Psicosis mono-sintomática, la lexicografía, y el nacimiento de un diccionario

"It is a great thing to start life with
a small number of really good books which are your very
own." Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930)

"Yo le pongo una gorra frigia al Viejo
Diccionario." Víctor Hugo (1802-1885)

"Nihil est melius quam vita
diligentissima" (Nada es mejor que una vida bien
aprovechada).

Esta es la historia de un médico, de
su vida atormentada, de sus fijaciones sexuales, de sus
distorsiones (falsas creencias) mono-delusionales, de sus
contribuciones a la lexicografía y de un equívoco y
dudoso desenlace diagnóstico.

Dr. William Chester Minor
(1834-1920)

Este trabajo, asimismo significa tributo
póstumo al mismo personaje ilustre. Torturado por una
niñez conflictiva, traumatizado por sus experiencias como
cirujano militar durante la Guerra Civil norteamericana y, como
secuela, afligido por una enfermedad "mental", cuyo
diagnóstico, hasta la fecha, permanece un misterio.
Enfermedad que, de trágico modo, lo impulsara al
homicidio.

A todos introduzco el Dr. William Chester
Minor, Capitán Cirujano, Ejército de los Estados
Unidos. Combatiente circunstancial y desventurado, durante la
brutal y sanguinolenta, Guerra Civil Norteamericana
(1861-1865).

Como esta lección es acerca de la
lingüística y la etimología, le daremos
comienzo discutiendo el significado y uso de dos palabras
sustraídas del idioma inglés que, a menudo
utilizamos en nuestros escritos, como neologismos. Lo que
reconocemos hacer de modo irreverente, por no estar sancionadas
para el uso, por la Real Academia Española de la Lengua
(RAE).

Aquí me refiero a los
términos:

"Adaptivo" y "delusión".

Adaptivo no aparece en ninguno de los
diccionarios españoles que, habitualmente, consultamos,
como delusión tampoco lo hace.

Lo que nos deja con una impresión de
vacío — especialmente con la dicción "delusion"
— la que se traduce al español como "falsa
ilusión" y también como "fraude" — no connotando
lo mismo que su uso denota en el lenguaje técnico de la
psiquiatría, como sigue:

"Una creencia o impresión
idiosincrásica que se mantiene con firmeza a pesar de ser
contradicha por lo que generalmente se acepta como la realidad o
argumento racional, típicamente un síntoma de un
trastorno mental." (Traducido de
http://oxforddictionaries.com/)

Autosodomización por
Salvador Dalí

Más información puede
obtenerse en: Psychiatric Dictionary por Robert J.
Campbell (Oxford).
http://www.oup.com/us/catalog/general/subject/Medicine/PsychiatryPsychology/?view=usa&ci=9780195341591

La
delusión del señor George

Una mañana asoleada, en medio de un
inclemente invierno, recibí noticias de la
asignación de un nuevo paciente en el venerable e
histórico Seton Psychiatric Institute sito en
Baltimore, Maryland.

El paciente poseía un extensivo
dossier de previas admisiones a la augusta institución
psiquiátrica. De manera sorprendentemente, lo alojaron en
la sección 3-S donde, de costumbre, segregaban a los
individuos más violentos y más difíciles de
controlar.

Cuando llegué a la
habitación, que le sirviera de alcoba y reducto al
paciente, la siempre energética, hermana Leo,
llegaría conmigo para hacer las introducciones de
lugar.

Yo era un residente novicio, muy inexperto,
y poco calificado para asimilar en forma debida la sorpresa que
me aguardaba.

Luego de estrechar manos, me dispuse a
conducir mi entrevista diagnóstica con aquel
pálido, plácido, gentil, y cooperativo individuo,
de la voz suave, que respondiera al nombre de "señor
George."

La Tentación de San Antonio por
Salvador Dalí

Por el récord y por la
información por el paciente mismo suministrada,
confirmé que era soltero, hijo único, que
había estudiado para el sacerdocio — vocación que
interrumpiera a la circunstancia de la muerte de su madre — y
que ahora, a los 34 años, se dedicaba a la gerencia de una
lavandería que heredara de sus padres en Lancaster
Pensilvania.

Muy apaciblemente, y con aire grave de
profunda convicción, el señor George
enunciaría la razón para su readmisión al
hospital (la quinta en seis años).

"En el seminario yo me masturbaba y me
salió un hernia como castigo de
Dios…"

Como fuera parte de mis responsabilidades
conducir exámenes físicos en mis casos asignados,
nos trasladamos, en compañía de la hermana Leo y de
dos camilleros, a la sección de la institución
donde se hacían dichos exámenes.

Habiendo concluido mi reconocimiento
médico, pronuncié palabras fatídicas, que
casi me costaron la vida:

"Señor George, encontré
que usted no sufre de ninguna hernia".

A lo que el hombre — de repente, alterado
— respondió, desatando una ristra de palabras abusivas
hacia mí y hacia las faltas de virtudes morales de mi
propia madre (a quien desconociera), apoderándose de una
silla con la expresa intención de romperla en mi cabeza
— cuando la buena religiosa y los enfermeros lo
contuvieron.

Horas más tarde, cuando llegara mi
período de supervisión, con el Dr. Louis F. Cleary,
éste me pregunta: ¿Sabes lo que es una
delusión? Sí, le dije, pero no
sabía que fueran tan inmutables. A lo que él
me respondió, de manera sucinta, ya lo sabes. Nunca
trates, otra vez, de convencer a un paciente, víctima de
delusiones, que sus creencias son falsas.

El Gran Masturbador por Salvador
Dalí

Días más adelante, durante
los cuales, el paciente recibiría una serie de
electrochoques — por lo que, en la ausencia de DSM-ETC, se
diagnosticó como una depresión endógena
mono-delusional — Cuando de nuevo, visitara al señor
George, esta vez en la unidad abierta, lo encontré como
persona, la más afable, y sinceramente avergonzada, por su
agresión hacia mí.

En mi memoria se anidó, de manera
indeleble, la noción de un "síntoma
mono-delusional". Circunstancia idéntica a la cual,
años después presentara Kay, mujer descrita en
Las Anorexias postreras…

Las palabras son asuntos de la mayor
magnitud.

Historia breve de
los diccionarios, custodios del verbo, y libros de mucha
importancia

Reconociendo la necesidad de preservar la
pureza de sus idiomas, por siglos, las naciones donde los grandes
lenguajes europeos se platican, establecieron reglas uniformes
para mantenerla.

La primera fue la Accademia della
Crusca, fundada en Florencia en el año 1582,
destinada a la salvaguardia del idioma italiano, antes aún
de que Italia existiera.

En el 1634, Richelieu estableció la
Academie Française para garantizar la
"integridad de la lengua gálica…" Famosa
por los "Cuarenta Inmortales" que la
defienden.

La Real Academia Española de la
Lengua (RAE) (cuyo lema es: Limpia, fija y da esplendor)
se fundó en el 1713 por iniciativa de Juan Manuel
Fernández Pacheco, Marqués de Villena.

Mujer libro por Salvador
Dalí

¿Qué sucedía,
entretanto, con el idioma inglés, enriquecido por tantos
ilustres literatos como fueran Chaucer, Shakespeare y
otros?

En el siglo XIX, la lengua dominante del
comercio y de la literatura — que el idioma anglosajón
simbolizara — no poseía un diccionario autorizado o
entidad, compuesta de personajes eruditos, que lo
resguardara.

Muy notable, entre los notables que
hicieran un esfuerzo en esta dirección se contaba el
egocéntrico Dr. Samuel Johnson (1707-1784), quien
produjera su famoso A Dictionary of the English Language
mientras sufriera de un caso del síndrome de
Tourette.

Surge la idea de
compilar un catálogo de la lengua inglesa: La
génesis del OED (Oxford English
Dictionary)

La iniciativa de hacerlo, tuvo lugar en el
año 1857, esperando setenta años, hasta la fecha,
para completarlo.

El proyecto, utilizaría en su
compilación, miles de voluntarios, dotados con mentes
excepcionales, para catalogar las 414,825 palabras que
constituirían el repertorio final.

Un clérigo distinguido, pronunciando
palabras proféticas, plantaría el hito que
señalara el momento del designio original.

Todo comenzó una noche, cuando el
Reverendo Richard Chevenix Trench, exhortó a los presentes
— durante una charla que dictara en la Biblioteca de Londres,
el 5 de noviembre del 1857 — a reconocer la necesidad
impostergable de compilar un catálogo de todas los
vocablos usados en el idioma inglés, con raíces, y
limitaciones para su uso.

En otras palabras, ensamblar un diccionario
autorizado de la lengua inglesa.

Green snake por Amy
Crehore

Tarea, que el reverendo, en sus presagios
más optimistas, proyectó que tomaría unos
veinte años, pero, que — como ya sabemos —
llevaría casi siete décadas de labor intensa hasta
su compleción final.

Entre los intelectuales que finalmente
colaboraron en esta labor intensa y monumental —- y,
quizá uno de los más prolíficos
participantes en este proyecto — se encontraría la
persona de un filólogo aficionado y discreto. Individuo,
cuya dirección postal — a todos escaparía — que
fuera idéntica a la del asilo para los insanos Broadmoor.
Donde el letrado fuera admitido, como criminal demente, el 17 de
abril del 1872, bajo el número de 742.

Este paciente/convicto sería el Dr.
William Chester Minor. Capitán Cirujano del
Ejército norteamericano, retirado por razones
médicas, y apresado en Londres. Donde fuera condenado al
asilo psiquiátrico por haber dado muerte a balazos a un
George Merrett, humilde jornalero, padre inocente de seis
hijos.

El Dr. Minor fue remitido a un hospital
psiquiátrico por razón de enajenación mental
(insanity), lo que descartara responsabilidad legal por
sus crímenes.

¿Quién era este doctor
Minor?

El Dr. Minor nació en ese
"Jardín del Edén", conocido como Ceylán (hoy
Sri Lanka), en el 1834. Lugar donde Horace Walpole concibiera su
historia extravagante de los Tres Príncipes de
Serendip (dando origen a la palabra "serendipia") y lugar
donde la belleza desnuda y seductiva de sus mujeres iba a
inflamar lujuria insaciable en el futuro médico, y donde,
asimismo, cuando cumpliera tres años, la pérdida
extemporánea de su madre — quien muriera de tuberculosis
— lo iba a señalar, para el resto de su vida. Como
él mismo marcaría, a un prisionero desertor — con
hierro candente — en cumplimiento de sus deberes de
médico militar. Lo que adelante tendremos la oportunidad
de considerar.

Miembros de la BRIGADA IRLANDESA en la
compañía de su capellán

Pérdidas de seres queridos y
cercanos, a una temprana edad, caracterizaron los años del
desarrollo formativo de este joven hombre:

Dos de sus hermanos murieron a las edades
de uno y cinco años respectivamente. Una hermanastra
murió a los ocho años, otra hermana murió de
tisis a los veintiún años, en tanto que otro
hermanastro perecería bajo circunstancias extrañas
tiempos después.

Como si tantas tragedias no fueran lo
suficiente, cuando el doctor ya fuera de edad avanzada, dos
hombres, familiares cercanos de su padre, se quitarían las
vidas por razones que permanecieran desconocidas.

Mientras que su propio papá,
desaparecería de misteriosa manera, durante una
expedición a la Isla de Whidbey, en las cercanías
de Seattle, lugar donde ocupara posición
oficial.

El joven Minor
cobra interés en la
lingüística

Durante su juventud William
aprovechó las oportunidades que las circunstancias le
brindaran aprendiendo cabalmente un amplio ámbito de
idiomas y dialectos regionales.

Como resultado, el futuro médico,
sería fluente en un número de lenguas e idiomas
asiáticos.

Si bien durante esos años
constructivos de la mente, su mayor preocupación
consistiría en algo que lo colmara de angustia, a la vez
que de bochorno: Lo que consistiera en su inquietud implacable
con pensamientos libidinosos y eróticos, que,
invariablemente revolvieran alrededor de las bellezas sensuales,
características de las mujeres que conociera en
Ceylán, y que más tarde se expandirían, de
enorme e irresistible maneras, a incluir cualquier mujer que se
le aproximara. (Tengamos en cuenta: "a cualquier mujer que se
le aproximara".)

Ejército de la
Unión

Quizás fuera su talante, o meramente
un pálpito de mujer o de madre, pero, intuyendo que algo
extraordinario afligiera a su hijastro, la segunda esposa de su
padre, despachó al joven adolescente a vivir con parientes
distantes, en la América remota, hasta que Minor se
graduara de la Universidad de Yale donde se recibiera de
médico a la edad de 21 años.

Durante el crucero marítimo hacia
los Estados Unidos, el adolescente recordó su
enamoramiento de una joven inglesa, que sola viajara, y, con
quien compartiera horas de platónica
compañía. Probablemente, en, algunos momentos,
Minor se masturbaría pensando en ella, con el
remordimiento concomitante, que, entonces, algunas mentes
desviadas, asociaban con esta acción natural — aunque,
aberrante para ellos.

Habiéndose graduado de
médico, el joven galeno decidió engancharse en el
ejército de la Unión para encontrar su
fortuna.

La Guerra Civil en aquel momento llegaba a
su clímax con los recientes éxitos obtenidos por
los ejércitos Federales bajo el comando del
celebérrimo — y adorador proverbial del whisky —
General Ulysses S. Grant. (Para entender lo licencioso de algunos
presidentes de los Estados Unidos, Grant entre ellos, vayan a mi
artículo
http://www.monografias.com/trabajos47/drogas/drogas2).

El 29 de junio de 1863, y cuatro
días escasos luego de haberse enrolado en la milicia, el
neófito oficial médico iba a ver acción en
la operación militar más sangrienta de toda la
conflagración: La Batalla de Gettysburg. Inmortalizada por
la famosa arenga que el Presidente Abraham Lincoln pronunciara,
cuando seis meses después, consagrara un campo santo, en
memoria de los caídos en ese mismo suelo. (Para apreciar
la belleza de esta joya de la oratoria en su versión
original visiten:
http://www.monografias.com/trabajos57/lincoln-marfan-syndrome/lincoln-marfan-syndrome2)

Batalla de Gettysburg

Campaña de
Gettysburg (julio 1-3, 1863):

Comandantes principales: Mayor General
George G. Meade (Unión); General Robert E. Lee
(Confederación)

Número de combatientes: 158,300
total (Unión 83,289; Confederación
75,054)

Bajas estimadas: 51,000 total (Unión
23,000; Confederación 28,000)

En este teatro de guerra, muchas sorpresas
desagradables aguardaban al neófito cirujano.

La batalla fue librada bajo las condiciones
más desastrosas e inhumanas concebibles. La falta de
suministros médicos, combinadas con el calor asfixiante y
los incendios, provocados por las fusiladas, y alimentados por la
pólvora y la vegetación seca, sofocaban, con la
humareda resultante, a casi todos quienes participaran en este
siniestro combate, lo que hicieran de la provisión de
primeros auxilios médicos una tarea imposible.

La acción militar, en sí
consistiría en un duelo anacrónico de
artillería pesada, que dejara estragos devastadores, tanto
emocionales como físicos, en los soldados de
infantería que combatieran mano a mano.

Una brigada en esta ofensiva, merece
mención especial porque sería factor determinante
en los infortunios que el Dr. Minor sufriría en el
futuro.

Estampando la marca a un
desertor

Esta fue la Segunda Brigada (o la Brigada
Irlandesa), notoria por el orgullo e intrepidez de sus hombres.
Pero, una fuerza combatiente que estaba desilusionada,
confrontando la realidad de que los denuedos de sus hombres, en
defensa del ideal norteño, serían contraproducentes
para ellos, ya que la emancipación de los negros
significaría que, como inmigrantes, todos perderían
oportunidades de trabajo que irían a los esclavos
recién liberados.

No una premonición placentera para
contemplar.

Muchas deserciones, entre los irlandeses y
otros soldados, serían comunes durante todo el conflicto,
las que se castigaban de maneras bochornosas y humillantes. Una
de las peores sanciones, consistiría en cauterizar una
marca con hierro candente en la mejilla del desertor.

Un joven, prófugo, irlandés,
luego de huir, fue apresado y sentenciado a sufrir la horrorosa
sentencia estipulada.

El médico del regimiento
(¿qué pensaría Hipócrates?) fue
debidamente instruido de su deber de llevar a cabo el inapelable
veredicto.

Armado con una varilla de hierro, rematada
por la letra "D" (por "desertor") al rojo vivo, el renuente
cirujano cumplió sus órdenes, timbrando, para el
resto de su vida, a un hombre, quien, en medio de su insoportable
dolor, juró, que, tarde o temprano tomaría
venganza, no en quienes le impusieron la condena, sino en el
médico quien la ejecutara.

En lo sucesivo la vida para el
desafortunado soldado se tornaría imposible a partir de
ese punto: En los Estados Unidos, sería un renegado
antipatriótico, mientras que en Irlanda, sería
simplemente un cobarde más, indigno de participar en la
lucha para expulsar de su tierra el inglés
aborrecido.

El Asilo Broadmoor

Nadie podría sospechar los
pensamientos que, en ese mismo instante, pasarían por la
mente del Dr. Minor — ya que los arquitectos de DSM y sus
iniciados no nos habían confundido con la etiqueta del
TEPT (Trastorno del Estrés Postraumático) — la
prostituta de los diagnósticos. Una categoría que
se presta al servicio de la clasificación para la
conveniencia de abogados picapleitos y de médicos
corruptos en todas las maneras concebibles.

Poco después de este desafortunado
evento, el doctor fue reasignado a otro puesto en un hospital en
Alexandria Virginia, donde alcanzara distinción por sus
labores y donde asimismo sus comportamientos, progresivamente
incomprensibles, preocuparían a sus colegas más
allegados.

El joven galeno demostró una
tendencia, imprudente para un oficial — especialmente, para un
miembro del cuerpo médico — de frecuentar los bares y
los burdeles más sórdidos que existieran en el
área. Contrayendo, de esta manera, una serie de
infecciones venéreas por las que sus colegas lo
tratarían, y, por las que después lo
amonestarían, aconsejándole que eludiera los antros
visitados, sin ningún éxito aparente.

El Dr. Minor (como se dijera de Phineas P.
Gage) "ya no era el mismo…"

A medida que su proceder avanzara en mengua
moral progresiva, sus superiores, quienes anteriormente vieran en
el joven capitán un militar que auguraba carrera
brillante, decidieron asignarlo a un lugar que en sí
significaba una democión — sino en rango, en
posición — expresado por órdenes de reportarse, a
la, parcialmente abandonada, estación militar de Puerto
Barranca en la Florida.

Enfurecido por ser enviado a esta
destinación humillante, y para confortarse, Minor,
recuperó sus pinceles y comenzó a pintar de nuevo,
mientras se quejaba de vértigo y cefaleas terribles.
(Quizás expresiones somáticas del estrés del
que, a la sazón, sufriera).

En ese entonces, se exhibieron algunas de
sus ideas de referencia, ya que acusaba a ciertos de sus mejores
amigos, de injusta manera, de maquinar la destrucción de
su carrera militar.

Hospital Saint Elizabeth en Washington
DC

Eventualmente, y, a medida que su modo de
actuar se tornara progresivamente más problemático,
bajo escolta médica, el joven militar fue enviado a su
unidad original donde el colega que lo examinara,
diagnosticó "monomanía" (no, no existe en DSM-ETC)
y su descarga médica con beneficios fue, eventualmente,
procesada y garantizada.

A la edad de 34 años y, luego de
haber pasado un tiempo de reclusión requerida en el
controvertido Hospital y Asilo psiquiátrico Saint
Elizabeth, en Washington DC. El Dr. Minor, compró un
pasaje de una sola vía hacia Inglaterra, acompañado
de sus libros, su flauta, sus pinceles y (muy importante) por su
arma de cinturón de reglamento militar (quizás como
medida de protección), ya que Inglaterra queda muy
próxima a la Isla de Irlanda, donde su némesis
posible, estaría en acechanza o espera.

Una vez en Londres, el expatriado
médico, encontró alojamiento adecuado en una
pensión situada en un distrito de humildad manifiesta que
contrastaba con su estado socioeconómico.

La administradora del albergue
atestiguó, durante el juicio por el asesinato de George
Merrett, que el doctor Minor era una persona cortés —
aunque apartada, y sospechosa — y, enormemente amedrentada por
los irlandeses, hecho este último, que a nadie
disimulara.

Después del juicio por el homicidio
de Merrett, donde se lo encontrara "no culpable por razón
de demencia", el médico fue enviado a Broadmoor "hasta que
Su Majestad dispusiera" — lo que tradujera en, "por el resto de
su vida".

Antes de que el médico fuera
descargado de Broadmoor, asilo para dementes, 36 largos
años transcurrirían.

El bloque de
celdas Número Dos

Debido a su estado profesional, social y
pecuniario, el doctor fue asignado a un espacio privilegiado
dentro del hospicio.

OED

Constaba de dos habitaciones, una vista
agradable y otros conforts que le hicieron la vida pasadera, ya
que podía practicar la flauta, pintar, leer y escribir a
su antojo.

En medio de su sobrecogimiento acerca de
quienes pudieran hacerle daño, Minor permaneció
vigilante y obsesionado con la idea de que, por las noches, su
alcoba era visitada por hombres jóvenes que lo forzaban a
cometer actos impudentes.

A menudo el médico también se
quejaba de que los propios guardianes del recinto, lo
querían envenenar, exigiendo que su peso fuera chequeado
de manera rigurosa, para descartar la posibilidad de que alguien
hubiese añadido veneno a sus comidas.

Sus colaciones eran modestas.

A pesar de sus sospechas, en tiempo debido,
Minor escribió a Eliza (la viuda de Merrett) implorando
perdón y ofreciendo asistencia financiera (que ella
aceptara) con la carga pesada de su familia.

Eliza accedió a visitar al doctor,
con cierta regularidad, con quien forjara amistad, brindando sus
servicios para procurar libros, que el recluso necesitara para
sus labores intelectuales.

Dr. James Murray

Mientras tanto,
el Oxford English Dictionary (OED) encuentra un
Editor

Luego de indecibles dilaciones y cuantiosas
porfías banales, los regentes de Oxford University
acordaron dar empleo a un talentoso miembro de la Sociedad
Filológica, el Dr. James Murray, para completar la obra de
recopilación de términos, con que finalizar el
diccionario más complicado que existiera en toda la
historia de la lingüística. (Para una
biografía de este singular personaje, vayan a:
http://es.wikipedia.org/wiki/James_Murray)

Murray emprendió una tarea muy
difícil, la que dependiera en buena medida en las
actividades de voluntarios por correspondencia. Lo que se
dificultara por el hecho de que muchos de entre los escogidos
pronto abandonaban sus entusiasmos originales, sin ofrecer
razón.

Volantes serían enviados por todos
lados para despertar interés en quienes decidieran
involucrarse en esta monumental empresa.

Por serendipia, uno de los folletos
distribuidos llegaría a manos del doctor Minor, erudito
escolar en lenguajes asiáticos y hombre de letras
prodigioso, quien se correspondió con Murray, dando
comienzo a una colaboración que proporcionaría una
piedra angular a la compleción del "Proyecto
OED."

Más adelante, cuando supiera de su
paradero, Murray iría a visitar a Minor en su alcoba en el
Broadmoor, fomentando una estrecha amistad entre ambos, que
perduraría por muchos años, sin indicaciones de
sospechas por parte del médico.

Mientras que, por contraste, por la noches,
el doctor continuaba quejándose con obstinación de
la presencia furtiva de personas que lo trataban de acosar
sexualmente. Aunque, durante, la claridad del día, Minor
demostraría la capacidad de confiar en la amistad de
Murray y en la de la viuda del hombre que, en un lapso de
desorganización paranoica, ultimara, cuando lo confundiera
con un irlandés en búsqueda de vendetta.

Candirú o pez vampiro

La
automutilación como enmienda final 

• "Y si tu ojo te hace caer en
  pecado, sácalo y échalo de ti, porque mejor es
  que entres con un solo ojo en el reino de los cielos, que con
  dos ojos ser arrojado al infierno del fuego." (Mateo 18,
  8:9)

• Edipo, Rey de Tebas, en la famosa
  tragedia de Sófocles, al saber que había
  desposado su propia madre, como vaticinara el Oráculo
  de Delfos, en desesperación, se "castra",
  arrancándose los ojos, de donde nace el concepto
  freudiano del Complejo de Edipo.

• "Saint Louis, Missouri,
  1964.

"El artículo aparece en todos
los periódicos locales. Es horripilante. La novia de un
residente en cirugía — médica residente ella
misma — recibe un paquete enviado por mensajero. El paquete
consiste en una caja de zapatos con un mensaje en la tapa: "Esa
fue la mano que te causara el dolor…" El contenido, la
mano amputada del amante."
/trabajos50/auto-mutilacion/auto-mutilacion

En una mañana del año 1902,
William C. Minor, hijo de misioneros pertenecientes a una
acérrima secta Cristiana Congregacionalista. Habiendo
experimentado el renacimiento de pasados sentimientos religiosos
— que los médicos que lo atendieran en el asilo,
atestiguaron, que coincidiera con los rituales tradicionales que
marcan las últimas etapas de todos fines de siglo (fin
de siècle) — estaba preparado para el desagravio
final.

El doctor Minor, utilizando una navaja que,
como recluso de Broadmoor, para él sólo fuera
autorizada, dotado con la habilidad de un cirujano, se
apuntó el pene.

Habiendo atado el muñón, y
habiendo dispuesto del órgano mutilado en el fuego, el
galeno solicitó asistencia, porque se había hecho
daño.

Cuando los médicos llegaran al lugar
de los hechos, el paciente admitió serenamente que su
acción representaba un acto de
expiación.

Su actitud, hacia quienes lo atendieran,
fue una de indiferencia jovial. Característica de persona
que había encontrado a Dios de nuevo, ya que su
órgano representaba el vehículo de sus pecados, los
que tantos sufrimientos le habían causado.

La
peotomía

La peotomía (peotomy), o
amputación del pene, es una intervención
quirúrgica raramente indicada.

Se hace más a menudo, en la
América del Sur, cuando el pez de río
candirú, oriundo del Brasil, se aloja en la
uretra de sus víctimas siendo imposible removerlo por
ningún otro procedimiento.

Después de su "cirugía" el
doctor se transformó en persona avejentada y achacosa, a
quien el nuevo superintendente de Broadmoor revocó su
estado privilegiado de manera caprichosa e injustificada, lo que
fuera razón para muchas de las subsecuentes penurias que
Minor tolerara con estoicismo poco
característico.

TOC

Entre allegados y familiares, la idea del
retorno a América del avejentado médico, entonces
comenzaría a incubarse, y a ganar
ímpetus.

Un año más tarde y, con la
ayuda del Dr. Murray a quien se le hubiera conferido el
título de "Sir" y del Ministro de Asuntos Interiores, Sir
Winston Churchill (cuya madre fuera americana), Minor fue
permitido retornar a su país donde muriera en New Haven
Connecticut.

El
diagnóstico diferencial y la conclusión de esta
lección

Los síntomas que los enfermos
mentales manifiestan conforman a las características que
las épocas, donde viven, representan.

Muchas enfermedades, consideradas
psiquiátricas, como fueran la clorosis, la anorexia
mirabilis, la astenia y la histeria. Parece ser, que luego de
haber agotado su curso, se archivan en los recovecos oscuros de
la historia en espera de algún académico que las
rescate, les remueva el polvo del desuso y las utilice en sus
disertaciones, como sucederá en esta
ocasión.

En el caso del doctor Minor, confluyen una
serie de eventos determinantes que pueden dirigirnos a una
formulación diagnóstica de tipo Sherlock
Holmes:

• William Chester Minor entró en
  el mundo en un "paraíso" exótico y sensual
  donde la presencia de mujeres semidesnudas no era censurable,
  aunque sus padres, dotados de instintos normales, fueran
  misioneros puritanos y fundamentalistas cristianos.
  (Véase la reacción de formación
  estudiada en la superioridad moral:
  /trabajos88/superioridad-moral-lente-razon/superioridad-moral-lente-razon)

• A una edad temprana, este niño,
  sufre el trauma — quizás de efectos irreversibles
  — resultado de la muerte prematura de una madre cuyo
  reemplazo, en la forma de madrastra ambiciosa y diligente,
  llegaría muy poco tiempo después.

• Otras muertes prematuras ocurrieron a
  seres cercanos durante su infancia, las que continuaran
  ocurriendo — de manera insólita — por el balance
  de sus días.

• Como infante, Minor, disfrutó de
  una curiosidad intelectual que fuera nutrida por la
  frecuencia de los viajes en los que acompañara al
  papá y por las oportunidades para ser autodidacto en
  los idiomas locales. Lo que lo prepararía para
  enfrentar el reto de contribuir a la génesis del OED.
  Lo que, sin lugar a dudas, serviría para organizarle
  la mente.

• La madrasta, mujer perceptiva —
  quizás intuyendo algo indescifrable en el jovenzuelo
  — lo exilaría a los Estados Unidos, a edad temprana,
  donde el joven permaneció la mayor parte de su
  adolescencia y juventud incipiente, bajo la custodia de
  parientes hasta que se graduara de médico.

• Como miembro de la Fraternidad de
  Asclepios, el inexperto galeno se enlista en el
  ejército de la Unión, para muy pronto,
  participar en un evento que lo traumatizaría a
  él, tanto como lo hiciera con el soldado a quien
  imprimiera una marca de fuego.

Prostituta y marineros por Pablo Ruiz
Picasso

• Su promiscuidad cuasi compulsiva y su
  toma de riesgos con las enfermedades de transmisión
  sexual — a pesar de sus conocimientos médicos —
  indican un sentido de omnipotencia y un deseo exagerado de
  negar sentimientos de homosexualidad reprimida.

• La representación del Juan
  Tenorio por don Gregorio Marañón, en cierto
  modo, define la vida de William Minor. Persona que nunca
  resolvió su situación de Edipo, y quien
  sufriría quebrantos del sentido de la Confianza
  Básica cuando su madre, muriendo, "lo abandonara",
  yaciendo los cimientos para su promiscuidad sexual y sus
  ideas paranoicas.

• Como resultado, un dualismo se origina
  en la mente del enfermo: Por un lado puede confiar en ciertas
  personas y por el otro lado no se arriesga a hacerlo, porque
  siempre pueden morir (abandonándolo), como tantas
  otras habían hecho en el transcurso de su
  existencia.

• Obviamente, los devaneos con meretrices
  no le satisfarían enteramente, ya que nunca mantuvo
  una relación constante con mujer alguna.

• A pesar de sus aventuras con miembros
  del sexo opuesto, sus "delirios" nocturnos involucraban la
  presencia de efebos que lo pretendieran seducir para cometer
  actos pecaminosos.

• A los médicos en quien confiara,
  William describió una sexualidad exuberante que
  tuviera su origen temprano en su vida y hacia la que
  albergara sentimientos de mayor vergüenza.

• William, nunca desconfió las
  intenciones de Eliza Merrett — mujer joven, que obedeciendo
  a sus síntomas, él, hiciera viuda prematura —
  y quien, debido a su abstinencia sexual forzada, cuando la
  conociera — debiera haberle despertado sentimientos
  eróticos, acompañados de
  remordimientos.

• En esta coyuntura vale recordar, lo
  antedicho, que sus sentimientos lascivos pertenecieran "a
  cualquier mujer que se le aproximara."

• Cuando ya era un hombre, dos de los
  parientes de su padre cometerían el suicidio. Lo que
  es común en las historias familiares de quienes son
  víctimas de los trastornos afectivos.

• Minor no sólo sufría de
  una mono-delusión sino que aparentemente
  sufriría de anancasmos, componentes obsesivos de la
  diátesis depresiva.

En
resumen

El diagnóstico en este caso, es el
de una depresión endógena con componentes
obsesivos, en un hombre que libraba interminables batallas
internas contra sus miedos homosexuales, originados de una
situación edípica irresuelta, desencadenada por la
muerte prematura de su madre.

El trauma de causar daño
("castración" simbólica) al desertor
irlandés sería, la paja proverbial, que
rompería la espalda al camello frágil de un ego
empobrecido.

Así son los casos cuando son
difíciles…

Fin de la
lección

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Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca