El Ocio de los orfebres – Monografias.com
El Ocio de los orfebres
"Ando en viaje dando un poco de mi vida"
De: LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE
VICENTE HUIDOBRO
"Es la hora en que los hombresya
despertaron, y una escasa luzentra todavía a
herirlos."
De: Poema Ocio
Gabriel Ferrater
1
Poesía,
ocio de los orfebres
leve espacio,
equívoco y acierto,
cuenta del derroche,
Catálogo del
peregrinar,
premura y distancia,
camino entre páramos
abierto.
Alborada sin fin,
júbilo de
metáforas,
Ardor poderoso
Coraje de día recio,
mimo oloroso.
torpeza
del vuelo.
Sacrificio
alado;
Apostasía
del ritmo
y el fonema,
2
Lira
duelo fecundo de
banderas,
torre de relojes
detenidos,
obituario de alma
y el espejo.
Sombra trashumante,
pasos tempestivos. Atajo
heredado,
permanente frugalidad, luna y
despertador,
uva para celebrar
amaneceres,
en cada
regreso,
en cada
amor.
Soledad
que rinde
su
hermoso
fruto.
3
Musa lealtad pródiga.
Deleite hecho diluvio.
Temida mañana.
Arcaica algarabía,
Ignoto camino.
Respiración que convoca las
tormentas.
Paso que deviene en
lágrimas
y se apaga cuando
las ciudades mueren.
Árbol de flores
noctívagas
que deshojaba sus misterios.
Dialogó de luchas y
penas.
Dolor y balada.
Briosa ensenada del mirar.
4
Poemia que naces y despiertas
Llena de suburbios y campos.
No podría decirte
adiós,
buscarte en otros puertos,
en otra piel que presienta tu
desnudez.
Eres viaje, cuna y
volcán,
vena del río imbatible,
rauda y antigua sed,
instante que alimenta,
amor que aliena,
calle de tránsfugas
sombras,
batalla en marcha que ronda,
silbo de lo amado,
poesía,
apostasía.
5
Sed,
presea,
ventana del corazón,
núcleo de la tarde,
tragaluz de misterios,
soberbia de los años
lapidados,
edificio de vidas latentes y
mutismos,
afán que palpita y funde los
pasos,
inventario de enigmas. Adhesión de
labios que no olvidan
Señorío que se desboca en
la sangre. Huella de valles y fallas,
beso que ronda cuerpo, abrigo y
madrugada.
El orfebre
"Lento se dio, en el ocio de
caminos
De volver a soñar lo ya
soñado."
Jorge Luís Borges.
1
Reconstruye sus heridas, remienda sus
quimeras;
aprende a vivir y lo aprehende el
silencio.
Galardonado le resta puntos a la
muerte.
Pródigo en noche
fértil,
siembra imágenes
y deseos.
Arrebata pasos a los
días.
Se alumbra con estrellas
primeras,
con los luceros de la casa
grande.
Tiene el corazón en su
empuñadura de fuego.
2
Hace
inventario a las palabras,
balance a las verdades;
Deja sus versos para el futuro y como
árbol
sus sombras navegan hasta otros
mundos.
Con voces amorfas se
acompaña.
Crece desde
la laguna
y muere
en la Osa Mayor.
Frente al mar
escucha su corazón
y parte a su patria,
ancla sus versos
a su fortuna, a su combate contra la
noche.
3
Es inmortal cuando festeja, es fragua que
crece,
joven asertivo, anciano y
crisol,
amante de días
feriados,
entusiasta de
yunques y tormentas.
Forjador de un pueblo
añejo,
recoge nuevos brillos,
caminando con viejos
esmeriles.
Sus cinceles golpean el metal
indescifrable
y agradecido devuelve al mundo sus
moldes.
4
Su refugio
Es un péndulo sostenido por la
sed.
La noche le tiende sus
luceros.
Se ríe de lo que es y lo que no
fue.
Calienta su rostro en un sol
fraterno,
mantiene un ojo abierto a
destello
y otro cerrado a la tormenta.
Ama con poder
y con el mismo abrazo deja
amar.
Con ufano tesón sucumbe en sus
ardores.
Todo lo que toca florece al
oro.
Estremecido esconde su hiel
Porque contiene una alegría
sostenida
y con serenidad muere.
5
La ironía lo confirma, la
felicidad lo cosquillea.
Su corazón cimbra con la sombra y
el ayer.
Hace suyo los clamores del
amor.
En su fuero busca lo perfecto
y lo encuentra, amanece
y anochece
es su juego
contra muerte.
Frente a sus ojos,
la ciudad es un espejo
y su viejo amor en su taller lo
atrapa.
6
Con apego
estoico envejece en otro
trovar.
Oye pasos que no volverán el
próximo invierno.
Recuerda horas añejas. Nace a
nuevos versos
y vuelve a los senderos del
poema.
A la prosa fáustica donde su
frente despierta.
Su corazón tiene construida una
torre
que ningún río puede
erosionar.
7
Urgente como un niño
se deja llevar por la
alegría
y aun bajo la roca de la noche
su silencio no se llena de
asombro,
por eso va con los peregrinos
lejos para oír
más,
para llenar de profundidad su
respirar.
8
Encuentra vano el pasado y la
esperanza,
Blindado de vida, el futuro y el ayer le
estorban.
Sus juguetes son los trenes que
envejecen.
Sus venas, los ríos que ahogan sus
valles.
Lleno de inocencia se desgasta
corazón adentro,
con
amistad
y con
fuerza
descomunal
se mira creciendo.
9
Su cincel
deposita su amplia huella.
Celebra altivo y ríe. Suya es la
palabra,
con ella forja su canto y recibe los
días.
Obtiene una ciudadanía en la noche
y otra en la muerte.
Es silente dueño de abrazo y
fuego.
Hijo natural de la
mañana
Conoce el fin
del mundo,
saber de buena
tinta su andar.
Catador de dogmas
con ojos de Fénix y
Basilisco.
10
Ángel
extremesido
en la casa sonora del hechizo,
con tristeza de Quijote en hora
altanera,
crece en la estación de trenes
desvastada.
Retorna por el camino los jardines
florecientes,
y el volcán le espera con viento
abrazante.
Tiene premura para de cada
alegría
y el agobio hecho
canción.
Guarda cartas inconfesables.
Cuenta su salud y ventura
que cada noche retoma.
Descifra en su hondo respirar
y pasan sus tristezas sobre los
días.
Su pan comparte con los
trashumantes,
En horas amorfas amasa la hogaza de su
paz.
11
Diestro
en amaneceres,
regresa a su pozo de anhelos,
cómplice de luz y de
Quetzalcoatl,
enamorado de las ciudades y los
caseríos.
Ejercita su embate,
Confirman la vida y
lo vivido. Perviviendo
sin dudas, sin culpas.
Músico y portaliras,
de sinfonía, desertor
pródigo de misterios.
Tallador de abrazos
y piezas. Bocelador
de máscaras altivas.
Contador de segundos.
Caballero del ajedrez y la
partida.
Píndaro apócrifo en el
espejo de los días.
12
El maíz lo corona,
dilecto,
campesino, artesano, artista;
hijo extremo del siglo
amargo, creciendo
sin reglas, ni disciplina.
Niño entre jueces y
tribunales.
Demandado inoportuno.
Pájaro entre
audiencias,
carente de solemnidad.
Nietos de carceleros
y pandilleros. Victimas
de una pesadilla sin
dueño,
damnificado de un cielo no
logrado.
El maíz fermentó su
sangre.
Crece y vence los diluvios.
Su arado surca el amanecer
y en sus huesos crecen milpas
nuevas.
13
No termina de nacer
y es viejo en guerras,
y utopías.
Rasga su corazón en la sombra para
aventajar la alborada.
Esforzado, solícito, afanoso,
nació con la agonía.
Junto a sus pasos inauguran bulevares de
sangre.
Los suburbios se hunden en la
nostalgia.
Los terremotos inclinan su
inocencia.
Con la ciudad se extiende.
Y noctívago
llega como extremo
habitante desde el subsuelo,
desde los ríos se hace
memoria
y en el epicentro de las barrios se
entrega al amor.
14
Nace
en cada sílaba
y deja su sangre
en cada palabra.
La tierra lo abraza y lo levanta. En cada
paso extiende
su canto viviente, descansa adelantado y
encuentran
en cada
rostro
travesías.
Su intima
Demencia es
imperfecta
cordura,
trazo perenne
y abrazo,
buscando la muerte encuentra más
vida.
15
Trashumante
retornó a su altillo,
su bohardilla
sus paredes de diplomas y
blasfemias
a su librera, sus guitarras.
A los veranos que el terremoto
agrietó.
A la maquina que devoró sus
huellas
la escuela, la iglesia, la plaza, su
cancha
al mercado que quemó su
infancia,
los comedores y
abarroterías,
sus billares, sus cines
los puertos, la fiesta, la
vida.
16
Tiene hermanos
en el Oriente,
en el Norte
y en la Muerte.
Tiene en el pecho
un reloj de viento,
un octubre que en su ojo
sucumbe,
un ánimo que escruta la
humedad,
un vino en copa de sangre,
una alquimia de fingida
demencia.
17
Cabalga su alegre juventud,
vuela de la muerte a un camino furtivo en
luz,
transita y se eleva entre
anhelos.
Entre lugares sagrados del placer y el
caos,
canta a los proscritos,
quema escondidas huellas,
dichas y canciones.
Por que su verso crece,
se abandona y perdona,
ama y pervive.
18
Forja el mañana desde la
muerte,
acompañado de difuntos
reconstruye el amor.
fuerte en su empeño
cuestiona otras mejillas.
Camina entre terremotos,
aguaceros y esperanza,
entre pueblos de volcanes
despiertos
y deslaves;
crece como río
inclemente
en sus jardines de orillados
trenes,
entre asilos y damnificados presiente su
presea.
19
Sus días
duran veinticinco horas.
En amoríos y alevosos
pasos,
fundiendo sus días de jade y
atardecer,
de suaves palabras,
de lumínicas marchas.
Carga los dados de su mente.
Emisario en los pasos
chispeantes.
Estibador de faunos y quimeras
Urgido en el sonoro sol de los
cerros.
Trasgresor del insulso canto,
del tierno inventario,
sangran sus pies cuando se
encamina
a una montaña de los
crisoles.
21
Ha visto
el engaño de orfebres
mortales,
el despertar de la flor
y la rosa siniestra.
Minar la noche sublime
donde nacieron auroras.
Ha desandado lo amado,
desdibujado versos
subterráneos
y ha empuñado Odiseas,
ha forjado ardor y coraje
Suya es la senda que lo espera
al concluir la noche,
ileso encuentra su corazón y el
fuego.
22
Escribe desde otras vidas
palabras que no pueden
descifrar
sus pensamientos,
sus voces,
con ellas sostuvo
sus sentidos.
Dicciones
que fueron cortinas
y muros de una casa inmortal.
Sus verbos fueron techo y
cimiento
ventanas para una casa
habitada.
23
Trovador
seminal
digiere su pena
y amargura,
filósofo y pedagogo,
jurista, comerciante,
paladín de su causa,
de la verdad hecha
sangre y lagrima.
¿Qué puede más un
bardo
que dona su fe a los
moribundos?
¿Qué puede sino descansar,
dormir
y levantarse muy temprano a su
laborar?
24
Recuerda el mar,
la ensenada
en el vuelo de pájaros en la rauda
mirada.
Tanta desnudez no fue
misterio,
fue canto a la juventud y al
ensueño.
Recuerda la ribera,
los náufragos,
la niñez informe.
Entre las espinas de la playa
y los recuerdos.
Fue dueño la isla y la noche
fundida.
Del fuego lejano que la noche
consumió en su fogata los
luceros.
24
Fue la confirmación
de un sendero sin soledad.
La pasión de un augurio tibio que
germinaba.
El oscuro latido
el ardiente paseo de las
horas.
La huella llena de presencias
y poemas
El pueblo sobrado de
amaneceres.
El signo de la cita infinita.
El inagotable el sino de su
alegría.
DATOS PERSONALES
DATOS BIOGRAFICOS
EDGAR IVAN HERNANDEZ, Poeta y Cuentista,
nació el 2 de octubre de 1965, en Cojutepeque.
Departamento de Cuscatlán. El Salvador.
Ha sido miembro de los Talleres Literarios:
XIBALBA, PATRIAEXACTA y Taller de Letras Gavidia:
TALEGA
Es colaborador de Periódicos y revistas
culturales.
Ganador de los siguientes reconocimientos
Literarios:
– IX Juegos Florales Salvadoreños, 1986.
Zacatecoluca. Primer lugar en la rama de cuento y Segundo en la
rama de Poesía.
– Certamen Literario Alfonso Hernández 1990.
Primer Lugar compartido, rama de Poesía.
– Juegos Florales Santanecos 1995. Primer Lugar
compartido, rama de Poesía.
– II Juegos Florales de Soyapango 2002. Primer Lugar en
rama de Poesía.
PUBLICACIONES COLECTIVAS:
Cuando el silencio golpea las campanas
Astac, 1991. Ganadores del Certamen
ANFONSO HERNANDEZ 1990
POESIA REFORMA 1991.
Iglesia Luterana 1992.
Ganadores del Certamen Literario Reforma 91.
POESIA JOVEN SALVADOREÑA
DECADA DE LOS 80.
Piedras en el Huracán, 1993,
compilada por JAVIER ALAS.
Santa Ana, 1995. Colección Juegos
Florales.
Concultura 1995.
POESIA A MANO, ANTOLOGIA
DE 40 POETAS SALVADOREÑOS, 1997.
Selección de JOAQUIN MEZA
ANTOLOGIA DE UNA DECADA,
ZACATECOLUCA 1985-1995.
Colección Juegos Florales. Concultura
1998.
El juego infinito
Concultura 1998.
Coreos electrónicos :
edgarivanh@hotmail.com
eivanh@yahoo.com
eivanh65@gmail.com
Otras Publicaciones:
Titulo: Ciudario: San Salvador y otros
poemas
http://www.monografias.com/Categoría:
Lengua y Literatura
Brevicuentos – Monografías.com
www.artepoetica.net/Edgar_Ivan.htm
Autor:
Edgar Iván
Hernández
Rama: Poesía
El Salvador, 2010.