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Proceso del envejecimiento e implicancias sociales (página 2)




Enviado por ela mori diaz



Partes: 1, 2, 3

  • Dar a conocer los cambios que implican el
    envejecimiento, los cuales van a determinar la
    adaptación de las personas a estos mismos.

  • Comprender en la actualidad la realidad de los
    adultos mayores.

  • Al conocer las implicancias del envejecimiento
    comenzar a desarrollar actividades de prevención e
    impulsar el envejecimiento activo como medida para prevenir
    la soledad y evitar o retrasar la situación de
    dependencia.

  • CAPITULO I

    El proceso de
    envejecimiento

    El envejecimiento es un proceso universal que afecta a
    todos los seres vivos. Desde el mismo momento de nacer se inicia
    un proceso continuo, denominado senescencia, que presenta una
    serie de modificaciones orgánicas y funcionales.
    Éstas se manifiestan gradualmente a lo largo de la vida y
    con variaciones en su aparición, según el medio
    ambiente en el que se desarrolle el individuo y sus condiciones y
    calidad de vida. Es decir, el envejecimiento es un
    fenómeno individual, que, aunque conocido, sorprende
    cuando se evidencia en uno mismo, porque nadie envejece por
    otro.

    La concepción popular de la vejez suele asumir de
    forma indiscriminada la relación entre este proceso y la
    muerte, la enfermedad, la dependencia, la soledad, una menor
    capacidad adquisitiva y la pérdida de estatus, todo ello
    directamente asociado a una situación de vida totalmente
    negativa y contrapuesta a todos los valores considerados como
    positivos: juventud, trabajo, riqueza, etc. Por tanto, y desde
    esta perspectiva, el envejecer iría en contra de la
    "felicidad" del hombre. Evidentemente, la alternativa a este
    planteamiento debe partir de la propia sociedad: los individuos
    componentes de los grupos sociales deben diseñar y
    resolver proyectos de vida más amplios en los que tengan
    cabida diferentes concepciones de los valores y de la propia
    vida, para ser capaces de desarrollar nuevos códigos
    relacionales y, por tanto, para que cada uno de estos individuos
    tenga oportunidad de vivir pudiendo satisfacer sus aspiraciones y
    necesidades.

    El proceso de envejecimiento no puede plantearse de
    forma comparativa con otras fases del desarrollo del hombre. Es
    importante tener en cuenta que las diferencias
    intrageneracionales cambiarán las características
    del colectivo de ancianos en épocas distintas. Las
    fórmulas que son válidas para los ancianos actuales
    pueden no serlo para los ancianos futuros ya que las condiciones
    y características de vida de unos y otros diferirán
    enormemente (valores culturales, alimentación, ambiente,
    enfermedades, etc.).

    El envejecimiento es un proceso de transformación
    progresiva e irreversible y, debe considerarse tanto un
    acontecimiento individual como un fenómeno
    colectivo.

    La concepción de la salud que plantea una
    visión sistémica, considera al individuo como un
    elemento integrante de un todo y, a la vez, como un conjunto de
    elementos que interactúan para conseguir un objetivo
    común: el equilibrio. Este "todo" no es más que la
    suma de los elementos, y la interacción armónica de
    todos ellos permitirá al individuo mantenerse en
    salud.

    En el hombre, a lo largo del proceso de envejecimiento y
    debido a la propia evolución biológica, se producen
    unos cambios considerados "normales", que será preciso
    conocer para diferenciarlos de cualquier proceso capaz de alterar
    su salud. Estas modificaciones constituyen uno de los principales
    motivos de atención de las personas que cuidan a los
    ancianos, ya que cualquier pequeña causa es capaz de
    romper "el equilibrio funcional" individual, dejando al anciano
    en una situación de inestabilidad o fragilidad.

    Los cambios anatomofisiológica que se producen a
    lo largo del desarrollo del hombre se inician al mismo tiempo que
    la propia vida y se hacen palpables de forma muy notable en los
    primeros años de existencia. Sin embargo, los cambios
    asociados al envejecimiento se inician de forma poco aparente,
    para exteriorizarse poco a poco. Todo esto requiere un ajuste y
    adaptación orgánica de cada individuo que le
    permita mantenerse en salud, lo que determinará,
    respectivamente, su capacidad de resistencia y adaptación.
    Los requerimientos individuales para resolver las necesidades de
    la vida cotidiana son distintos y están sujetos a las
    incapacidades o limitaciones personales para funcionar de forma
    independiente. Se puede hablar entonces del nivel funcional
    óptimo como aquel que permite al anciano ser lo más
    independiente posible.

    Atendiendo a este planteamiento, es preceptivo analizar
    los cambios que se producen en el envejecimiento para que su
    conocimiento permita identificar las posibles limitaciones
    consecuentes, responsables de la disminución de las
    capacidades funcionales, y diferenciarlas de situaciones de
    enfermedad. Así, se puede definir al anciano sano como
    "aquel sujeto con alteraciones funcionales, al límite
    entre lo normal y lo patológico, en
    equilibrio inestable y con adaptación de los trabajos
    funcionales a sus posibilidades reales de
    rendimiento".

    Todas las modificaciones que acompañan al
    organismo humano a lo largo de este proceso repercuten en la
    expresión de las necesidades individuales, que, aunque,
    como hemos dicho, son las mismas en esencia que en el adulto,
    difieren en su forma de expresión y especialmente en la
    forma de satisfacerlas, ya que el autoconcepto, los
    hábitos de vida y los conocimientos que el anciano tenga
    sobre su salud serán premisas fundamentales que
    condicionarán su capacidad de respuesta.

    La conciencia y posterior aceptación de esta
    mutación orgánica y funcional, inherente al proceso
    de envejecimiento, ayudará al individuo a asumir su
    déficit y a no plantearse expectativas de respuesta
    más allá de sus capacidades funcionales.
     

    Las conductas que desarrolla el anciano para
    desenvolverse en las actividades de la vida cotidiana generan una
    demanda específica y diferente de la expresada por el
    mismo individuo en cualquier otra etapa de su vida. La
    relatividad de lo "necesario" alcanza en geriatría una
    dimensión distinta y hace que requiera profundizar en el
    conocimiento del individuo anciano en toda su expresión.
    Así, la dualidad carencia/demanda de cuidados se convierte
    en una cuestión extremadamente delicada y en la que
    intervendrán tres factores básicos: las aptitudes
    individuales, el entorno y el nivel de desarrollo alcanzado por
    el individuo, determinando el aceptar o no el proceso de
    envejecimiento como una nueva etapa del ciclo vital, por tanto
    podemos afirmar que la relación dependencia/independencia
    está condicionada a los recursos individuales.
     

    Se considerará "anciano independiente" aquel que
    es capaz de solucionar las dificultades que le presentan las
    actividades de la vida cotidiana, y "anciano dependiente" aquel
    que es incapaz de resolver las dificultades que le genera la
    actividad cotidiana. Así, el anciano independiente
    utilizará los recursos de que disponga o que tenga a su
    alcance (propios o comunitarios), para satisfacer sus necesidades
    vitales, mientras que el anciano dependiente no será capaz
    de ello.  

    La consideración biopsicosocial del hombre y la
    influencia que el paso del tiempo tiene sobre él nos
    llevan a plantear los cambios que se producen a lo largo del
    proceso de envejecimiento desde tres perspectivas: cambios
    biológicos, cambios psíquicos y cambios sociales;
    éstos en su conjunto caracterizarán el perfil del
    anciano e influirán en la satisfacción de sus
    necesidades. Por ello, el proceso seguido para abordar el tema
    parte de la explicación somera de tales cambios, y de la
    influencia de éstos en las necesidades
    básicas.

    • Cambios biológicos. Desde esta perspectiva se
      analizan los cambios en la estructura
      anatomofisiológica del organismo: el envejecimiento de
      las capacidades físicas y sus limitaciones
      asociadas.

    • Cambios psíquicos. Incluyen los cambios de
      comportamiento, la autopercepción y las reacciones
      frente al fenómeno del envejecer propio y ajeno, los
      problemas de la relación con los demás y los
      conflictos, creencias y valores del propio individuo y de su
      visión de la vida y de la muerte. Anciano sano/anciano
      enfermo. Recuperado el 25 de setiembre del 2009 de
      http://club.telepolis.com/torrefdz/enfermero_y_licenciado6.htm

    • Cambios físicos o
      biológicos

    Con el paso del tiempo en los sistemas y aparatos que
    componen el organismo se producen una serie de modificaciones,
    que afectan tanto a la estructura como a la función
    corporal.

    Hay una serie de modificaciones que podemos considerar
    globales o generales:

    • A. Tendencia a la atrofia:

    Es observable por: disminución del peso y volumen
    en los órganos, disminución del contenido
    hídrico, aumento de tejido conectivo y reducción de
    la vascularización capilar.

    • B. Disminución de la eficacia
      funcional:

    • A nivel celular se produce:

    • Un descenso del número de células, que
      en el caso de algunos sistemas, como el nervioso, se
      considera que puede producirse en un rango de pérdida
      de unas 100.000 por día. Aunque este valor pueda
      parecer muy grande, hay que indicar que el número
      aproximado de neuronas que puede contener el sistema nervioso
      central es de billones.

    • Un aumento del tamaño celular, la
      pérdida de elementos celulares provoca un intento de
      contrarrestar la carencia mediante el crecimiento de las
      células restantes. Por otro lado, las células
      hipertrofiadas suelen presentar dentro del tejido una
      distribución menos regular.

    • A nivel tisular:

    Los tejidos que pierden células no recambiables
    suplen la pérdida incrementando el tejido de relleno, el
    tejido conectivo ocupa espacios que ahora son no
    funcionales.

    • A nivel sistémico

    Sistema
    músculo-esquelético

    • i. Articulaciones

    Cambios macroscópicos a nivel del
    cartílago articular. Cambia la proporción de sus
    componentes, aumentando la rigidez del colágeno.
    Así se observa: fibrosis local periférica,
    pérdida de elasticidad y artrosis en el 80% de mayores de
    55 años, en los que se pueden apreciar cambios
    radiológicos debido a:

    • A. Desciende el riego sanguíneo del
      hueso subcondral

    • Menor remodelación ósea

    • Cambios en la geometría de la
      articulación

    • Cambios en la distribución de las fuerzas en
      la articulación

    • B. Micro fracturas en el hueso
      subcondral

    Articulaciones vertebrales: Las articulaciones
    vertebrales sufren una serie de cambios a nivel del disco
    intervertebral que van a causar una serie de transformaciones
    físicas:

    • Aumento de la densidad por pérdida de agua,
      se vuelve más duro, consistente y delgado. Estos
      cambios determinan:

    • Disminuye la estatura: ¼ parte de la longitud
      de la columna vertebral es discal.

    • Disminuye la flexibilidad del raquis.

    • La atrofia de los discos, juntamente con la artrosis
      a nivel articular en las vértebras, produce el
      desplazamiento de las apófisis espinosas hacia arriba
      dando una línea media espinal más
      huesuda.

    Articulaciones de los miembros: Las articulaciones del
    miembro superior son las que presentan menos alteraciones, se
    mantiene la envergadura de los brazos que sirve para estimar la
    estatura de la persona.

    Las articulaciones del miembro inferior son las que
    soportan mayor presión y desgaste, y por lo tanto mayores
    cambios. Esta zona, menos resistente por sí misma, se
    torna más frágil y quebradiza, lo que explica las
    frecuentes fracturas de cuello y trocánter en la
    ancianidad.

    Con el envejecimiento, la pérdida de fuerza en
    los músculos y ligamentos dan lugar a un pie plano con un
    giro hacia afuera (valgus) y los centros de presión se
    desplazan al borde interno del pie, los arcos de la bóveda
    plantar se desequilibran dando lugar a la aparición de
    callosidades y a la dificultad en el equilibrio corporal, la
    alineación y la marcha.

    • ii. Hueso

    • Pérdida de masa ósea:
      Disminución del peso del esqueleto con la
      edad.

    • Desmineralización: Mineral y matriz
      orgánica.

    • Osteoporosis.

    • Adelgazamiento de las trabéculas en el hueso
      esponjoso. Trama ósea más delgada.

    • Aumento de las lagunas de reabsorción y
      aumento de esponjosidad en las zonas del endostio en el hueso
      compacto.

    Sexo y diferencias raciales:

    • Las mujeres pierden, en 30 años, el 25% unos
      700 gramos de los 3000 de su esqueleto

    • Los hombres pierden 12% unos 450 gramos de sus 4000
      de esqueleto

    • La razón de pérdida Mujeres/Hombres es
      de 3:2

    • Las mujeres de raza negra presentan una
      pérdida inferior, de carácter
      genético

    • Consecuencias derivadas de las alteraciones
      osteoarticulares

    Modificaciones de la silueta:

    • Disminución de estatura: 1 cm/10 años
      al disminuir la longitud de la columna vertebral.

    • Cambios en la curvatura de la columna: Cifosis
      torácica:

    • Aumenta el diámetro antero
      posterior.

    • Disminuye el diámetro transverso.

    • Cambios en los planos corporales: Inclinación
      de los planos:

    • Plano frontal hacia delante.

    • Plano sagital hacia abajo.

    • Plano transverso hacia delante.

    • Desplazamiento del centro de gravedad del ombligo a
      la sínfisis púbica.

    • Flexión de caderas y de rodillas.

    • Inclinación de la cabeza.

    • Modificación del triángulo de
      sustentación: Hacia el arco interno del
      pie.

    • iii. Músculos

    • Descenso en el número de fibras
      musculares.

    • Aumento extracelular de líquido intersticial,
      grasa y colágeno.

    • Densidad de capilares por unidad motora
      disminuidos.

    • A nivel celular hay un intenso depósito de
      lipofuscina.

    Función:

    • Pérdida gradual de fuerza
      muscular.

    • Prolongación del tiempo de contracción
      y de relajación.

    • Descenso en el desarrollo máximo de
      tensión.

    Cambios en el sistema cardiovascular

    • i. Cambios anatómicos

    • a) Cambios anatómicos
      cardíacos

    • Hipertrofia miocárdica.

    • Áreas de fibrosis y aumento del contenido de
      colágeno endocardio.

    • Reducción del número de fibras
      miocárdicas e hipertrofia de las
      residuales.

    • Fibras musculares con incremento de
      lipofuscina.

    • Engrosamiento y rigidez de las válvulas
      cardíacas.

    • Disminución del número de
      células del sistema de conducción.

    • b) Cambios anatómicos
      vasculares

    • Las paredes arteriales se hacen más
      rígidas.

    • Incremento de la relación
      colágeno/elastina de aorta y grandes vasos.

    • Disminución de la elasticidad de las fibras
      colágenas.

    • Membrana basal endotelial engrosada.

    • ii. Cambios funcionales

    • Disminución del gasto cardíaco (1%
      /Año) en respuesta al estrés o
      ejercicio.

    • El gasto cardíaco disminuye con la edad, a
      los 70 años es inferior en un 25% que a los
      20.

    • Disminución de la frecuencia cardíaca
      en respuesta al estrés o ejercicio. La menor capacidad
      de respuesta del sistema simpático explica la
      reacción alterada del corazón al
      ejercicio.

    • Disminución del flujo sanguíneo
      coronario.

    • Aumenta la duración de la contracción
      ventricular con la edad.

    • Tono vasomotor disminuye.

    • Respuesta menor a la estimulación
      beta-adrenérgica.

    • Aumento de la resistencia periférica
      (1%/Año). Disminución de la cantidad de
      elastina y de músculo liso en las paredes arteriales,
      las paredes se hacen más rígidas.

    • Aumento de la presión arterial, mayor en la
      sistólica.

    • Aumento de la velocidad de la onda de
      pulso.

    Cambios en la sangre y sistema
    inmunitario

    Prácticamente no hay cambios en la sangre y sus
    componentes con la edad. A pesar del descenso en la masa celular
    activa del organismo, el volumen sanguíneo no
    disminuye.

    Aunque la anemia en los ancianos es frecuente, no parece
    ser consecuencia del envejecimiento normal sino más bien
    de una respuesta al estrés, que con muy poca probabilidad
    originaría un problema hematológico en el joven. En
    los neutrófilos de ancianos y jóvenes la
    secreción enzimática basal es la misma, pero tras
    la exposición a agentes estimulantes, la velocidad y
    cantidad total de enzimas liberadas está claramente
    reducida en el anciano.

    La determinación de los efectos de la edad sobre
    la función inmunitaria es difícil de precisar
    debido a que existen demasiados factores individuales y externos,
    aparte de la edad, que son muy influyentes, como la
    nutrición, la contaminación ambiental, las
    enfermedades previas, las influencias de los sistemas endocrino y
    nervioso, etc.

    Sistema respiratorio

    • i. Cambios morfológicos

    • Disminución en la movilidad de las costillas
      y contracción parcial de los músculos
      respiratorios, debido a la cifosis progresiva, la
      osteoporosis y el colapso vertebral junto con la
      calcificación de los cartílagos
      costales.

    • Se reduce la adaptabilidad de la pared
      torácica y el pulmón se vuelve más
      rígido.

    • Reducción en el número de
      alvéolos, los restantes son mayores con espesas fibras
      elásticas. Existe una atrofia de las paredes
      alveolares.

    • ii. Cambios funcionales

    • La elevación de las costillas y el
      adelgazamiento del diafragma dan lugar a un

    • aumento del 50% de la capacidad residual funcional
      entre los 30 y 90 años.

    • El volumen residual, medida del equilibrio de las
      fuerzas elásticas del pulmón aumenta el 100%.
      No cambia la capacidad pulmonar total.

    • Disminuye el flujo espiratorio forzado.

    • Disminuye la capacidad respiratoria
      máxima.

    • Desciende la presión parcial de
      oxígeno entre un 10 y un 15%.

    • Consumo de oxígeno: La cantidad máxima
      de oxígeno en condiciones de estrés se reduce
      en un 50% hacia los 80 años, justificándose no
      por falta de ventilación alveolar sino por fracaso de
      la perfusión, retraso en la difusión de
      oxígeno y deterioro en la utilización por parte
      de los tejidos estresados.

    • La reducción de la fuerza de los
      músculos espiratorios disminuye la efectividad
      propulsiva de la tos, que junto a la disminución de la
      actividad ciliar en el revestimiento bronquial y el aumento
      del espacio muerto, pueden dar complicaciones
      mecánicas e infecciosas ya que se retienen secreciones
      en tráquea y bronquios.

    Cambios en el sistema gastrointestinal

    • i. Cambios morfológicos

    • Boca: Disminución de la producción de
      saliva. Erosión de dentina y esmalte.

    • Retracción de la encía y
      reducción de la densidad ósea en el surco
      alveolar.

    • Esófago: Descenso en el número de
      fibras musculares (también a nivel de la faringe)
      tanto lisas como esqueléticas, las restantes
      experimentan hipertrofia.

    • Estómago: Atrofia de la mucosa
      gástrica, probablemente por aceleración de la
      muerte celular y por enlentecimiento en la renovación
      celular.

    • Intestino grueso: Aumento de tejido conectivo, una
      cierta atrofia mucosa, hipertrofia de la muscular mucosa. La
      diverticulosis del colon sigmoide está presente al
      menos en 1/3 parte de los individuos mayores de 60
      años y en los 2/3 de los mayores de 80 años. En
      la diverticulosis existe un aumento de elastina en la tenia
      coli, con un aumento del grosor de la tenia y del
      músculo liso circular. Estos cambios pueden conducir a
      un acortamiento del colon y a unas presiones intraluminales
      mayores.

    • Hígado: Descenso del tamaño
      hepático.

    • Páncreas: No hay descenso significativo en el
      peso del páncreas (95 g), sin embargo la
      pérdida de tejido funcional puede quedar enmascarada
      por un aumento de tejido graso.

    • ii. Cambios funcionales

    • a) Motilidad:

    En personas muy ancianas se han detectado reducciones en
    la amplitud de las contracciones esofágicas más por
    debilidad en la contracción del músculo liso que
    por pérdida de control nervioso sobre el mismo.
    Función del esfínter esofágico inferior
    disminuida. Pirosis postprandial, hernia de hiato.

    Hay pocas modificaciones descritas en la motilidad
    gástrica e intestinal, existiendo una disminución
    del tono muscular intestinal. La incontinencia fecal aumenta con
    la edad debido a una disminución del tono del
    esfínter y a las heces semilíquidas.

    • b) Secreción:

    Gástrica

    • Acido gástrico: La secreción desciende
      intensamente entre los 40 y 60 años de edad hasta 1/5
      parte de sus valores iniciales, después se
      estabiliza.

    • La pepsina desciende bruscamente entre los 50 y 60
      años.

    • c) Absorción:

    La función más importante del sistema
    gastrointestinal se mantiene para todos los
    nutrientes:

    • Proteínas: Posibles defectos en la
      absorción de aminoácidos.

    • Glúcidos: Posible disminución en la
      velocidad de absorción.

    • Grasas: No hay diferencias significativas en la
      absorción de lípidos.

    • Función hepática: Las enzimas
      hepáticas de los ancianos pueden ser menos inducibles
      que las de individuos más jóvenes. La
      consecuencia más importante respecto al deterioro de
      la función enzimática hepática es la
      propensión a contribuir a reacciones
      farmacológicas adversas en enfermos ancianos, debido a
      un metabolismo de fármacos enlentecido.

    • Función vesicular biliar: Los mecanismos de
      estabilización y absorción de colesterol se
      vuelven menos eficientes y aparece la litiasis biliar en un
      10% de hombres y un 20% de mujeres entre los 55 y 65
      años, llegando al 40% a los 80. Aumenta la frecuencia
      de colelitiasis.

    Cambios en el sistema renal

    • i. Cambios morfológicos

    Cada riñón contiene 1 millón de
    nefronas en el momento del nacimiento, éstas aumentan de
    tamaño, pero no en número, hasta llegar al estado
    adulto. Durante la maduración se pierden algunas, pero
    después la pérdida se acelera de forma que entre
    los 25 y 85 años el número desciende de un 30 a un
    40%. La pérdida de masa renal no es uniforme, siendo mayor
    en la corteza que en la médula. Las nefronas restantes se
    hipertrofian, aunque a pesar de ello el peso del
    riñón disminuye.

    • ii. Cambios funcionales

    La función también se ve
    disminuida:

    • Tasa de filtración glomerular, desciende un
      40% desde los 20 hasta los 90 años.

    • Flujo plasmático renal, disminuye en un 53%
      variando de 600 ml/min a 300 ml/min.

    • Reabsorción de glucosa máxima,
      desciende en un 43% (pudiendo aparecer
      glucosuria).

    • Secreción máxima de paraaminohipurato,
      desciende en un 47,6%. Menor capacidad para
      reabsorber el Na.

    • Aumento del nitrógeno urético en
      plasma, menor capacidad de excreción.

    • Disminución moderada en la capacidad de
      concentración de la orina.

    • Respuesta a las sobrecargas ácidas o
      básicas retrasadas y prolongadas.

    Cambios en el sistema nervioso

    • i. Cambios morfológicos

    El encéfalo se mantiene estable hasta los 50
    años (aunque el inicio de la pérdida de peso y
    volumen comienza a los 30 años) para ir disminuyendo su
    volumen a razón de un 2% por década. En el proceso
    se ven implicadas tanto la sustancia gris como la blanca, aunque
    la sustancia gris se pierde antes que la blanca.

    • Adelgazamiento de las circunvoluciones cerebrales,
      en particular las frontales y las parietales. Con la edad hay
      una tendencia a la atrofia cortical y a la dilatación
      ventricular. Los surcos corticales se ensanchan.

    • Reducción neta del flujo sanguíneo
      cerebral.

    • Acumulación de proteínas anormales en
      los cúmulos y placas.

    • Acumulación intracelular del pigmento
      lipofuscina, que se produce en vacuolas de almacenamiento y
      que cuantitativamente está relacionada con la
      edad.

    • Diversas lesiones anatómicas guardan una alta
      correlación con la demencia senil, pese a la edad de
      inicio. Las más comunes son las placas seniles y los
      cúmulos neurofibrilares.

    • Las alteraciones dendríticas son de
      interés relevante. El hipocampo desempeña un
      papel crucial en la formación y mantenimiento de la
      memoria, y de la densidad dendrítica y de las espinas
      dendríticas depende la entrada de información a
      las neuronas. En el encéfalo senil (y de dementes) se
      puede observar pérdida progresiva de entramado
      dendrítico de las neuronas piramidales.

    • Velocidad de conducción menor, entre los 50 y
      los 80 años desciende un 15%.

    Órganos de los sentidos

    Vista:

    • Pérdida de elasticidad del músculo
      orbital, provoca disminución de la movilidad ocular,
      inversión o eversión del borde del
      párpado inferior.

    • Degeneración del músculo elevador y
      pérdida de grasa orbital dando un exoftalmos o
      hundimiento de los ojos de la órbita.

    • Agudeza visual disminuida.

    • Descenso de la capacidad de acomodación. A
      medida que la persona envejece los ejes del cristalino se
      modifican. El continuado crecimiento del cristalino hace que
      se ensanche hacia adelante reduciendo la cámara
      anterior del ojo, provoca un cambio que puede hacer aparecer
      una cierta miopía o astigmatismo.

    • Aparición del arco senil, un depósito
      de lípidos que forma un círculo blanco a nivel
      del borde externo del iris.

    Oído

    Más de 1/3 de las personas mayores de 75
    años experimentan una pérdida auditiva.

    El umbral medio para los tonos puros aumenta con la edad
    para todas las frecuencias y para ambos sexos. La
    correlación anatómica es la degeneración del
    órgano de Corti en el extremo basal de la
    cóclea.

    Gusto y olfato

    Hay una pequeña disminución en el
    número de papilas gustativas y atrofia, se pierde la
    capacidad de detección de sabores salados más que
    de los dulces. También hay una reducción en la
    capacidad de identificación olfatoria, aunque no
    varía la inervación.

    Tacto

    Reducción en la agudeza del sentido del tacto. En
    el curso del envejecimiento se producen pérdidas
    selectivas de sensibilidad vibratoria, discriminación de
    dos puntos y reconocimiento táctil, mientras que la
    sensibilidad posicional, el tacto ligero o la presión son
    normales.

    Cambios en el sistema endocrino y
    reproductor

    La característica fundamental del organismo
    anciano es una reducción progresiva en su capacidad para
    mantener la homeostasis frente al estrés ambiental. El
    efecto general de los cambios del envejecimiento sobre el sistema
    neuroendocrino es una resistencia progresiva a la
    retroalimentación negativa de los órganos diana.
    Por tanto, incluso aunque la respuesta inicial a unos
    estímulos estresantes sea la adecuada, a medida que el
    organismo envejece hay un aumento de la probabilidad de que la
    respuesta pueda ser persistente y, finalmente, inapropiada e
    incluso nociva para el organismo.

    • a) Cambios estructurales en el aparato
      reproductor masculino: La disminución de testosterona
      circulante produce los siguientes efectos:

    • Disminución en el tamaño de los
      testículos, perdiendo firmeza.

    • Degeneración de los túbulos
      seminíferos haciéndose más tortuosos y
      gruesos.

    • Disminución de volumen y viscosidad del
      líquido seminal.

    • Hipertrofia prostática, con contracciones
      más débiles.

    • b) Cambios estructurales en el aparato
      reproductor femenino: La disminución de
      estrógenos en la menopausia concreta más, que
      en caso del varón, el momento de pérdida de
      fertilidad.

    • Atrofia del útero, vagina y resto del aparato
      genital, con pérdida del soporte

    • vascular.

    • Regresión en los caracteres sexuales
      secundarios, sin embargo se mantienen

    • prácticamente hasta final de los 60
      años.

    • Aumento en las gonadotropinas.

    Cambios en el sistema tegumentario: pile, pelo y
    uñas

    Piel

    • Adelgazamiento de las capas celulares de la
      epidermis.

    • Reproducción celular más lenta, las
      células son más grandes e
      irregulares.

    • Descenso del número de melanocitos,
      así la función fotoprotectora está
      disminuida.

    • Disminución de la inmunidad celular
      cutánea y la sensibilidad a
      antígenos.

    • Dermis adelgazada, mayor tendencia a que la
      epidermis resbale sobre la dermis. Hay un aumento de la
      fragilidad vascular. Se reduce el número de capilares
      dando lugar a la palidez cutánea y dificultando los
      procesos de cicatrización.

    • La elastina pierde sus características
      elásticas, el colágeno se hace más
      rígido dando lugar a las arrugas y a la flojedad de la
      piel en el anciano.

    • Pérdida de grasa subcutánea, desciende
      el grosor de los pliegues cutáneos.

    • Las glándulas sudoríparas descienden
      en tamaño, número y función,

    • contribuyendo a la sequedad de la piel y a una
      disminución funcional de la
      termorregulación.

    • Disminución de la secreción de las
      glándulas sebáceas.

    Pelo

    • Disminución en el diámetro del tallo
      (parte del pelo que emerge de la piel).

    • Velocidad del crecimiento del pelo
      disminuida.

    • Disminución de producción de melanina
      por parte de los melanocitos.

    Uñas

    • Velocidad de crecimiento de las uñas menor
      (0,83 mm/semana a los 30 años a

    0,52 mm/semana a los 90 años).

    • Reducción del aporte vascular al lecho
      ungueal dando lugar a uñas mates, quebradizas, duras y
      gruesas con estriaciones longitudinales por alteración
      de la matriz ungueal.

    • Cambios psíquicos

    Para comprender en toda su amplitud los cambios
    psíquicos atribuibles a la edad hay que considerar la
    interrelación entre:

    • Las modificaciones anatómicas y funcionales
      en las estructuras cerebrales (ya analizadas en el
      envejecimiento del sistema nervioso y órganos de los
      sentidos).

    • Las modificaciones en las funciones cognitivas
      (inteligencia, memoria, resolución de problemas,
      creatividad).

    • Las modificaciones en la efectividad (vivencia de
      las pérdidas, motivación,
      personalidad).

    • Modificación de las funciones
      cognitivas:

    La disminución de las funciones cognitivas
    durante el envejecimiento es uno de los aspectos que suele
    vivirse como una gran amenaza para el bienestar e incluso para la
    integridad personal. Muchas personas ancianas, por ejemplo,
    refieren la pérdida de memoria con mayor angustia, que un
    dolor crónico, o toleran peor la falta de relación
    familiar que un determinado proceso de enfermedad.
    Ateniéndonos a la estrecha relación entre estos
    aspectos y a la lenta evolución con que suelen producirse
    las modificaciones en esta área, resulta difícil
    generalizar el alcance de las pérdidas ya que la persona
    anciana irá adaptándose poco a poco e incluso
    ensayará y pondrá en práctica estrategias
    sustitutorias para los déficits que van
    apareciendo.

    Hay que considerar que la evaluación del
    funcionamiento cognitivo está sujeta a dos
    premisas:

    • a) La subjetividad en la interpretación
      de las capacidades intelectuales.

    • b) La poca familiaridad de las personas
      ancianas en el uso de los instrumentos utilizados a este
      fin.

    Esto establece posibles limitaciones a la
    medición de las habilidades mentales, sobre todo si no va
    acompañada de la observación y conocimiento de las
    características del proceso de envejecimiento.

    • i. Inteligencia

    La edad, por sí sola, no parece ser un factor que
    modifique de forma apreciable la utilización de las
    facultades mentales, aunque las personas mayores suelen utilizar
    los conocimientos adquiridos a lo largo de su vida para compensar
    la lentitud de respuesta a distintos estímulos. Esta
    situación nos permite identificar la estabilidad como una
    de las principales características de la inteligencia en
    los mayores.

    El enlentecimiento de las capacidades intelectuales es
    el factor clave que hay que tener presente en los cambios
    psíquicos, y su traducción en el comportamiento
    individual se caracteriza por: fatiga intelectual, pérdida
    de interés, pérdida de atención y/o
    dificultad en la concentración. A menudo, este cambio de
    ritmo no es más que un reflejo del enlentecimiento
    orgánico general, por tanto si consideramos que la persona
    anciana precisará invertir mayor cantidad de
    energía para adaptarse a las diferentes situaciones que le
    plantea su proceso de envejecer, podremos entender la naturaleza
    de sus respuestas.

    La forma de inteligencia que reconocemos como
    inteligencia fluida guarda relación con el aprendizaje y
    precisa una base neurofisiológica. En ella se sitúa
    la creatividad, el comportamiento innovador y permite al
    individuo la resolución de problemas nuevos. La
    inteligencia cristalizada, la relacionamos con la experiencia y
    la reflexión. Está vinculada a los aspectos
    culturales, educacionales y de experimentación. Permite al
    individuo dar respuesta a los problemas utilizando las
    estrategias aplicadas en la resolución de situaciones ya
    vividas.

    Parece fácil deducir pues que la inteligencia
    fluida, que depende de la capacidad de adaptarse rápida y
    eficazmente a situaciones nuevas, estará disminuida,
    mientras que la inteligencia cristalizada se mantendrá e
    incluso aumentará, al estar directamente relacionada con
    la experiencia.

    El razonamiento verbal no parece sufrir cambios, aunque
    sí se aprecia una ligera pérdida en la capacidad
    para la conceptualización y la flexibilidad
    mental.

    Se observa también un declive en la agilidad
    mental precisa para la coordinación de movimientos,
    especialmente relacionada con el funcionamiento de la vista y el
    oído.

    Los componentes de la inteligencia humana
    (percepción, razonamiento, abstracción,
    formación de conceptos, y resolución de problemas)
    están influenciados también por múltiples
    aspectos personales, educacionales, culturales, o del propio
    entorno, por eso las manifestaciones en el comportamiento
    individual son diferentes, así como las respuestas a las
    situaciones de cambio.

    • ii. Memoria

    La pérdida de memoria reciente parece ser el
    signo general característico de los cambios
    psíquicos, durante el envejecimiento. A la persona le
    resulta difícil evocar sucesos recientes y sufre
    además pequeños olvidos. Diferentes factores se
    interrelacionan además con esta pérdida de memoria,
    aunque no se conocen las causas exactas ni tampoco el alcance de
    esta interacción, abarcan desde los cambios
    neurológicos y circulatorios que afectan la función
    cerebral, la oxigenación y la nutrición celular,
    hasta la motivación, la pérdida de interés
    por el entorno, los sentimientos de impotencia, los estados
    depresivos, el desacuerdo con la situación de vida actual,
    vivencia de duelos, etc.

    Las personas ancianas refieren dificultad de para
    retener informaciones poco significativas, especialmente si deben
    esforzarse mucho o si en el momento de recibir esa
    información tienen su foco de atención en alguna
    otra actividad. También expresan tener problemas en la
    organización secuencial de la información
    recién llegada, así como en la capacidad para
    sintetizar.

    La memoria a largo plazo, o memoria remota, parece estar
    bien conservada, los ancianos recuerdan situaciones y hechos
    antiguos, pero también acontecimientos nuevos almacenados
    en su memoria remota. Son capaces de evocar con detalle, hechos
    que tuvieron lugar en otra época, época por otro
    lado seguramente significativa en su historia de vida. La memoria
    remota permite recordar y conservar el vocabulario, las
    experiencias, los recuerdos y mucha más información
    útil sobre el mundo que les rodea y sobre sí
    mismos.

    Es importante tener presente que la memoria visual se
    conserva intacta durante más tiempo que la memoria
    auditiva o que las relaciones temporo-espaciales.

    La memoria sola no tiene ningún significado si no
    va acompañada del mantenimiento de la actividad mental.
    Utilizar medios simples como listas, agendas, notas, calendarios,
    etc., permite recordar a las personas mayores sus ocupaciones,
    responsabilidades o actividades, sin representar para ellos
    graves inconvenientes.

    • iii. Resolución de problemas y
      creatividad

    La dificultad en la organización de la
    información, la rigidez de pensamiento, junto con la
    prudencia en la toma de decisiones, puede condicionar la
    capacidad para resolver los problemas. Si la situación es
    poco precisa, la decisión se hace difícil, y la
    capacidad para resolverla disminuye. El elemento condicionador
    por excelencia, capaz de limitar las respuestas del anciano,
    será el tiempo. Sin embargo, sus soluciones suelen ser
    mucho más tácticas y valiosas, cuando ponen en
    práctica sus experiencias de vida y su
    sabiduría.

    La creatividad es difícil de medir ya que
    está íntimamente relacionada con lo cognitivo y con
    la afectividad. No hay límites de edad en la creatividad,
    ni tampoco está reservada a unos cuantos elegidos. Las
    personas mayores pueden descubrir su potencial creativo a
    través de nuevas experiencias o nuevas actividades que,
    acompañadas de entusiasmo por la vida, les hacen sentirse
    reconocidos.

    • Modificaciones en la afectividad

    La mayoría de personas ancianas han adquirido una
    madurez emocional a través de sus experiencias vitales, lo
    que le permite responder a situaciones de pérdidas
    afectivas. Sin embargo, su estado de salud física y
    mental, así como la calidez u hostilidad del medio en el
    que viven, influirán en la expresión de su
    emotividad. Con la edad aumentan las crisis, los problemas, los
    factores estresantes cobran mayor importancia; y se agravan por
    las difíciles situaciones de vida que presentan muchas
    personas ancianas, y también a causa de la
    disminución de las fuerzas físicas para hacer
    frente a esas dificultades.

    • i. Motivación

    La motivación representa el impulso generador de
    actividades dirigidas a la satisfacción de un objetivo
    preciso. No podemos esperar que las mayores ocupen las 24 horas
    del día con las mismas actividades que otras personas
    más jóvenes, pero sí debemos procurar que
    las que realizan sean satisfactorias, les hagan sentir
    útil y participantes en la sociedad. La imaginación
    es importante a la hora de pensar cuáles son los intereses
    de las personas mayores, pero es esencial plantearse que tanto la
    propuesta como la decisión deben tomarla ellos mismos. Los
    centros cívicos, las asociaciones, el voluntariado, etc.,
    son recursos hacia los que hay que dirigir a las personas mayores
    que lo necesiten.

    • ii. Personalidad

    Suele afirmarse que los rasgos de la personalidad del
    individuo se remarcan con la edad.

    Cuando hablamos de personalidad madura, hablamos de
    personalidad que se mantiene estable si no aparece ningún
    problema de enfermedad. Ciertamente el individuo no suele
    presentar cambios espectaculares en su personalidad, aunque si
    realiza ciertos ajustes según las circunstancias vitales.
    Así, la personalidad puede verse afectada por diversos
    factores:

    Estado de salud, entorno familiar, pérdidas
    afectivas, situación de vida, experiencias,
    etc.

    Los análisis de tipologías referidas a
    personas mayores hacen referencia a la adaptación al
    envejecimiento. Así se identifican personalidades
    "adaptadas" y personalidades "mal adaptadas". Entre las primeras,
    estarían los ancianos realistas, contentos de vivir esta
    etapa de su vida de forma satisfactoria, que se mantienen activos
    e interesados por todo lo que les rodea. Y también, los
    que siendo más pasivos que los anteriores, están
    contentos de ser jubilados y de no tener ninguna
    obligación con la sociedad. O los que son estrictos
    consigo mismos, que han antepuesto el deber al placer, y que
    creen que serán vulnerables en el momento en que cese su
    actividad.

    Entre las segundas, las mal adaptadas,
    identificaríamos a las personas coléricas,
    negativas y hostiles, que siempre están descontentas, que
    no aceptan envejecer y que tienen miedo a morir. O aquellos cuyo
    balance de vida es negativo, se sienten culpables de todo y
    consideran la muerte como única salida a su
    situación de vida desagradable.

    Cambios más frecuentes en relación con la
    personalidad

    • Marcada tendencia a la introversión: no
      opina, se queda callado, se aísla.

    • Rechazo e inadaptación a la vejez y una
      inconformidad severa con la imagen corporal.

    • Pérdida de la autoestima: Es la manera de
      percibirse, esto permite la propia evaluación; depende
      la manera que cada uno tiene de enfrentar la vida, valorarse
      a sí mismo y valorar a los demás, y de ella
      depende en gran medida también, la manera más o
      menos airosa, exitosa, que cada uno practica para enfrentarse
      a los conflictos y dificultades de la vida. Adulto
      mayor:aspectos psicoafectivos del envejecimiento (1998, 20 de
      setiembre). Recuperado el 05 de octubre del 2009 de
      http://www.ubiobio.cl/vitrina/envejecim.htm

    • Manifestaciones de insatisfacción con la
      vida: Para ellos la vida ya no tiene sentido, falta de
      interés en las actividades normalmente placenteras. No
      se aprecia en personas mayores y ancianas que sean más
      intelectuales o que permanezcan mentalmente activas.
      José Luis Ysern de Arce. Adulto mayor:Aspectos
      psicoafectivos del envejecimiento. Recuperado el 24 de
      setiembre del 2009 de
      http://www.ubiobio.cl/vitrina/envejecim.htm

    • Comportamiento contradictorio: Temen a la soledad
      pero con frecuencia no aceptan las proposiciones que se les
      hace para evitarlas como una forma de no enfrentar nuevos
      abandonos o rechazos en el futuro.

    • Labilidad emocional y afectiva constantes: Por el
      menor motivo se entristecen, lloran o exhiben una
      incontinencia emocional inadecuada.

    • Quejas continuas: Ya sea en torno a su salud o
      pérdida de autonomía, sus quejas regularmente
      detalladas en su expresión, crean irritación en
      quienes los escuchan con sistematicidad, estas quejas
      demandan afecto e interés hacia sí mismos, pero
      suelen testimoniar más bien una disfunción de
      su sociabilidad y capacidad de amar y una forma de replegarse
      sobre sí mismos.

    • Apego a su hábitat (espacio,
      territorialidad): Se les hace difícil adaptarse a
      nuevos lugares, necesitan su espacio, su privacidad, exigen
      respeto a su rincón y sillón favorito, ya sea
      en hogar o en instituciones donde permanezcan temporalmente o
      por tiempo indefinido. Perfil psicológico del anciano
      (2007, 21 de agosto). Recuperado el 28 de setiembre del 2009
      de
      http://www.revistaciencias.com/publicaciones/EElZZFlApyukFuYMNz.php

    • Cambios sociales

    Los cambios sociales que se producen durante el
    envejecimiento se refieren principalmente al cambio de rol del
    anciano, tanto en el ámbito individual como en el marco de
    la propia comunidad. Asimismo considera las diferencias
    generacionales existentes a nivel de comportamiento social, y la
    dificultad de adaptación e integración que suele
    presentar la persona anciana ante estos cambios.

    Cada etapa del desarrollo individual tiene su
    importancia. En el anciano este desarrollo estará sujeto a
    unas premisas fundamentales, no experimentadas de la misma forma
    por todos los individuos, ni con la misma secuencia de
    aparición temporal. Estas premisas están
    íntimamente ligadas a la vivencia de su envejecimiento y a
    la capacidad para aceptar y adaptarse a él. Por tanto, el
    ser consciente de las limitaciones en todas sus facetas
    permitirá al anciano establecer planes de vida
    satisfactorios.

    Desde la perspectiva del trabajo de enfermería,
    la "colectivización" de los cuidados afecta negativamente
    al fomento de la independencia, por lo que se puede caer
    fácilmente en problemas de desindividualización,
    pérdida de autoafirmación, daño emocional y
    aislamiento social. José Noriega Borge, Misericordia
    García Hernández, Pilar Torres Egea. Proceso de
    envejecer: cambios físicos, cambios. Recuperado el 15 de
    octubre del 2009 de

    http://www.arrakis.es/~seegg/pdflibro/Cap2.pdf

    • Cambio en el rol individual

    Aunque los límites de la extensión de rol
    individual son difíciles de medir, a grandes rasgos los
    cambios en su dinámica se plantean desde tres dimensiones:
    El proceso de envejecimiento. Recuperado el 05 de octubre del
    2009 de
    http://web.usal.es/~acardoso/temas/envejecimiento.htm

    • Como individuo único, capaz de
      decidir, con opiniones, creencias y valores propios, con una
      historia de personal e influido por un medio externo, con una
      concepción especial de la vida y de la
      muerte.

    • Como integrante de un grupo familiar, sus
      relaciones con él y el relevo de su papel en el seno
      de la familia.

    • Como persona receptora y representante de afecto,
      capaz de afrontar las pérdidas.

    • A. El anciano como individuo
      único

    En la última etapa de la vida de las personas se
    hace patente la conciencia de que la muerte está
    más cerca y es previsible que ocurra en un futuro
    más o menos inmediato. La concepción de la vida y
    de la muerte adquiere en este momento un nuevo sentido. La
    respuesta individual del anciano frente a la vida y la muerte
    está condicionada por una serie de factores: creencias
    religiosas, cultura, factores educacionales, las propias
    experiencias sobre la muerte vividas a lo largo de su existencia
    y el estado en que se encuentre.

    El temor y la angustia que rodean la muerte, y que el
    anciano suele verbalizar de modo general, están ligados a
    la imagen que cada individuo tiene de este trance, siendo la
    soledad, la oscuridad y el sufrimiento los componentes que
    más le preocupan.

    La ancianidad es también el momento en el que las
    personas necesitan asumir, reasumir su existencia pasada y
    efectuar una relectura de su vida, ya que cada uno de nosotros
    necesita saber que ha conocido momentos épicos en los que
    afrontó con valor ciertas dificultades; y como en toda
    epopeya, contándolos, uno los embellece un poco, los
    aumenta; seguramente por eso los ancianos repiten siempre las
    mismas cosas. Remover los recuerdos no es siempre experimentar
    nostalgia, con la amargura de las penas. Puede ser, por el
    contrario, una reconciliación con la vida pasada,
    apreciando todo su contenido de gozo y de alegría, y
    tratando de asumir mejor, con la distancia y perspectiva que
    permite la edad, las desgracias y las penas, tratando de
    dominarlas mejor.

    • B. El anciano como integrante de un grupo
      familiar

    El envejecimiento transforma el rol del individuo en el
    seno familiar. Las relaciones familiares cambian. El anciano no
    suele vivir con sus hijos y nietos, ya que ni las
    características de la estructura familiar ni los problemas
    de espacio en las viviendas lo facilitan. Este fenómeno es
    más habitual en las zonas urbanas que en las
    rurales.

    Las relaciones entre el anciano, sus hijos y sus nietos
    pasan en general por dos etapas diferentes:

    • Cuando el anciano es independiente y no tiene
      problemas de salud, es una ayuda para la familia, participa
      en las tareas del hogar y se encarga del cuidado de los
      nietos, con los que establece unas relaciones de
      complicidad.

    • En el momento en que aparecen problemas de salud y
      de dependencia, las relaciones suelen invertirse: el anciano
      pasa de proporcionar ayuda a recibirla, de cuidar a ser
      cuidado, perdiendo peso específico dentro de la
      familia. Entonces siente que sus opiniones y decisiones no
      tienen tanto valor lo que le genera sentimientos de rechazo,
      inutilidad y abandono.

    • C. El anciano como persona capaz de afrontar
      las pérdidas

    La ancianidad es una etapa de la vida caracterizada
    fundamentalmente por las pérdidas (pérdida de
    facultades físicas, pérdidas afectivas,
    pérdidas económicas…). Todas estas
    pérdidas van acompañadas de una serie de
    sentimientos como tristeza, pesar o dolor, y de una serie de
    reacciones tanto emotivas como de comportamiento de "duelo". La
    pérdida afectiva, especialmente relacionada con el
    cónyuge, es la que adquiere mayor
    trascendencia.

    Las pérdidas afectivas van acompañadas de
    una gran tensión emocional y de un sentimiento de soledad.
    Pasa por períodos de pena y de dolor, y por periodos de
    remordimiento alternativamente unidos a reacciones de
    cólera, tanto dirigidas hacia el desaparecido por haberlo
    abandonado, como hacia las personas que le rodean para desplazar
    sus sentimientos y frustración. Estas pérdidas
    acarrean, en general, grandes cambios en su vida cotidiana como
    cambios de domicilio, nuevas responsabilidades…

    De estas vivencias, la consecuencia que ocasiona
    más problemas es la soledad. Este sentimiento es muy
    difícil de superar. Por ello, algunos ancianos deciden
    formar nuevas parejas, ya que las necesidades emocionales
    precisan la misma atención que en otras etapas de la vida.
    La sociedad, y en particular la familia, suelen poner reparos a
    estas nuevas uniones, porque no se entiende que el anciano tenga
    sentimientos y necesite compartir sus emociones y estar
    acompañado.

    La viudez

    Una de las duras realidades que se presentan en la
    3º edad es la pérdida del ser con el que se ha
    compartido una larga etapa de la vida. La repercusión por
    la pérdida del cónyuge dependerá, en gran
    medida, del grado de dependencia que se valla
    estableciendo.

    • La soledad del viudo: desde el punto de vista
      psicológico, la soledad es más un sentimiento
      que un concepto objetivo. El sentimiento de soledad es
      personal e íntimo pero incluye la respuesta de
      más personas y circunstancias que rodean al individuo
      que se siente solo. La viudez es la ruptura del eje
      fundamental de la familia, que es la pareja.

    • Condiciones de la vida del viudo: la soledad del
      viudo se ve agravada por la dependencia económica. Si
      el anciano que queda viudo padece alguna enfermedad, puede
      tener más dificultades para superar esta estado. Las
      enfermedades invalidantes agravan la soledad del viudo, pues
      tras el fallecimiento del cónyuge se encuentra con que
      no puede desarrollar los mecanismos de relación que
      puede poner en marcha el viudo sano. Otro problema es la
      burocracia, el anciano se encuentra en un entramado de
      gestiones, no siempre comprensibles, como es el arreglo de
      los papeles para cobrar las pensiones, etc.

    • Actitud de los hijos: es importante que los hijos
      comprendan en que soledad queda su padre o su madre y que
      traten en que soledad queda su padre o su madre y que traten
      de aliviarla. Estas situaciones tienen distintos aspectos
      personales. Sería interesante que los hijos organicen
      la atención de quien ha quedado solo en función
      de las necesidades de este y no de la propia comodidad. En
      ocasiones, los hijos toleran mal el sufrimiento de los padres
      y pretenden evitándolo a toda costa, pero hay que
      comprender que hay un tipo de sufrimiento completamente. La
      tercera edad. Recuperada el 12 de octubre del 2009
      de

    http://html.rincondelvago.com/la-tercera-edad.html

    • Cambio de rol en la comunidad

    La contribución individual del hombre al grupo de
    pertenencia puede tener amplias perspectivas; sin embargo, la
    sociedad en general valora tan sólo al hombre activo, al
    que aporta trabajo y genera riqueza. No obstante, hay que
    considerar que los ancianos que ya han cumplido con su etapa
    productiva todavía tienen posibilidades de aportar
    conocimientos y de realizar tareas de ayuda comunitaria. La
    dimensión del papel del individuo, dentro de la comunidad,
    gira entorno a dos grandes ejes: la actividad laboral y la
    actividad social, caracterizadas por la participación en
    las tareas comunitarias. El hecho de envejecer modifica el rol
    que se ha desarrollado, pero no de forma individual, sino en el
    momento que la sociedad lo incluye dentro del grupo de ancianos,
    aproximadamente a los 65 años.

    • A. Rol social

    El modelo de sociedad un tanto rígida e
    inamovible de principios del siglo XX ha sido sustituido por la
    libre elección de la pertenencia a un grupo. La
    búsqueda de identidad individual se plantea ahora sobre la
    base de la comparación con los demás, con lo que
    resulta inevitable pertenecer a un grupo determinado. Los cambios
    sociales producen en el anciano la sensación de no
    pertenencia al grupo escogido, al tiempo que el joven no es capaz
    de integrarlo en su grupo. Las costumbres, el estilo de vida y la
    concepción de la propia existencia separan las
    generaciones e inciden negativamente en el mutuo reconocimiento
    de los individuos que las componen.

    Como consecuencia de este rechazo, se da la
    proliferación de grupos paralelos formados
    únicamente por ancianos lo que provoca un mayor
    distanciamiento intergeneracional. Estos grupos quieren hacer
    oír su opinión reclamando un mayor protagonismo
    social y debatir su forma de aportar algo a la sociedad y de
    canalizar el gran potencial que poseen.

    • B. Rol laboral: la
      jubilación:

    En el rol laboral, el gran cambio viene dado por el
    momento de la jubilación, esta nueva situación
    comporta para el anciano, en ocasiones, una serie de
    consecuencias negativas que es necesario analizar para poder
    evitarlas.

    La jubilación es la situación de una
    persona que tiene derecho a una remuneración o
    pensión, después de haber cesado total o
    parcialmente en su profesión u oficio. Es un permiso
    social para desligarse del trabajo, que se obtiene por el hecho
    de haber cumplido una edad previamente reglamentada o unos
    años de trabajo preestablecidos.

    Consecuencia de la jubilación

    En todos los países se ha dado prioridad al
    aspecto económico, sin tener en cuenta los aspectos
    físicos, psicológicos y sociales que comporta el
    hecho de la jubilación, ni tampoco el difícil
    proceso de adaptación por el que pasan algunas personas.
    La adaptación es difícil porque la vida social y
    sus valores están orientados en torno a la actividad y al
    trabajo que se realiza, de modo que estos proporcionan y
    condicionan, en la mayoría de las ocasiones, la
    personalidad, las relaciones, las relaciones y el "rol social".
    Esta pérdida de rol lleva consigo una serie de
    consecuencias que repercuten en la situación
    económica e incluso en la salud física y
    psíquica.

    Las relaciones sociales se reducen de forma importante
    al dejar el ambiente laboral; los recursos económicos
    disminuyen en casi todos los casos, siendo en general
    insuficientes; el exceso de tiempo libre exige una
    reorganización de la vida cotidiana y una
    utilización de los recursos personales y culturales para
    evitar la angustia que produce el "no tener nada que hacer".
    Además, esta etapa coincide con la pérdida de los
    seres queridos, y la marcha de los hijos para crear su propia
    familia.

    Diferentes gerontólogos han realizado estudios
    para medir el impacto que produce la jubilación. Se han
    descrito tres rupturas fundamentales:

    • La primera, la constituye la desvalorización
      que supone el cese del trabajo como una situación
      injusta de identidad social y de crisis de
      personalidad.

    • La segunda, el contar con un excesivo tiempo libre
      que en muchos casos es difícil de emplear.

    • La tercera, la ausencia de socialización en
      esta nueva etapa.

    En esta línea también se han descrito
    repercusiones sobre la salud, como perturbaciones emocionales,
    por estados depresivos y ansiedad, acompañadas de astenia;
    trastornos del sueño, y manifestaciones
    hipocondríacas que pueden influir en la aparición
    de otro tipo de enfermedades.

    Por el contrario, otras teorías mantienen que el
    empleo del tiempo libre en la jubilación puede constituir
    satisfacciones personales que evitan que se produzca esta
    situación de crisis y de falta de identidad. Que el paso a
    la jubilación sea satisfactorio o no dependerá de
    la preparación y de la familiarización del
    individuo con todo lo que conlleve esta nueva etapa.

    Preparación para la jubilación

    Ante las consecuencias descritas anteriormente, en
    algunos países desarrollados se están realizando
    programas de preparación para la jubilación. Los
    programas que se desarrollarán deben ser impartidos por un
    equipo multidisciplinar. Los grupos deben ser reducidos en cuanto
    a número de participantes, con el objeto de favorecer la
    participación y el intercambio de opiniones. Previamente
    al diseño del curso, se requiere conocer las
    características socioculturales del grupo para que su
    resultado sea más efectivo y realista.

    Los tres objetivos básicos de los cursos que
    preparan para una mejor adaptación a la jubilación
    deben ser:

    • Cómo proyectar el futuro financiero
      (económico).

    • Cómo ocupar el tiempo libre.

    Conocimiento de las alteraciones y/o problemas de salud
    que se puedan presentar con la edad. José Noriega Borge,
    Misericordia García Hernández, Pilar Torres Egea.
    Proceso de envejecer: cambios físicos, cambios. Recuperado
    el 15 de octubre del 2009 de

    http://www.arrakis.es/~seegg/pdflibro/Cap2.pdf

    CAPITULO II

    Implicancias sociales
    del envejecimiento

    Discriminación y
    Abandono

    El abandono que sufren los ancianos es una
    problemática que se vive a diario, son innumerables las
    historias que existen sobre la discriminación que sufren
    en el núcleo familiar. No se toman medidas para remediar
    esto, se debe educar a la sociedad para evitar esta
    problemática social.

    Una de las razones más comunes de abandono es
    cuando el anciano ha cumplido con su vida laboral útil.
    Entonces es considerado como persona no productiva en la sociedad
    actual, transformándose en una carga potencial de gastos
    para la familia a la que pertenece. El anciano es desplazado a un
    rincón del hogar, reduciéndose su mundo social
    provocándole aislamiento, soledad, cambios afectivos y
    variaciones en sus estados de ánimo. Pueden sufrir por
    parte de su propia familia un apropiamiento del hogar de forma
    paulatina, siendo desplazado a dependencias donde se ignora su
    opinión.

    Cuando el anciano pertenece a un grupo familiar extenso
    y nadie se quiere preocupar o hacerse cargo de su cuidado, se le
    hace sentir que es una carga. Circunstancia que lo lleva a
    estados de depresión, rechazo, desequilibrio emocional, y
    su estado anímico decae, llevándolo a cuadros
    depresivos, deseando que llegue al momento de morir para llegar
    al término de su calvario. Siendo esta etapa de la vida la
    más dura y triste para una persona que debería
    disfrutar y descansar con agrado hasta el término de su
    vida, instancia que toda persona desea. La soledad que le aflige
    se ve reflejada muchas veces en el desear la muerte, para no ser
    carga de nadie y también para no ser una
    molestia.

    En esta sociedad se subestima a los ancianos. No todos
    están enfermos de la cabeza para que los traten y les
    hablen como si fueran unos niños, o para que les quiten
    sus pertenencias. Tener dificultades para desplazarse no
    significa que no puedan realizar actividades que los hagan
    sentirse útiles. Muchos ancianos se desconectan del mundo
    porque están terriblemente solos, porque son marginados de
    toda actividad familiar. Incluso no somos capaces de tener tiempo
    para caminar un poco más lentos, ni para escuchar una
    frase mal articulada de un anciano.

    El deterioro sería menos penoso si la familia del
    anciano comenzara por tratarlo como un igual que tiene cosas que
    decir; basta un saludo, una sonrisa y no subestimarlo. Por una
    mera cuestión de interés egoísta los
    ancianos son a veces desapoderados de la administración de
    sus bienes por sus propios familiares o instituciones (muchos se
    ven despojados de sus ahorros, casas o pensiones).

    Existen muchas clases de malos tratos a ancianos. Se
    considera aquel acto cometido contra una persona mayor, que
    atente contra su vida, integridad física, sobre su
    seguridad económica, su libertad o comprometa gravemente
    el desarrollo de su personalidad, dentro del ámbito
    familiar o institucional. A los ancianos hay que saber
    escucharlos, oír sus preocupaciones y temores, darles
    nuestro afecto, que se sientan útiles, y ante todo
    tratarlos con amor y cariño. El que tengan 80 años
    no quiere decir que no piensen, o que dejaron de tener
    sueños. En todo momento realmente merecen ser
    respetados ya que ellos son los que nos han legado todo, son los
    guardianes de la sabiduría humana, son auténticos
    sabios llenos de experiencias en sus largas vidas. Maika Etxarri
    (2006, 9 de noviembre). Discriminación y abandono en los
    ancianos. Recuperado el 18 de setiembre del 2009 de
    http://luzblanca7.espacioblog.com/post/2006/11/09/-discriminacion-y-abandono-ancianos-maika

    • Maltrato, abuso y
      violencia

    Cualquier acto u omisión que produzca
    daño, intencionado o no, practicado sobre personas adultas
    mayores de 60 años ó más, que ocurra en el
    medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga
    en peligro su integridad física o psíquica,
    así como el principio de autonomía o el resto de
    derechos fundamentales del individuo, constatable objetivamente o
    percibido subjetivamente.

    Caritas del perú. Problemática del abuso y
    maltrato del adulto mayor en la sociedad. Recuperado el 17 de
    octubre del 2009 de

    http://www.gerontologia.org/portal/archivosUpload/Caritas_Peru_ponencia_maltrato_al_adultomayor.pdf

    Tipos de abusos y maltratos

    • El abuso físico está definido como
      actos de violencia que causan dolor, daño o
      lesión, deterioro o enfermedad, e incluye ataduras,
      empujones, alimentar por la fuerza y uso inapropiado de
      restricciones físicas o medicación.

    • El psicológico o emocional es la conducta que
      causa angustia mental; por ejemplo, amenazas, insultos
      verbales y no verbales, aislamiento y
      humillación.

    • El financiero es el abuso del dinero o bienes de la
      persona anciana para ganancia personal del abusador; es como
      actuar como un ladrón (dinero, cheques de seguridad
      social, pensiones), o también haciendo uso de la
      coerción (cambio de testamento o concesión de
      poderes).

    • El abuso por negligencia es el fallo de la persona
      que está al cuidado del anciano, para satisfacerle las
      necesidades básicas de la vida diaria, y esa
      negligencia puede ser física, emocional o financiera.
      La física puede ser el fallo para entregarle de los
      lentes, la dentadura, las medidas de seguridad y la higiene;
      la negligencia emocional incluye aquellos fallos para proveer
      al anciano de estimulación social, como por ejemplo,
      dejarlo solo por largos períodos; y la negligencia
      financiera se produce con los fallos para usar los recursos
      disponibles para restaurar o mantener el bienestar del
      anciano.

    • El abuso sexual está definido como el
      contacto íntimo no consensual, o la exposición
      o alguna otra actividad cuando el anciano es incapaz de dar
      su consentimiento.

    • Existe también el llamado abuso por
      negación, que es una conducta del anciano que
      compromete su salud y seguridad; puede ser ejemplificado por
      un adulto viejo que rehúsa la necesidad de ayuda en
      varias actividades diarias.

    En la categoría de misceláneos se incluyen
    otros tipos de abuso como la violación de los derechos de
    la persona en cuanto a su dignidad y autonomía, el abuso
    médico y el abandono.

    La prevalencia de casos de abuso en el
    anciano no es fácil de obtener debido a algunos factores
    como el miedo al desquite, la vergüenza, el sentimiento de
    culpa, la incapacidad de responder cuestionarios o la presencia
    de demencia. En cuanto a la clasificación social, se sabe
    que ocurre en todas las razas, religiones y nivel
    socioeconómico. Igualmente, según el sexo, las
    mujeres son clásicamente las víctimas del abuso,
    además reportan los hechos más que los hombres, y
    en ellas la severidad del daño es típicamente
    mayor. Rita Campillo Motilval (2002, abril). Violencia con el
    anciano. Recuperado el 19 de octubre del 2009 de

    http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol18_4_02/mgi1542002.htm

    La población de adultos mayores, principalmente
    los que viven en la pobreza, han recibido muy poca
    atención por parte de investigadores, prestadores de
    servicios y diseñadores de políticas
    públicas. Existe un limitado número de estudios que
    se han enfocado en la relación entre envejecimiento,
    género y pobreza. Sobre todo la inequidad persistente a
    nivel mundial en el acceso a oportunidades para una mejor calidad
    de vida entre las mujeres ancianas que viven en pobreza. Las
    inequidades del envejecimiento y el género están
    íntimamente vinculadas con la pobreza a través de
    una interrelación muy compleja, la cual debe ser entendida
    como el resultado de una secuencia de acciones y experiencias
    sociales diferenciadas por sexo que se inicia en edades tempranas
    y que culminan en la vejez. En el mundo, las mujeres
    añosas tienden a vivir en pobreza más que los
    hombres, y el crecimiento de este grupo poblacional con grandes
    desventajas sociales continúa aumentando de manera
    importante.

    Inequidad de género

    El género debe entenderse como una
    construcción social no natural que permea todos los
    rincones del tejido de una sociedad y se refiere al conjunto de
    características, oportunidades y expectativas que un grupo
    social asigna a las personas y que éstas asumen como
    propio, basándose en sus características
    biológicas, en su sexo. Los roles de género se
    construyen desde la infancia a través de la crianza y la
    educación escolar y familiar, y determinan las actitudes y
    conductas de hombres y mujeres en la sociedad. De esta forma, el
    nivel de bienestar de las mujeres y los hombres en la vejez es
    resultado de la trayectoria de vida que siguieron, así
    como del contexto social, económico e institucional que
    los rodeó. De acuerdo con esto, los hombres y las mujeres
    en la vejez se encuentran en diferentes estados de vulnerabilidad
    de acuerdo con el rol social y cultural y el nivel de
    protección institucional que la sociedad les otorga.
    Históricamente, la falta de reconocimiento de las
    relaciones de género como característica
    fundamental de la jerarquía social ha actuado como una
    eficiente barrera para abordar adecuadamente los problemas de
    equidad que enfrentan los hombres y las mujeres, principalmente
    en la vejez. Las mujeres en edad de la vejez tienden más a
    vivir sin una pareja que los hombres. Esto se da como resultado
    parcial de que, como ya se mencionó anteriormente, en
    promedio las mujeres vivan más años que los
    hombres.

    Además, las mujeres tienden a formar uniones con
    hombres de mayor edad que ellas, y tienden menos que los hombres
    a formar nuevas uniones en casos de viudez, separación o
    divorcio. Por ello, durante la vejez, más mujeres que
    hombres se encuentran sin pareja, lo que las coloca en una
    situación vulnerable, tanto desde el punto de vista
    económico como social. Dicha vulnerabilidad por la falta
    de una pareja se observa sobre todo en países en
    desarrollo, donde la participación de las mujeres ancianas
    en la vida social y económica ha sido sumamente limitada,
    y su rol social depende, en gran medida, de su situación
    como hija, esposa o madre a lo largo de su vida. Salud
    pública de México (2007, abril).
    Género
    y pobreza: determinantes de la salud en la vejez. Recuperado el
    17 de octubre de
    http://www.scielosp.org/pdf/spm/v49s4/v49s4a11.pdf

    Seguridad social y
    económica

    Dado que la vejez es una etapa de la vida caracterizada
    por la disminución de actividades en gran medida
    laborales, implica también una disminución de los
    ingresos.

    En los países en desarrollo sólo una
    minoría de los ancianos cuenta con los beneficios de un
    sistema de jubilación. La inseguridad económica es
    un problema que afecta a todos los ancianos, pero particularmente
    a aquellos que desarrollaron actividades laborales en el sector
    informal y que no cotizaron para recibir una jubilación o
    una pensión en la vejez. Las mujeres ancianas están
    sobrerepresentadas en este grupo de adultos mayores que no
    reciben ingresos. Debido a los roles de género
    tradicionales, las mujeres tienen menos probabilidad de trabajar
    para generar ingresos y ahorros que les permitan solventar sus
    necesidades económicas en la vejez. Por ello, las ayudas
    familiares se hacen necesarias para apoyar a los adultos
    mayores.

    • Acceso a los servicios de
      salud

    El difícil acceso de los adultos mayores a los
    servicios de salud no solo se debe a problemas financieros, sino
    también a la insuficiente de infraestructura de la
    comunidad, a las condiciones geográficas,
    demográficas y socioeconómicas, al poco
    conocimiento de esta población acerca de la salud, a las
    particularidades de la cultura dominante, al desconocimiento de
    la población acerca del envejecimiento, entre otros. La
    diversidad de temas relacionados con la salud de los adultos
    mayores indica que las causas de esas desigualdades son
    multifactoriales. Revista Panamericana de Salud Pública
    (2006, 6 de junio). Problemas de salud de los adultos mayores en
    una población de la frontera entre México y los
    Estados Unidos. Recuperado el 20 de octubre de
    http://www.scielosp.org/scielo.php?pid=S1020-892006000600010&script=sci_arttext

    Así también en muchos países, el
    acceso a los servicios de atención a la salud está
    determinado por la participación en el mercado laboral en
    el sector formal. En los países en desarrollo, las mujeres
    que han trabajado toda su vida para generar ingresos,
    generalmente, se incorporan a la economía informal y no
    cotizan en las instituciones que aseguran una vejez libre de
    problemas o, por lo menos, que otorgan servicios de la salud en
    la senectud. Para Además, tradicionalmente, las mujeres
    usan los servicios de salud con mayor frecuencia que los hombres
    a lo largo de su vida, debido a las necesidades de
    atención derivadas por la reproducción y el cuidado
    de los hijos.

    Esta característica puede colocarlas en una
    posición ventajosa ante los hombres, ya que a edad
    avanzada, cuando la salud requiere mayor atención, las
    mujeres pueden estar más familiarizadas con el manejo de
    su propia enfermedad que los hombres. Salud pública de
    México (2007, abril). Género y pobreza:
    determinantes de la salud en la vejez. Recuperado el 17 de
    octubre de
    http://www.scielosp.org/pdf/spm/v49s4/v49s4a11.pdf

    • Institucionalización

    El modelo de familia se ha modificado, pero sigue
    constituyendo el soporte principal de los seres humanos. Sin
    embargo siempre han existido personas necesitadas de la
    protección social, bien por la falta de una familia,
    porque esta no se encuentra en las condiciones de brindarles la
    atención especial que requieren. Las causas que llevan a
    una persona a trasladarse a una casa a un asilo o residencia son
    diferentes: se ha atribuido factores físicos y
    psicológicos como tener un carácter dependiente o
    no tener una persona que lo atienda, experimentar pérdidas
    físicas, económicas o sociales. Sin embrago ciertos
    estudios han determinado que la decisión de internamiento
    se da por la interacción de tres variables: a) el
    creciente deterioro físico, b) la incapacidad o falta de
    voluntad de las personas con quienes convive para prestarle la
    debida atención al anciano que los necesita, c) la falta
    de servicios comunitarios que ayuden a mantener una vida
    independiente.

    No es la falta de salud la variable determinante para la
    institucionalización de las personas, sino la falta de
    apoyo social.

    Por otro lado, las propias personas ancianas prefieren,
    en cierto caso, mantener su independencia frente a sus hijos
    (as), siendo muchas veces la institucionalización la
    alternativa que hace posible esta decisión. La familia es
    el primer recurso que utilizan y desean utilizar las personas
    ancianas cuando por viudez, falta de salud, escasez de recursos,
    precisan del apoyo ajeno.

    En general las familias así como los mismos
    adultos mayores recurren a la institucionalización cuando
    la situación resulta difícil de
    sobrellevar.

    Institucionalización de personas ancianas: un
    reto sociológico. Recurado el 14 de octubre del 2009 de.
    http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=758587

    • Ausencia de confidentes:

    Partes: 1, 2, 3
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