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El chalchihuitl: Tráfico, tributo y comercio de la piedra verde en el imperio de Motecuhzoma Xocoyotzin




Enviado por gilberto perez rico



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. El tráfico, el tributo y el comercio de la piedra verde
  3. El tráfico exterior y el intercambio mercantil
  4. Bibliografía

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ENAH-INAH-SEP

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Ea, mexicanos, que aquí ha de ser vuestro cargo y oficio, aquí habéis de conquistar, ganar y avasallar (…) para que vosotros alcancéis y gocéis las finas esmeraldas, piedras de gran valor.

(Tezozomoc, I, p.13).

En llegando los mercaderes a la provincia de Anahuac Xicalanco, luego daban a los señores lo que el señor de México los enviaba, (…) y luego los señores (…) de la misma provincia, (…) les daban grandes piedras labradas verdes (…) chalchihuites colorados, (…) y otras esmeraldas (…) estas cosas traían los mercaderes de aquella provincia de Xicalanco para el señor de México.

(Fray Bernardino de Sahagún, l. IX, p. 551).

Este Quetzalcoatl dicen los naturales, que era grande artista, y muy ingenioso y que les enseñó muchas de las artes mecánicas, en especial el arte de labrar piedras preciosas que son unas piedras verdes que estimaban en mucho aprecio (…). (fray Juan de Torquemada, T. II, p. 48).

Portada: retrato del emperador mexica Motecuhzoma Xocoyotzin, atribuido a Antonio Rodríguez. Tomado de www.aztlanvirtual.com/…/museos/expo001_1.html

Introducción

Uno de los materiales mas preciados para las culturas mesoamericanas, junto con las plumas de quetzal y las turquesas, fue sin duda, la preciosa piedra verde conocida por los mexicas como "chalchíhuitl". Su importancia se debía principalmente al simbolismo religioso que giraba en torno a este material, y también a importantes aspectos económicos, políticos y sociales que lo elevaban al rango de artículo de lujo exclusivo de dioses, reyes y nobles.

La piedra, debido a su color verde, representaba simbólicamente a la vegetación, a la vida, a la fertilidad y al agua. El nombre chalchíhuitl era sinónimo de lo más precioso, de lo más valioso y de lo sagrado. El gran teocalli o templo de las principales deidades Mesoamericanas, era denominado como "Cerro de Piedras Preciosas" o Chalchiuhtepetl. Las efiguies de los dioses principales, eran labradas en piedra verde o adornadas con diversos artículos de chalchíhuitl; de igual forma diversos objetos usados en los ritos, y ceremonias eran elaborados en este material. Las piezas de piedra verde eran un componente indispensable en las ofrendas dedicadas a los dioses, a los templos y a los difuntos de alto rango social; como artículo de lujo lo ostentaba en forma de joyas la clase dirigente.

Hacia la época del reinado del emperador tenochca Motecuhzoma Xocoyotzin, la sociedad mexica, heredera de la tradición mesoamericana, utilizó infinidad de artículos elaborados en diversas piedras de color verde, para su uso en ceremonias y ofrendas, como objetos utilitarios, y como adorno personal de los dioses y de la nobleza, en cuyas manos se concentraba. Una buena cantidad de estos artículos eran obtenidos por los mexicas en forma de tributo, de algunas de las provincias sujetas al imperio; también recurrían a un complejo sistema de intercambio de bienes, realizado por el grupo de comerciantes llamados pochtecatl, quienes viajaban largas distancias a comerciar en los importantes centros de intercambio situados en las fronteras del imperio, y en los diversos mercados principales que existían en las provincias sujetas.

El chalchihuitl era usado por la élite mexica en ritos y ceremonias, en forma de hachas votivas, vasijas, esculturas, máscaras, adornos y joyería para los dioses; también formaba parte importante de las ofrendas; como herramienta, se utilizó por la dureza del material, en forma de hachas y azuelas, puntas de cincel, mazos y malacates; pero su más intensivo uso fue quizá, la elaboración de hermosas joyas pulidas para el adorno personal de la nobleza, que la ostentaba en forma de hermosos collares de cuentas, orejeras, pendientes, placas labradas, narigueras, discos, mosaicos, etc., con los cuales los personajes importantes señalaban el alto rango social al cual pertenecían.

La importancia del chalchíhuitl para la sociedad mexica, como material sagrado, altamente apreciado en forma de objetos rituales, utilitarios y joyas, llega a nosotros gracias a la información escrita en las fuentes etnohistóricas del siglo XVI, las cuales señalan su función religiosa, económica, política y de estatus social, así como sus diferentes formas de empleo; la tecnología empleada en su elaboración, y la procedencia de la materia prima y de los objetos elaborados; esta información es a su vez, enriquecida con diversos estudios arqueológicos actuales sobre artefactos prehispánicos mesoamericanos, que nos proporcionan datos sobre su uso, las diferentes materias primas preferidas por los lapidarios, las posibles fuentes de abastecimiento y yacimientos, las formas de obtención de los objetos, las asociaciones estilísticas y sus rangos temporales. Sin embargo, quedan aún algunos aspectos sin resolver, como por ejemplo, algunas interrogantes sobre los lugares de abastecimiento de las diferentes variedades de piedra verde; cual era el proceso de trabajo por el que pasaban las materias primas desde su obtención en el yacimiento, hasta su transformación en un objeto útil; y cuales eran las formas generales mediante las cuales el chalchihuitl circulaba, se redistribuía y se usaba en el Imperio Mexica.

El tráfico, el tributo y el comercio de la piedra verde

Conceptos básicos

Hacia el último período de existencia del poderoso Imperio Mexica, durante el reinado de Motecuhzoma II[1]llegaban a la capital del Imperio México-Tenochtitlan una gran cantidad de bienes, entre los que se encontraban diversos alimentos, ropas, enseres domésticos, y una amplia variedad de artículos elaborados y materias primas de lujo, como plumas de quetzal, oro, ámbar, turquesas[2]y las tan preciadas piedras verdes chalchihuites[3]en forma de cuentas de collar.

Todos estos bienes eran obtenidos por el Estado Mexica mediante tres sistemas de intercambio institucionalizados separadamente: Frances F. Berdan señala que estas tres formas de intercambio en la economía mexica eran:

1. – La obtención de cuantiosos tributos de las provincias sujetas a la Triple Alianza.

2. – El tráfico exterior, llevado a cabo en los lejanos puertos de intercambio, y que estaba a cargo del importante grupo de mercaderes profesionales: los Pochtecatl.

3. – El intercambio de bienes efectuado dentro de los mercados o tianguis, al interior del imperio.

Estos tres sistemas de intercambio: tributo, tráfico exterior e intercambio mercantil corresponden a la categorías propuestas por Polanyi, para la circulación y distribución de los bienes: la redistribución, el tráfico exterior y el intercambio mercantil.[4] El tributo correspondería a un tipo de redistribución; el tráfico exterior correspondería a la categoría "foreign trade", y el intercambio mercantil, referiría al sistema de mercados internos del imperio.[5]

El tributo.

Al tributo correspondería la definición que hace Polanyi sobre la redistribución de los bienes, que señala que se trata de movimientos de apropiación dirigidos primero a un centro y después hacia fuera de él. Depende de la existencia de un grupo social con cierta medida de centricidad en su organización: La redistribución existe en un grupo en la medida en que la asignación (allocatión) de bienes se concentra en un punto y se efectúa en virtud de costumbres, leyes o decisiones ad hoc centralizadas. A veces equivale a una concentración física seguida de almacenamiento y redistribución; otras veces la concentración no es física, sino simplemente de apropiación, es decir, de los derechos de disponer de los bienes en su localidad.[6]

La redistribución comprende dos fases:

1.- La acumulación de bienes en un centro.

2.- La dispersión a partir del centro o redistribución propiamente dicha.[7]

El tributo era una de las principales formas mediante las cuales los Mexica se abastecían de las piedras verdes o chalchihuites. Veamos algunas de sus características esenciales.

El tributo era para el Estado Mexica: el procedimiento fundamental para la acumulación de excedentes en manos de la clase dominante.[8] Era una especie de impuesto extraído de las provincias conquistadas mediante la fuerza o la amenaza de fuerza. Junto con este tributo, se exigía también otras formas de impuesto de las personas y de los grupos sujetos al dominio azteca; especialmente en forma de mano de obra en las obras publicas; como servicios domésticos prestados a la nobleza, y en el servicio militar.[9]

Sobre los pueblos conquistados que pagaban su tributo al Estado Mexica, Litvak King señala que existían tres grupos:

1.- Los pueblos sujetos totalmente al Imperio Mexica.

2.- Los que conservaban a sus jefes con intervención del gobierno central en sus asuntos internos.

3.- Los pueblos protegidos.

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Figura 1. La guerra era el medio usado por los mexicas y sus aliados para conquistar diversos pueblos y ciudades y someterlos al pago de tributo. Códice Florentino. Tomado de http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/rastros/ras_romero02.html.

Los primeros eran pueblos y colonias cuyo jefe vencido era incorporado a la corte y jerarquía metropolitana; territorios sin gobierno autónomo propio; propiedades del Estado o con derechos de participación estatal y antiguos señoríos conquistados con un funcionario impuesto para gobernar. Al segundo grupo se le imponían calpixques que recolectaban los tributos fijados y pactados y organizaban la producción. Eran zonas sujetas parcialmente a los mexicas, pero con un derecho propio en ejercicio. El tercer grupo eran pueblos independientes en parte; aliados que obsequiaban, más que tributar, los productos, sin cantidad fijada y quienes eran protegidos de los ataques de otros grupos.[10]

La organización más común en las provincias, era la del segundo grupo, en la cual se incrustaba un calpixque [11]en la organización económica local. Este calpixque residía en la cabecera provincial y tenia a su cargo recibir los productos que los funcionarios recogían en los pueblos.[12]

El tributo de chalchihuites

Durante el reinado de Motecuhzoma Xocoyotzin, la Triple Alianza, encabezada por los Mexica de México-Tenochtitlan y sus aliados, los acolhuas de Texcoco y los tepanecas de Tlacopan,[13] habían logrado conquistar alrededor de 38 provincias, a las cuales se les exigían en forma de pago de tributo una gran cantidad de bienes muy variados. Muchos de estos bienes eran artículos elaborados y materias primas de lujo, que no eran accesibles localmente a los mexicas.

En las pictografías de algunos documentos como la Matricula de los Tributos y su copia el Códice Mendocino, se registró una gran variedad de bienes de lujo junto con otros de uso común y alimenticio, que eran tributados a Moctecuzoma, así como los nombres de las provincias y pueblos a los que se exigían estos tributos, y la cantidad y la frecuencia con la que estos se debían pagar.

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Figura 2. Extensión del Imperio Mexica-Acolhua-Tepaneca, o Triple Alianza, Excan Tlahtoloyan "Donde se habla desde tres lugares", y sus pueblos y provincias conquistadas y sujetas. Tomado de

http://www.upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/e/e6/Provincias_tributarias_de_la_Triple_Alianza_(s._XVI).

Algunas de estas provincias señaladas en los documentos virreinales, como tributarios de bienes, debían pagar también algunas piedras verdes o chalchihuites en forma de sartas de cuentas esferoidales y encañutadas, mascaras, y posiblemente también en forma de otros artículos como figurillas, hachas y materia prima.[14]

Las provincias y pueblos tributarios debían pagar una cantidad de chalchihuites cada cierto tiempo y la frecuencia en el pago de tributo podía variar según cada pueblo.[15]

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Figura 3. La conquista militar de otros pueblos permitía a los mexicas obtener bienes de primera necesidad y de prestigio; también les daba acceso libre a los mercados. Lámina del Códice Mendoza. Tomado de https://picasaweb.google.com/GuerraHurtadoDeMendoza/AZTECAS#

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Figura 4. Folio 15v del Códice Mendoza, que describe las conquistas del Huey Tlatoani Motecuhzoma Xocoyotzin, en el siglo XVI. Tomado de http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Codex_Mendoza.

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Figura 5. Provincias que tributaban chalchihuitl y xihuitl a los Mexicas, con base en la información del Códice Mendoza y La Matricula de los Tributos.

CANTIDAD Y FRECUENCIA EN EL PAGO DEL TRIBUTO DE CHALCHIHUITES A MOCTECUHZOMA

TRIBUTARÍO

CANTIDAD

FRECUENCIA

FUENTE

TEPECOACUILCO

-Cuetzalan

-Tutultepec *

cinco sartas de chalchihuites

una esmeralda

piedras verdes

cada un año

cada un año

algunas veces al año

M. T. y C. M.

RGSXVI

RGSXVI

YOHUALTEPEC

-Ycpatepec

-Tecomaixtlahuacan *

diez máscaras de turquesas

un envoltorio de turquesas

algunas piedras verdes

algunos chalchihuites

cada un año

cada tantos meses

algunas veces

M:T y C.M

P.N.E.

RMEH

COAIXTLAHUACAN

-Cuicatlan

-Atlatlauhca y Manlinaltepec

-Icxitlan *

dos sartas de chalchihuites

doce chalchihuites

piedras

unas piedras verdes

piedras preciadas

cada un año

?

?

cuando iban a verle

C.M.

RGSXVI

P.N.E

RGSXVI

TOCHTEPEC

-Tlacotalpan

cuatro sartas de chalchíhuitl

tres piezas grandes de chalchíhuitl

tres sartas de chalchíhuitl

chalchihuites

cada un año

?

C.M.

RGSXVI

XOCONOCHCO

dos sartas de chalchíhuitl

Ochpaniztli y Tlacaxipehualiztli

M.T. y C. M.

CUETLAXTECATL

una sarta de chalchíhuitl

cada ochenta días

cada seis meses

M. T.

C. M

TOCHPAN

dos sartas de chalchíhuitl

una sarta de turquesas

dos platos de turquesas

cada un año

M. T. y C. M.

COYOLAPAN

-Teozacualco

-Atepec, Zoquiapan, Tecuicuilco, Xaltienquizco

chalchihuites

piedras verdes

?

?

RGGSXVI

RGSXVI

QUAUHTOCHCO

-Quiahuixtlan y

Zempoalan *

piedras de gran valor

cuando fueron mandados llamar

Alvarado Tezozómoc

TEHUANTEPEC

-Xaltepec e Izhuatlan

chalchíhuitl

chalchíhuitl

cada un año

?

Alvarado Tezozómoc

Alvarado Tezozómoc

COATLICAMAC

Totoltepec y Quetzaltepec

Chalchihuites

?

Alvarado Tezozómoc

QUIAUHTEOPAN

una cazuela de turquesas menudas

cada un año

M . T. y C. M.

* Pueblos sujetos al Imperio, que según las Fuentes, daban chalchihuites al señor de México, no como tributo, sino como obsequio.

Abreviaturas:

M.T. Matrícula de los Tributos.

M. C. Códice de Mendoza.

RGSXVI. Relaciones Geográficas del Siglo XVI.

  • P.  N. E. Papeles de la Nueva España.

RMEH. Revista Mexicana de Estudios Históricos.

Figura 6. Cantidad y frecuencia en el pago de tributo del chalchíhuitl según las fuentes etnohistóricas.

Es posible que también se exigiera a las provincias sujetas un tributo especial, esto ocurriría en ocasiones importantes como la inauguración de algún templo, o la coronación de algún nuevo tlatoani, y quizá también en algunas fiestas importantes.[16]

Sobre la forma en que los pueblos sujetos conseguían los bienes que les eran exigidos en tributo tenemos que: los pueblos pagaban como tributo los productos que producían localmente, sin embargo, en ocasiones, lo que se pagaba se adquiría también por medio del intercambio comercia; [17]estos productos que no existían localmente, eran buscados en otras localidades cercanas o muy lejanas.[18] El comercio con fines de pagar tributo, no se limitaba a la provincia o a los límites del imperio, sino que llegaba más allá a otros territorios. Es posible que este comercio se realizara en épocas en que la guerra estaba poco activa.[19]

Berdan enumera estas formas de obtención de bienes para pagar el tributo exigido a los pueblos y provincias, de la siguiente manera:

1.- Por medio del trabajo comunal; trabajando las tierras y recogiendo las cosechas del

Estado.

2.- Consiguiendo los productos mediante el intercambio de excedentes agrícolas en los mercados; algunas veces realizando intercambios a largas distancias, para pagar sus tributos.

3.- El intercambio con mercaderes profesionales, los pochtecas, a quienes los tributarios compraban los bienes que les eran exigidos como tributo.[20]

Para el caso del pago de chalchihuites por parte de los poblados sujetos, es posible que mucha de la materia prima utilizada para elaborarlos, pudiera obtenerse de manera local, en los poblados sujetos al pago de este tipo de bienes.[21] La piedra verde en bruto, debió ser obtenida principalmente en forma de bloques, cantos rodados y guijarros fácilmente distinguibles de otras rocas, en los lechos de los ríos, arroyos, playas y en afloramiento en barrancos o cerros cercanos a estos poblados.[22] Como ejemplo tenemos el caso de muchas piezas de jade mayas que presentan huellas del pulimento por el arrastre en el agua. [23]Otro caso es el de los afloramientos de jadeíta en la cuenca del Río Motagua, cerca de San Agustín Acasaguastlán y Manzanotal, Guatemala, donde existen evidencias de la explotación y del trabajo lapidario prehispánico.[24] Así también, el caso de la explotación de rocas metamórficas verdes del Río Mezcala en Guerrero, para la elaboración de figurillas y máscaras de estilo local. [25]

Veamos ahora algunos ejemplos que nos señalan la posible existencia y aprovechamiento local de piedras verdes, en los poblados que las tributaban:

El pueblo de Tilantongo es cabecera y jurisdicción deste corregimiento (…) Tiene sujetas ocho estancias (…) Tlaxiatepeque (…) Xiotepec (…) que en castellano quiere decir Sierra de Piedra Verde (…). [26]

Sahagún al hablar sobre una variedad de chalchíhuitl blanco llamado Iztacchalchíhuitl, posiblemente un mármol (caliza cristalizada) u ónix calcareo, que: [27]

Y destas piedras de xaspes muy preciosos hay gran cantidad de ellas en los términos del pueblo que se llama Sactiago de Tecalco. [28]

Durante una visita que hicieron los señores de Quiahuiztlán y Zempoalan, en la provincia de Quauhtochco, al palacio del señor Axayácatl:

Y luego le dieron los presentes de lo que en la costa había y se criaba, que otra cosa no había por estar a las orillas del agua del cielo (…) plumas (…) oro y piedras de gran valor, como esmeraldas, diamantes, ámbar (…). [29]

Lo mismo ocurría con los pueblos sujetos de la costa de Tehuantepec:

Daremos nuestro tributo de todo lo que se hace y se da en estas costas, que será chalchíhuitl de todas maneras y colores y otras llamadas teoxíhuitl [30]pequeñas, para sembrarlas en cosas muy ricas, y mucho oro, plumerías (…) y otras piedras vetadas de muchos y diferentes colores.[31]

Tras la localización y obtención de la materia prima, el siguiente paso sería su transformación en artefactos en los talleres, que debieron estar controlados por el Estado provincial, y que debieron localizarse en los poblados cercanos al yacimiento; estos poblados los entregarían a su cabecera provincial para que ésta a su vez, pudiera pagar el tributo exigido por Motecuzoma. Es posible que de igual forma circularan las piedras verdes en forma de materia prima, rumbo a la cabecera provincial para ser trabajadas allí, o para ser enviada a los mercados provinciales; ya transformada en artefactos podía ser vendida a otras localidades que no tenían acceso a los yacimientos.

En estos casos, cuando los tributarios no poseían yacimientos naturales en sus territorios, la materia prima y los artefactos ya elaborados debían ser obtenidos mediante el intercambio en los mercados de otras provincias, o realizando intercambios con los traficantes o pochtecas que los traían desde otras regiones hasta el mercado local.

Como ejemplo de estos casos, tenemos al pueblo de Ycpatepec, en la provincia de Youaltepec:

(…) solían ser en tiempos de su gentilidad sujetos a Montezuma (…) le daban de tributo cada tantos meses plumas verdes y oro en polvo y algunas piedras verdes de poco momento; estas cosas iban a rescatar a otras partes fuera de este dicho pueblo, más de treinta leguas, lo cual entregaban a los capitanes de Montezuma que tenían puestos para el dicho efecto en Tentla. [32]

En otros poblados como Atlatlauca y Manlinaltepec, localizados en la provincia de Coaixtlahuacan:

Montezuma era el señor universal de todos (…). Cierto tributo que le daban en cada pueblo (…) cochinilla, mantas de algodón, y plumería verde (…) y unas piedras verdes que acá llaman chalchihuites (…) Y estos géneros de cosas las iban a buscar a otros pueblos los yndios, y las rescataban a trueque de unas mantillas de algodón del tamaño de un pliego de papel, que corría entre ellos por moneda (…). [33]

De igual forma, los pueblos de Atepec, Soquiapan, Tecuicuilco y Xaltianquizco, sujetos a la provincia de Coyolapan:

(…) estos cuatro pueblos reconocían por rey a Montezuma (…). Cierto tributo que le pagaban en cada pueblo (…) plumas verdes y piedras verdes (…) y estos géneros de cosas los yban a buscar los indios a otras partes fuera de estos dichos pueblos a quinze y a beynte leguas (sic).[34]

Posiblemente muchos de los chalchihuites que los poblados sin yacimientos compraban en los mercados de otras provincias, procedían de pueblos cercanos que si tenían acceso a estas piedras, ya de una ya de otra variedad, pero también seguramente hasta estos mercados acudían los traficantes con chalchihuites obtenidos en provincias muy lejanas, como las ricas provincias de Anahuac, en la zona sur de la costa del Golfo: las ciudades de Coatzacualco, Cimatlan, Xicalanco y en la costa sur de Chiapas, la provincia de Ayotlan Xoconochco, a las cuales, debieron llegar ricas piedras preciosas desde la Región Central y Sur de la Zona Maya.[35]

La otra forma muy recurrente para la obtención de los chalchihuites, por parte de los pobladores de las provincias sujetas obligadas a pagar tributo, debió ser el saqueo de antiguas ofrendas en las ruinas de edificios y entierros de culturas prehispánicas anteriores.[36] Sobre estos saqueos Sahagún menciona un típico ejemplo que señala la forma en que los chalchihuites eran localizados:

Hay personas que conocen donde se crían las piedras preciosas, y es que cualquier piedra preciosa (…) está hechando de sí vapor o exhalación como un humo delicado,[37] y este humo se aparece cuando quiere el sol salir (…) y los que las buscan (…) donde ven salir un humito delicado, luego conocen que allí hay piedras preciosas, que ha nacido allí o que ha sido escondida allí, (…) y si hallan alguna piedra de donde salía aquel humito entienden que dentro de ella está alguna piedra preciosa (…) y si no hay piedra (…) cavan en la tierra y hallan alguna caja de piedra, donde están algunas piedras preciosas escondidas (…).[38]

También menciona sobre las ruinas de los toltecas que:

Dexaron también una sierra o un cerro que los dichos tultecas comenzaron a hacer y no lo acabaron, y los edificios viejos de sus casas y el encalado parece hoy día. Hállanse también hoy en día cosas suyas primamente hechas (…), pedazos de ollas (…), vasos o escudillas y ollas. Sácanse también de baxo tierra joyas y piedras preciosas, esmeraldas y turquesas finas.[39]

Así pues, cuando las provincias tributarias habían logrado acumular mediante las formas anteriores (obtención del yacimiento local, intercambio o comercio), la cantidad requerida de chalchihuites y demás bienes, y se llegaba la fecha fijada para su cobro, un funcionario nombrado por la autoridad regional o provincial llamado tequitlato,[40] supervisaba y recibían a nivel local el cumplimiento en el pago del tributo por parte de los pueblos sujetos a la provincia. Este funcionario enviaba entonces el tributo al centro regional y de aquí a la capital provincial, en donde sería entregado en manos del calpixque, funcionario impuesto en la capital provincial por la autoridad mexica. Este calpixque tenía en sus funciones el recoger y llevar las cuentas del tributo provincial y debía asegurar su transporte hasta la capital mexica, México-Tenochtilan, para ser entregado al Huey Tlatoani. [41]

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Figura 7. Presentación y entrega al Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, del tributo recolectado por los calpixque en la provincias y pueblos sujetos. Códice Florentino.

Además del tributo que se exigía a los pueblos y provincias sujetas, también existían en Tenochtitlan grupos de personas a quienes se les pedía un impuesto sobre los bienes que producían o trataban; entre estos se encontrarían los mercaderes, los artesanos, labradores, etc.

Al respecto Zorita nos dice lo siguiente:

También tributaban los oficiales de lo que era su oficio y los mercaderes de lo que trataban, y todos estos no eran obligados al servicio personal ni a las obras públicas, si no era en tiempo de necesidad. [42]

Así pues, los grupos de mercaderes y artesanos se encontraban exentos del servicio personal, debido a que su función era de gran importancia para la nobleza, ya que eran estos quienes les proporcionaba de artesanías y artículos de lujo; otra de las funciones importantes de los mercaderes era realizar misiones importantes como espías, en sus expediciones a las provincias enemigas.[43]

Todos los bienes pagados en forma de tributo por las provincias sujetas, eran enviados directamente a los almacenes reales de Tenochtitlan, donde se acumulaban junto a otros tributos pagados en especie por los artesanos, mercaderes, labradores, etc.,[44] de aquí saldrían posteriormente para ser entonces redistribuidos por el tlatoani.

La primera repartición de los bienes acumulados en los almacenes reales de Tenochtitlan, ocurría entre los tres grandes señores de las importantes ciudades-Estado que conformaban la Triple Alianza o Excan Tlahtoloyan, "Donde se habla en tres lados": el señor de México-Tenochtitlan: Motecuhzoma Xocoyotzin; el señor de Texcoco: Cacamatzin y el señor de Tlacopan: Totoquihuatzin II. Todos estos bienes eran repartidos por estos tres señores a razón de 2/5 partes para Tenochtitlan, 2/5 partes para Texcoco y 1/5 partes para Tlacopan.[45]

El sobre esto, Oidor Zorita menciona que:

Al señor de México habían dado la obediencia los señores de Tezcoco y Tacuba en las cosas de guerra, y en lo demás eran iguales, porque no tenía el uno que hacer en el señorío del otro, aunque algunos pueblos tenían comunes y repartían entre sí los tributos, los de unos igualmente, y los de otros se hacían cinco partes: dos llevaba el señor de México y dos el de Tezcoco y una el de Tacuba.[46]

Todos los bienes así repartidos estaban destinados para el uso y mantenimiento del grupo dirigente, y para sostenimiento del personal del palacio y los trabajadores de las obras públicas; otros materiales se empleaban para la construcción de infraestructura, y las materias primas se destinaban a los artesanos del palacio; también muchos de estos bienes se empleaban financiar y mantener a los guerreros en las campañas militares.[47]

De los almacenes reales salía también una gran cantidad de artículos para realizar el culto religioso; para el intercambio de regalos en los convites; para la redistribución de bienes en las celebraciones públicas; para ser entregados en forma de dones y recompensas a los funcionarios y guerreros destacados; para efectuar reparticiones ceremoniales en las grandes celebraciones públicas (fiestas del calendario, campañas militares, inauguración de templos, casamientos y funerales de los señores). Otros bienes de prestigio eran dados a distintos individuos, como insignias de su posición social, como es el caso de los guerreros distinguidos quienes por su esfuerzo, habían ganado el derecho de usar adornos y ropas de lujo. También se repartían estos bienes a las personas según su rango; se daban alimentos a la población en las fiestas y se ofrecían ricos obsequios a los gobernantes y embajadores extranjeros que visitaban la ciudad.[48]

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Figura 8. Los personajes de alto rango social o militar de la sociedad mexica ostentaban gran riqueza y variedad en su atavío; los ornamentos de prestigio indican la diferencia en la jerarquía social. Netzahualpilli, tlatoani de Tezcoco. Códice Ixtlilxochitl.

Johana Broda señala que durante el proceso de redistribución, existían tres formas principales de uso del tributo:

1.- El consumo directo.

a) Productos usados para el sostenimiento del gobernante y su familia; para los funcionarios del palacio; para la servidumbre y para los artesanos que allí trabajaban.

  • b)  Para convites y visitas de señores extranjeros que visitaban el palacio y para realizar la redistribución de alimentos a la población, por parte del gobernante, en casos de crisis.

  • c)  Uso de productos elaborados de uso diario, principalmente objetos domésticos como tecomates, esteras, etc.

  • d)  Uso de productos elaborados de lujo, destinados a los gobernantes y a la nobleza; para realizar regalos a los funcionarios; objetos para uso en la guerra y para financiar las campañas militares.

2.- Redistribuciones ceremoniales.

a) Se daban trajes, rodelas y mantas en ocasiones ceremoniales. El gobernante premiaba

a los guerreros destacados con insignias y adornos.

  • b)   Para el culto se destinaban algunos productos del tributo, principalmente objetos de

lujo.

3.- Inversiones en otras actividades económicas.

  • a)   El gobernante daba a los comerciantes una parte del tributo para que lo intercambiaran

por otros bienes de lujo.

b) Las materias primas eran destinadas a la manufactura artesanal. [49]

Esta redistribución y uso del tributo, acentuaban el sistema de estratificación y fortalecían la posición del estrato dominante, como el que ejercía el poder y disfrutaba de los beneficios de la producción.[50]

Como ya vimos, mediante estas tres formas de redistribución y uso de los bienes, los objetos de piedra verde, las sartas de cuentas de chalchihuitl y otras joyas como las orejeras, abalorios, y pendientes labrados, se repartían primero entre los gobernantes de las tres ciudades de la Triple Alianza; los artículos muy valiosos debieron ser monopolizados por estos tres tlateque, quienes utilizarían las piezas de mejor calidad para uso propio, y separarían las otras piezas para realizar su posterior redistribución.

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Figura 9. Hasta la ciudad de México-Tenochtitlan llegaban muchos y diversos bienes de lujo, alimenticios y domésticos, procedentes de todas las provincias tributarias a la Triple Alianza. Tomado de http://aktike.blogspot.com/

La segunda redistribución de bienes de lujo y prestigio, entre los que se encontraban los chalchihuites y demás joyas que habían tocado a Motecuhzoma y a los tlateque de Texcoco y Tlacopan, debió ocurrir en el palacio real de cada ciudad, en forma de regalos a las personas más cercanas a los gobernantes, su familia principalmente y también a los nobles, a quienes se les entregaban estos durante las grandes festividades del calendario.

Como ejemplo de esto tenemos que en una ocasión en que se celebraba la gran fiesta del dios tutelar Huitzilopochtli, el rey Ahuitzotl:

Mandó al mayordomo mayor que luego ordenase que las rodelas muy preciadas (…) espadartes, brazaletes, bezoleras, orejeras de oro y piedras preciosas para los reyes, estuviese todo por su orden y a punto, para dar y repartir conforme a la calidad de las personas.[51]

Los bienes de prestigio también eran repartidos durante otras celebraciones importantes, como el ascenso al trono de algún nuevo gobernante, o la inauguración de algún templo.

Durante la coronación del tlatoani Ahuitzotl:

Les dieron a los reyes de Aculhuacan y Tacuba (…), rosas, flores (…), orejeras, bezoleras doradas (…), piedras de gran valor (…), mantas (…), plumas ricas (…) [52]

También se les entregaban estos valiosos artículos a los nobles extranjeros invitados a la ciudad durante estas celebraciones.

Despidamos a estos principales de Huexotzinco, Chololan y Yopitzinco, que se vayan a la buena ventura, y démosles orejeras, bezoleras de oro y piedras preciosas (…), porque entiendan los principales la grandeza del Imperio mexicano (…).[53]

Otro caso ocurrió durante la fiesta de inauguración del Huey Teocalli de México, cuando a los invitados importantes de los poblados de Huexotzinco, Chololan, Tlaxcalan, Tecoac, Tliliuhquitepec, Meztitlan, Mechoacan y Yopitzinco se les dieron:

(…) muy preciadas rodelas doradas, espadartes (…), mantas muy ricas (…), un vestido con su bezolera de oro y esmeralda, piedras muy ricas de ámbar claro, de cristal, otras azules y verdes (…).[54]

También a los tlateque de Aculhuacan y Tlacopan les ofrecieron en obsequio:

(…) vestidos, rodelas doradas, y en medio de sus medias lunas de oro, piedras de gran valor (…), muy rica plumería, brazaletes de oro (…) cubiertos de esmeraldas (…), bezoleras de oro fino y de piedras muy ricas, orejeras de oro y piedras ricas (…), frentaleras cubiertas de piedras preciosas.[55]

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Figura 10. La guerra permitía al estado mexica la conquista de otros pueblos, a los cuales se les exigía el pago de tributos. Los guerreros destacados que habían realizado capturas eran premiados por su valor y recibían insignias y símbolos de prestigio y jerarquía militar. Códice Mendoza. Tomado de http://jovialiste.com/codex/intro.html.

Otro grupo ricamente obsequiado en estas ocasiones, era el de los guerreros que regresaban victoriosos de las campañas militares, a quienes el tlatoani mismo les daba, como premio por su esfuerzo, los preciados chalchihuites y otros bienes de lujo; esto bienes funcionaban como insignia de rango militar y su calidad y cantidad dependían del número de cautivos tomados.

Si cautivaba dos de Atlixco o de Huexotzinco, era este tal tenido por terrible y valentísimo, y dábanle un barbote largo de ámbar amarillo, y otro de chalchíhuitl verde, y usaba de ambos. [56]

En el caso del culto religioso, muchos de los artículos de lujo eran destinados al uso suntuario. Los chalchihuites y otros bienes de prestigio eran utilizados como componentes de las ricas ofrendas dedicadas a los dioses, a los templos o en ocasiones de la muerte y funerales de algún personaje importante. De igual manera, se utilizaban muchos artículos de chalchíhuitl como objetos rituales, en forma de hachas votivas, máscaras, esculturas y efigies de las deidades principales, vasijas para agua o sangre, incrustaciones para los corazones de las efigies de los dioses, ornamentos para los que iban a ser sacrificados, etc.

Los chalchihuites también eran ofrendados en forma de adornos y joyas para ataviar las efigies de las principales deidades del panteón mexica; ricos y finos sartales y brazaletes de cuentas, pendientes y abalorios, máscaras, orejeras, discos, mosaicos de finas teselas, y otros objetos simbólicos formaban parte importante de sus atuendos.

Como ejemplo de la riqueza de los ornamentos y atavíos que adornaban la imagen del dios Tlaloc en el Templo Mayor, Fray Diego de Duran nos dice que:

(…) al cuello tenía una sarta de piedras berdes por collar, de unas piedras que llaman Chalchíhuitl, con un joyel en medio de una esmeralda redonda engastada en oro; en las orejas tenia unas piedras que llamamos de hijada (…), en las muñecas unas ajorcas de piedras ricas y otras en las gargantas de los pies y así no havía ydolo mas adornado ni mas aderezado de piedras y joias ricas, queste, a causa de que los mas principales balerossos y ricos hombres acudían a él con sus ofrendas (…) de piedras y joias riquísimas (sic). [57]

Partes: 1, 2, 3

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