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La cultura general integral y el proceso de enseñanza aprendizaje



Partes: 1, 2

  1. Breve
    reseña sobre el concepto de cultura
  2. La
    cultura general integral
  3. La
    formación de profesionales del Derecho en las
    condiciones de las sedes universitarias
    municipales
  4. Consideraciones finales
  5. Bibliografía

En este capítulo se hace una breve reseña
histórica del concepto de cultura y se precisa qué
se entiende por cultura y por cultura general integral.
Además, se fija que en las sedes universitarias
municipales se logra la formación de la cultura general
integral a través de un proceso de enseñanza
aprendizaje semi-presencial y desarrollador, destacándose
que este proceso es favorecido por la autopreparación, que
es uno de sus elementos esenciales y que al mismo contribuye la
actividad, creatividad e independencia de los alumnos.

Lo anterior, se sustenta en la concepción de que
el proceso de enseñanza aprendizaje constituye el objeto
de estudio de la Didáctica y tiene como
características ser un fenómeno sumamente complejo.
Por esta razón la ciencia le ha prestado una gran
importancia al estudio de las categorías, leyes,
principios y teorías que la conforman.

Este proceso de formación de la cultura general
integral en estudiantes de Licenciatura en Derecho se fundamenta
una y otra vez desde la Didáctica, ciencia que ha
permitido desarrollar una amplia bibliografía que unido a
la práctica pedagógica posibilita elaborar una
diversidad de criterios y posiciones con respecto al proceso de
enseñanza aprendizaje. Este estudio se realiza sin obviar
que tanto la teoría como la práctica se enriquecen
en la actualidad con el funcionamiento de las sedes
universitarias municipales en las que tiene lugar el proceso de
enseñanza aprendizaje semipresencial bajo novedosos
métodos y procedimientos.

Breve
reseña sobre el concepto de cultura

Según Recaséns Fiches (citado por
Fernández J., 2003, 5), el hombre tiene la cualidad
exclusiva de que su vida no es nunca virgen y primigenia, sino
que resulta del depósito material y espiritual acumulado
por las generaciones anteriores. En tanto los animales, fuera de
sus instintos primarios fijados biológicamente, tienen que
inaugurar su propia existencia, los hombres disponen de ese
legado material y espiritual que nos condiciona y pesa sobre
nuestras vidas y conciencias.

Para Julio Fernández Bulté (2003, 5) ese
legado histórico que el hombre recepciona, tanto en lo
material como en lo espiritual, y que lo debe concientizar y
tomar de forma racional es la cultura, la cual debe ser asimilada
en el proceso de formación del sujeto, por lo que cada una
de las generaciones debe repasar y reevaluar el camino que ha
conducido a la humanidad hasta su presente.

En la actualidad se hace referencia constantemente a la
importancia de la cultura por su valor universal, por ser la
vía más legítima para depurar y enaltecer
las aspiraciones creativas del ser humano. La cultura nos permite
comprender el mundo en sus múltiples aristas y potenciar
la capacidad creadora y transformadora del hombre a partir de su
carácter sistémico e integral.

La Enciclopedia Wikipedia (2008) le atribuye al término
cultura su origen en el latín cultura y este
último se deriva de la voz colere que significa
cuidado del ganado o del campo. En el siglo XIII la palabra
tenía el sentido de describir el estado de una cosa y se
empleaba para designar una parcela cultivada. En el siglo XVI su
significado había cambiado para expresar una
acción: el cultivo de la tierra o el cuidado del ganado,
aproximándose en el sentido que en el español
actual se emplea vocablos como agricultura, apicultura y
otros.

En el siglo XVII se extiende la acepción figurativa de
cultura como cultivo de cualquier facultad, con su
aparición en ciertos textos académicos. El
término cultura, tiene sus raíces
epistemológicas en el siglo XVIII, conocido como el
¨siglo de las luces¨ cuando su sentido figurativo como
cultivo del espíritu predomina en amplios campos
académicos. Como se apreciará en este momento, se
convierte nuevamente en una palabra que designa un estado, aunque
en esta ocasión no es el estado de las parcelas, sino el
estado de la mente humana. (Wikipedia, 2008)

Los especialitas O. Crespo y R. Eneba (200?: 4) refuerzan la
tesis anterior cuando confirman que: "La modulación latina
y medieval de este concepto se dio mediante el término
agricultura, del latín agros cultivare (cultiva,
trabajar, labrar, los campos). Con el tiempo se consolidó
el concepto de cultura en el sentido de cultura animi
(cultura subjetiva), donde cultura implica, derivadamente de
agricultura, un sentido de cultivo del alma".

La Enciclopedia Salvat para Todos le otorga al término
cultura dos sentidos distintos. Para ello se fundamenta en la
tesis de que la historia de la cultura es la historia de los
ideales educativos y de los valores espirituales que realiza y
persigue la sociedad humana en las fases de su desarrollo. En el
sentido más tradicional "cultura coincide casi con
educación intelectual y moral del hombre" (Monitor, 1966:
171) y por tanto "…hombre culto es el que participa de los
más altos valores conservados por la tradición
intelectual y moral de cierto grupo de la sociedad"
(Ibíd.). Desde esta perspectiva "cultura es, sobre todo,
formación ideal de la personalidad". (Ibíd.).

En otro aspecto, más usado en el área cultural
anglosajona y en las investigaciones sobre arqueología,
etnología, antropología y sociología
(Monitor, 1966: 171), por cultura se entiende "…un
conjunto de objetos, instrumentos, instituciones y actitudes,
interdependientes entre ellos, que sirven al hombre para resolver
problemas concretos y específicos que encuentra en su
ambiente". De esta manera, la cultura "es el estudio de
costumbres y formas de vida, así como de las instituciones
económicas, políticas, sociales, legales,
educativas, religiosas y artísticas". Abundando en este
sentido, cultura es "todo lo que el hombre realiza en concreto
para dominar la naturaleza, las iniciativas que adopta para
modificar el ambiente natural y adaptarlo a sus necesidades, a
sus fines, a sus intereses y a sus valores".

De acuerdo con el criterio de Valdés, S., (1998, 1) se
distingue entre cultura material y cultura espiritual. De acuerdo
a la tesis este autor ¨…llamamos cultura al conjunto
de valores materiales y espirituales que ha creado la humanidad a
través de los siglos. La cultura material está
constituida por los valores materiales, las fuerzas productivas y
los vínculos que se establecen entre los seres humanos en
las relaciones de producción que, a su vez, generan las
económicas y las sociales. La cultura espiritual, por su
parte está representada por toda una gama de resultados
obtenidos en el campo de la ciencia, la técnica, el arte,
la literatura y la construcción, a lo que se suman los
conceptos filosóficos, políticos y religiosos".

No obstante, las ideas anteriores, el autor de esta
investigación considera que esta distinción es
relativa porque la elaboración de objetos e instrumentos
de trabajo es imposible sin la participación del
pensamiento y por otra parte los resultados de la
producción material como las normas, ideas, preceptos y
conceptos tienen una materialización en determinadas
formas de manifestarse en libros, diseños, esculturas,
cuadros y notas musicales.

Por otra parte para Díaz, R. (1987, 50): "El concepto
de cultura, en su acepción global abarca los procesos de
producción, los bienes materiales producidos y los
valores". Para él la cultura es la "síntesis de los
valores materiales y espirituales alcanzados por una sociedad,
entendidos estos últimos como el conjunto de las formas
espirituales de la vida de una sociedad, la expresión y el
reflejo espiritual de la práctica social en un determinado
nivel de desarrollo histórico".

Este autor (Díaz, R., 1987, 50) también aclara
que la cultura material y espiritual "…no conllevan la
existencia de un dualismo metafísico independiente entre
sí como realidad exclusivas, sino expresan la necesaria
diferenciación entre los fenómenos
económicos y sociales de la superestructura, donde se
halla el estrato de la conciencia social".

Cultura es un término polisémico y complejo. No
se debe reducir a fenómenos sólo de tipo
artístico o literario. La cultura debe ser entendida en su
dimensión más abarcadora, como toda la obra creada
por el hombre a lo largo de su historia. Nestor García
Cacilini (citado por Crespo, O. y Enebral R., 200?, 4) considera
que la cultura es: "Todo lo producido por todos los hombres, lo
que la naturaleza no ha dado, sin importar el grado de
complejidad y desarrollo alcanzado en relación con
nuestras sociedades. Son parte de la cultura aun aquellas
prácticas o creencias que suelen juzgarse manifestaciones
de ignorancia… La cultura no es básicamente
expresión, creación o representación sino
proceso social de producción".

La UNESCO (1982) declaró "… que la cultura da al
hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella
la que hace de nosotros seres específicamente humanos,
racionales, críticos y éticamente comprometidos. A
través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de
sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en
cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente
nuevas significaciones, y crea obras que lo transcienden".

Debemos distinguir entre el hombre erudito y el culto. La
Enciclopedia Salvat para Todos (Monitor, 1966: 172) expresa que
"…un hombre erudito, un hombre que posea muchas nociones
en determinado campo, un especialista, en un miembro útil
de la sociedad, pero todavía no se le puede llamar un
hombre culto si damos al término cultura su significado
más auténtico, que no es el de preparación
profesional, sino el de la formación completa del
hombre".

En consonancia con estas ideas el Ministro de Cultura de Cuba,
Abel Prieto (2007), ha afirmado que ciudadano culto
¨…no es quien lee todo o casi todo. Es el que tenga
referencias culturales claras, el que pueda establecer
jerarquías culturales válidas dentro de las ofertas
que recibe.¨

El autor de esta investigación considera que el mero
saber nocional o erudito es insuficiente para construir una
verdadera personalidad, y por tanto, persona culta es aquella que
alcanza un desarrollo armonioso y completo de su personalidad,
que desarrolla el buen gusto, el juicio crítico sobre la
realidad, la sensibilidad y la finura en el entender y el
valorar, y al mismo tiempo posea dominio de los conocimientos
relacionados con las ciencias, las letras, las humanidades, la
historia y la economía. Cultura es sinónimo de
superación humana y debe acompañar a la humanidad
permanentemente en el futuro, pues la cultura se construye y
reconstruye constantemente, día tras día, en un
proceso interminable que se edifica hasta el infinito.

Se hace necesario denotar que Fernando Ortiz, (2008, 3)
considerado por el destacado ensayista Juan Marinello como el
"tercer descubridor de Cuba", subrayó que "…la
cultura no es un lujo, sino una necesidad; no una
contemplación, sino una cooperación copuladora de
creaciones; no una neutralidad pasivista, sino una militancia
activa; no una quietud ganada que se goza, sino una inquietud que
hay que satisfacer sin cesar".

Este espíritu de superación constante es el que
necesita un estudiante para aspirar a ser un hombre culto, pues
la cultura solo puede ser fruto de un aprendizaje desarrollador y
de la ¨…lectura como fuente inagotable de conocimiento
y de placer infinito, como un amable refugio al que se entrega el
estudiante para diferenciarse de la animalidad¨. (Sarusky,
2008, p.4).

La cultura no es una sola sino que cada individuo y cada
pueblo desarrollan su propia cultura a través de un
complejo proceso de asimilación de conocimientos,
hábitos y modos de vida, lo que se reafirma con las
palabras de Fernando Ortiz (2008, 3) cuando subrayó:
"…no hay una cultura, sino varias. Todo individuo tiene su
cultura, más o menos poderosa, para su lucha por la vida.
Todo pueblo tiene también su cultura propia en la cual
están insertas y vinculadas las culturas individuales y
las relaciones sociales que dan coherencia y organicidad al grupo
humano, dotándolo de una fuerza colectiva para la vida
común".

La cultura es la medida del progreso social y del grado de
humanización de la propia existencia social del hombre,
así como la correspondencia entre su esencia y su
existencia. Es un proceso sustentado en las diversas memorias
individuales de los integrantes de la colectividad y en las redes
de signos y símbolos utilizados en su interacción y
comunicación.

En esta investigación se reconoce que la cultura tiene
un carácter histórico concreto y clasista pues
cumple una importante función social al preservar la
estructura básica del organismo que la desarrolla sin la
cual el mismo pierde su identidad. También debemos
reiterar que la cultura no constituye un hecho acabado sino un
fenómeno que se enriquece continuamente al nutrirse de las
experiencias prácticas de todos los miembros del engranaje
social, lo que determina su diversidad.

La cultura
general integral

La Revolución Cubana cumplió 50
años. Este medio siglo se ha caracterizado por el
acrecentamiento del diferendo histórico entre el pueblo de
Cuba y los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos de
América. Durante este tiempo hemos tenido que enfrentar y
vencer el más cruel y prolongado bloqueo económico,
material y financiero que se registre en los anales de las
relaciones entre dos países, el que se ha visto reforzado
con el derrumbe del URSS y del campo socialista europeo, en la
década del 90 del siglo XX. (MINREX, 2006, p.
2-3).

En esta coyuntura histórica se articuló un
mundo unipolar dominado por el imperialismo norteamericano y
contra Cuba se enfilaron los medios de comunicación
masiva, desarrollando una fuerte campaña de
desinformación y de manipulación que tienen como
propósito destruir a la Revolución. Esta guerra
mediática ejerce una nociva influencia sobre la conciencia
de nuestros niños, jóvenes y adultos, lo que se ve
favorecido por entrar nuestra economía en una etapa de
crisis que se denominó Período Especial. (PCC,
1996, p. 32)

El contexto internacional también está
determinado por la globalización neoliberal que se
caracteriza entre otros aspectos: por el alto grado de
conexión entre las naciones, en especial en el
ámbito del comercio y las finanzas; el carácter
mundial de la actividad productiva; la alta concentración
de la producción en un grupo relativamente pequeño
de empresas; las prácticas proteccionistas de los grandes
centros de poder económico y la desvinculación de
las finanzas con respecto a la economías.

Ante esta situación y en la coyuntura específica
del secuestro del niño Elián González se
inició en Cuba hace 12 años la Batalla de Ideas y
entre uno de sus pilares se encuentra la batalla por la cultura
general integral del pueblo, con el propósito
estratégico de construir la sociedad más justa de
cuantas se conozcan en el panorama mundial actual, conscientes de
que el mundo será conquistado por las ideas y no por la
fuerza. (Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias
de Cuba, 2007, p. 7 y 8)

De esta manera se hace necesario desarrollar la cultura
general integral, que además de incluir al arte y a la
literatura como fundamento de la socialización
política e ideológica de los ciudadanos, contribuya
a desplegar en el pueblo una sensibilidad especial ante los
problemas de la naturaleza y de la sociedad, máxime si
tenemos en cuenta que hay nuevos fenómenos como el cambio
climático, el deshielo de los glaciales, un aumento del
nivel del mar, el deterioro de la capa de ozono que amenazan la
supervivencia de la vida en la tierra y de la especie humana, que
ha sido declarada en peligro de extinción.

En este contexto, los estudios de Derecho tienen que tener
como objetivo preparar a un egresado con una amplia cultura, por
lo que el desarrollo de una cultura general integral en estos
estudiantes no es una opción, sino una condición
indispensable para la formación de juristas de elevada
profesionalidad.

Todo lo anterior, justifica la formación de una cultura
general integral en los estudiantes de Derecho, capaz de
aportarle un nivel de instrucción y de educación
que le permita comprender los rasgos esenciales de las ciencias
jurídicas; que cuente con una adecuada preparación
política para poder conocer las complejidades del mundo.
Asimismo, este individuo debe contar con una formación
axiológica que le posibilite asumir una conducta
cívica acorde con los ideales de la sociedad cubana
actual, y que sea capaz desde su condición de profesional
del Derecho, de enfrentar de manera firme y sistemática
los vicios que padece la sociedad cubana actual.

Fue después del triunfo de la Revolución,
en enero de 1962, que se llevó a efecto la pretendida
Reforma Universitaria, lo que permitió que la Universidad
se sustentara en otros principios que le permitieran asumir
nuevos compromisos para el desarrollo de la ciencia y la
técnica, lo que era fundamental para el proceso de
transformaciones económicas y sociales que se estaban
instrumentando.

La formación de personalidades multilateralmente
desarrolladas, capaces de enfrentar creativamente los retos que
tienen ante sí se convirtió en una necesidad de la
construcción de la nueva sociedad. Dotar a los individuos
de una vasta y amplia cultura se convierte así en una
estrategia de la educación cubana.

Ernesto Che Guevara exponía en su ensayo El
socialismo y el hombre en Cuba que en la edificación de la
futura sociedad se produce la educación directa del
individuo "… a través del aparato educativo del
Estado en función de una cultura general, técnica e
ideológica, por medio de organismos tales como el
Ministerio de Educación…" (Guevara, E., 1985, 260);
y que a su vez se ejerce una educación indirecta cuando
ésta "prende en las masas y la nueva actitud preconizada
tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo
suya y presiona a quienes no se han educado todavía".
(Ibíd., 260).

De igual forma, y en comunidad con lo anterior se asume
que en el "período de construcción del socialismo
podemos ver al hombre nuevo que va naciendo", que este se va
perfeccionando mediante un proceso consciente de
auto-educación pero destaca que es un producto inacabado,
en proceso de formación: "Creo que lo más sencillo
es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las
taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia
individual y hay que hacer un trabajo continuo para
erradicarlas". (Ibíd., 257).

El autor de esta tesis considera que las dificultades en
el desarrollo de una cultura general integral fueron expuestas
por Ernesto Che Guevara de manera magistral, al estar consciente
que la formación del hombre nuevo es un proceso complejo
por la propia naturaleza de los sujetos que intervienen, pero
también deja despejado que la nueva sociedad tiene que
asumir el reto de educar al individuo y desarrollar una elevada
consciencia para que sea perdurable el proceso de cambios y
transformaciones que requiere la construcción de una
sociedad mas justa.

Una contribución importante en el desarrollo de
las ideas que han conducido a Cuba a proponerse la necesidad de
elevar la cultura general integral del pueblo, y en especial
entre los jóvenes, lo constituye el pensamiento de Carlos
Rafael Rodríguez cuando expresó: "Debemos seguir
ensanchando las perspectivas. La cultura es otra cosa que un
repertorio de ideas y realizaciones. Hay que
proporcionárselo a nuestra juventud, como parte de su
formación polivalente." (Rodríguez, C. R., 1884, 36
y 37).

Carlos Rafael Rodríguez ocupa un lugar especial
entre los precursores de la necesidad de formar una cultura
general integral en los jóvenes, por cuanto fue uno de los
pocos estudiosos que se detuvo en cómo debía ser la
formación de los estudiantes de Derecho y en ese sentido
impartió una conferencia relacionado con la
formación de juristas y estudiantes en la que
profundizó en el carácter clasista del Derecho,
destacando que los principios y valores fundamentales de la nueva
sociedad (Rodríguez C. R, 1984, 9).

En la década de los 80 se concibe el
funcionamiento de una importante red de instituciones culturales
lo que permite cierta consolidación en el desarrollo
cultural del país. El Cuarto Congreso de la UNEAC
celebrado en 1988 constituyó un importante hito para la
materialización de la idea de llevar la cultura a las
masas, a través de la labor promocional del arte,
convirtiéndose en esencia de la política cultural
cubana.

En septiembre de 1999, en una reunión con los
Directores Municipales de Cultura, Fidel Castro Ruz,
argumentó el alcance de la cultura general integral y la
necesidad de su masificación. En aquel momento
expresó: "Si el que acaba de pasar fue el siglo de la
masificación de los automóviles –y quien dice
automóviles dice otras cosas similares- el próximo
siglo tiene que ser el de la masificación de la cultura".
(Castro, F., 1999).

Otro momento importante en las reflexiones de Fidel
sobre el tema de la cultura general integral fue en la clausura
del Tercer Pleno del Comité Ampliado de la UPEC, que tuvo
lugar el 18 de julio de 2000, cuando argumento que la
masificación de la sociedad de consumo es insostenible
porque existen límites establecidos por la naturaleza y
otros factores. También se refirió a que al hombre
hay que apartarlo de ese materialismo vulgar y grosero que ve el
bienestar y la felicidad sólo en la posesión de
bienes materiales. Agregó que el concepto de cultura
general integral supera al de cultura artística y
añadió que en realidad nuestra cultura no es
general, sino de élite. (Castro, F., 2000, 1).

Partiendo de los conceptos expuestos por Fidel Castro,
el profesor Camilo Rodríguez, argumenta que "el desarrollo
de la cultura general integral, más que un concepto,
constituye una concepción de la construcción
socialista en Cuba y del desarrollo humanista del hombre, desde
una perspectiva actualizada de su interpenetración con el
necesario cambio revolucionario global y de la propia realidad
nacional". (Rodríguez, C., 2008, 2).

El autor de la tesis entiende correcto el calificativo
de concepción, pues lo que se ha definido como cultura
general integral es un conjunto de conceptos y juicios, razonados
dialécticamente, que contiene aspectos puntuales y
definibles como pudiera ser la revolución educacional,
pero al mismo tiempo se hace un marcado énfasis en la
relación estratégica entre cada uno de esos
elementos, como partes de un todo.

Lo anterior no es óbice para considerar que la
cultura general integral también es un concepto que puede
tener su concreción en una mejor formación y
preparación de cada uno de los estudiantes. "Su
generalidad implica ser la de todo el pueblo. Su integridad: no
limitarse al arte y la literatura. También incluye la
cultura política, económica, científica,
pedagógica, jurídica, militar, deportiva, incluso
culinaria. Saber las ideas básicas de cada cultura y
hacerlas un todo y llevarlas no solo a la conciencia, sino a la
conducta, es el gran desafío". (Escuela Superior del
Partido "Ñico López", 2007, 61).

Por otra parte María A. Rioseco López
señala que la cultura general integral está
"…constituida por los factores de la cultura que tienen
máxima proyección educativa". (Rioseco, M. A.,
2007, 5). Según el criterio de esta autora los factores de
la cultura general integral que tienen mayor peso son:
comunicación, artes y literatura, política,
historia (general y nacional), economía, filosofía,
ciencias, valores y organización. (Ibíd.,
5).

Para el autor de esta tesis, se aceptan los nueve
criterios anteriormente consignados, pero por tratarse de la
cultura general integral para estudiantes de ciencias
jurídicas se incorpora el Derecho como un décimo
factor que debe ser tenido muy en cuenta en la formación
de dichos estudiantes, pues cada uno de los factores anteriores
es un área compleja y que por tanto la cultura general
integral es un sistema de áreas culturales, cada una de
las cuales constituye una zona específica de la cultura
general integral. (Ibíd., 5.)

Para el marco del presente trabajo, teniendo en cuenta
toda la literatura consultada, así como el criterio del
autor acerca de los elementos culturales que deben caracterizar
la formación del profesional de la abogacía; se
definirá la cultura general integral como ¨un
conjunto de conocimientos, habilidades, valores, métodos y
tradiciones que tiene un sujeto en áreas culturales claves
como: el derecho, la política, las ciencias, la
tecnología, el idioma, la moda, la religión, las
artes, los deportes, la alimentación, la salud y el medio
ambiente
.¨. Siendo de esta forma consecuente, con la
noción de que la cultura general integral constituye un
sistema de culturas, cada una de las cuales constituye un
ámbito específico de saberes, de cuya amplitud y
acción sinergética depende el nivel cultural
alcanzado por el individuo.

En el concepto de cultura general integral cada uno de
los adjetivos señala elementos importantes que denotan los
objetivos propuestos. El término general refuerza la idea
de que la cultura que se fomenta tiene como destinatario a todo
el pueblo y no a una élite o un pequeño grupo de
privilegiados, lo que implica una democratización y
masificación radical de la cultura. En cuanto a la
integralidad tomamos lo expuesto oportunamente por Armando Hart
cuando señaló "…el reto fundamental a escala
universal viene dado por la disyuntiva: integralidad o
fragmentación." (Hart, A., 2007-c, 15). Se trata entonces
de tomar "…la orientación que nos viene de nuestra
tradición intelectual y que está dirigida
precisamente a la búsqueda de la integralidad de las
diversas esferas de la cultura, la ciencia y la educación"
(Ibíd., 15).

Frente a la visión de las élites
egoístas que pretenden aislar las múltiples ramas o
especialidades debemos defender una visión integral de las
ciencias y de la cultura, sin desconocer la importancia
fundamental que tiene en estos tiempos de innegables avances
científicos la especialización, pero debemos
reconocer que el valor definitivo de la cultura está en su
integralidad. (Hart, A., 2008, 20). Esta es la visión
más consecuente con la naturaleza híbrida de
nuestro origen cultural, que Fernando Ortiz, definió como
un ajiaco, por su mestizaje nacido de españoles,
africanos, indios, chinos y diversidad de nacionalidades
más. (Ibíd., 20).

Actualmente en Cuba se hacen realidad los sueños
de Fidel Castro de formar profesionales del Derecho con una
elevada cultura general integral. Este proceso de
formación se realiza sobre bases científicas en
correspondencia con las necesidades de la sociedad cubana actual.
Los fundamentos de esta enseñanza se encuentran en el
enfoque histórico cultural del psiquismo humano, cuyo
precursor es el eminente científico ruso Lev Semenovich
Vigotski que estudió los procesos de aprendizaje y el
desarrollo. Vigotski aportó una interpretación
dialéctico materialista al estudio de la psiquis y la
personalidad.

El proceso de enseñanza aprendizaje en la
Licenciatura en Derecho promueve el desarrollo integral de la
personalidad de un profesional de las ciencias jurídicas.
Por esta razón se hace necesario realizar un estudio
científico de la personalidad y de otras categorías
psicológicas en aras de poder obtener los objetivos
formativos que caracterizan el proceso de enseñanza
aprendizaje.

Se comparte en este trabajo investigativo el enfoque
histórico cultural de la personalidad. L. S. Vigotski le
atribuía una gran importancia a la misma, al extremo que
consideró ¨…la síntesis psíquica
superior (…) con toda justificación debe ser
denominada personalidad¨. (1987, 50). La concepción de
Vigotski por permite afirmar que para su análisis, la
personalidad en desarrollo ocupa el eje central de los estudios
en psicología.

Bajo este presupuesto se hace imprescindible una
comprensión teórica de la personalidad, en nuestro
caso desde un enfoque histórico cultural con el
propósito de alcanzar los objetivos formativos que
acompañan al proceso de enseñanza aprendizaje de
los estudiantes de la Licenciatura en Derecho.

En esta tesis se asume una concepción
dialéctico materialista de la categoría
psicológica de personalidad y consecuentemente entendemos
por ello ¨…el conjunto estructurado de propiedades y
estados psíquicos internos, relativamente estables y
superiores (sociales) que caracterizan a un ser humano como
individuo. Ella participa generalmente de manera predominante en
la regulación de la actividad del individuo como el nivel
superior de dicha regulación¨. (González, D.
J., 2005, s/p).

De esta manera se acepta una definición amplia y
abierta que nos permite precisar la integralidad de los elementos
de contenidos y dinámica que definen la personalidad como
la categoría fundamental que nos permite explicar la
regulación de la actividad y la conducta a partir de la
búsqueda de la síntesis cada vez más
compleja e integradora de la subjetividad humana.

Desde esta perspectiva, que es la asumida por el autor
de esta investigación, el estudio de la personalidad
¨…supone explicar el porqué del comportamiento
humano, toda vez que la personalidad interviene en la
regulación, orientación, dirección y
autorregulación del comportamiento, de modo estable,
activo, integral y más complejo¨. (Fernández,
L., 2005, 242).

La célula funcional de la personalidad lo
constituye el control y la regulación de la conducta
humana y en ella intervienen procesos cognitivos y afectivos. La
función reguladora de la personalidad tiene enorme
importancia como fundamento psicológico de esta
investigación porque nos permite comprender la
factibilidad de proponernos la formación de la cultura
general integral en los estudiantes de la Licenciatura en
Derecho.

Se comparte en esta investigación los criterios
más actuales (Fernández, L., 2005 y
González, D. J., 2005) sobre los elementos que integran la
personalidad entendida como una subjetivación de la
realidad en forma de sentidos psicológicos, un espacio
subjetivo donde se conforman sentidos psicológicos
diferentes, los cuales se intensifican en la medida que se van
tejiendo entre sí, formando diversas
configuraciones.

Un primer nivel de estos sentidos psicológicos de
la personalidad lo constituyen las unidades psicológicas
primarias que responden a un determinado contenido, a un operar,
a un funcionar. Entre las unidades psicológicas primarias
encontramos a las necesidades, motivos, rasgos del
carácter, los intereses, etc. (Fernández, L., 2005,
238). En consonancia con lo anterior, se asume que un segundo
peldaño de los sentidos psicológicos de la
personalidad lo conforman las formaciones motivacionales
complejas, distinguiéndose entre ellas: la
concepción del mundo, la autovaloración, el
desarrollo de los ideales y la motivación profesional
(Ibíd., 471).

Entre las unidades psicológicas primarias,
importancia esencial alcanzan las necesidades entendidas como
¨…la falta o la búsqueda de algo que el hombre
siente como indispensable para su organismo o para el mismo como
personalidad, incitándolo a actuar para lograr su
satisfacción (Bermúdez, R., 2005, s/p). En el marco
de esta investigación asumimos la necesidad como ¨la
cualidad estable de la personalidad, portadora de un contenido
emocional, que orienta al sujeto en una dirección
igualmente estable de su comportamiento, en forma de
relación o realización con objetos o personas; en
este proceso se garantiza la expresión activa y creadora
de la personalidad, que busca de manera activa nuevos niveles
cualitativos en esa relación¨. (González, F.,
1989, 55).

Las necesidades incluyen tanto las biológicas o
primarias (comida, sed, sueño, etc.) como las necesidades
superiores, también llamadas espirituales (de
conocimiento, de goce artístico, de afecto, de
comunicación, de amor, de amistad, etc. (Bermúdez,
R., 2005, s/p). Este tipo de necesidades desaparecen con la
salida del organismo de este estado de carencia, por ejemplo, la
necesidad de comida desaparece cuando ingerimos alimentos. Las
necesidades superiores o espirituales son insaciables, se
mantienen de manera estable a lo largo de la vida del sujeto, por
ejemplo la necesidad de investigación que desarrolla un
estudiante para profundizar en un tema determinado.
(Ibíd., s/p).

La psicóloga Fernández, L. profundiza en
las necesidades de tipo superiores y expresa que ¨…son
cualidades estables de la personalidad, de contenido emocional
(positivo o negativo) reflejado como vivencias, (…), que
dinamiza y orienta al sujeto en su expresión de
relación con objetos y personas. Son insaciables,
autopropulsadas, contradictorias. Son fuentes de autoimpulso y
transformación, sin depender de modo linear del objeto
externo. Está mediatizada por la acción de la
personalidad en su vínculo con el medio.¨ (2005,
238).

En esta investigación se acepta que la necesidad
activa el funcionamiento del individuo en forma de deseos, por lo
que constituye una de las premisas indispensables de la
actividad, pero para que el hombre actúe, debe ser capaz
de reflejar aquel objeto que satisfaga su necesidad, el cual se
convierte en motivo de su actividad. Con esta reflexión se
ha introducido una nueva categoría para comprender el
comportamiento del hombre que es el motivo y que debe ser tenida
muy en cuanta en la formación de la cultura general
integral de los estudiantes de la Licenciatura en Derecho, pues
un educando desmotivado es muy poco probable que pueda alcanzar
ese objetivo.

La concepción histórico cultural de la
categoría motivo lo acepta como ¨la forma en que la
personalidad asume, proceso, elabora sus diferentes necesidades.
Son internos y se forman en la incidencia de la personalidad
sobre sus necesidades. En su acción sobre la necesidad, la
personalidad conforma el motivo portador de un contenido
específico que la necesidad, en tanto fuente
dinámica no desarrolla.¨ (Fernández, L., 2005,
239).

Se comparte en este trabajo investigativo el criterio de
Bermúdez R. cuando afirma que el motivo es ¨todo
aquello que estimula y conduce la actividad del hombre con vista
a satisfacer sus necesidades, es decir, todo en lo que ha
encontrado su encarnación la necesidad.¨ (2005, s/p).
Es oportuno precisar su relación intrínseca con la
personalidad, otra categoría ya estudiada, pues el motivo
es un fenómeno interno de la personalidad, es una
expresión de la personalidad como sujeto de la actividad,
por ello el proceso de conversión de la necesidad a motivo
es realizado por la personalidad.

Partiendo de estas reflexiones se comprende que la
motivación es básica para la formación de la
cultura general integral en estudiantes de la Licenciatura en
Derecho. Muy relacionada con la motivación están
los intereses que fueron definidos por Petrovski, A. V. como
¨…manifestaciones emocionales de las necesidades
cognitivas del hombre¨. (1982, 122).

Compartimos el criterio de Bermúdez, R. para
quien los intereses son ¨…formaciones
psicológicas que expresan motivos cognoscitivos que
estimulan al hombre a la búsqueda de conocimientos sobre
un aspecto determinado de la realidad¨. (2005, s/p). A partir
de esta definición se acepta que el interés expresa
una atracción emocional del individuo en forma de vivencia
afectiva de satisfacción hacia el conocimiento de
determinados objetos, fenómenos o hechos de la realidad lo
cual nos permite hablar de intereses.

Los intereses juegan un papel excepcionalmente grande ya
que expresan la fuerza motriz de los objetos significativos de la
actividad cognoscitiva y obligan a la personalidad a buscar
activa y careadoramente las vías para satisfacer la sed de
conocimiento y comprensión que surge en ella. Por ello
afirmamos que ¨…los intereses se manifiestan
subjetivamente en el tomo emocional positivo que adquiere durante
el proceso de aprendizaje, cuando desea familiarizarse más
profundamente con el objeto que ha adquirido significación
para él, conocerlo más, comprenderlo¨.
(Petrovski, A, V., op. cit, 122). De lo anterior se deriva la
importancia de desarrollar los intereses, en los estudiantes de
Derecho, para que adquieran una cultura general integral y para
ello el profesor se tiene que fundamentar en las necesidades y
motivos cognoscitivos del educando y propiciar a través de
la asignatura que imparte su participación activa y
creadora en este propósito.

Los intereses orientan y unifican lo que hace y piensa
el sujeto. Dotan de selectividad la conducta del individuo y le
indican la obtención de alguna esfera de la realidad.
Funcionan de manera integral como un complejo sistema que se
constituye en estilo de vida. (Fernández, L., 2005,
239).

Gracias a la interpretación dialéctico
materialista y el enfoque histórico cultural de L. S.
Vigoski sobre el aprendizaje y la formación y desarrollo
de la personalidad se conoce con precisión que el proceso
de construcción y reconstrucción del conocimiento
es un proceso social, grupal y contextual pues ¨…toda
función psíquica humana (el lenguaje, el
pensamiento, la memoria) transcurre primero en el seno de los
vínculos entre sujetos, hasta luego convertirse en
cuestión privada, cuando cada uno de los participantes
cristaliza su versión personal.¨ (Wong, A., 2006,
267). Sin embargo, en la práctica pedagógica de
estos tiempos se continúa considerando este proceso como
algo personal e individual, lo que lastra todavía el
proceso de enseñar y aprender en condiciones
escolarizadas.

Para alcanzar el objetivo propuesto de formar una
cultura general integral en estudiantes de Licenciatura en
Derecho se hace necesario ¨…comprender bien la
conexión entre la enseñanza y el aprendizaje como
una unidad dialéctica. Hoy se hace necesario la
profundización en los recursos para la influencia
educativa que debe tener lugar en el proceso de enseñanza
– aprendizaje, como proceso único donde no se puede
centrar la atención en uno u otro de los aspectos que lo
comprenden, sino en su conjunto¨. (Ginoris, O., /s.a/,
1).

Para la psicología el aprendizaje es un
¨…proceso dialógico de construcción de
saberes, subjetivación y producción de valores, y
configuración de competencias culturales, a partir del que
emergen cambios mediatos, duraderos, en el sistema de
regulación y autorregulación comportamental del
sujeto¨. (Wong, A., op. cit., 266). Esta definición
hace hincapié en que el aprendizaje tiene su origen en la
comunicación con otras personas, pues nadie aprender solo
ni gracias a la intervención de algún poder
extrahumano, lo que ratifica la idea de que este proceso es solo
posible participando en alguna relación social de
cooperación.

Como quiera que esta tesis se redacta desde las
perspectivas de la Pedagogía y la Didáctica, el
autor se acoge a la definición de aprendizaje formulada
por Castellanos D.… et al. ,2002, 7) como ¨proceso
dialéctico de apropiación de los contenidos y las
formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la
experiencia sociohistórica, en la cual se producen, como
resultado de la actividad del individuo y en la
interacción con otras personas, cambios relativamente
duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la
realidad, transformarla y crecer como
personalidad.¨

La formación de la cultura general integral sin
estos fundamentos pudiera parecer una quimera, algo inalcanzable
por su amplitud y complejidad, sin embargo resulta factible si se
diseña y se respetan los presupuestos esenciales del
proceso enseñanza – aprendizaje. En esta tesis se
comparten los criterios relativos a que hoy se requiere un
proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador para lograr
el propósito de formar la cultura general integral en
estudiantes de la Licenciatura en Derecho. En este sentido
existen múltiples definiciones.

Según el criterio de Silvestre, M. y J.
Zilberstein el proceso de enseñanza aprendizaje
desarrollador ¨…constituye la vía mediatizadora
esencial para la apropiación de conocimientos,
habilidades, normas de relación emocional, de
comportamiento y valores, legados por la humanidad, que se
expresan en el contenido de enseñanza, en estrecho
vínculo con el resto de las actividades docentes y
extradocentes que realizan los estudiantes¨. (Silvestre, M. y
J. Zilberstein, 2002, 16).

Un proceso de enseñanza aprendizaje
verdaderamente desarrollador debe tener en cuenta que el mismo
debe estar centrado en el alumno con el objetivo de lograr su
independencia cognitiva que le permitan el metaconocimiento y el
autocontrol de su propia actividad. Para avanzar hacia una
concepción desarrolladora en la didáctica es
preciso modificar la posición del docente en el proceso de
enseñanza aprendizaje y lograr un mayor protagonismo del
alumno, donde se supere el hábito de ofrecer al estudiante
toda la información, pues se trata precisamente de lo
contrario, que sea el alumno el que busque al menos una parte
importante de esta, no como un proceso de redescubrimiento
científico, sino como búsqueda reflexiva de la
información que no posee, y que existe una
orientación que le permita saber qué necesita,
qué le falta.¨ (Zilberstein, J. y R. Portela, 2004,
183).

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