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Por el Sendero de los Triunfadores (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

Meses después lo encontré en el mismo
lugar. La misma historia, casi con idénticos detalles.
"¿Y qué haz hecho para materializar tus
sueños?",
le pregunté a lo que me dijo:
"Realmente poco, pero pronto voy a poner manos a la
obra
".

Muy similar a lo que ocurre con millares de personas en
todo el mundo. Sueñan mucho, pero ejecutan poco. El
cristiano, camino al éxito; aquél que construye
desde hoy su mañana, debe ser diligente. Por eso,
además de tener claro lo que se va a hacer, es imperativo
dejarlo en manos de Dios: "Encomienda al Señor tu
camino; confía en él, y él
actuará."(Salmo 37:5, Nueva Versión
Internacional

Dios no pone los límites, los límites los
ponemos usted y yo. Recuerde que el Señor Jesús
enseñó: "Ciertamente les aseguro que el que
cree en mí las obras que yo hago también él
las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo
al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la
haré; así será glorificado el Padre en el
Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré."(Juan
14:12-14, Nueva Versión Internacional)

Observe cuidadosamente que dice "todas las
cosas
". Siempre y cuando esté en la voluntad de Dios
para nuestra realización, no hay impedimentos ni
límites. Todo es posible, incluyendo por supuesto su
crecimiento personal y espiritual, y los altos niveles de
realización que siempre ha soñado.

Tenga presente que debemos darle el valor que se merecen
nuestros sueños, metas y proyectos, y someterlos a nuestro
amado Padre celestial. Él abrirá puertas que nadie
jamás puede cerrar.

Siempre adelante

Aquellos que construyen desde hoy su mañana, con
ayuda de Dios, comprenden que el mundo evoluciona y nosotros
–como creyentes-debemos evolucionar también, es
decir, cambiar y crecer. Al respecto el apóstol Pablo
escribió: "No se amolden al mundo actual, sino sean
transformados mediante la renovación de su mente.
Así podrán comprobar cuál es la voluntad de
Dios, buena, agradable y perfecta. "(Romanos 12.2, Nueva
Versión Internacional)

Es necesario estar preparados para los cambios y
aprovechar las oportunidades que Dios nos ofrece. En esa
línea de pensamiento, hay tres cosas que debemos tener
presentes: la primera, que sólo quien sueña en
Dios, llega lejos; la segunda, que es importante identificar
dónde estamos fallando y cuáles son nuestros
debilidades en procura de corregirlas, y la tercera, reconocer
cuáles son nuestras fortalezas y
potencializarlas.

Sin duda habrá pensado un poco en el curso de su
vida. Probablemente ha descubierto que atraviesa un
período de desierto o estancamiento. ¡Es hora de
hacer una auto evaluación juiciosa! Recuerde que desde hoy
estamos construyendo nuestro mañana. Y en Dios es posible
llegar muy lejos.

No hay razón para que siga igual,
estático, sabiendo que fuera hay un mundo de oportunidades
que le esperan y que, en el Señor, su mañana es de
victoria. ¡Tome la decisión! Hoy es el día
para reemprender el camino de victoria u orientarse hacia
él, si no lo había hecho antes.

Capítulo 10

Los
obstáculos no detienen a los
Triunfadores

Fue una desilusión. Iba a la iglesia y un pastor,
en quien había depositado su confianza, cometió un
error fatal. Se separó de su esposa y no habían
pasado dos meses antes de que ya tuviera un nuevo compromiso.
"Voy a reorientar mi vida", le dijo a varios de sus
inmediatos colaboradores. En el colmo de su descaro,
pretendía seguir ministrando en el templo.

Ese fue el motivo de su desilusión. Dijo que no
regresaría a la congregación. "Todos son
hipócritas
", juzgó sin dar margen a
reconsiderar la situación. Perdió todo contacto con
la iglesia, con Dios y con la paz que se derivaba de una fe
sólida. "Sin Dios se vive igual" se
atrevió a decir.

La crisis que se desencadenó en su existencia no
es fácil de describir. Con frecuencia experimentaba
desánimo. La tranquilidad era esquiva. Ninguna iniciativa
que emprendía resultaba exitosa. A un incidente se
sumó otro, y otro más, hasta convertirse en un
verdadero laberinto.

Sus reacciones agresivas, que consideraba asunto del
pasado, regresaron. El día menos esperado arrojó
contra un libro contra la pared. Fue la única salida que
encontró para desahogar la ira que le carcomía.
Cayó en cuenta de su falla cuando varias hojas surcaron el
aire y fueron cayendo con lentitud, con una calma que iba
más allá de cualquier
explicación.

El punto más alto de su crisis se produjo el
día que comenzó a concebir la posibilidad de
quitarse la vida. Estaba cerca de un ventanal, en el quinto piso
del edificio de apartamentos que ocupaba. La superficie
adoquinada del primer piso le parecía tentadora. Saltar al
vacío no tomaba mucho tiempo. ¡Sus problemas se
irían para siempre! Aferrado a una reja metálica
mientras miraba en la distancia acariciando la idea,
revisó su vida. Se había tornado en un
caos.

Esa tarde también decidió algo: recomenzar
la tarea. Levantar los muros de su existencia rota. Amistarse
nuevamente con Dios. Y lo hizo. No fue fácil, pero con
perseverancia lo logró. Leonardo Ramírez
Ordóñez asiste hoy a la iglesia. Es un hombre
renovado. Sabe que la vida si tiene sentido.

Comience la tarea

Hay una enorme diferencia entre anhelar algo y
materializarlo. Entre uno y otro extremo media un puente que se
levanta sobre dos bases fundamentales: decisión y
perseverancia.

Conozco infinidad de personas que siempre dicen:
"Mañana comienzo una nueva vida". Y jamás
lo hacen. Siguen inmersos en su crisis sin dar un paso
sólido hacia delante.

Nehemías, el legendario héroe de la
antigüedad, es un vivo ejemplo de alguien que no solo desea
algo sino que, con ayuda de Dios, se propone sacarlo adelante.
¿Se imagina cuánto avanzaría usted si asume
la determinación de llevar a la práctica aquellos
sueños, metas y esperanzas que por mucho tiempo surcaron
sus pensamientos? Sin duda habría llegado muy
lejos…

¿Qué hizo Nehemías? El fue quien
lideró junto a hombres entusiastas y decididos, la
reconstrucción de los muros de Jerusalén. De su
vida aprendemos varios principios:

1. Nehemías no fue insensible a la
situación de su pueblo

Tras enterarse de la calamitosa situación que
enfrentaban sus compatriotas. "Cuando oí esto me
senté y lloré. Durante varios días
ayuné y oré así al Dios del cielo:
Mírame y ve que de día y de noche oro por el pueblo
de Israel. Escucha la oración de quienes se deleitan en
darte gloria y honra. Ayúdame cuando le presente al rey mi
petición. Haz que su corazón sea propicio a
mí" (Nehemías 1:5-11. La Biblia al
Día).

Algo sobresaliente en este hombre es que no
esperó que otros resolvieran los problemas. Dispuso su
corazón a ser parte de la solución y no
artífice del conflicto. Evidenció una actitud
positiva y alentadora que tanta falta hace en nuestras
iglesias.

2. Nehemías estuvo dispuesto a liderar la
campaña

Lo más fácil hoy día es dejar la
tarea sobre los hombros de los demás. Nada más
cómodo que eludir responsabilidades. Sin embargo
Nehemías asumió el liderazgo. Despertó las
potencialidades que Dios había colocado en su
ser.

En cierta ocasión y cuando el rey a quien
servía vio su decaimiento en el estado de ánimo, le
preguntó la razón de su tristeza. Fue la
oportunidad para que él le explicara la situación
difícil de su pueblo, a varios cientos de
kilómetros de distancia. Allí, en ese breve
diálogo, puso de presente sus condiciones de
líder:

"-Bien, ¿qué
podemos hacer?-preguntó el rey.-Si agrada a su majestad y
si he hallado gracia ante su presencia, envíeme a
Judá para reconstruir la ciudad de mis
padres"(Nehemías 2:4, 5).

Quien tiene claras sus metas, no duda. Sabe
adónde quiere llegar y emprende el camino. Nehemías
no titubeó ni un instante al esbozar sus planes. Si usted
está convencido de aquello que anhela, no albergará
el miedo; por el contrario, dará pasos
sólidos.

3. Nehemías planificó qué hacer,
no improvisó

Cuando arribó a Jerusalén, comisionado por
el rey, Nehemías no improvisó. Tomó atenta
nota de cuál era la situación antes de actuar. Una
actitud previsiva que trae buenos resultados. Quien obra sin
medir las consecuencias, generalmente enfrenta
dificultades.

"Tres días después
de mi llegada a Jerusalén me levanté durante la
noche y salí llevando conmigo unos pocos hombres. Yo no le
había contado a nadie los planes que dios había
puesto en mi corazón acerca de Jerusaén. Entonces
todavía de noche subí por el arroyo y volví
a entrar por la puerta del valle"(Nehemías
2:11-15).

Un buen líder no habla, actúa. Le temo a
quienes se ufanan de hacer esto y aquello. En buena parte de los
casos, cuando llega la hora de poner en práctica sus
pretendidas iniciativas, desisten o simplemente esperan a que
otra persona dé el primer paso. Infortunadamente sus
planes los tienen únicamente en la
imaginación.

4. Nehemías dijo "Hagamos" no dijo simplemente
"Hagan"

La mejor demostración de un líder que
motiva, estriba en aquellos que se involucran, que dan el primer
paso, que sirven de ejemplo. Nehemías tenía claro
ese principio de éxito tal como lo leemos en las
Escrituras:

"Los funcionarios de la ciudad no
sabían que yo había estado afuera, ni por
qué, porque a nadie le había hablado de mis planes,
ni a los jefes políticos ni a los jefes religiosos, ni a
los que habían estado haciendo el trabajo.-Ustedes conocen
bien el estado calamitoso de nuestra ciudad-les dije–.
Está en ruinas y las puertas están quemadas.
¡Vamos! Reedifiquemos los muros de Jerusalén y
quitemos de nosotros este oprobio" (Nehemías 2:16,
17).

Usted tiene la visión, sea en el plano eclesial,
secular o familiar. Compártala. Contagie a otras personas
de su motivación. Obviamente no debe sorprenderse si hay
quienes no se identifican con sus propuestas. Pero, si tomado de
la mano del Señor Jesucristo, le toca emprender la tarea
solo, no lo piense dos veces: hágalo…

"Entonces les hablé del
deseo que Dios había puesto en mi corazón y de la
conversación que había tenido con el rey para
presentarle mi plan, plan que él había aceptado.
Ellos respondieron inmediatamente:–Bien. Vamos y construyamos la
muralla"(Nehemías 2:18).

5. Nehemías no se detuvo ante los
obstáculos

Las dificultades es apenas previsible que aparezcan
cuando hemos emprendido una tarea que otros desecharon, eludieron
o simplemente tuvieron pereza de emprender. Eso ocurrió a
Nehemías y sus acompañantes. Sin embargo no se
dieron por vencidos.

"Y comenzaron a trabajar. Oero
cuando Sanbalat el horonita, Tobías el funcionario amonita
y Gesem el árabe se enteraron de nuestro plan, se burlaron
y dijeron:–¿Qué es lo que están
haciendo?¿Se están rebelando acaso contra el rey?
Pero yo les contesté:–El Dios del cielo nos
ayudará, y nosotros, sus siervos, reedificaremos los
muros. Pero ustedes no tendránparte en este
asunto."(Nehemías 2:19, 20).

Jamás permita que los obstáculos roben sus
sueños, metas y esperanzas. Sométalos a Dios.
Deposite su confianza en Él. Sin duda podrá salir
airoso. Recuerde que usted nació para vencer y que, con
ayuda del Señor Jesucristo, hoy es el día de
emprender la edificación de los muros…

Capítulo 11

Los Triunfadores
reciben las bendiciones y prosperidad

Sí, es el mismo… Tranquilo, no
está equivocado… ¿Lo recuerda? A ver, busque en
el baúl de sus recuerdos. ¡Exacto! Es Juan Manuel.
El ejecutivo. ¿Ahora cae en cuenta de quién es?
Pues el mismo. ¿Lo vio mirando a todos lados como quien va
a un sitio clandestino? Sí, porque iba a una tienda
esotérica. Está convencido que con unos riegos,
podrá conseguir fortuna. "Quiero salir de pobre y para
hacerlo, acudo a lo que sea
", le dijo a su compañero
de oficina.

Dos horas antes, compró un billete de
lotería. No fracciones, sino todo el billete. Incluso, se
gastó parte del dinero que tenía destinado al
almuerzo. Ya comprenderá por qué estaba en la
cafetería cercana bebiendo una cola con pan. ¡Es que
la plata no le alcanza con todo lo que invierte en juegos de azar
y loterías!

Hace dos semanas estuvo donde una bruja. Se la
recomendaron y él está convencido de que es muy
buena. Le saca hasta el último billete que carga en sus
bolsillos; no obstante, sigue dándose cita con ella cada
mes. La mujer lee las cartas y siempre le promete que
"Está por llegarle plata en abundancia". El pobre
se lo cree.

Sí, tiene razón; perdone, lo olvidaba. Si
busca en los cajones de su escritorio, hallará cuanto
libro pueda imaginar sobre cómo hacerse rico.

Pero no se extrañe. Como él, hay millares.
Desean prosperidad y abundancia. La buscan afanosamente. Y claro,
fracasan en su intento. Pregunta que, sin duda, le asalta en este
momento: ¿Hay alguna forma para ser ricamente
bendecido?…

El propósito de Dios:
bendecirnos

Dios desea que usted y yo seamos bendecidos y
prosperados con abundancia. En ese sentido, el profeta Ezequiel
escribió hace más de 2.500 años una
alentadora promesa que trasciende en el tiempo hasta nosotros:
"Los limpiaré de su conducta inmunda. Les
daré buenas cosechas de grano y no más hambrunas a
su tierra. Les daré abundantes cosechas de sus
árboles frutales y sus campos, y nunca más las
naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de
las hambrunas. Entonces recordarán los pecados que
cometieron en el paso y se despreciarán por todas las
cosas detestables que hicieron."(Ezequiel 36:29-31. Nueva
Traducción Viviente)

Aún si usted está atravesando por una
crisis sin precedentes, recuerde: nuestro amoroso Padre celestial
desea que experimente bendiciones para su vida física y
espiritual. No quiere que viva bajo la miseria y la escasez, como
enseñó el rey Salomón: "La
bendición del SEÑOR enriquece a una persona y
él no añade ninguna tristeza."(Proverbios 10:22.
Nueva Traducción Viviente)

Pero, si Dios quiere lo mejor para nosotros, ¿a
qué se debe que muchos enfrenten la escasez? Para
responder a este interrogante, que reviste especial importancia,
comparto con usted cinco principios que
transformarán su existencia:

1. Fidelidad a Dios, fundamento de
prosperidad

¿Queremos las bendiciones de Dios para nuestras
vidas? Sin duda que sí; entonces, lo que demanda Dios es
nuestra fidelidad: "Asegúrate de obedecer todos los
mandatos que te entregó hoy."(Deuteronomio 8:1 a. Nueva
Traducción Viviente)

Estas instrucciones, impartidas cuando el pueblo de
Israel se encontraba a las puertas de la tierra prometida, tienen
particular aplicación para nosotros hoy si queremos
movernos en la dimensión de la prosperidad y la
bendición.

Si caminamos conforme a la voluntad del Señor,
podemos reclamar lo mejor para nuestra existencia. Jamás
olvide que las promesas de Dios están condicionad. Lo
único que Él demanda de usted y de mí, es
que seamos fieles.

Él enseña que si andamos conforme a sus
mandatos: "Entonces vivirás y te
multiplicarás, y entrarás en la tierra que el
SEÑOR juró dar a tus antepasados y la
poseerás."(Deuteronomio 8:1 b. Nueva Traducción
Viviente)

2. Sométase al trato de Dios

Cierto hermano en la fe anhelaba un buen trabajo. Tras
varios meses de andar con el currículo bajo el brazo,
quería un empleo estable. Y Dios se lo concedió.
Hasta ahí llegó el hermano. Le olvidó del
Señor. Prosperó para mal.

Algo muy común: Deseamos ser bendecidos y
prosperados sin pagar el precio; por eso, una
recomendación que hallamos en las Escrituras, es
someternos a las pruebas y el trato de Dios. Téngalo
presente: Es para nuestro bien. "Recuerda cómo el
SEÑOR tu dios te guió por el desierto cuarenta
años, donde te humilló y te puso a prueba para
revelar tu carácter y averiguar si en verdad
obedecerías sus mandatos."(Deuteronomio 8:2. Nueva
Traducción Viviente)

Jamás olvide: Nuestro corazón es
engañoso. No obstante, cuando somos tratados por Dios, la
perspectiva cambia. Él, nuestro amoroso Padre celestial,
nos prepara para las bendiciones.

2. Saque provecho de las pruebas

La Biblia enseña que dios trata con la vida de
aquellos a quienes ama. Él dice: "Yo corrijo y
disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente
y arrepiéntete de tu indiferencia."(Apocalipsis 3.19.
Nueva Traducción Viviente)

La decisión de permitir o no el trato del
Señor, es de cada uno de nosotros; en lo que sí
debemos coincidir, es que todo el proceso ayuda a nuestro bien.
Eso es lo mimo que el Padre celestial hizo con los Israelitas.
Las pruebas tenían un p`ropósito, como
explicó Moisés: "… Lo hizo para
enseñarte que la gente no vive solo de pan, sino que
vivimos de cada palabra que sale de la boca del SEÑOR. En
todos esos cuarenta años, la ropa que llevabas puesta no
se gastó, y sus pies no se ampollaron, ni se hincharon.
Ten por cierto que, así como un padre disciplina a su
hijo, el SEÑOR tu Dios te disciplina para tu propio
bien."(Deuteronomio 8:3 b. Nueva Traducción
Viviente)

A través de las pruebas, crecemos. Es un medio
por el cual Dios pule todas las aristas que hay en nosotros, u
nos prepara para recibir bendiciones.

4. Aplique los principios bíblicos a todo
cuanto haga

Dios debe ocupar el primer lugar en todo lo que hacemos.
Incluso nuestros proyectos debemos someterlos a Él. Que
los principios bíblicos ocupen un lugar privilegiado en
todo lo que emprendemos.

Dios advirtió al pueblo de Israel y a nosotros
nos enseña hoy: "Por lo tanto, obedece los mandatos
del SEÑOR tu Dios andando en sus caminos y
temiéndole. Pues el SEÑOR tu Dios te lleva a una
buena tierra, con arroyos y lagunas, con fuentes de agua y
manantiales, que brotan a chorros de los valles y colinas. Es una
tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granadas, de
aceite y nivel. Es una tierra donde abunda el alimento y no
falta. Es una tierra donde el hierro es tan común como las
piedras y donde el cobre abunda en las colinas."(Deuteronomio
8:8, 9. Nueva Traducción Viviente)

Jamás olvide: Dios quiere prosperarnos y darnos
lo mejor. Este será su mejor año. Si embargo, hasta
tanto abandone el pecado, siempre tendrá puertas abiertas
fracaso y la ruina. ¡Hoy es el día para renunciar a
todo cuanto nos separa de Dios!

5. Sea agradecido con Dios

El más grande error del ser humano es olvidarse
de Dios cuando experimenta bendiciones y prosperidad. Todo lo
contrario, si queremos ser ricamente bendecidos, es esencial que
tributemos gratitud al Señor.

A las puertas de entrar en la tierra prometida,
Moisés les advirtió: "Cuando hayas comido
hasta quedar satisfecho, asegúrate de alabar al
SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te ha
dado."(Deuteronomio 8:10. Nueva Traducción
Viviente)

Nuestro amado Padre celestial es la fuente de todo el
bien que recibimos a diario. A él debemos nuestro
agradecimiento; Él perdonó nuestros pecados. Nos
abrió las puertas a una nueva vida y quiere
bendecirnos.

Hoy es el día para comenzar de
nuevo

Sí, hoy es el día para comenzar una nueva
vida. No deje pasar la oportunidad. Recuérdelo: Dios
quiere bendecirlo y prosperarlo. La Biblia enseña:
"Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces
vivirás seguro en la tierra y prosperarás."(Salmo
37:4. Nueva Traducción Viviente)

No lo olvide nunca. El propósito de Dios es que
disfrutemos la abundancia de la tierra prometida. Quien desea que
sigamos en pecado para poner barreras a las bendiciones, es
nuestro Adversario Satanás. No lo permita. Él
quiere poner trabas a su condición de
Triunfador.

Quienes se mueven Por el Sendero de los
Triunfadores
, vuelven su mirada al amoroso Padre
celestial, confían y dependen enteramente de
Él…

Capítulo 12

Los Triunfadores
rompen con toda fuente de maldición

A doña Lucrecia nadie le quitaba de la cabeza la
convicción de que, bañándose los viernes en
la noche con una infusión de ruda y albahaca, le
iría mejor en el negocio y ganaría nuevos clientes.
Tremendo error. Entró en crisis. No venía ni un
taco de frijoles en su puesto público del centro de ciudad
de México. Le fue de mal en peor.

Rosendo no comprendía por qué lo echaron
del trabajo, no le alcanzaba ni un peso y, a pesar de enviar
muchas hojas de vida, no lo llamaban de ninguna empresa para
aplicar a empleos vacantes. Él estaba seguro que se
debía a todo, menos a que contaminaba su hogar con el
adulterio.

Ana Louisa recordó que su matrimonio fue cada vez
más el fondo de la espiral, desde que consultó a
una bruja para saber si su marido la engañaba con otra
mujer. "No tenía pruebas y creí que a
través de la adivinación podría
comprobarlo
", relató bajo el poder del desespero por
no encontrar salida a su ruina personal y espiritual.
Desconocía hasta entonces, que el pecado atrae
maldiciones.

El hombre desafía a Dios y atrae las
maldiciones

Las tragedias abundan por doquiera. Si quiere
corroborarlo, compruebe cuántos terremotos ha habido en
los últimos doce meses y el saldo de vidas humanas
perdidas que arroja hasta el momento. El caso más reciente
lo representan las inundaciones que azotaron Colombia, Brasil y
Australia, provocando la muerte de al menos tres mil personas y
más de tres millones de damnificados. ¿Le
sorprende? Recuperar los terrenos y tornarlos habitables de
nuevo, tomará varios años.

Al relatar el panorama con el que se encontró en
Brisbane, Australia, como consecuencia de la ola invernal, la
primera ministra, Anna Bligh sólo atinó a decir
ante las cámaras de CNN: "Todo lo que podía ver
eran techos. Debajo de cada uno de ellos hay una familia y con
ellas, un drama y una historia de horror."

¿Algo apocalíptico? Sin duda que
sí, pero consecuencia del pecado humano, que
desafía a Dios. Para ilustrarlo y a riesgo de que me
califique como fanático, traigo a colación los
experimentos realizados por un grupo de científicos
británicos quienes están modificando genes en
pollos domesticados. Aseguran que la meta a largo plazo es evitar
que propaguen enfermedades. En mi criterio como teólogo,
es estropear la obra de Dios.

Jhon Lyall y sus colegas del Departamento de Medicina
Veterinaria de la Universidad de Cambridge-Reino Unido–,
llevaron a cambio un experimento de prueba generando aves
modificadas genéticamente, todavía no asequibles en
el mercado.

Ahora, en una desenfrenada carrera por ganarles en
experimentos a otros países, el gobierno de China
reportó la generación de 27 ratones vivos a partir
de manipulaciones a células madre. La "proeza" se
atribuye a los científicos Qi Zhou y Fanyi Zeng, de la
Academia de Ciencias de Pekín. Trabajaron con la piel de
roedores, modificando el ADN para articular nuevas condiciones de
vida para estos animalitos.

¿Pecado la ciencia? No, no creo que experimentar
de cara a nuevos avances de la ciencia sea pecado, pero
sí, manipular la vida. ¿Queremos entonces que no
vengan las consecuencias sobre el género humano? Es
evidente que las consecuencias del pecado se revierten en
maldiciones y hoy por hoy, experimentamos las
consecuencias.

El pecado desata maldiciones

El pecado trae maldición al género humano
y a la tierra. Las crisis que experimentan muchas naciones,
incidiendo en la vida de millares de personas que sufren las
secuelas.

–¿Acaso Dios no se da cuenta del dolor que
sufrimos
?-se lamentó una mujer damnificada por las
inundaciones y deslizamientos de tierra en la región
serrana de Río de Janeiro, en Brasil–.
¿Dónde está el amoroso Padre del que nos
hablan cada domingo en las iglesias
–, sollozaba en medio de
la desolación de una casa en ruinas.

Sin duda usted y yo nos hemos formulado los mismos
interrogantes al apreciar el panorama desalentador que nos rodea:
hambre, miseria, violencia, crímenes, abuso de menores,
abandono de mujeres con hijos, terremotos y tragedias que rayan
en la frontera de lo increíble.

Pero, ¿es Dios el culpable de tanto dolor que
prevalece en el mundo hoy día? En absoluto. La Biblia nos
enseña que la culpa es de las propias personas que
acarrean maldiciones sobre sí mismas y sobre la tierra a
causa de las trasgresiones a los mandatos de Dios en las que
están inmersas.

El apóstol Pablo escribió a los creyentes
de Roma en el primer siglo: "Ciertamente, la ira de Dios
viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la
verdad."(Romanos 1.18, Nueva Versión
Internacional)

Cada vez que vamos en contravía de lo dispuesto
por el Señor, sembramos semillas de destrucción en
nuestras vidas, las de quienes nos rodean y el suelo que pisamos.
Esta realidad que no podemos ocultar ni ignorar, llevó al
propio apóstol a exhortar a los creyentes de Colosas y
también a nosotros hoy: "Por tanto, hagan morir
todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad
sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la
cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de
Dios."(Colosenses 3:5, 6. Nueva Versión
Internacional)

Hay juicio. La Biblia es clara al advertirlo. Hasta
tanto renunciemos al pecado, las consecuencias son inevitables y
nuestro Adversario Satanás, que no desaprovecha
oportunidad, aviva el fuego para que se interrumpan las
bendiciones. Él quiere vernos esclavizados porque esa es
su naturaleza: la maldad (Cf. Juan 10:10)

Maldiciones que permanecen en el
tiempo

La caída del género humano partió
de la tentación desplegada por la serpiente antigua:
Satanás. Como consecuencia de lo que hizo, Dios le maldijo
(Cf. Génesis 3.14)

A continuación el Padre celestial explicó
a nuestro padre Adán las consecuencias que había
desencadenado su insensatez y desobediencia: "Por cuanto
le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol que te
prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu
culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los
días de tu vida. La tierra te producirá cardos y
espinos, y comerás hierbas silvestres."(Génesis
3.17, 18. Nueva Versión Internacional)

¿Acaso concluyeron las maldiciones al morir
Adán? Por supuesto que no, por el contrario, permanecen en
el tiempo a causa del pecado, como advirtió el profeta:
"…Por eso, porque pecamos contra ti, nos han
sobrevenido las maldiciones que nos anunciaste, las cuales
están escritas en la Ley de tu siervo
Moisés."(Daniel 9:11).

Las maldiciones producto del pecado son consistentes con
el paso de los años y de los siglos, a menos que
aquél que peca se arrepienta y volverse de su maldad,
caminando de la mano del Señor Jesús. Es real y lo
es desde el comienzo de la humanidad (Cf. Génesis 4:10,
11; Romanos 8:18-22)

Quizá usted se pregunta por qué enfrenta
una concatenación de momentos difíciles, crisis y
adversidad. Pareciera que nada sale bien. "Una racha de mala
suerte.",
diría alguien para tratar de explicar lo
que está ocurriendo con su existencia y el enorme
conflicto por el que atraviesa.

¿Ha pensado que su situación obedece al
pecado en el que se encuentra inmerso o que tal vez oculta?
Probablemente nadie lo conoce, pero nuestro Padre celestial
sí.

Evalúe su crisis actual

Un dicho popular en Latinoamérica señala
que "Cosechamos lo que sembramos". Real. El pecado ha
sumido a infinidad de hombres, mujeres, jóvenes y hasta
adolescentes en una profunda crisis; lo grave es que los seres
humanos están llegando a límites insospechados de
insensibilidad, en esa frontera peligrosa de la
cauterización de la conciencia que nos lleva a pensar que
el pecado no es pecado.

El profeta Oseas denunció hace más de dos
mil años: "Cunden, más bien, el perjurio y
la mentira. Abundan el robo, el adulterio y el asesinato.
¡Un homicidio sigue a otro! Por tanto, se resecará
la tierra, y desfallecerán todos sus habitantes.
¡Morirán las bestias del campo, las aves del cielo y
los peces del mar!"(Oseas 3:2, 3. Nueva Versión
Internacional)

Por su parte Jeremías describe vívidamente
la gravedad de las maldiciones que desencadena el pecado:
"…Has contaminado la tierra con tus infames
prostituciones. Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron
los aguaceros de primavera…"(Jeremías 3:2, 3. Nueva
Versión Internacional. Cf. Esdras 4.5)

Le sugiero especial cuidado con estos pasajes
bíblicos; iría más allá al
recomendarle que los lea de nuevo, con mucho detenimiento.
Descubrirá que el pecado, tal vez el mismo que usted anida
en el corazón y que pocas o ninguna persona conocen,
detiene las bendiciones que Dios nos tiene preparadas y abre las
puertas a las maldiciones.

Renuncie a las maldiciones

Usted es un Triunfador, no lo olvide jamás.
¡Dios lo está llamando a renunciar al pecado y a
sobreponerse a una vida signada por las maldiciones! El autor
sagrado advirtió, hablando en Nombre del Señor:
"Por eso, ¡escuchen, naciones!…Escucha tierra:
Traigo sobre esta tierra una desgracia, fruto de sus
maquinaciones, porque no prestaron atención a mis
palabras, sino que rechazaron mi
enseñanza."(Jeremías 6:18, 19. Nueva Versión
Internacional)

No es nuevo. Desde hace siglos el amado padre celestial
está abriendo las puertas para que usted comience una
nueva vida. Es necesario renunciar al pecado y acogerse al
perdón que nos aseguró el Señor Jesús
con su sacrificio en la cruz.

El Proceso de ser libres comienza con arrepentirnos y
volver nuestra mirada a Dios: "Cuando yo cierre los cielos
para que no llueva, o le ordene a la langosta que devore la
tierra, o envíe pestes sobre mi pueblo, si mi pueblo, que
lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala
conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré
su pecado y restauraré su tierra."(2 Crónicas 7:13,
14. Nueva Versión Internacional)

Es hora de renunciar al pecado. La maldad no puede
seguir acunándose en nuestro corazón, como
escribió el apóstol Juan: "El que practica
el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecado desde
el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para
destruir las obras del diablo."(1 Juan 3:8. Nueva Versión
Internacional)

Puedo asegurarle que el curso de su historia puede
cambiar. Hoy, ahora, Basta que reconozca el pecado factor
desencadenante de los malos momentos que atraviesa, la enfermedad
y la ruina.

Es necesario arrepentirnos y volvernos a Dios. Es el
paso esencial para romper el mundo de las maldiciones que impiden
las preciosas bendiciones que Dios tiene para nosotros, nuestra
familia y nuestra tierra.

Decídase hoy. Ahora que está caminando Por
el Sendero de los Triunfadores, no puede permitir que ninguna
fuente de maldición toque a su puerta o anide en su
vida…

Capítulo 13

Los Triunfadores
someten sus planes y proyectos a Dios

Aun cuando mi esposa Lucero insiste en que no cuente
pasajes de mi vida, no me resisto hoy-frente al computador-a
compartirles algo anecdótico pero a la vez edificante. En
cierta ocasión, quedé sin empleo. Con los pocos
pesos que me quedaban en el bolsillo y ante la premura de
sostener un hogar, decidí comprar un carro de refrescos.
¡Buena idea! Hacía un calor insoportable en nuestro
pequeño pueblo.

Estaba feliz. Lucero no hacía sino verme
contento, pero como siempre, guardaba prudente
silencio.

Monté el negocito junto a una avenida transitada.
Estaba convencido que sería un éxito. "Sin duda
más de un conductor detendrá su vehículo
para comprar refrescos
", razonaba.

Pero oh, sorpresa de sorpresas. ¡Justo cuando
abrí el puesto de refrescos con hielo, comenzó a
llover! Caía agua a cántaros.

Todo mi capital quedó reducido a un charco, sobre
un costado de aparato en el que colocaba todos los elementos para
las preparaciones.

Ese día comprendí que aunque los planes
parezcan excelentes y en cierta medida tengamos todo
cuidadosamente calculado, no todas las veces terminan en
éxito…

¿Cómo tener éxito en nuestros
planes?

Con mucha frecuencia, más de la que usted puede
imaginar, me preguntan: "¿Cómo asegurar
éxito en los proyectos que emprendemos
?". La
respuesta debe circunscribirse a lo que dice la Biblia. En las
Escrituras encontramos varios principios que comparto con todos
ustedes:;

1. Vivir conforme a la voluntad de
Dios

Si queremos recibir ricas bendiciones del Señor
es necesario que nos movamos conforme a Su voluntad:
"Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces
vivirás seguro en la tierra y prosperarás."(Salmo
37:3, Nueva Traducción Viviente).

Le invito a considerar el hecho de que el texto plantea
dos elementos fundamentales que tanto usted como yo debemos
asimilar y poner en práctica: Confiar en Dios-dejando de
lado todo viso de autosuficiencia o de afincarnos en nuestras
propias capacidades–, y hacer el bien. En todo momento. Dos
cimientos para que usted y yo seamos ricamente
bendecidos.

No podemos anhelar prosperidad material y espiritual a
menos que nos movamos en la voluntad de Dios y dejemos de hacer
lo que queremos. Es esencial para recibir ricas
bendiciones.

2. Amar, obedecer y comprometernos con
Dios

Dios fue claro al advertir al pueblo de Israel cuando se
encontraban a las puertas de la tierra prometida: "Hoy te
he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre las bendiciones
y maldiciones. Ahora pongo el cielo y la tierra como testigos de
la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida,
para que tú y tus descendientes pueda vivir! Puedes elegir
esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte
firmemente con el SEÑOR tu Dios. Esa es la clave para tu
vida. Y si amas y obedeces al SEÑOR, vivirás por
muchos años en la tierra que el SEÑOR juró
dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob."(Deuteronomio
30:19, 20. Nueva Traducción Viviente)

Por favor, tome nota: amar a Dios, obedecerle y
comprometerse con Él abre las puertas para que usted y yo
seamos prosperados.

3. Deléitese en el SEÑOR

Ser cristianos no es fácil, pero tampoco
imposible. Cuando miramos el vivir cristiano como una carga y no
como la base para crecer tanto en lo personal como en lo
espiritual, sin duda el profesar la carga nos parecerá
sumamente difícil. En cambio, será muy diferente la
perspectiva si encontramos que a través de caminar de la
mano de Dios, todo es posible. Es la base para recibir
bendiciones; se abren las puertas para lo mejor que nuestro
amoroso Padre celestial tiene para nosotros, como dicen las
Escrituras: "Deléitate en el SEÑOR, y
él te concederá los deseos de tu
corazón."(Salmo 37:4, Nueva Traducción
Viviente)

Insisto: Dios quiere darnos lo mejor de lo que usted y
yo queremos. Él jamás podrá dejar de lado su
naturaleza de Padre amoroso que quiere bendecirnos. Entonces,
vivir a Cristo es la base para que recibamos las bendiciones
materiales y espirituales que Dios quiere darnos.

4. Someta los planes a Dios

No siempre lo que usted y yo deseamos-sin que haya nada
de malo en ello-está en consonancia con la voluntad de
Dios. Es probable incluso, que los proyectos-aunque luzcan
benéficos, no honren ni glorifiquen a nuestro amado Padre
celestial.

El rey David escribió: "Entrega al
SEÑOR todo lo que haces…"(Salmo 37:5 a, Nueva
Traducción Viviente)

Es imperativo que desde hoy, usted se fije el
propósito de someter todos los planes y proyectos en manos
del Padre celestial. Él que nos creó, sabe
qué nos conviene, y si es para bien nuestro, sin lugar a
dudas nos lo concederá.

5. Confiar en Dios

Tras someter los planes en manos de Dios, es necesario
confiar plenamente-sin reservas-en Él. El texto
bíblico añade: "…confia en
Dios…" (Salmo 37:5 b, Nueva Traducción
Viviente)

Confiar no es otra cosa que alimentar la fe. Simplemente
creer. Un principio poderoso que le ayudará a ver
materializados su sueños.

6. Permita que Dios obre

Un problema común entre muchos cristianos estiba
en que una vez piden la intervención del Señor,
quieren ayudarle a hacer las cosas. ¡Tremendo
error!

El autor sagrado nos enseña que además de
entregar al Padre celestial todas las iniciativas, debemos
depositar toda nuestra confianza en Él y dejar que haga
las cosas a Su manera, y en su propio tiempo: "…y
Él te ayudará."(Salmo 37:5 c. Nueva
Traducción Viviente)

¿Qué aprendemos? Que es necesario dejar
que Dios obre. Él tiene su propio reljor-muy diferente del
nuestro–. En esencial, deje a Dios ser Dios.

7. Pida, pero en la voluntad de Dios

Sin duda usted y yo pedimos a Dios muchas cosas. Ahora,
la pregunta es: ¿Por qué no recibimos respuesta a
nuestras oraciones? El apóstol Santiago nos ofrece una
respuesta: "… no tienen lo que desean porque no se
lo piden a Dios. Aun cuando se lo piden, tampoco reciben porque
piden con malas intensiones; desean solamente lo que les
dará placer."(Santiago 4:3 b, 4, Nueva Traducción
Viviente)

Es importante que aprendamos a pedir a Dios. ¿De
qué manera? Sometiendo al SEÑOR todos nuestros
planes, lo que implica que le dejemos obrar en su voluntad, y no
en la nuestra.

Usted y yo estamos en el umbral de que se cumplan
nuestros planes. En Dios, y bajo Su voluntad, no hay
límites. Recuerde que Él nos hace
Triunfadores…

Capítulo 14

Los Triunfadores
edifican familias de éxito

Miraba a través de la ventana hacia la nada, con
la expresión de quien comprueba-en un instante fugaz-que
el tiempo se detuvo y todo alrededor está congelado.
Angustia, tristeza, desolación. Marha no encontraba salida
al laberinto.

Jamás pensé que nuestra
relación llegara a este punto muerto
-se
lamentó–. Lo único cierto es que vamos camino
al divorcio
–, murmuró con desesperanza.

Trajo a su mente los recuerdos desdibujados con el paso
de los años. El día que se casaron, confiaba que
todo saldría bien; que sería un camino de rosas. La
realidad ahora era bien diferente.

La noche anterior había intentado dialogar con su
esposo. La conversación terminó en una acalorada
discusión en la que él le hizo un listado
pormenorizado de todos sus errores y todo cuanto no le gustaba de
ella. "No tiene sentido de que sigamos intentando salvar esta
relación
", le dijo con frialdad.

Martha se preguntaba con rabia y desesperación de
qué servía tener un auto nuevo, una casa hermosa y
enorme en un lugar privilegiado de la ciudad, un alto cargo como
ejecutiva en una compañía de seguros y estar en el
umbral de terminar una especialización en finanzas. La
respuesta, aunque quiso reprimirla fue ¡De nada!

Dio vueltas por la habitación. No tenía
ganas ni siquiera de bajar a tomar la cena. Y la pregunta que
gravitaba en sus pensamientos y se resistía a dejarla
tranquila: "¿Cómo lograr el matrimonio
deseado
?".

Una relación sólida y en armonía
sí es posible

Las crecientes cifras de divorcios que sobrepasan el 25%
en Europa, el 30% en Latino América y el 40% en los
Estados Unidos, encienden las luces de alarma respecto al futuro
de nuestra sociedad.

¿Hay una alternativa a mediano y largo plazo que
nos permita disminuir el porcentaje de
separaciones?¿Cómo propiciar el afianzamiento de
las relaciones de pareja y del esquema
padres-hijos?¿Qué nos garantiza sostenibilidad en
el tiempo de la solidez matrimonial?

Tenga presenta que quienes caminan Por el Sendero de los
Triunfadores, se preocupan por edificar familias de éxito.
Probablemente se pregunte, ¿Cómo
lograrlo?¿Qué recomendaciones debo tener en cuenta?
Para ayudar a despejar estos interrogantes, comparto con usted
diez principios tomados de la Biblia que resultarán
útiles en su hogar. Recuerde que una adecuada
cimentación parte de aprender, asumir y aplicar principios
y valores.

1. Asuma compromiso con su familia

Un alto ejecutivo de empresa, con ingresos de mucha
significación que le permitían disfrutar de muchos
privilegios, se quitó la vida de Sao Pablo, Brasil.
¿Qué pudo llevarle a tomar una decisión,
cuando literalmente no le faltaba nada? Su familia… Era un
caos. Sostenía permanentes discusiones con su esposa y, su
hija menor, era drogadicta. Varias veces la encontraron durmiendo
en las calles. El empresario no soportó la presión
y acudió al suicidio.

Una medida extrema, sin duda. La solución estriba
en asumir un compromiso real con nuestra familia. Dios debe
ocupar el primer lugar, y el segundo, su hogar. Por supuesto, el
trabajo es importante, pero ocupa una tercera posición en
las prioridades que debe cubrir.

Dios trazó pautas muy específicas que
llevan a concluir la necesidad de asumir un compromiso decidido y
permanente con el núcleo familiar: "Las esposas
deben estar sujetas a sus esposos como al Señor. Porque el
esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la
iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su
Salvador. Pero así como la iglesia está sujeta a
Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a
sus esposos. Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a
la iglesia y dio su vida por ella… De la misma manera
deben los esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El
que ama a su esposa, se ama a sí mismo. Porque nadie odia
su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo
hace con la iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos
miembros de ese cuerpo."(Efesios 5:22-30, Versión Popular
Dios habla hoy)

Anteponer nuestros intereses-entre ellos el
ámbito laboral-a nuestro cónyuge e hijos,
representa un grave error. Con ellos, que son el círculo
más cercano y el privilegio que Dios nos concedió,
estamos llamados a desarrollar altos niveles de compromiso.
Descuidarlos, afecta la relación y amenaza con llevarla al
precipicio.

2. Reconozca el valor de su
cónyuge

Recuerdo a una mujer que, apenas el esposo disciplinaba
a sus hijos, esperaba que se fuera e inmediatamente le
decía a los chicos: "Es que su padre es muy
autoritario
". Además de restarle autoridad a su
marido, difundía una pésima imagen de
él,

El apóstol Pablo enfatizó en la necesidad
de dar el valor apropiado al cónyuge. Escribió:
"En todo caso, cada uno de vosotros ame también a
su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su
marido."(Efesios 5:33, La Biblia de Las
Américas)

Otro pasaje revelador se encuentra en la carta que
dirigió a los creyentes de Galacia: "Por lo tanto,
siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en
especial a los de la familia de la fe."(Gálatas 6:10,
Nueva Versión Internacional)
¿Cuál
es la razón para desechar todo mal trato que reste la
importancia que debe ocupar nuestro cónyuge? La
recomendación de Dios mismo a través del
Señor Jesús: "Así que y a no son dos,
sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios
ha unido."(Mateo 19:6, Versión Popular Dios habla
hoy)

Siempre medite en el hecho de que su cónyuge es
muy valioso. Es un privilegio que comparte su vida con él
o con ella. Dios le ama y usted debe igualmente, amar a la
persona a la que se unió en matrimonio.

3. Reconozca que el amor no tiene
límites

Si de verdad amamos a nuestro cónyuge y a los
hijos, entenderemos que el amor no está condicionado. El
apóstol Pablo describió la grandeza del amor en el
pasaje magistral de su carta a los corintios: "Tener amor
es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser
presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no
enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias,
sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo,
esperarlo todo, soportarlo todo.."(1 Corintios 13:4-7,
Versión Popular Dios habla hoy)

Apropiado tenerlo en cuenta porque infinidad de
personas, apenas tienen el primer problema con su cónyuge
o los hijos, conciben la separación como la única
salida a los conflictos.

4. Respete los roles y autoridad

Un problema enorme en los matrimonios de hoy día,
lo representa el desconocimiento de los roles y el irrespetar la
autoridad. El apóstol Pablo salió al paso en este
asunto al explicar: "Ahora bien, quiero que entiendan que
Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza
de la mujer y Dios es cabeza de Cristo."(1 Corintios 11:3, Nueva
Versión Internacional)

Si no me sujeto los superiores donde me desenvuelvo
socialmente, estoy asegurando el irrespeto; igual, si no me
sujeto a mi cónyuge, no puedo pretender que mis hijos se
sujeten. En alguna oportunidad vino al Señor Jesús
un alto oficial del ejército romano cuyo siervo estaba
gravemente enfermo. La escena ocurrió en Capernaum y la
relata el evangelio de Mateo, en el capítulo 5:
"Jesús le respondió: –Iré a
sanarlo. El capitán contestó: –Señor,
yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi
criado quedará sano. Porque yo mismo estoy bajo
órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi
mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo
a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga
algo, lo hace. Jesús se quedó admirado al
oír esto, y dijo a los que le seguían: –Les
aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como
este hombre."(Mateo 5:7-10, Versión Popular Dios habla
hoy)

El principio es sencillo: sujeción a la
autoridad. Cristo mismo, con todo y ser el Salvador, se sujeta al
Padre como describe el apóstol Pablo: "Y cuando
todo haya sido sometido a El, entonces también el Hijo
mismo se sujetará a aquel que sujetó a El todas las
cosas, para que Dios sea todo en todos."(1 Corintios 15:28, la
Biblia de Las Américas)

Revise su relación familiar. Quizá como
esposo no quiere reconocer el valor y autoridad de su esposa, o
viceversa. Es necesario que aplique correctivos a su perspectiva
y que, desde hoy, asuma la importancia de someterse a la
autoridad de su pareja. No que deje que le vulnere o atropelle,
sino que comprenda el rol que de desempeña y lo
respete.

5. Forme su familia en principios
bíblicos

Es imperativo que abramos puertas a las
enseñanzas de la Biblia. Son proveen de principios y
valores que dan solidez a nuestra relación de pareja y en
el trato con los hijos.

Hace pocos días estaba en una librería de
mi amada Santiago de Cali hojeando libros. Encontré una
veintena de títulos de "fórmulas
infalibles
" para tener hogares de éxito.
Descubrí, en todos, que las "novedosas
enseñanzas
" son las mismas que desde siglos
están contenidas en las Escrituras,

Cabe aquí recordar la instrucción que
impartió Dios a Israel y a nosotros hoy:
"Grábate en el corazón estas palabras que
hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos.
Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando
vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu
frente como una marca…" (Deuteronomio 6: 6-8, Nueva
Versión Internacional)

Estas pautas, aprendidas en la Biblia y que aplicamos a
nuestra cotidianidad, permiten que alcancemos solidez en nuestro
matrimonio. Nos aseguran el éxito.

6. Desarrolle el principio de la
conciliación

Es natural que al interior del matrimonio haya
diferencias. Son al fin y al cabo, mundos diferentes. Usted no
está obligado a pensar igual que su cónyuge o sus
hijos. No obstante el que no tengamos la misma opinión no
valida que asumamos una posición de rivalidad.

En esa dirección un principio que debemos
aprender es el de la conciliación que va de la mano con la
negociación. El apóstol Pablo lo explica
magistralmente cuando escribió a los creyentes de Filipos:
"No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con
humildad, y que cada uno considere a los demás como
mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su
propio bien, sino también el bien de los
otros."(Filipenses 2:3, 4. Versión Popular Dios habla
hoy)

En una sociedad gobernada por el individualismo como
aquella en la que nos desenvolvemos, es natural que nos
bombardeen con ideas que hablan de hacer "valer la
autoridad
", En cierta medida es una manifestación de
orgullo. Recuerde que el rey Salomón, un hombre de los
más famosos en la historia por la autoridad que
ejerció, instruyó: "En los planes del justo
hay justicia, pero en los consejos del malvado hay
engaño."(Proverbios 12.5)

Imponer nuestro criterio sin escuchar razones puede
llevarnos al fracaso. Revise este punto y si lo considera
ajustado a la realidad que está viviendo,
aplíquelo, aprendiendo a conciliar y negociar.

7. Darle el primer lugar a Dios

La crisis sin precedente que atraviesan las familiares,
además de la ausencia de valores y principios que ha ido
socavando sus bases, tiene como fundamento dejar a Dios de lado.
No tomarlo en cuenta para algo de tanta trascendencia como es la
edificación del hogar.

"Hoy me arrepiento de todo lo que hice, pensando
incluso que hablar de religión era contraproducente para
la formación de mis hijos
", explicó una madre
desesperada cuando pidió el ingreso de un adolescente a un
centro de rehabilitación de drogadictos. "Ojala
hubiera permitido antes que Dios reinara en mi hogar
", se
lamentó.

Su apreciación es la misma que tienen decenas de
padres y madres de familia que terminan reconociendo la necesidad
de tener fundamentos bíblicos en el proceso formativo de
las nuevas generaciones.

Al respecto la Biblia enseña: "Si el
Señor no construye la casa, de nada sirve que trabajen los
constructores; si el Señor no protege la ciudad, de nada
sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a
sol y comer un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus
amigos mientras duermen."(Salmo 127:1- , Versión Popular
Dios habla hoy)

Dios no solo es la fuente de nuestra provisión
diaria, sino que nos guía en los caminos a tomar
diariamente. Él es el mejor orientador sobre cómo
criar a los hijos. Nos permite ser sabios para tomar decisiones
acertadas.

Quizá usted ha mantenido al Señor al
margen de su existencia. Hoy es el día para que le abra
las puertas, de su corazón y de su familia.

8. Desarrolle el principio de la
tolerancia

Todos los seres humanos experimentamos altibajos. Unos
mantienen equilibrio en su temperamento mientras que otros son
susceptibles a la influencia del entorno y un tercer grupo no se
aceptan a si mismos ni a los demás y reaccionan ante todo
y todos porque la más mínima provocación los
lleva a explotar en ira.

En la vida de pareja se aprecia también –en
unos casos más que en otros-la oscilación de los
estados de ánimo. ¿Qué hacer entonces cuando
nuestro cónyuge está alterado? Guardar prudencia.
Al respecto el rey Salomón exhortó: "La
respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa
leña al fuego. La lengua de los sabios destila
conocimiento; la boca de los necios escupe necedades."(Proverbios
15:1, 2, Nueva Versión Internacional)

Si nos dejamos provocar por el mal genio de nuestro
esposo o esposa o percibimos su molestia como un ataque personal,
lo apropiado es guardar la calma hasta tanto se produzca un
cambio en él o ella; de lo contrario, nuestra
situación se complicará y terminaremos en gresca.
Recuerde que lo sabio es callar y no avivar las diferencias
expresando insensateces de las que luego nos arrepentimos. Este
comportamiento atemperado está anclado en la necesidad de
ser tolerantes.

9. Valore a sus hijos como un verdadero
tesoro

Hay una enorme diferencia entre consentir a los hijos,
pasando por alto sus errores, y otra, el amarlos. Es necesario
que los queramos muchísimo, pero también que los
disciplinemos cuando haya lugar. Amor, educación y
correctivos van de la mano.

A través del autor bíblico, Dios
enfatizó en la necesidad de valorar apropiadamente a
nuestros hijos como el valioso tesoro que representan:
"Los hijos que nos nacen son ricas bendiciones del
Señor. Los hijos que nos nacen en la juventud son como
flechas en manos de un guerrero. ¡Feliz el hombre que tiene
muchas flechas como esas! No será avergonzado por sus
enemigos cuando se defienda de ellos ante los jueces."(Salmo
127:3-5, Versión Popular Dios habla
hoy)

Una mujer desesperada se lamentaba porque sus hijos le
estaban "sacando canas". Incluso, pensaba sacar a la
calle a dos de ellos. "No los soporto", me dijo.
Coincidimos en que si bien es cierto los chicos hoy día
representan un reto para nosotros como progenitores, es necesario
cambiar nuestra apreciación sobre ellos y reconocer la
bendición que representan para nuestra vida. Cuando
tenemos eso claro, tendremos efectividad cuando oremos para que
Dios los cambie.

Usted y yo no cambiamos a nadie; es Dios quien lo hace.
Si nuestra confianza está cifrada en Él, nos
ayudará a imprimir transformación en la forma de
disciplinar y generar principios y valores en nuestros
hijos.

10. Tome tiemplo para planear qué
hacer

Cuando asumimos la enorme tarea y responsabilidad de
contraer matrimonio, sobre los hombres de los cónyuges
recae una enorme responsabilidad: planear qué será
del hogar que con ayuda de Dios comienzan a construir. No podemos
improvisar, es necesario tomar tiempo para definir metas
específicas.

Una familia en donde no hay objetivos y el esposo y la
esposa no saben ni para dónde van y menos adónde
llevarán a sus hijos, está condenada al fracaso. El
Señor Jesús ilustró este principio de
planear y medir cuidadosamente cada uno de nuestros pasos cuando
enseñó: "Supongamos que alguno de ustedes
quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a
calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para
terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos
los que la vean comenzarán a burlarse de él, y
dirán: Éste hombre ya no pudo terminar lo que
comenzó a construir. O supongamos que un rey está a
punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se
sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede
enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Si no
puede, enviará una delegación mientras el otro
está todavía lejos, para pedir condiciones de
paz."(Lucas 14:28-32, Nueva Versión
Internacional)

Recuerdo a un hombre que sin consultar a su esposa y
menos tener en cuenta la opinión de sus hijos,
vendió la casa para comprarse un taxi; el vehículo
era de segunda mano y salió malo, averiado. Lo
vendió también y compró unos cerdos con el
propósito de establecer un criadero. Los animales murieron
y hoy vende dulces en una avenida de la ciudad.
¿Qué pasó? No planeó acertadamente
cada uno de sus pasos y se encaminó a la
derrota.

Sobre esa base es necesario identificar dónde
estamos ahora y a dónde queremos llegar. Evaluar
cuáles son nuestras potencialidades y con qué
recursos podemos contar. Aquí es necesario tener en cuenta
nuestros dones y tales, provistos por Dios para facilitarnos el
camino al triunfo.

En esa dirección, es necesario que planifiquemos
nuestro presente y el mañana, a nivel personal pero
también, familiar (Cf. Proverbios 19:15;
Eclesiastés 10:18; Proverbios 19:8) Recuerde siempre que
"El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra
quien mucho corre. La necedad del hombre le hace perder el rumbo,
y para colmo se irrita contra el Señor. El que adquiere
cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el
discernimiento prospera…La pereza conduce al sueño
profundo; el holgazán pasará hambre."(Proverbios
19:2, 3, 8, 15 Nueva Versión
Internacional)

Tenga presente que está en juego no solo su vida
sino la de su cónyuge y sus hijos. Lo aconsejable es
planear entre todos, consultar sus expectativas y orientarse a
metas específicas que a mediano y largo plazo les
permitirán cosechar satisfacciones, con su futuro
sólido.

Recuerde que usted no será un verdadero
Triunfador hasta tanto se preocupe por su familia y contribuya
decididamente a edificarla bajó sólidos principios
y valores…

Capítulo 15

Los Triunfadores
se preparan para grandes metas

El sol moría en las montañas,
escondiéndose con desgano detrás del volcán
Puracé mientras la ciudad de Popayán, en Colombia,
comenzaba a iluminarse con los faroles que adornan sus casas
grandes, blancas e imponentes, últimos vestigios de la
arquitectura colonial de hace dos siglos.

Eduardo Discoli entró como conquistador de la
antigüedad, montando su fiel amigo "Chalchalero",
el moderno rocinante en el que ha recorrido más de cinco
mil kilómetros desde cuando salió de su pueblo
natal, San Pedro, en Argentina, en procura de conocer gran parte
del mundo…

Este quijote del siglo veintiuno no lucha contra molinos
de viento sino contra la indiferencia. Su expedición la
emprendió el 19 de agosto del 2001, cuando decidió
materializar el sueño que acarició por 34
años: cabalgar por América, llegar a los Estados
Unidos, embarcarse hasta España y desde allí, a
lomo de caballo, hacer el rodeo necesario hasta Egipto, en el
norte de África, país que constituye su más
caro anhelo. Aún sigue en su
propósito…

Cada día recorre alrededor de treinta
kilómetros. En su mente guarda las imágenes de los
paradisíacos lugares que a visitado, los que desde la
distancia semejan postales de múltiples colores y que se
convierten– para propios y extraños– en una
réplica del paraíso terrenal.

A cada lugar donde llega, habla del amor, de la
tolerancia y de la necesidad de ponernos los zapatos del otro
para aproximarnos a su forma de pensar, de actuar y sentir.
"Es la mejor forma de comprender a los demás",
razona. Sabe que le resta mucho camino, pero sigue con optimismo,
fe y confianza. Llegará a su meta. Lo tiene claro. Lucha
por ese propósito. Sabe que los ganadores no se
rinden.

Aun cuando muchos le miran con extrañeza o hay
quienes se ríen, sigue adelante porque está
enamorado de su sueño y sabe que sólo los
triunfadores alcanzan aquello que se proponen en el
corazón.

Lo que marca la diferencia

Nuestra sociedad se divide entre
triunfadores y perdedores. Hace
algún tiempo conocí sobre un grupo muy particular
de personas que se reúnen en un pequeño bar de
ciudad de México. El lugar es pequeño y se
encuentra discretamente ubicado en una calle de poco acceso en la
periferia de la ciudad. Justo en la puerta, en un letrerito
modesto se puede leer "Club de los
Fracasados
".

Me llamó poderosamente la atención porque
infinidad de personas en todo el mundo, forman parte de ese club.
La membrecía es sencilla: basta haber renunciado a los
sueños y proyectos. ¿Conoce personas así?
Probablemente a muchas. Yo también he visto infinidad de
hombres y mujeres que renunciaron fácilmente a sus
sueños sólo porque encontraron obstáculos en
el camino.

Lo que marca la diferencia entre un vencedor y un
perdedor, es la actitud que asumimos ante las dificultades.
Jamás olvide que Dios nos concibió con enormes
potencialidades, con dones y talentos para alcanzar grandes
metas. Basta que los desarrollemos. La decisión no es de
Dios sino nuestra. Él ya nos creó Triunfadores,
somos ustedes y yo quien elegimos serlo o no.

Sobre esta base, comparto con usted algunos principios
para que desarrolle su condición de Triunfador. Son
sencillos y prácticos y puedo asegurarle que
enriquecerán su vida.

1. Esfuércese

Ningún Triunfador avanza en medio de las
circunstancias adversas de la vida, a menos que aporte una alta
cuota de esfuerzo. Cuando Josué, el conquistador de la
Tierra Prometida, se encontraba en el umbral de entrar a
territorios en poder de poderosos enemigos, Dios lo instó
a esforzarse y a seguir adelante aun cuando arrecien las
condiciones difíciles.

El Señor lo animó y le dijo:
"Sé fuerte y valiente, porque tú
serás quien guíe a este pueblo para que tome
posesión de toda la tierra que juré a sus
antepasados que les daría. Sé fuerte y muy
valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que
Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la
derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo
que hagas. Mi mandato es: "¡Sé fuerte y valiente! No
tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios
está contigo dondequiera que vayas."(Josué 1:6, 7,
9. Nueva Traducción Viviente)

Si avanzamos, con decisión, valentía y
esfuerzo, no solo aseguramos que superaremos los
obstáculos sino que, además, nos prepararemos para
llegar a nuevos niveles. Los Triunfadores son dinámicos,
no estáticos. Siempre tienen nuevos proyectos que
emprender. No se resignan.

2. Defina planes específicos

Cuando Dios llamó a Josué a asumir una
actitud valerosa y emprendedora, tal como leímos en
Josué 1:6, 7, 9 también enfatizó en atender
las instrucciones impartidas por Moisés con
antelación; es decir, avanzar hacia una meta
específica. Quien no tiene metas, no llega a ninguna
parte.

Si vamos de un lado a otro, sin poner la mirada en el
objetivo que procuramos lograr, lo más probable es que nos
desviaremos de la línea final. Planificar es esencial para
alcanzar grandes metas.

3.- Aprenda y asuma principios y
valores

En medio de una sociedad en crisis como aquella en la
que nos desenvolvemos, es fundamental que aprendamos y pongamos
en práctica principios y valores. Constituyen los
cimientos para llegar a nuevos niveles de crecimiento personal y
espiritual, y para alcanzar grandes metas.

Las bases principales que aprendemos, se encuentran en
la Biblia. Dios recordó a Josué la necesidad de
tener presente esas pautas de vida que aseguran el éxito
en todo cuanto emprendamos: "Estudia constantemente este
libro de instrucción. Medita en él de día y
de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí
está escrito. Sólo entonces prosperarás y te
irá bien en todo lo que hagas."(Josué 9, Nueva
Traducción Viviente)

La mayoría de las personas que alcancen la
cumbre, que llegan donde los demás jamás siquiera
imaginaron, comparten un común denominador: su existencia
estuvo marcada por principios y valores.

4. Descansar en Dios

Como líderes-hombres y mujeres llamados a
vencer-es natural que enfrentemos dificultades y también,
períodos de fuerte presión. Lo que hace la
mayoría es renunciar. Quedamos entonces ante tres
escenarios: volver atrás por considerar que jamás
podemos alcanzar nuestras metas; estancarnos y permanecer en ese
estado por mucho tiempo hasta que las metas se vayan desdibujando
con el tiempo y, por último, afianzarnos y seguir
adelante.

Cuando nos sintamos a las puertas de tirar la toalla, lo
esencial es que volvamos la mirada a Dios y descansemos en
Él, como enseñan las Escrituras: "Él
da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta
los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres
jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían
en el Señor encontrarán nuevas fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán; caminarán y no
desmayarán."(Isaías 40:29-31, Nueva
Traducción Viviente)

Descansar en Dios está
íntimamente ligado a confiar en Él.
Tener presente que Dios sabe qué hacer en el momento
apropiado y bajo las circunstancias propicias. Dios tiene el
control de todo, y además, la última
palabra.

5. No se mida por las realizaciones de los
demás

Un poderoso enemigo de los Triunfadores es medirse a
partir de los logros de quienes les rodean. Siempre habrá
alrededor nuestro personas que están volando en nuevos
niveles o, quizá, por debajo.

La Biblia enseña: "No te inquietes a causa
de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues
como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de
primavera, pronto se marchitan."(Salmo 37: 1, 2. Nueva
Traducción Viviente)

Realmente el tope que se debe superar, no es éste
o aquél sino usted mismo. Batimos nuestro propio record,
no el de los demás. Recuerde que muchos podrán
avanzar pero nada determina que logren sus metas. El reto es
usted mismo, no los demás.

6. Someta sus planes y proyectos en manos de
Dios

En nuestras fuerzas podemos concebir planes y proyectos
ambiciosos, pero nada determina que puedan materializarse.
Recuerde que nuestra perspectiva no siempre es la mejor y lo que
consideramos, tendrá éxito, puede sumirse en un
rotundo fracaso.

Si entregamos nuestras iniciativas, por grandes que
parezcan, en manos de Dios, tenemos asegurada la victoria.
Él nos guiará a aplicar ajustes pero
también, a dar los pasos apropiados en cada circunstancia,
tal como nos instruye la Palabra: "Confía en el
Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la
tierra y prosperarás. Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Entrega al Señor todo lo que haces; confía en
él, y él te ayudará."(Salmo 37:1-5. Nueva
Traducción Viviente)

Si confiamos en Dios, no tendremos reticencia en someter
a Su voluntad todo cuanto emprendemos. Es un fundamento para
alcanzar el éxito.

7. Persevere

Conozco infinidad de personas que emprenden proyectos,
pero ante los primeros obstáculos se dan por vencidos.
Renuncian fácilmente y adquieren la membrecía en el
"Club de los fracasados".

El apóstol Pablo tenía plena conciencia de
la necesidad de perseverar, tal como lo describe en la carta que
dirigió a los creyentes de Filipos: "No quiero
decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la
perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía
esa perfección para la cual Cristo Jesús
primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado,
  pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y
fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo
hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio
celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo
Jesús."(Filipenses 3:12-14. Nueva Traducción
Viviente)

Examine con cuidado si es de aquellos líderes que
echan por la borda sus sueños ante los primeros
obstáculos, o por el contrario, sigue avante por encima de
las circunstancias adversas.

Con mentalidad de Triunfadores

Cuando se encuentre inmerso en situaciones
difíciles, recuerde que usted y yo fuimos creados por Dios
para ser Triunfadores. Contamos con las potencialidades para
llegar lejos. Nuestro amoroso Padre celestial nos creó
como triunfadores no como
fracasados.

Ahora, hay un último elemento sobre el que quiero
llamar su atención: no permita que lo gobierne el miedo.
Dios llamó al pueblo de Israel, en cabeza de sus
líderes Moisés y Josué, a avanzar sin
dejarse gobernar por el temor: "¡Así que
sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas
pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios,
él mismo irá delante de ti. No te fallará ni
te abandonará. Luego Moisés mandó llamar a
Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo:
¡Sé fuerte y valiente! Pues tú guiarás
a este pueblo a la tierra que el Señor juró a sus
antepasados que les daría. Tú serás quien la
repartirá entre ellos y se la darás como sus
porciones de tierra. No temas ni te desalientes, porque el propio
Señor irá delante de ti. Él estará
contigo; no te fallará ni te
abandonará."(Deuteronomio 31:6-8. Nueva Traducción
Viviente)

Hay dos estrategias que utiliza nuestro Adversario
espiritual, Satanás, para llevarnos a desistir de los
grandes sueños, planes y proyectos: la primera, el
temor, y la segunda, el
desánimo.

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