- Introducción
- Educación para la
sostenibilidad - Características generales de los
diseños curriculares - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El camino hacia el actual desarrollo no es sostenible,
los esfuerzos por satisfacer a una población que crece
aceleradamente en un mundo globalizado y desigual, ejercen
presiones insostenibles sobre los sistemas que sostiene la vida
del planeta. Los cambios en el ambiente y la biodiversidad, el
agotamiento de los recursos naturales y el incremento de la
pobreza, las enfermedades y las desigualdades, se combinan para
hacer cada vez más grandes la vulnerabilidad de las
personas y el resto de la naturaleza.
Todos estos problemas, de carácter global
repercuten y se manifiestan tanto a escala regional como en cada
uno de los países e incluso a escalas locales. A pesar de
ello, hay mucho mensaje apocalíptico y no razonado en los
diferentes medios de comunicación social.
También existen contradicciones entre las
aspiraciones de un gobernante, un empresario, o un simple
ciudadano, interesado en obtener ventajas rápidas sobre un
determinado recurso natural y las nociones de uso sostenible y
desarrollo a largo plazo. Estos temas entroncan con el problema
económico y con las dificultades de asignar valores a
aquellos recursos y servicios de la naturaleza cuyos beneficios a
la sociedad son intangibles.
Los aspectos sociales tampoco pueden ser soslayados o
desvincularse de los ambientales. En última instancia, las
dos causas principales de degradación del ambiente, los
llamados diablos gemelos del siglo XX, son la extrema pobreza de
una buena parte de los habitantes del planeta, y enmarcado
contraste el excesivo consumo por una parte
minoritario.
Como la tierra es un planeta finito, en la medida que el
tamaño de la población y el nivel de consumo
material se incrementan de manera exponencial, los recursos per
cápita disminuyen progresivamente. En países como
Estados Unidos o en determinados sectores de las sociedades de
consumo, existe la creencia de que el planeta tiene infinitos
recursos naturales y que su utilización depende en esencia
de los adelantos tecnológicos.
Esta percepción proviene del hecho de que ese
país con menos del 5% de la población mundial
consume el 25% de sus recursos. La huella o impacto
ecológico en Estados Unidos y Canadá es
sustancialmente mayor que en el resto del mundo y
significativamente mayor que en la mayoría de otros
países desarrollados.
Inspirados en el consumismo de sociedades de este
estilo, algunos científicos han sugerido la necesidad de
reemplazar aquellos estilos que entorpecen la sostenibilidad por
aquellos que la facilitan. (Cairns Jr, 2001).
Para muchas personas, el siglo XX será recordado
como una era de grandes logros y de un enorme crecimiento y
prosperidad. Los avances en las investigaciones médicas
para la erradicación de enfermedades infecciosas, las
cirugías láser, la electrónica y la
exploración espacial, han contribuido en el bienestar de
la humanidad, especialmente a finales de siglo.
Palabras claves: diseños
curriculares, desarrollo sostenible.
Educación
para la sostenibilidad
La importancia dada por los expertos en sostenibilidad
al papel de la educación queda reflejada en el lanzamiento
mismo de la Década de la Educación para el
Desarrollo Sostenible, o mejor, para un futuro sostenible
(2005-2014).
Como señala (UNESCO, 2003): "El Decenio de
las Naciones Unidas para la educación con miras al
desarrollo sostenible pretende promover la educación como
fundamento de una sociedad más viable para la humanidad e
integrar el desarrollo sostenible en el sistema de
enseñanza escolar a todos los niveles. El Decenio
intensificará igualmente la cooperación
internacional en favor de la elaboración y la puesta en
común de prácticas, políticas y programas
innovadores de educación para el desarrollo
sostenible".
En esencia se propone impulsar una educación
solidaria y superadora de la tendencia a orientar el
comportamiento en función de intereses particulares a
corto plazo, o de la simple costumbre que contribuya a una
correcta percepción del estado del mundo, genere
actitudes y comportamientos responsables y prepare para la
toma de decisiones fundamentadas (Aikenhead, 1985) dirigidas al
logro de un desarrollo culturalmente plural y físicamente
sostenible (Delors, 1996) (Cortina, y otros, 1998).
Para algunos autores, estos valores solidarios y
comportamientos responsables exigen superar un "posicionamiento
claramente antropocéntrico que prima lo humano respecto a
lo natural" en aras de un biocentrismo que "integra a lo humano,
como una especie más, en el ecosistema" (García,
1999). No obstante, se piensa que no es necesario dejar de ser
antropocéntrico, y ni siquiera profundamente
egoísta -en el sentido de "egoísmo inteligente" al
que se refiere (Savater, 1994).
Para comprender la necesidad de por ejemplo, proteger el
medio y la biodiversidad: ¿quién puede seguir
defendiendo la explotación insostenible del medio o los
desequilibrios "Norte-Sur" cuando comprende y siente que ello
pone seria y realmente en peligro la vida de sus
hijos?
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