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Segmund Freud, un profeta de la sospecha




Enviado por Eduar Arleyo Erazo



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Contexto
    histórico-filosófico
  3. Biografía
  4. Características de la filosofía
    contemporánea
  5. Avance
    y desarrollo científico
  6. Corrientes tradicionales
    contemporáneas
  7. Freud
    y la filosofía
  8. Freud
    y su propuesta sospechosa
  9. Acercamiento preliminar a la teoría del
    autor
  10. Antropología
    freudiana
  11. Consciente e inconsciente
  12. Estructura de la psique
  13. Análisis de la estructura
    mental
  14. Actualidad de Sigmund Freud
  15. Conclusión
  16. Bibliografía
  17. Anexos

Introducción

"Profeta de la sospecha" un calificativo que hace
sobresalir la racionalidad de ciertos hombres por encima de
cualquier otro, no es dado a cualquier filósofo ni
pensador, es una mención de honor impuesta a quien es
diferente a los demás, sí, referente sólo
alcanzado por tres desconfiados: Karl Marx, Federico Nietzsche y
Sigmund Freud[1]

Sigmund Freud fue un profeta de la sospecha que no se
convenció de los modelos tradicionales sobre la
estructuración de la conciencia. Este trabajo
monográfico enmarca el polémico tema de lo
consciente e inconsciente, planteamiento hecho por el autor en
mención, que a su vez elabora una antropología
especial y novedosa, que tiene vigencia en el siglo XXI y, lo
mejor, generó un importante avance para la
comprensión del complejo problema del hombre.

Por la extensión del pensamiento freudiano, en
esta monografía, únicamente se tomará el
tema de la conciencia, desglosando sus componentes y
desarrollando cada uno de ellos como aporte al desarrollo del
pensamiento. No es necesario abarcar la madurez de su pensamiento
porque se entraría a hablar de antropología
cultural, tema que puede incluso abarcar otro trabajo.

"Los textos fundamentales del psicoanálisis",
obra que recopila los más importantes escritos de Freud,
es la fuente básica, de ella se extrajo lo concerniente al
tema de la conciencia. De igual manera, la explicación del
trabajo recurre a imágenes propuestas por el mismo Freud;
ayuda visual que complementará lo escrito.

Los novedosos planteamientos freudianos hechos a finales
del siglo XIX y comienzos del XX tuvieron en su momento grandes
inconvenientes, las razones más comunes que responden a
los mismos son por ejemplo, la novedad del pensamiento y los
métodos utilizados. Aquí, se mostrará en
cierto modo que tales dificultades, aun permanecen, a
excepción del tema en desarrollo, pues el objetivo del
trabajo es hallar el soporte de la caída del paradigma de
la conciencia, por lo cual se adjudica a Freud el título
de profeta de la sospecha

Para hacer efectivo lo anterior, la monografía
muestra, en el primer capítulo: "Contexto
histórico-filosófico", como en cualquier otro
trabajo, el proceso hermenéutico que consta en acercarse a
los contextos y a la vida del autor; ayuda a entender el
pensamiento. Por lo anterior, en este capítulo se da a
conocer una amplia biografía de Sigmund Freud, así
mismo, se ubica al autor en la historia del pensamiento
filosófico y científico; además, se
presentan, las corrientes más sobresalientes de la
Época Contemporánea que influyeron en
él.

  • En el segundo capítulo: "Freud y la
    Filosofía", se extrae de todo el pensamiento
    freudiano, el aporte filosófico recurriendo a
    Schopenhauer. Aquí, es un arribo a la filosofía
    de Schopenhauer, para mostrar que el paradigma de la
    conciencia derribado no es tema psicológico como
    muchos piensan. De igual manera, para justificar la vigencia
    del pensador austriaco, se hace un breve acercamiento a la
    actualidad de los planteamientos freudianos.

En el capítulo tercero "Freud un profeta de la
sospecha", se profundiza en el tema central del trabajo
monográfico ¿qué es el consciente y el
inconsciente? No obstante, se hace una presentación
completa del nuevo planteamiento que le dio a Sigmund Freud el
título de Profeta de la sospecha. En esta parte, se enfoca
el pensamiento unánime, para evitar entrar en discusiones
que no beneficiarían en nada la comprensión del
texto y así, estar de acuerdo con Freud al decir: "Siempre
he estado dispuesto a reconocer lo que debo a otros
investigadores, pero en este caso no me encuentro obligado por
ninguna tal deuda de gratitud. Si el psicoanálisis no ha
estudiado hasta ahora determinados objetos, ello no ha sido por
inadvertencia ni porque los considere faltos de importancia, sino
porque sigue un camino determinado, que aun no le había
conducido hasta ellos"[2].

Contexto
histórico-filosófico

Sigmund Freud nace en una época donde los avances
científicos y tecnológicos no dan espera. Por
tanto, el desarrollo filosófico de ninguna manera se
estanca y comienzan a fluir pensamientos de revolución
filosófica que desestabilizan otros existentes. Hay que
recordar que Freud se sitúa entre 1956-1939, es decir, en
la Época Contemporánea.

Biografía

Sigismund Schlomo Freud, que a los veintidós
años habría de cambiar ese nombre por el de Sigmund
Freud, nació el 6 de mayo de 1956 en Freiberg actual
Checoslovaquia; su padre fue un comerciante de lanas. En 1859 la
crisis económica obliga a toda su familia a trasladarse a
Viena en el año siguiente.

Freud perdió las creencias religiosas en la
adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios
con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen
estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su
educación hechos por sus padres, que se prometían
una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus
expectativas. Después de considerar la posibilidad de
cursar los estudios de derecho, se decidió por la
medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por
una cierta intención de estudiar la condición
humana con rigor científico. A mitad de la carrera,
tomó la determinación de dedicarse a la
investigación biológica y, de 1876 a 1882,
trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von
Brücke, interesándose en algunas estructuras
nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro
humano. De esa época data su amistad con el médico
vienés Josef Breuer, catorce años mayor que
él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como
material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura
esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el
deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos
económicos y las pocas perspectivas de mejorar su
situación trabajando con Von Brücke hicieron que
desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la
vida como médico, título que había obtenido
en 1881, con tres años de retraso.

Sin ninguna predilección por el ejercicio de la
medicina general, resolvió adquirir la suficiente
experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto
prestigio y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885,
trabajó como residente en diversos departamentos del
Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en
neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio
sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin
cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se
convirtió en un toxicómano, pero causó
algún que otro estropicio, como el de empujar a la
adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de
su morfinomanía. En 1885, se le nombró Privatdozent
de la Facultad de Medicina de Viena, en donde
enseñó a lo largo de toda su carrera, primero
neuropatología y, tiempo después,
psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna
cátedra.

La obtención de una beca para un viaje de
estudios le llevó a París, en donde trabajó
durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología
de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean
Martín Charcot, por entonces, el más importante
neurólogo francés. Allí tuvo ocasión
de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de
la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma.
De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886,
después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y
reconciliaciones. En los diez años siguientes a la boda,
el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres
niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre
de 1895, habría de convertirse en psicoanalista
infantil.

Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta
privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y
la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su
amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una
colaboración más estrecha, que fructificaría
finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque
al precio de que la relación entre ambos se rompiera.
Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de
histeria (el de la paciente que luego sería mencionada
como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento,
habló a Freud de cómo los síntomas de la
enferma (parálisis intermitente de las extremidades,
así como trastornos del habla y la vista)
desaparecían cuando ésta encontraba por sí
misma, en estado hipnótico, el origen o la
explicación. En 1886, luego de haber comprobado en
París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó
a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia
inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un
libro sobre la histeria. Durante la gestación de esta
obra, aparecida en 1895, Freud desarrolló sus primeras
ideas sobre el psicoanálisis.

En 1896, luego de romper con Breuer de forma un tanto
violenta, Freud empezó a transformar la metodología
terapéutica que aquél había calificado de
«catarsis», basada en la hipnosis, en lo que
él mismo denominó el método de «libre
asociación». Trabajando solo, víctima del
desprecio de los demás médicos, el tratamiento de
sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales
de los conceptos psicoanalíticos de
«inconsciente», «represión» y
'transferencia'. En 1899, apareció su famosa obra "La
interpretación de los sueños", aunque con fecha de
edición de 1900 y en 1905 se publicó "Tres
contribuciones a la teoría sexual", la segunda en
importancia de sus obras. Éstos fueron los únicos
libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una
de sus sucesivas ediciones.

Hasta 1905 y aunque por esas fechas sus teorías
habían franqueado ya definitivamente el umbral de los
comienzos y se hallaban sólidamente establecidas,
contó con escasos discípulos. Pero, en 1906
empezó a atraer más seguidores; el circulo de los
que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa
con el propósito de orientarse en el campo de la
investigación psicoanalítica, fue ampliado y
cambió, incluso, varias veces de composición,
consolidándose así una sociedad
psicoanalítica que, en la primavera de 1908, por
invitación de Karl Gustav Jung, celebró en
Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. Al año
siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a
pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de
Worcester, Massachusetts, comprobando con sorpresa el entusiasmo
allí suscitado por el pensamiento freudiano mucho antes
que en Europa. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad
Internacional de Psicoanálisis, presidida por Jung, quien
conservó la presidencia hasta 1914, año en que se
vio obligado a dimitir, como corolario de la ruptura fallada por
el mismo Freud en 1913, al declarar improcedente la
ampliación jungiana del concepto de
«líbido» más allá de su
significación estrictamente sexual. En 1916 publicó
"Introducción al psicoanálisis".

En 1923, le fue diagnosticado un cáncer de
mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de
intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23
de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no
decayó su enérgica actividad. En 1933 fueron
quemadas muchas de sus obras en Berlín debido al proyecto
de la Gran Alemania llevado acabo por los Nazis. Sus grandes
contribuciones al diagnóstico del estado de la cultura
actual datan de ese período: "El porvenir de una
ilusión" en 1927; "El malestar en la cultura" en 1930;
"Moisés y el monoteísmo" en 1939. Ya con
anterioridad, a través de obras como "Tótem"
y "Tabú" en 1913, inspirada en el evolucionismo
biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer,
había dado testimonio de hasta qué punto
consideró que la importancia primordial del
psicoanálisis, más allá de una eficacia
terapéutica que siempre juzgó restringida,
residía en su condición de instrumento para
investigar los factores determinantes en el pensamiento y el
comportamiento de los hombres[3]

Características de la filosofía
contemporánea

Para hablar de filosofía contemporánea hay
que establecer como hechos históricos la Revolución
Francesa, la Ilustración y el Siglo de las Luces, periodos
de diferentes características, a saber: revolucionarias,
económicas, artísticas y religiosas*. Así,
el trabajo intelectual despierta, pero recae en la incertidumbre
sobre el saber absoluto, que encuentra en el hombre su centro de
estudio

Un punto de partida de la filosofía
contemporánea es el pensamiento hegeliano de
características idealistas. Friedrich Hegel (1770-1831)
había plantado una filosofía basada en tres
parámetros: "lógica (la idea en sí)
filosofía natural (la idea fuera de sí) y
filosofía del espíritu (la idea dentro de
sí)"[4]. Éste comienza a
desmoronarse, por críticas, no de la misma corriente sino
por otros pensadores, especialmente: Marx y
Kierkegaard.

En los dos autores críticos de la
filosofía hegeliana aparece una "reacción que
permanece dependiente de la filosofía que critican. Marx
convierte, o invierte, el idealismo en materialismo, pero
conserva el método dialéctico, es decir, en el
fondo conserva el racionalismo. Kierkegaard rechaza el sistema
entero"[5].

Karl Marx (1818-1883) antes que ser un filósofo
es un revolucionario[6]sus teorías giran
entorno a situaciones económicas y sociales, plantea una
práctica antes que una filosofía, una
práctica iluminada por la ciencia que es un conocimiento
verdadero, Marx es un futurista, que busca satisfacer necesidades
materiales, el valor es económico antes que cualquier otra
cosa. Una de sus obras más polémica es "El contrato
social" publicado en 1948, en el cual se anuncia la
supresión del capitalismo y la propiedad
privada.

De igual manera presenta al comunismo como el
término de toda la historia, como la síntesis
suprema que suprime a todas las alienaciones, resuelve todos los
conflictos. Pero dice también que hasta la
instauración del comunismo la humanidad habrá
vivido su prehistoria y sin duda el comunismo no es el estado
definitivo de la humanidad[7]

Una filosofía materialista es atea, así,
«Marx afirma que la religión obra siempre en el
campo social como fuerza conservadora y reaccionaria es el
sentido obvio de la frase "la religión es el opio del
pueblo", "más literalmente un opio para el pueblo". En
efecto, al prometer el paraíso en la otra
vida»[8]. Al parecer, la religión
para Marx coacciona y limita el pensamiento de la sociedad, no la
deja ser libre y la mantiene sumida o bajo el régimen de
su doctrina.

El otro pensamiento crítico del hegelianismo es
el de Kierkegaard (1813-1855), que plantea un sistema
lógico diferente al de Hegel, en el cual separa la verdad
plena de la existencia. «Un sistema de la existencia es
pues, imposible. El argumento precedente puede resumirse en una
palabra: "la existencia es lo que separa". Separa unas cosas de
otras y hace que sus individualidades sean incomunicables. Separa
a las cosas del pensamiento y las pone en sí, fuera de la
inmanencia. Con lo que se ve que ningún procedimiento
dialéctico puede sintetizar
existentes»[9]. Cabe destacar en la
filosofía de este gran pensador los tres estadios o
esferas de la existencia: la estética, la ética y
la religiosa.

Finalmente, cabe destacar a Schopenhauer (1788-1860),
otro pensador contemporáneo, que será retomado
incluso por Freud. Para Schopenhauer el problema principal surge
de la naturaleza de la voluntad, que incita al individuo sin
cesar hacia la consecución de metas sucesivas, ninguna de
éstas puede proporcionar satisfacción permanente a
la actividad infinita de la fuerza de la vida, o voluntad.
Así, la voluntad lleva a la persona al dolor, al
sufrimiento y a la muerte; a un ciclo sin fin de nacimiento,
muerte y renacimiento. La actividad de la voluntad sólo
puede ser llevada a un fin a través de una actitud de
renuncia, en la que la razón gobierne la voluntad hasta el
punto que cese de esforzarse[10]

Avance y desarrollo
científico

Los inventos que Sigmund Freud no alcanzó a ver
ni a utilizar hoy, sobrepasan los mismos pensamientos
incrédulos y tardíos de generaciones anteriores.
Así, la falta de instrumentos y tecnología de
punta, fueron una limitante para los físicos, los
químicos y los inventores de finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, tiempo en que el pensamiento freudiano
hace su aparición.

Entonces, en este tiempo no se habló de
computadoras, de internet, de satélites y de naves
espaciales y de muchos inventos que hoy hacen parte de la
historia del género humano. Quizá el mismo
desarrollo histórico lleva a que unas generaciones tengan
que vivir y pasar para que otras disfruten y conozcan nuevas
formas de vida.

Aunque el avance científico y tecnológico
había dado sus primeros pasos después de la
revolución industrial, en tiempos de Freud sólo se
alcanzaron a ver algunos avances imperfectos hoy, pero novedosos
en ese momento. Entre ellos se puede contar con los medios de
transporte como el primer auto a gasolina (1885) que el ingeniero
mecánico alemán Karl Benz pone en funcionamiento;
un vehículo de tres ruedas que circula por las calles de
Múnich por primera vez[11]

Asimismo, importantes descubrimientos y aportes
científicos como: la aspirina (1883), los rayos X (1895),
la teoría de los genes y la herencia humana (1899), la
teoría de la relatividad física hecha por Albert
Einstein (1905-1916), la penicilina (1928), el telescopio
electrónico (1932)[12], de alguna manera
fueron conocidos por Freud.

¿Qué corriente influyó en el
pensamiento de Freud?

Antes de todo hay que ubicar geográficamente a
Sigmund Freud. Su lugar de nacimiento fue Freiberg al norte de
Checoslovaquia en su momento. Después, Freud cambia de
domicilio y se traslada a Viena capital de la actual Austria, es
decir, al sur del punto de nacimiento. Austria limita al norte
con Alemania y la actual República Checa; al sur con
Italia y la actual Eslovenia; al occidente con Suiza y Alemania;
al oriente con Hungría. Así, es fácil
comprender cuan fácil era la transmisión del
conocimiento en Europa hacia finales del siglo XIX.

Así mismo, cabe destacar la importancia de otros
países que aportaron al desarrollo filosófico de su
momento, entre los destacados: Francia, Gran Bretaña y
España. De esta manera, se puede comprender la gran
complejidad de la filosofía contemporánea, sus
numerosos filósofos y corrientes.

Corrientes
tradicionales contemporáneas

Es evidente que Freud tuvo una gran confluencia de
pensamientos que de alguna o de otra manera influyeron en la
forma de plantear los suyos, es tanto, que Viena, la ciudad en la
que él vivía, fue considerada en su momento como la
Viena intelectualizada. Además, hay que destacar las
producciones filosóficas alemanas y corrientes europeas
como: el racionalismo, el romanticismo, el criticismo, el
idealismo y la filosofía del yo, las cuales ponen sus
argumentos y teorías como puntos
inamovibles[13]

El periodo actual comenzó con planteamientos como
el de Nietzsche, cuando afirma la muerte de Dios, el de Max Plank
quien anuncia la teoría de la quanta y el de
Albert Einstein con su teoría de la relatividad. Desde
entonces, el hombre ha tomado decisiones que lo han llevado a
diferentes planteamientos como el materialista. Ya desde la Edad
Moderna, el hombre venía buscando la libertad individual,
lo que en aquel momento generó un despertar en todos los
aspectos del hombre: en lo cultural, en lo artístico, en
el pensamiento, en lo social-político, en lo
económico, etc., luego, Kant pone el valor de la persona
sobre todas las cosas, la fe da paso a nuevos pensamientos:
escépticos, nihilistas y
pesimistas[14]

Antes de ingresar a hacer el recuento de los
pensamientos más sobresalientes de la Edad
Contemporánea, se debe tener en cuenta un detalle con el
pensamiento idealista (Hegel) de la Edad Moderna porque por sus
postulados recibió grandes críticas de pensadores
contemporáneos, de las cuales se desprenden corrientes
como el materialismo y el vitalismo.

1.5.1 Materialismo (socialismo científico) hoy
comunismo.
Los representantes de esta corriente
filosófica son Karl Marx y Friedrich Engels. El
materialismo es el repudio del idealismo hegeliano pues sus
representantes creen que la naturaleza y el mundo se presentan
tal como son, sin engaños[15]Además,
la materia como tal vale más que cualquier otra cosa, por
tanto, se habla de una teoría científica todo lo
contraria al idealismo hegeliano. "El materialismo marxista se
distingue de cualquier otro en ser dialectico. La materia no es
inerte, sino dinámica, es esencialmente un movimiento, una
evolución un progreso y los fenómenos no se
explican por las solas leyes de la
dinámica"[16].

El materialismo surge a mediados del siglo XIX, se
pensó entonces que la labor filosófica era
estéril y se da importancia a la materia, la palabra
materia hace referencia lo que es material, no caben aquí
conceptos trascendentales, pero, "para que se desarrolle un
materialismo tiene que aniquilarse primero la fe en Dios. Por
eso, es muy significativo el transito del idealista Hegel al
materialista Marx"[17].

Hay en la historia muchos filósofos considerados
materialistas[18]como: Bruno Bauer(1809-1882),
David Friedrich Strauss (1808-1874), Ludwig Feuerbach (18041872),
Friedrich Ueberweg (1826-1871), Karl Bogt (1817-1895), Jacobo
Moleschott (1822.1893), entre otros, pero "el materialismo
sólo vino a ser una potencia revolucionaria universal al
introducir la dialéctica hegeliana en el proceso material
mismo y poner este proceso como base de la evolución
social. Este giro fue producido por Marx y consumado por
Lenin"[19].

La materia compone al hombre, en ella se engendra la
vida, por lo tanto, lo material precede al pensamiento.
"Según esta concepción el mundo y por
extensión el universo es material, existente objetivamente
fuera e independientemente de la. La materia es primaria y la
conciencia y el pensamiento son propiedades de ésta a
partir de un estado altamente
organizado"[20].

1.5.2 El vitalismo: La filosofía vitalista
al encargarse de una reflexión constante del hombre, hace
de él un objeto valioso, no por ser material de estudio
sino por el sentido de la existencia misma. El termino vitalismo
"aparece en siglo XIX y se aplica a toda doctrina que considere
los fenómenos vitales como irreductibles a
fenómenos
físico-químicos"[21]. Se puede
considerar a Nietzsche como uno de los principales representantes
de la filosofía de la vida, como es conocido el
Vitalismo[22]

La vida para Nietzsche es el hecho primitivo, es la
materia de toda cosa, es el ser mismo. "No tenemos otra
representación del ser que el hecho de
vivir"[23], así, la vida es la voluntad de
poder. "Nietzsche llama voluntad al conjunto de la vida
psicológica: al complejo de sensaciones, de instintos, de
emociones y de pasiones de pensamiento de
movimiento"[24]. Además del principio
vitalista y de la voluntad, para hacer referencia a Nietzsche hay
que responder la pregunta: ¿Nietzsche era nihilista? y
ampliar conceptos fundamentales sobre su pensamiento.

1.5.3 El Existencialismo. El existencialismo es
otra corriente que nace como una critica al idealismo hegeliano,
según la cual se puso más cuidado a las ideas y se
dejó de lado al hombre real, al que existe, al que
está en la tierra y vive en la
miseria[25]

Una de las características del pensamiento
existencialista es la conciencia y el papel de ésta en el
hombre, vista a veces con acentos dramáticos como
corporeidad y definida por su trascendencia, pero el tema
frecuentemente tratado es la primacía de la existencia del
individuo, sin que nadie ni nada impida su
desarrollo[26]Lo anterior implica la defensa de la
libertad entendida frecuentemente como principio
absoluto.

La existencia, entonces, "es una posibilidad que el
sujeto debe desarrollar; tal posibilidad se afirma sobre la nada
y está dotada de una extrema
fragilidad"[27]. Dicha fragilidad y la soledad de
la existencia en el mundo, llevan a un concepto trágico de
la humanidad a una angustia ante la nada, en esa lucha
desesperada el hombre radica en conformarse con el mundo
cotidiano, lo que lo lleva constantemente al
fracaso[28]

En este pensamiento sobresalen nombres de importantes
filósofos como Jean Paul Sartre, Martín Heidegger
(1889-1976) y Karl Jaspers (1883-1969), que de alguna manera
piensan diferente, así: Heidegger «no conoce un
camino que llegue a la comunidad; Jaspers pinta la
comunicación existencial" con colores muy luminosos.
Heidegger ve la existencia sacada de la nada e inserta en la
nada, Jaspers habla expresamente de lo absoluto, que la
teología llama "Dios". Por eso, se interpreta a Heidegger
como ateo y a Jaspers como
teísta»[29]. Por otro lado, Sartre no
muestra odio por Dios, más bien indiferencia y afirma que:
"habría que ser ateo aunque hubiera
Dios"[30].

Así mismo, uno de los filósofos más
destacados es Arthur Schopenhauer, que empieza su
filosofía sentando como absoluto el principio de
inmanencia. "Todo lo que existe, existe para el pensamiento; el
universo entero es sólo por referencia a u un sujeto,
sólo es percepción para un espíritu
perceptor"[31].

El hombre para Schopenhauer representa un objeto como
los demás fenómenos, que está sometido al
principio de razón suficiente, pero que a su vez,
está dotado de conciencia, lo cual quiere decir que tiene
conocimiento de sí mismo y percibe el fondo de sí
como la voluntad[32]

En el hombre la voluntad alcanza su mayor grado de
conciencia: sabe qué quiere y conoce lo que quiere.
¿Y qué quiere? La vida, la vida individual ante
todo, por el instinto de conservación, con mayor
profundidad la vida de la especie. Es pues, voluntad de vivir, o
querer vivir.

Pero la conciencia que la voluntad de vivir tiene de si
misma en el hombre no le impide ser absurda, pues es anterior a
la razón[33]

La filosofía existencial tiene en común
con otras corrientes contemporáneas, el desacuerdo con el
pensamiento idealista de Hegel. Emparentan claramente con el
materialismo y el positivismo, pero sin ser las mismas,
además, el existencialismo nace en una época propia
en crisis: desconfianza de los valores recibidos y hasta de la
misma razón[34]

1.5.4 El Positivismo. "El materialismo dio la
vuelta a la filosofía de Hegel, pero todavía es una
metafísica, pues declara la materia como el ser real. La
radical protesta contra Hegel viene del positivismo que rechaza
decididamente toda metafísica"[35]. El
positivismo sigue los lineamientos del empirismo de Locke y Hume,
que halla en Augusto Comte su perfección.

Augusto Comte (1798-1857) es considerado el fundador del
positivismo. «Una ciencia es positiva según Comte,
cuando se abstrae de toda especulación sobre "la cosa en
sí" metafísica, se limita a la exacta
observación de los fenómenos visibles y trata de
reducir los resultados de esta observación a las leyes
generales»[36]. No obstante, se puede
afirmar que todo conocimiento que venga de la experiencia puede
denominarse como positivo.

Comte propone la ley de los tres estados, que es el
fundamento de la filosofía positiva, en la cual se
establece que el espíritu humano atraviesa tres tipos de
mentalidad, ellos son: el estado teológico o ficticio, el
estado metafísico o abstracto y el estado
científico o positivo.

El estado teológico consiste, en que al
hombre, ante el espectáculo de la naturaleza, le basta una
explicación trascendente de los fenómenos. Los
refiere a la acción y a la voluntad de los dioses, y de
esta manera cree poseer un absoluto. En realidad, usa la
imaginación y no la razón, de suerte que la
explicación es mítica. El último
término de este estado se encuentra en el
monoteísmo, en el que las divinidades distintas e
independientes son sustituidas por un Dios único que con
sus decretos dirige todas las cosas.

El estado metafísico significa un
perfeccionamiento con respecto al anterior, aunque subsiste el
mismo punto de vista fundamental. En lugar de acudir a
divinidades sobrenaturales, el hombre refiere los
fenómenos naturales a entidades metafísicas,
causas, sustancias, facultades, etc., que son inherentes a las
mismas cosas. Existe aun predominio de la imaginación
sobre la razón, pero la explicación ya no es
trascendente, sino inmanente. El término de este estado es
la teoría metafísica según la cual un
principio único, la naturaleza, absorbe todas las
entidades diversas.

El estado positivo se opone a los dos estados
anteriores. Renuncia a toda explicación, tanto inmanente
como trascendente, para atenerse solo a los hechos conocidos por
la observación y la experiencia. Asimismo renuncia al
conocimiento del absoluto para acantonarse en lo relativo, que es
único objeto accesible a la
razón[37]

Para el Positivismo, la única fuente de saber y
de conocimiento proviene de lo sensible y lo experimentable. Por
lo anterior, el término positivo delimita a esta
filosofía como científica y no metafísica.
Además, "positivo significa real, opuesto a
quimérico, útil opuesto a inútil,
cierto opuesto a dudoso, preciso opuesto a
vago, orgánico opuesto a negativo. Pero, Comte
añade otro sentido que es el principal y que da su valor a
los precedentes: relativo opuesto a
absoluto"[38].

Ahora bien, existe una estrecha relación entre el
positivismo y el empirismo, pues admite una sola fuente de verdad
que es la experiencia de lo sensible y además porque el
positivismo es el perfeccionamiento del empirismo. Así,
únicamente acepta todo el conocimiento residente en las
ciencias que utilizan métodos científicos, aunque
su precursor Comte, no rechaza lo psíquico ni tampoco la
conciencia[39]

Entonces, en el estudio positivo no puede contarse con
los estudios trascendentales, pues al parecer, las ciencias dicen
lo que es posible conocerse. Pero, cada ciencia se
encargará de limitada parte del estudio de la naturaleza
del hombre o del cosmos según la especialidad; así
por ejemplo, la astronomía del estudio de los cuerpos
celestes y del universo, la anatomía del estudio de las
estructuras de los seres vivos, la química de la
estructura, composición y propiedades de la materia, etc.
Con lo anterior se comprueba lo empírico que el
positivismo reduce el conocimiento únicamente a los
fenómenos, lo que aparece.

El hecho de remitir el conocimiento a los
fenómenos y sus leyes es la característica
principal del positivismo. Por lo anterior, Kant hace una fuerte
crítica a Comte, pues el conocimiento se reduce a la
historia, a hechos que ocurrieron y las leyes no son más
que relaciones constantes entre los fenómenos. El anterior
planteamiento de Comte generó la separación del
pensamiento de Hume quien cree que los fenómenos carecen
de leyes ya que toda relación es una asociación de
ideas hechas por la conciencia y en la
conciencia[40]

El nuevo pensamiento freudiano es una nueva
filosofía "que pone al positivismo como condición
del quehacer de las ciencias y se hace
paradigma"[41]. De esta manera, se pueden entender
los acercamientos de Freud a la medicina y a la
psiquiatría, ciencias que utiliza para sostener un nuevo
pensamiento, proveniente de la "hermenéutica de la
sospecha". Por lo anterior, es importante reconocer cuáles
son los planteamientos positivos para entender mejor a
Freud.

El anterior recorrido por los principales pensamientos
contemporáneos facilitan la interpretación de la
filosofía freudiana, ya que él se encontraba
rodeado de los pensamientos estudiados anteriormente; de tal
manera, cuando el desarrollo del trabajo remita a uno u otro
pensamiento contemporáneo habrá claridad, o por lo
menos una idea general. En el estudio a los principales
planteamientos contemporáneos, no se tuvo en cuenta
algunos otros como: la fenomenología, el personalismo de
Emanuel Mounier y la filosofía de la acción de
Blondel, por considerarlos paralelos al pensamiento
freudiano.

Freud y la
filosofía

En el recorrido histórico se mostró a
Freud como un pensador rodeado de filósofos; por el mismo
contexto: la llamada Viena intelectualizada. Así mismo, el
desarrollo del pensamiento científico y filosófico
estaba en auge en toda Europa y en los Estados Unidos. La
anterior, es una manera general de mostrar el contacto
filosófico que tuvo Freud con la Filosofía,
implicando no sólo sentir su influencia, sino
también, conocerla, mostrar simpatía o desacuerdo
con cualquier corriente del momento.

Ahora bien, Freud como un profeta de la sospecha cambia
total y radicalmente su manera de filosofar, haciendo necesarios
unos fundamentos sólidos que sostengan las nuevas
teorías en el campo de la filosofía y que
además convenzan. Lo anterior, sólo se puede hacer
conociendo la Filosofía, confrontándola, sin llegar
a contradecirla. Además, el reconocimiento de un
filósofo como Ricoeur que instalan a Freud como un
desconfiado[42]llevan a no desvincularlo
bruscamente de la filosofía.

Igualmente, Freud realiza un estudio
antropológico completo con temas como la conciencia, la
voluntad, la vida y la muerte entre otros, propios de la
Filosofía, así, estas son razones mayores para
justificar a Freud como filósofo, además, "Freud
encuentra en Schopenhauer un aliado filosófico a la hora
de defender el psicoanálisis"[43], a tal
punto de decir: "en verdad, hace ya mucho tiempo el
filósofo Arthur Schopenhauer expuso a los
hombres[…], en otra dice […]hay otra cosa que no
podemos disimular: inadvertidamente hemos arribado al puerto de
la filosofía de Schopenhauer"[44]. Esto
implica un conocimiento completo de la filosofía como
ciencia por parte de Freud, no sólo de Schopenhauer, sino
también de otros filósofos.

Finalmente, los parámetros positivos a los cuales
se acogió Freud para el desarrollo de la teoría
psicoanalítica, llevan a concluir que los conocimientos
provenían después de la experiencia, en
términos kantianos a posteriori.

FREUD Y SCHOPENHAUER

Para encontrar fundamento de la teoría freudiana
hay que remitirse al pensamiento alemán de Schopenhauer a
quien hace referencia de manera constante y que además es
visible en toda la obra del fundador del Psicoanálisis,
"…pero en su conjunto las citas son especialmente
frecuentes y útiles cuando el fundador del
Psicoanálisis discurre sobre cuestiones relativas a la
existencia de procesos psíquicos
inconscientes,…"[45]; sin olvidar que el
método que siguió Freud para sus estudios del
inconsciente e inconsciente son totalmente positivos. A
continuación, datos sobre el pensamiento schopenhaueriano,
con lo cual se establecerán similitudes con
Freud.

Arturo Schopenhauer nació en Dantzig en 1788. Su
padre que era comerciante, esperaba que le sucediera en el
negocio y para prepararle a ello le hizo viajar, especialmente
por Francia e Inglaterra. A la muerte de su padre en 1805,
Schopenhauer decide abandonar el comercio. Empieza sus estudios
clásicos en el instituto de Gotha y después entra
en la universidad de Gotinga, en donde Schultze le da a conocer
la filosofía de Kant, y el orientalista Maier los libros
sagrados de la India: estas son las dos fuentes principales de
sus pensamientos. En 1814 se doctora en filosofía en Jena
con una tesis De la cuádruple raíz del
principio de razón suficiente
que contiene los
fundamentos de su filosofía y a la que hizo siempre
referencia a lo largo de toda su obra.

Desde 1814 a 1818 trabaja en su obra El mundo como
voluntad y representación
que fue publicada en 1819
pero que pasó completamente desapercibida. Dos veces en
1920 y en 1826, intenta enseñar como
«privadocent» en la universidad de Berlín,
pero con tan poco éxito, comparado con Hegel, que al cabo
de un semestre abandona sus clases. Desde este momento no
tendrá más que desprecio y sarcasmo para «los
filósofos universitarios».

En 1831 abandona Berlín huyendo de la epidemia de
cólera a la que sucumbió Hegel, y se establece en
Frankfort, donde lleva una vida de soltero acomodado, muy alejada
del ascetismo que predicaba en sus libros. Entre otras obras,
redita El mundo en 1844 y en 1859, aumentándola
cada vez con suplementos. Muere en 1860.

Schopenhauer se negó rotundamente a construir un
sistema de conceptos lógicamente encadenados, como
hacían sus rivales, los filósofos universitarios.
Es, afirma el mismo, «el hombre de un solo
pensamiento». Su metafísica es en cierto modo un
desciframiento de la experiencia, y su único
pensamiento es la clave del enigma que ofrece el universo, o que
constituye la mejor prueba de la verdad. Pero es evidente que el
desarrollo de una idea si ésta es fecunda, requiere varios
volúmenes y adopta necesariamente la forma de un sistema
riguroso[46]

El recorrido por el pensamiento freudiano lleva a
preguntarse sobre la existencia de los términos utilizados
en su teoría, pues varían; además de
considerar su exagerado número. Ahora, estos antecedentes
lingüísticos se encuentran enraizados en
teorías metafísicas anteriores a Freud,
precisamente en la metafísica de
Schopenhauer[47]

2.1.1 La Voluntad Inconsciente. El significado de
la filosofía de Schopenhauer se encuentra en su obra
más sobresaliente "El Mundo como Voluntad y
Representación", ella contiene los fundamentos y bases de
su filosofía.

Según Schopenhauer el hombre
«…está dotado de conciencia, tiene un
conocimiento inmediato de sí mismo, y percibe el fondo de
su ser como voluntad. El cuerpo y la voluntad son, pues, como dos
aspectos de una misma realidad, "el cuerpo es el conocimiento
a posteriori de la voluntad, la voluntad, conocimiento
a priori del cuerpo"»[48]. La
voluntad para Schopenhauer es un lugar para lo misterioso, para
lo oculto, para la conciencia, a lo
incognoscible[49]

La voluntad es la otra faz del mundo carente de
razón aquella que no puede ser acogida por la
filosofía de lo claro y lo distinto ni por la ciencia en
su actitud racionalista irrestricta. Cosa en sí, principio
primero sin causa ni fin, desprovisto de todo conocimiento,
de tendencia inconsciente, la voluntad es el fondo
primordial último e irreductible de todo lo existente. Es
primeramente impulso ciego que obra por igual en todos los
ordenes de lo real objetivándose en sus fenómenos;
fuerza natural que subyace y dirige el paso de la materia por las
formas orgánicas dando lugar a la generación de la
vida. Su ultimo eslabón, el hombre es su fenómeno
mas desarrollado; orden superior de la naturaleza, pues advierte
sobre la emergencia de la
razón[50]

Los planteamientos metafísicos de Schopenhauer
tienen la ventaja de haber conocido la "cosa en sí" de los
planteamientos kantianos, a la cual se refiere así: "el
camino lo hallo en el yo, que, como una planta, tiene sus
raíces en el reino de lo inconsciente, pero su tronco,
pertenece al claro imperio de lo consciente. La cosa en sí
es la voluntad"[51], luego, se ve que aparecen dos
términos utilizados con frecuencia por Sigmund Freud: el
consciente y el inconsciente, anclados antes de su teoría,
por lo cual, no pueden considerarse originales en el sentido
morfológico sino que en el semántico, pues
adquieren nuevos valores que modifican total y parcialmente su
significación.

La voluntad debe entenderse desde un sentido amplio que
comprenda, junto con la voluntad propiamente dicha, cualquier
especie de deseo, tendencia, pasión, necesidad, esfuerzo,
como por ejemplo, el instinto de conservación y el
instinto sexual[52]"El modo de ser de la voluntad
es un continuo devenir en el que se afirma el querer
vivir"[53], en términos de Heráclito
"todo cambia, cambian las cosas y cambiamos nosotros, lo
único que permanece es el devenir
y en esto consiste
la realidad de las cosas, su esencia"[54]. Lo
anterior significa un proceso natural de sucesión, un
antes y un después, una sola voluntad en la existencia de
la cual las cosas inmateriales también se hacen
partícipes. Es también, la contingencia* de los
seres, donde todos reciben la acción de la voluntad y
después de su principio están condenados a la
muerte.

Partes: 1, 2

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