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El nacionalismo catalán: los mitos



  1. Resumen
  2. El Catalanismo Político
  3. Los mitos. La verdadera historia del 11 de septiembre de 1714
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

CATALAN NATIONALISM: MYTHS

Resumen

El federalismo, como veremos, se vierte en el Catalanismo, siguiendo un cauce, generalmente tenido por único en razón de su importancia: el Particularismo de Almirall.

El tradicionalismo, de modo diferente, penetra en Cataluña, partiendo de diversas fuentes, a través de cauces muy varios. Fenómeno, en consecuencia, más complejo y difícil de percibir.

Su raíz, histórica y política, es vieja y honda. Tenaz y dilatadamente, con las ideas y con las armas, venía luchando contra el uniformismo y la centralización liberales.

La lógica e inevitable coincidencia de Tradicionalismo y Catalanismo, en los primeros tiempos del segundo, parecería total a una mirada simple, según Pabón.

De los cauces principales del catalanismo, uno es el Carlismo. En las familias Carlistas, acabada la contienda civil, los hijos continúan, a veces, rigurosamente fieles a las ideas y disciplina de sus padres; otras veces y frecuentemente, en la crisis política general y en la particular catalana, determinadas ideas y diversos acontecimientos, les hacen desplazarse hacía el catalanismo creciente. Llevan consigo, como ocurre con el nacionalismo vasco parte de la ideología heredada.

Tres figuras nos muestra Pabón como ejemplo que simboliza, por la edad y la significación, el desarrollo del Catalanismo: un jurista, un político y un intelectual; Verdaguer i Callís[1]nacido en un hogar carlista, que se suma a un Catalanismo confesionalmente católico, políticamente inoperante y tradicionalista en su base. Pasante de su bufete es Cambó, que también pertenece a una familia carlista y cuyo Canovismo paterno le aparta del carlismo encuadrándose en el Catalanismo político pero persistiendo en él las ideas básicas del Tradicionalismo, en sus afirmaciones y en sus negaciones.

Juan Estelrich nace y crece en un ambiente tradicionalista y tradicionalistas son sus escritos en "Cruz y Espada", revista que publica en Menorca. Fundamentalmente intelectual, ocupa un tercer escalón en el Catalanismo. No obstante, las vetas tradicionalistas aparecen inconfundibles y llenan páginas enteras de sus libros.

Una primera corriente del regionalismo tradicionalista es ésta. Nace del Carlismo y se aparta en el doble abandono de la disciplina y de la ortodoxia que las viejas familias carlistas mantuvieron en Cataluña.

La segunda corriente es más difícil de registrar. Conforme al patrón europeo, alberga dos grandes partidos, liberal y liberal-conservador. Y en "lo conservador", dice Pabón, hay algo que doctrinal e históricamente, pertenece al Tradicionalismo.

Esa moderación, en Cataluña, supone una resistencia al liberalismo abstracto y central, en lo religioso, en lo político, en lo jurídico y en lo económico. Hallará su base en un regionalismo, moderado también.

En los orígenes del Catalanismo, la persona que simboliza esta corriente es Juan Mañé y Flaquer,[2] tarraconense, perteneciente a una familia liberal que heredó una invariable prevención respecto al carlismo. Este regionalismo, que Mañé denomina también "provincialismo", se apoya en bases tradicionalistas. Mañé escribe a Mosén Jaime Collel: "Nosotros, usted y yo, fundamos el provincialismo en el espíritu conservador; que es la defensa, es la resistencia que la organización cristiana político social de la Edad Media opone a la conquista revolucionaria, a la corriente panteísta, que soltó contra la sociedad europea el renacimiento pagano".

Sin reparo alguno se puede calificar de tradicionalista a la corriente formada por las ideas y las personas que defienden las instituciones civiles catalanas contra los sucesivos intentos de unificación jurídica.

La pugna es vieja. Y ni más ni menos que la sostenida por los proteccionistas de Barcelona contra los librecambistas de Madrid, hubo de contribuir a la formación de una conciencia pública catalana.

Lo más característico e importante de este movimiento está protagonizado, como en el caso vasco, por la Iglesia en el llamado "filó vigatá", el filón vicense, correspondiente a una Diócesis, obispos, sacerdotes, "escolania", seminario, y se beneficia, lógicamente, de la autoridad y de la continuidad de esta Institución eclesiástica: Balmes, cura de Vich; Verdaguer, cura de Vich; Collell, cura de Vich. Filosofía, literatura y política que, en la vieja Diócesis, contribuyen florecientes a la Renaixenca catalana.

Realizadas estas pinceladas sobre el regionalismo cultural, vamos a pasar a presentar el regionalismo político y los mitos sobre los que se sustenta.

PALABRAS CLAVES: Nacionalismos, autodeterminación, pluralismo cultural, independencia.

ABSTRACT: as we will see within this text, the Federalism, influence the Catalanism following a particular stream, considered as unique because of the importance of the Particularism of Almirall.

Of different way, the Traditionalism penetrates in Catalonia, from various sources and through various channels which made therefore this phenomenon, , more complex and difficult to perceive. Its historical and political roots areold and deep. Thus, persistent through the time, with ideas and with weapons, the tradisionalism had been fighting against liberal uniformity and centralization.

The logical and inevitable coincidence of Traditionalism and Catalanism, in the early stages of the second, seem to be complete to a simple look, as Pabón stated.

Within the main currents of the Catalanism, it is worth highlight the "Carlismo". At the end of the civil war, some of the Carlistas family members follow rigorously to the ideas and discipline of their parents; others, even more often, and due to the general the political crisis and in particular in Catalonia, those members are moved into the growing catalanism. They carry, like Basque nationalism inherited from the ideology.

Pabón shows three figures who symbolizes for its significance the development of the Catalanism; a lawyer, a politician and intellectual. Verdaguer i Callis, was born in a Carlist home, and represent the calalanism confessional Catholic, politically ineffective and traditionalist at its basis. Cambó, who was assistant in his firm also belongs to a Carlist family. I that case, the influence of Canovas ideas of his father derives Cambó into an active political catalanism while maintaining the basic ideas of the traditionalism in his statements. Finally Juan Estelrich, who was born and grown in a traditional atmosphere. Traditionalist are as well his writings in the "Cross and Sword" journal, published in Menorca. Primarily intellectual, took a third step in the Catalanism. However, traditionalists ideas spark and fill the whole pages of his books.

That model set up the first think stream of the regionalism. Finding its roots within the carlismo, it move away from the Carlista discipline and orthodoxy of the old families from Catalonia.

The second think stream is more difficult to register. Under the European pattern, hosts two major parties, the liberal and the liberal-conservative. And as stated by Pabon, within the conservative there ara always something doctrinal and historically belonging to the traditional.

That moderation in Catalonia, is understood as a resistance to centralist and abstract liberalism in all fields, religious, political, legal and economic finding its basis in a moderate regionalism. .

The person who better symbolizes this trend In the origins of Catalanism is John Mañe and Flaquer, Born in Tarragona, belonging to a liberal family,inherited a invariable regard to the Carlismo with extreme prevention. This regionalism, which Mañé also called "provincialism" is based on traditional foundations. Mañé wrote to Mosen Jaime Collel: "We, you and I, founded the provincialism in the conservative spirit, which is the defence, is the resistance that the political and social organization of the Christian Middle Ages opposed to the revolutionary conquest, to the pantheistic current ,that sprang from the pagan Renaissance European society. "

Without consideration, the think stream formed by the ideas and persons who claim for the civil Catalonian institutions against the juridical unification, shall be defined as traditionalist. The struggle is old. And neither more nor less than the one held by protectionists against free trade Barcelona for Madrid, was to contribute to the formation of a Catalan national consciousnessThe most important characteristic of this movement is led , as in the Basque Country by the Catholic Church, with the well-known "filo Vigatà", corresponding to a diocese, bishops, priests," Escolania ", wich take benefits, from the authority and continuity of this ecclesiastical institution: Balmes, pastor of Vich, Verdaguer, Vichy cure; Collell, Vichy cure. Philosophy, literature and politics, in the old Diocese, contribute to the flourishing of the "Reinaixenca" of Catalonia. .

KEY BOARDS: Nationalisms, autodetermination, cultural pluralism, independence, right of self

El Catalanismo Político

El profesor Pabón sintetiza con trazos magistrales las cuatro corrientes originarias del catalanismo político[3]según Palacio Atard[4]

a.- La Reinaixenca cultural, que se basa en la lengua y es la primera que aparece en el tiempo. Se menciona la Oda a la Patria de Carlos Aribau en 1833 como la proclamación de la lengua catalana, símbolo vivo de su cultura. En el Romanticismo europeo se da este tipo de movimientos restaudadores de las lenguas locales: el bretón de los "Academi Ureiz" en 1989, se concreta con Rubio i Ors un movimiento literario consciente en torno al periódico Reinaixenca (Milá[5]Rusinyol, Juan Maragall[6]Victor Balaguer[7]Antonio Bufarrull, Jacinto Berdaguer), movimiento que se ratifica en torno a los juegos florales iniciados en 1859, como ocurre en la otras dos Regiones objeto de la investigación.

b.- El proteccionismo económico, en pugna con el librecambismo, en cuya larga polémica Cataluña adquiere conciencia de su personalidad económica, sobre todo en el periodo 1840-1868, con las reformas arancelarias de 1849 (proteccionista) y de 1862 (liberalizante). El triunfo del liberalismo económico en la Revolución de 1868 y el arancel de 1869 provoca entre las clases empresariales de Cataluña una reacción proteccionista, fundándose el Fomento de la Producción Nacional, llamado a constituir un activo grupo de presión.

Las rectificaciones parciales al arancel[8]librecambista entre 1876- 1881 en la primera fase de la Restauración, no son mantenidas por Sagasta en base a los tratados comerciales bilaterales (tratado hispano-francés de 1882, modus vivendi con Inglaterra en 1884). Posteriormente, la conversión de Canovas al "proteccionismo" se plasma en el arancel de 1891, y la polémica a favor del mismo ganará terreno, a semejanza de lo que ocurre en otros países de Europa, hasta que el arancel de 1906 refuerce la línea proteccionista. Inicialmente se había perfilado, pues, el catalanismo sobre estas dos realidades señaladas por Pabón: la poesía, la realidad cultural; y el arancel, la realidad económica.

c.- La tradición regionalista. Es una corriente de derechas, que se apoya en la historia y en la defensa del derecho catalán: la raíz foralista del catalanismo. Los carlistas y los grupos confesionales católicos son sus principales receptores. El obispo de Vich, Monseñor Torras i Bagés es su figura más representativa. Luego, Manuel Durán i Bas encabeza la escuela del derecho catalán.

d.- El federalismo, corriente de izquierdas, basada en la filosofía política, a diferencia de la anterior que buscaba fundamentos en la historia, distinción que estableciera en su tiempo Rovira i Virgili. De las tesis abstractas de Pi y Margall saldrán dos líneas diferentes: una la del federalismo, que desembocó en el cantonalismo primero y finalmente en la F.A.I en el s. XX; otra puramente federalista, sobre la base autonómica de las regiones presuntamente históricas. Valentín Almirall pasó del federalismo abstracto al catalanismo político concreto al formar en 1882 el Centre Catalan.

Durante la mayor parte del s. XIX el catalanismo había sido, pues, fundamentalmente económico y literario. Sólo más tarde, con el Centro Catalá y luego con la primera Lliga de Catalunya, en 1887, toma cuerpo el catalanismo político. Esta Lliga la formaba un grupo juvenil de la burguesía ilustrada, con Duran i Ventosa[9]Prat de la Riba[10]Puig i Cadafalch.[11]

Las diversas corrientes del catalanismo político inicial se refunden en el manifiesto de la Unió Catalana el 16 de marzo de 1897: "Queremos la lengua catalana con carácter oficial y que sean catalanes todos los que en Cataluña desempeñen cargos públicos; queremos Cortes catalanas….; queremos, en fin, la facultad de poder contribuir a la formación del Ejército español por medio de voluntarios o dinero, suprimiendo en absoluto las quintas y levas en masa, y estableciendo que la reserva regional forzosa preste servicio solamente en Cataluña."[12]

Después del desastre del 98, el catalanismo creció vertiginosamente, pero, también caóticamente, según Pabón, hasta que Prat de la Riva puso orden al fundar el 25 de Abril de 1901 la nueva Lliga, en la que se incorporaba la Unión Regionalista fundada en 1900 por el Doctor Robert. En ella se integraban grupos heterogéneos de intelectuales, económicos, los tradicionalistas de Vich, castelaristas y la masa neutra movilizada a la política. En las elecciones a Cortes de mayo de 1901, sacaron triunfantes sus cuatro candidatos por Barcelona. Era la primera réplica al sistema de partidos políticos "oficiales" de turno y la materialización en programas políticos del primer catalanismo oficial en el que estaban representados desde los tradicionalistas Carlistas de Vich hasta los federalistas, es decir, todas las corrientes catalanistas.

Después de esta breve pincelada, pasemos a analizar los mitos y, dejaremos para posteriores artículos las cuatro corrientes del catalanismo mencionadas en párrafos precedentes:

Los mitos[13]La verdadera historia del 11 de septiembre de 1714[14]

Todos saben que la Diada, el día que los catalanes declararon emblemático de su lucha histórica, conmemora una derrota: el asalto a la ciudad de Barcelona por las tropas borbónicas, al mando del inglés Mariscal-Duque de Berwick, el 11 de septiembre de 1714. Lo que ya no es tan sabido[15]es que la guerra de Sucesión a la Corona de España era la que así concluía.

El 1 de noviembre de 1700 moría en Madrid el último rey español de la casa de Austria, Carlos II, a quien la historiografía borbónica ha presentado con las tintas más negras, "el Hechizado", un cretino, vástago de una familia degenerada que habría dejado hundirse a España en la postración de la que dice la habrían sacado luego el esplendor y la ilustración de la Casa de Borbón; su parecido con la realidad es escaso o nulo.

La verdad es que, como lo señaló en sus estudios Pierre Vilar[16]el reinado de Carlos II marca el inicio de una recuperación económica, que hubiera sido sensiblemente mayor y más sólida sin la guerra de sucesión y su desgraciado final. Ese reinado dispensó protección a los intereses económicos españoles, teniendo un efecto de prosperidad principalmente en Cataluña, no por favoritismo alguno, sino por ser ésa la región más industrializada y comerciante de España.

Al carecer de herederos, Carlos II, bajo la presión de la aristocracia redactó, estando ya moribundo, un testamento ilícito, inválido y semi-secreto[17]que legaba el Trono a un nieto de Luis XIV, el duque Felipe de Anjou, al que le corresponderá reinar con el título de "Felipe V"; testamento que los pretendientes del Archiduque Carlos consideraron nulo no sólo porque no se hizo según las formas correctas, sino sobre todo porque esa legación vulneraba lo dispuesto en el Tratado de los Pirineos[18]de 1659 y en todos los demás preceptos vigentes del derecho internacional.

Fueron varias las razones por las que el pueblo catalán vio con enorme recelo y temor la llegada al Trono de la Casa de Borbón. No sólo los catalanes: en general una parte del pueblo español, principalmente en los territorios de la Corona de Aragón.

La Casa de Borbón en opinión de los defensores de la Casa de Austria perpetraba un despojo, un atropello que transgredía las normas jurídicas españolas e internacionales.

La Casa de Austria tenía sobradas razones para oponer a la de Borbón su propia candidatura al Trono de España. Contaba con las "simpatías" de buena parte del pueblo español.[19]

A la casa Borbón la apoyó la mayoría de la nobleza castellana, así como una buena parte de la población de Castilla, bajo la inducción del clero secular y en particular de la Compañía de Jesús y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona.

El Duque de Anjou hacía su entrada por Irún el 23 de enero de 1701. El 18 de febrero de ese año llegaba a Madrid y el 8 de marzo era entronizado por los cortesanos. Perfectamente consciente de la inclinación de los catalanes a mantener su lealtad a la Casa de Austria, acude a Barcelona y celebra allí Cortes el 8 de septiembre de 1701, recibiendo el agasajo de la aristocracia.[20]

El 13 de septiembre de 1703 es proclamado en Viena el Archiduque Carlos de Austria como Rey Carlos III de España.

http://www.eroj.org/cromos/borbones/index.html El 14 de octubre de 1705
el pueblo de Barcelona, impulsado por el estudiantado universitario, se alza
a favor de la causa de Austría, adhiriéndose al Archiduque. El
16 de diciembre lo hace Valencia. El 27 de junio de 1706 entra Carlos en Madrid,
recibiendo una tardía adhesión de quienes momentáneamente
lo creyeron ganador. El 29 de junio es jurado Rey en Aragón.

La contraofensiva borbónica, pese a una segunda y fugaz entrada de Carlos en Madrid en septiembre de 1710, es propiciada por la traición de Inglaterra, que abandona su causa para entenderse con la Casa de Borbón. El 29 de enero de 1712 se inaugura el Congreso de Utrecht. Hasta el 19 de marzo de 1713 mantiene su corte en Barcelona la esposa de Carlos, la Reina Isabel Cristina. Sin embargo, en una asamblea de los 낲azos력l día 9 de julio de 1713 se decide resistir a las tropas borbónicas.

En 1713 Felipe y su esposa, MªLuisa de Saboya, declaran que los catalanes son "forajidos y pillastres". El 6 de marzo de 1714 se firma el Tratado de Rastadt[21]entre Francia y Austria: el gobierno de París, en nombre del Duque de Anjou, renuncia a los territorios españoles de Bélgica, Luxemburgo e Italia.

Barcelona es sometida a asedio y bombardeo. Berwick, que manda las tropas borbónicas, a título de "Generalísimo de las dos Coronas'", tras haber lanzado un ataque a la misma, da orden de asalto el 11 de septiembre de 1714, habiendo amenazado con pasar la población a cuchillo si se prolongaba la resistencia antiborbónica. Mallorca resiste a los borbónicos hasta el 2 de junio de 1715 en que es tomada Palma.

Destacaron en aquella contienda civil muchos patriotas de una Casa y de otra que veían en la causa de Carlos y la de Felipe la de una España más justa y más libre, no sometida al despotismo político o económico de uno u otro bando, una España en la que se cumplieran las leyes, un estado de derecho en el que el rey no pudiera disponer del reino a su antojo, caprichosamente, nombrando sucesor a quien le diera la gana, sin sujeción a la normativa vigente.

Entre esos patriotas mencionaremos aquí: Rafael Casanova y Coma[22](1660-1743), Consejero jefe de la Generalidad, Doctor en Derecho; Salvador Feliú de la Penya; los guerrilleros Antonio Desvalls, Pere Barceló (Carrasclet), Bach de Roda; el General Josep Moragues, decapitado luego por los borbónicos, que hicieron que su cabeza pendiera 14 días, expuesta a la intemperie, junto a una puerta de la muralla de Barcelona; Antonio de Villarroel, General jefe de Cataluña y comandante de la plaza de Barcelona. Éste último proclamó: "Combatimos por toda la nación española".[23]

Frente a ellos militaron, en las filas borbónicas, otros patriotas, hombres honestos, que querían ver a España, imitando a Francia, seguir su destino, y aquellos para el que el principio de la 믢ediencia debida렡l mandato regio, el testamento de Carlos II, pasaba por encima de cualquier consideración jurídica sobre su validez o invalidez; militaron también en su mayoría las clases altas atemorizadas por el 룡riz populista렱ue desde el comienzo se señaló en el partido austriacista.

Los catalanes que intentan mantener la dignidad y la honradez intelectual, los que creen que la nación española es un conjunto de leyes, fundamentadas en una Constitución aprobada por todo el pueblo español, que nos iguala a todos en derechos y deberes, los que no están dispuestos a inventarse el pasado, conmemoran que el 11 de septiembre de 1714:

1.- Los catalanes se levantaron en armas en nombre de España.

Los habitantes de algunas ciudades catalanas se levantaron en armas contra una oligarquía comercial barcelonesa que imponía sus intereses y en nombre de la libertad de España y de todos los españoles. Ferrán Soldevila, historiador nacionalista catalán, dice:

"Hasta el último momento de la lucha los objetivos habían sido los que se hacían constar en el documento dirigido al pueblo: salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España" (F. Soldevila, Moments crucials de la Història de Catalunya). ¿Por qué los nacionalistas de hoy han tergiversado los hechos que los nacionalistas de ayer reconocían como ciertos? ¿Por qué historiadores radicalmente nacionalistas como Soldevila coinciden en su explicación de los hechos de 1714 con historiadores no nacionalistas, mientras hoy difieren totalmente e inventan unos hechos que no sucedieron?

2.- No hubo enfrentamiento entre regiones:

Al revés de lo que inventan hoy los nacionalistas, la guerra de Sucesión no supuso el enfrentamiento entre Cataluña- Austria y España (o Castilla)-Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento interterritorial de 1714 es otra patraña más inventada por el nacionalismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al trono.

3.- Ningún ejército español tomó Barcelona.

Las fuerzas que integraban el ejército de Felipe V estaban formadas por soldados procedentes de varias regiones españolas y aun de países europeos. De él formaban parte varios miles de soldados nacidos en Cataluña. En cuanto al bando supuestamente catalán, los soldados que se enfrentaron a Felipe V y fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 estaban mandados por un general, Antonio de Villarroel, que en su última arenga recordó a las fuerzas bajo sus órdenes que estaban luchando "por nosotros y por toda la nación española".

4.- Los vencedores no destruyeron la identidad nacional de nadie.

El fin del sistema foral que había estado vigente hasta 1714 fue abolido sin que en tal medida existiera la menor voluntad de acabar con una "identidad nacional" que solo se inventaría doscientos años después con personajes como Prat de la Riba. Es otra muestra más de supina ignorancia histórica, cuando no de mala fe y de manipulación, sostener que semejantes argumentos podían encajar en la mentalidad y las estructuras políticas y jurídicas del siglo XVIII.

Felipe V juró en 1702 fidelidad a las leyes de Cataluña, cosa que no siempre habían hecho sus predecesores. Pero los sublevados de 1714 cometieron un delito de lesa majestad. Habían traicionado su juramento de fidelidad y eran culpables del peor de los pecados políticos de la época.

No hay aquí relación jurídica entre estados, solo existía uno, sino una traición a la lealtad debida expresada a través de compromisos personales y colectivos con la dinastía. De modo que los privilegios de las zonas derrotadas fueron abolidos como castigo a la traición dinástica, en modo alguno como procedimiento para destruir una nación que no existía.

5.- Nadie persiguió la lengua catalana.

Los decretos de Nueva Planta, a través de los cuales se articuló el Estado adaptándolo a los mismos criterios modernizadores que se estaban aplicando en otros países y que se consideraban esenciales para organizar con mayor eficacia el único país que existía, es decir, España, en ningún momento prohibieron el uso de la lengua catalana. Los nacionalistas no pueden mencionar ni una sola línea de aquel texto en que se prohíba el uso del catalán. Por la sencilla razón de que no era esa la intención de los decretos. Además el catalán no se utilizaba en la documentación administrativa, jurídica, etc., de las instituciones catalanas. La lengua de la administración, en Cataluña como en toda España, era el latín. Mal podía pues prohibirse el catalán.

Lo único que legislan en este sentido los decretos de Nueva Planta[24]es que los documentos de la Audiencia de Barcelona debían abandonar el latín para usar el castellano. Y esa norma se adoptó en toda España. Se puede argumentar que fue una medida injusta. Pero eso también será falsear la realidad porque supone juzgar con criterios actuales los códigos que regían hace 300 años.

6.- No hubo una reacción "nacional" catalana porque no hubo agresión españolista.

Tras el 11 de septiembre de 1714 nadie en Cataluña lamentó los hechos en el sentido en que se plantea hoy. No hubo una reacción de carácter nacionalista, catalanista, frente a la toma de Barcelona[25]No existe un solo documento, del tipo que sea, que recoja la queja de un pueblo agredido, de una nación vejada y sometida, o la lamentación por la supuesta prohibición del catalán.

7.- 1714 supuso el despegue económico de Cataluña.

Con el desmantelamiento de los últimos residuos feudalizantes de la arcaica sociedad española de la época gracias a leyes importadas de Europa como los decretos de Nueva Planta, la economía catalana quedó lista para iniciar su despegue y pudo convertir el Principado en la región más próspera de España. Las medidas políticas del rey Borbón sentaron las bases del desarrollo económico catalán de los siglos XVIII y XIX. Sin el fin de los arcaicos privilegios de la monarquía austriaca tanto en Cataluña, como en el País Vasco, como en el resto del país, España hubiera permanecido anclada quién sabe cuánto tiempo más en el pasado.

8.- No hubo mártires en 1714.

La represión que siguió a la toma de Barcelona fue del mismo tipo y alcanzó la misma intensidad que la desatada en cualquier otro episodio de guerra civil[26]con independencia de la región que lo viviera. La brutalidad de las represalias resulta espantosa contemplada desde nuestro actual punto de vista, pero no fue más sanguinaria por estar dirigida a los sublevados de Barcelona.

Ni siquiera su supuesto líder, Rafael Casanova, se comportó como el héroe y mártir que hoy nos presenta el nacionalismo. Casanova, que no quería resistir frente al ejército de Felipe V sino negociar la entrada de las tropas en la ciudad, no mostró el menor ardor patriótico y falsificó el certificado de su propia defunción para huir de la ciudad disfrazado de fraile. Se instaló a pocos kilómetros, en Sant Boi de Llobregat, y ejerció tranquilamente su profesión de abogado. No perdió ninguno de sus bienes y a los pocos años fue perdonado públicamente por el rey Felipe V[27]

Este es el héroe de la sin igual resistencia frente al ejército invasor castellano que acabó con la independencia de Cataluña tal día como el 11 de septiembre de 1714.[28] Esta es la historia que se han inventado los nacionalistas que se reúnen en Barcelona para conmemorar una patraña de este calibre.

Conclusión

Si 1714 fue una derrota de la "nación" catalana frente a España, ¿por qué ningún contemporáneo lo proclama? ¿Tal vez el miedo, la represión? Pero tampoco lo proclaman los hijos de los derrotados. Ni sus nietos. Durante 150 años nadie se queja del episodio del 11 de septiembre. De hecho no existe la menor protesta hasta que llegan los inventores del nacionalismo, a finales del siglo XIX. La fiesta del 11 de septiembre no se establece hasta 1901, es decir, cuando cuatro extraviados que defienden los intereses económicos de las clases dirigentes catalanas se han inventado ya lo de que Cataluña es una nación. ¿Dos siglos sin sentirse agraviados como nación? ¿No será que no hubo agresión nacional?

Bibliografía

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García de Cortázar, Fernando. "Los mitos de la historia de España",. Planeta, Barcelona, 2003, p. 15

García de Cortázar, Fernando. "Los mitos de la historia de España", Planeta, Barcelona, 1996; pp. 147-148.

Pabón, J, "Cambó", 1876-1918, Barcelona, Alpha, 1952, vol.I, capítulo III, pp., 97-163.

Palacio Atard, V, "Manual de Historia de España", "Edad Contemporánea I", Madrid, Espasa Calpe, 1978, pp. 539 y ss.

Palomar Baró, Eduardo, Barcelona. Carta al director de El País, edición de Cataluña. Citado en José Luis Vila-San-Juan, "Mentiras históricas comúnmente creídas", pp. 235-236. Planeta, Barcelona, 1996

http://www.ellibrepensador.com/2009/09/11/la-verdadera-historia-del-11-de-septiembre-de-1714/, Mayo 2010.

 

 

Autor:

Enrique Area Sacristán

Doctor por la Universidad de Salamanca. Comandante de Infantería.
Escuela de Guerra del Ejército de Tierra. Departamento de Estrategia
y Organización

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