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¿Qué es filosofía? (página 4)



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A pesar de todo, la filosofía epicúrea tuvo muchos discípulos distinguidos: entre los griegos el gramático Apolodoro y entre los romanos el poeta Horacio, el estadista Plinio el Joven y sobre todo el poeta Lucrecio.

El poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) de Lucrecio es la principal fuente de conocimiento del epicureísmo. Desapareció como escuela a principios del siglo IV D.c. Fue reactivada en el siglo XVII por el filósofo francés Pierre Gassendi. Desde entonces, el epicureísmo ha atraído a numerosos seguidores y se considera una de las escuelas de filosofía y ética más influyentes de todos los tiempos.

Pirronismo

Pirrón (c. 360-c. 272 A.c.), filósofo clásico griego, introdujo el escepticismo puro dentro de la filosofía griega y creó la escuela conocida como pirronismo, y por ello se le considera el fundador del escepticismo filosófico. Nació en Elide y estudió con el filósofo griego Anaxarco, un discípulo de Demócrito. Pirrón acompañó a Alejandro III el Magno en su expedición al Este, y supo de las enseñanzas de los magos persas y de los brahmanes hindúes. Pirrón pasó gran parte de su larga existencia retirado del mundo. No dejó escritas sus doctrinas que son conocidas sobre todo a través de las palabras de su seguidor Timón el Silógrafo, filósofo y escritor de sátiras. Pirrón pensaba que la naturaleza real de las cosas no puede ser en verdad comprendida, y por ello es imposible alcanzar el conocimiento objetivo. Mantenía que la actitud para el filósofo es la imperturbabilidad y la suspensión total del juicio, y que en esta actitud se asienta la libertad de la pasión, la calma de la mente y la tranquilidad del alma, que constituyen las cualidades humanas más altas y meritorias.

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La Academia y el Liceo

Academia, originaria de la antigua Grecia, jardín público a las afueras de Atenas, dedicado a Atenea y a otras divinidades, donde había arboledas y un gimnasio. En estos jardines el filósofo griego Platón instruía a sus seguidores y su escuela informal llegó a ser conocida como la Academia. Las posteriores escuelas de filosofía, modeladas en la de Platón, fueron a su vez llamadas academias; el término era eventualmente usado en el pasado para indicar alguna institución de educación superior o facultad de cualquier institución.

Las academias más notables de la antigüedad fueron la Antigua Academia, fundada hacia el año 387 A.c. por Platón, la Academia Media, fundada por el filósofo platónico griego Arcesilao y la Academia Nueva, fundada por el filósofo escéptico griego Carneades

CIENCIA

Ciencia (en latín, scientia, de scire, 'conocer'), término que en su sentido más amplio se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como 'ciencia pura', para distinguirla de la 'ciencia aplicada' —la búsqueda de usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a cabo las aplicaciones. (Para más información, véanse los artículos individuales sobre la mayoría de las ciencias mencionadas a lo largo de este artículo).

Orígenes de la ciencia

Los esfuerzos para sistematizar el conocimiento se remontan a los tiempos prehistóricos, como atestiguan los dibujos que los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de las cuevas, los datos numéricos grabados en hueso o piedra o los objetos fabricados por las civilizaciones del neolítico. Los testimonios escritos más antiguos de investigaciones protocientíficas proceden de las culturas mesopotámicas, y corresponden a listas de observaciones astronómicas, sustancias químicas o síntomas de enfermedades —además de numerosas tablas matemáticas— inscritas en caracteres cuneiformes sobre tablillas de arcilla. Otras tablillas que datan aproximadamente del 2000 A.c. demuestran que los babilonios conocían el teorema de Pitágoras, resolvían ecuaciones cuadráticas y habían desarrollado un sistema sexagesimal de medidas (basado en el número 60) del que se derivan las unidades modernas para tiempos y ángulos (véase Sistema numérico; Numeración).

En el valle del Nilo se han descubierto papiros de una época similar que contienen información sobre el tratamiento de heridas y enfermedades, la distribución de pan y cerveza, y la forma de hallar el volumen de una parte de una pirámide. Algunas de las unidades de longitud actuales proceden de medidas egipcias y el calendario que empleamos es el resultado indirecto de observaciones astronómicas prehelénicas.

Orígenes de la teoría científica

El conocimiento científico en Egipto y Mesopotamia era de naturaleza fundamentalmente práctica, sin demasiada organización racional. Uno de los primeros sabios griegos que buscó las causas fundamentales de los fenómenos naturales fue el filósofo Tales de Mileto, en el siglo VI A.c., quien introdujo el concepto de que la Tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua. El matemático y filósofo Pitágoras, de época posterior, estableció una escuela de pensamiento en la que las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda la investigación científica. Los eruditos pitagóricos postulaban una Tierra esférica que se movía en una órbita circular alrededor de un fuego central. En Atenas, en el siglo IV A.c., la filosofía natural jónica y la ciencia matemática pitagórica se combinaron para producir las síntesis formadas por las filosofías lógicas de Platón y Aristóteles. En la Academia de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la representación matemática; en el Liceo de Aristóteles primaban el razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interacción entre estos dos enfoques de la ciencia ha llevado a la mayoría de los avances posteriores.

Durante la llamada época helenística, que siguió a la muerte de Alejandro Magno, el matemático, astrónomo y geógrafo Eratóstenes realizó una medida asombrosamente precisa de las dimensiones de la Tierra. El astrónomo Aristarco de Samos propuso un sistema planetario heliocéntrico (con centro en el Sol), aunque este concepto no halló aceptación en la época antigua. El matemático e inventor Arquímedes sentó las bases de la mecánica y la hidrostática (una rama de la mecánica de fluidos); el filósofo y científico Teofrasto fundó la botánica; el astrónomo Hiparco de Nicea desarrolló la trigonometría y los anatomistas y médicos Herófilo y Erasístrato basaron la anatomía y la fisiología en la disección.

Después de que los romanos destruyeran Cartago y Corinto en el año 146 A.c., la investigación científica perdió impulso hasta que se produjo una breve recuperación en el siglo II D.c. bajo el emperador y filósofo romano Marco Aurelio. En esa época el sistema de Tolomeo —una teoría geocéntrica de los planetas (con centro en la Tierra) propuesta por el astrónomo Claudio Tolomeo— y las obras médicas del filósofo y médico Galeno se convirtieron en tratados científicos de referencia para la era posterior.

Un siglo después surgió la nueva ciencia experimental de la alquimia a partir de la práctica de la metalurgia. Sin embargo, por el año 300 la alquimia fue adquiriendo un tinte de secretismo y simbolismo que redujo los avances que sus experimentos podrían haber proporcionado a la ciencia.

La ciencia medieval y renacentista

Durante la edad media existían seis grupos culturales principales: el Occidente latino, el Oriente griego, China, India, el mundo árabe y el Imperio maya. El grupo latino no contribuyó demasiado a la ciencia antes del siglo XIII; los griegos nunca pasaron de meras paráfrasis de la sabiduría antigua; los mayas, en cambio, descubrieron y emplearon el cero en sus cálculos astronómicos, antes que ningún otro pueblo. En China la ciencia vivió épocas de esplendor, pero no existió un impulso sostenido. Las matemáticas chinas alcanzaron su apogeo en el siglo XIII con el desarrollo de métodos para resolver ecuaciones algebraicas mediante matrices y con el empleo del triángulo aritmético. Pero lo más importante fue el impacto que tuvieron en Europa varias innovaciones prácticas de origen chino. Entre ellas estaban los procesos de fabricación del papel y la pólvora, el uso de la imprenta y el empleo de la brújula en la navegación. Las principales contribuciones indias a la ciencia fueron la formulación de los numerales denominados indo arábigos, empleados actualmente, y la conversión de la trigonometría a una forma casi moderna. Estos avances se transmitieron en primer lugar a los árabes, que combinaron los mejores elementos de las fuentes babilónicas, griegas, chinas e indias. En el siglo IX Bagdad, situada a orillas del río Tigris, era un centro de traducción de obras científicas y en el siglo XII estos conocimientos se transmitieron a Europa a través de España, Sicilia y Bizancio.

En el siglo XIII la recuperación de obras científicas de la antigüedad en las universidades europeas llevó a una controversia sobre el método científico. Los llamados realistas apoyaban el enfoque platónico, mientras que los nominalistas preferían la visión de Aristóteles. En las universidades de Oxford y París estas discusiones llevaron a descubrimientos de óptica y cinemática que prepararon el camino para Galileo y para el astrónomo alemán Johannes Kepler.

La gran epidemia de peste y la guerra de los Cien Años interrumpieron el avance científico durante más de un siglo, pero en el siglo XVI la recuperación ya estaba plenamente en marcha. En 1543 el astrónomo polaco Nicolás Copérnico publicó De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes), que conmocionó la astronomía. Otra obra publicada ese mismo año, De corpis humani fabrica (Sobre la estructura del cuerpo humano), del anatomista belga Andrés Vesalio, corrigió y modernizó las enseñanzas anatómicas de Galeno y llevó al descubrimiento de la circulación de la sangre. Dos años después el libro Ars magna (Gran arte), del matemático, físico y astrólogo italiano Gerolamo Cardano, inició el periodo moderno en el álgebra con la solución de ecuaciones de tercer y cuarto grado.

Persona y mundo

El hombre no es una idea sino un ser existente racional, sustancial y único. Es persona que vive "en" el Universo y "ante los otros" y ella está en el centro de la existencia, donde convergen las flechas del bien y del mal.

El hombre es, en primer lugar, un animal racional, definición propuesta por Aristóteles y aceptada por Santo Tomás. Evidentemente incompleta, pero manifiesta según el pensamiento de estos filósofos, dos aspectos importantes del hombre: primero, el hombre es compuestos de dos elementos: cuerpo y alma, de lo cual " lo racional" es una propiedad; segundo: entre estos dos elementos, a pesar de su diferencia , hay en el hombre una perfecta unidad.

Para una mejor comprensión de lo que estamos diciendo es preciso advertir algunas distinciones necesarias en el tema del hombre:

a) el hombre como persona es esencialmente un ser social, un proyecto, que tiene diversas capacidades socialmente útiles y honestas.

b) la persona, es el hombre en cuanto sustancia completa como bosquejo inicial que debe de desplegarse en el tiempo.

Pero el hombre, no es sólo un individuo, también es una persona que se posee a sí misma mediante la inteligencia y la voluntad. No sólo existe en sus contornos dados, sino que sobreexiste – en un constante auto- trascendencia.

Decir que el hombre es una persona, es afirmar que un todo, antes que una parte y, más independiente que dependiente; que es un ser contingente que se comunica con el ser absoluto, como todo ser creado.

Al hablar en estos términos de "persona" no significa con esto que ella sea algo ya hecho, plenamente realizado; por el contrario está dada "in fieri", es decir, en devenir; la persona es, así en rigor una "hacerse persona"

Pero en este "hacerse persona", aunque anclado en su esencia metafísica, no sigue un canon rígido del, cual no pudiera acaso desviarse como una máquina que nos obliga a aceptar, sin otra alternativa, la programación que le hemos dictado. Tal "hacerse" es libre; de modo que la libertad es así intrínseca a la persona: sin libertad pues no hay persona. Alcanzar la cima de persona es una tarea en libertad. En ello consiste la paradoja del ser persona: nos es dado como la forma específicamente humana de existir y, sin embargo, ella debe ser incesantemente conquistada.

La persona fundamentalmente entonces, es actividad de autoimprontación.

La persona es libre en el sentido de tener la capacidad de escoger y, sobre todo, de "escogerse". Dicha capacidad es llamada Libre Albedrío, fundada en la razón, en cuanto ésta presenta los aspectos de bondad en los seres contingentes.

Hacerse libre, es entonces; liberarse de las servidumbres que pesan sobre él y realizar su propio proyecto.

Conocemos dos clases de servidumbres por así decirlo; una que depende de su condición de criaturas y " xomo ser creado" sometido a una ley que no ha hecho, pudiendo superarse sólo en la medida de su divinización.

Pero, como ya se ha dicho, la persona se encuentra inserta en la sociedad, cuyo fin no es el bien individual o la simple reunión de los bienes individuales de cada una de las personas que la constituyen. Si así fuese se disolvería como en sociedad en beneficio de sus partes.

La función de la ciudad (sociedad) consiste en velar por el respeto de la libertad de cada uno de los hombres que vive en sociedad, para alcanzar el Bien Común.

Y es evidente que siendo la mayoría de las sociedades humanas, creaciones libres del hombre ellas corresponden o deben de corresponder a la naturaleza social del hombre.

Aristóteles ya había afirmado que:

"toda ciudad es una comunidad y que está constituida en vista a algún bien"

(Aristóteles: Política Libro 1.)

Y…. completando la intención del estagirita, diremos nosotros que los hombres actúan mirando a lo que les parece bueno y si bien es cierto que todas tienden a algún bien, el principal entre todos, y que comprende a las demás es la llamada ciudad o comunidad civil.

El bien común de la ciudad como decíamos anteriormente, no es ni la simple reunión de los bienes privados, ni el bien propio de un todo que se relaciona con él y sacrifica las partes en beneficio colectivo.

El bien común de la ciudad es, subjetivamente la comunión de esas partes, y digo a las partes como si fuesen todos, porque la noción misma de persona significa totalidad; es común a todo y a las partes, sobre las cuales aquél se vuelca y que deben beneficiarse con el. El bien común es, objetivamente el ser último en la persona, en tanto cuanto ésta es transeúnte.

Así lo confirma el doctor angélico, cuando expresa:

"….. Si la parte se ordena al todo como lo imperfecto a lo perfecto, y siendo el hombre individual parte de la comunidad perfecta, es necesario que la ley… mire a aquél orden de cosas que conduce a la felicidad común."(Suma Teológica Tomás de Aquino 1.2.p.90 a .2)

La sociedad en consecuencia es un todo compuesto de personas, la razón de ello resulta de la relación mutua entre individuo y sociedad, compleja y difícil de poder percibir y describir en su verdad completa.

En todo, como tal vale más que las partes; principio de Aristóteles recalcaba. Pero trascendiendo el sentir Aristotélico, no es sólo parte con relación a la sociedad.

La persona como tal es un todo abierto y generoso. Pero este ser abierto y generoso está lleno de necesidades; al entrar en sociedad se convierte en parte de un todo mayor y cuyo bien común es distinto al bien de cada uno y a la suma de los bienes de cada uno.

Por otra parte, en virtud de su relación con lo absoluto, y puesto que está llamada a una vida y a un destino superiores al tiempo; dicho de otro modo, en razón de las exigencias más elevadas de la personalidad como tal, la persona humana trasciende todas las sociedades temporales y les es superior; y desde este punto de vista, o, si se prefiere con relación a las cosas que interesan a lo absoluto en el hombre, la sociedad y su bien común están directamente subordinadas a la realización de la persona, y de sus aspiraciones supra temporales, como un fin de otro orden, que les trasciende.

Cada persona individual, escribe Sto. Tomás de Aquino:

"es la comunidad entera como la parte al todo" (op.cit.ant. II .64,2.)

Desde este punto de vista y bajo esta relación, es decir puesto que en virtud de algunas de sus condiciones propias, la persona es parte de la sociedad, ella se empeña integra y se ordena íntegramente para el bien común de la sociedad.

Explicando el principio Tomista, Jacques Maritain agrega:

"si el hombre se empeña integro como parte de la sociedad política (ya que puede tener que dar su vida por ella), no es, empero parte de la sociedad política en virtud de su yo íntegro, ni en virtud de todo lo que hay en él. (Maritain, Jacques. Los derechos del hombre y la ley Natural" p.3l.)

Pues bien, el hombre, en virtud de ciertas cosas que hay en él, se eleva integro por encima de la sociedad política.

Por eso es que la segunda afirmación de Sto. Tomás tenga tanto valor:

"El hombre no está ordenado en la sociedad política, según su ser íntegro y según todo lo que es en él"( op.cit.ant.Sto Tomás I.II.21,4ad.3.)

En verdad es que el hombre se empeña integro – pero no con su yo integro-, como parte de la sociedad política, ordenada hacia el bien de ésta. La persona humana, se empeña integra como parte de la sociedad política, más no en virtud de todo lo que es ella, no de todo lo que le pertenece. En virtud de otras cosas que son ella, está también, integrada por encima de las sociedades políticas. Por otra parte trasciende a la comunidad política, en cuanto a las cosas que en él y de él, pueden surgir del ordenamiento de la persona.

Como tal, en lo absoluto, depende, con respecto a su esencia, de algo más alto que la comunidad política: la realización – supra-temporal– de la persona, en tanto que persona.

Ahora bien en relación con el mundo, no existe un mundo, "para nosotros", con el cual no tengamos relación. ¿Cómo podría yo, por ejemplo, afirmar la existencia de una galaxia de la cual no tengo ningún indicio? Su yo tuviera algún indicio, estaría ya en una cierta relación con ella.

El YO se encuentra inmerso en un mundo en que él actúa, en el que realiza la vida que es un "quehacer", un mundo que le presente incentivos, dificultades, obstáculos, señales, posibilidades y al cual llama Ortega: "la circunstancia del hombre." Esta" circunstancia ", este mundo en el cuál estoy, forma parte de mi Yo, y Yo me estoy haciendo con él, y al hacerme me ocupo del mundo, "si no la salvo a ella (a la circunstancia) no me salvo yo". La "circunstancia" no sólo está constituida por las "cosas" o aconteceres del mundo, sino también por elementos míos, que yo no los hago, como es mi inteligencia, mi memoria, mi historia. (Conociendo a los grandes filósofos. Adriana Figueroa Velasco,p. 271.)

La realidad radical es la vida, radical en el sentido que ahí radica la verdad del yo y del mundo, es este hacerse constante e individual de cada uno, en esta vida concreta en que me construyo eligiéndome aquí y ahora (en un presente).El mundo es un escenario en donde se ejecutan tragedias o comedias de la vida de cada hombre.

Hay que ver el mundo tal cual es, en forma objetiva, pero al hacerlo sólo caeríamos en un subjetivismo, y si lo hacemos con otros, los otros podrían fingir. Para no angustiarnos, debemos tener conciencia que la realidad, tiene mil caras y puede ser organizada desde infinitos puntos de vistas, y estos son los aportes de unos y otros en su múltiple variedad y riqueza. Cada hombre tiene su misión que cumplir, somos insustituibles, irrepetibles, únicos y necesarios.

Lo esencial es la autenticidad que es un mandato moral y el hombre debe de actual moralmente cuando construye su vida desde adentro, está llamado a elegir y elegirse su destino desde su llamado interior, su vocación y aportar su cara a la verdad, si el hombre no es capaz de ser fiel a ese llamado, su vida se convierte en inauténtica, esto es, por tanto, un falseamiento de su propia vida, con lo que se convierte su actuar en un actuar inmoral.

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La fundamentación ontológica de la persona humana y de su responsabilidad

Todo hombre es persona.

Es decir, un compuesto sustancial de cuerpo y alma que se expresa a través de su inteligencia y voluntad y que se realiza su destino bajo su propia responsabilidad y por obra de su libertad.

En el orden social, político cultural y económico debe posibilitar y facilitar al hombre su desarrollo integral por asunción de responsabilidades, realización de iniciativas y ejercicio de la libertad.

Los hombres están así unidos mutuamente por lazos de solidaridad y co -responsabilidad.

Dicha solidaridad y co- responsabilidad se expresa de un modo claro en los DERECHOS Y DEBERES que surgen en la comunidad social. Tanto los unos como los otros, sin ellos, manifiestan la dignidad dramática de la persona, porque sin ellos, disminuye tanto en su perpetua creación como en los medios que su actividad engendra a modo de entorno existencial, histórico y cultural.

Los DERECHOS constituyen las vías explícitas de las diversas manifestaciones sociales: históricas y culturales de la persona, contribuyendo a las dimensiones originales de una conciencia cada vez más clara de su proyecto y de las posibilidades de expansión de la comunidad social y política. Los DERECHOS, objetivamente surgen en el hombre en el horizonte de la persona revelan, a la manera de instancias imperativas, las estructuras objetivas de la LEY. Y, a través de ella, el plan divino, cuyo sello no es otra cosa que el orden querido por Dios.

Los DEBERES, por su parte, comunican inequívocamente el orden social y la dignidad a la cual está obligada la persona: reconocimiento y respeto.

En otras palabras, los deberes develan el carácter de DONACION que, ontológicamente, trasunta la esencia de la persona.

El cosmos de Derechos y Deberes asume, de esta manera, una faz ética, la cual contribuye a dar a la comunidad una nueva tensión: LA AXIOLOGIA.

La sociedad es un medio. El hombre es fin. Pero el hombre no puede encerrarse en sí mismo. Sólo podrá desarrollarse en la medida que se hace co- responsable de la realización y del destino de los demás hombres. Luego el hombre tiene responsabilidades que son "comunitarias".

En cambio la persona humana constituye un fin en sí misma y debe realizarse responsablemente viviendo en sociedad.

La sociedad debe ser apoyo y ayuda para la realización personal de sus miembros.

Los hombres están así, unidos mutuamente por lazos de solidaridad y co-rresponsabilidad. Todo hombre por ser persona tiene derechos y deberes.

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DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

Dentro del conjunto de seres creados destaca la persona humana por una serie de características que le confieren un lugar de preeminencia. Por de pronto, la persona humana es racional: es decir dotada de la capacidad de presentar la situación de todo lo creado. Dicha aptitud se manifiesta en el conocer; capaz de aprehender las cosas, más allá de las apariencias sensibles, y de , juzgar acerca de las mismas y de su valor.

Para una mejor comprensión del tema recordemos la tesis de Santo Tomás, sobre el conocimiento, para él es un hacerse otro en tanto que otro. Ese otro no puede ser sino la persona humana, puesto que para Tomás es lo más alto que hay en la naturaleza. De aquí se desprende que la comunidad tiene su base ontognoseológica y onto-axilógica en el conocimiento Tomista.

En conclusión y sin forzar el pensamiento de Tomás, podemos afirmar que el conocimiento y la comunidad son términos Dialécticos para obtener la perfección de la persona.

Sin embargo, es preciso recordar que el mismo Aquinatense propone como principio intrínseco y extrínseco de los actos humanos a la ley que regula a éstos para alcanzar su último fin: EL BIEN.

No obstante lo dicho, sería una grave omisión no recordar que Dios nos a hecho libre para que le rindamos el debido homenaje que se debe a través del amor, lo cual se consigue si la persona humana es libre.

El hombre que se siente solo, abandonado, para nadie en sujeto; ni centro de iniciativas ni de libertad: es un simple objeto entre otros innumerables, más o menos anónimos. Por tal razón se puede estar terriblemente solo en medio de la multitud: no hay lugar donde el hombre esté más sólo que en la muchedumbre.

La vida moderna como es sabido tiende a eliminar de las relaciones interhumanas todo carácter de intimidad. Las conversaciones habituales de las oficinas, de los salones de la tecnología y de las distintas agrupaciones, incluso el en el ámbito familiar son, casi siempre, impersonales. Se habla de negocios, de política, de imponer determinados criterios, de cosas, de acontecimientos, de ideas abstractas etc., y rara vez las personas se interpelan en verdad de hombre a hombre, de sujeto a sujeto.

Muchos nunca han sido alguna vez para alguien un sujeto, un ser único, no intercambiable; sin embargo, a poco andar son únicamente miembros de una ciudad, de una empresa, de una agrupación, de una familia.

Ahora bien, para lograr una comunicación directa ,y personal, con una o varias personas dentro de la comunidad, es preciso , como bien dice Ignace Lepp en la comunicación de las existencias, un "amor personal", capaz de dar a los humanos el sentimiento de ser algo único , de romper el marco de lo egoísta.

En consecuencia el hombre debe descubrir la realidad de su propio YO a través de un acto de conciencia y de relación con los "otros" dentro de la comunidad, que le permitirá descubrir su existencia y la del otro.

Ciertamente, el YO es quién pone al OTRO, en cuanto TU. En un sentido Sartreano, el ser-el otro, es decir, lo que somos a los ojos de los demás.

En realidad, el hombre no se limita a conocer o reconocer la existencia del Otro, a saber que es conocido y reconocido por el Otro. Porque desde el momento en que se encuentra con el Otro, tiende hacia la inauguración de una experiencia totalmente diferente de cuanto había podido realizar, como por ejemplo, en la soledad, o en las relaciones objetivas con el mundo exterior. Lo que requiere es entrar en comunicación directa con él, sin pasar, por cierto, por ninguna objetivación.

Para encontrar al Otro en el terreno espiritual, es necesario que salga de mí, que me lance en cierta medida, que renuncie a algunos de los aspectos más atrayentes y a determinados placeres aún los más exquisitos de mi existencia. De esa manera, podré en cierto modo, lograr el enfrentamiento con el Otro. Ciertamente el Yo necesita del Otro, no puede prescindir de él, ya que gracias a las relaciones con ese Otro el hombre adquiere conciencia de ser más de lo que es. El hombre entonces se elige y puede elegir, puede construirse a sí mismo, y dar a su vida un sentido definido y a su acción, orientación generosa.

La influencia liberadora, le enseña al hombre a descubrirse y a ser verdaderamente libre.

No tratamos aquí de una absorción de una personalidad joven (y que no se ha encontrado todavía a sí misma), por otra personalidad más dura. Se trata, simplemente, de que nuestro Yo se descubre en el contacto de otro Yo más evolucionado, cuya vocación y destino puedan ser radicalmente diferentes de los suyos. Lo importante no es ser "como él" ni llegar a ser "lo que él es", sino "ser nosotros mismos", ser yo en mi integridad y totalidad.

El amor no es un simple recibir del Otro, en su "ser otro"; el amor quiere positiva y deliberadamente que el Otro sea verdaderamente "el mismo", un yo que se adelanta y se ofrece como un Tu.

Habiendo triunfado de obstáculo y escollos, habiendo descubierto la verdadera naturaleza del amor y permanecido fiel a ella, el amor se convierte en cimiento de la unidad personal e interpersonal:

"La unidad interior del Yo es consecuencia de haberse realizado el objeto del amor, que es la unidad entre los hombres. El amor, como la justicia, es virtud por excelencia, sin la cual ninguna sociedad es viable". (op. cit. ant. Ignace Lepp, p.109)

Dado que todas las sociedades la familia es la que toca el individuo más cerca es obvio que descubramos con mayor facilidad el papel que el amor desempeña en su seno. Sin embargo, también el Estado carece de cohesión si no está cimentado por eso amor que llamamos "patriotismo".

Sólo el amor eleva al individuo por encima de toda consideración de interés y obtiene que el amante se sacrifique por el amado, sacrificio que es con frecuencia una necesidad imperiosa para la vida de la sociedad.

El amor forma parte, de la espontaneidad humana y ninguna voluntad será capaz de hacernos amar a un ser al que no nos lleva un empuje espontáneo.

¿Hay por eso una negación de libertad en el amor?

Si el amor no fuese libre por esencia, pertenecería a la esfera del instinto, de la carne, y no sería por tanto una función de nuestro Yo espiritual.

El amor auténtico nos dice Lepp "es siempre amor de un ser concreto, determinado, que responde a un nombre y que no puede ser reemplazado por otro". Si amamos, simultáneamente a muchas personas, nunca lo hacemos con el mismo amor ; cada vez se renueva un amor cualitativamente diferente del anterior. Aun en el caso en que nuestro amor como el de Cristo y englobara a todos los hombres, no por eso sería impersonal.

En estas reflexiones el lector puede observar la sorprendente analogía que se da entre Tomas de Aquino y un autor contemporáneo como lo es Ignace Lepp, de cuyo pensamiento hemos obtenido las reflexiones antes desarrolladas.

Para mayor precisión referimos al lector en primer lugar a la cuestión 20 Art 1.de la primera parte y a la cuestión 26 de la 1 Sección de la 2 parte de la Suma Teológica que señala:

"Nadie desea más que el bien que ama, ni goza más que en el bien amado,

ni odia más que lo opuesto".

"El acto de amor tiende a un doble objeto, o sea al bien que quiere y al

sujeto que quien quiere tal bien ,pues propiamente amar a alguno consiste

en querer el bien para él."

El amor entendido como donación dentro de los supuestos onto-gnoseológicos y onto-entitativos de Tomás de Aquino, sólo se perfecciona en el orden existencia en una comunidad tan peculiar y fundamental como es la familia. En ella como en toda la concepción Tomista se dan las tensiones entre libertad, la ley y la mutua entrega.

El "nosotros" no es, en consecuencia, una resolución racionalista al principio de identidad; sino más bien, es la estructura analógica de la trinidad en la cual cada uno de sus miembros tiene como ley la donación mutua para llegar a ser lo que debe ser, sin reducirse el uno al otro.

La libertad deja a la persona en la plenitud de su desnudez, nadie puede sustituirla en su régimen ontológico y ético; de aquí su "responsabilidad", su aptitud para dar respuesta de sí misma.

La persona es libre, es decir, es un ser capaz de elegir y en definitiva de elegirse.

Tiene voluntad, esto es, es capaz de determinarse a lograr o realizar lo que ha elegido.

La persona es capaz de amar y de comunicarse en el amor con las demás personas. Por amor ha de constituirse una familia.

Por ultimo, ya que es libre, la persona es responsable.

Lo ya expresado configura la dignidad de la persona, pero, para el cristiano hay, además, otras razones que le confieren a la persona su especial dignidad.

La persona humana ha sido creada por Dios a su imagen y semejanza, tiene un destino sobrenatural que realizar: llegar a su fin último que es Dios. Su alma es inmortal, ha sido redimida por el sacrificio del Hijo de Dios, Cristo. La persona humana por Dios, es elevada a la economía sobrenatural.

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Democracia

Democracia en general es el sistema político en el que el pueblo detenta a controlar el poder. Es un antiguo término político que significa comúnmente "gobierno del pueblo" y en la ATENAS clásica, donde se localizaba el origen de la palabra, gobierno del demos. Actualmente se emplea en referencia al gobierno o a la soberanía popular, al gobierno representativo así como a un gobierno de participación directa, e incluso (aunque no es muy correcto) al gobierno republicano o constitucional, es decir, al gobierno de la ley.

Antiguamente formaba parte de la clasificación canónica de las formas de regímenes, que distinguía el gobierno de uno (la monarquía) el de varios (la aristocracia) y el de muchos (la democracia). En ocasiones ha sido identificada como una forma ordinaria o corrupta de gobierno popular, según la clasificación que establece la tiranía como forma corrupta de la monarquía, la oligarquía como forma corrupta de aristocracia y de la demagogia como forma corrupta de gobierno del pueblo.

Filósofos partidarios de la aristocracia como SOCRATES y defensores de un gobierno mixto como ARISTÓTELES recelaban de la democracia, que era a menudo contrapuesta a los llamados regímenes compuestos (mezcla de elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos) que caracterizaban la Grecia clásica y la Roma republicana. Debido a que " la mayoría " comprendía a los pobres y a los desposeídos, la democracia se asociaba con frecuencia no sólo al gobierno del pueblo, sino también al de la chusma, hoi polloi, o populacho. PLATON la asociaba con la subordinación de la razón a la pasión y la comparaba con desdeño en su República con su ideal del gobierno filosófico. Aristóteles, advirtiendo los efectos negativos de los regímenes que dividen a ricos y pobres, identificaba la democracia con la desmesura, considerándola en su Política (junto con la oligarquía) como una fuente de inestabilidad e imprudencia política.

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En modelo de gobierno que en el mundo antiguo se derivaba de los escritos de Platón, Aristóteles, Polibio, Cicerón y Agustín, era el basado en el ideal de una constitución mixta: en él, los gobernantes estaban subordinados a la virtud, a la ley o a algún otro tipo de limitación ligada a un sistema de frenos mutuos; este ideal situaba el gobierno de la virtud o de la ley por encima del de los hombres.

Los monarcas, guiados por la autocontención y controlados por la ley, podrían ser virtuosos; las asambleas aristocráticas podrían apartarse de la moderación y de la razón y corromperse.

Y así, en la moderna tradición política que surgió durante el Renacimiento, filósofos como MAQUIAVELO en sus Discursos y MONTESQUIEU en El espíritu de las leyes consideraron la democracia una forma pura de gobierno que sólo podría ser incorporada sin riesgos al arte de gobernar como elemento de una constitución mixta republicana. Incluso ROUSSEAU, el mayor teórico moderno de la democracia, hacía una distinción entre un soberano democrático (responsable de la promulgación de la ley básica) y un gobierno democrático (responsable de su ejecución cotidiana); aprobada la primera y consideraba imposible la segunda, una forma de gobierno más apta para los ángeles que para los hombres.

En su primera encarnación moderna como teoría del CONTRATO SOCIAL, el ideal democrático representaba un reto a la dictadura tradicional y al derecho divino de los reyes. La cuestión se encontraba en el origen de la legitimidad política, en unas condiciones en las que se entendía progresivamente que el estado era antes una creación mecánica y artificial del hombre que un cuerpo político orgánico e histórico.

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Manteniendo que la fuente última de toda autoridad gubernamental reside en los individuos que poseen libertad y derechos naturales, la teoría del contrato social establecía las bases para el gobierno democrático posterior y deslegitimaba para siempre la idea del gobierno del rey como una prerrogativa divina o hereditaria natural e irrefutable.

En su más reciente encarnación, desde el siglo XVIII, la democracia ha sido concebida más como el modelo dominante por el que los regímenes son juzgados que como una forma de gobierno entre otras.

Durante este período la teoría y la práctica democrática se centraban en la extensión del derecho al voto, entendiendo que el sufragio universal es una condición de aquella igualdad natural que transmitía la tradición del contrato social. La soberanía popular, consecuencia de la asociación civil por contrato, no garantizaba las elecciones populares; tampoco la igualdad teórica ante la ley aseguraba la pertenencia al cuerpo de ciudadanos (al menos, no se aseguraba a los que carecían de propiedades en la Inglaterra del siglo XVIII, a los indios y negros en la naciente república americana y a las mujeres en todo el mundo) o la participación de aquellos que eran ciudadanos en las elecciones o en las funciones públicas.

Tras la victoria del sufragio universal en Occidente a principios de nuestro siglo, la teoría y la práctica democrática se centraron en el problema de la construcción democrática de la nación.

La cuestión nacional surgió de las aspiraciones de independencia de los países que habían sido colonizados. La afirmación de la independencia nacional se replanteó en términos democráticos, identificando la democracia con el derecho a la autodeterminación colectiva más que con la realidad del autogobierno. El debate sobre la democracia se trasladó de las cuestiones políticas a los problemas socioeconómicos de la producción, la distribución, la propiedad y la clase. La relación entre la igualdad formal ante la ley y la democracia política por un lado, y los sistemas económicos de producción por otro, han dominado desde entonces la discusión especializada y las pugnas ideológicas. Las "democracias del pueblo" del Segundo y Tercer Mundo reafirman su legitimidad democrática en un lenguaje económico, subrayando sus estructuras supuestamente igualitarias de propiedad del capital, de producción y distribución, su garantía del empleo y su dedicación a la planificación pública.

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En cambio, ignoran o incluso desprecian el papel de los sistemas electorales de varios partidos, los derechos jurídicos y políticos y la política parlamentaria. Las más antiguas democracias occidentales, remitiéndose al lenguaje tradicional de la política y del derecho, resaltan los derechos civiles y electorales, la libertad y la igualdad formal del sistema político; si en ellas se asocia la democracia a la economía es sólo debido a que se identifica la libertad de un régimen político democrático, al estilo de Milton Friedman o Friedrick HAYEK.

Este breve resumen indico cuán controvertida ha sido la idea de democracia, desde sus primeros orígenes en la Atenas clásica hasta su más reciente manifestación: el debate ideológico entre Este y Oeste, Norte y Sur. En efecto, incluso en la medida en la que el vocabulario político occidental ha sido profundamente defendido, la democracia ha experimentado una ambivalencia y una disidencia sin precedentes, levantando los más acalorados debates filosóficos y políticos. Las cuestiones que se han planteado en estos debates son cruciales en la política y la filosofía de la democracia .Entre estas cuestiones, las siguientes son fundamentales:

1.) ¿Quién gobierna, como función de las diferentes teorías de la naturaleza humana y de la ciudadanía,

2.) ¿En qué ámbito y bajo qué límites?, como aspecto de la cuestión del gobierno limitado e ilimitado ("totalitarismo") y de la extensión de un gobierno democrático;

3.) ¿En nombre de qué objetivos?, como expresión del conflicto entre el individuo y la comunidad o, más genéricamente, entre la libertad (los derechos individuales) y la igualdad (la justicia social);

4.) ¿por medios directos o indirectos?, es decir, ¿mediante gobierno popular directo o instituciones representativas?, ¿y con qué impacto sobre las teorías de las relaciones "élite-masa"?;

  • 5.) ¿bajo qué condiciones y limitaciones?, como síntesis del problema de los requisitos socioeconómicos y culturales de la democracia, incluyendo (pero no limitándose a) la estructura de clases de la sociedad.

Estas cuestiones deben analizarse una por una.

En un intento de contestar a la pregunta fundamental de quién debe gobernar en un estado justo, los teóricos han advertido siempre el vínculo entre las actitudes contradictorias hacia la democracia y las interpretaciones enfrentadas de la NATURALEZA HUMANA. Los demócratas piensan que el pueblo tiene capacidad para autogobernarse o puede ser adiestrado para ello; sus críticos creen que el pueblo es demasiado vil o demasiado necio para gobernarse sabiamente. Por eso, el pueblo debe estar sujeto ora a elementos superiores (aristocracia), ora a un principio abstracto, por ejemplo, la razón, la justicia, la ley, o el derecho. Incluso pensadores como J.S. MILL y Jonhn DEWEY aceptaban que la democracia requería que los ciudadanos individuales subordinaran el elemento pasional al racional (la meta de la educación cívica). De este modo, entonces, los demócratas distinguen el gobierno de los ciudadanos que se auto dirigen del gobierno de las masas. En palabras de una respuesta memorable de JEFFERSON a los escépticos políticos: dice, "Si pensamos que (el pueblo) no es bastante ilustrado para ejercer su control con sana prudencia, el remedio no consiste en quitárselos, sino en dar forma a su moderación".

Así es que, las críticas actuales de la democracia se refieren menos a cuestiones civiles que a la lógica infernal de las opciones públicas, la cual plantea serios problemas a un gobierno popular. Estos incluyen: la inseguridad sobre la naturaleza del consentimiento popular (¿supone el consentimiento una pluralidad? ¿Una mayoría? ¿La unanimidad?) Y sobre la dificultad de medir la intensidad del sentimiento en los sistemas electorales igualitarios (una persona, un voto); y las paradojas asociadas a los intentos de clasificar unas preferencias que no pueden ser ordenadas jerárquicamente por la lógica de la transitividad.

Las consecuencias de estos problemas son de suma importancia práctica. Gobierno popular equivale generalmente a gobierno de una simple mayoría, pero como señaló Rousseau, el interés de la mayoría puede constituir el de una gran facción más que el de todos. Podría incluso producirse una disyunción entre el interés de todos, denominado por Rousseau "la voluntad de todos" y la VOLUNTAD GENERAL o el bien público.

En términos modernos, la agrupación de intereses privados puede no producir el interés público. Por otra parte, muchos científicos sociales de la post guerra han aceptado la idea de David Truman de que el bien público es en sí mismo un mito, particularmente, en una democracia representativa donde las políticas de grupo forman una sociedad pluralista y poligárquica.

La democracia hace posible tanto el gobierno de los activos y de los interesados (como sugirió Hannah ARENDT), como el gobierno de todo aquel que siente sus efectos- el incompetente y el apático no menos que el culto y el cívico. Puede intentar estar al tanto de la intensidad de las preferencias a través de instituciones que multiplicas los efectos políticos de convicciones apasionadas y de sinceros intereses apasionadas y de sinceros intereses (por ejemplo ,las elecciones primarias); o puede intentar contener toda intensidad (requiriendo una mayoría absoluta en todas las elecciones públicas).La cuestión de la transitividad en la jerarquía de las preferencias ha sido considerada el mayor dilema de la democracia moderna en las obras de Kenneth Arrow, Mancur Olson y de otros teóricos.

Este tipo de dificultades han sugerido a los teóricos de la racionalidad que la democracia adolece de ciertas incoherencias interna. Otros han señalado que tales problemas revelan la debilidad de los paradigmas formales de elección racional y no describen necesariamente la política de las comunidades ciudadanas existentes. Lo que está en litigio en la naturaleza misma de la RACIONALIDAD, definida desde la perspectiva de teorías opuestas de la naturaleza humana. Sin embargo, ambos aspectos del argumento suponen un estrecho vínculo entre la democracia y las teorías de la naturaleza y la razón humana, de los intereses y los motivos humanos.

La segunda gran cuestión que preocupa a los demócratas surge y se refleja en el problema de quién gobierna: a saber, la cuestión del alcance del gobierno democrático. Debido a que conciben el gobierno como instrumento de una ciudadanía capacitada para alcanzar el bien público, los defensores de la democracia están de acuerdo en que el gobierno debe de abarcar un dominio sólo limitado por las necesidades de la población y por el bien público que estas necesidades revelan. Los críticos de la democracia, dada su inherente desconfianza en el gobierno popular, proponen establecer poderosos límites constitucionales a su esfera de actuación. Al limitar el ámbito de acción del gobierno se protege una extensa esfera privada en la que, afirman, la libertad, la propiedad y la conciencia pueden mantenerse .Esta crítica de la democracia asocia el alcance extensivo del dominio público con el TOTALITARISMO: la eliminación de todas las barreras entre el gobierno y la sociedad.

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Estos problemas se remiten al enfrentamiento entre liberales y demócratas sobre los objetivos del gobierno democrático, la tercera cuestión que se le plantea al enfrentamiento entre liberales y demócratas sobre los objetivos del gobierno democrático, la tercera cuestión que se le plantea al análisis moderno de la democracia. Para los liberales, que sólo son demócratas en la medida en que reconocen que el origen del gobierno está en el consentimiento popular, la soberanía sólo puede tener como objetivo los intereses de los individuos privados que la forman. Tras esta perspectiva contractualista se oculta la distinción entre el gobierno como instrumento de la libertad y la propiedad- de los derechos de los individuos- y el gobierno como herramienta de igualdad y justicia social (de una comunidad que se define a sí misma por sus miembros del mismo modo que éstos definen a sí mismos por aquélla). La paradoja democrática consiste en que el gobierno, instrumento de los individuos que constituyen una comunidad, ha sido considerado como el enemigo de los derechos de los individuos. John Stuart Mill y Alexis de TOCQUEVILLE advirtieron el peligro que podía suponer la tiranía de una mayoría desbocada, una advertencia que ha alimentado los temores de los críticos liberales de la democracia limitada, desde Ortega y Gasset hasta Karl Popper e Isaiah Berlin. Para algunos de estos críticos, la "democracia totalitaria" parece aproximarse a la contradicción.

Este temor liberal a una tiranía de la mayoría tiene su fundamento en los peligros evidentes de la política de masas; no obstante, los demócratas han respondido que unos ciudadanos instruidos y competentes, autorizados a gobernarse, pueden evitar estos peligros con la debida deliberación. Una " democracia fuerte", basada en una intensa participación ciudadana, se distingue de la democracia totalista o " unitaria" en la que el estado tiene una máscara abstracta, definida por rasgos tales como la raza, la sangre, el partido, la nación (Volk), o por otros ideales colectivistas.

En efecto, la distinción entre las formas comunitaristas de gobierno directo y el gobierno representativo es la cuarta cuestión analizar.

En su manifestación histórica más antigua, la democracia era generalmente entendida como una forma de autogobierno común que comprometía a los ciudadanos en la legislación directa, en las asambleas populares, en las elecciones por sorteo, en el servicio militar ciudadano y en otros cargos públicos.

La magnitud y la complejidad de la sociedad moderna presentan importantes impedimentos para adoptar esta forma clásica de democracia participativa. La invención de las instituciones representativas puede ser considerada en gran parte como una respuesta a la aparente incompatibilidad de la democracia con la sociedad de masas. En América, la nueva constitución se organizó en torno al prudente "filtro" de mecanicismos tales como el Colegio Electoral del presidente, un Senado que representa a los estados más que a los ciudadanos y una Corte Federal designada indirectamente.

También en Europa la representación trajo consigo los estilos parlamentarios de gobierno, los sistemas políticos multipartidistas y los electorados pasivos. Rescató a la democracia de las desmedidas proporciones de la sociedad de masas, pero impuso su precio.

Las teorías decimonónicas del ELITISMO reconocían que los mecanismos de la representación interponen entre el ejercicio del poder y sus supuestos responsables una amplia brecha que mina la esencia de la democracia incluso en su forma más débil. PARETO, MOSCA Y MICHELS pensaban que la democracia era tan sólo un disfraz de las tendencias oligárquicas del poder, y que la representación garantizaba poco más que la circulación de las élites gobernantes. Siguiendo esta tradición, Joseph SCHUMPETER define el gobierno democrático como la competición entre las elites por el derecho a gobernar mediante las elecciones. Como respuesta, Peter Bachrach y otros han señalado que la llamada crítica "neolitista" de la democracia no es sino una amistosa crítica "progresista" preocupada por la manera en que el dinero, la propiedad y el poder pueden manipular fácilmente las instituciones representativas en beneficio de las élites. Otras cuestiones similares han provocado un interés renovado por la participación y la comunidad, manifestado inicialmente por los nostálgicos admiradores de la polis griega como Hannah Arendt y también por los estudiosos de Rousseau y Mill ( Carole Pateman), por la New England Town (Jane Mansbridge), por los partidarios del discurso racional (Jürgen Habermas), de la participación cívica y de las nuevas tecnologías que pueden aumentar la capacidades de los ciudadanos (Benjamín Barber ) . La discusión entre los defensores de la democracia representativa y participativa plantea ciertas cuestiones de suma importancia para la supervivencia de las instituciones democráticas: esta discusión es signo del vigor de la teoría actual de la democracia.

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La última cuestión que se plantea el análisis de la democracia es también una de las más antiguas. Desde Aristóteles, los estudiosos del gobierno han intentado especificar las condiciones bajo las cuales se desarrolla mejor la democracia…Rousseau mantenía que ello dependía de condiciones especiales: un estado pequeño donde los ciudadanos puedan reconocerse, unas costumbres sencillas, igualdad de rango y fortuna y una vida y unos hábitos austeros. Estas condiciones sólo pueden darse en un puñado de pequeñas sociedades como las comunidades campesinas y las repúblicas ciudadanas que adornaban el mundo de la antigua Grecia o la joven Europa moderna. Bajo estas condiciones parece que la democracia es casi inevitable; sin ellas, sin la presencia de estas instituciones y de una base contractual, aquellas sociedades no podrían existir. De acuerdo con estos criterios, parece que la moderna sociedad de masas no presenta un ambiente especialmente favorable para la democracia.

La reciente ciencia social continúa buscando las condiciones que facilitan el desarrollo de la democracia. Gabriel Almond y Sidney Verba intentaron extraer de la experiencia histórica concreta de cinco democracias una serie de indicadores más favorables para su supervivencia moderna que las rigurosas condiciones de Rousseau. Seymour Martin Lipset proporcionó el retrato de un hombre político que pretendía captar las características de la personalidad democrática: la imagen especular de la personalidad autoritaria. De Theodor Adorno.Esta literatura, clásica y moderna, reproduce una imagen de la democracia en la que se han superdesarrollado las condiciones del consenso. La tolerancia, una paz relativa, una evolución gradual, y una independencia relativa (si no la autarquía) que relega a las instituciones y a las constituciones a un papel secundario.

Quizá la condición más importante haya sido el entorno económico. Tanto los economistas clásicos como los marxistas percibieron una estrecha conexión entre los modelos de dominación de clase y las formas de gobierno, entre los modos de producción y distribución y los modos de gobernar. En el centro de la controversia figuran las relaciones entre el capitalismo, el socialismo y la democracia. Los demócratas liberales desde Locke hasta Friedrich Hayek y Milton Fredman han insistido en el papel de la libertad y de la libre elección en la democracia, considerando las relaciones contractuales del libre mercado del capitalismo como modelo y requisito necesario de la vida política democrática.

Los demócratas igualitaristas desde Rousseau hasta C. B. Macpherson han insistido en el papel de la igualdad y de la justicia social de la democracia, y así han considerado favorablemente la propiedad pública y los bienes colectivos como los fundamentos de la igualdad política y legal sobre la que la democracia descansa.

Si este breve análisis de la historia y de la práctica de la democracia prueba algo, es que el ideal democrático sigue siendo uno de los ideales políticos más valorados y, al tiempo, discutidos. Aunque ha fracasado como práctica para resolver por completo los problemas del conflicto social y de la justicia política que intentaba eliminar, la democracia continúa siendo una aspiración que alienta las esperanzas de la humanidad. Por lo demás, es, en palabras de Abraham Lincoln " la última gran esperanza" de aumentar la esfera del poder común– en la que se alcanzan los bienes humanos– sin empequeñecer la esfera de la libertad individual– en la que la dignidad humana queda protegida.

Formas democráticas de gobierno

DEMOCRACIA OCCIDENTAL.

Se llama Democracia accidental o también Democracia formal, liberal o burguesa al sistema político que se basa en la participación, de una u otra forma, de los pueblos en la elección de sus propios gobernantes, dentro del marco del modo de producción capitalista o, lo que es idéntico, de la propiedad privada de los medios de producción en las sociedades industriales. Los países más industrializados, el Occidente, han sido quienes han realizado y teorizado de forma más sistemática hasta el momento actual esta forma de gobierno que se caracteriza por la igualdad política, el autogobierno del pueblo, y por seguir el principio de la mayoría. El funcionamiento de una Democracia supone el respeto de libertades fundamentales: expresión, asociación, información, etc. Son principios básicos de la Democracia formal: a) la soberanía del pueblo que decide de sus destinos y elige sus gobernantes; b) el pluralismo político con diversidad de grupos, programas y opciones entre los que el ciudadano pueda elegir; c) el principio mayoritario según el cual corresponde el ejercicio del poder al grupo más numerosos; d) el respeto a las minorías a las que no se impone una ideología ; e) la libertad de oposición dentro de los márgenes del orden salvaguardados por la ley .Este tipo de Democracia exige varios prerrequisitos :convicción colectiva generalizada de que los hombres en lo esencial son iguales; madurez cívica del pueblo que permita la convivencia de grupos con intereses contrapuestos ; respeto general a los principios fundamentales. La noción de Democracia formal es puramente política y no tiene que ver nada con la vida económica y social, manteniéndose en un terreno de total neutralidad por lo que a la economía se refiere. Por su parte podría existir dentro de un sistema capitalista o colectivista. Es por lo tanto sólo el marco donde libremente se desarrollará la vida económica. Por otra parte el formalismo democrático corre peligro de transformarse en encubridor de una auténtica dictadura ideológica ( o represiva en momentos dados) de los poseedores del capital.

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DEMOCRACIA POPULAR

Frente a este concepto de Democracia liberal en 1871 la Comuna de París inauguraba de forma práctica y efímera otra concepción de ideal democrático, en contradicción abierta con la anterior: las Democracias populares o gobierno del pueblo por sí mismo en el marco de una sociedad que socializa los medios de producción. Para los marxistas la Democracia no puede ser un ente neutro, sino que supone la desaparición de la propiedad y la implantación de un orden económico colectivista : el capitalismo permite una Democracia formal, pero no real, no para todos , sino sólo para la burguesía , ya que en un contexto económico capitalista basado en la explotación del hombre, las libertades políticas son unas libertades meramente formales y la igualdad proclamada o pretendida por la Democracia , es una igualdad ilusoria y engañosa. A esa Democracia se contrapone la democracia popular que se produce históricamente cuando la clase trabajadora conquista el poder político e instaura la dictadura del proletariado en la que manda la mayoría y deja de mandar la minoría explotadora antes dominante. La teoría marxista actual explica la participación del pueblo en el poder a través de su participación activa en organizaciones de masas, comisiones de obreros, órganos representativos y en el partido único, que por cauces estrictamente jerárquicos habían de tomar todas las decisiones en el campo de la planificación, organización, ejecución y control de la vida política, económica, social y cultural del pueblo. Requisito considerado como necesario para el funcionamiento de la democracia popular es el sentido colectivista de los ciudadanos con eliminación del individualismo y de la indisciplina y con el fomento del sentido de responsabilidad de todo ciudadano por la vida de la comunidad para evitar el alejamiento real para la inmensa mayoría del pueblo de los organismos de decisión económicos y políticos que se da de hecho en los países del bloque socialista.

DEMOCRACIA ORGANICA.

En regímenes autoritarios en que se rechaza el sistema político
de partidos y se restringe la libertad de asociación e información,
se califica de democracia orgánica al sistema de participación
de la nación en la vida política sobre bases corporativas. (Corporativismo,
Franquismo).

SOCIALDEMOCRACIA.

Sistema político que combina principios básicos socialistas
procedentes del marxismo (socialización, progresiva de importantes medios
de producción, eliminación progresiva de las diferencias sociales)
con los principios políticos básicos de la democracia formal ,(socialdemocracia.)

PARTIDOS DEMOCRATAS.

A lo largo de los siglos XIX y XX ha habido diversos partidos políticos que de una u otra forma han llevado el nombre de demócratas. Entre ellos cabe destacar:

Acción Democrática : Partido político venezolano, fundado por Rómulo Betancourt en 1941 al ser puesto fuera de la Ley el Partido Democrático nacional. Con la evolución de 1945 ocupó el poder, llevando la presidencia Betancourt, y siendo elegido, en 1947, Rómulo Gallegos. El partido fue declarado ilegal en la dictadura de Pérez Jiménez. Más tarde ganó las elecciones de 1958 y 1963. Posteriormente ha evolucionado hacia actitudes moderadas, sufriendo escisiones de izquierda.

Partido Demócrata. Partido español fundado en 1849, que desempeñó un importante papel en la vida política del siglo XIX. Fue un conglomerado de diversos grupos, en el que se reunía la mayor parte de la izquierda, de liberales a socialistas, y que postulaba un régimen democrático–liberal de garantías constitucionales. En un principio el partido fue minoritario e intelectual. Destacaron en su seno : Pi y Margall, Martos, Castelar. En 1866 la mayor parte de los demócratas, fundaron el Partido Federal, después de que Rivera aceptara la implantación de una monarquía constitucional, cosa que no aceptó el ala republicana del partido.

Democratic National Committee. Uno de los dos grandes partidos políticos norteamericanos. Nació de la coalición de fuerzas que llevaron a Jackson a la presidencia (1828). El Partido Demócrata se siente heredero del demócrata republicano de Jefferson (1790). Antes de la guerra de Secesión se produjo una escisión en el partido a causa de la cuestión esclavista, al unirse los demócratas del National a los nacional-Republicanos para fundar el Partido Republicano. A comienzos del siglo XX siguió una política progresista que atrajo a las clases medias urbanas. En 1913 fue elegido presidente el demócrata Wilson: en 1932 Roosevelt que, con su política de New Deal, reformó la vida americana; en 1945 le sucedió Truman; y el 1960 ocupó la presidencia J.F.Kennedy , que intentó revitalizar el ideal del partido con la Nueva frontera. Las diferencias entre los dos grandes partidos americanos son escasas, pero con todo el demócrata suele colocarse más a la izquierda que el republicano.

DEMOCRACIA CRISTIANA: Orientación política nacida en el siglo XIX como aplicación de las doctrinas pontificias de León XIII (Rerum novarum) y consolidada en el siglo XX por las orientaciones de Pío XI que incorporaban los principios fundamentales de la democracia a la doctrina política cristiana. En su origen fue una reacción por una parte frente a la tendencia a identificar al catolicismo con el antiguo régimen como pretendían los sectores absolutistas, y por otra frente al liberalismo anticlerical de algunos países católicos (Italia, Francia, Bélgica, España, etc.) Y a la política anticatólica de otros de mayoría protestantes.

Con el tiempo la Democracia Cristiana quedó contrapuesta por una parte a las corrientes de ideología marxista y por otra a los sistemas totalitarios. En la lucha contra éstos se ampliaron sus bases, se mitigó el carácter pontificio de su origen y se abrió a sectores cristianos no católicos unidos en la misma lucha. A aquello contribuyó la marcada colaboración entre diversas confesiones cristianas patente desde la II Guerra Mundial. En la actualidad de la Democracia Cristiana tiene fuerte arraigo político en Italia y Alemania Federal donde contribuyeron a su prestigio y desarrollo personalidades tan destacadas como De Gasperi (Europismo 2) y Adenauer (Europismo 2). Los partidos demócrata-cristianos de estos dos países (Democrazia cristiana y CDU = Christliche Demokratische Union) agrupan a los sectores partidarios de la Democracia conservadora frente a los socialistas y comunistas por una parte y los movimientos de extrema derecha por otra. En otros países la Democracia cristiana no ha plasmado en un partido político y significa sólo la orientación política de un sector con las características señaladas.

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¿Qué es un Partido Político?

Variados y reputados tratadistas de Derecho público han intentado precisar el concepto de Partido Político. Entre ellos, por ejemplo Barker,Duverger,Rivarola etc .Quien a dado una definición muy acertada , al respecto, es el eminente y recordado constitucionalista Gabriel Amunátegui. Para él todo partido político constituye "una asociación voluntaria de ciudadanos, sobre la base de un programa, que procurará obtener el Poder, afín de realizar sus doctrinas desde el Gobierno y llevar a sus correligionarios a las funciones públicas". En consecuencia, el móvil esencial de un partido en la realización de su ideario, es su programa.

Para alcanzar tal finalidad, ciertamente requiere poseer el Poder, dirigir desde el Gobierno, el cual, en los regímenes democráticos, debe y puede ser logrado por la vía constitucional, por la consulta ciudadana.

De esta manera, los partidos políticos vienen a ser el cimiento más sólido de los regímenes representativos, con o sin sistema parlamentario. De ahí que traten de conseguir, solos o en combinaciones ideológicas afines, el apoyo de las mayorías nacionales, sin cuyo concurso toda acción pública, por muy bien inspirada que esté, se enerva, se desdibuja, fracasa.

En el parlamento el péndulo de esas mayorías que allí tienen legítima y proporcional representación, oscila entre los extremos de oposición y de gobierno. Si éste carece de volumen de votos necesario para imponer sus iniciativas, deberá superar enormes dificultades en su que hacer colegislador, lo que entrabará su actividad administrativa. Por tal razón, es innegable la importancia de los partidos en la estructura del Congreso.

La excesiva parcelación de la, opinión pública en entidades políticas atomizadas, es factor negativo para la estabilidad gubernamental y, consecuentemente, para emprender obra pública creadora, que beneficie directamente al pueblo.

Como alguien dijera, cierta vez, "la estabilidad gubernamental no es una cuestión de Derecho: es una cuestión de la situación de los Partidos Políticos, es una cuestión de mayoría, es el hecho de la existencia de tres o cuatro partidos organizados o de un arco iris de pequeños partidos impotentes".

Urge evitar la exagerada parcelación de la ciudadanía y precavernos de que el país ofrezca un amplio abanico de numerosos partidos, que extenúan la democracia y tiendan a los caudillos y a los dictadores.

América Latina- que debe buscar el camino de su integración económica como primer paso para aventar el régimen político de los actuales países- compartimentos, herméticos y alejados entre sí -se caracteriza, desgraciadamente, porque ha vivido entre la dictadura y la anarquía, es decir, entre regímenes que marginan los Partidos Políticos o sistemas que amparan y promueven la multiplicidad de ellos. El ensayista político Alberto Edwars señaló "si el sable se levanta, es que las otras fuerzas sociales han caído en la impotencia.

Chile, por cierto no ha escapado de este destino ineluctable, la vida política de nuestro país está indisolublemente ligada al papel que han jugado los partidos políticos en nuestra sociedad. Son muchos los aportes que éstos han hecho, pero también muy significativas las vicisitudes por las que han pasado. Extremos de represión y control o de aprovechamiento e influencia, por parte de sucesivos gobiernos, o bien, crisis de sectarismos y dogmatismos entre sus principales actores, que impidieron en su oportunidad generar procesos de encuentro y diálogo.

Los años de gobierno autoritario estuvieron marcados por una fuerte pretensión de "apoliticismo". Aquellos partidos que se sintieron identificados con el gobierno militar optaron por el silencio, mientras que los otros fueron más o menos rudamente silenciados.

A partir de l983, no sin nuevas dificultades, comienza a reaparecer la actividad político- partidista, en el escenario nacional, con toda flexibilidad que admite la vida de tales organizaciones, lo que hace tremendamente difícil "tomar una foto, de un objeto que se mueve rápidamente y constantemente."

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A medida que se acercaba 1988, con su programa de un plebiscito constitucional para asegurar la sucesión presidencial se fue advirtiendo, a nivel de la población, un doble y peligroso fenómeno. Por una parte un extendido desprestigio y desconfianza hacia todo "lo político", entendiendo como espacio desde donde deberían producirse propuestas de transformación o de consolidación de la institucionalidad y, por otra, una enorme desinformación, temor y apatía en torno a la participación ciudadana.

Poco a poco, algunos medios de comunicación abren tímidos espacios a voces que antes no habían logrado sobreponerse al estruendo de la voz oficial y que, si se habían expresado durante ese tiempo, lo hicieron a través de medios alternativos de escasos impacto y cobertura. Luego con la elección de l989 que significó por un lado la instalación del Congreso Nacional y por otro, la conformación del nuevo ejecutivo, la Educación Cívica se ve como una tarea urgente y de una trascendental importancia para el futuro inmediato y de mediano plazo, en la sociedad chilena.

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Declaración Universal de los Derechos Humanos

Entendemos por derechos humanos a la designación de los derechos, basados en la esencia del hombre ,necesarios para llevar a cabo sus tareas morales, inalienables, y por ello válidos antes y por encima del Estado: el derecho a la vida, a la libertad, a l a invulnerabilidad y seguridad de la persona, a la posibilidad de trabajo remunerado , a la propiedad, a la educación y a la enseñanza, a la elección de una profesión y al ejercicio de una religión: garantizados como derechos fundamentales en muchas constituciones.

La Declaración de los Derechos Humanos es un paso importantísimo en la internalización de los derechos del hombre. Su importancia radica, no tanto en su valor obligatorio, que no lo tiene, sino en lo moral, y más aún, en su enorme impacto sobre las Constituciones de la posguerra y en la opinión pública mundial.

Les contaré que un día ,un grupo de persona decidió reunirse, venían de muchos lugares diferentes y eran muy distintas unas de otras.

Había hombres y mujeres, tenían la piel, el cabello y los ojos de distinto color, sus rasgos también eran diferentes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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