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La Teoría de Tajfel y la Teoria Socioestructural



  1. Teoría de la
    categorización social y la influencia grupal de
    Tajfel
  2. Teoría
    socio-estructural
  3. Bibliografía

PALABRAS CLAVES: Nacionalismos,
autodeterminación, pluralismo cultural, teorías
psicosociales aplicadas.

KEY BOARDS: Nationalisms, autodetermination, cultural
pluralism, independence, psicosocial theories applied.

CUERPO

Teoría de
la categorización social y la influencia grupal de
Tajfel

Introducción.[1]

Es Henri Tajfel quien introduce el problema de la
categorización social[2]y por esta
vía, la identidad y los prejuicios como temas relevantes
para el pensamiento psicosocial. A grandes rasgos va a
señalar la constitución intersubjetiva de la
identidad tanto desde el punto de vista social como individual.
Así, son los procesos de comparación intra e
intergrupal aquellos que crean los cimientos de la identidad y de
la categorización, es decir la formación del
"quienes somos socialmente" y del "quienes son los
otros socialmente
", acciones explícitamente
clasificatorias del mundo social.

El prejuicio sería, en este marco explicativo de
teorías psico-sociales, una resultante de la
comparación entre el adentro y el afuera de los grupos
sociales que tomáramos como de referencia y, de forma
concomitante, la opción descriptiva que un grupo adopta
para poder dar cuenta de su lugar social desde un lugar exterior
al referido.

El rechazo Inter-grupos a través de los
marginales es lo que nos explica Tajfel a través de su
teoría de la categorización social.

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La construcción psico-social no deja de ser un
concepto complejo, porque intervienen en él, las
representaciones, que se generan en toda Sociedad, y mediante las
cuales se organizan las relaciones sociales y las condiciones de
existencia de los individuos y grupos. Esta construcción
es un proceso de conocimiento que origina y organiza las
percepciones que se tiene de las personas y que cristaliza en
actitudes, valores, prejuicios y prácticas
sociales
. Contribuyendo a las formas de acción
social, a la asignación/reasignación de roles y a
la conformación de las identidades.

Ahora bien, los procesos cognitivos en el prejuicio
–según Tajfel- son tres:

Categorización social. Está vinculada con
los estereotipos[3]que surgen de un proceso de
categorización, introducen simplicidad y orden donde hay
complejidad y variación casi al azar. Representa una
tendencia hacia la simplificación. Juicios comparativos.
Dimensiones asociadas subjetivamente a grupos o
personas.

Asimilación. Contenido de las categorías a
las que se asigna la gente en virtud de su identidad social.
Aprendizaje de las evaluaciones (o preferencias) y el equilibrio
que tiene lugar tempranamente en la vida entre la
identificación del niño o de la niña con su
propio grupo y la presión de nociones acerca de grupos
variados, incluyendo el suyo propio.

Búsqueda de coherencia. Si el individuo tiene que
ajustarse al flujo del cambio social, tiene que tratar de
entenderlo. Con el fin de enfrentarse al cambio, la persona tiene
que hacer atribuciones constantes a causa de los procesos. Estas
atribuciones tienen que servir para dos criterios: equipararle
para que se enfrente con nuevas situaciones, de modo que parezca
consistente para él, y tiene que hacerlo de modo que le
preserve en la medida de lo posible, su integridad y su
autoimagen.

Dos tipos de cambios (y consecuentemente de necesidad de
ajuste cognitivo al cambio). El primero, consiste en las
circunstancias cambiantes del individuo dentro del grupo o grupos
a que pertenece. El segundo, en los aspectos de las relaciones
cambiantes de su grupo con otros grupos que afectan directamente
a ciertos aspectos importantes de su vida. En ambos casos,
necesita construir una estructura cognitiva que le proporcione
una explicación satisfactoria de las causas del
cambio.

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Realizando una abstracción del citado
artículo, podemos afirmar que esta teoría de la
categorización social tiene fundamento de
aplicación en esta tesis dado que la Sociedad sigue
considerando a los militares como "violentos, intransigentes
y antidemocráticos
". La percepción
social
se mueve en extremos entre el rechazo a priori,
consecuencia de prejuicios adquiridos[4]durante
decadas o inculcados por los responsables de la educación,
el maltrato que de éstas realizan los medios de
comunicación de masas, y la admiración
minoritaria.

En estas circunstancias es francamente difícil
que se produzca la tan nombrada integración de las Fuerzas
Armadas en la Sociedad y, ni mucho menos, la
profesionalización de la Institución Militar por
los prejuicios adquiridos hacia ella en el ámbito
político y popular, y por incumplirse los tres factores
esenciales de toda profesionalización de cualquier
actividad: el refuerzo Institucional[5]el
reconocimiento social de la actividad que
realizan[6]y la autopercepción
identificante.[7]

De esta manera, podemos incluir al grupo "los militares"
entre los que la Sociedad ha adquirido prejuicios propios del
pasado, del desconocimiento del presente, de la
desinformación, de la información sesgada o
malintencionada de los medios de comunicación y de un
secretismo en el trabajo propio de la
Institución.

Para finalizar, debería quedar bien claro, que la
aceptación social de esta Institución es una
responsabilidad de todos y señalar que es necesaria
nuestra voluntad para propiciar la misma, a la que por otro lado,
tienen todo el derecho. Debemos aceptar los idearios y moral de
las personas que la conforman y eliminar de los procesos
cognitivos los planteamientos parciales y polarizados mostrados
como un defecto, ya que la identificación con la Defensa
Nacional y el orgullo de pertenecer a la Nación
Española debe ser compartida por toda la
Sociedad.

Teoría y aplicación.

La teoría de la identidad social fue formulada
por Henri Tajfel y John Turner en 1979 con la finalidad de
explicar el comportamiento de grupos numerosos, como pueden ser
las clases o las categorías sociales, y la tendencia que
se da en estas agrupaciones de favorecer a los miembros de un
mismo grupo (endogrupo), discriminando a aquellos que no
pertenecen a éste (exogrupo).

En sus experimentos (cuya influencia ha sido notable en
el terreno de la psicología social), Tajfel y Turner
crearon grupos mínimos, esto es, grupos creados
según una serie de condiciones "mínimas". Estas
condiciones mínimas intentaban eliminar todas las posibles
variables relacionadas con las tendencias de los grupos e
incluían los siguientes criterios (Shiffman y Wicklund,
1992): los miembros del grupo no mantenían
interacción cara a cara y no se conocía la
identidad personal de los miembros del grupo. No había
ventajas de pertenecer a un grupo determinado, ni razón
lógica para tener una actitud negativa hacia el grupo. Por
último, no había ventaja ni beneficio individual
como resultado de una determinada respuesta.

Los experimentos llevados a cabo mostraron que, a pesar
de las estrictas condiciones de los grupos mínimos, los
individuos, cuando eran asignados a un grupo (el criterio
utilizado fue estético: preferir un cuadro de Klee o de
Kandinski), tendían a pensar que ese grupo era mejor que
otro grupo alternativo. Los individuos creían compartir
características similares a los miembros de su grupo,
considerándose distintos a los miembros de otros grupos.
Sus resultados les llevaron a dos conclusiones: en primer lugar,
los individuos tendemos a clasificar a las personas en
categorías o grupos sociales. Una vez que nuestro mundo
social está dividido, tendemos a acentuar las barreras
entre grupos subrayando las igualdades con nuestro grupo y las
diferencias intergrupales (Aron & McLaughlin, 2001:
95).

En segundo lugar, Tajfel y Turner observaron que los
miembros del grupo aumentaban su autoestima y evaluaban a los
miembros del endogrupo más favorablemente (Tajfel &
Turner, 1986). Este comportamiento puede ser debido a que los
seres humanos tienen una necesidad básica de establecer y
mantener una identidad positiva mediante una autoestima positiva.
Martinot, Redersdoff, Guimond y Dif observaron que las personas
que pertenecen a grupos minoritarios o discriminados
(afroamericanos, mujeres, homosexuales) tienden a compararse con
miembros del endogrupo con el fin de proteger su autoestima,
evitando la comparación con miembros del exogrupo que
pudieran ser considerados como más afortunados.

Estas dos conclusiones tienen una consecuencia
importante en las relaciones intergrupales. Cuando los individuos
se identifican con un grupo y observan al resto como miembros de
otro grupo distinto al propio, se tiende a despersonalizar a los
demás, considerándolos como personas que reaccionan
de un modo determinado por pertenecer a un determinado grupo y no
como individuos con rasgos personales o diferencias con su propio
grupo. Siguiendo la teoría de la identidad social se crean
estereotipos y prejuicios entre los grupos debido a la
división entre endogrupos y exogrupos.

Conclusiones.

– La identidad es, por encima de todo, un dilema. Un
dilema entre la singularidad de uno/a mismo/a y la similitud con
nuestros congéneres, entre la especificidad de la propia
persona y la semejanza con los/as otros, entre las peculiaridades
de nuestra forma de ser o sentir y la homogeneidad del
comportamiento, entre lo uno y lo múltiple.

– La identidad es también un constructo relativo
al contexto sociohistórico en el que se produce, un
constructo problemático en su conceptualización y
de muy difícil aprehensión desde nuestras
diferentes formas de teorizar la realidad social.

– Pero existe otro aspecto de la identidad que no se
refiere únicamente a la singularidad de la persona, sino a
la pluralidad del grupo o de la comunidad. Por oposición y
complementariedad a la identidad personal se habla
comúnmente de identidad social. La idea de identidad
social remite a la experiencia de lo grupal, del "nosotros",
remite también a los vínculos o como decimos en un
lenguaje social más contemporáneo, a las
redes.

– Sin duda, en el marco de la Psicología social
convencional, la aportación más
característica al estudio de la identidad ha sido la de
Tajfel (1981) con su Teoría de la identidad Social y
posteriormente las derivaciones de la misma en términos de
la Teoría de la autocategorización (Turner,
1987).

– Tajfel define la identidad social como la conciencia
que tenemos las personas de pertenecer a un grupo o
categoría social, unido a la valoración de dicha
pertenencia. La valoración positiva o negativa sustenta
respectivamente una identidad social positiva o negativa. Tal
polaridad está determinada por el mantenimiento con
éxito o no, de una distintividad positiva. La
distintividad se fundamenta en dos procesos de naturaleza
complementaria, la comparación y la competición
sociales. Uno de los más importantes aportes que Tajfel
realizó, a mi juicio, tiene que ver precisamente con el
segundo de ellos, la competición. En efecto, aunque ya
estaba sobradamente descrita en la literatura sociológica
la competición social por recursos objetivos escasos,
él incorporó la idea de una competición
simbólica por recursos no necesariamente objetivos, sino
de naturaleza simbólica. De la conjunción de ambos
procesos proviene pues una Identidad social positiva o negativa
que predice, además, comportamientos tendentes a restaurar
la valoración positiva cuando está en entredicho o
es directamente negativa, como son las estrategias de cambio
social y las de movilidad social.

– Si bien Tajfel ofreció estas herramientas
conceptuales aplicables únicamente a un contexto social
bi-categorial aun sabiendo que tales contexto son escasos, pueden
ser abstraídos con facilidad a contextos más
"realistas" dónde existan simultáneamente gran
número de categorías y grupos sociales. Las
recientes aportaciones de S.Reicher para el caso del
comportamiento colectivo (1987, 1993) permiten ampliar la
capacidad interpretativas de estas herramientas conceptuales
más allá de una consideración esencialista y
continuada de la identidad social. En efecto, la
descripción de "identidades sociales puntuales" que se
generarían espontáneamente en situaciones de
comportamiento colectivo arrojan nueva luz y desencializan la
noción de identidad social haciéndola
contextualmente dependiente.

– Podemos sintetizar la teoría de la
categorización social según la siguiente
estructura:

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PSICOLOGIA DE LOS GRUPOS: Identidad e
interdependencia social y

Conflicto.

Amalio Blanco, Amparo Caballero y Luis de
la Corte. Madrid (2004), Prentice Hall

Teoría
socio-estructural

Introducción.[8]

Según Andrés A. de la Cruz
Gamonal[9]una organización tiene tres
componentes íntimamente ligados:

1.- Un sistema socio-estructural compuesto de
interacciones de las estructuras formales, de las estrategias,
políticas y procesos gerenciales, así como de todos
los elementos auxiliares de la vida y del funcionamiento
organizacional (objetivos y metas formales, estructuras de
autoridad y de poder, mecanismos de control, motivación y
recompensas, procesos de selección, de reclutamiento y
formación, etc.). 2. Un sistema cultural que reúne
los aspectos expresivos y afectivos de la organización en
un sistema colectivo de significados simbólicos: los
mitos, las ideologías y los valores. Comprende
también los artefactos culturales (ritos, ceremonias y
costumbres; metáforas, acrónimos, léxicos y
eslóganes; cuentos, leyendas y folclore organizacional;
emblemas, arquitectura, etc.).

Monografias.com

Fuente:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Publicaciones/administracion/v02_n4/imag_cultura.htm#Figura1

Este sistema cultural tiene la influencia
de la sociedad que lo rodea, por el pasado de la
organización y por los diversos factores de contingencia.
Evoluciona también bajo la acción de los
funcionarios predominantes actuales y la interacción
dinámica entre sus elementos culturales y estructurales.
Este autor, propone una definición de nociones tan
controvertidas como mitos, ideología y valores, con miras
a la orientación simbólica de nuestro concepto:Los
mitos, "esas máquinas para la supresión del tiempo"
(Lévi-Strauss[10]establecen los
vínculos afectivos duraderos entre un pasado venerado y la
realidad actual, justificando y normalizando así las
acciones y los líderes presentes. Cohen definía el
mito como un relato, en gran parte ficticio, que trata de
orígenes y transformaciones, expresados en términos
simbólicos y a los cuales se atribuye un carácter
sagrado. La ideología es un sistema coherente de
creencias, que da explicaciones generales convincentes, a veces
míticas, de la realidad social; ella justifica el orden
social actual o propone metas radicalmente diferentes (por
ejemplo, ideología revolucionaria), pero exhorta sin
equívocos a la acción colectiva. Los Valores son
interpretaciones simbólicas de la realidad, que prestan un
significado a la acción y establecen normas de
comportamiento social. Los valores son elementos constitutivos de
la ideología que se integran en un sistema coherente de
creencias. Pero los valores son también la
expresión más concreta de la ideología.
Así pues, las ideologías emplean los valores como
apoyo y como herramientas de expresión, y que pueden
existir independientemente de toda ideología. Aunque no
todas las organizaciones cultivan mitos e ideologías,
todas tienen la tendencia a adoptar y mantener su propio sistema
de valores y de las construcciones simbólicas
correspondientes. 3. Los individuos de la organización,
dotados de personalidad, de experiencias y talentos propios,
quienes según su estatuto y su posición
jerárquica, pueden contribuir a la elaboración y
modificación del sentido de la cultura. Todos los miembros
de una organización, cualquiera sea su función,
tienden a elaborar una imagen coherente de la realidad con el fin
de comprender el universo organizacional. El tipo de
relación con el sistema cultural (competencia cultural) y
el grado de participación en el sistema colectivo de
significados, pueden variar de un empleado a otro, según
las particularidades y la propia experiencia. No obstante, como
todos los empleados construyen sus significados a partir de
materias primas culturales proporcionadas por la
organización, un grado considerable de compartimiento de
significados se desarrolla inevitablemente entre los que
permanecen por largo tiempo en un mismo medio social.

Entre el sistema cultural y el sistema socio-estructural
de la organización, generalmente existe una
relación de apoyo compleja, que puede llegar a ser una
fuente importante de tensión y presión cuando la
organización deba adaptarse rápidamente a
circunstancias nuevas, productos de un medio social,
político y cultural especifico, así como de
particularidades históricas de la organización y de
una diversidad de contingencias. El sistema cultural y el sistema
socio-estructural deberían desarrollarse de manera
armoniosa y concomitante, el primero para justificar al segundo y
el segundo para sostener y reforzar al primero. Sin embargo, esta
relación puede perturbarse cuando sobrevengan cambios
importantes en el ambiente, repentina o gradualmente y sin que la
organización los observe, al menos durante cierto
tiempo.

Conclusiones. Cuando se observan cambios en estos
sistemas, tratamos de adaptarnos a ellos modificando el sistema
socio-estructural formal. Ahora bien, estos cambios no tienen
sentido ni justificación en el sistema cultural. De
allí resulta a veces cierta disonancia y una
desincronización entre los dos sistemas. Las consecuencias
de esa tensión entre los dos sistemas pueden ser
más o menos graves, y van desde una perdida temporal de
eficacia hasta el marasmo crónico, la decadencia o la
revolución cultural. De esta manera, la cultura
organizacional es una herramienta eficaz para la
interpretación de la vida y del comportamiento
organizacional y para la comprensión de los procesos de
decadencia, adaptación y cambio radical en las
organizaciones. Porque las organizaciones son, de manera ejemplar
a la vez creaciones sociales y creadoras de significados. Un buen
número de obras que tratan sobre las organizaciones,
incluso ciertos clásicos, consideran de manera
implícita que las organizaciones son sistemas
socioculturales con un componente cultural que se supone isomorfo
coherente con su componente social o estructural.

La aplicación de esta teoría a nuestro
estudio esta plenamente justificada por no producirse un apoyo,
por existir una disonancia del Sistema cultural de la Sociedad
hacia el socio-estructural que en este caso es la
Institución Militar como Organización.

Bibliografía

Cano Hevía, Juan Teniente General ,"La crisis del
Servicio Militar", ponencia presentada a las I Jornadas Defensa y
Juventud: Servicio Militar organizadas por la Fundación
"José Canalejas" en Madrid, Mayo de 1988..

Cosidó, Ignacio, "El Servicio Militar en los 90",
Capítulo III, Fundación "José Canalejas",
1990.

Nómadas- Revista Crítica de Ciencias
Sociales y Jurídicas 11-2005/1| Rubio Arribas, Francisco
J., Universidad Complutense de Madrid.

Soteras, Ana, sobre mejora de la habitabilidad en los
cuarteles ver: "Cuarteles para el siglo XXI", Revista
española de Defensa, nº 9, noviembre 1988.

Tajfel, H. Social Identity and Intergroup Relations,
U.S.A.:Cambridge University Press. (1982) Tajfel, H., Flament, M.
C., Billig, M. & Bundy, R. P. "Social Categorization and
Intergroup Behavior", European Journal of Social Psychology,
(1971), pp.149-178.

http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Publicaciones/administracion/v02_n4/imag_cultura.htm

 

 

Autor:

Enrique Area Sacristán

Doctor por la Universidad de Salamanca. Comandante de
Infantería. Escuela de Guerra del Ejército de
Tierra. Departamento de Estrategia y
Organización

 

[1] Extractado y aplicado al caso de
Nómadas- Revista Crítica de Ciencias Sociales y
Jurídicas 11-2005/1| Rubio Arribas, Francisco J.,
Universidad Complutense de Madrid.

[2] Ver Tajfel, H. Social Identity and
Intergroup Relations, U.S.A.:Cambridge University Press. (1982)
Tajfel, H., Flament, M. C., Billig, M. & Bundy, R. P.
"Social Categorization and Intergroup Behavior", European
Journal of Social Psychology, (1971), pp.149-178.

[3] Opinión o concepción muy
simplificada de algo o alguien.

[4] “… nuestros soldados forzosos han
estado durante mucho tiempo entre los peores vestidos,
alimentados y pagados de Europa. Esta situación ha
mejorado bastante últimamente, pero no lo suficiente. En
la Sociedad se ha ido creando la conciencia de que eso es
natural y de que el joven que va a hacer el Servicio Militar
tiene que ser ayudado por su familia (…).” En “La
crisis del Servicio Militar”, ponencia presentada a las I
Jornadas Defensa y Juventud: Servicio Militar organizadas por
la Fundación “José Canalejas” en
Madrid, Mayo de 1988. Teniente General Cano Hevía, Juan.
Sobre mejora de la habitabilidad en los cuarteles ver: Soteras,
Ana, “Cuarteles para el siglo XXI”, Revista
española de Defensa, nº 9, noviembre 1988. Sobre
percepciones del Servicio Militar, ver Cosidó, Ignacio,
“El Servicio Militar en los 90”, Capítulo
III, Fundación “José Canalejas”,
1990.

[5] De todos es sabido el rechazo en
determinadas Regiones Autónomas a los representantes
militares en los actos Institucionales de otras de
ámbito civil por representar, según los
Artículos 8º y 30ª de la CE, a los defensores
de la Unidad de España.

[6] Lo militar es prácticamente
desconocido y, por tanto, difícilmente reconocido.

[7] El orgullo de pertenecer a una
Institución plenamente reconocida, que se traduce en las
Clases de Tropa en el orgullo de servir en una Unidad.

[8] Extractado de
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Publicaciones/administracion/v02_n4/imag_cultura.htm

[9] Licenciado en Administración,
egresado de San Marcos. Maestrías y Doctorado realizados
en la Universidad de Chile y en la UNMSM, con auspicio de la
Organización de Estados Americanos; Director de la
Escuela Académico Profesional de Administración y
miembro del Instituto de Investigaciones de la Facultad de
Ciencias Administrativas de la UNMSM.

[10] Claude Lévi-Strauss nació
en Bruselas y estudió Derecho y Filosofía en la
Sorbona. No continuó sus estudios de Derecho, sino los
de filosofía en 1931. Después de unos pocos
años de enseñanza secundaria, tomó una
oferta de última hora para ser parte de la misión
cultural francesa en Brasil, país al que serviría
como profesor visitante en la Universidad de Sao Paulo.
Vivió en Brasil desde 1935 a 1939. Fue durante este
tiempo cuando llevó a cabo su primer trabajo de campo
etnográfico, dirigiendo búsquedas
periódicas en el Mato Grosso y la selva tropical
amazónica. Ésta fue la experiencia que
cimentó la identidad de Lévi-Strauss como
profesional de la antropología. Llamado a Francia en
1944 por el Ministro de Asuntos Exteriores, volvió a
Estados Unidos en 1945. Tras un breve paso por la Embajada
Francesa de Washington como adjunto cultural (1946–1947),
regresó a París para doctorarse tras presentar
tesina y tesis (1948). Los años en Nueva York le
sirvieron para formarse en muchos aspectos, su relación
con Roman Jakobson le ayudó a dar forma a sus
teorías (A Roman Jakobson y Lévi-Strauss se les
considera las figuras centrales del estructuralismo).
Además, colegas antropólogos como Franz Boas lo
introdujeron en la Antropología estadounidense. Los
años de la guerra fueron muy formativos para
Lévi-Strauss en varios aspectos. Su relación con
Jakobson ayudó a configurar su perspectiva
teórica (Jakobson y Lévi-Strauss eran
considerados dos figuras en las que el estructuralismo estaba
basado. En suma, Lévi-Strauss estaba también
expuesto a la antropología americana de Franz Boas,
quien enseñó en la Universidad de Columbia. Esto
dio a su trabajo una inclinación que facilitó su
aceptación en EE UU. Después de un breve lapso
desde 1946 a 1947, Lévi-Strauss regresó a
París en 1948. Esto era a la vez que recibía su
doctorado de la Sorbona, por su tesis «mayor» y
«menor». [[Las estructuras elementales de
parentesco]] y [[La vida familiar y social de los indios
Nambikwara]]. Esta última obra fue publicada al
siguiente año e instantáneamente fue reconocida
como una de las más importantes de la
antropología, con una crítica favorable de Simone
de Beauvoir, quien la vio como un importante estudio de la
posición de la mujer en las culturas no occidentales.
Una obra con título análogo a la famosa [[Las
formas elementales de la vida religiosa]], de Émile
Durkheim, Las estructuras elementales reexaminó
cómo las personas organizaban sus familias. Mientras los
antropólogos británicos como Alfred Reginald
Radcliffe-Brown sostenían que los parentescos estaban
basados en la ascendencia de un ancestro común,
Lévi-Strauss pensaba que estos parentescos tenían
más que ver con la alianza entre dos familias, cuando la
mujer de un grupo se casaba con el hombre de otro. Entre 1940 y
principios de 1950, Lévi-Strauss continuó
publicando y cosechó un éxito considerable. Con
su regreso a Francia, se implicó en la
administración del CNRS y el Museo del Hombre, antes de
llegar a ocupar un puesto en la École Pratique des
Hautes Études.

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