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El VIH/SIDA y dilemas de la bioética (página 2)



Partes: 1, 2

Tristemente, EL SIDA al igual que las infecciones de
transmisión sexual, se ven siempre como un mal que debe
combatirse y tal como se presenta en los estudios de
García E "La aparición del Sida vino a reforzar
esta estigmatización, en el sentido de que en sus inicios,
esta enfermedad afectó a personas desacreditadas o
desacreditables socialmente y definidas como pertenecientes a un
determinado "grupo de riesgo": homosexuales, toxicómanos,
prostitutas, etc (5).

Han transcurrido muchos años y aún se
mantienen los problemas que acarrean los conceptos de
movilización y los criterios de culpa en la
aparición de la enfermedad a pesar de los progresos en el
tratamiento del SIDA. Ni los enfermos ni los familiares hablan
abiertamente del tema (6).

OBJETIVO.

Identificar los dilemas de la bioética asociados
a la infección por el VIH/SIDA

Desarrollo

Al referirse a la ética y la medicina familiar,
los autores Alisten Trota, Martín Espíldora y
Serrat Moré (7), abrigan el criterio de Sócrates
cuando se refieren a que la ética es en el fondo, la
pregunta acerca de cómo debe comportarse el individuo. Y
agregan…." Se ha dado por entender como ética a una
disciplina teórico-práctica que estudia los
comportamientos libres de las personas, explicando
metódicamente en razones y a la luz de principios
universales por qué una acción es buena o mala,
correcta o incorrecta"…"También puede entenderse
como " dimensión humana esencial que el médico
aplica a la práctica profesional a partir de un
conocimiento ético espontáneo o como ciencia moral
racional que analiza metódica y críticamente los
comportamientos y decisiones de la práctica
médica"…

El contagio del SIDA, está en correspondencia con
los modelos tradicionales de enfermedad infecciosa y hasta el
momento, las estrategias creadas no aportan los resultados
propuestos. Entre los grupos más vulnerables están
homosexuales, bisexuales y heterosexuales con riesgo;
además, la drogadicción por vía parenteral y
las transfusiones sanguíneas. Pero existe la
transmisión vertical de madre a hijo; entonces cabe la
interrogante: ¿Hasta qué punto es ético el
comportamiento de los que están enfermos y el
comportamiento de quienes lo atienden o están a su
alrededor? En qué medida es aceptable desde el punto de
vista ético que la madre traiga al mundo un ser que ya
viene con la enfermedad, pero si se observa la situación
en sentido contrario, al situarse en la posición de la
madre, debe considerarse que toda mujer tiene el derecho de
procrear y ese derecho le pertenece.

Se impone la necesidad de cambios de actitudes,
convicciones personales, educación acerca del SIDA y
valores del sujeto con opción. Por tanto, urge tomar en
cuenta algunas modificaciones en las conductas de los factores de
riesgo como son: sexo con una sola y misma pareja, evitar el
consumo de drogas, el estudio preventivo de donadores y mantener
la fidelidad conyugal con la abstinencia o esta última
cuando fuera necesario.

La infección por el VIH convoca a la solidaridad
humana y en este caso, las actitudes sociales tienen un
significado preventivo, sanitario y moral. Esta enfermedad
pandémica, muestra características muy
particulares:

Refleja libertades individuales en relación a las
restricciones del pasado. Es muestra de solidaridad cuando la
comprensión y el humanismo se manifiestan al conocer la
situación de algún caso; sin embargo, a la vez
refleja pinceladas de egoísmo y profundos temores ante el
pensamiento de una posible contaminación y pone al
descubierto la insensibilidad que se deriva del temor a la
infección, pero a la vez puede mostrar indiferencia o
discriminación por parte de la sociedad.

De todo lo anterior se desprende la vigencia de la
desigualdad que se potencializa con la escasez de recursos y
voluntades. Todo esto conlleva a un aumento permanente de la
exclusión.

Para comprender la ética del SIDA, es necesario
conocer la población sujeta a discriminación que
sufren los sospechosos de contagio, los individuos contagiados,
los que se dedican a cuidarlos y los familiares de los enfermos.
Un factor importante, es la confidenciabilidad y tiene un papel
de gran relevancia en el binomio
médico-paciente.

En la relación de pareja, pueden presentarse
diferentes situaciones: El contagiado puede negarse a informarlo,
por tanto, hay ignorancia del riesgo por parte del
cónyuge, pero a la vez existe peligro real de contagio
paralelo al desconocimiento de la otra persona.

En el binomio médico-paciente, este último
debe plantearle su situación al médico no solamente
por el peligro de la infección sino para no obstaculizar
la correcta acción del facultativo a su favor.
También está la condición inversa pues en
caso de ser el médico el infectado, el paciente debe saber
si la acción diagnóstica o terapéutica
posibilita el riesgo de contagio.

Corresponde al médico crear las mejores
condiciones de asistencia para sus pacientes. Resulta de vital
importancia, el conocimiento de la población con respecto
a la enfermedad y a la supervivencia del virus.

El conocimiento público del diagnóstico de
SIDA puede ocasionar negativa al derecho a la educación y
los servicios, aislamiento humano, pérdida del contrato
laboral, negativa de atención médica y riesgo de
divulgación de los resultados en algunos países. En
muchos casos, la comunidad carece de orientación
ética sobre la obligación del respeto por la vida,
la dignidad, el derecho a la libertad y a la salud, a lograr una
muerte digna del paciente.

El paciente debe educarse con relación a su
enfermedad pero es necesario saber cómo hacer llegar la
información al seropositivo, quién lo dirá y
en qué momento. Respecto a los contactos, qué se
les va a informar, si deben estudiarse, por qué, para
qué, cómo y cuando. El estudio es voluntario o
dirigido, pero con consentimiento del paciente y este debe
recibir información sobre dónde y quién debe
practicarlo, quién lo paga y a quién o a quienes
debe informarse el resultado.

Hay que entender lo que le pasa a un paciente sospechoso
de ser VIH positivo pero es necesario hacer los estudios
correspondientes, para el diagnóstico y pronóstico
de la enfermedad, tener la información necesaria para la
adopción de decisiones, seguimiento y control del caso y
para estudios científicos.

Las pruebas para VIH no pueden predecir que los
pacientes se convertirán a seropositivos en un
período corto de tiempo. Entonces, cabe una interrogante
más para el médico respecto a si debe informarse o
no en el expediente médico un resultado seropositivo, pues
el paciente corre el riesgo de perder los beneficios que le
aporta la compañía de seguros e incluso, puede
sufrir la discriminación o marginación en su centro
laboral. (7). Todo esto conlleva a un análisis profundo
sobre qué es lo ético y qué conducta no lo
es. La autora se inclina a pensar que lo ético para
algunas personas, en otras se considera de lo contrario. Las
personas con la enfermedad, no irán nunca con el anuncio
de ella, salvo en casos muy necesarios en que le informan a sus
familiares u otros allegados, su condición de
seropositivo. Sin embargo, dentro del mismo marco estrecho donde
se desenvuelven, hay individuos que no conocerán su
situación y en casos muy específicos, pudieran
hasta referirse a los seropositivos o a los pacientes con SIDA de
forma no gentil y eso afecta el ego de la persona que sufre por
su dolencia. Por otra parte, el facultativo que atiende al
paciente, se siente con ataduras cuando no puede proceder de
forma sincera porque tiene limitaciones para hablar de la
condición de enfermo de ese individuo. Eso es frecuente en
países sobre todo del continente africano donde el simple
hecho de informarle a los familiares del paciente su
condición de seropositivo, puede acarrear graves
daños a su integridad pues hay lugares donde se informan
casos de enterramientos a personas vivas, por miedo a que
contagien el SIDA o por no tener condiciones financieras para
enfrentar la enfermedad (8).

El análisis del SIDA y su expansión, desde
el punto de vista ético requiere una reflexión
profunda con el enfoque tradicional, lo que amerita retomar los
criterios de Pérez y Pérez (9) .La ética es
una disciplina completamente filosófica y se vale del
método de la corriente del pensamiento sobre el cual
sustenta la reflexión. La bioética se ocupa de
complejos problemas bioéticos aunque sean de
carácter global y precisen del concurso de las llamadas
"ciencias duras o exactas", lo que conlleva un enfoque
multidisciplinario.

La bioética para otros es la disciplina que se
ocupa del estudio y la reflexión en torno a la
dimensión e implicaciones humanísticas y
éticas de los avances en las ciencias, las profesiones de
la salud y de las políticas relativas a la atención
de la salud y la ecología. Es además, una
metodología de solución racional de los problemas
que surgen de acciones y toma de decisiones que comportan
problemas y dilemas éticos en los escenarios
científicos y clínicos, tanto al nivel personal
como colectivo" (10).

La autora considera que el concepto de bioética
surge con un marcado carácter político en un
momento crucial en la historia de la humanidad pero la
bioética no es más que la aplicación de la
ética en un contexto histórico social determinado.
De igual forma es del criterio de que no es aceptable esa
denominación cuando se hace referencia a Cuba porque en la
sociedad cubana tiene un accionar muy diferente al de otros
países donde prevalece la medicina privada y nuestro
sistema de valores es diferente porque tiene un paradigma
biopsicosocial donde está presente la equidad entre los
principios de la atención primaria, pero además,
están vigentes la beneficencia, la no maledicencia, la
autonomía y la justicia.

En el presente trabajo, se analizan los dilemas de la
ética en el paciente con SIDA.

Una de las situaciones que afecta al individuo VIH
positivo, es el rechazo que está presente desde la
prevención al existir limitaciones en muchos lugares para
abordar el tema de la prevención. Con frecuencia se
encuentran estudios sobre el uso del condón y se le
considera con una tasa de efectividad entre 90 y 95% para evitar
el contagio si se utiliza de forma correcta. Sin embargo, no
siempre se puede hablar de condones en un colectivo, ni en un
canal radial o televisivo pues muchas veces se mal interpreta el
objetivo del mensaje. Al revisar las estrategias que se aplican
en los diferentes países, se repite la historia de
limitaciones. Por ejemplo, en Tailandia se realizan
campañas publicitarias con el propósito de brindar
información a los escolares y jóvenes con el fin de
que fomenten un comportamiento racional y se abstengan de adoptar
comportamientos que le hagan correr riesgos. A pesar de las
campañas en el estudio de Chutamas Soravisutr (11) se
plantea que el aumento de seropositivos se debe a que las
personas aún no tienen suficiente información
respecto al SIDA y la mayoría de las personas consideran
que es una enfermedad donde solo se contagian los demás.
Ahora bien, al sentir de la autora, se considera que por una
fundamentación selectiva de la ética como tal, se
cae en limitaciones en la divulgación de temas que se
relacionan con el sexo y su protección, lo que hace que
personas sin experiencias ni conocimientos previos respecto al
tema, resulten víctimas de la infección.

En México hay antecedentes de
obstaculización de las campañas en la
prevención del VIH/SIDA a causa de algunas concepciones
equívocas y estrechas con relación al condón
en la prevención del VIH/SIDA (12).

Otro ejemplo, por solo citar algunos, aparece en
recientes informaciones procedentes de un foro celebrado en Costa
Rica, mencionan que la homofobia, los prejuicios, la burocracia y
la falta de información como los principales
obstáculos que tiene el país para poner en
práctica planes eficientes en materia de prevención
del SIDA (13). El hecho de no conocer algo no exonera de la
culpabilidad a quien mantiene una conducta riesgosa, pero para
obtener una conducta responsable la persona debe tener el
conocimiento necesario. Por tanto tanta responsabilidad tiene el
que posee la Infección como el que se infecta por no
protegerse.

LA AUTONOMIA.

Al reflexionar sobre este principio, se aborda el
criterio de Pellegrino (14) cuando plantea que la ética
médica consiste en la relación entre la
autonomía y la integridad. El paciente tiene su derecho a
ocultar su dolencia pero en base a su autonomía no es
aceptable que cause daño a otra persona que puede ser su
pareja conyugal. Entran en juego entonces, la autonomía
del paciente y la del médico que al conocer que puede
haber una infestación en alguien que desconoce el riesgo,
puede caer en la maledicencia y no beneficencia hacia aquel que
desconoce la situación. He aquí la presencia de
dilemas éticos en torno al principio de
autonomía.

Según ese mismo autor, la ética se basa en
la virtud y centra la atención en el agente o sujeto moral
que toma las decisiones éticas, es decir, en el
profesional sanitario y plantea que tanto el médico como
la enfermera deben poseer cualidades afines con su actividad
específica y que estas tengan como eje central la
relación con el paciente.

En África subsahariana se presentan situaciones
que corresponden a la experiencia de la autora. Por ejemplo, un
padre que resulta ser un tío que lleva a su hijo que es
realmente el hijo de su hermana para que sea valorado por un
médico extranjero ya que está muy mal de salud
desde hace algunos meses. El individuo labora en un puerto en
otro país vecino a este donde ocurren los hechos. Los
estudios aportan elementos para diagnosticar tuberculosis
pulmonar y SIDA, pero el paciente es el esposo de la hija del
tío, es decir, de su prima y a la vez tiene otras parejas
sexuales. El tío que es a la vez el padre de crianza y el
yerno, no está de acuerdo en que su hija conozca del
diagnóstico pero también desea evitar que
ésta se infecte. En este caso el médico no pude
decir la verdad y cae en violación de la ética
porque su silencio puede traer graves consecuencias. De igual
forma, existen múltiples ejemplos en los casos de
poligamia pues la persona que fallece si estaba infectada
dejó enferma a su pareja y al ésta pasar a la
propiedad del hermano mayor del fallecido, entonces
contagiará a su nueva pareja sexual y éste a sus
otras mujeres. Pero los riesgos son aún más
extensos, porque al vivir todos juntos en la gran familia, los
niños ante un caso de herida se contaminan o
también puede ocurrir con otra secreción corporal,
pues cuando ingresan en el hospital, al ser personas de muy bajos
recursos, ingresan con sus hijos pequeños cuando no tienen
a quien dejarlos y al extravasarse una venoclisis, o al
derramarse el líquido pleural del frasco donde se
está evacuando o al ser vertido por esos mismos
niños, ya se hace vigente el riesgo de
contaminación por otros fluidos corporales. Si se trata de
una mujer que vive con el virus y está embarazada, al
nacer alimentará a su bebé mediante lactancia
materna.

No existe otra alternativa a causa de las limitaciones
financieras. El médico, tiene su autonomía que la
pierde al ser coprotagonista de situaciones de riesgo, pero por
justicia tiene el deber de revelarlo a la pareja de la paciente o
a algún familiar cercano para que se eviten las terribles
consecuencias. En este caso el facultativo puede practicar la
justicia, pero si a consecuencia de ello, devienen daños
al enfermo porque la familia lo abandona, puede ser puesto a
disposición de la justicia por el enfermo, víctima
de los daños.

Con respecto a los procederes con el paciente con
VIH/SIDA se tiene extensa bibilografia. En Cuba, existe la
posibilidad de que los individuos puedan permanecer en los
centros de atención al paciente con VIH/SIDA sin que esto
se interprete como una violación de libertades o derechos
sino que durante el tiempo de internamiento, se prepara
psicológicamente al paciente para vivir con su enfermedad
y se le realiza observación directa al inicio del
tratamiento para después incorporarlo a la comunidad y
seguirlo de forma ambulatoria. Cuando aparecieron los primeros
casos, el tratamiento era con hospitalización. En la
actualidad solo se mantiene el ingreso al comienzo del
tratamiento y después cuando está complicado o
cuando no mantiene una conducta responsable hacia él o los
demás. Salvo circunstancias especiales, el paciente se
mantiene en el seno familiar con incorporación a su
trabajo.

El problema de los estudios para la pesquisa de la
infección por VIH/SIDA, también es algo que
preocupa a muchos. Por ejemplo, si la persona se ingresa y se le
realiza un estudio de rutina en búsqueda del VIH, la
persona debe saberlo y estar consciente de lo que se le va a
estudiar, pero además, el médico debe saber a
quién debe dársele la información sobre el
resultado. Hay quienes consideran una violación al
principio de autonomía, realizar estudios en
búsqueda de VIH a los que van a iniciarse en un centro de
trabajo, a los que van a viajar o a los que se
incorporarán a entrar en un centro estudiantil, pero en
caso de existir criterio y respaldo financiero para ello y los
elementos que argumenten la necesidad de realizarlo, es
importante hacerlo porque serían los otros trabajadores,
los otros estudiantes quienes estarían bajo el riesgo
cercano de contraer la enfermedad por no mantener las normas
establecidas en las relaciones sexuales para practicar un sexo
responsable. Sin embargo, esa situación en Cuba tiene
sólidos elementos que la justifican porque el paciente
diagnosticado tiene su tratamiento garantizado y existe a
posibilidad de diagnosticar la enfermedad en una fase
temprana.

Con respecto a este aspecto, en la literatura objeto de
revisión, en estudios sobre la ética del SIDA, se
plantea que los profesionales médicos y los profesionales
de enfermería, tienen deberes éticos que otros no
tienen que por eso Pellegrino sostiene que cierto grado de
sacrificio personal y de altruismo son obligatorios. La
posición del bioeticista D.Gracia, que se refiere en esa
misma publicación, se basa en que la asistencia a los
enfermos de SIDA debería realizarse con personal con
motivación, pero este sistema plantearía graves
problemas como un insuficiente tratamiento de los afectados por
el VIH.

Según el sentir de la autora del presente
trabajo, hay coincidencia de criterios, pero es importante
recordar que los pacientes con SIDA, no vienen con un letrero que
les identifique sino que en muchos casos resultan diagnosticados
por disímiles motivos de consulta. Entonces, esté o
no con incentivo al personal de atención con el manejo de
personas con esta infección, sí debe conocer a
fondo los riesgos y las conductas que deben seguirse para no
contagiarse él mismo, para no contagiar a los demás
y para realizar un adecuado manejo del caso en el enfrentamiento
biopsicosocial y en su tratamiento higiénico,
dietético y medicamentoso.

Ahora bien, con relación a las personas que viven
con el virus, puede opinarse que solo tienen obligación de
revelar su condición a la pareja sexual actual, al
considerarse que la relación se basa en la confianza pero,
existe un riesgo inminente de infección si el derecho a la
intimidad se ve supeditado al bienestar del otro cuando no se
garantiza la protección. La pareja, puede decidir su vida,
pero el resto de la sociedad no puede pretender señalar a
los infectados en aras de su bienestar (15).

En Cuba, según lo que establece el Código
de Ética Médica, ni los médicos ni el resto
del personal que atiende a personas con VIH, poseen facultad para
divulgar información confidencial sobre la persona que
tiene el virus ni sobre sus contactos, pues a quien lo haga, la
ley lo penaliza, pero cuando se trata de conductas irresponsables
que conduzcan hacia el contagio a otras personas, el
médico está en la obligación de informarlo a
las autoridades competentes y en caso de no hacerlo, puede sufrir
sanción de tres meses a un año de privación
de libertad o multa de cien a trescientas cuotas o ambas
según lo que establece el artículo 295 del
Código Penal (16). Existen tristes ejemplos de amores
morbosos donde a uno de los miembros de la pareja se le
diagnostica la infección por VIH/SIDA y se le ingresa para
realizar el inicio del tratamiento médico y
psicológico, pero su pareja ante el sufrimiento que
representó para él la separación, no admite
ni siquiera la posibilidad de que la muerte fuera la causante.
Determina auto contaminarse con sangre del paciente y se la
administra por la vía endovenosa. Semanalmente asiste a un
Centro Municipal de Higiene y Epidemiología para
realizarse el test de Elisa. Varios fueron los testigos de su
alegría cuando se le informó la positividad de su
análisis. Fue entonces que confesó todo lo que
había hecho con tal de enfermarse. La hospitalizaron,
varios días después murió su pareja sexual y
semanas después ocurrió su fallecimiento. En este
caso el paciente hizo uso inescrupuloso de su principio de
autonomía, sin embargo, fue una actitud de
beneplácito para él en la confirmación de
amor a su pareja, pero de daño a la familia y a la
sociedad porque solo pensó en su
satisfacción.

Pero ¿Acaso es ético que alguien manipule
material quirúrgico para auto administrarse sangre
contaminada? ¿No corrieron riesgo otras personas que
pudieron estar en contacto con ese vehículo
infectante?

En Cuba, el paciente ingresado tiene todas las
condiciones necesarias para garantizar un apoyo
multidisciplinario y recibir la educación necesaria para
convivir con su enfermedad. Además solo se ingresa
inicialmente y con razones bien justificadas.

La autora considera que es discutible la
violación del principio de autonomía en ese caso
pues a su consideración no existe violación.Las
valoraciones se realizan desde la óptica de cada cual. Los
detractores del sistema de salud cubano, critican la conducta de
aislamiento de los pacientes que tienen SIDA y en ese caso se
apoyan en lo que plantea la Carta de los Derechos Humanos (17).
Ellos pasan por alto la asistencia médica gratuita,
así como el apoyo psicológico al paciente y la
protección a la familia y la sociedad.

Otra situación a valorar es la referente a las
mujeres embarazadas a las que en su totalidad se les realiza
estudios que incluyen el pesquisaje de VIH/SIDA. Esta conducta
puede que tenga detractores, pero el sistema de salud cubano se
ha ido perfeccionando tanto y existe tan elevada cultura
sanitaria en el país que esto se considera como un
beneficio loable que no todos pueden tener, en otros
países, pues así se garantiza el tratamiento
conveniente para que el nuevo ser nazca sin el VIH/SIDA. Pero
esta situación es muy diferente a la que se presenta en
estados como Illinois y Louisiana donde existe interés
financiero por parte de las compañías de seguros.
Allí se realizan test masivos a personas ingresadas en los
hospitales e incluso a las licencias matrimoniales y
además al personal sanitario pero con otro
matiz.

Ante esto que se considera por algunos una
violación, la autora se pregunta: ¿No es esta una
forma de conocer el estado de salud del individuo?. ¿No es
así que puede informársele sobre su
situación para que adopte comportamientos en los que no
someta a terceras personas al riesgo de enfermar?. Lo que
sí no considera concebible es que esos estudios se
realicen para afectar la integridad personal o que se realicen
sin previa autorización y que después de conocerse
el resultado no se les facilite el tratamiento .necesario o se
divulguen a quienes no compete dicha
información.

Con relación al principio de beneficencia, cabe
valorar la ayuda que aportan los médicos, enfermeras y
sanitaristas o salubristas que dedican sus esfuerzos al
tratamiento del paciente con VIH/SIDA, pero es humano
también que en los diferentes países, se remunere
en concepto de protección a quien lo brinda; tanto en el
aporte de medios de protección como en el apoyo financiero
por concepto de riesgo ya que los accidentes pueden ocurrir
durante el desempeño laboral y la persona sana puede
infectarse.

Realmente, si se estudia la situación a fondo, no
existe violación de la autonomía si se analiza el
concepto etimológico de la palabra al conocer que
significa gobernarse a sí mismo y la autora entonces
coincide con la reflexión de Pellegrino (15) cuando
plantea que "el hombre es libre e igual por naturaleza y por lo
tanto, nadie tiene soberanía sobre otro si no es a
través de un contrato social suscrito libremente." No
obstante, sí se considera por la autora, que es una
situación controversial, la que se presenta cuando el
paciente con una enfermedad contagiosa no desea que se revele la
situación a su pareja sexual y se niega a la
hospitalización, pero es que ¿Acaso el hecho de
haber firmado un contrato como es el matrimonio le da potestad
para transmitir el virus, es decir, para hacer daño?
Entonces, he ahí el problema: el médico tiene
limitación con respecto al paciente pero por justicia,
debe revelar la situación a esa pareja conyugal para no
violar el principio de beneficencia. Entonces cuando la otra
parte de la pareja se niega a protegerse con el condón y
sobre todo ocurre en el caso de los hombres, la mujer por las
características socioculturales predominantes, se
subordina al sexo fuerte y se contamina Pero, en ese caso no hace
gala de su autonomía y por tanto no existe tampoco equidad
porque ambos tienen el mismo derecho a querer conservarse sanos.
No se puede tener en cuenta solamente la ética del
paciente sino también la pareja, el médico y el
resto de la sociedad.

LA BENEFICIENCIA

La atención a un paciente con VIH/SIDA conlleva
riesgos por la posibilidad de accidente laboral. Debe existir un
equilibrio entre beneficios y riesgos y en eso se apoyan los que
consideran que al personal que atiende a esos pacientes debe
remunerársele por riesgos potenciales. Antes del VIH,
existía un equilibrio entre la exigencia ética del
personal sanitario de actuar en beneficio del enfermo y la
comparación de los riesgos que entraña la
práctica de la profesión: no estar expuesto a
graves riesgos de contagio. Este riesgo de contagio es
ciertamente bajo y se estima que la seroconversión por
pinchazo es de un 2-3 por mil. El debate ético surge del
interrogante sobre cómo justificar la exigencia de
atención que puede conllevar que los profesionales de la
salud asuman un riesgo cuya razonabilidad es discutible. En Cuba,
se exige el cumplimiento de las normas de
bioseguridad.

LA JUSTICIA.

En el Artículo 25 de la Declaración de los
Derechos Humanos de 1948, se plantea lo siguiente: "Toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar y en
especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales
necesarios."

Esto que aquí se plantea, es discutible porque
tal parece un trabalenguas pues se habla de derecho indiscutible
en situaciones que realmente no se cumplen en muchísimos
países y que sin embargo en Cuba sí se hacen
realidad., pues desde el inicio de la Revolución, se ha
puesto la salud en un lugar prioritario y se crearon las
condiciones para que la responsabilidad de la salud esté a
nivel de la familia y en cada uno de sus miembros. El equipo de
atención primaria facilita las técnicas necesarias
para que tengan la percepción del riesgo de enfermedades y
puedan prevenirlas.

La salud, la asistencia médica y los servicios de
salud están garantizados en este país donde la
asistencia médica, los estudios son gratuitos y el
tratamiento son gratuitos para el paciente con SIDA.

Se trabaja arduamente para que los tres componentes
relacionados con la actitud: el afectivo, cognitivo y conducta se
involucren y en esto se incluye un comportamiento sexual
adecuado. El derecho indiscutible de todos los ciudadanos a
recibir asistencia sanitaria se fundamenta en los siguientes
principios: el derecho a la vida y a la salud de toda persona, la
afirmación de la igual dignidad de todo ser humano y la
obligación del estado de proteger a la sociedad en su
conjunto están vigentes en la política del estado
cubano (18).

El paciente que sufre la infección por VIH/SIDA,
se encuentra en una situación sumamente difícil,
por lo que la enfermera ha de mantener una actitud solidaria y
sin discriminación, y ser una vía de
educación sanitaria para ellos, para sus familiares y
amigos y en general para toda la sociedad.

El Código de Honor del Médico de familia,
plantea los procederes éticos que tienen que estar
presentes en el diario actuar de estos profesionales con respecto
a las consultas y confidencias así como la necesidad de
ofrecer al paciente una explicación cuidadosa de cada
investigación o proceder y la justificación
así como inculcarle la tranquilidad y explicación
de los resultados, significado diagnóstico,
pronóstico y terapéutico y en caso de estimarlo
necesario, informar total o parcialmente los resultados de las
investigaciones a un familiar o al paciente.(19)

Otro dilema bioético al cual tiene que
enfrentarse la humanidad con relación a esta enfermedad,
proviene de la paradoja de que lo que puede ser bueno a escala
individual, quizás pueda no serlo tanto a escala
colectiva. En efecto, a menos que consigamos que las personas
infectadas practiquen siempre sistemáticamente estrictos
comportamientos de prevención y no de riesgo, la epidemia
seguirá extendiéndose; en otras palabras, al
aumentar la calidad de vida de las personas infectadas, gracias
al desarrollo de las terapias antirretrovirales, incrementamos el
reservorio de virus en la comunidad humana, y así
incrementamos la posibilidad de que practiquen comportamientos de
riesgo. Es decir, cuanto mayor sea la longitud de vida de estas
personas y mejor sea su calidad de vida, más tiempo y en
más ocasiones habrán de mantener sus
comportamientos de riesgo; es por ello que mas profundo
deberán ser nuestros conocimientos de los procesos
psicológicos de cambio de conducta, así como de
aquellos factores que facilitan o dificultan dicho cambio y que
ayudan a mantenerlo vigente a través de periodos de tiempo
prolongados ( 4). Pero por principios de justicia y equidad,
todas las personas tienen derecho a trabajar y es
obligación del personal de salud, la prevención de
enfermedades y otros daños a la salud. En esto se incluye
la realización del cien porciento de los análisis
preventivos, de pre empleo, periódicos y de
reincorporación. De esa manera se puede detectar el
VIH/SIDA en quienes no han sido diagnosticados y además
darles seguimiento a las personas que estén enfermas
paralelo a los estudios está la promoción de salud,
la prevención de enfermedades y otros daños a la
salud, la asistencia médica, la rehabilitación,
capacitación e incluso la investigación cuando esta
se aborde adecuadamente (20). Cuba constituye un ejemplo, pues
esas investigaciones no se realizan para dañar al
trabajador, sino todo lo contrario: para apoyarlo y mejorar su
calidad de vida.

Conclusiones

Se identificaron los dilemas de la ética
asociados a la infección por VIH/SIDA haciendo
énfasis en la autonomía, con la
consideración de que el SIDA constituye un problema de
salud en la época contemporánea y en torno al
individuo que sufre la infección por el VIH, se ciernen
conflictos que a pesar de ser comunes en las diferentes
latitudes, difieren según las características del
marco geo psicosocial y el contexto histórico concreto en
que se desenvuelve, lo que implica que los principios de
justicia, autonomía y beneficencia, se cumplan o no
según el rol que desempeñe cada una de las personas
involucradas en el proceso salud-enfermedad , sea el paciente,
los familiares, los médicos, enfermeras, salubristas u
otros miembros de la comunidad. Todo esto convoca a la
reflexión en cuanto a la necesidad de ampliar la
educación, información y comunicación sobre
el VIH/SIDA; la forma de prevención y las
características de la enfermedad, para hacer posible la
eliminación de la estigmatización del individuo
enfermo, viabilizar la disminución de obstáculos
para su integración a la sociedad y por tanto el
mejoramiento de su calidad de vida al disminuir también
los elementos que afectan su integridad personal.

Referencias
bibliográficas

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Autor:

Miriam Gloria Elizarde
Gálvez

Esp. De 1er Grado en
Neumología

MsC en Enfermedades Infecciosas

MsC en Educación
Médica

Instructora

Centro Municipal de Higiene y
Epidemiología. Jovellanos. Matanzas. Cuba

Colaboradoras:

Neida Rosa Elizarde
Gálvez

Licenciada en Ciencias
Biológicas

MsC en Enfermedades Infecciosas

Instructora

Policlínico Docente Emilia de
Córdova Rubio. San Nicolás de Bari. La Habana.
Cuba

Beatriz Suárez
Posada

Ingeniera mecánica

Instructora

SUM. Jovellanos. Matanzas. Cuba

Partes: 1, 2
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