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Clasificación de las personas según su comportamiento



  1. Introducción
  2. Las
    buenas costumbres
  3. Características de los
    superiores
  4. Características de los
    mediocres
  5. Vicios
  6. Fuentes

Introducción

Las personas no son iguales. Los niveles y frecuencias
de sus características, tienden a seguir una
distribución normal en el conjunto poblacional, por
ejemplo el coeficiente intelectual sigue la distribución
normal representada en la figura.

Monografias.com

http://www.laneros.com/f57/test-de-coeficiente-intelectual-o-ic-52034/

Según esta figura las frecuencias del nivel de
inteligencia de las personas en la población mundial se
reparten en las siguientes proporciones:

Coeficiente intelectual

Puntaje

Porcentaje

Comportamiento

Insuficiencia mental

Por debajo de 70 puntos

2,38%

Inferiores

Inteligencia media

entre 71 y 130 puntos

95,40%

Mediocres

Inteligencia superior

entre 131y 145 puntos

2,10%

Talentos

Superinteligencia

por encima de 146 puntos

0,12%

Genios

De acuerdo a la clasificación descrita por
José Ingenieros, en su libro el Hombre mediocre, se puede
establecer aproximadamente la anterior relación con la
clasificación por coeficiente intelectual. Casi la
totalidad de la población humana (95,40%) tiene una
inteligencia media y lo llama mediocres. Las minorías
humanas disminuyen en porcentaje en el siguiente orden:
Insuficiencia mental, o idiotas (2,38%), inteligencia
superior, o talentos (2,10%) y superinteligencia, o genios
(0,12%).

Entre los mediocres José Ingenieros resalta de un
lado los honestos y del otro los delincuentes, entre ellos
también los vulgares y los hipócritas.

Entre los genios se distinguen los idealistas
sentimentales y los idealistas racionales.

Hay quienes hablan de genios benévolos y
malignos. Los benévolos, comprometidos con el bien,
algunos de ellos reciben reconocimientos nacionales e
internacionales en las áreas de las ciencias y las artes.
De los genios malignos, es decir, los comprometidos con el mal,
algunos son recluidos en cárceles, como los criminales o
violadores de los derechos humanos, los corruptos, dictadores,
terroristas, homicidas, ladrones, violadores, pederastas,
sádicos y masoquistas.

Las buenas
costumbres

Algunos filósofos antiguos como
Aristóteles y Platón estudiaron las costumbres de
la población griega. Como costumbre en griego se dice
ETHOS, a esta parte de la filosofía se le llamó en
español ETICA. Los filósofos romanos continuaron el
estudio de las costumbres de sus poblaciones. Como costumbre en
latín se dice MORALIS, a esta parte de la filosofía
en español se le llamo también MORAL.

Para evitar confusión entre ETICA Y MORAL a la
parte legislativa de las costumbres se le llamó ETICA. Es
decir la elaboración de normas que promuevan las buenas
costumbres y eviten las malas. A las buenas costumbres se les
llamó valores humanos o virtudes, y a las malas
costumbres, antivalores o vicios. A la parte ejecutiva, es decir
al control del cumplimiento de estas normas, se le llamó
MORAL.

Las buenas costumbres o valores humanos se clasifican en
tres grupos: deberes, derechos y valores.

Deberes. Son las reglas de cortesía y
buenos modales que todas las personas debemos cumplir para
convivir armoniosamente en sociedad.

Derechos. Son las condiciones que toda persona
exige para vivir dignamente, por el hecho de haber nacido en el
planeta tierra.

Valores. Son las costumbres que practicadas por
las personas las hacen dignas de estimación.

Características de los
superiores

Mentales

  • Complementan en sus mentes sabiduría y
    aspiraciones. Poseen el sentido de las diferencias entre lo
    bueno y lo malo, entre lo que observan e imaginan.
    Originales, imaginativos y desadaptados con respecto al
    promedio de las personas. Son de personalidad firme, mente
    creadora, y hostiles a la mediocridad.

  • Cuentan con altos grados de inteligencia y
    moralidad, componentes necesarias del talento. No se obstinan
    en el error, ni traicionan la verdad. Forman ideas propias
    dentro de su amplio saber, resisten las tentaciones, son
    indomesticables. Orientan sus vidas hacia un ideal, su
    inteligencia los guía y su firmeza los
    sostiene.

  • La pasión por la verdad es el ideal supremo
    de pensadores y filósofos y a ella le dedican sus
    vidas.

Sentimentales

  • Vibran con las ideas y emociones más altas,
    se estremecen con una caricia tierna, se indignan ante una
    ofensa. Poseen un corazón sensible a las angustias de
    los demás. Su ironía es una convergencia de su
    ingenio, su sonrisa es oportuna y justa.

Conductuales

  • Se entregan de forma total a sus quehaceres y viven
    felices. Son soñadores no utilitaristas, entusiastas
    no apáticos, generosos no egoístas, tolerantes
    no dogmáticos, contradictores de los mediocres. Se
    exponen a las espinas para cosechar rosas
    perfumadas.

  • Son esquivos y rebeldes a los dogmatismos sociales
    que oprimen. Sus principales enemigos son la ignorancia y la
    rutina. Se esfuerzan para poder hacer más y mejor las
    cosas. Se forman en la escuela del trabajo con el
    hábito del esfuerzo, son honorables por mérito
    propio y jueces supremos de sí mismos.

  • Practican la moral del honor que florece sobre el
    propio orgullo, y el celo escrupuloso en el respeto a
    sí mismos. Encarrilan sus vidas hacia un ideal,
    eludiendo o sobreponiéndose a todas las contingencias
    que contra él conspiran.

  • Gritan las injurias, denuncian a voces los vicios,
    aceptan los riesgos de sus palabras, no son maledicentes.
    Ascienden solo por la senda exclusiva del mérito. Son
    planificados y precisos.

  • Son los precursores, los virtuosos, los
    apóstoles, los mártires que inventan formas
    superiores del bien, las predican, las enseñan y las
    imponen. Enseñan a perdonar con el ejemplo, sin
    ofender. Practican el bien, enaltecen su propia conducta,
    evitan los sermones, poseen un corazón sensible a las
    angustias de los demás y les cubren sus necesidades
    para ahorrarles la humillación de pedir
    ayuda.

Personales

  • Son un accidente natural en la evolución
    humana. Son una exigua constelación de visionarios que
    remontan desde la rutina hasta la verdad y desde los
    prejuicios hasta las virtudes. Su personalidad atrae a los
    demás hacia ellos.

  • Tienen identidad propia, no se pueden igualar con
    todos los demás, son inconfundibles. Poseen creencias
    y conductas firmes y elevadas.

  • El éxito para ellos es un derecho, un
    reconocimiento, un tributo de admiración, exalta sus
    personalidades y los estimula a la creación. Saben que
    la popularidad y la fama son una ilusión transitoria
    de la gloria. Entre sus características se encuentran
    la emulación y el talento.

Emulación es un intento noble de igualar o
superar a alguien. Es un afán de superación, una
posibilidad de perfeccionamiento. Se emula lo que otros han
alcanzado, con la pretensión de lograrlo.

Talento es una actitud natural o adquirida para
mejorar y superarse.

Sociales

  • Sirven eficiente y activamente a sus comunidades,
    promueven el progreso cultural, social y económico.
    Producto de sus esfuerzos individuales es siempre la moral
    futura. Las obras que ellos conciben y realizan son de
    caracteres excelentes, de perfecciones
    inaccesibles.

  • Engendran virtudes y normas morales útiles
    para la vida humana. Practican el bien y enaltecen su propia
    conducta. Ascienden a la dignidad luchando contra la
    corriente. Posibilitan que la humanidad viva y progrese.
    Corrigen las ilusiones primitivas y las rutinas impuestas por
    sociedades antiguas a las personas. Anteponen su propio
    juicio a la aprobación ajena y viven para los
    demás en función de si mismos.

  • Son los genios, los sabios de la humanidad. Algunos
    fundan y legislan religiones como Moisés, Buda y
    Confucio. Otros crean, predican y practican alguna moral como
    Sócrates, Zenón o Cristo. Todos ellos confiaron
    en la eficacia de sus nuevos valores y en la metamorfosis de
    las virtudes. Engendran virtudes, normas y morales para la
    vida humana, a partir de sentimientos
    útiles.

Idealistas.

  • Mantienen su imaginación llena de ideas y
    sentimientos.

Un ideal individual es una reconstrucción
continua de la realidad cambiante, una tendencia hacia alguna
mejora, esfuerzo continuo por adaptarse a la evolución
natural, por actualizar su vida y ampliar su
pensamiento.

Un ideal colectivo es la coincidencia, la fe de
muchos individuos en un afán de mejoramiento.

Habrá muchos ideales mientras haya idealistas
capaces de concebirlos y de vivir en función de ellos.
Habrá un porvenir mejor mientras haya idealistas capaces
de presentirlo y de concretarlo en ideales. En cada lugar y
tiempo la experiencia decide sobre la legitimidad de los ideales.
La experiencia se adquiere y se amplía observando la
realidad. Sin ideales no hay evolución ni progreso humano.

Un sentimiento es un estado de ánimo o
disposición emocional hacia una cosa, un hecho o una
persona. Forma parte de la dinámica cerebral del ser
humano, que le capacita para reaccionar a los eventos de la vida
diaria, al drenarse una sustancia producida en el
cerebro.

  • Los idealistas se subdividen en sentimentales y
    racionales.

Los idealistas sentimentales son
predominantemente jóvenes que pujan, luchan y sobresalen.
Sus ideales se originan en sus sentimientos. Son
románticos, en ellos predominan los sentimientos, el
corazón. No se acobardan, no se amilanan, no se inhiben
ante las críticas. Son exagerados e insaciables. Su
pasión, su ardor es mayor que su eficiencia. Su
orientación varía con los tiempos y sus
inclinaciones. Se mantienen hostiles al medio, con una actitud de
resistencia directa a la mediocridad organizada, una
resignación desdeñosa, o un renunciamiento altivo y
sin compromisos.

Los idealistas racionales. Sus ideales se
originan en su cerebro, en su imaginación. Son los
jóvenes que llegan a la madurez, los adultos que observan,
resisten y vencen. Su experiencia agota sus rebeldías, su
romanticismo.

La personalidad individual, es la que se
construye con la sucesión de experiencias personales.
Todas las personas atraviesan los siguientes periodos en su vida,
la niñez, la infancia, la juventud, la madurez, la adultez
y la vejez. La madurez es un periodo estacionario y la adultez el
periodo en el cual se perfeccionan significativamente las
aptitudes.

Características de los
mediocres

Mentales

  • Confunden el buen sentido con el sentido
    común. El buen sentido es poder distinguir lo
    verdadero de lo falso. El sentido común es saber
    juzgar las cosas de acuerdo a los prejuicios del entorno
    social. El buen sentido es individual, innovador y
    libertario. El sentido común es colectivo,
    retrógrado y dogmático.

  • No saben para que sirven ni para que viven, no
    tienen personalidad ni ideales.

  • Conviven con y evitan salir de la mediocridad
    intelectual. Su mediocridad intelectual los hace solemnes,
    modestos, indecisos y obtusos. Para ellos es preferible lo
    malo conocido que lo bueno por conocer. Su incapacidad para
    asimilar ideas nuevas los obliga a frecuentar lo conocido.
    Con la rutina renuncian a tener que pensar.

  • Razonan con la lógica de los demás, no
    pueden razonar por sí mismos, carecen de
    opinión. Olvidan que las personas valen por su saber,
    son perezosos para estudiar, desconfían de su propia
    imaginación, toda idea nueva la ven como un peligro.

  • La cabeza es para ellos un adorno del cuerpo, su
    modestia consiste en un simple respeto a sí mismos y a
    los demás.

Sentimentales

  • Son incapaces de sentir pasiones nobles, esquivan el
    amor, viven y mueren sin haber amado.

  • Detestan a quienes no pueden igualar, su existencia
    les ofende. Son más inclinados a la hipocresía
    que al odio, por su cobardía prefieren la maledicencia
    a la calumnia.

Conductuales

  • Son imitativos, rutinarios y mansos. Son
    fríos, apáticos, desequilibrados.

  • En ellos predominan las tendencias instintivas,
    transmitidas por herencia.

  • Son incapaces de practicar virtudes porque les
    exigen demasiado esfuerzo.

  • Sus hábitos son la aplicación de la
    experiencia acumulada por las generaciones
    anteriores.

  • No hacen las cosas con empeño, solo hacen lo
    estrictamente necesario. No se esfuerzan al utilizar sus
    habilidades.

  • Viven en ambientes rebajados, estériles o
    domesticados. Usan la rutina en el aprovechamiento
    cómodo de experiencias comprobadas. La pereza es la
    madre de la rutina.

  • La rutina para ellos es contagiosa, la
    innovación peligrosa.

  • Practican un precavido escepticismo para evitar el
    temor de comprometerse.

  • Cuando son charlatanes su moral es peor que su
    estilo.

  • Ignoran las virtudes, se limitan a cumplir las leyes
    por temor a las penas que amenazan a quienes las violan, 0 a
    las consecuencias de la deshonra por no
    guardarlas.

  • Practican la moral de la hipocresía que nace
    de la soberbia y la necesidad de aceptación por los
    demás. Postergan la consecución de
    méritos y vegetan de otros. Viven de los demás
    y para los demás.

Personales

  • Tres elementos concurren en la formación de
    la personalidad: Herencia biológica, imitación
    social y variación individual.

  • Son seres sin personalidad, de buen apetito,
    trabajadores, ordenados, egoístas, aferrados a sus
    costumbres, mimetistas, pacientes, respetuosos, domesticados,
    sin aptitudes excepcionales. Carecen de virtudes. Carecen de
    rasgos característicos.

  • Se caracterizan por la incapacidad para concebir
    perfecciones e ideales.

  • Ven el éxito como un precipicio y retroceden
    siempre a tiempo para evitar caer en él.

  • Pasean por las llanuras, evitan escalar cumbres y
    aproximarse a precipicios. Tratan de hacerse acreedores de la
    tolerancia que se otorga a los imbéciles.

  • Sus escritos tienen un estilo peor que su
    moral.

  • Empañan la reputación ajena para
    tratar de mejorar la propia.

  • Carecen de valor, de energía, de emociones,
    son sujetos sin carácter desde el nacimiento hasta la
    tumba, no pueden seguir caminos de excelencia.

  • No saben evitar la corrupción, son personas
    sin ideales, incapaces de resistir las tentaciones de los
    hartazgos materiales.

  • Lo habitual no son los genios, los talentos, los
    idiotas o los imbéciles sino los mediocres.

  • Su existencia es natural y necesaria. Representan,
    en la escala de la inteligencia humana, el intermedio entre
    el talento y la estulticia. Talento es la capacidad
    intelectual para aprender las cosas con facilidad, o la
    habilidad que se tiene para desarrollar una actividad.
    Estulticia se refiere a una idiotez en la acción por
    falta de sensatez o buen juicio.

  • Algunos triunfadores accidentales se encuentran
    fortuitamente con el éxito pero por sus errores caen
    nuevamente en la mediocridad.

Sociales

  • Su orientación varía con los tiempos y
    sus inclinaciones. Son la gran masa que fluctúan entre
    los mentalmente superiores e inferiores.

  • Son producto del medio, de las circunstancias, de la
    educación que reciben, de quienes los tutelan, del
    entorno que los rodea.

  • Son innumerables y vegetan en el medio, se
    reproducen a millones en silencio.

  • Están adaptados para vivir en rebaño,
    para acatar rutinas, prejuicios y dogmatismos útiles a
    la domesticidad.

  • Tienen una justificación social y evolutiva,
    representan un progreso sobre el imbécil.

  • Piensan con la cabeza de los demás, ajustan
    su carácter a la domesticidad convencional y comparten
    una moral hipócrita.

  • Comparten las debilidades y ruinas de la mediocridad
    circundante, para convertirse en arquetipos o prohombres
    entre sus iguales.

  • Aceptan los prejuicios consolidados, si dudan que
    algún prejuicio es una idea nueva, lo desechan por
    peligroso. Prejuicio es una creencia anterior a un hecho o a
    una observación. Juicio es el conocimiento posterior a
    él o ella.

  • Viven sus vidas de acuerdo de los decires de los
    demás, son inmunes a la pasión por la verdad,
    no tienen impulsos de perfección.

  • Necesitan de la sombra de los poderosos y con
    corrupción persiguen puestos en la
    administración del estado.

  • En su mundo todo conspira contra las virtudes
    civiles y se corrompen unos a otros.

Los honestos

  • Temen al crimen pero no admiran la santidad. La
    honestidad está a su alcance, pero no las virtudes.
    Soportan el yugo que les impongan sus
    cómplices.

  • Se resignan a imitar alguna parte de las excelencias
    que practican los virtuosos. Su progreso ético es
    lento, la virtud los arrastra y les enseña.

Los vulgares

  • Son las personas ostentosas dentro de los mediocres.
    Son mediocres de tribus primitivas, de comunidades salvajes,
    que carecen de la domesticación para convivir en las
    sociedades actuales.

  • Repudian la belleza porque los obliga a pensamientos
    demasiado altos y a gestos demasiado dignos.

  • Su amistad consiste en complacencia servil o
    adulación provechosa.

  • Admiran el utilitarismo egoísta, menudo, y
    mediato. Hacen del arte un oficio lucrativo, de la ciencia un
    comercio, de la filosofía un instrumento, de las
    virtudes empresas o fiestas y de los placeres
    sensualismos.

Los hipócritas o tartufos

  • Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son
    audaces en la traición y tímidos en la lealtad.
    Simulan aptitudes y cualidades que creen convenientes en sus
    escenarios.

  • Sus virtudes son fingidas, se avienen a vegetar en
    la penumbra, guardan con afán sus apariencias, usan la
    mentira prodigiosamente.

  • Son traidores, sus víctimas son quienes creen
    que dicen la verdad. Les falta osadía para practicar
    el mal, al cual están inclinados. Sugieren que ocultan
    sus virtudes por modestia, jamás consiguen usar su
    antifaz con desenvoltura.

  • Entibian toda amistad con sus dobleces, no
    confían en nadie, ni nadie confía en ellos.
    Participan en complicidades indignas. Sienten ansiedad y
    terror frente a las personas sinceras. Sospechan la
    valentía de las personas sinceras, creen oír en
    sus palabras reproches merecidos.

  • No tienen dignidad sino remordimiento. Intentan
    engañarse a sí mismos y confunden la
    susceptibilidad con la delicadeza. La susceptibilidad nace
    del miedo y la delicadeza de la dignidad.

  • Las deudas acumuladas por la vanidad o el vicio,
    para fingir o engañar, los obligan a renunciar a toda
    dignidad. La tendencia a la intriga los priva de
    cariños sinceros, tienen cómplices pero no
    amigos, los mueve y los une no el amor sino el
    interés, forzosamente utilitarios y oportunistas
    están siempre dispuestos a traicionar por un beneficio
    inmediato.

  • Usan la hipocresía como mordaza de la
    dignidad, son incapaces de resistir la tentación del
    mal y no tienen coraje para asumir responsabilidades. Por
    ello les niegan su amistad las personas superiores. Son
    desleales e ingratos. Divulgan los favores que hacen y
    ocultan y olvidan el reconocimiento por los que reciben.
    Minimizan lo que reciben y multiplican lo que dan. Sus mentes
    están articuladas con rutinas y sus corazones inflados
    de prejuicios.

  • Son enemigos de los virtuosos, no cosechan rosas
    porque le temen a las espinas, olvidan que no hay
    perfección sin esfuerzo. Ser honesto para ellos es no
    hacer el mal.

  • Sus intenciones son rastreras, no tienen nobleza y
    sus actos desmienten sus palabras. La nobleza está en
    la dignidad, en la perfección, no en abolengos y
    pergaminos ridículos. Se es noble por los actos, no
    por la alcurnia.

  • Son inválidos morales, porque la virtud y no
    la honestidad es la medida de la aristocracia
    moral.

  • Recetan la austeridad, para adueñarse de sus
    beneficios, ofenden la primera vez por ignorancia, pero lo
    siguen haciendo por villanía.

Los delincuentes

  • Son personas incapaces de adaptar su conducta a la
    moralidad de la sociedad en que viven. Son seres inferiores
    con el alma animal de la especie, pero sin el alma de la
    sociedad. Determinan una desadaptación evolutiva a la
    perfección del entorno, son personas dañinas al
    medio, moralmente inferiores a las personas
    mediocres.

  • Están por debajo de la mediocridad, presentan
    inferioridad biológica o social y una ineptitud
    constante para adaptarse a las condiciones de lucha por la
    vida en sus comunidades. Carecen de la aptitud para evitar
    los prejuicios e hipocresías de la sociedad en que
    vegetan.

Vicios

La envidia. Es el sufrimiento por el bien ajeno.
Es el estigma de una humillante inferioridad sentida y
reconocida. Es una pasión traidora que propicia la
hipocresía. Es el rubor en las mejillas por la bofetada de
la gloria ajena. Es la cadena que arrastran los fracasados. El
que envidia se rebaja sin saberlo, se confiesa subalterno. La
envidia calladamente conspira, es repugnante, es una
pasión de corazones pequeños. Se envidia lo que
otros ya tienen y se desea tener, como un deseo sin esperanzas.
Es una cobardía propia de los débiles, un odio
impotente, una incapacidad manifiesta de competir que lleva a
odiar.

Los envidiosos sienten que marchan al calvario cuando
observan a otros escalar cumbres. Lo que para otros es causa de
felicidad, para los envidiosos es sentimiento de dolor y
amargura. Los envidiosos sienten con dolor la necesidad de rendir
homenaje a quienes consideran superiores.

Los dones de inteligencia, gracia, o belleza hacen
sufrir a los envidiosos.

El odio. Es la aversión, la repugnancia,
el rechazo a personas o cosas. Se puede odiar a animales o cosas,
pero solo se puede envidiar a las personas. El odio que injuria y
ofende es temible. El odio puede hervir en corazones grandes y
ser justo y noble cuando se ejerce contra la tiranía, la
infamia y la indignidad. Las personas superiores viven con
delirios de grandeza, son felices con lo que los envidiosos
envidian.

El celo. Es la sospecha que se siente, de que
otro logre lo que uno pretende. La sospecha de que una persona
amada quiera además a otras personas. Se cela lo que ya se
tiene y se teme perder.

La avaricia. Es la pasión que exalta los
sentimientos egoístas y aumenta el afán de poseer
sobre el de disfrutar.

La vejez niveladora. Es hacer cuentas de que lo
que se tiene basta para los años de vida que quedan. Es la
mediocrización de las personas superiores. La vejez vuelve
a las personas superiores mediocres, infantiles y
perezosas.

Fuentes

http://html.rincondelvago.com/el-hombre-mediocre_jose-ingenieros.html

Wikipedia.com

www.wordreference.com

 

 

Autor:

Rafael Bolívar
Grimaldos

 

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