Cultura de paz – Monografias.com
Cultura de paz
A quien corresponda:
La docencia no solamente es para impartir conocimientos,
despertar talentos y hacernos a destrezas; también, ha de
servir; para promocionar la verdad, las virtudes y las buenas
actitudes, un ser humano virtuoso; es verídico en todas
las circunstancias, recto en pensamiento, en palabra, en obra;
además, es susceptible de ser imitado por sus actitudes
siempre decorosas.
La propuesta de educación para la paz y la
resolución de conflictos que pongo a consideración,
es un espacio para la reflexión, para el entendimiento, el
sano razonamiento, para la modificación individual, para
el intercambio y la difusión de prácticas de
educación que nos permitan descubrir la responsabilidad
que tenemos todos "educandos y educadores" frente al
conflicto y el malestar que vivimos los colombianos, sin pasar
por alto que existe la educación en voluntad y esta
modalidad es la que nos falta a los colombianos y se evidencia
cuando hacemos las cosas porque nos corresponde hacerlas, y no
porque nos emerge de la voluntad propia, por solidaridad, por
respeto al otro, porque lo encontramos valioso, importante, sano,
elegante, saludable para el equilibrio personal y social,
académico, familiar. Nuestras actitudes muchas veces son
desobligantes, nos convertimos en bombas psicosociales y
explotamos donde sea, y frente a quien sea, estas actitudes se
evidencian cuando no solo no sabemos responder a un
requerimiento, a un llamado de atención, a una solicitud,
a un acuerdo, a una toma de dediciones adecuadas objetivas
concertadas; donde se tenga en cuenta los intereses de los
demás, esto en parte se debe a que no hemos sido formados
o no hemos optado por reconocer al otro como interlocutor
válido.
La educación y la formación actual, han de
estar soportando juicios y definiciones nuevas, el otro es una
realidad importante, es una realidad trascendente, es otro yo,
hoy día no podemos decir, (el o yo), debemos empezar a
decir, (el y yo), tal cual.
Otro de los aspectos que me parecen relevante en esta
propuesta es aprender a reconocernos generadores de conflicto;
todos indistintamente somos generadores de conflicto, en la
familia, en la empresa, en la universidad, en la sociedad, etc.,
la mayoría de nuestras actitudes son irresponsables,
grotescas, agresivas, salidas de normas y además
respondemos groseramente es que yo soy así, y punto; esta
frase es un explosivo psicosocial (imagina un escenario donde dos
entidades con esos presupuestos se encuentre, solo imagina el
grado de intransigencia y si quieres mas realismo trágico,
dales armas y dinamita)
Para lograr una cultura de paz, debemos todos empezar a
vernos como generadores de conflicto y decir con honradez y con
genuino interés en Colombia; yo también soy
responsable de lo que pasa en mi país, yo también
soy responsable del conflicto, lo que pasa en Colombia, es
responsabilidad de los colombianos y también yo soy un
colombiano; quien tiene una gran responsabilidad con el
país y con sus instituciones.
Debemos reflexionar en torno al papel de víctimas
que en muchos casos asumimos sin serlo, para a si obrar en
consecuencia y legitimar los actos y las conductas propias siendo
estas de cualquier naturaleza, (me hicieron, me dijeron, me
insultaron, me quitaron, me irrespetaron, ¿y tú que
existe para motivar esa conducta en los otros? También es
muy importante hablar de lo que le hacemos a los demás,
tal cual) la reflexión, debe ir más allá del
reconocimiento de los hechos; se debe entrar en
disposición de trasformar las actitudes y las realidades
haciendo modificaciones individuales para asumir las
responsabilidades pertinentes, no es el otro quien debe
modificar, soy yo quien debo asumir el reto de transformarme para
transformar la realidad que me asiste; debemos entender que no
saldremos de la problemática y de las crisis si no
asumimos el reto de transformar nuestras actitudes individuales,
lo que yo hago cuenta y causa un impacto, yo elijo que impacto
causar, tal cual.
Todos debemos ser gestores de la educación para
la paz; debido en parte a que, (todos enseñamos; incluso
lo que no se debe hacer, ten cuidado con lo que enseñas) y
hemos de tener en cuenta todos los aspectos que puedan mal formar
las relaciones, las cuales se convierten en estados desobligantes
permanentes, constituyéndose estos las mas de las veces
en, formas "normales" de relación, las relaciones que no
sean soportadas por una axiología aceptada socialmente, se
colapsan y se pervierte; dando origen a malestares mayores, las
sociedades se corrompen; cuando se corrompen los idearios de sus
ciudadanos y cada uno opta por una axiología individual o
una ética particular; y si, en base a esto se proponen
metas, no queda mucho que escoger.
La aceptación del otro es una realidad
imperativa. El otro merece todo lo que yo merezco y
además, son muy valiosos sus puntos de vista y sus
reflexiones; debemos modificar las actitudes, las expresiones y
los comportamientos que subvaloran y descalifican a otras
personas. Si tenemos prejuicios de fondo y estigmas que parten de
suponer que la identidad cultural y la forma de actuar propia es
la auténtica y debe ser universal, debemos entender que
estas expresiones y comportamientos son extremos y van
acompañados de odio y agresión a personas que
(consideramos) disminuidas e igualmente a grupos sociales
marginados, pensar que lo mío, es lo verdaderamente
importante es el gran error que cometemos a diario; aprendamos a
decir, lo demás también es importante y valioso
igualmente.
La intolerancia, es uno de los grandes retos que la
humanidad debe asumir; en estos comienzos siglo, es un problema
social, académico, ético y político e
individual, formado por elementos muy diversos como pueden ser
(estructurales, económicos, ideológicos,
culturales, psicosociales, religiosos, sexuales,
ecológicos, éticos, bioéticos,
psicobioeticos, morales, etc., etc.) no al rechazo, si al
acercamiento entre los grupos humanos, todos somos de los mismos,
somos todos hermanos de especié, que saber esto; nos
basté para reconocer a los otros como iguales, es
importante, creer en el valor supremo del individuo, en su
derecho a la vida, a la libertad y a la felicidad como finalidad
ultima, y apelando a la ética utilitarista; es importante
buscar el mayor beneficio para el mayor numero de
personas.
En la educación para la paz, se deben transformar
los conflictos, reconociendo sus orígenes, reconociendo
que las manifestaciones de hechos violentos y las demás
dimensiones de la violencia, son una respuesta equivocada al
conflicto y las problemáticas y son la base, o son los
motivos por los cuales se violan los derechos humanos, los
derechos de las gentes. Los hechos barbáricos han de ser
reconocidos en su dimensión real y alejar toda posibilidad
de venganza, parque la venganza solo prolonga las barbaries en el
tiempo y la violencia pasa de generación a
generación y eso precisamente es lo que nos mantiene en
conflicto permanente, no dejare por herencia a mis hijos, ni a
las futuras generaciones, (el odio, la venganza, el delito, el
trafico, la guerra sucia, las desproporciones, la mentira y el
engaño, esos mostros bajaran con migo al sepulcro) como
ciudadano responsable y además en ejerció de buenas
actitudes, entenderé que la paz, se debe construir todos
los días en lo cotidiano, en la actitud de cada uno de
nosotros, en el hogar, en la academia, en la calle, en el cine,
en el transporte, en el parque, en el lenguaje y en todos los
escenarios que elegimos para funcionar como individuos y como
parte de una sociedad que ha superado dificultades y que sigue
adelante a pesar de los hechos trágicos que la enlutan y
ensangrientan.
Hoy los colombianos deseamos un mejor país para
nuestros hijos, pero también debemos entender que esta
responsabilidad la asumimos todos. Las sociedades se transforman
cuando se transforman sus ciudadanos, no podemos seguir esperando
"salvadores" alguien que venga y transforme nuestra realidad,
somos todos quienes debemos procurarnos un mejor mañana,
tal cual; no sigamos sentados esperando lo que no se nos debe,
hagamos algo, todos podemos poner y sumar voluntades. Amigo
lector, usted donde se encuentre, puede hacer algo, desde su
casa, desde su profesión u oficio, empiece por respetar a
los suyos y rechace todo aquello que no sea decoroso; con esto,
ya ha empezado a hacer un mejor país, no lo olvides tu
también cuentas, quieres un mejor país; empieza por
ser una mejor persona.
La democracia es la mejor forma de gobierno; es donde un
ciudadano ejercita o ejerce su ciudadanía, en la que es
menester tener una formación política para entender
las realidades del país y sus hechos, la democracia le
permite al ciudadano y a la ciudadana conocer los instrumentos
legales de defensa y los mecanismos de protección a que
tiene derecho. Todo ciudadano es objeto de protección por
parte del estado democrático y nadie puede vulnerar su
humanidad en tanto esta este sujeta a normas; es decir, el
ciudadano que vulnere los principios democráticos, que
vulnere la humanidad ajena, ha de responder ante el estado y las
leyes y ha de ser sancionado y penado.
Los colombianos debemos definir cosas; desde que yo
nací, el país ha estado dividido y no he encontrado
ni descubierto, ningún supuesto opcional a la democracia
que represente los intereses de la mayoría de los
colombianos; yo me sumo a la democracia, si a los votos, no a las
balas, si a la vida, no a las barbaries, y los colombianos
sí que sabemos de esto, hemos sido testigos de escenas de
barbarie nunca vistas; pero no nos pronunciamos, no hacemos nada
y saben por qué; porque estamos anestesiados, abobados,
porque la realidad delirante de la Colombia que amamos; no la
asumimos en primera persona y saben, no es nada del otro mundo,
empecemos a mirar un poco de para dentro de cada uno de nosotros;
a lo mejor descubrimos que tenemos una cuota importante en el
conflicto, solo piensa un poco en esto; tu puedes ser una mejor
persona; el cambio empieza con migo y con tigo; se una mejor
gente, se un mejor colombiano, rechace la violencia, no se haga
cómplice del delito, denuncie, no se preste para
engaños, no a la cultura del facilismo y del dinero
fácil, si al esfuerzo, al trabajo, a la justicia, a la
democracia, al estudio y a la capacitación; es con
esfuerzo que las cosas se hacen valiosas y se convierten en
tesoros, yo me sumo al esfuerzo, yo me sumo a lo decoroso, yo me
sumo a la elegancia que hay en el buen diálogo, a los
acuerdos, a la mano amiga de todos los colombianos, yo me sumo a
la construcción de un mejor país; y me sumo a la
esperanza en un mejor mañana y al esfuerzo de hombres y
mujeres que luchan por defender nuestras instituciones y nuestra
democracia e incluso dan la vida por los colombianos, es decoroso
y además ético reconocerlo, gracias Colombia,
gracias por darme esperanza y democracia.
Todos los colombianos, tenemos la obligación de
recordar y de explicar los hechos violentos; pero una cosa muy
distinta es el sufrimiento que ocasiona esto, el sufrimiento de
las victimas es inexplicable, y muchas veces ni los mismos
afectados lo pueden hacer o definir, no pueden siquiera; poner en
palabras lo que el hecho les causo. El sufrimiento provocado en
las personas afectadas es total, perdurable, irreversible,
radical y en muchos casos irreparable por su misma naturaleza, el
sufrimiento en algunos casos anula el principio creativo de las
personas y las hace proclives a desarrollar sufrimientos de orden
existencial como lo es la depresión y el estrés
postraumático; los hechos violentos, son atentados
legítimos contra la especie, son actos humanos condenables
y muchas veces no se pueden catalogar por sus índices de
crueldad y de barbarie, los mostros que se producen en la
sociedad, han de tener cuatro destinos, (la extradición,
la prisión, la muerte o la reinserción), es decir;
cada uno ha de elegir su destino o hemos; de elegir nuestro
destino.
No podemos hablar de sectores vulnerables como, los
colombianos y colombianas que se dedican a la noble tarea del
campo, los niños, las niñas, los que eligieron
habitar la calle, los enfermos, los discapacitados, las
minorías sexuales, las minorías étnicas, los
que tienen otras ideas; porque todos somos vulnerables y somos
afectados; esto es una realidad, latente; a todos nos afectan los
desplazamientos, todos resultamos afectados con las masacres, a
todos nos aterran y nos ofenden las bombas, a todos nos lastima y
ofende saber que un ciudadano colombiano es declarado objetivo
militar, a todos nos afecta la violencia y por eso todos debemos
asumir la responsabilidad de transformarnos en mejores
ciudadanos, debemos empezar todos a vernos y sentirnos
responsables de todos; lo que pasa en cualquier parte del
país me afecta a mí y a los míos. Colombia
somos todos (San Andrés, Guajira, Ipiales, Leticia,
Cúcuta, Villavicencio, Boyacá, Cundinamarca,
Antioquia, Cartagena, La macarena, Armenia, Pereira, Manizales,
Cali, Buenaventura, Popayán, Neiva, Florencia, en
fin…), ¿y tú de dónde eres?, solo dilo
y veras, que en ese lugar también se han afectado por la
violencia. Pero se, que como yo; hay un numero enorme de
colombianos que tenemos fe en el futuro y en nuestras
instituciones, y hemos empezado a hacernos mejores
ciudadanos.
En Colombia se hace necesario trabajar en la
consolidación de una propuesta incluyente, plural y
democrática, la educación, desde la primaria ha de
ser el mejor vehículo para enseñar y comprender;
que necesitamos un país donde quepamos todos, un
país al cual lo construimos entre todos y a cada uno de
nosotros nos corresponde responder por lo que hacemos, la
educación ha de soportar nuevas definiciones y nuevas
interpretaciones, la paz, también es cuestión de
educación, es compromiso de la academia, la
educación para la paz ha de ser una asignatura imperativa
y sobre todo en estos momentos en los cuales se avecinan oleadas
de desmovilizaciones. Para ello es muy importante la
articulación de la academia para desarrollar un trabajo
profesional y así, sumar esfuerzos desde diferentes
escenarios y espacios que permitan la construcción de una
nueva conciencia ciudadana donde estemos todos incluidos,
valorados, reconocidos, los profesionales que entregamos a la
sociedad, deben conocer formas de resolución de conflictos
y normas de convivencia; deben ser ciudadanos y ciudadanas
habilitados para asumir el reto de mediar ante situaciones y
hechos catastróficos de convivencia, para esto es
indispensable disponer de una cátedra donde aprendan a
desarrollar habilidades de mediadores.
La educación y la formación no debe estar
alejada de la educación para la convivencia y la paz;
tenemos que educar en voluntad a nuestros ciudadanos, que no
hagan las cosas por que les toca hacerlas, sino mas bien, por que
les nace del interior hacerlas, que sea decoroso obrar bien, que
sea decoroso saludar, que sea decoroso cuidar los espacios, que
sea elegante hablar bien, que sea elegante ser honrado, que sea
elegante ser cortes, que sea elegante decir la verdad, que sea
elegante reconocer y respetar al otro yo, que sea decoroso y
elegante planear los hijos, que no sean producto de la mentira y
el engaño porque eso también, genera desconfianza
resentimientos y violencia, que no sean un medio; si no, un fin
en sí mismos, si formamos una familia en base a
engaños, nuestro proyectos se colapsan, todo lo que se
construye con mentiras, se derrumba por las verdades.
El estado, la academia y los ciudadanos todos, nos
debemos comprometer frente al abandono, frente a la injusticia
social, frente a la difícil situación en materia de
libertad, democracia y justicia; es decir, es una tarea que todos
como componentes activos del tejido social debemos asumir. Nada
nos ha de ser ajeno, todo lo que tenga que ver con mi país
es prioritario, es ético, es honorable.
Desde todos los escenarios se puede trabajar en bien del
estado y de sus ciudadanos, vuelvo a repetir todos somos el mismo
país y es mi deber y tu deber, transformarnos para
transformarlo, es necesario "hacer saber" (producir
conocimiento); no te olvides del sufrimiento extremo que se ha
expresado en personas y familias concretas, las cuales han pasado
y siguen pasando por momentos de dolor y sufrimiento extremo y
además catastrófico, no desconozcamos este dolor,
ellos y ellas, no están esperando que tu o yo, les
resolvamos la vida, ellos y ellas, solo esperan que los
reconozcamos, que no los olvidemos, que recordemos que los hechos
violentos se produjeron en personas concretas, ¿quieres
hacer algo por ellos y ellas?, es fácil, solo condena el
hecho, y con eso estás haciendo bastante, no a la
neutralidad, estos hechos de dolor; necesitan de nuestra
solidaridad y de nuestra condena.
Reconozcamos que la extensión de la violencia es
multidireccional y afecta a personas que han estado de nuestro
lado y también a personas que han estado en posiciones
radicalmente opuestas, pero bueno es saber, que la violencia nos
afecta y nos duele a todos, eso lo debemos tener claro, lo que no
tenemos claro es, porque permitimos actos violentos, porque
muchas veces nos ocasionamos daño, porque nos permitimos
tanto dolor y tanto sufrimiento, porque permitimos las matanzas,
porque permitimos el robo, porque permitimos las violaciones de
los derechos y también de la carne, que nos pasa, cuando
perdimos el norte, cuando permitimos sectorizarnos, cuando nos
hicimos contrarios, de cuando acá somos enemigos, desde
cuando nos bestialisamos, porque sin saber nada del otro ya se
destila odio, porque permitimos actos vengativos, crueles,
abyectos, corruptos, falsos, faltos de respeto por la dignidad
humana, porque a algunos les cuesta tanto trabajo hablar bien del
otro, porque permitimos que se nos mida, porque nos tazamos,
porque nos sentimos diferentes; en fin…, has tu lista.
Sabes por que pasan estas cosas en Colombia; porque, nosotros;
los colombianos no nos pronunciamos, no condenamos los hechos,
por que; parecemos un país sin memoria, un país
anestesiado, por que no somos solidarios, es por eso; que
permitimos todos estos actos desobligantes y abyectos.
Es importante hablar de todo esto, abierta y
francamente, sin problemas, sin miedos, sin hipocresía y
sin prejuicios así hemos sido los colombianos, no nos
llamemos a engaños, no nos torturemos con la crueldad de
la indiferencia, seamos solidarios, desarrollemos entre todos la
ética de la solidaridad; eso es lo que necesita nuestra
sociedad, nuestro país, es bello, enorme, rico; un
país que esta a la altura de cualquier otro, los que no
estamos a la altura somos nosotros, tal cual.
No nos victimicemos, no nos hagamos victimas de hechos
directos cuando no lo somos, hagamos claridad; para clasificar a
las víctimas directas, el criterio debe ser amplio y
aplicarse a nivel individual, familiar, sin olvidar que hay
hechos de violencia que afectan a la sociedad y por ende a la
colectividad, pero que la victima directa es la que tiene un
sufrimiento profundo, incomparable con la preocupación y
el dolor colectivo que el hecho violento pueda ocasionar; esto lo
digo por que la mayoría de las personas se victimiza y
arremete sin respeto por el otro, alegando que cualquier
incompatibilidad ya de hecho supone una agresión, por que
los colombianos; tenemos la horrorosa costumbre de personalizar
todo lo que nos pasa, y cualquier hecho aislado nos parece un
ataque directo, reflexionemos sobre esto, y vamos a descubrir que
peleamos por nada o por cosas verdaderamente sin importancia, la
paz es desarmar el corazón y liberar la emoción de
tensiones, bienvenida la gente que se alza en almas; y desde su
interior, siembran para las futuras generaciones, bienvenida la
reconciliación, bienvenida la paz, bienvenidos los hombre
y las mujeres de buenas intenciones, bienvenidos aquellos y
aquellas que se suman a un mejor país, a una mejor
convivencia, a unos mejores acuerdos.
Tengamos en cuenta que en la convivencia se deben
expresar, los egos, los desacuerdos, los sueños, las
necesidades, las incompatibilidades, los desencuentros, los
resentimientos y las dificultades, los inconformismos, las
experiencias, el dolor de duelos no resueltos, en fin…,
pero no por eso; debemos perder el sentido de convivencia,
tenemos que seguir concretando cosas, amistades, acuerdos,
trabajos, cooperación, sueños, planes, bienestares,
desarrollo sostenible, proyectos, en fin…, solo tenemos que
ponernos de acuerdo en algunos mínimos; que nos permitan
hacer una convivencia pacifica, respetuosa, armónica y
ante todo una convivencia propia de seres racionales, no
desconozcamos las necesidades individuales; todos las tenemos;
pero tengamos en cuenta que hay necesidades que son colectivas y
son esas las prioritarias, al menos hablando en este caso, en
cuanto a acuerdos de convivencia.
Tratemos de definir algunos lineamientos que nos
podrían permitir vivir en paz y además con algo de
decoro. Quiero en este punto hacer una claridad, cuando hablo de
paz, no me refiero a esa paz sin conflicto, me refiero a la paz,
donde prima la justicia y los acuerdos de convivencia, esto lo
digo porque por naturaleza el ser humano es conflictivo, y
siempre desea ser la diferencia, esta condición es un
legitimo acto del hombre, la violencia de las armas, de las
bombas, de los desacuerdos, de las masacres y demás y
actos desobligantes; son actos horriblemente humanos; respeto
desde luego; cualquier otra opinión o
posición.
Pongámonos de acuerdo en algo:
(1) Debemos sentar las bases de una convivencia
reconciliada, lograda esta desde la conciliación interna
para luego pretender llegar a una conciliación externa,
esto quiere decir que, debemos ponernos de acuerdo primero con
nosotros mismos (que es lo que quiero o pretendo) para luego
ponernos de acuerdo con los demás, algo así como
empezar en casa, tal cual; mis pretensiones, no pueden ser
imposiciones colectivas, entiéndase que todos contamos y
el beneficio es para todos, lo individual corresponde al fuero
interno; en muchas ocasiones ceder es ganar, a veces; adoptamos
posiciones que corresponden solo con nuestra conflictiva
interna.
(2) Desarrollemos habilidades y destrezas para la
prevención de conflictos destructivos, primero internos es
decir propios del individuo, debemos preguntarnos, como soy yo,
como soy con mi familia, con mis hijos, con mi pareja, con mis
vecinos, con el entorno, con los demás ciudadanos, con las
personas que trato, con mis compañeros y mis pares; es de
esta forma, que nos ponemos de acuerdo con nosotros mismos, una
mente en desacuerdo interno; no va mas allá de sus propias
alucinaciones y delirios.
(3) Entendamos que el compromiso con una cultura de la
paz; ha de ser cotidiano, permanente, seré un buen
referente, primero en casa y luego fuera de ella, hare que esto
se convierta en hábito, para que luego sea una norma para
mí; en este caso seré yo quien haga la diferencia,
todo el tiempo estaré en disposición de rechazar
actos violentos y denigrantes, primero en mi persona y
después en la persona de los demás, la paz es, y ha
de ser coherencia.
(4) No olvidemos las barbaries no las condenemos al
olvido (los hechos violentos no se deben olvidar, máxime
cuando se involucran personas, y grupos humanos) no seamos
indiferentes recordemos siempre, eso de alguna forma garantiza
que no se vuelvan a repetir, no nos fallara la memoria, por
nuestro país y por nuestros hermanos de especie; siempre
condenaremos los actos violentos, llámense como se llamen,
la condena a la violencia será un imperativo, será
mi imperativo, no seré cómplice del delito con mi
silencio.
(5) Exigiré verdad, justicia y paz y
estaré en condiciones de responder exactamente de la misma
forma, (tengo derechos pero también tengo obligaciones) no
me sentare a esperar lo que no se me debe, responderé por
mis hechos, entenderé como imperativo que si quiero
(verdad, justicia y paz), pues, como consecuencia lógica
seré, (sincero, justo, y pacifico) con los demás
miembros de la especie, es así de sencillo.
(6) Trabajemos desde nuestras disciplinas en la
búsqueda de socorro, de atención médica, de
atención social y psicológica para todas las
personas que lo requieran, apoyemos todas las causas que
promocionen el bienestar y los talentos de nuestros hermanos de
especie. En el ejercicio de nuestras profesiones nos
desempeñaremos con talento benefactor; no haremos nada que
perjudique económica, social, psicológica a ninguna
persona. Promocionaremos el bienestar y la salud de los
ciudadanos, seremos decorosos; entenderemos que se espera mucho
de nosotros como profesionales y como ciudadanos educados en
voluntad y en convivencia para la paz. La paz, la construimos
entre todos, es decir; es mi responsabilidad y es tu
responsabilidad.
(7) Creeremos en el horror que produce una tragedia y
las consecuencias que esto conlleva, respetaremos el dolor ajeno,
entenderemos el dolor y no lo aumentaremos en estas personas ni
en ninguna otra. Desde nuestra profesión si esta el
atenderles, lo haremos con decoro y genuino interés, son
nuestros hermanos de especie, entenderemos que cualquier
daño a uno de ellos, es un daño a la espacie,
debemos obligarnos a sentir dolor de especie y a verlos como lo
que son, otro yo, (el compromiso es sencillo; no necesitamos ser
un mesías, vasta nuestro genuino interés y nuestra
voluntad)
(8) Condenaremos desde todo punto de vista los actos
violentos, no seremos agentes violentos, seremos conciliadores,
pondremos en práctica actitudes de convivencia,
solidaridad y resolución, promocionaremos los acuerdos
entre las personas, permitiremos que cada uno exprese sus
inconformidades y haga público sus desacuerdos,
"libera a las personas de tenciones emocionales y ellas
liberaran las armas"
(9) Trabajaremos siempre por la paz, formando, educando,
transformando comprometiéndonos desde nuestra
profesión; cualquiera que esta sea en la
consecución de un mejor país, y de un mejor
mañana, no seremos cómplices de tratos inhumanos,
no seremos cómplices de las blasfemias, no seremos
cómplice del engaño ni de condición alguna
que degrade la especie.
(10) El "nunca mas" no nos será ajeno; no al
pasado, no a los hechos dolorosos y crueles, no a las
violaciones, no a la barbarie, no al secuestro, no a la tortura,
no a las desapariciones, no a las bombas, nunca mas dolor, nunca
mas barbarie, nunca mas desplazados, nunca mas ataques
terroristas, nunca más mentira, nunca más
infelicidad, nunca más monstruosidades, etc., etc.,
etc.
La educación para la paz también se puede
desarrollar fuera del las aulas, mediante actos públicos,
intervenciones terapéuticas, atención
medico-psiquiátricas, actividades lúdicas y dialogo
con las personas en las comunidades, en los barrios, en los
pueblos, en las iglesias, es decir; escenarios hay muchos para
hacerlo, solo falta tu compromiso; se un
transformador.
El compromiso con la cultura de la paz, no sólo
debe ser de víctimas, victimarios y facilitadores; es
también cuestión de la sociedad en general, es
decir, es cuestión que a todos nos corresponde; merece la
pena recordar que siempre estamos a la espera de que alguien, nos
resuelva nuestro problemas, y no; este problema es de todos los
colombianos; no es del presidente, no es del alcalde, no es del
ejercito, no es de la policía; el compromiso con la
cultura de la paz, es un proyecto que solo le corresponde a seis
personas, (yo, tu, el, nosotros, vosotros y ellos), tal
cual.
Empecemos a pensar diferente:
(1) Es necesario desarrollar formas diferentes de
pensar, de sentir, de actuar, de interpretar (el sentido de
pertenencia y fidelidad a la patria, el sentido de
responsabilidad, la vida, la muerte, la pobreza objetiva y
subjetiva, Dios, el sexo, la familia, los hijos, el ser, el
estar, el deber, el trabajo, el estudio, lo social, el concepto
de propiedad, de privacidad, de colectividad, la democracia, de
existir, de hablar, de exigir, etc.), muchas veces tomamos
decisiones con un garrote y resolvemos problemas con un
revólver, (espero no parecer mentiroso y
antipático)
(2) Hay que partir de la paz interior; de esa paz
positiva, que hace posible que el ser humano se desarrolle con
todas sus capacidades y talentos; tenemos que trabajar nuestros
afanes belicosos, nuestras manías y nuestros conflictos
internos, te juro; no es nada del otro mundo, vasta con un poco
de voluntad y ganas de crecer como sociedad, tu puedes y eres
indispensable además.
(3) Hay que narrar los hechos tal como sucedieron en
verdad; no aumentar las cosas desagradables, hay que asumirlas
como fueron en realidad; o de lo contrario, nunca podremos
apropiarlas y mucho menos transformarlas, no juguemos a ser la
victima cuando no lo somos en realidad, todo la que se construye
con mentiras; se colapsa por las verdades.
(4) Desvincular la relación entre conflicto
interno emocional y conflicto generado por las relaciones
interpersonales; es en este ultimo, donde encontramos diferentes
variables, muchas veces hacemos de algo sin importancia un hecho
verdaderamente violento o catastrófico, es ahí,
donde encontramos el verdadero reto, la valoración
objetiva de lo que nos pasa, es de hecho la mejor opción y
es esto; lo que nos habilita para entrar en disposición de
hacer la paz. Los conflictos se asumen desde métodos
serenos, creativos y solidarios, las imposiciones solo acarrean
resentimientos y rencores. Los resentimientos y los rencores, se
constituyen en la piedra angular de la violencia, una persona
rencorosa y resentida; es una bomba inteligente.
Habilidades que hemos de desarrollar y tener en
claro:
(1) Nada justifica la violencia, nada ni nadie puede
legitimar el terror
(2) Las respuestas violentas; solo agravan el conflicto
y muchas veces, lo prolongan en el tiempo.
(3) Lo que logramos con métodos violentos,
mentirosos y mañosos; sólo lo podemos mantener con
los mismos métodos, el que imita al malvado siempre lo
supera.
(4) Debemos entender que el fin no justifica los medios,
ningún ser humano ha de ser visto como medio, el ser
humano es un fin en sí mismo.
(5) Lo bien logrado, lo decoroso, lo cristalino;
llevará en su fin la paz y la nobleza, estos actos
constituyen el honor de los hombres y la grandeza de las naciones
es así, como empiezan las grandes trasformaciones, las
naciones se hacen grandes primero en el corazón de sus
ciudadanos; y luego son las manos de estos ciudadanos, las que
hacen y modelan la grandeza.
Recordemos (a riesgo de parecer fatigoso), que en
nuestra sociedad parece ser; que a menudo, quien obtiene
más, es quien más grita, mas pega, mas falsifica
pruebas, mas roba, mas difama y mas mata inclusive, vamos a
terminar con eso, todos los colombianos vamos a denunciar al
corrupto, al matón, al ladrón, al que amenaza, los
colombianos no vamos a comer más cuento, de ahora en
adelante en Colombia, pierden los corruptos, los mañosos,
los mafiosos y todas esas entidades que justifican su existencia,
matando secuestrando, torturando, traficando y mintiéndole
al país y aun a los vecinos, no mas mostros de esos, todos
con el gobierno, todos con lo que hemos construido como
democracia; si a nuestras instituciones, si a nuestro
ejército, si a nuestra policía, si a nuestros
jueces, si a nuestros fiscales y si, a todas las instancias que
soportan nuestra democracia y la dan forma a nuestra
libertad.
(6) No debemos satanizar a las personas, ni a los
actores del conflicto, por que ellos son eso precisamente,
personas, solo que eligieron otro régimen para justificar
su existencia, es conveniente no etiquetar a las personas por sus
comportamientos, recordemos el principio de dignidad que tenemos
todos como sujetos de derechos; esto es notable para la salud del
dialogo y el proceso de conciliación nacional a la cual
nos veremos evocados prontamente, lo hecho; ya fue hecho, no
esperemos la hora de la venganza; esperemos la hora de la
justicia para el bienestar de todos los colombianos, yo me sumo a
la conciliación, yo me sumo a la paz, yo me sumo al
perdón, yo me sumo a un país mejor, yo me sumo a la
desmovilización y a la entrega, yo me sumo a la paz .
Debemos condenar los hechos de barbarie desde todo punto de
vista, pero también, debemos; ser compresivos con la
personas; es la hora de la justicia y que sea ella, la que juzgue
los hechos.
(7) El otro es una realidad importante; se que tenemos
puntos de vista distintos; pero es trascendental como yo; es otro
yo, al que hay que reconocer, hay que tener sensibilidad ante sus
necesidades. Sus alegrías, tristezas y sus sueños
muchas veces se parecen a los míos, le rinde honores a la
misma bandera y también sueña con un país
mejor, el y yo, somos lo mismo, no desconozcamos eso; no
olvidemos por un solo momento que es un colombiano, un hermano de
especie y tenemos que acogerlo, los colombianos tenemos que
aprender a perdonar, y empezar a vivir, sin esa carga emocional
delirante que se hace tan pesada con el paso del tiempo, ya
estamos cansados de barbaries, empecemos a educarnos para la paz,
eduquémonos en voluntad por nuestros hijos, por un
país mejor, por un mejor mañana aún estamos
a tiempo, pensemos en la generaciones de colombianos y
colombianas que aun no nacen, dejémosles un país
prospero, no un país en ruinas; que bueno que puedan vivir
en paz estos ciudadanos y ciudadanas, bienvenidas las
generaciones futuras, bienvenidos los niños y las
niñas que tienen la gracia de transformarlo todo con su
encanto, inocencia y sonrisa, bienvenida la paz que hay en la
sonrisa genuina, en la mirada sincera, en los acuerdos, en la
elegancia, en el decoro, en la mano amiga, en el respeto que
merecemos todas las personas, en el interés por el
país; y en las instituciones que soportan nuestra
democracia; las cuales, garantizan nuestras libertades, en
fin…
(8) Descubramos entre todos lo que nos une y lo que nos
estimula; no busquemos lo que nos separa; sino aquello que nos
une, busquemos aquello que nos permita entender que somos de los
mismos, que somos colombianos y colombianas, y que todos tenemos
una gran responsabilidad con la paz nacional, con la
conciliación, con el perdón; tememos un gran
compromiso con todos; porque todos, somos responsables de todos,
ningún ciudadano colombiano se puede sustraer a este
compromiso; la transformación y la toma de conciencia, es
el imperativo nacional actual, es así de
simple.
Ya para terminar:
Es importante que no te declares neutral ante la
violencia o los actos violentos; la educación para la paz,
exige un (rechazo) claro y valiente ante los hechos violentos e
intolerantes; recuerda, en este proceso tu también
cuentas, y eres definitivo y definitiva, sin importar en que
lugar del mundo estés, y cual sea tu ocupación,
solo se necesita que seas decoroso, decorosa, honrado, honrada,
colombiano o colombiana; que quiera un mejor país para sus
hijos y sus hermanos de especie, todos los colombianos que hoy
vivimos; tenemos un compromiso con los colombianos que aun no
nacen, es así de fácil; y así de serio el
compromiso.
No quiero oír, (nunca mas), a un colombiano
decir, (me siento feliz de estar vivo, en medio de tanto
muerto)
(Nunca mas, nunca mas, nunca mas)
Dios salve a Colombia y a los colombianos.
Seamos, siempre decorosos y firmes en lo justo; no
seamos cómplices del delito con nuestro silencio, no
aumentemos los hechos para lograr beneficios, seamos decorosos,
honrados, veraces; pero sobretodo; mejores ciudadanos, ese es el
verdadero reto.
(Un gran abrazo) donde quiera que estés;
colombiano o colombiana.
Sinceramente
BIBLIOGRAFIA
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autoestima ED Iberoamericana S.A. de. CV. México
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Fondo de cultura económica breviarios Bogota Colombia
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Ezequiel. ED. Magisterio del rió de la plata. 1999.
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Ética medica. Interrogantes a cerca de al medicina, la
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2003 2da impresión. Colombia.
(9) El poder adaptativo Autor. Hugo Edgar Ruiz Monroy.
Publicado en: Sitio Buenas tareas. 2009 Bogota
Colombia
(10) Personalidad y mecanismos de defensa y o
agresión. Autor. Hugo Edgar Ruiz Monroy. Publicado en:
Sitio Buenas tareas. 2008 Bogota Colombia
Autor:
Hugo Edgar Ruiz Monroy
Terapeuta Psicosocial
Psicoterapeuta
Eticista
Bioeticista
Docente
Bogota Colombia
Breviarios para un mejor entendimiento (HERM)