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Globalización y Plan Colombia (página 2)




Enviado por Edgar Tovar



Partes: 1, 2

Nada de eso. Más, el hecho de la reiniciación de las conversaciones abre perspectivas para un complejo campo de acuerdos en el camino más largo de la paz. (Larrázabal Radamés; Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias, 18MAR2001).

El Plan y sus implicaciones

Los orígenes del problema:

Indiscutiblemente que mucho es lo que se ha hablado en los últimos dos años acerca del problema de paz en Colombia y de los esfuerzos de la actual Administración para lograr unas negociaciones que finalmente conduzcan a una solución estable. Especialmente desde que el gobierno colombiano presentó su iniciativa de un plan integral que permita restablecer las condiciones de estabilidad social y política necesarias para avanzar hacia el desarrollo, se han escuchado diversas opiniones tanto a favor como en contra del referido plan, sobre todo en nuestro país, muchas de las cuales parecieran referirse a un proceso simple o muy localizado en épocas recientes y olvidan, no se sabe si ex profeso, que todo ello obedece a una gran complejidad de variables que han ido aumentando en cantidad e intensidad en el tiempo.

En efecto, la confrontación armada en Colombia se desprende desde la época de lo que se ha llamado "La Violencia", que algunos autores la sitúan en el período comprendido entre 1945 y 1958 y que también ha sido definido como el período de la "violencia liberal" para diferenciarlo de la "violencia revolucionaria o insurreccional" que surge desde los años 70´. A partir de entonces, la historia colombiana está llena de períodos de intentos de pacificación a través de negociaciones y de períodos de violencia política, tal como lo afirma Sandra Angeleri en su obra: "Guerrillas y búsqueda de paz en Colombia" (Editorial Centauro). La autora nos dice…"La recurrencia de las violencias y las pacificaciones en la historia contemporánea colombiana muestran que los acuerdos han sido transitorios y no han podido terminar con un estilo violento de "elaboración" de los conflictos…"lo cual pareciera llevarnos irremisiblemente a pensar que la única salida para solucionar esta situación de permanente conflicto es a través del uso de las armas y que las negociaciones, cualquiera sea su característica, deberían estar signadas por esta lógica, sobre todo si observamos cómo el acontecer político del vecino país en el siglo 20 nos presenta una serie de circunstancias que dejan ver un arreglo o "entente" de las clases dirigentes, que de alguna manera obstaculizaron las posibles soluciones de los conflictos socio – políticos mediante un diálogo que abriera suficientes espacios para los nuevos actores. En este sentido, dada la dinámica que las relaciones Colombo – Venezolanas presentan hoy día, consideramos muy pertinente que el Estado Venezolano tenga la suficiente claridad de análisis para entender todas las circunstancias y características de la violencia política colombiana, ya que, como bien lo dice la autora antes vitada en su trabajo, "… Solo así los gobiernos venezolanos podrán, por un lado, negociar con los gobiernos colombianos la solución de los conflictos que la violencia de ese país proyecta hacia nuestro territorio nacional; y desde una perspectiva más estratégica, lleva a cabo políticas de integración regional en momentos de apertura económica así como también elaborar políticas de seguridad nacional en épocas de seguridad global…" (Obra Citada, Pág. 14). Con esto queremos significar que, dando un vistazo al desarrollo de la violencia política en Colombia, encontramos que una de sus causas se podría atribuir a la debilidad de las estructuras institucionales del Estado, lo cual impidió que el mismo impusiera el monopolio del uso de la violencia y por el contrario permitiera que ésta se utiliza como medio de solución de conflictos entre intereses particulares y entre éstos y el Estado, es decir, que el propio Estado se vio en la necesidad de utilizar con mayor frecuencia la fuerza, en vista de la pérdida de poder, lo que ha dado origen a largos lapsos de violencia. Por otra parte, desde los años 40 hasta el presente, a los períodos de violencia les seguían otros tantos períodos de negociaciones, pacificaciones y amnistías que luego eran violados o alterados. Es todo este contexto, entre otras cosas, el que debe ser considerado por el gobierno venezolano para decidir sus actuaciones de cara a la actual situación política de Colombia y a los esfuerzos que sus autoridades están realizando en la búsqueda de una solución pacífica y duradera.

La Complejidad actual

El desarrollo de los acontecimientos políticos de Colombia a lo largo de varias décadas nos lleva a situaciones en las cuales los movimientos insurgentes llegan al borde de su desaparición, como fue el caso de la época de Lleras Camargo cuando se inició una pacificación dirigida sólo a una parte de los insurgentes, que hizo recrudecer el conflicto con los demás grupos, especialmente aquellos que se identificaban en el ambiente rural con el Partido Comunista. Es así como se desemboca en los años 80´ cuando el M-19, que venía operando desde hacía algún tiempo, logra hacer renacer la insurgencia a través de la famosa toma de la Embajada Dominicana en 1980, acción que introduce de nuevo a la lucha armada en la arena política al obtener el reconocimiento de la necesidad de negociar para alcanzar la paz.

Nos referimos lógicamente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), grupos que insurgen en el escenario de la lucha armada colombiana entre 1964 y 1968.

A partir de esa década de los 80, se suceden varias etapas de negociaciones que pasan por los períodos de Belisario Betancourt, Virgilio Barco, hasta llegar al gobierno de César Gaviria cuando se logran las conversaciones de Caracas con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. En el ínterin, con el diálogo que había propiciado el gobierno de Virgilio Barco, se logra que en 1990 el M-19 abandone la lucha armada y se incorpore al espacio de la lucha política legal. Para agregarle más complicación al escenario, desde hace unas dos décadas entran en acción las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) mejor conocidas como los "paramilitares". En la actualidad estamos hablando de una situación en la cual las distintas violencias que se escenifican en Colombia congregan más de 340.000 mil efectivos, repartidos aproximadamente en 290.0000 efectivos las fuerzas militares, unos 20.000 de las FARC más 5.000 colaboradores, otros 11.000 del ELN + 3.000 colaboradores, se calcula además unos 1.200 entre los integrantes y colaboradores del EPL y una parte disidente que quedó del M-19 y por último se estiman alrededor de 8.000 miembros de las AUC.

Ante esta complejidad de circunstancias, se produce el éxito de la erradicación de los cultivos de coca tanto en Bolivia como en Perú, lo cual trajo como consecuencia un desplazamiento de estos factores hacia Colombia, principalmente a las zonas de mayor actividad guerrillera, lo que en cierta forma facilitó la conexión de estos grupos con el narcotráfico sobre todo porque las plantaciones se expandieron en áreas en las cuales la ausencia del Estado era más evidente, lo que facilitó el establecimiento de un negocio que entonces comenzaba a crecer de una manera acelerada. Estas circunstancias vinieron a darle el sustento que la lucha armada estaba requiriendo con urgencia para mantener el esfuerzo bélico, por cuanto la sola "industria" del secuestro y la vacuna no eran suficientes como apoyo financiero para continuar las acciones y garantizar el complejo soporte logístico requerido por una estructura de guerra que necesitaba crecer. Estamos pues ante el caso de un aparato de fuerza que controla prácticamente las fuentes de producción y las rutas de transporte para la salida hacia los mercados, de una actividad económica que genera grandes ganancias y que le proporciona un poder que lo coloca en situación de imponer ciertas condiciones para sentarse en una mesa de negociaciones. Para nadie es un secreto hoy día que las FARC como grupo más antiguo en la lucha armada colombiana y como el más numeroso, ejerce control sobre vastas extensiones del territorio de ese país, sin contar la zona de despeje de unos 42.000 kilómetros cuadrados. Esto las coloca en una posición de fuerza indiscutible en cuanto por una parte se han apoderado de una fuente de riqueza, que aunque malhadada, le permite dotar a sus componentes del material bélico más moderno del mercado y mantener un aparato logístico capaz de dotar a sus numerosos frentes de acciones esparcidas en todo el territorio colombiano.

La presencia del comercio de droga en el acontecer de la lucha armada en Colombia, viene a introducir un elemento más distorsionante aun en las diversas violencias que toman parte en esta confrontación, en cuanto desata una encamizada batalla por lograr el control de las zonas destinadas a las plantaciones de coca y amapola y a las rutas de acceso, para así garantizarse los recursos financieros que le den oxígeno a las acciones de combate, esto sin disminuir la ya aceitada maquinaria de secuestros y cobro de vacunas que llevan a cabo no solo en el ámbito geográfico del país vecino, sino también en áreas tanto adyacentes como alejadas de las fronteras como es el caso de Venezuela.

Estamos pues ante una realidad inocultable de un conflicto en el cual
el Estado no ha sido capaz de resolverlo por imposición del uso legítimo
de la fuerza, en cuanto sus adversarios han logrado llegar a una situación
de paridad militar, y en ocasiones pareciera que de predominio, que los coloca
en posición de buscar una solución negociada pero desde una plataforma
bastante ventajosa que les permite condicionar la posible pacificación,
a los cambios que ellos consideran necesarios para que el conflicto social armado
colombiano se pueda trasladar el ámbito de lo político. Ante esta
situación y de cara a un proceso de lecciones, el entonces candidato
Andrés Pastrana le plantea a su país la búsqueda
de la paz como única salida posible y permanente al ya cincuentón
problema de la violencia colombiana. Es así como al asumir el poder se
aboca a la presentación de un PLAN COLOMBIA que para decirlo en
las palabras del propio gobierno, "…es un plan para la paz, la prosperidad
y el fortalecimiento del estado, …(con) un punto central en la estrategia (1ue)
consiste en las negociaciones con la guerrilla que busca poner fin a conflictos
que han tenido cambios profundos con el paso del tiempo…" En ese mismo
documento del Plan Colombia, el gobierno se plantea que la negociación
con la guerrilla en términos de integridad territorial, democracia y
derechos humanos, permitiría fortalecer el Estado de Derecho y la lucha
contra el narcotráfico-

La Conformación del Plan

Como decíamos con anterioridad, el Plan Colombia fue diseñado por el gobierno del Presidente Andrés Pastrana basado en su convencimiento de que la única salida de la actual situación está en la consolidación de negociaciones que lleven a la estabilidad social y política de la nación. En este sentido elaboraron un plan integral que básicamente está sustentado en 10 Estrategias claramente definidas en el documento y entre las cuales podríamos resaltar la estrategia de paz que apunta a los acuerdos negociados con las guerrillas, la estrategia para la defensa nacional con miras a reestructurar y modernizar las fuerzas armadas y la policía, una estrategia antinarcóticos en asociación con los otros países involucrados en la cadena y la estrategia de desarrollo alternativo que fomente otros esquemas agropecuarios y actividades económicas rentables para los campesinos. Estas 10 estrategias del plan están dirigidas fundamentalmente a lograr y consolidar durante los próximos 6 años, una serie de objetivos que los lleve a reducir en por lo menos un 50% la producción y distribución de la droga. Entre dichos objetivos, además de fortalecer la lucha contra el narcotráfico con el empleo de las fuerzas armadas, están el de fortalecer el sistema judicial, neutralizar el sistema financiero de los narcotraficantes y fortalecer y ampliar los desarrollos alternativos en las áreas afectadas. Este ambicioso plan que hemos reseñado de manera bastante escueta, requerirá de una serie de acciones que van desde las operaciones aéreas, fluviales y marítimas, pasando por el apoyo operacional que tendrá que ofrecer las fuerzas armadas a la policía, hasta las operaciones de erradicación de cultivos.

Como es de entenderse, la ejecución de una planificación de esta envergadura conlleva un gran esfuerzo financiero y de recursos materiales y humanos que por sí sola Colombia no estaría en condiciones de afrontar. Es por ello que el gobierno de ese país ha emprendido una campaña internacional para obtener los recursos necesarios, los cuales alcanzan los 7.500 millones de dólares norteamericanos (US$ 7.500 millones). De este gran total, los aportes se efectuarán en los siguientes términos: la Unión Europea y Japón aportarán US$ 2.500 millones, estados Unidos y han aprobado US$ 1.300 millones, los restantes US$ 3.700 millones, serán aportados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Gobierno de Colombia.

Este plan requiere para alcanzar sus objetivos de un componente militar importante, el cual ha sido fuertemente cuestionado. Ese componente está conformado por el aporte de (60) helicópteros tipos Huey y Black Hawks por un total aproximado de US$ 404 millones lo cual significa un 31% del total de la ayuda norteamericana, la cual mayormente consiste en fondos que van dirigidos algunos a elementos del plan que están fuera de Colombia y a otros que constituyen acciones de apoyo al desarrollo del plan, el cual se llevará a cabo durante un período de 6 años, partiendo desde los departamentos del Sur de Colombia y dividido en 3 fases, que van desde el 2000 al 2001, la primera de ellaS, para la erradicación de cultivos de coca y desmantelamiento de laboratorios de droga en el Putumayo y el Caquetá, que ha sido llamada "el empuje al sur". De allí se pasará a una segunda fase del 2002 al 2003, en los Departamentos del Meta y del Guaviare y luego como tercera fase del 2004 al 2005 en Santander y Norte de Santander. Sin embargo, según declaraciones del General (USA) Charles Wilhelm, anterior Jefe del Comando Sur y seguramente confirmadas por su sucesor el General (USA), Peter Pace, la secuencia de estas fases podrían variar de acuerdo a como se vayan presentando las operaciones pero siempre comenzarán por el Sur, aun cuando de allí se podría pasar al Norte, es decir, la fase tres y de último lo que está estipulado para la fase dos. Otro punto muy importante en esta declaración es que de acuerdo a estos jefes, responsables de asesorar y coordinar con las autoridades colombianas la ejecución de las fases, el plan se podría incluso cumplir en dos (02) años en lo relacionado con estos aspectos del combate contra el narcotráfico, pero que todo va a depender del desarrollo de las negociaciones de paz y de la reacción de las guerrillas.

Posibles consecuencias y escenarios

Los análisis que se han efectuado sobre el Plan Colombia demuestran una muy variada diversidad de opiniones a favor y en contra, que de por sí dan cuenta de la complejidad de la situación y de su posible solución. Lógico es pensar que un asunto de tal importancia no sólo para Colombia sino también para sus vecinos e incluso para países que están a considerable distancia de la zona de los acontecimientos, pero que de alguna manera se ven afectados por el éxito o el fracaso que la lucha contra el narcotráfico tenga en Colombia, suscite tal controversia. El primer aspecto se refiere a los apoyos que se requieren, ya que se han generado posiciones adversas en algunos países de la Unión Europea por cuanto consideran que el plan fue desarrollado principalmente por los Estados Unidos y Colombia sin intervención de Europa y aun cuando el consumo en esa zona ha aumentado considerablemente y el éxito del plan les reportaría beneficios, le critican un abultado componente militar que pondría en tela de juicio sus resultados en cuanto a derechos humanos y también se abrigan dudas con relación a los aspectos ambientalistas. Sin embargo, el Gobierno Colombiano confía en su accionar diplomático para lograr el apoyo definitivo de la Unión Europea y Japón.

En un ámbito más cercano, debemos considerar cuáles serán las posibles consecuencias y escenarios que se podrían presentar a medida que se vaya ejecutando el plan. Una se refiere a la opinión del Gobierno Venezolano que alerta sobre una alta posibilidad de que el conflicto se "vietnamice". En este sentido disentimos absolutamente de la posición oficial por cuanto las realidades que existían en el sureste asiático y las condiciones de la política internacional son fundamentalmente diversas. Por una parte, los grupos que intervienen en la lucha armada tienen más del 95% del rechazo en la opinión pública colombiana de acuerdo a los sondeos más recientes y no cuentan con un apoyo de potencias extranjeras vecinas que pudieran estar abasteciendo el esfuerzo bélico y a la vez proporcionando santuarios bastantes seguros para el repliegue y reabastecimiento de las fuerzas combatientes. Por otra parte, la experiencia de Vietnam dejó marcas en la sociedad norteamericana que le impedirían a sus gobiernos tomar parte directa y activa en un teatro de guerra que tuviese características similares a aquellas y como ejemplo puede tomarse lo sucedido en Centroamérica.

Consideramos impostergable plantearnos cuáles serían los riesgos implícitos en un escenario en el cual el Gobierno Colombiano fracasara en su intento de alcanzar la estabilidad de ese país. Por una parte, hay que entender que el Gobierno de Pastrana inicia su tarea desde una posición algo desventajosa. Por lo que tiene que acceder a ciertas concesiones en vista de un balance de fuerzas que no le favorecía abiertamente para lograr destruir las fuentes de apoyo financiero de las guerrillas y los paramilitares. Esto nos coloca ante el peligro de que la democracia colombiana se desplome y el control de ese país pase a manos de fuerzas inmersas en el sórdico mundo del crimen organizado y del tráfico de drogas. Esta es una posibilidad a considerar, si no se le proporciona el apoyo a Colombia en los términos en que lo ha solicitado. Es por ello de importancia vital para la región apostar al éxito del Plan porque de lo contrario estaría en juego su propia estabilidad. Pero hay que decir también que tanto los países de la Unión Europea como los Estados Unidos, tienen una gran responsabilidad en el problema colombiano ya que los altos niveles de consumo que hay en ellos es una fuente de financiamiento indirecta de los grupos guerrilleros y paramilitares y por lo tanto razones elementales de ética los coloca ante a obligación de brindar el mayor apoyo posible a este esfuerzo colombiano.

Otro punto de análisis tiene que ver con la situación de nuestro país. Cabe preguntarse si el gobierno venezolano está preparado para enfrentar los diversos problemas que se presentarán o ya están afectando sobre toda la zona fronteriza. Particularmente hay que observar con detenimiento el escenario que se podría configurar en el caso de que se establezca una zona de distensión para el ELN entre Antioquia y el Sur de Bolívar como ha sido anunciado. De acuerdo a las informaciones de analistas colombianos, se registra últimamente una fuerte actividad de lucha entre las guerrillas y los paramilitares por el control de sembradíos y rutas en el Cesar y Norte de Santander, en la cual los paramilitares presentan el mayor crecimiento en el último año. De ser así es muy probable que aumenten los desplazamientos hacia Cúcuta y ante el favoritismo hacia las guerrillas que en ocasiones ha manifestado nuestro gobierno, podría ser que en represalia sean empujados esos grupos de desplazados hacia nuestro país con las impredecibles consecuencias de colapso en las infraestructuras de servicio. Ante esta eventualidad el gobierno debería estar ya tomando toda una serie de decisiones; entre otras, acciones dirigidas a restablecer la capacidad operativa de la Fuerza Armada en los Teatros de Operaciones, tan disminuida hoy día por la errada política de emplearlas en actividades ajenas a su función fundamental. Sin embargo, no hay indicadores contundentes de que el gobierno este actuando en consecuencia.

De tener éxito el combate contra el narcotráfico en términos de destrucción de cultivos y demás elementos del negocio de la droga, y en el supuesto de un escenario en el cual no prospere el proceso de paz con las guerrillas, habría que plantearse al menos dos escenarios alternos: el primero, que haya desplazamiento de los factores de la droga (cultivos, laboratorios, distribución) hacia nuestro país y el segundo, que como consecuencia de ello se intensifiquen de este lado de la frontera los secuestros y la vacuna por parte de los guerrilleros y paramilitares para buscar financiamiento. Frente a estas eventualidades, se pone de nuevo a prueba la capacidad del Estado Venezolano para contrarrestar las nefastas consecuencias que para nuestra sociedad tendría una situación de esta naturaleza. Es por ello menester alertar a la nación de los peligros que nos amenazan y exigirle al gobierno, a través de los mecanismos que nos proporciona la democracia, que debe asumir seriamente sus responsabilidades de salvaguardar la seguridad y defensa de nuestro país.

Por otra parte, debemos observar con sumo cuidado el desarrollo de los acontecimientos a medida que se lleve adelante el Plan Colombia, en lo referido al aspecto militar. No porque constituya en la actualidad alguna real amenaza de desequilibrio de poder en cuanto al material que está recibiendo las Fuerzas Armadas, sino porque la dinámica de las operaciones puede conducir a cambios en la configuración de estos sistemas y convertirse así en un factor real de desequilibrio. En esa eventualidad y ante un escenario de éxito total de las estrategias contempladas en el Plan, podríamos llegar a una situación de clara desventaja ante un vecino con unas fuerzas armadas potenciadas con alta tecnología y además cualitativa y cuantitativamente superiores como consecuencia de una intensa actividad de combate en los últimos años. Una realidad con estas características, y ante la ausencia de hipótesis de enfrentamiento interior, podría estimular y revivir las corrientes expansionistas que han estado siempre presentes en la sociedad colombiana como respuesta a una necesidad geopolítica de salida directa al Caribe a través del Golfo de Venezuela. Aunado a ello, el logro de la estabilidad interna relanzaría con toda seguridad la economía colombiana y crearía condiciones favorables para su desarrollo económico, dada la laboriosidad de ese pueblo, lo que acarrearía mayores exigencias de energía y probablemente en ese instante se vuelquen de nuevo las miradas hacia la riqueza petrolera del Golfo. Este no tiene que ser necesariamente un escenario de confrontación per se, ni mucho menos una razón para auspiciar un eventual fracaso de la lucha del gobierno colombiano para alcanzar la paz, por cuanto tanto la paz como la superación económica de Colombia son ventajosas para Venezuela. Se trata sí, de una necesaria reflexión que deben asumir con toda seriedad el gobierno y la Fuerza Armada Nacional a través de los Estados Mayores y las escuelas Superiores, por cuanto es su obligación ineludible.

Este intento de aproximarse al análisis del Plan Colombia y sus posibles implicaciones en relación con nuestro país, no pretende agotar el tema ya que hay otras variables que convendría estudiar en detalle pero por razones obvias de espacio nos hemos limitado a algunas de ellas. En todo caso, los diversos escenarios y circunstancias que hemos presentado van dirigidos fundamentalmente a estimular la reflexión en los miembros de la Fuerza Armada, del Alto Gobierno y del Legislativo. No puede ser conveniente a los más altos intereses de la República, que mientras estamos inmersos en una realidad política regional que nos afecta notablemente, se diluyan tanto esfuerzos y recursos en diatribas intrascendentes, en acciones que no apuntan precisamente a afrontar con la debida sensatez esa realidad sino que más bien denotan una temeraria improvisación (Manzano Zavala, César Augusto; Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias, 18MAR2001).

Colombia en el escenario globalizador

En esta coyuntura histórica, hay que ver, analizar y discutir el "Plan Colombia", no como un problema eminentemente local y aislado de todo este contexto. Sería una ingenuidad política abordarlo de otra manera.

Todos sus elementos variables y circunstancias –que no son otra cosa que realidades. Están enmarcados dentro de los planes globalizadores de las potencias mundiales, hoy sumisas ante la hegemonía de Estados Unidos, quien ejerce el liderazgo y pretende aplastar la resistencia del movimiento revolucionario colombiano, para facilitar de esta forma de recolonización no solamente de Colombia, sino de toda nuestra región Latinoamericana como Continente: "Estados unidos constituye el único poder existente hoy que puede intervenir en cualquiera de los cinco continentes. Cada uno de ellos poseen los Norteamericanos, un Comando específico dotado de tales instrumentos, transporte y de tal tipo de armas que podrían hacerse presentes en caso de conflicto sin retardo alguno y con poder mortífero de fuego. Lo ocurrido en Yugoslavia, donde el peso militar lo ha puesto los Estados Unidos y la complacencia de los Europeos, ilustra sin más explicaciones estos mecanismos que hacen de Estados Unidos el epicentro de todo el sistema" (Rangel, Domingo Alberto. "La Globalización y sus consecuencias". Ediciones Vadell Hermanos, Caracas, 2000, Pp. 20).

Colombia, sin duda, requiere ser pacificado a como dé lugar. Colombia representa en la América Latina, el único obstáculo, para los propósitos de DOMINACIÓN GLOBALIZANTE. Por esta razón es que es prioritario este PLAN COLOMBIA del proyecto globalizante, para aplastar cualquier intento de rebelión que ponga en peligro los objetivos dominantes del Pentágono Norteamericano.

El "Plan Colombia" no es otra cosa que la INVASIÓN MILITAR del territorio de ese país – y la escalada presumible de dominación continental- para intentar derrotar la resistencia y los movimientos revolucionarios de ese pueblo colombiano, que durante más de cuatro décadas de lucha insurgente guerrillera ha sido la expresión auténtica de la lucha popular, social y política de nuestro continente, diciéndole al mundo que en esta parte del planeta hay todavía quién se oponga con conciencia de pueblo, a los planes dominadores de Estados Unidos de Norteamérica.

Es un PLAN CRIMINAL, diseñado desde todos los puntos de vista: en lo propagandístico, para hacerle creer al mundo que esa invasión es para combatir al narcotráfico, COMO AYER LO HICIERON CON EL FANTASMA DEL COMUNISMO, y resguardar la democracia en América. En lo social, el argumento es la necesidad que tiene Estados nidos de ayudar a Colombia, para que este país "supere" tanta pobreza. En lo económico, es contribuir al desarrollo de los pueblos y fortalecer sus economías. Bajo estas y otras falacias, Estados Unidos sigue justificando y argumentando su intromisión en los asuntos internos de nuestras naciones, para mantener su dominio.

Ningún sector social y político de América Latina y del mundo, ignora que los Estados unidos de Norteamérica tiene diversas y múltiples modalidades solapadas de intervencionismo con diversas excusas, para seguir justificando su red de operaciones, control y espionaje, hasta el punto que ya es cotidiano en nuestro continente que los gobiernos se presten para instalar bases militares, entre las cuales podemos señalar –entre otras- la de Panamá, la de los aeropuertos de Aruba y Curazao, la Base de Manta en Ecuador, la de Santa Lucía y Huallaga en el Perú, en Puerto rico y algunas otras que están por establecerse en la región, como el intento de la base militar en Guyana la cual responde, inequívocamente, a la estrategia militar del Plan Colombia.

En el trabajo de investigación y análisis que hacen Luis Brito García y Fermín Toro Jiménez, que lleva por título: "Las Cadenas Jurídicas de la Globalización", que está próximo a publicarse y, refiriéndose al tema, señalan que "Para legitimar estas violaciones de la soberanía, Estados Unidos desarrolla doctrinas internacionales y normativas que se ajustan como guantes a sus estrategias de dominación. La Doctrina Monroe se opone a la intervención de potencias extracontinentales en América, sólo para reservar dichas intervenciones a los Estados Unidos. Dicha tesis no impidió la invasión francesa contra México, la reconquista de Santo Domingo por los Españoles, el bloqueo inglés, alemán e italiano contra Venezuela, la ocupación ni la reconquista de Las Malvinas por Inglaterra.

Diversas resoluciones y tratados posteriores avanzan un paso más delante de la Doctrina Monroe al prever, no ya la exclusión de intervenciones extracontinentales, sino además, la legitimación de intervenciones dentro del ámbito americano".

Hablar o escribir del "Plan Colombia" es entender, en el marco de una definición concreta, que es un proceso mediante el cual se invade militarmente a la nación hermana, para imponer por la fuerza la recolonización, no solamente de Colombia, sino de todos los pueblos de Latinoamérica, en el objetivo, propósito y fin de imponer la lógica de la dominación globalizadora, para ver nuestro continente como una mercancía, que se puede vender y comprar, cada vez que los países industrializados así lo requieran.

Diversas opiniones

Desde luego, que esta intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de Colombia, se encuentra autorizada y en complicidad con el Gobierno del Presidente Andrés Pastrana, quien utiliza el mismo discurso de los Norteamericanos en nuestra Región, como Representante de las Oligarquías Colombianas, hasta el punto de que al referirse al "Plan Colombia" lo define como "un plan social y no militar, señalando también que sus beneficios se dejarán ver a muy corto plazo. Explicó que la ayuda de 1.300 millones de dólares que dará el Gobierno de los Estados unidos a Colombia en los próximos tres años para combatir el Narcotráfico, es una suma casi mínima, frente a los 1.200 millones que nosotros invertimos cada año para evitar que la Cocaína llegue a las Ciudades Estadounidenses y de Europa". (Agencia AFP, 30SEP2000).

Mientras que Andrés Pastrana le miente descaradamente a sus compatriotas y repite como loro lo que Estados Unidos quiere que diga, el 11 de enero del 2000, el propio Presidente Clinton en declaraciones dadas al "The New York Times", en Gran Canyon, Arizona, declara al referirse al "Plan Colombia" lo siguiente: "Nuestra ayuda se usará para ayudar a entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad colombianas para que una mayor parte del país sea puesto bajo el control de la democracia y el imperio de la ley".

Las declaraciones de Clinton son bien claras. La ayuda económica para el "Plan Colombia" es para profundizar la guerra. Esos 1.300 millones de dólares que le aprobaron al Gobierno Norteamericano, bajo el argumento de financiar la lucha contra el narcotráfico están destinados a la compra de helicópteros y el mantenimiento de un máximo de 500 entrenadores militares y personal de apoyo estadounidense. Las tropas entrenadas, según afirma el propio Gobierno de Clinton, es decir, los batallones del ejército colombiano entrenados por los norteamericanos, se dedicarán exclusivamente al combate contra la insurrección guerrillera.

En otras palabras, al presidente Clinton le importa un pepino el narcotráfico. Lo que tiene en la mira es la guerrilla, que no los deja desarrollar sus planes en términos más concretos, constituyendo de esta manera un mal ejemplo para el Continente, que puede seguir los mismos pasos del movimiento revolucionario colombiano y esto sí que es grave para la globalización y los intereses norteamericanos.

Es de hacer notar, que en el panorama político de los Estados Unidos hay fuertes dudas y cierta oposición frente al "Plan Colombia". Se comenta en medios de la prensa internacional, que los dos partidos norteamericanos, "Republicanos" y "Demócratas" apoyaron la ayuda, porque Clinton presentó la propuesta como un plan antidroga y, justamente, en un año electoral, ninguno de los dos partidos quiere correr el riesgo de ser acusado de tener posiciones blandas frente al narcotráfico.

Por otro lado, la prensa internacional informa, que durante un foro realizado en España, el Delegado del Parlamento Europeo para América Latina, el Señor Paúl Emile Dupret, criticó duramente el "Plan Colombia", afirmando que "el plan s poco claro, no contiene soluciones sociales verdaderas, tiene una versión diferente en cada escenario que se presenta y es respaldado sólo por una de las partes de la mesa de diálogo. Por eso no recibirá un apoyo unánime de la Unión Europea".

Más adelante en la misma declaración nos indica: "El Plan Colombia" no contribuye a dar soluciones al proceso de paz, por tener un componente militar que se debate en la U.E., muchos europeos creemos que hace una sola lectura del país, en la que no se habla de los grandes avances del paramilitarismo en el Norte de Colombia, que crece junto con el narcotráfico. (…) En lo que atañe a Europa no hay ninguna claridad. Falta hablar del verdadero respecto a los derechos humanos y la puesta en práctica de DIH. Un plan de esta magnitud para nada contempla una reforma agraria, cuando los más afectados con el conflicto son los pequeños agricultores. (…) Lo que puedo decir es que Europa no puede apoyar un Plan que es 63% Militar y que tiene muchas carencias. Por ello cuestionan los aportes para un proyecto eminentemente militar. (…) Para mí el Plan Colombia es como Drácula, no soporta la luz.

En el mismo orden de opiniones, la sociedad colombiana se encuentra desinformada, confusa, enredada. La opinión pública colombiana, está y se encuentra desarmada desde el punto de vista informativo. Organizaciones no gubernamentales de Colombia, Estados unidos y Europa, coinciden en afirmar de la existencia de variadas versiones del "Plan Colombia", incluyendo la de la Unión Europea.

Se dice que pese a que el "Plan Colombia" fue presentado oficialmente a los Estados Unidos en septiembre de 1.999, la versión colombiana fue divulgada en el diario "El Espectador", en su "Separata Dominical" del 02 de enero del 2.000. Allí se afirma que el famoso Plan no se consultó con el Parlamento Colombiano. No hubo ninguna intervención del Consejo Nacional de Paz, creado por Ley de la República. No fue tema en la Agenda de la Mesa de Negociación y Diálogo entre el Gobierno del Presidente Andrés Pastrana y el Movimiento Insurgente Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De igual manera la revista "Semana" de Colombia, quien tiene gran influencia en sectores de la clase media, en la formación de opinión pública, en su edición del 22 de marzo del 2000, al reclamar un debate público sobre el tema, señaló que mientras Washington se discute el millonario paquete de ayuda que puede cambiar el curso de la guerra, en Colombia no se abre el debate.

Como se puede observar, la diversidad de opiniones, acerca del "Plan Colombia", han venido poco a poco descubriendo sus auténticos objetivos, a pesar de que han querido esconder sus realidades. Ya el pueblo de Latinoamérica, esta pensando que Estados Unidos quiere convertir a Colombia en un Vietnam, es una guerra que será a muerte, donde estará involucrado todo el Continente Latinoamericano, unos a favor y otros en contra, no hay otra alternativa, a no ser que producto de la presión internacional, Estados unidos desista de sus intenciones recolonizadotas, situación que muchos colocamos en duda.

Si el colonialismo de ayer, trajo consigo en el pensamiento de Bolívar, la necesidad de plantearse la "Guerra de Independencia", la Globalización de hoy, como expresión del nuevo colonialismo, plantea entonces la emancipación de los pueblos, a través de FORMAS SUPERIORES DE LUCHA POLÍTICA, tan válidas como las razones que justificaron la guerra de independencia. Guerra que estará planteada en el mismo plano continentalista y en donde los movimientos revolucionarios, tanto en Colombia, como los del resto de América Latina, jugaron y jugarán un papel muy importante en la Organización de la Resistencia Popular y Revolucionaria, hasta lograr la victoria y la emancipación de nuestras naciones. (Contreras Ramírez, Enrique; Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias, 18MAR2001).

Estrategia y Plan

Este plan fue diseñado por el Gobierno Colombiano como una estrategia para la lucha contra el narcotráfico y la negociación de la paz con los movimientos insurgentes, debió ser iniciativa de esfuerzos regionales e internacionales, lejos d esto, no fueron consultados, los países de la región como corresponde a una acción de esta envergadura que compromete el problema integral de la defensa en la región de formas combinada. Resulta difícil concebir y confiar en cualquier plan o campaña donde los gobiernos latinoamericanos que deben promover acciones conjuntas para la resolución de nuestros problemas se encuentran ausentes.

El desarrollar un plan realizable sobre una acción controlada es por cierto un difícil problema que requiere de todos los factores con objetivos comunes, hacerlo de otra manera multiplica el rechazo y la resistencia, compromete el éxito de un plan, sin entrar a considerar las dudosas presunciones, la Doctrina que lo impulsa y las líneas tácticas y estratégicas que lo constituyen, pero en vista del componente y el escenario militar, la cuantía de la operación del plan que nos ocupa, el impacto social, político, económico y militar en los países del área es de cuidado, tal inquietud se hace evidente cuando podemos encontrar un marcado componente militar que incrementa los riesgos de la extensión del conflicto colombiano, disminuyendo aún más su resultado positivo o ser la solución más favorable, a un problema que tiene otras vías de solución y sobre todo en el ámbito de la paz, esa no es la manera de resolver un problema de múltiples aristas, dentro de un clima de convivencia, es por ello que nos surge una interrogante fundamental, es el Plan Colombia un plan para la paz o para la guerra, técnicamente en las prioridades del plan pareciera que el proceso de paz fuese subalterno del Plan Colombia, es por ello que decimos que a pesar que compartimos el criterio que la salida es política y es una postura política, hay que darle también un tratamiento político militar al tema. Las condiciones para llevar adelante una línea de política se ven reforzada u obstaculizada por la realidad de la situación militar. Los procedimientos elegidos, el tipo de fuerza, la disuasión parecieran orientados a enfrentar a los nacionalismos emergentes en América Latina y no al problema de seguridad que representa para los EE.UU., el narcotráfico que puede ser resuelto de otra manera, con mayor garantía de alcanzar el objetivo planteado.

La Estrategia dual de quienes diseñaron el plan, la concepción que lo inspira, los fundamentos internos y externos, la percepción general del plan, nos hace entender por analogía, como la negación de la posibilidad que se conozca las proposiciones reales y en consecuencia las posibles ejecuciones tácticas y por ende la estrategia real que lo mueve.

Nos parece se desprende de un análisis de la manifestación de las Fuerzas profundas, en las relaciones internacionales, el entendimiento y la comprensión de las distintas doctrinas de las relaciones internacionales, donde para algunos no es precisamente el carácter ético-normativo de la paz, su principio rector, sino la abstracción hecha con el mundo político compuesto por estados que evocan la imagen del imperio universal basados en la doctrina de la guerra.

Nuestra estrategia debería basarse en una clara comprensión de esto, ello es posible y debemos realizarlo llegando a una CONTRAESTRATEGIA acorde, de formulación urgente, apoyada en el principio rector de nuestra política internacional, como es la integración regional, dicha integración requiere de una paciencia histórica en virtud de los enemigos internos y externos de la misma, lo cual nos lleva a desarrollar al mismo tiempo, una integración multipolar soberana, fortaleciéndonos con el concierto de naciones. PLANTEAMOS UNA SOLUCIÓN CONCERTADA a nivel regional, versus la solución aislada y militar, en lo social, el Plan Colombia es marginal. Es necesario acciones de tipo estructural que combatan la injusticia social, coincidimos con la Unión Europea que Francia preside que decidió "colocarse en un plano diferente, y cooperar con Colombia sobre un plan civil de diálogo y reconciliación política". (Fernández, Angiolillo; Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias, 18MAR2001).

Individuo y Globalización

Indudablemente que la globalización es un hecho que transformará las condiciones de vida social de las culturas de los pueblos del mundo. De hecho ya lo está haciendo y franquea con mucha sutileza la visión del mundo que cada individuo se ha construido, construye o "construirá".

Los fines específicos se dirigen a un dispositivo de pulsión que afecta la vida cotidiana de los sujetos. Las medidas conciernen al aparato productivo intelectual, generando una merma sustancial del aparato creativo e imaginativo de los actores sociales y confinándolos a una especie de caverna platónica que logra distanciarlos, en una manera elocuente, de sí mismos.

¿Cómo minimizar esta práctica de asunción de un mecanismo global que pretende hacer nuestros logros sociales y revolucionarios, una transformación que implique la mayor participación de nuestras mayorías silenciadas? Por supuesto, con una toma de conciencia de envergadura, participativa, crítica, interesada de los asuntos globales, como por ejemplo: ¿Qué pretende el Plan Colombia?, ¿De qué manera nos concierne a los Venezolanos ahora mismo incursionar discursivamente sobre tal plan-teamiento? Es un asunto de detalle donde cada cual debe opinar con vehemencia, el destino viene detrás de nosotros con vestimenta infantil, juvenil, adolescencia; es el cuadro que actualmente nosotros debemos formular haciendo de la palabra un dispositivo de lucha y entendimiento. Debemos reconocer la existencia de un deseo revolucionario y no podemos permitir que ese deseo de transfiguración se convierta en carencia. Es importante tener en cuenta que los dispositivos globalizadores penetran en los individuos a través de su lenguaje, de sus creencias, de sus tradiciones e identidades culturales, violentan las fronteras y desvanecen soberanías territoriales usurpándolas aérea y marítimamente. De la impotencia de un sistema de representación mental, se pasa a la impotencia de un sistema de representación social. Es así como sociológicamente el sistema globalizador opera cosificando los objetos sociales, desconociendo de esta manera el deseo y la creatividad de las masas, con el interés "Supremo" de que sigan siendo silenciadas, no participativas; "deseando" sencillamente las críticas reductivas y estableciendo matrices de opinión sin trascendencia.

Ahora bien, el carácter que se expresa del deseo de las masas, y no el reagrupamiento sobre objetivos estandarizados, es lo que funda la unidad de la lucha. No tendrá sentido cualquier colectivización si no se inscribe en el sujeto la voluntad del deseo de transformar los objetivos. De esta forma, el objetivo social queda habilitado para poder tomar la palabra sin tener que recurrir a las instancias representativas para expresarse; teniendo en cuenta que en la mayoría de las veces, nuestras instancias representativas (acontece frecuentemente en nuestro tradicional, escenario político) no están encauzadas hacia el logro de los objetivos planteados por las masas. Esta masa silenciada está asumiendo autogestionadamente la voz extraviada ( re – cobra su estatus de conciencia colectiva) y por los elementos que una vez la representaron, llámense; familia, escuela, cuartel, fábrica, sindicato, célula del partido, etc. Esta masa se reprime siempre cuando se sitúa "fuera del tema", "fuera del lugar"; es necesario siempre permanecer "en el asunto" y "en la línea". Pero por su misma naturaleza, el deseo tiende a salirse del asunto y a derivar. Por lo tanto es una cuestión, no ya de lucha de clases, sino de confrontación de valores. La pregunta naciente sería: ¿Es buena una cosa en sí misma, o porque la deseamos? Esto es plantear el fundamento de los valores. Por lo tanto, valor es inmanente al sujeto, su puesta en práctica es acción, en consecuencia, un sujeto de valor se convierte en acción porque está íntimamente expresando sus deseos. Deseos de transfiguración, de soberanía, de cambio, de emancipación, de libertad, de tradición; la problematización de los valores e siempre un deseo de lucha, pero a diferencia de aquella lucha en parámetros de clase, ahora se debe realizar en el ámbito de los valores.

En esta perspectiva el valor, creación libre de un individuo comprometido, manifiesta la capacidad que tiene de "proyectarse" fuera de sí, y señala su trascendencia: "La realidad humana es aquello por lo que el valor llega al mundo" (Sartre). Es así como se obtiene una gestión colectiva que a la vez es sujeto, objeto y expresión. El individuo no es más el fiador universal de las significaciones dominantes. Es por eso que hoy las fuerzas productivas en resistencia hacen estallar las territorialidades humanas tradicionales, es decir, está en posición de liberar energía atómica del deseo y puesto que este fenómeno actual es irreversible y no se puede calcular su alcance revolucionario, los sistemas capitalistas y socialistas burocráticos se ven incesantemente llevados a perfeccionar y miniaturizar sus máquinas represivas. En estas condiciones el sistema capitalista salvaje es llevado a buscar en su seno nuevas fórmulas de totalitarismo. Mientras no las encuentre, deberá hacer frente a luchas que se situarán sobre frentes imprevisibles (huelgas de gestión, lucha de inmigrados, de minorías raciales, subversión en las escuelas, las prisiones, los asilos, lucha por la libertad sexual, etc.); éste es el diagnóstico del presente. Esta situación eminentemente nueva, donde ya no se trata de conjuntos sociales homogéneos, cuya acción es canalizar hacia los objetivos simplemente económicos, va a tener como contragolpe la proliferación y la exacerbación de las respuestas represivas. Este es sencillamente uno de los tantos caminos por las cuales se abre intempestivamente la denominada Globalización. (Borregales Alberto; Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias, 18MAR2001).

Comunicado de Marulanda Vélez

Las FARC-Ejército del Pueblo. En la zona de Despeje, como señal de buena voluntad política y de fraternidad para con el pueblo colombiano y su ejército revolucionario en lucha por lograr cambios fundamentales en las estructuras del Estado en lo político, económico y social, de tal manera que las mayorías, hoy violentadas en sus derechos por la falta de libertades democráticas y ciudadanas, sean beneficiarias del patrimonio nacional. En el entendido que el encuentro con la Comunidad ha sido posible por invitación especial de la Mesa de diálogo con el aval del Señor Presidente de la República, Andrés Pastrana Arango y el Estado Mayor central de las FARC – Ejército del Pueblo, de no haber existido el despeje en los 5 Municipios para adelantar diálogos con el Gobierno Nacional y llegar a acuerdos que nos conduzcan a la paz con justicia social y soberanía, habría sido imposible este histórico encuentro, hoy convertido en realidad.

Para conocer en el terreno el medio ambiente político y la situación del campesinado comprometido en los cultivos ilícitos de coca, por falta de planes muy concretos del Estado para erradicarlos y resolver sus carencias económicas y sociales por la vía pacífica, sin la violencia y sin la utilización de funguicidas que han causado muertes, afectado el medio ambiente y destruido los cultivos de Pancoger, único medio para sostener sus familias en medio de la represión y la violencia del Estado.

Al conocer ustedes el real alcance de lo que ocurre en nuestro país en lo político, económico y social, por el incumplimiento del Estado con sus obligaciones para resolver la problemática nacional, podrán constatar las causas que han generado una confrontación armada que va para 36 años, sin solución hasta el momento.

Hoy con el ingrediente del "Plan Colombia" apoyado por los Estados Unidos, se agrava más la situación política y social porque los recursos económicos van a ser destinados para aumentar la confrontación armada, comprando material de guerra sofisticado y conformando nuevas unidades militares para combatirnos con el pretexto de exterminar el narcotráfico.

La Comunidad Internacional comprobará con su vista a Los Pozos y otras regiones del país, que nosotros no sembramos, ni cultivamos, ni traficamos, ni comerciamos con la coca, y verificará que los verdaderos dueños de los cultivos son campesinos, obligados por la desprotección estatal, por el retardo para otorgarle beneficios económicos a corto y largo plazo que les permita reemplazar los cultivos ilícitos por cultivos lícitos, con miras a incrementar la producción agrícola y el empleo, para que la paz fructifique lo necesario en bien de la sociedad colombiana y la Comunidad Internacional.

Por ello es indispensable con la ayuda de los países que ustedes representan, desnarcotizar el conflicto armado colombiano, tomado por los Estados unidos como caballo de batallas para combatirnos, cuando la realidad es otra muy distinta: por muchas veces hemos afirmado que somos una fuerza político – militar, organizada con proyecciones a largo plazo para disputarnos con la dirigencia de los partidos políticos tradicionales el favor popular en la lucha por el poder. (Marulanda Vélez, Manuel; Suplemento Cultural del Diario: Últimas Noticias, 18MAR2001).

FARC-EP Comisión Internacional

Reciban Bolivariano saludo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC –EP, con los deseos de éxito en las deliberaciones de este evento en beneficio de los pueblos latinoamericanos.

El tema, el Plan Colombia y la Gobernabilidad en América Latina, además de ser sumamente amplio, es muy importante, sobre todo, si lo analizamos desde el punto de vista de la perspectiva del desarrollo humano no sólo de América Latina, sino del mundo.

Empezamos por decir lo que entendemos por gobernabilidad y nuestras consideraciones sobre el mal llamado Plan Colombia.

Para nosotros, gobernabilidad no es más que la posibilidad de mantener el estado y desarrollarlo en el marco del sistema imperante, puede ser interpretar y satisfacer las crecientes necesidades de la población, aplicando una verdadera justicia social, o imponer los intereses de minorías privilegiadas sobre los hombres oprimidos y violentados de las mayorías nacionales. Si es lo primero, la perspectiva no puede ser otra que buscar los caminos que puedan conducir a reformas para mejorar el sistema, en cortos o largos procesos de cambios sustanciales y si es lo segundo, es el camino de continuar con la violencia, la fuerza de las armas y el terrorismo de estado, para someter la voluntad de la población.

El problema de la gobernabilidad desaparecerá, cuando se solucionen realmente los problemas de las mayorías nacionales, garantizando los derechos fundamentales, la soberanía, la dignidad, la preservación del medio ambiente, la autodeterminación de los pueblos, es decir cambiando el sistema construyendo la sociedad socialista que nos merecemos y necesitamos.

Independientemente de la posición que asuma cada uno de los Gobiernos para garantizar la Gobernabilidad, cada país, soberanamente decide y actúa en la forma que juzgue conveniente en relación a la doctrina militar y a sus fuerzas armadas.

Nosotros nos hemos decidido por una Doctrina que rescate el Ideario Bolivariano y que las Fuerzas Armadas se orienten a actuar en dirección a completar la tarea inconclusa de la segunda y definitiva independencia. Como FARC-EP no estamos ni pensamos estar en guerra con ninguno de los países bolivarianos y latinoamericanos. Somos hermanos y nuestro enemigo común es el imperio.

El Plan Colombia, como plan de guerra que es, se enmarca en la posibilidad violenta de gobernabilidad. No es tan sólo la defensa de los intereses de las minorías nacionales, sino lo que significa ese plan en la defensa de los intereses globales de los Estados Unidos, lo cual coloca indiscutiblemente a sus promotores y a quienes con ese plan se solidaricen como cómplices del Imperio, para no decir traidores a la patria y no sólo a la propia, sino a la gran patria latinoamericana propuesta por Simón Bolívar.

Vemos por qué:

El llamado Plan Colombia es un plan continental de largo aliento. El nombre que le dan se refiere apenas a la parte inicial de una estrategia, político-militar, que comienza con el despliegue de fuerzas imperiales y aliadas, para resolver a los Estados Unidos, su necesidad de reposicionar la fuerza militar, que asegure la Amazonía y controle a través de una red de Bases Militares a los países desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego. Examínese el mapa militar latinoamericano, su creciente desarrollo tecnológico y la ayuda norteamericana y se verá cómo este monstruo ha creado una telaraña inmensa en la cual vamos a caer todos si no abrimos los ojos a tiempo.

Hay que señalar y denunciar que el Plan Colombia, es el primer paso para la ocupación definitiva por fuerzas punitivas estadounidenses de la gran Amazonía con toda su reserva de agua potable, de oxígeno, su privilegiada situación geográfica para el desarrollo a gran escala de la tecnología espacial, sus inmensos recursos de flora, fauna, minerales y demás recursos. Es el primer paso para el desarrollo de grandes explotaciones petrolíferas mantenidas como reservas estratégicas. Es la garantía que habrá otro siglo de explotación y de miseria para nuestros pueblos a costa de la riqueza y la arrogancia imperiales.

Las alianzas políticas que permitan cerrar el cerco militar sobre Colombia, según los planes de Washington, no ha sido posible totalmente. Hay expresiones nacionalistas, democráticas y revolucionarias en el Continente que actúan contra ellas, porque saben perfectamente que apoyar los planes del Imperio es echarse la soga al cuello y que al fin y al cabo son la expresión de la lucha de clases que también se da entre los países ricos y pobres. Por ello comienzan a aparecer provocaciones no sólo en las fronteras de Colombia sino al interior de los países vecinos y contra nuestros amigos. Hay en marcha una ofensiva internacional, a través de las Embajadas para darle piso político al Plan Colombia y para impedir el trabajo de nuestra Comisión Internacional, acudiendo incluso a expedientes ilegales mediante componendas policiales y el accionar de los paramilitares fuera del territorio nacional.

El pretexto para buscar apoyo al Plan Colombia, es la supuesta lucha contra el narcotráfico que es hijo legítimo del capitalismo y sustento del modelo neoliberal. El tráfico de narcóticos existirá mientras produzca fabulosas ganancias y mientas exista la demanda que crece diariamente en los EE.UU., principal consumidor de psicotrópicos del mundo y en los países desarrollados de Europa.

En el Plan Colombia no se tocan los intereses de los grandes capos de la mafia. La salud, la prevención, la educación y el desarrollo de una cultura antidroga no son de su incumbencia.

El principal problema que tienen los gringos es controlar el flujo subterráneo de miles de millones de dólares que no tributan al erario público y que crean una economía paralela sin control fiscal. Esto explica por qué sus fronteras permanecen desguarnecidas al flujo de droga y capitales, por qué con semejante poderío militar y policial el consumo aumenta y el tráfico de insumos químicos hacia los centros de producción de la cocaína no cesa. Es su típica hipocresía, aplicar principios morales hacia fuera mientras para el interior todo se justifica bajo la supuesta libertad individual y la ley de la oferta y la demanda en un caótico mercado que lleva a la descomposición social más aberrante.

El Plan Colombia apunta a liquidar el derecho de autodeterminación de los pueblos, la posibilidad que cada país, libre y soberanamente asuma la dirección de sus destinos, sin el cabestro de hierro del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial. También, a que los graves conflictos económicos, sociales y políticos de nuestros países, se resuelvan teniendo en cuenta los intereses nacionales, la democracia y la verdadera paz. De paso, impide la creación de bloques comerciales o militares independientes con capacidad de negociación frente al Imperio. Tampoco descartamos una escalada militar de grandes proporciones que obligue a nuestros países a invertir más en la guerra que en el desarrollo social y por lo tanto a generar grandes ganancias a la industria bélica de Estados Unidos, uno de sus principales renglones económicos.

La lucha contra el narcotráfico es el mascarán de proa para liquidar en Colombia a la oposición política, representada en la guerrilla, pues la violencia impuesta por el Estado no ha dejado otra opción. Para obstruir la posibilidad de sacudirnos definitivamente de una Oligarquía Liberal Conservadora, corrompida hasta los tuétanos y cuyo sostén en el poder se piensa en términos de una gran alianza entre las fuerzas ultra –reaccionarias, representadas fundamentalmente en los gremios económicos más poderosos, los grandes latifundistas y la fuerza paramilitar nacida en los cuarteles militares oficiales al amparo y con la complicidad de los Estados unidos.

De aplicarse el mal llamado Plan Colombia, se va a incrementar el desplazamiento de millones de compatriotas. De miles y miles al exterior.

Para solucionar la producción de hoja de coca, que es que hacen en Colombia miles de campesinos, obligados por las circunstancias económicas, que están lejos de ser narcotraficantes, hemos propuesto desarrollar un Plan Piloto en Cartagena del Chaira, uno de los Municipios con mayor producción, para demostrar que brindando reales posibilidades de vida digna producto del trabajo, creando condiciones de producción y comercialización; con subsidios de ser necesario, los campesinos pueden dedicarse a otros cultivos o actividades agropecuarias, sin embargo no hemos recibido ninguna respuesta.

También proponemos, legalizar el consumo de estupefacientes, como una forma de acabar con el negocio del narcotráfico, al suprimir de raíz las altas rentas producidas por la ilegalidad de este comercio y dedicar recursos suficientes a la prevención, tratándolo como un problema de salud y no de policía, tampoco hay respuesta.

El Gobierno Estadounidense y el Colombiano no están interesados en combatir la producción de hoja de coca, no están interesados en combatir el narcotráfico, es su pretexto para arrasar a sangre y fuego a todo aquel que se les oponga, empezando por la guerrilla.

Apoyar al Plan Colombia es abrirle el camino a una mayor intervención del Imperialismo, con peligro de una invasión directa, sobre nuestros destinos y nuestras patrias, rompe peligrosamente el equilibrio militar y apunta a liquidar el proceso inédito de la Revolución Bolivariana Venezolana. Apoyar ese plan creyéndolo bueno es herir de muerte el sueño bolivariano que hemos venido construyendo pacientemente y que hoy brilla en el horizonte como una verdad tangible y posible (Comisión Internacional de las FARC-EP; Suplemento Cultural del Diario: Últimas Noticias, 18MAR2001).

Fuentes de información

"Suplemento Cultural del Diario Últimas Noticias del Domingo 18 de Marzo del 2001.", Caracas – Venezuela.

 

 

 

Autor:

Edgar Tovar

Monografía del Año 2001

Partes: 1, 2
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