Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Por el Sendero de los Triunfadores (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Probablemente me dirá: Soy lo suficientemente
responsable para saber lo que hago. De acuerdo. Sin embargo, no
siempre es así.

Las personas somos profundamente emocionales. Operamos
influenciados por nuestros sentimientos y dejarnos arrastrar por
esa corriente emotiva puede llevarnos a buenos resultados o a la
derrota, como advierte el libro de Libros, la Biblia:
"Engañoso es el corazón más que todas
las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?"(Jeremías 17.9)

Observe que la mayor inclinación, cuando nos
dejamos mover por las "corazonadas", es a cometer errores.
¿Por qué motivo? Porque hasta tanto nos movamos
bajo los mismos paradigmas que nos han influenciado y dominado
por años, en los que priman pautas de pensamiento de la
sociedad que nos rodea, difícilmente se producirán
cambios en nuestras acciones.

Pensamientos de maldad

Es necesario recabar en la profunda influencia que
ejerce en nuestro ser el medio que nos rodea.

Un autor de la antigüedad testimonio esta
situación cuando escribió: "Los pensamientos
humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta
fácilmente"(Proverbios 20:5, Nueva Versión
Internacional)

Sin Dios morando en nuestro corazón, es apenas
natural que nos movamos alrededor de aquello que consideramos que
consideramos correcto. Por ejemplo, alguien que ha crecido en
medio de una sociedad permeada por la violencia,
considerará la venganza como algo natural,
apenas previsible. Es más, lo concebirá como algo
natural.

Un canal de televisión colombiano
transmitió un documental sobre los pandilleros. Lo
sorprendente y a la vez preocupante, es que niños y
adolescentes ansiaban crecer para ser como uno de los
líderes de aquellos grupos delincuenciales. Les profesaban
admiración.

Lo que decimos, revela lo que pensamos

¿Le ha ocurrido alguna vez que expresó lo
primero que vino a su mente? Lo más probable es que
quienes le rodean, le hayan hecho bromas diciéndole:
"Lo traicionó el inconciente". Sin duda es
así. Cuanto pensamos, temprano o tarde emerge como un
volcán en erupción.

El ser más grande de todos los tiempos, el amado
Hijo de Dios, Jesucristo, dejó claro este principio cuando
enseñó: "¿Cómo podéis
hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del
corazón habla la boca."(Mateo 12.34)

Puso de manifiesto que toda persona obedece a lo bueno o
lo mayo que haya permitido anidar en su mente. Con frecuencia
desestimamos la importancia de ser cuidadosos con la
información que procesamos en la parte más profunda
de cada quien y que la Biblia llama
corazón.

Por esa razón el amado Salvador instruyó
que "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón
saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su
corazón saca lo malo; porque de la abundancia del
corazón habla la boca."(Lucas 6.45)

Es común que expresemos, no aquello que queremos
callar, sino lo que sentimos verdaderamente. No olvide que lo que
hay dentro de nosotros, aflora. El Señor Jesús lo
ilustró de la siguiente manera. "Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos,
o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No
puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol
malo dar frutos buenos"(Mateo 7:16-18)

Es hora del cambiar. Piénselo. Y algo más:
es posible renovar sus pensamientos, y reorientar sus acciones.
Usted será el primer beneficiario, pero también su
amada familia y las personas que le rodean.

Reordene su forma de pensar

Es interesante que al coincidir que si nuestros
pensamientos determinan nuestras acciones, entendamos que el
primero que tiene conciencia de la importancia de los
pensamientos y que sean los mejores, es Dios mismo.

Hace siglos testimonio este principio del Reino cuando
dijo a Su pueblo a través del profeta Isaías:
"«Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni
sus caminos son los míos -afirma el Señor-. Mis
caminos y mis pensamientos son más altos que los de
ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la
tierra!"(Isaías 55.8,9, Nueva Versión
Internacional)

Dios tiene los mejores planes para su vida y para la
mía. Lo interesante, que no deja llamar poderosamente
nuestra atención, es que todo parte de los
pensamientos.

Una pregunta que sin duda se estará formulando:
¿Cómo cambiar mis actitudes? Pues bien, de acuerdo
con la Ley ineludible del Reino de Dios: "Nuestros
pensamientos determinan nuestras acciones
", si comienza a
renovar sus pensamientos, se producirá una
transformación en cuanto hace.

El apóstol Pablo lo dejó bien claro cuando
recomendó a los cristianos del primer siglo: "No se
amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la
renovación de su mente. Así podrán comprobar
cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y
perfecta."(Romanos 12:2, Nueva Versión
Internacional)

Por supuesto, la sociedad que nos rodea
presionará para que obremos en consonancia con lo que
consideran "bueno", "aceptable" o
"excelente". Usted sabe que un mundo plagado de maldad
no se extraña si usted obra con malicia. Lo extraño
es que obre conforme debe hacerlo, con justicia. Y aun cuando
obrar bien luzca extraño para los demás, y lo
convierta en blanco de críticas y burlas, debe seguir
haciéndolo.

Cambiar, entonces, parte de modificar nuestros patrones
de pensamiento, acogiendo la propia recomendación del
apóstol Pablo cuando escribe: "Por último,
hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de
admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca
elogio."(Filipenses 4.8, Nueva Versión
Internacional)

Sin duda, reemplazar pensamientos de maldad por
pensamientos de bien, influirá directa y positivamente en
lo que hacemos. Tome hoy la decisión: con ayuda de Dios
cambie su forma de pensar y de hecho, cambiará su forma de
actuar.

Capítulo 4

Paz interior,
paso para una vida plena

La conocían como Doña Amargura.
Tenía cuarenta años, pero parecía de
cincuenta, con muchas arrugas surcando su rostro y la tristeza
reflejada en el rostro, la misma que le robaba encanto a su
sonrisa. Era devota católica y no fallaba a misa de
domingo. Incólume, insensible, con el ceño
fruncido.

Las personas la miraban con reticencia y en más
de una ocasión, los niños le gritaron: "Vieja
bruja…"
y salían corriendo.

Incluso se llegó a rumorar, que su casa era cuna
de espantos. Tal vez porque vivía en esa soledad tan
pesada, que se podía palpar con las manos.

Ah, y no me deje olvidar de un detalle que le
llamará la atención: no tenía amigos porque
con todos reñía. Laura se había convertido
en el problema del pueblo. La amargura destilaba por sus poros.
Algunos la atribuían al hecho de que su esposo
había muerto muy joven, mientras hacía un viaje a
la capital. Otros, al hecho de que no tuvo hijos.

Un día alguien, audaz y en cierta medida sin
medir el alcance de las consecuencias, se atrevió a
abordarla para hablarle del poder transformador de
Jesucristo.

Váyase de mi casa ahora mismo, o le voy a
echar agua
…–lo amenazó fuera de
sí.

Su eventual interlocutor no se inmutó. Le
extendió una Biblia ajada y la retó a leerla. Ella
le cerró la puerta en las narices. Y aunque tiró a
un rincón el ejemplar de las Escrituras, una noche
comenzó a leerla y le impactó un pasaje que
sería la entrada a una vida renovada: "Yo he venido
para que tengan vida, y vida en abundancia" (Juan 10:10
b)

Desde ese momento se arriesgó a creer y su vida
comenzó a experimentar cambios. El cambio no se produjo de
la noche a la mañana, fue progresivo. Y esa
transformación le llevó a algo que jamás
imaginó, aunque lo anhelaba: la paz interior.

Hoy ayuda como maestra de Escuela Dominical en la
iglesia en la que se congrega. "Ahora sí puedo decir
que vivo plenamente
", señala Laura con una amplia
sonrisa.

¿Desea el éxito? Sin duda que sí.
Todos lo deseamos. Está en nuestros genes. Forma parte de
nuestro ser y debe ser así, porque Dios nos
concibió para ser triunfadores. En ese orden de ideas, la
dirección a seguir es aplicar una cuarta Ley del Reino de
Dios: Paz Interior.

El gran interrogante es, ¿cómo lograrla? Y
para entender el asunto, es necesario que evaluemos lo que roba
la paz interior, en su contexto, y cómo superar los
obstáculos que se nos presentan.

Situaciones que nos afectan

Una encuesta publicada por el diario El País, de
amplia circulación en Colombia, referente a cuáles
eran los factores externos que incidían negativamente en
la salud mental de las personas, reveló que para el 69%,
eran los problemas económicos; un 11% opinó que las
dificultades intrafamiliares; un 15% expresó que le
desencadenaban inquietudes las discusiones con la pareja y un 5%
que otros aspectos estrechamente ligados a las relaciones
interpersonales. En total se auscultó el criterio de 1.086
hombres y mujeres.

Todos coincidieron en señalar que los
obstáculos y las dificultades desencadenaban inestabilidad
en sus emociones e incidían negativamente en su forma de
ver la vida.

Economía y familia

A este estudio me permito sumar otro de trascendencia.
La Secretaría de Salud Municipal en Santiago de Cali
informó que en la ciudad anualmente se atiende a 20 mil
personas con tensión nerviosa producto de la ansiedad. En
su orden, los especialistas identificaron tres factores que
influyen en la desestabilización emocional de las
personas: los problemas económicos, las crisis familiares
y los conflictos de pareja.

Como consecuencia de experimentar la sensación de
encontrarse en un callejón sin salida y que sus problemas
nunca tendrán fin, tan solo en el 2009 se presentaron 275
intentos fallidos de suicidio protagonizados por 170 mujeres y 96
hombres.

"Las personas que han sufrido estas alteraciones,
producto de la problemática, suelen preocuparse demasiado
y tienen muchos momentos de ira y estrés
",
precisó Beatriz Isaza, Coordinadora de Salud Mental en
dicha dependencia.

En Colombia y el mundo

La inestabilidad emocional es un problema grave. En
Colombia, 25 de cada cien personas la enfrentan, de acuerdo con
los registros que maneja el Ministerio de Protección
Social. Una situación muy similar a lo que ocurre en el
resto del Continente Americano.

Ahora, el panorama mundial también resulta
desalentador en este aspecto:

Las estadísticas hablan de 450 millones de
hombres y mujeres afectados anualmente por las consecuencias de
los problemas que enfrentan cada día.

Para encontrar una salida al caos en que se ha
convertido su mundo interior, 1.000.000 de estas personas acuden
al suicidio. Y algo más preocupante aún: del
conjunto de quienes se encuentran atravesando por estados de
crisis, se estima que el 50% no tienen acceso a servicio
médico ni consultan por su caso ante un
especialista.

Paz interior, la clave

Hace pocos días los diarios del mundo registraron
una noticia particular. El deceso de una venerable mujer. No era
un deceso más, sino de aquellos que ocurren una vez cada
siglo, que convoca a las autoridades de las ciudades y se tornan
en comentario nacional.

Había fallecido Margaret Fitzgerald en Moncton,
Inglaterra, una de las quince personas con más edad en el
mundo. Tenía 113 años, pocos días
después de su último cumpleaños.

Vivió la vida
plenamente
.-comentó su sobrina Iliana, mientras que
su tataranieto Robert, atribuyó el hecho a su fe y a la
tranquilidad en su vida–. Amaba a Dios y se llevaba bien con
todos. Era una mujer muy tranquila
–.

Cuando Margaret nació, la reina Victoria de
Inglaterra seguía siendo la monarca del Imperio
Británico, y a los siete años vió asombrada,
con ojos que captaron para siempre la imagen aparecida en los
periódicos, de los hermanos Wright cuando realizaron el
primer vuelo en un aeroplano impulsado por un motor.

Sus progenitores murieron a los noventa años de
edad, y algo curioso, ella asistió al funeral de su
único hijo. Las escenas más memorables de su
existencia quedaron plasmadas para la posteridad en flores color
sepia que se han ido desgastando con el paso de los
años.

La clave, coincidieron en asegurar quienes le
conocieron, fue la fe en Dios y la paz interior que gobernaba su
ser.

Paz que sobrepasa todo entendimiento

Piénselo. En su vida necesita Paz Interior, una
de las leyes universales del Reino de Dios.

El caso de Margaret Fitzgerald no se repite con mucha
frecuencia. Los problemas llevan a millones de personas
anualmente a morir antes de tiempo, por enfermedades e infartos
que reducen sus expectativas de vida.

Con fundamento en la Biblia, el libro más
maravilloso de todos los tiempos, me permito compartir con usted
algunos principios que le permitirán poner orden en su
mundo interior y encontrar la verdadera paz, aquella que tanto
necesita para enfrentar exitosamente los problemas que enfrenta
cada día.

1. Una buena relación con Dios

El equilibro espiritual es esencial para avanzar en el
proceso de afianzar un reordenamiento del mundo interior. En ese
orden de ideas un paso esencial que debe dar toda persona, es
tener una buena relación con Dios.

Uno de los patriarcas de la antigüedad lo
expresó en términos sencillos que encierran un
profundo significado: "Vuelve ahora en amistad con
él, y tendrás paz; y por ello te vendrá
bien."(Job 22:21)

Aun cuando se arrepintió de sus años de
maldad, Juvencio Mosquera vivió por años escondido
en un pueblo remoto de Bolivia tras una vida de maldad en la que
dejó familias huérfanas y huellas impregnadas de
tristeza y dolor.

Sólo vino a tener paz, el día en que
reconoció que esa afanosa búsqueda de refugio, en
la que no hallaba sosiego porque aún en el lugar
más recóndito sentía que alguien o algo lo
perseguían, el día que pidió perdón a
Dios.

Luego, tranquila su conciencia, vino un segundo paso que
le permitió afianzar la paz interior: a través de
un amigo de su país de origen, se dio a la tarea de
conseguir las direcciones de las familias en las que había
sembrado tanta angustia con robos y crímenes. Y en un
espacio de siete meses, envió doscientas veinte cartas
pidiendo perdón.

"Ahora puedo vivir tranquilo, porque me perdonaron.
Y si alguien aún conserva su odio, se que Dios
tocará su vida para que algún día lo
hagan
", señala con una sonrisa que ilumina su
rostro.

La conciencia de pecado nos roba la tranquilidad. En
tanto no estemos a cuentas con el Señor, sentiremos la
sensación de que algo nos falta. Por esa razón, hay
tres pasos recomendables: el primero, arrepentirnos por las
fallas cometidas hasta ahora; el segundo, pedir perdón a
Dios por nuestros pecados, y el tercero, disponernos para el
cambio con Su divino poder.

2. Alimente el hábito de la
alegría

Recientemente en Colombia se realizó el Primer
Congreso Internacional de la Felicidad. Los expertos coincidieron
en señalar que el problema del ser humano es que confunden
felicidad con estado de ánimo, y por el hecho de que son
variables, lo que hoy llaman estar feliz, en cuestión de
horas y minutos puede ser preocupación o amargura. La
verdadera felicidad, explicaron los especialistas, parte de un
principio de vida, que es de carácter
permanente.

Ahora, si queremos que se produzca el afianzamiento de
esa felicidad no producto de las circunstancias sino como un
principio de vida, debemos tener paz interior, la misma que parte
de una buena relación con Dios. Él es el dador de
la felicidad como describió el rey David:
"Tú diste alegría a mi corazón mayor
que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. En paz me
acostaré, y asimismo dormiré porque solo tú,
Jehová, me haces vivir confiado. "(Salmo 4:7, 8; Cf. Salmo
29:11)

La paz interior permite que tengamos tranquilidad y
dominio de la situación, cualquiera sea la
situación que enfrentemos, adversa o favorable.

3. Asumir sólidos principios
bíblicos

Cuando le hablaban de la Biblia, Silvio se
enfurecía. "No tengo tiempo para asuntos de
religión
", repetía con rabia y destellos de
fuego en su mirada. Estaba convencido que su mundo, aquél
al que estaba acostumbrado y que representaba una realidad
distinta de la que vivían los demás, era lo mejor y
no quería intromisiones.

Debes cambiar, hijo-le dijo su madre un
día, mientras tomaban el desayuno. Se veía
cansada–. Temo que, una vez solo, no sepas manejar tu vida y
tengas problemas con todo el mundo
–.

Despreocúpate, mamá-le dijo
él–. Creo que el problema no está en mi sino
en los demás que no me comprenden
–.

Cuando terminaron la conversación, la mujer que
arrastraba con pesadez todo el cúmulo de sufrimientos
producto de un esposo borracho que falleció en un
accidente de tránsito, totalmente embrutecido por el
alcohol, y el desaliento por un hijo rebelde, le extendió
un ejemplar de la Biblia.

Descubrirás que es un libro
maravilloso
-comentó, mientras le extendía el
ajado texto.

Él lo guardó en un cajón donde
almacenaba aquello que se repetía, iba a botar apenas
tuviera tiempo. Y no tomó conciencia de que estaba
ahí, sino cuatro meses después de fallecida su
madre. Fue entonces que descubrió en la Biblia un infinito
tesoro que le ayudó en su proceso de tener paz interior y
de llevarse bien con Dios y con quienes le rodeaban.

Para muchas personas, la Biblia es un libro
filosófico o de carácter religioso. Sin embargo,
cuando profundizamos en su estudio descubrimos principios
prácticos y sencillos, que nos ayudan al crecimiento en
dos dimensiones, la personal y la espiritual

Asumir esas pautas bíblicos, nos ayudan a
alcanzar y conservar la paz interior: "Mucha paz tienen
los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo."(Salmo
119:165)

¿Cuál es la razón? Cuando
aprendemos, asimilamos y ponemos en práctica los
principios bíblicos, se produce una transformación
en nuestra forma de pensar y de actuar. Y eso es esencial en la
aplicación de esa cuarta e infalible Ley del Reino de
Dios: Paz Interior.

4. Reconozca que hay situaciones que se salen de las
manos

Con frecuencia nos llenamos de preocupaciones porque
queremos resolver todos los problemas. ¡Tremendo error! Es
necesario aceptar que hay situaciones que son ajenas a nuestra
voluntad y cuya resolución no depende de nosotros; muchos
asuntos se salen de nuestras manos.

Asumir este principio de vida, nos ayuda en el proceso
de alcanzar y conservar la paz interior, como enseñan las
Escrituras: "Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová
el Señor está la fortaleza de los
siglos."(Isaías 26:3, 4)

Si hay problemas que nos parecen verdaderos gigantes,
debemos ir a alguien cuyo poder es ilimitado, mucho mayor que
cualquier capacidad que usted y yo tenemos: ese alguien es Dios.
Confiar en Él. Depositar toda nuestra esperanza en
Él, que todo lo puede y nos ayuda a encontrar salida al
laberinto.

5. La paz interior, una decisión
personal

En el proceso de afianzar esa cuarta Ley del Reino de
Dios, tenga presente que Dios no nos concibió para vivir
amargados sino "…que a paz nos llamó Dios.
"(1 Corintios 7:15 b)

Sobre esta base, cada quien decide si se amarga o por el
contrario, con ayuda de Dios, avanza hacia el afianzamiento de la
paz interior en su existencia. Nadie nos obliga. Insisto que se
trata de una decisión personal.

El apóstol Pedro, por su parte, reafirmó
este principio cuando escribió a los cristianos del primer
siglo y a nosotros hoy: "Porque: El que quiere amar la
vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus
labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga
el bien; busque la paz, y sígala. "(1 Pedro 3.10,
11
). Cuando optamos por la paz, esa paz gobierna nuestra
forma de pensar y de actuar: "Y la paz de Dios gobierne en
vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un
solo cuerpo; y sed agradecidos."(Colosenses
3:15)

Piénselo por un instante: usted puede optar, con
ayuda de Dios, por esa tranquilidad que le permite dar pasos
sólidos hacia una vida plena: "Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús."(Filipenses 4.7).

En adelante, recuérdelo siempre: la
decisión de amargarse o vivir con alegría,
gobernado por la paz interior, es suya y nada más que
suya.

6. Jesucristo, la fuente de la paz
interior

Si tenemos claro que la paz interior no depende de lo
variables que pueden ser los estados de ánimo; que en
tanto hayan preocupaciones, estaremos ansiosos y que hay
problemas que no está en nuestras manos resolver, es
necesario aprender otro principio: una estrecha dependencia del
Señor Jesucristo.

El amado Salvador es la fuente de la verdadera paz, como
lo dijo a sus discípulos y también a nosotros hoy:
"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el
mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo."(Juan 14:28
). Un poco más adelante,
dirigiéndose a una multitud, reafirmó que de
Él procede la verdadera paz: "Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo."(Juan 16.33)

El asunto esta en mantenernos unidos a Él.
Permitir que Jesús gobierne nuestro ser: lo que pensamos y
hacemos. Esa disposición nos lleva a conservar la paz
interior que convierte a hombres y mujeres en auténticos
Triunfadores, por encima de las circunstancias.

Para terminar, una pregunta: ¿Se proclama
cristiano? Si es así: ¿Por qué vive asediado
por la amargura y la frustración? Recuerde que la paz
interior es un principio esencial del reino de Dios, como
enseñó el apóstol Pablo:
"…porque el reino de Dios no es comida ni bebida,
sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. "(Romanos
14.17)

El Señor nos creó para vivir plenamente;
para optar por la paz interior, que el mundo asocia con
felicidad. ¡Hoy es el día para tomar la
decisión y avanzar hacia el cambio!

Capítulo 5

La
Oración, un secreto de los triunfadores

Pasó más de seis meses entregando hojas de
vida. En ninguna oficina respondían favorablemente.
"Tenemos cubiertas todas las vacantes", le decían
invariablemente. En algunas dependencia hasta habían
colocado sendos letreros que decían: "No recibimos
aspirantes a ningún cargo
".

La delgada suela de sus zapatos llegó a parecer
un papelillo, de tal manera que si hubiese pisado una moneda
expuesta al sol, se habría quemado la planta de los
pies.

No puedo conseguir empleo-le dijo a Rosa
Eugenia, su esposa, el día que llegó cansado de
recorrer muchísimas avenidas y cuadras caminando–. No
se qué hacer. Realmente todas las puertas se
cierran
…–

No te desanimes-le respondió ella, con
esa calma y ternura en los ojos, que semejaban un atardecer
plácido en un bosque de pinos en la lejanía de las
montañas–. No quiero insistir más, pero la
salida es pedirle ayuda a Dios. Hazlo. En oración logramos
lo que humanamente no podemos conquistar
–.

Él resultaba demasiado "lógico"
en su razonamiento, como para perder tiempo en un clamor. Cinco
años estudiando Contaduría Pública en la
universidad, le habían llevado a explicarlo todo a partir
de los números y de las fórmulas matemáticas
que solía repetir: "No fallan
jamás
".

Una noche lo encontró ella sentado en la cama,
hablando con Dios en voz alta: "Sólo tú puedes
ayudarme
", le decía con los ojos cerrados.

Oró no una sino muchas veces, hasta que se
abrieron puertas de empleo en una ciudad en la que anualmente las
universidades sacaban al mercado muchos profesionales. Un gerente
de una productora de papel escogió su hoja de vida en
medio de un arrume de solicitudes, e hizo que lo llamaran.
¡Logró emplearse! Dios respondió a sus
oraciones.

En otro lugar, distante de allí, Loida
volvió su mirada a Dios después que su
médico le indicó que tenía sospechas de un
cáncer. Le tomaron las placas y una primera biopsia.
"Creo que debe prepararse para lo peor", le
advirtió un día, en el impecable consultorio de una
reconocida clínica en mi amada Santiago de
Cali.

La mujer profesaba fe en Jesucristo. Y aun cuando
respetó el diagnóstico médico, no se
resignó y decidió creer por un milagro de Dios. Esa
fue su tarea en adelante: clamar al Señor por su sanidad.
La respuesta no se hizo esperar.

No explico qué ha ocurrido-le dijo el
especialista al mirar unas segundas placas
radiográficas–. Pero aquí ya no aparecen
vestigios de cáncer. No lo entiendo, realmente. Pero en
seis meses nos vemos de nuevo, ¿le
parece
?-.

Dios obró un milagro-le explicó
ella–. Y en su vida también puede
hacerlo
–.

Él no respondió nada. Se limitó a
mirarla por encima de los anteojos, y sonrió.

¿Qué papel juega la oración en el
éxito de una persona? Un papel protagónico,
diría yo. Esencial. Recuerde que cuando clamamos, estamos
ejerciendo influencia desde el mundo físico a la
dimensión espiritual, y a su vez, la respuesta se produce
con poder de parte de Dios-en la dimensión
espiritual-sobre el mundo físico.

Los hombres y mujeres exitosos han descubierto este
principio, y lo llevan a la práctica en su cotidianidad.
Ese es su gran secreto.

En la Escuela de la Oración

Todos los seres humanos, temprano o tarde, nos hemos
visto enfrentados a una situación difícil de
resolver, cuya solución escapaba de nuestras manos. Es
probable que llegamos a preguntarnos: "¿Qué
puedo hacer ahora
?". Si le ha ocurrido, comprenderá
la angustia que nos embarga, más cuando llegamos a sentir
que estamos frente a un callejón sin salida.

Es en ese momento, cuando nada ni nadie nos ofrece
respuesta a los interrogantes, es cuando nos matriculamos en la
Escuela de la Oración. No es otra cosa que reconocer dos
cosas: la primera, que tenemos realmente un problema. Y
la segunda, que nuestras capacidades son limitadas y no
disponemos de los recursos para sobreponernos a los
obstáculos.

Son períodos de desierto en nuestra existencia.
Nadie, absolutamente nadie, ha estado ajeno a atravesar esos
terrenos áridos, en los que no asoma una luz de esperanza.
Gobernados por la angustia, comprobamos que Dios es
real. Y además, que tiene un poder
ilimitado
, a través del cual encontramos
respuesta a nuestras oraciones.

Es entonces cuando descubrimos algo maravilloso en torno
a lo que meditaremos hoy: que Dios oye nuestras
oraciones-así creamos en muchas ocasiones que los cielos
se cerraron y nadie escucha nuestro clamor–, y que Él
responde maravillosamente, obrando milagros en nuestro ser y en
quienes nos rodean.

¿Quiere ser un hombre o una mujer de
éxito? Valore en su verdadera dimensión la
oración. A través de ella, Dios abre puertas que
antes parecían cerradas. Lo imposible se hace
posible.

¿Peticiones pequeñas para
Dios?

Una angustiada mujer que no tenía para pagar la
renta, me escribió desde San José de Costa Rica
para decirme que su situación era angustiosa. Al
recomendarle que orara, me respondió que "Dios
está muy ocupado resolviendo los problemas del mundo, como
para ocuparse de una mujer cabeza de familia que no tiene el
dinero para cancelar el arriendo
".

¡Tremendo error! Sí, nos identificamos con
el hecho de que nuestro amado Padre celestial tiene muchos
asuntos que resolver, pero también es necesario considerar
que en Su presencia, no hay peticiones pequeñas ni
grandes. Todas son igualmente importantes en Su presencia, y
ocupan un lugar privilegiado en el escritorio de su Despacho
celestial.

Nuestro amado Salvador hizo énfasis en este
aspecto cuando relató a sus discípulos acerca de
alguien que pierde una moneda, que pese a su baja
denominación, resultó de mucha estima y valor ante
sus ojos: "Jesús les puso otro ejemplo:
"¿Qué haría una mujer que con mucho cuidado
guardó diez monedas, y de pronto se da cuenta de que ha
perdido una de ellas? De inmediato prendería las luces, y
se pondría a barrer la casa, buscando en todos los
rincones hasta encontrarla. Y cuando la encuentre,
invitará a sus amigas y vecinas y les dirá:
"¡Vengan a mi casa y alégrense conmigo! ¡Ya
encontré la moneda que había perdido!" "De la misma
manera, los ángeles de Dios hacen fiesta cuando alguien se
vuelve a Dios."(Lucas 15:8-10, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Una vez comprendemos que nuestra necesidad es muy pero
muy importante para nuestro Hacedor, lo que nos corresponde es
simplemente pedir y hacerlo convencimiento,
confiando plenamente que Dios responderá con
poder.

Sea específico al pedirle a
Dios

Jamás olvidaré que tras un largo viaje de
varios días, llegamos a Lima (Perú) en un
autobús que cubrió la distancia entre Cali y esa
hermosa ciudad. Llegamos cansados y con hambre. Y, al momento de
tomar los alimentos previo a un merecido descanso, pedimos a una
hermana en la fe que orara a Dios en gratitud ¡!
Tomó muchísimo tiempo repitiendo toda suerte de
adjetivos. Muchos, jamás los había oído.
Para cuando terminó, muchos estábamos bostezando y
con ganas de dormir.

¿Ha escuchado personas que procuran
convencer a Dios con un idioma florido? No dudo que
así sea. Consideran que por su mucha palabrería
lograrán que se produzca el milagro más
rápido. ¿Debe ser así? En absoluto. Con Dios
hay que ser específicos en nuestras peticiones.

Este principio lo ilustra una escena del Señor
Jesús de paso por Jericó: "Cuando
Jesús salió de la ciudad de Jericó
acompañado de sus discípulos, mucha gente lo
siguió. Junto al camino estaban sentados dos ciegos.
Cuando oyeron que Jesús iba pasando, comenzaron a gritar:
"¡Señor, tú que eres el Mesías, ten
compasión de nosotros y ayúdanos!" La gente
comenzó a reprender a los ciegos para que se callaran,
pero ellos gritaron con más fuerza todavía:
"¡Señor, tú que eres el Mesías, ten
compasión de nosotros y ayúdanos!" Entonces
Jesús se detuvo, llamó a los ciegos y les
preguntó: –¿Qué quieren que haga por
ustedes? Ellos le respondieron: –Señor, que podamos ver
de nuevo. Jesús tuvo compasión de ellos, y les
tocó los ojos. En ese mismo instante, los ciegos pudieron
ver de nuevo, y siguieron a Jesús."(Mateo 20:29-34,
Traducción en Lenguaje Sencillo)

¿Por qué les preguntó el Maestro
qué requerían?¿Acaso no era obvio? La
respuesta es que se trata de algo relativo, porque si bien era
evidente que lo que necesitaban era recuperar la visión,
bien pudieron pedir una casa en el mejor lugar de la ciudad, o
quizá un camello último modelo o tal vez una capa
nueva.

Con nuestro amado Dios debemos ser muy
específicos. Pedir las cosas tal como las necesitamos.
Imagine que para navidad usted le dice a su hijo qué
quiere. "Una bicicleta", responde él. Una vez se
la regala, descubre que el niño la quería de un
modelo distinto o de un color diferente. ¡Usted
sentirá desilusión! Pues bien, el Señor es
nuestro Padre celestial y desea que si le pedimos algo, seamos lo
más específicos posible.

¿Por qué no hay respuesta a lo que
pedimos?

El apóstol Santiago despejó el
interrogante respecto a por qué no hay respuesta a
nuestras peticiones. Él enseñó: "Son
tan envidiosos que quisieran tenerlo todo, y cuando no lo pueden
conseguir, son capaces hasta de pelear, matar y promover la
guerra. ¡Pero ni así pueden conseguir lo que
quisieran! Ustedes no tienen, porque no se lo piden a
Dios."(Santiago 4:2, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Es evidente entonces que luchamos en nuestras fuerzas,
no sabemos pedir, lo hacemos con egoísmo y, no pedimos lo
que realmente necesitamos.

Recuerdo a un joven frustrado porque Dios no le daba una
motocicleta. Su argumento era que Dios proveía lo mejor y
la motocicleta representaba para él una prioridad. Tal vez
para él era esencial ese vehículo, pero nuestro
amado Padre sabía que no lo requería, o
simplemente, dárselo no iba a llevar a que hiciera mal uso
del aparato y terminara estrellándose contra un poste del
encordado eléctrico.

¿Está caminando hacia el éxito?
Ore. Encuentre en la oración apalancamiento para alcanzar
sus más caros anhelos. Pero además, hágalo
teniendo objetivos muy claros. No olvide que aquél que no
sabe para dónde va, cualquier avión le
sirve.

Tres fundamentos: creer, confiar y
obrar

Es evidente que si sabemos pedir, y lo hacemos en
consonancia con la voluntad de Dios, la respuesta vendrá.
Pero es imperativo que pidamos. Simplemente eso: elevar nuestras
solicitudes al Padre en oración, como lo
enseñó el Señor Jesús: "Pidan
a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y
encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él
los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe
lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es
atendido."(Mateo 7:7, 8, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

En otras palabras, quien pide recibe. Nuestro Hacedor no
deja de escucharnos. Y responde en su tiempo perfecto. Si
creemos, simplemente clamaremos y Él nos
responderá.

Pasemos ahora a un segundo elemento: Dios quiere darnos
lo mejor. Debemos confiar en Él. Nos
provee de lo que necesitamos, en el momento oportuno y sus
bendiciones no traen tristeza a nuestro corazón, como lo
enseñó Jesucristo: "¿Alguno de
ustedes le daría a su hijo una piedra, si él le
pidiera pan?¿Le daría una serpiente, si le pidiera
pescado? "Si ustedes, que son malos, saben dar buenas cosas a sus
hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en
el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan."(Mateo
7:9-11, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Y un tercer aspecto, que resulta fundamental, es que
pidamos al Padre en el nombre del Hijo, tal como Él mismo
instruyó: "Hasta ahora ustedes no han pedido nada
en mi nombre. Háganlo, y Dios les dará lo que
pidan; así serán completamente felices." (Juan
16:24, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Como hemos apreciado hasta el momento, si no hemos
recibido más es porque no hemos pedido, y si hemos pedido,
no lo hemos hecho apropiadamente.

Perseverar y no racionalizarlo todo a partir de la
lógica

Al tener un panorama muy amplio acerca de los
fundamentos para una oración eficaz, es clave que
recordemos dos cimientos en los que usted debe afirmarse: el
primero, es la perseverancia. "Quien
persevera, alcanza
", solemos repetir en
Latinoamérica.

En cierta ocasión nuestro amado Salvador
enseñó este principio: "Jesús les
contó una historia a sus discípulos, para
enseñarles que debían orar siempre y sin
desanimarse."(Lucas 18:1, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Ahora, si hemos pedido algo, no debemos girar alrededor
de la lógica: ¿Cómo responderá
Dios?¿Será qué sí lo
hace?¿Cuándo se producirá el milagro?
Racionalizarlo todo es un muro que se levanta para impedirnos
avanzar en el proceso de recibir hechos milagrosos en nuestra
existencia: "Les aseguro que si alguien no confía
en Dios como lo hace un niñito, no podrá ser parte
del reino de Dios"."(Marcos 10:15, Traducción en Lenguaje
Sencillo)

Cuando usted enciende su aparato de televisión,
seguro no se pregunta cómo operan los circuitos o de
qué manera una infinidad de pequeños puntos
configuran una imagen. Simplemente enciende el receptor y usted
confía que verá el programa favorito.

O la luz eléctrica: usted no se pregunta
cuál es el proceso para que la energía llegue desde
una central hidroeléctrica, viajando en
infinitésimas de segundos por muchísimos
kilómetros de encordado hasta llegar a su casa. No. Usted
simplemente oprime el interruptor y sabe que la lámpara se
encenderá.

Usted y yo procuramos el éxito en todo cuanto
hacemos: en el desenvolvimiento secular, en la búsqueda de
paz interior y en nuestro desenvolvimiento espiritual. Lograr tal
plenitud y realización es posible cuando media la
oración. A través del clamor, encontramos respuesta
a nuestras necesidades, las puertas se abren y lo imposible, se
hace posible.

Jamás olvide que el secreto de los triunfadores
de los tiempos modernos en la oración.

Capítulo 6

Determínese a ser un
Triunfador

Con frecuencia los cristianos preguntan:
¿Qué hacer para sacar adelante planes, proyectos y
en particular, la vida de fe? La mejor ilustración para
cada quien sería remitirlo a esta historia que tuvo
ocurrencia en Europa. Sin embargo, en la Biblia hallamos un
pasaje que ilustra estos tres factores desencadenantes del
éxito en cualquier área.

Se encuentra en el segundo libro de Samuel,
capítulo 23, versículos 11 y 22. Allí
leemos: "El tercer valiente era Sama hijo de Agué
el ararita. En cierta ocasión, los filisteos formaron sus
tropas en un campo sembrado de lentejas. El ejército de
Israel huyó ante ellos, pero Sama se plantó en
medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos.
El Señor les dio una gran victoria.".

Le sugiero algo: léalo otra vez. Personalmente
utilicé la Nueva Versión Internacional pero igual,
si busca el episodio en la Reina Valera 1960 o quizá la
Biblia de las Américas, el sentido es el mismo. Palabra a
palabra encontrará los tres principios que le invito a
asumir hoy: Decisión, Dependencia y
Perseverancia
.

El principio de la Decisión

Conozco muchas personas con extraordinarias ideas. Pese
a ello, jamás llegan a ninguna parte. ¿Por
qué razón? Porque salvo propuestas novedosas,
carecen de la Decisión necesaria para llevar esas
inquietudes a la concreción. Si desea llegar lejos, debe
asumir un factor ineludible: Decisión.

Vamos al texto bíblico. Leemos que "El
tercer valiente era Sama hijo de Agué el ararita. En
cierta ocasión, los filisteos formaron sus tropas en un
campo sembrado de lentejas. El ejército de Israel
huyó ante ellos, pero Sama se plantó en medio del
campo
…". Pareciera que en Israel el único con
la capacidad suficiente de pasar de las palabras a los hechos,
era Sama. El era uno de los hombres valientes que
acompañó a David en su exilio y en el posterior
arribo al poder.

Observe que lo único a mano era un campo de
lentejas. Cuando el enemigo vino a robarlos, todos
huyeron.

Fácilmente renunciaron a muchas horas de trabajo,
desvelos e incluso incertidumbre por la sequía,
atemorizados por el volumen de sus contendores. En eso eran
expertos los filisteos como lo es Satanás: en infundir
temor.

Quizá su vida cristiana está en un nivel
de estancamiento que despierta alarma. Aún así,
usted permanece impasible. Ha comenzado a deteriorarse su
relación con Dios, consigo mismo y con los demás y
aspira volver a revitalizar la relación con Jesucristo,
pero no ha tomado la Decisión. Hoy es el día.
Comience ahora. No espere más.

El principio de la Dependencia

Usted y yo podemos alcanzar grandes metas si tenemos un
poder superior para vencer. Frente a los adversarios que declaran
la guerra a un país no queda otra alternativa que armarse
y pelear, o huir. En caso de emprender la retirada es porque no
tienen la capacidad de responder.

Vamos al plano práctico. Nosotros,
¿podemos vencer? Si, porque cualquiera que sea la batalla,
la libra nuestro amado Dios por nosotros.

Leamos como prosigue el relato: "…Sama se
plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando
a los filisteos. El Señor les dio una gran
victoria
.".

¿En quién confiaba el protagonista de esta
historia? En Dios. No se afianzó en sus capacidades ni
tampoco en el poderío militar. Confió en Dios. Hay
que agregar algo más, su Dependencia y confianza
en el Creador era tanta, que no se desanimó pese a que los
demás salieron huyendo.

El principio de la Perseverancia

Siempre recuerdo, e incluso he contado varias veces, la
historia de Héctor. El se congrega en una iglesia de la
que fui pastor asociado. Tiene cerca de cincuenta años. En
el tiempo al que me refiero, tendría cuarenta y cinco.
¿Sabe qué le caracterizaba? La Perseverancia.
Corrió la Maratón Santiago de Cali cinco veces, y
en todas llegaba casi entre los últimos. Aún
así, lo volvía a intentar.

Un día ganaré y todos
descubrirán que no hay secreto, que solo basta
perseverar
-me repetía cada vez que
competía.

La Perseverancia fue un principio que
asumió y puso en práctica Sama. No se
desanimó aunque todo estaba en contra. Persistió y
venció. Igual con nosotros: ¿está bien que
nos dejemos agobiar por un error en la vida cristiana? En
absoluto. Es necesario volver a comenzar, siempre asidos de la
mano del Señor Jesucristo, cuantas veces sea
necesario.

Ahora que está dando pasos Por el Sendero
de los Triunfadores
para que adopte estos tres
principios que son válidos y eficaces en su vida secular y
eclesial. Tienen aplicación en todas las áreas. Y
más, en el vivir a Cristo en el día a
día.

Tal vez ocurre que usted fácilmente se da por
vencido. Esa es la razón por la que no llega a ninguna
parte. Pero si avanza con Decisión, bajo la
Dependencia de Dios y le añade el ingrediente de
la Perseverancia, no dudo que logrará salir
airoso en todo cuanto emprenda.

Recuérdelo: es necesario que se determine a
vencer. Nadie podrá moverlo de esa decisión, si
anida en lo más profundo de su
corazón…

Capítulo 7

Los Triunfadores
siempre van es ascenso

El descenso acelerado del basquetbolista Anatole Andrei
Falls comenzó su justo cuando llegó a la cumbre del
éxito en su carrera, y los expertos en el campo deportivo
coincidían en asegurar que sería uno de los
más grandes exponentes de esta disciplina en
América.

Su historia como campeón inició diez
años atrás cuando cursaba el último
año de la secundaria. Era uno de los estudiantes
más aventajados; también uno de los más
promisorios jugadores.

El rendimiento deportivo le abrió las puertas a
la formación superior con una beca. En las tardes,
después de clases, jugaba hasta caer la noche en el barrio
latino que habitaba junto con sus padres y cinco hermanos
más. Persistía. Cuando algo no encajaba en su
técnica, al menos la que concibió y que sacó
adelante aunque muy pocos la compartían, practicaba una y
otra vez hasta quedar satisfecho. Las cestas que hacía
eran casi perfectas, incluso a buena distancia.

La oportunidad para salir del anonimato llegó el
día menos esperado. El equipo de la universidad
ganó a los competidores de otro plantel educativo. Alguien
que asistía, de casualidad, le llamó a formar parte
de las divisiones profesionales. A partir de entonces su
crecimiento, deportivo y a la vez personal, fue
maratónico.

La caída se produjo cuando era uno de los
competidores más reconocidos del país. Nadie
podía negar que hubiera nacido para vencer, sin embargo lo
venció el orgullo. Cambió con su esposa y el trato
a su hija de apenas dos años rayaba con la crueldad. Las
actitudes hacia sus compañeros dejaban mucho que desear, y
se granjeó la enemistad de los periodistas que buscaban
conocer sus impresiones al término de cada
enfrentamiento.

Luego vinieron los períodos de depresión,
el alcoholismo y la desvinculación del equipo para el que
jugaba. Regresó al barrio. Vive con la gente a la que en
algún momento de su vida menospreció. Enseña
las técnicas de baloncesto a los adolescentes. Lo que
tenía, lo gastó para sobrevivir. Otro tanto
dilapidó en bebida y drogas. En las mañanas atiende
un comercio de dulces. Cayó cuando llegó a la
meta…

El ascenso nunca termina

Las historias de hombres y mujeres que –una vez
alcanzan la realización personal y profesional– caen para
no levantarse jamás, se repiten en todos los rincones del
mundo. Mientras que unos pocos se mantienen en el mismo lugar e
incluso, siguen avanzando hacia la cumbre, un buen número
de personas inician el descenso hasta caer más bajo del
punto en el que comenzaron.

Igual con líderes del mundo eclesial que, de
haber sido tomados como David de detrás del redil de
ovejas que pastoreaban, llegan a posiciones de prominencia y
fruto del orgullo, dejan a Dios de lado y entran a ocupar su
lugar. Le roban la gloria. Se sienten dioses.

En todos los casos hay un común denominador: el
orgullo. Quienes lo enfrentan olvidan que todo es pasajero y que,
a menos que sepamos conservar aquello que alcanzamos o
quizá logramos, lo más probable es que se produzca
un revés. Casos hay por montones. Es probable que usted
mismo enfrente actualmente esa situación. Hoy lo invitamos
a revisar su situación particular ¿Acaso ha
iniciado ese descenso que muchos temen y del cual no se percatan
sino cuando están inmersos en una precipitación
estruendosa, antesala del fracaso?

Un rey israelita experimentó esta
situación. Fue uno de los mejores monarcas de toda la
historia de su pueblo. Su fama rebasaba las fronteras del
país. Tenía las capacidades para llegar muy lejos.
Sin embargo cayó en desgracia producto del orgullo. Se
trata del rey Uzías. Su historia la podemos leer en 2
Crónicas 16:1-16.

Marcado para ser un ganador

Del rey Amasías podrían decir cualquier
cosa, como ocurre a toda persona que enfrenta las críticas
y la envidia, pero lo que jamás pudieron negar sus amigos
y detractores, era su condición de ganador innato.
"De dieciséis años era Uzías cuando
comenzó a reinar; y cincuenta y dos años
reinó en Jerusalén…"(versículo
3).

La juventud no impidió que llegara lejos.
Tenía prudencia, responsabilidad y visión amplia.
Era un soñador. Estas características que le
acompañaron en su largo trasegar por cumplir sus metas.
Todo parecía salir a la perfección cuando este
joven gobernante asumía el control. Quizá su propia
historia es muy similar. Se identifica con el personaje
bíblico y eso está bien. Así son los
ganadores. Lo que jamás debe olvidar es que para seguir
hacia la cumbre, debe observar perseverancia y
humildad.

El ejemplo marca generaciones presentes y
futuras

Con frecuencia deberíamos preguntarnos
¿Qué ejemplo doy a mis hijos? Acaso encuentran en
mi los principios de vida que les llevarán a vencer los
obstáculos y a alcanzar la realización personal y
profesional. O por el contrario, encuentran en nosotros el mal
ejemplo que los marcará para la derrota.

En la vida de este renombrado monarca israelita
ejerció una poderosa influencia todo lo que vio en su
padre. "E hizo lo recto ante los ojos de Jehová,
conforme a todas las cosas que había hecho Amasías,
su padre"(versículo 4).

Otro elemento que arroja pautas para nuestro
desenvolvimiento a nivel eclesial y secular hoy día
estriba en que la solidez del gobierno de Uzías se
debió a la rectitud delante del Señor y tenerle en
cuenta en todo cuanto hacía. Un tercer aspecto relevante,
la rectitud. Es una característica que marca a un ser
humano y que se refleja en lo que piensa y hace.

Buscar a Dios demanda perseverancia

Cada día llegan muchas cartas de personas que
expresan desánimo porque en su propósito de
cambiar, enfrentan la derrota. Se fijan ese propósito y
aspiran avanzar, sin embargo pronto desisten. ¿La
razón? Creen que la disposición de cambiar basta, y
se equivocan. Es necesario perseverar en ese propósito,
tal como lo apreciamos en la vida del rey Uzías:
"Persistió en buscar a Dios en los días de
Zacarías, el cual era entendido en visiones de Dios; y en
estos días en que buscó a Jehová, él
le prosperó"(versículo 5).

Su desenvolvimiento estuvo marcado por la perseverancia.
Perseverancia en los sueños, perseverancia en las metas,
perseverancia en lo que emprendía para no dejarlo a medio
terminar, y por supuesto, perseverancia en la búsqueda de
Dios.

A esta disposición de seguir adelante se suma la
prosperidad espiritual y secular, fruto de tener a Dios como el
centro de su vida. Además, es evidente que tenía a
Zacarías, un servidor del Señor en la
época.

Estos elementos convergieron en ejecutorias de renombre.
Uzías reconstruyó la ciudad de Elat y la
restituyó a Judá (versículo 2),
derrotó a sus enemigos: "Dios le dio ayuda contra
los filisteos, contra los árabes que habitaban Gur-baal y
contra los amonitas"(versículo 7).
También
construyó torres y abrió cisternas en el desierto
para defender el territorio.

Fue un próspero ganadero y amigo de la
agricultura (versículo 10), alcanzó fortaleza
militar (versículos del 11 al 14), desarrolló armas
militares (versículo 15) y en general fue famoso
(versículo 15 b).

La caída desde la cima

Para destrucción personal y espiritual del rey
Uzías, cayó cuando estaba en la cumbre del
éxito en todos los órdenes. "Pero cuando se
hizo fuerte, su corazón se enalteció para su ruina;
porque se rebeló contra Jehová, su Dios, entrando
en el templo de Jehová para quemar incienso sobre el altar
del incienso"(versículo 16).

Su historia tomó un rumbo inesperado. El
jamás debió ser. Con ayuda de dios habría
podido llegar lejos, pero el orgullo minó su poder. Igual
con decenas que vuelven atrás cuando en realidad fueron
llamados a ir siempre adelante, en victoria.

Su vida crecerá en todos los órdenes si
observa perseverancia, fidelidad a Dios y humildad. Tres
principios que le invitamos a asimilar y a conservar en su vida,
sin importar hasta qué alturas hayan llegado. Usted fue
llamado a alcanzar siempre, con ayuda del Señor, nuevos
niveles…

Capítulo 8

La perseverancia,
distintivo de los Triunfadores

Everardo. Simplemente Everardo. "Un nombre bastante
extraño
", comentó el Notario Municipal cuando
los padres llevaron al chico para ser registrado. Sin embargo no
fue únicamente su nombre el que lo hizo diferente. Existen
también dos características que rodean su
existencia y que lo tornan único:

La primera, Everardo tiene una inteligencia excepcional.
Aunque los sicólogos aún no se pongan de acuerdo
respecto a qué significa "inteligencia
excepcional
", Everardo fue el más aventajado de su
generación, aún desde niño. A sus cuatro
años leía y escribía con facilidad, y a los
diez ya se había leído el primer tomo del libro
"El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" de
Miguel de Cervantes Saavedra. Incluso se atrevió a hacer
una serie de críticas curiosas respecto a la estructura
literaria.

La segunda, Everardo perdió una pierna a sus
dieciséis años. Era la época de las locuras
juveniles y su afición a volar en una motocicleta, le
llevó a estrellarse a más de noventa
kilómetros contra un automóvil que cruzaba despacio
las calles de Santiago de Cali.

Aquel momento difícil no se constituyó en
obstáculo para este hombre que, a sus treinta y dos
años, es uno de los pocos jugadores de balonmano, sin
ayuda de prótesis. Dicho sea de paso, jamás le ha
gustado usarla. "No me acostumbre jamás a
utilizarla
", dijo al explicar las razones por las que sigue
siendo manco.

Guardar el equilibrio fue su mayor problema. Pero
aprendió. Todos alrededor estaban sorprendidos. Él
simplemente lo intentaba una y otra vez, aunque caía. Se
levantó y cayó en infinidad de ocasiones, tantas
que perdió la cuenta.

La historia de Everardo Sánchez Mosquera, quien
reside en el Distrito de Aguablanca, al oriente de la ciudad,
sirve de marco para que hoy meditemos en las implicaciones que
tiene "perseverar hasta la victoria".

Dios nos fortalece para
perseverar

¿Quiénes llegan hasta la meta? Sólo
aquellos que perseveran, tal como lo explica el rey David, uno de
los hombres legendarios en la historia de Israel quien
conoció de cerca lo que significa la
perseverancia. Él escribió: "Con
Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a
nuestros enemigos!"(Salmo 60:12. Nueva Versión
Internacional).

Distantes de Dios estaremos luchando en nuestras
fuerzas; asidos de Él, podemos avanzar. Es como una
operación matemática: algo exacto si se lleva a la
práctica siguiendo los pasos indicados. Aquellos que
dependen de sus propias capacidades y voluntad, generalmente
desisten ante los primeros obstáculos. Quienes tienen
conciencia de ser "triunfadores", perseveran.

Ahora, ¿cómo logramos dar pasos firmes en
medio de los múltiples obstáculos que surgen cuando
nos hemos fijado un propósito?. La respuesta está
orientada a considerar tres elementos: el primero, dejar de lado
toda sombra de duda; el segundo, dejar de lado toda sombra de
desánimo, y el tercero, dejar de lado toda sombra de
temor.

Los Triunfadores dan pasos de fe

Cuando tenemos la certeza de que venceremos en Dios por
encima de cualquier obstáculo, se producen en nosotros dos
inclinaciones indeclinables: la primera, luchar cuanto sea
necesario bajo el convencimiento de que llegar hasta el final de
la meta implica estar preparados para enfrentar los problemas y
las derrotas; la segunda, la certidumbre de que llegar hasta el
final implica disponernos a seguir adelante.

Si volvemos sobre las páginas de la Biblia
encontraremos que los hombres que jugaron un papel
histórico, perseveraron hasta alcanzar la victoria. En la
práctica, muchas veces a partir de los errores,
aprendiendo que un fracaso no debe motivarnos a renunciar; que en
cada fracaso Dios planta una semilla de éxito; que todo
fracaso nos permite aprender una nueva lección; que los
fracasos no siempre son culpa de los demás y, por
último, que los deben quedar sepultados en el
pasado.

Es probable que diga: "Eso esta bien para los
héroes de los registros bíblicos y,
¿qué hay de mi?". ¡Usted también puede
lograrlo!. Basta que revise de nuevo el texto: "Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece"(Filipenses
4:13).

El apóstol Pablo, ejemplo de
perseverancia

Para que se forme una idea clara de que sí
podrá sobreponerse a cualquier obstáculo que salga
al paso en su camino hacia la victoria, permítame recordar
al apóstol Pablo. Era un hombre con las mismas
debilidades, incertidumbres y hasta emociones encontradas que
tenemos usted y yo.

Él debió predicar el Evangelio de Cristo
en medio de gran oposición tal como lo leemos en las
Escrituras: "En Iconio, Pablo y Bernabé entraron,
como de costumbre, en la sinagoga judía y hablaron de tal
manera que creyó una multitud de judíos y de
griegos. Pero los judíos incrédulos incitaron a los
gentiles y les amargaron el ánimo contra los hermanos. En
todo caso Pablo y Bernabé pasaron allí bastante
tiempo, hablando valientemente en el nombre del Señor,
quien confirmaba el mensaje de su gracia, haciendo señales
y prodigios por medio de ellos."(Hechos 14:1-3. Nueva
Versión Internacional).

Si el poder de Dios estaba con ellos, ¿qué
importaban los ataques? Pablo perseveraba. Sabía que,
asido de la mano de Aquél que todo lo puede, era
invencible.

Las Escrituras advierten que cada día los
problemas eran mayores y, pese a ello, Pablo y Bernabé
redoblaban su esfuerzo evangelístico: "La gente de
la ciudad estaba dividida: unos estaban de parte de los
judíos, y otros de parte de los apóstoles. Hubo un
complot tanto de los gentiles como de los judíos, apoyados
por sus dirigentes, para maltratarlos y apedrearlos. Al darse
cuenta de esto, los apóstoles huyeron a Listra y a Derbe,
ciudades de Licaonia, y a sus alrededores"(Hechos 14:4-6. Nueva
Versión Internacional).

¿Imagina cuál pudo haber sido la
reacción nuestra al recibir atentados contra la integridad
física? Es fácil intuir que tal vez
habríamos salido huyendo. Si no comparte mi
opinión, recuerde cuál es su actitud cuando alguien
rechaza cualquier suyo por compartirle el Evangelio de
Jesucristo; o quizá cuando hicieron mofa por su costumbre
de llevar un ejemplar de la Biblia donde quiera que
vaya.

La fuerza para perseverar proviene de
Dios

¿En dónde radicaba la perseverancia del
apóstol Pablo? Responder esta pregunta no es fácil
pero sí se reduce a unas pocas palabras: el
perseveró gracias a que su fortaleza provenía de
Dios. Él veía en la oposición y en las
persecuciones, una enorme oportunidad para identificarse con los
sufrimientos del Señor Jesucristo.

Es interesante que volvamos al texto bíblico
objeto de estudio. Allí leemos: "En eso llegaron a
Antioquia y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de
parecer a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera
de la ciudad, creyendo que estaba muerto. Pero cuando lo rodearon
los discípulos, él se levantó y
volvió a entrar en la ciudad…"(versículos 19 y
20).

La disposición de Pablo de seguir adelante era
permanente. No fluctuaba. Incluso cuando estuvo a punto de perder
la vida ya que "…volvió a entrar a la
ciudad…"

¿Está dispuesto a renunciar a sus metas,
sueños y esperanza? Espero con el corazón que no,
ya que usted nació para vencer no para ceder a la derrota.
Recuerde que la diferencia entre un fracaso y el ser un fracasado
estriba en nuestra actitud. Dios es quien nos otorga el poder
para perseverar…

Capítulo 9

Los Triunfadores
toman tiempo para planear su futuro

Nació con todas las condiciones para ser un
perdedor: hijo de madre separada y soltera aún, viviendo
en una zona marginal de México, enfrentando toda suerte de
necesidades, sin posibilidades de recibir formación
académica, rodeado de maleantes y con discapacidad
motriz.

Pero Antonio Iguarán Santamaría no estaba
dispuesto de dejarse vencer. En cuanto se levantaban
obstáculos, más énfasis daba a su
propósito de sobreponerse. Incluso un domingo, al caer la
tarde y cuando no tenían más que café y un
taco de frijoles como único alimento del día, al
recibir el mensaje desalentador de "Jamás
podrás llegar arriba; resígnate a lo que
vivimos
", de su madre, se fijó la meta de salir
adelante.

No me dejaré vencer por las
dificultades
–, se repetía cada vez que enfrentaba
situaciones complicadas.

Cuando tenía trece años, comenzó a
cursar su formación primaria; pese a sus dificultades para
caminar, y vendiendo dulces a la salida de los teatros,
financió su secundaria y posteriormente, se recibió
como profesional. Tenacidad, convicción, fe en un Dios de
poder que abre puertas que nadie cierra.

Hoy tiene un bufete de abogados a cargo. Vive en una
zona privilegiada de México y coincide en un hecho: el
éxito se construye desde hoy. Con ayuda de Dios no hay
límites y absolutamente nada resulta
imposible…

Planificar la vida para el
éxito

"¿Planificar la vida?". La pregunta la
hizo un joven en medio de una conferencia que dicté sobre
cómo construir desde hoy el mañana, con ayuda de
Dios. Sobra decir que el auditorio estaba abarrotado. Sin duda,
el tema despertaba interés. Y este muchacho no era la
excepción, de ahí su pregunta.

La respuesta enfática: "Sí, la vida
debe planificarse. Lo que ocurra en un futuro, depende en un alto
porcentaje de las decisiones que adoptemos hoy
". Es un
proceso. No es producto de un abrir y cerrar de ojos.

La Biblia registra una parábola del Señor
Jesús encontramos una excelente ilustración para
este tema. "Grandes multitudes seguían a
Jesús, y él se volvió y les dijo: «Si
alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su
madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus
hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi
discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede
ser mi discípulo. »Supongamos que alguno de ustedes
quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a
calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para
terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos
los que la vean comenzarán a burlarse de él, y
dirán: "Este hombre ya no pudo terminar lo que
comenzó a construir."(Lucas 14:25-30, Nueva Versión
Internacional)

Es necesario mirarnos en el tiempo. Determinar lo que
somos ahora, con fallas y desaciertos, y lo que podemos llegar a
ser en los ámbitos personal, espiritual y familiar, con
ayuda de Dios.

Sobre esa base, es necesario hacer un inventario juicio
de cómo estamos ahora, determinar con honestidad los
cambios que se deben aplicar, y avanzar en ese sendero ayudados
por el amado Salvador. Nos mantenemos unidos a Él en
oración y mediante la meditación y
aplicación de Su Palabra, la Biblia. Piénselo:
necesitamos planificar hoy, lo que seremos mañana. Es
imperativo e ineludible, si queremos dar pasos firmes hacia el
éxito.

La dinámica acierto-error

En el largo tránsito hacia la construcción
de un futuro de éxito, enfrentaremos generalmente la
dinámica de acierto-error. ¿En qué consiste?
En que la dura batalla que libra nuestra naturaleza carnal,
querrá llevarnos de nuevo al viejo camino, poniendo
tropiezos a nuestro cambio y crecimiento en las dimensiones
personal y espiritual.

Frente a esta situación, es fundamental: primero,
mantenernos asidos de la mano del Señor Jesucristo quien
nos fortalece para vencer en momentos en que nos encontramos bajo
una poderosa tentación, y segundo, para levantarnos si se
produce una caída.

La Biblia relata que una mujer sorprendida en adulterio,
fue llevada ante el Señor Jesús. Procuraban
lapidarla, con la anuencia del amado Salvador. Es un pasaje
maravilloso que manifiesta la misericordia de Dios, y de
qué manera, no hay nadie justo porque todos fallamos, de
una u otra manera. Como los acusadores de la mujer insistieran
"… Jesús se incorporó y les
dijo: -Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que
tire la primera piedra. E inclinándose de nuevo,
siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se
fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más
viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que
aún seguía allí."(Juan 8:6-9, Nueva
Versión Internacional)

¿Ha fallado? Sin duda. Yo también. No soy
lo súper espiritual que pudiera creer. Al igual que usted,
cometo errores. En palabras coloquiales, usted y yo nos
identificamos en algo: "Somos cristianos en
construcción
".

Una nueva oportunidad

Todos tenemos una nueva oportunidad. Es cierto, hemos
fallado; sin embargo podemos reemprender el camino, tomados de la
mano de Jesucristo. Si hemos errado, Él nos comprende y
está dispuesto a ayudarnos en el proceso de levantarnos y
seguir adelante en el proceso de crecimiento. Relata el Evangelio
que la mujer quedó sola con Jesús. Se fueron
aquellos que iban a apedrearla.

La escena fue conmovedora: "Entonces él se
incorporó y le preguntó-Mujer, ¿dónde
están? ¿Ya nadie te condena? -Nadie,
Señor. -Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no
vuelvas a pecar. "(Juan 8:10, 11, Nueva Versión
Internacional)

Una respuesta contundente, pero a la vez, esperanzadora.
La instrucción del Señor Jesús fue clara y
puntual: "Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a
pecar
".

Cierta persona que me escribió desde el Paraguay,
me consultaba sobre el dilema de perdonar o no a su esposa, en
cuyo teléfono celular había descubierto un mensaje
de texto que corroboraba su infidelidad. Mi recomendación
fue hablar del asunto con ella y, con ayuda de Dios, encontrar
una salida.

La mujer reconoció su error y le pidió una
nueva oportunidad. Perdonarla no fue fácil, pero su hogar
marcha hoy como él lo quiso siempre. Su compromiso fue el
de no recabarle en el error, y el de ella, guardarle fidelidad.
Piénselo: operó una segunda oportunidad, que es la
que Dios nos concede siempre, y nos permite reemprender el
camino, construyendo desde hoy nuestro mañana.

El cristianismo: camino al
éxito

Hay dos perspectivas para mirar la vida cristiana: la
primera, como una existencia aburrida, plagada de "No
digas
", "No hagas", "No toques". O aquella
que descubrí y comparto con usted: un maravilloso camino
de aprendizaje en el que no avanzamos solos sino con ayuda de
Dios.

Es posible cuando hay disposición personal para
el cambio. Una vez reconocemos nuestro error y concluimos que en
nuestras fuerzas no es posible cambiar, dejamos que el amado
Jesús, nuestro Señor, opere la
transformación que anhelamos: "Mira que estoy a la
puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré, y cenaré con él, y él
conmigo."(Apocalipsis 3:20, Nueva Versión
Internacional)

Cuando damos ese paso esencial, se produce una
modificación entre el presente y el pasado. Ya no seremos
los mismos. Todos los pecados y errores del ayer quedan borrados,
y se abren ante nuestros ojos los capítulos el blanco de
la nueva vida que está por escribirse como lo describe
magistralmente el apóstol Pablo: "Por lo tanto, si
alguno está en Cristo, es una nueva creación.
¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!"(2 Corintios
5.17, Nueva Versión Internacional)

No podemos permitir que el ayer nos atormente, y
doblegarnos bajo el desánimo por lo que hicimos antes. Hay
una nueva oportunidad en Dios, y debemos aprovecharla al
máximo.

Liderazgo para transformar el mundo

Cuando aprendemos, asimilamos y ponemos en
práctica los nuevos parámetros de vida que
enseña La Biblia, sentamos las bases para un liderazgo
eficaz que transforma el mundo. Ejercemos influencia en los
demás. Nuestros pensamientos renovados, se manifiestan con
hechos (Cf. Romanos 12:2)

Testimoniamos de una nueva con nuestras acciones, que
impactan e influencian entre quienes nos rodean: "Todo
árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.
Así que por sus frutos los conocerán. »No
todo el que me dice: "Señor, Señor" ,
entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que
hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo."(Mateo
7:19-21, Nueva Versión Internacional)

Un liderazgo efectivo, camino al éxito, es
aquél que ejerce influencia entre los demás, y
sienta bases para el cambio y crecimiento. Cuando alguien me
pregunta cómo defino éxito, mi respuesta-tal como
se la compartí a un líder del Pacífico
colombiano, en el hermoso puerto de Buenaventura, es esta:
"Éxito es la plena realización de los dones y
talentos de Dios en nuestra vida
".

La razón es sencilla. La posición social,
el nivel académico o la disponibilidad económica de
alguien, no determina que sea exitoso. Conozco personas con mucho
dinero, pero con matrimonios desechos; también
profesionales con varios títulos de post grado, que
protagonizan escándalos y tratan mal a su
familia…

El valor de los sueños, metas y
proyectos

Recuerdo a un hombre a quien conocí en la
tradicional Plaza de Caycedo, en mi amada Santiago de Cali. Una
tarde cálida bañada con la brisa proveniente de las
montañas. Las palmeras se mecían plácidas y
estaba contento disfrutando esos momentos únicos e
irrepetibles.

Este año tengo los planes para salir del
desempleo, y hasta de la pobreza
…–me
abordó.

Acto seguido me hizo una vívida
descripción de todas las iniciativas que se
disponía a desarrollar. Unas fantasiosas, otras,
aterrizadas y viables. Lo escuché de buena gana y antes de
despedirme, lo animé a echar adelante con

Partes: 1, 2, 3, 4
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter