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La Biblia, Corazón Universal del Templo Masónico y de la Masonería




    La Biblia, corazón universal del templo
    masónico y de la Masonería –
    Monografias.com

    La Biblia, corazón universal
    del templo masónico y de la
    Masonería

    Desde hace unos ciento cuarenta años se viene
    discutiendo el uso de la Biblia al interior de las logias
    masónicas centro y sudamericanas, francesas y
    españolas. El precepto que dispone la necesidad usar la
    Biblia en los templos masónicos está contenido en
    el Landmark N° 21 de los 25 antiguos límites definidos
    por Albert G. Mackey, y aceptados por el 95% de las logias
    masónicas del mundo.

    El fenómeno ha ido de la mano con el proceso de
    secularización de la sociedad occidental. El alma de este
    hemisferio se ha descristianizado a gran velocidad, y no ha
    dejado de afectar la vida interior de las logias.

    Para evitar el predominio de esas tendencias
    agnósticas, ateas, y francamente anti-teistas o
    anti-cristianas del mundo contemporáneo, las logias
    reaccionaron definiendo por escrito una larga nómina de
    Landmark, los que anteriormente se aceptaban y se
    transmitían en forma de tradición oral o de leyes
    consuetudinarias, pues nadie las discutía.

    Pero esas antiguas marcas o antiguos límites de
    la tradición, que identifican la esencia espiritual de la
    masonería y sus elementos diferenciadores respecto de
    otras instituciones no han sido suficientes para evitar los
    conflictos y las divisiones dentro de la
    institución.

    Se han introducido preceptos dudosos e incluso falsos en
    materias religiosas y metafísicas, que inducen malos
    entendidos en numerosos temas dentro de los talleres, tanto de
    las logias azules como de las logias capitulares. Tales preceptos
    han entrado en contradicción con los landmarks de esencia
    religiosa, y sin embargo nadie o muy poca gente parece observar
    tal contradicción.

    El autor de esta monografía ha escuchado a
    maestros masones chilenos y argentinos que hace gala de ser
    ateos, y que afirman no ser necesario el uso de la Biblia sobre
    el ara de los talleres masónicos. Y también masones
    creyentes que afirman lo mismo.

    Tales afirmaciones causan grave perturbación en
    la mente y el corazón de aprendices e incluso de profanos,
    que realmente esperan algo mejor en personas que buscan la
    sabiduría o que ya han avanzado algo dentro de los templos
    de la Augusta y varias veces centenaria Orden.

    Ha resultado una especie de escándalo (piedra de
    tropiezo) esta actitud anti-bíblica en medios externos a
    la masonería. Y como tal ha servido de pretexto para que
    grupos evangélicos y católicos las emprendan contra
    las enseñanzas espirituales de la francmasonería,
    acusándola de institución atea, satanista y
    luciferina. Y eso, para los que saben, está muy lejos de
    ser verdad.

    Para no dar lugar a más escándalos, ni
    alimentar prejuicios y detener el avance de la ignorancia en el
    mundo, e incluso para orientar a algunos masones despistados por
    sus propios hermanos mayores, vamos a destinar este trabajo a
    aclarar las razones profundas que obligan absolutamente al uso de
    la Biblia como la primera joya que debe adornar el ara de los
    templos masónicos, junto a la escuadra y al
    compás.

    Primero. Debe quedar claro que este trabajo no
    está escrito desde el punto de vista confesional o el de
    la defensa de alguna militancia en iglesias específicas.
    Está escrito desde el punto de vista de la coherencia
    interna de la doctrina masónica consigo misma, de su
    propia cosmovisión, que tiene una sólida
    posición supra-confesional, pero que se apoya y deriva de
    confesiones religiosas pre-existentes y ya consolidadas en el
    tiempo.

    La biblia es la piedra fundamental del edificio de esa
    coherencia y unidad espiritual. Sin ella se desploma todo el
    edificio doctrinal, toda su lógica espiritual, y todo su
    simbolismo pedagógico. Es decir, no está puesta en
    el ara por razones arqueológicas, o de mera defensa de una
    tradición vacía de significado.

    No hay masonería sin la biblia abierta en los
    templos masónicos. Sin la biblia la masonería
    sería un cuerpo sin corazón, o un buque sin
    brújula y sin timón. Vamos a explicar paso a paso
    aquello, pues es importante ese análisis.

    El objetivo central de este estudio es demostrar que
    todo el simbolismo arquitectónico o constructivo de la
    masonería y su doctrina esotérica surgen de la
    Biblia. Y que, por eso, toda la argumentación presentada
    por diversos tratadistas contrarios a la presencia de la Biblia
    en los talleres no hace más que arañar y resbalar
    sobre el edificio espiritual de la masonería.

    Por eso serán siempre argumentos externos y
    fútiles, basados en superficialidades y en un enorme
    incomprensión acerca del misterio sagrado que esconde la
    Augusta Institución. Es muy lamentable que grandes
    racionalistas hayan perdido su tiempo en disparar contra la
    presencia de la Biblia dentro de las logias, y al hacerlo
    muestran su ceguera, tal como si su venda iniciática
    aún no hubiese caído de los ojos de su
    entendimiento.

    A la entrada de todos los templos masónicos
    existen dos columnas grandes, generalmente doradas, o negra y
    blanca, o de otros colores, sobre cuyos capiteles se observa un
    globo terráqueo y un globo celeste, con los mapas de las
    estrellas inscrito. Una de las columnas se llama Boaz y la otra
    Jakin.

    Según los ritos pueden que Boaz esté a la
    izquierda del que entra o a la derecha, y lo opuesto jakin. Pero
    los nombres de esas dos columnas y su ubicación a la
    entrada de los templos vienen de la Biblia, del libro de Reyes y
    de las Crónicas.(2° Libro de Crónicas 3,15-17).
    Allí se describen las columnas y sus nombres y su
    ubicación a la entrada del templo de Dios en
    Jerusalén, construido por mandato del rey
    Salomón.

    Las logias azules se llaman logias de san Juan Bautista,
    pues la J y la B del nombre de san Juan Bautista están
    precisamente indicados por la J y la B de las dos columnas del
    templo masónico.

    Elimine Ud. La Biblia y no sabríamos porque
    están dentro del templo esas dos columnas. Elimine Ud.
    Esas dos columnas y ya no tendríamos templo de
    Salomon.

    En el libro del Profeta Amós se dice que Dios ha
    puesto una plomada de albañil en medio de su pueblo
    Israel.(Amós 7,7-8). Así los israelitas
    construirán sus muros espirituales siguiendo la
    verticalidad de la ley de Dios.

    El profeta Zacarías, predicando ante un auditorio
    judío que contempla una Jerusalén semi-destruida y
    un templo en insipiente proceso de construcción, dice que
    Dios ha prometido alzar la plomada sobre la ciudad y habitarla
    espiritualmente de nuevo, y llamarla Ciudad de la Verdad y de la
    Paz. Si ese no es un lenguaje y una clara doctrina
    masónica o constructiva en sentido moral y físico,
    algo grave hay en nuestra cabeza. (Zacarías 8, 3 y 8,
    16-17).

    Veamos en palabras textuales algunas de las inspiradas
    palabras de Zacarías: "Así ha dicho Yahvéh,
    yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia, en ella
    será edificada mi casa, dice Yahvéh Tsabaot, y la
    plomada será tendida sobre
    Jerusalén".(Zacarías 1,16). Y agrega: "Y se
    unirán muchas naciones a Yahvé, en aquel
    día, y me serán por pueblo, y moraré en
    medio de ti…". Zacarías 2,11).

    El texto es una clara alusión la unión de
    las naciones bajo el estandarte constructivo y espiritual de la
    masonería. Construir la ciudad de la verdad y de la paz es
    un deber de todos los masones del mundo.

    En otro texto del libro sagrado se dice que el altar de
    sacrificios de Israel ha de ser construido con doce Piedras
    brutas, o sin labrar, sin pulir, no tocadas por herramientas de
    hierro.(Deut. 27,5-6). Si esto no es simbolismo masónico
    no sabemos que será. Pues tanto la plomada como la piedra
    bruta están dentro de todos los templos masónicos
    del mundo.

    Justamente en el lado meridional del templo
    masónico se exhibe una piedra bruta a los pies del sitial
    del Segundo Vigilante. Y se enseña que esa piedra bruta ha
    de ser devastada y pulida hasta convertirse en una piedra
    cúbica, con la ayuda del mazo, del cincel y de la
    escuadra. Y junto al sitial del Primer Vigilante se ve una
    plomada colgando de un triángulo que también sirve
    de nivel.

    En el libro del Exodo se dice que el altar de los
    perfumes dentro del tabernáculo de Dios ha de ser un
    mueble o Ara de doble cubo, o de base cuadrada y con el doble de
    alto que de ancho. Y precisamente esas son las medidas de un
    verdadero altar central masónico o Ara de los
    juramentos.(Exodo 30,1-2).

    Las palabras Tubal-caín, boaz, jakin, shibbolet,
    moab, Yah, Elohim, Emanuel, Yahvéh, Noé, INRI,
    Kadosh, Nahash, Tsabaot, Enoc, Eheíeh ashr Eheíeh,
    Elí, Rafael, Hiram, Salomón, Nueva Jerusalén
    y muchas otras, tomadas de los textos bíblicos por
    profundas razones morales y teológicas, sirven en diversos
    grados masónicos como palabras sagradas y de
    reconocimiento o de santo y seña o de palabras de pase,
    para entrar en academias superiores de trabajo
    masónico.

    Eliminemos la Biblia y entonces, ¿Qué
    palabras usaremos? Por podar tanto las ramas, nos quedaremos sin
    árbol.

    El profeta Isaías dice que el templo de Dios de
    Jerusalén es "casa de Dios para todas las naciones".
    (Isaías 56,7). Cuando el Rey Salomón eleva una
    poderosa oración al Dios del cielo, no sólo reza
    para consagrar el templo de Jerusalén a la gloria de Dios
    y para el bien de Israel, sino también para que cualquier
    ser humano de otras naciones que mire y ore hacia el templo de
    Jerusalén reciba su cuota de bendición y de
    guía divina. (2° libro de Crónicas 6,32-33 y
    1° de Reyes 8,41-43).

    No hay por lo tanto un separatismo o exclusivismo
    religioso, sin por el contrario ya existe una mirada
    universalista sobre la humanidad ya en la mente de Salomón
    y en la de Isaías, 900 y 700 años antes de Cristo.
    Mirada universalista que desde luego no es ajena a la
    inspiración divina de esos hombres y de los textos
    sagrados escritos por su mandato.

    Justamente son las palabras del profeta Isaías
    las que iluminan y adornan el salón principal del Edificio
    de las Naciones Unidas en Nueva York: "…Y VOLVERAN SUS
    ESPADAS EN REJAS DE ARADO, Y SUS LANZAS EN HOCES, NO
    ALZARÁ ESPADA NACION CONTRA NACIÓN, NI SE
    ADIESTRARÁN MÁS PARA LA GUERRA". (Isaías
    2,4). Las palabras de Isaías son reforzadas por las del
    profeta Zacarías, mencionadas anteriormente.

    Tal vez algunos masones del Gran Oriente de Francia y
    sus admiradores de Sudamérica como el Gran Oriente Federal
    Argentino y el Uruguayo, quisieran sacar ese texto de la entrada
    al salón de las Naciones Unidas, porque está tomado
    de la Biblia, actuando del mismo modo como han actuado dentro de
    sus templos eliminando la Biblia y toda referencia al Gran
    Arquitecto del Universo en sus rituales.

    Incluso en el Korán y en la tradición
    islámica se hace respetuosa y piadosa mención del
    templo Dios de Jerusalén, desde donde el Profeta Mohamed
    inició su esotérico viaje astral por los siete
    cielos, después de conversar con Jesús,
    Moisés y Abraham, montado en su caballo místico
    Al-Burák y acompañado de Gabriel.

    Mohamed asciende a los siete cielos por la
    mística escalera que narra Jacob cap. 28 del
    Génesis, escala espiritual que la tradición
    masónica sitúa sobre el Ara central del templo, o
    altar de los juramentos, y apoyada sobre la Biblia, se alza hacia
    aquella dimensión que está más allá
    del tiempo y del espacio, en la eternidad, poniendo al alma del
    masón en contacto con El Eterno mismo.

    Justamente por amor a Dios, y por veneración al
    lugar impregnado de santidad donde estuvo el templo de
    Salomón, el califa Omar ordenó construir
    allí mismo la famosa Mezquita Al Aqsa o Mezquita de "la
    Roca" de Jerusalén. Y allí también se
    desplegó un gran caudal de conocimientos
    geométricos y arquitectónicos, como antaño
    hizo el maestro Hiram Abí.

    Justamente las medidas matemáticas de ese templo
    de Salomón deberían ser las medidas de todos los
    templos masónicos del mundo. Diez metros de ancho y
    treinta de largo. O bien en codos, como dice el texto sagrado.
    Veinte codos de ancho y sesenta codos de largo.(ver 2° Libro
    de Crónicas 3,3).-

    No hay duda que existen super-templos masónicos
    con medidas dos y tres y hasta cuatro veces más grandes
    que los mencionados aquí. Verdaderas Catedrales
    masónicas. Pero existen decenas de miles de templos
    pequeños en todo el mundo civilizado con medidas cercanas
    a las del templo primitivo de Jerusalén. Es la gran
    mayoría. Pero los hay incluso más
    pequeños.

    Estas medidas en codos señaladas por la Biblia
    son muy importantes, pues si se mencionaran en metros, se pierde
    el mensaje numerológico kabalístico de los textos
    sagrados.

    Los masones hablan mucho acerca del cubo sagrado, o el
    cubo de oro, como ser el cubo de Mitatrón, y de la piedra
    cúbica en sus doctrinas iniciáticas, por ser esa la
    forma del lugar santísimo del templo de Salomón.
    (1° Libro de Reyes 6,20) Y por ser la forma de la Nueva
    Jerusalén, arquetípica ciudad de oro, que baja del
    cielo para manifestarse en la tierra como la civilización
    divinamente iluminada del amor, la paz y la verdad. (Apocalipsis
    21,16 y 21,2).

    Como sabe toda persona culta no existe kabalah o
    esoterismo judaico ni kabalah cristiana sin Biblia. Justamente
    los estudios kabalísticos, tanto de vertiente judía
    como cristiana, son parte de importantes e inseparable de los
    estudios masónicos, sobre todo en los grados superiores.
    Es más, gran parte de la estructura física y de los
    movimientos rituales en todos los grados masónicos, son de
    inspiración bíblica y
    kabalística.

    Pero como la gente no conoce la Biblia, y muchos masones
    la leen con un solo ojo, debiendo utilizar tres, no pueden ver
    estas cosas ni comprenderlas.

    Observando ahora la Biblia como Libro de la Ley Divina o
    de la Ley Moral Universal, no hay duda que los diez mandamientos
    de Dios, transmitidos por Moisés, son de aplicación
    planetaria. ¿Puede haber acaso una sociedad donde se rinda
    culto a la mentira y al falso testimonio? ¿o una sociedad
    donde se deshonre por principio al padre y a la madre? ¿O
    donde se rinda culto al asesinato? ¿O donde se cultive
    como un valor superior a la codicia? Con esas preguntas pretendo
    asentar que no puede existir vida humana civilizada sin los
    preceptos básicos de la ética, sintetizados en el
    famoso Decálogo. Es un error tremebundo pensar que esos
    mandamientos pertenecen a una o a dos religiones y no a toda la
    humanidad.

    Es lo mismo que la Biblia. Algunos masones, cegados por
    sus propias ideas anti-eclesiásticas o antirreligiosas, no
    se han dado cuenta que en perspectiva masónica la Biblia
    ya no es sólo patrimonio de una religión
    determinada, sino que pertenece a toda la humanidad que anhela
    construir un mundo mejor y una civilización más
    elevada.

    Construir sabiamente un templo de piedras humanas
    vivientes unificadas por el amor fraternal y abierto al Infinito
    Ser Trascendente y Eterno, representado en la inmensidad y la
    luminosidad de la bóveda celeste que se muestra en todos
    los templos masónicos del mundo. Esa es la meta que
    honestamente persigue la Augusta Orden sobre la
    tierra.

    Cada religión tiene su propia versión de
    los diez mandamientos, con muy pequeñas variantes. Por lo
    tanto la Biblia no deja de estar en sintonía con una moral
    universal. Los errores morales que el texto sagrado contiene son
    para mostrarlos como pecados, no para ser imitados. Se equivocan
    por eso quienes rechazan la Biblia por sus narraciones
    supuestamente inmorales.

    Es la palabra Dogma lo que dificulta el buen
    entendimiento de estas cosas. En su origen griego ese vocablo
    indica UNA DOCTRINA FIJADA por un grupo o escuela
    filosófica, religiosa o política, incluso
    científica.

    Existen dogmas de todos colores y tamaños. Se
    trata de una doctrina o enseñanza fijada o mantenida como
    dato permanente de referencia para la dirección del
    pensamiento de escuelas como la Masonería, el Pitagorismo,
    el Platonismo, el Catolicismo, o el Budismo, el Hermetismo o el
    Taoísmo.

    En masonería los ritos, el simbolismo, los
    landmark, la biblia y las leyendas referidas a la
    construcción del templo de Dios en Jerusalén, junto
    a sus palabras sagradas y de pase, tomadas de la biblia, y la ley
    moral, son LOS DOGMAS DE REFERENCIA OBLIGADA. A esos elementos
    fijados se agregan en los grados capitulares la Historia de
    Noé y de Enoc, y la de Moisés con su serpiente de
    bronce, y la de Jesús junto a la nueva
    Jerusalén.

    Si todos esos elementos se toman de la biblia,
    ¿Porqué no ha de estar ella en el altar central del
    templo? Sería incoherente e incongruente que no estuviera.
    Las otras religiones y sus libros sagrados NO USAN EL SIMBOLISMO
    CONTRUCTIVO O ARQUITECTONICO COMO EJE DE SUS ENSEÑANZAS
    COMO LO HACE LA MASONERIA.

    Por eso su uso es indispensable. Por eso se dice que es
    irregular la logia que trabaja sin Biblia abierta en el ara. Cosa
    que no impide que se AGREGUE otro libro sagrado cuando
    corresponda jurar a un creyente de otra religión. Pero la
    Biblia está puesta porque resume y contiene un conjunto de
    símbolos arquitectónicos vinculados a una
    visión espiritual del mundo y de la vida
    humana.

    Y es más, pues el uso del simbolismo
    arquitectónico en la Biblia no se restringe al Antiguo
    Testamento. En el Nuevo Testamento también hay numerosos
    ejemplos de ese tipo de lenguaje simbólico
    constructivista: Juan, Pedro y Jacobo el Mayor ERAN CONSIDERADOS
    COMO LAS TRES COLUMNAS EN QUE SE ASENTABA LA IGLESIA
    PRIMITIVA.(Gálatas 2,9) La misma iglesia es presentada por
    Pablo COMO COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD.

    Cristo es presentado como la Piedra Viva a la cual se
    deben unir las piedras vivas de cada creyente.(1° Carta de
    Pedro 2,4-5). "Acercaos a él, PIEDRA VIVA, desechada
    ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y
    preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed
    edificados como casa espiritual y sacerdocio santo".

    El propio Jesucristo habla de su cuerpo como de un
    templo, en el cap. 2°, 19-21 del Evangelio de san Juan ,
    cuando dice a sus adversarios: "…Destruir este templo y en
    tres días lo levantaré". Dijeron los judíos:
    en cuarenta y seis años fue edificado este templo y tu en
    tres días lo levantarás?. Más él
    hablaba del templo de su cuerpo".

    Cada discípulo de Cristo es un Templo de Dios o
    un Templo del Espíritu Santo.(1° Corintios 3,16-17). Y
    el Propio Jesucristo es presentado por san Juan en el Apocalipsis
    como LA ESTRELLA RESPLANDECIENTE DE LA MAÑANA, es decir,
    como la Estrella Flamígera con la G, al oriente de todos
    los templos masónicos del mundo.(Apoc. 22,16).

    Incluso el concepto de Dios como Arquitecto es utilizado
    por San Pablo, cuando comenta la fe y la esperanza de notables
    creyentes del pasado, dice en Hebreos 11,10" ….Porque
    esperaba LA CIUDAD QUE TIENE FUNDAMENTOS, CUYO ARQUITECTO Y
    CONSTRUCTOR ES DIOS".

    Y en la Epístola a los Efesios Pablo hace un
    discurso netamente masónico, cuando dice: "Así que
    ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los
    santos y miembros de la familia de Dios, EDIFICADOS SOBRE EL
    FUNDAMENTO DE LOS APOSTOLES Y PROFETAS, SIENDO LA PRINCIPAL
    PIEDRA DEL ANGULO JESUCRISTO MISMO, EN QUIEN TODO EL EDIFICIO,
    BIEN COORDINADO, VA CRECIENDO PARA SER TEMPLO SANTO EN EL
    SEÑOR, EN QUIEN VOSOTROS TAMBIÉN SOIS JUNTAMENTE
    EDIFICADOS PARA MORADA DE DIOS EN EL ESPÍRITU".(Efesios
    2,19-22).

    Pablo se considera a si mismo maestro arquitecto, cuando
    afirma, en la Primera Carta a los Corintios 3,9-11 : "Porque
    nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de
    Dios, EDIFICIO DE DIOS. Conforme a la gracia de Dios que me ha
    sido dada, YO TAMBIEN, COMO MAESTRO ARQUITECTO PUSE EL
    FUNDAMENTO, Y OTRO EDIFICA ENCIMA; PERO CADA UNO MIRE COMO
    SOBREEDIFICA, PUES NADIE PUEDE PONER OTRO FUNDAMENTO QUE EL QUE
    ESTA PUESTO, EL CUAL ES JESUCRISTO".

    Y muy justificadamente, para que Jesucristo no sea
    piedra de tropiezo para personas creyentes pero no cristianas, la
    masonería moderna ha puesto el énfasis en lo que se
    llama EL VERBO o el LOGOS de Dios. Es decir, en un concepto
    más filosófico y teológicamente más
    amplio y universal que el Jesús como Hombre
    Histórico.

    Así el Jesús Dios es la Razón
    infinita o Logos cósmico, que ordena el universo con sus
    leyes y lo limpia de la escoria del pecado. Por eso se jura sobre
    el Primer Capítulo del Evangelio de san Juan.

    Allí dice: "En el Principio era el Verbo, y el
    Verbo era con Dios y Dios era el Verbo". O bien. En el Principio
    era el Logos y el Logos era con Dios y Dios era el
    Logos".

    En una interpretación más Hermética
    podemos decir: En el Principio era el Pensamiento, y el
    Pensamiento era con Dios y Dios era el Pensamiento. Hegel lo
    interpretaría como "En el Principio era la Razón, y
    la Razón era con Dios y Dios era la Razón".
    Así hasta Heráclito estaría de acuerdo con
    nosotros.

    Esa noción del Verbo de Dios sirve hasta para
    entroncar con el Bhagavad Guita, donde se nos dice que el propio
    Sri Krisna es la palabra AUM creadora, preservadora y destructora
    del universo.

    A ambos lados del Venerable Maestro de los talleres
    masónicos puede verse un sol dorado y una blanca luna.
    Entre los dos símbolos se muestra un gran triángulo
    con un ojo al centro. Ese sol y esa luna, como símbolos
    del padre y de la madre, aparece en los sueños del
    patriarca José, hijo de Jacob, en el libro del
    Génesis, capítulo 37, vers. 9 y 10.

    Y con ese mismo significado han sido puestos dentro del
    templo, para representar la masculinidad y la femineidad como
    arquetipos celestes. Y las dos columnas del templo como sus
    respectivas proyecciones terrestres. Si esas representaciones del
    sol y de la luna están dentro del templo, y con el mismo
    significado que en la Biblia, para qué eliminar la Biblia,
    que contiene la interpretación precisa del
    símbolo?. Y prácticamente con los mismos
    significados se usa en el lenguaje alquímico, al cual se
    le agregan los metales equivalentes del oro y de la plata. Los
    que también se mencionan en el texto sagrado, por ejemplo,
    diciendo que el silencio es oro y la palabra es plata.

    Si se enseña que la masonería es
    alegórica en sus enseñanzas, ¿Por qué
    eliminar la Biblia, que es fuente de excelentes alegorías
    morales y teológicas?

    ¿No será acaso porque quienes la leen
    tienen la mente prejuiciada y retorcida?

    En realidad, si todas las logias del mundo
    desaparecieran por alguna catástrofe cósmica o
    política, y se salvara una sola Biblia, sería
    posible reconstituir a partir de su texto la masonería
    entera y sus templos, con todo su riquísimo simbolismo y
    enseñanza espiritual, pues la Biblia contiene el ADN de la
    masonería universal.

    Cierro esta nutrida exposición, sin necesidad de
    explotar más profundamente la profunda mina de oro que es
    la Sagrada Escritura, citando unas palabras de un documento
    oficial del Gran Oriente Nacional de España, donde se
    afirma que la masonería española "RECONOCE Y
    PROCLAMA LA ARMONIA DE LOS MUNDOS, CREADA Y SOSTENIDA POR EL GRAN
    ARQUITECTO DEL UNIVERSO, QUE ES CAUSA ETERNA, LEY PRIMORDIAL Y
    SUPREMA RAZÓN DEL UNIVERSO". (Página 125 del Libro
    "Fundamentos Masónicos", leyes tradicionales y principios
    modernos, del erudito masónico chileno Benjamín
    Oviedo, edición de 1992, para circulación interna
    entre los hermanos de las logias adscritas a la Gran Logia de
    Chile).

     

     

    Autor:

    Profesor Fernando Laredo
    Cárter.

     

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