Monografias.com > Agricultura y Ganadería
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La vibriosis en el camarón



  1. Introducción
  2. Historia
  3. Etiología
  4. Patogénesis
  5. Diagnóstico
    Clínico
  6. Diagnóstico
    Anatomopatológico
  7. Diagnóstico
    Confirmativo
  8. Tratamiento
  9. Bibliografía

Introducción

La pesca intensiva del camarón en su medio
natural constituye un serio problema medioambiental debido a que
el arrastre de las redes de pesca daña el ecosistema
marino. Los crustáceos son capturados en un gran
número y diversidad de estadios siendo aprovechables
comercialmente solo los adultos. Esta actividad ocasiona la
interrupción del ciclo de vida de los restantes, la que
podría ser la causa de la extinción de la especie
en un futuro no muy lejano si no se actúa con celeridad.
Es por ello que el cultivo del camarón constituye una
excelente opción para su explotación, teniendo una
alta demanda en el mercado internacional.

La industria camaronera es una de las actividades
más importantes del sector productivo a nivel
internacional en términos de ingreso de divisas por
exportaciones. La camaronicultura en el mundo esta fundamentada
en parte por su alto valor comercial, ocupando un lugar cimero
comparado con otros renglones gracias a los convenientes precios
del mercado. Actualmente los mercados mundiales han mostrado una
demanda ligeramente creciente del camarón cultivado,
debido al estancamiento de las capturas pesqueras, a la mayor
afluencia de la población y a la preferencia por consumir
productos saludables.

En el cultivo de la especie Litopenaeus vannamei, la
más comercializada actualmente las estadísticas de
la FAO indican que el total de la producción de las
granjas ha ido incrementándose constantemente. Tras un
pequeño declive en el 2000 los datos actuales a nivel
global indican un crecimiento de la producción gracias a
su rápida dispersión en Asia y América
Latina.

Esta especie fue introducida en Cuba en el año
2002 nativa de la costa oriental del Océano
Pacífico, desde Sonora, México, al Norte hacia
Centro y Sudamérica hasta Tumbes en Perú, en aguas
cuya temperatura es normalmente superior a 20°C durante todo
el año, la que ha demostrado su superioridad sobre la
explotada anteriormente la Litopenaeus schmitti.

Los problemas ocasionados por bacterias en los sistemas
de cultivo larvario de camarón son considerados como los
principales causantes de mortalidades en todo el mundo. Uno de
los principales patógenos que se encuentran en este tipo
de sistema son las bacterias pertenecientes al género
Vibrio, registradas en casi todos los lugares donde se cultivan
larvas (Lightner and Redman, 1998).

La vibriosis es una enfermedad provocada por bacterias
del género Vibrio y causa pérdidas
económicas considerables por la alta mortalidad que
ocasiona. Es conocido por muchos la eficacia de los
antibióticos en la erradicación de las bacterias
sin embargo se han presentado problemas por su uso prolongado en
organismos acuáticos.

Las enfermedades se consideran como una de las
principales causas de pérdidas de poblaciones de camarones
de cultivo, debido a mortalidades masivas de curso agudo o
crónico producidas por agentes bióticos o
abióticos. Los camarones de cultivo con frecuencia se ven
afectados por enfermedades que varían en cuanto a su
severidad, patogénesis, agente etiológico y manejo
o tratamiento de la afección (Cuéllar-Anjel,
2002).

En el camarón en los últimos tiempos se
presentan características asociadas a muchos factores
físico-químicos y también a protozoarios,
parásitos, bacterias y virus que están presentes en
las zonas de cultivo. Por tal motivo se hace necesario la
identificación de los causantes de tales patologías
y la determinación de la influencia de los patrones
ambientales sobre el camarón. Las enfermedades de origen
bacteriano representan una limitante importante para la
camaronicultura que pueden llegar a demeritar la calidad de los
productos y a disminuir la rentabilidad económica de los
cultivos de camarón. El estudio de los daños que
causan las bacterias en los organismos acuáticos es de
gran importancia para establecer alternativas con el fin de
prevenir y erradicar las enfermedades generadas por ellas
(Barrientos, 2010).

Los problemas causados por las enfermedades bacterianas
pueden ser exacerbados por un manejo inapropiado (altas
densidades de cultivo) además de condiciones adversas de
calidad de agua (alta carga orgánica). El cultivo de
camarón crea condiciones artificiales en el medio ambiente
de cultivo que favorecen la selección, adaptación y
crecimiento de comunidades bacterianas que son parte de la flora
normal de los organismos acuáticos. Estas no representan
un riesgo para los organismos a menos que estos se encuentren
estresados, débiles y/o inmuno-deprimidos. En estos
sistemas el balance natural de la flora bacteriana se ve
alterado, lo que produce una disminución de la capacidad
de tolerancia a tales cambios por parte de los organismos bajo
cultivo. Las enfermedades bacterianas en organismos marinos como
peces, moluscos y crustáceos especialmente en el
camarón, constituyen un factor importante que afecta
considerablemente la producción, reduciendo el
número de organismos en el ambiente natural y en los
cultivos comerciales, lo que induce a una disminución de
la producción conjuntamente con la calidad del producto
final. Forman en la actualidad una de las principales
enfermedades en camarones de cultivo del continente americano,
siendo las bacterias Gram negativas las que predominan en el
ambiente marino, que usualmente forman parte de las bacterias
nativas de la microflora asociada a los camarones tanto
silvestres como de cultivo. En su mayoría, estas
patologías figuran en la lista de obstáculos que
limitan el éxito no solo de una producción
acuícola intensiva sino también de
pesquerías importantes ya que impactan considerablemente
el sistema ecológico. La vibriosis ha llegado a ser la
enfermedad económicamente más importante en el
cultivo de organismos marinos afectando un gran número de
especies, catalogada como la causa de serias pérdidas
económicas en la producción de camarón de
cultivo en diversos países (Morales y
Cuéllar-Anjel, 2008).

El término vibriosis es empleado para referirse a
todas las infecciones que son causadas por bacterias del grupo
vibrio, esta es oportunista y toma ventaja de camarones enfermos,
débiles o mal nutridos. La vibrio prolifera en medios con
acumulación de materia orgánica, siempre se
encuentra en la naturaleza pero solo se convertirá en un
problema para el camarón cuando su ambiente o salud sean
adecuados. Las bacterias principalmente las del género
Vibrio, son consideradas oportunistas, localizadas principalmente
en el tracto digestivo, branquias, cutícula y
ocasionalmente en la hemolinfa, ya que en presencia de otros
factores estresantes pueden desencadenar el desarrollo de
infecciones. La mortalidad del camarón originada por esta
enfermedad puede variar desde rangos insignificantes hasta
presentar mortalidades del 100%, afectando principalmente a las
postlarvas y juveniles. En la actualidad predomina la tendencia
de cultivar camarones marinos en mayores densidades, por lo que
la atención se centra cada vez más en el monitoreo
rutinario de estas poblaciones para el seguimiento de sus
condiciones sanitarias, ya que algunas bacterias que están
asociadas normalmente a los camarones, ocasionan problemas,
mientras que otras parecen ser de utilidad en su
nutrición, sobretodo en la fase larvaria de cultivos a
gran escala. Es necesario conocer la flora bacteriana en animales
sanos, en número y diversidad específica, lo que
será de utilidad en la interpretación de
observaciones que se aparten de la normalidad. Esto
permitirá aplicar medidas de prevención de las
enfermedades de etiología bacteriana, facilitar su
diagnóstico y aplicar medidas de control más
efectivas (Álvarez et al., 2000).

Historia

Las primeras referencias que se conocen acerca de la
vibriosis en el mundo son atribuidas al médico italiano
Filippo Pacini, quien en 1854 mientras estudiaba los brotes de
cólera acaecidos en Florencia, descubrió su agente
causal, el vibrio cholerae, lo que sirvió de base para
posteriores descubrimientos (Pacini, 1854). Treinta años
más tarde Robert Koch logró aislar el
patógeno procedente de brotes en la India y Egipto. Koch
se dio cuenta de que los vibrios están distribuidos en una
gran variedad de ambientes acuáticos y que habían
muchos tipos que no eran patógenos en el hombre. Las
siguientes especies descubiertas fueron vibrio fischeri y
splendidus descritas por el microbiólogo Martines
Beijerinck después del año 1880. En un principio la
taxonomía de los vibrios se basaba en las
características fenotípicas como la
morfología celular, la presencia de flagelo así
como aspectos de cultivo, estos estudios describieron nuevas
especies en base a una pobre caracterización. En el
año 1953 un grupo de investigadores japoneses encabezados
por Fujimo identificaron por primera vez el vibrio
parahaemolyticus debido a un brote de intoxicación
alimentaria asociado entonces a un consumo de sardinas crudas
(Hernández et al., 2005). Estudios posteriores de
hibridación DNA-DNA fueron cruciales en la
determinación de otros tipos de vibrios
encontrándose un grupo relacionados con vibrio harveyi,
algynoliticus, natriegens y campbellii (Holt et al., 1994). Hasta
la actualidad se han registrado 65 especies de vibrios gracias a
trabajos de personalidades tales como: Colwell, Breed, Baumann,
Schubert, Reichelt y demás colaboradores todas registradas
en el Bergey´s Manual of Determinative
Bacteriolology.

Etiología

La vibriosis es causada por bacterias pertenecientes al
género Vibrio que forma parte a su vez de la familia
Vibrionaceae que esta integrada por ocho géneros: Vibrio
(65 especies), Allomonas (1 especie), Catenococus (1 especie),
Enterovibrio (2 especies), Grimontia (1 especie), Listonella (2
especies), Photobacterium (8 especies) y Salinvibrio (1 especie).
El propósito de considerar solo al género Vibrio
dentro de la familia Vibrionacea se debe a diferentes
análisis genotípicos y moleculares que muestran a
los restantes como altamente heterogéneos (Thompson and
Swings, 2006).

Los vibrios son microorganismos que habitan en todo el
mundo, característicamente indígenas de
hábitats marinos, salobres y estuarinos. Son bacilos
gramnegativos aerobios y anaerobios facultativos que pueden
presentar una morfología curvada no necesitando
requerimientos nutricionales exigentes para su desarrollo.
Generalmente halodependientes, requieren para su crecimiento la
presencia en mayor o menor concentración de Cloruro de
Sodio. Realizan su locomoción por medio de flagelos
polares, tienen metabolismo respiratorio fermentativo y se
desarrollan mejor en medios alcalinos de 7,6-9,0 de potencial de
hidrógeno (pH). Poseen catalasa, oxidasa,
nitratorreductasa y triptofanodesaminasa, fermentan la glucosa
apareciendo en grandes concentraciones cuando el agua aumenta la
temperatura de 17-20°C. Toleran un amplio rango de
salinidades, el óptimo requerimiento de NaCl es de 2,0 a
2,5% (peso/volumen). Las especies de vibrio constituyen una parte
normal de la microflora de las branquias y cutículas de
los camarones. Muchas de las reportadas como patógenas han
sido parte de la microflora normal en los animales
acuáticos. La distribución y dinámica de
estas poblaciones están influenciadas por gradientes
medioambientales tales como: temperatura, salinidad,
disponibilidad de nutrientes, factores biológicos como
depredación, abundancia de dinoflagelados y de
hospedadores (Leytton y Riquelme, 2008).

Los vibrios habitan en ambientes marinos o de agua dulce
en forma planctónica en la columna de agua,
bentónica desarrollando biopelículas en los
sedimentos, como zooplancton o en el tracto gastrointestinal de
los organismos. El tracto digestivo de los organismos marinos
posee una mayor disponibilidad de materia orgánica que el
agua de mar, transformándose en un medio apropiado, aunque
expuestos a bajo pH, secreción de ácido
bílico y condiciones anaeróbias. Lo anterior
permite el desarrollo de biopelículas las cuales son
comunidades microbianas que forman una matriz con sustancias
extracelulares. Su formación puede constituir una
estrategia para sobrevivir en períodos de escasez de
nutrientes, protegerse contra cambios ambientales, atrapar y
absorber nutrientes, resistir antibióticos y establecer
interacciones favorables con otras bacterias. Los vibrios poseen
una gran proliferación en el medio marino infectando un
buen número de especies acuáticas entre las que se
encuentran: peces, crustáceos, moluscos y mamíferos
marinos, sin embargo son reportados diversos episodios de
infección en los seres humanos también mayormente
por la ingestión de productos alimenticios infectados por
vibrios. Estas bacterias poseen un gran repertorio de
proteínas con enorme especificidad de sustratos los cuales
le permiten realizar diferentes funciones catabólicas para
responder eficientemente a los constantes cambios del ecosistema.
Son agentes patógenos oportunistas que pueden tomar
ventaja de los cambios ecológicos generados durante el
cultivo, constituyendo además un importante elemento de la
población bacteriana del camarón y del ambiente que
los rodea, siendo por lo tanto una fuente constante de posibles
infecciones para estos organismos. Las enfermedades generadas por
este tipo de bacterias han sido descritas como: vibriosis,
enfermedad bacterial, septicemia bacteriana de los peneidos,
vibriosis de los peneidos, vibriosis luminiscente y enfermedad de
las patas rojas (Thompson et al., 2004).

Las especies de vibrio involucradas en las
patologías observadas en el camarón son: v.
harveyi, v. parahaemolyticus, v. vulnificus, v. alginolyticus, v.
damsela (actualmente photobacterium damselae), v. penaeicida, v.
anguillarum, v. nereis, v. splendidus, v. campbellii, v.
tubiashi, v. pelagicus, v. orientalis, v. ordalii, v. mediterrani
y v. fluviales (Aguirre, 2004).

Patogénesis

Los patógenos se encuentran en el medio ambiente
acuático generalmente en forma natural, son parte de la
microflora tanto en los camarones silvestres como en los de
cultivo y se convierten en oportunistas cuando los mecanismos de
defensa natural están suprimidos. Su presencia no
necesariamente significa que los organismos se encuentren
enfermos. Sin embargo, factores como los genéticos,
contaminación del medio ambiente e intensificación
de los métodos de producción, estresan a los
camarones reduciendo o perturbando el funcionamiento normal del
organismo, haciéndolos altamente sensibles a las
enfermedades y reduciendo las oportunidades de supervivencia. El
estrés en los organismos provoca cambios en todos sus
sistemas, produciendo respuestas adversas en el metabolismo,
regulación inmunológica, regulación hormonal
y osmorregulación, haciendo al organismo más
susceptible al ataque de cualquier agente dañino,
afectando la capacidad de supervivencia, reproducción y
crecimiento. Las especies de vibrio varían
considerablemente su patogenicidad y aún están
indefinidas las causas de su aparición y
epizootiología. Esto es relevante debido a que ocasionan
numerosos episodios patológicos, casos de mortalidad,
grandes pérdidas económicas y alteración en
la población marina. El desarrollo de enfermedades es el
resultado de la interacción entre patógeno,
hospedador y medio ambiente. La alta densidad de organismos y
nutrientes son características frecuentes en sistemas de
cultivo del camarón lo cual facilita la
proliferación de los vibrios. La vibriosis se expresa de
diferentes formas de síndromes los que incluyen: vibriosis
sistémica y hepatopancreatitis séptica, vibriosis
oral y entérica, vibriosis de los apéndices y
cuticular, vibriosis localizada en las heridas y enfermedad de la
concha (Morales y Cuéllar-Anjel, 2008).

El estrés que las condiciones ambientales
subóptimas ejercen en los organismos, extiende sus
respuestas adaptativas más allá de sus
posibilidades, provocando un desgaste excesivo del organismo,
alcanzando un pobre desarrollo o llegando incluso a sufrir una
enfermedad. La influencia de las condiciones ambientales
desventajosas afecta igualmente al sistema inmunológico
del camarón, limitando su eficiencia. El estrés se
hace sentir inicialmente a niveles bioquímicos y
moleculares, induciendo una serie de respuestas funcionales y
estructurales en la regulación hormonal, metabolismo,
osmoregulación y regulación inmunológica,
afectando la capacidad de sobrevivencia, crecimiento y
reproducción de los organismos. Aunque los organismos
acuáticos parezcan sanos durante e inmediatamente
después de un periodo de estrés, un brote de
enfermedad, o mortalidad crónica puede desarrollarse
más tarde en la población. Muchos de estos
organismos pueden ser portadores asintomáticos de un
patógeno y en condiciones normales están protegidos
por los mecanismos de defensa. Cuando el sistema de defensa es
debilitado o suprimido debido al estrés, el
patógeno puede multiplicarse, rebasar los mecanismos de
defensa y en ocasiones matar al hospedero (Gómez et al.,
2000).

Las mortalidades debido a la vibriosis se presentan
cuando los camarones están estresados por factores como:
pobre calidad del agua, elevadas densidades de animales, altas
temperaturas del agua, baja concentración de
oxígeno disuelto y una baja tasa de recambio de agua. En
los sistemas de cultivo intensivo el espacio restringido que
comparten los organismos promueve la competencia por él
siendo las peleas entre organismos las que ocasionan heridas en
el exoesqueleto y abren puertas de entrada a las bacterias,
así como el paso de un estadio a otro mediante la muda del
exoesqueleto les provoca gran estrés a lo largo de tan
intensa metamorfosis o mediante la ingestión de los
alimentos contaminados con bacterias vibrios. Las bacterias que
se encuentran en la superficie del camarón o del agua
circundante penetran a través de la producción de
enzimas quitinolíticas que empiezan a degradar la
cutícula protectora. El camarón como mecanismo
defensivo produce melanina cuya función principal es
bloquear la penetración de las bacterias, esta sustancia
tiene una coloración negra por lo que se observan manchas
negras en el exoesqueleto. La enfermedad provoca una
flexión del abdomen cerca de su tercer segmento
imposibilitándole al camarón un nado normal que le
ocasiona la ejecución de movimientos incoordinados. Una
vez que la bacteria ha penetrado en la hemolinfa se disemina por
todo el organismo, provocando una turbidez en la
coloración de la misma con el correspondiente descenso en
el número de hemocitos, afectando además su tiempo
de coagulación. Los animales presentan anorexia ocasionada
por una marcada inflamación del hepatopancreas el que se
observa expandido, decolorado y en casos extremos licuado lo que
dificulta su principal función de absorber y almacenar
nutrientes, alterándose el desarrollo de la larva. Debido
a la anorexia el intestino se encuentra vacío, con una
secreción lechosa en sus paredes. Se presenta la
separación del epitelio, mediante la eliminación de
dos capas que protegen al camarón de las infecciones: el
epitelio y la membrana peritrófica que secreta. En
adición, la pérdida del epitelio puede afectar la
regulación de agua y asimilación de iones en el
cuerpo. El músculo abdominal puede notarse opaco y los
cromatóforos del cuerpo en general activados debido al
estrés. La muerte se presenta de 24 a 48 horas
aproximadamente de la presentación de los primeros
síntomas en dependencia del estadio (Rowe-Magnus et al.,
2006).

Actualmente, en organismos cultivados por los diferentes
métodos de acuacultura, se observan camarones con
características externas de organismos sanos, durante y
después de un período de estrés, pero eso no
significa que el organismo este sano, ya que después de
cierto tiempo se puede manifestar la replicación de un
patógeno, produciendo una enfermedad donde se observen
porcentajes altos de mortalidad, o en otras ocasiones los
organismos son portadores asintomáticos de diferentes
agentes nocivos y no manifiestan características externas
de animales enfermos mientras las condiciones de cultivo sean las
óptimas para su desarrollo, pero si estas condiciones se
tornan desfavorables, el sistema de defensa que los tenía
protegidos se suprime y la multiplicación del
patógeno se desarrolla de tal manera que sobrepasa los
mecanismos de defensa, causando en muchas ocasiones la mortalidad
al hospedero. Los vibrios en la naturaleza pueden estar en un
estado inactivo o no ser capaces de crecer en los medios
selectivos empleados, no obstante se ha evidenciado que las
bacterias en estado viables no cultivables pueden también
causar enfermedades. Se ha hipotetizado que las condiciones
artificiales del medio ambiente en sistemas de cultivo pueden
constituirse como reservorio para vibrios patógenos. Los
copépodos, rotíferos y artemias son usados como
importantes fuentes nutricionales para el cultivo de muchos
organismos acuáticos y existen antecedentes de la
asociación de estos organismos con los vibrios. Estos
tienen una relación de simbiosis con organismos quitinosos
como los copépodos, numerosos estudios han correlacionado
la concentración de copépodos con el número
de vibrios. También existen antecedentes de su
asociación con diferentes especies de rotíferos y
de artemias. La asociación de vibrios patógenos con
estos organismos puede tener como consecuencia la
transmisión de estas bacterias a las larvas que son
alimentadas con dichos organismos (Jayasree et al.,
2006).

Diagnóstico
Clínico

Los vibrios tienen la propiedad de afectar a todos los
estadios en desarrollo del camarón, provocando rangos de
mortalidades variables que dependen del sitio u órgano
afectado. Si la infección es externa la mortalidad es baja
mientras que en la interna es del 100%. Primeramente se observan
altas mortalidades de las larvas infectadas en los tanques de
hasta un 90% detectadas al tomar muestras de estas sobre la
superficie del tanque. Los camarones que sufren de vibriosis
pueden presentar lesiones localizadas en la cutícula, se
observan en esta, manchas de color café o negras en
áreas que han sido erosionadas por la acción de
bacterias quitinolíticas, además de infecciones
localizadas en las heridas, pérdida de los miembros,
musculatura blanda, infección localizada en el intestino,
el hepatopancreas y/o septicemia general. Los camarones presentan
un nado errático, con movimientos incoordinados y con
incapacidad de nadar de la mitad del tanque hacia el fondo, con
el cefalotórax sobre la superficie con la apariencia de
nadar y flotar verticalmente. Otro síntoma a destacar es
la falta de apetito que manifiestan las larvas tomando en
consideración la alta voracidad que presentan en estado
normal. Al microscopio, se observa una extensión de los
cromatóforos y una infiltración de bacterias en los
órganos internos. Se localizan áreas multifocales o
focales de melanización de la cutícula
tornándose oscura. Una opacidad difusa de los
músculos, expansión de los eritróforos en
los periópodos y pleópodos dándoles a estos
una coloración rojiza. Los camarones pueden parecer
hipóxicos tornándose las branquias de una
coloración rojiza o marrona. Los globos oculares de los
camarones infectados se vuelven marrón (Lightner,
1996).

Diagnóstico
Anatomopatológico

La característica diagnóstica principal de
la vibriosis es la presencia multifocal de nódulos
hemolíticos con centros sépticos, los cuales pueden
o no estar melanizados. Las colonias de bacterias se observan
como masas basofílicas pálidas localizadas en los
restos de tejido necrótico dentro de los lúmenes de
los túbulos y en las paredes de los túbulos
necróticos e inflamados. Las células epiteliales
que se encuentran dentro de los focos granulomatosos pueden estar
hipertrofiadas y pueden contener masas de bacterias
pálidamente basofílicas, libres en el citoplasma.
Las células atrofiadas se presentan con muy pocas vacuolas
de lípidos y un número marcadamente reducido y en
algunos casos ausente de vacuolas secretoras. Los focos de
infección producidos por los vibrios generalmente
están bien delimitados por células
hemolíticas formando cápsulas o tapones, los cuales
comúnmente se encuentran melanizados. Las bacterias pueden
ser observadas típicamente dentro o adyacentes a tales
lesiones. Las evaluaciones anatomopatológicas de los
camarones afectados han relevado daños en el
hepatopancreas, mostrando una respuesta inflamatoria severa en
los senos intertubulares que abarca a todo el órgano. En
el mismo se puede encontrar una formación de
nódulos melanizados en el órgano linfoide, estos
nódulos generalmente tienen bacterias en el centro que han
sido encapsuladas por capas de hemocitos. Los hepatopancreocitos
infectados pueden parecer pobremente vacuolados indicando bajas
reservas de lípidos, toda el área se observa
decolorada y en casos extremos zonas del órgano licuado.
También se pueden encontrar nódulos en el
corazón, tejido conectivo de las branquias,
glándula de la antena y en la musculatura en general. El
intestino permanece vacío y se observa una
secreción lechosa en sus paredes. Se aprecia una
eliminación de dos capas que protegen al camarón de
las infecciones: el epitelio y la membrana peritrófica que
secreta (Gómez- Gil et al., 1998). Por medio de las
siguientes imágenes son mostrados los efectos provocados
por bacterias vibrios en los tejidos de organismos marinos,
específicamente en camarones de la especie Litopenaeus
vannamei.

Diagnóstico
Confirmativo

Para el diagnóstico de esta enfermedad es
necesario aislar la bacteria responsable a partir de larvas
infectadas que presenten un cuadro clínico
característico. El aislamiento se realiza al sembrar en
agar T.C.B.S. (Tiosulfato, Citrato, Bilis y Sacarosa) un macerado
de larvas previamente desinfectadas en su exterior. Las colonias
de vibrios parahaemolyticus en T.C.B.S. después de una
incubación de 24 horas a 25°C son pequeñas de
color azul verdoso debido a propiedades alcalinas (pH-8,2) que
necesitan para su crecimiento. Estas presentan un tamaño
regular con los bordes bien definidos. El alginolyticus,
anguillarum y vulnificus forman colonias amarillas grandes
ligeramente mucosas y brillantes, la coloración amarilla
se debe a que fermentan la sacarosa del T.C.B.S. produciendo
acidez. Las colonias de alginolyticus poseen un tamaño
regular y una morfología redonda. El harveyi y splendidus
se caracterizan por presentar colonias verdes luminiscentes, esta
luminiscencia se debe a su capacidad de producir luz. Las
colonias de harveyi presentan un tamaño regular definido
(Arrellano, 1989).

Tratamiento

Como en el caso de todas las infecciones bacterianas el
método de tratamiento más usado es el empleo de
antibióticos. Se han publicado según Arrellano
(1989) algunas reglas que deben seguirse para el uso adecuado de
antibióticos en la camaronicultura:

  • Es indispensable mejorar el ambiente de los
    estanques de cultivo.

  • Solo usar antibióticos para infecciones
    bacterianas.

  • Usar solo los antibióticos frescos y
    provenientes de fuentes confiables.

  • Usar antibióticos para los cuales las
    bacterias responsables sean sensibles, para determinar esto
    deben realizarse análisis de laboratorio.

  • Realizar un tratamiento con una dosis adecuada y por
    un tiempo máximo de cinco días, dependiendo del
    antibiótico usado.

  • Finalizar los tratamientos días antes de la
    cosecha para permitir la eliminación de residuos de
    antibióticos en el músculo del
    camarón.

La vibriosis puede ser también controlada bajo
una rigurosa gestión del agua, la sanidad y mediante la
reducción del estrés entre los camarones. Se
recomienda un incremento en la tasa de recambio de agua y una
reducción en la biomasa del estanque a través de
cosechas parciales para reducir las mortalidades causadas por la
vibriosis (Baticados et al., 1990).

Se ha descubierto que las bacterias son capaces de
comunicarse entre sí e interactuar con el medio ambiente y
organismos superiores por medio de pequeñas señales
moleculares denominadas Quórum Sensing (Q.S.). Al respecto
se ha sugerido la interrupción del Quórum Sensing
como una estrategia antibacteriana. El bloqueo del Q.S. puede
atenuar la patogenicidad bacteriana, más que el
crecimiento bacteriano, siendo altamente atractivo,
particularmente con respecto a la aparición de bacterias
resistentes a antibióticos (Defoirdt et al.,
2004).

El uso de los probióticos es otra alternativa
eficaz para combatir la vibriosis en los sistemas de cultivo del
camarón, estos son administrados directamente al agua o a
través de los alimentos. Se ha informado sobre el uso de
Lactobacillus sp. como bacteria probiótico en el cultivo
del camarón tigre gigante (Jiravanichpaisal and
Chuaychuwong, 1997).

Bibliografía

Lightner, D. and Redman, P. 1998. Shrimp diseases and
current diagnostic methods, Aquaculture, 164: 201-220.

Cuellar-Anjel, J. 2002. Técnicas para el
diagnóstico de enfermedades en Camarones. Memorias del 4to
Congreso Panameño de Medicina Veterinaria. Los Santos.
Panamá. 3-4.

Barrientos, J. 2010. Crecimiento Bacteriano en el
intestino del langostino Litopenaeus Vannamei. Tesis para obtener
el título en Ingeniería Pesquera. Facultad de
Ingeniería Pesquera. Universidad de Perú. [citado
28 abril 2010]. Disponible en Internet:

http://www.scribd.com/doc/40675509/Proyecto-de-Micro

Morales, Vielka. y Cuéllar-Anjel, J. 2008.
Guía Técnica – Patología e
Inmunología de Camarones Penaeidos. [citado 20
marzo 2010]. Disponible en Internet:

http:// www.scribd.com/html

Álvarez, Julia.; Álvarez, Ana.; Agurto,
Claudia. y Austin, B. 2000. Especies de Vibrio y Aeromonas
aisladas del intestino de camarones marinos sanos silvestres y
cultivados en Venezuela. Veterinaria Tropical, Vol. 25. No. 1.
[citado 2010-03-25]. Disponible en Internet:

http://www.sian.inia.gob.ve/repositorio/revistasci/veterinariatropical/vt2501/texto/jalvarez

Pacini, F. 1854. Osservazioni microscopiche e deduzione
patologiche sui cólera asiático. Gazette Medicale
de Italiana. Toscano Firenze 6: 405-412.

Hernández, C.; Ulloa, J.; Vergara, J.; Espejo, R.
y Cabello, F. 2005. Infecciones por Vibrio Parahaemolyticus e
intoxicaciones por algas: problemas emergentes de salud
pública en Chile. Revista Médica de Chile. 133:
1081-1088.

Holt, J.; Krieg, N.; Sneath, P.; Staley, J. and
Williams, S. 1994. Bergey´s manual of determinate
bacteriology: subgroup 2: family Vibrionaceae. Editorial Williams
& Wilkins. Baltimore. U.S.A. 190-194.

Thompson, F. and Swings, J. 2006. Taxonomy of the
vibrios. ASM Press, Washington DC. 3: 29-43.

Leyton, Yanett y Riquelme, C. 2008. Vibriosis en los
sistemas marinos costeros. Revista de Biología Marina y
Oceanografía. ISSN 0718-1957. Vol. 43. No.3. [citado
2010-03-25]. Disponible en Internet: http://www.
scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-1957200800

Aguirre, G. 2004. ¿Los Vibrios sp. Son agentes
patógenos importantes para el cultivo de camarón?
Programa Nacional de Sanidad Acuícola y la Red de
Diagnóstico. Vol. 1. No. 25. [citado 2010-03-10]
Disponible en Internet:

http://www.xoc.uam.mx/pronalsa/boletin/bol25ok.pdf

Thompson, J.; Randa, M.; Marcelino, L.; Tomita-Mitchell,
A.; Lim, E. and Polz, M. 2004. Diversity and dynamics of a North
Atlantic coastal Vibrio community. Applied and Environmental
Microbiology 70: 4103-4110.

Gómez, B.; Roque, Ana. y Guerra Flores, Ana.
2000. Enfermedades Infecciosas más Comunes en la
Camaronicultura en México y el Impacto del Uso de
Antimicrobianos. [citado 30 marzo 2010]. Disponible en
Internet:

http://www.cesaibc.org/pdf/infointeres/crustaceos/enfermedadesmexico.pdf

Rowe-Magnus, D.; Zouine, M. and Mazel, D. 2006. The
adaptative genetic arsenal of pathogenic vibrio species: the role
of integrans. The biology of Vibrios. ASM Press. Washington D.C.
8: 95-111.

Jayasree, L.; Janakiram, P. and Madlav, V. 2006.
Characterization of Vibrio spp. Asociated with diseased shrimp
from culture Ponds of Andra Pradesh, India. Journal of the World
Aquaculture Society 37(4): 523-532.

Lightner, D. 1996. A Handbook of Shrimp Pathology and
Diagnostic Procedures for Diseases of Cultured Penaeid Shrimp.
World Aquaculture Society. Baton Rouge. U.S.A. 25-28.

Gómez-Gil, B.; Tron-Mayen, L.; Roque, A.;
Tumbull, J.; Inglis, V. and Guerra-Flores, A. 1998. Species of
Vibrio isolated from hepatopancreas, haemolymph and digestive
tracto a population of healthy juvenile Penaeus Vannamei,
Aquaculture, 153(2): 1-8.

Arellano, E. 1989. Manual Práctico de
Bacteriología Marina. Escuela Superior Politécnica
del Litoral. Guayaquil, Ecuador. 60-64.

Baticados, M.; Lavilla-Pitogo, C.; Cruz-Lacierda, E.;
Pena, L. and Sunaz, N. 1990. Studies on the chemical control of
luminous bacteria Vibrio harveyi and Vibrio splendidus isolated
from diseased Penaeus monodon larvae and rearing water. Diseases
of Aquatic Organisms. 9 (2): 133-139.

Defoirdt, T.; Bossier, P. and Verstraete, W. 2004.
Disruption of bacterial quorum sensing: an unexplored strategy to
fight infections in aquaculture. Aquaculture 240:
69-88.

Jiravanichpaisal, P. And Chuaychuwong, I. 1997. The use
of Lactobacillus spp. as treatment of vibriosis in Penaeus
monodon (giant tiger shrimp). J. Aq. 151-159.

 

 

Autor:

Dr.MV. Isaia Jesús Castillo
Rosabal

 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter