Enfoque de riesgo en el comportamiento suicida en la adolescencia
Resumen
La problemática relacionada con el insuficiente
enfoque de riesgo en la identificación de los
factores de riesgo suicida en los adolescentes y por consiguiente
el insuficiente impacto en la prevención del primer y
segundo intento de suicidio, justifica la necesidad de asumir
este estudio.
El presente estudio fue realizado en el Municipio
Santiago de Cuba, en el área de salud
representada por el Policlínico "Ramón López
Peña", con el objetivo de aplicar el enfoque de riesgo en
la identificación de los factores de riesgo en
adolescentes suicidas de dicha área.
Se trata de un estudio de casos y controles para el cual
se confeccionó una encuesta de factores de riesgo mediante
la que se obtuvo la información que fue procesada
utilizando sistemas operativos pertinentes como el SSPS y EPINFO
con el objetivo de aportar precisión, validez y
confiabilidad al procesamiento de la misma.
Introducción
En la actualidad existen dos posiciones extremas
respecto del suicidio que colocan a las Ciencias
Sociales y a las Ciencias Médicas en una posición
diferente en cuanto a su abordaje, a partir de que se reconocen
¨los derechos humanos sobre la vida personal". Una de ellas
la lidera la OMS, que toma muy en cuenta las cifras que declaran
a una nación como la que mayores y mejores gestiones
realiza para elevar la expectativa de vida.
La otra posición está representada por la
Bioética Médica, que defiende el derecho de la
persona a morir con dignidad según la conciba, colocando –
por tanto – un dilema bioético y moral: distinguir entre
el carácter sagrado de la vida y la calidad de vida.
Aparece entonces la alternativa de la práctica de la
eutanasia.
Aunque en Cuba, al igual que en el resto de los
países del mundo (salvo Holanda, Australia del Norte y
Oregón en Estados Unidos de Norteamérica), esta
práctica no es admitida, ni tiene aceptación legal,
en tanto los médicos no podrán convertirse nunca en
un instrumento de muerte, es atinada la conciencia crítica
de que ha variado la brújula de evaluación de la
vida, y se distingue – no obstante – la eutanasia, sea activa o
pasiva, del enseñamiento terapéutico y del suicidio
asistido. (Serret, 1998)
Tanto la eutanasia positiva como la negativa existen, y
la segunda cada día está más de moda, por lo
que la medicina debe esforzarse al máximo por evitar a
todo el mundo una muerte de abandono y colmada de sufrimientos,
que es la auténtica "muerte de perro". Esta muerte,
lamentablemente, hoy está en condiciones de éxito
casi siempre, debido a la falta de voluntad política de
muchos gobiernos en aras de elevar a planos superiores la
economía en general y la salud en particular. Toda
maniobra que se haga buscando que una persona muera antes de los
previsibles, puede ser un delito, y eso es la eutanasia positiva.
En cambio, la eutanasia negativa, caracterizada por no realizar
acciones para prolongar una vida prácticamente terminada,
debe marchar de acuerdo a los deseos del moribundo y de su
familia. Cada día, en el mundo, hay más adeptos a
esta última. Es sabido que en Cuba, no se practica
ninguna, por lo menos conscientemente. La Medina tiene que
realizar muchas veces actividades de riesgo, pero no actividades
determinantes de la muerte.
Con relación al suicidio, podríamos decir
aproximadamente las mismas cosas. El suicidio como
fenómeno individual es conocido en todas las sociedades,
tiene antecedentes que se remontan a la misma existencia del
hombre, y asume características de acuerdo con la cultura
y estructura socioeconómica.
Algunos que presumen en algún momento de muy
liberales dicen que por qué no se ha de dejar a la persona
morir si tiene voluntad de muerte. Sin embargo, la mayor parte de
los que se suicidan no tienen voluntad de muerte, sino voluntad
de cambiar su situación de vida, es decir, de cambiar de
forma de vivir.
Este es el mensaje de la mayor parte de los suicidas.
Muchos están afectados, además, por una enfermedad
psíquica, que les ofrece una realidad distorsionada y les
ha sustraído la libertad interior. Una voluntad
lúcida de morir no se encuentra casi nunca en los
suicidas, pero sí en la fantasía de las mentes que
defienden el respeto al suicidio. Algunos incluso publican libros
sobre cómo suicidarse. Da la coincidencia de que muchas de
las personas que escriben estos libros o las personas que se
autodenominan intelectuales liberales que tratan de estimular el
respeto a las personas para que suiciden libremente, mueren a una
edad muy avanzada. Es más lúcido defender la
libertad para vivir que para morir. (2)
Estas coordenadas obligan – científicamente
hablando – a avivar el pensamiento crítico en materia de
referentes bibliográficos. Uno de los más recientes
aportes en materia de abogar por la calidad de la vida y el
bienestar subjetivo, aún en condiciones personales y
sociales difíciles
El hombre es un ser que encierra en sí mismo
factores que condicionan su desarrollo y su adaptación al
medio social y psicológico, incluso los que él
mismo aporta en la creación y transformación de
este último, que condicionan su adaptación a un
mundo cambiante, dinámico y diverso. En concordancia con
este pensamiento, la autora asume con el Dr. Ricardo
González Menéndez (2003) el concepto de salud que
implica no sólo ausencia de síntomas, sino el
disfrute del bienestar físico, psíquico y social,
cultural y espiritual de un individuo. Expresa el equilibrio
sujeto – medio.
Este enfoque dialéctico resulta atinado en el
análisis de los aportes hechos por distintos sistemas
científicos – especialmente desde las Ciencias
Médicas y las Sociales – los cuales permanecen capsulados
por críticas atomizadas y esquematizadas que no
contribuyen a enriquecer el carácter multifactorial
delcomportamiento suicida y mucho menos las
líneas investigativas centradas en las ciencias
biológicas, y de las ciencias sociales.
Mientras se considere el suicidio como evento aislado y
causa, perdemos la rica perspectiva
epidemiológica de reconocerlo como uno de los
comportamientos derivados de dos grandes factores de riesgo que
son alcoholismo, factores sociales y
estrés.1 Esta tendencia se
hace evidente en diferentes ámbitos investigativos cuando
se abordan las alteraciones de orden emocional de los casos en
crisis.
El suicidio es un hecho de causa multifactorial, en el
que intervienen factores biológicos, psicológicos y
sociales y lo consideramos como una falla de los mecanismos
adaptativos del sujeto al medio ambiente, provocado por una
situación de conflicto actual o permanente que genera un
estado de tensión emocional.
Múltiples han sido los factores de riesgo
invocados; entre ellos las edades extremas (adolescencia y
tercera edad), los antecedentes de afecciones crónicas
invalidantes, antecedentes de afecciones psiquiátricas,
familias con alteraciones en su dinámica y con situaciones
económicas desfavorables, entre otros, pero sólo la
identificación local de los mismos permitirá
desarrollar estrategias de intervención poblacional e
individual que den solución al problema de salud
planteado.
Según el 1er Informe Mundial sobre la Violencia y
la Salud, en el año 2000, unas 815 000
personas murieron a causa del suicidio en todo el mundo. Esto
representa una tasa mundial de mortalidad anual de cerca de 14,5
por 100 000 habitantes, que equivale a una defunción cada
40 segundos. El suicidio es la decimotercera causa principal de
muerte en el mundo. Entre las personas de 15 a 44
anos de edad, las lesiones autoinfligidas son la cuarta causa de
muerte y la sexta causa de mala salud y
discapacidad.
Las muertes por suicidio son sólo una parte de
este problema muy grave. Además de los que mueren, muchas
personas más sobreviven a los intentos de acabar con su
propia vida o causarse un daño, a menudo suficientemente
grave para requerir atención médica.
Por otro lado, cada persona que se suicida deja detrás de
sí a muchas otras (familiares o amigos) cuyas vidas
resultan profundamente afectadas desde el punto de vista
emocional, social o económico. Se estima que los costos
económicos asociados con la muerte por suicidio o con las
lesiones autoinfligidas suman miles de millones de dólares
estadounidenses al año. (16)
Esta observación en cuanto a la
correlación entre la intención del acto y el
resultado y su alcance multidimensional, abre el abanico
cultural de profesionales e instituciones comprometidas en cuanto
a la magnitud del problema, máxime si nos detenemos en la
edad como principal marcador demográfico de riesgo, ya que
a nivel mundial las tasas tienden a aumentar con la edad: en
personas de 75 años y más, las tasas alcanzan el
triple del valor en relación con las edades de
15-24 años, recientemente – 2003 – estas
últimas alcanzan la punta del iceberg.
En cuanto al enfoque de género, no podemos pasar
por alto que en materia de suicidio sigue siendo puntero el
llamado "sexo fuerte": los hombres.
La Comisión Europea y la Organización
Mundial de la Salud (OMS) han advertido sobre la
degradación del estado de salud entre los adolescentes en
los últimos años, priorizando el problema del
suicidio y la depresión entre este grupo humano. No
obstante, es aconsejable, tomar precauciones para usar los datos,
ya que la manera en que se registran las defunciones de todo tipo
varía enormemente según el tipo de suicidio y por
tanto los datos subestiman la verdadera prevalencia. En cuanto al
comportamiento suicida no mortal, se confrontan dificultades para
recopilar la información, ya que en muchos países
en desarrollo, el suicidio sigue siendo un delito punible, por
tanto sólo una minoría acude a los establecimientos
de salud para recibir atención médica y
además los hospitales no siempre registran los casos.
(16)
Estos datos aportados por la OMS en su primer informe
mundial de violencia y salud son ilustrativos de una
problemática que, en distintos contextos
sociodemográficos, adquiere diferente grado de
representatividad y repercusión, por lo que merece
atención. Esto sucede también en el caso de Cuba,
sobre todo por la existencia de una infraestructura creada y
garantizada por nuestro proyecto social, en este caso, en el
nivel primario de salud.
En Cuba existe desde 1989 el Programa de
Prevención de la Conducta Suicida, cuyos objetivos
principales son evitar el primer intento, su repetición y
la consumación del segundo intento. El programa es
también un instrumento para identificar este
comportamiento, y ha arrojado sus frutos, como el ya mencionado
de la disminución del comportamiento suicida en la
adolescencia; no obstante, ningún esfuerzo es poco, en
aras de disminuirlo mucho más y hasta erradicarlo, y es
por eso que nos empeñamos en el empleo del método
llamado Enfoque de Riesgo.
La muerte por suicidio en la población joven
cubana se ha tornado inquietante para los profesionales de la
Salud Pública y en particular a los de la Salud Mental, y
para la familia, ya que de muy poco han servido las áreas
de ayuda para atender las crisis de quienes son propensos al
suicidio, pues los que padecen estos rasgos toman determinaciones
inmediatas.
En la provincia Santiago de Cuba, en el mes de abril de
2007 se evidenció una tasa de 0,7 muertes por suicidio, lo
que representa una razón de 12,8; equivalente a 1002
intentos de suicidio y 78 suicidios consumados.
Este análisis nos lleva a pensar (con todo
compromiso profesional) en la necesidad de aplicar el enfoque de
riesgo en el abordaje de este problema
científico.
En los momentos actuales se comienza a usar el enfoque
de riesgo en las investigaciones en el campo de los accidentes
(primera causa de muerte en este grupo de población),
violencia, educación (deserción, repitencia), y de
salud (disturbios afectivos, depresión, suicidio) cuyos
aportes han contribuido a la implementación de acciones
globales y específicas en los países tanto en el
campo de la salud pública, como en la atención
individual y de grupos de adolescentes, sus familias y
comunidades. (7)
Esto reafirma el compromiso profesional que asume este
trabajo en cuanto a la aplicación del enfoque de
riesgo.
Si bien es cierto que el Enfoque de Riesgo es
perfectamente aplicable a cualquier etapa del
desarrollo de la personalidad, nos urge aplicarlo en la
adolescencia. Visto el suicidio como un comportamiento que tiene
antecedentes en una infancia problemática y
puede tener expresión en otras etapas como la adultez
media y la adultez mayor y en un país como el nuestro, que
presenta cifras de envejecimiento poblacional al nivel de los
países más desarrollados, es necesario garantizar
el desarrollo sano y productivo de la población y en
particular de las familias que constituyen la célula
fundamental de nuestra sociedad. La intencionalidad de esta
investigación es profundizar en la eficacia de un
método del cual (en nuestra práctica profesional)
ya ha dado cuenta un pilotaje realizado en la adultez
media.
El Enfoque de Riesgo es un método que se aplica
para medir la necesidad de atención por parte de grupos
específicos. Ayuda a determinar prioridades de salud y es
también una herramienta para definir las necesidades de
reorganización de los servicios de salud. Intenta mejorar
la atención para todos, pero prestando mayor
atención a aquellos que lo requieran. Es un enfoque que no
es igualitario: discrimina en quienes tienen mayor necesidad de
atención. Discrimina la vulnerabilidad de salud y de
enfermedad.
Su hipótesis por excelencia es: mientras
más exacta sea la medición del riesgo, más
adecuadamente se comprenderán las necesidades de
atención de la población y ello favorecerá
la efectividad de las intervenciones.
Con el objetivo de aportar más exactitud a la
identificación del riesgo, se formula el siguiente
problema de investigación:
Problema
Insuficiente investigación
sobre el Enfoque de Riesgo en la Atención Primaria
de
Salud, para la identificación
del comportamiento suicida en la adolescencia, en el
policlínico "Ramón López Peña", de
Santiago de Cuba.
Objeto
El comportamiento suicida en
adolescentes
Objetivo
General
Aplicar el enfoque de riesgo en la
identificación de los factores psicológicos
del comportamiento suicida en adolescentes
del área de salud "Ramón López Peña",
de Santiago de Cuba
Campo de
acción
Los factores psicológicos del
comportamiento suicida en adolescentes
Objetivos
Específicos
1) Identificar los riesgos psicosociales presentes
en los adolescentes
estudiados
2) Valorar la asociación causal entre los
factores de riesgo identificados y el comportamiento
suicida
Hipótesis
Si se aplica el Enfoque de Riesgo para identificar
los factores psicosociales de mayor
vulnerabilidad en los adolescentes, entonces, se podrá
delimitar que causas están mayormente asociadas con el
comportamiento suicida en estas edades en el área de salud
estudiada.
Tareas
1. Caracterizar el comportamiento
suicida en el adolescente
2. Valorar la asociación causal
de los factores de riesgo y el daño a la
salud
Métodos
Métodos teóricos de
investigación que constituyen procesos del pensamiento
para la indagación en el tema
(análisis-síntesis,
inducción–deducción, hermenéutico
dialéctico).
Enfoque de Riesgo como método práctico
fundamental en la investigación. Métodos
estadísticos para procesar los resultados de la
aplicación del Enfoque de
Riesgo
Aporte
La exactitud en la
identificación de los factores de riesgo y su
asociación con el daño a la
salud en los adolescentes suicidas del área de salud
"Ramón López
Peña"
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