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La religión opio del pueblo y mi descreimiento del cristianismo (página 2)



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Alienación religiosa

Las religiones se han encargado de consolidar la alienación económica. Para ello han creado cielos fantásticos, en un mundo sobrenatural que nadie ha podido confirmar, a cambio de soportar, de sufrir, de padecer con resignación en esta vida las cadenas de la explotación, la humillación, el sojuzgamiento, el abandono y el desprecio.

Las religiones son consecuencias de estructuras sociales injustas impuestas, reforzadas con hálitos, auras o mantos de sacralidad y santidad.

Hálitos, auras o mantos de sacralidad son el comportamiento, las reglas que hay que observar, las ceremonias, los ritos que hay que practicar, cuando se está ante algo que se dice está relacionado con los dioses.

Hálitos, auras o mantos de santidad son la aceptación de que hay seres o cosas con mayor presencia en ellos de los dioses.

Superación de la alienación religiosa

Como la alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica, mientras no se supere la alienación económica no podrá superarse la alienación religiosa. Además para la superación de las religiones hay que conseguir la inversión de la conciencia en varios aspectos, como: Que los seres humanos son quienes crean las religiones, sus dioses y sus cielos. Que los dioses propuestos hasta ahora solo han sido seres humanos idealizados. Que las religiones no son soles ilusorios alrededor de los cuales giran los seres humanos, sino que los seres humanos deben girar alrededor de sí mismos. Es decir, pensar, actuar, organizarse de acuerdo a la realidad de la razón. Que el destino real de las personas es su tránsito por el planeta tierra, y el cielo verdadero es la satisfacción o felicidad que proporciona la generación y disfrute de productos y servicios que mantienen y mejoran las actuales condiciones de vida, no para unos pocos sino para la mayoría de los seres humanos.

La misión de la ciencia y de la filosofía consiste en desmontar el más allá ilusorio y sustituirlo por el más acá real. Misión de la filosofía es además desenmascarar la autoenajenación humana en busca de la santidad y de mundos sobrenaturales imaginarios e ilusorios.

La religión opio del pueblo

El desmonte de estructuras sociales injustas es posible cuando el pueblo alienado y oprimido se organiza y une sus fuerzas para transformarlas. Mientras tanto las religiones continuarán engañándolo con sus propuestas de soportar con resignación las penalidades de la explotación, durante todas sus vidas, a cambio de cielos imaginarios e ilusorios. Esos efectos de indiferencia, de resignación, de embotamiento de las facultades intelectuales, que las religiones logran en sus fieles, ante la alienación y explotación de las personas, son similares a los efectos causados en ellas por el opio, en sus actividades cotidianas.

Autobiografía

Charles Darwin (1809 – 1882). Naturalista británico, autor
de la teoría evolucionista y fundador de la biología moderna.

Las escrituras sagradas.

Durante los años, de octubre 1836 a enero 1839 llegué gradualmente a aceptar que los libros sagrados de los judíos, el Antiguo Testamento, y los libros sagrados de los hindúes, Virhnú, Shiva y otros, merecen igual nivel de confianza. Me parece absolutamente increíble que si dios tuviese que hacer ahora alguna revelación, estuviese conectada con esas creencias judías o hindúes.

Mi descreimiento del cristianismo.

Como el cristianismo está sustentado en los milagros, en mi búsqueda de evidencias claras para poder creer en ellos, me encontré con los siguientes hechos: En cuanto más sabemos acerca de las leyes fijas de la naturaleza, más increíbles resultan los milagros. Los seres humanos de los tiempos en que sucedieron los hechos narrados por las escrituras sagradas, eran ignorantes y crédulos a niveles ahora inimaginables. Los evangelios fueron escritos mucho tiempo después de los acontecimientos que describen. Los aspectos en que difieren los evangelios son demasiado importantes, para admitirlos como imprecisiones habituales de los testigos presenciales de entonces.

A través de reflexiones como éstas dejé de creer gradualmente que el cristianismo como revelación divina, y en otras religiones que también se han extendido como fuego incontrolado, en grandes regiones de la tierra.

Como estaba poco dispuesto a abandonar mi fe, di amplio margen de libertad a mi imaginación, para inventar pruebas que bastaran para convencerme. Inventé el descubrimiento de viejas cartas entre romanos distinguidos y manuscritos de Pompeya y otros lugares, que confirmaban de manera espectacular todo lo escrito en los evangelios. Sin embargo, esto no bastó y la incredulidad fue adueñándose poco a poco de mí, hasta llegar a ser total. Afortunadamente el proceso fue tan lento que no me provocó ningún tipo de ansiedad.

Después de un tiempo largo, reflexioné sobre la existencia de un dios personal y llegué a las siguientes conclusiones: El viejo argumento de la naturaleza concebida como un acto único de diseño, defendido por Paley, resulta insostenible con el descubrimiento de la ley de la selección natural. No podemos seguir afirmando, por ejemplo, que la bella charnela, o articulación, de una bivalva, molusco de dos conchas, fue creada por un ser inteligente, de la misma manera que un técnico fabrica una bisagra para una puerta. La variabilidad de los seres vivos y la acción de la selección natural parecen diseñadas en dirección a la evolución de plantas y animales.

Sufrimiento y felicidad

Al preguntarme cuál es el beneficio general de la disposición del mundo, prescindiendo de las innumerables y bellas adaptaciones que encontramos por todas partes, encontré dos respuestas antagónicas. Algunos se sienten tan impresionados ante la cantidad de sufrimiento que hay en este mundo, que dudan teniendo en cuenta todos los seres vivos, si hay más miseria, y si el mundo como un todo es malo. Otros, si hay más felicidad y si el mundo como un todo es bueno.

En mi opinión, aunque sea complicado demostrarlo, se impone decididamente la felicidad. Esta conclusión armoniza bien con los efectos de la selección natural. Cuando todos los individuos de cualquier especie sufren habitualmente en grado extremo, desatienden la propagación de la especie y desaparecen.

Otras consideraciones me llevan más bien a la creencia de que todos los seres vivos, como norma general, tienden a disfrutar y a ser felices.

Muchos hemos comprobado que el desarrollo de los órganos corporales y mentales de los seres vivos es fruto de la selección natural, o de la supervivencia del más fuerte y de las costumbres. Que dichos órganos han sido desarrollados para que quien los posea pueda competir exitosamente con otros seres y aumentar el número de sus descendientes. Los animales se ven obligados a seguir la línea de acción más beneficiosa para su especie, a través de dos alternativas: solo la del placer, comiendo, bebiendo y copulando, como en el caso de los sementales. O a través de una combinación de placer y dolor, cuando además de los placeres tienen que pasar por el sufrimiento y el miedo, por ejemplo, en la búsqueda y consecución de alimentos. Una alternativa de solo dolor y sufrimiento, al prolongarse por tiempo largo provoca depresión y disminuye la capacidad de reacción. Por el contrario las sensaciones placenteras pueden prolongarse durante tiempo largo sin provocar ningún efecto deprimente, estimulando el sistema y aumentando su poder de reacción.

Selección natural

La selección natural no es perfecta, pero tiende a transformar todas las especies para que salgan airosas en su batalla por la vida, dentro de un entorno de circunstancias maravillosamente complejas y cambiantes.

La mayoría o totalidad de los seres vivos se han desarrollado de tal modo, que la selección natural ha convertido las sensaciones placenteras en sus guías habituales. Esto lo vemos en el placer que provocan: el esfuerzo corporal o mental, las comidas y bebidas diarias, la sociabilidad y el amor familiar. La suma de estos placeres que son habituales o recurrentes, proporcionan a los seres vivos más felicidad que tristeza, pues los sufrimientos considerables de muchos, son ocasionales.

El sufrimiento como mejoramiento moral

Nadie discute que en el mundo hay presencia de enorme sufrimiento, porque
todos los seres orgánicos se desarrollan a través de la variación
y la selección natural, transformaciones naturales que en algún
momento causan dolor. Pero intentar explicar que su objetivo es la mejora moral
es ir demasiado lejos, si tenemos en cuenta que todos los seres vivos, de todas
las especies, a menudo sufren dolor, sin que ellos les suponga una mejora moral.

La existencia de un dios inteligente

El argumento más habitual a favor de la existencia de un dios inteligente surge de los sentimientos y las convicciones interiores de la mayoría de personas. Estos sentimientos también me guiaron inicialmente: ante la grandeza selva brasileña escribí entonces en mi diario "me resulta imposible describir en palabras los sentimientos superiores de asombro, admiración y devoción que llenan y elevan mi mente". Por entonces, mi convicción era que en los seres humanos existe algo más que la respiración. Pero hoy en día, ni la visión de las más grandiosas escenas genera en mis tales convicciones y sentimientos. Esto unido al hecho de que la mayoría de los seres humanos no poseen la convicción de la existencia de un dios inteligente, no validan el argumento de su existencia.

Fue para mí más racional la explicación de que estos escenarios grandiosos a través de los sentimientos, generan el estado mental de sublimidad, como en cierta medida lo hace la música, y que sea utilizado también como argumento de la existencia de un dios inteligente.

Otra fuente de la creencia en la existencia de un dios inteligente, conectada con la razón y no con los sentimientos, parte de la dificultad extrema, o más bien de la imposibilidad, de concebir este inmenso y maravillosos universo como resultado de una casualidad o una necesidad. Este punto de vista me forzó inicialmente a considerar una primera causa, algo análoga al ser humano pero con una mente más inteligente. Esta era la conclusión que dominaba mi mente cuando escribí El origen de las especies, pero desde entonces con muchas fluctuaciones y muy gradualmente se fue debilitando.

Soy agnóstico

Dudo que la mente de los seres humanos, que se ha venido desarrollando a partir de mentes animales, cada vez más inferiores, sea capaz de extraer conclusiones, de arrojar luces, sobre problemas divinos de tan difícil comprensión. Por esta razón debo contentarme con permanecer agnóstico, es decir aceptar que las nociones divinas son inaccesibles al entendimiento humano.

La inmortalidad del alma

Creo que en futuro el ser humano seguirá siendo una criatura cada
vez más perfecta y me resulta intolerable que él y todas los demás
seres vivos sean condenadas a una aniquilación completa después
de un progreso largo y continuado. La hipótesis de la mayoría
de los físicos me parece fuerte y casi instintiva: que al terminar la
combustión del sol sus planetas se enfriaran y la vida se acabara. Esta
destrucción no parece tan atroz, sin embargo, para quienes creen en la
inmortalidad el alma.

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

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