Hipótesis
Yo creo que este tema que es muy interesante ya que
siento que hay una gran variedad de productos y supongo que me
encontrare con cosas que no imagino en este momento, espero que
esta tesis sea un cuanto interesante, para que así todas
las personas les sea agradable de leer y no se aburran como en
otras tesis que son un tanto aburridas
Justificación
Este tema lo escogí porque a mí en general
me gusta lo alusivo a este, y con el quiero dar a conocer el
origen de los productos y su aportación al mundo, ya que
también es de gran importancia para todos aquellos que
estén estudiando gastronomía o inclusive turismo,
ya que será una herramienta muy útil para conocer
los productos que ha dado México al mundo, y a las persona
que estén interesadas en conocer un poco mas de todo lo
bello de México lo conozcan, ya que esto es muy
importante, saber lo mucho que nos sorprendería cuanta
diversidad tenemos, en productos que se aprovechan en todo el
mundo y salieron de aquí, de nuestro país, en esta
tesis voy a ir marcando cada producto de acuerdo con las
épocas mas importantes en que se fueron dando a conocer
los productos, las cuales son la prehispánica y la
colonial monástica, las cuales son las mas representativas
de nuestro país no solo en este ámbito si no
también en cuestión de historia en
general
Introducción
¿Puedes imaginarte al mundo sin el chocolate?, o
la famosa y sabrosa pizza ¿sin la salsa de tomate?, pues
estos y muchos mas de los puedes imaginar, son productos que
nuestro país majestuoso y lleno de tradiciones e historia,
a aportado al mundo, pues de eso se hablara en este trabajo,
sobre aquellos alimentos que tanto conoces y a la vez no
apreciamos lo suficiente, mostrando no solo su origen mexicano si
no sus características y datos mas importantes, si no
recetas y muchos mas datos de interés que llamaran la
atención de cualquiera que goce del estudiar
gastronomía, de cocinar de manera cotidiana, e inclusive
por aquellos que están fuertemente atraídos por el
conocimiento acerca de México. Entre los alimentos que
veremos están, el aguacate, el ajonjolí, la
calabaza, el chayote, y muchos mas, tanto conocidos, como
aquellos que probablemente algunos solo conocen por
casualidad.
Habitante
prehistórico
Doce mil años antes de Cristo, existía, en
lo que hoy se conoce como México, el hombre de Tepexpan,
así llamado por el lugar donde fue hallado su esqueleto
fosilizado. Este hombre ya conocía las técnicas de
recolección de plantas silvestre, entre las que destacaba
un tipo de maíz de tallo corto y con granos flojos y
floreados. La necesidad de proveerse de carne fresca en
abundancia le obligaba a una indiscriminada cacería de
cuanto animal se pusiera al alcance de sus armas, lo que
provocó una sensible disminución en el
número de los grandes animales que poblaban la tierra en
aquella época. Afortunadamente, cuando el período
glacial empezó a alejarse hacia el casquete polar y
dejó al descubierto tierras antaño sumergidas,
aparecieron nuevas especies de caza menor y de pesca, por lo cual
aquellos hombres primitivos pudieron prestar especial
atención a ésta última, sobre todo en las
costas de lo que hoy conocemos como el Océano
Pacífico.
Con el descubrimiento de la agricultura, el hombre
perdió sus costumbres nómadas y estableció
su residencia en los valles, cerca de los ríos, mares y
lagos. Su mayor capacidad intelectual y de observación le
permitieron mejorar, mediante el cultivo, los productos
silvestres. Y así, el hombre de Tehuacán,
así llamado por haberse encontrado sus restos cerca de
dicha población, y que habitaba México
6000 años antes de Cristo, logró obtener
diferentes clases de chile y domesticar el
maíz silvestre, a base de abonarlo con cenizas y
excrementos, con lo cual obtuvo una planta
más grande y con un grano más consistente.
También cultivaron el maguey, los nopales y una gran
variedad de raíces y frutos. En lo que se refiere al
frijol, no sólo conocían esa planta, sino que, para
facilitar su crecimiento, utilizaban las cañas de
maíz como enredaderas.
Hacia los 4000 años antes de Cristo,
México sufrió la primera invasión de su
territorio. Hordas salvajes, originarias del continente
asiático y que habían llegado a Alaska procedentes
de Siberia a través de lo que hoy es el estrecho de
Bering, entraron al país precisamente por entre las dos
cadenas montañosas que forman las sierras Madre Oriental y
Occidental. Se trataba de cazadores – recolectores
nómadas, que en la busca de mejores climas y medios de
subsistencia llegaron hasta el valle de México. De rasgos
mongólicos y pertenecientes a diferentes subtipos de la
raza amarilla, los otomíes (tal era el nombre de dichas
tribus) no conocían la agricultura y se alimentaban
únicamente de frutos silvestres y de los
animales que cazaban. Sin embargo, se les atribuye la
invención del pulque4, inspirada por un
pequeño roedor al que veían rascar con sus
uñas las pencas del maguey para sorber ávidamente
el jugo que salía.
Mil años después se produce la segunda
invasión del territorio mexicano. Otras tribus
nómadas, los nahoas, penetraron a través de la faja
de tierra comprendida entre el mar y la sierra Madre
Occidental, y se establecieron tanto en tierra firme como en
lagos y lagunas a lo largo de todo el territorio que hoy ocupan
los estados de Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco y
Michoacán. Dicho pueblo, a diferencia de los
otomíes, estaba perfectamente organizado, siguiendo el
modelo patriarcal de familia, y aunque eran diestros en la caza,
también conocían la agricultura y el cultivo del
maguey y la destilación del mezcal. Su alimentación
incluía iguanas, miel silvestre, pinole, tunas,
maíz, calabazas, frijoles y peces. Aprendieron a obtener
la sal marina, que utilizaban para la salazón y
conservación de la pesca, así como para la
confección de unos panes especiales que constituían
su principal mercancía de trueque con los pueblos del
interior.
Descubrieron además el tallado de las piedras
preciosas y el uso de algunos metales como el cobre y el oro.
Todo ello, unido a su carácter pacífico y a un gran
sentido humano, les ayudó a sentar las bases de una
sociedad donde comer y beber dejó de ser una simple
necesidad para convertirse en motivo de celebración y
placer.
Durante su peregrinar por el territorio mexicano,
otomíes y nahoas confluyeron en el sur, donde se
encontraron con un extraño pueblo que había
emigrado desde las tierras circundantes al trópico de
Cáncer: los mayas. Agricultores por excelencia, ya
conocían el uso de la azada, la pala, las picas, las
raspadoras, las azuelas y las cuchillas de arado. Su
alimentación se basaba en el maíz y los frijoles, e
incluía además vainilla, coco, nueces
y cacao; contaban también con la caza de venados,
jabalíes y liebres, así como de tórtolas,
faisanes y muchas otras aves.
Para preparar la carne hacían un hoyo en la
tierra, de un metro de profundidad por medio metro de
diámetro; después de alisar bien sus paredes con
barro, encendían en el fondo una fogata con leña
seca y colocaban algunas piedras porosas encima. Transcurridas
tres horas retiraban los rescoldos de la fogata, pero dejaban las
piedras, con lo cual el hoyo quedaba convertido en un horno muy
caliente. En ese momento tapizaban sus paredes con pencas de
maguey y utilizaban sus puntas para envolver la carne que,
ligeramente adobada, habían colocado sobre una parrilla.
Finalmente, cubrían todo con una tapa de madera y
ponían sobre ella más tierra y más
leña para alimentar un fuego exterior. Al cabo de seis
horas, apagaban el fuego, con lo cual la carne, después de
ser salada, quedaba lista para llevarse a la mesa.
Como es natural, los mayas conocían
también el pulque, pero gustaban más de una
delicada bebida hecha a base de cacao y maíz. Era tanta la
importancia que daban al cacao que utilizaban su grano como
moneda para las transacciones comerciales.
El Imperio Maya alcanzó un esplendor inusitado y
extendió su influencia hasta territorio centroamericano.
Sin embargo, hacia el año 1400 de nuestra era
desapareció por completo en situaciones que
podríamos llamar extrañas y hasta
misteriosas.
Los
aztecas
Mientras tanto, habían surgido nuevos pueblos a
lo largo de la geografía mexicana, producto de la mezcla
entre las tribus invasoras y los diversos clanes, castas, linajes
y demás progenies que habitaban el país: los
chichimecas, en las tierras que habían pertenecido a los
otomíes; los toltecas, en la zona que perteneció a
los nahoas; y los olmecas en las costas del Golfo de
México. Pero fueron los chichimecas quienes, hacia el
siglo X de nuestra era, y tras derrotar al Imperio Tolteca,
lograron adueñarse de casi todo el territorio
mexicano.
Precisamente en ésta época, un pueblo
descendiente de los nahoas y que durante siglos había
vivido aislado en la costa de Nayarit, inicia lo que sería
el último gran movimiento migratorio antes de la
Conquista. Los aztecas, llamados así por ser originarios
de Aztlán, o mexicas, por adorar como principal deidad a
México, emprendieron la marcha en dirección al Lago
de Chapala y continuaron rumbo al Lago de Pátzcuaro para
llegar finalmente, alrededor del año1325 de nuestra era,
al Lago de Texcoco. Aquí fundaron una ciudad a la que
denominaron Tenochtitlán, en honor a su gran sacerdote
Tenoch, que les había guiado exitosamente en su
largo peregrinar.
El presente texto es solo una selección del trabajo
original.
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