española, abierto a los países hispano-parlantes
(1924). O desde la llamada generación del 28, con la
revista de vanguardia Válvula, que manifestó un
pensamiento y conducta contra la dictadura de Juan Vicente
Gómez. Poetas heraldos de la nueva Venezuela que
nacía como Edad del Chorro o del petróleo en medio
de una consternación social. La generación del
país Oil Concessions Royal Dutch-Shell.

Ya para ese entonces se empezaba a hablar de la
también llamada post-modernidad y de la poesía
madrigalera en la literatura latinoamericana, a través de
algunos representantes del Sur como Fernán Silva
Valdéz, Emilio Uribe, Sabar Ercasty y Oliverio Girondo. El
ultraísmo y el creacionismo tuvieron su efervescencia en
Buenos Aires, con el grupo Martín Fierro. Parra del Riego,
Alberto Hidalgo, Vallejo, Juan José Tablada,
rompían con todos los moldes tradicionales, pese a que sus
temas ahondaban en la nostalgia india con formas exóticas
de la sensibilidad moderna. El Dadaísmo, el Futurismo, el
Cubismo, en Europa se debatían mientras se desarrollaba la
Primera Guerra Mundial. Vicente Huidobro empezaba a hacerse
sentir. Se hablaba de neo-romanticismo, modernismo, Rubén
Darío, Rimbaud, Whitman, Búfalo Bill, el Libro de
la Jungla, en una atmósfera provinciana, antañona,
anacrónica, aletargada, refrenada por la
dictadura.

La generación del 18 abrió el camino a una
nueva revolución de las ideas y la estética, en
nuestro país. Influenciados por Bergson, según Paz
Castillo, y no por el Spencer o Auguste Comte, a la cabeza del
Positivismo, logró ocupar un espacio trascendental en la
poética venezolana. Enrique Planchart, considera que
nuestras raíces provienen de Francia, a través de
Paul Valéry y Jules Laforgue, sin embargo lo más
importante de esta influencia es la atmósfera de
revolución, tanto de las ideas como de la estética,
que significó un cambio rotundo en el esquema
poético tradicional. Recordaremos siempre (quienes
militamos en este extraño quehacer artístico ) los
nombres de Antonio Arráiz, Rodolfo Moleiro, Jacinto
Fombona Pachano, Luis Barrios Cruz, Luis Enrique Mármol,
Pedro Sotillo, Julio Morales Lara, José Antonio Sucre,
Andrés Eloy Blanco, Enriqueta Arvelo Larriva, Gonzalo
Carnevali, Angel Corao, Pedro Parés Espino, Luisa del
Valle Silva, Héctor Cuenca, Fernando Paz Castillo y
Enrique Planchar, como precursores de una iniciación
formal en la vida literaria de Venezuela, de insurgencia a partir
de la posguerra civil produciendo una ruptura radical con un
pasado donde prevalecía, ante todo, la huella de una
actividad política positivista que no encontraba acomodo
en el mundo de las nuevas ideas; quedaba atrás la sombra
de la Escuela Impresionista, para dar paso a un sinfín de
emociones de orden estético, filosófico e
histórico: poetas malditos, simbolistas, generación
del 98 español, controversia entre modernistas y
posmodernistas … Conociendo los rasgos comunes de esta
generación podemos comparar las siguientes generaciones.
Mario Torrealba Lossi señala una serie de rasgos comunes
entre tres poetas que corresponden al mismo ciclo: Paz Castillo,
Moleiro y Planchart; que son, entre otros: "El paisaje nunca es
visto de modo objetivo, sino que parece reflejo de otro que ha
plasmado en la imaginación, marcada tristeza y
recogimiento con giro a una serenidad última,
exaltación de la noche y de su mágica urdimbre
celeste, condición que emana del sustratum
romántico, exiguo culto a la galantería
declamatoria y predominio, al contrario, de reflexiones
filosóficas y morales, constante alusión a la
soledad", que es, a juicio del propio Lossi, el parentesco de
más afinidad y hacia el cual desembocan los diversos
enunciados. A estos rasgos se unen el sentimiento de la belleza,
de lo bello bueno, la creencia en la perfección de la obra
de arte, en su supervivencia, en su unidad y trascendencia, todo
ello fruto de la actitud idealista (Liscano, Juan. Panorama de la
Literatura Venezolana, pág. 180). Por supuesto que estas
características no arropan a todos los poetas ya
mencionados de dicha generación, pues, en el caso de
Andrés Eloy Blanco se advierte una marcada tendencia a
conservar rasgos del costumbrismo o realismo natural que se
inclinan, incluso, a lo juglaresco, popular y particular gracia
humorística. Ramos Sucre se escapa totalmente del cuadro
anterior, con caracteres diferentes y modos peculiares que le han
situado en el pedestal de la poética de todos los tiempos
en nuestro país y en Latinoamérica. Se ha hecho
mención de rasgos anteriores pues éstos nos
permiten desarrollar un estudio de mucha más profundidad
en la poesía del Táchira a finales del siglo
XX.

"La poesía es hoy el álgebra superior
de las metáforas
": frase de Ortega, que bien
podría encajar con el cambio de estructura, tema, modo de
ser y de anunciarse, la vanguardia o littérature d`
avant-garde, también es de origen francés, en los
comienzos del siglo XX. Poetas como Pablo Rojas Guardia y Luis
Castro, dieron los primeros gritos de una escuela que intentaba
reproducir el pensamiento mecanista de la sociedad que les
rodeaba. La retórica de la vanguardia se fundamentaba en
elementos como el reiterado uso de neologismos y barbarismos, en
la mezcla de términos abstractos y concretos, en
altisonancias, en antisentimentalismos como formas clownescas, en
el culto a la velocidad y al maquinismo, a la acrobacia verbal y
a la imagen disparada como un proyectil, sin adornos sofisticados
ni erudiciones, similar a los hai-kais, que por supuesto no tiene
nada que ver con el romanticismo lírico de las
generaciones anteriores. Panorámica de un movimiento que
aún persiste en nuestras nuevas manifestaciones
poéticas de finales de siglo. Apunta el genial historiador
Guillermo De Torre, en su monumental "Historia de las Literaturas
de Vanguardia" que la vanguardia es un "movimiento de choque,
de ruptura y apertura al mismo tiempo, la vanguardia, el
vanguardismo o lo vanguardista, del mismo modo que toda actitud o
situación extrema, no aspiraba a ninguna permanencia y
menos aún a inmovilidad. En la misma razón de su
ser llevaba encapsulado el espíritu de cambio y
evolución, previendo, ambicionando sucesiones."

(pág. 21). En fin, hacer un estudio formal del significado
que tiene la vanguardia en el siglo XX, en el mundo la literatura
universal, es imposible. Ese Esprit Nouveau de 1929 se puede
definir como el común denominador de los diversos ismos
literarios y artísticos echados a volar con diferentes
rumbos. En Venezuela se puede ubicar entre 1926-1936, como la
década del florecimiento de la vanguardia, dos años
después de la aparición de "Aspero", de
Antonio Arraiz, quien, aunque no se incluye como vanguardista,
dio las primeras pinceladas para el desarrollo de esta magna
estructura poética de vanguardia, en medio de una
embestida contra la dictadura del general Gómez. Ya
había desaparecido, desde 1915, el Cojo Ilustrado, y se
comenzaba a agotar el Modern Style o Art Nouveau, que en
versión latinoamericana fue el modernismo. Años
locos de lucha entre la burguesía caraqueña y el
andinismo precoz al ritmo de boleros, tangos y jazz. Se
leía con afán de devorar la ración de los
nuevas tendencias los Poemas sonámbulos de Rojas Guardia,
y la balada del siglo, de Luis Castro, se convierten en libros de
cabecera de los vanguardistas de los años 30. El ejemplo
que nos presenta Juan Liscano, en su "Panorama de la Literatura
Venezolana actual" (pág. 197) de Luis Castro, es el mejor
testimonio de este movimiento:

Curvas rosas. Curvas azules

A 100 km. entramos en la brutalidad

-velocidad pura del animal-

La valla a 30 cm.

¡más allá de la AUDACIA
…!

En 1938 nació el grupo Viernes, integrado por
Pablo Rojas Guardia, Rafael Olivares Figueroa, Vicente Gervasi,
Pascual Vanegas Filardo, Luis Fernando Alvarez, José
Ramón Heredia, Oscar Rojas Jiménez, Fernando
Cabrices, Angel Miguel Queremel y Otto De Sola. Grupo que
duró hasta 1941. El mejor reconocimiento poético de
este grupo es al merecido poeta Vicente Gervasi, con "Mi Padre
el Inmigrante".

En 1946 nace Contrapunto, que estuvo compuesto por un
grupo heterogéneo de escritores, pensadores y artistas
plásticos. Sus fundadores fueron Andrés
Mariño Palacio y Héctor Mujica. Lo integraron:
José Ramón Medina, Eddie Morales Crespo, Pedro
Díaz Seijas, Antonio Márquez Salas, Alí
Lameda, Ernesto Mayz Vallenilla, José Melich Orsini y Luz
Machado. Duró hasta 1949.

Cantaclaro aparece en 1950. El consejo de
redacción estuvo conformado por Miguel García
Mackle, Jesús R. Zambrano y José Francisco Sucre
Figarella. Primer y único número de este grupo que
tuvo que padecer la represión de la dictadura de
Pérez Jiménez, dos años después de
ser derrocado Rómulo Gallegos, el primer presidente de
Venezuela, elegido por la vía del sufragio, y que le
sirvió como estandarte a Cantaclaro durante su
única proclama revolucionaria a favor de la
democracia.

1958 fue un año políticamente decisivo
para la vida social venezolana. En este mismo año aparece
el grupo Sardio, integrado por importantes figuras del acontecer
literario en el país y con un deseo de romper
definitivamente con el fantasma de las dictaduras, entre otros:
Adriano González León, Luis García Morales,
Guillermo Sucre, Gonzalo Castellanos, Elisa Lerner, Salvador
Garmendia, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre, Edmundo
Aray, Francisco Pérez Perdomo, Efraín Hurtado,
Héctor Malavé Mata y Antonio Pasquali. El
último volumen de Sardio se publicó en
1961.

Los años sesenta constituyeron un período
de intensas confrontaciones en el aspecto político y
cultural. En este marco histórico en la vida
pública nace el grupo "El Techo de la Ballena", compuesto,
entre otros, por Caupolicán Ovalles, Juan Calzadilla,
Edmundo Aray, Adriano González León, Francisco
Pérez Perdomo, Carlos Contramaestre, Efraín
Hurtado, Dámaso Ogaz y Daniel González.

En 1980 surgió el grupo Tráfico, integrado
por una generación de poetas jóvenes que expresaban
todo su cansancio urbano y desencanto político, a
través de una estética que podría definirse
como "realismo crítico poético" y que
encontró asidero en voces como las de Armando Rojas
Guardia, Yolanda Pantin, Igor Barreto, Rafael Castillo Zapata,
Miguel Márquez y Alberto Márquez. El grupo
Tráfico representa el último manifiesto literario
en la literatura nacional, en un siglo de programas, talleres,
peñas, grupos, que han trascendido en la historia de las
letras venezolanas. Este grupo duró hasta 1981, pero sus
representantes están en la palestra y se erigen como
puntos de referencia de la poesía de finales de siglo XX
en el país. En este mismo año (1980) nace en el
Táchira (San Cristóbal), el Taller Literario
Zaranda, con una duración de quince años de
actividad y con la publicación de un volumen por cada un
año, hasta 1995; consagrándose en el grupo de
más trayectoria y continuidad en la literatura nacional y
regional, como queda demostrado con las breves reseñas
realizadas a los diferentes grupos y talleres que trascendieron
en la historia de la poética venezolana.

En cuanto a las letras de la región, nos debemos
a dos grandes poetas, Premios Nacionales de Poesía, como
lo son Manuel Felipe Rugeles y Juan Beroes. Y en lo que se
refiere al desarrollo de una poética no exagero al afirmar
que el Táchira es una zona de escape hacia lo
contemplativo y lo nostálgico que viene, quizás, de
los fantasmas que habitan nuestras montañas. La historia
de nuestras letras tachirenses nos indica, a través de
Rafael María Rosales, Ramón J. Velásquez,
Pedro Pablo Paredes, de Antonio Arellano Moreno y más
recientemente del Prof. Elí Caicedo Pinto, que el
Táchira es una tierra prolífica en poesía y
arte. No considero necesario ahondar en detalles en torno a
grupos o poetas nacidos o formados en esta tierra de gracia, sin
embargo es de suma importancia mencionar los más
resaltantes (grupos y poetas) que trascendieron tanto por su obra
como por su aporte a la literatura de la región. Grupos y
revistas como Bloques, Helios, Antena, Mástil, Nautilus,
La Junta Pro-Arte, Yunke, Signo, Ariel, Peña Literaria
"Luis López Méndez", el grupo "Juan Maldonado",
Peña Literaria "Manuel Felipe Rugeles", Peña
"Andrés Eloy Blanco", Cueva Pictolírica, Grupo
Literario "El Parnasillo" y el Taller Literario Zaranda,
representan la actividad literaria desarrollada en el siglo XX,
desde 1915, con Ramón Leonidas Torres, quien funda la
revista "Bloques", y finaliza en 1995, con el poeta Antonio Mora,
al frente del Taller Literario Zaranda. Estos grupos convocaron a
un buen número de escritores, poetas y filósofos
románticos, modernistas, positivistas y existencialistas,
que sirvieron de motor para impulsar a las nuevas y actuales
generaciones de artistas que buscan la dirección hacia el
futuro del siglo venidero. Nombres como los de Luis López
Méndez, Samuel Darío Maldonado, José Gil
Fortoul, Samuel Darío Maldonado, Pedro María
Morantes, Emilio Constantino Guerrero, Epifanio Mora, Horacio
Castro, Salustio González Rincón, José Abel
Montilla, Manuel Felipe Rugeles, Juan Beroes, Eleazar Silva,
Raúl Soules Baldó, Rafael Angarita Arvelo, Vicente
Elías Moncada, Humberto Tejera, Vicente Dávila,
Francisco y Fernando Tamayo, José León Escalante,
Saúl Moreno, Rogelio Yllarramendy, Alejandro Fuenmayor,
Amenodoro Rangel Lamus, Carlos Rangel Lamus, Antonio
Rómulo Costa, E. Loynaz Sucre, Pedro León Arellano,
J. R. González Uzcátegui, Flor Niño, Amalia
y Josefina Tamayo, Antonio Quintero García, Job Amado,
Pedro Romero Garrido, Román Eduardo Sansón, Ciro
Urdaneta Bravo, Juan Gugliemi, Leonardo Ruiz Pineda, Manuel
Osorio Velasco, Augusto Cárdenas Becerra, Rafael
Pinzón, José Domingo Colmenares Vivas, José
D. Rico, Antonio Pérez Vivas, Miguel Moreno, Simón
Becerra, Ytalo Ayestarán, Ramón Velásquez,
Ramón J. Velásquez, Luis Felipe Ramón y
Rivera, José Ignacio Olivares, Marco Antonio Rivera
Useche, Luis Eduardo Montilla, José Clemente Laya, Rafael
de Nogales Méndez, José Manuel Rodríguez
Uribe, César Casas Medina, Francisco Luis
Bernárdez, Horacio Cárdenas, José Antonio
Escalona Escalona, César Casas Medina, Pedro Pablo
Paredes, Antonio Silva Sucre, R. Armando Rojas, Gustavo A. Nieto
R., Isabel Torres de Suárez, Aurelio Ferrero Tamayo,
Régulo Burelli Rivas, Oscar Enríquez Chalbaud,
Tulio Vivas, Fabricio Vivas, Tulio Hernández, Humberto
Ocariz Espinel, Carlos Sánchez Espejo, Mardonio
González, Gregorio Pérez Rojas, Pedro García
López, Antonio Arellano Moreno, Camilo Balza Donati,
Rafael María Rosales, Marco Ramírez Murzi, Dionisio
Aymará, Anselmo Amado, Luis Anselmo Díaz, Mardonio
González, Juanita Pulido, Rafael Guerrero, Rubén
Darío Becerra, Mirian González, Agustín
Guerrero Marciales, Clara Silva, Ramón Carrero Mora, Pedro
José Soto Ortiz Juan Michelangelli, Luis Rafael Olivera,
Elio Jerez Valero, Salvador Weg, María Luisa Alonso,
Germán Pérez Chiriboga, María del Carmen
Suárez, Eunice Escalona, Emiro Duque Sánchez, J. J.
Villamizar Molina y uno de nuestros más grandes poetas de
esta región como lo es Eduardo Zambrano Colmenares y
tantos otros nombres que se me escapan de la memoria, sellan esa
gran edad de oro de la idiosincrasia y pensamiento tachirense de
todos los tiempos, cerrando así una página
trascendental en la historia regional: el siglo andino,
calificado así por eminentes estudiosos de la
crítica literaria nacional.

La poesía de finales de siglo en el
Táchira, a la que he de referirme se fundamenta en los
quince volúmenes del Taller Literario Zaranda, publicado
por la Red de Bibliotecas Públicas del Estado
Táchira, con el apoyo del Consejo Nacional de cultura
(CONAC), y en la selección de "Poesía
Contemporánea Tachirense", de la Biblioteca de Autores y
Temas Tachirenses (BATT) volumen 118. Que son, a mi manera de
ver, las dos grandes fuentes de apoyo para la realización
de un estudio crítico de la poesía de finales del
siglo XX, en el Táchira.

No obstante, el volumen 118 de la Biblioteca de Autores
y Temas Tachirenses encierra en su contenido el sueño de
muchos, pues, en este libro aparecen la mayoría de
nuestros poetas, representantes de la generación del 80,
según el historiador Ramón J. Velásquez (en
el prólogo de esta edición) que no han alcanzado el
prestigio ni la altura de los ya consagrados como lo son los
poetas que integraron los grupos de las cortes anteriores al
Taller Literario Zaranda.

Sin embargo, considero que la verdad poética,
expuesta por los poetas de finales de siglo XX, alcanza un
espacio en nuestra historia. Aunque temerosa ante la
crítica, funge de registro social para desnudar el
pensamiento de toda una comunidad. La palabra tiembla desde su
nacimiento como poema y hay una especie de vergüenza
existencial, en el poeta andino, que lo induce a cubrirse, a
pasar inadvertido, a romper con ese pasado que se agazapa dentro
de sí mismo, como un fantasma ancestral, para hacerle
desviar de la realidad y consumirlo en una maraña de
soledad y conflictos, donde la vida se convierte en
ficción latente, en obsesión por lo onírico,
en búsqueda de lo desconocido, en religión que
rinde culto a lo inefable como también a lo oscuro, en
sacerdocio al servicio de la belleza y a lo insondable del
universo.

He leído con atención a cada uno de los
poetas de finales del siglo XX, del Táchira y se me ocurre
crear una especie de abstracción en virtud del mundo de
ideas que parten de un objeto real hacia un objeto (o sujeto)
intangible, con la única intención de acercarme al
tema planteado por cada uno de ellos, de la manera más
informal y particular, sin pretensiones académicas y con
la disposición de hallar los referentes que nos pueda
servir de base para cristalizar un panorama y un futuro
diagnóstico de la poesía de finales de siglo XX, de
manera accesible a los sentidos, que nos delega esta
generación de los ochenta integrada por Freddy Araque,
Milagros Arellano, Enrique Ferrer, Raquel Gómez
Martín, Geisha Carola Méndez S, Angel Osmar Mora,
Antonio Mora, Pablo Mora, Dévora Morales, Adolfo Segundo
Medina, Orlando Ortiz Araque, Luis José Oropeza, Mateo
Parra, Marisol Pérez Melgarejo, Leonor Peña, Etha
de Ramírez, Ruth Rincón, Manuel Rojas, Ernesto
Román Orozco, Elsa Marlene Sanguino, Diego Sarmiento, Luz
Marina Sarmiento y Homero Vivas..

FREDDY ARAQUE

Nació en San Cristóbal el 16
de enero de 1957. Participa como colaborador de las
páginas literarias del Diario La Nación, dirigidas
por Pedro Pablo Paredes.

Ha realizado breves pasantías por el teatro y el
cine. En la actualidad prepara una novela donde el motivo taurino
sirve de pretexto de otros ámbitos literarios.

En su obra percibimos el sabor a vino, el reflejo de
luces rojas: puertas oscurecidas por el humo de las tabernas, la
gracia de una "piel guardamisterios" persistiendo hasta hacerse
ambrosía animal, terrestre, estación de calma, luna
agorera, voluntad para el reencuentro, estancia rodeada de
flores, pájaros, frutas que sin temor Freddy Araque ha
sabido vaciar en las primeras páginas de la
recopilación de "Poesía Contemporánea
Tachirense", publicada por la Biblioteca de Autores y Temas
Tachirenses (BATT, vol. 118):

Una guitarra, naufragio

de la última taberna,

mas esta gordísima luna que
acompaña

festiva, nuestras sombras.

Con este cuarteto de versos comienza dicha
producción que representa una muestra de la poesía
de finales de siglo XX, realizada en el Táchira. Freddy
Araque inaugura este documento lírico e histórico
que se convierte en texto obligado de cualquier investigador de
la poética regional, de la última generación
de poetas que cierran un ciclo más de vida cultural; la
llamada generación del 80, según Ramón J.
Velásquez. Araque tiene el privilegio de abrirnos un
palimpsesto de recónditas sensaciones urbanas: la ciudad,
la vida nocturna, el sexo loco que se vende con lujuria en las
avenidas, el vino que despierta pasiones y la noche como
única sustancia que purifica el alma del poeta. De barba
episcopal, con aspecto de aventurero, de quijotesco andar, Freddy
Araque nació en San Cristóbal el 16 de enero de
1957. Participó como colaborador en las páginas
literarias de Diario La Nación, dirigidas por Pedro Pablo
Paredes. Ha realizado breves pasantías por el teatro, no
obstante es a través de la poesía donde Freddy
derrama a diario ese líquido de soledad y derroche de
vivir, lo que vive cotidianamente cuando se esmera en encontrar
el pan de cada día o el poema de todos los momentos. Esa
peculiar fisonomía de filibustero, lo hace incluso
más enigmático, pues desde el fondo de su ser debe
partir, como en cualquier artista, esa rabia despiadada contra un
sistema que no le ofrece mayores oportunidades. Desde
allí, desde su íntimo secreto, nace también
la madurez espiritual para enfrentar el mundo que le rodea. Y esa
madurez, y esa actitud ante la adversidad se plasma en la
palabra, en la imagen bien lograda, en el poema escrito con
sencillez y sin embargo, con profundo conocimiento del leguaje
convocado para exteriorizar su mensaje interior. Suelo encontrar
a Freddy Araque en cualquier mesa de "La Boheme", del Centro
vico de esta ciudad… Y en cualquiera de las
circunstancias, suele entregarme lo último que
quizás haya escrito, un momento antes de mi llegada.
Así es la vida de este hacedor de fábulas, tan
recurrentes como los versos de Li-Po. No se percibe en la
poesía de Freddy Araque, un manifiesto social en donde la
base de su discurso tenga alguna dirección definitiva; por
el contrario su tema es variado, pero ante todo exalta esos
detalles que a veces se nos escapa de nuestra atención y
que son tan importantes como la vida misma; detalles como lo
efímero, la plenitud de lo inédito: lo que pensamos
cuando estamos solos, cuando "nada te dice/ nada te
sorprende"
y dejamos la botella vacía de vino en una
piel guardamisterios … porque nos espera la realidad, el
trabajo, el compromiso con la sociedad, con el amor o el
compromiso con la voluntad de existir, de sobrevivir no importa
cómo, lo importante es vivir y Freddy Araque es nuestro
mejor ejemplo.

Una guitarra, naufragio

de la última taberna,

más esta gordísima luna que
acompaña,

festiva, nuestras sombras.

No caben veleidades de
ícaro

a deshora por este vecindario;

Pero es que a tal suerte de
hurgar

hacia tu cielo…¿de verdad,
quién escapa?

Tal vez la botella vacía de
vino,

El mercado a domicilio de las
flores

o los recurrentes versos de
Li-Po,

Aquí, en este equinoccio de lo
efímero.

………………………………………………………………………………………………

Si por estación propicia

de abrupto regresas
mañana

con inédito goce de luz

fecundante de rocío

aún bajo sepiado de
rescoldos…

Mi plenitud que es la tuya

¡Te convida!

………………………………………………………………………………………………

Macerada fruta

de la estación de la
ambrosía

de tu piel guardamisterios

ojos habladores

De ti profundamente de ti

están hechos mis antojos

de pájaro saltarín entre las
flores

Loco silbador loco

………………………………………………………………………………………………

Piel adentro o piel afuera

Si una extraña quietud

Como si ya la hubieses vivido
antes

Nada te dice

Nada te sorprenda.

¡Heme aquí entre las
flores!

Nada más entre las flores

de felicidad muerto.

………………………………………………………………………………………………

MILAGROS ARELLANO

Nació en San Cristóbal en
1969. Es miembro de la Asociación de Escritores del Estado
Táchira.

NOCHE PAGANA DE AMOR Y
EROTISMO

EN LA POETICA DE MILAGROS
ARELLANO

Esta dulce mujer que encarna todo un mundo de emociones
y conceptos en un terreno bastante delicado, como lo es el
erotismo, juega con el balbuceo silencioso del ritual que
antecede al amor; no al amor desnudo sino al verbo amar, abierto
hacia la "noche pagana", hacia el deseo "a un cuarto de
distancia"
que permite el anuncio de un abrazo; la presencia
del hombre y la mujer acechándose discretamente en la
humedad de la tarde andina "contra las tropas severas del
olvido
". Pero ¿de qué manera, Milagros Arellano
enfrenta estos aspectos de la vida sentimental de cualquier ser
humano? La vida, que es una continua confrontación
existencial sartreana y freudiana, nos obliga a crear mecanismos
de defensa para sobrevivir. Nos obliga también a
disfrazarnos, a hacer nuestro propio teatro, a reconocernos
frente al espejo a través de otro rostro, de otra
fisonomía, a mentir si es preciso, a evadir, a olvidar, a
odiar, a huir, a desaparecer; entonces la verdad, nuestra verdad,
se aleja por el primer camino de la desesperanza. Milagros
Arellano nació en San Cristóbal en 1969. Es miembro
de la Asociación de Escritores del Estado Táchira.
Actualmente estudia Derecho en la Universidad Católica
"Andrés Bello"; sin embargo desde su cátedra de
sensibilidad enfrenta el destino con pasión, con dulzura,
con amor ciego y delirante. Encuentro en sus poemas (Poema de Cal
y Sed y Poema Errático) la angustia permanente que
caracteriza a la mujer que debe, ante todo, ejercer el acto de
"vivir" pese al poderío emancipador del "macho" andino,
venezolano o latinoamericano. Una dosis de ironía
quizás se deja entrever en el juego de imágenes
consecuentes con la intención de la poeta:

sol sobre luna

mar en cárcel

de arena

Todo el verde

de tus ojos

luchando

con la noche pagana

que llevo en la cabeza Pero
acércate

Este amor

será siempre

un golpe bajo

Caballos de guerra

Sal cayendo

en la maleza

Teatro cubierto

de cal y sed

Definitivamente la mujer latinoamericana está
marcada por esta huella indeleble de la hombría, vista
como posición per se de la sociedad que se ha nutrido de
elementos de importación casera. La poeta acude al
presupuesto de garantías comunicacionales. Ofrece, en la
demanda y la oferta de motivaciones, todo un banco de
símbolos a la disposición de cualquier artista de
la letra y la palabra que le sirven de herramientas para
comunicarse. Sus enunciados, aunque comunes, desnudan la
intención. Pensemos: sol sobre luna:
. Es decir: él. Partiendo desde el
principio, la mujer, en ese convite de sentimientos, accede a
reconocer la otra parte del escenario, desde una visión
figurada o poética como si se tratara de un teatro
cubierto de cal y sed donde debe buscar el olor, quebrantador de
madrugadas
, para resolver su propio acertijo. Sin
proponérselo, quizás, Milagros Arellano, nos da una
lección de educación familiar, de la pareja, de
erotismo, de amor, de necesidad de amar, de acercarnos, de
protegernos y de hallarnos en esta maraña de sinsentidos
que nos ofrece el deseo y el sentimiento humano.

Telón sobre telón

y al final

el eco persistente

de tu partida

encallando

en las esquinas de la aldea.

………………………………………………………………………………………………

POEMA ERRÁTICO

Busca

el olor

quebrantador de madrugadas,

viajero nómada

de este cuerpo.

Búscalo,

y que un rito lento,

profano,

rito de aromas,

se disuelva

en tu mirada.

………………………………………………………………………………………………

JUEGO ANTERIOR

Una media sombra

me cubre

sobre un camino

de cobra

y arena

Un olor perdura

Es tu voz

en mi garganta

mientras

una luna

persiste en la noche

y un sonido

de palabras

me persigue

¿Encontraré tu
rostro

cuajado de mar

cuando volteé?

Un estrecho

cercado de miradas

………………………………………………………………………………………………

Es el palmo

irónico

que nos separa

Detente sólo

a un cuarto de distancia

no cruces

que tu piel

libre

robe

el calor

de la tarde

………………………………………………………………………………………………

SALITRE

Todo un mar

verdiazul

manchó mis pies

en el extravío

de una última

madrugada huérfana

Una luna roja

se asentó en la arena

marcando la noche

Ccn tu nombre

ahora

este sudor

Sabrá a tu sal

Y tu rostro

irá entre los ropajes

envuelto en el calor

de mi piel nómada.

………………………………………………………………………………………………

Puedo quedar

en cualquier encrucijada

de este viejo mundo

Seré un cuerpo
anónimo

a reconocer

guardado en los armarios

de una morgue

Pensarás que me he
perdido

que otras rutas

se apropiaron de mis pasos

No habrá nada

que levante una sospecha

si no es esa palabra perdida

o el anuncio

pagado en el periódico

Terminaré

quizás como una sombra

sumergida en un rincón

de tu cabeza alborotada

………………………………………………………………………………………………

Luchando

como caballero alucinado

contra las tropas

severas

del olvido

………………………………………………………………………………………………

REENCUENTRO

Hoy

los helechos

me devuelven la mirada

y sobre los corredores

el recuerdo

de un adiós forzado

se resbala aún

en cada muro

Duele caminar las calles

El eco lanza tu nombre

Y las palabras que corrieron
mudas

pasan ahora

lentas

perdiéndose

entre pasillos y puertas

desde entonces

La noche sonríe torpe

y amanece

como siempre

sin sobresaltos.

………………………………………………………………………………………………

SOLEDAD

Ahora

que la noche

está húmeda de
rocío

y las nubes

se diluyen

en la piel

de las montañas,

Cómo siento

no haberte conocido

antes…

Cuánto diera

porque esa soledad

que fue tan mía

se hubiera poblado entonces

con tu nombre.

………………………………………………………………………………………………

ENRIQUE FERRER

Nació en San Cristóbal en 1963.
Actualmente culmina estudios universitarios de idiomas en
Santafé de Bogotá (Colombia) donde colabora en
revistas y periódicos literarios. En noviembre de 1992
obtuvo Mención Especial en el concurso de narrativa de los
VII Circuitos Culturales del Estado Táchira.

En la Casa de Asterión se percibe el mundo.
Así lo concibe Borges: "La casa es del tamaño
del mundo; mejor dicho es el mundo".
La Biblia nos presenta,
en una parábola de Jesús, a la casa como el cuerpo
humano que es "el templo o morada del Espíritu
Santo
"; de igual manera; análoga a la casa
bíblica, Enrique Ferrer, poeta, nacido en San
Cristóbal en 1963, pero formado en Bogotá, Colombia
(recientemente obtuvo el título de Licdo. en Idiomas en la
Universidad de Santafé, en Bogotá (Colombia), donde
también colabora en revistas y periódicos
literarios. En noviembre de 1992 se le otorgó una
Mención Especial en el concurso de narrativa de la
Dirección de Cultura y Bellas Artes de la
Gobernación del Estado. Perteneció y apoyó
al Taller Literario Zaranda (pese a la distancia). Es un poeta
que pone al relieve la humana sensación que pueda
producirnos el acto de observar en todos los rincones de la casa,
la huella que marca sobre la memoria nuestras vivencias, lo que
hemos vivido en nuestra corta existencia y lo que somos y seremos
cuando la casa, desaparezca. Ferrer nos sumerge dentro de una
casa esencialmente metafórica y creada por sus
herramientas de trabajo intelectual:

Los ladrillos de mi casa

sólo existen

si cada día un niño
juega

afuera en el parque

Es obvia la presencia de la infancia para simbolizar,
paradójicamente, al hombre que se hace, o como ese hermoso
título de un libro de poemas de Arturo Uslar Pietri:
"El Hombre que voy Siendo". El ser "terminado", "acabado",
"realizado", "hecho", puede ser una consecuencia del edificio
mental que se construye a lo largo de la vida. La vida que voy
"haciendo" a través de un sueño, producto de la
albañilería o construcción en donde cada
idea puede significar, en la casa de Ferrer, un simple ladrillo,
que sostiene o tapa un hueco. La casa esta, donde dormimos,
comemos, soñamos, donde somos felices o infelices, se
refleja en este poema. Y allí también aparece la
escuela, el parque, el río, la iglesia, el equipo de
fútbol… en fin, con breves trazos regresamos a los
años ya idos. Nos alejamos, nos habíamos alejado a
pasos largos hacia otras formas de concebir la vida, de una
niñez llena de emociones hacia una personalidad,
apológicamente, sensata. Entonces:

Un día

un extraño invadió la
casa

y pereció de frío.

No encontró ni muros,

ni puertas, ni ventanas,

sólo un espacio abierto, lento

" Esa fue la casa construida sobre la arena y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina" (La Biblia, Los dos
cimientos, Lc. 6. 46-49).

El espíritu sensible de Ferrer nos interna en un
mundo solitario y silencioso, donde cobra vida lo inanimado: los
objetos, la naturaleza (detenida o muerta), los cuerpos en la
oscuridad, los gitanos frente al piano, cuyo fondo musical se
esfuma en lo etéreo, en el fuego, en la distancia …
todo aparece y desaparece de manera discreta, olvidada en
ocasiones, como si se tratase de recuerdos ultrajados en la
"huella" que deja la vida, o en la "Ceniza de
Luna
", su primer libro hasta ahora conocido, publicado en
Santafé de Bogotá, en 1993.

Es posible que el final del poema "Huellas en mi
casa"
sea la mejor alegoría moralista que haya
leído en verso. Conserva la belleza y retórica
esperada por un lector avisado, mostrándonos la otra cara
de la vida, las consecuencias del abuso desmesurado del ser
humano por destruirse:

HUELLAS EN MI CASA

Los ladrillos de mi casa

sólo existen

si cada día un niño
juega

afuera en el parque.

Las ventanas de mi casa

son un lugar

donde no fue posible

continuar el muro.

Un día

un extraño invadió la
casa

y pereció de frío.

No encontró ni muros,

ni puertas, ni ventanas,

sólo un espacio abierto,
lento.

Tomó mis riendas,

arrancó uno a uno

los ladrillos de mi cuerpo

y en el espacio de mi ausencia

construyó su casa:

pero las ventanas abiertas

no iban a otro lado

y las puertas

sólo conocían la
salida,

Era una casa sin ojos,

Los gusanos nutrían la
mesa,

Los pájaros antes de la
huida

contaban el hambre con las manos

obligados, tras las rejas.

LUNA

Navega sola mi barca

junto a la luna sola.

Se agreden en el aguan

nuestras sombras nuevas.

Una antorcha, mi barca y yo

extraviados.

Se acabaron las orillas

y de azul y azul

rasgamos el espejo.

Ignoramos si el mar retorna

si nace con la noche

o tal vez

es otro cielo

donde mueren las estrellas.

RONDA

Iremos juntos a robar incienso

Vestiremos de ojos los templos

Negaremos nuestros nombres
primeros

El fuego será nuestro primer
ropaje.

Luego,

el olvido nos guiará de sombra en
sombra

Nombraremos lo nuestro

Con nuestros labios los labios

Como un girasol sediento

desnudaremos el rostro ante el
sol

y pronunciaremos el verdadero nombre del
otro.

RAQUEL GÓMEZ
MARTÍN

Nace el 30 de enero de 1970 en Puertollano, Ciudad Real,
España. En diciembre del 90 gana el Concurso Binacional de
Poesía, auspiciado por el Instituto Universitario de la
Frontera (IUFRONT). Anteriormente se había adjudicado una
mención honorífica en el Concurso de Poesía
del Taller "Mucuglifo" de Mérida.

Desde hace muy poco tiempo conozco a Raquel Gómez
Martin. Supe de ella, más por referencia que por la
lectura de sus trabajos como poeta. Aunque R.G.M. no es oriunda
de este Estado, pues nació el 30 de enero de 1970 en
Puertollano, Ciudad Real, España, su poesía se
acerca más a nuestra idiosincrasia andina que a la tierra
o playas del Mediterráneo español. Sé,
también, por algunos estudiantes del Instituto
Universitario de la Frontera (IUFRONT), quienes me hablaban de
una joven extraña, de vestimenta extraña, de risa
extraña, de mirada extraña, y que además,
escribía cosas extrañas, que, para sorpresa de
estos jóvenes, esa muchacha extraña gana el
Concurso Binacional de Poesía, auspiciado por dicha
institución, en diciembre de 1990. También
recibió una Mención Honorífica en el
Concurso de Poesía del Taller "Mucuglifo" de
Mérida. Su espíritu de poeta se patentiza,
definitivamente, con estos méritos alcanzados y por la
publicación de seis poemas en la revista "Logos" de la
Sociedad Salón de Lectura-Ateneo del Táchira
(1992), con los que se le conoce como una nueva voz de la
poética joven de esta región. "Dia-Logos",
periódico del Ateneo del Táchira, en su segundo
número, le dedica la página de poesía, en
donde aparece un poema que llama profundamente mi
atención:

Dibujo con mi dedo

las palmas amarillas

de tus manos

los ojos de pez

que se escurren

en mi boca

cuando hacemos el amor

en uno de esos hoteles

a los que no regresamos nunca.

Llama mi atención este poema, porque encuentro en
él, sobre todo en el orden de las ideas, esas cosas que
nosotros, los entonces jóvenes de mi generación,
jamás podríamos haber dicho y menos escrito. La
escuela moral a la que pertenece la mayor parte de esta
población, conservadora, recatada, antañona,
pegaría un grito en el cielo ante tal situación. No
obstante, la sociedad de la informática, de la nueva
autopista de la comunicación, de la World Wide Web, de los
multimedias, de las FM y de los multicanales por cable, nos
enfrentan ante otro tipo de sociedad y a la que debemos
comprender en la medida de las circunstancias. Pues bien, Raquel
G. Martin nos ofrece una visión clara, actualizada, del
mundo en el que nos movemos. El mundo de las "sustancias
incomprensibles … en uno de esos hoteles a los que no
regresamos nunca
". Esa visión que nos ofrece el poema,
se convierte en paradigma ante una posición asumida por la
crítica que suma sus adeptos en función de los
compromisos morales, políticos o religiosos que merodeen
el escenario al cual están adscritos por devoción,
por ética, o por hipocresía. Ese micro-chip que
despertó esta reflexión, pertenece al buen mensaje
y tratamiento de la estética por parte de la autora.
Admiro su valentía, su condición poética
para atreverse, su valor como diseño de un código
de retórica que merece estar a la altura de las voces de
avanzada en esta guerra de la comedia artística. Raquel
Gómez Martin es una dama que danza sobre las dunas, en la
cima, en un solsticio de verano vuelto en algún abril,
repleto de muñecas y guitarras ocultas en la niebla, con
el océano rugiendo en el fondo: "surgiendo de entre lo
blanco… Corríamos por Londres/ indefensos/ Ocultos
por la niebla/ como una rebelión/ de quejidos manchados/
por sustancias incomprensibles".

Ayer mis muñecas rodaron por el
vidrio

-escarlata y oro-

Tus ojos lentamente

bajaron hasta mis manos

entonces te deseé
más

como aquella tarde entre las
dunas

cuando el sol abrasaba mis
hombros.

………………………………………………………………………………………………

Desde esta cima

tan alta y hermosa

dos halcones repasan

el contorno de las nubes

como dos amantes

surgiendo de entre lo blanco

………………………………………………………………………………………………

Quédate esta noche

para no extrañarte

en el solsticio de verano.

Quédate

una semana de espuma

dentro de mis huesos.

No te vayas cuando
todavía

puedo decirte que la tarde

ha caído bajo la sombra

de tus ojos.

………………………………………………………………………………………………

Corríamos por Londres.

indefensos.

Ocultos por la niebla

como una rebelión

de quejidos manchados

por sustancias incomprensibles.

Rápidos y fugaces.

Atemporales

al igual que las mañanas de
amor

en casa de algún conocido
amigo.

Luego el reposo del sol

y mis manos.

………………………………………………………………………………………………

En la heredad de los olvidos

un laúd me reclama

-evoca fábulas y besos-

(J.A. Mogollón)

Yo era un fauno entre las landas

cuando la tierra aún era
joven

Tú, mi delfín de
plata.

Bailábamos al amanecer,

Distraídos con fiebre.

Todo el tiempo no era
suficiente.

Se estremecían las horas

y una luz nos rescataba

Luego surgías del
océano

como un náufrago

y me besabas los pies con sal y
arena.

………………………………………………………………………………………………

Me das ese aire de grandeza

que revienta las venas.

Golpea mi cabeza

con un martilleo puntual

a la hora en que debiéramos
darnos

-una vez más-

por este mes milenario.

Me hallas entre los pliegues

y la frialdad de tu nombre

tan lejano

que corroe a destiempo

las vértebras

para derramarse en mi garganta

una espiral.

………………………………………………………………………………………………

GEISHA CAROLA MÉNDEZ
S.

Nació en Puerto Cabello en 1957. Ha obtenido
menciones especiales en certámenes de poesía. En
1989 conquistó el Primer Premio en el Concurso de los
Circuitos Culturales de la Dirección de Cultura y Bellas
Artes con su obra "Circus".

Censura y Silencio es un poema de Geisha Carola
Méndez S. quien es una mujer amplia y sensible, pero
más, incluso que mujer, es poeta. Es – a grosso
modo- una viva representación del ensueño andino,
venezolano y quizás latinoamericano de finales del siglo
XX, y con mucho que dar en el futuro. Reparte sonrisas a granel,
es despierta, vivaz, irónica y con una chispa de humor
negro muy discreto. Desde que la conozco, percibo en ella esa
sensación grata que nos ofrece la amistad, entonces,
obviamente, tenemos alguna primicia que contarnos en cuanto a lo
que escribimos o dejamos de escribir. Me divierten sus chistes,
sus analogías, sus anécdotas, las notas suaves (o
suavidad) como enjuicia, aprueba o desaprueba un trabajo
literario. A lo mejor pueda describirla mejor a través de
uno de sus poemas:

mi cuerpo divertido

pertenece a un cuerpo serio

Para Geisha, debe tener mucho sentido la sentencia
"primum vivere deinde philosophare" del Leviatán de
Tomás Hobbes, porque la vida consiste en vivir primero, y
eso es lo que, precisamente, sentimos al leer "Censura" (Zaranda
XIV, pág. 10):

Escucha la risa del pecho

la carcajada del vientre

y mira

por este camino ceñido

se llega a un lago de humor

En medio de este torbellino de sucesos inesperados, de
odios y frustraciones, de incertidumbres, cuando la humanidad
está compareciendo ante el tribunal de su propia
desgracia, de la corrupción política, de la miseria
y de la desconfianza en el porvenir, Geisha es como una portadora
de buenos augurios, que nos invita a disfrutar de otro mundo,
donde "la vergüenza tiene su fórmula".
Subamos, pues, la cuesta, con ella, y conozcamos la otra cara de
la vida, aunque, después de digerir el humor y la
picardía sana, protestataria, optimista, nos encontremos
con el "Silencio" de la mujer "y este desnudo
inútil de mi vientre",
fotografiado con sencillez en
la magia del verbo hecho carne, piel, deseo, en ella, la dama de
la espera en el claustro de un mundo de percepciones tormentosas.
Censura y Silencio, nos muestra, a la par, la incongruencia del
momento, la antítesis, los sinónimos y
antónimos, el yin y el yang, el blanco y el negro, humor y
tristeza, el bien y el mal, y todo lo que se opone en circuitos
de dinamismo creativo, para definirnos la realidad humana en su
más íntima apreciación. Esa marcada
obsesión por los teléfonos (ya he leído
varios poemas en donde estos protagonizan el escenario de
comunicación), la presencia del erotismo, su erotismo
particular, la soledad, la forma en que nos desenmascara
cualquier elemento simple de cotidianidad, la manera con nos
muestra su derrota o su gloria, su ansiedad "y no este eco
contra la pared/ y este vacío sin alfombra"
como una
fuerza o mecanismo de defensa contra la vida (¿o contra
muerte?). En realidad somos eso: un híbrido de arquetipos
diferentes: alegría/tristeza, silencio/ruido,
bondad/maldad, entre otros; sentimientos que vivimos a plenitud
antes que detenernos a filosofar:

y cómo quisiera

en mi casa campanarios

tus ojos gritando

El argumento de sus poemas transmite menos dulzura y tal
vez más realismo en su rol de fémina; desgarra sin
consuelo su propia libertad y la nutre de valor, de
rebeldía, de grito "porque es necesario gritar…
mientras el incendio se apaga en un mordisco
", pensará
después de todo, al final de cada día.

TRASLACIÓN

Antes de hoy

en esta casa

cuando yo alzaba la voz

la palabra se iba contra los
muebles

y quedaba detenidamente callada,

a veces se enredaba en las
cortinas

o corría a ocultarse entre los
libros.

Ahora

he tenido que saquear

esta casa

y sacarlo todo

en un reguero de cajas

confundidos los zapatos con los
sueños.

Saqué cuchillos,

cuentas

y deseos.

Cierro por última vez la
puerta

de esta casa

pero vuelvo a abrirla

porque es necesario gritar

y la voz se golpea contra las
paredes

y regresa a darme en el rostro.

LIBERTAD

La perra sale

Tiene mucha luna en las pulgas

Se le abren rosas en las llagas

y la piel cae a pedazos en lluvia de
alas

La perra ríe

Muestra las muelas del fondo

y alza hacia las estrellas

dos hoyos infinitos

Puede llover ahora

No importa

conocer el pantano

y sabe que en él florecen

a veces

gusarapos amarillos

Puede no volver a llover

nunca más

y entiende de polvo seco

y lo aspira sin desangrarse

sigue y sigue

y deja tirada su huella de
girasoles

olfatea entre la hierba

y descubre unos zapatos

que conoce perfectamente

Se echa

los lame

mientras el incendio se apaga

de un mordisco.

ÁNGEL OSMAR MORA

Nació en San Cristóbal en 1952. Su
poesía refleja un mundo muy personal. Realiza actividades
de pintura y teatro.

ANGEL OSMAR MORA Y LA NOCHE COMO
SIMBOLO DE LA RAZON PERDIDA EN LA INFINITUD DE SU
REGRESO

Hablar de Ángel Osmar Mora, es hablar de la noche
que defiende sus estrellas, ante la ferocidad de Dios por
destruir el universo. La noche se hizo una sola estrella de
recuerdos y Dios no supo qué hacer con su misión,
entonces decidió acompañarlo en el camino. Le
tendió una palabra, una sola palabra, y Ángel
Osmar, la multiplicó en miles, en millares, en infinitos
sueños que cruzan, dentro de su cabeza, las inmensas capas
siderales del espacio, bajo un torrencial de lluvias marinas.
Recuerdos, lo que fue, lo que pudo ser después de aquel
maremoto eterno, lo que sería de la mano de una estrella
mayor, lo que es en las manos del viento, ahora, bajo un cielo
que le pertenece, en una calle que le corresponde por derecho, en
una ciudad que está libre de alcabalas para transitarla.
Para este joven caminante nació la libertad en donde no
hay sino un solo código que abre el preámbulo del
escenario poético: la noche.

Canta la noche canta

en recuerdo de la montaña azul

neblinada dejada de la gloria

manos danzantes como raíces de
rosas

blancas

Sin embargo esa noche que canta también sufre.
Advierto el silencio en contraste con la música aunado al
tema del amor como sufrimiento humano y a la soledad como
consecuencia nefasta de lo que pudo significar un abrazo
arrancado del alma. Miedo a ser o no ser en esta incertidumbre en
donde el amor es un conflicto que permite la libertad y ante todo
el silencio: el silencio de la noche y la música de la
guitarra donde se anuncia una tarde gris que no tiene regreso. La
poética de A.O.M. no busca, después de estos
elementos, ninguna otra razón para afirmar su
condición de hombre sensible. No usa fórmulas, no
se sujeta a estructuras, no se detiene en reflexiones
académicas, no posterga las ideas, no se afana en depurar
los registros almacenados en su cerebro, no busca glorias
fortuitas, no le interesa mi opinión ni la de nadie, no
propone para enfrentar, sólo hace una cosa: escribir. Tal
vez, después de todo, regrese de la noche en la infinitud
de su recuerdo. Su poesía refleja un mundo muy personal.
Su trabajo es como la historia de un náufrago, cuya morada
está en ninguna parte. Existe en la naturaleza de las
cosas que no tienen principio ni fin y continúa existiendo
en la noche oscura, anclado en la tormenta de su secreto,
arrastrando su razón por un vendaval de hojas secas:
Volvería a encontrarme en un lugar del sueño/ de
hondo silencio… / ¿qué haría yo todas
las barcas que se llevan mi inocencia?",

Canta la noche canta

En recuerdo de montaña
azul

neblinada dejada de la gloria

Manos danzantes como raíces de
rosas

blancas

Lanzas de estrellas que conmueven mi
ser

¿Qué haría yo todas
las barcas

que se llevan mi inocencia?

Un poco más allá del
otoño

de la luna

de los árboles que
existen

hay un halcón que vuela

que se abre en tres plumas de siete
colores

¡olor!

El calor es temido por el sol
rojo

Roja disminuida gota de sangre de
rocío

Manos danzantes como raíces de
rosas

Blancas.

SUFRIR CONTIGO

Silencio cuando estás

en el duelo de la distancia

que se abre en par de
sueños.

Silencio de nuevo

que abre el duende que llena

el alba de mi vida: en sendero

inocente de golondrinas.

¿Qué haría
yo

en la lejanía del alma

que se persigna en la tarde

Gris asoleada azul sin
imágenes

Silencio en el fin

y al fin de nuestro murmullo:

que puede ver el encanto

de tu sueño.

………………………………………………………………………………………………

Silencio

que se va en aguas transparentes de una
tarde gris

que atrae en el sentimiento de esa gota
agónica en

mi ser desvanecido

que está en las hojas que se
retuercen en las rocas

que atrae el viento en todos los
otoños de la luna

Silencio

en las cuatro cinco nueve veces que he
sentido

tu beso en la tarde de hoy

Silencio

en el turpial que abraza mi
guitarra

baila silencio baila

ANTONIO MORA

Nació en Pregonero en 1947. Para el momento de la
edición de Zaranda XV, colección que coordina desde
1979,Don Andrés Bello, Día del Escritor Venezolano,
aniversario de la Biblioteca Pública Central, aniversario
de la Biblioteca Estadal y aniversario del propio Taller
Literario Zaranda), recibe de la Gobernación del Estado
Táchira la orden "BOTÓN HONOR AL MÉRITO" en
su primera clase, como reconocimiento a los méritos
acumulados a favor de la cultura tachirense.

ANTONIO MORA Y EL CONTINENTE DE
ACIREMA

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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