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Supersticiones y generalizaciones



  1. Animales racionales o personas
    locas
  2. Teología y
    evolución
  3. Peligro de conformidad y
    disconformidad
  4. Afirmaciones absurdas de
    Aristóteles
  5. Supersticiones sobre buena y mala
    suerte
  6. Generalizaciones sobre las
    mujeres
  7. Generalizaciones sobre características
    nacionales

Animales
racionales o personas locas

Durante un largo periodo de mi vida he buscado
aplicadamente, en muchos países de tres continentes,
evidencias a favor de la afirmación de que las personas
somos animales racionales, pero hasta ahora no he tenido la buena
suerte de tropezar con ellas.

Por el contrario he visto que: El mundo se hunde cada
vez en la locura. Grandes naciones, que antes estaban a la cabeza
de la civilización, ahora hadan extraviadas por
predicadores de tonterías rimbombantes. La crueldad, la
persecución y la superstición aumentan a saltos.
Hemos llegado al extremo de considerar a quienes alaban la
racionalidad, como vejestorios reaccionarios, supervivientes de
una época pasada.

He descubierto que: Aunque para Erasmo la locura es
peremne, el género humano no obstante ha sobrevivido. En
perspectiva nuestra época, no es mucho peor que las
épocas pasadas, a las que sobrevivió la humanidad
sin que se produjera el desastre final. Se afirmaba que los
peligros del mal asechaban por todas partes, que los demonios
instalados en las comidas, poseían los cuerpos de los
incautos, que se olvidaban de persignarse antes de comer. Que
había que decir Jesús, cuando se estornudaba, para
alejar a los demonios que estaban en asecho, para penetrar en el
cuerpo momentáneamente sin alma, pues se alejaba durante
el estornudo. Que la peste, la hambruna, los terremotos, las
inundaciones, los incendios eran castigos por los pecados de la
gente. Era creencia general que la inmensa mayoría de la
humanidad estaba condenada al infierno. Muchos millares de brujas
y brujos acabaron en la hoguera.

El desarrollo de la ciencia ha enseñado
gradualmente a la humanidad a conocer el comportamiento de la
naturaleza y a dominar las fuerzas naturales. A lo largo de los
cuatro últimos siglos el clero ha perdido las batallas que
ha librado contra la ciencia. Tras haber sido superados en
astronomía, hicieron todo lo posible por impedir los
avances de la geología. En biología combatieron a
Darwin. En la actualidad luchan contra las teorías
científicas de la psicología y la educación.
En cada época han practicado el oscurantismo, al impedir
la instrucción de las clases populares.

Teología y
evolución

Toda la teología, elaborada por hombres afirma,
en lo que respecta al cielo y al infierno, que los humanos somos
lo más importante en el universo de los seres creados, que
todos los fenómenos astrológicos han sido creados
para ellos.

Con los conocimientos de la evolución, la
glorificación de las personas dentro de la
teología, adquirió una nueva forma. Se dijo que
durante los millones de años en que no existieron seres
humanos, la evolución estuvo cumpliendo un gran
propósito divino, preparar como culminación, como
plenitud de los tiempos, la presencia de los humanos. Esta es una
débil y ridícula conclusión del largo y
doloroso proceso, que se nos pide admiremos como el supremo
esfuerzo de un dios omnipotente. Pero si dios es omnipotente por
qué empleó un tiempo tan largo y tedioso y ha
permitido en su glorioso resultado figuras tan tenebrosas como
Nerón, Calígula, Hitler, Mussolini y el sin
número de sus imitadores?

Fuentes de falsas creencias

Temporalidad o eternidad de la vida. Existe la
certeza científica de que la vida en el planeta tierra es
temporal. La especie humana se extinguirá con alguno de
los siguientes acontecimientos de la tierra: Congelamiento,
desprendimiento de la atmosfera, insuficiencia de agua,
explosión del sol con todos sus planetas.

Desde el punto de vista de la teología, la
extinción de la tierra tiene poca importancia porque las
almas de las personas son inmortales y seguirán existiendo
en el cielo o en el infierno. Los teólogos aborrecen el
progreso gradual desde el limo primitivo hasta las personas
modernas, dan poca importancia a la evolución en la esfera
terrestre que considera un breve intermedio entre lo nebuloso y
la helada eternidad. No dan importancia ni apoyo
científico a la permanencia de los seres humanos en el
sistema solar.

La exageración de rumores. Álvaro
le dijo a Berta que vió a Javier algo ebrio. Berta le dijo
a Carlos que vió a Javier tambaleándose borracho.
Carlos le dijo a Diana que vió a Javier inconsciente
tirado en una cuneta. Diana le dijo a Ernesto que Javier bebe
todas las noches hasta perder el sentido.

La malicia. Nos gusta pensar mal de nuestros
vecinos y para ello estamos dispuestos a creer lo peor de ellos,
basándonos en evidencias muy débiles.

El gusto por lo maravilloso, es otra fuente de
falsas creencias. Cuando se les pide a personas que describan los
trucos que han visto realizar a algún mago, casi siempre
escriben algo más asombroso que la realidad, algo que el
mago no lograría hacer. Sin embargo todos afirman haber
visto con sus propios ojos lo que han descrito.

Lo maravilloso, suele ser creído a menos que vaya
contra algún juicio preconcebido o prejuicio fuerte. Los
modernos historiadores hacen caso omiso de prodigios y
maravillas, porque las personas cultas actualmente prefieren lo
que la ciencia considera como probable.

Shakespeare relata las siguientes maravillas, que
encontró en obras de respetados historiadores, de la
víspera del asesinato de César, que:

  • Un esclavo al levantar su mano izquierda
    flameó y ardió entre veinte antorchas
    circundantes y al final la mano quedó intacta, sin
    sufrir quemaduras.

  • Junto al Capitolio me encontré con un
    león, que me miró y pasó de largo
    huraño, sin hacerme daño.

  • Se amontonaron cien mujeres horrorizadas,
    trastornadas de miedo que juraban haber visto hombres de
    fuego, que andaban por las calles de un lado al
    otro.

Estas cosas maravillosas solían ocurrir a la
muerte de algún gran hombre, o al principio de una guerra
importante. Cuando estos acontecimientos tienen importancia
religiosa son aceptados como reales, no son
rechazados.

Mitos y violencia. Toda emoción intensa
tiene tendencia a crear un mito o un relato imaginario. Cuando la
emoción es de un individuo, se le considera una locura,
pero cuando la emoción es consecuencia de una gran
excitación colectiva, nadie corrige el rumor y se
transforma en mito. Para cada final de siglo, no falta quien
pronostique el fin del mundo. Durante las guerras todos hablan de
proezas, que les contaron pero que nadie vió
personalmente. Los mitos suelen estar aliados con la crueldad.
Los primeros romanos asociaban la comunión o
eucaristía de los cristianos con canibalismo,
comían el cuerpo y bebían la sangre de humanos.
Creencias infundadas sirven de fundamento al deseo inconsciente
de homicidas y genocidas de encontrar victimas para perseguir,
torturar y asesinar.

Hasta finales del siglo XVIII, la insensatez
médica con sus tratamientos curiosos y dolorosos
causó abundante dolor y sufrimiento a los pacientes. Se
afirmaba que la locura era posesión diabólica. Que
las sensaciones experimentadas por los pacientes eran
también sufridas por los demonios que los poseían.
Se hacía por tanto sufrir al paciente, generalmente
golpeándolo salvajemente hasta que los diablos
decidían abandonarlo. Cuando el rey Jorge III de
Inglaterra enloqueció, intentaron aplicarle este
tratamiento, pero también sin éxito. Cuando se
descubrieron los anestésicos, algunos teólogos los
prohibieron, pues se trataba de un intento de eludir el dolor
como voluntad divina. Otros teólogos los aceptaron, pero
solamente cuando se trataba de hombres, puesto que dios
sumió en un profundo sueño a Adán, para
extraerle la costilla de la que formaría a Eva. En cambio,
no se podían usar en el caso de las mujeres, a causa de la
maldición divina sobre Eva y su descendencia femenina:
"parirás los hijos en medio del dolor".

Supersticiones económicas

El alto valor del oro y de las piedras preciosas depende
de la rareza, la escasés y las propiedades mágicas
que se les asignaron inicialmente. Ante la escasés de
dinero para pagar deudas enormes, se insistió en las
virtudes míticas del oro y se le asignó
internacionalmente un valor alto. Desde entonces se extrae de la
tierra y se sepulta en cajas fuertes en los mayores
bancos.

Supersticiones políticas

La política está regida por tópicos
falsos, pronunciados con aires de sabiduría prodigiosa y
convincente. La máxima de que "no es posible cambiar la
naturaleza humana", significa que los seres humanos generalmente
presentan comportamiento similar. Pero los conocimientos
antropológicos destruyeron esta creencia al comprobar que
el comportamiento humano cambia con la cultura y las condiciones
del ambiente. En algunas culturas muy pobres, una mujer tiene
varios maridos para poder sostenerse. Varias tribus
indígenas practican la costumbre de ofrecer sus esposas a
los invitados. Judíos y mahometanos practican la
circuncisión de niños y niñas. Algunos
pueblos no cristianos han practicado el infanticidio para evitar
la superpoblación. Las tribus nómadas generalmente
no reconocían la propiedad privada. En varios
países donde hay buenos subsidios para niños,
hombres especialmente desempleados, compiten por el derecho a ser
considerados padres de los futuros niños de madres
solteras.

La naturaleza humana es extremadamente variable
según las circunstancias. El alimento y el sexo,
requisitos muy generales, cambian de acuerdo a las condiciones de
supervivencia. Con dieta y adiestramiento se puede volver a la
gente dócil o feroz, dominante o servil. Por medio de
acciones gubernamentales adecuadas se pueden convertir las
estupideces mayores en credos de vastas
mayorías.

Platón fundamentó la idea de la
República sobre creencias que él mismo consideraba
mitos, porque consideraba que los pueblos se pueden inducir a
creer en ellos. La armonía ciudadana había que
basarla en la ausencia del egoísmo y en la comunidad de
bienes. Se ha obtenido consentimiento general haciendo creer a la
gente cosas tan irracionales como la transustanciación en
la eucaristía, o la pureza y superioridad de la raza
germana.

El poder de los gobernantes sobre las creencias de los
pueblos ha sido muy grande. Emperadores romanos se hicieron
cristianos para que la gran mayoría del pueblo romano se
convirtiera al cristianismo. En los territorios cristianos que
conquistaban los árabes la gente abrasaba el islam. Los
gobernantes europeos propiciaron la división de los
cristianos en protestantes y católicos.

El poder de los gobiernos sobre las creencias de los
pueblos es actualmente mucho mayor que en épocas pasadas.
Una creencia, cuando domina las acciones de grandes masas es
importante aunque sea falsa. Las creencias inculcadas por
gobiernos o imperios a sus súbditos, pueden ser ciertas o
falsas, divergentes o convergentes. Las falsas y divergentes son
capaces de inspirar en los pueblos ardientes deseos de matarse
unos a otros, hasta el extremo de olvidar el instinto de
autopreservación. A un gobierno militar le resulta
fácil formar una población de fanáticos
irracionales.

Una aplicación mal intencionada de la
máxima de que no es posible cambiar la naturaleza humana,
es la afirmación dogmática de que siempre
habrá guerras porque los humanos necesitan de
ellas.

Con las creencias ciertas y convergentes, por el
contrario resulta fácil formar una población
juiciosa y racionable. Pero los políticos corruptos no
desean hacer tal cosa.

Lo cierto es que la mayoría de las personas con
la dieta y la educación a que están sometidos,
aunque sientan deseos de luchar por mejores condiciones de vida,
no lo hacen a menos que vean la posibilidad de ganar la
contienda. Aunque muchas actitudes de los empleados de gobierno
les resulten enojosas, no pelean, ni siquiera discuten con ellos
porque saben de las abrumadoras fuerzas del estado que los apoya.
Estos pueblos dan la impresión de estar
psicológicamente frustrados.

Cuando existe una organización política
estructurada, de tal manera que la guerra con toda evidencia
resulta improductiva, se observa que no hay nada en la naturaleza
humana que la promueva y cause la desdicha de la gente. Tal es el
caso de Suecia, no ha estado en guerra desde 1814 y los suecos
viven en unas de las naciones más felices y satisfechas
del mundo. A pesar de su neutralidad es dudoso que puedan
continuar siéndolo.

En el pasado falsas creencias obligaban a los hombres a
batirse en duelo. Sin embargo, ahora nadie se siente frustrado
por no poder hacerlo. Similares argumentos se podrían
utilizar para impedir la guerra.

Peligro de
conformidad y disconformidad

Algunos pensadores creen tener razón al disentir
de la opinión general. Si esto fuera así,
resultaría muy fácil encontrar la verdad. El
número de excéntricos que no adhieren errores en
boga, supera al de aquellos que adoptan verdades pasadas de moda.
Ser excéntrico no basta para tener seguridad de que se
está en lo cierto, aunque algunos excéntricos se
sientan poseedores de la verdad.

Un predicador sostenía que existen dos
métodos de curación de enfermedades, uno practicado
por los médicos y el otro la curación por la fe en
Jesús, practicado por él. Al poco tiempo fue
amonestado por las autoridades eclesiásticas.

Un eminente psiquiatra aficionado a la filosofía,
pregonaba haber descubierto una nueva lógica que
sería enseñada por su fundación cuando
muriese. Murió y no apareció ninguna nueva
lógica, ni fundación que la
enseñase.

Un diletante de barrio me escribió pidiendo le
recomendara algunos libros de filosofía. Al poco tiempo se
me apareció enojado porque en uno de los libros
recomendados se afirmaba que Julio Cesar había muerto, lo
cual según él era una mentira, porque él era
Julio Cesar y estaba vivo.

Afirmaciones
absurdas de Aristóteles

Muchas de las creencias de los juiciosos de ahora
parecerán absurdas en un futuro no muy lejano. A pesar de
su reputación la obra de Aristóteles está
llena de afirmaciones absurdas. Por ejemplo dice que: Los
niños deberían ser concebidos en invierno, cuando
el viento está hacia el norte. Cuando el matrimonio es
demasiado joven su descendencia será femenina. La sangre
de las hembras es más negra que la de los machos. El cerdo
es el único animal irracional que puede contagiarse de
sarampión. A los elefantes que padecen insomnio hay que
frotarles los cuartos delanteros con una mezcla de sal, aceite de
olivas y agua caliente. Las mujeres tienen menos dientes que los
hombres.

Supersticiones
sobre buena y mala suerte

Las personas son animales que deben creer en algo. Si no
encuentran creencias con buenas bases, se apoyarán en
otras cualquiera. Muchas de las creencias de los juiciosos de
nuestros días dentro de uno o más siglos
parecerán necias. Las supersticiones sobre los días
de buena y mala suerte son casi universales. Los prejuicios
contra el día viernes y el número trece estuvieron
muy generalizados. Muchas personas no viajaban el viernes. Muchos
hoteles y edificios carecían del piso trece. Ahora estas
supersticiones se consideran necedades inocuas.

Creencia en lo natural y la
naturaleza

Estas creencias han sido fuente de muchos errores,
aunque hayan sido y en cierta medida continúan siendo
eficaces en medicina. Se cree que el cuerpo humano tiene cierta
capacidad de curarse por sí mismo: las pequeñas
cortaduras suelen cicatrizar naturalmente, resfriados y otras
enfermedades desaparecen sin tratamiento
médico.

En los tratamientos médicos la ayuda de la
naturaleza es muy deseable. Pero también en los accidentes
y enfermedades los tratamientos médicos son deseables: Las
cortaduras pueden volverse sépticas si no se desinfectan,
las enfermedades leves pueden volverse graves sin tratamientos
médicos, los resfriados pueden volverse
neumonías.

Muchas prácticas obligatorias ahora, fueron
antinaturales en el pasado, como cubrirse o bañarse. Ahora
resulta imposible vivir sin vestido, aún en regiones
cálidas, o sin asearse. En lugares donde falta limpieza,
la población padece enfermedades como el tifus,
erradicadas definitivamente en grupos humanos civilizados.
Cocinar los alimentos o calentar las viviendas era antinatural.
Todo progreso en la civilización ha sido denunciado como
antinatural al comienzo: La vacunaciones, las carreteras, los
puentes, los barcos.

El control de la
natalidad

El control de natalidad, pero no el celibato, se dijo
que era contrario a la naturaleza. Thomas Robert Malthus
(1766-1834), clérigo y economista británico fue el
autor del maltusianismo. Según esta doctrina un
crecimiento más rápido de la población, que
la producción de alimentos genera miseria, y que la
única forma de remediarla era la limitación
voluntaria de los nacimientos. Para Malthus había tres
maneras de limitar el crecimiento de la población: La
contención moral, la inmoralidad y la miseria. La
contención moral imposible de practicarla a gran escala,
la inmoralidad abominable su práctica, y la miseria como
manera natural y sin posibilidades para quienes confiaban en
aliviarla.

Algunos teólogos modernos adversarios del control
de la natalidad fingen una solución poco honesta: por
muchas que sean las bocas para alimentar, Dios omnipotente
podrá realizar un continuo milagro de panes y de peces.
Hasta ahora el hecho real es que Dios omnipotente no ha
considerado necesarios estos milagros y ha dejado expuesta a la
humanidad a periódicas hambrunas, en las que han muerto de
inanición millones de personas. Además estos
teólogos han dicho que los sufrimientos en este mundo
carecen de importancia ante la vida eterna futura. Estos
teólogos se oponen a una mejora de la vida de sus
feligreses en la tierra, pero no de la propia, y afirman que si
consiguen alguna mejora en esta vida, violando la voluntad
divina, padecerán el tormento eterno.

Otros teólogos afirman que los niños que
nacen, a pesar de haber practicado algún control de
natalidad, irán al infierno.

Generalizaciones
sobre las mujeres

El amor y la aversión más intensos,
despertados por las mujeres, se encuentran plasmados en la
sabiduría proverbial. Los hombres casados juzgan el
matrimonio en base a sus esposas. Las mujeres juzgan el
matrimonio en base a ellas mismas. En la antigüedad cuando
la supremacía masculina era incuestionable, los hombres
que no consideraban a las mujeres inocuas y tontas eran objeto de
desprecio. En el cristianismo la mujer adoptó los papeles
de santa o tentadora.

En la época victoriana, los hombres victorianos
no admitían ser susceptibles a la tentación y
abundaron más, en consecuencia, las mujeres santas que las
tentadoras. Como la virtud superior de las mujeres era la
santidad, se las mantuvo marginadas de la política, donde
era imposible practicar esta virtud. Las feministas dieron vuelco
a esta situación, al afirmar que la participación
de las mujeres ennoblecía la política. Como esta
afirmación resultó ser una ilusión, ahora se
habla menos de la santidad femenina, pero también son
pocos los hombres frailunos que sostienen el punto de vista de la
mujer tentadora. En su mayor parte los hombres consideran ahora a
las mujeres como un sexo más juicioso, encargado de
reparar el daño provocado por insensateces de los
hombres.

Como las generalizaciones son resultado de experiencias
escasas, desconfio de las generalizaciones acerca de las mujeres,
favorables o desfavorables, antiguas o modernas, masculinas o
femeninas. Una actitud profundamente irracional hacia las mujeres
puede verse en las novelas, sobre todo en las malas novelas
escritas por hombres. En estas últimas el autor suele
estar enamorado de ellas y por tanto poseen todos los encantos y
están desamparadas por falta de protección
masculina.

En algunos casos como el de Cleopatra de Shakespeare, se
presenta como objeto de odio exasperado y se la considera
profunda e irremediablemente perversa. Los escritores masculinos
exteriorizan en ellas sus propias emociones, o las retratan como
heroínas que estuvieran observando.

Las mujeres novelistas presentan dos clases de mujeres
en sus libros: Las mal representadas por ellas mismas son
fascinantes, amables, objetos de lujuria por los hombres malos y
de amor por los buenos. La otra clase de mujeres son todas las
demás mujeres y suelen ser malévolas, crueles,
falsas y despreciables. Juzgar a las mujeres sin prejuicios, no
es tarea fácil para los hombres, ni para las mismas
mujeres.

Generalizaciones
sobre características nacionales

Las generalizaciones sobre las características
nacionales son tan corrientes e injustificadas como las
generalizaciones acerca de las mujeres. Lo que en una
nación se cree como carácter nacional de otra,
depende de unos pocos individuos prominentes o de la clase
dominante que detente el poder. Por esto, cualquier cambio
político generalmente trastorna por completo las
generalizaciones nacionales que se hayan hecho.

De Alemania, hasta 1870 se creyó era una
nación de profesores con anteojos, ensimismados en su vida
interior y apenas conscientes del mundo exterior. Desde esa fecha
ha sido necesario revisar a fondo esta creencia.

De Francia, la mayoría de norteamericanos
consideran que los franceses se encuentran entregados
permanentemente a intrigas amorosas. Los que se instalan en
Francia, se asombran y se sienten decepcionados, ante la
intensidad de la vida familiar en ese país.

De Rusia, se atribuía a los rusos, antes
de la revolución rusa, un alma mística que les
impedía un comportamiento corriente, pero les
proporcionaba una especie de sabiduría profunda, a la que
aspiraban naciones más prácticas. Con la
revolución todo cambió, el misticismo fue visto
como un tabú y solo se toleraron los ideales más
terrenos.

 

 

Autor:

Rafael Bolívar
Grimaldos

 

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