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Dirección con enfoque participativo en la educación universitaria universalizada




Enviado por Marioska Peña



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La dirección
    de la actividad educacional universitaria como una necesidad
    social
  3. Conclusiones del
    capítulo
  4. Bibliografía

Introducción

En el presente capítulo se abordan aspectos
referidos al proceso de dirección de la educación
universitaria y sus particularidades en el contexto venezolano
actual. Se precisan los aspectos fundamentales de la
organización del proceso de dirección desde un
enfoque participativo, su concreción en el sistema de
dirección educacional en condiciones de
universalización y los principios de la dirección
educacional. Para confeccionar el estado del arte y la praxis de
la investigación, sirve de apoyo la Figura 1, que es el
hilo conductor.

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Figura 1: Hilo conductor para en
desarrollo de la investigación.

Fuente: Elaboración Propia

1.1.2. Comportamiento de la educación
universitaria en el mundo. Sus particularidades en la
República Bolivariana de Venezuela.

En el presente unos y otros elementos de la
Educación universitaria, son evidentes en mayor o menor
medida en algunos lugares del mundo y en Venezuela,
también. El propio hombre ha evolucionado.

El avance social ha transformado al medio y a los
habitantes de cualquier región del mundo, aunque en el
mundo contemporáneo, hay diversos contextos socio-
económicos: opulencia y miseria; adelanto y olvido, que
marcan aspectos contrarios, con ciertos estadios intermedios
diversos.

Las nuevas tecnologías productivas y de servicios
que transforman la vida a velocidad casi astronómica,
también irrumpen en el medio social venezolano. En el
mundo se habla de una nueva Educación universitaria, desde
la realidad del desarrollo científico- técnico,
económico y social; en Venezuela, desde las concepciones
que se defienden actualmente, también se construye una
universidad con características propias.

Todavía en este aspecto queda la diversidad a
partir de las condiciones biogeográficas y de recursos de
los territorios y regiones del país. Es a partir de ellas
que se desarrolla la actividad antrópica y surgen las
características poblacionales, económicas y
socioculturales que soportan y condicionan la actividad
educacional universitaria.

Uno de los elementos que hoy caracteriza a la
Educación universitaria es la universalización,
unidos a las condiciones que esta impone y particulariza, sobre
la comunicación en general y entre los hombres, el acceso
a la inmediatez informativa cultural y
científico-técnica moderna y a la labor productiva.
Este medio influye decididamente en la organización y
dirección de la actividad educacional universitaria
universalizada y exige condiciones específicas a
profesores asesores y directivos.

El aspecto geográfico y sociocultural influye en
la universalización universitaria fundamentalmente en los
lugares de asentamiento poblacional (con tendencia a la
existencia de asentamientos más o menos concentrados,
aunque subsisten no pocos pobladores en asentamientos dispersos
en valles y cerros) y, por tanto, de ubicación de las
Aldeas universitarias. En las parroquias más lejanas del
Estado Vargas, las distancias entre los pobladores imponen el
aislamiento relativo a comunidades, asentamientos, y se refleja
también en el esfuerzo físico necesario para el
desarrollo de las actividades de estudio. Las condiciones
climáticas peculiares hacen variar las condiciones de vida
en diferentes épocas del año, especialmente durante
la primavera.

Desde la llegada a la presidencia de Hugo Rafael
Chávez Frías cambió la situación
económica, política y social en las regiones
alejadas de las instituciones universitarias existentes; la
educación universitaria llegó, a través de
la Misión Sucre, a cada rincón donde hubiese un
bachiller sin cupo; cada hombre y mujer tuvo acceso a esta
educación de privilegio. Del abandono social se
pasó, entre otros beneficios, a la posibilidad real de
cursar estudios universitarios, alcanzar una profesión.
Nuevas vivencias, expectativas. Una vida segura amaneció y
se adueñó de las todas las zonas del país,
no importa la lejanía. Más de quinientos mil
(500.000) jóvenes se incorporaron a esta nueva empresa
llamada Venezuela para continuar estudios
universitarios.

Los jóvenes de las todas las regiones del
país comenzaron a transformarse en técnicos
superiores universitarios, educadores, ingenieros,
médicos, comunicadores sociales, lo que trajo consigo un
estadio cualitativamente superior en materia de igualdad
social.

La organización política de la sociedad
venezolana actual ha llevado a la Misión Sucre a
convertirse en un actor político con una acción
movilizadora, cooperada, de participación social y
democrática de los pobladores a través de las
organizaciones de masas y políticas. En Venezuela las
nuevas condiciones del desarrollo social generadas por la
Revolución Bolivariana han influenciado en la
transformación de la vida y el ambiente sociocultural
disminuyendo en lo posible los niveles de desigualdad.

La dirección
de la actividad educacional universitaria como una necesidad
social

La actividad de dirección fue desarrollada por la
especie humana en su devenir evolutivo, y la colaboración
y acción mancomunada de los hombres, debidamente
organizada, ha permitido todo el desarrollo de la humanidad desde
la horda y el clan hasta el día de hoy. La
dirección de manera gradual surge en la comunidad
primitiva, como una necesidad social. A la vez, se produce la
división del trabajo en su forma más natural, es
decir según el sexo y la edad. La división del
trabajo se profundizó con la especialización, se
elevó la productividad y, como consecuencia, una
concentración de trabajadores y operaciones surgió
en los nacientes talleres. La misma provocó la necesidad
de la cooperación de forma organizada en el
trabajo.

A medida que la vida en la sociedad se desarrolló
y se complejizó, el hombre fue necesitando y enfrentando
tareas de dirección diferentes. Al tiempo que se
especializaban y perfeccionaban los oficios y las manufacturas,
que los talleres familiares se convertían en industrias y
crecía el poder económico del territorio, surgieron
nuevas formas particulares de planificación,
organización y de dirección. Mucho después,
el hombre tomó conciencia y teorizó
científicamente sobre el papel del proceso de
dirección en el desarrollo económico– social de la
sociedad y de cada uno de los procesos ramales que en ella tiene
lugar.

"El arte de dirigir en cualquier esfera siempre se
valoró muy alto. Durante los siglos de la Antigüedad
y Edad Media se conservaba cuidadosamente el secreto del oficio,
se transmitía por herencia… Los procesos de
dirección en las estructuras estatales y económicas
de la sociedad se consideraban como la manifestación de
una actividad intelectual superior, asequible a unos pocos
elegidos…" (Voronov, 1980: 9).

En el feudalismo y muy especialmente en la sociedad
capitalista, también se ha mantenido este enfoque de
necesidad social. El hijo del señor feudal fue educado
para explotar su fortuna y bienes -incluídos sus siervos
-. El hijo del capitalista -más que un elegido, un
heredero universal- ha sido educado para continuar el negocio del
abuelo y del padre, dirigir sus bienes y sus obreros. Esta
manifestación se aprecia por igual en el campo de las
relaciones económicas y de producción, como en la
política estatal.

Cada época social se ha caracterizado por un tipo
diferente de relaciones de producción y la
evolución histórica de la dirección de
sistemas se ha correspondido con ese desarrollo
socioeconómico de la sociedad, que a su vez ha
condicionado el grado de avance del soporte científico
alcanzado por la dirección. Bringas, expresó que
puede periodizarse en siete etapas históricas. (Bringas,
1999).

En el siglo XX, ante la exigencia que ha impuesto la
tecnificación, la automatización en los procesos
industriales, el proceso de globalización económica
y cultural, las modificaciones que implica para la
dirección de los hombres y mujeres que participan en
ellos, la dirección se ha ido conformando como una
ciencia. Como derivación consecuente, se implica el
proceso de formación y educación de este hombre que
en lo adelante requerirá más preparación y
creatividad, porque no se tratará de su trabajo con una
máquina, sino de crear máquinas y programas para su
funcionamiento automático, de dirigir la actividad de las
máquinas y de intervenir en el proceso cuando exista
desviación del programa, de dirigir los procesos en los
que este acto de creación tiene lugar, así como su
aplicación a la práctica productiva e
investigativa; pero también el de una aguda lucha
político-ideológica, que ya se vislumbra, por el
bienestar socio- cultural y económico de este mismo
hombre, que en el mundo subdesarrollado y todavía en los
sectores marginados de las propias sociedades del primer mundo,
parece hoy destinado a vivir relegado y hambriento. En el mundo
todo, se potencia y magnifica el papel del trabajo intelectual
del hombre que debe tener un dominio teórico y
práctico más amplio, un nivel académico
más elevado y una formación cultural más
integral. Esta realidad, en nuestra sociedad actual, adquiere una
relevancia vital.

Nadie cuestiona hoy la necesidad de la dirección,
fundamentada científicamente; todos comprenden que las
exigencias de esta actividad especial no fueron iguales para las
diferentes formaciones socioeconómicas en las que ha
vivido la humanidad – comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo
-, como tampoco lo son actualmente para las sociedades
capitalista y socialista. Díaz señala que "a medida
que se han desarrollado nuevos modos de producción, la
dirección ha requerido nuevas exigencias y formulaciones "
(Díaz, 1989:p 9). En la actualidad, ella manifiesta
características muy complejas y dinámicas por la
necesidad de garantizar cooperación, participación,
comunicación, armonía, integración y
cohesión entre los diferentes elementos de la sociedad y/o
de cada sistema en particular para el cumplimiento de las metas
trazadas.

Los problemas a los que la ciencia de la
dirección debe dar respuesta hoy (en las esferas de la
producción, la industria, los servicios) en cualquier
sociedad moderna, son tales que no pueden ser abordados con
efectividad por un hombre o una disciplina científica,
incluso muchos de ellos superan este marco para convertirse en
complejos problemas de política de los estados.

Según Voronov "el enfoque sistémico en la
solución de semejantes problemas supera el aislamiento de
diferentes disciplinas científicas" (Voronov, 1980: p26),
es por ello que se requiere en su solución la
participación de grupos o equipos multidisciplinarios, o
simplemente el concurso de diversas personas calificadas para
hallar justa respuesta a problemas identificados.

Es muy discutido entre los científicos el uso del
término Dirección. Se identifica indistintamente
como dirección científica, ciencia de la
dirección, administración, gestión, ciencias
administrativas y gerencia. Queda claro que se aplica a multitud
de esferas de la vida donde interactúan dos o más
hombres y mujeres y se condiciona por el sistema social, el
tiempo en que se desenvuelve y los recursos implicados. Se trata
de una actividad específica y de una función
especial: la del director y su función de
dirección, inherente a la educación en el universo
de la formación humana. Bringas, expresó la
dirección se revela como una propiedad de aquella.
(Bringas, 1999).

Otros autores consultados apuntan criterios que abordan
líneas diferentes del fenómeno, al tratar de
definirlo o caracterizarlo. H. Bartsch, señaló que
"la configuración sistemática, tenaz y planificada
de las relaciones sociales en los colectivos de trabajo,
así como en las comunidades y territorios, pasa a ser cada
vez más una tarea central de la actividad de
dirección". ( Bartsch, 1990:p 2). Esta tesis se fundamenta
en Marx, citado por Afanasiev cuando planteó que "todo
trabajo directamente social o colectivo en gran escala, requiere
en mayor o menor medida una dirección que establezca un
enlace armónico entre las diversas actividades
individuales y ejecute las funciones generales que brotan de los
movimientos del organismo productivo total… en todos los
trabajos donde se cooperan muchos hombres se presenta la
necesidad de la interrelación, comunicación y de la
unidad del proceso, de un deseo de dirección". (Afanasiev,
1986: p282) lo que implicaría a consideración de
V.I. Lenin, citado por Ugalde, una subordinación libre de
contradicciones y un deseo unificado. (Ugalde, 1995).

Definir la función de la dirección depende
mucho del marco histórico- social concreto en que se
desenvuelve; en cualquier contexto político y social asume
hoy algunas características comunes: tiene carácter
histórico- social y a ello responde su forma y contenido,
fines y objetivos previamente determinados por necesidades
sociales, se basa en el conocimiento de leyes y principios que la
rigen dentro de cada sociedad, requiere conocimientos
teóricos y prácticos, preparación especial y
responsabilidad, se desarrolla en forma organizada y consciente;
es compleja, dinámica, se trabaja como un sistema, el
hombre es protagonista principal, independientemente del grado de
automatización que se tenga en las actividades en general;
se ejecuta en el seno de los colectivos o grupos como respuesta a
la división social del trabajo; implica relaciones de
cooperación y participación de jefes y
subordinados; tiene la comunicación intersubjetiva como
base medular, requiere respeto y confianza mutua.

La actividad de dirección resulta una necesidad
social en la que los dirigentes conducen a los hombres en forma
consciente, organizada y protagónica en su
interrelación y trabajo con los recursos materiales y
financieros, y demás elementos integrantes de los sistemas
para alcanzar los objetivos definidos con
antelación.

Desde hace algunos años, la importancia de las
funciones humanas – psicopedagógicas -y de
dirección (en el sentido de la regulación) ha
cobrado fuerza frente a la puramente técnica, y los
responsables de las organizaciones e instituciones dedican a
ellas una parte considerable de su tiempo, energía y
competencia. Estas funciones han sufrido profundas
transformaciones como consecuencia de los numerosos elementos que
han cambiado en las instituciones y sus entornos; el entorno
político, el cual ha modificado también de manera
notable la actitud de los individuos, quienes reclaman cada vez
más su derecho a reflexionar sobre las decisiones que les
afectan. Desde cualquier concepción del mando, hay una
consideración de la naturaleza humana y otra de la
índole de las relaciones intersubjetivas; ellas tienen que
ver con la realidad objetiva, con los valores morales y con la
motivación e intereses para el trabajo.

En la sociedad venezolana actual la esencia de la
dirección es el trabajo con el hombre, es el trabajo
político- ideológico, de educación en
valores y de desarrollo de pertinencia en los ciudadanos para
potenciar las posibilidades de éxito en las demás
dimensiones de la vida social nacional.

La construcción de la sociedad a la que aspira el
Gobierno bolivariano, y por la que se esfuerza todo el pueblo,
requiere de manera muy especial depositar la tarea de la
dirección en manos de ciudadanos con alta
calificación y preparación, suficientemente
expertos, que permitan cumplir satisfactoriamente las ingentes
tareas del desarrollo económico y socio-cultural;
así como la consolidación del ideario
revolucionario socialista.

Los principios de la dirección existen
objetivamente como regularidades; son las formas de
materialización de las cualidades de las leyes, forman la
base del funcionamiento de los sistemas de dirección y de
la realización de las funciones: "La utilización
consciente de las leyes es la base fundamental sobre la cual se
lleva a cabo la dirección. Esta utilización
consciente de las leyes que sirven de fundamento a la
dirección es lo que precisamente se llama principio de
dirección" (Díaz, 1989: p13).

El conocimiento y el empleo correcto de los
métodos de dirección contribuyen de forma decisiva
al éxito de la labor del director. A los efectos del
trabajo se asumen como principios de dirección: el
centralismo democrático, el carácter concreto, la
dirección colectiva y la responsabilidad personal por las
tareas encomendadas con mando único, la
incorporación de las masas a la dirección, la
planificación y la calificación, la
optimización y eficiencia de la dirección, la
motivación y estimulación por el trabajo, el
control sistémico de la actividad, la unidad de los
enfoques políticos y funcional en la solución de
las tareas de la dirección y las relaciones mutuas entre
componentes del sistema.

Para desarrollar la actividad de dirección con la
calidad requerida resulta indispensable el conocimiento de estos
principios. Ellos son universales, factibles de aplicar en
correspondencia con las condiciones histórico- concretas
del sistema educacional venezolano, específicamente, a la
actividad de dirección en Educación universitaria
universalizada. La aplicación de los principios debe
contextualizarse teniendo en cuenta el tiempo y el espacio a la
evolución de los entornos.

1.2.1.- La dirección y la organización
como fundamentos de la dirección educativa universitaria
universalizada.

El condicionamiento histórico y social de la
actividad de la dirección educativa universitaria adquiere
un carácter estratégico. Existen desafíos
planteados al venezolano de hoy y al de mañana que
sobrepasan el estadio de la formación y la
educación, y llegan al cuestionamiento de su propia
existencia; los valores ciudadanos y las competencias
profesionales ocupan un lugar de privilegio. A ello hay que
añadir el extraordinario desarrollo científico y
tecnológico que ha conducido a la globalización
actual, la que potencia y multiplica el carácter
productivo y competitivo de la ciencia.

La existencia de nuevos descubrimientos
científicos destaca claramente lo obsoleto de los sistemas
educativos, tras una década de desarrollo. Justificando la
necesidad de formar personal capaz y dispuesto en adquirir
herramientas procedimentales que les permitan continuar su
autodesarrollo, más allá de la Aldea universitaria.
Todo ello eleva de manera notable los requisitos planteados a la
dirección universitaria.

La dirección educativa universitaria en la
Venezuela de hoy tiene su base fundamental en las leyes generales
de la sociedad y en los principios de dirección de la
sociedad socialista. Las bases planteadas por Carlos Marx y
Engels fueron convertidas por V.I. Lenin en todo un sistema
teórico de leyes y principios, que la práctica
revolucionaria actual ha enriquecido en procedimientos. La
dirección universitaria en Venezuela se apoya en
postulados científicos universales, que se alejan de los
aportados por el Marxismo– Leninismo y en las raíces
ideológicas y pedagógicas autóctonas como
base de la filosofía y la política educacional; se
basa en la dialéctica del desarrollo de la sociedad y de
la propia universidad (una aplicación consciente, continua
y creadora de los logros de la pedagogía, de los
últimos descubrimientos y aportes de la práctica
pedagógica de avanzada, pero alejados de la postura
ética de toda una sociedad); forma parte del
carácter clasista de la sociedad y responde, en gran
medida, aunque no en su totalidad, a los intereses del pueblo
trabajador, dueño actualmente de su propio
destino.

Se asume la posición teórica del Dr.
José A. Bringas sobre la base del análisis y
enunciado de las leyes de la Dirección Educacional
Institucionalizadas (DEI) acerca de las relaciones
pedagógicas esenciales, estables y reiterativas ( Bringas,
1999: p77): ley de la pertinencia social de la DEI; ley de la
conjugación armónica entre lo social e individual
en la DEI; ley de la integración y diferenciación
de los componentes de la DEI, por considerarse que se
corresponden con los objetivos y las constataciones realizadas en
esta investigación y se asumen como un referente
teórico para la estructura que se pretende.

Las condiciones internas y externas del desarrollo
social en el país, hoy- políticas,
ideológicas, económicas, culturales, sociales-
elevan, de manera notable, los requisitos planteados a la
dirección y exigen, por tanto, firmeza de principios,
conciencia, desarrollo intelectual y cultural, alto nivel
teórico y tecnológico y de preparación y
formación de todo Coordinador de aldea.

Existe consenso a partir de la realidad constatada en la
práctica y por investigaciones realizadas, que los cambios
necesarios deben encaminarse no solo a la transformación
del proceso educativo de la universidad y de las relaciones con
el entorno; sino también de las estructuras, los estilos y
funciones de la dirección, así como la
selección y preparación de los funcionarios; otros
aspectos fundamentales son las concepciones de la
organización a partir del conocimiento y aplicación
consecuente de leyes y principios. Estos elementos que establecen
determinadas relaciones y producen como efecto una serie de
cualidades, no presentes en ninguna de las partes
componentes.

La dirección universitaria universalizada
significa, hoy más que nunca, previsión,
organización, estimulación y despliegue de la
actividad creadora de los hombres, ajeno a todo subjetivismo
desfavorable y al voluntarismo, que surgen en y como producto de
las relaciones de carácter social entre los hombres, y
entre estos y los recursos. Se parte de la tesis de que el hombre
con su trabajo consciente, actúa sobre los
fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento y
los transforma, transformándose a sí mismo al
unísono, mediante su actividad y la comunicación
con los otros.

La dirección educacional, es una actividad
específica y una función especial: la del director
y su función de dirección educacional. Su
conceptualización ha tenido una evolución en el
tiempo, como señala Bringas: "Históricamente las
relaciones pedagógicas en el nivel de dirección
institucional se separan de las relaciones pedagógicas que
se dan en el proceso docente-educativo cuando la división
social del trabajo alcanzó un notable nivel de desarrollo,
específicamente cuando la escuela aparece como una
institución sociocultural significativa que exigía
su dirección desde un centro único para ejecutar
las funciones generales que emanaban de los movimientos del
organismo en su conjunto, suceso histórico que alcanza su
máximo nivel de desarrollo cuando surge el Estado de
derecho al fragor de la revolución francesa (1789), donde
por primera vez se dirige orgánicamente la
educación desde un centro único nacional, como
función estatal" (Bringas, 1999: 63).

Hoy existen diferentes enfoques para la
conceptualización de la dirección educativa, entre
las que se pueden mencionar:

– Influencia sobre la conciencia y la conducta de los
docentes para lograr aprendizajes en ellos y sus discentes.
(MINED, 1979); (Antúnez; 1998: p236); (Muguercia, 1982:p
9);

ISE.

  • Organización y liderazgo de grupos humanos
    que intervienen en el proceso educacional. (Mendoza; 1995:p
    3); (Mace, 1990: p187); (Díaz, 1989:p 8), (Petersen y
    Plowman, 1961: p36).

  • Gestión administrativa de recursos y
    conflictos. (Rul, 1995: p61).

  • Organización del proceso educacional para
    cumplir las exigencias sociales. (MINED, 8. Seminario
    Nacional a Dirigentes T 2: 369); (Manzano, 1999); (Tesis y
    Resoluciones sobre Política Educacional Primer
    Congreso del PCC, 1975:p 403); (Savin, 1972: p302);
    (Mañul, 1999:p 13); (Pozner de Weinberg, 1995: p70);
    (Afanasiev, 1978: p20); (Colectivo de autores,
    "Organización Científica de la Dirección
    Estatal", 1990: p5); (MINED, "Pedagogía", 1984: p315 )
    ; (Bringas, 1999: p60).

Entre los criterios existentes se asume el criterio de
Sánchez quien expresa que la dirección educacional
es "el sistema armónico de regularidades, concepciones,
métodos y procedimientos que tienen un carácter
científico y un componente artístico, que debe
materializarse en la actuación profesional de dirigentes y
docentes y ser aplicada al desarrollo integral de los sujetos y
grupos de sujetos de la educación como actividad humana
específica… a través de un sistema de influencias
psicopedagógicas fuerte, coherente y sistemático…
contemplando padres, comunidad e instituciones de la misma"
(Sánchez, 1999: p40). Como se observa dicho autor concibe
lo artístico, como la necesidad y posibilidad de crear
modos de hacer para la solución satisfactoria a los
problemas enfrentados, es decir, aplicar el enfoque de
contingencia y de cambio con una base
científica.

En las constataciones realizadas con los instrumentos
aplicados y el análisis de la práctica
pedagógica, reforzada por la experiencia del autor, se
considera que la dirección educacional se configura
como una actividad compleja, multidimensional, multifactorial,
que abarca los diferentes criterios valorados. Un coordinador de
Aldea universitaria debe trabajar por cumplir las exigencias
sociales planteadas a la institución, evitando la
entropía, estimulando la actuación e incentivando
las relaciones armónicas entre todos los factores, con una
alta eficiencia en el uso de los recursos.

La característica esencial del proceso de
dirección educacional
radica en su doble
interacción con los hombres, como recurso del proceso
(estudiantes/triunfadores, profesores asesores, agentes sociales)
y como resultado (aprendizajes, conocimientos, normas,
comportamiento, valores). Su desafío es dinamizar los
procesos y la participación protagónica de los
actores que intervienen en la acción educativa,
construyendo procesos de calidad para lograr los resultados
buscados. El producto logrado (formación y desarrollo de
discentes y docentes) constituye la expresión del
cumplimiento del fin y los objetivos de la institución.
(García, 1999).

El proceso docente educativo en virtud de su naturaleza
y fines, por su complejidad y dinamismo exige una
dirección consecuente. Su adecuada concepción,
estructuración, organización y su funcionamiento
exitoso, constituyen factores vitales en el desarrollo social
para la formación de hombres y mujeres, plenos,
competentes, identificados con el proyecto social venezolano,
dispuestos a su mejoramiento y defensa. La Dirección de
una institución educativa, hoy, sobrepasa los
límites del gobierno de lo didáctico.

La necesidad- ya apuntada- del incremento de la calidad
del proceso docente educativo, conduce a la certeza de la
necesidad de cambios en los procesos de dirección y
de organización, de la selección,
preparación y desempeño de los dirigentes
responsabilizados socialmente con su conducción en las
Aldeas universitarias del Estado Vargas, que por
añadidura, está impregnado también por el
estilo y el conocimiento no solo del docente, sino también
del Coordinador de aldea.

En este proceso se considera a los profesores asesores,
y también a los entornos, como objetos de dirección
y crecimiento profesional y/o cultural, privilegiándose
las acciones de mejoramiento profesional, interacción y
cooperación, así como la interrelación con
los agentes educativos de la comunidad.

Se impone la necesidad del cambio educativo considerado
como "una categoría que incluye conceptos de
innovación, mejora, reforma o transformación"
(García y otros, 1996: p1). Este cambio se contextualiza
en el tiempo, en la referencia histórica -social.
(García , 1996: p1), a lo que debe agregarse
también el espacio- escenario, pues las condiciones
concretas en cuanto a topografía, distancias,
extensión, influyen en la conformación del sistema
de dirección del Coordinador de aldea.

Para llevarlo a cabo hay que considerar contextos,
medios, recursos, niveles y posibilidad de interacción.
Hay necesidad de cambio del proyecto educativo, de la
educación universitaria, del profesor asesor y de los
triunfadores; también del coordinador, de su
desempeño. Es necesario disponer de una estructura de
referencia sobre lo que debe ser la actividad de
dirección, la relación jerárquica entre los
actores y los agentes externos del proceso, de las cualidades a
poseer por dirigentes y dirigidos, tomar en consideración
ciertos comportamientos o estilos y poner en práctica unas
técnicas concretas.

El autor citado anteriormente considera la
institución educativa como el centro de los cambios
educativos necesarios y privilegia la estimulación y
promoción de los procesos de autoperfeccionamiento para
una perspectiva de éxito. La creciente complejidad de las
instituciones universitarias bajo condiciones de
universalización y las exigencias sociales a la
educación universitaria, requieren individuos más
independientes, con iniciativas, imaginación, con un agudo
sentido de la competencia y que, además, sean capaces de
superarse. Ellos necesitan de la motivación y el
estímulo; darles razones para que demuestren que poseen
las cualidades requeridas. La motivación se corresponde
con una visión preventiva y un cambio en las formas y
vías de control. La dirección tiene que ser
más humana. Su racionalidad debe dar paso progresivamente
a la relación afectiva.

La teoría de las necesidades humanas, enfocada
por diversos autores, – Maslow, Herzberg, McGregor -. Da
primacía a las necesidades fisiológicas, de
seguridad, de reconocimiento y estima, de desarrollo
-realización y de autorrealización. Desde esta
concepción humana, la médula de la función
de dirección radica en la consideración de las
necesidades e intereses de los dirigidos, de su motivación
por diferentes vías para el cumplimiento de los fines y
objetivos propuestos colectivamente.

A partir de los sustentos de las tendencias hacia el
cambio en los sistemas de organización, desde el punto de
vista de la organización educacional, resulta importante
considerarse la influencia del entorno sociocultural (por su
complejidad y dinamismo), la contextualización de los
estudios universitarios en la comunidad. Desde la perspectiva de
la necesidad de interrelaciones e interacción con el
entorno, las aldeas universitarias se encuentran en
posición privilegiada para su contextualización en
la comunidad por desarrollar relaciones más objetivas y
directas.

La sociedad, en Venezuela, ha adquirido conciencia de un
necesario redimensionamiento del sistema organizacional de la
Educación universitaria actual. Urge lograr realmente un
cambio en el grado de conocimiento y consideración
proyectiva de las características de las regiones en la
relación entre los agentes, el diseño del
curriculum, la organización funcional, el uso de recursos,
la extensión de los servicios, el perfeccionamiento de los
soportes profesionales, la capacidad para identificar e
incorporar nuevas formas de trabajo, la redefinición de
estrategias y de la cultura que se genera para cumplir con el
requisito de la dirección del cambio al concebirlo como un
proceso paulatino, que a la vez que involucre poco a poco a los
elementos que le corresponden, se produzca un
autoperfeccionamiento y el de la propia Aldea como
institución de Educación universitaria, se
magnifiquen los resultados y se produzca un crecimiento
profesional y de la acción cooperativa.

La elevada profesionalidad de los profesores asesores
es, indudablemente, un factor determinante en el éxito. La
concepción y desarrollo de la dirección
educacional, de los diseños curriculares de las
instituciones de Educación universitaria y los diferentes
PNF, del nuevo sistema de trabajo de la Misión Sucre en el
Estado Vargas, del acompañamiento
pedagógico–administrativo como método
fundamental de control y estilo de trabajo, la interacción
e interrelación con los diversos agentes comunitarios,
exige del Coordinador de aldea una calificación y una
preparación para desarrollar su dirección efectiva
y capacidad personal con la activa participación de todos,
el diseño y ejecución de la estrategia educativa de
la Aldea universitaria.

El MPPEU ha planteado la necesidad de convertir la
universidad en un centro promotor de cultura en la comunidad y
ello reviste especial significación para la Aldea
universitaria. A tales efectos y desde hace 8 años, existe
un plan extraordinario para la Educación universitaria
llamado Misión Sucre que refleja la necesaria
contextualización del proceso
pedagógico.

Coll, en Psicología y curriculum considera que
"el crecimiento personal es el proceso mediante el cual el ser
humano hace suya la cultura del grupo social al que pertenece".
(Coll, en Psicología y curriculum, 1995: p23) No se trata
de cualquier medio, solo aquel "culturalmente organizado". (Coll,
1996: p27), puede ejercer una influencia formativa positiva; es
decir, el que diagnostica problemas y dificultades, identifica
realidades y objetivos sociales, traza metas y estrategias
consecuentes y desarrolla una cultura organizativa conveniente en
la que la interrelación escuela- comunidad-triunfador es
el eje de la acción en aras de la formación deseada
de los sujetos.

La organización de las instituciones educativas
universitarias debe considerar los saberes o fondos de
conocimientos que porta el estudiante/triunfador, originados en
la familia y la comunidad. Ambos son realmente zonas de
posibilidad y convierten la labor de la Aldea universitaria y del
profesor asesor en el salón de clases, en contextos
más significativos para los
estudiantes/triunfadores.

Los argumentos expresados dimensionan la importancia del
liderazgo que es capaz de ejercer el Coordinador de aldea en su
gestión y se privilegia la necesidad de alcanzarlo, no
solo formalmente, sino también naturalmente. Lograr
aglutinar, estimular, incentivar, convencer, arrastrar los grupos
de trabajo de diferentes PNF que provienen de diferentes
instituciones universitarias acreditadoras, como es el caso de la
Aldea universitaria "Universidad Marítima del Caribe" y
los diferentes agentes externos, aspecto que resulta
imprescindible para el logro de los objetivos propuestos. No se
puede definir al líder por sí mismo. Solo puede
definírsele en relación con un grupo. El liderazgo
es función de grupo. El éxito de sus funciones
también depende de otros en el grupo que lo ayudan o lo
sustituyen en algún momento. Se requiere un liderazgo
participativo, de consenso, comprensión, respeto y apoyo
colectivo.

En las comunidades y con las familias de diferente nivel
socio-económico y cultural relativo, los Coordinadores de
aldeas están obligados a proporcionar un fuerte liderazgo
instructivo en las dimensiones pedagógica y comunitaria, a
través de los grupos de profesores asesores;
también deben desarrollar la dimensión ambiental-
cultural, pues en los triunfadores de diferente procedencia
cultural, el ámbito de aprendizaje suele ser diferente. En
estos casos, el Coordinador debe asegurar que las normas
educacionales sobrepasen a sus Aldeas universitarias, cuando
estas establecen bajas expectativas para los estudiantes. El
liderazgo del Coordinador de aldea en la educación
estará íntimamente ligado al contexto sociocultural
donde se encuentra ubicada la Aldea universitaria.

El Coordinador de aldea debe ser un dirigente con
experiencia y preparación adecuada para poder desarrollar
con eficiencia, objetividad y pertinencia un proyecto educativo,
como producto de decisiones colectivas.

La formación y desarrollo de la personalidad del
Coordinador de aldea adquiere singular importancia. (El
Comandante Ernesto Che Guevara calificó al cuadro "columna
vertebral de la Revolución" obras, 1970: p154). Fidel
Castro, en una reunión con los directores de las escuelas
secundarias básicas en el campo planteó que era
"esencial la cuestión de los cuadros que dirigen las
escuelas". (Pedagogía, 1984: p154) y apuntó
elementos de la complejidad, dinamismo, y diversidad de su
contenido. De las cualidades personales del director, de su
capacidad para cohesionar al colectivo, del estilo de
dirección, del clima psicológico formado en el
centro -"el ambiente"-, depende también el resultado del
trabajo. Estos factores influyen sobre el estado anímico
de los miembros del colectivo, en su disposición para la
labor cotidiana y contribuyen al aumento o la disminución
de sus potencialidades productivas.

Algunos autores consultados como: Beare y otros, (1992);
Gairín, (1996); González , (1991); López ,
(1994); San Fabián , (1993); Smyth , (1994) -identifican
un conjunto de rasgos que, persistentemente, se dan en los
directivos de instituciones educativas eficaces: visión
clara de las posibilidades, capacidad de estimular a los
profesores asesores elevadas expectativas de los resultados
posibles a alcanzar, interacción con los docentes de modo
constructivo, preocupados por el uso eficaz del tiempo real de
aprendizaje y el uso creativo de recursos, seguimiento y
evaluación del proceso para la observación directa
del mismo y otras vías para continuar la
planificación educacional.

Hay que tener en cuenta las capacidades
pedagógicas y el carisma que porta el Coordinador de
aldea, que le permiten aplicar con mayor efectividad los
principios y métodos de dirección.

Al Coordinador de aldea se le exigen cualidades
diversas. Nadie nace siendo coordinador o directivo. Este
desempeño también debe ser aprendido. El tener
experiencia pedagógica es una premisa que debe ser
complementada con una necesaria preparación para el cargo:
científica, teórica y práctica previa y
suficiente. Cualidades y requisitos laborales se entrelazan en el
desempeño cotidiano, y se desarrollan en la actividad y en
intercomunicación. Urge desterrar el criterio de que la
dirección – y más en el complejo contexto que rodea
a las Aldeas universitarias del Estado Vargas – puede ser
realizada por cualquier docente con buena voluntad, esta es una
tarea muy compleja y difícil.

El objetivo de la dirección educacional en la
Misión Sucre se materializa por el desarrollo de un
proceso directivo en acreditado por 14 instituciones de
Educación universitaria, en coordinación con los
factores externos, que abarcan diferentes entornos y comunidades;
la competencia profesional pedagógica, el nivel cultural
del colectivo pedagógico y su cosmovisión, son
vitales para lograr la participación protagónica y
la aprehensión del proyecto universitario universalizado,
en el desarrollo de una cultura renovada enraizada en la savia
del entorno sociocultural de cada Aldea universitaria; pero
permeada y configurada para las necesidades del futuro de
Venezuela a partir del patrón cultural nacional.
Así, el rol del Coordinador de aldea reviste una
importancia medular.

Todo esto hace muy importante y forma parte del enfoque
político de la esta importante organización. Los
miembros que la conforman necesitan reflexionar sobre el material
humano que recibe la dicha institución y el egresado que
devuelve a la sociedad. Si el entorno y la sociedad se modifican,
cambian, se reformulan las demandas al sistema educativo
universitario que tienen salida a través de la cultura y
la organización del proceso educativo. Hoy la calidad del
egresado es motivo de preocupación y atención por
las diversas sociedades y sectores, independientemente de sus
ideologías.

Los fenómenos educacionales, al igual que todos
los sociales, están sujetos a leyes que los caracterizan
como sistemas. (Pérez Rodríguez, 1996: p82). Como
consecuencia del proceso del conocimiento, el estudio del sistema
conduce a una reducción de sus componentes por
abstracción, y se concentra la atención no en todos
sino solo en los principales cuya interacción caracteriza
cualitativamente dicho sistema. Este presenta una estructura
jerárquica, pues estos elementos son, a la vez,
subsistemas de la totalidad y se manifiestan en las relaciones
recíprocas de aquellos, al tiempo que el sistema puede
considerarse subsistema de otro mayor. Esta interrelación
y organización son estables en tanto que sistema; pero
relativamente independientes de los componentes. Cualquiera
modificación introducida en un subsistema afecta la
estructura integral del todo, y tiende a su destrucción o
modificación. Aspectos centrales de la teoría de
los sistemas son la relación totalidad-partes, las
relaciones entre componentes y la del dinamismo
-adaptación. Estos elementos también son focales
para la dirección estratégica.

Partes: 1, 2

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