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El Juego en Educación Preescolar



Partes: 1, 2

  1. Fundamentación
    teórica
  2. Educación Inicial
  3. Fundamentación
    Psicopedagógica
  4. Fundamentación
    Pedagógica
  5. Bibliografía

CAPÍTULO II

Fundamentación
teórica

El Juego.

Piaget (1986), "vincula la capacidad de jugar a la
capacidad de representar o de simbolizar, lo cual ocurre en el
primer año de vida y se desarrolla durante el segundo y
tercer año. Esta etapa se caracteriza por el "imaginar o
fingir" y es la base del desarrollo del juego social".

De esta manera lo planteado por Piaget, refuerza el
hecho de que el juego permite la enseñanza al niño
de saberes que van a permitirle alcanzar de manera satisfactoria
su desarrollo optimo en las diferentes áreas de
aprendizaje, especialmente en la que comprende la motricidad
fina.

Según Calderón (2005), define el juego
infantil "es una actividad que puede abordarse desde muchos
puntos de vista, uno de ellos el educativo, con el juego el
niño pone en marcha los mecanismos de su
imaginación, expresa su manera de ver el mundo que lo
rodea, de transformarlo, desarrolla su creatividad y le da la
posibilidad de abrirse a los demás"

Es a través del juego que el docente puede llegar
a enseñar a los niños en edad preescolar de manera
tal que active y mantenga su imaginación en todo momento y
lleve a la práctica dichos conocimientos de forma
productiva y eficiente.

Importancia del Juego.

Para Jiménez E. (2006), "en la
Educación Infantil debe considerarse el juego como un
principio didáctico que subraya la necesidad de dotar de
carácter lúdico cualquier actividad que se realice
con los pequeños, evitando la falsa dicotomía entre
juego y trabajo".

La actividad más importante de un niño en
edad preescolar es el juego. Es la manera específica en
que el niño conquista su medio ambiente. Mientras juega
adquiere conocimientos y técnicas que tendrán gran
valor en su actividad escolar y, más tarde, en la vida, en
el trabajo. Al jugar, el niño desarrolla formas de
conducta importantes para su actitud hacia el aprendizaje y la
comunicación social. Es por eso que se puede afirmar que
el juego determina el desarrollo completo del
individuo.

Tipos de Juegos

Constituyen una forma de relación muy
constructivista y en este sentido los trabajos a investigar se
clasifican de acuerdo a las siguientes
categorías:

Juego de descubrimiento: favorece el desarrollo
intelectual a la capacidad de plantearse problema de una manera
creativa y de resolver los acuerdos a la capacidad de moverse en
varios estudios de desarrollo conceptual.

Juegos sociales: influyen en el desarrollo social
y general, tiene que ver con la capacidad de colaborar y cooperar
con otras personas ayuda a la fluidez de la comunicación,
aprender y valorarse así mismo.

Juegos imaginativos: proporciona ocasiones de
expresar emociones, actuar y resolver aspectos
problemáticos al momento de suceder, realizar deseos y
ambiciones capacidad imaginativa.

El juego creativo: desarrolla la destreza de
coordinación pequeñas escalas, destrezas de
pensamiento conceptual, abstracto lateral, repuestas creativas a
problemas y capacidad para expresión y
auto-expresión y la seguridad de ellos.

Motricidad Fina.

Algunos autores R. Rigal, Paolette y Pottman (2001)
plantean que la motricidad no es la simple descripción de
conductas motrices y la forma en que los movimientos se
modifican, sino también los procesos que sustentan los
cambios que se producen en dicha conducta.

Catalina G. (2001). La motricidad refleja todos los
movimiento del ser humanos. Estos movimientos determinan el
comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6
años que se manifiesta por medio de habilidades motrices
básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza
del hombre.

Importancia de la Motricidad
Fina

Catalina G. (2001). "La motricidad refleja todos los
movimiento del ser humanos. Estos movimientos determinan el
comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6
años que se manifiesta por medio de habilidades motrices
básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza
del hombre".

Teniendo de esta manera que dicha habilidad de
experimentación y aprendizaje sobre su entorno,
consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la
inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las
habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden
progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por
progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos
que son inofensivos.

Los niños necesitan estar activos para crecer y
desarrollar sus capacidades, el juego es importante para el
aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que
aprenden a conocer la vida jugando.

Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y
otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos tienen
carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez,
situaciones las cuales podrán dominarlas o adaptarse a
ellas. A través del juego los niños buscan,
exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos,
siendo un instrumento eficaz para la educación.

El juego es un ejercicio que realiza el niño para
desarrollar diferentes capacidades:

  • Físicas: para jugar los niños se
    mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo
    cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la
    motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para
    todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones,
    corazón, otros., por el ejercicio que realizan,
    además de permitirles dormir bien durante la
    noche.

  • Desarrollo sensorial y mental: mediante la
    discriminación de formas, tamaños, colores,
    texturas, otros.

  • Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa,
    expectación o alegría; y también como
    solución de conflictos emocionales al satisfacer sus
    necesidades y deseos que en la vida real no podrán
    darse ayudándolos a enfrentar situaciones
    cotidianas.

  • Creatividad e imaginación: el juego las
    despierta y las desarrolla.

  • Forma hábitos de cooperación, para
    poder jugar se necesita de un compañero.

  • El juego hace que los bebés y niños
    pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los
    límites de él y su entorno

Los niños deben disfrutar de sus juegos y
recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para
así conseguir el máximo beneficio. En un inicio,
los niños sólo se desenvuelven por la
percepción inmediata de la situación, hacen lo
primero que se les viene a la mente, pero este tipo de
acción tiene sus límites sobretodo cuando hay
problemas; mediante el juego el niño aprende a
desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el pensamiento
para ir más allá del mundo externo concreto,
logrando guiar su conducta por el significado de la
situación obligándolo y motivándolo a
desarrollar estrategias para la solución de sus problemas.
A partir de los dos años de edad, el niño comienza
una nueva etapa de juego utilizando su experiencia anterior para
conseguir nuevos aprendizajes más elaborados debido a que
la naturaleza de sus juegos cambiará porque está
desarrollando su capacidad para pensar el sus nuevos
descubrimientos, comienza a comunicarse fluidamente, amplia su
vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo
(motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas
experiencias, compañeros de juego para desenvolver su
imaginación participando más en el mundo de los
adultos.

La etapa escolar significa otro escalón en el
progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a
casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han
vivido y aprendido en el colegio, imitando la realidad,
representando por medio del juego simbólico todo lo que
han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar
sus emociones: alegrías, sentimientos, momentos
difíciles, frustraciones, otros.

El juego constituye en el niño su actividad
central. Hace activo lo que muchas veces sufre pasivamente. El
niño juega no sólo para repetir situaciones
placenteras, sino también, para elaborar las que le
resultaron dolorosas, siendo este por lo tanto una parte
fundamental del desarrollo del niño en crecimiento. No
sólo lo entretiene, sino que además lo estimula,
incrementa sus habilidades y su coordinación, le permite
liberar energía y contribuye a fomentar la
exploración en el niño.

2-. Importancia del Juego.

La actividad más importante de un niño en
edad preescolar es el juego. Es la manera específica en
que el niño conquista su medio ambiente. Mientras juega
adquiere conocimientos y técnicas que tendrán gran
valor en su actividad escolar y, más tarde, en la vida, en
el trabajo. Al jugar, el niño desarrolla formas de
conducta importantes para su actitud hacia el aprendizaje y la
comunicación social. Es por eso que se puede afirmar que
el juego determina el desarrollo completo del
individuo.

Los niños necesitan estar activos para crecer y
desarrollar sus capacidades, el juego es importante para el
aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que
aprenden a conocer la vida jugando.

Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y
otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos tienen
carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez,
situaciones las cuales podrán dominarlas o adaptarse a
ellas. A través del juego los niños buscan,
exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos,
siendo un instrumento eficaz para la educación.

El juego es un ejercicio que realiza el niño para
desarrollar diferentes capacidades:

  • Físicas: para jugar los niños se
    mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo
    cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la
    motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para
    todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones,
    corazón, otros., por el ejercicio que realizan,
    además de permitirles dormir bien durante la
    noche.

  • Desarrollo sensorial y mental: mediante la
    discriminación de formas, tamaños, colores,
    texturas, otros.

  • Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa,
    expectación o alegría; y también como
    solución de conflictos emocionales al satisfacer sus
    necesidades y deseos que en la vida real no podrán
    darse ayudándolos a enfrentar situaciones
    cotidianas.

  • Creatividad e imaginación: el juego las
    despierta y las desarrolla.

  • Forma hábitos de cooperación, para
    poder jugar se necesita de un compañero.

  • El juego hace que los bebés y niños
    pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los
    límites de él y su entorno

Los niños deben disfrutar de sus juegos y
recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para
así conseguir el máximo beneficio. En un inicio,
los niños sólo se desenvuelven por la
percepción inmediata de la situación, hacen lo
primero que se les viene a la mente, pero este tipo de
acción tiene sus límites sobretodo cuando hay
problemas; mediante el juego el niño aprende a
desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el pensamiento
para ir más allá del mundo externo concreto,
logrando guiar su conducta por el significado de la
situación obligándolo y motivándolo a
desarrollar estrategias para la solución de sus problemas.
A partir de los dos años de edad, el niño comienza
una nueva etapa de juego utilizando su experiencia anterior para
conseguir nuevos aprendizajes más elaborados debido a que
la naturaleza de sus juegos cambiará porque está
desarrollando su capacidad para pensar el sus nuevos
descubrimientos, comienza a comunicarse fluidamente, amplia su
vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo
(motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas
experiencias, compañeros de juego para desenvolver su
imaginación participando más en el mundo de los
adultos.

La etapa escolar significa otro escalón en el
progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a
casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han
vivido y aprendido en el colegio, imitando la realidad,
representando por medio del juego simbólico todo lo que
han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar
sus emociones: alegrías, sentimientos, momentos
difíciles, frustraciones, otros.

3-. Tipos de Juegos

De la misma manera que no se puede hablar de conductas
infantiles en general, sino de las que corresponden a cada etapa
del desarrollo, tampoco pueden englobarse todos los juegos del
niño en una sola categoría. Por el contrario, hay
tal diversidad de ellos que se hace difícil su
clasificación.

Un primer intento de sistematización de las
distintas variedades de actividades lúdicas podría
ser el propuesto por Wolff, quien partiendo del criterio de
Buytendijk en el sentido de que siempre se juega con algo,
distinguió los juegos que se valen de objetos reales de
aquellos otros que lo hacen con objetos imaginarios. Sobre el
particular diremos que no hay que sobrevalorar el realismo de
tales objetos, pues jamás alcanzan el significado que
podemos atribuirle los adultos. En este sentido es bueno recordar
que dado el franco predominio de la asimilación en esta
actividad infantil, una ramita de árbol es equiparable a
un juguete sofisticado, al que en ocasiones puede sustituir sin
desventaja alguna. Wolff nos informa también que los
materiales de construcción son los predilectos de los
niños en la etapa preescolar.

Algo más adelante surgen los denominados "juegos
hedonísticos", basados tan sólo en la
obtención de placer sensorial o motriz. En realidad este
tipo de juego no desaparece nunca sino que pasa a integrarse con
los otros como uno de sus componentes básicos.

Inmediatamente aparecen los "de construcción",
regidos al principio por la exploración de la propia
motricidad, y luego -gracias a ella- puestos al servicio de la
necesidad de orden y exploración del medio exterior.
Superpuestos a los anteriores pueden observarse los "de regla
arbitraria", progresivamente infiltrados en los "de
imitación", hasta desembocar ambos en los "de desarrollo
dramático".

Progresiva e insensiblemente los juegos van
organizándose de acuerdo a ciertas reglas, que en un
principio son extremadamente simples. Ante todo aparecen los
recién mencionados "de imitación" (jugar al
papá y a la mamá, a la maestra, a ser determinados
animales, personajes, y hasta objetos). Tales actividades
imitativas se desarrollan hasta culminar en los juegos "grupales"
y los "dramáticos".

La forma más compleja de actividad lúdica
es la que se rige por reglas estables. Dichas reglas se van
imponiendo progresivamente sobre la impulsividad infantil, la
cual es responsable de que, por lo menos en un comienzo, los
jugadores necesiten la intervención de los adultos o de
niños más grandes para el sostenimiento del cuerpo
normativo. Poco a poco esta presencia será sustituida por
la imitación, y luego por la identificación, con lo
que las reglas terminan siendo asumidas por cada uno de los
participantes, y por el grupo. En este sentido aquella
impulsividad, aunque cada vez más controlada, es la que
nos ayudará a entender el carácter oscilante de las
reglas, y la mediocridad de los resultados en un grupo de
niños menores.

Esta aparición y ulterior afianzamiento de las
reglas implica un nivel superior de autoafirmación, y
manifiesta con claridad el proceso de socialización. A
través de este desarrollo surgen en plena etapa escolar
los juegos que se han denominado "sociales", y que
desembocarán en los "de grupo organizado" y en los
"tradicionales". Estos dos últimos tipos de juego
favorecen la integración del niño en equipos
deportivos, y éstos, a su vez, al permitir combinar
solidaridad y competitividad -no destructiva-, enriquecen la vida
social, por lo que merecen el calificativo de
psicohigiénicos.

4-. El Juego en el Preescolar

Cuando los niños tienen entre 3 y 5 años,
sus actividades de juego frecuentemente extienden las
experiencias que les gustaban de más pequeños. Con
sus destrezas motoras y habilidades sociales más
desarrolladas, gozan de los juegos activos y supervisados, a
solas y con compañeros.

Los niños de edad preescolar tienen más
capacidad para usar crayones, lápices y pinturas, tijeras
seguras y pegamento o engrudo. Suelen tener más confianza
en su capacidad de correr, dar saltos, trepar, montar triciclos,
y jugar a pelota u otros juegos interactivos. A menudo aprovechan
con gusto la oportunidad de jugar en equipos y usar sus
músculos grandes, al aire libre y bajo techo.

A muchos niños preescolares les encanta hacer de
cuenta o actuar fantasías y pueden cooperar para jugar
juntos. Los títeres y otros accesorios pueden usarse para
actuar papeles y contar cuentos. Estos juegos imaginarios ayudan
a los niños a representar intereses y deseos en una
situación que implica reglas del comportamiento. Los
juegos aparentados de los niños frecuentemente guardan
relación con cuentos que los adultos les han leído,
de modo que los libros forman una parte importante de los juegos
de niños. Estos deberán tener acceso a libros para
compartirlos o mirarlos a solas. Al llevarlos a la biblioteca
para asistir a actividades para niños, se los puede ayudar
a formar el hábito de ir a la biblioteca durante toda la
vida.

Los niños preescolares pueden seguir construyendo
con bloques y otros juguetes de construir. A veces planifican
carreteras y edificios y agregan pequeños coches o
muñecas a sus estructuras. Un padre, madre o maestro puede
unirse a los juegos de un niño y darle sugerencias para
expandir lo que hacen. Se pueden enseñar juegos sencillos
para grupos, como Simón Dice o Seguimos al Líder. A
algunos niños preescolares les gustarán juegos de
naipes o de tableros. Pueden empezar a entender que los juegos
tienen reglas para que todos los que juegan puedan gozar jugando
juntos. A veces les gusta cambiar las reglas de un juego o idear
otras; en otros momentos querrán que todos "jueguen
siguiendo las reglas". Los padres, madres y maestros
querrán enfatizar la diversión y la
cooperación en vez de la competencia.

Los materiales de uso abierto –aquellos que
dependen más de la imaginación y el uso creativo
del niño– frecuentemente ayudan a los niños
preescolares a aprender más que los juguetes que tienen un
uso limitado. Por ejemplo, los bloques pueden usarse de muchas
maneras, pero los juguetes que se mueven o hacen ruidos mientras
el niño los mira son de uso limitado.

Educación
Inicial

1-. Áreas de Desarrollo en el Niño
Preescolar.

Área Motora: El desarrollo del niño
ocurre en forma secuencial, esto quiere decir que una habilidad
ayuda a que surja otra. Es progresivo, siempre se van acumulando
las funciones simples primero, y después las más
complejas. Todas las partes del sistema nervioso actúan en
forma coordinada para facilitar el desarrollo; cada área
de desarrollo interactúa con las otras para que ocurra una
evolución ordenada de las habilidades. La dirección
que sigue el desarrollo motor es de arriba hacia abajo,
es decir, primero controla la cabeza, después el tronco.
Va apareciendo del centro del cuerpo hacia afuera, pues primero
controla los hombros y al final la función de los dedos de
la mano. Para describir el desarrollo del movimiento se
divide en motor grueso y motor fino. El área motora gruesa
tiene que ver con los cambios de posición del cuerpo y la
capacidad de mantener el equilibrio. La motora fina se
relaciona con los movimientos finos coordinados entre ojos y
manos.

Desarrollo Motor Grueso: Hernández
(Pág. 19 s.a) define la motora gruesa como: "La habilidad
que el niño va adquiriendo, para mover armoniosamente
los músculos de su cuerpo, y mantener el
equilibrio, además de adquirir
agilidad, fuerza y velocidad en sus movimientos. El
ritmo de evolución varia de un sujeto a otro, de acuerdo
con la madurez del sistema nervioso, su
carga genética, su temperamento básico y la
estimulación ambiental". Es decir el movimiento de los
músculos grandes del ser humano. Lo primero que debe
sostener es la cabeza, después sentarse sin apoyo,
más tarde equilibrarse en sus cuatro extremidades al
gatear y por último, alrededor del año de edad,
pararse y caminar. La capacidad de caminar en posición
erecta es una respuesta a una serie de conductas sensoriales y
motoras dirigidas a vencer la fuerza de gravedad. Trabajar contra
la fuerza de gravedad requiere de esfuerzo, por lo que el
niño fácilmente se fatiga y se niega.

Aprender a vencer la fuerza de gravedad depende de la
organización de todos los sentidos,
principalmente del sistema del equilibrio. Este nos ayuda a
conocer automáticamente la posición correcta de
nuestro cuerpo y la relación que tiene éste con el
resto de las cosas. Las actividades como mecer, arrullar, dar
vueltas, saltar, maromear, balancear son actividades muy
estimulantes para el sistema del equilibrio y para mejorar la
coordinación y el balance de los movimientos del cuerpo.
Cuando realice estas actividades sujételo firmemente, si
al niño no le agrada la actividad, practique por un tiempo
breve y trate de aumentarlo lentamente en forma progresiva.
Recuerde: la clave es hacer todas las situaciones de aprendizaje
divertidas.

Desarrollo Motor Fino: La motricidad fina es
definida por Hernández es (Pág. 20 s a): "Como las
habilidades que el niño va progresivamente adquiriendo,
para realizar actividades finas y precisas con sus manos, que le
permitan tomar objetos, sostenerlos y manipularlos con destreza
(…) el ritmo de evolución de estas conductas depende, de
la integración neuro-sensorial alcanzada por el
niño, de su madurez neuro-muscular, el desarrollo de la
coordinación mano ojo y de la estimulación
ambiental recibida." Por lo general el movimiento motriz fino se
va dando en el siguiente orden:

  • Reflejos: presión, presión palmar
    voluntaria, lateral de pinza. Pinza con tres dedos,
    presión de pinza

  • Destrezas manuales(dibujar construir,
    etc)

Todas las actividades para el desarrollo de los
movimientos motores: (ejemplo: braille, escribir, escribir a
mano, comer, vestirse, etc.) son construidas sobre cuatro
importantes habilidades. Estas cuatro habilidades deben ser
aprendidas antes que el niño pueda aprender tareas
más complicadas. Estas habilidades son: coger objetos,
alcanzar objetos, soltar objetos deliberadamente y mover la
muñeca en varias direcciones. La conexión entre
sostener un peso y el aprendizaje del uso de las manos es muy
importante. Esto le hace al niño
tener conciencia de sus brazos y manos, y
le muestra que las puede usar. El peso en la mano hace
que el bebé abra sus manitas, estire sus brazos y levante
su cabeza y su tronco.

Alcanzando y Cogiendo. Coger es la habilidad de
sostener objetos y usarlos para propósitos
específicos. Los infantes tienen reflejos para coger; sus
manitas automáticamente se cierran cuando se les aplica
presión o estímulo en las palmas. Al irse
concientizando de sus manitas, el las puede abrir voluntariamente
y desarrollar esa habilidad. El coger instintivamente es inhibido
cuando el bebé sostiene más y más peso en
sus manitas. Este instinto es sustituido, con el tiempo, por
diferentes métodos para coger, los cuales involucran la
participación del dedo gordo. Usted no puede
enseñar a un niño a coger, pero al observar el tipo
de "coger" que usa, usted puede ofrecerle juguetes y
actividades que lo ayudarán a progresar hacia el siguiente
paso de desarrollo.

Coordinación Bilateral. La
coordinación bilateral es la habilidad de usar ambas manos
juntas para manipular un objeto. Esto comienza en la edad
temprana, continúa cuando el infante coge objetos usando
las dos manos y progresa hasta que puede transferir objetos de
una mano a otra; hasta que cada mano es usada para diferentes
funciones.

Área de Lenguaje. Por lo que respecta al
aspecto comunicacional, nos encontramos con que el niño
inicia este proceso de comunicación con los padres y
especialmente con la madre, puesto que ella lo protege contra
estímulos excesivos al tiempo que lo ayuda a tratar con
los estímulos de su interior (hambre). La
comunicación que establece el niño con la madre, en
un primer momento, la realiza a través del llanto, el cual
es polivalente ya que algunas veces denota hambre o sueño
y en otros casos impaciencia. Poco a poco las modulaciones
aparecen y se desarrollan las emisiones de miedo, enojo
amor.

Hernández (Pág 21) define el área
del lenguaje como: "Sistema de comunicación del
niño que incluye los sonidos utilizados, los gestos y
los símbolos gráficos que son
interpretados y comprendidos, gracias a la existencia de reglas
específicas para cada lengua. La capacidad
intelectual, los estímulos ambientales y la
maduración progresiva, combinada con la disposición
del niño para imitar, favorece la vocalización
articulada y la pronunciación correcta de cada palabra".
El área del lenguaje está integrada por tres
componentes:

  • Lenguaje Receptivo: Este es el proceso
    sensorial a través del cual, un estímulo es
    captado específicamente por el canal auditivo
    (escuchar el estímulo).

  • Lenguaje Perceptivo: Acción
    interpretativa por medio de la cual, la persona entiende,
    categoriza y asocia lo que es percibido. Es ente proceso se
    utilizan los canales visuales auditivos y
    táctiles.

  • Lenguaje Expresivo: Acción motriz de
    emitir sonidos y mensajes significativos

El bebé aproximadamente a los dos meses es capaz de
percibir la proximidad humana y asociar el rostro humano con el
alivio del displacer. A través de sus zonas
preceptúales y los receptores respectivos como son la boca
y la mano le ofrecen una percepción de
conocimiento. La boca le permite mamar y la mano coger, golpear,
arañar o descansarla sobre el pecho; por otro lado si
añadimos el oído, encontramos que este sentido
le permite oír la voz de la madre para posteriormente
modular su propia voz y vocalizar el placer. Cuando se presenta
la angustia a los extraños se observa que el niño
tiene desarrollada la capacidad de reconocer el rostro de su
madre y su voz. El rostro, la voz humana y la sonrisa
diferenciada y social (más que puramente
fisiológica) son factores elementales que humanizan al
recién llegado.

Tanto la respuesta sonriente como la angustia a los
extraños (organizadores de la personalidad), implican
trabajos cognitivos visuales que a su vez están
comprometiendo a la maduración del sistema nervioso
central que pueden provocar placer y displacer. Tan
importante es el placer como el displacer (frustración) ya
que esto permite aprender el principio de realidad. Hasta este
momento en que el lenguaje todavía no
está desarrollado, la comunicación entre la diada
madre-hijo se basa en signos, cualidades cenestésicas
y el afecto, por ello la cercanía física, el
afecto, la temperatura,, las texturas y las vibraciones
entre otras son modulares para el desarrollo socio-afectivo del
niño.

El bebé sin habla se comunica con los padres a
través de los sonidos, el llanto y el no llanto. La etapa
preverbal (prelingüística) es un canal muy importante
para la comunicación madre-hijo; el prebalbuceo
permite al niño comunicar necesidades, evocar a la madre y
emitir sonidos sin llanto. Poco a poco los sonidos adquieren
mayor duración y tono más marcado hasta que en la
etapa de balbuceo (6-9 meses) se presenta una habla copiosa, sin
orden, enérgica e iterativa, es el balbuceo que tiene
funciones emotivas (arrullo) y gramaticales (emisiones
monosilábicas).

El balbuceo tiene como funciones constituirse en
un entrenamiento, una actividad lúdica, una
maduración lingüística así como una
integración con la madre y su entorno. La madre va
reconociendo las señales enviadas por el hijo a
través de las entonaciones de sus sonidos hasta que a los
8 ó 9 meses el hijo/a entra a la etapa holofrástica
adquiriéndo sus primeras palabras. En la etapa
holofrástica (palabra-frase) el contexto físico
proporciona los elementos no expresados
lingüísticamente, una sola palabra deberá
interpretarse según el contexto situacional: una misma
situación, con parecidos matices de tono,
tendrá valor de pregunta, de designación
en presencia de estímulos o
de descripción de un acto. La intención
al señalar objetos y la reciprocidad en los turnos son los
prerrequisitos básicos para la adquisición del
lenguaje. Cuando la herramienta psicológica del lenguaje
es manejada por el niño, significa que ya es capaz de
comunicarse mediante expresiones gestuales cada vez más
evolucionadas, que han dado paso a la palabra y a la frase.

En el terreno de la socialización el
niño tiene en sus padres a las fuentes primarias
de protección, seguridad y de
socialización; pero también son quienes en la
demora de los satisfactores introducen la frustración y el
displacer necesarios para lograr desarrollar el principio de
realidad. Las aprobaciones y prohibiciones permiten desarrollar
en los niños mecanismos de inhibición
control sentando las bases para el enfrentamiento
posterior del futuro adulto ante las exigencias socioculturales
de su medio.

El lenguaje es de suma importancia para la
socialización e integración y aprendizaje de los
seres humanos;

Área Socio-Afectiva. Ésta
área empieza a desarrollarse desde que la vida
intrauterina del niño. Abarca dos partes la social y la
afectiva o emocional

Sobre el desarrollo social Hurlock (1994, Pág.
242) lo define como "la adquisición de la capacidad para
comportarse de conformidad con las expectativas sociales". Por su
parte Hernández (s.a Pág. 22) define esta
área como "el proceso de socialización por medio
del cual, el niño aprende las reglas fundamentales para su
adaptación al medio social,".

Por su parte sobre el desarrollo emocional Hurlock
(1994, Pág. 204) afirma que "el estudio de
las emociones de los niños es difícil,
porque la obtención de información (…) solo
pueden proceder de la introspección: una técnica
que los niños no pueden utilizar
con éxito cuando son todavía muy
pequeños"

Al respecto Hernández (s.a Pág. 22) dice
que éste "depende del conocimiento que va adquiriendo
sobre su persona, sobre su cuerpo y sus facultades"

El afecto recibido por el niño determinará
su capacidad para adaptarse a la vida.

La sonrisa refleja o endógena que es una
respuesta a estímulos táctiles u orgánicos a
tal punto que el niño "sonríe dormido", aparece
desde la primera semana de vida.

La sonrisa social o exógena aparece hacia el segundo
mes de vida en respuesta a la visualización de un rostro
por lo general el de la madre. Esta sonrisa marca el
inicio de la vida socio afectiva del niño. Inicialmente,
la sonrisa social se manifiesta hacia todas las personas con las
que interactúa el niño pero a partir del
sétimo mes sólo brinda la sonrisa a los rostros
familiares y no a los que le son extraños.

A partir del séptimo mes se inicia la angustia de
separación. El niño reacciona con angustia y miedo
si es alejado de la madre. Si en esta época de la vida
tuviera que hospitalizarse puede presentar una forma
de depresión acompañada de retraso del
desarrollo si es que esta situación es prolongada. Con
la conquista de la marcha el niño inicia su
proceso de independización.

Durante el segundo año de vida el niño afirma su
autonomía: se llama por su nombre, se reconoce en el
espejo y en las fotos, conoce su sexo. Asimismo,
adquiere un comportamiento negativista
resistiéndose a la autoridad de los padres y
tratando de hacer las cosas sólo. A partir del tercer
año de edad, el niño atiende y obedece
órdenes: espera su turno, lava y seca sus manos, come por
sí solo usando una cuchara y controla sus
esfínteres.

Socialización. El niño recién nacido
sólo sabe llorar como respuesta a todos los
estímulos. De ahí que no debemos pensar que todo
llanto en el niño deba significar dolor o sufrimiento.
Algunos pequeños lloran con más intensidad,
frecuencia y duración que otros sin que exista alguna
causa orgánica, hambre o enfermedad. Lo que muchos padres
creen que es un cólico de gases es
únicamente un llanto inconsolable situación que
dura hasta que el niño "aprende a jugar solo".

Hacia los dos meses de edad el niño aprende a
entretenerse solo: se mira las manos, observa objetos colgados a
20 centímetros, se escucha balbucear. Hacia el tercer mes
"conversa" con gestos y balbuceos con las personas que le hacen
gracias. El juego se establece en su vida aunque en
forma personal a tal punto que a los dos años de
edad dos niños, uno al lado de otro, juegan en forma
independiente y privada (juego paralelo).

Entre los dos y los cuatro años de edad se presenta el
juego asociativo o en conjunto pero cada uno de los niños
aún no tiene roles específicos (el juego no tiene
una secuencia clara).

A partir de los cinco años de edad aparece el juego
corporativo en el que cada niño asume un rol determinado
(el juego tiene un sentido y un orden). Asimismo, las relaciones
con otros niños y adultos empiezan a tener mayor
importancia.

El juego, según Papalia y Wendkos Olds (1997), puede
verse desde distintos puntos de vista, los niños tienen
diferentes maneras de jugar y juegan a muchas cosas. Al
considerar el juego, como una actividad social, los
investigadores evalúan la competencia social de
los niños por la manera como juegan ya que el juego social
revela el alcance de la interacción con otros
niños. Existen niños que no utilizan el juego
social, pero esto no quiere decir sean inmaduros, sino que
necesitan estar solos para concentrarse en tareas y problemas;
algunos niños bien ajustados simplemente, disfrutan
más las actividades no sociales que las actividades de
grupo (Papalia y Wendkos Olds, 1992).

El juego paralelo, es característico de los
niños de 2 años y consisten en que a ellos les
gusta jugar en compañía de otros niños, pero
no interactúan entre sí, sino que es como un juego
egocéntrico.

En el juego asociativo, juegan 2 ó 3 niños
con el mismo material, pero cada uno le da un uso diferente,
conduciendo en ocasiones disputas entre los
niños.

El juego cooperativo consiste en que los niños
realizan actividades, que
requieren acciones coordinadas, esta forma de juego se
da alrededor de los 4 años.

Papalia y Wendkos Olds (1992) clasificó por
etapas el juego social en la primera infancia. El primer tipo de
juego que se da es el comportamiento ocioso, después
el comportamiento espectador, el juego solitario independiente,
la actividad paralela, el juego asociativo y por último
juego de cooperación o de organización
suplementaria.

En el comportamiento ocioso, el niño
aparentemente no está jugando, pero se ocupa de observar
cualquier cosa que le parezca de interés en ese
momento y cuando no ocurre nada emocionante juega con su propio
cuerpo.

En el comportamiento espectador el niño pasa la
mayor parte del tiempo mirando jugar a los otros niños,
habla con los niños que está observando, hace
preguntas o sugerencias pero, no hace ningún esfuerzo por
acercarse a ellos y jugar abiertamente.

El juego solitario independiente se caracteriza porque
el niño se divierte jugando solo y en forma independiente,
con juguetes diferentes de los que usan los niños que
están jugando cerca de él y no hace ningún
esfuerzo por acercarse a otros niños.

La actividad paralela se refiere a que el niño
juega independientemente, pero la actividad que escoge lo lleva
de manera natural a los otros niños. Juega cerca de, pero
no con los otros niños, y no hay un intento por controlar
la entrada o la salida de los niños del grupo.

En el juego asociativo el niño juega ya con otros
niños, todos los miembros participan en actividades
similares, pero no idénticas; no
hay distribución de las tareas y no hay
organización de la actividad que están
realizando.

Él juego de cooperación, consiste en que
el niño ya juega con un grupo que esté organizado,
con el propósito de crear algún producto material,
puede consistir en esforzarse por alcanzar alguna meta
competitiva, dramatizar situaciones de la vida adulta y de grupo
o participar en juegos formales.

Para concluir Papalia y Wendkos Olds (1992)
señala que hay diferencias individuales en los
niños, mientras unos pueden participar en juegos menos
sociales, otros pueden preferir los juegos más
sociales.

Área Cognoscitiva. Hernández (s.a)
lo define como " el conjunto de procesos por medio de los cuales
el niño organiza mentalmente la información que
recibe a través de
los sistemas senso-perceptuales y propioceotivo, para
resolver situaciones nuevas, con base a experiencias
pasadas.

Para hablar del desarrollo cognoscitivo del niño,
no se puede dejar de lado a Jean Piaget. Piaget,
concibió al niño como constructor de conocimiento,
de manera que éste es el resultado de la maduración
biológica, las experiencias con objetos en sentido
físico y lógico-matemático, la
transmisión social y la equilibración, que como
proceso interno regula los primeros tres factores. De esta
manera, el término equilibrio lleva consigo la idea de
adecuación gradual entre la actividad mental del
niño, o sea, sus estructuras cognoscitivas, y su
medio. Por lo tanto, el aprendizaje es el resultado de
intercambios específicos con el exterior, mientras que el
desarrollo es el resultado de la
equilibración. 

Al momento del nacimiento y hasta los 2 años, el
desarrollo cognoscitivo de los niños se caracteriza, por
un considerable avance en sus habilidades para organizar y
coordinar sensaciones con acciones y movimientos físicos.
Es decir, el comienzo del período sensoriomotor (desde el
nacimiento hasta los 2 años), dispone de una serie de
reflejos proporcionados por la herencia para interactuar con su
medio. Este proceso de interacción le permite, entre
otros, modificar activamente esos esquemas reflejos, de manera
que aprende a reconocer y a buscar el pezón de su madre,
anticipar hechos futuros y descubrir las acciones que producen
algún acontecimiento. También le prepara para
intentar por medio del tacto o la vista la búsqueda de
objetos, hasta llegar a concebirlos como independientes y
autónomos de sí mismo, de manera que pueden ser
representados mentalmente (concepto de objeto permanente), siendo
este último, el logro más importante del estadio
sensoriomotor. Estos complejos patrones sensoriomotores, expresan
el comienzo
del pensamiento simbólico.

Durante el período preoperacional (2 a 6
años aproximadamente), comienza a interiorizar sus
acciones y a emplear en forma creciente el juego simbólico
y el lenguaje. El pensamiento preoperatorio de los niños
se caracteriza por:

– El Egocentrismo. Es decir, el niño y la
niña son incapaces de distinguir el punto de vista de los
demás y en consecuencia de poder tomarlo en
cuenta. Es el caso de dos niños que juegan juntos, pero
cada uno bajo sus propios intereses.

– La Centración. El niño y la
niña en esta edad se centran en rasgos superficiales del
objeto, los que llaman su atención, ignorando los detalles
más sobresalientes. Esta forma de pensar lleva consigo una
distorsión en su razonamiento. De manera que, por ejemplo,
presta atención a la longitud de una serie pero no a la
cantidad de objetos que la conforman. Esta característica
trae consigo la ausencia de conservación, es decir, la
idea de que la cantidad permanece igual independientemente del
objeto que la contenga.

– La Irreversibilidad. Se refiere a la
incapacidad del pequeño para efectuar un razonamiento y
luego recorrer el camino inverso. En consecuencia, al
preguntársele si dos barras de plasticina colocadas en la
misma posición son iguales, contestará que
sí. Sin embargo, si una de ellas es movida hacia la
derecha y es entrevistado de nuevo acerca del tamaño de
las mismas, dirá que ésta última es
más larga.

– El Animismo. Entendido como la creencia de que
las cosas están vivas al igual que las personas lo
están. De manera que, para el niño y la
niña, el sol, la Luna, la lámpara o la
bicicleta están vivos y pueden hablar, moverse y
sentir.

Partes: 1, 2

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