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Contradicciones del catolicismo: Acerca de la “salvación”




    Contradicciones del catolicismo: – Monografias.com

    Contradicciones del
    catolicismo:

    Acerca de la
    "salvación"

    En el Antiguo Testamento es frecuente la
    referencia a sucesivos salvadores, "libertadores" o
    "mesías", que Yahvé enviaba para librar a su pueblo
    de la esclavitud a que otros pueblos le sometían a lo
    largo de su historia.

    1. El salvador por excelencia es el
    propio Dios, que es quien, según los textos del Antiguo
    Testamento, liberó a Israel de la esclavitud a que le
    tenía sometido el faraón de Egipto. Y así,
    se dice en Génesis:

    "Os tomaré para que seáis mi pueblo, y yo
    seré vuestro Dios; entonces cono-ceréis que yo soy
    el Señor, vuestro Dios, el que os libró de la
    opresión egipcia"[1].

    En este pasaje tiene interés hacer referencia a
    la primera frase, en la que el propio Dios elegiría para
    sí al pueblo de Israel –"para que seáis mi
    pueblo"- en lugar de considerarse a sí mismo como Dios
    único y de todos los pueblos. Complemen-tariamente ese
    Dios se impone a sí mismo como Dios de Israel al que el
    propio Israel debe reconocer como tal por cuanto fue él
    quien les "libró de la opresión
    egipcia".

    En otros textos, como el que sigue, se insiste en esta
    misma idea: Yahvé se convierte en el Dios de los
    judíos de manera especial como consecuencia de su
    actuación como libertador –mesías-
    de Israel, al margen de que, como se acepta en diversos momentos,
    haya otros dioses que el pueblo de Israel tiene que ignorar y no
    adorar, pues su "Dios celoso" considera como la mayor ofensa que
    su pueblo llegue a adorar a otros dioses, tal como se dice en los
    siguientes pasajes:

    -"a ti te ha elegido el Señor tu Dios, para que
    seas el pueblo de su propiedad entre todos los pueblos que hay
    sobre la superficie de la tierra"[2];

    -"Yo soy el Señor tu Dios desde Egipto. No
    conoces a otro Dios fuera de mí, yo soy el único
    salvador"[3].

    Conviene aclarar que evidentemente las manifestaciones
    celosas de ese dios no son otra cosa que las manifestaciones
    teatrales y mentirosas de los sacerdotes judíos que tienen
    como finalidad seguir dominando a su pueblo, ya que es él
    quien le proporciona su sustento, sus riquezas y su
    poder.

    Otros textos igualmente significativos son:

    a) "Él mató a los primogénitos de
    Egipto […] Derrotó a muchas naciones y mató
    a reyes poderosos: a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey
    de Basán, y a todos los reyes de Canaán; y dio sus
    tierras en herencia a su pueblo Israel […] Porque el
    Señor salva a su pueblo y se compadece de sus
    siervos"[4].

    Fruto de la liberación de Israel frente a Egipto,
    en cuya descripción se hace referencia, ¡con
    orgullo!, del absurdo asesinato de los primogénitos
    egipcios realizado por Dios, se habría producido la
    alianza de este Dios con el pueblo de Israel, a quien
    habría de defender de otros pueblos siempre que le
    guardase fidelidad. Es este Dios quien considera a Israel como
    "su siervo", a quien él mismo eligió:

    b) "Tú, Israel, siervo mío; Jacob, a quien
    yo elegí"[5],

    y es el propio Dios quien directamente, al menos
    según los diversos escritores de la Biblia,
    salva a su pueblo Israel de la esclavitud en
    múltiples ocasiones.

    En este punto conviene insistir en que:

    – la salvación siempre se relaciona con el
    pueblo de Israel
    , que es el pueblo elegido por
    Dios;

    esa salvación tiene un sentido
    inequívocamente político
    , que suele ir
    acompañada de la destrucción o de la derrota del
    pueblo que se había enfrentado o había esclavizado
    a Israel; y

    – que esa derrota suele ir acompañada de
    actos de bárbara crueldad realizados por el
    propio Dios, como puede verse en el texto a, antes
    citado, y en los textos que siguen y, más concretamente en
    los textos e, f y, especialmente,
    h:

    d) "Yo mismo os liberaré muy pronto,
    mi salvación no tardará. Traeré
    a Sión mi salvación y colmaré a Israel de mi
    esplendor
    "[6].

    e) "Él mató a los primogénitos de
    Egipto […] Derrotó a muchas naciones y mató
    a reyes poderosos: a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey
    de Basán, y a todos los reyes de Canaán; […]
    Porque el Señor salva a su pueblo y se compadece
    de sus siervos"[7].

    f) "Voy a vengarme y seré implacable, dice
    nuestro libertador, cuyo nombre es el Señor
    todopoderoso, el Santo de
    Israel
    "[8]

    g) "¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos!
    Anunciadlo y proclamadlo con gritos de júbilo, publicadlo
    hasta el confín de la tierra. Decid: "El Señor
    ha rescatado a su siervo Jacob
    [ = Israel]"
    "[9].

    h) "Obligaré a tus opresores a comer su propia
    carne, se emborracharán con su sangre como si fuera vino.
    Y todos sabrán que yo soy el Señor, tu salvador
    y que tu libertador es el fuerte de
    Jacob
    "[10].

    i) "Dios es nuestra
    salvación"[11].

    j) "Cantad al Señor un cantar nuevo, porque ha
    hecho maravillas […] El Señor hace pública
    su victoria, a la vista de la naciones revela su
    salvación
    [12]

    Todos estos pasajes se refieren claramente a la
    salvación
    del pueblo de Israel de sus
    enemigos
    y no a la salvación de un supuesto pecado
    original o de cualesquiera otros pecados relacionados con el
    conjunto de la humanidad, heredados o no de Adán y Eva.
    Además el sentido político y no
    religioso ni moral de tal
    salvación es más evidente si se tiene en
    cuenta la larga serie de textos y momentos del Antiguo
    Testamento
    en los que Yahvé actúa de ese mismo
    modo, provocando la destrucción y muerte de los enemigos
    de Israel.

    2. En otros momentos y de acuerdo con este
    concepto de salvador, entendido como
    libertador, no se hace referencia al propio Dios de un
    modo directo como tal salvador, sino a un
    libertador que, enviado por Yahvé, salva a Israel
    de sus enemigos. Así sucede, por ejemplo, en los textos
    siguientes:

    k) "Entonces la ira del Señor se encendió
    contra Israel y los entregó en poder de Cusán
    Risatain, rey de Edom […] Pero clamaron al Señor, y
    el Señor les suscitó un libertador para
    salvarlos: Otoniel, hijo de Quenaz y hermano menor de
    Caleb"[13].

    l) "Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón,
    rey de Moab, dieciocho años. Pero clamaron al
    Señor, y el Señor les suscitó un
    libertador: Eud, hijo de Guera,
    benjaminita"[14].

    m) "El Señor suscitó a Israel un
    libertador, que los libró del yugo de Siria, y
    los israelitas habitaron como antes en sus
    casas"[15].

    Esta serie de textos parecen más que suficientes
    para dejar definitivamente claro que el sentido que tienen en el
    Antiguo Testamento las referencias a un
    libertador –o mesías– es
    claramente político, en relación con la
    liberación de Israel respecto a la
    situación de esclavitud a que fue sometido en
    múltiples ocasiones, y no un sentido tan alejado y
    distinto de éste como lo es el que aparece después
    en el Nuevo Testamento, en el que, según los
    dirigentes cristianos, el propio Hijo de Dios libera a la
    humanidad del pecado original
    mediante su sacrificio en una
    cruz.

    2.1. En efecto, este cambio de sentido del
    concepto de "libertador" o de "mesías" aparece en el
    evangelio de Juan, referido a la obtención de la
    vida eterna, y, de manera especialmente clara, en los
    escritos de Pablo de Tarso, quien adopta no sólo
    la idea de que el Hijo de Dios "libera" del pecado sino
    también que su "liberación" no se dirige
    exclusivamente al pueblo de Israel, como sucedía en el
    Antiguo Testamento, sino a todos los pueblos de la
    tierra, tanto judíos como "gentiles", es decir, no
    judíos.

    En este sentido escribe Pablo de Tarso:

    n) "Quien alcance la salvación por la fe, ese
    vivirá
    "[16].

    ñ) "el hombre alcanza la salvación por la
    fe y no por el cumplimiento de la
    ley"[17].

    o) "Y si por el delito de uno solo la muerte
    inauguró su reinado universal, mucho más por obra
    de uno solo, Jesucristo, vivirán y reinarán los que
    acogen la sobrea-bundancia de la gracia y del don de la
    salvación"[18].

    p) "si proclamas con tu boca que Jesús es el
    Señor y crees con tu corazón que Dios lo ha
    resucitado de entre los muertos, te
    salvarás"[19].

    q) "Dios salva al hombre, no por el cumplimiento de la
    ley, sino a través de la fe en Jesucristo. Así que
    nosotros hemos creído en Cristo Jesús para alcanzar
    la salva-ción por medio de esa fe en Cristo y no por el
    cumplimiento de la ley. En efecto, por el cumplimiento de la
    ley ningún hombre alcanzará la
    salvación
    "[20].

    Y, en un sentido bastante similar, pero haciendo
    hincapié de manera especial en el supuesto sacrificio de
    Jesús muriendo en la cruz para salvarnos o
    librarnos de nuestros pecados, se escribe en el
    evangelio de Juan:

    r) "el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto,
    para que todo el que crea en él tenga vida
    eterna"[21].

    s) "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
    eterna, y yo lo resucitaré el último
    día"[22].

    t) "envió a su Hijo para librarnos de nuestros
    pecados"[23]

    2.2. Al margen de este cambio de sentido del
    concepto de libertador en estos pasajes del Nuevo
    Testamento
    , tiene interés señalar la
    contradicción existente entre los texto ñ
    y q, de Pablo de Tarso, y el punto de vista que aparece
    en la carta de Santiago, pues, mientras Pablo insiste en
    que la salvación viene por la fe y no por las
    obras o por el cumplimiento de la ley, en la carta de
    Santiago se insiste en que

    "por las obras alcanza [el hombre] la
    salvación
    y no sólo por la
    fe"[24].

    Por su parte, el texto t hace referencia a la
    liberación "de nuestros pecados"[25], y ya
    no se hace referencia a "nuestros enemigos", ni a "los enemigos
    del pueblo de Israel" ni al "pecado original".

     

     

    Autor:

    Antonio García
    Ninet

    Doctor en Filosofía

    [1] Génesis 6:7-8. También en
    Levítico 26:9-13.

    [2] Deuteronomio 7:6. Este pasaje tiene el
    interés de mostrar claramente el carácter tribal
    de ese Dios, al contraponer su elección de Israel frente
    al resto de pueblos de la tierra.

    [3] Oseas 13:4.

    [4] Salmos, 135:8-14. La cursiva es
    mía.

    [5] Isaías, 41:8.

    [6] Isaías, 46:13.

    [7] Salmos, 135:8-14.

    [8] Isaías, 47:3-4.

    [9] Isaías 48:20. Israel y Jacob son
    la misma realidad y en este caso se refieren al pueblo de
    Israel.

    [10] Isaías 49:26.

    [11] Salmos 68:20.

    [12] Salmos 98:1-2

    [13] Jueces 3:8-9. La cursiava es
    mía.

    [14] Jueces 3:14-15. La cursiva e
    mía.

    [15] 2 Reyes 13:5. La cursiva es
    mía.

    [16] Romanos, 1: 17.

    [17] Romanos, 3: 28.

    [18] Romanos, 5: 17.

    [19] Romanos, 10: 9.

    [20] Gálatas, 2: 16. Tiene especial
    interés, aunque relacionado con otras cuestiones, como
    la del origen de la fe y la del valor moral las acciones que se
    realizan por interés y no por su valor moral,
    señalar que en este texto se considera que la fe es
    fruto de una opción personal en lugar de ser un don
    divino, como defienden los dirigentes de la organización
    católica, y que el creer “en Cristo Jesús
    para alcanzar la salvación por medio de esa fe”
    constituye una acción moral, a diferencia de la
    consideración kantiana, según la cual, al
    tratarse de un imperativo hipotético, no tendría
    dicho valor moral. La cursiva es mía

    [21] Juan, 3: 14-15.

    [22] Juan, 3: 54.

    [23] 1 Juan, 4: 10.

    [24] Carta de Santiago, 2: 24. La cursiva es
    mía.

    [25] 1 Juan, 4: 10.

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