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La inteligencia emocional en dirigentes deportivos



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Conceptos y caracterización de la
    Inteligencia Emocional
  4. Principios de la Inteligencia
    Emocional
  5. La
    inteligencia Emocional en el Deporte
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

"Saber más que los otros es
fácil;

lo difícil es saber algo mejor que
los otros" 

Séneca

Resumen

En esta época de grandes y constantes cambios en
todas las esferas de nuestra vida, se nos exige estar preparados
para enfrentarlos, ya que estos cambios cada día son
mayores, más rápidos y violentos, causando en
ocasiones riesgo a nuestra salud física y emocional.
Recordemos ante todo que somos seres humanos que tenemos
necesidades y metas.

El presente artículo está dirigido a
abordar una de las necesidades principales del ser humano que es
la falta de emociones y sentimientos que deben ser llenados, ya
que esto determina y organiza todos los procesos mentales y
comportamiento en general encaminado a alcanzar el
logro.

La Inteligencia Emocional es un campo de estudio que
surgió en la década de los noventa y pretendemos
mostrar bases para su comprensión y determinación
como herramienta de dirección.

Summary

In this century of constants and big changes in all
sphere of ours life, it"s necessary to be prepare to avoid, since
every days this change are bigger, faster and violent, and in
occasions cause risk to our emotional and physical health. Before
everything remember that we are human with met and
priority.

This article is direct to aboard one of the principal
priority to the human, is the absent of feelings and emotions
that have to be fill, this organized and determinate all the
mental and behave process in general in the way to get the
result.

The Emotional Intelligent is a camp of study worn in the
90 century and we pretender show bases for it comprehension and
as determination tool of direction.

Introducción

La Inteligencia Emocional surge en la década de
los noventa como reacción al enfoque de inteligencias
meramente cognitivas. Este enfoque se hizo rápidamente
porque emitía un mensaje novedoso y atractivo: se puede
tener éxito en la vida sin tener grandes habilidades
académicas. El libro divulgado de Daniel Goleman (1995) se
convirtió rápidamente en un best-seller, aunque la
investigación al respecto se encontraba aún en sus
inicios.

Es importante señalar el papel que siempre va a
tener la especialización técnica y profesional. Lo
que se pretende es una forma distinta de ser inteligente. La
realidad del mundo laboral está determinada por la
habilidad para trabajar en equipo, por nuestra capacidad del
liderazgo, por el tipo de relación que mantengamos con
nosotros mismos y del modo en que nos relacionemos con los
demás y no con la falsa creencia extendida de que el
éxito depende exclusivamente del Cociente Intelectual
(C.I)

La Inteligencia Emocional es una forma de interactuar
con el mundo, que tiene muy en cuenta los sentimientos y engloba
habilidades tales como: el control de los impulsos, la
autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la
perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas
configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la
compasión o el ser introvertido, que resultan
indispensables para una buena y creativa adaptación
social.

La satisfacción de los trabajadores en su
actividad laboral debe verse como un fin en sí mismo,
tiene un valor intrínseco que compete tanto a sus
dirigentes como a la institución. No es conveniente
adoptar posturas utilitarias que consideran la
satisfacción laboral sólo como uno de los factores
necesarios para lograr una producción mayor o de mejores
resultados, lo cual sería un beneficio. Se trata de
dirigir nuestros esfuerzos, fundamentalmente, a lograr esta
satisfacción de los trabajadores. ¿Qué
habilidades le permiten, al directivo de hoy, ser más
eficientes y lograr el mejor desempeño en su
actividad?

DESARROLLO

La inteligencia de una persona está formada por un
conjunto de variables como la atención, la capacidad de
observación, la memoria, el aprendizaje, las habilidades
sociales, entre otras que le permiten enfrentarse al mundo
diariamente. El rendimiento que obtenemos de nuestras actividades
diarias depende en gran medida de la atención que les
prestemos, así como de la capacidad de
concentración que manifestemos en cada momento. Pero hay
que tener en cuenta que, para tener un rendimiento adecuado
intervienen muchas otras funciones como, por ejemplo, un estado
emocional estable, una buena salud psico-física o un nivel
de activación normal. Se necesita para ello conocer la
existencia y comportamiento de parámetros de la
Inteligencia Emocional

Conceptos y
caracterización de la Inteligencia Emocional

La inteligencia es la capacidad de asimilar, guardar, elaborar
información y utilizarla para resolver problemas, cosa que
también son capaces de hacer los animales e incluso los
ordenadores. Pero el ser humano va más allá,
desarrollando una capacidad de iniciar, dirigir y controlar
nuestras operaciones mentales y todas las actividades que manejan
información. Aprendemos, reconocemos, relacionamos,
mantenemos el equilibrio y muchas cosas más sin saber
cómo lo hacemos. Pero tenemos además la capacidad
de integrar estas actividades mentales y de hacerlas voluntarias,
en definitiva de controlarlas, como ocurre con nuestra
atención o con el aprendizaje, que deja de ser
automático como en los animales para focalizarlo hacia
determinados objetivos deseados.

Por su parte las emociones son los estados
anímicos que manifiestan una gran actividad
orgánica, que refleja en los comportamientos externos e
internos.

Las emociones es una combinación compleja de
aspectos fisiológicos, sociales, y psicológicos
dentro de una misma situación polifacética, como
respuesta orgánica a la consecución de un objetivo
de una necesidad o de una motivación.

El primero de los grandes teóricos del campo de
la inteligencia que señaló la diferencia existente
entre las capacidades intelectuales y las emocionales fue
Gardner, Howard (1983), psicólogo de Harvard que propuso
un modelo ampliamente difundido, llamado "Inteligencia
Múltiple". Él reconoce que tenía tendencias
a considerar la inteligencia en un sentido cognitivo, pero
planteó: "Cuando escribí por primera vez sobre las
inteligencias personales, estaba hablando de la emoción
sobre todo en mi idea de inteligencia intrapersonal, un
componente que armoniza emocionalmente con uno mismo. Son las
señales víscerasentimentales que uno recibe, las
que resultan esenciales para la inteligencia interpersonal. Pero
tal como se ha desarrollado en la práctica, la
teoría de la inteligencia múltiple ha evolucionado,
centrándose más en la metacognición"_ es
decir, en la conciencia de los procesos mentales propios_ "que en
el amplio espectro de habilidades emocionales".

Aún así, Gardner Howard aprecia lo
fundamentales que son estas habilidades emocionales y de la
relación en los avatares de la vida. Señala que
"muchas personas que poseen un C.I de 160 trabajan para personas
cuyo C.I es de 100, si el primero tiene escasa inteligencia
intrapersonal y la del último es elevada. Y en el mundo
cotidiano, ninguna inteligencia es más importante que la
interpersonal. Si uno no la tiene, elegirá inadecuadamente
con quién casarse, que trabajo aceptar, etc. Debemos
entrenar a los niños en las inteligencias personales desde
la escuela"

Las emociones son estados afectivos, de expresión
súbita y de aparición breve, pueden según
Goleman, Daniel y otros (1996), crear un impacto positivo o
negativo sobre nuestra salud física, mental y espiritual.
Por eso es importante determinar cada uno de estos estados como
influyen en nosotros y cuáles son sus
consecuencias.

De esta manera existen emociones que afligen, que son
aquellas que promueven o mantienen los procesos de enfermedad
emocional. Entre ellas se encuentran;

  • 1. La ira o rabia, la cual abarca tres
    etapas:

  • Desconfianza ante el medio que rodea la
    persona.

  • Sentimiento de molestia o rabia como tal.

  • La conducta expresiva como gritar, agredir, romper o
    tirar objetos.

  • 2. La depresión, es decir, la tristeza
    acompañada de una visión negativa de sí
    mismo, el mundo que lo rodea y su futuro, esta afecta
    cualquier proceso de recuperación de cualquier otra
    enfermedad.

  • 3. La ansiedad que consiste en una
    preocupación constante y excesiva por los
    acontecimientos en nuestra vida diaria.

  • 4. La represión o negación es
    donde la persona no expresa o no toma conciencia de que
    existe algo que le causa molestia o dolor emocional, siendo
    grave para nuestra salud integral.

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL?

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El término "Inteligencia Emocional" se refiere a
la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los
sentimientos de los demás, motivarnos y manejar
adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás
y con nosotros mismos. Es un término que resume
habilidades muy distintas, aunque complementarias, a la
inteligencia académica, la capacidad cognitiva medida por
el Cociente Intelectual (C.I). En tal sentido existen
trabajadores con un C.I muy alto pero adolecen de Inteligencia
Emocional, y por tal motivo terminan siendo dirigidos por alguien
con un C.I inferior pero que poseen una inteligencia emocional
superior a la suya.

Principios de la
Inteligencia Emocional

  • 1. Recepción: Cualquier cosa que
    incorporemos por cualquiera de nuestros sentidos.

  • 2. Retención: Corresponde a la memoria,
    que incluye la retentiva (o capacidad de almacenar
    información) y el recuerdo, la capacidad de acceder a
    esa información almacenada.

  • 3. Análisis: Función que incluye
    el reconocimiento de pautas y el procesamiento de la
    información.

  • 4. Emisión: Cualquier forma de
    comunicación o acto creativo, incluso del
    pensamiento.

  • 5. Control: Función requerida a la
    totalidad de las funciones mentales y
    físicas.

Mientras Salovey, Peter y Mayer, John (1990)
continúan perfilando su teoría de la inteligencia
emocional como "la capacidad de controlar y regular los
sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos
como guía del pensamiento y la acción", Goleman
Daniel (1998), ha adaptado su modelo a una versión
más útil para comprender la forma en que estos
talentos influyen en el mundo laboral, una versión que
incluye las siguientes cinco habilidades emocionales y sociales
básicas:

  • Conciencia de sí mismo o
    Autoconciencia:
    Capacidad de saber lo que estamos
    sintiendo en un determinado momento y de utilizar nuestras
    preferencias para guiar la toma de decisiones basada en una
    evaluación realista de nuestras capacidades y en una
    sensación bien asentada de confianza en nosotros
    mismos.

  • Autorregulación o Control Emocional:
    Manejar nuestras emociones para que faciliten la tarea que
    estemos llevando a cabo y no interfieran con ella; ser
    conscientes y demorar la gratificación en nuestra
    búsqueda de objetivos; ser capaces de recuperarnos
    prontamente del estrés emocional.

  • Motivación: Utilizar nuestras
    preferencias más profundas para encaminarnos hacia
    nuestros objetivos, ayudarnos a tomar iniciativas, ser
    más eficaces y perseverar a pesar de los contratiempos
    y las frustraciones que se presenten.

  • Empatía: Darse cuenta de lo que
    están sintiendo las personas, ser capaces de ponerse
    en su lugar y cultivar la relación y el ajuste con una
    amplia diversidad de personas.

  • Habilidades Sociales o Manejo de las
    Relaciones
    : Manejar bien las emociones en las relaciones,
    interpretando adecuadamente las situaciones y las redes
    sociales; interactuar fluidamente; utilizar estas habilidades
    para persuadir, dirigir, negociar y resolver disputas;
    cooperar y trabajar en equipo.

Vivimos en una época en la que la perspectiva del
futuro depende de la capacidad de controlarnos a nosotros mismos
y de manejar muy adecuadamente nuestras relaciones.

Cada vez es mayor el número de directivos que se
quejan de las actitudes sociales de los nuevos trabajadores, su
incapacidad de aceptar las críticas, ya que suelen adoptar
una aptitud sumamente hostil y defensiva cuando alguien les hace
la menor observación sobre lo que están haciendo,
reaccionando como si se tratara de un ataque personal. Pero este
problema no afecta solamente a los trabajadores sino que
también puede aplicarse a los propios
directivos

No sirve de nada estar muy bien preparado y ser una gran
promesa intelectual si tenemos importantes deficiencias en el
campo de la inteligencia emocional. Me refiero a que el directivo
debe estar preparado en todas las vertientes y por ende es
imprescindible que tenga autoestima, autoconciencia, autocontrol,
dedicación, empatía, integridad, habilidad para
comunicar, pericia para iniciar y aceptar cambios.

Los profesionales más brillantes se destacan no
solo por sus logros personales, sino por su capacidad para
trabajar en equipo, para maximizar la producción del grupo
mientras que los profesionales incapaces de afrontar cambios o
conflictos, resultan dañinos para la organización y
la sociedad.

Los directivos deben tener habilidades fundamentales
entre las que se encuentran:

  • Capacidad de escuchar y de comunicarse
    verbalmente.

  • Adaptabilidad y capacidad de dar una respuesta
    creativa ante conflictos y obstáculos.

  • Capacidad de controlarse a sí mismo,
    confianza, motivación para trabajar en la
    consecución de determinados objetivos,
    sensación de querer abrirse paso y sentirse orgulloso
    de los logros conseguidos.

  • Eficacia grupal e interpersonal, cooperación,
    capacidad de trabajar en equipo y habilidad para negociar los
    desacuerdos.

  • Eficacia dentro de la organización,
    disposición a participar activamente y potencial de
    liderazgo.

  • Iniciativa y creatividad para afrontar nuevos
    retos.

  • Empatía, conciencia social y aprovechamiento
    de la diversidad.

La Gestión de la Inteligencia Emocional significa
enfatizar lo emocional o lo racional en las relaciones
interpersonales y no comportarnos como los primitivos cediendo a
nuestro impulso. De este modo los mensajes con contenido
emocional, evaluación del desempeño por ejemplo,
son nublados por una reacción emocional que deja el
cerebro consciente incapaz de dar una respuesta
racional.

Comprender esta irracionalidad del cerebro humano es
esencial para saber cómo las personas se relacionan -o no
lo hacen- entre sí, elemento clave para una
colaboración con éxito para motivar, dirigir o
liderar equipos humanos.

Recordemos los cinco parámetros básicos de
la Inteligencia Emocional:

  • Conciencia de sí mismo.

  • Autorregulación.

  • Motivación.

  • Empatía.

  • Habilidades sociales.

El buen servicio al usuario, por ejemplo, es una
competencia emocional basada en la empatía (supone la
capacidad de interpretar los sentimientos ajenos) y, del mismo
modo, la confianza es una competencia basada en el autocontrol o
en el hecho de saber controlar adecuadamente nuestros impulsos y
nuestras emociones. Un directivo, por ejemplo puede ser muy
empático y no haber aprendido que se traducen en un buen
servicio al usuario, de tener conciencia de sus sentimientos,
necesidades y preocupaciones, o la capacidad de saber armonizar
adecuadamente los esfuerzos de las personas que integran su
equipo de trabajo.

Si carecen de habilidades sociales, por ejemplo
serán incapaces de persuadir o inspirar a los
demás, de dirigir equipos o de catalizar el cambio. En
caso de que tenga poca conciencia de sí mismo, por
ejemplo, no serán conscientes de sus propios puntos flacos
y en consecuencia, carecerán de la propia confianza que
sólo puede derivarse de la seguridad en la propia
fortaleza.

La inteligencia
Emocional en el Deporte

Cabe entonces, reformular la pregunta inicial para el
ámbito deportivo: ¿Qué habilidades le
permiten, al directivo deportivo de hoy, ser más
eficientes y lograr el mejor desempeño en su actividad de
dirección?

Como se ha visto hasta aquí existe una estrecha
relación entre las cinco dimensiones de la inteligencia
emocional y las competencias emocionales, los elementos
necesarios para un desempeño ejemplar sólo
requieren que seamos fuertes en un determinado número de
ellas (unas seis al menos por término medio) y que se
distribuyan en las cincos regiones de la inteligencia emocional.
Esto es válido, por supuesto, para la esfera de la Cultura
Física y el Deporte. Son los directivos de las
organizaciones deportivas y por supuesto los entrenadores
deportivos los encargados y ocupados en desarrollar e incorporar
a su día a día las habilidades de la Inteligencia
Emocional para el logro de resultados mayores y mejores. Dominar
y llevarlas a vías de hecho es un reto para el directivo
deportivo actual.

El buen desempeño del equipo deportivo con su
entrenador al frente depende en gran medida del desarrollo de
habilidades de la Inteligencia Emocional vistas hasta
aquí, ya que su buen funcionamiento aumenta el rendimiento
del equipo y de la organización deportiva en general; a la
vez que disminuye el trasiego y el rechazo de sus miembros. Tal y
como planteara el analista Spencer, Lyle (1993) "Dondequiera que
exista un buen equipo de trabajo, con ideas muy claras con
respecto a sus objetivos, criterios de rendimiento muy elevados y
la sensación clara de lo que tienen que hacer, apenas si
hace mella el miedo y la incertidumbre que embarga a otros,
porque los miembros de estos equipos depositan más su
confianza en sus compañeros que en la organización
o en sus directivos".

La capacidad del entrenador para conseguir que todos los
miembros de un equipo disfruten con lo que están haciendo,
constituye el núcleo de la consolidación y del
liderazgo de los equipos. Los directivos y entrenadores
deportivos que formen parte de tales equipos tienden a compartir
la misma clase de motivación. Son competentes e
imparciales a la hora de asignar a cada cual la posición o
el puesto que mejor se adapte a sus posibilidades. Comparten
necesidades de sus atletas o trabajadores integrantes del equipo,
convirtiéndose en personas afectuosas y capaces de
colaborar cuando llega el momento de abordar los conflictos. De
esta forma se ponen al servicio de los objetivos compartidos del
equipo.

El principal motivo del fracaso de los grandes
directivos o entrenadores es su incapacidad para consolidar y
liderar equipos. Las habilidades de trabajar en equipo se han
convertido en un rasgo clave en el deporte y en la
organización deportiva y actualmente, tomando en cuenta
estudios efectuados en organizaciones de todo el mundo,
constituyen la competencia más valorada en los directivos
y entrenadores.

El reto fundamental que deben enfrentar consiste en
lograr la colaboración entre los líderes de los
diferentes grupos. En este sentido poco importa que se trate de
un grupo de tres atletas o de todo un departamento, porque las
habilidades del trabajo en equipo se ponen en funcionamiento cada
vez que la gente labora conjuntamente en la consecución de
un objetivo común.

Se trata de saber emplear las habilidades de cada uno de
los atletas con inteligencia. El entrenador y el directivo de una
organización deportiva debe ser capaz de:

  • Saber tomar decisiones adecuadas en situaciones
    difíciles y en momentos de tensión durante la
    competencia.

  • Autocontrolarse, siendo capaz de transmitir
    positividad a sus atletas brindándoles confianza,
    motivación para trabajar en la consecución del
    triunfo para sentirse orgulloso de los logros
    conseguidos.

  • Tener desarrolladas habilidades de
    comunicación y capacidad de escuchar.

  • Desarrollar empatía en los dos sentidos
    entrenador-atleta y atleta-atleta

  • Iniciativa y creatividad para afrontar nuevos
    retos.

  • Conciencia social y aprovechamiento de la diversidad
    de las capacidades de los atletas.

Manejar los sentimientos para que sean adecuados es una
capacidad que se basa en la conciencia de uno mismo. La capacidad
de serenarse, de librarse de la irritabilidad, la ansiedad y la
melancolía excesiva y ordenar las emociones al servicio de
un objetivo son esenciales para prestar atención, para
lograr la automotivación y el dominio, y para fomentar la
creatividad. El autodominio emocional permite un desempeño
destacado en muchos sentidos. Los directivos y entrenadores
deportivos que tienen esta capacidad suelen ser mucho más
productivos y eficaces en cualquier tarea que emprendan saber con
mayor profundización, las características de cada
atleta o trabajador y poder proyectar como trabajar con él
y el colectivo para la obtención de metas comunes es un
reto de la organización deportiva de hoy.

Conclusiones

  • Aprovechar la inteligencia emocional no presupone
    evitar las perturbaciones, sino mantener el equilibrio, saber
    enfrentar cambios y dificultades que nos depara la vida,
    reconocer y aceptar los propios sentimientos, buscando
    siempre solucionar las situaciones sin dañarse ni
    dañar a los demás.

  • La utilización y generalización de la
    inteligencia emocional en los directivos de una
    institución, haría del mismo, y por ende de sus
    organizaciones un lugar más agradable, menos agresivo
    y más estimulante. Se trata de controlar las pasiones
    y emociones y de administrarlas con inteligencia.

Bibliografía

  • 1. Argyris, Chris (1992). "Cómo vencer
    las barreras organizativas". Editorial Díaz de Santos.
    Madrid

  • 2. Bello Zoe, Nancy Estévez (2002)
    "Selección de Lecturas de Inteligencia Humana",
    Editorial Félix Varela. La Habana

  • 3. Feldman, Barret y Meter Salovey (2002)
    "Psychological processes in emocional intelligence. New Cork:
    Guilford.

  • 4. Gardner, Howard (1987) "Estructuras de la
    mente: La teoría de las inteligencias
    múltiples" Fondos de Culturas Económicas.
    México DF

  • 5. Goleman, Daniel (1996) "La Inteligencia
    Emocional" Colección Ensayo. Editorial
    Kairos.

  • 6. Goleman, Daniel (1998) "La Práctica
    de la Inteligencia Emocional" Colección Ensayo.
    Editorial Kairos

  • 7. Hernández Echevarría, Tania I
    (2006) "Estudio Preliminar de la Inteligencia Emocional en
    dirigentes del ISCF "Manuel Fajardo" de Ciudad de la Habana.
    Tesis para optar por el grado científico de
    Máster en Dirección y Administración de
    la Cultura Física.

  • 8. Mata Molina, F y otros (2000).
    "Emocionalmente Inteligente". Calidad Empresarial,
    Edición Corporación Calidad 2010,
    18-19,3

  • 9. Salovey, Peter y John Mayer (1990)
    "Emocional Intelligence Imaginatiion" Cognition and
    personality 9

  • 10. Valles, A y Valles, C (2003) "La
    autorregulación para el afrontamiento emocional". En
    Valles, A. y Valles, C. Psicopedagogía de la
    Inteligencia Emocional. Valencia: Promolibro.

 

 

Autor:

MS.c. Tania Hernández
Echevarría

 

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