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La era de la austeridad (Parte I) (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



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También puede examinarse la deuda de las aseguradoras del SPV. Mis compañeros del FT Alphaville accedieron a un brillante informe de Credit Suisse que analizaba esa cuestión de forma exhaustiva. Antes del comienzo de la tercera fase de la Unión Monetaria en 1999, los países de la UE se endeudaban con distintos tipos de interés, y los diferenciales reflejaban las expectativas de futuros ajustes de los tipos de cambio y de las posibilidades de impago.

Con la llegada del euro, los diferenciales desaparecieron prácticamente. Mientras las CDO vinculadas al mercado de las hipotecas subprime CDO disfrutaban de la "triple A" por la forma en la que estaban elaboradas, la eurozona obtenía la máxima calificación respaldándose en la de Alemania. Eso produjo un boom crediticio masivo en España y Portugal, créditos que se reciclaron a través de todo el sistema bancario de la eurozona.

Los banqueros de Düsseldorf, Múnich y París compraron estas obligaciones hipotecarias españolas y la deuda soberana griega, sumándolas con orgullo a sus colecciones de CDO del mercado subprime. Nicolas Véron, del gabinete de estrategia Bruegel, con sede en Bruselas, aseguró la semana pasada que la incapacidad de Alemania y Francia de limpiar las deudas de dudoso cobro de sus sistemas bancarios sería como una bomba de relojería que podría provocar aún más inestabilidad. Una combinación de nacionalismo económico y resistencia política en algunos países impide llegar a una resolución eficaz.

¿Hasta qué punto es grave el problema? Según los cálculos del FMI, la eurozona se sitúa muy por detrás de EEUU en cuanto a las posibles pérdidas derivadas de los activos tóxicos. Según algunos de los informes más prestigiosos, la situación de las cajas alemanas es mucho peor de lo que esos cálculos indican.

El año pasado, un rumor se extendió por toda Alemania según el cual, en el peor de los casos, la región tendría unas pérdidas de 800.000 millones de euros, aproximadamente un tercio del PIB anual de Alemania. Si a esto se le añadiera la deuda pública del país, podríamos llegar a la conclusión de que sería Grecia la que tendría que rescatar a Alemania, no al contrario. Aunque seguramente la hipótesis resulte exagerada, muchos se cuestionan si la eurozona todavía se encuentra en una posición de emitir ese tipo de garantías masivas. Tras recordar lo que ocurrió con las CDO vinculadas al mercado de las hipotecas subprime, ¿qué calificación deberíamos otorgarle al SPV de la eurozona de 440.000 millones de euros, una triple A?

Sospecho que la decisión crucial adoptada por los líderes de Europa este mes no fue la del SPV, que ocupó todos los titulares, sino la de presionar al BCE para que financiara la deuda del sur de Europa. Esa estrategia plantea también algunas cuestiones inquietantes. Sin duda, otro escenario de salida, positivo en este caso, sería la combinación de sólido crecimiento y bajos tipos de interés, para ayudar a los bancos a generar cuantiosos beneficios y permitirles amortizar su deuda de mala calidad año tras año, en pequeñas cuotas.

El informe de Credit Suisse se preguntaba si la ralentización del crecimiento global tendría el mismo efecto en la eurozona que el que tuvo la del mercado inmobiliario en EEUU en las CDO de las hipotecas subprime. Mientras los gobiernos de la eurozona puedan generar suficientes ingresos fiscales, todo irá bien. Pero, si no fuera así, el edificio de la deuda de la eurozona podría desmoronarse como un castillo de naipes. Incluso una ratio deuda-PIB del 150% sería viable si la eurozona contara con una estrategia de crecimiento inteligente. Pero nunca la tuvo, y ahora tampoco.

En este caso, no haré ningún pronóstico, pero la reciente historia financiera nos enseña que debemos plantearnos esas preguntas y evitar confiar a ciegas en promesas inverosímiles de banqueros o políticos. Tengo la impresión de que, mientras los Landesbanken alemanes y las cajas españolas no se reformen, los inversores tienen motivos más que suficientes para tratar a la eurozona como deberían haber hecho con las CDO vinculadas a las hipotecas subprime.

(The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved)

La banca mundial está en manos de España, Grecia y Portugal: 2 billones de deuda

La exposición de inversores extranjeros a la deuda griega, portuguesa y española, tanto pública como privada alcanza los 2 billones de euros. Si en septiembre de 2008 cuando quebró Lehman Brothers, tenía activos por 1,2 billones de dólares y el sistema financiero se fue a pique, ¿qué pasaría ahora si alguno de estos países siguiera sus pasos? La crisis de la deuda europea y, en especial, España, se ha convertido en un problema para el mundo entero. (El Confidencial – 25/5/10)

Así, el rescate de Grecia en realidad ha sido el salvavidas para los bancos alemanes y franceses principales tenedores de bonos del país y la llamada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a José Luis Rodríguez Zapatero para decirle lo que tenía que hacer respondía a una mera cuestión de supervivencia del resto de países.

Y es que, la exposición de los inversores extranjeros a los bancos españoles alcanza los 770.000 millones de euros, frente a los 111.000 millones que suponen los griegos y los 184.000 millones de los portugueses, según los datos ofrecidos por Royal Bank of Scotland. Si a estas cifras unimos a los tenedores de bonos del estado de estos países y de deuda de entidades no financieras, en el caso de España, la exposición roza los 1.5 billones de euros -un 142% del PIB-, bastante más que Lehman Brothers, mientras que Grecia y Portugal superan los 330.000 millones de euros.

Dicho esto, hay que sumar que "el eslabón débil es la exposición del sector bancario a la deuda corporativa incluido el sector inmobiliario", que el Banco de España estima en 445.000 millones de euros, el 42% del PIB español.

Esto hace que España sea más vulnerable a una pérdida de la confianza por parte de los inversores internacionales como se está reflejando en el comportamiento de los mercados, tanto de renta variable como de bonos.

Por otro lado, al igual que ocurre con Grecia, son precisamente Francia y Alemania los menos interesados en que España naufrague. Sólo entre estos dos países acumulan más de 300.000 millones de euros entre deuda pública y privada, mientras que Estados Unidos cuenta con 40.000 millones y Reino Unido 75.000 millones de euros.

Visto lo visto, no es de extrañar que desde varios frentes se justifique la intervención del Banco Central Europeo con su programa de compra de deuda y desde RBS aseguran que la institución monetaria acabará comprando más papel privado que soberano.

Bienvenido de nuevo Mr. Marshall (si alguna vez se fue) (El Confidencial – 25/5/10) (Por J. Jacks)

Lectura recomendada

La Unión Europea nunca tomó sus decisiones por sí misma. Desde su creación estuvo "tutelada" por Estados Unidos, pero antes se guardaban las apariencias. Ahora ya no. Ahora, su presidente llama al de un país de la UE para que tome medidas y su secretario del Tesoro envía cartas antes de las votaciones del Consejo.

La medida más importante del rescate aprobado por el Ecofin es la referida a las "Currency Swap Lines" con la Fed. Las "swap lines" o líneas de intercambio no son nuevas. Así, en 1962, la Fed ya estableció un servicio de "reciprocal currency agreements" con Bancos Centrales a través del Exchange Stabilization Fund (ESF). En 1978, ya hubo "swap lines" con el Bundesbank por valor de $ 30.000 millones de la venta de Derechos Especiales de Giro con el objetivo de evitar la depreciación del dólar.

(Nota: para algunos, el ESF es el "brazo armado" de la Fed para intervenir en la economía de un país con la compra-venta de acciones o deuda soberana según la "amistad" del país. En la crisis de México de 1994, el ESF se usó para evitar el impago de los Tesobonos a través de Bear Stearns, favor devuelto en el 2008 con su rescate).

Desde el año 2000, las entidades financieras europeas necesitaban dólares para proveer el incremento del crédito que la bajada de tipos había provocado con el euro. Para obtener esta financiación, las entidades podían pedir en euros domésticamente y convertirlos en dólares o pedir los dólares en el interbancario o a fondos del mercado monetario. El problema con convertir euros en dólares era el riesgo moneda. Como el crédito no podía cesar, se crearon las "swap lines", y como resultado, la demanda de dólares de entidades financieras no americanas llegó hasta $ 34 billones en 2007.

¿Cómo creó la Fed $34 billones sin extender la inflación para que un español pudiera comprarse una casa? Con la ayuda de las entidades financieras americanas y su "innovación financiera" vía CDS y CDO y con fondos de hedge funds del Caribe. Sin CDS, sin CDO y sin los "malvados" hedge funds, no habría habido crédito en Europa. No habría habido hipotecas ni vacaciones en el Caribe.

Todas las entidades financieras europeas usaron estas líneas. Según el BIS, las entidades inglesas tomaron prestados $ 800.000 millones. Las suizas hasta 7 veces su PIB. Las holandesas $ 150.000 millones y una cifra ligeramente inferior las españolas.

Hasta 2007, las entidades financieras europeas podían cubrir sus necesidades de dólares a corto plazo sin problemas, ya fuera en el interbancario ($ 432.000 millones), pidiéndolos al BCE ($ 386.000 millones) o acudiendo a sus mercados nacionales convirtiendo euros de sus clientes nacionales en dólares.

Pero en agosto de 2007 la situación se hizo insostenible con Lehman. La obtención de dólares a través de swap lines se agravó cuando los Bancos Centrales retiraron sus reservas en dólares ($ 583.000 millones). La situación era tan complicada que algunas entidades colocaron oro como garantía a cambio de dólares.

Para algunas entidades la solución fue acudir a sus subsidiarias en EEUU (por eso algunas entidades españolas ya se habían instalado antes allí) que podían pedir a la Fed ($ 329.000 millones) y enviar los dólares desde EEUU hacia la UE (o hacia los BRIC).

Para el resto de entidades la solución fueron "unlimited swaps lines" con el BCE para suministrar a las entidades europeas todos los dólares que pidieran. El BCE dejaba de ser el Banco Central de Europa. La Fed se convertía en el "prestamista de última instancia".

Para ello, el BCE solicitaba cantidades ilimitadas de dólares de su línea en la Fed a cambio de euros. La Fed depositaría los dólares en la cuenta del BCE en la Fed de Nueva York. Cuando el BCE subastara los dólares entre "sus" entidades, la Fed transferiría los dólares desde la cuenta del BCE a la cuenta de la entidad que había acudido a la subasta. La obligación de devolver los dólares a la Fed sería del BCE, no de la entidad financiera.

Al ser un préstamo, la Fed cobra por prestar sus dólares. El tipo de interés sería el "USD Overnight Indexed Swap". De esta forma, el Banco Central puede conceder a su vez nuevos préstamos en dólares a sus entidades vía repos (los dólares deben devolverse a la Fed). Así, cualquier entidad pueda disponer de un préstamo en dólares que no podría haber recibido (por no tener colateral o por estar el interbancario cerrado), lo cual permite disminuir el tipo al que las entidades se cobran entre ellas y prestar domésticamente.

¿Qué gana el BCE con una "swap line"? Salvar a sus entidades y por extensión a la deuda soberana. Si una entidad europea pidiera dólares a la Fed, al ser la mayoría insolventes y sin activos para vender, le resultaría imposible devolver el préstamo. Al hacerlo a través de una "swap line", el BCE "enmascara" la situación real de entidades y de deuda soberana de algunos países.

¿Qué gana la Fed con una "swap line"? Estas líneas le permiten a la Fed actuar sobre el dólar y le ayudan a colocar su deuda (el mayor "Bid to Cover" de la historia solo dos días después de la aprobación del rescate del Ecofin).

Pero sobre todo, a la Fed le permite controlar a la economía de la UE y fastidiar a China. El plan del Ecofin depende de EEUU. Sin EEUU no hay rescate. Al mismo tiempo, la depreciación del euro provoca problemas para la moneda y las exportaciones chinas en un momento en el que China depende de la UE, de su crecimiento y de la salud de la deuda soberana de alguno de sus países (España).

La desregulación financiera de los 90, de la cual los CDS y los CDO son sus "hijos", no tuvo como objetivo el enriquecimiento de los banqueros o la concesión de hipotecas a las clases menos favorecidas sino una política calculada de la Fed.

La agenda de la Fed era abrir el mercado domestico EEUU para favorecer la entrada de las exportaciones alemanas, japonesas y chinas. Estas importaciones eran pagadas con un dólar (sin respaldo alguno) que la Fed creaba a su voluntad. Cada nueva exportación alemana o china a EEUU significaba más dependencia del dólar. El crecimiento alemán o chino dependía del mercado domestico americano, es decir, del Gobierno EEUU.

Por eso se necesitaba una UE con una moneda única. EEUU sabía que al final, los dólares acabarían retornando a EEUU. Esclavismo del siglo XXI financiado con dólares del Caribe y "swap lines" de la Fed.

Por eso, cuando alguna prensa dice que "el Gobierno de EEUU se juega un mínimo de $54.000 millones en el rescate europeo" hay que reírse. Lo que está en juego es el control económico de la UE. Y para ello, ahora como ha venido ocurriendo las últimas décadas, las "swap lines" o líneas de intercambio de Mr. Marshall son la herramienta.

Nota: Existen diferencias entre "swap lines", "dólar lines" y "Currency Swap Lines" pero aquí se analizan como si fueran iguales.

El BCE admite que la zona euro estuvo al borde del colapso el 7 de mayo (Libertad Digital – 1/7/10) (Por M. Llamas)

Lectura recomendada

La primera semana de mayo el grifo de la financiación se cerró para algunos países, incluida España, poniendo en un brete al sistema financiero y a la solvencia misma del país. Ya no sólo se trataba de Grecia, España también "estaba quebrada el 7 de mayo", lo cual tambaleó los cimientos mismos de la zona euro y del conjunto de la economía mundial. Ante tal situación, Bruselas y el Banco Central Europeo (BCE) se reunieron de urgencia el fin de semana del 8 y 9 de mayo para pone en marcha el mayor plan de rescate público en la historia de la Unión.

El dramatismo de la situación tan sólo fue reconocida de forma oficial, aunque no de forma clara, a posteriori. El 15 de mayo, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, reconocía que durante esa semana "los mercados dejaron de funcionar, fue casi como tras la quiebra de Lehman en septiembre de 2008". Y añadía: "Hemos pasado y seguimos pasando tiempos dramáticos, sin duda la situación más difícil desde la Segunda Guerra Mundial, sino incluso desde la Primera".

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, advertía poco después, el 19 de mayo que el euro "está en peligro" y que este desafío, el mayor al que se ha enfrentado Europa en décadas, supone una amenaza de consecuencias "incalculables" si los estados no están a la altura de la situación, puesto que "si cae el euro, Europa cae".

El último boletín mensual del BCE, correspondiente al mes de junio, dedica un amplio apartado a esos días de tensión máxima y riesgo real de colapso a nivel comunitario. En esencia, el organismo monetario explica que la quiebra de Grecia y su contagio a otros países periféricos de la zona, tales como "Portugal, Irlanda, España e Italia", provocó la congelación del mercado interbancario (donde los bancos se prestan dinero entre sí).

De hecho, el indicador de riesgo sistémico del BCE se disparó de forma brusca hasta un máximo histórico el 7 de mayo, superando incluso los niveles alcanzados en los dramáticos días en que aconteció la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers (septiembre de 2008), según los indicadores derivados mercado monetario europeo: Eonia (tipo de interés del interbancario a un día) y Euribor (a más de un día).

El BCE prácticamente sintetiza la situación vivida en una sola frase: "Ciertamente, la probabilidad de impago simultáneo de dos o más grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida por el indicador de riesgo sistémico [ver gráfico], se incrementó de manera acusada el 7 de mayo, alcanzando valores superiores a los registrados tras la quiebra de Lehman Brothers". El documento no especifica, sin embargo, las entidades afectadas.

Los días 6 y 7 de mayo 2010 (婠fueron una respuesta a una serie de perturbaciones distintas de las que condujeron a la agudización de las tensiones observada en octubre de 2008 tras la quiebra de Lehman Brothers en Estados Unidos", pero "los acontecimientos de esos días fueron comparables.

El organismo señala (a partir de la página 34 de su boletín) la sucesión de los hechos acaecidos durante esa semana, aunque en su tradicional lenguaje falto de concreción.

En esencia, la crisis de deuda soberana se transmitió a la ya de por sí delicada solvencia financiera de la zona euro, de tal forma que el riesgo de colapso sistémico estuvo servido.

En los últimos días de abril, la crisis de confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas griegas se intensificó y los desplazamientos de carteras hacia activos de más calidad, que supusieron una importante reasignación de fondos hacia bonos con calificación AAA de la zona del euro (Alemania) y de Estados Unidos, ejercieron presiones a la baja sobre el rendimiento de la deuda pública a diez años de la zona del euro.

En la zona del euro, los diferenciales de la deuda soberana (frente a Alemania) se ampliaron considerablemente el 6 de mayo, especialmente en el caso de Grecia (ver gráfico). El posible contagio a otros emisores soberanos de la zona, en particular a Portugal e Irlanda y, en menor medida, a España e Italia, fue objeto de creciente atención entre los analistas de los mercados.

El 7 de mayo, los diferenciales de la deuda soberana a diez años registraron máximos históricos, y la volatilidad de los mercados de renta fija experimentó un aumento muy pronunciado como consecuencia de la búsqueda de activos de mejor calidad por parte de los inversores (婠En consecuencia, las condiciones de liquidez en los mercados de deuda soberana de varios países de la zona del euro se deterioraron de forma muy acusada y la liquidez se agotó casi completamente en el caso de Grecia.

Los días 6 y 7 de mayo, las tensiones registradas en algunos mercados de deuda soberana de la zona del euro se propagaron a los mercados financieros en general. La volatilidad de los tipos a un día se acentuó, la liquidez disminuyó y el funcionamiento de algunos segmentos de los mercados financieros empeoró notablemente (婠El funcionamiento de varios segmentos de los mercados financieros se vio seriamente obstaculizado.

Los días 6 y 7 de mayo, los mercados financieros resultaron contagiados por las turbulencias registradas en los mercados de deuda soberana, como consecuencia de un acusado aumento de la incertidumbre asociada al riesgo de contraparte [riesgo de países]. La liquidez también pasó a ser escasa en los mercados monetarios interbancarios.

El mercado interbancario se secó. Los bancos dejaron de prestarse dinero entre sí ni siquiera a un día (Eonia).

La liquidez en el mercado de operaciones de préstamo sin garantías empeoró no sólo en el caso de los plazos de vencimiento largos, sino también en el mercado a un día (婠Al mismo tiempo, el acceso de las entidades de crédito de la zona del euro a la financiación en dólares estadounidenses también empeoró (婠Por tanto, los fallos observados en el funcionamiento del mercado a un día el 6 y el 7 de mayo fueron motivo de especial preocupación.

El índice iTraxx senior financials, una especie de seguro para cubrir el riesgo de crédito, se disparó "alcanzando valores superiores a los registrados tras la quiebra de Lehman Brothers". Hasta tal punto esto es así que el propio BCE señala lo siguiente:

El acusado incremento del índice observado el 7 de mayo indicaría un aumento de la preocupación acerca de la probabilidad de impago de algunas instituciones financieras europeas. Ciertamente, la probabilidad de impago simultáneo de dos o más grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida por el indicador de riesgo sistémico que se muestra en el gráfico E, se incrementó de manera acusada el 7 de mayo.

UE, FMI y BCE, al rescate

El informe admite así la encrucijada a la que se enfrentó la zona euro: posible insolvencia de grandes bancos europeos que, ante la imposibilidad de ser rescatados por sus propios gobiernos (crisis de deuda pública) escenificaron la posibilidad real de originar una crisis sistémica (colapso de la zona euro).

En resumen, el BCE explica que "las tensiones que se observaron en los mercados de deuda soberana de algunos países de la zona del euro los días 6 y 7 de mayo se propagaron a otros segmentos de los mercados financieros".

Fue entonces cuando se decidió intervenir. La UE, junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), y el BCE aprobaron un mega plan de rescate, tanto de países (750.000 millones de euros), como de entidades (extensiones de las líneas de liquidez y compra directa de la deuda pública que acumulan en sus balances las entidades financieras de la zona euro).

El 10 de mayo, el Banco Central Europeo, con el fin de restablecer las condiciones necesarias para una aplicación efectiva de la política monetaria orientada hacia la estabilidad de precios a medio plazo, y en particular para ofrecer apoyo al mecanismo de transmisión de la política monetaria, anunció la introducción de varias medidas que incluían intervenciones en los mercados de renta fija pública y privada de la zona del euro (en el marco del Programa para los Mercados de Valores), la reactivación de las líneas swap con la Reserva Federal y la introducción de operaciones adicionales de inyección de liquidez. Tras el anuncio de estas medidas, las tensiones en los mercados financieros se redujeron sensiblemente, aunque no desaparecieron totalmente.

La mayor reaseguradora del mundo está más preocupada por EEUU que por Grecia

La mayor reaseguradora del mundo, Munich Re, está más preocupada por la situación financiera de Estados Unidos y del Reino Unido que por la que vive Grecia, según el presidente del consorcio, Nikolaus von Bormhard. (El Economista – 3/7/10)

En unas declaraciones que adelanta la revista Der Spiegel de su edición de la próxima semana, Bormhard hace hincapié en el riesgo que implican las altas deudas privadas de los británicos y estadounidenses, así como las deudas de sus respectivos países.

"Me preocupan más Estados Unidos y el Reino Unido, empezando por un problema de tamaño", dice Bormhard al ser preguntado acerca de si le preocupa la situación griega.

"La situación allí, con una deuda pública creciente y altas deudas privadas y un déficit implícito en los seguros sociales, es algo que considero preocupante", agrega.

Bormhard se declara "decepcionado" de la reciente cumbre del G-20 en lo relativo a la regulación de los mercados financieros, y recomienda que se busquen primero soluciones regionales y nacionales antes de pensar en una solución global.

Global Ranking a julio de 2010 (para echarse a temblar)

(Fuente: Libertad Digital – 5/7/10)

(Fuente: Libertad Digital – 6/7/10)

Decía al final del Acto I, una imagen vale más que mil palabras, y en el ámbito económico un gráfico puede valer más que mil datos堅ste método sirve también para cerrar el Acto II. Como habrán podido comprobar, la deuda y el déficit público se han disparado desde 2008, hasta llegar a niveles insostenibles. Esto confirma el riesgo de solvencia asumido por los países desarrollados para salvar su banca. Estos son los lodos (Acto II) que vinieron de aquellos polvos (Acto I). Después que los "hipócritas de todos los países, se unieron" (Acto I), sólo queda "la canción del lamento" (Acto II). En esas estamos

En la Segunda parte del Paper (a publicar en 30 días) se abordarán los siguientes temas:

-Intermezzo: El guadañazo fiscal

-Finale: Volver a empezar: Una economía de base cero (dando vuelta el calcetín)

Les espero, como siempre, en el "speakers" corner".

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Partes: 1, 2, 3, 4
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