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El Proceso de Formación Nacional en los Estados Unidos (página 2)



Partes: 1, 2

"Los criollos protestantes de habla inglesa, en el
Norte, estaban mucho más favorablemente situados para la
realización de la idea de "América", y en efecto
lograron apropiarse finalmente del gentilicio común de
"americanos". Las Trece Colonias (…). Unidas en lo
geográfico, sus centros de mercados en Boston, Nueva York
y Filadelfia eran fácilmente accesibles entre sí, y
sus poblaciones estaban un tanto unidas por la imprenta y el
comercio."[3]

Después de la contienda de Lexington en que los
heroicos Minute Men enfrentaron a las tropas
británicas, en mayo de 1775, se celebra el Segundo
Congreso Continental de Filadelfia, donde se decide la
separación colonia-metrópoli. Los congresistas
deciden además la nominación de George Washington
para la jefatura de las fuerzas patriotas, las que
tendrían sobre sí la labor de luchar contra la
mayor potencia del mundo.

El movimiento de resistencia a favor de la
separación de las colonias de su metrópoli
evolucionaba ascendentemente. Para junio de 1776 la consigna
popular era de independencia nacional.

"Para entonces ya existía un importante
sentimiento a favor de la independencia. Las resoluciones
adoptadas en Carolina del Norte en mayo de 1776 –y
después enviadas al Congreso Continental- declaraban la
independencia con respecto a Inglaterra, establecían la
nulidad de toda ley británica, y abogaban por los
preparativos militares."[4]

Se crea un pequeño comité, dirigido por
Thomas Jefferson, que tendría como objetivo la
redacción de la Declaration of Independence
(Declaración de Independencia
), que será
adoptada por el Congreso y proclamada con carácter solemne
el 4 de julio de 1776.

"Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se
hace necesario para un pueblo disolver los vínculos
políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las
naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes
de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan
derecho."[5]

Viéndolo así, ya desde el primer
párrafo la Declaración de Independencia se
plantea única, es ella la que antecede a todas las que
surgirán en posteriores procesos independentistas en el
mundo sometido, la que anuncia el nacimiento de una nación
y a partir de este novedoso planteamiento revolucionario se
derivarán hechos históricos que le darán
singular importancia dentro del movimiento de las ideas del siglo
XVIII.

En los sucesivos párrafos del documento se
declaran quejas contra el rey sobre actos que él ha
permitido se realicen en perjuicio de las colonias americanas. Si
analizamos detenidamente cada una de ellas notaremos un manido
radicalismo que se desprende del hecho de que es la clase
adinerada la más interesada en romper el yugo
colonial[6]Con respecto a la imposición de
un ejército imperial dentro de la colonia
expresan:

"Para suspender nuestro comercio con todas las partes
del mundo.

Para imponernos impuestos sin nuestro
consentimiento."[7]

En otra parte del documento plantea:

"Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos
de América, convocados en Congreso General, apelando al
Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones,
en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias,
(…) declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben
serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan
libres de toda lealtad a la Corona Británica, (…),
tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz,
concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y
providencias a que tienen derecho los Estados
independientes."[8]

En ninguna parte se esboza la situación de los
indios, los negros esclavos o las mujeres por lo que se nota a
todas luces cuan excluible podría ser la nación que
estos hombres llamaban a formar. La idea "todos los hombres
son creados iguales
"[9] no incluía a
estos sectores. La derogación de la esclavitud de
género o raza es un tema no contenido en la
Declaración de Independencia. Evidencia de ello
es que durante muchos años posteriores a la Guerra de
Independencia siguieron existiendo estos términos de
dominación, solo que ahora por parte de ciertos grupos de
americanos emergentes. Explicar las limitaciones del documento en
materia de derechos humanos solo es necesario "para intentar
entender la manera en que funcionó la Declaración
en el sentido de movilizar a ciertos grupos de americanos e
ignorar a otros. Seguramente, el lenguaje que la inspiró
para crear un consenso seguro todavía se utiliza hoy, en
nuestros días, para encubrir importantes conflictos de
intereses, y también para disimular la omisión de
grandes sectores de la raza
humana."[10]

La Guerra de
Independencia

Los líderes norteamericanos se cuidaron de no
exagerar en sus planteamientos revolucionarios, para que las
riendas de la revolución no cayeran en manos del pueblo.
Serían ellos los que le procurarían espacio y lugar
en la sociedad, prudencialmente. Es tanto así que desde la
misma formación de los ejércitos revolucionarios se
promovía la inserción de pobres bajo la promesa de
un nuevo status social o la adquisición de dinero y
tierras.

La redistribución de estas últimas se hizo
efectiva al venderse las tierras confiscadas a los defensores de
la causa británica a precios muy bajos, lo que
constituyó un ataque a las leyes medievales con la
emancipación de la economía y una
flexibilización nacional. Como parte de este ataque a las
lacras feudales se vio envuelta la Iglesia de la que
prescindieron también los sublevados cuando le impusieron
un matiz más civilista y democrático a la
misma.

"La tremenda sacudida estaba enlazada con tres
componentes sustanciales: 1) El movimiento de masas; 2) El
optimismo evolucionista (filosofía del progreso); y 3) La
formación de un Estado nacional. Con la mente poblada de
paradigmas e ideologías históricamente ascendentes,
arriban al poder pujantes promociones de burgueses dispuestos a
las realizaciones más
atrevidas."[11]

La Revolución abrió nuevos espacios pero
los ricos y los poderosos fueron los que más oportunidades
tuvieron de enriquecerse, el carácter antifeudal y
anticolonialista de sus demandas creó las premisas para el
desarrollo del capitalismo en la naciente República. Esta
se creó sobre la base de una acción común,
una sola bandera, que mantuvo indivisible la voluntad y el
carácter nacional en una sola nación. Dar
soluciones americanas a sus problemas fue a partir de este
momento una de las posibilidades que tendrían las antiguas
colonias inglesas y que aprovecharían en su
creación nacional.

Se hacía necesaria la legitimación de la
nueva República que se logró con la firma de la
Constitución de los Estados Unidos de
América
, redactada por una convención de
líderes revolucionarios en Filadelfia en 1787. Un
análisis del documento nos deja ver que los firmantes
pertenecen a grupos favorecidos de la sociedad "que intentan
mantener sus privilegios, a la vez que conceden un mínimo
de derechos y libertades a una cantidad suficiente de gente para
asegurarse el apoyo popular".[12]

Cuatro años después se adoptaron las diez
primeras enmiendas generalmente llamadas "Declaración de
Derechos" (Bill of Rights), garantizando libertades y derechos
básicos (…), pero puestas en vigor sin la
cláusula propuesta por Jefferson dirigida contra los
monopolios."[13]

El primer Presidente de los Estados Unidos de
América, elegido por unanimidad, fue George Washington, en
febrero de 1789. Este tenía la ardua y pujante tarea de
aglutinar distintas regiones, las que no tenían
tradiciones ni ligaduras comunes por lo que fue necesario crear
instituciones políticas que aglutinaran las diversas
formas de pensar que existían dentro de la nueva patria.
Es así que inviste a Thomas Jefferson del cargo de
secretario de Estado, Alexander Hamilton encargado de la
Tesorería y Henry Knox como secretario de Guerra. Con esta
fórmula gubernamental se iniciaría el camino de los
Estados Unidos hacia su forja como una nación
capitalista.

El bipartidismo
en la formación del Estado

Alrededor del bipartidismo se ha desarrollado la
política norteamericana desde los tiempos de George
Washington. A través de este sistema,
federalistas-republicanos en sus inicios,
demócratas-republicanos en la actualidad, la clase
más poderosa de la sociedad norteamericana logra controlar
la política exterior y la distribución del
presupuesto nacional, aspectos más importantes y entre los
que no es posible diferenciar a uno y otro.

El partido federalista, representado en la persona de
Hamilton, era la expresión política del grupo
mercantil-financiero; y el republicano, personificado por
Jefferson, era el portavoz de los plantadores. "La historia de
los Estados Unidos hasta 1860 será, en gran
proporción, la narración de ese
enfrentamiento."[14]

Estas diferencias se agudizaron a raíz de los
sucesos de la Revolución francesa. La influencia
innovadora de este alzamiento ayudó a forjar la democracia
burguesa de la época, fomentando la reacción
anti-aristocrática.

Durante los años que cubrieron los dos periodos
de administración georgiana el federalismo había
acomodado sus bases, expulsado a los indios de los territorios de
Chicago y Detroit, desarrollado el comercio marítimo. En
1796, después de la despedida de Washington como
presidente, el partido federal eligió a John Adams para el
primer puesto.

Comienza un periodo de luchas por mantener la maquinaria
federalista en el poder, de enfrentamientos con la Francia
napoleónica, de expansión hacia territorios
"necesarios": se ataca por tierra a Nueva Orleans, mientras se
bloquea la desembocadura del Mississippi, se aborda la conquista
de la Luisiana, filtrándose en territorio mexicano. En
1799 se pacta una tregua con Napoleón en París con
lo que se reinicia el anterior vínculo existente entre
estos dos países.

Estados Unidos entraba en el siglo XIX bajo la
égida del federalismo, ahora en caída; fuertes
diferencias políticas internas que se exaltarían
con los cambios que, en la arena internacional, se
vendrían produciendo próximamente. Bajo el manto de
la "neutralidad" la economía tomaría nuevos y
más altos vuelos, los términos territoriales se
dilatarían, se expandiría considerablemente la
nueva República.

En febrero de 1801 se inicia el periodo republicano con
la toma de poder de Thomas Jefferson. Será esta una etapa
de fuertes encontronazos partidistas pues aún
existían vestigios federalistas entre los magistrados de
la Corte Suprema. El nuevo presidente elegiría a James
Madison para secretaría de Estado. Las medidas tomadas por
la democracia jeffersoniana serían acogidas con agrado:
supresión de presupuestos, anulación de las
últimas leyes federalistas, de sedición y
naturalización; establecimiento de un ejército
permanente.

Durante los años 1801-09 que abarcó esta
administración republicana se llevaron a cabo grandes
avances en la expansión del territorio norteamericano, se
ingresarían nuevas estrellas a la unión: la
Luisiana "cedida" por Francia mediante una gratificación
de 15 millones de dólares (30 de abril de 1803). "Un vasto
territorio quedó abierto para la colonización, lo
que contribuyó a proyectar los senderos del Destino
Manifiesto. Fue, indudablemente, un hecho concluyente para
consolidar a Norteamérica como potencia
mundial."[15] Con esta adquisición
Jefferson garantizaba una gran cantidad de tierras para la
agricultura que duplicarían el área de la
Confederación, ello garantizaría la apertura hacia
otras zonas de América, buscando salida al Océano
Pacífico.

Nuevos estados se unirían a la
Confederación a partir de los primeros años de este
siglo:

Ohio 1803

Luisiana 1812

Indiana 1816

Mississippi 1817

Illinois 1818

Alabama 1819

Maine 1820

Con estos ya contaban veintitrés los estados que
existían dentro de la Unión a fines de la segunda
década del siglo XIX.

En esta labor jugaría un gran papel el
tratamiento que fue dado a los indios habitantes de los
territorios "necesarios" para la expansión de los
republicanos. Las "mudanzas de indios"[16],
término empleado para encubrir las agresivas "actividades"
que se llevaron a cabo contra las tribus pobladoras de las
tierras que "precisaban" los nuevos americanos para el logro de
sus ambiciosos objetivos, constituyeron la forma más
común en que se realizaron los despojos territoriales
realizados a los creeks, los cherokees, los
choctaws y otras tribus de Georgia, Alabama y
Mississippi.

"Entre 1814 a 1824, en una serie de tratados con los
indios del Sur, los blancos se apoderaron de las tres cuartas
partes de Alabama y Florida, una tercera parte de Tennessee, una
quinta parte de Georgia y Mississippi, y partes de Kentucky y
Carolina del Norte. Jackson[17]jugó un
papel clave en estos tratados, con el uso del soborno, el
engaño y la fuerza para apoderarse de más tierras;
y además dio empleo a sus amigos y parientes.

Estos tratados y estas violaciones del territorio indio,
permitieron la implantación del reino del algodón y
el establecimiento de fincas
negreras."[18]

Los hechos ocurridos en la arena internacional:
conflicto franco-británico, las luchas por la
independencia de las colonias hispanoamericanas, incluida la
ocurrida en la posesión francesa de Haití,
así como la formación de las jóvenes
Repúblicas Americanas, favorecieron el ascenso de Estados
Unidos por la expansión de sus hombres de negocios. Fue
una etapa de ascenso del capital monetario que alcanzó
nuevas dimensiones a esfera mundial, aprovechando sobremanera la
paz interina[19]se dedicó a satisfacer sus
apetencias territoriales y económicas.

Un rasgo distintivo de la política norteamericana
hacia las nacientes repúblicas latinoamericanas ya desde
el comienzo de su bregar por medios propios sin el tutelaje
imperial europeo, a inicios del siglo XIX, fue el planteamiento
de la "América americana" que se desprende de la
doctrina monroísta (1823)[20], es a
través de esta desde donde prevé la
formación de un sistema americano lejos de toda
intromisión trasatlántica. Aprovecha la oportunidad
que le dan los gobiernos de estas naciones, en conflicto con los
grandes de Europa, después de siglos de
explotación, para intervenir en sus asuntos, usar sus
economías y participar en las regalías que le
ofrecen los necesitados del sur.

"Sería un descrédito a la memoria de James
Monroe el compararlo con mistificadores como James Polk, Theodore
Roosevelt o Ronald Reagan, por ejemplo. No entró en su
propósito el capricho de transformar a su patria en
gerente del continente. Su responsabilidad estaba –no es
poca por lo demás- en haber montado el dispositivo que
podía encubrir y favorecer, si no estimular, la gula
expansionista. Es imposible, por otra parte eliminar cierta
referencia monroísta de toda esa abigarrada nomenclatura
que a través de los tiempos ostentó como divisa la
voracidad norteamericana: "Destino Manifiesto", "Interés
Superior", "Diplomacia del Dólar", "Política del
Gran Garrote", "Protección
Ilimitada"."[21]

En 1829 subió al primer estrado de la
nación Andrew Jackson para iniciar un periodo agrarista
(populista), imponiendo firmemente el ideal de la democracia. La
República se debatía en fuertes escisiones entre el
Norte y el Sur: impuestos y tarifas arancelarias que ahogaban los
productos de los estados industriales de Nueva Inglaterra,
mientras los sureños exigían la separación;
Jackson logró sortear estas diferencias y en 1832 consigue
la reelección, con suficiente antagonismo del capital
financiero y bancario.

A partir de mediados de la década del 1840 las
huestes expansionistas vieron realizados sus sueños con la
llegada al poder del representante por el partido
Demócrata James Knox Polk, bajo su mandato se dio inicio a
los intentos de adquirir territorios que en esos momentos
pertenecían a México. Ese mismo año, 1845,
Texas acepta su anexión a la Unión y haciendo uso
de su territorio las tropas norteamericanas filtran la frontera
mexicana, bajo el manto del Destino Manifiesto. Por el Tratado
Guadalupe-Hidalgo firmado el 2 de febrero de 1848 culmina el
conflicto con la ulterior adquisición de los territorios
de California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah, parte
de Colorado y Wyoming.

Cuando California solicitó su admisión a
la Unión (1820), ya ésta se hallaba constituida por
treinta estados, quince de ellos anti-esclavistas y los otros
quince partidarios de la esclavitud. Existía entonces un
equilibrio entre estados esclavistas y los propulsores de la
vía capitalista de desarrollo. La admisión de
California significaba romper el equilibrio en la Unión a
favor de uno u otro sistema, esta dicotomía latente desde
la fundación de los Estados Unidos no podía de
ninguna manera dar paso a la formación de una nacionalidad
y por consiguiente a una nación moderna al estilo
francés o inglés. La referida incorporación
significaba a la vez la ruptura del "Compromiso de Missouri",
establecido desde 1820 el cual garantizaba el equilibrio en la
Unión entre el sur y el norte con la incorporación
de nuevos Estados.

Los ideólogos de la formula capitalista que
vislumbraban crear una nación bajo el signo de avanzada de
esas relaciones de producción; estimaban como necesario y
fundamental la erradicación de la esclavitud para la
creación de una nación sólidamente unida;
tal es el caso de Daniel Webster. El compromiso quedó
virtualmente roto en el año 1854 y sería en
definitiva lo que daría paso a la guerra civil. Al llegar
a la presidencia Abraham Lincoln el 4 de marzo de 1861,
encontró a Carolina del Sur en abierta oposición a
mantenerse en la Unión, que había declarado desde
el 20 de diciembre de 1860 la separación; la
adhesión de los Estados de Mississippi, Florida, Alabama,
Georgia, Louisiana y Texas a las posiciones de la Carolina del
Sur determinaron el choque inevitable. El campo quedó
dividido en 22 Estados poblados por 22 millones al norte, contra
11 Estados con una población de 9 millones, donde 4 250
000 eran esclavos. El 12 de abril de 1861 en el Fuerte de Sumter
en Charleston comenzó a dirimirse el destino crucial en el
proceso de formación de los Estados Unidos como
nación moderna.

La victoria de los Estados del Norte sobre los Estados
del Sur crearían la premisas básicas esenciales que
podrían en pie a los actuales Estados Unidos de
Norteamérica; antes -julio de 1863- tras la victoria
obtenida en la batalla de Gettysburg, Lincoln había
expresado "que la Unión bajo un nuevo amparo de Dios,
tenga un nuevo brote de libertad, y que el gobierno del pueblo,
por el pueblo y para el pueblo, no desaparezca de la faz de la
tierra"[22]. Estos principios no fueron
consagrados en la Constitución Norteamericana; tampoco
viviría el eminente ideólogo para ver sus
profecías; concluida la contienda en 1865, es asesinado el
Presidente victorioso a manos de un "fanático esclavista".
La posterior vida republicana de los Estados Unidos no
consagraría jamás estos postulados en las enmiendas
posteriores de la Constitución hasta nuestros días
y muchos menos objeto de política interna; el proceso de
formación nacional y de la nación norteamericana
careció desde un inicio de los principios humanistas que
la "Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano"
postulaba. El Estado Nación después del año
1865 rompió con todos los esquemas anteriores, tanto de
propiedad como de poderes; es el tránsito hacia el despeje
de una ecuación donde la formula siempre arroja el mismo
resultado: el desarrollo capitalista; exacerbando el nacionalismo
para dar el paso hacia el concepto en política-desde
arriba-de gran nación.

Si nos atenemos a que:

"La soberanía, por ejemplo, es un término
que se confunde o vincula erróneamente en no pocas
ocasiones con los términos enunciados, según las
fuentes que han cotejado su naturaleza, se refiera a la autoridad
suprema del poder público o nacional, la cual reside en el
pueblo y se ejerce por medio de sus órganos
constitucionales y se ejerce por medio de sus órganos
constitucionales representativos" [23]

Muy lejos estuvo el pueblo de los Estados Unidos desde
su fundación de poder hacer valer los principios de la
soberanía, al no ser los que se postularan en diferentes
épocas históricas las élites de poder,
alejados totalmente de los postulados de Lincoln.

Cabría preguntarse, ¿se ajusta el proceso
vivido por los Estados Unidos desde 1775-1865 a las
teorías sobre el nacionalismo de Ernest Gellner y Eric
Hobsbawn?; a nuestro criterio sólo cabe una respuesta: no.
Varias razones lo justifican:

  • Durante este período los Estados Unidos,
    aunque opuestos sus Estados, establecieron relaciones de
    producción de matriz antagónica: capitalistas y
    esclavistas que no contribuyó al necesario proceso de
    unidad para el establecimiento de una nación
    moderna.

  • La esclavitud y su pesado fardo obstaculizó
    el proceso de desarrollo de las relaciones capitalistas de
    producción. La Carta Magna lo sanciona y solo logra
    dilatar limitadamente en el tiempo su existencia. Es un
    acuerdo sobre la base de la propiedad; un equilibrio que ante
    el empuje renovador del capitalismo se romperá. Es una
    lucha por la supervivencia de la esclavitud que en definitiva
    desaparecerá.

  • No es los Estados Unidos homogéneo en su
    desarrollo industrial.

  • No constituye tampoco una gran nación. Esas
    posibilidades sólo aparecerán después de
    finalizada la Guerra de Secesión en el año
    1865, cuando se ha alcanzado la victoria de las relaciones de
    producción capitalista a nivel nacional, lo que solo
    era posible con la eliminación de la
    esclavitud.

  • Es un país multirracial desde su nacimiento
    de diversos componentes europeos y americanos, de
    múltiples culturas, unas más avanzadas, otras
    menos y otras muy retrasadas, donde las de avanzada imponen
    sus códigos y van determinando la fisonomía del
    nuevo norteamericano, síntesis de todo lo
    inmigrado-multinacional- con lo aborigen americano. Este
    proceso se reproducirá constantemente desde la
    conquista y colonización en Norte América hasta
    nuestros días; muy especialmente y con grandes
    dimensiones en los Estados Unidos.

Hacia la
consolidación de los Estados Unidos como Gran
Nación

Hacia la sexta década del siglo XIX los Estados
Unidos han adquirido una dimensión territorial que
será constantemente reajustada con la creación de
nuevos estados:

Nebraska 1867

Colorado 1876

Dakota del Norte 1889

Dakota del Sur 1889

Montana 1889

Washington 1889

Idaho 1890

Wyoming 1890

Utah 1896

Oklahoma 1907

Un proceso gradual de expansión a través
de la anexión, compras, despojos y guerras que abarcaron
más de 80 años, dieron a los Estados Unido desde la
costa del Atlántico hasta la del Pacífico la
nomenclatura actual. Quedaban resueltos los problemas de unidad
interna, premisa indispensable para dar paso a las supremas
aspiraciones de gran potencia.

Para entender la evolución posterior de los
Estados Unidos es preciso dejar claro que:

"Se define nación, en cambio, como el conjunto de
habitantes de un país, regidos por el mismo gobierno,
además del territorio del mismo, con un conjunto de
personas de igual origen étnico. También se le
define como sociedad natural de hombres a los que la unidad de
territorio, de origen, de historia, de lengua y de cultura,
inclina a la comunidad de vida y crea la conciencia de un destino
común. Es una entidad jurídica, formada por el
conjunto de habitantes de un país regido por el mismo
gobierno "[24]

Estas premisas, no en su totalidad, pero las más
importantes de ellas están dadas hacia la década de
los años sesenta del siglo XIX en los Estados Unidos:
Unidad: económica, territorial, lengua de
comunicación común y bajo la unidad
monolítica de un gobierno. El destino común,
sería desde entonces el preconizado una y otra vez durante
todo el siglo XIX; soñado pero no alcanzado: el de gran
nación. Para lograrlo nada más que atizar al
nacionalismo y al sentimiento "patriótico". Es justamente
entonces que estamos en presencia del Estado-Nación en
toda su dimensión; de maduración del proceso de
formación nacional en este inmenso país, con
presencia de un fuerte nacionalismo de destino superior; sus
bases ya estaban ancladas: Doctrina Monroe y Destino
Manifiesto.

En el sentido estrictamente moderno cuentan los Estados
Unidos para esta época con un gobierno, estado y
nación; una constitución que ha proscripto la
esclavitud en una de sus enmiendas que da todos los visos de una
"genuina y auténtica democracia" al estilo norteamericano,
de la cual hace su paradigma, lo que justifica cualquier
acción fuera de sus fronteras utilizando cualquier tipo de
método, pero aún no están preparados para
empresas mayores, es preciso desatar primero las fuerzas de
desarrollo internas que den el suficiente potencial
económico que pongan a los Estados Unidos en la
élite de las potencias mundiales.

Las providenciales condiciones naturales
–llámese riquezas- de los Estados Unidos
desencadenaron un desarrollo inusitado de las fuerzas productivas
a cuyo llamado acudieron todos: el insaciable burgués, el
político calculador, el avaro usurero, hombres de clase
media y baja, obreros, campesinos y toda clase de pro hombres en
busca de empresa que le diera ganancia, muchos de ellos
inmigrantes; entre 1860 y 1920 se calcula que alrededor 28 500
000 personas arribaron a los Estados Unidos, cifra casi igual a
la población del país en 1850. Una trascendental
repercusión en este movimiento colosal lo tendría
la II Revolución Industrial de la segunda mitad del siglo
XIX, que en definitiva pondría a los Estados Unidos a la
cabeza en el siglo XX; List afirmó claramente que "una
población numerosa y un territorio extenso dotado de
múltiples recursos nacionales son requisitos esenciales de
la nacionalidad normal…"[25] ; este país
los reunía en demasía.

No podría este trabajo dejar de abordar lo
referido a las nacionalidades en los Estados Unidos, presentes
desde la conquista y colonización; vigente en las
conformadas Trece Colonias y desde la fundación de esta
nación; estando vinculadas al proceso de formación
del Estado Nación en sus diferentes etapas; las
nacionalidades forman parte de ese largo proceso que dado los
componentes étnicos de los cuales se nutrieron los Estados
Unidos lo hacen un fenómeno muy complejo para un estudio o
tratamiento científico del tema.

El indio con su variedad de matices; minorías
inglesas, francesas, italianas, irlandesas, alemanas, otras
europeas, asiáticas, africanas o latinas entre otras,
formaron parte de la visón cosmopolita que siempre han
tenido los Estados Unidos y que dieron cuerpo a la
fisonomía del norteamericano. Lo peculiar de este
fenómeno es que con la excepción del indio todas
son allende a los mares y resultaron ser los nativos los
más salvajemente despojados de derechos, incluso de su
propio habitad natural.

Según Mijail Bakunin la esencia de una
nacionalidad está dada en que:

"Una patria representa el desarrollo incuestionable y
sagrado de cada hombre, de cada grupo humano, asociación,
comuna, región, y nación a vivir, sentir, pensar y
actuar a su propio modo; y esta manera de vivir y de sentir es
siempre el resultado indiscutible de un largo proceso
histórico"[26]

Salvo lo estrictamente oriundo del continente americano,
todo lo demás constituye una obra europea en tanto los
africanos fueron cazados y forzosamente convertidos en esclavos
del nuevo mundo, en ello reside el embrión de la
formación de la nacionalidad de los pueblos americanos,
formando parte los Estados Unidos de ese proceso
histórico.

"Sentir, pensar y actuar a su propio modo" no puede de
ninguna manera ser el patrón o modelo universal por el
cual las demás nacionalidades han de transitar; en ello ha
radicado la filosofía del Estado Nación y del Gran
Estado Nación imperialista desde finales del siglo XIX,
hasta la actualidad. El propio concepto es a la vez muy
cuestionable a los propios Estados Unidos puesto que el indio no
puede de ninguna manera "vivir, sentir, pensar y actuar a su
propio modo", lo cual ocurre con otras minorías en ese
país. No puede de ninguna manera imponerse la voluntad
blanca sobre la mestiza, cobriza, negra o amarilla y no es esa
precisamente la realidad histórica en los Estados
Unidos.

Dos temas trascendentales del Estado Moderno
norteamericano ya estaban presente para esta etapa en la
élite de poder: seguridad nacional y desarrollo. Ninguno
hubiera prosperado de no haberse inflado el exclusivismo
nacionalista del norteamericano y de su modo de vida. El
nacionalismo es en este caso antesala de un profundo proceso que
daría como resultado la conversión de esa
nación en potencia imperialista. Si en 1860, Estados
Unidos ocupaba el cuarto lugar entre las naciones del mundo en
cuento a la producción manufacturera, en 1894 había
saltado al primer lugar, mientras que el valor de las
manufacturas había sobrepasado casi en cinco veces el de
1860; tales crecimiento sólo se dieron en este
país.

El auge del desarrollo de la técnica aplicada a
la ciencia se concentro en cuatro sectores: siderurgia,
electricidad, química industrial y el petróleo. En
la medida que estos se desarrollaron, otros sectores
también lo hacían bajo la influencia de estos; ello
provocó un salto inusitado del comercio y de inversiones
exteriores.

"Esta combinación de "inversión" e
"intervención" debe analizarse por separado en cada uno de
los casos para determinar cuál de ellas fue primero, la
"inversión" o la "intervención", pero lo que
sí ha sido que aprobado históricamente que ambas
forman combinación capaz de acabar con la economía
de cualquier país y hacer que este caiga en manos
estadounidenses"[27].

Los desenfrenados intereses expansionistas de los
Estados Unidos están en los orígenes mismos de la
formación de ese país como nación;
"desaparecido el problema esclavista, el movimiento de
expansión volvía poco a poco a convertirse en lo
que había sido desde su origen, obra de la nación
en su conjunto, con fines nacionales"[28]. Por su
parte Hobsbawn señalaría que "no hay como ser un
pueblo imperial para hacer que una población sea
consciente de su existencia colectiva como
tal,…"[29]. La existencia colectiva
objetivamente estaba dada en la segunda mitad del XIX, resultado
de un proceso desde la formación de los Estados Unidos
donde el discurso político de sus líderes
había discurrido siempre por el manantial de la
expansión. No es el objetivo hacer la relación de
las posiciones políticas y de expansión de los
Estados Unidos a finales de este siglo, ni las
triquiñuelas de las cuales se valió para ello, si
no, explicarlas sobre la base de hasta donde se habían
dado las condiciones para que el moderno Estado Nación
pudiera llevarlas a cabo.

Según Gellner "el nacionalismo no hace más
que reflejar la necesidad objetiva de
homogeneidad"[30]. La era abierta en los Estados
Unidos después de 1865 tenía por fin precisamente
homogeneizar las relaciones de producción capitalistas en
expansión y convertir a continente en su deudor, para dar
vuelo cuando las condiciones lo permitieran a extenderse hacia
otros continentes. Lo peculiar que presenta este país a
finales de este siglo es que las olas migratorias que se producen
se adaptan y se encausan rápidamente en el mismo torrente,
forma parte de el y contribuye a su desarrollo. Podría
decirse que fue lo suficientemente favorable y oportuno para el
establecimiento del Estado Nación moderno de los Estados
Unidos; como necesario, que de no producirse la historia
norteamericana y su proceso de formación hubiera
trascurrido de una forma bien diferente.

Hacia la década del 70 del siglo XIX los Estados
Unidos gracias a la Revolución Industrial llevada a cabo
había alcanzado un significativo desarrollo industrial y
agrícola, ello permitió aumentar sus exportaciones.
Este proceso sentó las bases indispensables para el futuro
desarrollo acelerado del capitalismo, lo que permitió en
un breve lapso de tiempo pasar de la fase pre monopolista a la
fase imperialista. Al arribar a una fase superior del capitalismo
a finales del siglo XIX en este país se había
consolidado unido al desarrollo alcanzado el Estado
Nación, tal y como lo conocemos en la actualidad; con una
extensa red de instituciones lucrativas y no lucrativas que
hacían brillar ante el mundo el modelo
"democrático" del "American way of like". Estaban dadas
las condiciones internas necesarias para alcanzar empeños
mayores de expansión y de dominación a nivel
mundial.

La consolidación del Estado Nación
llevó aparejado modificaciones a la Constitución
desde su surgimiento el 17 de septiembre de 1787. Hasta el 8 de
abril de 1913 habían sido introducidas al texto
constitucional 26 enmiendas. Es necesario el comentario de
algunas de ellas para determinar los cambios que en definitiva
van situando dentro de las llamadas "naciones modernas" a los
Estados Unidos en más de un siglo de
existencia.

Enmienda I:

"El Congreso no hará ley alguna con respecto a la
adopción de una religión o prohibiendo la libertad
de culto; o que coarte la libertad de expresión o de la
prensa, o el derecho del pueblo para reunirse
pacíficamente, y para solicitar al gobierno la
reparación de agravios" [31]

Esta enmienda aparece junto a otras que fueron
declaradas el 13 de diciembre de 1791 en el llamado Bill of
Rights (Declaración de Derechos Fundamentales). Libertad
de expresión, de prensa y reunión aparecen como
consagrados para la nación norteamericana; nada más
alejada de la vida republicana norteamericana que estos derechos;
se mantienen hasta hoy bajo el más estricto control de las
diferentes agencias de seguridad del gobierno
norteamericano.

Enmienda II:

"Una Reserva Militar bien asegurada, siendo necesaria
para la seguridad de un Estado Libre, el derecho del pueblo a
poseer y portar armas, no será
infringido"[32].

También aprobada el 13 de diciembre de 1791. Ha
sido a lo largo de la historia norteamericana una de las
enmiendas más controversiales y discutidas pero mantenida
a pesar del potencial peligro que siempre han significado para la
seguridad interna de la nación; declarando todo lo
contrario, "necesaria para la seguridad".

Enmienda IV:

"El derecho del pueblo a la seguridad que sus personas,
domicilio, papeles y efectos se hallen a salvo de pesquisas y
aprehensiones arbitrarias; será inviolable y no se
expedirán órdenes; excepto con motivo probable,
sustentados mediante juramento o promesa, y expresamente
describiendo el lugar que será registrada y las personas o
cosas que han de ser detenidas o
incautadas"[33].

El llamado "derecho del pueblo a la seguridad" ha sido
convertido en derecho del Estado y el Gobierno a la
intervención particular incluso de la correspondencia;
mucho menos las del pueblo afro norteamericano, considerado libre
desde 1965 al ser eliminada la esclavitud, pero con muy pocos o
casi ninguno.

Enmienda XIII:

"Ni esclavo ni trabajo forzado, excepto como castigo de
un delito del que el responsable haya sido definitivamente
condenado, existirá dentro de los Estados Unidos ni en
ningún lugar sujeto a su
jurisdicción"[34].

Esta enmienda ratificada el 6 de diciembre de 1865
sería de crucial importancia; sentaba las bases para la
evolución y desarrollo del capitalismo sin trabas que
pudieran atar a la burguesía con las relaciones
esclavistas que hasta ese año existieron; de esa forma se
justificaba jurídicamente en la Carta Magna las relaciones
de propiedad para el desenfreno de la libre empresa y las del
gran capital. Clave esencial para entender por qué
llegarían los Estados Unidos a convertirse en una gran
nación y poder exportar su modelo por todo el mundo, en
tanto la oposición a el significaba la oposición a
la "gran nación" norteamericana, justificando cualquier
método en política hegemónica dentro y fuera
del continente Americano.

Enmienda XV:

"El derecho de los ciudadanos de los Estados Unidos al
voto no será negado o menospreciado por los Estados
Unidos, ni por ningún estado, por motivos de raza, color o
anterior condición de
esclavitud."[35]

No es hasta el 6 de febrero de 1870 que se aprueba el
voto del afro norteamericano, cinco años después
que se había eliminado la esclavitud en los Estados
Unidos; pero al sancionar la propia constitución el
ejercicio del voto a la propiedad hacía poco efectiva la
participación del negro en las elecciones. No
resolvió tampoco un problema que sería latente en
la vida de la sociedad y la nación norteamericana hasta
nuestros días: la discriminación racial. El negro
fue relegado a posiciones inferiores en todos los órdenes
de la vida, no solo le fueron negados los derechos
políticos en la práctica cotidiana de la
nación; su mano de obra constituyó la de menos
valor y la peor remunerada en tanto se le asignaban las labores
más indignas, aquellas que los blancos, dada su
condición no las realizaban.

Enmienda XVI:

"El Congreso de los Estados Unidos tendrá
facultades para establecer y recaudar impuestos sobre los
ingresos, sea cual fuere la fuente de que provengan, sin
prorratearlos entre los diferentes Estados y sin tomar en
consideración ningún censo o
enumeración"[36].

Esta enmienda que es puesta en vigor el 3 de febrero de
1913, varios meses antes de iniciada la I Guerra Mundial viene a
demostrar hasta donde el Estado Nación se había
fortalecido; el Estado Federal –poder por encima de los
Estados de la Unión- invalidaba a los Estados de la
Unión de poder vetar cualquier ley o disposición
del gobierno central en materia de impuestos, principal fuente de
ingresos para cualquier estado moderno. Por otra parte dejaba
pocas posibilidades judiciales a los Estados para aprobar leyes
en esta materia. Es la época en que los Estados Unidos
constituyen una nación imperialista y se aprestan a
enseñar sus potencialidades expansivas al resto de las
potencias del mundo.

Como se puede apreciar hasta aquí el Estado se
ajusta y reajusta a las nuevas circunstancias históricas
que tienen lugar en esa nación y lo convierten a
fínanles del siglo XIX y principios del XX en un Estado
Nación Moderno con características diferentes a los
tradicionales europeos; la evolución del mismo en los
Estados Unidos fusiona a las oligarquías burguesas-las de
capital industrial y financiero-a los resortes de poder, son sus
adictos participantes y los propulsores del nacionalismo en el
orden ideológico para la nación norteamericana,
poder e ideología se entrelazan en tal magnitud que hace
imposible cualquier otro tipo de variante del Estado
Nación norteamericano hasta nuestros
días.

Hasta donde estas combinaciones son posibles y pueden
arrastrar a un pueblo y una nación a la guerra atizando el
"sentimiento nacional" o tergiversando ese sentimiento quedaron
demostradas con la Guerra Hispano-Cubano Norteamericana en la
última década del siglo XIX. La intervención
norteamericana (1898) en la gesta independentista de Cuba se
produce cuando está claramente dirimido en el campo de
batalla el fracaso de las fuerzas españolas, es este y no
otro el momento en que culmina la "espera paciente"
Jeffersionana, Estados Unidos es lo suficiente y
autosuficientemente fuerte como para aplicar la Doctrina Monroe y
la del Destino Manifiesto sin interesar en lo absoluto lo que en
política los europeos puedan pensar y hasta actuar. Los
políticos calcular hasta donde se podía atizar el
"sentimiento nacional favorable" para declarar la guerra; la
prensa crear el clímax en la nación norteamericana
que se aviniera a los cálculos de los líderes
políticos.

La Resolución Conjunta aprobada por el Congreso
de los Estados Unidos el 18 de abril de 1898 y sancionada por el
Presidente Mc Kinley el 20 de abril, dos días
después, son el claro resultado de un largo proceso y de
una combinación de poderes para lograr situar al moderno
Estado Nación norteamericano como guía y garante de
los destinos futuros del mundo; España y por consiguiente
Cuba eran sólo piezas de ese ajedrez político para
la era del imperialismo norteamericano; tres poderes engrasados
en esos objetivos: ejecutivo, legislativo y judicial; uno nuevo
adicionado, el de la gran prensa.

Concluida la primera guerra imperialista con los
Acuerdos de París el 10 de diciembre de 1898 España
sería un reducto de dependencia, Cuba y otras regiones
bien distantes de los Estados Unidos comenzarían a girar
al entrar en el siglo XX en la orbita de un "Gran Estado
Nación" imperialista con todos los visos de modernidad; se
inaugura una época en cual el "Gran Estado Nación"
imperialista; hará dependientes a otros Estados
Nacionales; que hasta dónde son nacionales o no, en tanto
son dependientes, no está a la altura de este trabajo
responder; si nos atenemos a que Nación y dependencia son
excluyentes u opuestos, justifica con creces este criterio pues
requiere de un estudio e investigación profunda que no
está dentro de este tema, pero forma parte de el.
Había terminado una etapa, "Ahora, los políticos y
los intereses empresariales de todo el país tenían
el sabor del imperio en los labios"[37]

Podría cuestionarse entonces si los Estados
Unidos como país presenta un Estado Nación desde
1775 y hasta 1918; la respuesta a esta interrogante pasa por la
propia evolución del Estado norteamericano; a nuestro
criterio son tres las etapas:

Primera etapa: 1775-1865

No se pude considerar a los Estados Unidos un Estado
Nación moderno en tanto no lo es. Es un período
anómalo, de "equilibrio" de dos sistemas de
producción: capitalismo y esclavitud, donde el segundo
frena las potencialidades del primero, donde el poder del estado
es muchas veces anulado por la propia
contradicción.

Segunda etapa: 1865-1897.

Expansión del capitalismo; de afianzamiento y
desarrollo de la economía norteamericana; de existencia de
un Estado Nación moderno que arriba a finales del siglo
XIX a una nueva fase superior del capitalismo: el imperialismo.
Es un período en el cual tiene lugar el afianzamiento del
nacionalismo y la nacionalidad norteamericana. Aparece el Gran
Estado Nación imperialista.

Tercera etapa: se inicia en 1898, hasta la
actualidad.

Es un período de expansión del Gran Estado
Nación imperialista hacia la conquista de la
hegemonía mundial; se inicia con la guerra Hispano Cubana
Norteamericana, pasa por dos contiendas mundiales en las cuales
Estados Unidos ve fortalecidas sus posiciones y ocupa un
liderazgo indiscutible a nivel mundial.

El Gran Estado
Nación imperialista entre 1898-1918

Estados Unidos había resultado el vencedor en la
Guerra Hispano Cubano Norteamericana. El Estado Nación
había hecho suyas las ideas y teorías de Alfred T.
Mahan sobre la necesidad del poderío naval lo
suficientemente fuerte y superior de los Estados Unidos en las
condiciones de dominación mundial, los resultados no
podían ser mejores, España a pesar de su debilidad,
había sido el conejillo para su primer ensayo; en la isla
de Cuba aparecería la Base Naval de Guantánamo,
embrión de otras tantas que serían creadas por el
mundo a fin de alcanzar sus objetivos hegemónicos. El
mensaje a la nación del Presidente Teodoro Roosevelt de
1904 daba un nuevo impulso a la doctrina Monroe en los
propósitos de la nación norteamericana de cara al
siglo XX:

"Si una nación demuestra que sabe actuar con una
eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en
materia social y política, si mantiene el orden y respeta
sus obligaciones, no tiene por qué temer una
intervención de Estaos Unidos. La injusticia
crónica o la importancia que resaltan de un relajamiento
general de las reglas de una sociedad civilizada pueden, a fin de
cuentas, en América o fuera de ella, la
intervención de una nación civilizada; y en el
hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos,
aunque en contra de sus deseos, en casos fragrantes de injusticia
o de impotencia, a ejercer un poder de política
internacional"[38]

La I Guerra Mundial constituyó un momento
trascendente en los objetivos del Estado Nación de este
país. La conflagración se desarrollo en condiciones
ideales para los Estados Unidos al tener como escenario
territorios bien alejados de sus fronteras en circunstancias en
que la revolución industrial había fomentado una
poderosa industria, pero necesitada de mercados. La "neutralidad"
ante la contienda le permitió mantener un sistema de
relaciones entre contendientes; de esa manera Estados Unidos
encontró un mercado fácil donde ubicar sus
producciones y a fomentar el germen de lo que sería la
futura dependencia de los Estados europeos hacia el Estado
Nación norteamericano, Estados Unidos había pasado
al concluir la guerra de nación deudora a
acreedora.

La I Guerra Mundial tuvo una consecuencia directa sobre
el Estado Nación norteamericano; los poderes del
Presidente se habían fortalecido en detrimento del poder
del Congreso, que aunque conservaba fuerza en materia de
política exterior, había perdido terreno. La paz
concertada a través del Tratado de Versalles si bien no
fue aprobada por el Congreso de los Estados Unidos; brindo para
la oligarquía burguesa y la élite de poder la
garantía de poder exportar todo género de
producciones y conceder amplios créditos para la
reconstrucción económica de los principales
países capitalistas europeos –Inglaterra, Italia,
Alemania y Francia- todo lo cual aseguró al Estado
Nación imperialista norteamericano una fuerte
posición política ante sus correligionarios a nivel
internacional, teniendo estos a su vez un alto nivel de
dependencia económica hacia los Estados Unidos.

Los acuerdos de Versalles contemplaron la
creación de una nueva institución a nivel mundial
con el objetivo implantar orden en las relaciones
internacionales; la Sociedad de Naciones. Paradójicamente
el Congreso de los Estados Unidos se opuso a que el Estado
norteamericano ingresara en ella pues consideraba que era
más beneficioso para la política internacional de
los Estados Unidos mantener una posición neutral que la
diera la posibilidad de no involucrarse en conflictos lo cual
facilitaba cualquier tipo de acción sin estar involucrada;
traducido en política a poder intervenir de acuerdo a sus
propios intereses.

Concluyen los primeros 20 años del siglo XX
-lapso de tiempo relativamente corto pero decisivo- para los
Estados Unidos. El Estado Nación norteamericano de
fínanles del siglo XIX se trasforma en Gran Estado
Nación imperialista. Concluida la I Guerra Mundial en
1918, el mundo será otro; dará comienzo el ciclo
del dominio hegemónico norteamericano o el llamado siglo
XX norteamericano.

Para esta época ya nada tendría que ver
que:

"los hombres son creados iguales; que son dotados por su
Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos
están la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre
los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes
legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando
quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos
principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e
instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y
a organizar sus poderes en la forma que a su juicio
ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su
seguridad y felicidad"[39].

Barres ya había expresado que "no se subleva a
las masas para una acción duradera sin
principios"[40], que no existe "ninguna
posibilidad de restauración de la cosa pública sin
una doctrina"[41]. Olvidados los principios
éticos del Acta fundacional los Estados Unidos vinieron al
mundo a dominarlo; hacer de el su deudor y paladín de su
grandeza, sus doctrinas ya estaban dadas. El nacionalismo,
contribuía a la grandeza del Gran Estado Nación
Imperialista.

Conclusiones

-Tres períodos pueden enmarcase en el surgimiento
y desarrollo del Estado Nación en los Estados Unidos. Las
teorías de Gellner y Hobsbawn sobre el nacionalismo y la
formación de los Estados Modernos son sólo
aplicables a partir del año 1865. Las concepciones
teóricas del materialismo histórico y la
economía política marxista tienen en su base de
análisis el modo de producción; y la
concepción leninista sobre el surgimiento del
imperialismo, de ahí el concepto de Estado Nación y
Gran Estado Nación imperialista que frecuentemente se ha
utilizado en la exposición del trabajo; la cual ha servido
también para analizar el Estado creado en el
período comprendido entre 1775-1861, momento en que se
inicia la Guerra de Secesión. En correspondencia con ello
tres períodos lo caracterizan: Formación del
Estado; Estado Nación moderno y Gran Estado Nación
imperialista.

– El surgimiento y formación del Estado
norteamericano se ajusta a la teoría de Anderson en el
proceso de formación nacional en el período
comprendido entre 1775-1865.

-El Estado Nación moderno en los Estados Unidos
es sólo posible una vez concluida la Guerra de
Secesión en 1865, con la derrota definitiva del sistema
esclavista y la implantación de las relaciones capitalista
de producción.

-La continua inmigración arribante a las costas
norteamericanas no constituyó un obstáculo en el
proceso de formación del Estado Nacional; por el
contrario, fue impulsora de los profundos cambios que se dieron
en la segunda mitad del siglo XIX que convierten a los Estados
Unidos de un Estado Nación Moderno a un Gran Estado
Nación imperialista. Es el cambio de la fase pre
monopolista a una fase superior del capitalismo: el
imperialismo.

-La formación del Estado Nación moderno en
los Estados Unidos transita por caminos diferentes a los Estados
Modernos europeos; las posibilidades históricas conjugadas
en los Estados Unidas fueron únicas, dadas en un breve
lapso de tiempo (1865-1898).

-El Gran Estado Nación imperialista en cuanto al
modelo que lo inspira-político, económico e
ideológico- es único.

-Un fuerte nacionalismo se entronizó en la vida
republicana de los Estados Unidos desde su fundación; de
exclusivismo y destinados a expandirse por los confines
americanos y del mundo; estas constituyeron la base de las ideas
geo políticas del Gran Estado Nación
imperialista.

Bibliografía de
consulta

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Zinn, Howard: La otra historia de los Estados Unidos.
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Guerra, Ramiro: La Expansión Territorial de los
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Bakunin, Mijail. Patria y Nacionalidad. Copia
digital.

Lombana, Raúl M.: Polémica Teórica
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Pérez, Benito Xavier: Nocionales de la Historia
de Los Estados Unidos de América. Secretaría de
Educación Pública. México. 1944

 

 

Autor:

Tania Machado Martínez

Carlos S. Coll Ruiz

[1] Rafael San Martín,
Biografía del Tío Sam (2 Tomos), Ciencias
Sociales, La Habana, 2006, T. 1, p. 66

[2] Rafael San Martín, Ob. cit., p.
79

[3] Anderson Benedict, Comunidades
Imaginadas, Cambridge University Press, Madrid, 1998, p.
99.

[4] Howard Zinn, La otra historia de los
Estados Unidos, Ciencias Sociales, La Habana, 2006, p. 49.

[5] Acta de Declaración de
Independencia de los Estados Unidos. Copia digital.

[6] George Washington fue el hombre
más rico de América, Benjamin Franklin era un
impresor poderoso. Los demás Patriarcas de la
Nación, de una forma u otra, tendrían el mismo
nivel social.

[7] Acta de Declaración de
Independencia de los Estados Unidos. Copia digital.

[8] Acta de Declaración de
Independencia de los Estados Unidos. Copia digital.

[9] Acta de Declaración de
Independencia de los Estados Unidos. Copia digital.

[10] Howard Zinn, Ob. cit., p. 52

[11] Rafael San Martín, Ob. cit. p.
85

[12] Howard Zinn, Ob. cit., p. 68

[13] Rafael San Martín, Ob. cit. p.
102

[14] Rafael San Martín, Ob. cit. p.
114

[15] Rafael San Martín, Ob. cit. p.
136

[16] Howard Zinn, Ob. cit., p. 90.

[17] Se refiere a Andrew Jackson, quien fuera
presidente de los Estados Unidos entre los años
1828-1836 por el partido demócrata. En el año
1814 se convirtió en el comisario del tratado pactado en
ese año, por el cual se obligada a los creeks a
“ceder” más de la mitad de su territorio.
Fue el paladín de la Guerra Seminole de 1818 que
culminó con la conquista de la Florida en 1819.

[18] Howard Zinn, Ob. cit., p. 92-93.

[19] El conflicto con Inglaterra por
territorios anglo-norteamericanos, entre 1812-1814, fue,
durante muchos años, el único que llevaría
a cabo Estados Unidos con alguna potencia europea. Este
terminó con una paz (Tratado de Gante) sobre la base del
status quo.

[20] Fue esta la primera doctrina concreta
norteamericana en materia de relaciones exteriores. Rafael San
Martín, Ob. cit. p. 158

[21] Rafael San Martín, Ob. cit. p.
160

[22] Nocionales de la Historia de Los Estados
Unidos de América Autor: Benito Xavier Pérez.
Secretaría de Educación Pública.
México. 1944

[23] Raúl M. Lombana Polémica
Teórica sobre el Nacionalismo y la Formación de
la Nación Cubana en el siglo XIX. 2002.

[24] Raúl M. Lombana Polémica
Teórica sobre el Nacionalismo y la Formación de
la Nación Cubana en el siglo XIX. 2002.

[25] Eric Hobsbawn. Naciones y Nacionalismo
desde 1780. Pág. 28. Copia digital.

[26] Mijail Bakunin. Patria y Nacionalidad.
Copia digital.

[27] Nestor García Itúrbides.
Estados Unidos de Raíz. Centro de Estudios Martianos.
2007. Pág. 133.

[28] Ramiro Guerra. La Expansión
Territorial de los Estados Unidos. Editorial del Consejo
Nacional de Universidades. La Habana, 1964. Pág.
280.

[29] Eric Hobsbawn. Naciones y Nacionalismo
desde 1780. Pág. 34. Copia digital

[30] Ernest Gellner. Nación y
Nacionalismo. Pág. 59. Copia digital.

[31] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 15

[32] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 15

[33] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 15

[34] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 17.

[35] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 19.

[36] Constitución de los E. U.
Biblioteca del Congreso de los E. U. pág. 19.

[37] Howar Zinn. La otra historia de los
Estados Unidos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2006.
Pág. 224

[38] Nestor García Itúrbides.
Estados Unidos de Raíz. Centro de Estudios Martianos.
2007. Pág. 152.

[39] Acta de Declaración de
Independencia de los Estados Unidos. Copia digital.

[40] Jacques Ploncard D”assad.
Doctrinas del Nacionalismo. Ediciones Acervo. Barcelona,
Pág. 8. Copia digital.

[41] Jacques Ploncard D”assad.
Doctrinas del Nacionalismo. Ediciones Acervo. Barcelona,
Pág. 8. Copia digital

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