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Sociología de la Educación




Enviado por NELIDA PINEDA



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Definición y
    objeto de estudio sociología de la
    educación
  3. Los fines de la
    educación
  4. La educación
    como fenómeno social
  5. La educación
    como instrumento dominador
  6. La educación
    como instrumento liberador
  7. Relación
    histórica entre economía política y
    educación
  8. La educación
    en el contexto actual internacional
  9. La
    conformación del sistema educativo actual como
    resultado de las condiciones socio – históricas
    venezolanas
  10. El pensamiento de
    Luis Beltrán Prieto Figueroa
  11. Conclusión

La sociología de la educación es una
subdisciplina, con una preocupación central por el estudio
del contexto social de la educación. Esto le ha dado un
fuerte énfasis en la escolaridad formal, aunque
también haya estudios importantes sobre la
educación informal y no-formal. Las grandes preocupaciones
de la sociología de la educación no difieren
demasiado de las preocupaciones genéricas de la
sociología como ciencia social. Es decir, la
sociología de la educación ha estudiado las
vinculaciones de la educación con la igualdad social, la
equidad, la movilidad social, y otras cuestiones tradicionales de
la sociología como las vinculaciones entre
educación y poder social. Los dos grandes temas más
discutidos en sociología de la educación son: la
relación entre la educación y la posición
social adulta (ocupación, ingresos, status. etc.) y los
factores del rendimiento escolar.

INTRODUCCIÓN.

Por medio de la realización de este trabajo se
pretende ampliar los conocimientos en relación al
tópico de Sociología de la educación,
partiendo como base de las conceptualizaciones pertinentes. La
información que se buscará comenzará con los
conceptos básicos de sociología y educación,
para de esta manera posterior a su entendimiento poder establecer
el significado de la Sociología de la
Educación.

De igual manera se pretende señalar cuáles
son los principales objetivos de la Sociología de la
Educación, y cuál es la importancia que la misma
tiene en el desempeño de la función
docente.

Por otra parte se tratará el desempeño de
la formación docente, cual es su importancia y que se
espera de un docente como ser social y proveedor de
socialización.

Todo esto basado en el hecho de que la escuela es uno de
los principales agentes socializadores para los
niños.

Al tratar todos estos aspectos se espera llegar a formar
una introducción y enriquecimiento de los conocimientos,
contando con la información suficiente para el estudio de
la Sociología de la Educación, cátedra de
gran relevancia para el ejercicio de la profesión
docente.

DEFINICIÓN
Y OBJETO DE ESTUDIO SOCIOLOGÍA DE LA
EDUCACIÓN

La sociología de la educación es una
disciplina que utiliza los conceptos, modelos y teorías de
la sociología para entender la educación en su
dimensión social. Ha sido cultivada por los
sociólogos que han tenido un interés creciente por
la educación y por los pedagogos que han pasado de
recurrir casi exclusivamente a la psicología, a un
equilibrio entre ésta y la sociología.

Émile Durkheim, uno de los padres de la
sociología, es considerado el iniciador de la disciplina
con sus obras Educación y sociología, La
educación: su naturaleza, su función y La
evolución pedagógica en Francia, publicadas
después de su muerte en 1917.

La sociología de la educación debe
distinguirse de la pedagogía social, que es una disciplina
pedagógica cuyo objetivo es la educación social del
hombre, y de la sociología educativa cuya
intención, fundamentalmente moral, ha sido la de
perfeccionar la conducta del hombre como ser social y a su vez la
de mejorar la sociedad.

Cuál es el objeto de estudio de la
sociología

Para podernos responder a esta pregunta tendremos que
hacer una revisión desde los orígenes hasta
nuestros días. Por lo que comenzaremos con los
precursores: Claude Saint- Simón y Augusto
Comte.

Los clásicos

El Marqués de Saint Simón es un punto
importante de conexión entre el antiguo régimen y
la modernidad. Su pensamiento sentará las bases de la
sociología, ya que tendrá gran influencia en Marx,
Comte. y Durkheim.

Saint Simón creía que había que
aplicar el método positivo para solucionar los problemas
de la nueva sociedad industrial. Estas ideas fueron más
tarde desarrolladas por Comte., que fue el primero que lo
llamó sociología.

Comte. tenía una visión evolucionista, en
el sentido de que los fenómenos sociales pasan por una
serie de estadios de perfeccionamiento. Existían, para
Comte. tres estadios que eran teológicos,
metafísicos y positivos. En cuanto a educación
plantea la primera teoría sociológica con la
cuál dice que el sistema educativo es lo que nos
aportará hábitos de pensamiento y
comportamiento.

Para Marx, la sociedad se constituye por una necesidad
del hombre de entrar en relación por sus propias
necesidades, por lo que el origen de lo social está en la
producción. La teoría de las clases de Marx
está basada en su materialismo histórico. Hace una
comparativa social entre la sociedad y las relaciones de
producción. Su sociología es la del cambio; a la
vez que se desarrollan fuerzas productivas, éstas entran
en contradicción con las relaciones de producción
llegando a la revolución social.

Émile Durkheim es uno de los fundadores de la
sociología de la educación. Desarrolla el
carácter positivo de la sociología moderna, y
establece que el objeto de la sociología es el estudio de
hechos sociales. Constituyó una buena base para el
posterior desarrollo del estructural-funcionalismo americano. Su
visión sobre la sociedad es globalizadora por la
importancia que tiene las normas y valores colectivos. Transforma
la fe en el progreso y un ideal evolucionista basado en la
teoría de los tres estadios de Comte. La educación
tiene dos funciones primordiales:

• desarrollo de la moral colectiva en
sustitución de la religión.

2. formación de los distintos empleos necesarios.
La cohesión social le corresponde a la
educación.

La educación es como hecho social:

• Social e inarmónica, no
natural.

• Consiste en un proceso de creación y
producción del ser social de cada persona.

• Las relaciones educativas son de
dominación e inculcación.

Para Max Weber la naturaleza de la sociedad se
sitúa en la acción social y existen cuatro tipos de
acción social:

• Racional con arreglo a fines.

• Racional con arreglo a valores.

• Afectiva.

• Tradicional.

Su teoría de la estratificación establece
tres dimensiones: clase, estatus y partido, que están
determinadas por lo social y lo político. Por lo que las
clases solo existen en relación a los mercados ( a las
situaciones de intercambio) que siempre tenderán hacia el
beneficio.

La condición de estatus es subjetiva, es referida
a la valoración que las personas hacen de ella. Las
personas se dividen en grupos de estatus.

El concepto clave para Weber es el de legitimidad,
aquello que da validez a la propia autoridad de la persona. Y la
relación de autoridad se puede basar en tres tipos de
ideales: tradicional, legal o carismática.

Weber plantea tres cuestiones básicas:

• La homología estructural entre la Iglesia
y la escuela

• Establecimiento de tres tipos de
educación: carismática, humanística y
especializada

• Las relaciones entre escuela y
burocracia

En la actualidad

Los tres grandes modelos existentes hoy en día
son:

• el funcionalismo: de origen dual; por un lado se
encuentra el trabajo de síntesis que Durkheim hace del
positivismo francés y el organicismo alemán, y de
otro los trabajos que los antropólogos ingleses hicieron
en las sociedades tribales de la Melanesia y otras partes del
Imperio. La sociedad, para el funcionalismo es un conjunto
interdependiente de elementos agrupados en instituciones
relacionadas mediante una estructura. La existencia de cada una
de las partes y lo que le da su forma es el desempeño de
unas funciones.

Marxismo: es la corriente sociológica que
integra el pensamiento de Marx y sus seguidores. La sociedad es
como un edificio cuya base tiene el modo de producción y
en sus pisos superiores la superestructura jurídica
política y sus formas de conciencia social. Dentro de este
edificio hay un permanente conflicto por la lucha de
clases.

O sociología interpretativa: engloba una serie de
enfoques relacionados por su enfoque y metodología:
teoría de la acción social de Weber,
interaccionísmo simbólico y la fenomenología
sociológica. Concibe la realidad como procesos de
interacción. Utiliza la etnografía y la entrevista
como técnicas cualitativas de integración; el
objetivo de sus análisis es la vida cotidiana. Ve la
sociología como una ciencia dedicada a la
comprensión interpretativa de la acción social y al
estudio entre el yo y la sociedad como proceso de comunicaciones
simbólicas entre actores sociales (interaccionísmo
simbólico). La fenomenología sociológica
también participa de la construcción social de la
realidad proponiendo el estudio directo de las experiencias
personales. Su método es cuestionar todo aquello que se da
por sentado en la vida social.

LOS FINES DE LA
EDUCACIÓN

• Incentivar el proceso de estructuración
del pensamiento, de la imaginación creadora, las formas de
expresión personal y de comunicación verbal y
gráfica.

• Favorecer el proceso de maduración de los
niños en lo sensorio-motor, la manifestación
lúdica y estética, la iniciación deportiva y
artística, el crecimiento socio afectivo, y los valores
éticos.

• Estimular hábitos de integración
social, de convivencia grupal, de solidaridad y
cooperación y de conservación del medio
ambiente.

• Desarrollar la creatividad del
individuo.

• Fortalecer la vinculación entre la
institución educativa y la familia.

• Prevenir y atender las desigualdades
físicas, psíquicas y sociales originadas en
diferencias de orden biológico, nutricional, familiar y
ambiental mediante programas especiales y acciones articuladas
con otras instituciones comunitarias.

LA
EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL.

Que la educación es un fenómeno social es,
a estas alturas, una idea asumida por todos aquellos que algo
tienen que decir acerca de ella. Ya en sus albores la
sociología se ocupaba de ello: Émile Durkheim lo
aclaraba de la siguiente manera "la educación común
es función del estado social; pues cada sociedad busca
realizar en sus miembros, por vía de la educación,
un ideal que le es propio" (1998:18) De ahí también
la importancia política de la educación: la
posibilidad de establecer un determinado orden social descansa en
la forma cómo los ciudadanos entienden el rol de la
sociedad, de sus organizaciones y de ellos mismos dentro de este
sistema de relaciones; y esa forma de entendimiento sólo
es posible de lograr mediante la educación de las
personas. Hablamos entonces de la construcción del espacio
social (Bourdieu 2003:34), es decir, de esa realidad invisible
que no se puede mostrar ni tocar con los dedos y que organiza las
prácticas y las representaciones de los agentes de una
sociedad. Lo anterior sólo es posible mediante un proceso
de transmisión de conceptos de persona a persona, de un
educador a un educando -un proceso comunicativo según
Habermas- a través del cual se van asimilando las
particulares maneras de entender el mundo que cada sociedad y,
por ende, cada cultura ha asumido para sí.

Ahora bien, el hombre, ser social por naturaleza, se
hace -o rehace- en la medida en que es educado. Antes ya
hacíamos mención de Hanna Arendt (1993) quien
explicaba el proceso de aprendizaje humano desde el punto de
vista de su incorporación al mundo, bajo la idea de que su
naturaleza social no basta para adaptarlo a la vida organizada
con otros seres humanos, pues no hablamos de organizaciones
sencillas, sino complejas, cargadas de historia, valores e
intrincadas significaciones, "en sociedades tan vastas como las
nuestras, los individuos son tan diferentes los unos de los
otros, que no hay, por así decir, nada de común
entre ellos, salvo su cualidad general de ser hombres"
decía Durkheim (1998:18). Pues bien, así mirada la
educación lo que propone es la construcción de un
"hombre nuevo", distinto de cómo lo ha engendrado la
naturaleza, busca crear un ser social (1998:18); pues es la
sociedad la que nos enseña a dominarnos, a
constreñirnos, es también, siguiendo sus
necesidades, la que decide la cantidad y naturaleza de los
conocimientos que debe recibir el niño y es la que
conserva la conciencia adquirida por las generaciones anteriores
y también la que la transmite a las nuevas
generaciones.

La educación es además la herramienta
privilegiada de reproducción social, es decir, del
mantenimiento del orden social según la más antigua
tradición cultural. En esto creo que hay que detenerse un
poco. Pierre Bourdieu (2003) explica que el espacio social u
organización de la sociedad se funda en un capital
cultural, es decir en la herencia cultural -o más bien
manera de ver al mundo- que ese espacio social tiene. De este
modo la sociedad se organiza en torno a valores determinados que
son los que en definitiva explican dicha organización.
Así el espacio social deviene en espacio simbólico,
es decir en un conjunto de estímulos cargados de diferente
significación que, transformados en una especie de
lenguaje, dan forma a las perspectivas, prioridades,
ideologías e intereses de los componentes de cada grupo
social; de esta manera la distribución del capital
cultural permite construir un espacio social y la
institución escolar, mediante el fomento de aquellas
formas particulares de entender el mundo, ayuda a reproducirlo y
a mantenerlo a través del tiempo y de la
historia.

Pues bien, la educación emerge como un
fenómeno social no sólo por sus fines (integrar al
niño al mundo-sociedad), sino también porque aporta
con su ejercicio a la conformación de la realidad social y
cultural de los distintos grupos humanos.

LA
EDUCACIÓN COMO INSTRUMENTO DOMINADOR

Desde el momento mismo en que un pueblo o un conjunto de
pueblos deciden convertirse en nación, la educación
es asunto que compete al Estado, macro institución que
gobierna en ese tipo de sociedades, designadas precisamente como
"Naciones Estado". Y, dado que la Nación Estado, como
forma histórica de organizarse los pueblos se ha
extendió a nivel planetario en la época que se
inicia con el fin de la segunda guerra mundial, hoy nos
encontramos con que no existe una Educación o un Sistema
de Educación, sino Educaciones o sistemas de
Educación Nacionales. Afirmamos esto, no para recordar lo
que todo el mundo sabe, sino lo que por lo regular se olvida.
Recordar, por un lado, que de la educación han hablado los
filósofos, desde Platón hasta Hanna Arendt,
pasando, por supuesto por el muy justamente afamado
filósofo educador, Rousseau, como de un asunto humano por
excelencia, que trasciende fronteras y diferencias entre los
pueblos. Y recordar, correlativamente, que esa pretendida
universalidad de la educación nunca ha existido en la
práctica, pues lo se conoce en la historia es la
educación que impartían a su hijos los miembros de
determinada iglesia o de determinada tribu, clan o cualquier otra
organización étnica.

La humanidad, en otras palabras, se las ha arreglado
para educar a sus hijos con los más variadas formas de
educación. Ahora, en cambio, todas esas formas anteriores
de educación son subsumidos, si no completamente
eliminados, en un solo sistema de educación, un sistema
nacional de educación.

Digamos, de entrada, a propósito de estos
sistemas de educación nacionales, que todos ellos han
conocido numerosas crisis, al punto de poder afirmar que lo
cuánto hay de universal en materia de educación es
que todas las educaciones nacionales se hallan permanentemente en
crisis. Crisis de recursos de todo orden, humanos, financieros y
técnicos; crisis en la relación
enseñanza-aprendizaje o devastadoras crisis sobre el papel
del juego, el trabajo o la libre iniciativa en la
formación de los niños. Pero, curiosamente, no son
esas crisis las que despiertan los anhelos y temores del tipo que
ahora sacude a nuestra sociedad. Son las incursiones de la
política en la educación las que causan ese gran
malestar que ahora comenzamos a conocer.

Esa intromisión de la política en la
educación ha estado signadas, como ya apuntamos en nuestro
último Pórtico, por la voluntad de algunos Estados,
no ya de transmitir a los "recién llegados" –como
tanto le gusta decir a Hanna Arendt cuando se ocupa de
educación—la historia y el funcionamiento de la
sociedad y el mundo, sino de imponerles a como de lugar una
"nueva" manera de ver al hombre y ver el mundo. Y todos sabemos
que este afán de crear una nueva mentalidad en los
niños, a fin de garantizar con ellos cambios radicalmente
novedosos en la sociedad entera, nunca había sido tan
sistemático, como en los regímenes totalitarios que
se dieron en la primera mitad del siglo XX, los totalitarismos
fascistas y los diversos totalitarismos de corte comunista. Pero
todos pensábamos que ese género de intromisiones,
que consistieron realmente en un asalto del poder político
del Estado al mundo de la educación, eran asunto del
pasado. Y lo pensábamos, no por simple anhelo humanista
sino por dos órdenes de razones a cual más
contundente. Por un lado, porque creíamos exitosa la gran
batalla que en todos los sistemas nacionales fuera del
totalitarismo se libra aún en defensa de la
concepción de que "es solo a través de la
educación en libertad –ni por el adoctrinamiento,
cualquiera que sea, no por la libre iniciativa de los
niños—como se forman seres libres, capaces de
decidir sobre su destino personal y colectivo" (propósitos
de Ceslestin Freinet, el gran educador francés que viviera
las dos guerras) Y por el otro lado, por el conocimiento que hoy
se tiene de los daños y sufrimientos causados a millones
de niños en persecución de un objetivo que nunca se
vio como posible: la instrumentalización de la
educación como mecanismo para promover el fascismo o el
comunismo.

Se bien que es posible que la mayoría de los
venezolanos ignore esta historia de la instrumentalización
de la educación por quien detiene el poder
político. Pero no esta historia en si lo que atormenta la
sociedad, sino la conciencia que esta tiene de que el hombre que
se ha declarado como el único garante del socialismo que
quiere implantar en Venezuela y que por tan singularísima
cualidad quiere reelegirse a perpetuidad, es el mismo que se
dispone a tomar en sus manos el funcionamiento y
orientación del sistema de educación
venezolano.

LA
EDUCACIÓN COMO INSTRUMENTO LIBERADOR

La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela consagra en su Artículo 3: "El
Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de
la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio
democrático de la voluntad popular, la construcción
de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de
la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en
esta Constitución. La educación y el trabajo son
los procesos fundamentales para alcanzar dichos
fines."

Este es el desafío que tiene por delante el
sistema educativo venezolano, servir de puente en la
construcción de la nueva sociedad, diseñada en la
Constitución refrendada por el pueblo venezolano en
votación libre y secreta en diciembre de 1999. Para lograr
ese objetivo necesariamente debe encaminarse a llevar a la
práctica la visión sobre la educación del
maestro Simón Rodríguez, que señaló:
"está vinculada a la formación de virtudes
sociales; amor a la patria, que es el bien común, y amor
al trabajo productivo, entendido como actividad
liberadora."

La formación de ciudadanos sólo es posible
alcanzarla con una educación humanista, es decir, que
tenga como centro al ser humano, promoviendo la
participación activa y responsable en el quehacer de la
sociedad, un ser con conciencia social. El proceso de
enseñanza y aprendizaje debe ser un continuo en todos los
niveles y modalidades que correspondan al desarrollo propio de
cada etapa.

La enorme deuda social generada por las administraciones
anteriores era un freno en el proceso de formación del
ciudadano, cumplir con ese propósito exigía nivelar
y extender el conocimiento de acuerdo al nuevo papel de la
educación que posee el proceso bolivariano de cambios, la
visión robinsoniana, por ello se crearon las misiones
educativas.

Importante es enseñar a leer y escribir, pero no
es suficiente, el conocimiento en todas las áreas del
saber debe masificarse para evitar que nuevamente los miembros de
la sociedad venezolana sean instrumentos dóciles a las
promesas y cantos de sirena con los que por años los
engañaron las elites gobernantes.

RELACIÓN
HISTÓRICA ENTRE
ECONOMÍA POLÍTICA Y
EDUCACIÓN

La realidad está conformada por toda las cosas,
objetos, hechos, fenómenos, y efectos que actúan
sobre el hombre e intervienen en su vida tanto directa como
indirectamente. El conjunto de elementos mencionados es de
índole natural y generados por la acción del
hombre, las cuales tienen carácter material como bienes y
objetos tangibles, así como también son parte de la
realidad humana las elaboraciones teóricas, los servicios,
las relaciones económicas y políticas, las
costumbres, hábitos, códigos y la conducta social
aceptada. La realidad también está conformada por
sus condiciones corpóreas, deseos, limitaciones,
potencialidades, habilidades, así como los aspectos psico
sociales que definen su conducta, sus necesidades y
aspiraciones.

El hombre es el único ser de la fauna terrestre
capaz de interpretar y modificar conscientemente su realidad. Es
una expresión de sus relaciones con la naturaleza, con su
sociedad y con el momento histórico que le toque vivir.
Como animal posee requerimientos de índole natural y como
humano posee un componente psíquico que determina su
conducta voluntaria. Tiene como característica poder
intervenir su realidad sobre la base de sus interpretaciones, las
cuales formula utilizando su exclusiva capacidad para abstraerla
a través de signos que asocia con los diferentes elementos
y relaciones que constituyen el mundo real. Como animal
socializado, tiene requerimientos de ambos mundos, que deben ser
satisfechos para garantizar su existencia física y social.
Esta característica le confiere la condición de ser
causa y objeto de su propia acción, conformándose
como parte de su realidad. Siendo así, posee
comunicación consigo mismo como un diálogo entre
sus requerimientos concretos y la interpretación abstracta
de sí.

La sociedad forma parte de la realidad humana, es un
todo armónico, coherente, multirrelacional, normado y
estructurado, conformado por individuos y agrupaciones humanas
que luchan por la apropiación del excedente social de
producción. La estructura organizacional social depende
del desarrollo del conocimiento, de los medios de
producción, de la capacidad para obtener excedente de
producción y de las luchas que se dan en su seno para
apropiarse y acumular lo obtenido.

Quizás buena parte del problema de inconformidad
e incomunicación del hombre con su realidad sea producido
por considerar su origen como divino y ajeno al mundo animal. De
esta manera desconoce sus propios requerimientos naturales y es
inconsciente de su propia capacidad para conducirse y construirse
en función de su propia voluntad.

La interpretación de la realidad el hombre la
elabora con elementos abstractos a los cuales se les atribuye
socialmente un significado (signos). La agrupación
ordenada y estructurada de signos se le denomina lenguaje y sirve
para construir una explicación de hechos,
fenómenos, relaciones, sentimientos, apreciaciones, etc.
(Teorías).

El valor utilitario del lenguaje radica en que este sea
estructurado a partir de elementos concretos y su significado sea
compartido o convenciendo por el grupo social. Sus expresiones,
formas de apreciar y su nivel de complejidad, están en
función del desarrollo de la relación que
histórica y socialmente ha logrado el hombre, con su
realidad.

Los límites de mi lenguaje significan los
límites de mi mundo. Los límites de mi mundo son
los límites de mi lenguaje (WITTGENSTEIN,
1991)[?][i]

El conocimiento como una interpretación de la
realidad realizada través de signos abstractos y
convencionales, es una consideración valida en la misma
medida que pueda aportar explicaciones para intervenir la
realidad. El conocimiento por el conocimiento mismo no tiene para
nosotros ninguna utilidad, es un gasto innecesario, que se reduce
a elaborar especulaciones o en el mejor de los casos, sirven de
placebo, al reducirle en el hombre, su interés por
elaborar explicaciones propias que le den coherencia a su propio
ser.

El conjunto de teorías sobre un área de
conocimiento, sistematizada y estructurada la reconocemos como
Ciencia. Partiendo de este nivel de complejidad cognoscitiva es
posible ascender a un nivel superior de interpretación de
la realidad que permite deducir formas y relaciones de un tema
particular para actuar políticamente sobre ella.
Allí surge la Filosofía, a la cual, a través
de la historia se le ha nutrido y nutre, a su vez, las normativas
ideológicas, totalmente en consonancia con la postura
epistémica tradicional.

Independientemente de la organización social, del
momento histórico y de la ubicación espacial en el
planeta, la interpretación cognoscitiva está
conformada a través de una estructura de pensamiento
lógica, abstracta y convencional de signos.

Cuando el desarrollo cognoscitivo le permite al hombre,
no solamente explicarse sino, inducir y deducir sobre hechos
concretos, se considera capaz de recrear y dominar el mundo real
y hace política para intentar gobernarla. A este nivel,
comienza la filosofía o el estudio de las relaciones del
saber.

Sofía significa saber. Filo, relación,
vínculo; tiene su origen en la producción del
conocimiento o epistemología.

El uso del saber que el hombre alcanza por cualquier
titulo es, en primer lugar, un juicio acerca del origen o de la
validez de tal saber. Y a propósito del juicio sobre la
validez del saber se ofrecen de inmediato dos alternativas
fundamentales que establecen la distinción de dos tipos
diversos y opuestos de filosofía. La primera alternativa
afirma el origen divino del saber: éste es, para el
hombre, una revelación o un don. La segunda alternativa
afirma el origen humano del saber, considerándolo como una
adquisición o una producción del hombre. La primera
alternativa es la más antigua y frecuente en el mundo, ya
que prevalece en gran medida en las filosofías orientales.
La segunda alternativa es la surgida en Grecia, cuyo heredero es
el mundo occidental moderno. (Abbagnano,
1997:538)[?][Ii]

Siendo la filosofía el estudio de la
relación comunicacional cognoscitiva entre el hombre y su
realidad, es en esencia entonces el estudio de la postura
epistémica que utiliza para interpretar el mundo real
donde actúa. Pareciera decirnos Abbagnano que en el mundo
occidental la primera alternativa o mundo de las ideas, no tiene
un gran peso en la formación de su pensamiento. Es
innegable la presencia de la praxis científica y la de
diferentes corrientes del pensamiento, la platonización de
Aristóteles realizada por Tomás de Aquino,
mediatizó los resultados de la ciencia y la redujo a un
limitado grupo de personas.

Para el siglo XIII la presión de las evidencias
de lo real, se intenta evitar que los nuevos conocimientos pongan
en entredicho la confiabilidad cognoscitiva y el rol de
líderes tradicionales de la conducta humana. La
interpretación de la realidad no se podía escapar
de control, causando una anarquía total. Tomás de
Aquino, religioso, pensador e ideólogo platoniza la praxis
aristotélica, al aseverar que los descubrimientos son
verdades revelados por Dios, de esta manera, la ciencia se
mediatiza, convirtiéndose en privilegio de la academia y
de algunos pocos.

También santo Tomás difiere de Alberto
Magno. Admite dos caminos para alcanzar la verdad: uno
representado por la fe, el otro por la razón, pero el
primero es de orden sobrenatural, no está sujeto a error;
el segundo, en cambio, por su naturaleza, puede llevarnos a
juicios ilusorios o equivocados. Por lo tanto es necesario,
siempre que esto sea posible, asumir la fe como criterio de
verdad de la razón. Si las conclusiones de la una
coinciden con la de la otra, estamos seguros de que nuestro
razonamiento ha sido exacto; si están en desacuerdo
estamos seguros que nuestro razonamiento oculta alguna
inexactitud, y por lo tanto tenemos el deber de volver a serlo
tantas veces como sea necesario, para lograr corregir el error
cometido (Geymonat, 1998; 185)

Frente a este peligro que representaba una disidencia en
el área cognoscitiva se formularon soluciones ciertamente
inteligentes dentro de la corriente de pensamiento
dogmático. Se estableció que el conocimiento
develado por la ciencia fáctica era también obra
divina. Si Dios lo permite se llega a la "verdad". De esta
manera, la ciencia fue mediatizada prácticamente desde su
inicio al platonizar a Aristóteles. La ciencia
adquirió un dominio del saber al institucionalizarse y
enmarcar sus aportes dentro del más riguroso
academicismo.

Tomás de Aquino y Alberto Magno fueron los
principales ideólogos de esa concepción y lograron
combinar el sistema comprensivo de la naturaleza con la
teología y la ética cristiana(Ginés,
1993:24)

Muy poco fue el aporte de la edad media para enriquecer
el campo de las ciencias naturales, si exceptuamos a Alberto
Magno), pues la "autoridad de los "maestros" fue siempre
esgrimida como argumento de verdad y certeza. (Ginés,
1993:52)[?][Iv]

La educación se institucionaliza para convertirse
en el medio de socialización más efectivo. En el
siglo XV se funda la Academia de Florencia por Marsilio de Ficino
y Cosme de Médicis.

La evolución histórica nos lleva a
Descartes (1596-1650) a quien se le conoce como "el padre de la
tradición subjetivista e idealista (como Bacón lo
fuera de la objetiva y realista) en la filosofía moderna
(Durant, 1980:189)[?][v] Influencia determinante en la ciencia
moderna.

Es durante el siglo XX que el desarrollo de los medios
de intervención de la naturaleza, las comunicaciones y el
conocimiento permiten que la postura epistémica
tradicional, de paso para que la praxis tome importancia en la
formación del pensamiento del hombre actual. Aunque en la
actualidad no tiene más que una tímida
manifestación en obras cinematográficas y
teatrales. En limitados círculos de investigación
científica, se salen del uso dogmático y
tradicional del conocimiento y realizan aportes, que preocupa a
teóricos y filósofos, por los preceptos morales que
afecta. Ejemplo: la ingeniería genética.

El objetivo fundamental de la postura epistémica
tradicional y el cuerpo ideológico que transmite, es
obtener una conducta socializada entre los individuos que
conforman el colectivo. A la conducta socialmente aceptada la
conocemos como Ética.

Al desarrollarse dentro de una ética social dada,
el hombre aprende y actúa de forma inconsciente a
comportarse al interior del colectivo histórico y
culturalmente determinado. Siente seguridad mientras se mantenga
dentro de estos parámetros, asume como suyos los
paradigmas conductuales y los reproduce con su descendencia. Por
lo tanto, el proceso de reproducción cultural o de la
ética, es un mecanismo autogénico, se reproduce a
sí mismo. Otorgándole a la sociedad
perpetuación automática, hasta tanto no surja en su
seno, una nueva forma de producción, acumulación y
apropiación del excedente social. Este mecanismo de
reproducción cultural y modelador de la conducta, asume
tácitamente la postura epistémica
tradicional.

La educación juega un importante papel como
institución social en una doble dimensión. Como
agencia de capacitación, transfiere habilidades y
destrezas a los integrantes de la comunidad. Como agencia
socializadora transmite los valores, principios y contenido
ideológico cultural histórica y socialmente
determinado. Es esencialmente conservadora, al anteponer el
conocimiento, los valores, los principios rectores, ideales,
códigos al hombre, a la realidad.

Se ha asumido que la postura epistémica
tradicional es la única manera de interpretar el mundo
real, utilizando para ello, la enseñanza
escolástica, prevaleciendo sobre cualquier otra postura
pedagógica. La conceptualización se impone sobre la
praxis. El deber ser, sobre la realidad. La sociedad sobre el
individuo.

A partir de esta concepción, los resultados
obtenidos de la acción institucional están en
relación directa con los intereses que se definen en la
pugna entre los grupos de poder de una sociedad.

La calidad, la cantidad, el perfil y la conducta
esperada del egresado generados por la acción educativa
son un producto de la intencionalidad de los objetivos que se
esconden en lo cotidiano, local y operativo. Se excusa en la
actividad docente, en la disponibilidad de recursos, en cualquier
pretexto fenomenológico para no juzgar ni aceptar
responsabilidades. Se reparten culpabilidades y se asume la
interpretación de la realidad como imposible de
cambiar.

Pueden ocurrir cambios de forma, mejorar situaciones
puntuales de tipo laboral, infraestructural e ideológicos,
pero el objetivo subyacente, oculto de la actividad educativa
institucional, prevalece, como también las vías de
apropiación de los excedentes sociales de
producción.

No existen, incapacidades, ni baja calidad en los
egresados, tampoco limitados recursos, malos profesores, pero si
la intención de utilizarlos como excusas para esconder la
intencionalidad de dominación del pensamiento.

No pretendemos establecer responsabilidades, pues la
dinámica autogénico de la sociedad impone una
conducta que se reproduce por sí misma, pero si conocer
los límites entre los cuales actúa la
educación para ofrecer posibilidades reales de
utilización al pragmatismo y a la praxis social como
epistémica validad para interpretar e intervenir la
realidad que nos constriñe.

LA
EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO ACTUAL
INTERNACIONAL

La preocupación por la calidad, eficiencia,
productividad y competitividad, que existe hoy en día al
interior de las universidades, tanto en el ámbito mundial
como local, es el resultado de cambios internos y externos que
las han afectado, fundamentalmente en los últimos 20
años. Entre los elementos que caracterizan este nuevo
entorno se encuentran los siguientes:

1. Diferenciación Institucional. Los objetivos de
la reforma de la educación superior en Chile, iniciada en
1981 y que culminaría con la Ley Nº18.962,
Orgánica Constitucional de Enseñanza en 1990,
fueron impulsar una rápida diversificación
institucional del sistema; crear un mercado para la oferta y
demanda por servicios de enseñanza superior, reducir el
tamaño y peso de las universidades estatales mediante su
separación y reorganización de sus sedes regionales
y modificar el patrón tradicional de relaciones entre
Estado y Universidades, obligando a éstas a
autofinanciarse, al menos parcialmente (Brünner, 1991). En
nuestro país, de ocho universidades relativamente
homogéneas, hemos pasado en la actualidad a un sistema en
el que coexisten 119 centros de formación técnica;
66 institutos profesionales privados y 66 universidades que se
distribuyen en 16 estatales, 9 particulares con aporte estatal y
41 privadas. En cuanto a su régimen de financiamiento, las
hay con aporte fiscal directo y sin aporte fiscal directo. En
cuanto a su diferenciación funcional, existen
universidades que hacen investigación e instituciones
preferentemente docentes. En cuanto a su localización
geográfica, las hay metropolitanas y regionales. En lo que
dice relación a su tamaño, encontramos
instituciones sobre 10.000 alumnos y bajo 400 alumnos. Desde una
perspectiva histórica, hay instituciones que fueron
creadas antes de 1981; universidades derivadas de las
universidades estatales; universidades creadas a partir de
institutos profesionales derivados; universidades derivadas de
instituciones privadas con aporte estatal (particulares de
carácter público) e instituciones propiamente
privadas (Cámara de Diputados, 1997). Este complejo
panorama de heterogeneidad institucional plantea interrogantes
acerca de la "calidad" de las mismas, es así como en
palabras de María José Lemaitre "prima un
sentimiento de desconcierto ante instituciones que se
percibían como seguras, pero que no siempre los son. Que
parecían ofrecer un servicio sólido, que en
ocasiones constituía la única herencia que muchos
padres podían dejar a sus hijos, y que de pronto, para
algunos estudiantes más que herencia es deuda".

No obstante, en Chile, el ritmo de expansión se
alteró, llegando inclusive a mostrar períodos de
reversión a mediados de los setenta, para retomar la senda
de crecimiento en la década del 80, con la reforma
educacional iniciada con el D.F.L. Nº1 de Educación,
del 30 de diciembre de 1980. La matrícula total en 1980
ascendía a 118.978 alumnos, en cambio en 1997
registró 376.681 alumnos, lo que implica un crecimiento en
el período de 217% (CSE, 2000). De acuerdo a lo
señalado por Lolas (1997), aproximadamente la mitad de
dichos estudiantes universitarios, asiste a instituciones
establecidas después de 1980.

Por otra parte, el Sistema de Educación Superior
Chileno se ha movido desde una provisión de elites a una
educación superior masiva y a la universalización
de este servicio. La masificación de la matrícula
amenaza, y de hecho ha producido en ocasiones, un deterioro de la
calidad (Brünner, 1999). Aunque la ampliación del
acceso a la educación superior dio oportunidades a grupos
sociales que antes no tenían acceso a ella, el aumento del
número de estudiantes ha significado que ahora ingresen a
ella personas provenientes de sectores económicos y
sociales más modestos y con una peor educación
secundaria.

2. Masificación de la matricula. Los sistemas de
educación superior en la mayoría de los
países, y en particular en América Latina,
experimentaron una expansión vertiginosa a partir de la
década del 50. En volumen de matrículas, esta
región pasó de cerca de 270 mil alumnos a
más de 7 millones, lo que elevó la tasa regional
bruta de escolaridad de nivel superior de menos de 2% en 1950 a
cerca de 18% en 1990. Asimismo la red física de
educación superior, aumentó de cerca de 75
instituciones, la mayoría de carácter universitario
y financiada con recursos públicos, a cerca de 3.690
instituciones, de las cuales menos de 700 tienen carácter
universitario y más de la mitad son particulares y
autofinanciadas (Schwartzman, 1996).

3. Restricción de Recursos. Este elemento no es
un problema típico o exclusivamente latinoamericano, ha
afectado de manera crónica a los países del
África y a gran parte del Asia; desde hace algunos
años se manifiesta dramáticamente en los sistemas
de los países desprendidos de la antigua Unión
Soviética y en estos días afecta también al
conjunto de los países de reciente
industrialización del sudeste asiático. Incluso en
los países de la OCDE ya no existe la bonanza de tiempos
pasados: esto vale para Japón en primer lugar pero
también para Canadá y para un buen número de
países de Europa occidental.

En Chile, hacia 1980, casi el total del financiamiento
de las instituciones de educación superior provenía
de fuentes fiscales. Sin embargo los recursos públicos
destinados a la educación superior han bajado
sistemáticamente desde el inicio de los años 80, en
parte por la crisis económica que afectó a nuestro
país y en parte debido a la competencia por recursos con
otros segmentos del sistema educacional y de la sociedad como un
todo. La educación superior de calidad se vuelve cada vez
más costosa y el Estado necesita asegurarse de que los
recursos que invierte en ella son empleados con eficiencia, en
vista de objetivos relevantes para el desarrollo del país
y con la garantía de que los beneficios sociales de dicha
inversión justifican gastarlos en este sector y no en
otros, igualmente apremiados por la escasez, como la
educación primaria, la salud, los subsidios a las familias
más pobres, etc. (Brünner, 1999).

Lo anterior ocasionó un cambio en las
políticas estatales de financiamiento de la
educación superior. Es así como el DFL Nº 4 de
1981 de Educación, estableció normas sobre el
financiamiento de las universidades, cuyo esquema inicial se
basó en tres elementos:

Partes: 1, 2

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