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La soja, su evolucion en Argentina (página 2)



Partes: 1, 2

Las temperaturas óptimas para el
desarrollo de la soja están comprendidas entre los 20 y
30º C, siendo las temperaturas próximas a 30º C
las ideales para su desarrollo. El crecimiento vegetativo de la
soja es pequeño o casi nulo en presencia de temperaturas
próximas o inferiores a 10º C, quedando frenado por
debajo de los 4º C. Sin embargo, es capaz de resistir
heladas de -2 a -4º C sin morir. Temperaturas superiores a
los 40º C provocan un efecto no deseado sobre la velocidad
de crecimiento, causando daños en la floración y
disminuyendo la capacidad de retención de legumbres. Las
temperaturas óptimas oscilan entre los 15 y los 18º C
para la siembra y los 25º C para la floración. Sin
embargo, la floración de la soja puede comenzar con
temperaturas próximas a los 13º C. Las diferencias de
fechas de floración, entre años, que puede
presentar una variedad, sembrada en la misma época, son
debidas a variaciones de temperatura. La soja es una planta
sensible a la duración del día, es una planta de
día corto. Es decir, que para la floración de una
variedad determinada, se hacen indispensables unas determinadas
horas de luz, mientras que para otra, no. Respecto a la humedad,
durante su cultivo, la soja necesita al menos 300 mm de agua, que
pueden ser en forma de riego cuando se trata de regadío, o
bien en forma de lluvia en aquellas zonas templadas
húmedas donde las precipitaciones son
suficientes.

Exigencias en suelo.

La soja no es muy exigente en suelos muy
ricos en nutrientes, por lo que a menudo es un cultivo que se
emplea como alternativa para aquellos terrenos poco fertilizados
que no son aptos para otros cultivos. Se desarrolla en suelos
neutros o ligeramente ácidos. Con un pH de 6 hasta la
neutralidad se consiguen buenos rendimientos. Es especialmente
sensible a los encharcamientos del terreno, por lo que en los de
textura arcillosa con tendencia a encharcarse no es recomendable
su cultivo. Si el terreno es llano, debe estar bien nivelado,
para que el agua no se estanque en los rodales. Sin embargo, es
una planta que requiere mucha agua, por lo que en los terrenos
arenosos deberá regarse con frecuencia. La soja es algo
resistente a la salinidad

Técnicas de
cultivo

Preparación del
Terreno.

La preparación del suelo comprende
la adopción de prácticas culturales tendentes a
obtener el máximo rendimiento productivo con el menor
desembolso económico posible. La preparación
primaria del suelo (arado, escarificación o gradeo) debe
permitir obtener una profundidad suficiente para romper la suela
de labor, proporcionar un buen desarrollo del sistema radicular y
favorecer la infiltración de agua. La soja necesita una
esmerada preparación del terreno, en el que va a sembrase.
Además, esta planta responde más favorablemente
cuanto más se cuida la preparación de la tierra.
Debe darse primero una labor profunda de alzar (para favorecer
después un buen desarrollo radicular), seguida de otra
cruzada y después pases de grada o de rotovator que dejen
mullida y desmenuzada la tierra. Ha de procurarse una perfecta
nivelación del terreno para facilitar el riego,
especialmente cuando se cultive en llano y se riegue por
inundación o a manta, sin que se produzcan
encharcamientos, que son muy perjudiciales para esta planta. Si
la soja se realiza en segunda cosecha, debe quemarse o enterrase
el rastrojo del cultivo precedente y seguidamente darse un riego
para conseguir tempero en el suelo. Después se
pasará la grada de discos y el cultivador. Si la soja es
cabeza de cultivo, se realizará previamente una labor de
alzado.

Inoculación de la
semilla.

Como norma general es recomendable realizar
una inoculación de las semillas con las bacterias
fijadoras de nitrógeno atmosférico
específicas de esta planta. Para ello existen preparados
comerciales que pueden utilizarse con garantía y que se
entregan al cultivador con la semilla. Estos productos se
presentan generalmente en polvo negruzco y se utilizan de la
siguiente manera: Se humedece con una pequeña cantidad de
agua la semilla necesaria para la siembre y, una vez escurrida,
se mezcla con la cantidad de polvos indicada por el fabricante,
removiendo bien la mezcla para que sea homogénea. Se
mejora la adherencia del inoculante a la semilla si se ha
añadido previamente al agua un poco de azúcar,
melaza o goma arábica. Las bacterias son muy sensibles a
la luz solar, por lo que conviene realizar la mezcla a la sombra
y sembrar inmediatamente después de la
inoculación.

Siembra.

Generalmente se efectúa en llamo,
con máquinas sembradoras de leguminosas, de trigo, de
maíz, de remolacha o de algodón,
regulándolas convenientemente. También puede
realizarse en lomos, con máquinas preparadas para dejar el
terreno alomado en la siembre, siempre que no quede la semilla
muy profunda. es importante que el terreno esté bien
nivelado para obtener una siembra uniforme. La época de
siembra dependerá de la variedad a cultivar,
realizándose generalmente entre los meses de abril y mayo.
La profundidad de siembra varía con la consistencia del
terreno. Debe sembrase a una profundidad óptima de 2 a 4
cm, aunque en terrenos muy sueltos, donde exista el peligro de
una desecación del germen antes de la nascencia, puede
llegarse a los 7 cm. La densidad de siembra, realizada con
sembradora y en líneas separadas 50-60 cm, debe oscilar
entre las 45-50 plantas por metro cuadrado (450.000-500.000
plantas/ha). Una mayor densidad facilitará el encamado de
las plantas. Normalmente se emplea entre 140 y 160 kg de simiente
por hectárea. La densidad variará según el
tipo de suelo, la variedad a emplear, si el cultivo es en secano
o en regadío, etc. En suelos poco fértiles o en
suelos ligeros se pondrá una dosis menor que en suelos
ricos o de textura fuerte. Cuando la variedad sea de ciclo largo,
se reducirá más la dosis que cuando se trate de una
variedad temprana que alcanzará menos desarrollo. El abono
debe ser puesto al lado y por debajo de la semilla, pues el
contacto directo perjudica la absorción de agua por la
misma, pudiendo provocar la muerte de las plántulas
durante su desarrollo inicial.

Alternativas de cultivo.

Al hablar del lugar en la alternativa, hay
que considerar ciertos aspectos:

Cultivo en secano o en regadío.
Dependerá de la zona en donde se desarrolla el
cultivo.

Cultivo en primera o en segunda cosecha.
Debido a que la soja es una leguminosa, y es una planta fijadora
de nitrógeno gracias a la simbiosis que tiene con las
bacterias del género Rhizobium en sus raíces, se
considera como un cultivo mejorante del suelo. Por ello la soja
puede sembrarse como segunda cosecha después de un cereal
de invierno. El nitrógeno proporcionado por la leguminosa
es excelente para la germinación y posterior desarrollo de
los trigos sembrados en otoño.

Inserción de la
soja en Argentina

Las primeras plantaciones se hicieron en
1862 pero no tuvieron repercusión. Luego entre 1910 y 1920
se comenzaron a realizar estudios en Escuelas Agrícolas y
ensayos experimentales en Estaciones como la de la provincia de
Tucumán.

En 1925 el Ministro de Agricultura Le
Bretón introdujo semillas de Europa y años
más tarde se hicieron ensayos con grupos de distintas
variedades, pero hasta 1965 no se intensificó la
investigación acerca del tema. Los resultados eran
satisfactorios pero no obtuvieron la difusión requerida
entre los productores.

Además, se registraron cuatro
intentos de introducir esta especie con fines comerciales en la
historia agrícola de nuestro país: se creó
el Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico en 1919,
Gabecia S.A. en 1935, Bunge-Born en 1941-1943 y el cuarto intento
se inició en 1956 cuando Brandt Laboratorios, fundo la
filial Agrosoja. Se realizó un convenio de
investigación agrícola con la Dirección
General de Investigaciones Agrícolas (dependiente del
Ministerio de Agricultura de la Nación), organismo
precursor del INTA. Este convenio asocia el esfuerzo privado y
público para emprender un plan de investigación
agrícola destinado a una especie todavía no
cultivada en el país. También, el convenio
establecía que el organismo oficial pondría a
disposición el campo experimental y Agrosoja
contribuirá con la designación y el costo de los
ingenieros investigadores.

Los mismos ensayos se realizaron en EEA
Pergamino, desde 1956 hasta 1960, fueron de trabajos de manejo
del cultivo y maquinaria. La colección de cultivares se
inició con 96 introducciones provenientes de Asia, Europa
y EEUU, importados por Agrosoja. Dentro de los cultivares el que
se destacó fue el cultivar Lee.

Durante 1960 Agrosoja realizó
ensayos de promoción del cultivo en las provincias de
Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. En la siguiente
campaña se hizo en Tucumán. El conocimiento del
vaneo de la soja causado por la chinche como así
también problemas genéticos y de manejo, obtenidos
por investigadores de Argentina y EEUU, permitió resolver
los problemas de implantación del cultivo.

Gracias al gran esfuerzo dedicado a dicho
cultivo, Argentina pudo exportar por primera vez grano de soja el
5 de julio de 1962 a través del buque "Alabama" llevando
6000 toneladas con destino a Hamburgo.(Alemania)

Su producción se incrementó
notoriamente en los años 70 hasta alcanzar en la
actualidad más de 6.000.000 de hectáreas cosechadas
con una producción de más de 11.000.000 de
toneladas, convirtiendo a la Argentina en el cuarto productor
mundial de grano, el primer exportador mundial de aceite de soja
y el segundo de harina de soja. No debe sorprender, entonces, que
la soja represente en la actualidad el rubro de
exportación de mayor incidencia en el Producto Bruto
Agropecuario del país, y el mayor generador de
divisas.Actualmente el cultivo de soja ocupa una amplia zona
ecológica que se extiende desde los 23º (en el
extremo norte del país) a los 39º de latitud sur,
concentrándose principalmente en la Región
Pampeana, con cerca del 94% de la superficie sembrada y el 95% de
la producción total del país.

Se probaron diferentes cultivares entre 59
localidades desde Viedma hasta General Güemes y así
lograr determinar la adaptación, los grupos de madurez
más adecuados para cada zona y la época de siembra
y también se logró el primer mapa de
localización de variedades en la Argentina. Dichos
trabajos fueron financiados por INTA.

Otro aporte fue la clasificación de
los tipos agroclimáticos para el cultivo de la soja, que
permitió disponer de una regionalización del
territorio argentino para cultivar esta oleaginosa con mayor
éxito.

El sector público también
hizo su aporte para arraigar este cultivo mediante diferentes
medidas:

·        En 1965
la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la
Nación estableció un precio mínimo oficial,
garantizando así la compra de la producción al
agricultor.

·        En 1966
se dictó una Resolución que determinaba un precio
sostén para la adquisición de este
grano.

·        En 1971
por la Resolución 346/71 del Ministerio de Agricultura y
Ganadería de la Nación se incorpora al cultivo a
las especies fiscalizadas.

·        En 1972,
por Decreto 4406, el Poder Ejecutivo declara de interés
general el cultivo.

      En
síntesis, es posible decir que hacia 1956 no se
conocían aún los aspectos básicos del
cultivo, además los fracasos en la implantación
hicieron que fuese considerado para esa época como
"tabú". Es decir, era pérdida de tiempo investigar
sobre la soja, pero la perseverancia y el esfuerzo de
investigación y promoción del cultivo realizado por
unos pocos permitió su implantación definitiva a
partir de la década del 60.

Región Pampeana.

La región pampeana está
delimitada al este por el océano Atlántico, el
Río de la Plata y el Paraná; al norte por una
línea imaginaria que atraviesa la ciudad de Santa Fe, al
oeste por las Sierras Pampeanas y al sur por el río
Colorado. Comprende la provincia de Buenos Aires, el noreste de
La Pampa, el este de Córdoba y el sur y centro de la
provincia de Santa Fe, parte de Río Negro, Mendoza y San
Luis.

En la región pampeana se encuentran
las principales ciudades del país: Buenos Aires, Rosario,
La Plata, Santa Fe Mar del Plata y Bahía Blanca. Desde el
punto de vista económico es la región más
importante del territorio argentino por sus
características de clima y suelo que la transforman en una
zona agrícola y ganadera por excelencia.

Esta región produce las principales
cosechas de grano (trigo, maíz, soja y girasol).
Aproximadamente el 15 por ciento de las explotaciones en la Pampa
húmeda son mixtas, el 28 por ciento agrícolas y el
28 por ciento exclusivamente ganaderas. En los últimos
años hubo un aumento en las explotaciones puramente
agrícolas a expensas de las exclusivamente dedicadas a la
ganadería. En 1992 las explotaciones agrícolas
representaban alrededor de un tercio, aumentando al 44 por ciento
en 1999. La población de ganado cayó en el mismo
período desde 32 a 27 millones de cabezas.

En términos de área
cultivada, los principales cultivos son soja, trigo, maíz
y girasol en ese orden. Los cultivos secundarios son sorgo,
cebada, maní y lino.

Luego de la eliminación de los
impuestos a la exportación en 1991, la producción
de granos se volvió mucho más atractiva al
sincerarse los precios. De una producción nacional
promedio de cereales y oleaginosas de 29 millones de toneladas
entre 1989 y 1991 esta aumentó a más de 50 millones
hacia el final de la década.

En el mismo periodo, hubo una significativa
concentración de la propiedad de la tierra, con
reducción en el número de productores y aumento en
el tamaño medio de las explotaciones en la región
Pampeana.

Los cambios tecnológicos más
importantes de los años 90 fueron el aumento en el uso de
fertilizantes y la adopción de la siembra
directa.

Desarrollo de la siembra directa para
los principales cultivos

Monografias.com

Fuente: Asociación Argentina de
Productores de Siembra Directa (AAPRESID), 2003. (Los porcentajes
indican la proporción sobre el total nacional).

Actualmente, una de cada tres ha sembradas
en la Pampa húmeda es hoy con el sistema de siembra
directa. Este desarrollo se explica por el aumento en el costo de
los combustibles, la disponibilidad de herbicidas baratos y
eficientes y el potencial de producción de variedades de
soja resistentes al herbicida más popular: glifosato. Con
la mejora de las tecnologías de uso de fertilizantes, la
siembra directa también se utiliza cada vez más en
los cultivos de cereales.

Subregiones y
Características.

La planicie posee una suave pendiente hacia
el Este-Sudeste y su horizontalidad sólo está
interrumpida por los relieves incluidos de los sistemas de
Ventania y Tandilia en la Pampa oriental o húmeda y el de
Mahuides en la occidental o seca.

Monografias.com

La Pampa Argentina y sus subdivisiones 1 =
Pampa Ondulada, 2=Pampa Arenosa, 3=Pampa Deprimida, 4=Sistema de
Sierras y Llanuras Inter montaña.

El paisaje de la Pampa oriental presenta
distintos aspectos que permiten dividirla en tres subregiones:
ondulada, deprimida y alta. La pampa ondulada es una
angosta franja que se extiende desde el río
Carcarañá en Santa Fe hasta Punta Indio en Buenos
Aires. Debe su nombre a las ondulaciones del suelo en el que los
ríos tributarios del Paraná y de la Plata, han
excavado valles amplios y poco profundos por los que se deslizan
describiendo meandros. El frente fluvial sobre los grandes
colectores está caracterizado por una barranca casi
continua, de gran importancia antropo
geográfica.

El clima y el suelo favorecen la actividad
agrícola y ganadera, criándose especialmente ganado
vacuno lechero y practicándose la avicultura y la
apicultura. Esta es la zona maicera por excelencia, además
de trigo, maíz y girasol existen extensas plantaciones de
frutales (zonas de San Pedro y San Nicolás) y cultivos de
huerta y flores en gran escala, destinados especialmente al
consumo de Buenos Aires y Rosario. El triángulo agrario
cuyos vértices ocupan Rosario, Venado Tuerto y Pergamino,
es uno de los espacios cultivados más productivos de la
Argentina. La barranca ribereña ha permitido la
instalación de una serie de puertos intermedios que sirven
a la navegación de ultramar. Toda esta región
conforma el frente fluvial industrial de mayor importancia en el
país por el número y magnitud de las diversas
plantas instaladas; la concentración de población,
localizándose los grandes núcleos urbanos de Buenos
Aires, Rosario y La Plata, entre otras ciudades; la
provisión de agua potable y energía y el desarrollo
y densidad de los medios de transporte y comunicación, que
la colocan en una situación de privilegio con respecto al
resto del país.

La Pampa deprimida abarca la cuenca
del río Salado de Buenos Aires y se prolonga, rodeando a
la Pampa ondulada, desde la ciudad de Santa Fe en el Norte hasta
Bahía Blanca por el Sur. Su clima templado presenta una
sensible disminución de las precipitaciones hacia el
Oeste. En esta zona hay una serie de depresiones ocupadas por
lagunas permanentes o temporarias, desde la de Mar Chiquita en
Córdoba hasta la de Chasicó en Buenos Aires, que
recogen las aguas de arroyos permanentes y acusan una fuerte
salinidad. Sólo la cuenca del Salado tiene salida al
océano por la Bahía Samborombón en una costa
de cangrejales, y el drenaje imperfecto de esta área ha
obligado a construir una serie de canales para evitar las
consecuencias de las inundaciones. Los suelos del valle del
Salado y de otras zonas bajas son inadecuados para la
agricultura, predominando los establecimientos dedicados a la
cría de vacunos. En las tierras altas los trigales
alternan con los alfalfares y potreros con avena, cebada y
centeno destinados al engorde o invernada de los animales. El
área del trigo no alcanza actualmente los rendimientos de
otros tiempos, como consecuencia del fenómeno de
erosión de suelos que afecta a la zona marginal, lindante
con la pampa seca. Importantes núcleos urbanos de doble
carácter agropecuario se han desarrollado en esta zona,
como Chascomús, Dolores y Rafaela.

La Pampa alta se extiende desde el
borde oriental de las sierras pampeanas en Córdoba, hasta
el frente marítimo de la provincia de Buenos Aires
comprendido entre Mar del Plata y Bahía Blanca. En este
sector, el clima presenta la variedad con influencia
oceánica, de lluvias suficientes, escasas amplitudes
térmicas y la acción de los vientos del mar. En el
Sudeste de la provincia de Buenos Aires, limitada por los
cordones de Tandilia y Ventania, se encuentra otro sector
deprimido que constituye la pampa interserrana; su red de drenaje
está dirigida hacia todos los rumbos, aunque sólo
los ríos y arroyos de la pendiente atlántica
alcanzan el mar, como Quequén Grande, Claromecó,
Sauce Grande, etc. Los recursos de que dispone esta área
son múltiples: a la ganadería (ovinos y vacunos) y
agricultura (cereales, oleaginosas y en Balcarce papas en gran
escala), se suma la minería con la explotación de
canteras de granito y piedra caliza. La variedad y belleza de los
valles y formaciones serranas atraen al turismo que origina una
intensa actividad hotelera en Tandil, Azul, Olavarría y
otras ciudades. El litoral de esta zona posee los mayores centros
balnearios de la Argentina, donde sobresalen Mar del Plata,
Miramar y Necochea. El primero es además puerto pesquero y
base de submarinos. Bahía Blanca, en la zona austral, es
el gran puerto de embarque de la región, punto terminal de
caminos y ferrocarriles, contando con poderosos elevadores de
granos; siendo asiento de la Base Naval General Belgrano, la
más importante de la Armada Argentina.

La Pampa seca es la
prolongación de la Pampa oriental y la frontera entre
ambas, siempre oscilante, está marcada por la isohieta de
500 mm. Las condiciones climáticas se traducen en
diferencias fito geográficas: la estepa de
gramíneas característica de la Pampa húmeda,
es reemplazada por la formación del monte, con predominio
de caldén, chañar y algarrobo, que son objeto de
una intensa explotación. Hacia el Oeste donde las
precipitaciones son mínimas, en el ámbito de la
diagonal árida, el monte se hace muy ralo, con abundancia
de cactáceas. Al Norte la Pampa se confunde con los llanos
que circundan a las Sierras Pampeanas y al Oeste se prolonga en
las planicies cuyanas. Abundan las cuencas cerradas que alojan
salinas o lagunas en vías de serlo, como la del Bebedero.
En este sector se encuentran los mayores depósitos de sal
común del país, sobresaliendo las Salinas Grandes.
En esta zona sin desagüe al mar, extensas áreas
están totalmente desprovistas de agua y presentan
caracteres desérticos: son las travesías. La
práctica inadecuada de la agricultura en períodos
húmedos originó la voladura de los suelos al
sobrevenir la sequía, inutilizándose los campos. La
actividad propia del área es la pastoril, que no crea
ciudades, por lo que los núcleos poblacionales son escasos
y de reducidas dimensiones.

Los Sistemas
Serranos.

Ubicados en medio de la llanura al
Sur-Sudeste de la provincia de Buenos Aires, encontramos los
sistemas serranos de Tandilia (al Este) y Ventania (al
Oeste).

Tandilia se extiende desde Mar del
Plata hasta el arroyo Las Flores. Las sierras son bajas, de
formas redondeadas o chatas, de formación antigua,
erosionadas y que ascendieron a su aspecto actual, en el
plegamiento andino. Se distribuyen en grupos aislados, separados
por llanos, la mayor altura es el Cerro La Juanita, de 524m. Las
sierras principales son las de Balcarce, Azul, Olavarría y
de los Padres. Están formadas por areniscas y
calizas

La zona de Olavarría y sus
aledaños es conocida por su producción de cal,
cemento y materiales de construcción, y la
radicación allí de industrias ligadas a esta
explotación

la zona de Balcarce es una de las
principales zonas en las que se realiza el cultivo de
papas

Ventania se extiende desde la Laguna
de Guaminí hasta las cercanías de la costa
atlántica. Estas sierras forman dos bloques de escasa
elevación, recortadas, en marcada pendiente, separadas por
valles angostos. El bloque occidental presenta  las mayores
alturas, el cerro Tres Picos (1.243m) y la Ventana (1.136m).
Recibe el nombre de la Sierra de la Ventana, (que da el nombre al
Sistema), debido a una abertura natural cercana a su cima de
aproximadamente 8m por 4m

Clima.

El clima de la región pampeana es
templado, con una temperatura media anual de 17º
C.

En cuanto a las lluvias, la diferencia
entre las medias anuales de precipitaciones forma una
división entre pampa húmeda y pampa seca. La pampa
húmeda es la región del litoral, que recibe un
promedio de 1.000 mm. Anuales de lluvia y se encuentra favorecida
por los vientos del atlántico.

Los vientos característicos de la
llanura pampeana son el Pampero y la Sudestada.El Pampero es un
típico viento de la cuenca rioplatense que
cíclicamente se repite cada siete o diez días.
Posteriormente a unos días de viento Norte, cuando sube la
temperatura y desciende el barómetro, el cielo se enturbia
por efecto del Pampero que sopla desde el sudoeste. Entonces se
produce un descenso notorio de la temperatura y aumento de la
presión, y tras el paso de un frente frío
acompañado por lluvias el cielo se despeja y se torna
límpido.Si el Pampero es húmedo aparecen grandes
nubarrones oscuros y tormentas eléctricas; si es seco, en
cambio, el cielo esta diáfano y se siente frío,
pasando el frente de tormenta más hacia el norte.La
Sudestada, que se origina entre junio y octubre, es un viento del
litoral atlántico cuyo origen se debe al efecto que
provoca la masa de aire marítimo frío y demasiado
húmedo, cuando es confrontada por una baja presión
ubicada sobre la conocida cuenca del Paraná. El mismo
puede durar unos dos días, salvo que la baja
presión no logre desplazarse. En ese caso las
ráfagas de viento y lluvias continuas pueden durar casi
siete días, y el cielo se nubla con nubes de color gris
plomo, creciendo además las aguas del Río de la
Plata, que pueden generar inundaciones en el litoral
bonaerense.El Viento Norte es frecuente en verano. Húmedo
y caluroso, por lo general produce una importante llovizna,
acompañado de un viento refrescante como es el Pampero.
Sin embargo, la situación meteorológica puede
bloquearse durante días, provocando el conocido golpe de
calor, donde se registran temperaturas y humedad excesivas, que
se mantienen por la noche agobiando a las personas.Finalmente en
el norte, en el Delta del Paraná, se advierte la presencia
del clima subtropical proveniente de la región
mesopotámica

Flora y Fauna.

El humano provocó grandes cambios al
introducir la agricultura, la ganadería, la
forestación. Entonces especies como el puma,
ñandú, venado de las pampas, guanaco, etc. fueron
desapareciendo para ser encontrados en su hábitat natural
en muy pocos lugares.

La fauna y flora que podemos ver hoy en la
región dista bastante de la riqueza original de especies
que lo habitaba hace más de ciento cincuenta años.
Nuestro arroyo no ya no es el ecosistema originario de la pradera
de la pampa húmeda, sino un agrosistema fruto del sistema
productivo instalado en el último siglo y
medio.

Los mamíferos que hoy podemos
encontrar son cuises, ratones colilargos, liebres europeas (que
fueron introducidas a fines del siglo XIX), comadrejas, mulitas
y, aunque son escasos, hurones, zorrinos y zorros.

Hablando de la avifauna; veremos teros,
caraos, bandurrias, jilgueros, mistos, horneros, benteveos,
monjitas, viuditas, pichinchas, tacuaritas, tejedores,
tiritití, loros catitas, tordos, etc. Y dentro de las
rapaces, es común ver milanos, lechuzas, halconcitos
dorados, caranchos, chimangos y caracoleros. En las lagunas
cercanas y/o tributarias del arroyo encontraremos garzas,
gallaretas, patos sirirí y maiceros, gallitos de lata, y
según la época cisnes coscoroba y
flamencos.

Los reptiles están representados por
iguanas overas, lagartijas, tortugas de agua (que habitan el
cause del arroyo), culebras y, ocasionalmente, yararás.
Los batracios se hacen presentes a través de ranas y
sapos.

La vida acuática está
condicionada por dos factores: la cercanía del
Paraná y el nivel de contaminación. Desde el salto
conocido como "las quebradas" ubicado en el Parque Regional Sur
(entre Rosario y Villa Gobernador Gálvez) la ictofauna es
la misma del río Paraná: sábalos, bogas,
bagres, etc. Desde las nacientes del arroyo hasta citadas
"quebradas" se reduce mucho la cantidad de especies presentes y
la población de cada una de ellas dependerá del
grado de contaminación, en este tramo del arroyo (que
representa casi la totalidad) podremos encontrar solamente
truchas, mojarras, anguilas, chanchitas, bagres y cangrejos de
arroyo.

Las crónicas y relatos indican que,
anteriormente al desarrollo agrícola, también
habitaban el arroyo y sus márgenes venados,
yaguaretés, martinetas, carpinchos, ipacaás; gatos
montes, gatos del pajonal, biguá, entre otros.

Predomina la estepa y la pradera, cereales,
pastos tiernos y paja brava. Los árboles y arbustos que
mayormente se encuentran son: el eucalipto, álamos, sauce,
seibo, talas, espinillo, cina-cina, aromitos, ligustros,
algarrobos.

En las aguas de los ríos viven
helechitos, repollitos de agua y masas vegetales conformadas por
distintas especies de camalotes ricos en plancton tanto animal
como vegetal que constituyen el alimento principal de la
fauna.

Economía de la Región.

La economía de la llanura pampeana
se basa en la producción y la industrialización
agrícola-ganadera.

En cuanto a ganadería, la
principal producción es la de vacunos, razas como la
Hereford, Shorthorn, Averdeen Angus y Holando-argentina,  de
invernada y de cría, que constituyen la base de la
producción de buenas carnes para el consumo y la
exportación, los tambos y las industrias lácteas,
las curtiembres, y demás derivados.  También
los porcinos son importantes, especialmente en zonas maiceras; la
cría de equinos, no tanto para trabajos de labranza, sino
los pura sangre de carreras y para ciertos deportes. Muchos
establecimientos han anexado la producción avícola.
En Mar del Plata y aledaños se concentra la actividad
pesquera y su industrialización.

La agricultura está dominada
esencialmente por la producción cerealera: se destaca el
trigo en la pampa húmeda, pero toda la región es
productora de trigo, maíz, girasol, soja, cebada, centeno
y otras forrajeras que se utilizan para pastoreo. También
cobra importancia la horticultura y la fruticultura, y en ciertas
franjas costeras, la floricultura.

En esta llanura pampeana radica la zona
industrial más importante del país
,
especialmente en la margen derecha del Paraná, desde San
Lorenzo hasta La Plata: con diversidad de rubros, desde las
industrias petroquímicas, siderurgia, astilleros, 
saladeros, frigoríficos, lácteos, industrias
alimenticias, hasta industria automotriz, materiales para la
construcción, maquinarias agrícolas

El cultivo de la soja en
la economía Argentina

La soja es hoy la oleaginosa mas difundida
del país y, con sus derivados, el principal producto de
exportación argentino.

Argentina figura como el principal
exportador de aceite de soja y como segundo proveedor de los
subproductos proteicos del cultivo.

Todo esto se debe al esfuerzo conjunto de
entidades publicas y privadas, fortalecidas en su accionar por el
apoyo de la industria aceitera y los sectores
comerciales

El gobierno nacional fue participe de este
proceso, ya que el 90 % de la producción de la soja esta
destinada a la exportación, fue fundamental la
decisión del gobierno de desregular la actividad
portuaria, eliminar retenciones y llevar a cabo el dragado del
Rió Paraná, la principal vía de salida de
los productos.

Argentina tiene una larga trayectoria en la
producción de oleaginosos, iniciada con los cultivos de
maní y lino. En 1970, en la Argentina, la
industrialización de la soja no-tenia mayor importancia,
las fabricas de aceite trabajaban al 50 % de su capacidad
productiva y no aumentaba la producción de soja por falta
de porotos de soja.

En 1968 el total de semillas oleaginosas
que se elaboraba, correspondía un 76 % a girasol, 14 % a
maní, 9 % a algodón y 1 % a soja.

El auge exportador del complejo soja tubo
comienzo a mediados de los años 70. La expansión
productiva se vio acompañada por la modernización
de la molienda y fue estimulado por la demanda mundial de
soja.

A fines de la década del 70, hubo un
aumento en la superficie sembrada y la producción,
comenzó un proceso de expansión agroindustrial. El
sector aceitero aumenta 39 veces el volumen de exportaciones,
entre los periodos 70/71- 95/96, mientras que la
exportación de harina de soja aumenta 45 veces en el mismo
lapso.

Con respecto al mercado mundial, la
participación de la Argentina en el mercado de aceite de
soja paso de 1.75 % en el año 1979, a 31 % en 1989,
ocupando de esa manera el primer lugar en el orden mundial,
siguiéndolo en segundo termino EE.UU.

De manera similar, la harina de soja pasa
de 2.5 % en 1979, a 22 % en 1989, pasando a ocupar de esa manera
el segundo lugar en el ámbito internacional de este
subproducto.

Propagación
Mundial del Cultivo

La propagación de la soja se dio
lentamente. En el siglo VI y VII, se propagó de China a
Corea y a Japón. También de China pasó a
Polinesia e Indonesia. A través de las islas Malucas
llegó a Indostán, Ceilán, Palestina y
África del Norte.

En Europa se enteraron de la existencia de
la soja en 1712, por los escritos de Engellert Kaemfer, que
conoció el cultivo mientras vivió en Japón.
Las primeras semillas fueron plantadas en 1740 en
París.

En 1875 y en años subsiguientes,
Frederick Haberbant, de Viena, trato de difundir el cultivo pero
no logro el éxito debido problemas de manejo y condiciones
climáticas.

A partir de 1908, a través de
embarques de grano y de productos de esta especie, logró
la atención de todo el mundo.

Con respecto a nuestro continente, se cree
que viaja por primera vez a principios del siglo XVII en un barco
Chino. Un marinero llamado Samuel Bowen, trajo la semilla a
Georgia (EEUU).

Mientras tanto hacia fines de ese mismo
siglo, los europeos comenzaron a analizar el contenido del
Tofú, introducidos por los mercaderes y por misioneros que
viajaban a Asia.

En EUU, la gran explosión del
cultivo se logró en 1940 y comenzó a liderar la
producción mundial de soja y continua
haciéndolo.

En Brasil, fue introducida en 1882 pero su
difusión se logra en el siglo XX y su producción
comenzó a ser comercial en 1940. A partir de 1970, se
intensificó y se obtuvieron grandes aumentos. Hoy es el
segundo productor mundial de esta especie

Evolución en
Argentina

El análisis de las tres primeras
décadas (40/50/60) de expansión del cultivo en
Argentina, muestra experiencia incipiente en las provincias
de  Corrientes, Buenos Aires, Chaco, La Rioja, Salta, Santa
Fe, Santiago del Estero y Misiones.

En la década del 40 se logró
una producción de 3.224 t, con una área sembrada de
5.568 hectáreas.

En la década siguiente la
producción tuvo un marcado retroceso ya que se lograron
1.730 tns. y el área sembrada fue de 2640 has. Con
respecto a los rendimientos, en ambas décadas se lograron
1.013 kg/ha., el cual fue similar al promedio mundial para el
período.

La década del 60 marcó el
arraigo del cultivo. Los ensayos se convirtieron en siembras de
rutina, en provincias como: Tucumán, Buenos Aires, Santa
Fe y Misiones. En esta última, se detectó un
récord de área cosechada para ese período y
fue la provincia que tuvo mayor cantidad de soja sembrada en ese
período. Argentina obtuvo una producción que
alcanzó las 26.800 tns. con una superficie cosechada de
25.970 has. Y un rendimiento de 1.031,96 kg/ha., muy importante
para esa época. Estas cifras de producción,
superficie y rendimiento fueron muy importantes en
relación con los 20 años anteriores.

La década del 70 marcó el
despegue y  puede considerarse como el inicio del verdadero
incremento, lográndose 13.211.800 tns de
producción,  7.156.110 has cosechadas y un
rendimiento promedio que alcanzó 1.520,05
kg/ha.

En la década del 80, se lograron
grandes cifras en todos los aspectos. En cuanto a la
producción, se lograron 66.320.000 tns. que fueron 5,5
veces mayor que la década pasada. La superficie cosechada
obtuvo 26.165.550 has, es decir, 3,82 veces mayor que la
década pasada. En cuanto al rendimiento, éste
osciló entre 2.035,45 kg/ha, siendo mayor que el de la
década anterior.

En la década del 90, debido a los
grandes avances y condiciones, se lograron excelentes resultados.
Nuevamente, la superficie creció un 216,52%, la
producción aumenta un 179,81%, el rendimiento obtuvo un
incremento en promedio de 175.9 kg/ha.

Desde el 2000 al 2002, los resultados
continuaron siendo positivos pero con algunos problemas. La
superficie cosechada ronda las 21.806.025 has., mientras que la
producción alcanza 35.000.000 tns. y el rendimiento muy
satisfactorio en promedio fue de 2.609 kg/ha.

En conclusión, Argentina en el
período 1957/1976 sus índices indicadores eran muy
pobres, pero el crecimiento en los años siguientes,
1977/1997, fue vertiginoso, aumentando la superficie,
producción y rendimiento con relación al
período anterior. Este período se destaca por su
creciente y sostenido desarrollo, favorecida no solo por el
incremento de la superficie cultivada, al cubrir las tierras
aptas y las marginales, sino también por la
incorporación de las tecnologías
adecuadas.

En relación a los rendimientos,
aumentaron de aproximadamente 1000 kg/ha a 2000 kg/ha, alcanzando
para el periodo 1977/1997 un promedio de 2063,90 kg/ha. Siendo
Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires las provincias en donde
se dieron los rendimientos más satisfactorios, debido a
sus condiciones climáticas y de suelo favorable para el
cultivo.

Estos importantes resultados se dieron
gracias a: cultivares de distinto Grupo de Madurez adaptados a
distintas regiones ecológicas y latitudinales, un mayor
conocimiento de la fisiología del cultivo, el manejo
cultural, la fecha de siembra y la densidad de plantación,
el manejo de la maleza, plagas, enfermedades y la
tecnología de cosecha.

Evolución de la producción
argentina de soja en relación a los principales
países productores

Monografias.com

Lo que se obtiene de la
semilla de soja

Aproximadamente el 85% del total de soja
producido anualmente en el mundo finaliza en la molienda,
produciendo harina y aceite. Sólo el 15% es usado
directamente (el poroto) como alimento humano o
animal.

A partir de 100 Kg. de porotos de soja se
pueden obtener 65 Kg. de harina y 17,8 Kg. de aceite crudo. Del
procesamiento de la harina se pueden extraer finalmente alrededor
de 33 Kg. de proteína concentrada.

El siguiente esquema representa los
componentes que aporta una semilla típica de
soja:

Monografias.com

La importancia de la proteína de
soja en alimentación animal y humana radica en la alta
calidad de la proteína representada en su contenido en
aminoácidos esenciales (que solo se pueden obtener
mediante la alimentación). Si una proteína es
deficiente en uno o más aminoácidos esenciales, su
calidad es más baja. Además el aceite se destaca
por una alta proporción en ácidos grasos
poliinsaturados, como el linolénico y linoleico, que
aportan beneficios para la salud.

Propiedades nutritivas
de la soja

Desde el punto de vista nutritivo, la soja
es una excelente fuente de proteínas muy digeribles y de
calidad comparable a las proteínas de origen animal.
También es una buena fuente de calcio, hierro, zinc,
fosfato, magnesio, vitaminas B y folato. También aporta
ácidos grasos poliinsaturados (más saludables), y
lecitinas y fito esteroles, que ayudan en la prevención de
enfermedades cardíacas. Dado que la soja en su estado
"crudo" contiene sustancias ("anti-nutrientes") que pueden
interferir con la digestión y aprovechamiento de los
nutrientes, todos los alimentos derivados de la soja deben ser
consumidos luego de procesarlos a alta temperatura para destruir
los antinutrientes. Así, todas las industrias que elaboran
alimento a partir de soja, previamente procesan la materia
prima.

En el siguiente esquema se resumen las
principales aplicaciones que tienen actualmente los derivados de
la soja:

Monografias.com

Derivados del poroto de
soja

Los derivados de los porotos de soja se
muestran en el siguiente esquema;

Monografias.com

Durante su procesado, la semilla de soja se
limpia, se rompe y se descascara en copos con una prensa.
Esto rompe las células para permitir una extracción
eficiente de aceite. El aceite de soja participa en la
formulación de productos tan variados como la margarina,
salsas para ensaladas y aceites para cocinar.

Después de extraer el aceite de
soja, el resto de los copos se puede procesar en una serie
de productos comestibles, o bien se puede emplear como alimento
rico en proteínas para animales. Las harinas y
sémolas
de soja se utilizan en la industria repostera
y ayudan a acondicionar y blanquear la masa. Sus excelentes
cualidades para retener la humedad ayudan a mantener la masa
elevada. La lecitina, que se extrae de la semilla de soja,
se aplica a una gran variedad de productos que van desde
medicamentos a coberturas protectoras. Es un emulsionante y
lubricante natural. Se emplea, por ejemplo, para evitar que el
chocolate y la manteca de cacao se separen en la
tableta.

La leche de soja se utiliza en
bebidas lácteas de origen vegetal, en la producción
de tofu y otros quesos y productos lácteos fermentados de
origen vegetal. Se la puede utilizar para cremas, batidos,
helados, etc. Tiene alto contenido de calcio, magnesio y otros
minerales.

La soja es la fuente natural más
rica en fibra alimentaria que se obtiene a partir de la
cáscara y se utiliza en pan, cereales y galletas
integrales.

Dado que la soja en su estado "crudo"
contiene sustancias "anti-nutrientes", que pueden interferir con
la digestión y aprovechamiento de los nutrientes, todos
los alimentos derivados de la soja deben ser consumidos luego de
procesarlos a alta temperatura para destruir los antinutrientes.
Así, todas las industrias que elaboran alimento a partir
de soja, previamente procesan la materia prima.

Alimentos derivados de
soja

Los productos a base de soja, o el poroto
propiamente dicho, se pueden presentar de diferentes
formas:

Porotos de soja Son porotos
frescos y enteros, similares a las habas. Se los suele consumir
como producto seco, pero con la exigencia de ser hidratados y
cocidos antes de su consumo. Esto contribuye a inactivar los
factores antinutricionales y aumenta la digestibilidad de la
soja. La forma necesaria y conveniente de preparación de
los porotos de soja es dejarlos 12 horas en remojo, desechar las
pieles que se desprenden, y cocinarlos durante una hora
aproximadamente.

Porotos de soja precocidos
Son elaborados con productos seleccionados. El tratamiento
térmico con aire caliente asegura la inactivación
de los factores antinutricionales y facilita el descascarado. El
descascarado evita el remojo previo y permite la cocción
durante 20-30 minutos.

Harina de soja Se prepara a
partir del poroto sin cáscara y tratado por calor. Es un
producto libre de gluten y generalmente es desgrasado. En las
recetas tradicionales puede reemplazar hasta una tercera parte de
la harina de trigo. Este producto es empleado en
panificación y fabricación de
galletitas.

Proteínas Vegetales
Texturizadas

Se obtienen a partir de harina de soja sin
grasa. El producto se comprime hasta cambiar la estructura de la
fibra proteica, y se vende en forma granulada deshidratada. Se
deben hidratar con agua hirviendo o bien se las puede hervir.
Pueden integrarse a la carne picada en proporciones del 20 al
30%. Debido a que no presentan sabor, no modifican el gusto ni la
textura de las preparaciones.

Bebida de soja Se prepara a
partir de porotos seleccionados que se someten a una molienda
húmeda y a posteriores tratamientos térmicos. Es un
producto enriquecido con vitaminas, homogeneizado y esterilizado
a ultra-alta temperatura. De esta forma se obtiene un producto
aséptico que no necesita conservantes. Tiene un sabor
neutro, pero también puede encontrarse combinado con jugos
de frutas. Los nutricionistas consideran que es erróneo
denominarlo "leche de soja", y que debe hablarse de bebida de
soja, si bien por sus cualidades nutricionales representa un
alternativa para quiénes no toleran la lactosa.

Milanesa de soja Este
producto es de consumo popular. Son elaboradas con distintas
combinaciones según procedencia, de poroto o harina de
soja, combinada con cereales y saborizantes, con o sin
conservantes.

Aceite de soja Este aceite es
de un color amarillo claro. Se obtiene a partir de la semilla en
plena maduración por extracción o
disolución. Durante la fabricación del aceite, pasa
por diferentes procesos: neutralizado, lavado, blanqueado y
desodorizado (ver cuaderno Nº66) Estos aceites contienen
lecitina y es importante protegerlos contra la oxidación
producida por el oxígeno y favorecida por la luz y el
calor.

Tofu Se lo emplea de forma
semejante al queso blanco untable (variedad blanda) y a los
quesos artesanales de cabra (variedad firme). Se produce a partir
de bebible de soja.

Usos industriales de
la soja

Monografias.com

Procesamiento de la semilla.

La semilla de soja consiste en un
embrión protegido por una fina cobertura seminal o
tegumento (cáscara). El embrión está
compuesto por dos cotiledones y un eje embrionario. Los
cotiledones están constituidos por células
alargadas llenas de "cuerpos proteicos" esféricos y
numerosas "esferosomas" de aceite. La semilla contiene entre un
40 a 45% de proteínas y un 18 a 20% de
lípidos. Tanto las proteínas como el aceite
que se obtienen de la semilla de soja tienen gran demanda debido
a sus diversos usos potenciales, ya sea a nivel industrial como
para la alimentación animal y humana. Tal es así,
que actualmente representa el grano del cual el hombre obtiene la
mayor cantidad de productos, con múltiples aplicaciones
para su vida y el medio donde se desenvuelve.

El esquema general del procesamiento del
grano de soja se muestra en la  esta figura que  resume
los productos y subproductos que se obtienen tras el
procesamiento de esta oleaginosa.  

Esquema general del procesamiento del
grano de soja.

Monografias.com

Acerca de la soja
transgénica

Las modificaciones genéticas
introducidas a la semilla de soja le ha conferido resistencia a
un herbicida llamado glifosato. El glifosato es un veneno para
hierbas y plantas que mata la mayor parte de las especies,
incluyendo a la soja no transgénica, y que, por lo tanto,
no podía ser aplicado a los cultivos, ya que los mataba.
Existen sin embargo unas pocas bacterias que pueden resistir
naturalmente al glifosato sin sufrir serios daños. Una vez
que se pudo aislar el gen que le daba resistencia y
protección a esas bacterias, los científicos lo
introdujeron en la soja mediante ingeniería
genética, creando la soja transgénica resistente al
herbicida más poderoso, al veneno mortal. De esta manera
cuando se aplica glifosato no se destruye la soja
transgénica y se controlan así las malezas que
dificultan el crecimiento de la soja sin ser necesario mayores
laboreos, ni gastos en maquinaria, combustible, etc. Los
productores adoptaron la soja porque su cultivo es mas barato y
les deja más ganancias con cuidados mínimos, poco
personal, poca maquinaria y poco combustible. Así fue
como, en solo siete años, la superficie sembrada con soja
pasó de 800.000 hectáreas a 20 millones, o sea
creció 25 veces!Hoy la Argentina es el segundo productor
mundial de soja, después de EE.UU. y el 60 % de la
producción agrícola de nuestro país es la
soja transgénica Casi toda la soja producida es exportada,
a países del primer mundo, en grano, o a China en grano o
como sub productos. El 70 % se exporta sin procesar y el resto se
transforma en harina o aceites antes de ser embarcado.Hemos
dejado de ser el granero de mundo para pasar a ser el país
forrajero de los animales del primer mundo, criados en establos
en base a nuestra soja (y a expensas de la fertilidad de nuestros
suelos!).

LA REGION PAMPEANA Y LA SOJA TRANSGENICA

Desde 1980 la región agrícola
más fértil del territorio nacional, la denominada
pampa húmeda, presenta una fuerte erosión del
suelo. Según el INTA, alrededor de la mitad de los 5
millones de hectáreas es afectada por el influjo de un
notable proceso de erosión que ocasiona la caída de
los rendimientos de estas tierras en, por lo menos, un tercio.
Para tratar de solucionar este problema, los agricultores
empezaron a experimentar con el sistema de "labranza cero"
–consistente en la siembra directa de semillas en la
tierra, sin necesidad de practicar ninguna otra forma de
labranza, encontrándose con el inconveniente de no poder
controlar las malas hierbas.

En este escenario la soja RR irrumpe como
una solución caída del cielo, ya que esta semilla
permitía la puesta en ejercicio del sistema de "labranza
cero" eludiendo la acostumbrada necesidad de realizar las cinco o
seis aplicaciones de herbicidas, porque ahora el control de las
malas hierbas es reducido a sólo dos aplicaciones de
glifosato.

La nueva tecnología también
se presentaba como una alternativa de bajo costo. De esta manera,
mientras los agricultores de Estados Unidos pagaban un
sobreprecio de al menos el 35% para cultivar variedades GM,
Argentina, al no haber firmado todavía un acuerdo
internacional sobre patentes, se limitaba a contribuirle a
Monsanto un cargo reducido.

Estos elementos condujeron a que,
impulsados por la aparentemente insaciable demanda externa de
soja, los agricultores argentinos se volcarán masivamente
a su cultivo mediante la aplicación de esta nueva
tecnología.

A mediados de los 90 tuvieron lugar dos
factores determinantes: por un lado, la fuerte baja en los
precios internacionales de los productos argentinos, y por otro,
una serie de cambios significativos en las condiciones internas,
generadas por la convertibilidad, las privatizaciones y la
desregulación total del sector. En tal contexto, los
actores económicos más fuertes se valieron del
apoyo del Estado y de la ayuda de un eficaz dispositivo
comunicacional para marcar el camino hacia el aumento de la
producción agropecuaria con especialización en
oleaginosas y la exportación de sus derivados.

Esta decisión comportaría
cambios en las orientaciones productivas y en la estructura
social agraria, con la consecuente desaparición de muchos
agricultores. Sin lugar a dudas, hoy podemos constatar que ese
nuevo esquema productivo ha traído como consecuencia una
tremenda desindustrialización, que responde a una crisis
estructural de largo plazo, y ha arrastrado a la economía
nacional a una primarización concentrada en muy pocos
rubros agro productivos.

Este proceso fue privando a los
agricultores de semillas de germoplasma nacional estabilizados
por las condiciones ecológicas de nuestras regiones,
llegándose al extremo actual donde han desaparecido
cultivares y variedades de trigo pan, trigo candeal, maíz,
arveja, lenteja, tomate, sorgo, lino, girasol, papa, batata,
etc., sembradas durante décadas y desarrolladas en el
país por el INTA o la Secretaría de Agricultura en
otros tiempos, transformando al antiguo granero del mundo en una
peligrosa republiqueta sojera.

Con respecto a la soja tradicional (no
transgénica) la que venía expandiéndose en
forma continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de
1994, con la autorización de la autoridad agropecuaria
para el cultivo de la Soja RR (soja transgénica con
agregado de genes para Resistencia al herbicida Round-up), que el
cultivo de soja crece exponencialmente llegando a ocupar
más de la mitad de la producción total de granos
argentinos.

A partir de la aparición en escena
de la soja transgénica, todos los cultivos disminuyen su
superficie cultivada de modo considerable. El arroz es lo que
porcentualmente más ha descendido en superficie cultivada,
un 44,1% menos, le sigue el girasol, que bajo su área
sembrada en un 34,2%, luego viene el maíz que
perdió un 26,2% de superficie cultivada. En el caso del
trigo, cabe aclarar que el porcentaje de pérdida de
superficie no es particularmente significativo (3,5% menos), pues
su fluctuación en el período es muy alta, siendo el
año de 2002 puntualmente un año de baja. En este
sentido deberíamos decir que la incorporación del
cultivo de soja transgénica no ha influido en el caso del
trigo, lo que sucede es que el trigo y la soja son dos cultivos
que se combinan en la secuencia soja/trigo

Mientras la soja avanza en casi todas las
provincias donde se la está cultivando, las cabezas de
ganado disminuyen y los demás cultivos se "achican". La
diversidad de producciones (algodón, lentejas, caña
de azúcar, leche, carne, arroz, etc.) que
abastecían al país se redujeron frente a la
uniformidad de la soja de exportación, generando un
"inexplicable" desabastecimiento y aumento de la canasta
básica argentina. Desde la devaluación del
año 2002, la canasta básica alimentaria (CBA)
aumentó un 73%, siendo que sólo 4 de los 23
productos que la constituyen explican casi la totalidad del
aumento: la leche, la carne, el queso y el pan.

La asociación entre soja RR y
siembra directa que facilitó la ampliación de la
frontera agrícola, avanzando sobre zonas marginales y
montes nativos, explica en gran medida el avance de dicho cultivo
en la región extra pampeana. Un trabajo elaborado por la
Dirección de Agricultura de la SAGPyA sostiene en sus
conclusiones: "A partir del comportamiento del cultivo en ambas
regiones (pampeana y extra pampeana), se concluye que la soja ha
desplazado a otros cultivos (efecto sustitución) y, a su
vez se ha difundido a zonas antaño consideradas marginales
desde el punto de vista agroecológico con buenos
resultados gracias, justamente a la asociación soja
transgénica + siembra directa."

Influencia de la soja transgénica en el
ecosistema

La macrofauna del ecosistema de cultivo es
brutalmente afectado por este sistema de contaminación
química: las gaviotas y otras aves desaparecen por la
ausencia de roturación, lo mismo que las liebres por
envenenamiento y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen
huevos estériles, las lombrices (de fundamental
acción benéfica para el suelo) son destruidas por
el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado
efectos dañinos hasta en ñandúes y siendo de
público conocimiento la desaparición masiva de
pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales
del ecosistema en los lugares de aplicación masiva de este
sistema de destrucción de los componentes del ecosistema y
su transformación en un sustento inerte de una
producción minera semindustrial. Este sistema devasta la
biodiversidad del ecosistema agrícola.

Pero el uso continuado de herbicidas e
insecticidas, produce también la aparición de
súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual
obliga a aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es
posible, a utilizar otros herbicidas y otros productos, los
cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente
tóxicos y contaminantes del suelo y las napas de
agua.

Los árboles están siendo
desalojados para la sobreexplotación de la tierra y las
consecuencias son devastadoras. Debido a la combinación
del uso de la siembra directa, más las inmensas cantidades
de agroquímicos, con los que la tierra es impregnada -algo
así como 80 millones de litros de herbicidas anuales en
las 10 millones de hectáreas que se cultivan- el suelo se
torna incapaz de absorber más agua.

Áreas enteras se están
inundando, sin precedente histórico. Algunas de estas
causas se encuentran en el norte de Argentina, más
precisamente en las provincias de Salta y Jujuy cerca de la
frontera con Bolivia, donde las Yungas están siendo
deforestados para plantar aun más soja. Los árboles
en la cuenca del Salado también han sido talados con el
fin de sembrar más soja, lo que ha dado resultado a la
catastrófica inundación de Santa Fe.

La soja esta descomponiendo, no solo la
esencia misma de la tierra, sino también la de la
sociedad. Las villas miserias están estallando en las
afueras de las grandes ciudades con los campesinos desplazados
por aeroplanos cargados de glifosato, mientras los gigantes de la
agro-industria se apoderan de la tierra. Es que la soja no genera
trabajo, es una agricultura sin gente, sin cultura. El
éxodo rural en los últimos años
ascendió a un ritmo alarmante: 300.000 campesinos
abandonaron el campo y casi 500 pueblos han quedado
abandonados.

Influencia de la soja transgénica en el
suelo.

Los suelos agrícolas de Argentina
están perdiendo, dramáticamente, su fertilidad por
el cultivo de soja. Uno de los conceptos básicos,
milenarios de la producción agrícola es la
rotación de los cultivos y el barbecho. Es decir, se deben
intercalar cultivos de distintas especies y también de
ganado y se deben alternar años de producción con
un período de descanso de los suelos. La disparidad de la
producción enriquece los suelos y renueva su vitalidad,
mientras que la repetición de los mismos cultivos los
agota y produce una perdida creciente de su fertilidad hasta
terminar en la desertificación.El actual sistema
agrícola esta basado en el monocultivo y el agotamiento de
la fertilidad de nuestras tierras, mientras la riqueza mineral ha
sido transferida, a través del poroto, a las vacas
europeas.La siembra directa, propagandizada por las
multinacionales como una panacea de la conservación de la
fertilidad de los suelos, al combinarse con el cultivo de la
soja, deja la llanura desnuda, desprotegida y sin rastrojos para
barbecho. La tierra no tiene posibilidades de recuperar sus
nutrientes y es cada vez más pobre.La soja es muy
demandante de nutrientes como nitrógeno y fósforo
(requiere el doble que el maíz) y ello esta dando como
resultado que la concentración de nutrientes en los suelos
esta bajando drásticamente. El fósforo no es
naturalmente renovable y debe incorporarse de manera artificial y
resulta bastante caro el hacerlo. En la cosecha del 2002 se
exportaron 30 millones de toneladas de soja , pero con los
porotos se fueron 900 mil toneladas de nitrógeno y 200 mil
toneladas de fósforo. Y esos nutrientes que se exportan
con la cosecha no se reponen y si lo hiciéramos,
resultaría que cuesta más que el valor que estamos
recibiendo por los porotos.A pesar del daño IRREVESIBLE
que produce la soja, la superficie cultivada aumenta un
millón de hectárea por año.La región
chaqueña es un ambiente con la mayor biodiversidad en
flora y fauna del País, pero la demanda de tierras para el
monocultivo de soja ha obligado también a los animales a
dejar su hábitat amenazando con destruir el equilibrio.
Pero peor aún son los daños que la
deforestación de montes y bosques para incorporar nuevos
suelos sojeros, están produciendo sobre la naturaleza y el
clima, creando sequías interminables en zonas antes
relativamente húmedas o, al revés, originando
tragedias como la del norte salteño, donde las
precipitaciones descontroladas abaten puentes y poblaciones
enteras. Codicia de sojeros, riqueza de pocos, miseria de muchos
y desastres naturales.Encima, todos los estudios realizados
demuestran que después de 5 años de
producción consecutiva la tierra pierde aceleradamente su
fertilidad y se trasforma en un desierto.En síntesis, la
producción de soja transgénica contamina el medio
ambiente, disminuye la fertilidad de los suelos y produce
desocupación entre los trabajadores rurales.

Situación actual y
análisis de las características de este
proceso.

Hoy en día, la soja ya ocupa el 50%
de la superficie cultivada en la Argentina. Es el principal
cultivo agrícola y genera ingresos económicos por
exportación de granos y subproductos, superiores a
cualquier otra producción de origen agropecuario,
constituyendo una significativa proporción de las divisas
que ingresan al país. Actualmente la tecnología de
producción se ha simplificado y hecho significativamente
más eficiente. La siembra directa, asociada a la nueva
tecnología de soja transgénica, hace que su
producción sea más segura desde el punto de vista
de la productividad física, ampliando tres o cuatro veces
la capacidad operativa de las empresas. La profusa
información tecnológica disponible, sumada a la
simplificada secuencia de procesos productivos, viene ampliando
año tras año la superficie de
producción.

Las razones del crecimiento espectacular
de la superficie sembrada con soja en Argentina son
variadas:

– Precios internacionales relativamente
altos. – Sostenida demanda internacional de su grano, harinas y
aceites.- Sistema tecnológico productivo simplificado y
altamente eficiente.- "Moneda de pago" en los sistemas de
producción bajo arrendamientos.- Rendimientos estables y
en crecimiento en los últimos años.- Desplazamiento
de las isohietas húmedas hacia el oeste del país.-
Sistema de abastecimiento de insumos, transporte y de
comercialización eficiente y distribuido en todo el
territorio.- Información y capacidad técnica para
la producción localmente adaptada a cada zona.- Alta
movilidad de los productores "sojeros" capacitados.- Menor precio
de las tierras marginales a la región pampeana.- Cadena de
producción que integran productores, proveedores de
insumos, comercialización e
industrialización.

Exportación de la
soja

La Argentina es el principal proveedor
mundial de aceite y harina de soja y el tercero de la oleaginosa
en granos, y las ventas externas del complejo sojero representan
casi la cuarta parte de las exportaciones totales del
país.

Argentina exporto 9,47 millones de
toneladas de la oleaginosa entre enero y agosto del 2008, frente
a 7,07 millones del mismo periodo del año previo.El
principal comprador del grano sudamericano entre enero y marzo
del 2009 fue China, que adquirió 693.682 toneladas, por
encima de las 479.579 toneladas del mismo período del
año anterior.

El principal importador de aceite de soja
de Argentina también fue China, que compró 544.773
toneladas entre enero y marzo del 2009, frente a las 490.796
toneladas del año previo.

España lideró la
importación de harina de soja al comprar 678.938
toneladas.

 

 

Autor:

Marcelo Agustín
Giménez

Partes: 1, 2
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