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Abordaje de las adicciones desde la Familia




Enviado por Mariano Gonzalez



  1. Síntomas de la
    Codependencia
  2. La terapia familiar es
    básica para la recuperación
  3. Fuentes

Una familia es afectada cuando uno o
más miembros son adictos activos, perturbando su
funcionamiento. La dinámica de las relaciones, la
comunicación y la conducta de sus miembros, cambian y se
hacen disfuncionales, como resultado del proceso adictivo. Los
cambios producidos pasan a formar parte del cuadro de la
adicción, provocando así codependencia y dando
lugar a la conducta adictiva.

La codependencia (también llamada
coadicción) existe cuando una persona vive su vida a
través de los demás a costa de sus propias
necesidades, con el último fin de controlar a la otra
persona. Nace de un hambre de tener una relación, debido a
la falta de amor como un niño en su periodo de dependencia
sobre su familia. Es una relación de desconfianza y
obsesión, de vacío y de miedo. El amor se iguala al
dolor. Es la práctica de patrones disfuncionales de
relación, de manera compulsiva y a pesar del daño
resultante, que buscan controlar al adicto.

La codependencia es un desorden aprendido
en respuesta al proceso adictivo, puede trasmitirse de manera
transgeneracional si no es tratado adecuadamente.El sistema
familiar recibe de manera frontal el impacto de una
adicción, de modo que no existe familia que no muestre
síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros
se enferma.

También la familia afectada por esta
enfermedad, genera como consecuencia de la misma un sistema de
conductas que apoyan al desarrollo de la adicción. A esto
le llamamos codependencia. La codependencia es una enfermedad, en
la que se generan conceptos como: obsesión, falta de
límites, y conductas inapropiadas y de rescate,
compulsión y control, deseos de cambiar a la persona
adicta, dejando de vivir para vivir la vida del otro. Se define
también, como el ciclo de patrones de conducta, y
pensamientos disfuncionales, que producen dolor, y que se repiten
de manera compulsiva, como respuesta a una relación
enferma y alienante, con un adicto activo o en una
situación de toxicidad relacional.

La codependencia puede ocurrir en cualquier
persona que está en contacto con la adicción de
otra persona, ya sea un amigo, familiar, compañero, pareja
o cliente que sufra de adicción. Además, existen
otros desórdenes de conducta y enfermedades que pueden
generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia,
el maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos
desórdenes, puede desarrollar codependencia.

Muchas veces alguien que ha desarrollado
codependencia, por crecer en una ambiente disfuncional adictivo,
no manifiesta grandes síntomas hasta que se casa o forma
una relación de pareja. Pero si esto no es tratado en
algún momento dicha disfunción, lo pueden llevar de
por vida en sus nuevas relaciones.

Síntomas
de la Codependencia

Comunicación cuidadosa,
manipuladora

Dificultad para establecer y mantener
relaciones intimas sanas

Relación sin límites,
abusiva, invasiva

Congelamiento emocional (negación de
sentimientos)

Perfeccionismo

Relación de
victimización

Necesidad obsesiva de controlar la conducta
de otros (posesivos)

Relación de lucha de
poder

Conductas compulsivas

Sentirse responsables por demás por
las conductas de otros

Profundos sentimientos de
incapacidad

Relación idealista

Vergüenza tóxica

Autoimagen negativa, baja
autoestima

Dependencia de la aprobación
externa

Dolores de cabeza y espalda
crónicos

Gastritis y diarrea
crónicas

Depresión

Relación de celos e
inseguridades

Relación inflexible

El codependiente sufre todas las
características indicadas en todas las relaciones: consigo
mismo, con sus relaciones familiares, con sus relaciones de
pareja, etc. El sistema familiar se va enfermando
progresivamente. Las relaciones familiares y la
comunicación se van haciendo cada vez más
disfuncionales.

La codependencia se manifiesta a
través de patrones de conducta.

La comunicación se hace más
confusa e indirecta, de modo que es más fácil
encubrir y justificar la conducta del adicto. Esta
disfunción se va convirtiendo en el estilo de vida
familiar (crean hábitos) y produciendo en muchos casos el
aislamiento de la familia de los contactos sociales cotidianos.
Las reglas familiares se tornan rígidas, confusas para sus
miembros, así como los roles de cada miembro familiar se
van distorsionando a lo largo del proceso de avance de la
adicción. Todos los miembros de la familia se afectan de
este sistema de reglas disfuncionales, y es allí, donde
los niños van formando y absorbiendo su carácter
codependiente, que puede facilitar el desarrollo de adicciones o
de relaciones enfermas en el futuro.

Los roles familiares dinfuncionales, tienen
un objetivo: el de proveer a la familia de un mecanismo de
defensa para disminuir la ansiedad y el temor y dar la
sensación de "estar haciendo algo" para resolver el
problema de la adicción.

Desgraciadamente, el resultado final es que
la adicción se fortalece y la familia se enferma
más aún, estableciéndose un sistema familiar
que gira en torno al adicto, forman un equilibrio.
(Homeostasis).Cada uno de los integrantes de la familia tiene un
rol, que cumple una función:

El Cuidador: Ellos asumen todas las
tareas y responsabilidades que puedan, con tal de que el adicto
no tenga responsabilidades, o tenga las menos posibles (se hacen
cargo de todo), están convencidos de que al menos "las
cosas están andando". Lo que no pueden ver, es que se
cargan con tareas que no les corresponden y con responsabilidades
que no son suyas, produciendo una sobrecarga que afecta su salud.
Esto a su vez facilita la falta de conciencia en el
adicto.

El Rebelde: La función del
rebelde u oveja negra, es desenfocar a la familia y atraer la
atención sobre sí mismo, de modo que todos puedan
volcar sobre él, su ira y frustración. Muchas veces
es el niño que continuamente tiene problemas de disciplina
en la escuela, o incluso el joven que experimenta con drogas
ilegales.

El Rescatador: En general ellos se
asignan a sí mismos la tarea de resolver todas las crisis
que el adicto produce. De esta manera promueven el
autoengaño del adicto, manteniéndolo ciego a las
consecuencias de su adicción y convencido de que no existe
ningún problema con su uso. Este miembro de la familia se
encarga de salvar al adicto de los problemas que resultan de su
adicción. Son los que inventan las excusas, pagan las
cuentas, llaman al trabajo para justificar las ausencias,
etc.

El Héroe: El también
esta empeñado en desviar la atención de la familia
y distraerla hacia él, a través de logros
positivos. De esta manera,  hace que la familia se sienta
orgullosa, y ayuda a la familia a distraer la atención que
tiene en el adicto. Puede ser el mejor alumno, el atleta que
sobresale en los torneos o que siempre está logrando
más de lo que se espera de él. Este rol muchas
veces la cumplen los hermanos del adicto.

El Recriminador: Esta persona se
encarga de culpar al adicto de todos los problemas de la familia.
Se encarga de llevar a cabo sesiones de recriminación
tremendamente amargas, y sermones que, no sólo son
exagerados, sino que además funcionan para indignar al
adicto, brindándole así una excusa perfecta para
seguir consumiendo drogas.

El Desentendido, o el que no se da
por enterado: Usualmente este rol es tomado por algún
menor de edad que se mantiene "al margen" de las discusiones y de
la dinámica familiar. En realidad es una máscara a
modo de defensa, que cubre una gran tristeza y decepción
que es incapaz de expresar.

El Disciplinador: Este familiar
presenta la idea de que lo que hace falta es un poco de
disciplina y agrede al adicto, ya sea física y/o
verbalmente. Esta actitud nace de la ira y frustración que
se acumulan en la familia del adicto y de los sentimientos de
culpa que muchos padres albergan por la adicción de sus
hijos. Por supuesto que la violencia no añade nada
positivo a la dinámica familiar ya enferma por la
adicción.

Todos y cada uno de los familiares realizan
estos roles sin la más mínima idea de que
están promoviendo el desarrollo de la adicción. Muy
por el contrario, están más que convencidos de que
están ayudando. Por esto es importante tomar conciencia de
la necesidad de cambios en la familia para poder lograr una
recuperación de mayor calidad.

La conducta codependiente se convierte en
un factor clave en la evolución de la adicción, es
una respuesta enferma al proceso adictivo. O sea promueve el
avance del proceso adictivo. A este concepto le llamamos
"facilitación". Existen diversas formas de
facilitación, oscilan entre la colaboración y la
agresión. Los codependientes no pueden darse cuenta de que
están facilitando el problema, en parte por la
negación y la falta de conciencia de enfermedad y creyendo
que su conducta esta justificada, debido a que están
"ayudando" a que el adicto no se deteriore más, y a que la
familia no se desintegre.

En la dinámica sistémica de
la adicción, el codependiente queda atrapado en una serie
de conductas compulsivas que se repiten, y que le causan dolor,
teniendo en cuenta la negación asociada a las
consecuencias de la conducta codependiente, se le hace
difícil para el familiar percibir que su comportamiento es
un problema.

El codependiente facilita el avance de la
adicción y esta puede tomar varias formas:

Sobreprotección: Cualquier
intento del codependiente de cubrir, salvar y proteger al adicto
para que no experimente el impacto completo de las consecuencias
negativas que el consumo produce en la vida del adicto,
escudándolo de otras personas que se sienten afectadas por
el adicto. Protege al adicto de los demás y viceversa.
Tienen una relación de sentimientos
simbióticos.

Asumir las Responsabilidades del
Adicto:
Cuando el adicto deja de cumplir con sus
responsabilidades cotidianas o familiares, el codependiente asume
estas responsabilidades con la justificación de evitar una
crisis (evita el conflicto). La paradoja es que de todos modos
las crisis se producen y el codependiente se va cargando cada vez
mas de tareas, lo que al final le impide su funcionamiento en la
vida diaria y afectan su salud integral.

Adaptación y
Racionalización:
Al racionalizar con el adicto o
justificar su consumo, el codependiente le refuerza el sistema de
negación, de modo que es cada vez menos capaz de realizar
la gravedad de su adicción. Esto termina produciendo un
ambiente familiar donde se "normaliza" los comportamientos
propios de la adicción y la familia se adapta a la
enfermedad.

Colaboración y
Cooperación:
En su afán de tomar control de la
conducta del adicto, el codependiente muchas veces
acompaña al adicto en su consumo, o le ayuda en este
proceso, lo cual envía un mensaje muy directo de
aprobación de la conducta adictiva, aunque la
intención no haya sido esa.

Rescate y Sumisión: Las
conductas de rescate que además se conjugan con la
sumisión del codependiente a la dinámica del
proceso adictivo, convierte al codependiente en alguien al
servicio del proceso adictivo que lógicamente apoya el
avance de la adicción.La importancia de tomar conciencia
de la codependencia y poder tratarla con profesionales
especializados en el tema, ayudaría y cambiaria el
funcionamiento de la familia enferma el sistema de creencias y la
organización de roles y funciones por parte de los
integrantes y se establecerían nuevos patrones de conducta
en la dinámica familiar que serán más
adecuados para la recuperación.El mal diagnóstico
es más frecuente de lo que pensamos, las personas
codependientes acuden en busca de ayuda médica, pero sin
mencionar el problema que les aqueja en el seno familiar, por lo
que los profesionales de salud encargados de hacer el
diagnóstico, terminan etiquetándolo como
"depresión" o simplemente "stress". A pesar de que la
codependencia cursa con sentimientos depresivos, es importante
tener en cuenta de que la depresión en este caso, es un
síntoma de la codependencia, y esta a su vez es causada
por el proceso adictivo que vive en su familia.Entonces si se
hace un buen diagnostico es viable la recuperación, ya que
la persona afectada recibirá el tratamiento que le
corresponde y por consecuencia su familia.El tratamiento de la
codependencia puede consistir en un plan de psicoterapias
familiares e individuales como también la asistencia a
grupos terapéuticos y de autoayuda. Muchas veces la
recuperación de una familia afectada por la
adicción, comienza con la recuperación de los
codependientes, sin embargo es necesario que el codependiente
ponga el foco en su propia recuperación y cuidado
personal, para que esto ocurra.Es importante que reciba
tratamiento toda la familia, ya que todo el sistema familiar
está enfermo.Las familias que están atravesando el
proceso adictivo, usualmente cambian su dinámica, su
funcionamiento y los miembros se ubican en ciertos roles que son
definidos por la codependencia, y cuyo fin es la de sostener el
proceso adictivo.El triángulo del drama describe la
relación de víctima, salvador o rescatador y
perseguidor que es la base de la dinámica familiar
enferma. A través del tratamiento podemos entender la
dinámica disfuncional, de la familia que sufre de la
adicción. En el sistema disfuncional observamos a la
victima, al perseguidor y al rescatador o salvador, conformando
un juego dependiente.

Victima: se percibe a sí
mismo como víctima de las circunstancias, y de las
personas de su entorno. Culpan a los demás de sus
problemas y son incapaces de admitir responsabilidad sobre sus
actos. Para comunicarse utilizan la manipulación por el
sentimiento de culpa. Usualmente es el rol preferido de los
adictos activos, pero podría ser practicado por un
codependiente también.

Perseguidor: El perseguidor
está convencido de que hay una necesidad imperiosa de
controlar al adicto y someterlo. De esta manera, tiene la tarea
de disciplinar o de controlar la conducta que perciben como
inadecuada o intolerable. Las razones de fondo pueden estar
justificadas, pero al utilizar la fuerza de manera irrazonable e
imponer sus criterios, no sólo esta deteriorando
más las ya dañadas relaciones familiares, sino que
terminan justificando aún más la visión de
víctima del adicto. La agresión es el método
de comunicación que el perseguidor utiliza y muchas veces
es contra el adicto y contra el codependiente identificado como
rescatador, a quien culpa de la conducta del adicto por
cubrirlo.

Rescatador o Salvador del adicto: El
rescatador cumple la tarea de cuidar al adicto de las
consecuencias de su enfermedad, y asume responsabilidades por el
adicto, interponiéndose además entre cualquier
persona que pudiera ser hostil con el adicto. El rescatador
encuentra justificación en el hecho de que el adicto se
rodea de problemas, con el avance de su enfermedad.A pesar de que
la familia es afectada con la adicción y de que la
dinámica familiar facilita el avance de la misma, la
familia organizada puede ser un vehículo de
intervención excelente.La recuperación es posible.
Como describimos más arriba desde la terapia familiar
hasta grupos de autoayuda están disponibles como
herramientas de recuperación.La familia es una parte
importante en la comprensión, intervención y manejo
clínico de las adicciones, por lo que es necesario que
esta se involucre tanto en el tratamiento como en la
recuperación de los procesos adictivos. Al igual que el
adicto puede recuperarse y vivir una nueva vida, libre de drogas
y con una mejor calidad en las relaciones, la familia tiene
derecho y necesidad de recuperase.La mayoría de los casos
es primero un familiar el que toma conciencia del problema y da
los primeros pasos en búsqueda de ayuda.La terapia
individual puede ser de ayuda en las primeras etapas del
tratamiento como una forma de lograr expresar los sentimientos,
recibir apoyo emocional, elaborar una estrategia de
intervención y comenzar la recuperación individual
del codependiente.

La terapia
familiar es básica para la
recuperación

Los grupos de familia y los grupos entre
los pacientes adictos, son de suma utilidad en el tratamiento.
Proveen de soporte emocional y de contención en la
recuperación.Una de las primeras metas a trabajar en la
recuperación de la familia es en el sistema de creencias
de la familia. El profesional actuante deberá descubrir y
promover las propias cualidades y potencialidades en el proceso
personal, familiar y social.

Se deberá concientizar la
importancia de un proyecto de vida realizable, y así
promover el crecimiento y poder elaborar una mejor calidad de
vida. El miembro codependiente aprende junto al resto de la
familia a separar su vida de la de los otros, se desprende de su
obsesión por el control, y de los patrones de conducta
compulsivos, que le generan dolor.

La adicción daña las
relaciones familiares, haciendo muy difícil la
expresión del amor sano. Con el tratamiento se aprende a
ejercer y brindar el amor que el codependiente siente por el
adicto y le permite establecer límites sanos con claridad
y firmeza. Esto lo llamamos Amor Responsable.

Como familiares, a veces el cariño
puede evitar que pongamos límites adecuados para
protegernos o para evitar conflictos. Sin embargo, el amor de la
familia combinado de manera balanceada, con la firmeza necesaria
para establecer límites saludables, es una herramienta
vital en el proceso de convivir con un adicto activo. Los
límites tienen que ver con el amor sano, con el cuidado,
el límite determina el territorio el lugar de cada
integrante de la familia.

La familia organizada y bajo la guía
de un profesional especializado, puede convertirse en una
herramienta de intervención sumamente valiosa para romper
la negación del adicto. Sin embargo es necesario para
poder iniciar ese proceso que los miembros estén
dispuestos a comenzar y mantener su propia recuperación
personal como codependientes.

La recuperación de la familia del
adicto va de la mano con la recuperación del integrante
que consume y viceversa. En la evolución de la familia, si
las defensas no las crean la familia el joven carecerá de
recursos para enfrentar el problema.

Los hijos necesitan estructuras firmes,
sentido de pertenencia, valoración refuerzo de la
autoestima, reglas claras y límites precisos. Tienen
efectos negativos: la debilidad de carácter o su opuesto,
la excesiva rigidez; la incoherencia en las reglas; la
indecisión, la indiferencia, la sobreprotección
obsesiva, la ausencia de valores, y los modelos diluidos o
pesimistas. Todos éstos son elementos que contribuyen para
convertir al adolescente en un buscador de sustitutos que cubran
las carencias del hogar.

Lo más importante no es la cantidad
sino la calidad del tiempo que se pasa con los hijos. El secreto
está en una interrelación fluida y armónica
que permite conocerse y confiar mutuamente, en que las
necesidades sean sostenidas y resueltas con el soporte y el amor
del grupo familiar. Enseñar a pensar, a optar a tomar
decisiones a expresar sentimientos y las dudas ofrece el
reaseguro de que cuando los jóvenes encuentre en una
encrucijada acudirá al ámbito hogareño en
busca de ayuda y consejo.

El fortalecimiento de los valores y
habilidades humanas, la comunicación, la educación,
el respeto mutuo y el amor familiar. Así como en el
establecimiento de normas firmes, pero amorosas, llevan a tener
una calidad de vida sana.

La familia es el núcleo social donde
se forman nuestros ciudadanos. Es el grupo humano donde se
transmiten los valores espirituales por medio del ejemplo. Por lo
tanto es sumamente importante que asumamos nuestra
responsabilidad como padres o madres, líderes de familia y
eduquemos a nuestros hijos con herramientas que les permitan una
vida libre de drogas.

Fortalecer la capacidad de tomar decisiones
personales, enseñar a enfrentar los problemas. Promover la
autoaceptación y autoestima. Fomentar la expresión
de sentimientos. Ayudar a que florezca la capacidad de amar,
fortalecer la comunicación. Todas estas habilidades son
transmitidas por el ejemplo más que por otros medios. De
manera que debemos revisar en nosotros mismos estas capacidades y
fortalecer las que hagan falta, para luego poder trasmitirlas a
nuestros hijos. Para lograr un ambiente sano en la familia se
necesita solo buena voluntad, orientación adecuada y amor
entre sus miembros.

Fuentes

Fundación Manantiales –www.manantiales.org

Wikipedia

Enciclopedia Encarta

SEDRONAR

 

 

Autor:

Mariano Gonzalez

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