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Gobierno de John Adams (1797-1801)



  1. El sabor del imperio
  2. Problemas del capitalismo
  3. Bibliografía

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John Adams fue el segundo presidente de los Estados Unidos, y fue uno de los Padres Fundadores de la Constitución del país. Nació el 30 de octubre de 1735. En aquellos días, su padre se graduó de la Universidad de Harvard. Él enseñó Juan a leer incluso antes de ir a la escuela. John Adams también fue a Harvard para estudiar derecho. Fue admitido en el Colegio de Abogados de Massachusetts.

John Adams había varios logros en su carrera. Tomó algunas de las decisiones más importantes para Estados Unidos. Siempre promovió la idea de un gobierno nacional. Cuando los republicanos se volvió hacia él para el consejo sobre el gobierno y sus políticas, que imprimió un folleto llamó a sus reflexiones sobre el Gobierno. Estaba cansado de decirles lo mismo una y otra vez. A fin de que su pensamiento conocido por todos, que imprimió este folleto. Contenía varias notas de todo el país de origen de varios estados. También dejó claro a su partido que todos los tipos de sociedades que existen en el país. Personas de todas las clases deben tener un gobierno de admirar.

Durante las elecciones presidenciales de 1796, se enfrentó a una competencia feroz por parte de Thomas Jefferson. Sin embargo, Adams ganó porque tenía un sentido más fuerte de la Seguridad Nacional. Vio que Francia era un peligro más grande que Gran Bretaña. Fue sólo uno de los dos presidentes que ha firmado la Declaración de la Independencia. Fue perseverante, y trabajó para la prosperidad y el crecimiento del país.

El interés de Estados Unidos en apropiarse de Puerto
Rico y Cuba no surgió en 1898 cuando le declaró la guerra a España.
Ya en 1783, John Adams, propuso la anexión de ambas islas, según
nos informa el historiador puertorriqueño Arturo Meléndez López
en su libro "La Batalla de Vieques". Cuatro años después,
otro futuro presidente, Tomás Jefferson, expresó apoyo a que España
continuara gobernando a Cuba y Puerto Rico. Jefferson no era ningún hispanófilo;
sólo temía que alguna potencia rival europea invadiera las colonias
españolas y de este modo se hiciera más difícil su conquista
por parte de Estados Unidos. Para él estaba claro que el destino de su
nación era arrebatarle a España sus territorios caribeños.
Los estadounidenses que creían en el destino manifiesto de su país
sintieron la vulnerabilidad de su proyecto expansionista cuando en 1797 una
expedición militar inglesa dirigida por el corsario Sir John Abercrombie
casi logró apoderarse de Puerto Rico.

La visita del libertador Simón Bolívar a la
isla puertorriqueña de Vieques en 1816 también fue un mal agüero
para Estados Unidos.El historiador Jesús Dávila señala
en su libro "Foxardo 1824 y el Bombardeo Ritual de Vieques" que en
esos años la frontera norteña de América Latina estaba
en lo que es hoy el estado americano de Georgia, razón por la cual la
ciudad de Atlanta tiene una avenida llamada Ponce de León. Florida era
entonces posesión española, el Territorio de Louisiana- que se
extendía desde la ciudad de Nueva Orleans y el delta del río Mississippi
hasta Quebec- era francés, y México, entonces colonia española,
se extendía hasta California, Texas, Colorado y Nevada. Estados Unidos
no tenía entonces salida al golfo de México, pero la expansión
hacia el oeste y el sur estaba por comenzar. Mientras Bolívar liberaba
a Suramérica, el Coloso del Norte comenzaba a preparar su movida hacia
el Caribe. El imperio español se desmoronaba y pronto Cuba y Puerto Rico
serían todo lo que le quedaría en el hemisferio.A medida que
la anglófona Norteamérica y la hispanohablante Latinoamérica
fueron delineando sus respectivas esferas de influencia, el Caribe inevitablemente
se convirtió en un área disputada.

El sueño de Bolívar de una América Latina
unida que llegara hasta Florida, Colorado y Nevada no era compatible con el
destino manifiesto y el anhelo expansionista de Estados Unidos. Al comienzo
del siglo XXI, esta disputa continúa sin resolver, como lo demuestra
el gobierno estadounidense con su implacable hostilidad hacia la revolución
cubana y su negativa a permitir la autodeterminación de Puerto Rico.
En 1822 España negoció con Inglaterra un posible intercambio de
Cuba por Gibraltar, lo cual hubiera sido un desastre para los designios estadounidenses.
Durante las negociaciones una expedición dirigida por Docudray Holstein
y Baptiste Irvine intentó invadir a Vieques con miras a tomar por asalto
el resto del archipiélago puertorriqueño y establecer una república.
Inglaterra y Francia se alarmaron, ya que percibían- correctamente- que
el gobierno de Estados Unidos estaba detrás de la fallida invasión.
El entonces secretario de Estado de Estados Unidos, John Quincy Adams, futuro
presidente de su país e hijo del ya mencionado John Adams, eventualmente
admitió que la expedición tuvo apoyo de su gobierno.Al año
siguiente, Adams recibió informes al efecto de que España planeaba
ceder Cuba y Puerto Rico a Francia. A través de la embajada en Madrid,
Adams le comunicó al rey español Fernando VII que esas islas eran
apéndices naturales del "continente americano" y que el gobierno
de Estados Unidos se molestaría si se les transfiriera a otra potencia
europea. Sobre Cuba, Adams le dijo a España que ésta era "un
objeto de importancia trascendental para los intereses políticos y comerciales"
de Estados Unidos y que su anexión iba a ser "indispensable"
para la existencia de su nación. En su comunicado describió a
Cuba como una manzana, que por fuerza de gravitación política
iba eventualmente a caer hacia Estados Unidos.

En diciembre de 1823, sólo ocho meses después
de la advertencia de Adams a España, el presidente James Monroe anunció
la famosa doctrina que lleva su nombre. El mensaje estaba dirigido a las potencias
europeas, especialmente Inglaterra y Francia. Menos de un año después
de la ilustre proclama de Monroe, una escuadra naval estadounidense capitaneada
por el comodoro David Porter invadió el pueblo puertorriqueño
de Fajardo y forzó sus habitantes a saludar la pecosa bandera yanqui-
que entonces tenía mucho menos de cincuenta estrellas- so pena de bombardeo.
Una vez logrado su propósito, Porter y sus hombres se esfumaron. Tras
este extraño incidente, Porter fue enjuiciado por su acción al
regresar a Estados Unidos. El comodoro Porter fue uno de los personajes más
influyentes en el desarrollo de la fuerza naval de Estados Unidos. Su juicio,
recordado como "The Foxardo Affair", puso la flota naval en confrontación
con las autoridades civiles. Porter veía el proceso en su contra como
una intromisión inaceptable por parte de civiles en las prerrogativas
de la esfera militar. En su defensa, argumentó que su misión de
combatir la piratería hacía imperativa una expedición punitiva
para darle un escarmiento a los puertorriqueños, los cuales describió
como "enemigos de la raza humana". Según Porter, los puertorriqueños
gustosamente daban albergue y santuario a cuanto pirata y bucanero apareciera
en sus costas.Porter perdió el caso y los marinos, tan aferrados a sus
tradiciones y revanchistas a más no poder, aún hoy recuerdan ese
episodio como una humillación que exige retribución. En "Foxardo
1824" el autor Jesús Dávila sugiere que una de las principales
razones para las fuerzas navales construir un enorme complejo en el triángulo
Ceiba-Vieques-Culebra fue por la cercanía a Fajardo, el pueblito que
acabó con la carrera militar de Porter.

Como dato interesante, en 1898 las fuerzas navales insistían
en que el desembarco en Puerto Rico debía ser en Fajardo, y no en Guánica,
como quería el general Nelson Miles.¿Cómo se transmitió
el virus del revanchismo por el "Foxardo Affair"? Porter pasó
la batuta a su hijo, David Dixon Porter, y a su hijo de crianza, David Farragut.
Ambos fueron en gran medida arquitectos de la estructura actual de la flota
naval. Es gracias a ellos que en los currículos de las academias navales
se enseña el "Foxardo Affair" desde el punto de vista del comodoro
Porter, el mismo que decía que los militares no deben rendir cuentas
a las autoridades civiles, y llamó a los puertorriqueños "enemigos
de la raza humana". De hecho, el barco que bombardeó a San Juan
en mayo de 1898 se llamaba nada menos que USS Porter. Farragut fue mentor de
un importante estratega militar que formularía los argumentos geopolíticos
en favor de la invasión a Cuba y Puerto Rico, cuyo nombre mencionaremos
próximamente.En 1825 el secretario de estado Henry Clay le exhortó
a España que suspendiera su guerra contra los revolucionarios bolivarianos,
ya que estaba convencido de que la causa estaba perdida. Le recomendó
que cediera Suramérica a los rebeldes, porque de otro modo sufriría
una derrota militar y la revolución llegaría al Caribe, algo que
ni Washington ni Madrid querían. Los temores a una insurrección
caribeña no eran paranoia. Unos pocos años atrás, los esclavos
africanos en la colonia francesa de Saint Domingue se habían rebelado
y establecido una república negra.

Para Estados Unidos, que todavía practicaba la esclavitud,
Haití era un precedente nefasto y repulsivo. Un siglo después,
la Gran Democracia del Norte mostraría la misma hostilidad hacia la revolución
cubana por las mismas razones.El secretario de estado William Seward, quien
sirvió bajo los presidentes Abraham Lincoln y Andrew Johnson, trató
de comprar la isla puertorriqueña de Culebra en 1867 y 1868. Tres décadas
después, el presidente Grover Cleveland intentó comprar a Cuba.
Finalmente en 1898 la manzana de Adams cayó a las manos de su nuevo dueño.

El sabor del imperio

En la historia oficial que se enseña en las aulas en
Puerto Rico y Estados Unidos, la guerra de Estados Unidos contra España
en 1898 fue un acto noble, altruista y desinteresado. Se le dice a los pupilos
que la Gran Democracia del Norte invadió a Cuba para liberar a sus habitantes
de la tiranía española. Es cierto que los cubanos libraban una
heroica lucha independentista casi continuamente desde el Grito de Yara en 1868.
Pero quien quiera conocer los verdaderos motivos de Estados Unidos tiene que
familiarizarse con la obra de un discípulo de David Farragut llamado
Alfred Thayer Mahan, la cual el profesor Jorge Rodríguez Beruff, de la
Universidad de Puerto Rico, analiza en el libro "Cien Años de Sociedad".
Mahan, quien era a fines del siglo XIX el principal estratega militar de Washington
y uno de los más importantes teóricos del expansionismo estadounidense,
postulaba que la fuerza naval era indispensable para preservar y expandir el
poderío de Estados Unidos. Su principal inspiración fue el imperio
británico, el cual tenía bases navales y de aprovisionamiento
por todo el mundo.

En su libro "The Influence of Sea Power Upon History",
publicado en 1890, Mahan argumentó que el establecer bases navales fuera
del territorio físico de Estados Unidos sería necesario para proteger
los navíos comerciales de la nación. Exhortó su gobierno
a proceder con la construcción de un canal en Centroamérica para
unir los océanos Pacífico y Atlántico, algo que los franceses
habían tratado de construir en Panamá, entonces provincia colombiana.
Nicaragua era el otro lugar que se contemplaba para este masivo proyecto de
ingeniería.El canal deberá ser protegido por una presencia militar
sustancial, ya que sería un objetivo militar de primerísima importancia
en caso de guerra con otra superpotencia, decía Mahan. Desde su punto
de vista no bastaría con combatir los invasores una vez llegaran al canal.
Habría que enfrentarlos antes que llegaran. Por lo tanto, las rutas de
acceso al canal también deberían estar fortificadas. De ahí
la "necesidad" de establecer bases navales en Cuba (Guantánamo)
y Puerto Rico (Roosevelt Roads), para proyectar el poderío naval estadounidense
por todo el Caribe y así disuadir a cualquier posible invasor.

La ideología del destino manifiesto se arraigaba con
fuerza en la sociedad estadounidense. Ya la nación había llegado
hasta la costa del Pacífico y los expansionistas miraban hacia nuevos
horizontes: América Latina y Asia. En el Caribe, España poco a
poco perdía a Cuba, y el imperio británico ya no era un factor
disuasivo.Así lo puso un editorial del diario Washington Post en la
víspera de la guerra contra España:"Una nueva conciencia
parece habernos llegado- la conciencia de fortaleza- y con ella un nuevo apetito,
el deseo de mostrar nuestra fuerza… Ambición, interés, hambre
de tierras, orgullo, el mero gozo de pelear, lo que sea. Estamos animados por
una nueva sensación. Estamos cara a cara con un destino extraño.
El sabor del imperio está en la boca de la gente como el sabor a sangre
en la jungla."

Problemas del capitalismo

El afán de expansión y supremacía
mundial no se dio en un vacío, sino que fue impulsado por fuerzas económicas
concretas. "El
sistema de lucro, con su tendencia natural a la expansión,
ya había comenzado a mirar más allá de los mares",
dijo el historiador estadounidense Howard Zinn sobre este período en
su libro "The Twentieth Century: A People's History". "La depresión
severa que comenzó en 1893 fortaleció la idea, que ya entonces
se desarrollaba en la elite política y financiera del país, de
que mercados ultramarinos para bienes estadounidenses podrían aliviar
el problema de bajo consumo a nivel doméstico y prevenir las crisis económicas
que causaron guerra de clases en la década de los 1890."A medida
que Estados Unidos se industrializaba, la producción en los sectores
agrícola e industrial aumentó a niveles sin precedente, lo cual
llevó al problema eterno del capitalismo: la sobreproducción.

Como dijo el senador Albert Beveridge a principios de 1897:
"Las fábricas estadounidenses están produciendo mas de lo
que el pueblo puede usar: el suelo estadounidense está produciendo más
de lo que (el pueblo) puede consumir. El destino nos ha dictado nuestra política:
el comercio del mundo debe ser y será nuestro."Después de
la guerra de 1898 el jefe del Buró de Comercio Externo del Departamento
de Comercio, observaría en retrospectiva que: "la guerra hispanoamericana
no fue sino un incidente en un movimiento general de expansión que tuvo
sus raíces en el ambiente cambiado de una capacidad industrial más
allá de nuestros poderes domésticos de consumo. Era vista como
necesaria para que podamos no solamente encontrar compradores extranjeros para
nuestros bienes, sino también para proveer los medios para hacer económico
y seguro el acceso a mercados extranjeros."La expansión hacia América
Latina era, por lo tanto, una necesidad absoluta para la supervivencia del sistema
capitalista en Estados Unidos. ¿Se pudo haber resuelto el problema de
la sobreproducción de otro modo? ¿Pudo haber otra solución
que no fuera la expansión imperialista? Las grandes empresas agrícolas
e industriales pudieron haber accedido a reducir su producción. Pero
menos producción hubiera significado menos ganancias. Además,
se hubiera requerido un esfuerzo concertado y organizado por parte de todos
los mayores productores e, inevitablemente, intervención del estado.
Y encima de todo esto, las uniones y sectores progresistas, populistas y socialistas
de la época hubieran exigido participación en el proceso para
salvaguardar los intereses de la ciudadanía.

Nada de esto hubiera sido más ajeno a la ética
del capitalismo y la doctrina de laissez faire. Desde el punto de vista de los
magnates industriales, eso hubiera sido "unamerican". Un sistema económico
industrial no podría sufrir esos cambios y seguir llamándose capitalista.
El excedente industrial no iba a desaparecer. Era un hecho inescapable en la
economía capitalista, y a medida que crecía había que llevarlo
a algún lugar para venderlo. La depresión de la década
de 1890 fue resultado directo de la sobreproducción, y se necesitaban
con urgencia mercados ultramarinos para que el sistema capitalista no fuera
alcanzado por sus propias contradicciones. No había muchas opciones.
Las potencias europeas también estaban en proceso de industrialización
y enfrentaban también problemas de sobreproducción. Europa y sus
colonias eran, por lo tanto, puertas cerradas al excedente industrial de Estados
Unidos.Las posesiones coloniales de España parecían ser la solución
ideal. Cuba y Puerto Rico no solamente estaban a una corta distancia de Estados
Unidos, sino que también sus localizaciones las hacían ideales
como baluartes desde los cuales extender la influencia estadounidense aún
más hacia el sur. Y como ya se dijo, serían, también útiles
para controlar las rutas de acceso al anhelado canal centroamericano. Y en el
otro lado del mundo, España tenía las Filipinas, las cuales pondrían
a Estados Unidos en el portal del Sureste de Asia y China, con sus mercados
prácticamente infinitos y sus vastas reservas de recursos naturales.
Más convenientemente aun, Cuba y las Filipinas estaban luchando por su
independencia por la vía armada. Puerto Rico también tenía
su movimiento independentista pero sus militantes y líderes estaban en
el clandestinaje, la prisión o el exilio. Esto significaba que las tropas
estadounidenses podrían presentarse como liberadores y apaciguar a los
sectores antiimperialistas en el frente doméstico. Y no sería
una guerra difícil. Ya España era un imperio envejeciente y en
estado de descomposición, y sus fuerzas navales no habían tenido
una sola victoria significativa desde la batalla del Lepanto en 1571.Hay que
señalar que el archipiélago puertorriqueño no fue el Premio
Mayor de la guerra de 1898. En lo que se refiere a recursos naturales, tamaño
y mercado, lo que ofrecía Puerto Rico se quedaba corto en comparación
con lo que ofrecía Cuba. La mayor importancia de Puerto Rico radicaba
en su localización estratégica, ya que cualquier flota enemiga
tendría que pasar a menos de quinientas millas de San Juan. Por lo tanto,
era mejor tener a "Porto Rico" en manos amistosas.

Cuando John Adams asumió la presidencia de los Estados Unidos, su país se hallaba involucrado en la guerra naval entre Gran Bretaña y Francia (desde 1793) por cuestiones de comercio y poder. Gran Bretaña capturaba los buques mercantes norteamericanos y los obligaba a servir bajo su bandera; luego de ires y venires, Estados Unidos firma un tratado con los británicos en 1795 para poner fin a esta práctica, pero entonces es Francia quien la aplica a su favor, haciendo lo mismo con los barcos comerciales de los norteamericanos. Adams quería evitar la guerra a toda costa. Pero muchos (Jalonados por Hamilton) estaban de acuerdo de ponerse del lado de los británicos contra Francia. A principios de marzo de 1797, Adams propone enviar al futuro presidente James Madison, para que negociara las diferencias habidas con Francia. Pero irónicamente la oposición del mismo gabinete de gobierno que no quería a Madison, amenazando incluso con renunciar, trancó las cosas. En lugar de Madison fue enviada una comisión bipartidista a París, Francia, en Julio de 1797, de la que hacían parte el gobernador de Carolina del Sur Charles Pinckney 1757-1824), el político de Virginia, John Marshall (1755-1835) y el ex representante de Massachusetts al congreso de EE.UU. Elbridge Gerry (1744-1814) . No obstante, el rumor que llegó a oidos oficiales, respecto a que los franceses solo negociarían con los norteamericanos si estos pagaban una fuerte suma a Francia, hizo que estallaran las hostilidades. Adams permitió que los buques mercantes tuvieran armas para su defensa.El Congreso autorizó romper todos los tratados con Francia y confiscar los buques franceses que perjudicaran el comercio norteamericano. Adams crea la marina de guerra de los Estados Unidos en abril de 1798 y añade el cuerpo de infantería de Marina (U.S. Marine Corps) en Julio de ese mismo año.

El conflicto con Francia llevó a la aprobación, en 1798 de las leyes de extranjería y sedición, un conjunto de cuatro leyes que prolongaba el tiempo para que un extranjero pudiera hacerse ciudadano norteamericano, autorizaban al presidente a que deportara a extranjeros en determinadas condiciones y, convierte en delito, publicar rumores falsos sobre el gobierno. Un periódico de la época lo decía así: "Es patriotismo escribir a favor del gobierno; es sedición, escribir contra él". Parece ser que la adminstración de Adams, usó estas leyes para perseguir a redactores de periódicos afectos a sus rivales políticos, lo cual le fue duramente criticado por Hamilton y sus partidarios.

Pero hubo otras cosas destacables durante la adminstración de John Adams. Por ejemplo, el presupuesto se duplicó durante su mandato. Para recaudar fondos, el Congreso aprobó una ley fiscal en julio de 1798, que como todas las reformas fiscales, fue bastante impopular. A principios de 1799, tres ciudadanos de Pennsylvania se rehusaron a pagar el impuesto y fueron encarcelados; John Fries (1764-1825) encabezó una rebelión que pretendía rescatarlos de prisión por la fuerza. Fries y sus hombres fueron condenados a muerte por traición, pero luego Adams perdonaría sus crímenes.

Durante la adminstración de John Adams, se crearon el Servicio de Salud Pública en 1798 y la biblioteca del Congreso en 1800. Del mismo modo, los territorios de Mississippi y de Indiana fueron creados en 1798 y 1800. En este último año, 1800, John Adams , se convierte en el primer presidente de los Estados Unidos en habitar la Casa Blanca, luego que el gobierno federal se trasladara a Washington D.C.

¿En que paró el conflicto con Francia? Adams envió su última misión diplomática en febrero de 1799, de la que hacían parte: el embajador ante los países bajos, William Muray, el presidente de la Corte Suprema , Oliver Ellsworth y el gobernador de Carolina del Norte, William Davie. En octubre de 1800 firmaron el tratado de Mortefontaine, para lograr la paz con dicha nación. Lastimosamente para Adams, la noticia de la firma de este tratado llegó demasiado tarde para su necesidad electoral, pues perdería las elecciones presidenciales y el control del Congreso, en manos de su rival.

A la edad de 65 años, en marzo de 1801, John Adams regresó a su casa y a su granja en Quincy, Massachusetts, donde pasó el resto de su vida. Se dedica a escribir su autobiografia. En el años de 1818 pierde a su esposa Abigail, lo que le representó una honda pérdida. Pero la vida ofrece siempre revanchas y tuvo el honor de ver a su hijo John Quincy Adams (1767-1848) como sexto presidente de los Estados Unidos (1825-1829). Pero, ¿y la rivalidad con Thomas Jefferson? Se debe decir que concluyó en 1811, cuando él y John Adams se volvieron amigos, intercambiando correspondencia sobre muchos temas. Y como cierre de esta biografía del señor Adams,se debe mencionar que el dia de su muerte coincidió con el de Jefferson: ambos fallecieron el 4 de julio de 1826, 50 años después de la adopción de la declaración de la independencia.

Bibliografía

Trasladador,Investigador y Autor:Doctor Omar Gómez C,Senior,Ph.D.

Autor: Omar R. Gómez Castañeda,Senior,Ph.D, es Post-Doctor, egresado en el Programa Post-Doctoral en Gerencia en las Organizaciones de la Universidad "Dr Rafael Belloso Chacín"(URBE), Maracaibo, Estado Zulia,Venezuela. Doctor en Administración de Negocios de la universidad norteamericana: University of Aberdeen International, Aberdeen, Dakota del Sur, Estados Unidos. Doctor en Economía Política egresado del Thomas Alva Edison College, Estados Unidos.Doctor en Historía,Distinción en Historía Antigüa y Medieval,egresado de Belford University,Humble,Texas,Estados Unidos.Ex-Profesor Titular de la Cátedra de Venezuela Contemporánea en el IUTIRLA,Extensión Barquisimeto,Estado Lara,Venezuela. Post-grado como "Experto Universitario en Economía Global Electrónica", egresado de la Universidad de Málaga, Málaga, España. Economista Colegiado en el Colegio de Economistas del Estado Zulia, Maracaibo, Estado Zulia,Venezuela

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Autor:

Omar Gomez Castañeda

 

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