La lucha por la democracia en el siglo XXI –
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La lucha por la democracia en el siglo
XXI
Un breve análisis de lo acontecido a
raíz de las manifestaciones del 15 de mayo de 2011 en
España bajo el lema "¡Democracia Real Ya!",
así como de las perspectivas de futuro en España y
en el mundo.
El pasado 15 de mayo de 2011 tuvieron lugar
manifestaciones simultáneas en las principales ciudades
españolas, convocadas por una plataforma ciudadana (al
margen de partidos políticos y sindicatos) denominada
"¡Democracia Real Ya!". El éxito de dichas
manifestaciones, y el no menos importante hecho de que
espontáneamente unos cuantos ciudadanos (jóvenes
mayoritariamente) decidieran darle continuidad a las protestas
acampando en la Puerta del Sol madrileña,
sorprendió a diestro y siniestro. El desalojo por la
fuerza por parte de la policía de los campistas que
eligieron la ciudad, la capital del Estado, en vez del campo,
para plantar sus sacos de dormir, produjo un efecto rebote: al
cabo de pocas horas la plaza amaneció abarrotada de nuevos
campistas. Me propongo de la manera más breve posible
analizar las causas de dicho éxito, así como las
perspectivas de futuro que se abren. Remito al lector a mis
diversos escritos, disponibles todos ellos en mi blog
(http://joselopezsanchez.wordpress.com/) para
profundizar en todo lo dicho en el presente artículo,
especialmente a los artículos: La lucha
anticapitalista, Rumbo a la República,
El cambio en España, Izquierda vs.
Derecha. Siendo estos tres últimos artículos
extractos de mi libro La causa republicana. Asimismo en
el libro Rumbo a la democracia planteo las ideas
generales sobre la lucha por la democracia: por qué no
tenemos democracia, cómo mejorarla y ampliarla y
cómo luchar por ella, individualmente y
colectivamente.
Independientemente de su resultado final, el movimiento
por la "¡Democracia Real Ya!" va a marcar las pautas de la
lucha por la democracia en España, incluso en el mundo me
atrevo a afirmar. Espere el lector al final de este
artículo antes de acusarme de pretencioso o
utópico.
Diferencias y similitudes respecto de
otros movimientos populares acontecidos recientemente en el
mundo
1. Crisis del sistema capitalista: el
capitalismo, por su propia naturaleza, condena a grandes
capas de la población a la inseguridad
económica, a la miseria, a la falta de perspectivas.
Ésta es la razón principal de todos los
estallidos sociales. La actual crisis económica, la
cual está siendo utilizada por el capital para
contraatacar, agudiza la crisis permanente que significa el
sistema capitalista. La lucha de clases sigue muy vigente.
Mientras haya sociedad de clases habrá lucha de
clases. La lucha de clases es consustancial al capitalismo.
Aunque dicha lucha, indudablemente, adopta diversas formas y
tiene sus altibajos.2. Insuficientes democracias: la
población se siente cada vez más impotente
frente a un sistema en el cual se supone que gobierna el
pueblo, pero que en la práctica no está
más que al servicio de unas minorías. La
reivindicación común en todos los sitios
(especialmente en aquellos donde la democracia es de peor
calidad, mejor dicho, donde el disfraz de "democracia" es
menos elaborado) es la del poder del pueblo. En
todas partes va cundiendo la idea de que el pueblo no tiene
el control de la situación y por consiguiente el
pueblo reclama lo que en teoría, pero no en la
práctica, es suyo.3. Por primera vez en la historia de la
humanidad, los ciudadanos pueden informarse
fácilmente al margen de los circuitos
habituales, controlados por la oligarquía. Por primera
vez, además, pueden intercomunicarse activamente.
Internet posibilita la ruptura del monopolio de las ideas,
de la información y de la opinión. Pero no
sólo esto, además, posibilita que los
ciudadanos puedan organizarse eficazmente, en masa y
rápidamente, horizontalmente, al margen de los
tradicionales conductos, es decir, prescindiendo de los
partidos y sindicatos, de las organizaciones
"clásicas" de masas. En verdad ya ha habido
antecedentes históricos (véase el mayo del 68
francés), pero ahora las posibilidades son mucho
mayores. La revolución de las comunicaciones
está posibilitando la revolución social. La
democratización de las ideas conduce directa y
rápidamente a la democratización de toda la
sociedad.4. El descrédito generalizado del
sistema capitalista y de su falsa democracia ha afectado
incluso a aquellas organizaciones que se consideran
antisistema. La izquierda transformadora, junto con el
resto de la izquierda (la socialdemocracia realmente ha
dejado de ser izquierda, ha perdido totalmente el Norte, si
es que alguna vez lo tuvo), está en profunda crisis
ideológica (si bien ya hay síntomas
esperanzadores de un resurgimiento). La izquierda integrada
en el sistema se ha acomodado y ha perdido contacto con la
realidad, se ha vendido. Y la izquierda supuestamente
antisistémica está totalmente desorientada
porque no ha sido capaz, hasta ahora, de reorientar su
estrategia de acuerdo con la situación actual, sigue
anclada en los postulados de principios del siglo XX,
incumple la máxima de los padres de dicha izquierda
revolucionaria de que la estrategia debe adaptarse al
tiempo y al espacio. El éxito del movimiento del
15-M es el éxito del espontaneísmo frente a la
mala planificación revolucionaria, producto
del estancamiento a que inevitablemente conlleva el
dogmatismo. Las masas han superado a las vanguardias.
¡No es la primera vez que ocurre esto en la historia,
ni mucho menos! Dicho éxito es el fracaso de la
izquierda anticapitalista tradicional. Sin embargo, dado que
la reivindicación popular es claramente a favor de la
democracia, es decir, de cambios sistémicos en la
dirección de más democracia, la izquierda
radical realmente está ganando la calle, ¡a
pesar de la pésima estrategia empleada hasta ahora por
sus organizaciones! Y es que, como no podía ser de
otra manera, los intereses generales, de la gran
mayoría, son los intereses defendidos tradicionalmente
por la verdadera izquierda. A quien interesa la democracia es
al pueblo, a la izquierda auténtica.5. El movimiento del 15-M en España
se produce en un país supuestamente democrático
en vísperas de unas elecciones. Se denuncia el
bipartidismo estático, sustento de la oligocracia
capitalista. En los países árabes el objetivo
más inmediato era echar a los actuales gobernantes y
lograr unas elecciones. Es decir, en España la
reivindicación tiene que ver con la escasa calidad de
las democracias occidentales, de la democracia liberal
burguesa en general. Ésta justificaba la demanda
popular de democracia en Egipto o en Túnez porque
allí, nos decía, no había realmente
democracia. Pero ahora resulta que en las propias democracias
"ejemplares" de Europa su población sale a la calle
para decir que no son realmente democracias. ¿No vemos
las importantes implicaciones que esto tiene? En Francia o en
Grecia la gente salió a la calle para protestar contra
las medidas económicas de sus respectivos gobiernos,
sometidos al neoliberalismo imperante en el mundo, pero no se
denunciaba, no al menos como se está haciendo en estos
momentos en España, a la propia democracia
liberal. En España, en la huelga del 29 de
septiembre de 2010, los trabajadores protestaron en contra de
la reforma laboral, de los recortes sociales. Pero, ahora, no
se trata sólo de esto. Ahora la gente que
acampa en las calles de nuestro país habla de cambiar
el propio sistema, no sólo de ciertas
políticas o medidas económicas concretas.
¿No es evidente el salto cualitativo? El 15-M
inicia, como mínimo, el cuestionamiento del orden
burgués a gran escala en estos principios del
siglo XXI, por lo menos en Europa, en la metrópoli
capitalista. Y, considerando el enorme efecto contagio de
nuestra Sociedad de la Información, esto quiere decir
que se abre la veda a la revolución democrática
mundial. Por lo menos, ahí está la posibilidad,
que no certeza. No hay que caer en el exceso de optimismo,
por supuesto. Pero no debemos perder de vista el enorme salto
cualitativo que representa que en la propia televisión
(la meca de los medios burgueses) salga gente cuestionando la
actual democracia, que la cuestión democrática
entre en la agenda política, que en los grandes medios
pueda saberse que hay carteles en el centro de la capital de
un Estado burgués diciendo que "lo llaman democracia y
no lo es". Podemos estar en un momento histórico
crucial.
Causas del éxito del movimiento
15-M:
1. La plataforma que ha convocado las
manifestaciones ha empleado un lema totalmente acertado. En
todos los aspectos, por el fondo y por la forma. Por el
fondo porque centra su estrategia, sus reivindicaciones, en
la democracia, en el esqueleto político del sistema.
Esto es lo que sugiere el empleo de la palabra "Democracia".
También porque al mismo tiempo que se pone en agenda
la cuestión democrática, se denuncia la actual
democracia, pero sin caer en la denuncia de toda
democracia (lo cual podría haber llevado al rapto de
este movimiento por parte de la ultraderecha, ésta lo
intentó pero lo tenía muy difícil; tras
dar promoción al movimiento rápidamente se
distanció de él y cargó sus
baterías mediáticas contra él cuando vio
de qué se trataba verdaderamente). Todo esto es lo que
sugiere la combinación de las palabras "democracia" y
"real". Pero es que, además, dichas palabras vienen
acompañadas de una maravillosa coletilla: "ya". Es
decir, así se espanta cualquier utopismo. Este
movimiento va muy en serio, no es un "mayo del 68"
romántico que pide el amor libre, no es producto del
postmodernismo que protesta sin saber qué alternativas
hay, sin concretar, que pretende sólo destruir, que
reivindica un futuro (lejano) mejor. Este movimiento, con ese
sabio lema, denuncia al mismo tiempo que reivindica. Denuncia
la actual democracia y reivindica la auténtica
democracia, pero no para un futuro incierto o lejano, sino
que para ahora mismo. Ahora es necesario y posible
una democracia real, lo que tenemos ahora no es
realmente democracia. Y todo ello rodeado de los
movilizadores puntos de exclamación.
¿Podría haberse elegido mejor lema?
Además, no lo olvidemos (y esto es algo que la
izquierda anticapitalista tradicional no ha sabido o querido
ver), la palabra democracia no está demonizada por el
actual sistema (al contrario que otras palabras como
socialismo, comunismo, anarquismo,
marxismo, o incluso izquierda). Dicha palabra no
espanta a las masas. Las otras sí. Este movimiento del
15-M ha tenido muy en cuenta la intoxicación
ideológica de las masas para superar el obstáculo
de los prejuicios que tanto y tanto se curra el sistema
burgués. La burguesía no puede luchar contra la
palabra democracia, sólo puede ensuciarla, tergiversarla,
distorsionarla, vaciarla de contenido, pero no puede negarla ante
la ciudadanía. A la gente sí le moviliza la palabra
democracia. Ahí están los resultados.
¡Democracia Real Ya! es un lema claro, sencillo, al mismo
tiempo que contundente, profundo y movilizador. Ataca a las
propias bases del sistema e incita a la acción. A
este lema acompaña otro no menos acertado: "no somos
mercancía en manos de políticos y
banqueros". Quien no vea el mensaje claramente anticapitalista,
quien no vea que se ataca a la oligocracia capitalista, es que se
tapa los ojos o está ciego. ¡Esto sí lo han
visto claramente las distintas fuerzas de la derecha!
2. Las manifestaciones se han convocado
simultáneamente (misma hora y mismo día) en
multitud de ciudades del país y en plena
campaña electoral. Frente a la censura
mediática no hay más remedio que simultanear,
que crecerse, que ser oportunos, que ser originales, para
llamar la atención, y esto lo han conseguido quienes
están detrás del 15-M. No así el
movimiento republicano que se conforma con repetir cada
año las mismas dos manifestaciones en la capital,
convertidas prácticamente en una aburrida rutina,
simultaneándolas con algún que otro acto
simbólico, estrategia claramente insuficiente como ya
dije en su día en mi artículo La ofensiva
republicana. ¡Compañeros republicanos
éste es el momento que tanto esperábamos!
¡Tomemos ejemplo de los chicos de Democracia Real Ya!
Ellos nos están mostrando cómo hay que hacer
las cosas.3. A esas manifestaciones se han sumado
acampadas que han logrado prolongar la reivindicación,
que incluso amenaza con extenderse y generalizarse. El
sistema tiene serios motivos para ponerse nervioso, como ya
está haciendo. La presión empieza a ser
sostenida. Al sistema no le preocupa que unos cuantos
jóvenes (o unos cuantos republicanos
nostálgicos que se limitan a cantar la Internacional)
se manifiesten una vez en sus ciudades y luego vuelvan a casa
y continúen su vida apática. El sistema se
preocupa cuando las protestas persisten, cuando es presionado
no un día sino muchos seguidos y cuando dicha
presión va a más. La presión popular
deberá ser intensa y persistente, incluso creciente,
para lograr resultados concretos. Esto es el ABC de la
lucha revolucionaria. El poder nunca cede. Hay que
presionarlo mucho y sostenidamente. El sistema
procurará no ceder nada, cuando dicha presión
popular empiece a ser importante, no tendrá más
remedio que ceder algo, un poco, y si dicha presión
sigue y sigue entonces es cuando se abren de verdad las
posibilidades de cambios verdaderos. Si se ponen nerviosos,
es que vamos por buen camino.4. El movimiento del 15-M se ha declarado
apartidista y asindicalista, pero político. Es
decir, no niega la política, lo cual es evidente (si
así lo hiciera no mostraría coherencia,
¡la peligrosa coherencia!). Es más, afirma que
reivindica la verdadera política, no la
actual que está completamente vacía de
contenido. Y es que sólo con la verdadera democracia
volverá la POLÍTICA, con mayúsculas. Al
ser un movimiento que no se declara abiertamente de tal o
cual tendencia (esto es lo que hubiera deseado la derecha,
oficial y no oficial, el sistema en general), la gente no
prejuzga, sino que juzga por el lema y por el contenido
reivindicativo. ¡Bravo, ese es el camino! Que unos
cuantos ultraizquierdistas se manifiesten bajo el lema de
"por una república popular, federal y socialista" no
es peligroso para el sistema, pues éste ha intoxicado
hasta las cejas a la población y ésta no sigue
a esos "radicales trasnochados". Pero el presente movimiento
habla de democracia y plantea reivindicaciones
concretas indudablemente democráticas y
sociales, es decir, indudablemente de izquierdas, pero sin
declararse de izquierdas, sin recurrir a las palabras
demonizadas que espantarían a las grandes masas
alienadas. Incluso, al declararse al margen de los partidos y
los sindicatos (sin que esto impida que algunos partidos y
sindicatos les apoyen, pero evitando que asuman el
protagonismo), consiguen que los desencantados del sistema,
que son muchos, que no creen en ninguna organización o
que no conocen ciertas organizaciones que llevan años
luchando honestamente, les sigan también.5. "Democracia Real Ya" no se conforma con
movilizar en contra del actual sistema, lo cual ya es
meritorio en estos tiempos donde reina la apatía, sino
que, además, plantea soluciones concretas realistas,
factibles a corto plazo. Es decir, el movimiento sabe
contra qué protesta y, no menos importante, sabe por
qué lucha, plantea alternativas perfectamente
realizables en el presente (no sin esfuerzo, sin embargo). No
es un movimiento sin rumbo. Está orientado, muy bien
orientado, aunque, por supuesto, deberá ser mejor
orientado. Esto dependerá de cómo trabajen las
organizaciones izquierdistas, las cuales deberán en
primer lugar desprenderse de estúpidos orgullos y
sectarismos para practicar la autocrítica y sumarse a
las masas para orientarlas y enriquecerlas, pero no para
suplantarlas.
En estos momentos es cuando los revolucionarios de
palabra demuestran realmente si lo son. Los hechos hablan
más que las palabras. A los falsos revolucionarios, a las
quintas columnas, a los oportunistas, se les pone en evidencia en
momentos como estos. Existía cierto temor, no
injustificado, de que tras el movimiento por la "Democracia real
ya" estuviera la ultraderecha. ¡Pero a los falsos profetas
en estos tiempos de intoxicación ideológica masiva
se les delata con los hechos, con las reivindicaciones concretas,
con el contenido de las protestas, y no con autoproclamaciones
izquierdistas que espantan al gran público porque en los
cerebros de las masas ciertas palabras bloquean las mentes y
desmovilizan! Evidentemente diversas organizaciones del sistema
contra el que se protesta intentarán canalizar el
movimiento para volverlo inofensivo. ¡Esto siempre pasa en
todo movimiento popular revolucionario! Pero la manera de
espantar a quienes realmente desean desintegrar el movimiento
desde dentro es mediante la democracia, hablando de cosas
concretas, enfrentándose dialécticamente a quienes
plantean renunciar a ciertas cosas básicas o posponerlas
indefinidamente, a quienes plantean mucho de golpe con el
objetivo de no lograr nada, a quienes desean que la
revolución potencial se quede en potencial, que no afecte
a la esencia misma del sistema. La verdad siempre se abre camino
practicando el librepensamiento, la libertad más absoluta
de opinión, el pensamiento crítico.
¡Defendamos y juzguemos a las ideas desnudas, sin ponerles
etiquetas! Las etiquetas las desean poner quienes manipulan a las
masas, los defensores ideológicos del sistema, que
recurren a las etiquetas que ellos han "patentado" para que la
gente juzgue a la botella por ellas y no por su contenido, para
que la gente juzgue como ellos desean sin molestarse en conocer
de primera mano, para que juzgue el vino sin probarlo. Etiquetas,
insisto, que anulan la capacidad de raciocinio de las mentes
invadidas de prejuicios.
6. Éste es un movimiento
pacífico que actúa, hasta ahora,
ejemplarmente. El sistema desea la violencia, incluso la
provoca, para justificar la represión. Los
"héroes" de la Puerta del Sol y de tantas y tantas
plazas del Estado español se resisten
pacíficamente ante la violencia del Estado
burgués que muestra su auténtico rostro en
estos momentos históricos. ¡No caigamos en las
provocaciones! ¡Defendamos nuestro derecho a
indignarnos y a protestar en las calles pacíficamente,
ejemplarmente! Defendamos el derecho a tomar los lugares
públicos. La declaración Universal de los
Derechos Humanos dice textualmente: "Considerando esencial
que los derechos humanos sean protegidos por un
régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea
compelido al supremo recurso de la rebelión contra
la tiranía y la opresión". La
rebelión es un supremo derecho de toda persona contra
la tiranía y la opresión. ¡Pero la
rebelión hace más daño cuando es
pacífica, cuando no da excusas al poder para degenerar
en violencia! La violencia siempre beneficia al poder. La
tiranía y la opresión adoptan formas más
sutiles en las "democracias" burguesas, pero el capital
oprime a la mayoría condenándola a la
inseguridad, a la miseria, a la desesperanza, al exilio, sin
darle ni siquiera el mínimo y supremo derecho a la
protesta pacífica y civilizada. Cuando el Estado
clasista burgués es cuestionado o entra en crisis,
denota su auténtica naturaleza. Así como a las
personas se las conoce de verdad cuando se las critica o las
cosas van mal, así mismo ocurre con el Estado
capitalista.
Por no prolongar en exceso este artículo,
acabaré diciendo brevemente lo que le falta, en mi
opinión, a este movimiento para convertirse en una seria
amenaza para el sistema, para posibilitar una revolución
social:
1. Si se reivindica la democracia, es
inevitable reivindicar que el pueblo pueda construirla y esto
nos conduce directa e inmediatamente a la cuestión
republicana. La regeneración democrática en
la España del siglo XXI tiene nombre y apellidos:
Tercera República. La democracia real no puede ser
la democracia coronada, no puede ser la democracia de la
monarquía, ni de la actual, ni de cualquier otra. El
pueblo tiene derecho a elegir en las urnas a todos sus
representantes, empezando por su jefe de Estado. Las
banderas republicanas deben inundar las calles y plazas de
todo el Estado. Pero sin ser instrumentalizadas por ninguna
corriente política concreta. La Tercera
República es la forma política que debe adoptar
la democracia real ya. Alrededor de los símbolos es
posible que la revolución crezca. Los
símbolos, siempre que no se vacíen de
contenido, son siempre un crucial instrumento de propaganda
de los movimientos populares. Contagian a las masas y elevan
la moral. En los símbolos, fácilmente
reconocibles (muchas pancartas no se ven bien si no es con
imágenes detalladas y que duren cierto tiempo, no
así las banderas, cuyos colores se ven muy
rápido y de lejos), se sintetizan visualmente las
ideas. A corto plazo debe conseguirse un referéndum
para que el pueblo elija entre República o
Monarquía, precedido de amplios debates
públicos donde todas las opciones tengan las mismas
opciones. Éste debe ser el gran objetivo
político del movimiento iniciado este mayo
español del 2011.2. Es imprescindible reivindicar
prioritariamente la elegibilidad de todos los cargos
públicos (incluido el jefe de Estado), su
revocabilidad y el mandato imperativo. Los
referendos deben ser siempre vinculantes.
Asimismo es imprescindible lograr una verdadera
separación de poderes. De todos: legislativo,
ejecutivo, judicial, prensa y económico. Sobre todo
económico. Mientras el poder económico controle
a los demás no podremos tener más que
oligocracia, el gobierno de los ricos, es decir, plutocracia.
Para empezar debe reformarse la financiación de los
partidos para que no dependan del capital. Es
imprescindible que la prensa sea independiente, empezando por
los medios públicos que deben dar voz a todas las
ideas, ya sean mayoritarias o minoritarias. La verdad no
entiende de mayorías. El ciudadano tiene derecho a
conocer todo tipo de hechos y opiniones. La
democracia no consiste en votar qué es verdad y
qué es mentira, sino en poder conocer en igualdad
de condiciones todas las opciones para elegir con pleno
conocimiento de causa. El ciudadano tiene derecho a estar
bien informado. Sin verdadera libertad de expresión no
puede haber democracia. La libertad de expresión no
consiste sólo en poder expresar las ideas en privado,
sino en público, en tener las mismas opciones
que otros de expresarlas. Toda democracia debe basarse
siempre en el principio elemental de la igualdad de
oportunidades. El pensamiento único es producto del
monopolio de las ideas, el consenso, la verdad, de la libre
circulación de las ideas, es decir, de su mutuo
enfrentamiento igualitario. Por supuesto que hay que reformar
la ley electoral para llevar a la práctica el
elemental principio democrático "una persona, un
voto", para que todos los votos valgan igual. Pero se
necesitan muchas más reformas. Entre ellas las que
acabo de mencionar más arriba. Remito a mi
artículo La separación de poderes y al
capítulo El desarrollo de la democracia del
libro Rumbo a la democracia. Todas estas medidas
concretas son las cuatro patas de la mesa de la democracia.
Sin ellas poca democracia podremos tener. Es lo
mínimo que debemos tener.3. Hay que prolongar e intensificar las
protestas. Las acampadas deben generalizarse y verse
complementadas por más manifestaciones, además
de por huelgas en distintos sectores de la economía,
con el objetivo de llegar a las huelgas generales prolongadas
o por lo menos recurrentes. A los jóvenes, a los
mileuristas, a los parados, deben sumarse todos los
trabajadores (al menos gradualmente), los estudiantes, los
pensionistas,… La democracia nos atañe a todos
los ciudadanos. La presión popular debe prolongarse
más allá de las próximas elecciones del
22 de mayo y debe centrarse en lograr resultados concretos, y
no promesas. Estas movilizaciones deben ser sólo el
principio de una larga e insistente lucha. La
revolución social debe traducirse en revolución
política primero, para a continuación hacer
posible la revolución económica. Ésta
será posible con la infraestructura política
necesaria. Sin democracia política no habrá
democracia económica. Sin democracia económica
no hay futuro para nadie, no para la
mayoría.4. Alrededor de este movimiento popular
más o menos espontáneo debe nacer un frente
político de izquierdas (más pronto que
tarde este movimiento será calificado de izquierdas,
ya empieza a serlo) que aglutine y canalice el descontento
popular. Sin unidad de acción no hay nada que hacer.
¿Cuántas veces habrá que recordarlo?
¿A qué esperan las fuerzas de la izquierda real
de este país? ¡Menos criticar a la izquierda
institucional y más actuar, y más dar ejemplo!
El objetivo debe ser, en general, iniciar un proceso
constituyente hacia la República. En dicho frente
también deben participar los sindicatos, todos los
posibles, incluyendo en un momento dado a los traidores
actuales, siempre que no se les deje tomar el control del
proceso revolucionario. Hay que construir mayorías,
para lo cual no habrá más remedio que recurrir
a la izquierda institucional, política y sindical,
excluyendo por supuesto al PSOE, pero no a sus militantes de
base o votantes, engañados o equivocados. En
ningún caso este movimiento tiene que perder su
espontaneidad y su independencia. Dicho frente
político y sindical debe servir a las masas y no
servirse de ellas.
No hay revolución sin rebelión. No hay
rebelión sin necesidades objetivas y sin
indignación. El movimiento del 15-M, ayudado por ciertos
folletos o libros, como Indignaos de Stéphane
Hessel o Reacciona de José Luís Sanpedro y
otros autores (¡qué importantes son también
las ideas!), ha conseguido despertar la indignación, ha
conseguido que el pueblo español empiece a reaccionar. En
cuanto a esto ha sido un éxito total. ¡Por
ahí se empieza! Pero hay que proseguir, además de
empezar. Veremos cómo acaba todo esto. Trabajemos para que
acabe bien, para que por fin se produzcan cambios
políticos de calado en la España del siglo XXI. No
hay revolución sin la combinación adecuada de
factores objetivos y subjetivos. En España ya se dan desde
hace cierto tiempo las condiciones objetivas, como no me canso de
repetir (ver El cambio en España). Los inesperados
éxitos de la pasada huelga general del 29-S de 2010 y del
movimiento del 15-M de 2011 así lo demuestran. La masa de
descontentos no para de crecer y está deseando luchar. La
crisis se prolonga, en verdad que la verdadera crisis es el
propio capitalismo. Pero sin los factores subjetivos adecuados
(conciencia y estrategia) tampoco hay revolución. Con una
estrategia inteligente, es decir, que se adapte a las
circunstancias, en vez de al revés, se disparan las
posibilidades de la revolución social. La
revolución es ante todo una cuestión de
organización, es una guerra (que no tiene por que ser
violenta, que conviene que sea pacífica, como ya dije)
contra el orden establecido, pero también por establecer
un nuevo orden, verdaderamente nuevo. La revolución es una
combinación de espontaneidad y planificación, de
masas y vanguardias, de destrucción y construcción.
La democracia sólo podrá alcanzarse
democráticamente, practicando la democracia en la misma
lucha por la democracia. Sólo el pueblo conquistará
el poder del pueblo. La libertad siempre es conquistada, nunca es
regalada.
¡Se abre la veda para la lucha por la democracia
en el siglo XXI! ¡No desaprovechemos la ocasión!
¡Desprendámonos de la apatía y del
desánimo! ¿Quién podía prever lo que
empieza a sonar a posible revolución hace apenas
unos días? ¡Hagamos que ese posible se
convierta en segura! ¡Hagamos que la
potencial revolución que llama a las puertas del
destino deje de ser potencial para ser
real!
Al margen del resultado final del presente movimiento,
el propio hecho de haber sacado a las masas de la pasividad y el
desánimo es ya todo un triunfo. Ya es un triunfo andar por
la calle y oír a los jóvenes discutir de
política, de si hay que votar o no, cuando hace poco
sólo se preocupaban de cómo hacer el
botellón. Ya es un triunfo que la gente corriente hable de
la calidad de nuestra "democracia". Ése es el camino.
¡El pueblo empieza a despertar! Pero sólo acaba de
empezar a despertar. Puede volver a dormirse. De los
aciertos y de los errores del presente movimiento podrán
sacarse importantes lecciones para la lucha democrática en
este país y en el mundo entero. Si en España se
lograra implantar la Tercera República, que debería
consistir mucho más que en poder elegir al jefe
de Estado, ¿no podría esto dar ejemplo a nuestros
países vecinos para reformar también sus
democracias? ¿Es casualidad que ahora en España el
pueblo empiece a despertar, tras las revoluciones de nuestros
vecinos y hermanos árabes? Se aprende tanto de los errores
como de los aciertos. Pero, por si acaso, procuremos que este
intento dé sus frutos, procuremos sobre todo iniciar una
dinámica de desarrollo democrático. No
podremos conseguirlo todo de golpe. Pero sí podemos montar
una infraestructura realmente democrática que posibilite
el cambio social. De esto se trata fundamentalmente, de romper la
presa para que el agua fluya por fin. La presa no se
romperá sola, no la romperán quienes la necesitan
para perpetuar su dominio, la deberemos romper los ciudadanos. No
se romperá desde arriba, sólo podrá romperse
desde abajo. El movimiento ¡Democracia Real ya!
apunta en la dirección correcta. ¡Pongámonos
en marcha!
¡No somos mercancía en manos de
políticos y banqueros!
¡Todos a la calle!
¡Todos a la huelga!
¡Por una democracia real, ya!
¡Por la Tercera República, ya!
18 de mayo de 2011
Autor:
José López