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El sistema bancario y su labor en la dualidad monetaria en Cuba (página 2)



Partes: 1, 2

La dualidad monetaria no es más que la
circulación de manera oficial del dólar junto a la
moneda nacional compartiendo sus funciones, que en nuestro
país tuvo como característica que en el 1994 surge
el peso convertible cubano (CUC) como moneda nacional
equivalente, que en el 2004 se cumplimenta con el establecimiento
de la Res. 80 del BCC.

Dolarización: se produce cuando en cierta
forma el dólar desplaza la moneda local en una de sus 3
funciones básicas o en algunas de ellas es decir como
medio de pago, unidad de cuentas y patrón de
reserva.

Dolarización Total: Opción que se
refiere a la decisión deliberada de sustituir totalmente
la vigencia de la moneda nacional.

Dolarización parcial: se produce cuando el
estado opta por formalizar e incluso profundizar el nivel de
dolarización de facto existente, sin llegar a sustituir
totalmente la vigencia de la moneda nacional.

La diferencia esencial entre al dolarización
parcial y la total radica en que la legalización de la
dualidad monetaria busca restablecer la credibilidad en la moneda
nacional por medio de la recuperación integral de la
economía, mientras que la total busca importar
credibilidad ajena desechando su moneda nacional y sobre esa base
lograr la recuperación económica.

El bimonetarismo juega un papel dinamizador dentro de un
programa de ajuste más abarcador pero le incorpora al
mismo algunas irregularidades relacionadas con la probabilidad de
derrame de los niveles de dolarización previstos
inicialmente y la tendencia a transformar mecanismos y
situaciones que deben ser transitorias, en
permanentes.

La dolarización no es un sinónimo de
desaparecer los problemas del sistema financiero, la
economía será aún más inestable por
estar sometida a las fluctuaciones financieras internacionales.
La economía pasa a depender de la entrada de capitales y
el endeudamiento externo para obtener la posibilidad de ajustar
los tipos de cambio, deja como única solución la
rebaja de los costos (en particular el salarial) y el cese de las
tasas de intereses.

Para el país dolarizado las desventajas e
inconvenientes son múltiples abandona la soberanía
monetaria y cambiaria; adopta un esquema recesivo, se fragiliza
el sistema bancario con la desaparición del prestamista en
última instancia[1]se elimina el
señoreaje, se atenta contra los esquemas regionales de
integración, se pierde abundantes reservas para reemplazar
el circulante

Surgimiento de la
dualidad monetaria en Cuba

El dinero y la moneda aparecen en Cuba con la llegada de
los españoles. Los habitantes primitivos de nuestro
país utilizaban el trueque para su reducido
comercio

Durante el periodo colonial circulaban monedas de oro
españolas y francesas situación esta que cambio con
la intervención norteamericana ocurrida entre 1898 y 1902
y con la introducción del dólar como patrón,
estando en detrimento dichas monedas.

En 1914 se creó la ley que daría vida al
sistema bancario nacional, la cual no contempló la
emisión del papel moneda y ratificó la permanencia
de la moneda norteamericana. Dicha ley disponía que la
moneda nacional tendría como patrón el oro y por
unidad el peso, con un contenido metálico bruto de 16718
gramos y un fino de 15046. a su vez el oro tendría fuerza
liberatoria ilimitada, la plata en proporción del 8% de la
cantidad a pagar, liberándose así las obligaciones
que no excedieron de diez pesos y el níquel tendría
una fuerza liberatoria hasta un peso. En 1934 se
desmonetizó el oro y se estableció la plata como
nuevo patrón metálico con fuerza liberatoria
ilimitada. Así se emitieron los primeros billetes que
fueron designados como certificados de plata en virtud de su
respaldo, los que fueron desmonetizados en 1953.

Con la creación del Banco Nacional de Cuba, el 23
de diciembre de 1948, y como único órgano emisor de
la nación, comienza a circular en el país los
primeros billetes en series. En 1951, se estableció la
circulación de la moneda cubana solamente, aun cuando de
facto continúo circulando la moneda norteamericana hasta
finales de la década de los años
cincuenta.

Los bancos existentes en Cuba a finales de la primera
Guerra Mundial constituían un sistema bancario sui
géneris, funcionando prácticamente sin regulaciones
legales. No solo era la ausencia de un banco central, sino que
carecía de una apropiada legislación
bancaria.

Después del triunfo de la revolución de
1959 y de acuerdo con la política económica
monetaria implementada desde entonces, se adoptó un
conjunto de medidas tendientes a establecer sanciones penales
para toda aquella persona que mantuviera en su poder moneda
extranjera o efectos denominados en moneda extranjera y que no
estuvieran autorizados a circular.

Entre 1989 y 1993, el producto interno bruto (PIB)
cayó 35 por ciento, se perdió más de 80 por
ciento del comercio exterior, el consumo de combustible se redujo
a menos de la mitad y desaparecieron casi totalmente las fuentes
externas de financiamiento. Acentuado por el bloqueo
económico (que ese país llama embargo) contra Cuba
vigente desde la década de los 60 y obstaculizaron su
reinserción financiera y comercial las nuevas
circunstancias así como la aprobación en Estados
Unidos de las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton
(1996).[2]

En 1992, como parte de las medidas adoptadas para hacer
frente a la crisis económica y los desequilibrios
monetarios derivados, el gobierno cubano adoptó un
conjunto de reformas que introdujeron cambios importantes en el
anterior esquema de economía centralmente planificada. Una
de esas medidas fue la despenalización de la tenencia de
divisas, cuyo objetivo central consistió en retirar de la
circulación subterránea las monedas extranjeras
convertibles y atraer divisas al país a partir de las
remesas familiares y otras medidas adoptadas.

El origen de esta situación está en la
grave crisis económica que sufre Cuba durante la primera
mitad de los noventa. En ese período confluyen dos
circunstancias que dan lugar a la circulación
simultánea de dos monedas con muy distinto valor. Por un
lado, la crisis provoca la caída de la producción y
deja sin contravalor (o respaldo) al peso cubano, que se deprecia
y pierde su capacidad adquisitiva. Por el otro lado, la
población empieza a recibir dólares vía
remesas y turismo. La fortaleza de la divisa extranjera facilita
que el dólar empiece a desplazar al peso cubano en parte
de sus funciones (como unidad de cuenta y de cambio). Con el
tiempo el Gobierno de Cuba empieza a emitir una moneda propia, el
peso convertible, cuyo respaldo son las reservas en
dólares, que paulatinamente sustituye a la divisa
extranjera. Al final, las dos monedas (el peso cubano
débil y el peso convertible fuerte) quedan
coexistiendo.

El Dr. Vidal opina que el desequilibrio monetario y la
enorme inflación del 200% en el 1993 crearon las bases
para dolarizar la economía, "para brindar una moneda
más estable y confiable que el peso cubano a las
actividades económicas que iban a ser los motores de la
recuperación. El turismo, la inversión extranjera,
las remesas y otros sectores emergentes la empezaron a utilizar
como medio de pago el dólar estadounidense. De esta forma
se intentaba aislar el desarrollo de tales sectores, de los
desequilibrios e inestabilidades imperantes en el resto de la
economía."[3]

En Cuba, las unidades económicas se mueven en
grandes campos fácilmente identificados. Por un lado, la
esfera planificada donde las empresas estatales, enfocadas al
mercado interno, vender sus productos a precios de lista a
empresas mayoristas para su distribución a la
población a precios subsidiarios, y en otro sentido, una
esfera de mercado, donde se localizan los mercados agropecuarios
e industriales, así como un segmento de la
población identificado como trabajadores por cuenta
propia, las entidades con inversión extranjera, las
entidades de recuperación de divisas y los circuitos
económicos autóctonos (manejados en divisas que se
han diseñado para la reconstrucción del sector
externo).

Estos aspectos en la economía cubana tienen
características muy singulares debido a la
combinación de varios factores, en primer lugar nuestra
economía no es una economía de mercado y en
consecuencia la actuación de a la política
monetaria se enmarca en un contexto diferente al que
convencionalmente se describe en la economía
macroeconómica.

A partir del 1993, las remesas familiares ganaron
importancia creciente en el sector externo de la economía
cubana, con un incremento de este ingreso a raíz de la
decisión del presidente de Estados Unidos (en marzo del
1998) de descongelar este flujo de los fondos hacia Cuba. Las
remesas familiares en Cuba actúan como flujos que
complementan el ingreso de las familias y que brindan un poder de
compra que contribuye a sostener y ampliar las transacciones de
los mercados agropecuarios e industriales y de las tiendas
recaudadoras de divisas (TRD).

En 1994 surge el peso convertible como moneda nacional
equivalente al dólar a fin de acrecentar la
circulación de divisas en el país. A mediados de
1995 comienza a operar las Casas de Cambio S.A (CADECA), las que
ya para octubre del mismo año disminuyeron las operaciones
de cambio de pesos por divisas, y viceversa con la
población. Estas operaciones se realizan en función
del mercado, estableciéndose las tasas de cambio de
acuerdo con la oferta y la demanda.

Muchas de las transacciones dentro de la esfera
planificada, y entre ésta y el mercado (interno o
externo), se están realizando según el tipo de
cambio oficial. De igual forma, el sistema de pagos en divisas se
extiende al sector interno de la economía; y así,
desde 1996, las empresas autorizadas a operar en moneda
extranjera cubren en divisas la compra de algunos bienes y
servicios producidos internamente a partir de insumos nacionales
o importados.

En nuestro país el tema de la dolarización
suscitó interés no solo debido a la importancia
internacional que recobró, sino también que la
economía cubana funciona desde hace ya varios años
en condiciones de dualidad monetaria donde el dólar cumple
por lo menos una de las funciones del dinero.

Desde que se adoptaron las medidas a mediados de 1993
para la legalización de tenencia y circulación de
divisas por parte de personas físicas, aumentó
considerablemente el nivel de posesión de divisas de la
población, calculándose que a mediados del
año 1997, alrededor de la mitad de la población
participaba en el segmento de mercado que opera en
divisas.

Las personas físicas reciben divisa
básicamente a través de remesas familiares del
exterior, los incentivos salariales o los gastos de los turistas.
Con la creación de las casas de Cambio a mediados del
1995, se institucionalizó la compra-venta de
dólares por la población, utilizando el tipo de
cambio del mercado paralelo con la cual disminuyó
considerablemente el volumen de esas operaciones que se
realizaban en el mercado negro. Sin embargo las transacciones que
se realizaban en la red de Casas de Cambio eran comparativamente
pequeñas en relación, al flujo de dólares de
remesas del exterior.

Durante los primeros años de la crisis, la
liquidez monetaria aumentó a un ritmo anual de 23%. En
1993 el coeficiente de liquidez con relación al producto
llegó al 73% y para tener un punto de comparación
este indicador se situó en un 24% como promedio en
República Dominicana, 27% en Costa Rica y 23% en Guatemala
e incluso en Nicaragua durante la fase hiperinflacionaria, el
coeficiente de liquidez no excedió del 64%.

Es natural que en un contexto de excesiva
circulación monetaria nacional y escasez de bienes y
servicios, la demanda de dólares aumentara como vía
para obtener los bienes insuficientes en el mercado de moneda
nacional, por lo que la cotización del dólar en el
mercado informal se eleva a niveles nunca antes
alcanzados.

En el 1995 la liquidez monetaria disminuyó en
casi 700 millones de pesos. Mientras que el peso se
apreció en un 66%. La reducción de la liquidez se
obtuvo como consecuencia del carácter fiscal y de precios
implementados en 1994 para el saneamiento de las finanzas
internas, con resultados positivos en 1995, tales como incremento
de los precios a productos no esenciales (cigarro y bebidas);
incremento de las tarifas de consumo de electricidad, agua,
transporte; introducción del cobro por servicios de
alcantarillados, eliminación de gratuidades tales como la
alimentación en los centros educacionales y acceso a
instalaciones deportivas y culturales. La disminución de
los saldos líquidos en poder de la población se
localizó fundamentalmente en el ahorro ordinario (92% del
total) que se redujo en un 10%.

Como parte de las medidas para incrementar el
crecimiento de la producción y la eficiencia en los
sectores estratégicos de la economía, se
diseñaron diversos esquemas de incentivos laborales que se
establecen sobre la base del dólar o el peso convertible.
Al finalizar el 1997 estos sistemas de estimulación en
divisas beneficiaban a 1.4 millones de trabajadores, que
representan un 37% de las personas empleadas por el Estado y las
Unidades Básicas de Producción Comparativa
(UBPC).

Una de las características sui géneris de
la crisis económica cubana es que, desde sus inicios las
autoridades adoptaron las políticas de trasladar a la
población el menor costo social posible de esta crisis. Es
por ello, que durante varios años y a pesar de que muchas
empresas trabajaban por debajo de su capacidad e incluso fue
necesario detener la producción en algunas de ellos por
falta de insumos o de mercado, los salarios nominales de los
empleados no se vieron afectados, ni se realizaron despidos
masivos.

No es accidental la recuperación del valor del
peso que siguió al cambio de estilo de la política
macroeconómica y a la instrumentación del programa
de estabilización a partir de la segunda mitad de 1993,
aunando al incremento paulatino de la oferta de bienes y
servicios, fundamentalmente a través del mercado
agropecuario, los mercados industriales y otros servicios a la
población.

El Banco y la
dualidad monetaria

Las medidas adoptadas en relación con la
utilización de la divisa extranjera en muchas de las
transacciones internas del país, trajo como consecuencia
la circulación paralela de dos tipos de monedas, el peso
cubano y el dólar (o su sustituto eventual el peso
convertible). Sin embargo los problemas derivados de la doble
circulación no se originan por la presencia de dos
monedas, sino en la coexistencia de dos tipos de cambio muy
diferentes: el oficial y el informal.

Tipo de cambio oficial: de un peso por un dólar,
se fijó en octubre del 1914, cuando se creó el peso
cubano, y no ha variado desde entonces; se utiliza para todas las
transacciones inter-empresariales, ya sea en el sector estatal o
entidades con participación extranjera. El tipo de cambio
oficial desde hace muchos años no expresa el valor real
del peso cubano, significa un subsidio a las empresas que tienen
un mayor nivel de importaciones y una penalización a las
principales exportadoras.

La cotización paralela del peso (mercado negro)
surgió desde 1959, a raíz del establecimiento de
controles de cambio, y persistió durante los 20
años que siguieron a la nacionalización del sistema
bancario y a la reforma monetaria de 1961. en este lapso no
solía exceder de 8 pesos por dólar, hasta que a
partir del 1991 comenzó su deterioro de la moneda
nacional, que alcanzó su punto máximo en 1994
cuando el dólar se cotizó a 95.00 pesos como
promedio en ese año, aunque en algunos lugares
sobrepasó esta cifra llegando alrededor de 130.00 pesos el
dólar. El tipo de cambio informal se utiliza,
básicamente, para las transacciones que realiza la
población, ya sea en los mercados agropecuarios o
industriales y en las casas de cambio.

La oferta y demanda de dólares de las empresas y
el gobierno afectan poco a la formación del tipo de cambio
paralelo, porque este se mantiene en el ámbito de la
economía familiar. Por lo tanto las amplias oscilaciones
cambiarias que se registraron a partir del 1991 van de la
política monetaria y fiscal que instrumentó el
gobierno.

Hasta 1993, la evolución del tipo de cambio
paralelo siguió una tendencia muy similar a la registrada
por la liquidez monetaria acumulada que para esta fecha
alcanzó 11043 millones de pesos.

Al mismo tiempo se fortalece la tendencia a la
concentración monetaria en un número menor de
cuentas de ahorro, pero con saldos más elevados, cuyos
poseedores son los que operan en la economía no
estatal.

En el 1997 los ingresos en pesos cubanos obtenidos por
la población como resultado de las operaciones de
compra-venta de dólares estadounidenses y pesos cubanos
convertibles en las Casas de Cambio, crecieron en un 16%, lo que
implicó que las ventas a la población fueron
inferiores a las compras de dólares por las Casas de
Cambio, lo cual en condiciones de libre mercado hubiese movido el
tipo de cambio a la baja y no al alza.

En el 2004 se establece la Res 80 del BCC con el
objetivo de desestimular la entrada de dólares en efectivo
al sistema financiero cubano, se establece el cobro en pesos
convertibles los servicios a la población y visitantes
extranjeros que anteriormente se nominaban en dólares, e
impone un gravamen al cambio de dólares físicos por
otra moneda, esta resolución tuvo dos objetivos, responder
por un lado a las acusaciones realizadas por la groseras
campañas de prensa realizadas donde se acusaba a la isla
de estar involucrada en el lavado de dinero y la actuación
del gobierno estadounidense y por otra parte aplicar la
correspondiente medida para defender nuestros recursos, con lo
cual el dólar también sufrió una
devaluación en Cuba, aunque se halla sobre evaluado dentro
del país.

Este proceso trajo consigo un gran esfuerzo del sector
bancario, que fue el encargado de llevar el proceso a la
realidad, para sacar de la circulación el dólar
americano y para que la población pudiese cambiar sus
reservas a pesos convertibles, además de brindar todas las
aclaraciones y orientaciones necesarias a la población
surgidas de la implementación de la Res. 80, con extensas
jornadas donde prevaleció el buen trato de los
trabajadores del sistema bancario a la población y la
transparencia en las operaciones realizadas. Demostrando la
abnegación de los trabajadores bancarios y su
incondicional apoyo a la Revolución.

En este sentido, una de las prioridades de la
política fiscal y monetaria aplicada al saneamiento de las
finazas internas mediante la disminución de la cantidad de
dinero en circulación, que en el caso de Cuba se mide por
la liquidez monetaria (efectivo en circulación y ahorro
ordinario de la población).

El costo de la crisis se solventaba con mayor
financiamiento directo (crédito a las empresas) o
indirecto (monetización del déficit fiscal).
Naturalmente, esta política trajo como consecuencia una
gran emisión monetaria sin respaldo de bienes (en un
contexto de caída del PIB y de fuerte disminución
de las importaciones) por lo que el coeficiente de liquidez
subió rápidamente.

El sistema bancario garantiza una alta rotación
de los fondos en divisas en virtud de su propia escasez. El
financiamiento en divisas por el sistema bancario y financiero
alcanzó en 1998 los 1005,4 millones de usd (29.1% de
incremento respecto a 1997), el 98.7% a empresas públicas
y el resto a entidades con inversión extranjera. Las tasas
de interés se fijan: por acuerdo entre las partes cuando
se trata de contratos, para las cuentas de ahorro a la vista (en
dólares y peso convertible) el tope es de un 3%, y para
depósitos a plazos entre un mes y tres años oscila
entre un 4% y un 7%, con el propósito de favorecer las
captaciones de fondos a largo plazo[4]Las empresas
tanto estatales como mixtas están excluidas del acceso al
mercado cambiario "libre" de CADECA.

En cuanto al mercado cambiario, la tasa de cambio del
mercado informal de CADECA, después de mantenerse estable
durante dos años en alrededor de 20 pesos por
dólar, al finalizar el año 2001 sufrió una
depreciación que la llevó hasta alrededor de 26
pesos por dólar debido, principalmente, a los
acontecimientos internacionales y al impacto de la
recesión económica mundial en la economía
cubana.

En el año 2005 se revaluó la tasa de
cambio del peso cubano en CADECA debido a que el país
empezó a recibir mayores ingresos externos y la cuenta
corriente de la balanza de pagos experimentó un
superávit. Ese mismo año aumentaron los salarios y
las pensiones, respaldados por un mayor crecimiento del
PIB.

Se ha estado trabajando en la elaboración del
sistema de agregados monetarios, con el objetivo de ir
perfeccionando el control sobre la oferta monetaria. En estos
agregados monetarios está incluida, tanto la moneda
nacional como la divisa, y sus componentes son: la liquidez en
poder de la población, a la vista o a plazo, y los saldos
de ahorro de las empresas y otras entidades que operan en la
economía. También, se ha determinado la
composición de la base monetaria donde se incluye el
efectivo en circulación fuera del Banco Central,
más las reservas de los bancos comerciales depositadas en
el Banco Central.

En este tema es importante destacar que debido a las
características que posee nuestra economía, el
componente de mayor importancia en los agregados monetarios, para
monitorear el comportamiento de los precios, es precisamente la
liquidez en manos de la población, que incluye el efectivo
en circulación y las cuentas de ahorro a la
vista.

Por otra parte se realizaron trabajos que permitieron
estimar, entre otros elementos, la demanda de dinero de la
economía, a través de técnicas
econométricas, contando para ello con la asesoría
de técnicos pertenecientes a Bancos Centrales de
América Latina.

Las medidas tomadas poseen gran importancia desde el
punto de vista económico para el sistema bancario pues
posibilitó:

  • Un mayor control por el Banco Central, sobre el
    dinero, pues permite medir con mayor precisión el
    dinero en circulación, lo cual facilita el ejercicio
    de la política monetaria.

  • Un incremento sustancial de las cuentas de ahorro de
    la población, con una mayor bancarización,
    así como un incremento de la cultura financiera por
    parte de la población.

  • Se logra mayor efectividad en la formulación
    y ejecución de la política monetaria, lo que
    contribuye con un mayor fortalecimiento de los bancos que
    representa una ayuda al crecimiento
    económico.

  • Se incrementa la rentabilidad bancaria dada la mayor
    oferta de servicios financieros.

  • La mayor liquidez y solvencia de los bancos favorece
    la obtención de créditos en divisa en el
    mercado financiero internacional. Logrando mayor solidez al
    sistema financiero y al BCC.

  • Aumento de la participación en la actividad
    económica, del sistema financiero y del BCC en el
    país.

  • Crecimiento de las reservas internacionales en poder
    del BCC motivado por el aumento de la liquidez de
    dólares norteamericanos que antes se encontraban en
    poder de la población pudiéndose colocar en el
    mercado internacional por lo cuál se obtiene una tasa
    de interés. Permitiendo a su vez respaldar en mayor
    medida el valor de las monedas que emite. (CUP y
    CUC)

  • El incremento de las reservas internacionales en
    poder del BCC dan una mayor seguridad a los pasivos del
    sistema financiero, unido al hecho de que al convertir una
    parte de los depósitos en dólares a CUC se
    amplían las posibilidades de actuar como prestamista
    en última instancia.

  • Al ser el CUC una moneda emitida por el BCC tiene
    mayores posibilidades de ser regulada.

  • La oferta monetaria en CUC, así como las
    tasas de interés en esta moneda pueden representar
    variable que actúan como políticas reguladoras,
    a la política monetaria sobre la actividad
    económica del país.

  • Se logró independencia monetaria y
    soberanía financiera al no estar sometida a las
    fluctuaciones financieras internacionales.

El banco central como órgano rector es quien
ejerce el papel decisivo para transformar progresivamente esta
situación en la medida que se recupera la economía
interna. Una vez creadas las condiciones materiales y subjetivas
que generen suficiente confianza, se procedió de acuerdo
con las etapas previstas de desdolarización:

  • Restablecer las condiciones inherentes al banco
    central, precisando con mayor claridad en las normas de
    emisión de las monedas y el control del equilibrio
    financiero interno.

  • Proceder a la desdolarización de las
    transacciones: operaciones comerciales de compra-venta,
    cobros de tributos, arriendos y seguros, pagos de salarios
    subsidios y otras las que deben ejecutarse en moneda
    nacional.

  • Desdolarizar la deuda del aparato productivo y
    desestimular el endeudamiento externo.

  • Fortalecer el aparato de supervisión y
    auditoria al sistema bancario, velando por la calidad de la
    cartera de créditos y liquidez de los bancos y otras
    entidades financieras.

  • El banco central debe garantizar la estabilidad
    cambiaria y en consecuencia, fijar el valor de la moneda
    respecto al dólar definiendo el tipo de
    convertibilidad flexible o fija, en correspondencia con la
    fortaleza mostradas por los indicadores
    macroeconómicos y la estrategia de la política
    monetaria.

En la implementación de la política
monetaria con el peso convertible el banco central tiene que
garantizar la estabilidad y la convertibilidad del mismo es decir
siempre que se demanden dólares en CUC estos deben estar
disponibles, además los precios que anteriormente se
fijaron en dólares pasaron a CUC logrando una estabilidad
de estos precios influenciada por la política monetarias
contribuyendo notoriamente a lograr una mayor confianza en el uso
del peso convertible. Aunque la estabilidad del CUC no solo
depende del accionar del BCC es necesario evitar y detectar los
posibles desequilibrios fiscales o empresariales en los procesos
productivos y la asignación de recursos materiales y
financieros. Una falta de correspondencia entre el poder de
compra de los CUC emitidos y el respaldo de bienes y servicios
existentes para estos, se refleja la calidad de la moneda es
decir a medida que aumente la oferta de bienes y servicios la
política monetaria tiene un mayor margen de
flexibilidad.

Es una prioridad para el banco central velar por la
estabilidad del peso cubano, quien continúa jugando un rol
importante como medio de pago, unidad de cuenta y depósito
de reserva en la economía.

Los instrumentos de política monetaria empleados
en la labor del Banco Central hasta el presente son: los
controles sobre las tasas de interés y los coeficientes de
reserva o encaje legal, entre otras provisiones.

Para la confección e implementación de la
política monetaria, en 1998, se creó en el Banco
Central de Cuba el Comité de Política Monetaria; el
tenía entre sus objetivos: analizar la evolución de
la liquidez monetaria; dictaminar sobre las tasas de
interés que se aplican en el sistema financiero; examinar
el mercado de cambios donde opera la Casa de Cambios CADECA S.A.
y, en general, revisar, conocer y tomar decisiones en todo lo
concerniente a la política monetaria del
país.

Desde el año 1999 se han logrado importantes
avances en la formulación e implementación de la
política monetaria. En este sentido, se han puesto en
práctica medidas e instrumentos con el propósito de
atemperar al desarrollo de la economía la situación
monetaria de las empresas y la población.

En ese mismo año se modificó la
política de tasas de interés para la moneda
nacional, fijándose topes del 5% para el corto plazo y del
7% para el mediano y largo plazos; de esta forma se
eliminó el elevado número de propósitos y
las tasas de interés que existían hasta esa fecha.
Como parte de esa nueva política, se le proporcionó
a los bancos la posibilidad de mover esos topes un +/- 2% en
dependencia del propósito del crédito, calidad del
cliente y otras consideraciones, siempre tomando en cuenta los
análisis de riesgos que se efectúen. De acuerdo con
esto, el rango de tasas para el otorgamiento de los
créditos puede variar desde un 3 hasta un 9%, sin que
signifique una excesiva carga financiera para las empresas. En
cuanto a la política de créditos, la misma se basa
en que el financiamiento, tanto en moneda nacional como en
divisas, se efectúe a través de los intermediarios
financieros y bajo rigurosos análisis de
riesgos.

La eliminación de la dualidad monetaria
acompañada del establecimiento de una tasa de cambio
adecuada puede tener un impacto muy positivo en el crecimiento
económico, el incremento de las exportaciones y a la
sustitución de importaciones.

La sustentabilidad del desarrollo y el crecimiento
futuro dependen de la eficiencia con que se modifiquen los
mecanismos sobre los que hoy se definen las relaciones
productivas y monetarias mercantiles. La política
cambiaria, y en particular, la solución al problema de la
dualidad económica, Está en el centro de este
desafío. De acuerdo con el patrón actual de
comportamiento, en el mediano plazo, no cabe esperar cambios
drásticos en el proceso general de reformas de la
economía, ni en particular en esa área de
política económica.

La dualidad en la
economía cubana

El sistema monetario dual permitió aminorar en
cierto grado el problema fundamental de escasez de dinero y
contribuyó a mantener los cobros y pagos exteriores. De
esta forma el sistema empresarial que opera en el comercio
exterior y en el turismo, se vincula con el comercio mundial
evitando así los posibles riesgos de una severa
devaluación económica.

La eliminación de la dualidad monetaria pasa por
volver a otorgar todo su contenido y su poder adquisitivo al peso
cubano: es decir, pasa por su reevaluación para lo que se
hace necesario, como expresará Cristina Xalma economista
especializada en Cuba, lograr la recuperación de la
eficiencia económica y lograr un crecimiento de esta.
Algunos autores consideran que…"un peso cubano que de nuevo sea
fuerte lleva asociado un ajuste del funcionamiento del sistema
socialista: hay que ver cómo se ajustarán los
precios, los salarios, las subvenciones, la producción,
quién producirá y cómo. Por eso ya se ha
señalado que el ajuste deberá ser integral y que
implicará discusiones de concepto: habrá que
discutir sobre propiedad y sobre asignación e incentivos
(dicho de otro modo, sobre la esencia del socialismo) para que
todos los pasos que se den sirvan no para arriesgar sino para
consolidar los logros sociales de la Revolución. Es esto
lo que está en juego".[5]

No obstante somos del criterio que hoy se dan pasos
importantes que pueden acercarnos a estas transformaciones, como
es el caso de los subsidios a empresas por diferentes conceptos,
utilización de mecanismos de control al presupuesto del
estado, eliminación de gratuidades en algunas actividades,
el cambio de gestión económica en aquellas
actividades que hoy el estado no tiene suficiente capacidad para
mantener y que no arriesga en modo alguno la esencia del
sistema.

La dolarización de las relaciones
inter-empresariales tuvo también sus aspectos positivos,
dado que logró sostener la economía y reanudar su
crecimiento, así como reactivar las exportaciones y
disminuir los costos. Aún cuando sea insuficiente
todavía por supuesto, esta dolarización no
constituye la vía justa y la tendencia oficial es que
desaparezca cuando las condiciones del país lo permitan,
Ahora bien.

Por lo dicho anteriormente:

…"En Cuba hubiese sido un descalabro eliminar el
peso cubano y dejar que éste fuera absorbido por el
dólar y por todo lo que ello implica. Hay una
cuestión importante: no estamos hablando sólo de
una doble moneda. La dualidad no es sólo monetaria. De
hecho, cada moneda se asocia a instrumentos, parámetros y
objetivos distintos: el dólar al mercado, los criterios
monetario-financieros y a la maximización del beneficio
económico; el peso cubano, de momento, a la
planificación, los criterios materiales y a los logros
sociales de la Revolución. Mantener el peso implicaba
mantener determinadas formas de funcionamiento, preservar el
socialismo y muy especialmente su modelo social -el sistema
salarial, los subsidios y gratuidades, la libreta de suministro,
el acopio a la producción. Aún con sus
contradicciones, eliminar el peso cubano hubiera implicado
eliminar una parte de la economía que no se podía
eliminar sin haber desmantelado al mismo tiempo todo el sistema
social".[6]

Tomando en consideración los aspectos abordados
anteriormente, podemos señalar que el sistema monetario
dual, permitió aminorar en cierto grado el problema
fundamental de escasez de dinero y contribuyó a mantener
los cobros y pagos exteriores, es decir fue una idea acertada,
utilizada por nuestro estado ante la falta de financiamiento
buscando nuevos horizontes que permitieran mantener una
economía centralizada, aún con los elementos de
mercado, pero conducida por el estado, que posibilite mantener
nuestro sistema social, objetivo que no solo fue logrado sino que
permitió reanimar el sector económico mayor de lo
que inicialmente se previó. El Gobierno de Cuba
consideró que, a corto plazo y en el contexto en el que
hubo de adoptarse, la dualidad monetaria generaba más
beneficios que costos. Aunque imperfecta, era sin duda la mejor
solución para el corto/medio plazo.

La doble circulación, en cualquier variante, puso
un granito oportuno para atenuar las dramáticas carencias
del consumo interno en la Isla, oxigenó algo las
desangradas reservas del país en divisas y, en
combinación con otras medidas, dinamizó el comercio
entre empresas.

Aunque la eliminación de la dualidad monetaria
parece ser una necesidad incuestionable, su eliminación
abrupta no es aconsejable, dadas las condiciones que existen en
la economía y sus posibles impactos negativos. Hay que
tener en cuenta que aun existen importantes desequilibrios
monetarios en la economía y bajo esas circunstancias la
integración total de la circulación en CUP y CUC en
una sola moneda puede traer consecuencias negativas tanto en
términos reales como financieros. Se podría
comenzar por la devaluación gradual del peso cubano en las
empresas y, paralelamente y en función del crecimiento
económico, se revaluaría paulatinamente la tasa de
cambio en las CADECAS.

Erradicar la doble moneda eliminaría
segmentaciones y contribuiría a crear nuevos
encadenamientos entre las instituciones, fortalecería el
mercado interno, afloraría subsidios e impuestos que
están incorrectamente asignados y ampliaría los
espacios para la inversión extranjera.

La eliminación de la dualidad monetaria tiene que
estar acompañada de políticas que vayan eliminando
gradualmente la referida diferenciación, pero que sobre
todo estimulen el aumento de la productividad de los trabajadores
vinculados a actividades productivas directas. La
elevación de la oferta de productos es la principal
vía para aumentar el poder adquisitivo dado su efecto
sobre el sistema de precios. Mercancías y servicios en
cantidades suficientes es la clave para solucionar los problemas
financieros, incluso para la desaparición de la moneda
intermediaria, mejorar el poder adquisitivo, deprimir los precios
e incrementar y diversificar la oferta. En el caso de la
producción agropecuaria, de tanta importancia para nuestro
nivel de vida, es necesario continuar con las políticas de
precios y de crédito que estimulen a los productores
directos, sobre todo en lo que se refiere a los precios de los
insumos para la producción agropecuaria, así como
priorizar las inversiones en la agricultura y para el desarrollo
de la industria nacional. El aumento de la productividad y la
producción es requisito indispensable para darle
continuidad a las políticas de incremento de los salarios
e ingresos en general, para aquellos sectores que han estado
marginados en lo fundamental de los sistemas nacionales de
estimulación en CUC.

La existencia de una doble circulación monetaria
es un aspecto que dificulta la conducción de la
Política Monetaria en la actualidad. Este es un tema de
atención y cuya solución está vinculada al
crecimiento de la economía del país, al incremento
de financiamiento del déficit por Cuenta Corriente de la
Balanza de Pagos, sobre todo a mediano y largo plazo, y al
incremento de las Reservas Internacionales a niveles
aceptables.

Conclusiones

  • Las medidas tomadas poseen gran importancia desde el
    punto de vista económico para el sistema bancario. El
    banco central como órgano rector es quien ejerce el
    papel decisivo para transformar progresivamente esta
    situación en la medida que se recupera la
    economía interna, siendo su prioridad, velar por la
    estabilidad del peso cubano, quien continúa jugando un
    rol importante como medio de pago, unidad de cuenta y
    depósito de reserva en la economía.

  • La utilización del dólar en la
    economía cubana si bien no es la solución
    adecuada o permanente para nuestro sistema empresarial,
    permitió la reanimación de las actividades
    asociadas a la exportación de bienes y servicios, la
    captación de inversiones extranjeras, la
    descentralización del comercio exterior y por tanto
    aseguró los insumos productivos del sistema
    empresarial cubano.

  • La dualidad monetaria constituyó una
    respuesta de emergencia a la gravísima
    situación de la economía a inicios de los
    años 90, aunque no es la solución definitiva
    para lograr el necesario salto cualitativo que debe obtenerse
    en función de un crecimiento económico
    más sostenido, estable y equilibrado.

  • Aunque se presente como un problema aparentemente
    situado en el terreno de las políticas monetaria y
    cambiaria, la dualidad monetaria es realidad una
    demostración de que el proceso de reformas
    económicas aún está en camino, no
    sólo se trata de buscar formulas para resolver esta
    situación, sino de hacerlas consistentes con el
    objetivo general de alcanzar un modo de desarrollo que
    garantice estabilidad, crecimiento y el mantenimiento de las
    conquistas sociales alcanzadas.

  • La eliminación de la dualidad monetaria solo
    es posible con la recuperación de la economía,
    con el aumento de la productividad y la producción,
    contribuyendo a la reevaluación del peso cubano,
    volviendo a conceder de todo su contenido y su poder
    adquisitivo a este.

Recomendaciones

  • Establecer estrategia en la esfera productiva que
    permita un crecimiento real de los bienes materiales que
    necesita la economía y que posibilite paulatinamente
    el fortalecimiento del peso cubano, a partir de mecanismos
    financieros, económicos y de motivación para
    las fuerzas productivas, consecuentes al modelo
    económico imperante.

  • Mantener una política monetaria flexible que
    absorba los cambios que necesariamente resulten de las
    transformaciones de la economía que permita una mayor
    acción de la moneda nacional en las transacciones
    económicas.

  • Lograr mayor dinamismo en los mecanismos del sistema
    bancario cubano como institución rectora de la
    política monetaria que enfrente acciones para el
    restablecimiento de una sola moneda en la economía
    cubana.

Bibliografía

  • 1- Gonzáles Gutiérrez,
    Alfredo.
    "El sistema de planificación y
    circulación monetaria dual en la etapa actual".
    Economía y desarrollo, edición especial
    2003.

  • 2- Grogg, Patricia. Dualidad monetaria
    sigue en discusión. 2008

  • 3- Morales-Pita Antonio E. "Cómo
    y cuándo eliminar la doble moneda en Cuba".
    2008

  • 4- Monreal González, Pedro.
    "Migraciones y remesa familiares: veinte hipótesis
    sobre el caso Cuba", Economía y desarrollo,
    edición especial 2003.

  • 5- Pavel Vidal Alejandro.
    Redimensionando la dualidad monetaria Profesor Asistente,
    Centro de Estudios de la Economía Cubana 2007

  • 6- Pavel Vidal Alejandro El peso
    convertible de Cuba: La dualidad monetaria y
    distorsión económica. 2008

  • 7- Pavel Vidal Alejandro. "Aspectos de
    la política monetaria en la economía cubana".
    Revista del BCC, No 1 Año 6, 2003

  • 8- Pérez Soto Carlos. "Apuntes
    para un análisis en torno a la dolarización".
    Revista del BCC, No 4 Año 3, 2000

  • 9- Ruiz Cruz y Molina
    Tarasiouk: 
    "La dualidad monetaria en Cuba:
    principales problemas asociados y perspectivas" en
    Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº
    117, 2009

  • 10- Sánchez Egózcue M.A Jorge
    Mario.
    La Dualidad Monetaria. Problemas,
    Perspectivas.

  • 11- Terrero Ariel. Hipnótica
    dualidad 2007.

  • 12- Torres Rosales Rafael, Cecilio
    Pérez Kenia.
    Dualidad monetaria en la
    economía cubana. 2004

 

[1] Se refiere a la capacidad que tiene el
Banco Central de hacer préstamos a los bancos comerciales
para cubrir sus necesidades transitorias de liquidez. En nuestro
país esta capacidad se reduce al dólar por ser una
moneda que no se emite por el BCC.

[2] Dualidad monetaria sigue en
discusión. Patricia Grogg 12-05-2008

[3] Vidal,
www.espaciolaical.org/contens/14/2226.pdf, página 22.

[4] Informe Económico 1998, Banco
Central

[5] Entrevista a Cristina Xalma, economista
especializada en Cuba. (PASCUAL SERRANO REBELIÓN)

[6] Entrevista a Cristina Xalma, economista
especializada en Cuba. (PASCUAL SERRANO REBELIÓN)

 

 

Autor:

Lic. Arianna María Ledea
Santiesteban

Enviado por:

Alain Valdivia Batista

Las Tunas, 2010.

Partes: 1, 2
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