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Las “externalidades” de la globalización: ¿Cuán peligrosa es la economía global? (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Bear Stearns aseguró a sus inversionistas a
principios de la semana pasada que era solvente, pero la
especulación de que enfrentaba una contracción de
liquidez hizo que algunos corredores y fondos de cobertura
limitaran su exposición a la firma. El viernes la Fed y
J.P. Morgan Chase & Co. proveyeron financiamiento de
emergencia a la firma de Wall Street fundada hace 85 años
durante una período inicial de 28 días. Ayer, al
cierre de esta sección, Bear Stearns ultimaba los detalles
de su venta a J.P. Morgan en momentos en que crecía la
preocupación de que la crisis de confianza podría
profundizarse en caso de que no encontrara un comprador antes de
la apertura de los mercados el lunes por la
mañana.

Según fuentes cercanas, la compra
ascendería a los US$ 2.200 millones, unos US$ 20 la
acción. Tal valor es un tercio menos que el precio de
cierre de la acción de Bear, que el viernes se
derrumbó un 47% para quedar en US$ 30 en la Bolsa de Nueva
York. El año pasado, la acción de Bear Stearns
llegó a costar US$ 170.

Hay pocas señales de que lo peor haya quedado
atrás. El "momento de la recuperación" es cuando
las predicciones son demasiado pesimistas, dice Summers. Lo
más probable es que ese momento no haya llegado. Una
encuesta llevada a cabo por The Wall Street Journal entre
más de 50 economistas a principios de marzo
encontró un profundo viraje hacia el pesimismo. Cerca del
70% dice que EEUU está actualmente en recesión y en
promedio asignan una probabilidad de cerca de 50% a que esta
recesión sea peor que las dos anteriores. La
mayoría cree que los precios de los inmuebles sigan
cayendo durante 2009 y tal vez 2010. Aunque hay un continuo
debate sobre el tratamiento de los problemas actuales, empieza a
surgir un consenso sobre las causas. "El aumento de los impagos
en las hipotecas subprime fueron el principal catalizador",
dijeron los líderes del Tesoro, Henry Paulson, la Fed, Ben
Bernanke, y la Comisión de Bolsa y Valores, Christopher
Cox, en un informe sobre las lecciones aprendidas con la crisis.
"Sin embargo, ese golpe inicial dejó al desnudo y
exacerbó otras debilidades del sistema financiero
global".

Kenneth Rogoff, economista de la Universidad de Harvard
y ex economista del Fondo Monetario Internacional, dice que la
actual crisis tiene muchas madres: la burbuja inmobiliaria, los
préstamos hipotecarios de alto riesgo y el déficit
de EEUU en cuenta corriente. Durante años, Rogoff y otros
economistas advirtieron que el déficit en cuenta corriente
era insostenible. Últimamente, la brecha se ha reducido,
pero la combinación de la crisis crediticia y el
enfriamiento de la economía, podría generar un
ajuste más acelerado y potencialmente más
peligroso…

– El "tercer" tiempo (de la crisis de crédito
a la crisis del descrédito)

"Subprime. Tiene que pronunciarse "subpraim". Monolines;
diga usted "monolains". Default; "difawl". Repítalo varias
veces. Ahora construya la siguiente frase: la caída de las
hipotecas de riesgo por la crisis crediticia arrastra a las
aseguradoras de deuda.

Nuestro particular curso de inglés avanza viento
en popa. Estamos incorporando nuevas palabras a velocidad de
vértigo y además, de manera gratuita. No hay que
comprar un periódico, ni recortar un cupón….
Sólo prestar atención a la actualidad.
Además, por el mismo precio nos enseña inversiones
alternativas mediante estructuras de crédito"…
decía Javier Ablitas en su artículo "El año
que descubrimos a las "monolines"…" publicado en Interecomonia
el 25/2/08.

A finales de los años noventa, unos años
antes de que se iniciase el mercado bajista, los ratios de las
acciones tecnológicas alcanzaban alturas
estratosféricas con PER de ciencia ficción. Por
aquellos años se argumentaba un nuevo paradigma para la
economía mundial que justificaba y aparentemente
mantenía esa situación.

Las burbujas tienen muchos factores en común.
Entre ellos un aparente cambio de paradigma en las reglas
naturales de la economía, lo que en teoría
justifica razonablemente esa situación de desequilibrio
creciente.

Interesante es el fenómeno al que estamos
asistiendo, en el que el pilar que se está tambaleando
tiene su origen dentro de la estructura financiera más
íntima.

La ingeniería financiera, apoyada en las
infinitas combinaciones construidas con sus derivados, ha
permitido la proliferación de activos que se han
considerado, tal vez demasiado fácilmente, como una
panacea de seguridad y estable rentabilidad para el mundo
financiero.

Todos hemos tenido que aprender qué es un CDS,
CDO, ABS, y el resto de combinaciones que antes creíamos
pertenecían al mundo del automóvil. Los derivados
de crédito han proliferado más allá de lo
esperado, tal vez de la misma forma en que a finales de los
años noventa muchas compañías de internet
cotizaban a ratios virtualmente infinitos. En concreto, se estima
que el riesgo de contrapartida de los CDS alcanza un valor de
mercado de unos 45 billones (trillones americanos) de
dólares. El problema aparece ahora porque muchas
entidades, públicas y privadas, tienen en su cartera este
tipo de activos calificados con AAA gracias a las
compañías monoline. Empresas que, como MBIA y
Ambac, cubrían el riesgo de las emisiones de terceros,
asegurándoles un rating superior al que por sí
mismos no habrían alcanzado y permitiendo así una
distribución masiva entre las carteras de los
institucionales.

De repente, si las agencias de rating bajan la
calificación crediticia de esas compañías
monoline, automáticamente se rebajará el rating de
los activos a los que aseguran y muchas entidades se verán
forzadas a venderlos (no pueden tener en cartera activos por
debajo de un cierto nivel de rating), provocando una
reacción en cadena que desestabilizaría aún
más la grave crisis de liquidez y confianza que reina en
los mercados.

Es sencillo continuar mentalmente con la caída de
fichas de dominó de este proceso. Lo importante es darse
cuenta de dónde está el peligro hoy, y contra
qué lucha realmente la Fed con sus agresivas bajadas de
tipos.

La desconfianza hacia el sector financiero crece por
momentos. Los problemas yo no se centran sólo en la
exposición a las hipotecas subprime. Las aristas de la
crisis se multiplican, generando un efecto bola de nieve que no
parece tener fin. La tensión que vive el mercado de
crédito es un claro reflejo con los diferenciales en
máximos, los precios de las coberturas por las nubes y la
imposibilidad de colocar deuda.

La crisis, bancaria fundamentalmente, está
llegando a un punto crítico que amenaza con llevarse por
delante la economía real. La propuesta de Bernanke del
4/3/08 de que los bancos condonen parcialmente las hipotecas es
señal evidente de lo desorientado que anda todo el mundo,
hoy día, brutal confusión entre lo público y
lo privado…

Entre la codicia y la
miopía (la parálisis del
pensamiento)

(Con la decisión de no alejarme de la franqueza y
la honestidad en un momento en que esas cualidades son de lo
más necesarias)

Cantando las verdades del barquero, sin la más
mínima compasión

Si alguien le dice: Tú bebe, que yo conduzco.
¿Usted qué hace? Pues bebe…

Si alguien le dice: Tú bebe, que yo pago.
¿Usted qué hace? Pues bebe…

Y si alguien le dice: Tú bebe, que yo pago y
conduzco. ¿Usted qué hace? Muy probablemente beba
el "doble o más". Hasta que el cuerpo aguante,
digamos…

Pues eso es lo que han hecho las entidades financieras.
Disparar con pólvora del Rey y sin ningún control
cinegético. Entonces, lo que tenía que pasar
pasó. No hay sorpresas. La sorpresa es sorprenderse.
¿Se podría haber esperado otro resultado de una
economía de manos libres y sin espejo
retrovisor?

Ahora tratan de escapar. O sea: ¿Cómo
servirse de la globalización sin ser globalizado?
¿Cómo preservar la riqueza que generan esos
monstruos financieros sin cara y sin ideas que no sean las de
obtener más beneficios?

Otra cosa es resolver quién paga la fiesta.
Ellos, seguro que no. La "tranquilidad" de los mercados los
transforma en "testigos protegidos". Se cambiarán la
identidad, la figura y el domicilio, aunque seguirán
siendo los mismos. Los "paganos" serán los descolgados de
la riqueza que generan esos monstruos financieros sin cara y sin
ideas que no sean las de obtener más beneficios. Los
miembros de la "manada" (como dicen despectivamente los "brokers"
de Wall Street) no sólo pagarán (pagaremos) la
pólvora, sino que, además, serán (seremos)
las piezas a abatir. "Imbéciles por 2". Cornudos y
apaleados.

El problema no es que nos vayamos a la mierda, sino que
no sabemos si habrá mierda para todos. Algunos han
confundido libertad de mercado con licencia para estafar. La
libertad de mercado no debe ser ilimitada.

Una economía "a dos velas": los bancos centrales
y los fondos soberanos. ¿Y si alguno las sopla? ¿Y
si una corriente de aire…? ¿Y si el batir de las
alas de una mariposa…?

¿De la burbuja financiera al fin del
"súper-boom? Debilitamiento y agonía de la
economía en Estados Unidos. Debilitamiento y agonía
del modelo del libre mercado. Debilitamiento y agonía del
modelo neoliberal (privatización,
desregularización, financierización).

El problema de los bancos es de excesivo apalancamiento
ya que cuentan con unos activos tangibles que, en muchos casos,
superan en más de 30 veces sus bases de capital. De ser
unas compañías de intermediación han pasado
a convertirse, en los últimos años, en unos grandes
almacenes que acumulan todo tipo de mercancías, mejores y
peores (el hecho de que Citigroup haya decidió descargar
400.000 millones de dólares de su balance, da buena prueba
de la verdad de la afirmación y de la dimensión del
problema).

¿Cómo se ha podido llegar a esta
situación? Por un esquema viciado de remuneración
al que se destinan, en la banca de inversión, hasta el 50%
de los ingresos. A más endeudamiento, más ingresos,
mayores bonus. Como resultado de ello los bancos resultan ser
unas grandes agencias de comunicación ya que, mientras el
conjunto del mercado discute la legitimidad de los gestores de
hedges o de capital riesgo para hacerse con un 20% de lo obtenido
con su trabajo, el sistema retributivo bancario mantiene esa
frontera de recompensación en todos los entornos bajo la
excusa de retener el talento.

¿Cómo han podido justificar los bancos
niveles tan nimios de capitalización? Por la falsa
sensación de seguridad que dan los modelos de riesgo
basados en el Value at Risk o VaR que no tienen en cuenta los
sucesos extremos (o colas en una distribución normal) que
son los que, en definitiva, causan las crisis. El análisis
VaR es como un airbag que funciona siempre… menos cuando
sufres el accidente. La infraestimación del riesgo real
conduce a una acumulación de activos "seguros" cuyo
consumo de capital es mínimo, lo que finalmente provoca
que el retorno sobre recursos propios o ROE de los bancos se
dispare. Todo ello, construido, eso sí, sobre un punto de
partida inválido.

¿Qué estaban haciendo mientras los
reguladores? Repasemos tanto a las agencias de rating como a la
SEC o CNMV norteamericana. De las primeras, se puede censurar la
ausencia de medios pese a su condición de garantes de la
calidad de las emisiones del mercado (3-4 profesionales
para… toda la banca de inversión estadounidense),
su falta de perspectiva sobre el negocio bancario (que
había pasado de empaquetador a tenedor de activos, como ya
he señalado), la falta de continuidad en su
análisis y la prioridad que en el mismo dan a la
información pública frente a los propios modelos de
valoración.

El segundo objeto del reclamo es la SEC. Aquí la
crítica se centra en la normativa aprobada por el
regulador bursátil norteamericano en 2004 que, por una
parte, ampliaba el concepto de capital que pasaba a incluir
instrumentos híbridos y deuda subordinada, (ojo, "por
participar de las características del mismo"), legitimaba
el VaR como mecanismo para que los brokers pudieran calcular su
capital regulatorio, en segundo lugar y, por último, daba
un tratamiento paritario a los activos líquidos e
ilíquidos del balance a efectos de consumo de recursos
propios. A cambio de lo que parecía ser un mayor control
por parte del órgano supervisor, las entidades afectadas
lograban reducir en más de un 40% sus necesidades de
capital. Si las agencias ayudaron a engordar la vaca, fue el
propio regulador el que ayudó a que la misma naciera ya
con el cuerno retorcido.

Conclusión preliminar: Han creado un sistema
basado en grandes instituciones financieras excesivamente
apalancadas e infracapitalizadas; demasiado importantes como para
que el regulador pueda permitir su caída sin acudir antes
a su rescate; en las que todos, propietarios, acreedores y
empleados son ampliamente remunerados si las cosas van bien
mientras cuentan con el respaldo de los contribuyentes si, por el
contrario, las cosas se tuercen. Capitalización de
ganancias y socialización de pérdidas, esto es: lo
contrario de lo que defendería Robin Hood.

Esta crisis ha puesto de manifiesto las limitaciones
de los mercados. Todo el mundo debería comprender que la
idea de que los mercados funcionan perfectamente es absolutamente
errónea. Las implicaciones de esto es que hay un amplio
margen para la regulación. Las regulaciones de los bancos
comerciales deben extenderse a los de inversión, hedge
funds y otras formas de instituciones financieras. Necesitamos
requisitos de capital, supervisión e información.
Cualquier institución que requiera de ayuda de emergencia
en una crisis debe estar sujeta a algún régimen de
regulación.

Muchos de los problemas que ha traído consigo
esta crisis podrían haberse evitado con la
regulación adecuada. Aun así, soy bastante
escéptico con que haya un cambio fundamental porque hay
gente que ha ganado mucho dinero con este
modelo…

(Del Paper publicado el15/9/2009)

¿Existe alguna terapia de choque contra la
crisis? ¿Y para prevenir las futuras? Desconstruyendo los
discursos oficiales (Parte I)

Esperando a Godot: El
G-20 y los demás… (De la Cumbre al
precipicio)

The show must go on (All that jazz)

Según la Reserva Federal (Fed), primero hay que
resolver los problemas de la economía financiera y luego
(en consecuencia) resolver los problemas de la economía
real. No se puede lo uno sin lo otro. Si por un momento aceptamos
la hipótesis (Krugman y otros), ¿qué ocurre
(así y todo), si no se resuelven los "problemas" de la
economía financiera?

Una "economía de casino" con "el mercado"
(¡todo!) como "presunto implicado" (bancos, gobiernos,
organismos de control, gurús, empresas de
calificación, analistas, operadores financieros, hedge
funds, agentes bursátiles, traders, brokers y demás
patulea). La oligarquía bancaria.

¿Los mismos que nos metieron en esto, nos van
a sacar? ¿Serán capaces de ponerle límites a
una economía "ansiolítica"? ¿Estarán
dispuestos a "desfinancierizar" la economía?
¿Aceptarán "desglobalizar" la economía?
¿O sólo habrá parches y no
reformas?

Permítanme dudar al respecto (dicen que un
pesimista es un optimista informado). Creo que estamos ante una
"simulación" en toda regla. Sólo se trata de
mantener un modelo de hacer empresa en el que unos pocos se
benefician de la asunción de riesgos, si sale bien; y
todos nos tenemos, de un modo u otro, que apretar el
cinturón si ocurre lo contrario. Rehenes de la
información peligrosa, víctimas de la locura
crediticia. Irresponsabilidad corporativa sin el menor atisbo de
componente social… La economía del
espejismo.

No es un problema entre Smith y Marx o entre Keynes y
Friedman. Han sido "todos" tergiversados, falsificados y…
traicionados. Hasta a Hayek, lo han extraviado por los "senderos
de libertad". O sea.

De creer que lo que era bueno para General Motors era
bueno para Estados Unidos, se ha pasado a creer que lo que era
bueno para Wall Street era bueno para Estados Unidos…
¿Terminará igual?

"Pecados financieros" (de palabra, obra u
omisión). Que de todo ha habido (¿y hay?).
"Paradojas caminando". Han corrido a socorrer a los bancos,
gobiernos conservadores (Bush), demócratas (Obama),
laboristas (Brown), demócrata cristianos (Merkel),
napoleónicos (Sarkozy), fascistas (Berlusconi),
indocumentados (Rodríguez Zapatero)… y sigue la
lista de "falsificadores". Muchas manos para un solo
cadáver.

¿Los que no supo, quiso o pudo resolver el G-8
(G-9, con la "mafio-economía" rusa), puede hacerlo el G-20
(un "rejunte" infumable de "todo a 100", que por oler, huele
hasta a "sobaco")? Tal vez, sólo se trate de sacarle
dinero a los árabes y chinos, que son los únicos
ricos verdaderos (eso sí, sólo su clase dirigente
-tribal o comunista). ¿Salvarán al "mundo
financiero" (lo demás, "puede esperar"…), el
capitalismo feudal y/o el capitalismo comunista? El resto del
G-20 es un decorado, actores secundarios, utilería,
"socios del silencio"… "culiparlantes". Se "conforman" con
salir en la foto. Hacer creer en sus respectivos países
que son "importantes", que los invitan a la reunión de los
poderosos, que opinan, que los consideran… (ni que decir
de los que "mendigan" una silla de prestado, como España
-aunque sea "medio culo"-, sin voz ni voto, pero con foto,
sonrisa y telediario)… En fin, un G-¡Je!-20- surreal
y triste.

Desde aquel sábado de noviembre en que el
saliente George W. Bush -con los enviados del presidente
recién elegido haciéndole sombra- se
comprometió con sus colegas de los cinco continentes a
coordinarse, supervisar más el sector financiero y evitar
nuevas quiebras, poco ha mejorado para la economía a los
dos lados del Atlántico. Desde entonces, aunque los
mercados están más tranquilos y han colapsado menos
bancos, a marzo de 2009, más de 2,5 millones de personas
en EEUU se han quedado sin trabajo, y al menos otro millón
en la UE, donde ya se calcula que habrá cerca de 22
millones de parados el próximo año.

Desde su investidura, a marzo de 2009, Obama ha
conseguido aprobar un paquete de estímulo fiscal de
800.000 millones de dólares, además de 400.000
millones en garantías a Citigroup y Bank of America, y ha
propuesto otro plan de rescate semipúblico para limpiar
los activos tóxicos de, al menos, 600.000
millones.

En diciembre, los europeos se comprometieron a gastar
cerca de 200.000 millones, aunque ha habido pocas novedades
respecto a los paquetes ya aprobados en otoño (el
último esfuerzo común son 50.000 millones en
préstamos para países fuera de la zona euro). Pero,
aparte de la escasez de datos positivos, la coordinación
es aún una promesa.

Los dos lados del Atlántico, y también
la mayoría de las potencias emergentes, están de
acuerdo en que falta confianza para restablecer el
crédito, paralizado, sobre todo, desde la caída de
Lehman Brothers en septiembre, pero la receta para recuperar el
valor perdido no es nada evidente.

La UE se ha enzarzado en una pelea con Washington
sobre las cifras de sus planes de estímulo para responder
a las críticas efectuadas por Larry Summers, el poco
querido consejero económico de Obama. Según la UE,
sus gastos extras por la crisis supondrán un 3,3% de su
PIB de media entre este año y el siguiente, incluyendo el
aumento de las prestaciones de desempleo y otras formas de
protección social, mientras que EEUU superará el 5%
sólo con sus ayudas a los bancos, descuentos fiscales para
las empresas e inversiones públicas en infraestructuras y
otros proyectos. En cualquier caso, hay una brecha entre el 3,4%
de Alemania y el 1,3 de Francia, según los datos del FMI
para 2009 y 2010.

El FMI también sostiene que los países
que aumentan el gasto social de manera automática
necesitan menos esfuerzo fiscal, si bien Paul Krugman, premio
Nobel de Economía, señala que los europeos trampean
al sumar el paro y la inversión en fibra óptica
como si tuvieran el mismo efecto en el relanzamiento de la
economía. En cualquier caso, Krugman considera que las
acciones de EEUU y la UE son igual de insuficientes.
También el gurú Nouriel Roubini asegura que evitar
la recesión en L será posible sólo si hay
"acciones políticas mucho más agresivas y
coordinadas" entre Washington y el resto del
mundo.

La respuesta oficial europea es que, para solucionar
esta crisis, no sólo para prevenir la siguiente, es
esencial más regulación que dé seguridad a
los mercados. Sin embargo, incluso sus propias iniciativas de
crear supervisores o controlar las agencias de
calificación de riesgo o los hedge funds requieren
años de proceso legislativo hasta llegar a
aplicarse.

Los americanos apoyan más controles pero no
consideran que sean la prioridad absoluta para salir de esta
crisis. "No tiene sentido intentar reconstruir una casa mientras
se está quemando", dijo Paul Volcker, ex presidente de la
Reserva Federal y consejero de Obama, en una reciente
reunión de la Casa Blanca.

El presidente no es partidario de dejar aparcada la
regulación, pero se resistirá a supervisores
trasnacionales. Puede que, finalmente, los americanos y los
europeos hablen con una sola voz, pero el tono de partida es
bastante más bronco del esperado hace unos meses, cuando
Europa se rendía ante Obama.

Entre los dos bloques hay muchos puntos de acuerdo,
como el no permitir el colapso de grandes bancos, pero falta
consenso en los detalles. Por ejemplo, el complicado plan para
limpiar de activos tóxicos las entidades estadounidenses
llega con pocas exigencias de reestructuración o control
estatal, a diferencia del modelo de bancos malos apoyado por la
UE, que obliga a la aprobación y el control continuo desde
Bruselas y los gobiernos nacionales.

De hecho, en este caso, "el camino al infierno" que
escandaliza a Topolanek ha despertado las críticas hasta
de los más convencidos demócratas, como Jeffrey
Sachs, de la Universidad de Columbia, que define el plan de
Geithner como "un velado intento de transferir cientos de miles
de millones de dólares de los contribuyentes americanos a
los bancos comerciales".

La reunión celebrada en Londres podría
haber pasado a la historia como la Cumbre de las Cumbres. Se
perfilaba como la reunión más importante de los
últimos 80 años entre los líderes del G-20,
secuela del encuentro que a mediados de noviembre tuvo lugar en
Washington, pero finalmente se han desvanecido las importantes
expectativas generadas. Los principales mandatarios del mundo
parecieron conformarse con ofrecer un mensaje de unidad y
coordinación global en un momento en que como telón
de fondo está la peor crisis financiera internacional
desde la Gran Depresión y la primera recesión
económica global, con un comercio que desciende y un
desempleo que aumenta en todo el mundo.

Ex presidentes de los bancos centrales y demás
reguladores son los que de facto estuvieron guiando a los
líderes de las 20 mayores economías del mundo en un
argumento clave para evitar que otra crisis de estas
características se vuelva a producir: subir los tipos de
interés cuando el crédito se extienda y forzar a
los bancos a construir un colchón de liquidez en tiempos
de abundancia para utilizar en los años difíciles.
Sobre el papel parece sencillo pero el caso es que Greenspan no
lo hizo en su día.

Según publica Bloomberg, fue Paul Volcker,
también exFed, quien aseguró en enero que "la
preocupación por la estabilidad financiera es importante
no sólo en tiempos de crisis sino también cuando se
producen rápidas expansiones del crédito y aumenta
el endeudamiento".

Pero dejando a un lado todos los asuntos
económicos, monetarios, financieros y demás
menesteres del G-20 que se han revisado por activa y por pasiva,
el gran ausente de la crisis en la Cumbre y no por ello menos
importante ha sido el factor social.

En este sentido, William White, el que fuera
presidente del Bank for International Settlements, según
un artículo que publica Bloomberg, no deja de acordarse de
Adolf Hitler. Al margen del pánico económico hay
que tener en cuenta los costes sociales de la crisis, más
si se compara con la Gran Depresión. "Cuando piensas en
las grandes turbulencias económicas, yo siempre me
preocupo de que se dejan de lado cuestiones políticas y
sociales muy rápido". Es peligroso olvidar estos factores
a favor de una burbuja que ha degenerado en un abrupto problema
económico.

Frente a la peor crisis de la economía mundial
en décadas y que aún no ha tocado fondo- los
líderes concluyeron la cumbre al otorgarle principalmente
al Fondo Monetario Internacional la responsabilidad de lanzar
advertencias sobre problemas futuros y evaluar si los miembros
del grupo cumplen sus promesas acerca de la regulación y
los paquetes de estímulo fiscal.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), considerado
en gran medida irrelevante hace seis meses, fue el mayor ganador
de la cumbre de líderes del Grupo de los 20. Los
líderes mundiales acordaron cuadriplicar la capacidad
financiera del FMI a US$ 1 billón (millón de
millones) para manejar las crisis en los países en
desarrollo y le encargaron al Fondo monitorear si los
países del G-20 están estimulando sus
economías suficientemente y reformando sus sistemas
regulatorios. Además, le pasaron otra tarea: dar
señales de alerta tempranas de problemas financieros que
se agravan. "El FMI está de vuelta", dijo el director
gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn. "Hoy tenemos la
prueba".

Se trata, sin embargo, de responsabilidades que van
más allá de las tareas tradicionales del FMI y que
probablemente requieran que la entidad sea más dura con
sus principales accionistas. Las tareas asignadas sin dudas
pondrán a prueba la capacidad del FMI para reprender a sus
185 países miembro. El FMI generalmente emite advertencias
privadas, no públicas, que los gobiernos de países
poderosos suelen ignorar.

Las medidas podrían aliviar el sufrimiento
ocasionado por la actual crisis de la economía global,
pero muchas son declaraciones de principios que deberán
tener un seguimiento. El G-20 ya convino otra reunión para
este año.

El FMI no es la única entidad internacional
con mayores responsabilidades. La Junta de Servicios Financieros
-una versión ampliada del Foro de Estabilidad Financiera,
un grupo de reguladores internacionales con sede en Suiza-
tendrá la misión de coordinar los grandes cambios
regulatorios globales. La Organización Mundial del
Comercio, por su parte, se encargará de velar por que los
miembros del G-20 cumplan sus promesas de mantener a raya el
proteccionismo.

Las funciones encomendadas al Consejo de Estabilidad
están a medio camino entre la regulación y la
supervisión, una fórmula heredada de su naturaleza
original, una mesa que reunía a ambos lados de la
actuación pública sobre el sector financiero. Para
reforzar esta misión, el Consejo, además de abrir
la puerta a los países emergentes, ha incorporado a otras
instituciones de supervisión, más allá de
los bancos centrales: estarán las agencias internacionales
de mercados de valores, contabilidad y seguros.

El Consejo también evaluará cómo
funcionan las propuestas que ultima el Banco Internacional de
Pagos, a través del comité de Basilea II, para
evitar que un colapso en los mercados de crédito y
títulos de deuda, como el que ha ocurrido ahora, deje
secos de capital a los bancos y de liquidez al sistema
financiero. El comité publicará, a principios de
2010, normas para elevar los requerimientos legales de capital
mínimo (ahora el 4% de los activos), establecer qué
títulos (básicamente acciones ordinarias) pueden
considerarse capital de máxima calidad y extender las
provisiones anticíclicas para crear colchones de liquidez
cuando el crédito crece. Y revisará el efecto del
actual sistema de calificaciones, monopolizado por tres agencias
privadas de EEUU, en la multiplicación del riesgo
excesivo.

Pero no hay que esperar que las nuevas reglas entren
en juego antes de finales de 2010. Si para entonces la
presión de la crisis afloja y no se mantienen los
compromisos, se recordaría como un brillante ejemplo de la
máxima de El Gatopardo, la novela de Giuseppe Tomasi di
Lampedusa: "Algo tiene que cambiar para que todo siga
igual".

"Por la magnitud del reto que afrontamos y de las
medidas que hemos adoptado, Londres será parte de la
Historia", proclamó el presidente de EEUU, Barack Obama,
al cierre de la cumbre, recibiendo una insólita salva de
aplausos de los periodistas al final del acto, otra
demostración más del poder de seducción del
líder estadounidense.

Al final (nada es cierto) los líderes del G-20
pretendieron salvar el mundo en 11 minutos. Los mandatarios de
los países que componen el G-20 dedicaron más
tiempo a comer y posar para la sesión de fotos con la
prensa que a discutir sobre la profunda crisis económica y
financiera global, apenas once minutos por
intervención.

La Cumbre acordó un gasto de 5 billones de
dólares, de los que cuatro billones habían sido ya
comprometidos por los planes nacionales. Cada líder ha
tenido una intervención de 11 minutos para acordar el fin
de los paraísos fiscales y triplicar los recursos del
FMI… Nosotros, los líderes del Grupo de los
Veinte…

La pirámide
monetaria (Secretos y mentiras)

"La crisis global actual -con una pérdida de US$
50 billones (millones de millones) en acciones, bienes
raíces, commodities y ganancias operativas en 15 meses- no
puede achacarse sólo al impago de un ínfimo 7% de
las hipotecas de alto riesgo (valoradas probablemente en
más de US$ 1 billón) que la detonó. El
verdadero villano es la falta de confianza en el papel en el que
los activos están impresos. Si no restauramos la confianza
en el papel, las nuevas moras -en tarjetas de crédito o
créditos estudiantiles- detonarán otro colapso del
papel que hundirá la economía mundial.

Considere que todo lo que tenemos de valor pasa de mano
en mano en papel o títulos de propiedad. A principios de
la década había unos US$ 100 billones en
títulos de propiedad representando bienes tangibles como
tierras, edificios y patentes en todo el mundo, y unos US$ 170
billones representando la propiedad de activos
semilíquidos como hipotecas, acciones y bonos. Desde
entonces, sin embargo, financistas agresivos han fabricado lo que
el Banco Internacional de Pagos estima son US$ 1.000 billones en
nuevos derivados (valores respaldados por hipotecas, obligaciones
de deuda colateralizada, y seguros contra las cesaciones de
pagos) que han inundado el mercado"… (Los activos
tóxicos eran activos invisibles – The Wall Street Journal
26/3/09 – Por Hernando de Soto)

"Si bien la necesidad de "cortar el despilfarro en el
gasto gubernamental" se ha convertido en el mantra de cada
campaña política en los últimos cuarenta
años, Washington se ha embarcado en la mayor
expansión del gobierno de la historia. Durante
décadas, el gasto público masivo no se ha
financiado a través de medios adecuados como los
impuestos, sino simplemente por la emisión de deuda. En
2000, la deuda del Tesoro de EEUU se elevaba a la pasmosa suma de
5 billones de dólares. Hoy día, se está
acercando a tres veces esa cifra. Si se incluyen otras
obligaciones y pasivos, la deuda nacional asciende a unos
¡55 billones de dólares!

En los últimos meses, cientos de miles de
millones de dólares han sido asignados por el Congreso
para "rescates" a corto plazo del sistema financiero. Ello
debería sentar las bases para reformas más
profundas ¿verdad? Incorrecto. En su lugar, ingentes
cantidades han sido gastadas para sacar de apuros a entidades y
sus contrapartidas, a la par, en vez de dejarles pagar por sus
imprudencias.

Algunos sostienen que los activos tóxicos
representan sólo una parte muy pequeña de los
activos totales del sistema bancario. Pudiera ser, pero el
verdadero problema es el enorme tamaño de los activos
tóxicos en relación tanto al capital de los bancos
como a la capacidad financiera del gobierno.

Según el BIS, el total de las inversiones
mundiales en derivados, incluyendo el mal entendido mercado de
CDS, llegó a alcanzar cerca de 700 billones de
dólares, ¡más de 20 veces la
producción anual total del mundo! La parte de EEUU fue
aproximadamente de 419 billones, cerca de 40 veces su
producción anual"… (Un remedio peor que la
enfermedad – El Confidencial – 27/3/09 – Por Fernando
Suárez)

"Gran parte del exceso de ahorro mundial fue a parar a
EEUU. ¿Por qué? Bernanke citaba "la profundidad y
complejidad de los mercados financieros del país (que,
entre otras cosas, han permitido a las familias acceder con
facilidad al dinero del mercado inmobiliario)". Profundidad,
sí. Pero ¿complejidad? Bueno, se podría
decir que los banqueros estadounidenses, confiados tras un cuarto
de siglo de celo liberalizador, lideraron al mundo a la hora de
encontrar formas complejas de enriquecerse disimulando el riesgo
y engañando a los inversores.

Y los sistemas financieros muy abiertos y escasamente
regulados eran la característica de otros muchos
receptores de grandes entradas de capital. Esto podría
explicar la correlación casi espeluznante entre los
elogios conservadores de hace dos o tres años y el
desastre económico actual. "Las reformas han convertido a
Islandia en un tigre nórdico", proclamaba un informe del
Cato Institute; Cómo se ha convertido Irlanda en el tigre
celta era el título de un artículo de la Heritage
Foundation; El milagro económico estonio se titulaba otro.
Estos tres países atraviesan ahora una profunda
crisis"… (La venganza del exceso – El País
29/3/09– Por Paul Krugman)

"Socializar las pérdidas y privatizar los
beneficios es más preocupante que las consecuencias de
nacionalizar los bancos. El trato se vuelve cada vez peor para
los contribuyentes estadounidenses. En la primera ronda de
inyecciones de efectivo obtuvieron aproximadamente 0,67
dólares en activos por cada dólar que pusieron
(aunque los activos estaban casi con seguridad sobrevalorados y
su valor cayó enseguida). Pero con las últimas
inyecciones de efectivo se calcula que los estadounidenses
reciben 0,25 dólares, o menos, por cada dólar que
ponen. Malas condiciones significan una gran deuda nacional en el
futuro. Una de las razones por las que posiblemente estamos
obteniendo malas condiciones es que si obtuviésemos un
valor justo por nuestro dinero, a estas alturas seríamos
el accionista mayoritario de al menos uno de los grandes
bancos.

No confundamos salvar a los banqueros y a los
accionistas con salvar a los bancos. Estados Unidos podía
haber salvado a los bancos, y haberse olvidado de los
accionistas, por mucho menos de lo que ha gastado.

La economía de la filtración de la riqueza
casi nunca funciona. Dar dinero a los bancos no ha ayudado a los
propietarios de viviendas: cada vez hay más
desahucios"… (La manera de no recuperarse – El País
29/3/09– Por Joseph E. Stiglitz)

"En 2009, dado que la crisis aún hace que a
muchas pequeñas y medianas empresas les sea difícil
obtener siquiera un nivel mínimo de financiamiento para
mantener inventarios y comerciar, el PIB global está al
borde del precipicio. Existe la posibilidad real de que el
crecimiento mundial registre su primera contracción desde
la Segunda Guerra Mundial.

Con toda probabilidad, en una gran cantidad de
países habrá caídas de la producción
de entre el 4% y el 5% y algunos sufrirán desplomes a
niveles de auténtica depresión, del 10% o
más. Lo que es peor, a menos que los sistemas financieros
se recuperen, el crecimiento seguirá siendo decepcionante
durante varios años, sobre todo en países de la
"zona cero" como Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda y
España. El crecimiento a largo plazo de Estados Unidos
podría ser particularmente desalentador, a medida que la
Administración de Obama conduzca al país hacia
niveles europeos de seguridad social y distribución del
ingreso.

Los países con tasas de crecimiento de tipo
europeo podían manejar obligaciones de deuda del 60% del
PIB cuando las tasas de interés eran bajas. Pero con el
aumento de las deudas de muchos países al 80 o 90% del
PIB, y puesto que las bajas tasas de interés actuales son
claramente un fenómeno temporal, pronto habrá
problemas. Muchos de los países que están
acumulando enormes cantidades de deuda para rescatar a sus bancos
tienen sólo perspectivas moderadas de crecimiento a
mediano plazo, lo que plantea dudas reales de solvencia y
sostenibilidad"… (¿Cuál es la fase final del
déficit? (El País – 5/4/09 – Por Kenneth
Rogoff)

"Las perspectivas futuras son muy negativas. De hecho,
hay quienes ya están aconsejando abiertamente a la gente
que retire su dinero de los depósitos y atesore, haciendo
caso omiso al seguro de depósitos de la FDIC, debido a su
precaria situación de solvencia. Los hay también,
que como el bloguero de The Market Ticker, Karl Denningen,
prevén una tasa de desempleo en EEUU del 20%.

En este contexto de medidas políticas alocadas y
excesivamente onerosas para el contribuyente, y de consecuencias
probables nefastas, Fekete acaba su artículo ofreciendo un
panorama que pone los pelos de punta: profetiza el colapso total
de la economía, como si del pinchazo de un globo se
tratara, pero no en forma de hiperinflación y
destrucción del dólar, sino de
hiperdeflación y destrucción de la
economía.

No obstante, no entiende esta crisis como un
fenómeno casual, sino como "parte de la progresiva
desintegración de la civilización occidental, que
empezó con el sabotaje gubernamental del patrón oro
en la primera parte del siglo XX". A estas alturas, Ben Bernanke
podría llegar a "tener el honor de administrar el golpe de
gracia a nuestra civilización", concluye"… (EEUU se
enfrenta a la "hiperdeflación" y al "colapso
económico" – Libertad Digital – 6/4/09 – Sobre
Antal E. Fekete – Autores Invitados)

"En un reciente informe, Barry Eichengreen, experto en
la Gran Depresión y profesor de Económicas en el
Political Science at the University of California, Berkeley
(EEUU), y Kevin O'Rourke, profesor del Trinity College de
Dublín (Irlanda), han recopilado la evolución de la
economía global a lo largo de los últimos meses. La
conclusión no deja lugar a dudas: La actual crisis supera,
de momento, en intensidad y rapidez al crack del 29"… (La
crisis económica mundial supera ya a la Gran
Depresión de 1929 – Libertad Digital –
7/4/09)

"El problema más grave que ahora puede plantearse
consiste en que la intervención de gobiernos y bancos
centrales pueda dificultar o incluso obstaculizar completamente
el mencionado proceso espontáneo de reajuste.
Especialmente preocupante, en este sentido, es la decisión
adoptada por Ben Bernanke y su Reserva Federal, consistente en
rebajar prácticamente a cero los tipos de interés,
inyectando en forma de créditos toda la liquidez que sea
necesaria para salir de la crisis.

Es claro que este tipo de políticas monetarias,
lejos de acelerar la recuperación, la retrasan y
dificultan, en la medida en que alargarán innecesariamente
la agonía de los procesos empresariales que es preciso
liquidar cuanto antes, si es que, como sucedió en
Japón, no se bloquea indefinidamente la
recuperación, al perder las empresas inviables todo
incentivo para reestructurarse (de hecho en Japón no se ha
salido de la recesión en más de una década
pues el roll over indefinido de préstamos ha hecho posible
la devolución generalizada de los préstamos morosos
con otros de nueva creación, y así
sucesivamente)"… (El error fatal de Ben Bernanke –
Expansión – 10/4/09 – Por Jesús Huerta de
Soto)

"La Administración de Estados Unidos ya ha
hipotecado un gasto público de más de 10 billones
de dólares para salvar a sus bancos y la Comisión
Europea ha aprobado desde septiembre de 2008 más de 50
medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un
valor total de unos 3 billones de euros, pero esto no es
suficiente, según el premio Nobel de Economía
Joseph Stiglitz.

El economista, gran defensor del gasto público y
del déficit para impulsar la demanda, lanza un mensaje
neokeynesiano a los gobiernos de todo el mundo: estas enormes
cantidades de dinero no son suficientes para superar la crisis
financiera internacional y su contagio a la economía
real"… (El Nobel Stiglitz cree que hace falta más
gasto público en EEUU y Europa – Libertad Digital –
10/4/09)

"Ahora, gran parte del éxito aparente del sector
financiero ha resultado ser una ilusión. (Las acciones de
Citigroup han perdido más del 90% de su valor desde los
días en que Weill se felicitaba a sí mismo). Y lo
que es peor, el hundimiento del castillo de naipes financiero ha
causado estragos en el resto de la economía, de forma que
el comercio mundial y la producción industrial actuales
están cayendo más rápidamente que durante la
Gran Depresión. Y la catástrofe ha dado pie a
llamamientos en favor de una regulación mucho mayor del
sector financiero.

Pero tengo la impresión de que los
políticos siguen pensando sobre todo en reorganizar las
casillas del organigrama de supervisión bancaria. No
están ni mucho menos preparados para hacer lo que hay que
hacer, que es volver a convertir la banca en algo
aburrido.

Una parte del problema es que la banca aburrida equivale
a banqueros más pobres, y el sector financiero
todavía tiene muchos amigos en puestos muy altos. Pero
también es un problema de ideología: a pesar de
todo lo que ha sucedido, la mayoría de la gente que ocupa
puestos de poder sigue asociando las finanzas sofisticadas con el
progreso económico.

¿Se les podrá convencer de lo contrario?
¿Tendremos la fuerza de voluntad necesaria para llevar a
cabo una reforma seria del sistema financiero? Si no, la crisis
actual no será algo puntual, sino el patrón que
seguirán los acontecimientos venideros". (Hacer que la
banca sea aburrida (El País – 19/4/09– Paul
Krugman)

"Es probable que éste sea el peor año para
la economía internacional desde la II Guerra Mundial, pues
el Banco Mundial calcula que la reducción será del
2%, aproximadamente. Incluso los países en desarrollo que
hicieron todo bien -y aplicaron políticas reguladoras y
macroeconómicas mucho mejores que las de EEUU-
están sintiendo sus efectos. Es probable que, a
consecuencia en gran medida de una caída en picado de las
exportaciones, China siga creciendo, pero a un ritmo mucho menor
que el de entre 11% y 12% de los últimos años. A no
ser que se haga algo, la crisis hundirá más en la
pobreza nada menos que a 200 millones de personas.

Esta crisis mundial requiere una reacción
mundial, pero, lamentablemente, el deber de reaccionar sigue
circunscrito en el nivel nacional. Cada país
intentará formular su plan de estímulo con vistas a
las repercusiones en sus ciudadanos… y no a escala mundial. Al
evaluar las mayores repercusiones del estímulo, los
países contrapesarán los costos para sus
presupuestos con los beneficios desde el punto de vista del
aumento del crecimiento y del empleo para sus economías.
Como una parte del beneficio (una gran parte en el caso de las
economías pequeñas y abiertas) irá a parar a
otros, es probable que los planes de estímulo sean menores
y estén peor formulados de lo que deberían,
razón por la cual se necesita un plan de estímulo
mundialmente coordinado"… (Los países en desarrollo
y la crisis mundial – El País – 26/4/09 – Por
Joseph E. Stiglitz)

"¿Podemos darnos el lujo de reparar nuestros
sistemas financieros? La respuesta es sí. Lo que no
podemos permitirnos es lo contrario. La gran pregunta es,
más bien, cuál es el mejor medio de hacerlo. Pero
la reparación del sistema financiero, si bien es
fundamental, no basta.

El último informe de Estabilidad Financiera
Global del Fondo Monetario Internacional ofrece un contundente y
aleccionador análisis sobre el estado del sistema
financiero. El organismo eleva a cerca de 4,4 billones de
dólares (3,3 billones de euros) sus cálculos
aproximados sobre las provisiones. Esto se debe en parte a que el
informe incluye estimaciones sobre activos europeos y japoneses,
que ascienden a 1,1 billones de dólares y 149.000 millones
de dólares respectivamente, y sobre los activos que los
bancos de las economías desarrolladas poseen en mercados
emergentes, que alcanzan los 340.000 millones de
dólares.

Si lo ponemos en contexto, las provisiones que calcula
el FMI equivalen a 37 años de las ayudas oficiales al
desarrollo concedidas en 2008. Las provisiones que se estiman
sobre los activos estadounidenses y europeos, en manos
principalmente de entidades de estas regiones, también
ascienden al 13% del producto interior bruto conjunto de ambas
áreas.

El FMI también realiza evaluaciones sobre los
requisitos de capital de los bancos. Comienza con las provisiones
globales que se han dado a conocer hasta finales de 2008, que
ascienden a 510.000 millones de dólares en EEUU, 154.000
millones de dólares en la eurozona y 110.000 millones de
dólares en Reino Unido.

El capital recaudado hasta finales de 2008 suma 391.000
millones de dólares en EEUU, 243.000 millones de
dólares en la eurozona y 110.000 millones de
dólares en Reino Unido. Pero el FMI prevé
provisiones adicionales en 2009 y 2010 por valor de 550.000
millones de dólares en EEUU, 750.000 millones de
dólares en la eurozona y 200.000 millones de
dólares en Reino Unido. Frente a esto, cifra las reservas
netas en 300.000 millones de dólares en EEUU, 600.000
millones de dólares en la eurozona y 175.000 millones de
dólares en Reino Unido.

Según el FMI, el capital extraordinario necesario
para reducir el apalancamiento de 17 a 1 (o el capital
común al 6% de los activos totales) ascendería a
500.000 millones de dólares en EEUU, a 725.000 millones de
dólares en la eurozona y a 250.000 millones de
dólares en Reino Unido. Para un desapalancamiento del 25
al 1, las cantidades necesarias serían 275.000 millones de
dólares en EEUU, 375.000 millones de dólares en la
eurozona y 125.000 millones de dólares en Reino
Unido.

En las actuales circunstancias, las posibilidades de
captar esas cantidades en los mercados son nulas. Además,
es probable que ni siquiera esas cifras fueran suficientes.
Después de todo, los cálculos del FMI sobre las
provisiones potenciales de los activos en EEUU se han
multiplicado por tres en sólo un año y no
debería sorprendernos que volvieran a aumentar.

No obstante, éstas no son las únicas
intervenciones necesarias. Hasta ahora los gobiernos han aportado
hasta 8,9 billones de dólares para la financiación
de los bancos mediante planes de compras de activos. Sin embargo,
la cantidad es sólo una tercera parte de sus necesidades
financieras"… (Reparar los sistemas financieros es
sólo el principio (Expansión – 28/4/09 – Por
Martin Wolf – The Financial Times)

"El 15 de julio de 2007, The New York Times publicaba un
artículo con el titular "Los más ricos entre los
ricos, orgullosos de una nueva Época Dorada". Entre los
"nuevos titanes", el que destacaba más prominentemente era
Sanford Weill, ex presidente de Citigroup, que insistía en
que él y sus homólogos del sector financiero
habían obtenido su inmensa fortuna gracias a sus
aportaciones a la sociedad.

Poco después de que se publicara dicho
artículo, el edificio financiero que Weill se congratulaba
de haber ayudado a construir se venía abajo, y provocaba
con su caída inmensos daños colaterales. Aunque
consigamos evitar que se repita la Gran Depresión, la
economía mundial necesitará años para
recuperarse de esta crisis.

Todo esto explica por qué debería
preocuparnos que las remuneraciones en los bancos de
inversión, tras bajar el año pasado, vuelvan a
dispararse, hasta los niveles de 2007. ¿Por qué es
esto preocupante? Déjenme contarles los motivos. En primer
lugar, ya no hay razón para creer que los magos de Wall
Street realizan de hecho una aportación positiva a la
sociedad, y mucho menos una aportación que justifique esas
nóminas desmesuradas"… (Dinero a cambio de nada –
El País – 3/5/09 – Paul Krugman)

"Stiglitz no fue muy optimista sobre las medidas
adoptadas para hacer frente a la crisis. "Cuando de la
reunión del G-20 sale la decisión de fortalecer el
papel del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Foro de
Estabilidad Financiera, que son instituciones que gestionaron mal
las crisis de los años 90, no podemos tener mucha
esperanza sobre la resolución actual de la crisis",
afirmó.

Pero además de las medidas internacionales, el
premio Nobel también realizó un balance negativo
sobre los planes para combatir la crisis de Estados
Unidos.

Por un lado, acusó a la Administración
Obama de apostar por "mantener vivos bancos zombis", incentivando
la creación de instituciones "todavía mayores" de
las que ya existían. Por otro, consideró que los
apoyos a la economía "llegaron demasiado tarde, fueron
demasiado pequeños y mal diseñados".

Además, defendió que "la doctrina de la
derecha sobre la economía de mercado falló
claramente" y demostró "la importancia de regular los
mercados"… (Stiglitz pronostica una recesión
profunda tras la "caída libre" de la economía –
Cinco Días – 8/5/09)

"Branko L. Milanovic, asesor del Carnegie Endowment for
International Peace, una organización sin ánimo de
lucro dedicada a la cooperación internacional, y
economista jefe del grupo de investigación de desarrollo
del Banco Mundial es experto en desigualdad, una materia sobre la
que ha escrito diversas obras y a la que achaca la crisis
actual.

¿Sus investigaciones para el Banco Mundial a
qué conclusión le han llevado sobre el origen de la
crisis actual?

Creo que para entender el origen de la crisis actual uno
tiene que analizar la desigualdad de ingresos a nivel mundial.
Desde 1978 ha aumentado mucho y en el año 2006
regresó a niveles de 1929. Esto significa que en los
últimos 30 años mucha gente se ha hecho rica y
disponía de grandes sumas para invertir. Debido a las
cantidades tan enormes de capital disponible se necesitaban
intermediarios y estos tenían cada vez más
dificultades para encontrar oportunidades de inversión.
Por ello, poco a poco fueron buscando activos menos regulados y
más arriesgados. Por otro lado, el aumento de la
desigualdad significa que la clase media de EEUU no creció
al mismo ritmo que la economía. Sabemos que el salario
medio en EEUU ha estado congelado 30 años. Por eso hacer
participar a la clase media del crecimiento del país se
convirtió en una prioridad política. Al mismo
tiempo para los ricos crecía la necesidad de encontrar
dónde invertir su dinero, por lo que las dos partes
encontraron un nexo de unión. Y no dudaron en prestar a
gente que hoy sabemos que no era solvente. A todas las partes les
interesaba que fluyera el crédito fácil y muchas
familias comenzaron a vivir por encima de sus prioridades. Esta
combinación provocó que la deuda de las familias en
relación al PIB pasara del 40% al 100%…

¿Como experto en la materia cree que la
globalización es positiva? ¿No ha hecho el mundo
más vulnerable?

No hay ninguna duda de que ha hecho el mundo
más vulnerable. Sólo hay que mirar a las
economías de Europa del Este por ejemplo. Países
como Estonia o Letonia recibieron grandes cantidades de flujos de
inversión y han tenido crecimientos impresionantes
cercanos al 10%. Ahora se han visto muy expuestos por la salida
de capital y la caída de las exportaciones. En ese sentido
sí se han vuelto más vulnerables pero sin la
globalización aunque hubieran estado menos afectados ahora
también estarían menos desarrollados
"…
("El origen principal de la crisis es la desigualdad" (Cinco
Días – 9/5/09 – Entrevista Branko L.
Milanovic)

"Esta recesión es compleja: una crisis
económica combinada con una crisis financiera. Antes de
que se iniciara, los endeudados consumidores estadounidenses eran
el motor del crecimiento mundial. Ese modelo se ha roto, y
tardará en ser sustituido, porque aunque se pudiera sanear
los bancos estadounidenses, la riqueza de las familias
está por los suelos y los estadounidenses se endeudaban y
consumían dando por hecho que el precio de sus casas
subiría eternamente.

La caída del crédito empeoró las
cosas, y las empresas, enfrentadas a unos altos costes de
endeudamiento y a unos mercados en descenso, respondieron con
rapidez recortando inventarios. Los pedidos cayeron bruscamente
-de manera muy desproporcionada respecto al descenso del PIB-, y
los países que dependían de los bienes de
inversión y duraderos (gastos que podían
posponerse) se vieron especialmente golpeados…

El sistema bancario ha sido sometido a una prueba para
ver si está adecuadamente capitalizado -una prueba de
"resistencia" a la que no se ha aplicado estrés-, y
algunos bancos no han podido superarla. Pero en lugar de
aprovechar la oportunidad para recapitalizarse, quizá con
ayuda estatal, los bancos por lo visto prefieren responder a la
japonesa: capear el temporal.

Los bancos zombis -muertos, pero que todavía
caminan entre los vivos- están, usando las inmortales
palabras de Ed Kane, "apostando por la resurrección".
Repitiendo el desastre de las cajas de ahorro en la década
de 1980, los bancos están usando una contabilidad
peligrosa (se les permitía, por ejemplo, mantener los
activos desvalorizados en sus libros sin amortizarlos, con la
falsa pretensión de que podían retenerlos hasta su
vencimiento y que de algún modo se volverían
sólidos). Peor aún, se les está permitiendo
endeudarse a bajo precio con la Reserva Federal de Estados
Unidos, respaldados por avales defectuosos, y al mismo tiempo
asumir posiciones arriesgadas.

Algunos de los bancos registraron ganancias en el primer
trimestre del año, basadas principalmente en trucos
contables y beneficios de explotación (léase
"especulación"). Pero esto no va a hacer que la
economía eche a andar rápidamente. Y si las
apuestas no salen bien, el coste para los contribuyentes
estadounidenses será aún mayor…

Arreglar el sistema financiero es necesario para la
recuperación, pero no basta con eso. La estrategia
estadounidense para arreglar su sistema financiero es cara e
injusta, porque recompensa a los mismos que causaron el caos
económico. Pero hay una alternativa que básicamente
significa seguir las normas de una economía de mercado
normal: una permuta financiera de deudas por capital
social"… (La primavera de los zombis (El País –
17/5/09 – Por Joseph E. Stiglitz)

"La actual crisis mundial es "mucho peor" que la
década de 1930 porque los sistemas financieros y
economías de todo el mundo se han vuelto más
interdependientes, según el autor del bestseller Cisne
Negro, Nicholas Nassim Taleb.

"Este es el período más difícil que
está atravesando la humanidad porque los gobiernos no
tienen ningún control". De hecho, según Taleb, la
actual crisis acabará superando a la Gran Depresión
de los años 30. Un mensaje que contrasta con las recientes
declaraciones emitidas por los responsables de organismos
internacionales de referencia como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva
Federal de EEUU (FED), junto a la mayoría de los
gobiernos.

Taleb va aún más allá y advierte de
que la economía global se dirige hacia una "gran
deflación", aunque no descarta futuros riesgos
inflacionistas debido a la impresión de billetes por parte
de los principales bancos centrales del mundo desarrollado, en
consonancia con la previsión del profesor Antal Fekete.
Como resultado, el "oro" experimentará un "rally masivo"
como valor refugio por excelencia con el fin de mantener el poder
adquisitivo, informa Bloomberg.

La actual crisis mundial es la peor desde la Gran
Depresión que se produjo tras el crack del 29 en EEUU,
añade el conocido analista. Además, añade
que el euro y el dólar van a estar sometidos a fuertes
presiones frente activos más sólidos como el oro o
la divisa china. Señala que la inversión en deuda
pública presenta "muchos riesgos ocultos", y apunta a la
posibilidad de que se produzcan pérdidas billonarias en el
mercado de crédito de derivados (CDS), que se emplea como
un seguro para garantizar la inversión en todo tipo de
deuda pública y empresarial"… (No todos ven fondo:
"Lo peor está por llegar" y superará a la Gran
Depresión – Libertad Digital – 20/5/09)

"Exactamente, ¿cuál es el volumen de deuda
pública en el que tiene que incurrir un presidente para
ser considerado un irresponsable? Bien, uno mucho mayor al
parecer que las cantidades masivas previstas por el presidente
Obama. La versión final de sus presupuestos para el
ejercicio 2010, dada a conocer la semana pasada, constituye un
ejemplo de manual de creación de riesgos económicos
e interés político.

Veamos. De 2010 a 2019, Obama proyecta un déficit
anual neto de 7,1 billones en total; esos se suman al
déficit de 1,8 billones de dólares del ejercicio
2009. Hacia 2019, la razón entre deuda federal
pública y producto interior bruto alcanzaría el
70%, por encima del 41% de 2008. Será el más
elevado desde 1950 (80%). La Oficina Presupuestaria del Congreso,
usando pronósticos menos halagüeños, eleva
estas estimaciones. Los déficits 2010-19 sumarían
9,3 billones de dólares; el cociente entre deuda y PIB en
2019 sería del 82%. Pero aguarde: incluso estos totales
pueden quedarse cortos. Según diversas estimaciones, el
plan de salud de Obama podría costar 1,2 billones de
dólares a lo largo de una década; Obama sólo
ha presupuestado 635.000 millones. Además, los
considerables déficits se registran a pesar de la acusada
contracción del gasto en defensa. De 2008 a 2019, el gasto
federal total se elevaría un 75%, pero el gasto en defensa
sólo sube un 17%. A menos que las amenazas en el
extranjero cedan, tanto el gasto militar como los déficits
podrían elevarse.

Republicanos cabreados aparte, estas cifras
sobrecogedoras han recibido muy poca atención. Todo el
mundo tiene la vista puesta en la crisis económica actual,
que explica y justifica gastos abultados durante unos cuantos
años. Pero casi nadie se da cuenta de que esos
déficits se prolongan indefinidamente"… La
peligrosa deuda de Obama (El Mundo – 24/5/09 – Por Robert
J. Samuelson)

"Los reguladores del sistema financiero británico
anticiparon la crisis que sacudió el año pasado a
los grandes bancos del Reino Unido en 2004, con un simulador que
indicó que el hoy nacionalizado Northern Rock estaba en el
punto de mira.

Según informa hoy el diario "Financial Times", la
simulación realizada por la Autoridad de Servicios
Financieros (FSA), el Banco de Inglaterra y el ministerio de
Economía alertó sobre los riesgos que implicaba el
modelo de negocio de Northern Rock, que apostó por las
hipotecas de alto riesgo y contaminó al resto del sistema.
La simulación sobre la posible evolución de los
bancos también indicó que los eventuales problemas
del Northern Rock -que el Gobierno rescató con 26.600
millones de libras- podrían afectar al HBOS, que en 2004
tenía la mayor cartera de hipotecas del país". (Los
reguladores financieros británicos anticiparon la crisis
de los bancos en 2004 – Expansión –
30/5/09)

"Algunos de los principales hedge fund británicos
han advertido al Tesoro de que podrían verse obligados a
abandonar al país a menos que se introduzcan cambios
drásticos a un borrador de la directiva
europea.

Estos fondos de inversión libre han comenzado
incluso a pensar en mudarse a Suiza en el caso de que la
normativa, a la que un gestor ha llegado a describir como "un
complot de Francia contra Londres", no se vuelva a redactar.
Otros se plantean Nueva York como destino alternativo.

Sus advertencias coinciden con una campaña de los
hedge fund contra el borrador de la directiva sobre gestoras de
fondos de inversión alternativas, que se modificó
en el último momento para pedir a la Comisión
Europea que estableciera un límite a los préstamos.
Los grupos de capital riesgo también se muestran en contra
de la normativa"… (Los hedge fund amenazan con abandonar
Reino Unido – Expansión – 4/6/09 – Por James
Mackintosh, George Parker y Nikki Tait – The Financial
Times)

"Los estados miembros de la UE han utilizado hasta ahora
1,48 billones de euros para medidas de apoyo a la banca
-inyecciones de capital, garantías, compra de activos
"tóxicos", liquidez- ante la crisis financiera.

Ese es el dinero que los países ya han hecho
efectivo, pero el importe máximo de todas las medidas
aprobadas es más del doble, ya que asciende a 3,72
billones de euros. Estos datos están incluidos en un
informe del Comité Económico y Financiero, un
organismo técnico en el que están representados los
Veintisiete, sobre la efectividad de las intervenciones
públicas en el sector financiero que el próximo
martes debatirán los ministros de Finanzas de la UE
(Ecofin) en su reunión mensual". (Los 27 ya han usado 1,48
billones para apoyar a la banca ante la crisis – El Economista –
5/6/09)

Creo que ya han leído (parcialmente) el argumento
de la obra. Ahora (si lo desean) pueden entrar al Teatro. Se
presenta en escena la Ópera Bufa: El G-20 y los
demás…
Con la actuación especial de
Obama Super Star y el "corus line" compuesto por algunos bobos
solemnes, ciertos patriotas de hojalata y otros juguetes de
ocasión. Por favor, ocupen sus butacas y apaguen los
teléfonos móviles. El espectáculo va a
comenzar…

Reunión del G
-¡Je!- 20: De la Cumbre al precipicio (SuperObama:
¿Imperator o stripper?)…

(No olvidar lo inolvidable… no sólo se
ha perdido la disciplina, sino también la
vergüenza)

(Se presenta únicamente la parte de la Hemeroteca
vinculada al tema que nos ocupa)

– Proteccionismo o totalitarismo (El Mundo –
19/4/09)

El politólogo francés
Emmanuel Todd acusa en su última obra al libre comercio de
fomentar la desigualdad.

(Por Rubén Amón)

París.- Acostumbra a decirse que
la pujanza de la derecha en Europa -y el consecuente retroceso de
las izquierdas- proviene del miedo a la inmigración, del
pavor a la inseguridad y de la supuesta mayor aptitud de los
conservadores ante las emergencias económicas. Emmanuel
Todd, demógrafo, politólogo y visionario, desmiente
las tres razones en Después de la democracia. A cambio,
propone dos, que además son estructurales: el
envejecimiento de la población (a más edad,
más conservadurismo) y la estratificación del
sistema educativo. Es decir, que la promesa de una
formación académica y universitaria para todos ha
"degenerado" en una jerarquía de los estudios superiores.
El resultado consiste en la aparición de las elites y en
el correspondiente esquema de la desigualdad, agravado por el
empobrecimiento de la clase media y por el riesgo de la
pirámide social.

Todd reivindica el proteccionismo como
alternativa y como única solución a la prosperidad
económica y política. No se refiere a un
proteccionismo nacional ni patriótico, sino a una
fórmula comunitaria y cooperativista. Empezando porque
Europa se defienda del librecambismo exterior y consiga regular
un mercado interno más o menos autosuficiente que,
además, reforzaría la autoestima geopolítica
del continente en beneficio de 450 millones de
ciudadanos.

"El problema de la democracia", explica
Todd a MERCADOS, "consiste en que la clase política se
niega a admitir que el librecambio es el origen del descenso del
poder adquisitivo, de las desigualdades y de la consiguiente
depresión social".

El demógrafo francés
defiende la mundialización como expresión del
intercambio cultural, pero denigra la globalización en
cuanto constituye una amenaza depredadora. De hecho, la
fórmula del proteccionismo no sería una
característica específica de la UE, sino que es
recomendable en los demás espacios continentales con sus
recetas.

En caso de despreciarse la oportunidad
del proteccionismo, Todd advierte del modo en que puede
generalizarse la cultura del chivo expiatorio. O sea, el recurso
de atribuir los problemas a motivos arbitrarios como la
inmigración, el islamismo o la identidad. "Cuando el
problema es artificial, la solución es imposible, pero la
clase política se vale de excusas como solución
ante la incompetencia". Acusa a Sarkozy y a sus colegas de
descansar en las confesiones ajenas -el Islam, mayormente- el
problema del vacío religioso propio. También
entiende que el modelo del chivo expiatorio no hace sino
estratificar la sociedad y "desconstruirla" en guetos, etnias y
peldaños, subestimando que tal esquema comporta todos los
riesgos de una bomba de relojería.

– Explota la penúltima fase subprime: la
degradación masiva de deuda pública (Libertad
Digital – 23/5/09)

(Por M. Llamas)

Las agencias de calificación de riesgos han
degradado la calidad de la deuda pública de Reino Unido, y
la próxima rebaja afectará a EEUU. De hecho, la
firma Schroeder advierte de que la devaluación de la libra
que provocará dicha rebaja crediticia amenaza a Gran
Bretaña con una crisis similar a la padecida por Islandia
en 2008. Es decir, la quiebra del propio Estado y, por lo tanto,
la necesidad de acudir a un crédito extraordinario del
Fondo Monetario Internacional (FMI).

Y es que, tal y como avanzó Libertad Digital el
pasado enero, el tsunami bancario avanzaba el colapso de la deuda
pública en EEUU y Gran Bretaña. Dicha rebaja de
calidad, no sólo amenaza con encarecer hasta niveles
insostenibles la financiación de la Administración
Pública en ambos países, sino que, además,
puesto que dichas potencias presentaban la máxima
calificación posible (triple A), su degradación
conllevará un nuevo recorte de la deuda soberana al resto
de economías. Detrás irá España,
Irlanda, Grecia y Portugal, entre otros países.

Tras el estallido de la crisis subprime en el verano de
2007, las grandes potencias se han lanzado al rescate de sus
respectivos sistemas financieros mediante la inyección de
cantidades ingentes de dinero público. Además, la
crisis financiera ha desembocado en una profunda recesión
económica a nivel mundial, la peor desde la Gran
Depresión de los años 30. Ante tal
situación, los gobiernos han aprobado importantes planes
de gasto público con el fin de reactivar la
economía. Tales medidas se han materializado en un
sustancial aumento del déficit fiscal y, por lo tanto,
también de la deuda pública.

De hecho, según el FMI, la deuda pública
de los países del G-20 superará el 100% del PIB en
2014, frente al 70% de media que presentaban en el año
2000 o tan sólo el 40% en 1980. Las degradaciones
soberanas están, pues, garantizadas. Algunos países
llegarán antes. Standard & Poor´s estima que
Gran Bretaña puede llegar a doblar en los próximos
cuatro años el nivel de deuda pública, de modo que
"si alcanza el nivel del 100% en 2013, haría incompatible
una calificación de AAA" para la economía del Reino
Unido, advierte la agencia una nota remitida el
jueves.

El caso de EEUU es, incluso, más grave, ya que su
nivel de deuda pública, según los datos oficiales,
supera ya ampliamente los 11 billones de dólares -casi el
76% del PIB-, mientras que el Gobierno estima que el
déficit presupuestario rozará el 13% del PIB en el
presente ejercicio. Y ello, sin contar el ingente volumen de
dinero público comprometido en el rescate de la banca y su
economía. El gurú de la deuda pública Bill
Gross avanza que la triple A de EEUU es ya
insostenible.

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Ante tal perspectiva, China y Japón, principales
acreedores del Gobierno de EEUU ya han advertido de que no
están dispuestos a seguir financiando ese ingente volumen
de deuda mediante la compra de letras del Tesoro.

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Así pues, no es de extrañar que la Reserva
Federal de EEUU haya incrementado sus medidas no convencionales,
consistentes en la adquisición de deuda pública
mediante la impresión de billetes -hasta 300.000 millones
de dólares en deuda a largo plazo-, tal y como reflejan
los últimos datos relativos a su balance.

El problema es que, en caso de que el Tesoro no pueda
colocar la emisión de deuda prevista para 2009 y 2010
entre los inversores, o tenga dificultades para su
refinanciación, el dólar caerá con fuerza ya
que su valor depende, en última instancia, de la deuda
soberana (futura recaudación de impuestos a los
contribuyentes). Ni que decir tiene que una fuerte
depreciación del billete verde socavará los
cimientos sobre los que se sustenta el actual sistema monetario
internacional, cuyo monopolio ostenta el dólar.

Ante esta perspectiva, y anticipándose a lo que
podría ocurrir, los principales bancos centrales del
planeta han comenzado a deshacer sus posiciones en la divisa de
EEUU, es decir, se desprenden de dólares. y a fortalecer
sus reservas cono oro. Destaca el caso de Rusia y
China.

De este modo, la degradación de la deuda
pública avanza, a su vez, una tercera fase: la crisis
monetaria, tal y como avanzó LD. En abril de 2008, este
mismo periódico adelantaba que la denominada crisis
subprime acontecería por etapas, extendiéndose a
todo tipo de deuda, desde hipotecas -de calidad y no calidad- a
créditos empresariales y de consumo, aseguradoras,
créditos derivados y, por supuesto, deuda
pública.

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El estallido de la deuda soberana es la penúltima
fase de la crisis subprime. La lucha sin cuartel por colocar
papel se está produciendo desde casi dos años. Una
dinámica que en la literatura económica suele
conocerse como "scramble for liquidity" o lucha por lograr la
liquidez. Ante las necesidades presentes y la perspectiva futura
de carencia de caja, los diversos inversores han tratado de
cambiar sus activos menos líquidos por otros más
líquidos. El problema es que esos activos líquidos
son progresivamente más escasos, tal y como ilustra la
pirámide invertida de John Exter (ver arriba).

La última fase de la crisis afecta al papel
moneda. Las tensiones ya se están trasladando a este
activo, tal y como muestras la fuerte devaluación de la
libra respecto a otras monedas (euro) y del dólar respecto
al yen y el oro. El vértice de la pirámide, el
activo más líquido que existe es, precisamente, el
oro, moneda por excelencia, por ser éste el único
activo financiero que no es el pasivo de nadie más. En
este sentido, algunos analistas, tales como Nouriel Roubini, Jim
Rogers, Peter Schiff o Antal Fekete, aunque con visiones
distintas, prevén el futuro colapso del billete
verde.

De hecho, la tensión que sufre el dólar ha
aumentado en las últimas semanas, tal y como muestran los
siguientes gráficos que recoge Bespoke
Investment:

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Con el consiguiente aumento del riesgo crediticio de
EEUU y de Gran Bretaña, tal y como avanzó
LD:

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Por último, al igual que la crisis crediticia
margina entre agentes económicos más y menos
solventes, el Estado no es ajeno a este proceso. No obstante, el
Estado también puede quebrar. De hecho, varios
países han tenido que acudir a créditos
extraordinarios del FMI para evitar la suspensión de
pagos. El caso más llamativo fue el de Islandia, pero
amenaza con extenderse a otros países, sobre todo, las
economías de América Latina y del Este de Europa,
muy dependientes del crédito y la inversión
exterior.

Así, tal y como se pregunta el analista Edward
Hugh en RGE Monitor, "¿será Hungría la nueva
Islandia?". Se avecinan nuevas quiebras soberanas. Es decir, la
suspensión de pagos de deuda pública. Algunos
analistas internacionales ya plantean abiertamente que algunas
potencias -en referencia EEUU y Gran Bretaña- están
entre la espada y la pared, y tan sólo tienen dos
vías posibles para afrontar la factura pública de
los rescates: puesto que las subidas de impuestos son muy
impopulares, los gobiernos tendrán que optar entre la
hiperinflación (la depreciación monetaria evapora
las deudas) o la suspensión de pagos. La penúltima
fase de la crisis crediticia ha dado comienzo…

– Helicóptero Trichet (Cinco Días –
4/6/09)

(Por José Carlos Díez)

El pasado mes el presidente del Banco Central Europeo
(BCE), Jean-Claude Trichet, se comprometió
públicamente en dar a conocer hoy, tras la reunión
del Consejo del banco, los detalles de su última y
novedosa medida: la monetización de deuda. Con esta
medida, el BCE cruza el umbral de la ortodoxia monetaria y se une
a sus homólogos estadounidenses y británicos para
luchar contra la deflación de activos que está
provocando la mayor contracción de crédito conocida
desde la Gran Depresión.

La decisión debería haberse tomado en
octubre, pero no está exenta de mérito. El BCE
recibió el prestigio y la credibilidad del Bundesbank
alemán, credibilidad que se fraguó en su decidida
lucha contra la inflación, especialmente en los
años ochenta.

En los años veinte, los alemanes sufrieron los
devastadores efectos de la hiperinflación que acabó
con el ahorro de todas las generaciones vivas, con la estabilidad
social conseguida en la República de Weimar y abrió
las puertas a la victoria del partido Nazi, liderado por Adolf
Hitler.

Alemania está inmersa en una campaña
electoral, el resultado es incierto y la decisión
heterodoxa del BCE ha entrado en campaña. Angela Merkel
acaba de criticar públicamente la decisión, lo cual
supone romper las reglas del juego político germano que
respeta la decisión constitucional de independencia del
banco central.

Los economistas alemanes deberían hacer
pedagogía y explicar a la sociedad que la situación
actual dista mucho de la de los años treinta. En aquellos
años, Alemania tenía que reparar el coste de la
Primera Guerra Mundial y pagaba en moneda extranjera cada mes
cantidades ingentes de dinero. Su moneda comenzó a
depreciarse y el pago de la deuda externa aumentaba en la misma
proporción. El Gobierno vio limitada su capacidad para
hacer frente a sus pagos y pedía prestado al banco central
dinero que acaba monetizándose. El dinero depreciaba
aún más la divisa y aquello acabó en
hiperinflación.

Ahora, Europa apenas tiene deuda externa, existe un
mercado de capitales muy desarrollado y los estados europeos
financian su desequilibrio fiscal con deuda pública. Pero
el BCE ve cómo, a pesar de bajar los tipos al 1% y dar
acceso ilimitado a tipo fijo a los bancos a sus subastas de
liquidez, el dinero no llega a empresas y familias y los flujos
de nuevo crédito están en caída libre. Por
lo tanto o se toman medidas heterodoxas o continuaría el
riesgo de una depresión económica, patología
diferente a la hiperinflación pero con la misma capacidad
destructiva.

Alemania ha sido uno de los grandes ahorradores
mundiales y ha financiado todos los excesos de crédito de
la Edad Dorada, por lo que no puede vivir en una burbuja al
margen del mundo. Sus bancos se dedicaron a comprar todos los
activos que circulaban por el ciberespacio y son los más
afectados por la deflación activos.

Por lo tanto, lo que alguien le debería explicar
a la canciller Angela Merkel es que o el BCE se pone a comprar
activos y pone fin a la deflación o sus bancos
seguirán teniendo pérdidas y el Estado
tendrá que seguir inyectando dinero de los contribuyentes
en las entidades, entrando en escenarios de insostenibilidad de
las finanzas públicas como le sucedió a
Japón.

Esperemos que los miembros del Consejo del BCE no se
arruguen y sigan adelante con la medida. Lo más
conveniente sería comprar deuda ya emitida en los mercados
secundarios y atraer al mercado de cédulas a inversores
privados, con el fin de ir creando canales de financiación
estable para el sistema bancario, al margen de las subastas del
BCE y de la deuda avalada por los estados.

Ahora los inversores comienzan a contemplar una salida
inflacionista de la crisis y temen que los bancos centrales
pierdan el control. Ojalá veamos inflación, pero la
historia nos dice que las crisis de deflación de deuda son
difíciles de digerir y la inflación tarda
años en llegar. La economía mundial está
saliendo de la recesión pero la brecha de
producción negativa acumulada es elevada, las tasas de
paro crecientes y el uso de la capacidad instalada se ha hundido,
por lo que los riesgos de deflación superan a los de
inflación.

En el siglo XVII, Galileo también fue acusado por
los Toloméicos de heterodoxia. Amenazado con la hoguera
purificadora afirmó "me retracto pero aún
así se mueve". Esperemos que ahora la razón se
imponga a la metafísica.

– Los 27 ya han usado 1,48 billones para apoyar a la
banca ante la crisis (El Economista – 5/6/09)

Los estados miembros de la UE han utilizado hasta ahora
1,48 billones de euros para medidas de apoyo a la banca
-inyecciones de capital, garantías, compra de activos
"tóxicos", liquidez- ante la crisis financiera.

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