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Ingeniería y tendencias tecnológicas



Partes: 1, 2

  1. Conceptos previos
  2. Investigación y desarrollo
  3. Tecnología e ingeniería
  4. Tecnologías actuales
  5. La humanidad y la ingeniería
  6. Los sistemas tecnológicos y la sociedad
  7. La tarea de los ingenieros en el futuro
  8. A manera de cierre

Conceptos previos

A) TECNOLOGÍA: Tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales como los deseos de las personas.

Aunque hay muchas tecnologías muy diferentes entre sí, es frecuente usar el término en singular para referirse a una de ellas o al conjunto de todas.

Funciones de las tecnologías.

Históricamente las tecnologías han sido usadas para satisfacer
necesidades esenciales (alimentación, vestimenta, vivienda, protección
personal, relación social, comprensión del mundo natural y social),
para obtener placeres corporales y estéticos (deportes, música,
hedonismo en todas sus formas) y como medios para satisfacer deseos (simbolización
de estatus, fabricación de armas y toda la gama de medios artificiales
usados para persuadir y dominar a las personas).

B) TENDENCIAS TECNOLOGÍCAS: Quiere decir lo último en tecnología o alguna novedad de la misma, que ayuda a la humanidad satisfacer sus necesidades de un modo más rápido, efectivo y eficaz.

C) INGENIERÍA: La ingeniería es el conjunto de conocimientos y técnicas científicas aplicadas a la invención, perfeccionamiento y utilización de técnicas para la resolución de problemas que afectan directamente a los seres humanos en su actividad cotidiana.

En ella, el conocimiento, manejo y dominio de las matemáticas,
la física y otras ciencias, obtenido mediante estudio, experiencia y
práctica, se aplica con juicio para desarrollar formas eficientes de
utilizar los materiales y las fuerzas de la naturaleza para beneficio de la
humanidad y del ambiente.

Pese a que la ingeniería como tal (transformación de la
idea en realidad) está intrínsecamente ligada al ser humano, su
nacimiento como campo de conocimiento específico está unido al
comienzo de la revolución industrial, constituyendo uno de los actuales
pilares en el desarrollo de las sociedades modernas.

Investigación y desarrollo

En el contexto de comercio, "investigación y desarrollo" se suele referir a actividades de largo recorrido orientadas al futuro en tecnología o ciencia copiando la investigación científica que no se vincula tanto a la búsqueda de beneficios.

Las estadísticas sobre el número y entidad de las organizaciones que se dedican a "I+D" pueden revelar el estado de la industria en un país, el grado de competencia o el progreso científico. Algunas mediciones habituales son: presupuestos dedicados a I+D, número de patentes presentadas o publicaciones científicas.

Las tasas publicadas por los bancos constituyen una de las mejores estadísticas porque son públicas, periódicas y reflejan el grado de riesgo asumido por la comunidad.

En Estados Unidos, la proporción de investigación sobre desarrollo para una compañía industrial se encuentra en torno al 3.5% de la facturación. Una compañía de tecnología como un fabricante de ordenadores puede llegar a gastar un 7%. Algunas organizaciones muy agresivas gastan hasta el 40%, y destacan por su alta tecnología. Entre las compañías de esta categoría se encuentran las farmacéuticas como Merck & Co. o Novartis, y las de ingeniería como Hewlett-Packard, IBM, Pratt & Whitney, o Boeing.

Estas compañías también son famosas por su falta de capacidad de obtener créditos en los bancos debido a que sus gastos son tan altos que los propios bancos interpretan que son demasiado arriesgadas.

Generalmente, dichas firmas prosperan tan solo en mercados en que los consumidores tienen grandes necesidades, como medicina, instrumentos científicos, mecanismos de seguridad críticos (aviación) o armamento de alta tecnología militar. Las necesidades extremas justifican elevados márgenes del 60% al 90% sobre los ingresos. Ello significa que los beneficios brutos alcanzarán el 90% de los costes de venta, con un coste de fabricación de tan solo el 10% del precio del producto. La mayoría de las compañías industriales obtienen tan solo 40% de los ingresos. Los elevados márgenes compensan altamente a las organizaciones con mayor gasto en I+D.

Generalmente, compañías de mayor tecnología no sólo tienen el personal más cualificado sino que consiguen extraer el máximo valor de los mismos.

En un nivel técnico, las organizaciones intentan utilizar cualquier truco para replantear y aplicar las tecnologías avanzadas a diversos propósitos y productos. A menudo reutilizan procesos de fabricación, caras certificaciones de seguridad, software especializado, software de ayuda al diseño, diseños electrónicos y subsistemas mecánicos.

Lo que consideraremos aquí como investigación aplicada, difiere de la que produce conocimiento que, si bien se aplica en otras disciplinas, no tiene como objetivo ni llega a ser aplicado en el sector productivo de bienes y servicios. A diferencia de tal consideración, la clasificación de investigación aplicada propuesta parte del impacto (o aplicación) que sobre el mencionado sector productivo tendría el conocimiento generado. La investigación aplicada podríamos, entonces, catalogarla como: a) la aplicada fundamental y b) la aplicada tecnológica.

a) La investigación aplicada fundamental. La aplicada fundamental, se entendería como aquella investigación relacionada con la generación de conocimientos en forma de teoría o métodos que se estima que en un período mediato podrían desembocar en aplicaciones al sector productivo. Piénsese por ejemplo en la investigación que se hace sobre ciertas cuestiones médicas, en las cuales se emprenden estos trabajos de investigación para tratar de conocer el mecanismo o los orígenes de cierta enfermedad o dolencia con el fin de poder combatirla posteriormente, aunque no se supiera, si llegaría a ser necesario el crear una droga para este fin. Los conocimientos de esta investigación también podrían, en lo inmediato, coadyuvar a la solución de otros problemas de investigación pura o aun de otros problemas de investigación aplicada básica. La investigación aplicada fundamental puede ser, a su vez, teórica, experimental, o una mezcla de ambas; dependiente de la naturaleza de su trabajo y sus productos pueden ser artículos científicos publicables, sobre todo si en su desarrollo no está involucrado el interés de una empresa. Esta investigación que, en países como México, se hace, en su mayor parte, en universidades y centros de investigación, en los países industrializados está a cargo también de empresas industriales de todo tamaño.

b) La investigación aplicada tecnológica. La investigación aplicada tecnológica, o simplemente investigación tecnológica, se entendería como aquella que genera conocimientos o métodos dirigidos al sector productivo de bienes y servicios, ya sea con el fin de mejorarlo y hacerlo más eficiente, o con el fin de obtener productos nuevos y competitivos en dicho sector (irónicamente, las armas, bajo este marco, caerían dentro del sector "productivo" de "bienes" y "servicios"). Sus productos pueden ser prototipos y hasta eventualmente artículos científicos publicables. En el caso de la investigación médica que mencionábamos antes, la investigación tecnológica se realizaría alrededor del desarrollo de una droga específica para la cura de una determinada dolencia. Se pretendería, evidentemente en este caso, que la droga fuera a dar al mercado. En el contexto que manejamos, si la aplicación del conocimiento no buscara acceder al sector productivo, se consideraría, o bien ingeniería o bien investigación aplicada fundamental. En este último caso podría considerarse, por ejemplo, el desarrollo de instrumentación sofisticada que coadyuvara a la solución de algún otro problema de investigación aplicada, como cierta instrumentación utilizada para las naves de investigación espacial; también en este caso caería el desarrollo de instrumentación para actividades astronómicas. Su desarrollo, por su complejidad, puede considerarse, per se, investigación aplicada fundamental y no debe considerarse, en el sentido que estamos manejando, como investigación tecnológica, pues no pretendería impactar, en el sector productivo. Este resultado, sin embargo, puede convertirse en una tecnología en el momento que su dueño, la agencia espacial, o el observatorio, lo transfiera, o pretendiera transferirlo al sector productivo. La investigación tecnológica, se ha hecho muy a menudo a partir de la investigación básica de punta. Es bien conocido el caso de Japón, país que, sobre todo en el comienzo de su recuperación de posguerra, ha aprovechado la investigación básica de otros países con ese fin. En otros casos, la investigación tecnológica se ha hecho con base en la aplicación de conocimientos relativamente divulgados, es decir ingenieriles; como un ejemplo de esto, podría mencionarse la computadora personal o la mejora de procesos en la planta industrial. Todavía, podría hacerse otra catalogación más, la de investigación científica académica, que sería la actividad que engloba tanto la investigación pura como la investigación aplicada básica cuando ésta se realiza en recintos universitarios.

El desarrollo tecnológico. Se hablará de desarrollo tecnológico, cuando tanto los encargados de la investigación tecnológica o los ingenieros, como la empresa productora de bienes y servicios (ésta última con sus apoyos de ingeniería, de finanzas, de mercadotecnia y de otros), se involucren en un proceso cuyo fin sea el poner en el mercado nuevos productos que sean competitivos y que satisfagan las necesidades y exigencias del mercado con la mayor calidad posible. Es claro que sus productos serán artículos industriales listos para el mercado.

La ingeniería. Finalmente, la ingeniería implicaría el uso de conocimientos establecidos, para diseñar, construir, operar y modificar instalaciones de las plantas productiva y científica puede contribuir decisivamente y estar íntimamente ligado al proceso de innovación tecnológica. Habría que recordar que: "el diseño es la piedra angular de la ingeniería: los ingenieros comparten la noción de que el progreso se alcanza primordialmente, al proponer problemas y seguir el proceso de diseño para construir sistemas que los resuelvan". Como se ve, puede eventualmente confundirse con la investigación aplicada tecnológica, en el caso de que los problemas resueltos estén relacionados con el mercado, pero, como se mencionó antes, puede hacerse ingeniería en cualquier actividad. Resulta obvio que las fronteras entre las actividades antes mencionadas no existen de manera tajante; habría zonas grises, de traslape, difíciles de definir.

Tecnología e ingeniería

EL SENTIDO DE LA RELACIÓN ENTRE TECNOLOGÍA E INGENIERÍA

Vamos a establecer una primera relación que permita orientarnos a lo largo de nuestro trabajo, se trata de no separar la comprensión de los efectos de la ingeniería de la conceptualización misma acerca de la tecnología. Precisemos inicialmente qué entendemos por ingeniería.

La ingeniería puede ser entendida, siguiendo la formulación de Thomas Tredgold en el siglo XVIII, "como el arte de dirigir la mayor parte de las fuentes de energía de la naturaleza para el uso y la conveniencia del hombre" (tomado del borrador de Tredglod de la Institución Británica de Ingenieros Civiles, 1828; citado por Mitcham, 2001). Esta definición se repite con ligeras modificaciones, en obras de referencia habituales como la Enciclopedia Británica y la Enciclopedia de Ciencia y Tecnología de McGrawHill. De acuerdo con la definición clásica y aún estándar que los ingenieros dan de su propia profesión, la ingeniería es la aplicación de los principios científicos para la óptima conversión de los recursos naturales en estructuras, máquinas, productos, sistemas y procesos para el beneficio de la humanidad.

Otras definiciones más amplias, aunque sin alejarse de la acepción tradicional, se refieren a la ingeniería como aquella actividad en que la conjunción de los conocimientos tecnológicos, de ciencias exactas y naturales, más la adecuada inclusión de los enfoques contextualizadores, obtenidos a través del estudio sistemático, la experiencia y la práctica concreta, se amalgaman y se aplican con juicio para desarrollar diversas formas de utilizar, de manera económica, las fuerzas y materiales de la naturaleza y del mundo artificial, en beneficio de la humanidad. Desde esta perspectiva, la ingeniería no es considerada una ciencia, sino más bien una práctica que requiere tanto de la habilidad y de la creatividad de quien la ejerce, como del adecuado conocimiento del contexto en el cual desarrolla su actividad (Universidad de Comahue, 2002).

Tenemos entonces que la ingeniería trata de un campo de conocimiento profesional, entendido como una práctica orientada al hacer mismo de la tecnología en beneficio de la humanidad; a pesar que, en ocasiones, este principio benéfico ha sido cuestionado por diversos autores desde la década de los años 60.

Vamos a considerar los efectos de la ingeniería con relación a la sociedad, teniendo en cuenta diversas maneras de entender la tecnología. Partamos de tres de estas maneras de entender la tecnología: la tecnología como artefactos, la tecnología como ciencia aplicada y por último, la tecnología como sistema.

3.1. La tecnología como artefactos

Una de las definiciones más frecuentes sobre la tecnología se relaciona con su sentido artefactual. Desde esta perspectiva las tecnologías se entenderían como máquinas, herramientas y artefactos, así como procedimientos técnicos o medios auxiliares de los que se hace uso en la actividad productiva y de servicios. Automóviles, teléfonos, computadoras… junto con tecnologías organizacionales serían ejemplos, entre otros muchos, de artefactos tecnológicos y procedimientos industriales vinculados a un determinado sector productivo (González, et. al, 1996).

¿Qué consecuencias podrían derivarse de esta interpretación artefactual de la tecnología, para la práctica de la ingeniería? En principio, sería considerar que la ingeniería solo tendría en cuenta el criterio de utilidad para la actividad tecnológica, con lo cual se descuidan muchos otros factores que intervienen en la elaboración de una tecnología. Se sabe que otros factores adicionales intervienen en el hacer tecnológico, por ejemplo, los valores de goce existencial; algunos autores señalan que en el corazón de la ingeniería yace una alegría existencial por hacer obras bien hechas (Florman, 1976). Otros valores también participan en la actividad tecnológica, por ejemplo, los valores estéticos en las obras realizadas, bajo la creencia, entre otras cosas, de que si lucen bien están bien hechas (Stanley, 1970). En todos estos casos, "…las metas económicas y los motivos utilitarios parecen completamente insignificantes, el imperativo tiene aquí su raíz en , no económicos, e incluso en el impulso deportivo" (Pacey, 1983).

Y de otro lado, ¿qué consecuencias se derivan de esta imagen artefactual de la tecnología, para plantear los efectos de la ingeniería con relación a la sociedad? En principio, sería considerar que los efectos de la ingeniería se reducen a la producción de tecnologías en donde todo comienza y termina en una máquina. Según el historiador de la tecnología Arnold Pacey (1983), ésta concepción corresponde a la clásica definición de túnel de la ingeniería, en donde se ignoran los efectos sociales, los aspectos administrativos y los valores en juego en el uso de dicha máquina.

Desde la concepción artefactual, la producción tecnológica correría el riesgo de entenderse como algo inevitable. Una frase del politólogo Langdon Winner (2001), podría resumir esta idea: "Se nos dice que aparece ante nosotros como una fuerza irresistible, un dinamismo alterador del mundo que transformará nuestros trabajos, revolucionará nuestras familias y educará a nuestros hijos. También cambiará la agricultura y la medicina de métodos tradicionales y modificará los genes de organismos vivos, quizá incluso el organismo humano. Enfrentados con , no hay ninguna alternativa, no queda sino aceptar lo inevitable y celebrar su venida. De ahora en adelante decidirá nuestro futuro. El en estas frases es, por supuesto, la tecnología".

Esta idea acerca del carácter inevitable de la tecnología, no es nueva y se le conoce como determinismo tecnológico, o la creencia de que las fuerzas técnicas determinan los cambios sociales y culturales (Hughes, 1994)(3). El determinismo tecnológico deja por fuera los colectivos sociales como agentes importantes de los sistemas tecnológicos, quedando los científicos e ingenieros como los responsables de toda decisión respecto del desarrollo tecnológico con relación a la sociedad.

3.2 La tecnología como ciencia aplicada

La otra definición más frecuente de la tecnología hace referencia a su vinculación con la ciencia, en este caso se considera que la tecnología es ciencia aplicada. Esta acepción tiene un marcado tono cientificista y cuenta con dos debilidades. Por un lado, descuida el elemento material al que con frecuencia se hace referencia al hablar de la tecnología; y de otro, la clave del desarrollo tecnológico estaría dado por la actividad científica. Sería pues el concurso de la ciencia el que haría posible mejorar nuestras condiciones materiales de vida, en una ecuación que podría representarse de la siguiente forma: +ciencia=+tecnología=+riqueza=+bienestar. Desde esta perspectiva, la tecnología, en tanto cadena transmisora del conocimiento científico, conllevaría a la mejora social siempre y cuando la ciencia tuviera un carácter autónomo en su desarrollo. Dicho principio de autonomía científico–tecnológica haría dependiente todo cambio social; tesis, que igualmente podemos calificar como determinista.

A pesar de que esta conceptualización de la tecnología como ciencia aplicada es muy extendida, también ha sido cuestionada desde los años ochenta a partir de análisis historiográficos de la tecnología. El análisis de John Staudenmaier (1.985) de los casos citados en la revista Technology and Culture en el periodo de 1959 hasta 1980, muestra que en numerosos casos la tecnología modifica los conceptos científicos, cuando no, utiliza los propios de la ingeniería; muestra también que la tecnología puede realizar aportaciones conceptuales a problemas de los que la ciencia no se ocupa; de igual forma muestra que el conocimiento tecnológico guarda cierta especificidad respecto de la ciencia. Este último aspecto también ha sido tratado por Mario Bunge (1969), al considerar que el conocimiento tecnológico comprende una especificidad distinta a la ciencia, al involucrar: habilidades técnicas, máximas técnicas, leyes descriptivas, reglas y teorías tecnológicas.

En otras palabras, no se niega que la tecnología guarde una relación con la ciencia, lo que se busca es más bien un consenso para entender la ciencia y la tecnología como dos subculturas simétricamente interdependientes; la ingeniería utilizaría ambos tipos de conocimientos.

A estas consideraciones podríamos agregarle otra, relacionada con el problema del método. Hay diversos autores que consideran que la imagen tradicional de método científico, no sería aplicable como método de trabajo de la ingeniería. Para algunos autores, el método de la ingeniería se basaría en el diseño tecnológico. Para otros, como Vaughn (1985), el método de la ingeniería consistiría en la estrategia para causar, con los recursos disponibles, el mejor cambio posible en una situación incierta o pobremente estudiada. La estrategia sería una heurística, compuesta a su vez de heurismos. Un heurismo es cualquier cosa que provea una ayuda o dirección confiable en la solución de un problema, se usa para guiar, descubrir y divulgar. En vez de buscar la respuesta a un problema, como lo hace el científico, para lo cual formula hipótesis que busca luego contrastar, el ingeniero busca una heurística, con heurismos que incluso se pueden contradecir, los cuales se construyen bajo la noción pragmática del tiempo-trabajo y en todos los casos teniendo en cuenta los contextos de aplicación.

Pero la definición propuesta de método implica algo más, se trata del mejor cambio posible en una situación incierta o pobremente estudiada, y este "mejor", en tanto valoración que se propone, nos lleva a la esfera de la comprensión social para que sea congruente con los valores de una sociedad.

Ahora bien, ¿qué consecuencias se desprenden de la idea de tecnología como ciencia aplicada, acerca de la relación con la sociedad? Al igual que la concepción artefactual de la tecnología, se puede llegar a considerar que la tecnología es autónoma e inevitable y por lo tanto es el determinismo tecnológico el que explica dicha relación.

Una postura contraria al determinismo tecnológico es la que se conoce como determinismo histórico, que destaca cómo las leyes del capital y las determinaciones sociales de clase, condicionan el proceso innovador. En lugar de sistemas autorregulados, como sucede en el determinismo tecnológico, el determinismo histórico-social caracteriza el modo de producción y con ello explica la naturaleza del cambio tecnológico contemporáneo.

Este determinismo histórico-social no desconoce el papel del inventor, llámese ingeniero o científico, como sucede con frecuencia en el determinismo tecnológico, sino que sitúa el "genio del inventor" con las circunstancias objetivas que rodean esta acción. Como vemos, los componentes histórico-sociales son los agentes causales de la tecnología y no la tecnología el agente causal de la sociedad.

Pero nuestro interés no es adoptar alguno de estos enfoques. Hay otros enfoques que involucran una relación tecnología-ingeniería y sociedad, distintos al determinismo tecnológico y al determinismo social (4). Sólo vamos a mencionar el que se relaciona con entender la tecnología como un sistema tecnológico. Es allí donde se inscribe el papel de la ingeniería en la sociedad, en la construcción de los sistemas tecnológicos que producen grandes transformaciones sociales. Veamos entonces qué entendemos por la tecnología como sistema, para volver a plantear la relación acerca de los efectos de la ingeniería con la sociedad.

3.3. La tecnología como sistema

En las definiciones anteriores había una constante que consiste en separar las cuestiones de la actividad tecnológica con las cuestiones valorativas. Para zanjar esta distancia vamos a considerar un modelo de la tecnología que permite reunir los aspecto materiales del hacer tecnológico, los conocimientos sistemáticos relacionados con la ciencia, entre otros; las actividades de organización y gestión misma de esa tecnología y la esfera de los valores de la sociedad en donde esa tecnología hace parte. Una definición que reúne estas características la propone Arnold Pacey, cuando se refiere a la tecnología como una práctica tecnológica.

El concepto de práctica tecnológica "…viene a ser la aplicación del conocimiento científico u organizado a las tareas prácticas por medio de sistemas ordenados que incluyen a las personas, las organizaciones, los organismos vivientes y las máquinas" (Pacey, 1983). Pacey propone el concepto de práctica tecnológica, por analogía con el de práctica médica, el cual deja ver con mayor nivel de implicación los aspectos organizativos y no solo la dimensión estrictamente técnica. En este sentido, la práctica tecnológica abarcaría tres dimensiones: 1. El aspecto organizacional, que relaciona las facetas de la administración y la política públicas, con las actividades de ingenieros, diseñadores, administradores, técnicos y trabajadores de la producción, usuarios y consumidores; 2. El aspecto técnico, que involucra las máquinas, técnicas y conocimientos, con la actividad esencial de hacer funcionar las cosas; 3. El aspecto cultural o ideológico, que se refiere a los valores, las ideas, y la actividad creadora. La práctica tecnológica encierra la integración de estos tres elementos en un sistema, tal como se observa en la gráfica 1:

En el concepto de práctica tecnológica, la tecnología es concebida como un sistema o un sociosistema. El sistema permite intercambios y comunicaciones permanentes de los diversos aspectos de la operación técnica (instrumentos, máquinas, métodos, instituciones, mercados, etc.), administrativa y cultural.

Figura 1: La Práctica Tecnológica, según Pacey (1983)

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Tecnologías actuales

Con la tecnología, en pocos años nos hemos acostumbrado a ver a nuestros ancianos acercarse a los novedosos cajeros automáticos y relacionarse con ellos como si de buenos amigos se tratase. Es lógico: Les evita colas y les mantienen puntualmente informados acerca de sus, generalmente, precarias economías.Los populares Chats no son otra cosa que tertulias modernas, que también podemos denominar como foros digitales: Son maravillosos puntos de encuentro de distintas opiniones respecto a diferentes temas.Las encuestas instantáneas vía teléfono o Internet nos permiten opinar acerca de multitud de temas: Desde qué concursante de Operación Triunfo ha de vencer hasta qué opinión nos merece tal o cual líder político. Además las empresas de telefonía están encantadas con tanta opinión telefónica ¿Quién sabe si han sido ellas quienes la han promocionado?Las entidades financieras han entrado de lleno en la Banca Electrónicapues les ahorra personal y así los ciudadanos de a pié ante el incentivo de la mejor remuneración de nuestros ahorros o el menor coste de nuestras operaciones bancarias, nos estamos acostumbrando a utilizar dichos, otrora sofisticados, métodos de cuentas numeradas y claves cifradas, de forma tal que últimamente con unos cuantos minutos frente al computador o colgado del auricular telefónico podemos mover todos nuestros ahorros de un banco a otro y de un activo a otro sin problema alguno.El comercio electrónico inicia su andadura tímidamente a través de la red pues la "captura" y duplicidad de números de tarjetas de crédito lo ha ralentizado, sin embargo las autoridades conscientes de la gran importancia del comercio están intentando paliar dichos inconvenientes mediante la instauración de la firma digital.Elecciones Digitales como los que se celebraron en Hoyo de Pinares (Ávila) acerca de la conveniencia de trasladar o no la fiesta patronal, o la prueba informática de Referéndum del Tratado Europeo son todo un ejemplo de lo avanzado de la tecnología.Todo ese elenco de posibilidades telefónicas e internáuticas, han sido promocionadas básicamente por las sociedades mercantiles particulares en aras a conseguir mayores niveles de ahorro o productividad, o mayores niveles de audiencia. Este último detalle es muy importante de cara a La Democracia Digital pues demuestra que los promotores de concursos televisivos han tenido claro que, a mayor participación del público, mayor seguimiento de su programa y, a mayor índice de audiencia, mayores ingresos por publicidad, etc. Lo cual nos da un importante argumento de cara a conseguir mayor participación en las democracias pues podremos argumentar: A mayor participación mayor implicación en la tecnología y posibilidades.

La humanidad y la ingeniería

Lo que quiero comentar acerca de los efectos de la ingeniería en el aspecto humano, se inscribe en la tradición académica de los llamados Estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad, que la OEI ha venido promoviendo a través de su Programa de Ciencias en los últimos cinco años. Los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad, comprenden un conjunto de aproximaciones interdisciplinarias que buscan analizar, tanto los orígenes sociales y culturales de la producción del conocimiento científico y tecnológico, como sus consecuencias sociales y ambientales . La importancia de esta clase de estudios se puede resumir en el comentario de Rosalind Williams, directora del Programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad del MIT (Massachusetts Institute of Technology): "…el conocimiento humanístico es ahora más importante que nunca… en ingeniería, como en otros estudios, se necesita entender otras lenguas, otras culturas, tener formación en Historia y Ciencias Sociales, porque los cambios tecnológicos que estamos viviendo no funcionarán si no hay un profundo conocimiento cultural detrás. Para que funcione la tecnología también se tiene que entender el contexto histórico y social."

Partiendo de estas consideraciones, me surgen algunas inquietudes con relación al objetivo de la presente comunicación. ¿Es adecuado plantear el tema de los efectos de la ingeniería en una relación causal con el aspecto humano, es decir, con la sociedad? A primeras luces nadie pondría en duda que la práctica de la ingeniería y el desarrollo tecnológico alcanzado con ella, efectivamente han producido grandes transformaciones en la sociedad. Sin embargo dicha interrogación podría verse como si la ingeniería hubiese actuado como un agente externo en el desarrollo tecnológico y que la sociedad poco hubiera aportado en ese proceso. Pues bien, no vamos a renunciar a plantear la relación entre ingeniería y sociedad en términos de sus efectos, pero tendremos la precaución de ver también el sentido interactivo por parte de la sociedad con relación a la ingeniería.

Siguiendo las orientaciones de los Estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad, haremos uso de una interrogación hermenéutica para comprender tal interactividad. Decimos hermenéutica en el sentido en que el filósofo norteamericano de la tecnología, Carl Mitcham (1.989), lo ha señalado para la tecnología: la búsqueda por penetrar en su significado, definiendo sus vínculos. La interrogación hermenéutica permite entrar en la ingeniería y su relación con la sociedad, sabiendo que se trata de una relación histórica. A ella corresponden preocupaciones que pueden ser, entre otras, del siguiente orden: ¿Hasta qué punto la manera de entender los efectos de la ingeniería está vinculada a la concepción de la tecnología? ¿Cuáles son los argumentos que fundamentan la relación entre la tecnología y la ingeniería con la sociedad, desde la perspectiva del determinismo tecnológico, así como de la crítica a este tipo de enfoque? ¿De qué modo están los destinos humanos implicados en el destino de la tecnología y la ingeniería, y cuál es la participación de aquellos en el devenir de éstas? En otras palabras, se trata de plantear unos cuantos elementos que conlleven a analizar el tema de los efectos de la ingeniería en la sociedad, entendiendo, como acabamos de mencionar, que se trata de una relación bidirectiva y que es en dicha relación como se puede plantear su papel en la sociedad del conocimiento.

Los sistemas tecnológicos y la sociedad

Hemos dicho que una forma de comprender la relación entre tecnología-ingeniería y sociedad, es partir de los sistemas tecnológicos. Al respecto tomaremos la propuesta de Thomas Hughes (1983) para explicar esta situación. Hughes estudió los sistemas eléctricos de potencia de comienzos del siglo XX, mostró que los sistemas tecnológicos contienen complejos y desordenados componentes que interactúan en la solución de los problemas. Los componentes de los sistemas tecnológicos son artefactos físicos, organizaciones, componentes usualmente descritos como científicos, artefactos legislativos y los recursos naturales. Las personas, inventores, científicos, industriales, ingenieros, gerentes, financieros y trabajadores; son componentes del sistema, pero no deben ser considerados como artefactos del mismo ya que tienen grados de libertad que no contienen los artefactos.

Hughes explica la relación entre tecnología y sociedad a partir del concepto denominado Momentum tecnológico, es decir, la propensión de las tecnologías por desarrollar trayectorias previamente definidas en un determinado momento de su desarrollo. Dice Hughes que cuando el sistema es joven, el entorno configura el sistema. A medida que el sistema va siendo mayor y más complejo, va cobrando impulso o momentum y el sistema es cada vez menos configurado por su entorno y por el contrario el sistema se convierte en el elemento que más configura la sociedad. En otras palabras, el sistema configura la sociedad y es configurado por ella.

En su estudio, muestra como la EBASCO (Electric Bond and Share Company), sociedad de cartera americana de los años 20, especializada en el sector eléctrico; un sistema tecnológico maduro que involucraba compañías eléctricas, servicios de finanzas, gestión, inventores, ingenieros, así como instituciones de formación e investigación y consultoría, entre otros; y que contaba a su vez con un núcleo técnico (físico y lógico); Hughes muestra cómo en algunas ocasiones el núcleo técnico de EBASCO fue la causa del desarrollo de la sociedad y en otras fue el efecto. El sistema configuró la sociedad y fue configurado por ella. A esto le denominó impulso tecnológico.

De donde Hughes concluye que los constructivistas sociales tienen una clave para comprender la conducta de los sistemas jóvenes, al considerar que los grupos sociales o de interés definen los artefactos y les dan significado. Mientras que los deterministas parecen tener razón, en el caso de los sistemas tecnológicos maduros. Sin embargo, el concepto de momentum o impulso tecnológico constituye un modo de interpretación aún más flexible y acorde con la historia de los grandes sistemas tecnológicos. Permite considerar que la configuración es más fácil antes de que el sistema haya adquirido componentes políticos, económicos y de valores. Hughes no sostiene que los sistemas se vuelvan autónomos, sino que más bien alcanzan momentum, es decir, su desarrollo continúa gobernado por la inercia de su propio movimiento. Antes que hablar de determinismo tecnológico, habría que centrarse más bien en todas las fuerzas en juego, e intereses invertidos en la estabilización de una trayectoria tecnológica dada. A ello se suma la diversidad de mecanismos de regulación que una sociedad construye para que sus objetivos sociales y económicos intervengan las trayectorias de los sistemas tecnológicos.

Los sistemas tecnológicos serían burocracias reforzadas por infraestructuras físicas o técnicas. Lo social y lo técnico se interrelacionan en los sistemas tecnológicos, en lo que se ha llamado un tejido sin costuras. Pero se trata de una interacción que no es simétrica a lo largo del tiempo, los sistemas tecnológicos evolucionan dependiendo del tiempo.

Hughes destaca que los ingenieros son en gran medida los constructores de los sistemas tecnológicos, ya que son capaces de coordinar actividades de innovación, resolver problemas organizativos, encontrar recursos de financiación o responder a los cuestionamientos políticos. El caso de Thomas Edison es paradigmático, más que un inventor, es el constructor del sistema eléctrico de potencia, en donde combina conocimientos, capacidad organizativa y resolución de problemas, consiguiendo reunir los intereses financieros, políticos y sociales necesarios para el desarrollo del sistema.

La idea del ingeniero como constructor de sistemas ha sido planteada de manera equivalente por autores como Michel Callon (1987), en términos de ingeniero-sociólogo. Un ingeniero-sociólogo logra enrolar o interesar a diferentes actores en un proceso de innovación, acercando igualmente los componentes físicos, organizativos y sociales que entrarían en juego en el sistema. También Carl Mitcham (2001), se ha referido a los ingenieros destacando que son los filósofos no reconocidos del mundo postmoderno. Lo distintivo de la base material de la postmodernidad es una materialidad ingenieril, comenta Mitcham.

La propuesta de Pacey como modelo de entender la tecnología como sistema y la de Hughes para articular el sistema con la sociedad, nos deja ver que el ingeniero y por consiguiente la ingeniería, no se circunscribe a una relación con la tecnología en sentido restringido, sino que el ingeniero actúa en un campo social en muchas direcciones. Es a partir de los sistemas tecnológicos como unidad de análisis que entendemos los efectos de la ingeniería sobre la sociedad, en donde la tecnología configura la sociedad y la sociedad configura la tecnología.

Ingeniería y paradigma tecno-económico

El concepto de sistema tecnológico podemos ampliarlo en una dimensión histórica, para referirnos a grandes momentos de desarrollo tecnológico y sus efectos en la sociedad, en este sentido es útil el concepto de paradigma tecno-económico.

Los sistemas tecnológicos con sus procesos de innovación están en la base de los cambios tecnológicos y por consiguiente de los cambios en el conjunto de la economía y la sociedad. Estos cambios o "revoluciones tecnológicas" no sólo hacen aparecer nuevos productos, servicios, sistemas e industrias, sino que afectan directa o indirectamente a todas las ramas de la economía. Para referirse a estas transformaciones, Freeman y Pérez (1988) emplean el concepto de paradigma tecno-económico, destacan que no sólo influye en las trayectorias tecnológicas de determinados productos y procesos, sino que modifican las estructuras de costos, las condiciones de producción y distribución de todo el sistema económico.

Un paradigma tecno-económico es concebido como un tipo ideal de organización productiva, que define el contorno de combinaciones más eficientes y de menor costo durante un período dado y sirve, en consecuencia, como norma implícita orientadora de las decisiones de inversión y de innovación tecnológica. Con un nuevo paradigma nace una manera óptima tecnológica y organizativa de hacer las cosas. Habría que considerar el trabajo de la ingeniería en la construcción de los paradigmas tecno-económicos, mediante los sistemas tecnológicos.

Históricamente es posible ver esta relación mediante cinco ondas de largo plazo, a lo largo de la sociedad capitalista, según Freeman y Pérez (1988). La figura 1A, transcrita de Pérez, muestra gráficamente la sucesión de dichas ondas largas.

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Se observa en estos paradigmas un conjunto de revoluciones tecnológicas que implican sistemas tecnológicos nuevos. Por ejemplo, la Revolución Industrial se basó en un salto tecnológico en la industria textilera del algodón y en la difusión de los principios de mecanización y de organización fabril a otras industrias. La máquina de Watt se encuentra en el corazón mismo de la revolución industrial, en la que tiene lugar la "revolución del algodón", producto de la simbiosis entre la innovación tecnológica y el capital de su época. No sobra recordar que Watt era ante todo un técnico y un empresario.

Simultáneamente tuvo lugar una "revolución metalúrgica", que a su vez desató nuevas energías creadoras a través de la construcción de máquinas, ferrocarriles y de buques de casco metálico movidos a vapor, lo que dio a Inglaterra una enorme preeminencia. Gracias a las redes de ferrocarriles se logró el "Boom Victoriano" a mediados del siglo XIX, que logró la ampliación de mercados a escalas mucho mayores que las previstas en la máquina de vapor(6).

Las innovaciones transformaron la industria inglesa y originaron un nuevo modo de producción: la fábrica; entendida como unidad de producción unificada, con trabajadores sujetos a supervisión, que usa una fuente central y típicamente inanimada de energía. La ingeniería estaría en todo este proceso, tanto en los aspectos de invención, como de emprendimiento y gestión de estos cambios tecnológicos.

¿Estamos ahora en condiciones de responder a la pregunta acerca de cuáles son los efectos de la ingeniería en la sociedad? Diremos que a partir de la construcción de los sistemas tecnológicos que conforman paradigmas tecnoeconómicos, se define el ámbito de las posibilidades del hacer tecnológico en la producción de bienes y servicios, y en general del grupo de ramas inductoras del crecimiento de la economía, la organización empresarial y los patrones de competencia y cooperación en las diversas sociedades.

Los efectos de la ingeniería en la sociedad del conocimiento

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