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Consideraciones sobre el pensamiento nacional



  1. La
    única verdad es la realidad
  2. Olviden todo lo que hayan
    aprendido
  3. Opresores y oprimidos
  4. Nuestra cultura imperial
  5. Los
    caminos de la Liberación
  6. "…Hay algo más interesante que
    decir para acabar esta charla…"

El presente folleto pretende acercar al
joven lector, a algunas de las ideas y de los autores que
marcaron nuestro pensamiento.

A las revoluciones independentistas del
siglo XIX le siguió la tragedia divisionista. La gran
patria americana de Bolívar y San Martín, se
desmembró y surgieron los nuevos estados-colonia
americanos, apadrinados por la política de divide y
reinaras, propia del palacio de Buckingham. Está claro que
para mantener esta situación de división y nueva
dependencia era necesario que las víctimas no sean
conscientes de ello, no sean capaces de ver ni su historia, ni su
realidad.

Será pues el estado colonial el
reproductor de un sistema político, económico,
social y cultural impuesto desde el centro del imperio, desde la
nueva Roma. Por ello adquiere tanta relevancia aquello que tan
bien expresó Arturo Jauretche; en su libro "Los profetas
del odio y la yapa; "…a la estructura material de un
país dependiente corresponde una superestructura cultural
destinada a impedir el conocimiento de esa dependencia, para que
el pensamiento de los nativos ignore la naturaleza de su drama y
no pueda arbitrar propias soluciones, imposibles mientras no
conozca los elementos sobre los que debe operar, y los
procedimientos que corresponden, conforme a sus propias
circunstancias de tiempo y lugar…".

Así, el siglo XX se
caracterizó por distintos procesos de reacción al
imperialismo y a la oligarquía que se manifestaron en
movimientos políticos populares y revolucionarios, que en
algunos casos alcanzaron a nivel nacional un segundo
período de soberanía política e
independencia económica. Surgieron de los rincones de
nuestra patria americana los nombres de José Martí
(Cuba), Augusto Sandino (Nicaragua), Farabundo Martí (El
Salvador), Emiliano Zapata (México), Hipólito
Irigoyen y Juan Domingo Perón (Argentina), Getulio Vargas
(Brasil), Víctor Raúl Haya Torre (Perú),
Rafael Franco (Paraguay), Juan José Torres González
(Bolivia), Salvador Allende (Chile), etc. para escribir una nueva
historia, la historia de los pueblos que luchan por retomar su
destino soberano en la clarividencia que la elección es
entre un futuro de pueblos sometidos por su división o el
de los pueblos libres por la fuerza de su unidad. Así, la
original idea de nuestros lideres independentistas
resurgió de entre sus cenizas y se acrecentó con el
impulso de los tiempos y las necesidades de nuestros Pueblos. Por
el contrario la mentirosa "historia oficial" que nos apresaba en
la dependencia colonial, en el transcurso de nuestro tiempo, es
demolida por la investigación histórica
revisionista que fundada en la autonomía intelectual abre
paso al pensamiento nacional que emplea toda la
instrumentación analítica al servicio de la
reconstrucción de la Patria Latinoamericana.

El pensamiento nacional emergió en
toda Sud América por aquellos similares acontecimientos
que se engendraron al cruzar desde un mismo puente la historia
mundial. Es el pensamiento que germina en la época
bonapartista, brota en la primera guerra mundial, madura durante
y después de la segunda guerra y vuelve a desplegar sus
semillas en los tiempos de la guerra fría.

Nuestra Nación sudamericana ha
transitado en sus diferentes matices por el colonialismo
ibérico, el imperialismo industrialista europeo y
posteriormente la explotación consumista estadounidense.
Similares fueron los procesos de genocidio de nuestros pueblos
nativos y originarios, los modelos de macro-explotación,
apoderamiento y dominio de los recursos naturales y la
constitución de nuestras instituciones políticas.
Todos estos hechos conllevaron la conformación de la
estructura social de los pueblos, de las clases sociales que los
componen, en especial la de sus clases oligárquicas,
originadas como terratenientes en la época colonial para
posteriormente reconvertirse en impulsoras del desarrollo del
capitalismo instituyéndose en socios del imperialismo en
el saqueo de los recursos naturales.

Juan Domingo Perón en su libro
"Latino América Ahora o Nunca" escribía "…el
problema argentino como lo es de Brasil, de Bolivia, de Chile,
Venezuela, Colombia y que consiste en las reformas en lo interno
y de la liberación en lo internacional. Sin las reformas
no habrá paz interior estable, y duradera como impone la
convivencia creadora, y sin la liberación no habrá
justicia social, ni independencia económica, ni
soberanía nacional y no saldremos nunca de nuestra triste
condición de subdesarrollados en tanto seamos tributarios
de la explotación imperialista…".
Contemporáneamente el presidente de Bolivia Juan
José Torres González decía "…En el
proceso histórico latinoamericano y en el de la
nación boliviana existe un rasgo permanente: la
explotación, que asume contenidos y formas variadas en el
tiempo y en el espacio regional. La explotación surge, en
escala mundial, de la dialéctica de la expansión y
dominación de los imperios metropolitanos sobre las
áreas coloniales. La explotación se refuerza y se
hace más efectiva, en escala nacional, por los intereses
de determinadas clases dominantes minoritarias, dueñas de
los medios de producción…".

La única
verdad es la realidad

"…Todo nuestro problema consiste en
empezar a ver las cosas desde la perspectiva de nuestra
realidad…" esta fue la prédica que Arturo Jauretche
puso en su libro "Los profetas del odio y la yapa" como clave de
la cuestión nacional. "…Es frecuente el error de
oponer la política realista a la política
idealista. El error proviene de confundir al político
practicón con el realista. Lo que es un absurdo, ya que el
realismo consiste en la correcta interpretación de la
realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideales y
de cosas prácticas. Así, el político
verdaderamente realista, es decir, sustancialmente el
político, ni escapa al círculo de los hechos
concretos por la tangente del sueño o de la
imaginación, ni está tan atado al hecho concreto
que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al
margen del futuro y el pasado, diferenciándose bien del
practicón que es un simple recolector de votos y fuerzas
materiales. Para un político realista, la realidad
está construida de ayer y de mañana; de fines y
medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas. El
hecho cotidiano es un complejo amasado con el barro de lo que fue
y el fluido de lo que será, que no por difuso es
inaccesible e inaprensible…" Arturo Jauretche,
Política Nacional y Revisionismo Histórico
(1959).

Las contradicciones que se presentan en la
práctica serán las que hacen que el Pensamiento
Nacional explore las teorías políticas del Estado.
El realismo político, en su mayor parte, ha sido impulsado
por conservadores que han justificado la coerción del
Estado como un mal necesario para mantener "el bien común"
y ello partiendo desde una concepción pesimista del
hombre. Maquiavelo y Lutero son realistas y pesimistas: ambos
consideran que el Estado se funda en su fuerza o en el
engaño, para controlar a sus súbditos
indóciles-. En cambio, nuestro pensamiento se afirma en el
positivismo libertario.

Como Karl Marx compartió con los
escritores realistas la idea que el Estado es el dominio de la
fuerza, pero sin una concepción pesimista de la naturaleza
humana o de la Historia, así nuestro pensamiento
considerará al Estado como una instancia necesaria para la
concreción de la teoría libertaria, llevando la
concepción realista del Estado hasta sus últimas
consecuencias al denunciar con extrema claridad el aspecto
ideológico del Estado Fuerza manifestando que sirve para
la realización de intereses no generales, sino
particulares impuestos por el imperialismo y su clase
lacaya.

Diremos que es falsa la
justificación de que es necesaria la coerción del
Estado para mantener el bien común. No hay nada de bueno
en lo coercitivo. La coerción del Estado impera para
mantener un "status quo", una situación de dominio que
impone el dominador sobre el oprimido. En lo supra-nacional esa
situación de dominio se replica. Existen países
dominantes y dominados, desarrollados y subdesarrollados. Como
diría Eduardo Galeano "… No asistimos en estas
tierras a la infancia salvaje del capitalismo, sino a su cruenta
decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es
una consecuencia. El subdesarrollo de América latina
proviene del desarrollo ajeno y continúa
alimentándolo…".

Olviden todo lo
que hayan aprendido

Comprendida la situación de
dependencia denunciada, viendo al sistema económico
político y cultural como un reproductor de la
situación de poder establecida y a la fuerza del Estado
como una imposición de dominio, de mantenimiento del
"status quo", entenderemos el por qué de las palabras de
Raúl Scalabrini Ortiz en su libro "Política
Británica en el Río de la Plata: "…Todo lo
que nos rodea es falso e irreal, falsa la historia que nos
enseñaron, falsas las creencias económicas que nos
impusieron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan,
falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen, irreales
las libertades que los textos aseguran…".

La idea es reforzada por Norberto Galazzo
en su artículo, J.J. Hernández Arregui: Del
peronismo al socialismo "…En un país colonial hay
dos patrones culturales: 1) La cultura de la oligarquía de
la tierra, transmitida en particular a la clase media y cuyos
valores, difundidos a través de la escuela, diarios,
revistas, televisión, etc., son las máscaras de la
dependencia económica. Estos valores colonialistas
aberrantes tienden a crear una imagen falsificada de la
Argentina. Así, el colonizado deviene extranjero en sus
maneras de sentir y pensar y aunque vive en el país,
permanece extraño a su realidad profunda… 2) Frente
a esta cultura colonial, late en el pueblo oscuro la cultura
nacional. Toda cultura nacional es colectiva… Y si esta
conciencia histórica es interpretada y alumbrada por una
minoría de escritores nacionales es porque no todos los
intelectuales son lacayos. Lucha cultural es, pues, rescate y
revitalización de las tradiciones colectivas, costumbres,
creencias, folklore –un pueblo sin folklore no es tal sino
un conglomerado sin historia- que viene del pasado y se anudan al
presente como herencia y al provenir como revolución
nacional…".

Y, en remate Rodolfo Walsh nos aclara.
"…Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los
trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan
héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de
nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia
colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece
así como propiedad privada cuyos dueños son los
dueños de todas las otras cosas…".

Será motivo de preocupación
para el Pensamiento Nacional el construir la antítesis
propuesta por el poder colonial, por el imperialismo. Qué
mejor entonces que citar a Juan José Hernández
Arregui y su obra ¿Qué es el ser nacional?
"…El "ser nacional" es, en primer término, un
concepto general y sintético, compuesto por una pluralidad
de subconceptos subordinados y relacionados entre sí. Es
un hecho político vivo empernado con múltiples
factores naturales, históricos y psíquicos, a la
conciencia histórica de un pueblo. Es una comunidad
establecida en un ámbito geográfico y
económico, jurídicamente organizada en
nación, unida por una misma lengua, un pasado
común, instituciones históricas, creencias y
tradiciones también comunes en la memoria del pueblo, y
amuralladas, tales representaciones colectivas, en sus clases no
ligadas al imperialismo, en una actitud de defensa ante embates
internos y externos, que en tanto disposición
revolucionaria de las masas oprimidas, se manifiesta como
conciencia antiimperialista, como voluntad de destino. Si el "ser
nacional" es el conjunto de los factores reales enunciados, es
obligatorio entonces buscar sus orígenes en la
historia…". Para el pensamiento nacional la
contradicción nuevamente se presenta puesto que para el
citado autor la "…historiografía oficial, desde
Mitre en adelante, no ha sido mas que la idealización de
la oligarquía por si partiquinos universitarios, y en lo
esencial, herramientas de la voluntad dominadora extranjera
empeñada en quebrar todo espíritu nacional,
mediante el ocultamiento de la verdad histórica…El
entreguismo de la oligarquía no fue un simple error. Fue
el coronamiento político y cultural de sus intereses de
clase asociados, por encima del país, a su
subordinación al mercado internacional. La obra maestra de
la oligarquía, a fin de justificar su política, ha
sido su historia oficial…" -Juan José
Hernández Arregui; La formación de la conciencia
nacional- Idea igualmente sostenida por Arturo Jauretche al
decir: "…La falsificación (de la historia) ha
perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través
de la desfiguración del pasado, que los argentinos
poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar
una política nacional. Mucha gente no entiende la
necesidad del revisionismo porque no comprende que la
falsificación de la historia es una política de la
historia, destinada a privarnos de experiencia que es la
sabiduría madre…".

Opresores y
oprimidos

"…La división internacional
del trabajo consiste en que unos países se especialicen en
ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy
llamamos América latina, fue precoz: se especializó
en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del
renacimiento se abalanzaron a través del mar y le
hundieron los dientes en la garganta… Pero la
región sigue trabajando como sirvienta. Continúa
existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente de
reserva del petróleo y del hierro, el cobre y la carne,
las frutas y el café, las materias primas y los alimentos
con destino a los países ricos que ganan
consumiéndolos, mucho más de lo que América
Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los
impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben
los vendedores… Cuanta más libertad se otorga a los
negocios, más cárceles se hace necesario construir
para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de
inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado
externo dominante, proporcionan también caudalosos
manantiales de ganancias que fluyen de los empréstitos y
las inversiones extranjeras en los mercados internos
dominados… …Pero para que el imperialismo
norteamericano pueda hoy día, integrar para reinar en
América Latina, fue necesario que ayer el imperialismo
británico contribuyera a dividirnos para los mismos
fines…" Las venas abiertas de América Latina, de
Eduardo Galeano".

La realidad económica
política de nuestros países hace que los
dueños de su economía sean necesariamente los
socios del extranjero o lo que es peor que las multinacionales
extranjeras se radiquen aquí y compren nuestros campos,
tambos y vacas, nuestros viñedos y bodegas, nuestros pozos
de petróleo y refinerías y sólo nos obtengan
de mano de obra exportando los productos que producen a su
país de origen desde puertos sin franquicia, es decir las
nuevas zonas francas.

La globalización de la
economía y el desarrollo del capitalismo financiero en los
últimos años del siglo XX desarrollaron este nuevo
demonio nacido de la postguerra. Para evitar competencias
molestas, controlar los mercados e imponer los precios a su
conveniencia, las grandes multinacionales potencian todo lo que
pueden el proceso de concentración y acumulación de
empresas diversas. Así unas pocas firmas empresariales han
conseguido dominar la producción a escala mundial formando
auténticos oligopolios, en los sectores productivos
más significantes. En el mundo hay unas 80.000 empresas
multinacionales con más de 1.000.000 empresas filiales y
60 millones de empleados directos, que desde la década del
80 han crecido sin freno beneficiándose con las
políticas de libre comercio y el abaratamiento de los
costes de transporte y comunicaciones. Las 100 empresas
transnacionales más importantes suponen el 13 % de los
trabajadores y el 14% de las ventas mundiales. Una multinacional
como la General Motors tiene unos ingresos superiores a cualquier
país sudamericano o varios de ellos.

En tal sentido el pensamiento nacional
pretende gobernar para el beneficio de nuestro pueblo. No en lo
inmediato y pragmáticamente como propone el imperialismo
saqueador, sino para que en lo mediato la riqueza que se produce
en nuestra América quede en nuestra gente. Así como
en los períodos de mayor independencia económica
hemos logrado que la industria de nuestros países
manufacture las materias primas que se exportan,
imprimiéndole un mayor crecimiento a la industria y
consecuentemente de la clase trabajadora que genera un mercado
local, así es la política económica que debe
imperar en nuestra nación, olvidándonos de las
mentiras de las "supuestas" y "salvadoras" inversiones
extranjeras, a nuestra América la salva la unidad
latinoamericana dirigiendo su política económica y
resguardando su mercado o seguimos por siglos siendo esclavos. Y
como diría Arturo Jauretche "…La economía
moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los
poderes económicos. Estamos en un mundo
económicamente organizado por medidas políticas, y
el que no organiza su economía políticamente es una
víctima. El cuento de la división internacional del
trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su
ejecución, es pues una de las tantas formulaciones
doctrinarias, destinadas a impedir que organicemos sobre los
hechos nuestra propia doctrina
económica…".

Nuestra cultura
imperial

"…Las clases dirigentes y parte de
la pequeña burguesía del país colonial
adoptan los esquemas mentales impuestos por el país
dominante, y ello por varias razones: porque los intereses
están vinculados a los del imperialismo; porque se
consideran parte integrante del mundo cultural al que esas ideas
responden, mundo del cual creen participar merced a su ferviente
superioridad intelectual sobre el resto de la población,
porque se encasillan con el relumbrón del pensamiento
europeo o norteamericano sin entrar en considerar que responden a
contingencias que son en muchos aspectos antitéticas de
los intereses nacionales…"(La Lucha por la
Liberación Nacional, de John William Cooke -).

A lo largo de este folleto pudimos
visualizar como el Pensamiento Nacional a través de una
perspectiva distinta de la historia fue visualizando una
posición política de Nación. Una
Nación que aún lucha por liberarse del yugo opresor
externo e interno y que nos encuentra a partir de la
dècada de 1980 con un nuevo factor. Un nuevo enemigo que
ingresa a nuestras casas y se apodera de nuestras mentes, de
nuestra cultura.

Algunos creen que el consumismo es ir de
shopping el fin de semana. Nada más errado. El consumismo
es el producto cultural de más de 20 años de una
sociedad de consumo, un sistema que obliga al hombre a concentrar
sus capacidades y esfuerzos en la producción y
adquisición de bienes materiales, exponiéndolo a un
permanente bombardeo de información en el que es excitado,
seducido y educado a procurar su libertad adquiriendo bienes.
Dónde la única propuesta es la búsqueda
ansiosa e infinita de ver en sus semejantes constantes
competidores de la abundancia material, dónde nadie tiene
tiempo para el "otro", dónde se niega su existencia o se
la cosifica. Todo es un producto material que se puede adquirir
con dinero. El consumo nos propone una sociedad de mentiras
imponiéndonos subir de "status" adquiriendo cosas que
distraerán nuestro tiempo con el único objeto de
tener que mantenerlas, cuyo único resultado es un hombre
perturbado, alienado por el trabajo por poseer bienes materiales.
Un hombre incitado permanentemente por pautas publicitarias
tiranas que hurgan los deseos más miserables despertando
ansiedades inalcanzables.

Marchamos con una sociedad que no sabe
hacia donde va, que vive la contradicción de amar lo que
consume, por lo que su amor se consume. Es una sociedad
permanentemente insatisfecha. Su insatisfacción por el
consumo la motoriza a generar más para consumir y poseer
más. Pero esa posesión no es universal sino
individual, por lo tanto algunos poseen y otros no. Aquel que no
puede consumir no es parte del sistema y por lo tanto será
un excluido. Un excluido de la humanidad.

Una sociedad frustrante dónde los
valores más altruistas que hacen al ser "social" quedan
relegados por no tener recompensa económica. Una sociedad
de cosas, sin otros, sin amor, sin solidaridad, sin fraternidad.
El consumo construye una sociedad de oprimidos e insatisfechos.
Es una sociedad que deshumaniza al opresor, al oprimido y al
excluído.

La liberación del consumismo exige
la humanización del consumidor. "… Los oprimidos
deben luchar como hombres que son y no como objetos. Es
precisamente porque han sido reducidos al estado de objetos, en
relación a la opresión que se encuentran
destruidos. Para reconstruirse es importante que sobrepasen el
estado de objetos. No pueden comparecer a la lucha como cosas
para transformarse después en hombres… La lucha por
la reconstrucción se inicia con su autorreconocimiento
como hombres destruidos…" (Pedagogía del Oprimido,
de Paulo Freire-).

Los caminos de la
Liberación

Como piensa Paulo Freire, todo sistema
político a los efectos de preservarse se violenta. La
violencia deshumaniza no solo al oprimido al privárselo de
su dignidad, y al instalarle la filosofía "del ser menos",
sino al opresor en la creencia del "ser más". Como
distorsión del ser más, el ser menos conduce a los
oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los
minimizó. Lucha que solo tiene sentido cuando los
oprimidos en la búsqueda por la recuperación de la
humanidad no se sienten idealistamente opresores de los opresores
sino en los restauradores de la humanidad de ambos. Ahí
radica la gran tarea para los oprimidos, liberarse así
mismo y liberar a los opresores. Por ello la liberación es
un parto. Un parto que vence la contradicción
opresor-oprimido. El hombre que vence esa contradicción en
la práctica real, es el hombre nuevo. La liberación
esta en uno mismo y la comunión con los pares.

Cada uno de nosotros es parte de un
universo (de una comunión) donde ha creado su historia, su
vida, sus afectos. Ese es el lugar de su práctica, de su
predica, de su ejemplo. Por minúsculo que sea, ese es el
foco que cada uno de nosotros debe encender en el camino de la
resistencia a la cultura imperial, a la sociedad consumista,
emprendiendo el proyecto libertario de la humanización del
hombre.

Hemos encontrado el sendero para salir de
la mitológica caverna platónica de las sombras. La
luz nos ha cegado, pero es necesario volver a la caverna y contar
nuestra verdad a nuestros compatriotas.

Parafraseando a Mao Tse Tung veremos que
aquellos que creen que la subyugación es una realidad
invariable ven en el imperialismo una fuerza sobrenatural, y en
nosotros una brizna insignificante, en tanto aquellos que quieren
transformar las cosas de un día para el otro ven en el
reflejo del espejo una fuerza sobrenatural y en el enemigo una
brizna. Ambos se equivocan. Nuestro punto de vista es diferente,
será una lucha prolongada en todos los frentes y la
victoria nos pertenecerá, porque "…Los cambios que
se producen en la sociedad se deben principalmente al desarrollo
de sus contradicciones internas, es decir, las contradicciones
entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción, entre las clases y entre lo viejo y lo nuevo.
Es el desarrollo de estas contradicciones lo que hace avanzar la
sociedad e impulsa la sustitución de la vieja sociedad por
la nueva…".

Así como el capitalismo avanza y
aprende de sus errores, los transforma y los reproduce en un
nuevo ciclo, así la idea antiimperialista no debe ni puede
dogmatizarse, la revolución es un permanente cambio, es
una apertura de la mente a la libertad del hombre, es la
ideología en práctica que lucha contra la
opresión, es la idea vence y que no nos pertenece, pues la
idea es de y para la humanidad. El futuro es nuestro y por
nuestros hijos que son los hijos del pueblo.

Cuando "…hemos triunfado para
derrocar la explotación imperialista, para terminar los
monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para
controlar el comercio de exportación e importación,
para nacionalizar en fin, el crédito, pilares todos que
harán factibles el progreso…, creando el capital
social que impulsará nuestro desarrollo…" (Estas
son palabras y hechos de Salvador Allende).

"…Hay algo
más interesante que decir para acabar esta
charla…"

"…El ejemplo que nuestra
revolución ha significado para América Latina y las
enseñanzas que implican haber destruido todas las
teorías de salón: Hemos demostrado que un grupo de
hombres pequeño decididos apoyados por el pueblo y sin
miedo a morir si fuera necesario puede llegar a imponerse a un
ejercito regular disciplinado y derrotarlo definitivamente. Esa
es la enseñanza fundamental…Ahora ante la
experiencia que hemos tenido, se plantea cual será nuestro
futuro, que esta ligado íntimamente al de todos los
países subdesarrollados de América Latina. La
revolución no esta limitada a la nación…
pues ha tocado la conciencia de América y ha alertado
gravemente a los enemigos de nuestros pueblos… La
revolución ha puesto en capilla a los tiranos
latinoamericanos, porque estos son enemigos de los
regímenes populares igual que las empresas monopolistas
extranjeras… Por último debemos abrir nuevos
caminos que converjan a la identificación de los intereses
comunes de nuestros países subdesarrollados. Debemos estar
apercibidos contra todos los intentos y propósitos de
dividirnos, luchar contra quienes pretendan sembrar la semilla de
la discordia entre nosotros, los que amparados en designios
conocidos aspiran a sacar partido de nuestras discordias
políticas y azuzar perjuicios imposibles en este
país…" (El Ejercito Rebelde, de Ernesto Che
Guevara).

 

 

Autor:

Nando Queimaliños

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