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Significación de la historia en el aprendizaje de los alumnos (página 2)



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La historia desde el punto de vista marxista es la
historia de la lucha de clases y considera para su estudio, los
acontecimientos y objetos en condiciones
histórico-concreto, de esta manera la historia adquiere
valor científico, útil para materializar el futuro
social intencionalmente creado, con fines a establecer un orden
social que priorice el desarrollo material y cultural de la
sociedad en general.

El hombre y la
cultura

En la ideología Alemana Marx, (1978), afirma:
no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que
determina la conciencia.

Es decir, la historia se forja en cada momento y se
nutre de los elementos sociales para su desarrollo. El hombre
creador de la historia, sus características sociales, su
estado de conciencia y sus motivaciones están fuertemente
vinculados con su entorno social, es producto de esas relaciones,
lo moldean y lo encaminan a desarrollarse en el limite de ese
contexto, a fin de corresponder con su origen que lo determino.
Referente a esto Ponce, (2000), afirma: el hombre, en cuanto
es hombre, es social; es decir, esta siempre modelado y
configurado por un ambiente histórico, del cual es
imposible desprenderlo.

Toda manifestación humana, incluida la historia,
se desarrollaron bajo realidades específicas, nada se
puede concebir sin establecer estrecha relación entre los
fenómenos y las condiciones históricos-concretas en
la que aparecieron y se desarrollaron dichos fenómenos.
Riazanov, (1977), manifestaba que el hombre es producto de un
medio histórico-determinado. Un genio que aporte una
novedad lo hará sobre la base de lo existente. No puede
surgir de la nada.

El maestro,
sujeto histórico

El maestro, tiene la tarea de dominar los contenidos de
enseñanza, el uso de las estrategias adecuadas, el tener
en claro las habilidades intelectuales a desarrollar, pero eso no
basta, el maestro debe contar con una teoría
científica para apoyar y orientar su quehacer educativo.
De otro modo esa enseñanza no trasciende, se queda
reducida a su mínima expresión que puede ser en el
plano instructivo.

Esta transformación requiere del conocimiento de
la realidad existente y las aspiraciones de clase social de quien
se educa, el dominio de la didáctica educativa debe ir de
la mano con un programa político fundamental. En palabras
de Lombardo, (1987), al referirse al maestro mexicano afirmaba:
antes que métodos pedagógicos lo que el maestro
necesita es una doctrina social que predicar.
Hoy sabemos
que ambos requerimientos son imprescindibles en la tarea
educativa transformadora.

La visión científica de la historia,
promueve que la educación debe ser una institución
formadora de cultura, lo cual implica no solo desarrollar la
existente sino de transformarla a mejores niveles de desarrollo
social.

Sin embargo, la falta de una orientación
teórica del maestro lo imposibilita a intervenir en los
procesos históricos, y prolonga la existencia del status
imperante. La falta de claridad teórica, lo mismo ayer
que hoy, es la causa profunda que el formidable potencial
revolucionario del magisterio nacional se mantenga adormecido y
de que la conciencia del maestro, en términos generales,
se encuentre vacía de ideales trascendentes.
Salazar,
(2000). Esto nos lleva a concluir que el maestro decidido a hacer
historia, tiene que iniciar una transformación de
cómo ha venido concibiendo sus procesos educativos, y
convertirse en verdadero promotor de los cambios sustanciales que
demanda la sociedad.

Maestros e historia son términos que tienen una
connotación de compromiso, y a la vez sintetiza la obra
cumbre de los docentes que es la de formar desde las aulas
escolares la personalidad integral de los alumnos, a los sujetos
históricos, a verdaderos ciudadanos que intervengan en los
procesos sociales de transformación.

El cumplimiento de tan grandiosa tarea, tiene que ver
pues, con las nuevas maneras de concebir las relaciones sociales,
al Estado, a la libertad, a la igualdad, a la justicia,
etc.

Maestros, padres
y alumnos construyen la historia

La educación es factor clave en el cumplimiento
de las aspiraciones de quien la dirige, pues tiene en sus manos
el instrumento para configurar el hombre deseado. En la
educación como proceso intencionado se hacen presentes
requerimientos que tienen que ver con la capacitación del
hombre para desempeñar las actividades que se le asignen
así como ser promotor ideológico de quien lo
formó.

En los procesos educativos y en especial de la historia
se debe valorar el encauzar el desarrollo de la personalidad, a
orientar el curso de la historia social, a establecer nuevas
relaciones que pugnen siempre por alcanzar las transformaciones
necesarias para la vida digna, lo cual incentiva a crear
proyectos alternativos acordes a las nuevas
necesidades.

En el contexto de la educación intervienen como
ya se ha mencionado los determinantes sociales, lo que hace
indiscutible la participación del maestro y los padres de
familia como elementos de primer orden para el logro de la
personalidad integral de los alumnos. Estos maestros y padres que
intervienen en el proceso deberán contar con conocimientos
indispensables de orientación.

La comunicación permanente y precisa entre
maestros y padres puede dar asombrosos resultados, se
contará siempre con el anhelo de que se desea un mejor
futuro para los alumnos. Una labor bastante compleja y delicada,
pero con resultados de largo alcance, pues estos niños que
hoy se desarrollan, mañana serán los padres que
junto con los futuros maestros serán los nuevos aliados
que cumplirán gradualmente el logro de un nuevo orden
social.

Makarenko, (1985), rescata el papel fundamental de los
padres en la educación de sus hijos y contempla este
trabajo en la construcción del futuro social, al afirmar:
al moldear a sus hijos, los padres modernos moldean la
historia futura de nuestro país y, por consiguiente,
también la historia del mundo.
Así mismo
considera determinantes las relaciones sociales que se establecen
en la educación y señala que: la
educación es un proceso social, en el más amplio
sentido del término. Todo contribuye a la
educación: la gente, las cosas, los acontecimientos; pero
antes que nada y por encima de todo…la gente. Los padres y
los maestros ocupan el primer lugar en ese grupo.

La educación es entonces el conducto ideal en el
logro del destino histórico y la historia no es solo
pasado es también presente y futuro, porque se trabaja hoy
para construir el mañana de manera consciente. Todo lo que
se forja tiene un fin que se materializa a base trabajo, y la
educación es y será el medio ideal.

La historia,
asignatura para transformar

Al hablar de historia como asignatura, se debe tener
presente todo el compromiso social que trae consigo el
término, pues no se trata únicamente de otorgar
datos de hechos relevantes y aplicar instrumentos evaluativos
para medir lo que el alumno logro retener a corto plazo, no, pues
la tarea no es dejar las cosas como han estado hasta hoy, la
tarea es otra: desarrollar para transformar.

Y, ¿qué vamos desarrollar y transformar?,
a desarrollar conocimientos que la experiencia humana a acumulado
y establecer vínculos con los valores para llevarlos a la
práctica, brindando atención al desarrollo de las
habilidades intelectuales de nuestros alumnos, a fin de que estas
contribuyan a moldear su personalidad de manera integral, con
este hecho se sentaran las bases para iniciar el proceso de
transformación de las realidades existentes hacia la
ascensión de niveles más armoniosos de vida con la
naturaleza y la sociedad.

En el Plan y programas de Estudios de Educación
Primaria (1993), se pretendía fortalecer la identidad
con los valores cívicos y las aspiraciones del pueblo
mexicano: respeto y aprecio por la dignidad humana, la libertad,
tolerancia, justicia, igualdad, solidaridad, soberanía,
democracia y legalidad.

En esta parte legal de la educación que orientaba
la enseñanza y el aprendizaje de la historia estaban
marcados elementos que se pretendían lograr en nuestros
alumnos, si eso era así, ¿por qué no se han
podido satisfacer estos aspectos que adolecen nuestros alumnos y
nuestra sociedad?

Ruiz del Castillo, (1998), nos dice que para
explicar las deficiencias y fracasos del sistemas educativo es
común responsabilizar de estos a los alumnos debido a su
falta de capacidad e interés; a los maestros por su
incompetencia, irresponsabilidad y deficiente formación
académica; a los métodos de enseñanza por
obsoletos y a la permanencia de estructuras educativas
inoperantes.

Castles, (1989), advierte que la educación
esta controlada por la clase que controla los medios de
producción, y tiene dos funciones principales: primera,
proporcionar a los miembros de una clase social especifica las
capacidades generales y el entrenamiento necesario para realizar
las tareas que se les han asignado; segunda, transmitir la
ideología política y religiosa dominante que
justifique la forma existente de dominación de
clase.

Teniendo presente la hegemonía ideológica
y una serie de factores que conspiran contra una educación
realmente desarrolladora, los maestros y alumnos pertenecientes
mayoritariamente a la clase social desprotegida tienen que buscar
alternativas que los conduzca a obtener resultados favorables a
sus intereses. El mismo Stephen alienta: las clases oprimidas
y explotadas se dan cuenta de la necesidad de nuevos modos de
moldear la conciencia y así lograr su emancipación;
y la ruptura de las antiguas formas de educación les dan
la oportunidad de introducir innovaciones.

Un instrumento bien utilizado en esta gran batalla del
conocimiento consciente es La Historia Científica,
aliada en la gran tarea de reorientar la enseñanza y el
aprendizaje en el cumplimiento de la misión más
alta: acercar con el desarrollo integral del educando al destino
histórico socialmente humano.

En el actual Programa de estudios (2009), con el fin
de que los alumnos aprendan a pensar históricamente, el
programa de Historia promueve el desarrollo de tres competencias
que se relacionan entre si: Comprensión del tiempo y del
espacio histórico, manejo de la información
histórica y la formación de una conciencia
histórica para la convivencia
.

Las intenciones en este plan tienen una base
teórica para formar un tipo de alumno acorde a "las
necesidades sociales," sin embargo, es fundamental considerar la
formación integral de la personalidad de los alumnos, que
implica la necesidad de poder apropiarse del conocimiento de
manera crítica y reflexiva y ser conscientes
además, del uso práctico de sus competencias que se
pretenden desarrollar según este plan y aún mejor,
el maestro esta obligado moralmente a trascender en las
expectativas con los alumnos desarrollando incluso, habilidades
metacognitivas.

Para Zilberstein, (2005), los aspectos que la sociedad
debe promover para alcanzar una cultura mas integral son entre
otros:

Conocimientos profundos ( yo Diría
esenciales) no solo de los contenidos considerados
tradicionalmente académicos, sino también de otros
quizás no incluidos suficientemente en estos, como son los
referidos al arte, la música, la protección del
medio ambiente, la economía, la filosofía, la
política, la historia de cada localidad y de sus
habitantes, por solo mencionar algunos.

Así mismo propone que en nuestros alumnos debemos
potenciar el desarrollo de sus habilidades y capacidades
intelectuales generales que les permite desentrañar las
relaciones esenciales, las causas, las consecuencias, los nexos
que se establecen en los complejos procesos que hoy existen en la
naturaleza, la sociedad y el pensamiento; por ultimo otorga
interés en el desarrollo pleno de los valores, en su mas
amplio sentido que les permitan reconocer el valor de la
experiencia acumulada por la humanidad, por la sociedad,
partiendo de su célula fundamental: la familia, es decir
amar conscientemente a sus mas cercanos, para que con ello se
ame, respete, y se adquiera real compromiso con la humanidad en
su conjunto.

Expuestos estos contenidos que se complementan, viene la
tarea exclusivamente del maestro que consiste en tener claro los
objetivos que orienten la tarea educativa en la búsqueda
de estrategias para el logro de aprendizajes altamente
desarrolladores y transformadores.

Estamos, pues, frente a la revitalización de
la lucha ideológica y política en la
educación, de la que puede resultar ciertamente un cambio.
Esperemos salga triunfante el conocimiento comprometido con el
pueblo y se acelere la lucha contra la ignorancia, la
sumisión y la explotación
. Ruiz del Castillo,
(1998).

La historia en
las aulas

La historia tiene sin duda una de las más
grandiosas tareas en el hombre. Una de las principales es el de
revalorar el papel del hombre en la sociedad, el de reconocerse
como un ser protagónico y capaz de contribuir en las
profundas transformaciones sociales, a través de que el
hombre forme en el hombre una nueva concepción del
mundo.

Pero en la enseñanza de la historia, lejos de
contribuir a lo antes expuesto ocurre un fenómeno muy
característico, (Leal, 1998), la enseñanza
generalmente es expositiva, pasiva, dedicada a priorizar nombres
y fechas relevantes, y muy recurrente a la utilización de
cuestionarios como actividad central; sin establecer muchas veces
nexos con acontecimientos anteriores, presentes y menos con el
futuro. Los conocimientos previos, actuales y los intereses de
los alumnos no son considerados en la enseñanza, sus
habilidades argumentativas, críticas, comparativas y
valorativas tampoco son desarrolladas.

Las causas que se atribuyen a esta desviación en
la enseñanza y el aprendizaje de la historia suelen ser
variadas, se otorga enorme peso a la idea equivocada que tienen
los docentes de estos procesos educativos dialécticos, lo
que conlleva a establecer practicas mecánicas,
reproductivas, orientadas a formar alumnos pasivos, acumuladores
de información que difícilmente encuentran espacios
para provocar desarrollo en su razonamiento.

La enseñanza de la historia es una tarea
delicada, requiere, al igual que las demás esferas del
conocimiento, estimular la inteligencia y potenciar en el alumno
la creación y perfeccionamiento de sus operaciones
intelectuales, las que permitirán abordar los procesos
históricos con una visión multidisciplinar y
dinámica, que permita comprender el fenómeno
histórico desde su origen y sus relaciones contextuales,
así como de establecer las analogías de
acontecimientos históricos pasados con los
recientes-actuales; esta valoración de los
fenómenos permitirá en los alumnos tomar el sentido
de responsabilidad y autodeterminación en las necesidades
de profundizar en los conocimientos y asumir un papel
protagónico en los sucesos históricos de la vida
presente y futura.

Algunas habilidades intelectuales que se proponen
desarrollar en los alumnos y sus implicaciones son: el
análisis del acontecimiento histórico precedido de
una descripción interpretativa de fuentes diversas,
utilización de unidades de medición y
consideración de las circunstancias especificas, que
permitirán descomponer el hecho en partes y lograr una
mejor asimilación de su contenido; este proceso del
pensamiento constituye todo un método de estudio
investigativo.

La identificación de las causas que determinaron
el hecho, relacionarlo con el espacio y tiempo en que se
dio.

La crítica del fenómeno consistirá
en hacer esfuerzos de cotejo con los hechos del presente lo que
permitirá en el alumno una valoración de los
procesos históricos pasados y actuales; no reducidos al
plano descriptivo, sino contar con alumnos con una
posición particular, producto de toda una serie de
procesos de análisis críticos, reflexivos y
comparativos orientados por una interpretación
científica.

Referente a esta visión de la historia, Leal,
(1998), afirma que el conocimiento de la vida del hombre en
toda su dimensión económica, social,
política y científica-técnica, posibilita
comprender el origen, desarrollo y transformación de la
sociedad humana en su carácter regular y progresivo: y
formar una conciencia de las leyes del desarrollo social y educar
para la acción práctica al conocerlas y aplicarlas
al proceso histórico concreto.

Conclusiones

La educación es factor clave en el cumplimiento
de las aspiraciones de quien la dirige, pues tiene en sus manos
el instrumento para configurar el hombre deseado.

A través de la enseñanza y el aprendizaje
de la historia se revalora el papel del hombre en la sociedad, al
reconocerse como un ser protagónico, capaz de influir en
los cambios y transformaciones de su entorno social.

En la asignatura de historia el profesor debe potenciar
el desarrollo de las habilidades intelectuales de sus alumnos, a
fin de brindar un método científico para que el
alumno se apropie de los conocimientos a través de
procesos analíticos y comparativos.

La errónea concepción que tiene el maestro
de la enseñanza y el aprendizaje propicia prácticas
mecánicas y pasividad en el alumno, así como
deficiencia en el desarrollo de su pensamiento.

Bibliografía

Castles, Stephen. & Wustenberg, Wiebke. (1989).
La Educación del Futuro. México. Nueva
Imagen.

González y González, Luis. (1995). Todo es
Historia. México. Ed. Cal y arena.

Leal, Haydeé. (1998).Desafío Escolar.
Revista Iberoamericana de Pedagogía. ¿Qué
enseñanza de la historia necesitamos en los momentos
actuales ? Una reflexión necesaria, 4,36-39.

Lombardo, Vicente. (1987). Obra Educativa. Tomo
I. Colección Educadores mexicanos. México.
Instituto Politécnico Nacional.

Makarenko, Anton. (1985). Flores para la vida.
México. Editorial Razo.

Marx, Carlos, & Engels, Federico. (1978). La
Ideología Alemana
. México. Cultura
Popular.

Salazar, Othón (2000). Forum, Revista de
análisis y reflexión. Nuevo tipo de
maestro
.

Secretaría de Educación Pública.
(1993). Plan y Programas de Estudio. México,
D.F.

Secretaría de Educación Pública,
(2009). Programas de Estudio. Sexto grado. México.
D.F.

Ponce, Anibal. (2000). Educación y Lucha de
Clases.
México. Editores Unidos.

Riazanov, D. ( 1977 ). Curso de Marxismo.
México. Cultura Popular.

Ruiz del Castillo, Amparo. (1998). Crisis,
Educación y Poder en México.
México,
D.F. Plaza y Valdez.

Zilberstein, José. (2005). Aprendizaje,
enseñanza y Educación Desarrolladora.
México. CEIDE.

 

 

Autor:

Julio Lázaro
Bazán

Maestrante en ciencias de la educación
especialidad en desarrollo de habilidades intelectuales. Centro
de estudios de postgrado "Lev Vigostky". Tlapa de Comonfort,
Guerrero, México.

Partes: 1, 2
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