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Principios del manejo integrado de plagas




Enviado por Ing. Allan AAA



  1. El daño de
    los insectos
  2. Recolección
    del material
  3. La
    elaboración de los preparados
  4. Recomendaciones
    generales

El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es un sistema que
utiliza todas los técnicas adecuadas para reducir la
población de las distintas especies de plagas en los
cultivos, manteniéndolas en niveles que no causen
daños económicos significativos. Es una estrategia
para producir alimentos sin perjudicar el medio ambiente ni la
base de los recursos de las futuras generaciones. El MIP permite
controlar enfermedades, insectos, malezas y otras plagas de una
manera más efectiva en términos de costos,
ambientalmente segura y socialmente aceptable.

Objetivos: Lograr el control de las plagas
mediante la combinación organizada de técnicas y
métodos compatibles, multifacéticos, flexibles y
dinámicos, para conseguir resultados de producción
sostenible a largo plazo.

Ventajas: Reduce la severidad del ataque de
plagas y enfermedades, mejora la calidad de las cosechas de
alimentos y fibras, asegura buenos rendimientos y una mejor
rentabilidad de los cultivos, disminuye la posibilidad de
resistencia de las plagas y garantiza un ambiente agrícola
protegido.

El daño de
los insectos

Hay una gran diversidad de insectos que atacan los
cultivos desde la siembra hasta que fructifican. Igual afectan a
vegetales jóvenes, maduros y viejos, estropeando las
diferentes partes de las plantas: raíces, tallos, hojas,
flores y frutos. Los perjuicios que ocasionan cuando no se
controlan también son grandes y diversos, según los
hábitos de vida y el estado de desarrollo de la plaga Por
la forma como afectan los cultivos, los insectos son clasificados
en:

  • Masticadores: Comen hojas, raíces,
    tallos y frutos.

  • Chupadores: Chupan los jugos de la planta;
    preferentemente cerca de los nuevos brotes, en las puntas de
    las ramas.

  • Barrenadores: Horadan la corteza de tallos,
    ramas, semillas y frutos. Incuban en el tallo, comen y crecen
    en él, sin hacer notorio el daño sino al final,
    cuando la planta se marchita.

  • Minadores: Taladran las hojas y se ubican en
    el interior de ellas, entre la epidermis superior e inferior,
    fuera del alcance de los insecticidas.

  • Propagadores de patógenos: Transportan
    y diseminan hongos, bacterias y virus, contaminando los
    cultivos.

El tipo de daño o los síntomas ayudan a
identificar la plaga y establecer las estrategias para
combatirla. Los insecticidas formulados con sustancias naturales
actúan directamente sobre los insectos dañinos, en
razón de sus hábitos alimenticios y de
vida.

En los campos de cultivo y en toda la naturaleza
también hay insectos benéficos que destruyen plagas
y son verdaderos aliados del agricultor Estos insectos
benéficos pueden ser:

  • Predadores: Que matan y comen a los insectos
    plagas. Por lo general son más grandes que sus
    víctimas.

  • Parásitos: Que se benefician de otros
    insectos a los que eliminan lentamente. Por ejemplo, la
    avispa Trichograma pone sus huevos dentro de los
    huevos de las plagas; las mariquitas depositan los huevos
    dentro de los pulgones.

  • Propagadores de patógenos: Igual que
    hay insectos que propagan enfermedades o los cultivos, hay
    otros que transportan bacterias y virus patógenos para
    los insectos plagas.

Cuando se decide realizar el control de plagas con
insecticidas naturales, en reemplazo de los químicos, lo
que se pretende es eliminar las plagas sin destruir los insectos
benéficos ni envenenar los alimentos.

Recolección del
material

La recolección de plantas o partes vegetales de
las que se va a obtener los extractos para la elaboración
de repelentes debe ser realizado cuidadosa y selectivamente, a
fin de conseguir una buena materia prima sin destruir las fuentes
de provisión. Es importante conocer los principios activos
que poseen estas plantas y a qué insectos
afectan.

Por lo general, según la parte que se vaya usar,
se recomienda lo siguiente: las hojas hay que recolectarlas
cuando las flores estén completamente abiertas. Las
flores, antes de que se abran totalmente. Los raíces, al
final del crecimiento de la planta.

Al cosechar, se debe usar las herramientas adecuadas
(podaderas, por ej.). Si se va a utilizar las partes
aéreas de las plantas, no es necesario arrancarlas de
raíz ni cortar todo el follaje, todas las flores, frutos o
semillas. Siempre se debe dejar por lo menos un 50% de estas
partes a fin de facilitar los rebrotes y la multiplicación
de plantas.

En la cosecha hay que desechar las plantas y partes
secas y enfermas y las que no contienen las sustancias activas;
los tallos leñosos, por ejemplo. La recolección de
las plantas se debe hacer preferiblemente después de que
se haya evaporado el rocío y no con mucho sol. No es
conveniente recolectar vegetales de lugares
contaminados.

El material que se obtenga puede ser utilizado en fresco
o seco. Esto depende de muchas circunstancias, incluyendo la
oportunidad de la cosecha, la necesidad de obtener los principios
activos para elaborar los insecticidas y la comodidad del
recolector o usuario.

Secado y conservación

En general, las hojas y flores se los debe secar a la
sombra, colgándolas en racimos o colocándolas en
bandejas de malla y madera; todo esto en un lugar bien ventilado
y seco, protegidas del polvo.

Las raíces y tallos pueden ser secados al sol,
para lo cual se las lava y corta en tiras o rebanadas. Durante la
noche hay que evitar la exposición al rocío y al
sereno nocturno, pues retardan el secado.

Cuando las plantas tienen un 10% de humedad, adquieren
un color ligeramente más suave que el material original y
se tornan quebradizas. En este momento están listas para
almacenarlas, preferiblemente cortadas y desmenuzadas, en envases
de papel, cartón, tela, o en frascos que no sean
herméticos. No se debe guardarlas en bolsas de
plástico ni de nylon, que impiden una normal
ventilación y facilitan la formación de
moho.

El tiempo de secado varía mucho, según el
tipo de vegetal, el grado de humedad del ambiente y la
temperatura del lugar. Los vegetales secos deben ser guardados en
ambientes secos y protegidos de la luz. En estas condiciones
pueden durar un año manteniendo las propiedades de los
principios activos, por cuyo motivo no se debe olvidar rotular
cada envase con el nombre de la planta y la fecha de
recolección.

La
elaboración de los preparados

El principal objetivo es extraer de las plantas los
componentes o principios activos que van a servir para
utilizarlos como repelentes o insecticidas, por lo que se debe
ser cuidadoso para que esa extracción sea integralmente
realizada, evitando alteraciones o degradaciones en el proceso y
la conservación de los preparados.

En cuanto o las cantidades paro el uso de vegetales
frescos y secos, se debe calcular aproximadamente una
relación 4:1, pues se estima que un 70-80 % de los frescos
es agua. Ejemplo: si la formula indica usar 1 Kg en fresco, esto
equivale a 250 gramos en seco (25%).

El proceso para obtener los principios activos depende
del tipo de planta y los componentes que se desea extraer. Entre
los procedimientos recomendados tenemos los
siguientes:

  • Decocción: Hervir el agua con las
    plantas o partes desmenuzadas, durante 20 ó 30
    minutos. Se deja enfriar la decocción (tapada) y luego
    se filtra.

  • Infusión: Poner agua hirviendo en un
    recipiente con las plantas o partes desmenuzadas. Tapar el
    recipiente y dejar en reposo 12 a 24 horas para luego filtrar
    el líquido.

  • Zumo: Extraer el jugo de las plantas frescas,
    licuándolas, moliéndolas o
    machacándolas. Luego, la papilla obtenida se mete en
    una bolso de tela para extraer el líquido a
    presión.

  • Maceración: Las plantas desmenuzadas
    se colocan en un recipiente y se añade agua
    fría. Lo maceración dura 1 o 2 días,
    transcurridos los cuales se filtra el
    líquido.

  • Purín fermentado: Se coloca las
    plantas frescas en un recipiente de cerámica o madera;
    se añade agua y se le tapa de tal manera que entre
    aire. Hay que remover diariamente la mezcla o fin de
    favorecer la fermentación. Cuando el líquido se
    pone oscuro (a los 2 semanas, aproximadamente) y ya no hace
    espuma al removerlo, es que está listo para filtrarlo
    y ser utilizado.

Sugerencias

Para hacer los preparados es preferible usar agua de
lluvia o pozo y evitar, en lo posible, el empleo de agua con
cloro. Los líquidos preparados se filtran finamente para
detener partículas que obstruyen los
pulverizadores.

Se puede utilizar varias plantas o partes de plantas en
la mezcla, procurando que se potencien entre ellas. En cualquiera
de los procesos indicados es mejor poner los vegetales en una
funda de lona o tela con un peso adicional, para que se vaya al
fondo, manteniendo así un mayor contacto con el agua que
extrae los principios activos de las plantas.

Por lo general, no se debe hacer aplicaciones en los
cultivos en momentos de lluvia o a pleno sol. Para estas labores
conviene aprovechar las horas sombreadas, muy por la
mañana o al caer lo tarde.

LOS PREPARADOS

A BASE DE AJÍ

Maceración: 100 gramos de ají
picante triturado por litro de agua. Dejar en reposo 24 horas y
filtrar. Para aplicar o las plantas, mezclar 1 litro de
maceración de ají con 1 litro de agua de
jabón (solución al 50%).

A BASE DE AJO

Maceración: 1 Kg de ajo machacado,
más 100 mililitros de aceite de cocina y medio
jabón de pasta azul; se mezcla en un galón de agua
y se lo deja en reposo por 4 a 6 horas, luego se filtra. Para
aplicar a las plantas se utiliza 1 litro de esta mezcla con 19
litros de agua jabonosa (solución al 5%).

A BASE DE AJÍ + AJO

Maceración: 100 gramos de ají,
más 100 gramos de ajo y 1/4 de jabón de pasta azul;
se mezcla con un galón de agua. Se deja reposar por 24
horas y se filtra. Para aplicar o las plantas se utiliza esta
mezcla directamente, sin añadir nada más de agua
(solución al 100%).

A BASE DE CEBOLLA

Purín: 100 gramos de bulbos machacados por
litro de agua. Dejar que fermente durante 7 a 10 días y
filtrar. Para aplicar a las plantas y al suelo, mezclar 1 litro
de purín con 9 litros de agua jabonosa (solución al
10%). En caso de utilizar solo como repelente, mezclar 1 litro de
purín en 19 litros de agua (solución al
5%).

A BASE DE COLA DE CABALLO

Decocción: Se emplea toda la planta,
excepto la raíz, a razón de 150 gramos de planta
fresca por litro de agua; se lo hierve por una hora, se tapa
bien, se la deja enfriar y se filtra. Para aplicar a las plantas
(en este caso es recomendado hacer a pleno sol) se mezcla 1 litro
de la decocción con 4, litros de agua (solución al
20%). Purín: Las mismas proporciones que para la
decocción; se deja fermentar durante 3 semanas y se la
utiliza en igual forma. Estas preparaciones de cola de caballo
pueden ser también reforzadas con una solución de
silicato de sodio o de potasio al 2% ó 5 %, para combatir
en árboles enfermedades fungosas.

A BASE DE MANZANILLA

Decocción: Se utiliza las flores secas; 50
gramos por litro, hervir durante 10 minutos, tapar, enfriar y
luego filtrar. Para aplicar a las plantas se utiliza una mezcla
de 1 litro de la decocción con 4 litros de agua
(solución al 20%).

A BASE DE NEEM

Decocción: Se utiliza las hojas frescas; 1
Kg en 5 litros de agua; hervir hasta que el color verde de las
hojas cambie; tapar bien; dejar que se enfríe durante una
noche y filtrar. Esta decocción se puede aplicar a los
plantas directamente, sin diluir (solución al 100 %).
Maceración: Se utiliza las semillas sacadas del
fruto, secadas al sol y molidas. Poner 500 gramos del polvo en 10
litros de agua y dejar tapada la mezcla durante 12 a 24 horas,
luego filtrar. Esta mezcla se puede aplicar a las plantas
directamente, sin diluir.

A BASE DE ORTIGA

Maceración: Se utiliza toda la planta,
menos la raíz; 100 gramos de planta fresca por litro de
agua; tapar y dejar en reposo durante 24 horas, después
filtrar. Se pulveriza sobre las plantas directamente, sin diluir
(solución al 100%). Purín: Igual
proporción de planta y agua: (100 gramos por litro). Dejar
que fermente durante 14 días y filtrar. Se utiliza para
rociar en las plantas una mezcla de 1 litro de purín con
19 litros de agua jabonosa (solución al 5%).

A BASE DE RÁBANO

Decocción: Se utiliza las hojas y las
raíces frescas; 30 gramos por litro; hervir 30 minutos,
dejar enfriar y filtrar. Para aplicar a las plantas se utiliza la
decocción sin diluir. (Solución al
100%).

A BASE DE TABACO

Infusión: Poner 50 gramos de hojas frescas
por litro de agua recién hervida; tapar y dejar enfriar
por unas 4 horas, luego filtrar. Se aplica en las plantas una
mezcla de 1 litro de infusión por 4 litros de agua
jabonosa (solución al 20%). Decocción: 70
gramos de hojas frescas por litro de agua; hervir durante 20
minutos, dejar enfriar y filtrar. Par aplicar en los plantas se
utiliza una mezcla de 1 litro de infusión con 5 litros de
agua jabonosa (solución al 16.5%). NOTA: El tabaco
debe ser usado con precaución y en casos extremos, porque
mata igual a insectos plagas y benéficos.

A BASE DE TOMATE

Decocción: Tallos y hojas frescos; 200
gramos por litro de agua; hervir durante 20 minutos; dejar
enfriar unas 4 horas y filtrar. Para aplicar en los plantas, se
utiliza 1 litro de decocción mezclada con 4 litros de agua
jabonosa (solución al 20%). Tintura: 500 gramos de
brotes se deja macerar en 1 litro de alcohol, en un recipiente
bien cerrado, durante 8 días; se escurren las plantas y se
filtra el líquido. Para aplicar en los planta se utiliza 1
litro de la tintura en 40 litros de agua jabonosa
(solución al 2.5%). Purín: Se emplea
los brotes procedentes de la poda; 100 gramos por litro de agua;
dejar que fermente durante 14 días y filtrar. Para aplicar
a las plantas se utiliza uno mezcla de 1 litro de purín
con 4 litros de agua jabonosa (solución al
20%).

Recomendaciones
generales

Al elaborar los insecticidas biológicos y al
aplicarlos a las plantas y el suelo hay que tomar las
precauciones del caso, como si se tratara de pesticidas
químicos, aunque estos últimos son mucho más
peligrosos y letales, de gran poder residual. Esto quiere decir
que se debe trabajar con mascarilla, guantes, gafas protectoras y
ropa adecuada; pues los extractos vegetales también
actúan afectando las mucosas y la piel y algunos son
venenosos. Por ejemplo: el ají, cuando penetra en los
ojos, causa serías irritaciones.

Fuente: Cómo hacer insecticidas agrícolas.
Eduardo Landez M. México. Desde el Surco. 2001

 

 

Autor:

Ing. Allan Aaa

 

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