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Economía, inmigración y su impacto en nuevos modelos de convivencia familiar



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Análisis psicosocial y económico
    desde el contexto Hondureño donde se presentan las
    causas que fomentan la inmigración
  3. Las
    familias Transnacionales
  4. La
    familia ensamblada: nuevos roles- nuevos
    conflictos
  5. Conclusiones
  6. Reflexión
    bíblico-teológica: desde la perspectiva de los
    derechos del inmigrante en la historia del pueblo de
    Israel
  7. Perspectiva histórica de los derechos de
    los inmigrantes desde el Antiguo
    Testamento
  8. El
    carácter legal del término
    «inmigrante» en la Biblia
  9. Biblia
    y justicia social: el inmigrante en igualdad de
    derechos
  10. Pueblo inmigrante: memoria y sufrimiento como
    hecho fundante de leyes inclusivas hacia los
    inmigrantes
  11. Teoría teológica de
    acción
  12. Conclusión final
  13. Bibliografía

Introducción

En la presente investigación planteo
que las realidades migratorias y económicas, que vivimos
en la actualidad dan como resultado nuevos modelos de convivencia
familiar, en contextos nacionales y extranjeros

Justifico este planteamiento desde mi
experiencia como emigrante y de mi trabajo de
acompañamiento pastoral a familias que han sufrido la
partida de un padre o de una madre que se ha marchado a otros
países (Estados Unidos y España) en busca de un
mejor futuro para él o ella y su familia.

En esta investigación pretendo hacer desde esas
experiencias de trabajo y desde la investigación
bibliográfica, un análisis descriptivo y critico de
las nuevas realidades psicosociales y económicas que
surgen de la emigración tanto del padre o la madre hacia
otros países. Con el fin de presentar los modelos de
convivencia familiar que se desarrollan de acuerdo al impacto de
las inmigraciones forzadas.

Seguidamente desde el análisis bíblico y
teológico abordamos el tema de los derechos de los
inmigrantes en la Biblia como una realidad que siempre ha
existido, y como desde esa realidad podemos incidir
políticamente y hacer abogacía en pro de los
derechos del inmigrante hoy.

Y por ultimo desde la teoría teológica de
acción planteamos la teología del inmigrante
resiliente que se basa en Jesús y su familia como
inmigrantes desde donde surgen pautas de acompañamiento
pastoral resilientes a familias que sufren por la
inmigración forzada.

Análisis
psicosocial y económico desde el contexto Hondureño
donde se presentan las causas que fomentan la
inmigración

En las últimas dos décadas, Honduras ha
experimentado una alarmante creciente realidad migratoria y en su
defecto deportaciones masivas. Así como muchas y muchos
hondureños se van en busca, ya no; del sueño
americano, sino más bien en busca de un trabajo, o
simplemente huyendo de la violencia y criminalidad que azota al
país. Producto: del tráfico y consumo de drogas y
el desempleo. Muchos regresan con las manos vacías y con
sus sueños rotos cuando son cazados como animales, por las
autoridades de migración en sus trabajos y hogares, no
importándoles a estas autoridades sus historias o
condiciones de vida.

De este exilio y periplo forzado de inmigrantes
Hondureños hacia tierras americanas, pocos logran llegar,
además de las extremas medidas de seguridad de los
gobiernos Mexicanos y Estadounidense en cuanto a la
contención del flujo de inmigrantes, medidas que incluso
violan los derechos fundaméntales de las personas
capturadas por ser indocumentados ya, que se pisotea la dignidad
y la corporeidad del inmigrante sometiéndolo y
considerándolos como delincuentes y terroristas. A esta
realidad se agregan las violaciones y vejaciones que sufren en el
camino donde se encuentran y se enfrentan a experiencias
terribles, como: asaltos, violaciones sexuales, cárcel,
muerte por inanición en los desiertos, o a manos de los
Zetas (grupo armado que trabaja para los carteles de drogas
Mexicanos) ( si no recordemos los 98 hondureños
inmigrantes masacrados en el rancho san Fernando en Tamaulipas,
México, en el año 2010) o una muerte trágica
por la caída de un tren, y si tienen suerte y la
policía migratoria los atrapa, un plato de sopa caliente y
una deportación posterior, después de pasar de tres
meses a un año en el famoso corralón (la
cárcel para los inmigrantes, donde sufren cualquier tipo
de vituperios). Aun así al haber vivido experiencias tan
traumáticas, después de un tiempo se vuelve a
intentar cruzar el Rio Bravo, ya que las expectativas de vida en
Honduras cada día son menos. Desde este punto la
emigración externa es una realidad concreta en Honduras y
tiene sus raíces sociales y económicas para que una
y otra vez se repita, a pesar de sus consecuencias.

Cuando hablamos de emigración externa, no
hablamos de alguien que quiere darse un paseo; estamos hablando
de alguien quien en determinado momento no tiene otra alternativa
que esa (emigrar, muchas veces hacia la muerte, agregado nuestro)
lo que está en juego es la vida entre morirse acostado o
morirse de pie. La gente probablemente escoge lo último,
utilizando el derecho de no aceptar la muerte silenciosa,
resignada frente a un sistema que coarta y aniquila toda
alternativa de vida. La esperanza entonces se construye con
riesgos (Brisson 1997, 13).

La realidad social y económica que vive el
país es desesperanzadora, con índices inimaginables
de desempleo, violencia extrema y corrupción
política. Ante está realidad no queda otra
opción para miles de compatriotas que, buscar una
alternativa de vida y superación fuera de las fronteras
patrias. El país no ofrece ninguna garantía de un
futuro mejor, el modelo económico actual a promovido el
aumento de los impuestos, la privatización de la
mayoría de las empresas estatales, una creciente
inflación en los costos de la canasta básica y
sumado a esto la paupérrima cantidad de dinero que recibe
un ciudadano promedio en cuanto al salario mínimo,
más el aumento de los servicios públicos, hace que
muchas personas tomen la opción de marcharse del
país. La emigración en ese sentido es vista como
una de las pocas posibilidades de salir adelante. La otra
opción es incorporarse al narco menudeo (venta de drogas
en las calles) o al crimen organizado, para poder
subsistir.

Pero entre estas dos últimas opciones la
mayoría escoge por emigrar

La migración llega a ser una oportunidad, se
convierte en una salida. La inmigración no es un
escogimiento, es un último recurso, y se sabe qué
si la gente huye tanto, es porque dentro de ello hay un desierto,
de hambruna, desesperación. Antes se emigraba con promesas
de mejoramiento ahora se emigra con su lote de desesperanza, no
se sabe si va a ser mejor, lo que sí se sabe es que no se
puede quedar donde esta (Brisson 1997, 113).

En este sentido es importante recalcar que el
fenómeno de la migración externa, y sus
implicaciones sociales, económicas y emocionales son parte
o consecuencias del sistema capitalista excluyente que domina las
sociedades tercermundistas. Ya que la propia emigración es
una fuente subterránea de ese sistema capitalista,
así como otros problemas sociales como la criminalidad, la
desintegración familiar, el narcotráfico entre
otros.

Es el sistema capitalista que crea las condiciones para
que la gente emigre, para que se desconfiguren las familias, y
para que la ola de criminalidad y narcotráfico
aumente.

Porque el sistema capitalista no promueve el desarrollo
interno de nuestros países. En los tratados de libre
comercio los intercambios son desfavorables, importamos
más de lo que exportamos, en ese sentido el pueblo se
empobrece más ya que la exigencias del pago de la deuda
externa y las regulaciones fiscales que los gobiernos corruptos
de turno tienen que implementar a exigencias del fondo monetario
internacional, promueven más y más una
economía que decrece excesivamente. Y las personas se ven
obligadas a salir hacia una sociedad donde la economía sea
más estable

Desde esta perspectiva la inmigración acarrea
terribles consecuencias a nivel psicosocial a las personas que se
quedan y las que se van y tiene su impacto inmediato en la
familia.

La inmigración tiene considerables efectos sobre
los que quedan en el lugar de origen, se ha asistido al
desmantelamiento de varias familias debido a que el padre de
familia al emigrar, encuentra nuevas condiciones de vida, que lo
llevan a reorganizarse en el país receptor ,
olvidándose de su familia. Entonces le toca a la mujer
endosar toda la responsabilidad económica y
formación de los hijos (Brinsson 1997, 115).

En este proceso migratorio la familia es la más
afectadas a nivel físico, económico, y sobre todo
emocional, la familia sufre una fracturación cuando uno de
sus miembros en este caso el padre abandona el hogar, aunque
existen casos de migración de madres de familia hacia
España, ya que la mano de obra femenina es bien recibida y
valorada en ese país. En este trabajo que hoy nos ocupa
hablaremos de las consecuencias psicosociales que sufren las
mujeres y sus hijos cuando el padre emigra y llega a su lugar de
destino y en pocos meses se olvida de la familia que quedo en sus
países de origen.

Para ir concluyendo en este punto ya que las
implicaciones psicosociales de la familia que queda, lo
abordaremos en el siguiente apartado. Desde la lectura de R.M.
Radillo sobre procesos migratorios y su impacto en la familia
podemos ver algunas consecuencias.

El proceso migratorio trae serias complicaciones dentro
de la vida familiar. No es posible ignorar sus implicaciones al
trabajar con inmigrantes. Todo proceso migratorio produce una
dislocación total o parcial de la persona. Representa la
perdida de aspectos significativos de la vida y el riesgo de
serias complicaciones y traumas emocionales, que pueden afectar a
la persona por años (y a su familia, agregado nuestro)
(Radillo 2011, 145).

En conclusión emigrar como lo mencionamos
anteriormente es un proceso traumático, tanto para el que
emigra como para la familia que queda, no se emigra por que se
desea hacerlo, se hace porque la situación
económica y social del o la emigrante es triste y sin
opciones de un futuro mejor, más cuando tiene
responsabilidades con su familia.

Pero a pesar de todo este panorama, después de
lograr el cometido de llegar al país receptor, surgen
otras realidades que afectan directamente a la familia, como
mencionamos la familia se fragmenta y desconfigura, y surgen
nuevos modelos de convivencia en el que se experimentan muchas
pérdidas, a esto nuevo modelo de convivencia familiar es
lo que llamamos familias transnacionales, familias ensambladas,
familias que tienen sus propias realidades
psicosociales.

Las familias
Transnacionales

Antes de reflexionar sobre un nuevo modelo de
convivencia familiar que se desprende de migraciones
transnacionales, dedicaremos un breve apartado para la
definición del término
"transnacionalismo".

El transnacionalismo, aplicado al fenómeno de la
migración, se sostiene sobre la base de que los migrantes
mantienen múltiples relaciones –familiares,
económicas, sociales, organizacionales, religiosas y
políticas– que vencen las fronteras. Realizan acciones,
toman decisiones y desarrollan identidades dentro de redes
sociales que los mantienen conectados con dos o más
sociedades simultáneamente (Basch, Glick Schiller, y
Blanc-Szanton 1992, 12).

En este caso como modalidad de análisis la
familia o las familias no están exentas, del
fenómeno de migración en cuanto a nuevas
configuraciones de modelos de convivencia familiar en este caso,
estos modelos son las llamadas familias transnacionales. Desde
esta perspectiva, definimos este modelo de familia de la
siguiente manera:

Se trata de aquellas familias de las cuales algunos de
sus miembros se encuentran en el país de origen y otro/s
en el país de destino. Las familias transnacionales,
entonces, se reparten sus miembros entre dos sociedades.
Constituyen un modo de incorporación a la sociedad de
destino, pero como efecto de los obstáculos impuestos por
las condiciones macroestructurales, habitualmente las leyes
migratorias, la contracara de esto es uno de los fundamentos
básicos de la familia transnacional: la
reunificación. La reunificación de sus
miembros es una tensión que mantiene a la familia como una
unidad, más allá de la distancia (Sánchez,
2004, 32).

En el ideal del emigrante legal que deja a su familia en
su país de origen, no pierde la esperanza de un pronto
encuentro o reencuentro, o reunificación como lo menciona
Sánchez. Pero la realidad actual del otro, la del
inmigrante ilegal es otra, su estatus ilegal no le permite ni
siquiera soñar en traer a su familia (él no quiere
que vivan el calvario que sufrió en su travesía
hacia los Estados unidos) y además, ya que por su misma
condición de ilegalidad incluso él corre un peligro
latente de ser deportado. Aquí el tema de la
reunificación solo sucederá después de que
el inmigrante logre pagar todas las deudas dejadas atrás y
ahorrar un considerable capital para regresar a su país de
origen y poner un negocio para seguir adelante.

En ese sentido para lograr ese cometido necesitara
trabajar todos los días, entre doce y catorce horas
diarias, vivir hacinado en un apartamento con siete personas
más para bajar los costos de la renta y pagos de servicios
públicos. Y sobre todo perseverar hasta cumplir las metas
planeadas. Además mandar las remesas cada final de mes
para que la familia dejada atrás pueda sobrevivir. Este
propósito te puede llevar de tres a cinco años
dependiendo de las ambiciones que se tenga. Esto de
penderá de las condiciones de trabajo, que hoy son muy
escasas y sobre todo contar con la providencia de Dios para no
ser atrapado y deportado sin nada. Este es el caso de un
inmigrante que no quiere perder el vínculo con su familia,
ya que la idea de la reunificación lo alienta a trabajar
duro con la esperanza de un encuentro cercano. Pero esto no
quiere decir que él y su familia de origen y la familia o
amigos o comunidad de nacionales que lo recibieron no mantengan
relaciones económicas y sociales. Ya que existen las redes
sociales que se han abierto y fortalecido con el paso del tiempo,
creando comunidades y barrios enteros transnacionales donde la
reunificación o el encuentro se puede dar cuando se
alcanza un estatus de legalidad. Pero hoy en la actualidad esto
es muy difícil de alcanzar y lo que queda es sobrevivir,
lo más que se pueda y trabajar duro para ayudar a la
familia. Esto quiere decir que existe una reunificación en
el país donde el inmígrate legal esta laborando y
existe un reunificación cuando el inmigrante ilegal
regresa a casa con su familia, ya puede ser porque logro su meta
o porque fue deportado.

Pero la reunificación no es el único
elemento que define a la familia transnacional; también
está la supervivencia. Habitualmente el o los
miembros que se encuentran en el país de destino, mediante
las facilidades proporcionadas por la tecnología, no solo
mantienen comunicación con los miembros familiares en la
sociedad de origen, sino que aportan económicamente para
la supervivencia de esta, habitualmente mediante la modalidad de
remesas, la compra de propiedades( Sánchez 2004,
33).

Desde esta realidad cuando el padre de familia trabaja
tan duro en el extranjero y manda estas remesas, y está
pagando sus deudas, con el fin de sacar a su familia de
situaciones de pobreza y violencia, la familia que queda
también tiene que hacer esfuerzos con el fin de lograr en
poco tiempo el ideal del reencuentro o la reunificación.
Toda la familia se involucra con el ideal a pesar de los
problemas psicosociales (auto-estima, deserción escolar,
conductas agresivas y anti-sociales, abandono, inseguridad,
temor, drogadicción, callejización) que surgen por
la ausencia del padre o la madre. La familia busca las formas
más sanas de reestructurar roles y normas para su
funcionamiento adaptativo. "la tarea de adaptación es para
muchas personas ardua complicada percibida algunas veces como
irrealizable la tarea se dificulta porque hay que añadir
al abordaje de conflictos familiares el rol que juega la
inmigración al exacerbar los conflictos familiares"
(Radillo, 2011, 146).

Por tanto, la reestructuración de la familia
alcanza profundos niveles, que hacen necesaria una
renegociación posterior a la migración. Los roles
de género, así como los valores en torno a la
familia, habitualmente difieren en el nuevo medio y en el de
origen, lo que implica una inevitable afectación en la
relación entre esposos, y entre generaciones (Vuornien, P.
2003, 21).

La adaptación pone de manifiesto que la familia
no es una unidad cerrada que permanece inalterable ante unos
nuevos ambientes que modificaran su dinámica. La
estabilidad y el cambio se convierten en gran desafío del
desarrollo familiar "la familia se puede considerar como un
sistema en constante transformación, lo que significa que
es capaz de adaptarse a las exigencias del desarrollo individual
de sus miembros y a las exigencias del entorno; esta
adaptación asegura la continuidad y la vez el crecimiento
psicosocial de los miembros" (Lila, 2000).

Desde esta perspectiva las familias transnacionales como
un nuevo modelo de convivencia que surge del fenómeno de
la inmigración, que es fomentada por condiciones macro
estructurales, es una nueva realidad de convivencia
familiar.

Por tanto, las familias transnacionales constituyen una
unidad doméstica en la que alguno de sus miembros vive en
otro país y en la que hay lazos económicos y de
supervivencia que se mantienen sobre la base de la
tensión de reunificación de la familia.
Constituyen una desterritorialización de la familia, y
esto pone en jaque al concepto tradicional del modelo familiar,
nuclear (Vuornien, P. 2003, 22)

La familia transnacional, desafortunadamente, no es una
elección, sino el resultado de condiciones de desesperanza
y migración. En este apartado expusimos el concepto de la
familia transnacional y el ideal de la reunificación como
horizonte utópico para superar los obstáculos, pero
también existe la otra cara de la realidad cuando el
inmigrante se olvida y margina a su familia y la deja peor como
estaba y desde el desarraigo y marginación es que vamos a
plantear en el siguiente punto una descripción y
análisis crítico de las realidades emocionales,
sociales y económicas de la familia que se queda
fragmentada y que desde esta realidades se forman otro modelo de
familias.

2.1 Descripción y análisis
crítico de las realidades emocionales, sociales y
económicas de la familia nuclear que se queda fragmentada:
Entre el honor y la vergüenza

En cuanto al tema del honor y la vergüenza de la
familia que se queda, este se relaciona de dos maneras: en primer
lugar con el ideal de la reunificación, en el sentido
cuando la familia se involucra como una unidad que está
consciente de sus propios cambios, fortalezas y debilidades y
desde ahí propicia ambientes afectivos, a pesar de la
ausencia de la figura paterna o materna que no rompe el vinculo.
Y en segundo lugar cuando la familia es abandonada y marginada a
su suerte porque el padre rompió el vinculo.

Desde el panorama del honor- reunificador (recibe
remesas y ahorra o invierte el dinero en compra de propiedades)
la familia que se queda a cargo de la madre, está adquiere
un estatus de honor ante la comunidad y de la familia del esposo.
Quienes miran a la mujer y sus hijos como una unidad que no
mancilla el honor del padre que trabaja duro en un país
extranjero, que sufrió mucho en su travesía como
inmigrante. A esta familia o está madre sola con sus
hijos, la comunidad le asigna un honor
simbólico

Desde un punto de vista simbólico, el honor
representa, el lugar justo de una persona en la sociedad, la
posición social de una persona. Esta posición de
honor es delimitada por fronteras relativas al poder, estatus
basado en el género y situación en la escala
social. Desde un punto de vista funcionalista, honor es el valor
de una persona a sus propios ojos mas el valor de dicha persona a
los ojos de su grupo social (Malina, 1995, 75).

Pero cuando sucede todo lo contrario y el esposo
abandona a su familia y los deja en una completa
marginación en todos los sentidos, la familia y especial
la mujer sufre la vergüenza- no-encuentro de un esposo
infiel quien les abandono. Pero la vergüenza más
fuerte es cuando está mujer al no tener como mantener a su
pequeños termina involucrándose con otra persona de
la comunidad para poder subsistir. "en las familias de
procreación, el honor hace recaer sobre la mujer la bondad
o virtud implícita en su exclusividad sexual" (Malina
1995, 69). La exclusividad sexual de esta mujer-madre abandonada
es una regla que no se debe romper según el ideal de la
ideología patriarcal, no importando que el hombre deshonre
a su esposa siéndole infiel, ella y sus hijos deben
permanecer dentro de sus casas soportando la
humillación.

Esto quiere decir que están orientadas hacia
adentro, como si hubiera una especie de imán social que
arrastrase a las mujeres hacia el interior, hacia el propio
espacio de la casa o de la ciudad. Todas las cosas que se llevan
de dentro a fuera son masculinas, todas las cosas que quedan
dentro son femenina (Malina 1995, 69).

Pero ante la situación actual, muchas mujeres
salen de la casa, en busca de trabajo, para mantener a sus hijos,
muchas de ellas cansadas de esperar ya que están hartas de
promesas vacías, y decepcionadas por el abandono y
marginación de su cónyuge terminan por romper
relaciones, aunque sigan casadas legalmente, estas mujeres buscan
rehacer sus vidas de nuevo. La vergüenza se convierte en un
símbolo positivo. "vergüenza positiva significa
sensibilidad hacia su propia reputación, sensibilidad ante
la opinión de los demás" (Malina 1995, 70). Ya no
les interesa preservar una reputación que surge conforme a
ese modelo machista "la pureza o exclusividad sexual de la mujer
está incorporada al honor de algún varón"
(Malina 1995, 70). Al contrario la mujer se dignifica sin
necesidad de la sombra del varón y construye una
reputación desde una condición de subjeticidad,
donde anteriormente estaba en condición de opresión
y marginación y se empodera como un sujeto activo con
iguales derechos y sobre todo agenciándose como una actora
social dueña de su destino y el destino de sus
hijos.

Desde este punto de vista Malina nos dice
que:

Las mujeres que no están bajo la tutela de un
varón (especialmente viudas, divorciadas, sin
vínculos familiares) son vistas como faltas de honor
femenino, más que como hombres que como mujeres, y por lo
tanto sexualmente depredadoras, agresivas y peligrosas en una
palabra (Malina 1995, 70).

Todo esto genera una serie de problemas emocionales
tanto a ella como a sus hijos ya que son estigmatizados por la
familia del esposo infiel, por la comunidad e incluso por la
iglesia. Como mencionamos antes, la emigración es un
proceso traumático y en casos como este lo es más,
ya que no se vuelve a tener noticias de este padre de familia que
abandona su familia dejándoles al desamparo y la
vergüenza "lo traumático de esta situación es
la ausencia física de ese ser querido, ignorar su destino,
carecer de información cierta, no poder decir
adiós. Esta es una perdida ambigua que obstaculiza el
proceso de cerrar un capítulo triste de la vida" (Radillo
2011, 147). En este sentido el duelo se complica y los mecanismos
adaptativos no son suficientes para enfrentar la crisis que se
dan de dichas rupturas.

Desde esta perspectiva surgen una serie de problemas
psicosociales, la madre tiene que salir a trabajar, en el mejor
de los casos, los hijos se quedan con sus abuelos, pero aun
así surgen problemas de orden afectivo que pueden
desencadenar en violencia familiar, callejización, drogas
prostitución, abuso sexual infantil, o el abandono de los
hijos por la madre que se une a otra pareja o emigra
dejándoles con sus abuelos o tíos.

Los modelos de familia ante el fenómeno de
emigración son volátiles se desconfiguran y
configuran de acuerdo a las diferentes dinámicas de la
familia que son afectadas como mencionamos anteriormente por el
abandono o marginación de la figura paterna o materna,
todo esto vinculado al factor económico. Ya que sin dinero
no se puede mantener a la familia y las situaciones de pobreza
fuerzan muchas veces a conductas autodestructivas y
comportamientos hostiles a los seres humanos.

Pero siendo optimistas, y volviendo al tema anterior
donde la madre abandonada, decide formar otra familia, o el padre
que abandona, forma otra familia en el extranjero, nos
encontramos desde está realidad ante un nuevo modelo de
convivencia familiar, la familia ensamblada, de la cual nos
ocuparemos en el siguiente punto.

La familia
ensamblada: nuevos roles- nuevos conflictos

Como estamos partiendo de la familia que se queda
atrás, abandonada y marginada por el padre que emigra
hacia el extranjero y las consecuencias que tiene está
irresponsabilidad hacia su esposa e hijos, ya que la esposa
después de esperar por tanto tiempo y al empoderarse como
un actor social dueña de sus destino decide formar una
nueva familia, o busca la compañía de un hombre que
le provea emocionalmente y económicamente sus necesidades,
a este nuevo modelo de convivencia es lo que llamamos familias
ensambladas. Donde surgen nuevos roles y nuevos
conflictos.

Familia ensamblada es la estructura familiar originada
en el matrimonio o unión de hecho de una pareja, en la
cual uno o ambos de sus integrantes tienen hijos provenientes de
un casamiento o relación previa. En esta
conceptualización se piensa a la familia en
términos de un "grupo domestico", o sea
comprendería a todos los que viven en el hogar: la nueva
pareja, los hijos de uno u otro provenientes de una unión
anterior y los hijos de una nueva unión ( Grosman,
Martínez, Acorta 2000 35-36).

Ante el fenómeno de la inmigración y el
abandono posterior de las familias que se quedan atrás,
las familias ensambladas cobran un papel protagónico por
las diferentes rupturas conyugales en ambos lados de la frontera.
Al no existir el deseo de la reunificación, las familias
ensambladas surgen en este caso más por el tema de de la
supervivencia. Aunque es pertinente señalar que bajo este
nuevo modelo de convivencia familiar, subyacen realidades
distintas. Que muchas veces provoca conflictos entre sus miembros
en cuanto al tema de la articulación de la
familia.

Esta articulación entre la unidad familiar y el
desarrollo personal ofrece mayores obstáculos en la
familia ensamblada. La conformación del "nosotros" resulta
más dificultosa porque los integrantes de la pareja vienen
con un nutrido bagaje proveniente no solo de su familia de
origen, sino también de los vínculos maritales
precedentes: experiencias vitales, creencias tradiciones,
rituales, convicciones religiosas o modelos educativos. Los
niños a su vez, han experimentado distintos patrones de
conductas y criterios disciplinarios que pueden sufrir cambios en
la nueva organización. Por lo tanto para que la familia
adquiera una identidad propia y se genere el sentimiento de
pertenencia requiere un mayor tiempo (Grosman, Martínez,
Acorta 58).

Ante estos conflictos que surgen en la
articulación de estas familias ensambladas des de mi
experiencia de trabajo con inmigrantes lo que más sucede,
es que en el extranjero estas familias que se unen,
rápidamente se separan muchas veces por el tema cultural e
ideológico de donde el inmigrante viene. En países
modernos como España o Esta Unidos donde se protegen los
derechos de la mujer y los niños, no se tolera el abuso y
la violencia familiar. En este caso el hombre latinoamericano
choca contra un muro de leyes que le condenan por sus actitudes
machistas. Y se ve obligado a abandonar a la familia o corre el
riesgo de ser encarcelado o deportado.

Por otro lado la familia que se ensambla más por
cuestiones de supervivencia en los contextos de pobreza en
Latinoamérica, tienen más probabilidades de
funcionar y adaptarse por que las culturas creencias religiosas y
convicciones básicamente son las mismas. Aunque esto no
quiere decir que no existan rupturas o crisis, las familias
buscan la forma de llegar a acuerdos. Todo dependerá
muchas veces por un lado de cómo está conformada la
familia y de su ciclo vital, y el respeto y el amor que se tenga
la pareja y a las negociaciones que lleguen con los hijos y por
otro lado, sobre todo la necesidad de sobrevivir. En ese sentido
muchas mujeres que fueron abandonadas y forman otra familia
sufren violencia, pero no proceden legalmente porque este hombre
les proporciona el sustento diario a ella y sus hijos. Es triste
pero es una realidad tienen que escoger entre el maltrato
físico, verbal o sexual, o vivir en la calle con sus
hijos.

Conclusiones

En este segundo punto, abordamos como el fenómeno
de la inmigración promueve nuevos modelos de convivencia
familiar tales como la familia trasnacionales desde la
perspectiva del inmigrante ilegal que tiene como ideal la
reunificación de la familia que dejo atrás y
trabajo duro, para hacerse de un capital y mejorar
económicamente. Todo esto llena de honor a su familia y le
da un estatus social a dicha familia ante la
comunidad.

Pero también se refleja la otra cara de la
realidad del inmigrante ilegal que deja en el abandono,
marginación y vergüenza a su familia, donde la mujer
tiene que salir adelante y buscar la supervivencia de ella y sus
hijos y es desde estas realidades que se configuran otros modelos
de convivencia como las familias ensambladas tanto en el
extranjero como en contextos nacionales. Desde ahí surgen
realidades psicosociales que afectan tanto positivamente como
negativamente a la familia. Todo esto es permeado por una
realidad económica, impuesta por un modelo capitalista
deshumanizante que hace que las personas emigren en busca de
mejores horizontes, pero a la larga tiene sus impactos
significativos en la familia en algunos casos para bien pero en
la mayoría para mal..

Reflexión
bíblico-teológica: desde la perspectiva de los
derechos del inmigrante en la
historia del pueblo de
Israel

La realidad sobre el fenómeno social de la
inmigración no escapa a la reflexión bíblico
y teológica, ya que en la Biblia encontramos, realidades
vividas por el pueblo de Israel, como un pueblo inmigrante y
también, ejemplos concretos sobre inmigraciones forzadas,
como la de José, Ruth, Jacob entre otros y
otras.

Desde el texto también encontramos, leyes que
protegen al inmigrante y un código ético y moral
que incide en el deber de dar hospitalidad a todos aquellos y
aquellas que son extranjeros y extranjeras. Hoy en la actualidad
frente a los problemas que viven nuestros hermanos inmigrantes en
tierras extranjeras problemas como: xenofobia, rechazo,
discriminación, violación de derechos humanos,
persecución y todo tipo de arbitrariedades que atentan
contra la vida misma del inmigrante y la supervivencia de su
familia se hace más que necesario que nos acerquemos al
texto y desde ahí reflexionemos con el propósito de
incidir políticamente para que las iglesias en el
extranjero se unan en pro de la defensa de los derechos y la
dignidad de los inmigrante y sus familias.

En el transcurso de este trabajo hemos venido estudiando
los impactos que tienen los modelos económicos actuales en
nuestros países. Y como la inmigración forzada, es
un último recurso para la supervivencia, pero
también es un problema que impacta directamente en la
desconfiguración de la familia y en la
configuración de nuevos modelos de convivencia.

En ese sentido es que en este punto pretendo reflexionar
sobre una teología de la inmigración desde un
carácter legal y espiritual desde los aportes del
cristianismo y la Biblia que incida en la sociedad actual con
nuevas leyes en contraposición a un capitalismo
avallasador donde los movimientos migratorios se manifiestan como
una consecuencia más de las estructuras económicas
injustas de la humanidad y de las políticas generadoras y
promotoras de desigualdad entre los pueblos.

Desde esta perspectiva creemos que ante estas realidades
tenemos deberes y obligaciones con el tema que hoy nos
interpela.

Como cristianos tenemos la responsabilidad de contribuir
a construir un estado de derecho que provea el derecho de migrar,
no solo para quienes lo hacen por su propia voluntad, y tenga
suficientes recursos para hacerlo, sino para quienes están
forzados para hacerlo, por la razón que sea, con todas sus
diferencias y aunque necesiten asistencia solidaria. Desde la
teología podemos argüir un estado de derecho que
garantice el derecho de migrar para todas las personas por igual,
sin discriminación, es posible responsabilizándonos
en una opción por los más pequeños. Esta es
la gratuidad de la solidaridad, garantizar la dignidad humana de
quienes, por la razón que sea, se exponen al desarraigo,
el asilo, la soledad, el exilio, el desplazamiento, el refugio o
la peregrinación ya sea en su propio país o en el
extranjero ( Duque 2004, 9).

Desde este marco teológico que encontramos en la
reflexión del profesor Duque y apelando a la verdadera
realidad que se encuentra implícita en el tema de
migración ya que la migración no es el problema,
sino más bien la violación sistemática de
los derechos humanos del inmigrante cuando en el país
receptor hay una marcada desigualdad y discriminación
hacia el inmigrante, es desde esta realidad que abordaremos los
derechos del inmigrante en la Biblia y como desde esta
reflexión podemos incidir para la defensa y lucha de los
derechos humanos de los inmigrantes en el extranjeros. Desde este
marco reflexionaremos bíblica y teológicamente
desde los siguientes puntos:1) Perspectiva histórica de
los derechos de los inmigrantes desde el Antiguo Testamento, 2)
El carácter legal del término «inmigra en la
Biblia, 3) Biblia y justicia social: el inmigrante en igualdad de
derechos. 4) Pueblo inmigrante: memoria y sufrimiento como hecho
fundante de leyes inclusivas.

Perspectiva
histórica de los derechos de los inmigrantes desde el
Antiguo Testamento

En la lectura del antiguo testamento encontramos una
serie de códigos de carácter legal que protege no
solamente a los inmigrantes, sino también a las viudas y
los huérfanos. El pueblo de Israel tenía como deber
la hospitalidad hacia el forastero, ya que esta era una
característica de los pueblos semitas y
mediterráneos y fue parte de la idiosincrasia heredada de
este pueblo desde su fundación.

En el AT son muchos los pasajes en los que aparece la
hospitalidad con el forastero como un deber natural del
israelita. Aceptando que los patriarcas eran pastores
seminómadas, se regían por el llamado
«código del desierto», un código no
escrito cuyo pilar básico era la hospitalidad con el
forastero. Se pueden mencionar como relatos positivos ejemplares
de acogida al forastero la escena de Abrahán hospedando en
su tienda, junto al encinar de Mambré, a tres individuos
desconocidos, en quienes reconoce la presencia del Señor
(Gn 18,1-16). Su hospitalidad será compensada con el favor
de Dios que concederá un hijo a su esposa Sara en la
vejez. La misma recompensa tendrá la hospitalidad de la
mujer sunamita con el profeta Eliseo (2 Re 4,8-11). Job da
testimonio de su hospitalidad con el forastero como muestra de
buena conducta (Job 31,31-32) (José Gabarrón en:
www.
foroellacuría.org/otra_mirada/inmigrantes2.htm)

Es en ese sentido desde estas prácticas de
hospitalarias hacia el extranjero, es donde se van escribiendo
los diferentes códigos legales para la protección
de los derechos de los inmigrantes en el Israel antiguo, leyes
que encontramos en los códigos de la alianza,
deutoronómico, el condigo de la santidad y sacerdotal, de
los cuales el profesor José E. Ramírez (2004, 57)
hace la siguiente descripción, en sus ensayo sobre
"inmigrantes en el antiguo testamento: realidad, problema y
misterio"

El código de la alianza (Ex 20, 22- 23,33): "no
oprimas al inmigrante, ya sabéis lo que es ser extranjero,
porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto" (Ex 23,
9)

El código deutoronómico (Deut 12-26):
"cuando recojas el fruto de tus olivos, no regrese a buscar lo
que hayas dejado, lo que quede déjalo para el inmigrante,
el huérfano y la viuda" (Deut 24, 21).

El código de la santidad (Lev 17-26): "si un
inmigrante se instala en la tierra de ustedes, no lo
molestarán, será para ustedes como un nativo
más y lo amarás como a ti mismo…" (Lev 19,
33-34).

El código sacerdotal "… estas seis
ciudades servirán de refugio al homicida involuntario, sea
israelita, inmigrante o residente" (Núm. 35, 9. 10.
15).

Según el profesor Ramírez en esos
códigos se observan interesantes evoluciones

Protegen al inmigrante contra los abusos y
opresión (código de la alianza), proveen al
inmigrante de ayuda material para sobrevivir (código
deutoronómico), e integran a los inmigrantes en su
comunidad (código de la santidad) (Ramírez 2004,
57).

En conclusión en estas leyes que encontramos en
el Antiguo Testamento frente a la realidad del inmigrante, vemos
que el pueblo de Israel acoge, sirve y protege y da refugio todo
aquel que lo necesite porque estas esas leyes, surgen de la
experiencia de un pueblo peregrino que sabe lo que es ser
inmigrantes revelan el proyecto de Dios sobre la convivencia
humana en la justicia hacia el inmigrante quien tiene todos y los
mismos derechos que el nativo, y esta prerrogativa será
nuestro motivo de análisis en el siguiente
punto.

El
carácter legal del término «inmigrante»
en la Biblia

Desde este punto debemos preguntarnos ¿Donde se
sitúa el carácter legal del término
inmigrante en la legislación de la sociedad actual? El
término inmigrante es peyorativo y discriminatorio ya que
desde que se te trata como inmigrante se te asigna una carga
valorativa e identidad desde donde se te excluye y discrimina.
Ser inmigrante en los Estados Unidos o Europa es ser un espalda
mojada, un pobre, un miserable, un terrorista, un ciudadano de
tercera clase, si estudiamos el término inmigrante desde
la Biblia esto nos puede dar pistas para la
problematización de dicho término, ante las
realidades de carácter legal que hoy viven nuestros
hermanos y hermanas inmigrantes. Es en ese sentido es que
propongo el siguiente contenido en la lectura de José
Gabarrón, para discernir el carácter legal y
jurídico del término.

En los textos bíblicos se constata la presencia
de dos tendencias fundamentales en la consideración de los
emigrantes, de las cuales se derivan las claves para una
teología de la inmigración. Por una parte, el
predominio del carácter legal y jurídico del
término «inmigrante» en la Biblia sitúa
el problema de la inmigración en el nivel de la justicia
social y revela un orden legal que, aparte de las consideraciones
éticas o teológicas de fondo, objetiva las razones
de un sistema de justicia vigente en diversos códigos
antiquísimos recogidos en las tradiciones legales del
Pentateuco y se convierte en una referencia histórica
relevante para cualquier legislación. Por otra, en la
Biblia se percibe un proceso de teologización progresiva
de la categoría del «emigrante», lo cual
comporta una espiritualización del término tanto en
la religiosidad israelita como en la comunidad cristiana
primitiva. Esta dimensión religiosa se remonta al origen
abrahámico de la fe, revela la identidad histórica
profunda de judíos y cristianos y manifiesta la humildad,
la provisionalidad y la dependencia del ser humano respecto a
Dios en el peregrinaje de su existencia ( José
Gabarrón en: www.
Foroellacuría.org/otra_mirada/inmigrantes2.htm)

Desde esta perspectiva vemos que el problema de
inmigración en la Biblia se sitúa al nivel de la
justicia social, o sea sé, busca desde los códigos
que estudiamos anteriormente, la incorporación del
inmigrante como parte activa y productiva de la sociedad y se les
mira como un ser humano que pertenece a esa sociedad no
importando su credo, raza u origen sino más bien como un
ser activo que tiene derechos y que es respetado como
tal.

Biblia y justicia
social: el inmigrante en igualdad de derechos

Para la ley del pueblo de Israel sólo cuenta el
término legal del inmigrante como seres humanos
necesitados. Y de acuerdo a los códigos y leyes
establecidos en la legislatura de Israel el inmigrante no puede
ser objeto de abuso, de explotación, de vejación
alguna, ni de extorsión, y mucho menos se puede aceptar la
legitimación de medidas de exclusión o de
persecución del inmigrante, ya que el inmigrante sin carta
de residencia mucho menos de ciudadanía se convierte en
beneficiario de las leyes de protección social y al igual
que el israelita nativo tiene los mismos derechos y obligaciones.
Aquí ya no importa si eres forastero, pobre o
excluido.

Desde la interpretación evangélica de la
justicia y la identificación plena de Jesús de
Nazaret con los pobres, los necesitados, los excluidos y los
forasteros, el evangelio de Mateo consolida y culmina el mandato
deuteronómico del amor al inmigrante (Dt 10,19). Las
bienaventuranzas (Mt 5,3-12) y el final del discurso
escatológico (Mt 25,31-46) convierten a los inmigrantes,
junto a todos los indigentes y oprimidos del mundo, y sólo
por el mero hecho de serlo, en herederos de la tierra y en
beneficiarios con pleno derecho del Reino de Dios (José
Gabarrón en: www.
Foroellacuría.org/otra_mirada/inmigrantes2.htm).

La justicia social de la Biblia se enmarca en la memoria
del pueblo sufriente de Israel, y es desde esa memoria donde
surgen los derechos fundamentales del inmigrante, ya que el
Pueblo de Dios vivió en carne propia condiciones de
exclusión y maltrato en el extranjero. Este punto lo
desarrollamos en el siguiente apartado.

Partes: 1, 2

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