Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La Reforma del Sistema Electoral en el Sistema Politico cubano (página 2)



Partes: 1, 2

Los primeros dos capítulos presentan un
tratamiento principalmente teórico-doctrinal, denominados:
El Sistema Político Cubano. Generalidades, y El
Sistema Electoral Cubano. Generalidades
, donde se aborda
críticamente estas instituciones, así como los
principales fenómenos asociados a ellos en nuestro
país.

Por su parte, el tercer capítulo, titulado: La
reforma del Sistema Electoral Cubano y su influencia en el
perfeccionamiento del Sistema Político
, donde se
analizan los necesarios cambios en la Ley Electoral, y su
influencia en la mayor democratización de nuestro Sistema
Político.

CAPÍTULO 1:

El sistema
político cubano. Generalidades

Ha estado nuestro Sistema Político compelido por
condiciones internas y externas, a perfeccionar sus mecanismos
expresados en las reformas constitucionales y electorales, cuyo
fin ha sido el de perfeccionar las instituciones y la
participación de la ciudadanía activa en los
procesos electorales a celebrarse, siempre en concordancia a la
normativa constitucional.

Ha sido entendida por la Ciencia Política
tradicional como Sistema Político las "relaciones que
se establecen entre los órganos de poder legislativo y
ejecutivo, al balance o desbalance que entre ellos existe en
ocasión del ejercicio del poder político, en la
formulación de políticas, así como en la
propia toma de decisiones
políticas"[1].
Y es que acertadamente,
se trata de una extensión del concepto de Sistema
Político a la noción de Sistema de Gobierno,
así como a la participación directa de los partidos
políticos y los grupos de poder en este mecanismo. Ello
sucede porque los fenómenos que están relacionados
con ambos sistemas son de una naturaleza extremadamente parecida,
situación que incluso llega a que algunos los
confundan.

Esta concepción de cierta manera unitarista,
devino como consecuencia de lo que la Teoría del Estado
soviético rediseñó, y que de cierta manera
tendía a la generalización del concepto de Sistema
Político de forma tal que pudiere incluirse dentro de su
andamiaje al aparato estatal, en su concepción ejecutiva y
legislativa, así como los Partidos Políticos u
otras organizaciones que pudieran tener o no voluntad de
participar en la vida política de la
nación.

Otros autores, sin embargo, han generalizado aún
más la concepción sobre Sistema Político.
Para algunos esta concepción se refiere "al conjunto
de instituciones, políticas por excelencia, de relaciones
y normas políticas y jurídicas, así como de
la cultura e ideología políticas orientadas al
afianzamiento, desarrollo y defensa de un régimen social
determinado"
[2]. Ello nos indica que forman
parte del engranaje político en cuestión, aquellos
entes que no tienen vida política, ni interés
alguno en las decisiones que se tomen, pero que desde un punto
cognoscitivo-instructivo presentan determinada inclinación
política, indicándonos que puede integran el
Sistema Político de forma pasiva. Y es que la simple
tenencia de cultura política, por ejemplo, hace que su
portador forme parte de tal aparato.

La instauración del Sistema Político
cubano a partir de 1959, constituyó una quiebra absoluta
con el régimen anterior. Ya para ese entonces
podíamos referirnos al conjunto de organizaciones,
organismos e instituciones (Partido Comunista de Cuba, Estado,
Unión de Jóvenes Comunistas, organizaciones de
masas y sociales y colectivos laborales), a las relaciones que se
establecían al interior de esta estructura, y entre esta y
la sociedad cubana en su conjunto, a las normas o regulaciones
políticas y jurídicas, como la Carta Magna y las
leyes, y los estatutos y reglamentos del partido, y demás
organizaciones, así como la cultura e ideología
política revolucionaria, orientadas a la defensa de las
conquistas del socialismo.

Gran interés lo tiene el hecho de que ciertos
estudiosos consideran que el Sistema Político Cubano se
encuentra en transición al socialismo, y sus cambios no
marchan, en principio, en un sentido negativo. Aunque nuestro
sistema muestra un alto nivel de gobernabilidad y se legitima
permanentemente a través de un apoyo mayoritario del
pueblo, expresado mediante una amplia participación
popular y procesos electorales genuinos, no está exento de
mejoras en su planteamiento.

Como bien es conocido, el Sistema Político cubano
está en constante "cambio"[3],
constituyendo un "organismo complejo"[4],
pues su análisis desde cualquier punto de vista se torna
difícil y viciado por posiciones doctrinales y
circunstancias objetivas, que acechan la valoración de su
funcionamiento de cualquiera que intente estudiarlo.

La instauración de un nuevo Sistema
Político[5]en Cuba, sucedió mermado
de un profundo pensamiento popular y democrático, devenido
en socialista, cuyo fin central y último fue el de
responder a los cambios inminentes que tenían lugar a lo
largo y ancho de la isla. La transformación pues, del
mismo, respondió a la voluntad de la clase dominante,
representada en el poder por el Gobierno Revolucionario, quien
rediseñó el aparato político de forma tal
que respondiese al nuevo régimen existente.

Cierto es que son varios los autores burgueses que han
criticado severamente la nueva forma por la que optó la
mayoría de la ciudadanía cubana, pero indiscutible
es también que cada una de sus posiciones, y de sus
planteamientos, se han vistos influidos por un pensamiento
liberal burgués, consecuencia de siglos de
inclinación capitalista, de concepciones cerradas y ultra
conservadoras que dudan de la solidez y efectividad del nuevo
orden, así como de conductas políticas
desfavorables a la Revolución cubana, que en su totalidad,
intencionalmente o no, han querido desprestigiar un
acontecimiento original y magnánimo.

El establecimiento de un poder
político[6]hacia los primeros años
de la Revolución que dirigió la nueva
formación, el paquete de medidas revolucionarias tomadas
en aquel entonces, la declaración del carácter
socialista de la Revolución, la creación de un
fuerte movimiento popular estructurado en organizaciones de
masas, políticas, y sociales, así como la
adquisición por parte del pueblo de una conciencia
política, con cierto nivel de profundidad; enriquecieron y
hasta cierto punto legitimaron el Sistema Político, en los
primeros años de la Cuba socialista.

Pero como los años de mayor pasión
insurrecta, muchos eran los errores, y mayores las
críticas externas a la Revolución naciente. El
apoyo popular era extremadamente alto, pero ese período se
caracterizó por la inexistencia de órganos de poder
electivos, pues la idea esencial, y todo el esfuerzo estuvo
dirigido a la preparación política,
ideológica y militar, con vistas a enfrentar las
constantes agresiones que tenían lugar en nuestro
país y en el extranjero. Era casi imposible, en el fragor
del nuevo combate, detenerse a pensar un poco en la
institucionalización del régimen, ya que a pesar de
que se crearon instancias gubernativas a niveles provinciales y
municipales, cierto es que los representantes de cada
región, eran designados directamente por el gobierno
central, sin la más mínima participación
popular. Ello solo pudo ser posible gracias al apoyo del
populus, que lo permitió, porque él mismo
se enroló en cada misión del gobierno, en cada
tarea política de primer orden, y porque aquel
respondió, con creces, a sus intereses,
manifestándose la aprobación de leyes y escritos
políticos de trascendencia para el país, así
como de dirigentes, a través de consultas públicas,
y manifestaciones multitudinarias, que de forma indirecta,
revelaban el sentir de la nación.

Pero el Sistema Político cubano, no se
encontraba, jurídicamente hablando, sobre un fuerte
cimiento, y se hacía necesario entonces, demostrar la
legitimidad del poder público político instaurado.
Este proceso, de institucionalización, iniciado a mediados
del año 1970, respondía, pues, a la
objetivización de las condiciones internas y externas, a
través del fortalecimiento de las filas del Partido
Comunista de Cuba, de las organizaciones de masas, de la
reestructuración de la economía, y del aparato
estatal. Es así como se proclama la nueva
Constitución de la República, que vino a tomar el
lugar de la Constitución del 40 que se había
proclamado desde el triunfo, estableciendo una nueva
división político-administrativo, así como
órganos de poder popular con un alto carácter
electivo a todos los niveles, identificando la
legitimación del Sistema Político
Cubano.

Las nuevas relaciones políticas establecidas a
raíz de la institucionalización de nuestro sistema,
no estuvo exento de errores, que fueron modificándose con
el transcurso del tiempo, y la experiencia que se iba ganando con
el paso de los años, lo que permitió que los
errores en política económica y laboral, la alta y
excesiva centralización, la marcada tendencia a la
absolutización de los métodos administrativos de
dirección, el burocratismo y el descontrol, el formalismo
en la actividad política e ideológica, el
triunfalismo, la ausencia de análisis
objetivocrítico en los medios de difusión masiva,
el encerramiento del Partido en su vida interna, y otros
fenómenos negativos[7]fueran
depurándose con vistas a su perfeccionamiento; todo ello
posible por la gran posibilidad del sistema político
cubano a modificaciones, dado su carácter didáctico
y dinámico.

La década del 90 se caracterizó por una
nueva etapa del Sistema Político Cubano. Es
consideración de varios autores, que esta etapa estuvo
identificada por la capacidad de autodesarrollo y de
autoperfeccionamiento, determinada hasta cierto punto, y en gran
medida, por la caída del bloque socialista. En 1991, con
la celebración del IV Congreso del Partido Comunista de
Cuba, se dan a la luz un grupo de resoluciones tendentes a la
democratización del sistema, cuyo fin supremo fue el de
lograr la mayor participación popular en las decisiones.
No es de nuestro interés analizar los cambios
estructurales y funcionales que hicieron más
democrático el régimen, pero si es menester hacer
mínima alusión a los mismos, con vistas a
identificar someramente las reformas implementadas.

Se dotó de mayor autoridad a las Asambleas
Municipales del Poder Popular, con la creación de los
Consejos Populares, la nueva forma de elección de los
delegados a las Asambleas Provinciales, y diputados a la Asamblea
Nacional, que aunque no constituyen el exponente mayor de
democracia participativa, mejoró hasta cierto grado la
participación ciudadana. Cambios en el estilo y
funcionamiento del PCC, que hicieron un acercamiento de los
dirigentes a las masas, la revitalización de las Asambleas
de Trabajadores, el reconocimiento de la posibilidad de ingreso
al partido de los ciudadanos que profesaran una religión
determinada, el reconocimiento constitucional de varias formas de
propiedad, y otras reformas, plasmadas en tres documentos
principales; la Constitución de la República, los
Estatutos del Partido, y la Nueva Ley Electoral; constituyeron
las transformaciones primarias que sufrió el Sistema
Político Cubano.

Las modificaciones a la Constitución de 1976, en
1992 y 2002, constituyeron, recientemente, las reformas de gran
valía, que influyeron en cierto grado en la mejora del
Sistema Político Cubano. Es indudable que se hace
imprescindible, que los mecanismos orgánicos y funcionales
del sistema deben, y pueden ser perfeccionados en sumo, logrando
la participación popular en la toma de decisiones
políticas, propias, y características de un
régimen socialista.

CAPÍTULO 2:

El sistema
electoral cubano. Generalidades

Cualquier Sistema Electoral, en cualquier momento o
época de la historia civilizada de la humanidad, ha sido
el eje central para la caracterización de cualquier
Sistema Político, así como del nivel de
democratización en el. Constituye el nervio central que
determina la salud de un régimen, pues de sus mecanismos
el poder constituido decide al poder constituyente, y este a su
vez la política general de un país. Tanto los
dirigentes, en mayor o menor medida, como las leyes imperantes en
una nación, son reflejo de lo que prevaleció
previamente, en determinado proceso electoral.

Un Sistema Electoral erigido sobre la base de la
participación popular, es el que definitivamente debiera
prevalecer en cada región. No interesa si cada proceso lo
caracteriza el pluripartidismo o el unipartidismo, lo realmente
trascendental es el nivel de colaboración de las masas,
entendidas estas como sujetos de derecho con capacidad para
elegir y ser elegidos, y no solo la intervención popular
en la elección de determinado aparato estatal, o en la
aprobación de determinada Ley; sino que va más
allá, a la posibilidad efectiva de darle continuidad
valorativa a los resultados de esa elección. El Sistema
Electoral más democrático, es aquel que permita con
mayor amplitud, la participación de la ciudadanía,
en la política, desde el punto mismo de la creación
de la misma, en un proceso electoral, hasta que muere, o se
revitaliza, al terminar un período de mandato o
representación.

Está en la elección, la posibilidad de
legitimación de un Sistema Político, pues sus
integrantes serán entes activos y directos de cada
proceso. Desde el inicio del proceso electoral en cualquier
país, la estructura integrante del régimen, es la
que se pone en marcha, a través de los mecanismos
establecidos, dando al traste, al final, con el nuevo aparato
estatal, quien será el encargado en un nuevo
período de mandato o representación, de establecer
líneas de política general, que deben responder a
os intereses del poder que los eligió, constituyendo de
esta manera un círculo que se retroalimenta
infinitamente.

Variados son los criterios para considerar un buen
entendimiento sobre Sistema Electoral, pero a pesar de ser un
fenómeno frecuente en las democracias
contemporáneas, no es pacífica su sentido por la
doctrina. Mientras que para algunos autores lo consideran como
el mecanismo para cubrir los escaños
parlamentarios
; para otros es el proceso mediante el
cual los electores legitiman a sus representantes y al gobierno
que se instituye
; terceros consideran a las elecciones como
los medios para que actúen legítimamente los
partidos políticos y logren la imposición de la
voluntad predominante
. Por el parecido estilo, para algunos
como Nöhlen, el conjunto de mecanismos a través
de los cuales se convierten en escaños los votos emitidos
por el electorado conforme a sus preferencias
políticas
. Diferentes estudiosos, como Pérez
Royo lo entienden como el mecanismo a través del cual
se hace efectivo el proceso de representación, e
instrumento a través del cual se constituye la sociedad
política
, y varios como Sartori, que lo consideran el
factor para la estructuración del Sistema
Político de la Sociedad
.

Afiliémonos a uno u otro criterio, si es
indispensable entender que todo Sistema Electoral, y las
elecciones que devienen de aquel, responden, primeramente a la
clase económicamente dominante, dándose, en un alto
grado, la condición clasista, es por ello, que no siempre
de los resultados de un proceso electoral se puede afirmar que
prevaleció el consenso
popular[8]

El Sistema Electoral Cubano establece dos tipos de
procesos[9]uno general para renovar todo el
aparato representativo del Estado, y uno parcial, para renovar a
las Asambleas Municipales del Poder Popular. La distinción
entre uno y otro tipo de proceso radica en la temporalidad de su
realización, ya que la elección de las Asambleas
Nacional y Provincial son cada 5 años y la Municipal cada
2 años y medio. Es característico de nuestro
sistema el voto, el que será libre, secreto e igual, y
cada elector tendrá derecho a un solo
voto[10]libre porque el elector resuelve si vota o
no, sin la existencia de presión alguna sobre su
conciencia, secreto porque no se permite la observación en
el acto de votación, e igual porque no se distingue la
procedencia del voto emitido, teniendo el mismo valor el voto de
un obrero sencillo, que el del presidente de la
República.

Ahora, están aptos para ser sujetos tanto pasivos
como activos de las elecciones en Cuba, los ciudadanos mayores de
16 años de edad, que se encuentren en el pleno goce de sus
derechos, así como que no se encuentren dentro de las
incapacidades previstas por la Ley Electoral.

Cuando se activa un período electoral, se
originan dos órganos que son los encargados de dirigir y
organizar en cierto sentido la contienda electoral; las
Comisiones Electorales y de Candidatura, a todas las instancias.
Las Comisiones son las encargadas de organizar, dirigir y validar
todo el proceso eleccionario, y se van a crear por
designación del Consejo de Estado, esta a su vez va a
hacerlo igualmente con la correspondiente a la instancia
Provincial y esta última a su vez, designará a la
Municipal. Por su parte, las de Candidatura van a tener a su
cargo, entre otras funciones, las de la confección y
presentación de los proyectos de candidaturas de Delegados
a las Asambleas Provinciales y Diputados Nacionales. Están
integradas por representantes de la Central de Trabajadores de
Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la
Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación de
Estudiantes de la Enseñanza Media, y la Federación
Estudiantil Universitaria, los cuales serán elegidos por
las direcciones nacionales, provinciales y municipales
respectivas según la instancia.

No es de nuestro interés, ni objetivo esencial
tampoco, realizar un exhaustivo análisis del
funcionamiento del Sistema Electoral Cubano. Solamente nos
referiremos a los tres momentos esenciales, a los tres espacios,
por así llamarlos, y que a mi juicio constituyes el centro
de la democratización del proceso cubano, y de cualquier
proceso; el momento de la postulación, de la
nominación, y de la elección.

El proceso electoral para elegir a los delegados a las
Asambleas Municipales del Poder Popular, constituye
indudablemente, uno de los mecanismos electorales paradigmas para
el mundo de democracia y participación efectiva y real de
las masas. Constituye, en nuestro Sistema Político, el
ejemplo por el que se debe trabajar, el ideal de modelo electora
socialista, pues permite que la integración del pueblo al
mecanismo electoral, sean sin dudas de un 100 por ciento. A esta
instancia, se manifiesta la mayor muestra de poder del pueblo, ya
que en cada circunscripción, los electores pertenecientes
a cada una de ellas, propone al, o a los, candidatos a delegados,
realizándose estas propuestas en el marco directo de la
reunión zonal, del intercambio de ideas entre el grupo
electoral, correspondiéndoles a ellos mismos conformar la
boleta, en la que estarán los candidatos que mayor
consenso hayan tenido en la opinión de los sujetos
pasivos, y por si fuera poco, después de haber logrado
pasar el filtro de la nominación, tienen que someterse
nuevamente a la voluntad mayoritaria popular en la elecciones,
donde se decidirá finalmente, cuál es el delegado
al órgano del Poder Popular en el municipio.

A elección de los Delegados a la Asamblea
Provincial y Diputados a la Asamblea Nacional, no siguen el mismo
camino de la total democracia, perdiéndose un poco la
noción de la participación ciudadana en los
momentos de la postulación y la nominación. En
estos casos, quien postula es la Comisión de Candidatura,
y quien nomina, la Asamblea Municipal, al final, la
elección la realiza el pueblo, quien es en definitiva el
poder constituyente, y con suficiente conciencia para realizarlo,
a nivel municipal, por un solo candidato nominado; no así
a nivel provincial y nacional, en los que el elector podrá
votar por cuantos candidatos a delegados o diputados aparezcan en
la boleta, pudiéndolo hacer por uno, varios o todos,
manifestándose el voto unido.

CAPÍTULO 3:

La reforma del
sistema electoral cubano. Su influencia en el perfeccionamiento
del sistema político

A pesar de las reformas que ha venido sufriendo el
Sistema Electoral Cubano durante medio siglo de Revolución
Socialista, se hace evidente que, a nivel internacional,
aún es cuestionado por estudiosos del tema el nivel de
democracia y participación ciudadana en la elección
de nuestros dirigentes. Y no nos referimos, a la disidencia
contrarrevolucionaria y parasitaria que reside en el extranjero,
sino, a un cúmulo de personalidades serias, duchas en la
materia, y a muchos extranjeros, que no comprenden las
modificaciones que para un sistema socialista, como el cubano, se
tienen que implementar necesariamente a la hora de la
elección de los dirigentes. Temas como el unipartidismo y
su participación directa o indirecta en nuestro proceso
electoral, así como el nivel de participación
ciudadana, o nuestro tipo de democracia, son algunas de las
más discutidas.

Lo cierto es que, obviando interés
político alguno, se hace evidente que el sistema
socialista, donde el centro de su atención y eje esencial
de su existencia, es el hombre, pues se hace necesario que la
participación de el en la elección del gobierno sea
aún mayor. No es suficiente, con la legislación
cubana actual, en materia electoral, el nivel de enrolamiento del
pueblo en todas y cada una de las fases electorales, que
determinan al final, una administración que regirá
durante un período de mandato determinado, las vidas de
una nación. Se hace necesario que los ciudadanos cubanos,
con capacidad electoral, participen, con mayor profundidad en la
elección de todos y cada uno de los dirigentes que lo
representan a todos los niveles.

Consideramos que a nivel de municipio, en la
postulación, nominación y elección de los
delegados a la Asamblea Municipal, como anteriormente
señalamos, no existen grandes insuficiencias en la
regulación electoral, pues constituye un modelo de
democracia directa a seguir no solo por las demás
instancias en Cuba, sino por el mundo entero. Es el hecho
magnánimo de que el pueblo en vivo y en directo, conoce a
la persona que está proponiendo, en base a sus cualidades
personales, exponiéndolas en las asambleas de
nominación de candidatos correspondientes, de donde sale
además ya conformada la boleta electoral con las
propuestas conciliadas en dicha reunión, y consensuadas
por la mayoría de los participantes. La voluntad popular
se manifiesta de forma intensa e inmediata, con su
manifestación de conciencia revolucionaria, confiando en
que los nominados son los que tienen mayores posibilidades de
representarlos ante cualquier lugar, y de defender sus intereses
con mayor ahínco, pues son los que conviven a diario,
cotidianamente con los problemas y realidades del
elector.

En el proceso electoral para la elección de los
delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y diputados
a la Asamblea Nacional, la realidad es otra. El elemento
participación directa en las fases de postulación y
nominación rompen con la necesidad de darle
ubicación exigente al poder constituyente. En ambas, son
las Comisiones de Candidaturas[11]las encargadas
de elaborar y presentar los proyectos de candidaturas a una y
otra instancia. O sea, que la voluntad pura de cada elector, no
está presente en los momentos sublimes en que se discute y
decide, quienes son los que tienen condiciones, y quienes son los
que definitivamente estarán en las boletas.

Las Comisiones de Candidaturas en nuestro país,
vienen a suplir, justificada y acertadamente, la inexistencia de
partidos políticos que participan en el proceso electoral,
y por ende realizan la función de determinar cuáles
son las personas que se convierten en candidatos a delegados o a
diputados. Este órgano[12]está
integrado por representantes de la Central de Trabajadores de
Cuba, de los Comités de Defensa de la Revolución,
de la Federación de Mujeres Cubanas, de la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, de la
Federación Estudiantil Universitaria, y de la
Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media,
los que son designados por las Direcciones Nacionales,
Provinciales y Municipales, a solicitud de las respectivas
Comisiones Electorales. Esta amplia gama de representantes en el
órgano, lo dota de un alto nivel de popularidad, o sea de
representación del pueblo, y por ende, de
personificación digna de los intereses de cada uno de los
electores. El inconveniente está en si efectivamente, cada
miembro de esa comisión, conoce las interioridades, e
intereses de las propuestas a candidatos para la legislatura,
así como su nivel de compenetración con las masas a
las que representará, y lo que es más, si cada
candidato está identificado con los problemas reales de
cada elector. Es conocido que a pesar de que los postulantes
conocen y defienden a grandes rasgos los intereses de la
población a la que representan, no siempre lo hacen con el
nivel de particularidad necesario, ni dominan lo suficiente el
estado de opinión de los que lo eligieron. Asimismo, es
cierto también, que en la mayoría de las ocasiones,
el elector, quien es la parte de la cadena procesal electoral
más importante, no conoce a fondo a su candidato, o a los
candidatos, desconociéndolos por completo, a pesar de que
se intenta cierto acercamiento con sus biografías o
visitas a consejos populares. Lo cierto es que no constituyen
medidas lo suficientemente fuertes como para lograr un acertado
acercamiento de la masa electoral con su candidato.

Es notable, a partir de las investigaciones realizadas,
el nivel de desconocimiento que existe en muchos electores, de
quienes son los que lo representan en la Asamblea Provincial y
Nacional, consecuencia ello, de un proceso electoral previo,
donde no se jugó el papel de enrolamiento suficiente del
elector con su candidato.

Se hace necesario, si se quiere perfeccionar el sistema
político cubano, que se comience por dotar al sistema
electoral, de un mecanismo, lo suficientemente capaz, que cada
elector conozca desde la base, y con suficiencia y conciencia
política, a su candidato. La realidad es que sería
bien difícil este empeño, pero para nada imposible.
Se hace evidente, que el nivel de participación popular en
la elección de sus dirigentes aun no está lo
suficientemente cuajado, como para estar tranquilos, y para
glorificarnos de los avances en materia de democracia electoral.
Es el sueño de crear un sistema socialista, que es lo
mismo que decir igualitario, equitativo, justo; la génesis
para plantearnos desde ya, soluciones alcanzables y factibles que
en definitiva constituirán un paso gigantesco en la
legitimación de nuestro proceso electoral, y por ende de
nuestro sistema político.

Conclusiones

El Sistema Político Cubano, ha venido durante
estos años de Revolución Socialista, y sobre todo a
partir de la década de los 90, perfeccionándose, a
través de la reforma estructural y funcional de sus entes
e instituciones.

  • 1. El Sistema Electoral Cubano, se
    podría considerar como uno de los más avanzados
    y democráticos del continente, aunque se hace
    necesario su reforma en pos de darle mayor
    participación ciudadana en la elección de los
    delegados a la Asamblea Provincial, y de diputados a la
    Asamblea Nacional del Poder Popular.

  • 2. Se hace necesario la modificación de
    la Ley Electoral Cubana, sobre todo en las fases de
    postulación y de nominación de candidatos,
    posibilitando la participación directa del electorado
    en las mismas, posibilitando esencialmente dicho cambio un
    paso gigantesco en el perfeccionamiento de nuestro sistema
    político.

Bibliografía

  • 1. ALARCÓN DE QUESADA, Ricardo,
    "Cuba y la lucha por la democracia", Editorial
    Ciencias Sociales, La Habana, 2002, Cuba.

  • 2. CASTRO RUZ, Raúl. Informe del
    Buró Político al V Pleno del Comité
    Central del PCC, en Periódico "Granma",
    27-5-96.

  • 3. Constitución de la República
    de Cuba, texto reformado en 1992, en Gaceta Oficial de la
    República de Cuba, Extraordinaria, Año XC,
    No.7, 1º de agosto de 1992.

  • 4. Constitución de la República
    de Cuba, texto reformado en 2002, en Gaceta Oficial de la
    República de Cuba, Extraordinaria. Año CI,
    No.3, 31 de enero de 2003.

  • 5. DUHARTE DÍAZ, Emilio, "El Sistema
    Político cubano: particularidades de su
    formación y desarrollo
    ", en El Sistema
    Político Cubano, Tema IV, Editorial Letras Cubanas, La
    Habana, 2000, Cuba.

  • 6. GARCÍA BRIGOS, Jesús Pastor,
    "Gobernabilidad y democracia: los órganos del
    Poder Popular en Cuba
    ", Editorial Ciencias Sociales, La
    Habana, 1998, Cuba.

  • 7. GARCÍA COTARELO, R. y BLAS GUERRERO,
    A, Teoría del Estado y los sistemas políticos,
    Editorial UNED, Madrid, 1986, Partes I y II.

  • 8. Ley Electoral de la República de
    Cuba, (Nueva Ley aprobada por la Asamblea Nacional del Poder
    Popular en 1992), en Gaceta Oficial de la República de
    Cuba, Año XC, No.9, 2 de noviembre de 1992.

  • 9. PRIETO VALDÉS, Martha, "Un
    acercamiento al Sistema Político y al estado
    cubano
    ", en Colectivo de Autores, Teoría
    Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I,
    Editorial Félix Varela, La Habana, 2000,
    Cuba.

 

[1] Vid. PRIETO VALDÉS, Martha,
“Un acercamiento al Sistema Político y al estado
cubano”, en Colectivo de Autores, Teoría
Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I,
Editorial Félix Varela, La Habana, 2000, p. 8.

[2] Vid. Colectivo de Autores, Teoría
Sociopolítica, Selección de Temas, Tomo I,
Editorial Félix Varela, La Habana, 2000, p. 78.

[3] Vid. DUHARTE DÍAZ, Emilio, “El
Sistema Político cubano: particularidades de su
formación y desarrollo”, en El Sistema
Político Cubano, Tema IV, Editorial Letras Cubanas, La
Habana, 2000, Cuba, p. 65.

[4] Ídem.

[5] El autor se refiere al rediseño y
reformulación del Sistema Político de Cuba a partir
del triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959.

[6] Poder político que en sus primeros
momentos solo estuvo formado por la vanguardia revolucionaria.
Posteriormente se hizo mayor con el acceso de las masas al
mismo.

[7] Estos errores que durante años
fueron teniendo lugar en el Sistema Político Cubano,
constituyeron la causa de los que a mediados de la década
de los 80 se dio por llamarse Proceso de Rectificación, en
la que las políticas copistas de la antigua URSS, se
modificaron o suprimieron.

[8] Revísese, por ejemplo, el Proceso
Electoral del año 2000 en Estados Unidos de
América, analizando sus inconsecuencias, donde
resultó elegido fraudulentamente George W. Bush, donde se
hizo gala de la falsa democracia, pues votaron
increíblemente hasta los muertos.

[9] Vid. Artículo 2, Ley No. 72 Ley
Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.

[10] Vid. Artículo 3, Ley No. 72 Ley
Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.

[11] Vid. Artículo 67, Ley No. 72 Ley
Electoral, del 29 de octubre de 1992, Cuba.

[12] Vid. Artículo 68, Ley No.
72…, Cuba.

 

 

Autor:

Lic. Andy Rojas Jiménez

Abogado y Profesor Universitario.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter