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Trabajo Social y Prevención de Riesgos Laborales



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Normativa y documentos
    relacionados
  4. Riesgos laborales. Algunas
    generalidades
  5. Riesgos laborales habituales en el Trabajo
    Social
  6. Consideraciones finales
  7. Documentos utilizados

Resumen

Desde la óptica de la Prevención de
Riesgos Laborales y desde un conocimiento del desarrollo del
Trabajo Social, se pretenden exponer de modo claro y resumido,
algunos de aquellos aspectos a los que se enfrentan los
Trabajadores Sociales, en el desempeño de sus funciones,
ya que están expuestos a riesgos derivados de su trabajo,
mayormente de índole psicosocial, así como algunas
propuestas de prevención.

En 1995 se promulgó una Ley de Prevención
de Riesgos Laborales, que ha sido desarrollada, sin embargo, su
implantación ha sido muy progresiva, y no siempre eficaz.
En este sentido, se hace necesario que los profesionales del
Trabajo Social, den pasos decididos personales y colectivos, que
les permitan construir una cultura preventiva.

Palabras claves

Prevención de Riesgos Laborales. Riesgos
Psicosociales. SQT. Apoyo Social. Cultura Preventiva. Nota
Técnica de Prevención. Carga Mental. Accidente de
Trabajo. Enfermedad Profesional.

Introducción

El trabajo diario de cualquier Trabajador Social tiene
como objetivo, más o menos directo, la resolución
de las dificultades que impiden el pleno desarrollo del individuo
en su entorno. Su acción está basada en el cambio,
y en esta medida al Trabajador Social se le considera "agente
de cambio en la sociedad y en la vida de las personas para las
que trabaja".
Que la naturaleza de su trabajo diario, tenga
una carga tan emocional y con requerimientos de tan alta
responsabilidad, puede ser una importante causa, si bien no la
única, de la escasa conciencia en torno a los riesgos
laborales de los profesionales del Trabajo Social, y puede hacer
que la sensibilización y la actuación para defender
nuestro derecho a la salud laboral, sean asignaturas
todavía pendientes.

Conocer los riesgos a los que nos enfrentamos, y sobre
todo actuar para la prevención de los mismos, son las dos
condiciones para una correcta sensibilización. Esto no
solo implica a la infraestructura e instalaciones del centro de
trabajo, u organización del mismo, sino que también
implica las diversas situaciones que se generan en el día
a día, situaciones a las que es preciso dar una respuesta,
en muchas ocasiones, individual.

Toda actividad laboral entraña riesgos, y es
preciso romper con la idea de que hay actividades profesionales
cuyos riesgos son "inevitables", o con la idea de que en el
Trabajo Social no existen riesgos laborales. Por lo tanto el
Trabajo Social, sea dónde sea que se realice,
deberá contar con la ineludible evaluación de
riesgos y una plan de prevención en torno a los riesgos
detectados.

Normativa y
documentos relacionados

La Constitución Española de 1978, en su
artículo 40.2 dice que "los poderes públicos
velarán por la seguridad e higiene en el trabajo",
no
obstante hasta la década de los años noventa no se
inició un incipiente diálogo social en el que la
siniestralidad laboral era una problemática manifiesta.
Con ello se sensibilizó a la sociedad española, y
las instituciones públicas vieron la necesidad de
desarrollar un cuerpo normativo y una serie de medidas, que
vinieran a prevenir la accidentalidad laboral.

Fue en noviembre de 1995 cuando aparece la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales (31/95), articulada sobre
los principios de eficacia, coordinación y
responsabilidad, lo que supone un importante avance en la
protección de los trabajadores, a la par que de
sistematización y perfeccionamiento en esta materia. Dos
años más tarde, con el Real Decreto 39/1997, se
aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención,
dando respuesta a la regulación de los procedimientos de
evaluación de los riesgos para la salud de los
trabajadores, las modalidades de organización,
funcionamiento y control de los Servicios de Prevención, y
las capacidades y aptitudes que han de reunir dichos Servicios y
los trabajadores designados para desarrollar la actividad
preventiva. También se establecen, en este Real Decreto,
las capacidades y aptitudes necesarias para el desarrollo de la
actividad preventiva, y la formación requerida.

El artículo 8 de la Ley 31/95 contempla la
creación de el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo (INSHT), como órgano
Científico-Técnico especializado de la
Administración General del Estado, cuyo objetivo es la
misión, el análisis y el estudio de las Condiciones
de Seguridad y Salud en el Trabajo. En el cumplimiento de los
objetivos, el INSHT edita Notas Técnicas de
Prevención (NTP), elaboradas por técnicos
especialistas, que corresponden a distintas temáticas,
algunas de ellas de mucho interés y vigencia para
Trabajadores Sociales.

Finalmente, en el año 2003, se reforma el marco
normativo de la prevención de riesgos laborales,
restringiendo más las obligaciones empresariales en
materia de prevención, con el objetivo de corregir el
cumplimiento meramente formal que las empresas venían
efectuando y de integrar verdaderamente la prevención en
todos los niveles de la empresa.

Pocos son los estudios que relacionan de modo directo el
Trabajo Social y la Prevención de Riesgos Laborales, sin
embargo la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, dedica una
página a los Servicios Sociales. En dicha
recensión, se ofrece una panorámica sobre la
diversidad de acciones y funciones del Trabajador Social,
señalando la gran variedad de entornos y "personas de
condición muy diversas"
con las que trabaja. A su vez
recoge la disparidad de centros y tipos de organizaciones en las
que un trabajador social presta sus servicios, señalando
que, en ocasiones el trabajo se ha de realizar fuera del puesto,
acudiendo a viviendas o en otros entornos.

En dicha Enciclopedia, la OIT señala, como
principales riesgos a los que se enfrentan los Trabajadores
Sociales, el "Estrés" y la "Violencia" y se hace eco
sucintamente de los riesgos derivados de algunos lugares de
trabajo en los que prestan servicio estos profesionales, ya que
"cuando la financiación es escasa, el mantenimiento de
las instalaciones se resiente, y el riesgo aumenta. El elevado
porcentaje de trabajadores sociales que presta sus servicios en
hospitales y centros de asistencia ambulatoria incrementa el
riesgo de exposición a infecciones. En efecto, los
trabajadores sociales tienen contacto con pacientes de hepatitis,
tuberculosis y otras enfermedades altamente contagiosas,
además de con personas portadoras del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH)".

Riesgos laborales.
Algunas generalidades

La definición de riesgo laboral aparece en el
artículo 4 de la Ley 31/1995 de Prevención de
Riesgos Laborales, como "la posibilidad de que un trabajador
sufra un determinado daño derivado de su
trabajo".

Existen tres grandes familias de riesgos, a saber: de
Seguridad, Higiénicos o Ergonómicos y
Psicosociológicos, siendo estos últimos los que
cobran especial relevancia en los profesionales que nos ocupan,
ya que en ellos se encuentran los derivados de la carga
mental.

El cuadro siguiente ofrece un modelo simple, ofrecido
por el INSHT, útil para estimar los niveles de riesgo, de
acuerdo a la probabilidad de que el riesgo se materialice, y a
las posibles consecuencias.

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Los niveles de riesgo (trivial, tolerable, moderado,
importante e intolerable), forman la base para decidir si se
requiere mejorar los controles existentes o implantar unos
nuevos, así como la secuenciación de las acciones
que es preciso llevar a cabo para atenuarlos.

El resultado de dicha evaluación de riesgos se
utilizará para hacer un inventario de acciones, con el fin
de diseñar, mantener o mejorar los controles de riesgos, y
la elaboración de un Plan de Prevención, que
intente combatir los riesgos, preferiblemente en su origen,
adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta
a la concepción de los puestos de trabajo, y
métodos de trabajo, con miras a reducir los efectos del
mismo en la salud del trabajador, y dar las debidas instrucciones
a los trabajadores para evitar que el riesgo se
materialice.

Finalmente, señalaremos que existen dos tipos de
contingencia profesional: Accidente de Trabajo y Enfermedad
Profesional, y así de forma genérica se pueden
proponer las siguientes definiciones de ambas:

"Accidente de Trabajo, es aquel accidente que
provoca un daño o lesión de forma brusca, violenta
e inesperada en el trabajador contratado o independiente,
ocurrido con ocasión y por consecuencia de las condiciones
en las que se realiza el trabajo, durante el tiempo y en el lugar
de trabajo".

Sobre la base de lo comentado, podríamos definir
la Enfermedad Profesional como "la contraída a
consecuencia de las condiciones del trabajo ejecutado en la
actividad laboral realizada, que esté provocada por los
elementos, sustancias utilizadas o condiciones del puesto de
trabajo, y que se indiquen en el cuadro de enfermedades
profesionales para cada actividad profesional"

Riesgos laborales
habituales en el Trabajo Social

Desarrollando los riesgos generales identificados por la
OIT, estamos en condiciones de afirmar, que la seguridad del
Trabajador Social no estará garantizada en la medida en
que no se haya realizado una correcta evaluación de
riesgos de su puesto de trabajo, y ésta se le haya dado a
conocer; cuando no existan de una manera efectiva los Servicios
de Prevención, cuando el Plan de Prevención sea un
mero trámite burocrático, cuando no haya una
vigilancia específica de nuestra salud, o cuando no se
haya dado la formación adecuada, de acuerdo con lo
establecido por la Ley.

Otros factores, muy presentes en el desempeño del
Trabajo Social, que hacen que la prevención de riesgos no
esté garantizada, son la intimidación puntual o
continuada de los usuarios, la escasez de tiempo suficiente para
realizar las tareas necesarias, una sobrecarga en las funciones
que se deben realizar, en ocasiones por encima de las capacidades
profesionales para desempeñarlas, la inexistencia de
apoyos sociales a la tarea que se realiza, que el entorno de
trabajo no cuente con las condiciones mínimas para
realizar el trabajo, así como escasez de medios, o que los
lugares de trabajo no respondan a las exigencias de salud y
seguridad.

A pesar de que la Legislación de
Prevención de Riesgos Laborales, prioriza al trabajador
sobre otros aspectos organizacionales de los trabajos, muchos son
los factores que dificultan su puesta en marcha en sectores como
el que nos ocupa. Factores a los que, en ocasiones, el Trabajador
Social es su más perfecto aliado, ya que a menudo no
repara en la importancia de una realidad preventiva en el centro
de trabajo, que potencie nuestro bienestar personal, facilite las
relaciones con compañeros y usuarios y constituya un
sólido pilar de un trabajo de calidad.

Analizaremos individualmente, tres riesgos frecuentes en
el desarrollo del Trabajo Social:

Estrés

Es evidente, que cuando hablamos de riesgos
laborales, no podemos quedarnos únicamente observando el
margen de los accidentes con víctima mortal, riesgos que
en el Trabajo Social son más bien estrechos. Una gran
familia de riesgos laborales, están muy presentes en el
quehacer de los trabajadores sociales, se trata de los riesgos
psicosociales, y así, cada día es más
habitual conocer a alguien con depresión o estrés
causados por el trabajo.

En ocasiones, ante los requerimientos de la
presión del propio trabajo ("los trabajadores sociales
se vienen ocupando de forma creciente de cuestiones
bioéticas, que afectan a la vida y la muerte, los
protocolos de investigación, y la asignación de
recursos."
[1]) no es fácil mantener un
autocontrol emocional, y la sabiduría de dedicar a cada
situación la atención, el tiempo y la
ocupación que requiere; o que un fuerte nivel de exigencia
en el trabajo, se traduzca en una dificultad para transmitir
tranquilidad a la gente que tienen a su cargo. Podemos encontrar
profesionales, que tras haber estado largamente expuestos a
condiciones de diferente presión, ante la más
mínima dificultad o adversidad, se desbordan
emocionalmente, y transmiten su estrés a gran parte, sino
a toda, la organización.

También advierte la OIT de que el origen del
estrés en los Trabajadores Sociales, puede provenir de
"un conflicto entre la adhesión a sus valores
profesionales y el respeto de las normas legales".
En este
sentido es reseñable el caso estadounidense, en el que el
código ético de la U.S. National Association of
Social Workers exige guardar con los usuarios una reserva que
únicamente puede quebrantarse por "motivos
profesionales apremiantes".
Esta situación ambigua, y
de tan poco apoyo social, puede resultar problemática para
algunos profesionales y ser una causa importante de estrés
laboral.

Según daba a conocer recientemente el Instituto
de Estudios Laborales de Evade, trabajar estresado aumenta
exponencialmente la probabilidad de tener accidentes laborales, y
aumenta el riesgo de que, de mantenerse durante un tiempo
prolongado, derive en enfermedad mental. Respecto a la
productividad empresarial, aunque en el caso del Trabajo Social,
a menudo sea difícilmente cuantificable, el estrés
puede hacerla caer hasta en un 30%, según el mismo
estudio. Sin embargo, pocas empresas –menos de un 5%-
luchan eficazmente contra el estrés laboral, a pesar de
que ésta es la razón más señalada por
los trabajadores españoles para abandonar sus empresas,
según se desprende de dos concienzudos estudios de la
consultora Watson Wyatt. Todavía más largo camino
queda por recorrer en este sentido a una de las profesiones, que
debido a sus requerimientos, es especialmente susceptible al
estrés, y mucho de lo que se está haciendo en las
empresas con el objetivo de prevenir el estrés, no dejan
de ser medidas puntuales y poco elaboradas, dejando poco lugar a
estrategias organizacionales estructurales como incentivar la
participación de los trabajadores para una flexibilidad en
los horarios de trabajo, o fomentar una mayor compatibilidad del
trabajo con las responsabilidades familiares. Los riesgos
ergonómicos y psicosociales, en el ámbito del
Trabajo Social, tienen una repercusión y unas
consecuencias, lo suficientemente lamentables, como para que las
únicas medidas que ofrezcan las empresas para intentar
evitarlos, sean de corte paliativo.

Según la OIT, algunos de los
factores del estrés en el Trabajo Social vienen de la mano
de la "inseguridad en el puesto de trabajo, la retribución
insuficiente, la sobrecarga de trabajo y la falta de
autonomía. Todos estos elementos están presentes en
la vida profesional de los Trabajadores Sociales."

El INSHT, en su NTP 318: "El estrés: proceso de
generación en el ámbito laboral", reconoce la
existencia de gran número de dolencias
psicosomáticas, producto de exigencias derivadas del
ámbito laboral, en concreto de algunos puestos de trabajo,
así como derivadas de la dinámica interrelacional
que establece el individuo con sus requerimientos
laborales.

En dicha NTP se recoge la definición de
estrés psicosocial, de Mc Grath (1970): "El estrés
es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la
capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en la que
el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias
(percibidas)".

Las Demandas del trabajo de los Trabajadores Sociales,
en numerosas ocasiones pueden aparecer como factores
desencadenantes de estrés, debido entre otros a una
sobrecarga de trabajo, acompañado a menudo de una
complejidad de la tarea, una ambigüedad de rol
organizacional dentro de los equipos interdisciplinares, llegando
incluso en ocasiones a un conflicto de rol, una falta de
formación y entrenamiento al desempeño de
determinadas tareas, y sobre todo a la gran responsabilidad, ya
que la tarea del Trabajador Social implica una gran
responsabilidad sobre las personas.

Debido a que existe una influencia de ciertas
características personales en la incorrecta gestión
del estrés, tales como una implicación muy profunda
con su profesión, o una gran rigidez a la hora de exigir
cambios a los usuarios, y que esto aumenta la vulnerabilidad de
esos profesionales, convenimos que en muchas ocasiones las
demandas del trabajo desbordan la capacidad del profesional,
haciéndose necesaria una intervención preventiva
sobre el profesional, así como sobre el entorno de
trabajo.

Medidas Preventivas

Comencemos por las que se centran en el entorno de
trabajo. En la NTP 438, se trata la Prevención del
estrés en la organización, y se señala que
diversos estudios determinan algunos aspectos, como los que
más comúnmente originan este problema dentro de la
organización, (demandas de trabajo excesivas, un ritmo de
trabajo impuesto, una ambigüedad y conflicto de rol, malas
relaciones personales, estilos de dirección y
supervisión inadecuados, una falta de adaptación al
puesto, grandes responsabilidades o inestabilidad en el empleo
entre otras), y propone una estrategia preventiva basada en el
control personal de las situaciones estresantes, los sistemas de
información y comunicación, el ejercicio del poder
o estilos de dirección, el interés de la tarea, la
regulación de conflictos, los procesos de
socialización y de formación, tanto técnica
como emocional.

Respecto a las que se centran en el trabajador, en la
NTP 349: "Prevención del estrés:
intervención sobre el individuo", y viendo la
imposibilidad de eliminar todas las fuentes de estrés en
el origen, se destaca la importancia de dotar al individuo de una
serie de estrategias para afrontar dichas situaciones y, "si
éstas son difíciles de afrontar, dotarle de
habilidades para controlar las experiencias y consecuencias que
el estrés produce",
teniendo en cuenta que para una
intervención de estas características es necesario
conseguir el compromiso de la organización, y haber
elaborado previamente un buen diagnóstico de las
características individuales que hacen al trabajador
más susceptible de las consecuencias del
estrés.

Los programas de prevención del estrés que
se plantean en esta NTP, básicamente, los podemos
clasificar del siguiente modo:

Técnicas
generales

Objetivo: incrementar en el individuo una serie de
recursos personales de carácter genérico para
hacer frente al estrés.

Desarrollo de un buen estado
físico

Dieta adecuada

Apoyo social

La distracción y el buen humor

Técnicas
cognitivas

Objetivo: cambiar la forma de percibir la
situación

Reorganización cognitiva

Modificación de pensamientos
automáticos y de pensamientos deformados

Desensibilización
sistemática

Inoculación de estrés

Detención del pensamiento

Técnicas
fisiológicas

Objetivo: reducir la activación
fisiológica y el malestar emocional y
físico

Técnicas de relajación
física

Técnicas de control de
respiración

Técnicas de relajación mental
(meditación)

Biofeedback

Técnicas
conductuales

Objetivo: dotar al individuo de una serie de
estrategias de comportamiento que le ayuden a afrontar un
problema

Entrenamiento asertivo

Entrenamiento en habilidades
sociales

Técnica de solución de
problemas

Modelamiento encubierto

Técnicas de
autocontrol

SQT (Síndrome de estar quemado) o
Burnout

El 26 de Octubre del año 2000, el Tribunal
Supremo, ratificó una sentencia dictada por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Autónoma del País Vasco, que venía a
respaldar legalmente como accidente de trabajo la
patología SQT, de un profesional con largos periodos de
incapacidad temporal, y se recoge que sufre un
"síndrome de desgaste personal o de burnout, que
describe como un trastorno adaptativo crónico con ansiedad
como resultado de la interacción del trabajo o
situación laboral en sus características
personales
"

Entre los profesionales del Trabajo Social, el
anglicismo Burnout, comienza a formar parte ya del lenguaje
técnico cotidiano. Por todo ello, cada vez más
entidades, en los que éstos trabajan, además de
intentar disminuir otro tipo de riesgos, tienen entre sus
objetivos abordar este tipo de riesgo emergente.

El INSHT, también es consciente de los problemas,
laborales y personales, que causa, y así las NTP 704 y 705
están dedicadas al Síndrome de estar quemado por el
trabajo o "burnout"

El síndrome de burnout, o "síndrome de
estar quemado por el trabajo" (SQT), se define como una
"patología derivada de la interacción del
individuo con unas determinadas condiciones psicosociales nocivas
de trabajo
". Esta contingencia se da especialmente en
entornos de servicios humanos, entre los que se encuentra el
Trabajo Social, y a menudo no se protege adecuadamente al
trabajador frente a estas.

Desde Herbert Freudenberger (USA) quien, en 1974, que
describe por primera vez este síndrome de carácter
clínico como "una sensación de fracaso y una
experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por
exigencias de energía, recursos personales o fuerza
espiritual del trabajador
", y que lo situaba en trabajadores
del ámbito educativo, sanitario y social, hasta el
día de hoy, mucha ha sido la investigación sobre
este riesgo psicosocial creciente.

El SQT, desvía toda la atención al trabajo
y permite distinguir este fenómeno de otros como el
estrés, el desgaste emocional, o la ansiedad.

Hay cierta demanda en los científicos de
determinar al SQT como un nuevo síndrome
clínico, si bien no aparece todavía en los manuales
internacionales de diagnóstico psicopatológico
(CIE-10 o DSM) como una patología con identidad
propia.

La sintomatología se conceptualiza como
"agotamiento emocional, despersonalización y baja
realización personal en el trabajo
". En los
profesionales afectados es frecuente un endurecimiento afectivo y
sus conductas pueden ser percibidas por los usuarios como
deshumanizadas.

La NTP 704, nos propone que el SQT es "una respuesta
al estrés laboral crónico integrada por actitudes y
sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja
y hacia el propio rol profesional, así como por la
vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta
ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en
general, en profesionales de organizaciones de servicios que
trabajan en contacto directo con los usuarios de la
organización."

Los modelos derivados de la teoría organizacional
nos proponen explicaciones psicosociales del SQT en base a la
importancia de los estresores del entorno de la
organización tales como la exposición a fuentes de
estrés en dosis nocivas, falta de autonomía, falta
de apoyo social o de formación, trabajos en los que su
contenido tiene unas demandas emocionales importantes y de
prestación de servicios humanos o trabajos en que existan
exigencias excesivas y que conlleven una tensión en el
aspecto emocional y cognitivo, o contacto directo con
experiencias de dolor, o emocionalmente duras.

Ateniéndonos a esto, advertimos que el colectivo
de los Trabajadores Sociales, es un colectivo de
riesgo.

Veamos los factores de riesgo que se
señalan en la NTP 704:

FACTORES DE RIESGO A NIVEL DE
ORGANIZACIÓN

FACTORES DE RIESGO RELATIVOS AL
DISEÑO DEL PUESTO DE TRABAJO

FACTORES DE RIESGO RELATIVOS A
LAS RELACIONES INTERPERSONALES

Estructura de la organización muy
jerarquizada y rígida

Falta de apoyo instrumental por parte
de la organización

Exceso de burocracia, "burocracia
profesionalizada"

Falta de participación de los
trabajadores

Falta de coordinación entre
las unidades

Falta de formación práctica a los
trabajadores en nuevas tecnologías

Falta de refuerzo o
recompensa

Falta de desarrollo
profesional

Relaciones conflictivas en la
organización

Estilo de dirección
inadecuado

Desigualdad percibida en la
gestión de los RRHH

Sobrecarga de trabajo, exigencias emocionales en
la interacción con el cliente

Descompensación entre
responsabilidad y autonomía

Falta de tiempo para la atención del
usuario (paciente, cliente, subordinado, etc.)

Disfunciones de rol: conflicto-ambigüedad-
sobrecarga de rol

Carga emocional excesiva

Falta de control de los resultados de la
tarea

Falta de apoyo social

Poca autonomía
decisional

Estresores
económicos

Insatisfacción en el
trabajo

Trato con usuarios difíciles o
problemáticos

Relaciones conflictivas con clientes

Negativa dinámica de trabajo

Relaciones tensas, competitivas, con conflictos
entre compañeros y con usuarios

Falta de apoyo social

Falta de colaboración entre
compañeros en tareas complementarias

Proceso de contagio social del SQT

Ausencia de reciprocidad en los intercambios
sociales

Medidas Preventivas

La NTP 705 está más centrada en las
medidas preventivas ante el SQT, y las encuadra orientativamente
en tres niveles distintos de actuación, de las que paso a
destacar los más relevantes para el tema que nos
ocupa.

Nivel
organizativo

Nivel
interpersonal

Nivel individual

Realizar la identificación y
evaluación de riesgos psicosociales, modificando
aquellas condiciones específicas y antecedentes que
promueven la aparición del SQT.

Establecer mecanismos de feedback del resultado
del trabajo.

Promover el trabajo en
equipo.

Disponer de oportunidad para la formación
continua y desarrollo del trabajo.

Aumentar el grado de autonomía y control
del trabajo, descentralizando la toma de
decisiones.

Disponer del análisis y la
definición de los puestos de trabajo, evitando
ambigüedades y conflictos de roles.

Aumentar la competencia psicosocial del
profesional

Mejorar las redes de comunicación y
promover la participación en la
organización.

Crear, si no se puede eliminar el foco del riesgo,
grupos de soporte para proteger de la ansiedad y la
angustia.

Establecer asistencia, por parte de personal
especializado.

Fortalecer los vínculos sociales entre los
trabajadores, favorecer el trabajo en grupo y evitar el
aislamiento.

Formar en estrategias de colaboración y
ooperación grupal.

Promover y planificar el apoyo social en el
trabajo

Realizar grupos de apoyo para discutir la
relación con el trabajo por parte de los
profesionales.

Dirigir bien y con un estilo
adecuado.

Entrenar en habilidades
sociales

Establecer sistemas democráticos y
participativos en el trabajo.

Consolidar la dinámica grupal para aumentar
el control del trabajador sobre las demandas
psicológicas del trabajo.

Establecer trabajos de supervisión
profesional (en grupo) a los trabajadores.

Realizar una orientación
profesional al inicio del trabajo.

Tener en cuenta la
diversificación de las tareas y la rotación
en las mismas.

Poner en práctica programas de
formación continua y reciclaje.

Mejorar los recursos de resistencia y proteger a
la persona para afrontar las situaciones
estresantes.

Formar en la identificación,
discriminación y resolución de
problemas.

Entrenar en el manejo de la ansiedad
y el estrés en situaciones inevitables de
relación con el usuario.

Implementar cambios de ambiente de trabajo,
rotaciones.

Entrenamiento en el manejo de la distancia
emocional con el usuario, manteniendo un equilibrio entre
la sobreimplicación y la indiferencia.

Establecer programas de
supervisión profesional individual.

Aumentar los recursos o habilidades
comunicativas y de negociación.

Trabajar desde las técnicas de
reestructuración cognitiva

Adiestrar en técnicas de
autorregulación o control: de gestión del
tiempo, de delegación, de desarrollo de habilidades
sociales, de asertividad, y de entrenamiento en
solución de problemas.

Violencia, más allá de la
agresión física.

Parece innegable que cierto nivel de conflicto, es
inherente a las relaciones en el ámbito que nos ocupa,
así como en las relaciones laborales, y por
extensión en la sociedad, sea cual sea la célula
que examinemos. No obstante, la proliferación de
comportamientos violentos, han hecho que palabras como Mobbing,
bullying y otros anglicismos que refieren relaciones en las que
está presente la agresión, forman parte ya de
nuestro acervo de palabras habituales.

La OIT dice que "los Trabajadores Sociales, por su
vocación de solucionar problemas en el ámbito
más personal, son particularmente vulnerables a este
riesgo. Trabajan con unas emociones poderosas en las que se
concentra la relación con los usuarios. Un corolario de
esta situación suele ser que el usuario se ve
imposibilitado de solucionar sus problemas y acude a la ayuda de
los Trabajadores Sociales".

Aunque muy lejos de los EEUU, en los que en algunos
estados (como el de Nueva York), según la OIT, los actos
de violencia son la causa principal de muerte en el lugar de
trabajo, y no sólo centrando nuestra atención en la
agresión física, comprobamos como la
agresión verbal y psicológica tienen una presencia
relevante en el desarrollo de la actividad de los profesionales
que trabajan directamente con personas. Tanto es así, que
el Equipo Federal de Trabajo de Argentina, sitúa a los
Trabajadores Sociales, como un colectivo en el que existe un
grado de riesgo ante la violencia, mucho mayor que el
correspondiente a otros ámbitos u ocupaciones.
Preocupación que también tienen las autoridades de
salud e higiene Europeas, quien publicó "Second European
Survey on Working Conditions"[2], y las
Españolas que ya han publicado una NTP dedicada
exclusivamente a ello.

Las manifestaciones de la violencia, en el día a
día del Trabajador Social en relación a los
usuarios o a sus compañeros, se pueden identificar de
diversas maneras, psíquicas y físicas: miradas con
recelo, elevación del tono de voz, negación de
información necesaria para el desempeño de un
correcto trabajo, insatisfacción constante con los
resultados del trabajo, chantajes, amenazas, insultos, y en
último término agresiones físicas de
distinta índole y consecuencias.

Medidas Preventivas

Resulta muy difícil señalar medidas
preventivas, aún cuando la OIT ha sugerido algunas, para
su aplicación en los profesionales del Trabajo Social,
basadas en los estudios de Breakwell, 1989, y de Griffin (1995).
Para el primero, "la prevención de la violencia se basa en
la formación, los métodos de gestión y la
modificación del entorno físico, de los sistemas de
comunicación, o de ambos a la vez", mientras que la
propuesta de Griffin, está basada en la "formación
en el ejercicio constructivo de la autoridad, la
intervención en las situaciones de crisis, seguridad en el
puesto de trabajo y en el exterior del mismo, diseño de
las instalaciones, técnicas generales de prevención
y medios de prevención de la violencia"

Por su parte el INSHT, en la NTP nº 489, "Violencia
en el lugar de trabajo", afronta la problemática de las
conductas violentas de las que pueden ser víctimas los
trabajadores por razón de su empleo, clasifica los tipos
de violencia, y ofrece criterios de análisis de dicho
riesgo, así como una serie de medidas preventivas
genéricas.

En la clasificación que ofrece esta Nota
Técnica de Prevención, el riesgo de violencia de
los Trabajadores Sociales, es del tipo II, ya que existe un tipo
de relación profesional entre el causante del acto
violento y la víctima, pudiendo acaecer, dichos hechos
mientras el trabajador social ofrece un servicio.

Los factores que pueden incrementar la posibilidad de
ser objeto de la violencia de los usuarios de los servicios en
los que trabaja un trabajador social son de entorno
(economías inestables, zonas deprimidas, zonas con alto
índice de criminalidad), o inherentes al perpetrador
(inestabilidad psicológica, ausencia de responsabilidad
individual, insatisfacción con el servicio,
percepción de promesas incumplidas, o escasa
gestión de su frustración, ira o
estrés)

Las medidas preventivas que se proponen, se establecen
en torno a tres líneas básicas: referentes al
entorno, referentes al procedimiento de trabajo, y referentes a
los sistemas de seguridad. Así mismo se le da especial
importancia al apoyo a las víctimas, ya que ser objeto de
la conducta violenta de un usuario "puede afectar no
sólo la vida profesional sino personal. Por ello es
importante dar una respuesta rápida y profesional que
permita ayudar a recobrarse del evento traumático. Este
apoyo ha de ser a corto plazo lo más inmediatamente
posible al acontecimiento de violencia y a largo plazo. El apoyo
a corto plazo debe ser una combinación de apoyo emocional
e información y ayuda práctica. En ocasiones, es
necesario que el apoyo se prolongue en el tiempo, especialmente
cuando las consecuencias físicas o emocionales son
duraderas"

Consideraciones
finales

Como Trabajadores Sociales, se hace necesario dar pasos
personales y colectivos, que nos permitan construir una cultura
preventiva en nuestros lugares de trabajo, y para ello desarrollo
unas recomendaciones:

Reconocer que la práctica del Trabajo Social
implica también factores de riesgo, sobre todo
psicosociológicos.

Requerir y participar en la evaluación de los
factores de riesgo de nuestro centro y de nuestro puesto de
trabajo. Así mismo, participar en la medida de lo posible,
en la planificación de estrategias preventivas. En este
sentido: informar por escrito a la dirección del centro de
trabajo, o de la organización en la que se desarrolle el
trabajo, de cualquier aspecto que pueda suponer un factor de
riesgo de la seguridad y salud personal o colectiva, o elevar
propuestas de mejora.

Demandar la formación necesaria en salud laboral,
y la formación continuada necesaria para poder enfrentar
nuevos requerimientos. Así mismo, solicitar la vigilancia
de la salud de acuerdo con el puesto de trabajo.

Pedir que en cualquier decisión que se tome en la
organización del trabajo, se tengan en cuenta los aspectos
relacionados con la salud laboral.

Documentos
utilizados

NTP 179: La carga mental del trabajo:
definición y evaluación.
Redactora: Clotilde
Nogareda Cuixart. Licenciada en Psicología.
INSHT

NTP 318: El estrés: proceso de
generación en el ámbito laboral.
Redactor:
Félix Martín Daza, Licenciado en
Psicología. INSHT

NTP 388: Ambigüedad y conflicto de rol.
Redactores: M. Isabel de Arquer, Licenciada en
Psicología. Félix Martín Daza,
Licenciado en Psicología. Clotilde Nogareda,
Licenciada en Psicología. INSHT

NTP 438: Prevención del estrés:
intervención sobre la organización.
Redactores:
Félix Martín Daza, Licenciado
Psicología. Clotilde Nogareda Cuixart,
Licenciada en Psicología. INSHT

NTP 489: Violencia en el lugar de trabajo.
Redactores: Jesús Pérez Bilbao, Ldo. en
Psicología y Ldo. en Derecho y Clotilde Nogareda Cuixart.
Lda. en Psicología. INSHT.

NTP 704: Síndrome de estar quemado por el
trabajo o "burnout" (I): definición y proceso de
generación.
Redactor: Manuel Fidalgo Vega. Licenciado
en Psicología. INSHT.

NTP 705: Síndrome de estar quemado por el
trabajo o "burnout" (II): consecuencias, evaluación y
prevención.
Redactor: Manuel Fidalgo Vega. Licenciado
en Psicología. INSHT.

Volumen II. Parte V. Tomo 34: Factores Psicosociales
y de Organización
. Enciclopedia de Salud y Seguridad
del Trabajo. Organización Internacional del
Trabajo

Volumen III. Parte XVIII. Tomo 97: Centros y
Servicios de Asistencia Sanitaria
. Enciclopedia de Salud y
Seguridad del Trabajo. Organización Internacional del
Trabajo

LEY 31/1995, de 8 de noviembre de
prevención de riesgos laborales. BOE nº 269, de 10 de
noviembre.

LEY 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del
marco normativo de la prevención de riesgos laborales. BOE
núm. 298 de 13 de diciembre

REAL DECRETO 39/1997, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención

REAL DECRETO 486/1997, de 14 de abril, por el que
se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y
salud en los lugares de trabajo

Second European Survey on Working
Conditions.
FUNDACION EUROPEA PARA LA MEJORA DE LAS
CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO. Fundación
Europea, 1997, Dublín

 

 

Autor:

Dionisio Contreras Casado

Técnico Superior en
Prevención de Riesgos Laborales. Especialidades: Seguridad
en el Trabajo, Higiene Industrial. Ergonomía y
Psicosociología Aplicada.

[1] Enciclopedia OIT

[2] FUNDACION EUROPEA PARA LA MEJORA DE LAS
CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO. Fundación Europea,
1997, Dublín.

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