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La era de la austeridad (Parte II)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

  1. El guadañazo fiscal
  2. El recorte fiscal alemán, todo un planazo (El Confidencial – 14/6/10)
  3. Un G-20 de dos direcciones (El País – 27/6/10)
  4. Finale: Volver a empezar: Una economía de base cero (dando vuelta el calcetín)
  5. Mr. Bernanke: los responsables son ustedes (Libertad Digital – 12/1/10) (Por Juan Ramón Rallo)
  6. La Fed y la crisis: una respuesta a Ben Bernanke (The Wall Street Journal – 14/1/10) (Por John Taylor)
  7. El Fondo de Garantía de EEUU cree que la Reserva Federal es culpable de la crisis (El País – 15/1/10) (Por Sandro Pozzi- Nueva York)
  8. Ésta es la Europa que se necesita (El Confidencial – 16/2/10) (Por J. Jacks)
  9. Cómo gestionar la explosión de deuda soberana (Expansión – 11/3/10) (Por Mohamed El-Erian)
  10. La crisis de la Zona Euro: empobreciéndote a ti a tu vecino (Universidad de Londres – http://www.researchonmoneyandfinance.org/ Marzo 2010)
  11. Que paguen los bancos por el riesgo (El Economista – 17/4/10)
  12. El desafío de detener la máquina capaz de destruir el sector financiero (Expansión – 21/4/10) (Por Martin Wolf)
  13. No lloren por Wall Street (El País – 2/5/10)
  14. Nouriel Roubini: Las reformas son imprescindibles (El Economista – 10/5/10)
  15. El BCE puede despedirse de la credibilidad (El Economista – 17/5/10) (Por D. Gros/T. Mayer)
  16. Regreso al abismo (Expansión – 18/5/10)
  17. La falsa pista de la austeridad y un euro débil (Expansión – 31/5/10) (Por Wolfgang Münchau)
  18. La camarilla del dolor (El País – 6/6/10)
  19. Creando la próxima crisis (Project Syndicate – 15/6/10)
  20. Esa sensación de los años treinta (El País – 20/6/10)
  21. Ten Commandments for Fiscal Adjustment in Advanced Economies (Posted on June 24, 2010 by IMFdirect) (By Olivier Blanchard and Carlo Cottarelli)
  22. Alberto Alesina: El que recorta la deuda crece (El Economista – 6/7/10)
  23. ¿Trampa de la liquidez o malas inversiones? (Libertad Digital – 5/7/10)
  24. Volver a empezar: Una economía de base cero (dando vuelta el calcetín)
  25. Manzanas de la discordia (desde una óptica políticamente incorrecta)
  26. Propuestas sacrílegas (mientras la orquesta del Titanic sigue tocando)
  27. En este lodazal en el que nos movemos?

Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y mentiras… ¿A quién le interesa conocer la realidad?

-Intermezzo:

El guadañazo fiscal

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco de Pagos Internacional han sacado a la luz sendos análisis acerca de la sostenibilidad de las cuentas públicas de los países industrializados -agrupados en la OCDE- en las próximas dos décadas. (Libertad Digital – 29/6/10)

En el informe del FMI, tal y como explica Vicente Esteve en su blog, se muestra un gráfico en forma de eje de ordenadas en la que se distribuyen los países en base a dos parámetros: el ajuste fiscal necesario en términos de reducción del saldo primario (necesidad de reducción del gasto público o incremento de los ingresos respecto de la situación actual) y el aumento previsto relacionado con el envejecimiento de la población.

Pues bien, sólo hay que mirar el cuadro para darse cuenta de que España está en una de las peores situaciones posibles: un nivel de déficit que hace necesario un fuerte ajuste fiscal (el FMI lo cuantifica en un 9,2% del PIB), unido a unas perspectivas de envejecimiento poblacional (4,3% de incremento de aquí a 2030) que harán mucho más difícil este ajuste. Sólo EEUU está en una situación claramente más desventajosa, y tan sólo Irlanda y el Reino Unido, entre los países de la UE, se acercan a la posición española.

EL BPI: "Una senda insostenible"

Aquellos que piensen que el FMI es alarmista deberían leer el informe publicado el 28/6 por el Banco de Pagos Internacionales. Porque las conclusiones de uno y otro, a pesar de que enfocan el asunto desde perspectivas diferentes, no pueden ser más parecidas. Y de nuevo, en mitad de un análisis general sobre las economías occidentales, destaca la situación española por su particular dificultad.

Los autores del estudio del BPI destacan que en el conjunto de las economías avanzadas la deuda pública ha pasado del 76% al 100% en menos de cuatro años, lo que plantea "riesgos sustanciales para la economía mundial". Este incremento sólo es comparable "al observado durante las dos guerras mundiales".

En este sentido, destacan que el nivel de deuda estatal "continuará por una senda insostenible" a menos que "se reduzcan los elevados déficits" y se contenga el gasto relacionado "con la edad de la población".

El problema es que dentro de este preocupante panorama para las economías más avanzadas, España posee todos los elementos que el estudio señala como más peligrosos para asegurar la viabilidad de las cuentas públicas. En primer lugar, la deuda del Tesoro Público ha sido la que más ha crecido porcentualmente desde 2007 con la excepción de Irlanda. La deuda pública nacional pasará del 42% al 78% del PIB (una subida del 85%) en cuatro años.

En segundo lugar, el BPI destaca el riesgo asociado al desconocimiento del coste de "poner orden en el sistema financiero", puesto que en algunos países "los bancos todavía son frágiles"; algo que en las últimas semanas se está poniendo de manifiesto en España, uno de los últimos países en afrontar una reorganización bancaria.

Y por último, el informe alerta sobre los riesgos potenciales asociados a una proporción creciente de población anciana que provocarán que el gasto de las políticas públicas asociadas a este grupo aumente en "varios puntos porcentuales" de aquí a 2050. De nuevo, España aparece en los primeros lugares de la preocupante clasificación.

Con este panorama, no es de extrañar que los autores alerten al final sobre el riesgo asociado a España y Portugal, dos países que, aunque están "mejor que Grecia", se enfrentan a perspectivas de crecimiento muy débiles y a abultados déficits comerciales, y no tienen la posibilidad de reaccionar devaluando su moneda". Una dinámica adversa que es "mayor en países con una baja tasa de ahorro que les obliga a depender de las entradas de capital extranjero". Y, otra vez, aparece España en los primeros lugares de la lista.

Algo de optimismo

Al menos, el informe del BPI deja un margen para el optimismo al final del texto cuando expone las posibles soluciones para los países en dificultades y recuerda otros ejemplos que la historia ha ofrecido de fuertes reducciones del déficit público. En el capítulo de las medidas, se ofrecen dos alternativas: "un aumento de la productividad general" que lleve aparejado un incremento del PIB potencial y una "ampliación de la población activa".

Para el primero de los objetivos son necesarias reformas estructurales, en los "mercados laborales, de bienes y de servicios" que ayuden a las empresas españolas a reforzar la confianza de los inversores y, así, mantener también bajas las tasas de interés. Respecto a la segunda cuestión, los autores piden una "mayor incorporación de la mujer", favorecer la inmigración hacia los países con un rápido incremento de la población anciana y el alargamiento de la vida laboral.

Pero quizás el aspecto en el que los españoles más pueden confiar está en su propio pasado. El BPI incluye una tabla con algunos "ejemplos de éxito en grandes ajustes fiscales". Y el conseguido por España entre 1995 y 2006 está en los primeros lugares de la lista. Ya se sabe dónde está el camino, sólo hay que recorrerlo de nuevo.

– ¿Y si colapsa la deuda pública? "Hiperinflación, ley marcial y guerras" (Libertad Digital – 28/5/10) Lectura recomendada

Destacados economistas reunidos el pasado fin de semana en Nueva York advirtieron de que la deuda pública occidental sólo podrá ser financiada mediante la impresión de dinero a gran escala, lo que desencadenará una oleada inflacionaria que causará revueltas sociales, proteccionismo económico y guerras.

(Por Daniel Luna / Nueva York)

"Compre oro y márchese a vivir a una casa en el campo, donde no van a caer bombas". Ésta es la recomendación de Marc Faber, el inversor que anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, cuando avisó a sus clientes de que vendieran las acciones de Wall Street días antes del Lunes Negro. "Los Gobiernos están al borde de la bancarrota y harán cualquier cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero, y cuando esto no funcione recurrirán a la guerra".

Faber, autor del boletín mensual The Boom, Gloom and Doom Report, y conocido también como Doctor Doom (muerte, fatalidad) por sus lúgubres predicciones, habló el fin de semana pasado en el foro económico Mises Circle, organizado por el Instituto Ludwig von Mises en Nueva York para analizar la situación de los mercados financieros y la responsabilidad de los bancos centrales en la actual crisis económica.

"Entre 2000 y 2007, Greenspan y Bernanke aumentaron el crédito en Estados Unidos cinco veces por encima de lo que creció el PIB, una expansión mayor que la que precedió a la Gran Depresión de 1929", explicó Faber. "La Reserva Federal ya nunca volverá a políticas restrictivas porque para esta economía adicta al crédito eso sería un veneno, así que van a mantener los tipos al 0% durante mucho tiempo".

Esta política expansiva, sumada a la lista de obligaciones asumidas por el Gobierno Federal para las que no existen recursos (Seguridad Social, Medicaid, Medicare, rescates bancarios, etc.), llevará al país a la hiperinflación.

Fuente: previsiones oficiales del Gobierno Federal (en ausencia de reformas)

Y es que, "si se cuentan esas obligaciones la deuda del país supone el 800% de su PIB. Los Gobiernos occidentales han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero antes de reconocerlo oficialmente imprimirán dinero de forma masiva porque es lo más fácil. Así se aplaza el problema para el que llegue después, y al final se crea una crisis todavía mayor. En el 2008 cayeron los mercados financieros; el próximo episodio será la caída de los Gobiernos".

Según Faber, cuando eso suceda iremos a la guerra: "Y si usted vive en una ciudad, en la próxima guerra le envenenarán el agua, le cortarán la electricidad y su tarjeta de crédito y su transporte no funcionarán. Ni siquiera podrá volver a casa. Así que váyanse a vivir al campo, en el medio de la nada, lejos del peligro", aconseja. No todos los participantes en el Mises Circle fueron tan pesimistas, pero la convicción de que la inflación está a la vuelta de la esquina fue unánime.

El inversor Christopher Whalen, editor del boletín The Institutional Risk Analysis, cree que llegará tras el rescate de los estados europeos: "La Reserva Federal ha reanudado su programa para proveer de liquidez a la UE (con el objetivo de) rescatarla de un colapso deflacionario, pero la dimensión de su endeudamiento hace ese rescate inviable. Los políticos han utilizado la deuda para evitar subir impuestos y reducir gastos; ahora los Gobiernos europeos están arruinados y el momento de la verdad se acerca".

Sólo quedan dos opciones, según Whalen: "Aplicar las recetas necesarias, que traerán una fuerte contracción económica y muchos conflictos, o imprimir dinero. Lo primero no lo quiere hacer nadie, ni en Estados Unidos ni en Europa, porque es muy doloroso".

El escenario que prevé el autor del Institutional Risk Analysis es el de una inflación alta, "de dos dígitos", que se prolongará varios años, cortará de raíz cualquier amago de crecimiento económico y resucitará el proteccionismo: "La era de la globalización y el libre comercio está llegando a su fin. Con la caída del dólar otros países asumirán nuevos beneficios y responsabilidades y darán prioridad a sus mercados nacionales. Tendremos más impuestos y nuevas tarifas a la importación".

¿Cuánto tardaremos en verlo? No habrá que esperar mucho: "El proceso comenzará este mismo año en EE.UU. con el impuesto nacional a las ventas (IVA) con el que Obama planea reducir el déficit", dice Whalen. Su recomendación es invertir en activos sin conexión con la economía financiera: "Oro, propiedades inmobiliarias y cobre, cosas reales que no están ligadas al dinero fiat".

Precisamente, es el dinero fiat, es decir, creado por decreto y sin respaldo de riqueza real, lo que está en la base del desbarajuste que atraviesa la economía internacional. "El sistema está a punto de colapsar porque desde que se desligó el dólar del oro (en 1971) no existe un mecanismo auto-regulatorio de mercado", afirmó en su intervención Lawrence Parks, director de la Fundación para el Avance de la Educación Monetaria (FAME).

"El dinero fiat no es real, es una ilusión. Se impuso mediante la fuerza, se mantiene mediante el fraude y puede desaparecer en cualquier momento". Parks apeló al pasado para predecir el futuro: "El valor del dinero fiat siempre ha terminado por caer hacia su coste de producción: cero. Históricamente no existen excepciones al respecto, y las actuales monedas tampoco lo serán".

¿Qué consecuencias tendrá el fin del dólar?

Parks coincide con Faber en el pronóstico sobre la guerra y añade otro no menos inquietante: "La hiperinflación es inevitable, y para combatir las revueltas sociales que se sucederán el Gobierno preparó hace tiempo la legislación que permite declarar la Ley Marcial". Parks se refiere a una serie de medidas aprobadas en los años 30, 50 y 70, al parecer todavía en vigor, que permiten al presidente, en caso de emergencia, confiscar cualquier propiedad, intervenir las comunicaciones y transportes y dirigir todos los aspectos públicos y privados de la economía.

Junto a la denuncia del dinero "falso", en el Mises Circle se atacó la teoría de que la causa de la crisis fue una insuficiente regulación. Kevin Duffy, fundador de Bearing Asset Management, uno de los fondos más exitosos desde su creación en el año 2002, recordó que fueron precisamente las instituciones más reguladas, como los bancos, y no otras áreas con menor regulación como los hedge funds, las que estuvieron en el centro de la crisis.

Marc Faber resumió las conclusiones y el estado de ánimo del Mises Circle de la siguiente forma: "Es un tremendo sofisma económico la idea de que imprimiendo dinero y emitiendo deuda se puede conseguir prosperidad. Si fuese así, el país más rico del mundo sería Zimbabwe". Y, para deleite de su auditorio, añadió: "Por cierto, un país gobernado por Robert Mugabe, el mentor económico de Ben Bernanke".

Europa: la era de la austeridad

Un fantasma recorre Europa: el mega ajuste económico. (BBCMundo – 20/5/10)

Los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) han anunciado uno tras otro recorte en el gasto y aumentos impositivos.

La crisis no se limita a los 16 países que manejan el euro como moneda. El nuevo gobierno británico de coalición, liderado por el conservador David Cameron, ha anunciado recortes equivalentes a unos US$ 9.000 millones para este año.

Incluso países menos comprometidos a nivel de déficit fiscal y deuda pública como Francia y Alemania están haciendo ajustes.

"Es el programa de austeridad más duro desde los años de la posguerra", señaló a BBC Mundo Ansgar Belke, del Instituto Alemán de Investigación Económica.

Nadie parece esquivar el guadañazo fiscal. Gobiernos socialistas como el de José Luis Rodríguez Zapatero en España, o el de George Papandreu en Grecia; coaliciones conservadoras liberales como las de Alemania o el Reino Unido, también se han sumado a la era de la austeridad.

La ironía es que la crisis fiscal de los Estados se debe en gran medida a que debieron salir al rescate de los bancos para evitar un colapso del sistema financiero: este mismo sistema le pasa ahora la cuenta por el rescate que les permitió sobrevivir.

Ajustes por países (según datos al 20/5/10)

Grecia: déficit fiscal del 13,6%, congela salarios públicos por tres años, sube impuestos y baja jubilaciones.

España: déficit del 11%, reduce salarios públicos en un 5%, congela jubilaciones, recorta 6 mil millones de euros en inversiones.

Portugal: déficit del 9%, suba del IVA, de impuestos a grandes empresas, recortes salariales a altos funcionarios y aplazamiento de obras públicas.

Irlanda: reducción del gasto y los salarios públicos.

Francia: congelamiento del gasto público en los próximos tres años.

Alemania: la canciller Angela Merkel anunció nuevos ahorros sin dar detalles.

Reino Unido: déficit del 11,6 %, recortes por 6 mil millones de libras este año y planes para una radical reducción del déficit.

No sólo eso. Los grandes beneficiarios del mega rescate de Grecia y del blindaje de la Eurozona serán los mismos bancos europeos – y estadounidenses – que tienen en sus carteras bonos soberanos que corrían el riesgo de convertirse en nuevos "activos tóxicos" (préstamos incobrables).

Una segunda ironía es que tanto sacrificio puede ser inútil.

Los mega ajustes pueden fracasar por razones políticas y económicas.

A nivel político, los planes de austeridad ya han causado protestas y muertes a pesar de que por el momento no se ha ido más allá de los anuncios. Cuando sucedan, hay un serio peligro de implosión social y caos político.

A esto se suma que el rescate de los bancos ha quitado legitimidad social a estos planes. Entre votantes conservadores de clase media británicos a los que les suben los impuestos y trabajadores griegos que ven peligrar su empleo la queja recogida por los medios informativos parece la misma: que la crisis la paguen los bancos.

Peor aún, no está claro que la receta vaya a dar resultado.

Aplicar un ajuste en medio de una recuperación incipiente o una prolongada recesión, como es el caso de la mayoría de los países europeos, presenta serios peligros: el remedio puede ser peor que la enfermedad

"Nos exponemos a una doble recesión. Cortar el gasto público fue lo que hizo el presidente Hoover en los Estados Unidos o el canciller Brüning en Germany en 1931, provocando la depresión y tragedia de la década del 30", señala John Monks, secretario general de la Confederación de Sindicatos Europeos.

¿Hay alternativas?

Muchos economistas puntualizan que la alternativa al ajuste es peor. Dado que los gobiernos tienen fuertes déficits fiscales y abultadas deudas necesitan de los mercados financieros para sobrevivir. Los mercados quieren asegurarse que les van a devolver el dinero: la manera de convencerlos de que va a haber dinero en las arcas es ajustando el gasto. Si no lo hacen, la deuda crecerá hasta hacerse insoportable.

En este caso, la única salida sería una reestructuración de la deuda o cesación de pagos, considerada anatema entre los economistas ortodoxos.

"Si los programas de austeridad no se cumplen la crisis será peor. Una reestructuración de la deuda implica aislarse de los mercados. Ningún país está en una situación fiscal para seguir esta ruta", señaló a BBC Mundo el economista húngaro Zsolt Darvas, de Brueguel, un instituto de investigación económica en Bruselas.

A derecha e izquierda del espectro no son pocos los que opinan que, al menos en el caso de Grecia, la reestructuración de la deuda sería la salida más justa -los bancos y los inversores son tan responsables como los gobiernos por lo que pasa- y la única que ofrece un horizonte a largo plazo.

En todo caso la era de la gran austeridad ha comenzado en Europa y nadie puede anticipar las consecuencias.

Europa se aprieta el cinturón

Durante meses y meses, toda medida para combatir la crisis pasaba por el gasto público. Las autoridades de todo el mundo se dedicaban a utilizar los fondos públicos para nacionalizar bancos, subvencionar industrias, inyectar liquidez, a través de los bancos centrales, en cuantía desconocida y estimular la actividad económica con ingentes partidas presupuestarias. Todo para evitar a cualquier precio que la crisis financiera que estalló en 2007 derivara en una depresión económica al estilo de la vivida en los años treinta. Era lo que muchos economistas calificaron como la vuelta de John Maynard Keynes. (El País – 30/5/10)

Pero, como dicen los economistas de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) en su blog, "nada es gratis". En dos años, los niveles de déficit y deuda públicos han pasado de sus mínimos históricos a registrar el mayor incremento que se recuerda, lo que ha puesto en duda la sostenibilidad de las finanzas de muchos Estados. La suspensión de pagos de Dubái, en noviembre de 2009, ya disparó las dudas entre los inversores y los problemas de financiación de Grecia han impuesto definitivamente el estado de nerviosismo de los mercados, al menos en todo lo que tiene que ver con Europa. Porque como recuerda el profesor Paul de Grauwe, de la Universidad católica de Lovaina, "si hay un país que debería ser golpeado por una crisis de deuda soberana sería Estados Unidos y no la zona euro". Un análisis que no parecen compartir los inversores.

"Los mercados financieros no se han dejado impresionar por el enfoque inconexo de los gobiernos europeos a la crisis. Temen que unos gobiernos que quieren ser reelegidos no serán capaces de impulsar medidas impopulares que atañen directamente al ámbito social", advertía el HSBC en su informe de coyuntura de mayo de 2010.

Es verdad que los esfuerzos comunitarios para abordar la crisis de deuda han ido desde enero por detrás de los acontecimientos y que han demostrado ser poco claros y eficientes en los objetivos que perseguían. De ahí que los Estados se hayan visto obligados a poner en marcha -de la mañana a la noche en algunos casos- severos planes de ajuste. España, Portugal, Italia, Reino Unido, Francia, Dinamarca y Alemania se han sumado a los recortes que previamente, y con mayor dureza, habían aprobado Irlanda y Grecia. Ha llegado la hora de poner las cuentas públicas a dieta, de apretarse el cinturón tras los excesos de los estímulos.

Pero esta austeridad contagiosa y repentina suscita dudas. ¿No nos estaremos pasando?

La alarma la lanzaba a finales de mayo (2010) el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, quien advertía contra un exceso de celo en los planes de ajuste. "Los mercados a menudo tienden a poner a algunos países en el mismo cesto, pero, de hecho, los demás países europeos no necesitan adoptar medidas tan drásticas como Grecia para reducir su déficit presupuestario", señalaba en una entrevista en La Tribune. Una tesis que ha tenido fortuna entre los inversores.

"La consolidación fiscal simultánea de varios países europeos va a pesar sobre la actividad", asegura Clemente de Lucia, de BNP Paribas. "Aunque estas medidas van a tener seguramente un impacto positivo sobre la financiación de la deuda, el coste va a ser alto en términos de crecimiento y de pérdida de empleos", advierte. Con un crecimiento del PIB de apenas el 0,2% en la zona euro en el primer trimestre, eso implica un serio riesgo de que la región vuelva a caer en recesión en los próximos meses. La única esperanza pasa por la depreciación del euro, que puede tener un impacto positivo sobre las exportaciones de países como Alemania, Holanda o Bélgica, y sobre el turismo, un elemento clave para economías como las de España y Grecia.

Según un informe de Bank of America Merrill Lynch, sólo Grecia, Portugal, Irlanda y España -el 18% del PIB regional- han adoptado medidas que afecten a las cuentas de 2010, lo que ha llevado a la entidad a reducir sus previsiones de crecimiento de la eurozona del 1,7% al 1,4%. Sin embargo, para 2011 son mayoría los países que reducirán gastos o subirán impuestos para ir reconduciendo sus cuentas públicas. La entidad calcula que estas medidas supondrán unos 120.000 millones de euros, el 1,2% del PIB, pero la mitad de ese ajuste se verá compensado por la depreciación del euro. "Tenemos poco que temer de la austeridad de la eurozona", aseveran Guillaume Menuet y Holger Schmieding, autores del informe. "Sin embargo, los riesgos a la baja del crecimiento son todavía significativos. Incluso si pensamos que el miedo es exagerado, el miedo en sí mismo puede causar serios daños. Una turbulencia financiera severa y sostenida puede dañar la confianza de las empresas y, con ello, las decisiones de inversión y contratación", dicen. Es decir, que hay que tener miedo al propio miedo.

"No volveremos a entrar en recesión, solo se demorará el crecimiento", matiza Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. "Si no hubiera habido contagio financiero, Blanchard tendría razón pero en algunos casos el ajuste era una medida necesaria". En su opinión, "el gran problema de fondo es que el potencial de crecimiento de la región no es muy alto y no lo será a menos que se aborden reformas estructurales que hoy por hoy no están sobre la mesa".

Ese es también el reproche que hace André Sapir, miembro del think tank belga Bruegel, a los planes de ajuste. "En 2008, en plena crisis financiera, nos enfrentábamos a dos problemas. Uno a corto plazo, que era evitar caer en una depresión, y otro a largo plazo, que era la sostenibilidad de la deuda y las finanzas públicas. El primero se afrontó de forma correcta, se pusieron en marcha las medidas para evitar entrar en un círculo vicioso de crisis financiera, crisis de economía real y vuelta a la crisis financiera. Pero el segundo debía haberse afrontado a la vez, con reformas para aumentar el potencial de crecimiento, los problemas derivados del envejecimiento de la población, impulsar la productividad… y ahí hemos fallado. Hemos perdido dos años y ahora esta coyuntura hace más difíciles algunas de estas reformas", lamenta Sapir.

Este profesor de Economía de la Universidad Libre de Bruselas da por superado el riesgo del "círculo vicioso" que es, sin embargo, el que más han penalizado las Bolsas en las últimas semanas. Los problemas de la economía real se están trasladando al sector bancario en muchos países, claramente en el caso de España. De hecho, el 28 de mayo (2010) la agencia de calificación Ficth retiraba a España la máxima nota de valoración para su deuda ya que considera que, pese al ajuste aprobado por el Gobierno, España se enfrenta a un largo estancamiento por la rigidez del mercado laboral, los problemas de las cajas de ahorros y las secuelas del pinchazo inmobiliario. "El proceso de ajuste del sector privado y el endeudamiento externo reducirán la tasa de crecimiento de la economía española a medio plazo". Un escenario que se asemeja bastante a un círculo vicioso.

Algunos se plantean, además, que en estos años quizás hemos perdido algo más que tiempo, como mencionaba Sapir. Muchos de los planes de estímulo han absorbido cuantiosos fondos públicos con escaso impacto sobre el crecimiento. "El G-20 pidió a los gobiernos que tomaran medidas con rapidez, de forma temporal y dirigidas a sectores muy concretos. La velocidad del gasto ha sido rápida, pero el mandato sobre los objetivos no ha sido tan acertado", apunta Steinberg.

De cara al futuro, las reformas y el crecimiento son los elementos decisivos de la estrategia a seguir porque, en ausencia de ambos, la consolidación de las cuentas públicas solo puede hacerse con duros recortes del gasto y con subidas de impuestos. En ese escenario, Europa corre el riesgo de parecerse a Japón, con una economía prácticamente estancada durante décadas y que, precisamente por ello, es incapaz de reducir la carga de la deuda sobre su economía. Así lo advertía el comisario para Asuntos Económicos Olli Rehn, en un seminario celebrado esta semana en Bruselas. "Si nos asentamos sobre la autocomplacencia y olvidamos las reformas estructurales, eso nos llevará a una recuperación floja o incluso a una década perdida".

Aunque a la fuerza ahorcan. "La crisis nos va a obligar a hacer por las malas lo que no hemos querido hacer por las buenas", asegura Steinberg. Eso pasa, a su juicio, por reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) con sanciones más fuertes para los Estados en caso de incumplimiento, como plantea Alemania.

Pero el Gobierno de Berlín quiere ir más allá y obligar a los Estados a fijar por ley los límites del 3% del déficit y del 60% para la deuda que ya establece el PEC como topes. "Eso es irreal. Más allá de las voluntades políticas de cada país eso implicaría una modificación del tratado que no es fácil lograr", afirma Sapir. Otra cosa es la necesidad de reforzar la coordinación fiscal, que cada día parece más urgente.

La crisis de deuda de Grecia ha puesto en evidencia las carencias de la Unión Monetaria, entre ellas la ausencia de un mecanismo de resolución de crisis y el fracaso a la hora de vigilar el cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria. Más tarde que pronto -y a remolque de los mercados-, los 27 han logrado aprobar el Mecanismo de Estabilidad Financiera para hacer frente a posibles episodios de tensión financiera en el futuro, aunque aún queda por resolver cómo se van a aportar y distribuir los 750.000 millones de euros con que se acordó dotar este mecanismo.

Pero el capítulo fiscal sigue sin ni siquiera abordarse. Tenemos lo que Paul de Grauwe denomina "un código contra el fuego sin cuerpo de bomberos". "Con una mayor coordinación fiscal, en una situación como la actual se podría salir de la crisis. Alemania podría dejar que sus salarios aumentaran en los próximos años y que eso impulsara el consumo privado y que, mientras, países como España corrigieran en parte sus problemas de competitividad y llevaran a cabo ajustes", apunta Sapir. Hay quienes apuestan incluso porque haya una parcela de política fiscal común, mediante la cual se fije una misma edad de jubilación o una prestación por desempleo similar en todos los países del euro, aunque eso hoy parece todavía menos factible. A cambio, quien sí ha asumido un papel en la política fiscal que los tratados inicialmente no le otorgaban ha sido el BCE. En este escenario de ajustes y riesgo de recesión serán los tipos de interés los que permanecerán bajos por mucho tiempo para intentar garantizar la recuperación.

"Si todos estamos en el mismo barco, es bueno que todos rememos en la misma dirección", concluía Rehn. Y para eso es necesario contar con los instrumentos apropiados.

Las principales economías de Europa se ajustan para ahorrar más de 180.000 millones

Los problemas fiscales de Grecia fueron el detonante. Pero ahora los recortes se extienden por los principales países de la Unión Europea, que tratarán de ahorrar alrededor de 180.000 millones de euros en los próximos años, según se desprende de los planes presentados hasta el momento. El objetivo: tratar de reducir los déficits públicos hasta el entorno del 3% del PIB en 2013, tal y como marca el objetivo del Plan de Estabilidad de Bruselas. De hecho, en estos momentos de los 27 países de la UE, se ha abierto expediente por déficit excesivo a 24 estados. Eso sí, el tijeretazo no tiene la misma profundidad en todos los casos. ¿Dónde se concentran los mayores esfuerzos? (Expansión – 2/6/10)

Según los datos disponibles a finales de mayo de 2010, los planes más duros son, sin duda, los que se han aprobado en Grecia, España y Portugal. Concretamente, en el caso del país heleno los 30.000 millones que pretende ahorrar hasta 2014 suponen un 12,4% de su PIB. Un esfuerzo muy superior al que tendrá que hacer España prácticamente en el mismo periodo (el recorte de 50.000 millones planteado hasta 2013 representa un 5% del PIB). Por su parte, el Gobierno luso sólo ha aprobado, de momento, un ajuste de 2.100 millones de años para este año (un 2,8% del PIB). Sí es verdad, que el sacrificio de Portugal sólo en este ejercicio será superior al de España, donde el tijeretazo supondrá en 2010 el 0,5% del PIB. La intensidad de estos planes parece obvia pues estos tres países tienen los déficits más abultados. Grecia se sitúa a la cabeza con un 13,6% del PIB en 2009, seguido de España con un 11,4% en ese mismo ejercicio y cierra la lista Portugal, con un 9,3%. Aunque no hay que olvidar que el déficit público en Grecia y en Portugal tiene un carácter más estructural (con un promedio déficit en la última década de 5% y el 4,5%, respectivamente) que en el caso de España, que ha llegado a registrar superávits en los últimos diez años.

Por contra, los programas más "light" son los de Reino Unido que pretende rebajar el gasto en 7.242 millones de euros este año (un 0,5% del PIB) y Francia que espera ahorrar 11.500 millones (0,6% del PIB).

Sorprende la suavidad del plan británico, pues las cuentas públicas de este país cerraron 2009 con un déficit de 163.000 millones de libras (un 11,5% del PIB). Más razonable resulta la estrategia del Gobierno de Nicolas Sarkozy, ya que la economía gala tiene menos problemas fiscales (el año pasado el déficit fue del 7,5% y este ejercicio subirá al 8%, según las previsiones de Bruselas).

A medio camino, se colocan los esfuerzos fiscales de Italia (1,5% del PIB), Alemania (alrededor de un 2%) e Irlanda (un 2,4%).

Los programas con más impacto en la ciudadanía han sido hasta ahora el de Grecia y España. Ambos abordan dos aspectos altamente impopulares: un recorte salarial de los funcionarios y una merma en las pensiones. De hecho, en el país heleno estas medidas han sido el principal foco de las protestas y las cinco huelgas generales que han vivido los griegos.

En España, se ha calificado como el mayor recorte social de la democracia. Pero, de momento, los sindicatos sólo han utilizado la posibilidad de convocar una huelga general más como una medida de presión al Gobierno que como una amenaza real. De hecho, sólo hay una huelga convocada en el sector público para el 8 de junio. Los expertos creen que, dado el escaso poder de convocatoria de los sindicatos, éstos podrían utilizar esta cita para mezclar varios mensajes y protestar al mismo tiempo por las medidas de ajuste y la reforma laboral en ciernes.

En Italia sólo se ha aprobado una congelación salarial para los funcionarios hasta 2013 y en el resto de países no hay planes al respecto.

En cuanto a las pensiones, además de en España y Grecia, también se habla de una posible reforma del sistema en Francia, Italia e Irlanda.

La receta más extendida

La fórmula para disminuir el déficit con más adeptos es la subida fiscal. Uno de los impuestos al que más se ha recurrido es el IVA, que grava el consumo. Así se ha hecho en Grecia (dos subidas en lo que va de año hasta el 23%), España (hasta el 18%), Portugal (hasta el 21%) y Reino Unido (hasta el 17,5%).

Ahora, sobrevuela una posible subida fiscal para las rentas altas en España y Francia.

Teniendo en cuenta todas las medidas impositivas, Portugal es, sin duda, el país del impuestazo. El Ejecutivo luso ha hecho un plan que afecta prácticamente a todos los ciudadanos. Además del IVA, se ha elevado el impuesto que grava a las personas físicas, las empresas y los rendimientos de capital.

Los recortes más efectistas

Los políticos y altos cargos quieren predicar con el ejemplo y también se han bajado sus remuneraciones. El más sacrificado es el Gobierno irlandés que se ha bajado el emolumento un 25%, en España y en Italia la reducción llegará hasta el 15% y en Portugal y Reino Unido al 5%.

En el caso británico se ha montado bastante revuelo mediático porque el recién inaugurado Gobierno ha aprobado la supresión de los coches oficiales para los altos cargos, lo que conllevará un ahorro de 5,8 millones de euros. Además, se ha prohibido a los empleados públicos a viajar en primera clase.

Cómo impactarán los recortes en el crecimiento de Europa

Después de ver el impacto que han tenido en los mercados los problemas de solvencia de la economía griega, esta austeridad se ha presentado como una obligación prioritaria. Sin embargo, los analistas no dejan de alertar sobre el peligro que conlleva que los principales países de Europa desenchufen sus economías de las inyecciones de gasto público al mismo tiempo que el Banco Central Europeo ya está también retirando los estímulos fiscales.

Sin este puntal y sin que las economías hayan empezado a crecer con dinamismo habrá que ver cuál es la evolución de la UE en los próximos ejercicios. Por ejemplo, en el caso de España el Gobierno ha rebajado sus previsiones de crecimiento para 2011, 2012 y 2013 por el impacto del plan de ajuste.

El G-20 retrasa la reforma financiera y prima el saneamiento de las cuentas públicas

La posibilidad de que la crisis fiscal de la eurozona acabe lastrando la incipiente recuperación de la economía internacional y cause una nueva recesión volvió a pesar más en la reunión que iniciaron el viernes (4/610) los ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales del G-20 (el grupo de los países más ricos y las economías emergentes) en la localidad surcoreana de Busan. Al término de su primer encuentro, reconocieron haber decidido retrasar el diseño de la reforma financiera hasta que las condiciones macroeconómicas sean más favorables. Pese a que el objetivo y los plazos prefijados para reforzar la supervisión del sistema financiero es compartido por todos, la divergencia que existe entre los países sobre las formas de llevarlo a cabo y la eventual imposición de una tasa a la banca motivó que la atención se desvíe al riesgo de caer en una crisis en forma de uve doble. (Cinco Días – 5/6/10)

La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, aseguró al término de la primera jornada que la mayoría de asistentes está de acuerdo en que recortar los déficit presupuestarios "es ahora la prioridad número uno, mientras que apuntalar el crecimiento económico es secundario". "Hay algunas voces, que son una minoría, que insisten en incentivar el crecimiento", añadió Lagarde, informa Bloomberg.

En lo que también parece que hubo consenso es en admitir que para consolidar el crecimiento ya no sirven las mismas recetas que el G-20 fijó en sus anteriores citas de Londres o Pittsburgh, que pasaban por mantener los planes de estímulo. Ahora se trata de todo lo contrario: potenciar los planes de ajuste del déficit, sobre todo en Europa, para disipar las dudas y evitar el riesgo de contagio a otras economías. Al menos en este punto, no hubo división entre los países miembros.

Sí hubo discrepancias, en cambio, sobre la posibilidad de establecer un impuesto a la banca. El secretario de Estado de EEUU, Timothy Geithner, advirtió que el acuerdo en esta materia es aún una quimera: "No hay apoyo universal a esa medida, por lo menos ahora".

Compromiso incómodo. El Grupo de las 20 economías líderes alcanzó un acuerdo sobre la necesidad de aplicar rápidamente recortes presupuestarios para calmar a los mercados financieros globales, atemorizados ante la crisis de deuda en Europa. Los ministros de Finanzas buscaron impulsar la confianza de los mercados, declarándose listos para salvaguardar la recuperación y recalcando la importancia de poner sus finanzas públicas en orden. El grupo afirmó que la reciente volatilidad en los mercados financieros servía como recordatorio de que quedaban grandes desafíos pese a una recuperación económica global más rápida de lo esperado, aunque desigual.

"Esos países con serios desafíos fiscales deben acelerar el ritmo de la consolidación. Acogemos los recientes anuncios de algunos países de reducir sus déficits y de fortalecer sus marcos de trabajo e instituciones fiscales", informó en un comunicado emitido tras dos días de negociaciones en Busán. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, dijo que en el encuentro se determinó que era inevitable hacer un esfuerzo para reducir los abultados déficits presupuestarios. Mencionó que Estados Unidos y otros miembros del G-20 habían pedido más medidas para estimular la demanda, agregando que hubo diferencias de opinión.

Sostenibilidad fiscal

Los titulares de Economía indicaron que la economía mundial "se está recuperando con mayor rapidez de lo previsto", pero han pedido a los gobiernos que pongan en práctica de "medidas creíbles de sostenibilidad fiscal", adaptadas a las necesidades de cada país. Si bien el grupo de ministros reconoció signos de recuperación, avisaron que la economía mundial se está restableciendo "a un ritmo irregular dependiendo de los diferentes países y regiones". La crisis financiera no ha hecho sino subrayar "la importancia de las finanzas públicas sostenibles" y "la necesidad de que los países pongan en práctica medidas creíbles, favorables al crecimiento, diferenciadas y adaptadas a las circunstancias nacionales", según el comunicado.

Asimismo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, instó a ministros de Economía del G20 a que sigan fortaleciendo el crecimiento para responder a las preocupaciones generadas por Europa y hacer que China, Alemania y Japón fomenten su demanda interna, en una carta fechada el 3 de junio y dada a conocer el sábado siguiente. Geithner instó a los expertos en política de las principales economías desarrolladas y en desarrollo del mundo a "proteger la recuperación y fortalecer las posibilidades de crecimiento". "La firme política del G20 a la crisis ha jugado un rol fundamental en restaurar el crecimiento económico, pero las preocupaciones sobre el crecimiento en momentos en que Europa realiza necesarios ajustes en su política amenazan con debilitar el impulso de la recuperación", escribió.

Crecimiento y empleo

Los ministros se declararon además dispuestos a apuntalar la recuperación económica, en busca de fortalecer las perspectivas de crecimiento y empleo. Para los responsables financieros, el mundo vive una "coyuntura crítica" en la que debe garantizarse "firmemente" la recuperación global y en la que hay que afrontar ahora "retos económicos y riesgos". "La volatilidad en los mercados financieros muestra que sigue habiendo desafíos significativos y subraya la importancia de la cooperación internacional", consideraron los ministros de Finanzas del G20. Expresaron además su respaldo a "un mayor progreso" en la reparación del tejido financiero, algo que calificaron de "crítico" para la recuperación.

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