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Guerra Fría




Enviado por Hèctor Varela




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    Guerra Fría

    Al finalizar la segunda guerra mundial, las divergencias de propósitos dentro de la alianza entre E.E.U.U. y Rusia, se hicieron más evidentes. La mutua necesidad y conveniencia durante la guerra fue clara y sirvió para eliminar al nazismo y el imperialismo alemán, pero una vez resuelto el objetivo de la alianza surgieron las diferencias y la lucha por la supremacía, por imponer un nuevo imperio de poderío monopólico, la pelea por adueñarse de esa única verdad universal, por el poder Divino destituido y entregado al Estado. La pregunta era por la repartida territorial de lo que fue el Imperio Alemán y de los acuerdos políticos que pretendía arreglar Estados Unidos pero intrínsecamente había un vacío que ambos querían llenar, el de la GRAN Superpotencia Mundial. Se enfrentaban dos proyectos político-económico social completamente distintos. Por un lado el liberalismo, el capitalismo a ultranza, y por otro el comunismo o lo que Hobsbawm denomina Capitalismo monopólico estatal.

    Churchill deseaba impedir el avance Soviético dentro de Europa Central y Stalin estaba ansioso de cobrar en tierras y sangre la lucha de su pueblo.

    Truman como presidente de los estados Unidos estuvo al comienzo de la guerra fría y la política de "Contención", se atuvo al plan Marshall y el programa de los cuatro puntos, mediante los cuales se reconstruiría la destrucción cometida durante la segunda guerra mundial. En cambio Stalin aprovechó el debilitamiento de la Europa Occidental y el retiro de las tropas Norteamericanas para avanzar las fronteras soviéticas 1000 km. Al oeste hasta el río Elba.

    Las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética eran absolutas. Y la ambición de ambos desmesurada. Sólo había un motivo que frenaba los enfrentamientos directos entre ambas potencias y eso era la clara conciencia de que hacerlo significaba un mutuo suicidio. La relación entre ambas fuerzas al quedar vacío el lugar de una tercer fuerza que sostuviese la balanza, al desaparecer un posible mediador, define un nuevo tipo de equilibrio de poder, aparece la bipolaridad del poder y frente a esto una tensión constante entre dos visiones del mundo completamente diferente e insoslayables entre los regímenes comunistas y la democracia capitalista.

    La tensión permanente entre estos dos polos en busca de una forzada armonía, llevaba a reclutar aliados en las demás naciones para reafirmarse en el liderazgo y a una competencia interminable en cuanto al rearme militar, el desarrollo científico, el avance ideológico etc. La carrera por adueñarse del verdadero modelo, la carrera por instituirse como potencia y verdad a imponer en el mundo. Entre ambas potencias no cabía la posibilidad de discutir nada, las batallas se libraban en la periferia, en Africa, Asia y America Latina. Frente a los cálculos correctamente realizados de los riesgos de un enfrentamiento, los condujo a la aparición de puntos periféricos de conflicto en los que la amenza roja y la liberación capitalista se enfrentaban alineándose a una de estos dos polos con el consiguiente apoyo político, militar y económico, conflictos en los cuales ambas naciones median sus fuerzas, negociando finalmente si el conflicto llegaba a mayores para mantener el equilibrio entre ambas.

    La Argentina no fue una excepción a esta regla y se constituyó
    como uno de estos campos de batalla periféricos en el cual se enfrentaba
    el poder militar como representante de los Estados unidos, de una política
    liberal y una economía capitalista a ultranza con la amenaza roja de
    un sin número de agrupaciones rebeldes que por el sólo hecho de
    no aceptar todas las reglas del gobierno de facto de turno pasaba a encarnar
    al fantasma del mismísimo comunismo. Visión completamente dicotómica
    en un mundo donde los grises no estaban contemplados, o se era blanco o negro
    y ante la negación de un polo quedaba pegado a su contracara. El llamado
    "problema latinoamericano" hace referencia a la alternancia muy frecuente
    entre gobiernos de facto o militares en esa época era lo mismo y los
    gobiernos constitucionales. Alternancia que aparece como caótica y "pidiendo
    a gritos" la "reorganización Nacional", proceso que se
    llevó a cabo de manera sangrienta. Este es un proceso que se libra durante
    prácticamente toda la segunda mitad de siglo XX como consecuencia de
    la Guerra Fría. A partir del fin de la segunda Guerra Mundial la persecución
    anticomunista o antiamericana fue encabezada por Mc Carthy. Desde la realidad
    norteamericana el modelo era el capitalismo y todo lo que se alejara de este
    modelo era subversivo, el cuestionamiento del mismo delataba la carencia de
    valores intachables como la libertad, o la moral. Esta dicotomía perversa
    nos encierra en un mundo de violencia simbólica donde no cualquier mirada
    es posible, no cualquier pensamiento es respetado y muchísimo menos divulgado.
    Todo lo que irritaba a la VERDAD, esos escandalosos grises había que
    desaparecerlos.

    Esta violencia simbólica no se impone desde cualquier institución.
    Para poder imponerla hace falta PODER un poder que en ese entonces como hoy
    esta encarnado en el Estado que crea y manipula un imaginario social, un mundo
    simbólico posible, un cerco, un campo con sus roles, sus luchas de poder,
    los símbolos de poder, lo validado, lo instituido y lo permitidamente
    instituyente, todo dentro un mismo campo. Este poder se puede ejercer desde
    la violencia directa, desde la violencia simbólica o desde ambas. La
    estrategia de desaparecer lo subversivo aspira a obtener y perpetuar el poder.
    Dicen, no estamos totalmente convencidos de ello, que todo revolucionario cuando
    logra instituirse como eje de poder pasa a ser conservador para sostener una
    unidad en el imaginario social, un imaginario social arbitrario que legitime
    el poder de turno, el mismo que desde el Estado ejerce el poder de ese gran
    Otro que nos presenta la cultura y nos da identidad dentro de la sociedad, en
    el vínculo social. Toda institución está basada en una
    ilusión sobre la que se sostiene, esa mentira, esa no verdad, esa construcción
    social que legitima a la institución y su verdad o la verdad posible,
    la permitida.

    La lucha en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX está dada entre el sector conservador cuyos intereses están digitados por el capitalismo norteamericano en pos de un supuesto ordenamiento del caos preexistente y una moral en decadencia y el sector instituyente de orden "popular" y que aparece como un terrorista del orden establecido. Estas luchas de reivindicación social ligadas en su mayoría a la impronta peronista tienen como objetivo ideal la disminución de las desigualdades y la conciliación de clases. Hasta 1950 el gobierno peronista tuvo éxito en esta política pero a partir de este momento el apoyo fue debilitándose y fue necesitando de un tipo de poder más vinculado con el autoritarismo, como en cualquier sistema que por la violencia sutil simbólica no convence, se vuelve más rígido y descarga el poder de "arriba" hacia "abajo" sin el consenso social. En 1952 en la Argentina se viven dos malas cosechas consecutivas que dificultan las exportaciones y por ende el ingreso de capital al mismo tiempo que se vive un aumento de la inflación y de la especulación que determinaron una crisis económica agravada por la falta de reservas en el Banco Central, un endeudamiento externo importante y la muerte de Evita que representaba la figura más carismática del peronismo. Es en este contexto que la oligarquía cobra fuerzas con el apoyo de la burguesía industrial , la iglesia (indignada por medidas contrarias a su moral como el divorcio , el casamiento civil y la reducción del presupuesto para la educación religiosa) y el ejército. Finalmente en 1955 forzaron la caída de Perón por medio de dos sangrientas sublevaciones militares, quedando de manera latente dentro de la sociedad durante toda la dictadura y triunfando nuevamente el frente Justicialista en 1973 al convocar a elecciones.

    Esta fue una corta primavera, ya que con la muerte de Perón en el año 1974 se agudizaron los enfrentamientos internos, hasta que en 1976 un nuevo golpe de Estado sumerge a la Argentina en siete años de violencia política, psicológica y física sin parangón.

    Para entender la violencia política y el terrorismo de Estado de la década del 70 en Argentina, es necesario mirar su historia fuertemente marcada desde 1930 en adelante por golpes de Estado.

    Los golpes militares fueron justificados por sus responsables argumentando "vacío de poder" en algunos casos; para "poner orden", "eliminar la demagogia", "suprimir el caos" entre otros. Estuvieron dirigidos contra gobiernos de origen popular con políticas distributivas, estatizantes y nacionalistas. La primera vez en la que abiertamente los militares se hacen presentes en la política es con el golpe de estado del General Evaristo Uriburu. Por otra parte como también veníamos diciendo, desde el viejo mundo vinieron las ideas anarquistas y socialistas que influyeron en la orientación del movimiento popular, especialmente en el sindicalismo.

    Entre 1912 y 1930 el socialismo llegó a tener representación en el poder legislativo y hacia 1930 existían centrales sindicales que representaban al anarquismo (F.O.R.A., Unión Sindical Argentina) y de tendencia socialista (Confederación Obrera Argentina). Entre 1930 y 1943 desaparecen las sociedades por oficios y aparecen los sindicatos por industria que surgen en todo el país con reconocimiento legal. En el período que va de 1943 a 1955 la clase obrera logró un espacio de poder dentro del campo social, la C.G.T. aumento su número de afiliados, los obreros llegaron a ocupar bancas en el Congreso, centrando sus demandas en reivindicaciones sociales. En 1955 con el derrocamiento de Perón por el golpe militar que se dio a llamar Revolución Liberadora, se intervino la C.G.T. como forma de desarticular al peronismo. Pese a esto en el año 1961 la C.G.T. logró rearmarse a partir del pacto de Perón con Frondizi. Desde 1945 los sindicatos han estado alineados a la línea política del peronismo y no han sido independientes del poder.

    En 1966 gobernando el país Arturo Illia del partido Radical, se vive un nuevo golpe de estado encabezado por Onganía "dirigido a castigar los errores gubernamentales" (Rouquié, 1982), que disolvió los partidos políticos, arrasó con la cultura en todas sus expresiones, impulso una campaña sobre la moralidad en la cual se prohibían los besos en público y se perseguía la subversión en su más amplio sentido. Durante la "noche de los bastones largos" los militares entraron a la universidad golpeando a Docentes y alumnos, desmantelándola e interviniéndola, provocando la renuncia e incluso el exilio masivo de lo mejor de la intelectualidad docente e investigadora, que podía cuestionar el status quo.

    En 1969 se produjo en la ciudad de Córdoba un levantamiento masivo obrero y estudiantil con combates callejeros que duraron varios días dejando un saldo de varios muertos. Este levantamiento produjo el primer colapso de la dictadura militar de Onganía que devino en continuos relevos militares demostrando la falacia de un régimen de "paz" "orden" y "consenso". Hubo en este lapso frecuentes manifestaciones populares obreras y de la clase media. La violencia también encontró espacio en los movimientos guerrilleros más radicalizados. Durante la dictadura del Gral. Lanusse, último presidente militar del golpe del 66, los levantamientos populares fueron increcendo en el interior del país, formándose las Ligas Agrarias Campesinas que contaron con el apoyo del sector progresista de la Iglesia Católica.

    La izquierda en la Argentina tuvo una presencia político-militar recién a partir de los años 60.

    La primer organización guerrillera vinculada al peronismo apareció en 1967 siendo las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que luego de algunos levantamientos urbanos se ubicaron en la selva tucumana, donde apresaron en 1968 a unos cuantos integrantes en el campamento Taco Ralo.

    En el año 1970 surge el Partido Revolucionario de los Trabajadores de origines trotskistas, cuyo brazo armado fue el Ejercito Revolucionario de Pueblo (E.R.P), siendo esta guerrilla de fuerte desarrollo rural (principalmente en Tucumán) a pesar de haber realizado importantes incursiones urbanas. Estas guerrillas jamás contaron con el apoyo masivo del pueblo, siempre estuvieron obligadas a huir continuamente y vivir en la clandestinidad. Esta fue una organización de muchísima coherencia interna , pero fue derrotada en la incursión al destacamento militar de Monte Chingolo a fines del 75 donde murieron sus máximos dirigentes.

    La organización militar guerrillera Montoneros tiene sus antecedentes en sectores católicos y más particularmente en una organización de los años 60 "Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara". Su acción fue de orden mayormente urbana, cometiendo asaltos, atentados explosivos y secuestros para financiar la organización. Los más conocidos fueron el secuestro y asesinato del General Aramburu, el secuestro extorsivo de Born y la muerte de dos jefes de la Policia Federal por atentados explosivos. Fue durante el gobierno constitucional de Cámpora que tuvo un gran crecimiento esta organización que la integraba principalmente la Juventud Peronista, la Juventud Trabajadora Peronista, la juventud universitaria Peronista, la Unión de Estudiantes Secundarios. Montoneros logró una gran capacidad de convocatoria. En el 74 se enfrento con Perón motivo por el cual hubo divisiones internas y algunos sectores debieron pasar a la clandestinidad.

    Fueron a su vez surgiendo numerosas organizaciones peronistas de derecha. Perón desde España desplegó un hábil juego político gracias al cual todas las fuerzas peronistas tenían lugar a pesar de sus diferencias ideológicas.

    Con estos antecedentes podemos comprender el surgimiento de la AAA (Alianza Anticomunista Argentina) en el año 1973 con el avance del peronismo de derecha. Está organización fue dirigida por López Rega, Ministro de Bienestar Social y mano derecha de Perón. Este grupo secuestró y mato numerosos militantes de izquierda.

    A poco de regresar Perón a la Argentina logró el desplazamiento de Cámpora en el 73 y el llamado a nuevas elecciones en las que ganó la fórmula Perón- Perón, después de lo cual la izquierda peronista exigió a Perón un gobierno popular. Perón lejos de aceptar las exigencias de la izquierda, rechazó públicamente a este sector del peronismo el 1 de mayo de 1974, muriendo el 1 de julio de ese mismo año tras lo cual asumió su esposa ,Isabel Perón, la presidencia. Después de esto quedó clara la victoria de la derecha peronista. López Rega distribuyó armas y anunció los cien días con permiso para matar, hubo luz verde para el crimen indiscriminado y según algunas versiones incluso de un pago estipulado por cada "zurdo" asesinado. El país pasó por un momento de mucho caos y violencia, graves enfrentamientos rodeados de fuertes presiones políticas y una gran corrupción. En el año 1975 hubo dos decretos que autorizaban a las Fuerzas Armadas a intervenir como policía interna para controlar a los guerrilleros y al "Terrorismo Industrial" aludiendo a los paros y huelgas en las fábricas en reclamo por mejoras salariales.

    A partir de la muerte de Perón, Montoneros decide volver activamente a la resistencia de manera absolutamente clandestina para reformar la sociedad sin su líder histórico, acercándose cada vez más a una organización militar y al terrorismo político. El "terrorismo" guerrillero y el terrorismo de estado fueron en escala ascendente. Al mismo tiempo, la situación económica del país era cada vez más angustiante. La inflación iba en aumento y la deuda externa estaba al borde de la cesación de pagos internacionales, el gobierno constitucional había perdido el control económico y político del país.

    Una vez más los militares vinieron a "salvarnos" del caos y la destrucción esta vez liderados por Videla que esperaron a que los civiles recurrieran a ellos, probando de esta manera la inoperancia de los gobiernos constitucionales y lograron el apoyo de la opinión pública o al menos la aceptación de gran parte de la sociedad.

    El 24 de marzo de 1976 la Junta Militar encabezada por Videla, Massera y Agosti depuso el gobierno de Isabel Perón con el objetivo de acabar con el "desgobierno, la corrupción y el flagelo comunista" "el vacío de poder" que amenazaba a la Argentina con la "Disolución y la Anarquía", y muchos argentinos les creyeron. Disolvieron el Congreso y las legislaturas provinciales, derrocaron a la presidente, los gobernadores y los jueces, fue prohibida la actividad política estudiantil y partidaria. Los sindicatos más importantes fueron intervenidos, sus fondos congelados y las huelgas y toda actividad de protesta ilegalizada. Se crearon Consejos de Guerra militares con legitimidad para dictar la sentencia de muerte para una gran variedad de delitos y para encausar sumarios a los subversivos o a los sospechados de subversión. Aplicaron una dura política económica neoliberal, profundizando de esta manera la crisis económica, empobreciendo a la clase obrera, permitiendo la importación con poca restricción e imposibilitando la exportación por la sobre valoración del peso y todo esto agravado con la sensación de inseguridad que se comenzaba a avizorar por los duros atropellos a las libertades democráticas infringidas.

    Nuevamente relacionando el Proceso de reorganización nacional
    con la guerra fría nos gustaría menciona la siguiente frase de
    Videla: "un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una
    pistola, sino también el que difunde ideas contrarias a la civilización
    cristiana y occidental" . La estrategia de las Fuerzas Armadas frente cualquier
    persona que pusiera en duda el sistema liberal y capitalista de nuestra segunda
    madre patria Norteamérica, ante la presencia de cualquier zona gris o
    roja era la de desaparecerlos, matarlos y que además no quedaran ni los
    rastros de sus cuerpos. Para llevar a cabo esta estrategia contaron con todo
    una estructura de campos de concentración clandestinos, centros de tortura
    y unidades especiales militares o policiales cuyas funciones eran secuestrar,
    interrogar, torturar, matar y desaparecer y en algunos casos hasta dejar en
    libertad a algunos de los torturados para que sus testimonios lleven el interior
    de un campo de concentración hacia fuera para paralizar por el terror
    a todo el pueblo, no sólo el que esta sufriendo la tortura sino como
    amenaza para el que puede ser torturado (como plantea Foucault haciendo mención
    a las cárceles).

    El terrorismo de estado parece no haber tenido límites en su
    sadismo, pero a su vez en su profesionalismo. Las acciones podían ser
    aberrantes pero se aseguraban de fraccionar las funciones lo suficiente como
    para que finalmente nadie pudiera sentirse responsable de ellas. Las torturas
    podían ser de una diversidad y monstruosidad increíble, podían
    ser la picana, la violación, el submarino, etc, etc. A su vez si sobrevivían
    a ellas eran condenados al traslado, cosa que en otras palabras significaba
    ser fusilados y luego desaparecidos en fosas comunes o en vuelos de la muerte,
    o simplemente arrojados al río desde una lancha de pasajeros. El terror,
    el silencio que este generaba, el salvarse el propio pellejo, el desmembramiento
    de las redes sociales agudizaba estos operativos.

    Los números del horror y de la desaparición varían según las fuentes, diez, veinte, treinta mil torturados, muertos, desaparecidos …No es bueno quedarnos con las cifras que borran la significancia humana, porque como dice Todorov "un muerto es una tristeza, un millón de muertos es una información". Lo terrible de estos hechos es la responsabilidad de un Estado representado por la Fuerzas Armadas , ya que estos operativos "antisubversivos" se realizo desde y dentro de su estructura institucional. "Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los comandos superiores" afirmó en Washington el General Santiago Riveros, por si hubiese alguna duda. Fue una modalidad represiva de Estado, no un hecho aislado o espontáneo de un grupo de dementes, una tecnología represiva adoptada racional y centralizadamente.

    Para que semejante aberración hiciera carne en nuestra sociedad tuvo que contar con un imaginario social que lo avalase. La Sociedad se crea a sí misma, se auto constituye, construye sus significaciones imaginarias que se materializan en las instituciones específicas de cada sociedad y en la institución social como un todo. La sociedad crea un núcleo de significaciones imaginaria sociales, un núcleo de sentido que se afirma en su existencia a través de la red simbólica del sistema institucional.

    El desgaste político y la corrupción del "proceso" agudizaron las contradicciones internas del régimen militar, que creyó encontrar en la recuperación de las Malvinas una solución salvadora, sobre todo a partir de creer que contaría con el apoyo irrestricto de los Estados Unidos. Frente a la caída de un apoyo social interno, la idea de un enemigo externo podía generar una ganancia en el consenso social para la defensa de un afuera. Todo esto era posible si el Padre Patria nos acompañaba. Sin embargo, esto nunca sucedió. El apoyo norteamericano a Gran Bretaña, no sólo mostró que el firme alineamiento de la dictadura argentina con Estados Unidos, incluso en la lucha contra el "comunismo" no tenía ventajas consecuentes, sino que obligó a la dictadura a encarar su retirada y a llamar a elecciones.

     

     

    Autor:

    Héctor Varela

     

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