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La responsabilidad social universitaria



  1. La
    Responsabilidad Social
  2. La
    Responsabilidad Social Universitaria
  3. Reflexiones Finales
  4. Referencias
    bibliográficas

En los últimos tiempos la
responsabilidad social es una dimensión ética que
toda organización o institución debería
tener como visión y promover en su actividad diaria. Hace
tiempo que el mundo educativo ha acogido y desarrollado la idea,
pero la reflexión acerca de la Responsabilidad Social
recién empieza a darse en el ámbito universitario.
La Universidad ha tardado tanto en poner la Responsabilidad
Social en su agenda, es por múltiples razones que no se
puede detallar aquí, pero si se sospecha por lo menos la
existencia de resistencias institucionales arraigadas con las
que, sin duda, la reforma de Responsabilidad Social Universitaria
tiene que liderar. En ese sentido, un diagnóstico
institucional para la Responsabilidad Social Universitaria es una
de las primeras tareas que se tiene que realizar, pensando
primero que ninguna organización, por su misma existencia
y modo de funcionar, es éticamente neutral sino que invita
a sus usuarios a legitimar una serie de comportamiento y
hábitos de vida, segundo que buena parte de estos valores
promovidos espontáneamente no lo son de modo consciente
sino oculto, sin relación necesaria con el discurso
público que las autoridades declaran.

En el texto siguiente se quiere aportar una
contribución al debate de la responsabilidad social
universitaria.

La
Responsabilidad Social

Parece interesante analizar primero el
concepto de Responsabilidad Social, lo primero que se afirma hoy
acerca de la Responsabilidad Social es que va más
allá del altruismo. No quiere ser filantropía pura,
la clásica donación caritativa que no tiene
relación alguna con la actividad empresarial. Desde luego,
la Responsabilidad Social es un conjunto de prácticas de
la organización que forman parte de su estrategia
empresarial, y que tienen como fin evitar daños y/o
producir beneficios para todas las partes interesadas en la
actividad empresarial.

Entonces, después de este breve
recuento de la noción de Responsabilidad Social, se puede
destacar varias características de mucha
utilidad:

  • La Responsabilidad Social se desarrolla
    cuando una organización toma conciencia de sí
    misma, de su entorno, y de su papel en su entorno. Presupone
    la superación de un enfoque egocéntrico.
    Además, esta conciencia organizacional trata de ser
    global e integral, incluye tanto a las personas como al
    ecosistema, tanto a los trabajadores como a los clientes y, a
    la vez, contagiarse en todas las partes de la
    organización.

  • Esta toma de conciencia está
    ligada a preocupaciones tanto éticas como interesadas.
    Se trata de una voluntad ética e interesada a la vez
    de hacer las cosas bien para que todos los beneficiarios
    internos y externos de los servicios de la institución
    estén bien. La ética, entonces, no aparece como
    freno al interés egoísta de la
    organización sino al contrario como empuje para su
    provecho. Así se crea una articulación pocas
    veces practicada entre ética y eficacia.

  • En base a esta articulación, se
    definen ciertos principios y valores como parámetros
    de la buena acción para la
    institución:

    • Una ética del diálogo
      y consenso entre todos los participantes y
      afectados.

    • Una ética democrática
      y solidaria entre todos los participantes y afectados, en
      igualdad de condición para reivindicar el respeto
      de sus intereses propios.

    • Una ética de la complejidad,
      que necesita una visión holista y global de todos
      los aspectos.

    A partir de este marco general, se
    puede tratar de pensar lo que debe ser la Responsabilidad
    Social Universitaria.

    La
    Responsabilidad Social Universitaria

    Al igual que la Empresa que ha debido
    superar el enfoque filantrópico de la inversión
    social para entenderse a sí misma bajo el nuevo
    paradigma de la Responsabilidad Social, la Universidad debe
    tratar de superar el enfoque de la proyección social y
    extensión universitaria como apéndices bien
    intencionados a su función central de formación
    estudiantil y producción de conocimientos, para poder
    asumir la verdadera exigencia de la Responsabilidad Social
    Universitaria.

    Partiendo de lo anterior, se requiere
    de una reforma universitaria, sin olvidar que el proceso
    puede ser gradual y empezar por cambios organizacionales
    sencillos. Además, muchos de los elementos de la
    reforma de responsabilización social están ya
    presentes en la mayoría de nuestras Universidades como
    por ejemplo la investigación interdisciplinaria, la
    articulación en ciertos cursos de la docencia con la
    proyección social, el desarrollo de los métodos
    pedagógicos del Aprendizaje basado en Problemas y el
    Aprendizaje Basado en Proyectos.

    Para tal fin se precisa orientaciones
    estratégicas generales de responsabilización
    social universitaria, de allí el enfoque de cuatro
    líneas de acción institucional:

    • 1- En lo que concierne a la
      Gestión interna de la Universidad: La meta es
      orientarla hacia la transformación de la
      Universidad en una pequeña comunidad ejemplar de
      democracia, equidad transparencia y hacer de ella un
      modelo de desarrollo sostenible. Hacer de la Universidad
      una comunidad socialmente ejemplar, es beneficiarse de
      una doble fuente de aprendizaje: el estudiante aprende en
      la Universidad su carrera, pero también debe
      aprender en la Universidad los hábitos y valores
      ciudadanos.

    • 2- En lo que concierne la
      docencia: La meta es de capacitar a los docentes en el
      enfoque de la Responsabilidad Social Universitaria y
      promover en las especialidades el Aprendizaje Basado en
      Proyectos de carácter social, abriendo el
      salón de clase hacia la comunidad social como
      fuente de enseñanza significativa y
      práctica aplicada a la solución de
      problemas reales. Aquí se trata de ser creativos,
      y de imaginar cómo el estudiante puede aprender lo
      que tiene aprender haciendo cosas socialmente
      útiles y formándose como ciudadano
      informado y responsable.

    • 3- En lo que concierne a la
      investigación: La meta es de promover la
      investigación para el desarrollo, bajo todas las
      formas posibles. Una estrategia posible es que la
      Universidad firme convenios con otras instituciones para
      desarrollar investigaciones interdisciplinarias.
      Así, investigadores y docentes se encuentren
      trabajando sobre la misma problemática en el mismo
      lugar desde sus especialidades respectivas, creando una
      sinergia de saberes, y la interdisciplinariedad deja por
      fin de ser el elefante blanco del cual todos hablan pero
      que nunca nadie ha podido domar y montar.

    • 4- En lo que concierne a la
      proyección social: La meta es trabajar en interfaz
      con los departamentos de investigación y los
      docentes de las diversas facultades para implementar y
      administrar proyectos de desarrollo que puedan ser fuente
      de investigación aplicada y recursos
      didácticos para la comunidad universitaria que
      gestione las iniciativas estudiantiles y docentes, y
      pueda controlar su calidad.

    Para dibujar la visión a largo
    plazo que se quiere instituir con la Responsabilidad Social
    Universitaria, se indican algunas ideas que podrían
    servir para diseñar un nuevo compromiso social entre
    la Universidad y la sociedad. Los diversos puntos que se
    plantean sólo pretenden estimular la propia
    reflexión y nutrir el debate entre académicos,
    responsables universitarios, estudiantes y la sociedad civil.
    Conviene que cada Universidad y cada grupo docente
    diseñen su propia política de acción en
    relación con su propia identidad y contexto
    social.

    Primero se tendría que hablar de
    la Responsabilidad Social centrada en la Ciencia y la
    Ética, la cual establece que no hay ninguna
    disyunción entre ciencia, ética y
    política, que nunca la hubo, y que por lo tanto, la
    actividad científica es una actividad social como
    cualquiera que, más que cualquier otra, necesita hoy
    ser cuidadosamente pensada y decidida, porque afecta a todos
    los ciudadanos del mundo y a la misma biosfera. Para eso, se
    necesita el gigantesco esfuerzo de información
    ciudadana acerca de los cambios, potencialidades y riesgos de
    los inventos tecnocientífico, para que la vigilancia
    ciudadana de la ciencia pueda ser real y racional. No es el
    Estado él que puede realizar esta tarea directamente,
    ni los medios de comunicación privados solos, sino la
    Universidad tanto privada como pública, en su doble
    papel de productora de ciencia y educadora del individuo
    social científico, articulando sus esfuerzos con la
    sociedad civil, las empresas, las instituciones educativas y
    el sector público.

    La Universidad tiene la responsabilidad
    social de promover el debate, facilitarlo, conducirlo y
    enriquecerlo, dando al público ciudadano los medios
    para informarse, reflexionar y juzgar y a las empresas los
    conocimientos adecuados para aplicar su propia
    Responsabilidad Social. El pluralismo y la racionalidad de
    los académicos pueden servir de garantía para
    que este debate sea todo lo transparente y libre posible. La
    organización de conferencias, mesas redondas,
    seminarios en donde se encuentran juntos científicos
    comprometidos en difundir los resultados de sus
    investigaciones de modo comprensible, estudiantes en
    formación profesional y el público en general,
    es la vía donde la Responsabilidad Social
    Universitaria, a través de la ciencia y la
    ética culturizan científicamente al ciudadano
    con una formación sólida con ética y
    principios morales haciendo de ellos hombres y mujeres aptos
    para convivir en la sociedad actual.

    Segundo promover la educación a
    la ciudadanía en la política institucional de
    las universidades donde la información, capacidad de
    juicio, diálogo, razonamiento, decisión, toda
    una serie de actividades humanas propiamente racionales,
    públicas y políticas que no son naturales sino
    complejas y necesitan de un aprendizaje, y un aprendizaje a
    la vez libre, el estudiante universitario tenga un espacio
    privilegiado para la formación ciudadana, el
    enriquecimiento de la capacidad de reflexión y
    decisión juiciosa ciudadana. Obviamente, la tarea
    específica de formar ciudadanos informados, capaces de
    reflexión y diálogo, significa que la
    Universidad debe abrirse mucho más a la
    educación del adulto, la formación continua y
    la facilitación de espacios de debate y
    reflexión ciudadana, ilustrados sin ser
    especializados.

    Ciertamente se podrá objetar que
    confiar a la Universidad la tarea de formación
    ciudadana de sus estudiantes y, más allá, de su
    sociedad, es tomar el riesgo de hacerla caer en el activismo
    político y el adoctrinamiento de sus estudiantes. Este
    temor es legítimo, pero justamente es la
    situación actual de pseudo neutralidad universitaria
    que constituye, desde la perspectiva del currículo
    oculto, el peor activismo político y el peor
    adoctrinamiento. Al contrario, un espacio abierto y declarado
    de debate ciudadano sobre los problemas sociales es una
    estrategia responsable de la Universidad con la finalidad de
    orientar y cuidar los procedimientos de la formación y
    debates ciudadanos, es decir la implementación del
    espacio público del debate.

    Tercero educar al estudiante como
    agente de desarrollo de la democracia moderna, reducir las
    grandes iniquidades y asegurar una calidad de vida decente y
    autónomamente decidida para la mayoría de la
    población, dentro del respeto de las diferencias
    culturales. La democracia avanza, pero la pobreza y la
    injusticia siguen presente. Sin embargo, los últimos
    estudios sobre los procesos de desarrollo eficientes tienden
    a resaltar la importancia del talento humano. Por lo tanto,
    no es utópico pensar que el principal pilar de un
    desarrollo sostenido y sostenible sea la formación de
    los profesionales con un enfoque de desarrollo social. Todo
    lo que falta es el sentimiento de urgencia para que esta meta
    reoriente rápidamente la formación
    académica actual centrada en una
    profesionalización que instrumentaliza al estudiante y
    al docente.

    La Universidad juega aquí otra
    vez un papel central. Su Responsabilidad Social debe ser de
    orientar la formación general y especializada del
    estudiante hacia la promoción del desarrollo justo y
    sostenible, creando así un nuevo perfil del egresado
    universitario:

    • Un estudiante preocupado por las
      injusticias a su alrededor y con voluntad de
      comprometerse en acciones concretas. Un estudiante que
      haya podido desarrollar su propia capacidad solidaria en
      acciones de voluntariado conducidas desde la
      Universidad.

    • Un estudiante informado, capaz de
      contextualizar su saber especializado en vista a la
      solución de los problemas cruciales de su
      sociedad.

    • Un estudiante capaz de escuchar,
      intercambiar y entrar en empatía con el otro, es
      decir que haya podido beneficiar de experiencias sociales
      formativas a nivel emocional. Un estudiante formado a la
      ética del diálogo.

    • Un estudiante promotor de
      democracia y participación, que sabe ser
      ciudadano, es decir que sabe gobernar y ser
      gobernado.

    Esto obliga por supuesto la Universidad
    a instituir la problemática del desarrollo como tema
    transversal prioritario en todas las carreras y darse los
    medios para formar a sus profesores en el enfoque,
    reintegrando los saberes en el marco de la solución de
    problemas de desarrollo. También obliga a una nueva
    relación al saber:

    • Integrar la cultura humanista con
      la cultura científica, en cuanto es la primera la
      que le da sentido, sintetiza, ubica y vigila a la
      segunda.

    • Formar equipos de docentes e
      investigadores en comunidades de innovación
      capaces de auto aprendizaje interactivo en base a
      problemas complejos.

    • El saber enseñar al
      estudiante no sólo el dato informativo, sino
      cómo se llegó a este dato, es decir
      enseñándole a conocer el
      conocimiento.

    • Reconocer la diferencia entre
      informar y formar: la información ya no es el
      privilegio de los expertos y profesores, pero el Internet
      no es una Universidad.

    La Responsabilidad Social Universitaria
    conduce a nuevas relaciones en el aula:

    • Incentivar una cultura docente
      más democrática, basada en la
      mediación del aprendizaje.

    • Promover nuevas técnicas
      pedagógicas como el ABP (Aprendizaje Basado en
      Problemas), el aprendizaje lúdico y el aprendizaje
      basado en proyectos.

    • Organizar el aula como un espacio
      social que puede ser en gran medida confiado a los
      estudiantes para la responsabilidad de su
      autogestión.

    • Combinar el trabajo presencial con
      el uso de los TICs y el aula virtual, entre
      otros.

    Reflexiones
    Finales

    Si la sociedad no se enfoca en esta
    dirección como es la Responsabilidad Social
    Universitaria puede perder poco a poco la democracia en
    beneficio del poder tecnocrático de los expertos. La
    especialización y complejización de las
    diversas esferas de la vida pública hace que es cada
    vez más difícil para la población de
    votantes entender cuáles son las soluciones razonables
    y eficaces a los problemas sociales y políticos que se
    presentan. Si la política se vuelve un asunto de
    especialistas y expertos, es obvio que no podemos
    racionalmente encomendar a un pueblo ignorante elegir a los
    expertos que velaran por el bien público. Si no existe
    una institución puente entre la sociedad civil y la
    administración pública capaz de cubrir de
    algún modo la brecha y educar al ciudadano, el mismo
    paradigma de la democracia representativa está en
    peligro.

    Si las Universidades no cumplen con la
    Responsabilidad Social Universitaria y cambian la
    dirección se podrían generar situaciones de
    crisis, movimientos populares irracionales, y muy violentos,
    que fácilmente derrumban a la democracia siempre
    frágil. Por eso, las democracias actuales no pueden
    comprarse el lujo inmoral de un pueblo ignorante en la era de
    la tecnociencia y la globalización. No sólo
    existen argumentos económicos en contra, sino
    también políticos. Debe de existir una
    institución y un lugar de formación y
    autoaprendizaje al debate público y la
    expresión, pacífica pero eficaz, de los
    problemas sociales y políticos, un espacio de
    formulación de propuestas de progreso social
    consensual, que pueda jugar un papel fundamental de regulador
    de las tensiones sociales mediante el razonamiento, la
    argumentación y la invención de soluciones
    adecuadas para el desarrollo equitativo y
    sostenible.

    Esta nueva función social de la
    Universidad le permitiría además reencontrar el
    significado y la legitimidad sociales perdidos desde que
    entró en crisis el paradigma actual. Así, puede
    escapar del peligro de volverse una mera institución
    mercantil de capacitación profesional, reencontrarse
    con el interés estudiantil mediante nuevos enfoques y
    métodos de enseñanza, reequilibrar su papel
    político tendido entre la revolución y el
    sometimiento, reequilibrar también su relación
    con su entorno social, abriéndose ampliamente a la
    sociedad civil, pero no para adaptarse a ella sino para
    culturizarla según sus valores y principios
    endógenos. Y quizás lo más importante,
    reencontrar un ethos legítimo para seguir
    inventándose en su segundo milenio de
    existencia.

    Así es que se puede formular la
    Responsabilidad Social Universitaria en la
    Sociedad:

    Tú, Sociedad, me garantizas
    autonomía y recursos.

    Yo, Universidad, te doy más
    Democracia a través de la formación de
    estudiantes y ciudadanos responsables, más Ciencia
    responsable, lúcida y abierta a la solución de
    los problemas sociales de la humanidad.

    También mejor desarrollo
    equitativo, innovador y sostenible, con profesionales
    competentes y comprometidos.

    REFERENCIAS
    BIBLIOGRÁFICAS

    – ¿Cómo enseñar
    Ética, Capital Social y Desarrollo en la
    Universidad?(2007). Estrategias de RSU Módulo 3:
    Estrategias Pedagógicas: Ética Desde el Aula
    Derechos Reservados © OEA-BID 2007

    – Kliksberg, B. (2005). La
    Responsabilidad Social Universitaria" Programa PNUD, Buenos
    Aires

    Ley de Servicio Comunitario del
    Estudiante de Educación Superior Gaceta Oficial N°
    38.272 del 14-09-05 de la República Bolivariana de
    Venezuela. Caracas.

    – Morin E. (2003) "Educando en la era
    planetaria" Editorial Gedisa.

    – Nava Melin "Innovación para el
    desarrollo. La responsabilidad social de la Universidad
    venezolana en el presente". Foro Venezuela Institucionalidad.
    Democracia y Desarrollo. http://www.cee.usb.ve/foro
    venezuela.htm

    – UNESCO "Conferencia Mundial sobre
    Educación Superior" Debate Temático sobre la
    Responsabilidad Social, la autonomía y la libertad
    académica de las universidades.

    – Salgado Mariela "Pertinencia y
    Responsabilidad Social de las Universidades en el proceso de
    Construcción de la paz" Universidad de la Sabana
    Colombia. Revista OEI.

     

     

    Autor:

    María Isabel Nuñez de Martinez

    Dra. en Ciencias de la
    Educación

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