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Sistema monetario peruano 1879 – 1922 (página 2)



Partes: 1, 2

Asimismo, por vez primera en nuestra historia, se
aplican medidas de control estatal en materia de cambios y se
considera para el pago de tributos la cotización diaria
del billete, determinados montos mínimos para pagar los
impuestos en metálico como medio de evitar la
emigración de los soles de plata del país. Se
establece el tipo de cambio y los montos máximos de las
letras de cambio que debe mover el alto comercio, para evitar su
concentración. Asimismo, como una forma de reparar la
irresponsabilidad de los bancos ante el billete, se les exige
entregar al tesoro una indemnización en plata equivalente
al valor de los billetes que estaban en circulación al
primero de agosto de 1875 y de los emitidos posteriormente hasta
el 17 de agosto de 1877 para el recojo del billete
fiscal.

Posteriormente, el gobierno de García
Calderón recurrirá a la emisión de billetes,
lo cual, se hará previo un contrato, un pedido de
impresión de 40 millones de soles a los Estados Unidos (en
una primera remesa, llegaron 10 725 000 soles y 7 millones fueron
capturados por los chilenos).

El billete siguió como el principal medio
circulante, acompañado con las monedas febles que
todavía circulaban en el interior y las monedas y billetes
chilenos. La depreciación sin embargo será menos
pronunciada entre 1882 y 1883. Para ese entonces la
emisión llego cerca de 120 millones.

Crisis del billete
fiscal y el restablecimiento del
sistema metálico 1883
– 1888

Al fin de la guerra, nuestra estructura económica
y financiera estaba completamente desarticulada, la
mayoría de los bancos habían colapsado y el fisco
se hallaba en completa bancarrota. En esas condiciones el billete
había perdido todo su valor en el exterior.

Las primeras medidas, tanto del Estado como de la banca
sobreviviente, se dirigen a convertir sus ingresos y capitales en
monedas de plata y se aplican un conjunto de medidas para detener
la depreciación del billete, desgraciadamente, sin efectos
positivos.

Iglesias al declarar nulos los actos de gobierno que le
precedieron, explícitamente la emisión dispuesta
por el ex presidente García Calderón, e implanta
mecanismos para amortizar los billete. También durante su
gobierno, se limita el pago de los impuestos en billetes.
También durante su gobierno, se el pago de los impuestos
en billetes, particularmente a las aduanas, a fin de convertir
sus rentas en soles de plata. Todo este proceso se dio en medio d
marchas y contramarchas legales que quitaron eficacia a las
medidas, impidiendo detener la depreciación del billete.
Algunos incidentes, originados por el repudio de los comerciantes
a esos billetes, se agravaron cuando en noviembre de 1887 el
señor Aspillaga, Ministro de hacienda, determina su
aceptación libre y no de curso forzoso, desconociendo de
nuevo el Estado su responsabilidad frente al billete
fiscal.

Entretanto, la especulación acelera la ruina del
billete. Por una parte, mientras el Estado los recibe en, las
arcas fiscales, los bancos y el comercio repudian los pagos de
obligaciones con estos o los castigan de tal forman que
acentúan su depreciación, por otra parte, las
medidas del estado destinadas a determinada un cambio fijo con el
sol de plata quedaron inoperantes, motivando el agio y la
especulación callejera.

Finalmente el estado termina repudiando al billete, y
con ello el rechazo al billete se expreso en diversas protestas
de masas. El 21 de diciembre de 1887, el Gobierno de
Cáceres dicto un decreto disponiendo la
incineración de los billetes y su canje en
metálico, para lo cual ordena acelerar la
acuñación y dar mayores facilidades a los
dueños de pastas para que las reduzcan en la Casa de
Moneda. El canje del sol de plata por billetes fijado
inicialmente por la caja fiscal en 25 soles sube en pocos
días a 35 soles y luego a 79 soles, provocando nuevos
disturbios callejeros y rebeliones en provincias como
Huánuco, Cerro de Pasco y Moquegua por la lentitud del
canje. El desmoronamiento del billete llego a tal
dimensión que en una subasta publica, se canjearon 10
millones de soles en billetes por 120 mil soles de
plata.

En 1888 se suspendió el canje, se dispuso no
recibir billetes en las oficinas públicas y se determino
regresar al sistema de moneda metálica regido por la ley
de febrero de 1863. Los billetes sin canjear se cambiaron por
títulos de la deuda interna, de acuerdo a su valor
nominal, dejándose sin amortizar unos 24 millones,
según Garland (1908 y según declaración del
entonces Ministro de Hacienda, unos 56 millones (Dancuart
1907).

El gobierno de Cáceres implemento un conjunto de
reformas, orientadas a dar un marco legal más estable a
las actividades comerciales y fiscales. Mientras tanto el debate
publico se polarizo en torno a la forma de amortizar la deuda
externa, ascendente a 36 millones de libras esterlinas,
según cifras de 1876.

Sin tener capacidad de negociación por la critica
situación interna y ante la presión de los
principales acreedores del país en octubre de 1889 se
firman un contrato con la compañía Grace o
Donomoughre y Aspillaga, a través del cual, el Perú
entrega sus principales recursos económico (guano,
tierras, ferrocarriles, aduanas) y asume el compromiso de pagar
33 anualidades por 80 mil libras esterlinas a la Peruvian
Corporation, empresa formada para administrar dichos recursos y
encargada de la construcción de algunas vías
ferroviarias.

Posteriormente, en los años 90, la moneda de
plata, acogida como "la tabla de salvación de aquel
naufragio de la fortuna publica" empieza también a
naufragar, pues mientras la acuñación había
empezado a elevarse sustancialmente, el precio internacional de
la plata descendió vertiginosamente a la mitad del valor
que tuvo en 1873 (de 48 a 24 peniques). Ello viene
acompañado, de cierta inestabilidad política y
económica, aunque en un contexto de recuperación
lenta de nuestras exportaciones.

La baja de la plata y
la presión para cambiar el sistema monetario 1885 –
1895 y el patrón de
oro 1896 -1914

La baja del precio internacional de la plata
desestabilizo la cotización de la moneda en el intercambio
externo y genero su depreciación interna. En este contexto
de inestabilidad de las exportaciones, se empezó a
especular con las letras de cambio expresadas en libras
esterlinas. A las importaciones se les obligaba a cancelar en
efectivo sus compras y a pagar los fletes y el transporte en
libras esterlinas, para compensar el saldo negativo de la Balanza
Comercial.

El sol de plata que en las décadas de 1860 y 1870
se habían mantenido en 48 peniques, empezó a bajar
gradualmente desde 1880 (oscilo entre los 40 y 36 peniques). En
la década de 1890 la caída fue mayor y su
cotización estuvo entre 30 y 22 peniques.

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La inestabilidad de la moneda nacional produjo un alza
del costo de vida en las ciudades, se elevaron los precios de los
productos nacionales e importados en 30% y 40 % respecto a 1889.
Los salarios y sueldos se mantenían estancados propiciando
el surgimiento de expresiones de descontento popular y el repudio
al sol de plata.

La controversia mundial sobre la cuestión
monetaria llego tardíamente al país en 1892
prologándose hasta 1894. Se inicio un debate intenso,
frente al cual el gobierno de aquel entonces no pudo mantenerse
al margen:

"Nadie sabe lo que posee pues el valor de las cosas
se mide por la moneda y la moneda nuestra no tiene valor, valor
estable, no puede servir de unidad para medir el precio de las
demás cosas… el gobierno en su condición de
protector natural y legal de la fortuna publica y de la
particular, no puede permanecer indiferente y estacionario ante
la perspectiva de una catástrofe que se aproxima a pasos
acelerados.[1]

El problema principal que financista como Payan llevaron
al debate público en 1892, se sintetiza, en la pregunta
¿Cómo estabilizar el valor de la plata en
relación al oro? El precio real del dinero, en
relación al metal que servirá de patrón y
respecto a las monedas extranjeras que se usaban en nuestro
comercio exterior, suscito apasionadas discusiones.

Para José Payan, lo primero que había que
hacer era elevar el precio de la plata limitando su
acuñación, la circulación de otras monedas
de plata extranjeras, y la prohibición de
circulación de la feble boliviana. De algún modo su
propuesta exigía un nivel de intervención estatal,
en contra de la corriente de la época que consideraba al
mercado como el único que podía fijar el valor de
la moneda de plata.

Paralelamente, como los ingresos fiscales calculados en
plata estaban afectados, el parlamento envió proyectos
orientados para limitar la acuñación, como
mecanismo transitorio a transformar el sistema monetario, pero no
fueron implementados. Solo en 1897 cuando hubo un grave descenso
de la plata, se puso en práctica algunas de las medidas
sugeridas, orientadas a cambiar el régimen monetario al
patrón de oro.

Lo cierto es que hasta 1897 las alternativas de
solución fueron diluyéndose ante la presión
de los exportadores agrarios y mineros de no intervenir en el
cambio de la moneda, dándose lo que el Ministro de
Hacienda considero "una lucha ardiente de interés"
(Memoria de la Cámara de Comercio de Lima 1894), reflejo
también de la confusión existente ante los
fenómenos internacionales que escapaban al manejo interno
pero que afectaban a toda la economía del
país.

Algunos banqueros e importadores como José Payan
gerente del banco de Londres y Sudamérica plantearon la
devaluación para estabilizar el cambio, lo que
favorecía a los sectores exportadores que recibían
oro por sus exportaciones y propugnaban la libre
acuñación de los soles de plata cuya
circulación fue calculada en 5 billones

Los bancos para afrontar retiros, al principio
habían estado comprando plata pero con el descenso de los
precios del metal, tuvieron significativas pérdidas. Su
reacción al igual que los importadores y exportadores, fue
comprar oro. En la memoria del banco del Callao de 1892, se
calculaba las pérdidas por la baja de la plata en 15 mil
libras esterlinas, más otras 4 mil por la
conversión en oro de las utilidades del semestre. Para
compensar esas pérdidas elevaron el tipo de descuento a
los préstamos en plata, del 9% al 12% y 15% y mantuvieron
el del oro en 8%.

El problema se agudiza cuando los ahorristas masivamente
optan por convertir sus ahorros en libras esterlinas o en otras
divisas basadas en el oro. En esas circunstancias, los bancos
elevaron el encaje y restringieron el crédito, vía
la elevación las tasas de interés, de 12 % a 18%,
en los préstamos en soles. Por otra parte algunos
importadores y banqueros expresaron su temor por la
especulación con las letras de cambio, el valor del sol de
plata seguía disminuyendo, mientras la
acuñación se mantuvo alta, aproximadamente unos 3.5
millones en promedio anual.

Para corregir esta situación, ya desde 1892
algunos miembros de la elite comercial, financiera y
también funcionarios del estado, habían propuesto
limitar la acuñación, sin embargo, hacia 1894 se
empezó a sugerir el cambio al sistema monetario del oro.
Al respecto, en junio de ese año, se dispuso recibir los
impuestos en libras esterlinas o en soles al tipo de cambio en 30
peniques. La protesta del comercial y luego la guerra civil
impidieron su aplicación, aunque había consenso
mundial y nacional para cambiar el sistema monetario. Los que se
oponían a ello, resaltaron las dificultades para hacerlo,
dada las irregularidades de las finanzas del estado y la falta de
crédito interno para asumir la acuñación de
oro.

Termina la guerra civil, Piérola como jefe de
Estado oriento su política económica a la
solución del problema monetario, buscando la estabilidad
cambiaria y el orden de las finanzas publicas. Paralelamente se
mejora la estructura administrativa del Estado y la
infraestructura portuaria y ferroviaria para fomentar las
exportaciones.

Durante todo este periodo se inicia una etapa de auge de
las exportaciones peruanas principalmente del azúcar,
plata cobre, lanas y caucho, la que tendrán un crecimiento
sostenido hasta 192, con algunas leves oscilaciones coyunturales.
Con este desarrollo surgieron nuevas formas de
capitalización en algunas regiones, promoviendo una mayor
relación de estas con el mercado mundial. Relacionado con
este auge, surgió una importante masa proletaria que trajo
cambios significativos en la composición del mercado
interno.

  • a) Se organiza una nueva estructura
    tributaria

La estructura tributaria del Estado se organizo en base
a rubros distintos a los que habían predominado en el
siglo XIX. Se eliminaron los impuestos a los indígenas y
la contribución personal y se apunto con más fuerza
en el comercio exterior (aduanas) ya que la importación
cubría entre el 40 y 45% de los ingresos fiscales. La
segunda fuente de ingresos fueron los impuestos al consumo de
alcohol, tabaco, opio, sal y azúcar que representaban
aproximadamente el 30% de los ingresos fiscales. Los impuestos a
la exportación, a pesar de la importación
económica de este sector, apenas representaron el 10% de
los ingresos tributarios, estando exonerada de ellos la
minería.

Entre tanto, los impuestos directos a la propiedad y a
las utilidades no sumaron mas de un 15% (Anuario
Estadístico 1935:410). Domino la concepción que la
tributación no debía limitar la inversión.
Para la recaudación de los impuestos internos se fundo una
entidad recaudadora la que por Decreto de enero de 1896 fue
constituida como Sociedad Anónima Recaudadora de Impuestos
Fiscales, para la recaudación de impuestos provenientes de
alcoholes, tabacos, opio, timbres y otros, cuya
administración tuviese a bien encomendarse el Poder
Ejecutivo

  • b) Desenvolvimiento de la deuda
    pública

El primer préstamo externo del siglo XX se
concretó en 1904 con la banca alemana (Deutsche Bank de
Berlín) por 600 mil libras, para adquirir elementos
navales; el Banco Alemán Transatlántico
actuó como agente de la empresa contratante. Más
tarde, durante el primer gobierno de Leguía (1909-1912) se
incrementó el endeudamiento externo destinado
fundamentalmente a gastos militares. En 1909 se concretó
un préstamo con banqueros franceses por 1 millón
245 mil libras para gastos bélicos, garantizándolo
con el impuesto a la sal. En 1919 el crédito externo
había aumentado sustancialmente de representar un 34% de
la deuda pública total, se incrementó al 66%
alcanzando los 15 millones 982 mil libras peruanas en
1926.

La deuda pública total que había subido
entre 1910 y 1913 de 6 millones a 7 millones 600 mil, se
incrementó significativamente a 10 millones 500 mil en
1916, por presiones de la deuda interna que constituía el
componente principal de la deuda total, hasta ese momento. Esta,
al comenzar el siglo XX incluía los vales de la
consolidación de la deuda hecha en 1889 y los
préstamos para financiar los déficits y gastos
extraordinarios del Estado u otras operaciones de crédito,
con los bancos, empresas y prestamistas privados. Por otra parte,
desde 1897 se cargaba una deuda ascendente a 5 millones de
libras. En ella se incluían los títulos de la deuda
pública por canje de billetes, los sueldos no pagados a
servidores del Estado, préstamos de la guerra del
Pacífico, etc. Las rentas de la sal, el tabaco y el
alcohol sirvieron para garantizar su pago.

Los bancos y la Compañía Recaudadora de
Impuestos actuaron como entidades crediticias del Estado, a cargo
de avances en cuenta corriente, préstamos, giros por
cuenta de producto. Otras fuentes crediticias fueron Gildemeister
y Cía. y la Compañía Peruana de Vapores.
Entre 1910 y 1913 el Estado llegó a acuerdos con la
Peruvian Steamship Co., para la compra de barcos y recibió
préstamos del sindicato Grace.

En cuanto a la composición de la deuda
pública interna en 1916 la mitad correspondía a las
viejas deudas arrastradas del siglo XIX, el resto agrupaba los
préstamos de los bancos y sociedades antes nombradas que
fueron adquiridas desde comienzos del siglo. Para su
amortización, hubo dificultades entre 1899 y 1903 por un
lento crecimiento de las rentas fiscales; más bien, entre
ese año y 1913 el servicio e intereses fueron atendidos
regularmente. Posteriormente se hace más irregular y su
continuo refinanciamiento repercutió disminuyendo su
cotización en el mercado de valores.

  • c) La cuestión
    monetaria

c.1. El nuevo sistema monetario

En 1895 se inicia un largo debate en el parlamento y en
los organismos gremiales de los grupos económicos que se
traducirá en un conjunto de normas legales y medidas
monetarias que llevarán en 1901 a la implantación
de un nuevo sistema metálico basado en el patrón
oro y la creación de la libra peruana como nueva unidad
monetaria.

Primero se limitó la acuñación de
monedas de plata y se desmonetizó parte de ésta, se
dispuso que la recaudación de los impuestos de aduana se
recogieran en libras esterlinas (con una equivalencia a 10 soles
una libra, recargándose los abonos en plata en 5%). Frente
a la moneda feble que todavía circulaba en algunos
departamentos del interior del país (Piura, Cajamarca y
Ayacucho) se promulgó una ley por la cual se
procedía a canjear éstas por moneda de plata. Esta
tarea fue asumida por el Banco del Callao, participando su
gerente Payán en una Junta de Desmonetización de la
Plata.

En 1898 se autorizó la acuñación de
monedas de oro iguales en ley y peso a la libra esterlina
autorizándose también su circulación como
libra peruana de oro. Asimismo, se liberó la
importación de oro y de libras esterlinas. En ese
año, la acuñación de oro fue de 40 mil
libras peruanas alcanzando a 176 mil libras con las importaciones
de libras esterlinas. Finalmente en 1901, se instauró el
nuevo sistema monetario basado en el patrón-oro y se
fijó la cotización de la libras peruana en 10
soles.

A diferencia de los periodos anteriores, se inicia uno
con abundancia de dinero. Entre 1901 y 1910 la
acuñación de oro en la Casa de Moneda, sumó
1,290.000 libras peruanas que agregada a la importación de
oro alcanzó 3´953.700 de libras peruanas. Deducidas
las exportaciones de oro la cifra alcanzó a unos
3´605.000 libras peruanas. En el siguiente decenio
1911-1920 las cifras, en el mismo orden, fueron, 4´968.760,
6´340.600 y 6´248.600 libras peruanas. Al respecto
dirá Dulanto Pinillos (1947): "habían empezado a
llegar capitales antes escondidos".

Una balanza comercial favorable y una relativa
estabilidad política favorecieron la presencia de oro en
el país empezando una etapa de larga estabilidad
monetaria, aunque con algunos altibajos por coyunturas
internacionales que afectaron la circulación monetaria.
Así, en 1902, 1908 y 1913 ciertos fenómenos
internacionales afectaron los precios de las exportaciones e
importaciones peruanas, se redujo la importación de oro y
hay referencias del atesoramiento de éste.

c.2. El tipo de cambio

Entre 1900 y 1912, el tipo de cambio de la libra peruana
en relación a la libra esterlina y al dólar se
mantuvo en una relación favorable, salvo la coyuntura de
1902 y en 1909 donde la disminución de nuestras
exportaciones repercutió en la cotización de la
libra peruana. A partir de 1913 y particularmente durante 1914,
las letras sobre Londres que hasta ese momento se había
cotizado con un descuento pequeño frente a la libra
peruana o por lo menos a la par, fueron adquiridas hasta con un
7% de premio desfavorable al Perú. Mientras tanto, la
relación con el dólar, cuya cotización
promedio era de 4.8 dólar por libra peruana, osciló
entre 4.4 y 4.77 en 1914, bajando hasta 4.12 en 1915; todo ello
como resultado de la escasez de letras por el descenso de las
exportaciones peruanas.

Para responder a esta coyuntura de guerra mundial,
representantes del comercio, la banca y las casas comerciales
extranjeras se reunieron en 1914, tratando de unificar el tipo de
cambio pero fracasaron. Recién en junio de 1915 se
suscribió un acuerdo que los comprometía a no
vender ni comprar, a un tipo mayor de 8.5% de premio por letra
sobre Londres a 90 días vista y a formar, al mismo tiempo,
un fondo de letras destinado a ser negociado a particulares y al
comercio por menor, cuya venta se encargaría la Bolsa
Comercial de Lima (Bolsas Comerciales de Lima, 1916).

A mediados del año 1916 y en la medida en que
mejoraban los precios de las exportaciones de un lado y reducidas
las importaciones como producto de las oscilaciones en el cambio
(4.24 dólar por libra peruana y las letras sobre Londres a
90 días vista con 8% de premio al comenzar el año)
nuevamente volvió la libra peruana a una relación
favorable en relación con ambas monedas. La
cotización del dólar ascendió a 4.92 y las
letras sobre Londres se adquirieron hasta con un 6% de
descuento.

Nuestra moneda siguió un curso favorable, incluso
permitiendo aumentar la importación de oro en gran escala
y favoreciendo nuestra balanza metálica. En 1919 la libra
peruana llegó a valer hasta 5 dólares y se adquiere
las letras sobre Londres hasta con una 20.5% de descuento al
finalizar el año.

Hacia 1920 la fuerte depreciación internacional
de la libra inglesa hace que nuestra moneda se cotice, en su
punto más alto, con un descuento del 29% y, en su punto
más bajo, del 14.5%. Este premio de la libra peruana
frente a la inglesa, según el cónsul inglés
en Lima, se debió a maniobras especulativas de los EEUU.
Ello afectó la relación de la libra peruana con el
dólar, cotizándose al inicio del año 20 a
4.91 libra peruana y al final del año hasta en 3.92 libra
peruana por dólar.

A partir de 1921, empieza un ciclo de oscilaciones
violentas de las letras sobre Londres cotizándose desde
14% de descuento hasta 19% de premio. Entre tanto el
dólar, después de haber alcanzado un tipo de cambio
de $4.91 por libra peruana, subió a $3.14 por libra
peruana. La depreciación de la moneda peruana llegó
hasta el 30% y produjo una gran perturbación en el
comercio internacional del país. Así, de una
relativa estabilidad de la libra con una caída temporal y
luego una gran mejoría, entramos a un descenso en su valor
del que ya no podrá recuperarse y que motivó el
abandono lento del patrón-oro. Las tendencias respecto a
otras monedas, fueron semejantes a las anotadas, a
excepción del marco alemán que empezó su
declinación internacional en ese año.

Por su parte, el valor de la moneda de plata-el
sol-fijada en 24 peniques respecto al patrón oro luego de
la depreciación de los años 90, se mantuvo
internamente durante todo el periodo. Más bien, a nivel
internacional no ocurrió lo mismo pues. Aunque se mantuvo
en ese precio hasta 1912, tuvo una breve tendencia a la alza en
1906- subió su precio internacional a 24.540 peniques por
sol y luego una baja en 1908 – 23.674 peniques – para
recuperarse luego. La tendencia a la revaluación de 1906,
propició el incremento de la exportación de moneda
de plata, dado su mayor valor intrínseco y por ello no se
expreso en una baja de los precios internos. Igualmente la
devaluación de 1908 no repercutió internamente,
manteniendo su valor legal.

Luego de su recuperación en 1912 siguió la
misma tendencia que la libra, devaluándose en 1914 a 22
peniques. Esta depreciación no sabemos cómo
afectó a los precios. Se tiene información que
incrementó la movilización social exigiendo
salarios más altos. A partir de 1915 hasta 1921 sube
nuevamente su precio internacional, oscilando entre 25 y 31
peniques, bajando en 1921 hasta 18 peniques. Durante la primera
guerra mundial, el Perú compró plata en barras o
acuñada hasta por 6 millones, para resolver la escasez
interna. También durante esos años se
estableció una serie de controles para limitar la
exportación de oro y de plata acuñada.

Si nuestra moneda conservó su mismo valor en
relación a la libra esterlina y otras monedas extranjeras
en ese tiempo, ello no significó necesariamente mantener
el mismo poder de compra. En ese sentido, si bien pudo reflejar
algunas alzas en 1902 y 1908 de los artículos importados,
el costo de la vida interno no necesariamente siguió las
mismas fluctuaciones. En algunos casos las circunstancias
internas elevaron los precios internos por encima de los precios
internacionales. Para estudiar las características y
causas de estas alzas, el Estado auspició la
organización de comisiones en 1898, 1904 y 1906, cuyos
resultados nos permite descubrir que existen otros factores,
distintos a los monetarios, para explicarlos.

Entre tanto en 1905, 1908 y 1912 el país
será testigo de fuertes movilizaciones populares contra el
costo de las subsistencias, exigiendo aumento de salarios en
más del 30%. Billinghurst saldrá elegido presidente
luego de haber enarbolado el lema del "pan barato" durante la
campaña electoral de 1912. En ese año hubo una
tendencia de aumento de la relación entre los precios
internos y los externos. Los informes de los cónsules
(1977) señalan un incremento del costo de vida en las
zonas urbanas, básicamente en los alquileres (suben en 40%
y 50% entre 1902 y 1905) y los productos importados. Asimismo se
señala el alza de artículos de primera necesidad
como el azúcar, cuyo precio se fijaba en forma diferencial
en Lima y provincias, siendo en estas más alto que el
precio internacional.

Dada la permanencia de la circulación de otras
monedas como la feble, tanto en el norte como en el sur del
país de fichas y vales que se emitían en las
haciendas en pago a los salarios, el parlamento crea comisiones
para su estudio en 1906 y en 1908 que llevaron a la dación
de varias leyes para prohibir la circulación, lo que nos
hace ver que detrás de esa estabilidad monetaria hay una
serie de fenómenos monetarios muy complejos y que llevaron
a los cónsules a decir, en 1907 "el poder adquisitivo de
la moneda hace que los salarios sean engañosos e
ilusorios"

Cuando en 1906 se registró una crisis monetaria
motivada por la desaparición de la moneda de plata y por
el alza internacional del precio de esta (actuaba como moneda
fraccionaria y en transacciones de hasta 100 soles) el gobierno
en acuerdo con las capas dirigentes, intervino para incrementar
su acuñación y prohibir su exportación.
Así mismo se exigió a los embarcadores de las
pastas de plata, un certificado de procedencia para evitar la
fundición de la moneda y su exportación como pasta.
En diciembre de se año el Parlamento autorizó al
Ejecutivo a acuñar hasta 1 millón 500 mil soles en
moneda de plata y monedas de oro de menor denominación
como los quintos de oro.

El año 1912 se verá el incremento de la
deuda interna, externa y la constante agitación obrera y
campesina en diversas regiones del país. Entonces, se
vuelve a hablar de escasez de dinero y el gobierno otorga a los
bancos la facultad de acuñar monedas "a su solicitud para
llenar las exigencias de la circulación monetaria". En
1913 se agrava la situación de la economía nacional
por la caída de los precios internacionales de las
materias primas.

Durante todo este periodo se puede observar una
secuencia de fenómenos monetarios que muestran no solo
problemas internos de país, sino también su
permeabilidad a los problemas financieros internacionales. Por
otra parte, debemos señalar, que a partir de 1912 se
observa un incremento de los gastos del Estado vía
endeudamiento, vinculado a mayores exigencias sociales y
presiones poblacionales.

  • d) Los bancos

Durante este periodo nace una banca nacional (ver
cuadros) con características y desempeño diferente
a la que observamos durante el siglo XIX. Aunque todavía
se desarrolla en un clima liberal, es objeto de mayores
reglamentaciones como aquellas establecidas en el Código
de Comercia de 1902, donde se determinaron normas de encaje,
cobranzas, prestamos, giros, etc. en 1897, los capitales del
Banco de Londres habían ascendido a 1 millón de
soles y los otros no alcanzaban los 200 mil soles cada
uno.

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Su expansión se encuentra relacionada con las
coyunturas de estabilidad monetaria y se da paulatinamente hasta
1920 en tres principales momentos. Entre 1897-1910, interrumpido
brevemente en 1908 y 1909, se da un primer crecimiento del
capital y reservas, así como de los depósitos y
colocaciones. En 1914 y 1915 se da una gran caída y luego
un proceso de recuperación que se prolonga hasta 1320
(cuadro 15).

A lo largo de estos años, una política
prudente los lleva a establecer una tasa de encaje promedio del
30%. A pesar de la estabilidad monetaria comparada con los
niveles internacionales, el crédito fue caro. Lima y el
norte del Perú concentraron el mayor volumen del
crédito, orientados preferentemente a la actividad
agrícola y minera, lo que les permitió contar entre
sus valores en cartera, diversas propiedades rusticas y
urbanas.

Los bancos no fueron los únicos prestatarios de
dinero. Las grandes casas comerciales como la Grace, Duncan Fox y
Gildemeister, orientaron sus créditos no solo a sus
negocios sino también hacia otras empresas y agricultores.
También abundaron las casas de empeño que cobraban
tasas de interés bien altas (hasta 16%). Su importancia se
constata con las cifras de 1907 recogidas por el cónsul
británico, por la cual unas treinta de estas prestaron
284,736 libras peruanas, es decir, aproximadamente un 7% de las
colocaciones de los bancos.

Los Bancos del Perú y Londres, así como el
italiano, abrieron sucursales y expandieron sus actividades a las
principales ciudades de provincias; entre tanto, el auge del
caucho estimulo la fundación de un banco en Iquitos, el
Comercial Bank of Spanish America Ltd. Por otra parte, el Banco
Alemán y el del Perú y Londres principalmente,
también apoyaron al gobierno en sus necesidades
crediticias, en diversas oportunidades desde 1906, actuaron como
agentes financieros para los créditos externos.

Permeables a las coyunturas de crisis, establecieron en
ellas algunas conductas típicas como el control de sus
colocaciones y los pagos en oro, incluso limitaron la
renovación de letras, todo ello a pesar de la cantidad de
oro que guardaban. En otros momentos, la restricción de
las colocaciones sugiere la realización de nuevas grandes
inversiones o de operaciones crediticias vinculadas a los
servicios urbanos y otras obras públicas. Por ejemplo, en
1910 la Grace y el Banco del Perú y Londres forman una
sociedad para financiar el tranvía urbano de Arequipa.
También cabe destacar que la adecuación de los
bancos al patrón de oro fue paulatina, recién en
1903 acordaron llevar sus cuentas en oro.

La 1ra Guerra Mundial
y los efectos sobre el
sistema financiero, los cheques circulares
1914 – 1920

El desencadenamiento de la 1ra Guerra Mundial
inicialmente repercutió negativamente en toda la
economía peruana y en los ingresos del Estado; el
vertiginoso incremento del precio del transporte marítimo
afecto al comercio exterior en general y restringió las
importaciones, en especial de maquinaria. Con el posterior
incremento de la demanda por materias primas, el sector
exportador entro en una coyuntura muy favorable que se reflejo en
la tasa de cambio.

Internamente, las demandas al gobierno civilista para
implementar servicios públicos y las protestas ante el
incesante costo de vida aumentaron. Esto repercutió en el
gobierno, que incremento el gasto público
orientándolo a la ampliación de la cobertura
internacional de servicios de comunicación y de servicios
urbanos. Esto se reflejo en las cifras de gasto fiscal pues,
mientras en 1910 el gasto bordeaba los 2.7 millones de libras
peruanas, en 1914 se incremento a 4 millones y en 1920 alcanzo
los 9 millones de libras peruanas.

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Paralelamente, en 1914 hubo una disminución de la
recaudación de impuestos sobre todo por la caída de
las importaciones (estas bajaron su aporte a los ingresos
fiscales a 18%), frente a esto el gobierno redujo algunos gastos
públicos y disminuyo el numero de servidores
públicos. Entre tanto, en los debates parlamentarios se
trato con insistencia la necesidad de reorganizar y tecnificar el
sistema tributario con "impuestos racionales".

El gobierno de José Pardo, (1915-16) dictó
nuevas normas tributarias gravando las exportaciones de
azúcar, algodón, lanas, cueros y, por primera vez
los minerales. De esta manera, los impuestos a la
exportación pasaron a constituir entre el 23 y 30% de los
ingresos fiscales. Igualmente, desde 1916 aumentaron los
impuestos a la herencia y al capital y se creó, en 1917,
un nuevo impuesto al consumo de los combustibles
(petróleo, aceites, gasolina y kerosene).

Como respuesta a las presiones internas contra el alza
del costo de vida, el gobierno intervino en 1916 para regular el
mercado de subsistencias. Se organizo la venta de azúcar y
de sal a precios reglamentados y se determino un porcentaje del
área de las haciendas para sembrar productos de pan
llevar.

a. Los bancos y la legislación de cheques
circulares

Los dos primeros años de la guerra se reflejaron
negativamente en el sistema financiero. Así se produjo una
fuerte caída del capital de los bancos, un alza de precios
de las letras de cambio y sobre todo, una fuerte caída de
los depósitos. El cierre del mercado financiero de Londres
redujo drásticamente la entrada de oro que empezó a
ser retenido en los países centrales. Esto afecto en un
comienzo a los importadores que debían sortear sus pagos
al contado y a los exportadores que temieron no recibir sus pagos
en oro.

Frente a rumores venidos de Chile de una
situación de pánico, el Banco Alemán
sufrió una corrida de sus ahorristas. Para evitar su
generalización y agravamiento, el gobierno protegió
a los bancos de un eventual pánico, para lo cual declaro
feriado bancario (los días 3, 4 y 5 de agosto de 1916) y
dio una moratoria de 30 días para el pago de las deudas
comerciales y bancarias. Por otra parte, se prohibió la
exportación de oro amonedado y de plata
impidiéndose restricciones para evitar la escasez de
numerario.

Paralelamente, ante el control del oro por los Estados
Unidos, los exportadores fueron acumulando grandes
volúmenes de este metal en depósitos en Nueva York
y Londres. Al respecto, el Estado dicto un conjunto de
disposiciones a fin de garantizar que los bancos mantengan sus
capitales y depósitos en el país.

En este contexto y con el acuerdo entre los bancos y el
Estado se creó el sistema de billetes llamados "cheques
circulares". En agosto de 1914 se da la ley 1968 por la cual se
autorizo la emisión de los cheques hasta por 1
millón 100 mil libras peruanas, en el mismo valor
representativo de la moneda peruana y garantizada en un 35% en
oro y el 75% en valores, títulos y propiedades de los
bancos. Ellos debían ser convertidos al mismo valor en
oro, al término de la guerra y una Junta de
Inspección de Bancos debía controlar la
emisión.

Otras leyes como la 1974 y la 1977, del 15 y 16 de
setiembre de 1914, aumentaron las garantías y precisaron
algunos artículos de la ley anterior. Elevaron la
emisión y obligaron a los bancos a prestar al Estado hasta
500 mil libras peruanas en cheques circulares. También se
autorizo a los bancos hipotecarios y a las cajas de ahorros a
emitir. Paralelamente, para evitar la escasez de moneda
fraccionaria, el Estado mando acuñar 4 millones en plata y
permitió aumentar la emisión de billetes de
pequeña denominación.

Mientras la emisión (ver cuadro 18) y el
circulante en manos del público aumentaron paulatinamente,
se trato de alentar la importación de oro y se busco
aumentar la garantía en oro de la moneda. Para ello se
exoneraron los derechos de la importación de dicho metal y
los de acuñación y se dio facilidades a los bancos
para que importaran oro a través de convenios con el
Estado. En 1918 se firmaron otros convenios con casas comerciales
como Welsch S.A. y la empresa Cerro de Pasco para importar
cospeles de oro de los Estados Unidos equivalente a un
quinto.

El interés del Estado por monetizar se reflejo
también, en la prohibición de 1917 de
emisión vales y cartones por particulares en
sustitución del circulante. Igualmente, se
persiguió el agio en el canje de los cheques circulares
por plata y se determino aumentar su acuñación por
cuenta de los particulares.

Los cheques circulares, salvo el recelo inicial, fueron
aceptados por su valor nominal durante todos estos años.
Incluso en 1919, cuando el Estado procuro aumentar la
garantía de oro de los billetes para proceder a su
conversión y se planteo iniciar tratos con los Estados
Unidos para estimular el regreso del depositado en el Federal
Reserve Bank, teniendo un premio sobre la libra
esterlina.

La conversión se fue aplazando, la ley 4017
indica: "hasta que se regularice la situación financiera
internacional". Mientras tanto, el oro que servía de
garantía a la emisión, se mantuvo en cuentas en
Nueva York y Londres y en las cajas de los bancos. Se
acordó mantenerlo como un alto encaje metálico para
garantizar los cheques circulares, mientras no existiese una
banca central en el país.

De esta manera, la política de creación de
los cheques circulares implantada durante los años de la
1ra Guerra Mundial, constituyo la forma como el Estado y los
bancos privados, a través de una Junta de
Inspección de Bancos, readecuaron el sistema monetario
metálico, en ese momento vigente, con el sistema de moneda
fiduciaria, en un periodo en que los países centrales
prohibieron la exportación de oro. La política de
los bancos y del Estado fue garantizar esta emisión sin
perder metálico, evitando la inmovilización del
dinero (atesoramiento) y su escasez; esto, en momentos en que el
nivel de transacciones externas, exigía movilizar
más rápidamente el dinero.

Con ello se dio inicio una etapa de transición
que desemboco en la creación del Banco de Reserva del
Perú en 1922. En ese momento, este asumió las
atribuciones que antes había tenido la Junta de Vigilancia
de la emisión fiscal y la responsabilidad sobre los
billetes de los bancos y depósito en sus arcas parte del
oro que se encontraba en Nueva York y el que tenía los
bancos nacionales. En los años que nuestras exportaciones,
la cotización de nuestra moneda, empezara a sufrir bruscas
fluctuaciones por lo que el Banco de Reserva tuvo que encarar el
restablecimiento del equilibrio monetario.

Bibliografía

Libros:

  • DE LA MONEDA DE PLATA AL PAPEL MONEDA
    PERÚ

Alfageme Rodríguez Larraín –
1992

  • APUNTES SOBRE EL PROCESO HISTORICO DE LA MONEDA PERU
    1820 – 1920

Hunefeldt Christine – 1993

Revista:

  • MUSEO NUMISMATICO DEL PERU

Banco Central de Reserva – 2010

Paginas web:

  • http://museobcr.perucultural.org.pe/inca.htm

  • http://es.wikipedia.org/wiki/Libra_peruana

 

[1] Carta del Ministro de Hacienda al
Presidente de la Cámara de Comercio de Lima, 4 de Febrero
1893

 

 

Autor:

Peralta Salvatierra, José
Luis

Cadillo Rodríguez,
Dennis

Poma Fernández,
Roberto

Saldaña Cotrina,
Alex

Aguilar Carvajal, Luis

Rodrigo Huaranca,
Andrés

Mamani Cena, Martin

Profesor: Hidalgo Tupia, Manuel

2010

Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Facultad de Ciencias Contables

Partes: 1, 2
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