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Propuesta metodológica para la prevención del delito en Cuba



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Aspectos básicos sobre las
    representaciones sociales
  4. Presentación de la
    propuesta
  5. Consideraciones conclusivas
  6. Bibliografía

Línea de Investigación:
Marginalidad, corrupción, delito y conductas
desviadas.

El objetivo central de este trabajo es rediseñar
la guía metodológica que actualmente orienta el
trabajo para la prevención del delito en Cuba desde el
estudio de la teoría de la representación social.
El abordaje de esta categoría nos permite acceder al
estudio científico del pensamiento social, es decir,
aquellos conocimientos, creencias y opiniones que emergen de la
interacción grupal acerca de los objetos socialmente
significativos. Apoyados en la Investigación Acción
Participativa se organiza la propuesta que contiene un conjunto
de etapas para el desarrollo de la actividad. El principal
resultado obtenido radica en la integración de
múltiples presupuestos que de esta manera pueden
redimensionar la percepción de los responsables
institucionales.

Palabras claves: prevención, delito,
representación social, metodología.

La expresión "prevención del delito"
engloba las estrategias y medidas encaminadas a reducir el riesgo
de que se produzca un delito y sus posibles efectos perjudiciales
para las personas y la sociedad, incluido el temor a la
delincuencia, y a interesarse para influir en sus
múltiples causas. La elaboración de estos programas
incluye la definición de sus principios y objetivos. Como
principios actúan el ver a la comunidad como sujeto-objeto
de su propia transformación, la jeraquización de
sus intereses y necesidades, el respeto a la diversidad de
tradiciones y rasgos culturales producidos por su historia, lo
que se utilizaría como encuentro con la identidad
comunitaria, donde la legitimación sería un
elemento importante que desarrollaría el sentido de
pertenencia, la activación de los profesionales de la
comunidad y los grupos promotores, así como los
líderes comunitarios, en la búsqueda de soluciones
y alternativas positivas a los problemas existente, y al respetar
el entorno natural y social.

La propuesta incorpora al trabajo a todos los sujetos de
la comunidad, a las organizaciones sociales y de masas y
demás entidades de la producción y los servicios
con una incidencia decisiva en la acción transformadora
del ambiente comunitario. Los representantes de las demarcaciones
desempeñan un rol importantísimo en la
coordinación y el apoyo de los demás actores
sociales de la comunidad.

En correspondencia con ello nos plantemos como
Objetivo General: Fundamentar una propuesta
metodológica desde la perspectiva de la
representación social del delito para el trabajo de la
Comisión de Prevención y Atención Social en
el municipio San Cristóbal con los jóvenes de 15 a
29 años. Para el tratamiento del mismo debemos en primer
término: Argumentar la importancia de las representaciones
sociales del delito para su prevención a lo que le
sobrevendrá; Valorar la fundamentación de la
estrategia de prevención social instrumentada por el
Sistema en el municipio San Cristóbal; como resultado de
esta evaluación el siguiente y último paso
será; Diseñar líneas metodológicas
desde la perspectiva de la representación social del
delito para el trabajo de prevención social, como
objetivos específicos.

Para el desarrollo de la investigación se usaron
los métodos: teórico jurídico, tenga
en cuenta que se emplea en toda la investigación desde su
concepción hasta el momento de elaborar las conclusiones y
el trabajo final. El exegético-analítico
supone una descripción del fenómeno .Conjugado con
el analítico, se utiliza para realizar diversos
análisis o valoraciones en función de estudios
teórico doctrinales y en el propio proceso interpretativo.
Sociológico o empírico comprende la
observación, la revisión de documentos así
como el cuestionario y la entrevista.

Desarrollo

Teniendo en cuenta las ideas de Moscovici, la
representación social concierne a un conocimiento de
sentido común, que debe ser flexible, y ocupa una
posición intermedia entre el concepto que se obtiene del
sentido de lo real y la imagen que la persona reelabora para
sí. Es considerada además proceso y producto de
construcción de la realidad de grupos e individuos en un
contexto histórico social determinado.

De modo general, las representaciones sociales
constituyen una formación subjetiva, multifacética
y polimorfa, donde fenómenos de la cultura, la
ideología y la pertenencia socio-estructural dejan su
impronta; al mismo tiempo que elementos afectivos, cognitivos,
simbólicos y valorativos participan en su
configuración.

Los elementos que definen las representaciones sociales
son:

  • El contenido (imágenes, actitudes,
    estereotipos, atribuciones, etc.)

  • Lo representado.

  • El sujeto que realiza el acto de
    representar.

Ciertamente, son muchas las nociones que sobre este
tópico se han elaborado; por tal motivo resulta imposible
dar cuenta de todas ellas, no obstante, a pesar de su diversidad
notamos que no son excluyentes ni contradictorias, sino que
tienden a complementarse. Por ello concuerdo con muchos
investigadores cuando plantean que existen tantas definiciones
como la amplia variedad de objetos de
representación.

La importancia, amplitud y complejidad del
fenómeno representacional conlleva a la necesidad de
combinar enfoques o perspectivas teóricas que de modo
complementario se articulen y asuman diferentes abordajes
metodológicos, sin que esto signifique un eclecticismo
teórico-metodológico. Por ello nos es posible,
partiendo de presupuestos compatibles, abordar el fenómeno
desde distintas ópticas, pudiendo articular métodos
y técnicas que nos permitan un mayor acercamiento al
mismo.

Esencialmente, una de las vías para acceder a su
conocimiento se halla en el campo de la comunicación y la
interpretación, donde se revela la importancia del
lenguaje para nuestra investigación. Su trascendencia
radica en que es una práctica que construye
sistemáticamente el objeto del cual habla.

Las representaciones sociales constituyen una unidad
funcional estructurada. Están integradas por formaciones
subjetivas tales como: opiniones, actitudes, creencias,
imágenes, valores, informaciones y
conocimientos.

Se estructuran alrededor de tres componentes
fundamentales: la actitud hacia el objeto, la información
sobre ese objeto y un campo de representación donde se
organizan jerárquicamente una serie de
contenidos.

Investigaciones llevadas a cabo han demostrado que desde
el punto de vista de la génesis, la actitud es la primera
dimensión de una representación, pues nos
representamos "algo" luego y en función de la toma de
posición hacia ese "algo".

La actitud: Es el elemento afectivo de la
representación. Se manifiesta como la disposición
más o menos favorable que tiene una persona hacia el
objeto de la representación; expresa por tanto, una
orientación evaluativa en relación con el objeto.
Imprime carácter dinámico y orienta el
comportamiento hacia el objeto de representación,
dotándolo de reacciones emocionales de diversa intensidad
y dirección.

La información: Es la dimensión
que refiere los conocimientos en torno al objeto de
representación; su cantidad y calidad es variada en
función de varios factores. Dentro de ellos, la
pertenencia grupal y la inserción social juegan un rol
esencial, pues el acceso a las informaciones está siempre
mediatizado por ambas variables. También tienen una fuerte
capacidad de influencia la cercanía o distancia de los
grupos respecto al objeto de representación y las
prácticas sociales en torno a este.

Campo de representación: Este es el
tercer elemento constitutivo de la representación social.
Nos sugiere la idea de "modelo" y está referido al orden
que toman los contenidos representacionales, que se organizan en
una estructura funcional determinada. El campo representacional
se estructura en torno al núcleo o esquema figurativo, que
constituye la parte más estable y sólida de la
representación, compuesto por cogniciones que dotan de
significado al resto de los elementos. En el núcleo
figurativo se encuentran aquellos contenidos de mayor
significación para los sujetos, que expresan de forma
vívida al objeto representado. Es necesario destacar que
esta dimensión es "construida" por el investigador a
partir del estudio de las anteriores.

Las funciones de las representaciones sociales han sido
expuestas por varios autores destacando la funcionalidad y
utilidad práctica de la teoría en el ámbito
social. Jean Claude Abric [1]hace una
sistematización sobre el tema donde resume, a su modo de
ver, cuatro funciones básicas de las representaciones.
Estas funciones han sido desarrolladas en un trabajo realizado
por Maricela Perera, siendo precisamente dichas funciones las que
se presentan a continuación:

  • Función de conocimiento: Permite
    comprender y explicar la realidad. Las representaciones
    permiten a los actores sociales adquirir nuevos conocimientos
    e integrarlos, de modo asimilable y comprensible para ellos,
    coherente con sus esquemas cognitivos y valores. Por otro
    lado, ellas facilitan -y son condición necesaria para-
    la comunicación. Definen el cuadro de referencias
    comunes que permiten el intercambio social, la
    transmisión y difusión del
    conocimiento.

  • Función identitaria: Las
    representaciones participan en la definición de la
    identidad y permiten salvaguardar la especificidad de los
    grupos. Sitúan además, a los individuos y los
    grupos en el contexto social, permitiendo la
    elaboración de una identidad social y personal
    gratificante, o sea, compatible con el sistema de normas y
    valores social e históricamente
    determinados.

  • Función de orientación: Las
    representaciones guían los comportamientos y las
    prácticas. Intervienen directamente en la
    definición de la finalidad de una situación,
    determinando así a priori, el tipo de relaciones
    apropiadas para el sujeto. Permiten producir un sistema de
    anticipaciones y expectativas, constituyendo una
    acción sobre la realidad. Posibilitan la
    selección y filtraje de informaciones, la
    interpretación de la realidad conforme a su
    representación. Ella define lo que es lícito y
    tolerable en un contexto social dado.

  • Función justificadora: Las
    representaciones permiten justificar un comportamiento o toma
    de posición, explicar una acción o conducta
    asumida por los participantes de una
    situación.

Es necesario añadir otras dos funciones que
guardan estrecha interrelación con las mencionadas
anteriormente. Dichas funciones son:

  • Función sustitutiva: Las
    representaciones actúan como imágenes que
    sustituyen la realidad a la que se refieren, y a su vez
    participan en la construcción del conocimiento sobre
    dicha realidad.

  • Función
    icónico-simbólica:
    Permite hacer presente
    un fenómeno, objeto o hecho de la realidad social, a
    través de las imágenes o símbolos que
    sustituyen esa realidad. De tal modo, ellas actúan
    como una práctica teatral, recreándonos la
    realidad de modo simbólico.

La participación de la comunidad y concurrencia
de organizaciones de masas representan elementos importantes del
concepto de prevención del delito establecido en esas
directrices. El término "comunidad" puede definirse de
diferentes maneras, pero en el presente trabajo se refiere
esencialmente a la participación de la sociedad civil a
nivel local.

Múltiples son los enfoques sobre el trabajo
preventivo consultados por los autores del presente trabajo entre
los cuales figuran:

  • Promover el bienestar de las personas y fomentar un
    comportamiento favorable en atención a los paradigmas
    de la sociedad, centrando la atención en el riesgo y
    los factores de protección relacionados con la
    delincuencia.

  • Modificar las condiciones que en los Consejos
    Populares influyen en la delincuencia mediante el fomento de
    iniciativas y la generalización de
    experiencias.

  • Reducir las oportunidades para la comisión de
    delitos aumentando para los delincuentes el riesgo de ser
    detenidos.

  • Proporcionar asistencia para la reinserción
    social a los ex_ reclusos y personas sancionadas a medidas no
    privativas de libertad atendidas por el control de
    ejecución disminuyendo así la
    reincidencia.

Asumimos que no solo se deben integrar dichas
consideraciones sino además aspectos relacionados con el
tema de la representación social del delito para su
prevención. Tales consideraciones no pueden ser
excluyentes, sino que tienen que complementarse en una acertada
propuesta de actuación, apropiándonos en la marcha
de la diversidad de opiniones, percepciones, y puntos de vista
que poseen los miembros de la comunidad pues la
aproximación al conocimiento y a la opinión de los
autogestores en lo referente al delito constituyen puntos de
partida. Esta información ayudaría a analizar si
efectivamente, las acciones propuestas están enfocadas
hacia la resolución de la problemática, con
especial atención a las peculiaridades de los
jóvenes. Lo anterior, sin olvidar los determinantes
criminógenos que a escala comunitaria funcionan en la
producción de la actividad delictiva y la marginalidad, se
atemperará en su conjunto a la erradicación de los
factores de riesgo que funcionan como caldo de cultivo de tales
conductas. Ignorar estos presupuestos encaminaría el
trabajo sobre la base de supuestos falsos basados en valoraciones
subjetivas desprovistas de sustento científico o
estructurado a partir de acercamientos intuitivos.

Es necesario añadir que los discursos no
constituyen una expresión directa de las representaciones
de los sujetos y corresponde al investigador su
construcción, realizando un cuidadoso análisis,
puesto que los universos semánticos producidos por los
sujetos incluyen elementos cognitivos, simbólicos y
afectivos que organizan, dan sentido y dirección al
pensamiento de cada individuo particular.

Nuestra propuesta tiene como base la Metodología
de Investigación de Acción Participativa pues el
fin supremo esta dirigido ha lograr que el hombre sea
artífice de su propio destino. Se trata de un enfoque de
investigación que sin perder su cientificidad propicia
mayor participación y apropiación del proceso y de
los resultados por parte de los involucrados. Implica la
presencia real, concreta y en interrelación, de la
investigación, de la acción y de la
participación.

El empleo de técnicas como las entrevistas en
profundidad y las asociaciones de palabras, permiten tener acceso
a dicho material discursivo, que por su naturaleza favorece la
espontaneidad y la naturalización de la situación
de intercambio.

En este método investigativo se destacan varias
fases. La fase preliminar juega un papel importante ya que se
desarrolla con el Grupo Gestor, el que, en un primer momento,
será el encargado de hacer extensivas sus reflexiones e
implicar en el desarrollo de las actuaciones que se programen a
un sector más amplio de la comunidad[2]La
amplitud reflejará la diversidad de puntos de vista sobre
una misma realidad para garantizar la multiplicación de la
acción y una mayor movilización de la
población.[3]

En esta etapa debe dedicarse tiempo para que los
integrantes del grupo se conozcan, ganen en seguridad y confianza
y establezcan relaciones óptimas. Lograda la
cohesión del grupo, es necesario señalar las normas
de convivencia que regirán el trabajo, establecer
cuándo serán los encuentros y reuniones que se
realizarán y logar que los integrantes se comprometan a
cumplir esas normas.

Es importante realizar un forum comunitario donde la
población de la comunidad estudiada hable sobre esta
problemática y pueda además aportar medios y
posibles vías para su solución.

Para la implementación de nuestra propuesta
metodológica, sugerimos la puesta en marcha del accionar a
partir de las siguientes fases:

Caracterización del Consejo Popular.

  • A. Diagnóstico de los factores
    múltiples condicionantes de la conducta
    delictiva.

  • B. Pesquizaje de la población residente
    en el Consejo Popular a partir de la evaluación de los
    factores de riesgo determinados.

  • C. Definición de la demarcación
    como comunidad violenta.

  • D. Obtención de las demandas de la
    comunidad.

  • E. Diseño de
    investigación.

  • F. Elaboración y ejecución del
    programa de transformación.

  • G. Evaluación de los resultados a partir
    de técnicas participativas.

Nuestras investigaciones criminológicas han
dejado hipótesis contrastadas en relación con la
existencia de un modo de vida parasitario, expresión de
serias indisciplinas sociales, en la base de la comisión
de delitos como el robo con fuerza, el robo con violencia, las
riñas tumultuarias y las lesiones graves solo por
mencionar algunos. De manera, que el enfrentamiento consecuente y
directo de las indisciplinas sociales es también una
contribución importante en la evitación de las
más dañinas y peligrosas de sus manifestaciones: la
delincuencia como fenómeno social.

A. El conocer la realidad posibilita detectar los
factores sociales de la comunidad (organizaciones e instituciones
de la misma), detectar la existencia de líderes sociales y
naturales así como identificar el banco de problemas que
caracteriza la misma. El empleo de las dinámicas grupales
(técnicas grupales) se presenta como el instrumento
esencial para la determinación de los problemas a prevenir
y las posibilidades para solucionarlos, las que se han de
encontrar en la capacidad de respuesta que de los propios
comunitarios. De esta forma el diagnóstico se realiza con
la participación decisiva de la comunidad. El empleo de
las diversas técnicas grupales conduce a realizar acciones
de carácter educativo, orientador y preventivo, que
además de aportar datos de interés y motivar,
posibilitan la activación de la comunidad en
función del trabajo preventivo.

B. El estudio diagnóstico de los factores
múltiples condicionantes de la conducta delictiva en la
juventud. En este momento se debe profundizar en esta
problemática. Se hace necesario señalar los
factores de riesgo (aquellos que pueden agravar el problema), y
de protección (aquellos que potencian la capacidad de
respuesta ante los problemas y la posibilidad de evitar los
daños) existentes en la comunidad. Ello dará la
posibilidad de proyectar acciones preventivas. No se puede perder
de vista la integridad, complejidad y diversidad de este
fenómeno social.

Nos centraremos en los factores de riesgo siguientes:
Pobre motivación, bajo rendimiento escolar, incumplimiento
de los deberes escolares, pobre autoestima y estimulación
positiva, auto control deficiente o ausente, escasos
conocimientos sobre las consecuencias de la actividad delictiva,
maltratos, limitaciones físicas o mentales. Conductas
correctivas no consecuentes con la etapa del desarrollo, pobre
conocimiento de los profesionales que atienden la actividad de la
representación social del delito de los adolescentes y
jóvenes entre 15 y 29 años. Hogares incompletos,
roles parentales asumidos por nuevas parejas y padres ausentes.
Roles paternales no bien definidos, desorientación de los
padres ante la sospecha de actividades antisociales como porteras
de hechos delictivos, ausencia de valores positivos, estilos de
vida no satisfactorios, presencia de ex reclusos o reclusos en la
familia, familias ampliadas y relación familiar
conflictiva. Falta de apoyo de familiares y amigos,
estrés, depresión, traumatismo por abuso sexual o
físico, dependencia de sustancias toxicas (alcohol, drogas
ilegales), necesidades económicas, pertenecer a un grupo
social marginado o estigmatizado, residir en una zona carente de
estrategias de desarrollo, conflictos de convivencia en la
comunidad, fracaso profesional, desvinculación del estudio
y el trabajo.

La presencia en un individuo o grupo de los factores de
riesgo antes mencionados pueden estar relacionados con el papel
negativo que juegan los agentes socializadores que actúan
en su proceso de socialización.

  • C. Implica un levantamiento que
    contemplará a todas aquellas personas alrededor de las
    cuales estén presentes algunos de los factores de
    riesgo, cuya presencia en la vida de cualquier persona
    incrementa la posibilidad de quedar en desventaja social o
    sufrir daños y potenciar aquellas
    características personales o grupales positivas que
    aumentan la capacidad de respuesta ante los problemas y la
    posibilidad de evitar los daños. Ello implica que toda
    la población residente en el Consejo Popular sea
    objeto de apreciación con la finalidad de determinar
    las personas proclives a la comisión de un hecho
    delictivo, y dentro de ellas la población entre 15 y
    29 años de edad quienes serán el objeto
    esencial, pues estamos ante adolescentes que pueden incurrir
    en la comisión de hechos punitivos y jóvenes en
    el segundo de los casos que se encuentran en un alto grado de
    proclivilidad. No perdamos de vista que el grupo más
    afectado es el de 21 a 40 años según las cifras
    aportadas por el Tribunal Municipal Popular y la
    Policía Nacional Revolucionaria en San
    Cristóbal.

Con la colaboración de los trabajadores sociales
se llevará a cabo esta tarea, en el terreno, en la que se
vinculan otros profesionales, como: educadores, personal medico,
psicólogos, instructor policial, abogado y un
sociólogo.

D. Identificar esas áreas permite asignarle un
escenario, un rumbo y un contenido muy concreto al trabajo de
prevención y la lucha por la reducción del delito y
el clima de violencia, a la vez que, abre nuevas perspectivas de
investigación.

La vinculación de la prevención, a las
condiciones de vida y su transformación, es uno de los
contenidos e intenciones que subyacen en tales
enfoques.

La definición de las localidades con más
alto riesgo es sin lugar a dudas, un paso imprescindible para
situar la labor preventiva en una perspectiva de carácter
integral. Para lograr estos fines, se consideró
conveniente utilizar a sujetos – tipos que, por la
naturaleza de la actividad fundamental, estuvieran cotidiana y
sistemáticamente relacionados con el problema de la
actividad delictiva y la vida social en cada uno de los Consejos
Populares del municipio. Como tal, fueron considerados todos los
miembros de la CMSPAS.

La actividad con este grupo, se estructurará en
dos partes. Primero se les aplicará un cuestionario
prediseñado, dirigido a conocer si es posible identificar
localidades o barrios violentos, así como los criterios
con los que ellos los definen y cuáles son las
características fundamentales de cada uno de los barrios
definidos como tales. Después se realizará un
taller de discusión colectiva acerca de la actividad
delictiva y los factores que en las condiciones actuales, pueden
estarla favoreciendo o inhibiendo.

Para la utilización operacional de este
concepto[4]es necesario precisar que:

  • 1. El espacio residencial de población
    concentrada puede ser rural o urbano.

  • 2. La noción de barrio, en cuanto a su
    extensión territorial, no excede a la de un Consejo
    Popular de la actual división político
    administrativa; aunque no necesariamente tiene que coincidir
    con él. Puede ser el consejo, parte de él o
    parte de varios.

  • 3. La identificación de la localidad,
    tanto por sus residentes (autoidentificación), como
    por los que no lo son, es un rasgo importante que la define,
    como unidad territorial y poblacional.

  • 4. Generalmente, estas comunidades aparecen
    vinculadas a condiciones socioeconómicas deprimidas
    que se expresan en indicadores tales como:

  • a. Predomino de viviendas que por su
    tipología y estado, reflejan condiciones deprimidas,
    ejemplo, las ciudadelas y solares, viviendas improvisadas,
    etc.

  • b. Tal situación, se refleja
    también, en el entorno urbanístico, en el que
    se hace característico la carencia de áreas
    infantiles, las calles sin aceras, o sin asfaltar,
    iluminación pública deficiente, etc.

  • c. Tasas de desempleo por encima de la media
    territorial.

  • d. Predominio entre los residentes de
    ocupaciones de menor calificación y de menor
    remuneración, como consecuencia del bajo nivel
    educacional.

  • e. Un número, por encima de la media, de
    familias incompletas y/o disfuncionales.

  • a. Los frecuentes escándalos
    públicos y discusiones subidas de voz y cargadas de
    amenazas.

  • b. Las habituales riñas que se producen
    en la comunidad y, en consonancia con ellas, de lesiones a
    los involucrados.

  • c. El tono hosco, inquisitivo y cortante de la
    conversación, fundamentalmente con los
    extraños, en la que aparecen, muchas veces,
    términos de la jerga delincuencial.

  • d. La transmisión desde la infancia,
    como un recurso necesario para sobrevivir en el medio, de
    normas de conductas pautadas por la fuerza como
    recurso.

  • e. En muchos casos, el recurso de la violencia
    es impuesto por las propias condiciones del barrio, el que no
    la acepta, puede ser estigmatizado.

  • f. Un nivel de comisión de delitos
    violentos por sus residentes, tanto dentro como fuera de la
    localidad, superior a los de las medias de los territorios en
    los que están enclavados.

  • 7. Entre las conductas disfuncionales que
    marcan la vida cotidiana y contribuyen a perfilar en estilo
    de vida en estas localidades se encuentran:

  • a. El juego prohibido, es común en la
    vida cotidiana de estas localidades, su presencia es de
    amplio conocimiento de las gentes, que no lo consideran, por
    lo general, una actividad denunciable, tanto los que
    participan de sus diferentes modalidades, como los que
    no.

  • b. El mercado negro constituye una estrategia
    de vida para muchos de sus residentes, que participan en
    él acentuadamente, tanto desde la oferta como desde la
    demanda, por lo que se hace habitual y visible.

  • c. El alcoholismo y la cacareada cultura de
    consumo de bebidas alcohólicas, afecta de modo
    particular la cotidianidad en estas localidades, de forma
    ostensible. Se manifiesta de forma más aguda y en
    proporciones mayores que en otras localidades. Muy
    relacionado con estos hábitos, aparece otra
    práctica que tiene una presencia
    significativa

  • d. La fabricación y venta clandestina de
    bebidas alcohólicas, popularmente conocida por
    "guarfarina", "chispa", etc.

  • e. Otros fenómenos más recientes,
    que se suman a los anteriores es la prostitución y las
    drogas, que ha empezado a afectar con alguna visibilidad a
    muchos de estos barrios.

La definición y los parámetros que de ella
se derivan, distinguen el área por determinadas
particularidades que las caracteriza, pero al respecto es
necesario puntualizar que:

  • 1. Algunos de estos parámetros, no
    pueden ser formalizados para medirlos mediante una
    estadística fría. Ellos son susceptibles de
    apreciar mediante la observación y otras
    técnicas participativas. En cierto sentido, son
    expresión de los imponderables de la vida
    cotidiana.

  • 2. No existe una divergencia radical, en el
    aspecto cultural y la vida social, entre estas localidades y
    las del resto del país, de lo que se trata es que
    tales rasgos se acentúan, se hacen más
    visibles.

  • 3.  El ejercicio de la actividad
    delictiva no es exclusivo de ellas.

  • 4. No todos los residentes en ellas, participan
    por igual, ni en la misma medida, de los actos y conductas
    delictivas y del clima reinante en las mismas, ni comparten
    la mentalidad del mismo modo.

  • 5.  La violencia, como recurso potencial, o la
    presteza para recurrir a ella en diversas situaciones, indica
    el grado de difusión y de compenetración de las
    personas con el ambiente del lugar.

  • 6. Del concepto no debe resultar una etiqueta
    que se imponga a las localidades, sino una guía para
    acercarse al conocimiento de los factores que condicionan
    estos moldes de comportamiento y para la acción
    transformativa.

Al ser resultado del análisis de la
información recogida durante el trabajo con los sujetos
– tipo, muchos aspectos de esta definición, se van a
ver reflejada en la descripción del material.

La caracterización realizada permite la
valoración de la situación de la comunidad
detectando sus problemas, sus causas y los grupos o personas que
necesitan ser atendidos, así como aquellos que pueden
servir de sujetos del cambio, es decirse identifica tanto lo
favorable, como lo desfavorable al desarrollo. En ese momento se
determinan las necesidades y posibilidades de los individuos,
grupos, como de la comunidad en si misma, todo lo cual exige
conocer las dinámicas de las estructuras sociales que se
desenvuelven en ese espacio geográfico.

E. El siguiente paso será indagar sobre las
demandas de la comunidad. Para obtener esta información
debe auxiliarse en primer lugar de las actas de rendición
de cuenta de los electores a sus delegados en las Asambleas en
las circunscripciones realizadas a tales efectos, en las que se
recogen la insatisfacciones de la comunidad, otra fuente
importante son las comisiones de trabajo de la Asamblea Municipal
del Poder Popular, no siendo suficiente debe recurrirse a la
aplicación de técnicas para conocer,
técnicas para actuar y técnicas para sistematizar
el conocimiento como por ejemplo: la tormenta de ideas, nominal
de grupo, la que por sus características propician una
amplia participación y el intercambio reflexivo entre los
miembros del grupo en cuanto a la identificación de los
problemas y la propuesta de soluciones. Estas permiten un
acercamiento más efectivo y una comprensión
más acertada de la realidad, posibilitan la
aproximación transformadora del entorno, constituyendo
elemento importante en la acción. Se apoyarán
además en las entrevistas semi-estructuradas a
líderes formales y no formales de la comunidad. La
constitución de un grupo focal ayudará a producir
una conversación o discurso típico y cotidiano
sobre el tema de la delincuencia y la comisión de hechos
delictivos.

F. Luego se debe presentar el diseño de
investigación y se procesará y analizará la
información recopilada, se elaborará el informe, en
el que se caracterizará el objeto de estudio y la
situación problémica analizada, dando paso a la
elaboración del plan de acciones. Debemos precisar que el
objetivo general debe estar dirigido a diseñar una
estrategia para la transformación de la situación
delictiva que presenta la comunidad seleccionada.

G. La elaboración del plan de intervención
se define a partir de las propuestas planteadas por los
integrantes de la comunidad, tomando en cuenta su
jerarquización, partiendo de la necesidad y posibilidad de
su realización, planificando y organizando las acciones y
tareas que competen a cada uno de los factores sociales, sujetos
del sistema, velando por la capacitación del personal, la
calidad, la sistematicidad del trabajo y apoyándose en un
enfoque sistémico e integral del proceso. Las acciones
deben encaminarse en cada uno de los niveles, en correspondencia
con los objetivos específicos trazados. La
organización y reorganización de la
elaboración del plan de todos aquellos recursos humanos,
materiales y económicos necesarios, para desarrollar la
labor de prevención social. Esta forma organizativa del
trabajo preventivo en la comunidad permite el despliegue de una
serie de posibilidades no realizables por los sujetos de la
prevención de forma independiente, entre las que podemos
destacar, la socialización de las mejores ideas propuestas
para la realización del trabajo preventivo, la
realización de coordinaciones para la ejecución de
determinadas acciones que algunos de los sujetos no pueden
realizar por sí solos, la distribución de roles
entre sus miembros, el estímulo a la continuidad de las
acciones preventivas, generado por el entusiasmo con que son
acogidas por el colectivo. Los sujetos del trabajo preventivo en
la comunidad como grupo, cumplen en este caso las funciones de
dirección de: organizar, planificar, ejecutar,
evaluar. Al cumplir estas funciones, multiplican sus
posibilidades de acción preventiva en los marcos de la
comunidad. Otro momento importante dentro de esta etapa lo
constituye la planificación, pues como forma de
dirección de la prevención social, permite tomar
decisiones efectivas respecto a la comunidad y con ello elaborar
un plan de acciones que contemple el cumplimiento de los
objetivos formulados. Planificar significa en este caso, preparar
y organizar las acciones para solucionar el principal problema
que se ha diagnosticado en la comunidad, partiendo del
conocimiento de la realidad, como punto inicial del proceso. La
proyección implicará tener en cuenta:

  • La representación social del delito, como el
    objeto esencial del trabajo de prevención. Para ello
    debe conocer como indicadores de la dimensión
    contenido (sentimientos, emociones, símbolos,
    estereotipos, expectativas), lo representado (el delito) y al
    sujeto que se lo representa (jóvenes).

  • La visión y la interpretación que
    tienen y realizan, respectivamente, los autogestores de la
    realidad que les rodea.

  • Los modelos conductuales y lingüísticos
    puestos a disposición por los medios de
    comunicación social y el medio en que se desenvuelven,
    a partir de los cuales construyen una imagen a imitar, como
    reflejo de su percepción de la realización de
    un hecho delictivo.

  • La experiencia colectiva como forma de conocimiento
    práctico en relación con los marcos sociales en
    que originan las conductas delictivas.

Para ello recomendamos la utilización de la
entrevista semi-estructurada a los adolescentes y jóvenes
que se determine tras la selección de la muestra en el
Consejo Popular en el que se trabajará.

No puede perderse de vista que las representaciones
sociales tienen no solo un carácter constructivo, sino que
además tienen carácter autónomo y
creativo.

H. La ejecución como materialización de
las acciones preventivas es también dentro de esta etapa
un momento significativo. Convierte en realidad los
propósitos de la labor preventiva, se encausa
también a la sensibilidad y la toma de conciencia de que
el trabajo preventivo es un problema de toda la comunidad,
formada por elementos que tienen sus especificidades y que por lo
tanto deben ser tomados en consideración para el
desarrollo de las acciones propias de esta etapa.

Las actividades deben estar dirigidas a todas las
esferas de la vida social de manera que ello permita la
diversidad y brinde la oportunidad de opción. Se sugieren
acciones con carácter recreativo – educativo,
formativas, didácticas, por ejemplo: encuentros
deportivos, festivales de materias primas, galas
artísticas – culturales, concursos de poesía,
cuentos, artes plásticas, artesanía utilitaria y
artes manuales, jornadas de higienización de la comunidad,
conversatorios y charlas educativas, conferencias, cine
debate, barrio – debate, talleres de teatro y danza,
excursiones, encuentros con personalidades de la cultura, la
ciencia y el deporte. Las temáticas que se
abordarán deben estar siempre relacionadas con la
prevención del delito.

El plan de acciones sugerimos que se ajuste a la
estructura de un cuadro en el que se señalen los
objetivos, acciones, fechas, horarios, participantes,
responsables y recursos para cada uno de los objetivos
planteados.

Resulta de vital trascendencia, la capacitación
del personal, que trabajará la prevención del
delito. El plan debe estar encabezado por acciones de
preparación, contando además con otras dirigidas a
la superación permanente de dicho material humano, al que
identificaremos como Grupo de Trabajo Comunitario.

En la medida en que se ejecute el plan de acciones, el
control debe desempeñar su función de contrastar el
grado y calidad de la ejecución y lo planificado, para en
caso de incumplimientos, tomar las medidas necesarias que
garanticen el desarrollo de lo propuesto.

I. Una vez que se implementan las recomendaciones, se
evalúan los cambios y transformaciones que se han
producido como consecuencia de la intervención, y se
constatará cómo se ha modificado la
situación social inicial que promovió la
situación social inicial que promovió la
aplicación de este proceso. Esta fase, por el
carácter dinámico que identifica a la misma, puede
aplicarse en cualquier momento.

Los resultados del cambio metodológico pueden
preverse a modo de activación del trabajo de
prevención social desde la Comisión Municipal de
Prevención y Atención Social, de conjunto con los
factores sociales y demás miembros de la comunidad, una
mejor organización y sistematización de las
acciones realizadas en función de esta actividad, la
elevación de la calidad de las acciones efectuadas, la
creación de grupos informales con acciones positivas, la
ampliación de los conocimientos e interiorización
de valores y principios morales, una mayor y mejor
orientación al medio familiar y la disminución del
delito, entre otros. Todo esto posibilita la potenciación
de las buenas actitudes y el mejoramiento de la conducta social
de los miembros de la comunidad, a través de un
funcionamiento del sistema preventivo, especialmente de la
comunidad, caracterizado por su integralidad y sistematicidad, lo
que redundará en un incremento de la
efectividad.

Siendo las representaciones sociales elemento
condicionante de las conductas desviadas, tenerlas presente a la
hora de elaborar planes de acción encaminados a la
prevención de la actividad delictiva permite encausar de
forma adecuada la planificación, ejecución y
control de esta dinámica

Del análisis de los fundamentos teóricos
podemos sintetizar que las representaciones sociales se
construyen en función de las comunicaciones que circulan
en el medio social, así como los roles y posiciones que al
individuo le toca asumir y ocupar dentro de ese medio, y en ellas
encontramos expresadas el conjunto de creencias, valores,
actitudes, normas y tradiciones con que los individuos afrontan
las situaciones cotidianas, por lo que son condicionantes de las
conductas socialmente desviadas y por tanto, elementos
imprescindible a tener en cuenta para la proyección de
acciones preventivas. En Cuba su análisis desde la
óptica del delito no ha sido suficientemente
utilizado.

Partes: 1, 2

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